"TOMA MI MANO, AMOR"
Con tan solo dos años fui acogido en un orfanato, así se llamaban entonces los centros de protección de menores. Mi familia no pudo hacerse cargo ni de mí, ni de mi hermana, así que tratando de cubrir nuestras necesidades básicas, crecimos allí. Nunca nos faltó nada que llevarnos a la boca, ni una ropa limpia que ponernos, ni unos zapatos nuevos que calzarnos; pero eso no era todo, quizás siempre añoramos el calor de un hogar. Aunque mis padres vivían y de vez en cuando íbamos a visitarlos, nos faltaba ese cariño que desprende una familia. Cuando naces, eres tu y tus circunstancias, las que te han tocado, las que la lotería de la vida puso en tus manos. Nadie estamos ajenos a los caprichos del destino, por eso tender nuestra mano cuando la vida nos sonríe no está de mas. Seguí mi camino, ese que se dibuja delante de mis pies. Con pisadas fuertes, traté de sobrevivir a las adversidades que la vida me presentaba. Dibujé lágrimas cuando otros niños eran abrazados por sus padres, agaché la cabeza, tantas veces, como maldije mi vida. Aprendí de la calle sus mil y una enseñanzas y con los cientos de niños y niñas que me rodeaban, comprendí que no estaba solo. Han pasado treinta y tres años y ya ven, sigo en pie, trazando mi destino y tratando de rellenar los huequecitos de mi alma que quedaron vacíos. Hemos acogido en casa una preciosa niña, a la que le abrimos nuestra puerta y nuestro corazón. Actualmente me he convertido en ese PADRE DE ACOGIDA que nunca tuve y esa niña afortunadamente nunca será el niño que yo fui, ya que siempre tendrá con nosotros un hogar y una familia..