El Redentor
Nº 43 Marzo 2016
Saludo ......................................................................................3
comunicaciones@parroquia-cristoredentor.org www.parroquia-cristoredentor.org facebook.com/ParroquiaCristoRedentorSan Salvador
Avisos Parroquiales..........................................................4
Twitter:@parroquiaCR Paseo General Escalón, 50 metros al poniente del Redondel Masferrer, Colonia Escalón San Salvador Tel: (503) 2263-1218 Tel: (503) 2264-4829 DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN EDITORIAL Jaime Paredes Carlos Torres Gabriela Huezo Alejandro Villalta Patricia Ticas de Villalta Neto Segovia Julio César Cabrera Hector Meza Una Producción de: Comisión de Comunicaciones Parroquia Cristo Redentor - San Salvador
Liturgia y Espiritualidad.........................................................................5 Al César lo que es del César....................................................................6-7 Dejando Huella ...............................................................8-9 Pasión de Jesucristo........................................10- 11-12 Misericordia .................................................................13-14 Fuerzas Vivas..............................................................15 Publicidad .......................................................................16-17 Fotografías ...................................................................18-19
Mensaje del Padre Jaime
Este mes de marzo es el más importante del año para nuestra vida cristiana. Es que ahora en marzo vamos a celebrar la Semana Santa y, en ella, el Triduo Santo de la Pascua. Ese Triduo nos hace celebrar el misterio central de nuestra fe: Cristo Jesús, muerto y resucitado. El es nuestra salvación. En ese misterio destruyó nuestra vida antigua de pecado y tiniebla, bajo el poder del maligno, y nos pasó a su luz admirable con vida nueva de hijos, bajo el amor misericordioso del Padre. Ese Triduo es el centro y el culmen del año litúrgico y de la vida cristiana. En las celebraciones litúrgicas la gracia de Dios nos alcanza en este tiempo y lugar aunque celebremos lo que sucedió en otro tiempo y lugar. Es la eficacia admirable de la liturgia. Jesucristo está vivo y presente en su Iglesia. En ella, a través de signos litúrgicos nos sigue salvando. Los signos son la Iglesia reunida que hace presente al Señor; la Palabra proclamada a una asamblea de discípulos que reciben esa Palabra con fe; una cruz que veneramos arrepentidos y agradecidos, un fuego, una luz que disipa nuestras tinieblas, un agua
que nos lava y nos hace renacer; una mesa festiva en donde el Padre sienta a los hijos pródigos y les da el Cordero sacrificado que nos regala su vida de hijo… Todo esto sucede espléndidamente en el Triduo Pascual. Por eso hay que estar aquí y celebrar! Hace años estoy invitando a todos: Vengan al Triduo Pascual! No se engañen ni disimulen con Vía Crucis en la playa… y después los tragos; con procesiones y alfombras en Guatemala… y después la fiesta; con diversiones y gastos en Miami… y después ponerles “huevos de pascua” a los nietos ese día… Lo que vale es estar aquí, lo que sirve es venir, desde la introducción al Triduo el Jueves Santo con la Misa de la “Cena del Señor”, pasando por la Celebración de la Muerte del Señor el Viernes Santo, hasta la hermosa y santa Vigilia Pascual en la celebración de la Resurrección. Lo que santifica y hace gozar a los creyentes es darle preferencia a Jesús y con todo el corazón sumergirnos en el misterio santo de su muerte y resurrección. ¡Nada es comparable a eso! ¡Vengan! ¡Vengamos todos sin excepción!
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Avisos Parroquiales VIVE TU CUARESMA APROVECHA EL AÑO DE LA MISERICORDIA en el Acto Penitencial Con CONFESIONES el miércoles 9 de 7:00 a 10:00 pm.
HABRÁ MUCHOS SACERDOTES CONFESANDO
¡FELICIDADES AL P. ROBERTO TREJO! por su cumpleaños el 8 de marzo! Bendiciones abundantes por su vida, por su sacerdocio, por su hermoso servicio entre nosotros.
A partir de este lunes 15 de febrero se ha abierto una casa de oración permanente en el Centro Pastoral, a las 7:30 de la noche.
¡TODOS ESTAMOS INVITADOS! ORDENACIÓN EPISCOPAL DEL NUEVO OBISPO DE SANTIAGO DE MARIA P. William Iraheta (Sacerdote de nuestra Arquidiócesis. Antiguo Párroco de San Marcos y Rector del Seminario San José de la Montaña) Sábado 12 de marzo /10:00 a.m. En Santiago de María ACOMPAÑEMOSLO – SINTÁMONOS IGLESIA- OREMOS POR EL
Último RETIRO ESPIRITUAL para conocer del Año de la Misericordia para profundizar en la vivencia cuaresmal para crecer en lo espiritual ¡ABIERTO A TODOS! Sábado 5 y Domingo 6 de marzo (Inscribirse en Oficina Parroquial)
NUESTRO TRIUDO PASCUAL Jueves Santo – MISA DE LA CENA DEL SEÑOR / 6:00 p.m • Lavatorio de pies • Adoración Eucarística al final de la Misa hasta media noche Viernes Santo – CELEBRACIÓN DE LA MUERTE DEL SEÑOR/ 3:00 p.m. • Veneración de la cruz • Santo Entierro al finalizar la celebración SANTA VIGILIA PASCUAL DE LA RESURRECCIÓN / sábado 10:00 p.m. • Fuego nuevo • Bautismo de Catecúmenos adultos • Renovación de Promesas Bautismales • Eucaristía • Convivio Parroquial
Liturgia y Espiritualidad
San José, Esposo de María Maria Al hablar de San José y preguntarse quién era realmente este gran hombre digno de imitar, pueden venir a nuestra mente muchas ideas divinas tomadas de las propias Escrituras al leer la vida de Jesús o quizá dejar volar la imaginación con la historia que nuestra abuela devota nos contó. Conocer a ciencia cierta la persona de San José, se hace difícil más cuando en las Escrituras solo nos muestra algunos comentarios, como cuando nos dice San Mateo en uno de sus pasajes que tenía linaje del Rey David en su sangre. Intentemos, dejando que sean las Escrituras y el mismo Señor Jesús quienes nos digan quién era este modelo de familia, protector, amigo, obediente, figura masculina, “hombre justo” que Dios diera a la humanidad. San José tuvo el gran honor de Dios en confiarle a sus dos tesoros más preciosos, María y Jesús. y que Él asumiría desde el principio aun sin entender este misterio, ya que comprometido con María públicamente para casarse, se entera que ella espera un hijo sin haber vivido juntos. Y como “hombre justo” decide abandonarla en secreto y evita denunciarla pues sabía que si lo hacia ella podía ser acusada de infidelidad y esto era motivo de“Lapidación”: Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Mateo 1,19. Pero Dios no lo dejaría solo. San Mateo nos dice que en sueño Dios le revela que lo que María llevaba en su vien-
tre, que era fruto del Espíritu Santo y le confirma el misterio poderoso de la “Redención” del que ha de nacer: cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1,20-21 San Mateo revela que Jesús conocía perfectamente la paternidad amorosa de Dios, la cual fue infundida por la enseñanza que su padre terrenal dio en su ser. Y vemos como en palabras sencillas Jesús unía la paternidad divina y terrenal. Cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, ése es para mí un hermano, una hermana o una madre Mateo 12,50. Una muestra de lo que su familia terrenal con San José como cabeza significo para Él y es que se hace fácil conocer a un padre al ver cómo actúa un hijo pues ellos son el vivo reflejo de su crianza, y que muchas veces se podría echar a perder por el simple hecho de no conocer como padres el mandato de Dios y que hoy por medio de San José Él nos quiere enseñar. Aseguremos ser padres imitadores de San José para que los hijos de nuestras familias sean dignos imitadores de Jesús.
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Al César, lo que
es del César Queridos hermanos, estamos iniciando el año y muchas veces los gastos de diciembre, nos desbalancean nuestra economía familiar y en el mes de enero se reflejan los efectos, de este desequilibrio. Estamos seguros que el próximo mes ya tendremos nuevamente su apoyo económico y enderezaremos nuestra situación financiera. Recordemos lo que nos dicen las escrituras: “ Hizo también Jacob un voto y dijo: Si Dios me protege….. Yahvéh será mi Dios…De todo lo que me diere, te devolveré puntualmente el diezmo ” Gen 28,20,22 PARROQUIA CRISTO REDENTOR MES DE ENERO DEL 2016
INGRESOS Colectas $ 11,382.31 60.78 % Intenciones y ofrendas $ 750.07 4.01 % Diezmo de comunidades $ 2,142.00 11.44 % Contribución de movimientos y ministerios $ 0.00 0.00 % Programa de donantes voluntario mensuales $ 3,287.00 17.55 % Nichos y osarios $ 0.00 0.00 % Publicidad El Redentor $ 70.00 0.37 % otros $ 1,096.18 5.85 % GASTOS Pastoral $ 5,838.08 26.68 % Pastoral Social $ 2,648.53 12.10 % Administración $ 8,754.34 40.00 % Arquidiócesis de San Salvador $ 4,092.29 18.71 % Infraestructura $ 0.00 0.00 % Previsional $ 550.00 2.51 % DÉFICIT
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$ 18,727.56
$ 21,883.24
($ 3,155.68)
Dejando huella
Perdonar,
pedir perdón y ser perdonados… Luis Mario Rodríguez R. El tiempo de Cuaresma es una magnífica ocasión para enterarnos del sentido que el Papa Francisco ha otorgado al “año de gracia” que inició el 8 de diciembre de 2015 en la fiesta de la Inmaculada Concepción de María. Se trata del “jubileo extraordinario de la misericordia”. Leyendo las 14 páginas de la “Misericordiae Vultus” podemos entender con claridad el significado de esta época. Nos encontramos en un período propicio para perdonar, para pedir perdón y para ser perdonados. Buena parte de las angustias que padece El Salvador se debe a la incapacidad de liberarnos de la hostilidad que agita nuestras conciencias. Persiste el odio entre los actores políticos, la animadversión entre víctimas y victimarios, el resentimiento entre esposos, la tirria entre hermanos y el aborrecimiento entre “clases sociales”. El Pontífice sabe lo difícil que resulta para el ser humano ignorar el daño que otros han cometido contra él o en perjuicio de sus seres queridos. Por esa razón nos recuerda que “el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza, son condiciones necesarias para vivir felices. El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro
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con esperanza”. Junto a la petición de olvidar los atropellos que unos cometen contra otros, el sucesor de Pedro nos induce también a no juzgar y a no condenar. “¡Cuanto mal hacen las palabras cuando están motivadas por sentimientos de celos y envidias! Hablar mal del propio hermano en su ausencia equivale a exponerlo al descrédito, a comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme. No juzgar y no condenar significa en positivo, saber percibir lo que de bueno hay en cada persona y no permitir que deba sufrir por nuestro juicio parcial y por nuestra presunción de saberlo todo”. El “año de la misericordia” finalizará el 20 de noviembre de 2016 en la fiesta de “Jesucristo Rey del Universo”. Mientras tanto Francisco, el obispo de Roma, nos invita a “encontrar el camino de regreso a la casa paterna” a través del sacramento de la confesión y a ganar las “indulgencias” que esta etapa nos ofrece para borrar la “huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en los pensamientos”. Con ese propósito en mente el Papa propone peregrinar a un Santuario y vivir con mayor intensidad la próxima Cuaresma.“Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida. Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón”. Con especial afecto el jerarca de la Iglesia
Católica se refiere a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su comportamiento. “Pienso en modo particular en los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal, cualquiera que éste sea. Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador. No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad”. En síntesis el Santo Padre nos pide redescubrir y poner en práctica las obras de misericordia corporales y espirituales. Las primeras nos exhortan a: “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos y enterrar a los muertos”. Las segundas apuntan a: “dar consejo al que lo necesite, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas y rogar a Dios por los vivos y por los muertos”. Con la mirada puesta en la Madre de la Misericordia, la Santísima Virgen María, dispongámonos a gozar de este espacio lleno de bendiciones.
el perd贸n es el instrumento puesto en nuestras fr谩giles manos para alcanzar la serenidad del coraz贸n.
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Pasión de Jesucristo No se puede abarcar el océano, pero se puede hacer algo mejor: dejarse abarcar por él sumergiéndose en un lugar cualquiera de su extensión. Es lo que sucede con la Pasión de Cristo. No se la puede abrazar totalmente con la mente, ni ver su fondo; pero podemos sumergirnos en ella partiendo de alguno de sus momentos. En esta meditación desearíamos entrar en ella por la puerta de la obediencia. La obediencia de Cristo es el aspecto de la Pasión que más se pone en evidencia en la catequesis apostólica. «Cristo se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2,8); «Por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos» (Romanos 5,19); «Con lo que padeció aprendió la obediencia, y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen» (Hebreos 5,8-9). La obediencia aparece como la clave de lectura de toda la historia de la Pasión, de donde ésta toma sentido y valor. A quien se escandalizaba de que el Padre pudiera hallar complacencia en la muerte de cruz de su Hijo Jesús, San Bernardo respondía justamente: «No es la muerte lo que le complació, sino la voluntad del que moría
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espontáneamente». Así, no es tanto la muerte de Cristo por sí misma lo que nos ha salvado, sino su obediencia hasta la muerte. Dios quiere la obediencia, no el sacrificio, dice la Escritura (1 Salmo 15, 22; Hebreos 10, 5-7). Es verdad que en el caso de Cristo Él quiso también el sacrificio, y lo quiso asimismo por nosotros, pero de las dos cosas una es el medio, la otra el fin. La obediencia Dios la quiere por sí misma, el sacrificio lo quiere sólo indirectamente, como la condición que por sí hace posible y auténtica la obediencia. En este sentido, la Carta a los Hebreos dice que Cristo «con lo que padeció aprendió la obediencia». La Pasión fue la prueba y la medida de su obediencia. Intentemos conocer en qué consistió la obediencia de Cristo. Jesús, de niño, obedeció a sus padres; de mayor se sometió a la ley mosaica; durante la Pasión se sometió a la sentencia del Sanedrín, de Pilatos... Pero el Nuevo Testamento no piensa en ninguna de estas obediencias; piensa en la obediencia de Cristo al Padre. La obediencia de Jesús se ejerce, de forma particular, en las palabras que están escritas sobre Él y para Él «en la
ley, en los profetas y en los salmos». Cuando quieren oponerse a su captura, Jesús dice: «Pero, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, según las cuales así debe suceder?» (Mt 26, 54). De contemplar a Cristo obediente al Padre, pasamos a mirarnos a nosotros. Casi siempre somos obedientes a nosotros mismos: nuestros gustos, tendencias y necesidades... a veces hasta obedecemos rápidamente nuestros caprichos. Muchos son “obedientes” a la opinión ajena, de amigos, de la moda, de las redes sociales y de la publicidad. Tiempo propicio es el de la Semana Santa para aprender de Jesús a obedecer al Padre. Allí encontraremos el camino de corrección que necesitamos y los frutos de una vida recta, sana, santa, pues obedecer al Padre, aunque cueste, es siempre para nuestro bien, la obediencia a su palabra es nuestra salvación.
La liturgia de estos días nos ha acercado al misterio fundamental de nuestra fe: la Resurrección del Señor. Pero no podremos participar de Su Resurrección si no nos unimos a su Pasión y Muerte. Por eso, durante estos días, acompañemos a Jesús, con nuestra oración, en su vía dolorosa y en su muerte en la Cruz. No olvidemos que nosotros fuimos protagonistas de aquellos horrores, porque Jesús cargó con nuestros pecados (1 Pedro 2, 24), con cada uno de ellos. Fuimos rescatados de las manos del demonio y de la muerte a gran precio (1 Corintios 6, 20), el de la Sangre de Cristo.
Santo Tomás de Aquino decía: “La Pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida”. Al preguntarle a San Buenaventura de donde sacaba tan buena doctrina para sus obras, le contestó presentándole un Crucifijo, ennegrecido por los muchos besos que le había dado: “Este es el libro que me dicta todo lo que escribo; lo poco que sé aquí lo he aprendido”.
tes entre los espectadores que fueron testigos en esos momentos.
Nos hace mucho bien contemplar la Pasión de Cristo: en nuestra oración personal, al leer los Santos Evangelios, en los misterios dolorosos del Santo Rosario, en el Vía Crucis... En ocasiones nos imaginamos a nosotros mismos presen-
Dice San León Magno que“el que quiera de verdad venerar la pasión del Señor debe contemplar de tal manera a Jesús crucificado con los ojos del alma, que reconozca su propia carne en la carne de Jesús” (Sermón 15 sobre la Pasión).
También podemos intentar con la ayuda de la gracia, contemplar la Pasión como la vivió el mismo Cristo. Parece imposible, y siempre será una visión muy empobrecida de la realidad, pero para nosotros puede llegar a ser una oración de extraordinaria riqueza.
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La meditación de la Pasión de Cristo nos consigue innumerables frutos. En primer lugar nos ayuda a tener una aversión grande a todo pecado, pues Él fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados (Isaías 53, 5). Los padecimientos nos animan a huir de todo lo que pueda significar hacernos comodinos y perezosos; avivan nuestro amor y alejan la tibieza. Hacen nuestra alma mortificada, guardando mejor el buen uso de nuestros sentidos. Y si el Señor permite el dolor siempre será para nuestra salvación y santificación –aunque no entendamos de inmediato cómo- y nos será de gran ayuda para el ánimo considerar amorosamente y con gratitud los dolores de Cristo en su Pasión. Hagamos el propósito de estar más cerca de la Virgen estos días de la Pasión de su Hijo, y pidámosle que nos enseñe a contemplarle en esos momentos en los que tanto sufrió por nosotros.
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Misericordia
Randa Hasfura Nada más oportuno para estos tiempos que encontrarnos con el rostro misericordioso de Dios. Lo dice muy bien el Papa Francisco: “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia”. Siempre tenemos necesidad de contemplar ese “misterio” de la MISERICORDIA porque es la característica propia de Dios, es la forma perfecta como viene a nuestro encuentro. Pero antes de empezar disfrutar esta gracia, debemos creer que esa misericordia es real. Interiorizar lo que significa en nuestra vida y en la vida de la Iglesia, para luego exteriorizarla en los demás, en aquellos que gritan auxilio y compasión. En pocas palabras entrar de lleno en este misterio:
¿Dónde está la Puerta Santa? •Primero escuchar a Jesús, contemplar en Él su misericordia (acogerla y agradecerle), meditar su Palabra en los Salmos y Evangelios y dedicarle tiempo al Señor cada día con nuestro silencio, para lograr entrar en nuestra conciencia y limpiarla, arrancar todo sentimiento que desgaste nuestra alma (envidia, rencor, tristeza), perdonar y pedir perdón … solo así haremos una buena peregrinación interior. •La cual una vez lograda nos ayudará a escuchar y ver con “oídos y ojos bien abiertos” a nuestros hermanos que piden ayuda, que gritan por auxilio, sobre todo -dice el Papaaquellos que viven en las periferias existenciales (en situaciones de precariedad y sufrimiento). Debemos hacer pues, una verdadera peregrinación exterior, donde podamos romper las barreras de nuestra indiferencia y egoísmo y acercarnos a las miserias del hermano y tocar esas
llagas del hambre, de la soledad, de la depresión, de la marginación. ¡No podemos, como cristianos, dejar cerrada la puerta de la misericordia que un Dios lleno de amor nos está abriendo de par en par! ¡Entremos de lleno en este misterio! ¿Y cuál es esa puerta? El rito de la apertura de la Puerta Santa pretende ilustrar “simbólicamente” que a los fieles de la Iglesia se nos ofrece un camino extraordinario hacia la salvación durante el tiempo del Jubileo. Simboliza el dejar atrás el mundo y entrar en la presencia de Dios. Entonces está claro: no se trata de “pasar por puertas” como tal, sino de “ablandar nuestros corazones”, y esa puerta -una vez estemos preparados con nuestra peregrinación interior y exterior- nos sirve de símbolo. Que no sirva este año, pues, para rebajarnos en el “egoísmo” (ego = yo) preguntando:
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¿Cuál es la puerta de mi Parroquia por la que debo pasar para limpiar mis pecados? ¿La de en medio o la de atrás? ¿Cuál es la puerta más santa de San Salvador? ¿En que marco de puerta caen escarchas al pasar por él? ¿Cómo me salvo yo?
Por eso mismo no se puede decir “Amo a Dios pero el prójimo no me interesa”. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prójimo, pero: nuestro amor al prójimo debe ser un reflejo, un fruto de nuestro amor a Dios.
Sino que sea un año para elevarnos en la “misericordia” (Miser= miseria. Cordia=corazón): Si entendemos que “Misericordia” significa sentir mis miserias y necesidades y sentir con el otro sus miserias y necesidades, entonces mis preguntas serán diferentes:
Si vemos los paralelos que forman la Cruz de Cristo: imaginémonos que el madero vertical representa nuestro amor a Dios, y el madero horizontal el amor a los demás, a los semejantes (al mismo nivel, en sentido lateral). ¿Cuál de los dos maderos no puede sostenerse solo? Respuesta fácil ¿porqué? Porque el amor a Dios es lo que sostiene nuestro amor al prójimo.
¿Cómo contemplaré a Dios en su Palabra? ¿En el silencio de mi intimidad, junto a mi Comunidad o en los Retiros de mi Parroquia? ¿Cuándo me acercaré a la Puerta de la Confesión (de la Misericordia) con un propósito sincero de cambiar? ¿A qué familia o a que joven me dedicaré este año junto a mi comunidad o de manera personal para sentir con él sus miserias y necesidades? ¿Qué Obra de Misericordia realizaré con corazón sincero “sin que lo sepa mi mano izquierda, sino mi Padre que ve en lo secreto”? Esta paradoja de preguntas se me viene a la cabeza porque desde que arrancó el Año Santo hemos desperdiciado 3 meses analizando cual es la puerta santa, sin aprovechar de lleno las gracias verdaderas que fluyen de él. Jesús dijo claramente: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” Por lo tanto, al amar al prójimo desde Dios se da un flujo de gracia invisible que va más allá de la ayuda misma que se está dando.
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Por tanto debemos amar a Dios y luego al prójimo, si pretendemos amar a los demás sin antes amar a Dios (sin estar limpios de corazón) estamos siendo altruistas, filántropos o benefactores (eso cualquier ONG lo hace). El Evangelio es claro, no hay donde perderse, allí está el listado que Jesucristo mismo nos dejó para mostrar nuestro “amor a Dios y al
prójimo”:
“Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme” (Mt. 25, 35-36). (OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES)
Y también están las OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES que la Iglesia ha tomado de textos que están a lo largo de la Biblia por actitudes y enseñanzas del mismo Cristo: el perdón, la corrección fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, orar incesantemente por las almas vivas y difuntas. Junto a la Comisión del Año de la Misericordia iremos estudiando cada mes una Obra de Misericordia corporal y espiritual. Ojalá seamos tomados en cuenta en el Juicio Final como: “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos alcanzarán misericordia” (Mt.5, 7).
Fuerzas Vivas
Un noviazgo de la mano de Cristo Creo que el noviazgo es una de las etapas más bonitas en nuestra vida y eso es porque en ella podemos aprender muchas cosas, como por ejemplo podemos aprender a confiar en las demás personas, aprender a comprometernos con los otros, a ser respetuosos, a encontrar apoyo en los demás, pero sobre todo podemos aprender bastante del amor y aprender a compartir tu felicidad con otra persona. A través del noviazgo nosotros podemos crecer y madurar como personas siempre y cuando lo vivamos de la manera correcta. El problema con el que muchos jóvenes nos encontramos es que tenemos una idea errónea, completamente equivocada de lo que es el noviazgo y esto gracias a que como en muchos otros temas el mundo nos vende una idea mundana. Trata de convencernos que el noviazgo es algo simplemente para pasar el rato, algo que podemos tomar a la ligera, algo de lo que podemos sacar provecho o incluso que es algo físico más que sentimental. Da tristeza escuchar a muchos jóvenes decir “es que yo ando con esta persona porque la paso bien pero no me quiero ni imaginar estar casado con ella” y da más tristeza escuchar a personas adultas apoyar esta forma de pensar. Es increíble que todavía en esta época tan moderna hayan papás que les interesa más el apellido de la pareja de sus hijos que la integridad como persona. Al tener todas estas ideas erróneas, es donde los jóvenes nos tenemos que preguntar ¿para que creo Dios el noviazgo? El noviazgo es una etapa que Dios nos regala para terminar de conocer a aquella persona que nosotros queremos a nuestro lado para toda la vida. Como jóvenes tenemos que tener claro qué es lo que buscamos
en la pareja. Hay cosas que son negociables y cosas que no. Aprender a manejar la idea que ningún humano es perfecto que perfecto solo Dios y es aquí donde descubrimos la característica esencial para tener un noviazgo de la mano con Cristo, el amor a Dios tiene que ser mutuo, la entrega de nuestra vidas tiene que ser por igual. Cada día son más comunes los noviazgos destructivos y cada vez son más comunes los divorcios y matrimonios fracasados. Estamos acostumbrados a escuchar de familias destruidas a causa de un divorcio. Tenemos que saber que todo tiene un principio y el principio de una familia se llama matrimonio, el principio de un matrimonio se llama noviazgo y la base de la Iglesia es la familia. Vivimos en una época donde la familia vive constantes ataques y se trata de destruir de muchas maneras. Pero si nosotros empezáramos bien desde el principio teniendo un noviazgo de la mano con Cristo, creando bases fuertes y firmes, eso da fruto a un buen matrimonio capaz de superar la adversidad y de esto sale una familia indestructible. En el camino del Señor he aprendido que todo mejora de una manera increíble cuanto todo le es entregado a El, cuando Dios se pone en el trono, en el centro de nuestras vidas. El noviazgo no es la excepción. Si nosotros queremos un noviazgo que de frutos, un noviazgo que sea bueno, primero tenemos que entregárselo a Dios y el centro de éste tiene que ser Dios. Y hay muchas maneras de hacerlo, una de ellas y tal vez la principal es mantenerse en oración juntos. Hay un dicho que dice familia que reza unida permanece unida, ¿porque no empezarlo a aplicar desde el noviazgo? Ir a misa juntos, comulgar seguido, ofrecer actos de caridad como pareja, ambos buscar los caminos de Dios a través de movimientos o parroquias, velar por permanecer en gracia fuera de pecado ambos, luchar ambos en el camino del Señor. Todo esto nos llevara a comprender que nosotros buscamos la felicidad equivocadamente en una pareja. La felicidad se busca en Dios y es inspirada por El solamente. Al hacernos Dios felices a nosotros podemos hacer felices a los demás!
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Retiro de Evangelizaci贸n Fundamental #37
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MiĂŠrcoles de Ceniza
Retiro #45 JCR
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