De Antonio, las glorias De Antonio, las glorias, con dulces cantares que celebran los mares del buen pescador, el cielo y la tierra también a porfía su acorde armonía entonan de amor. Sí, de amor, sí, de amor. En el Cielo mira Padua una estrella que la guía, es el astro que algún día su recinto iluminó, es la estrella refulgente que da vida a aquel que llora, es el alma bienhechora del que Antonio se llamó. Sí, sí, sí, del que Antonio se llamó. Sí, sí, sí, del que Antonio se llamó. De Antonio, las glorias... Cuando Antonio, el demonio nos acuse en tentación ahuyentarle y lanzarle a la lóbrega mansión. Ven cristiano arrepentido a la casa del Señor, y allí serás recibido por Antonio con fervor. Sí, sí, sí, por Antonio con fervor. Sí, sí, sí, por Antonio con fervor. De Antonio, las glorias...
Cuando el hombre entre cadenas en la carcel triste llora, en Antonio protectora luego ve libertad. El leproso, el indigente que ve cerca su agonía, por Antonio ve en un día la inefable caridad. Sí, sí, sí, la inefable caridad. Sí, sí, sí, la inefable caridad. De Antonio, las glorias...