Parroquia San Joaquín de Flores Diócesis de Alajuela Semana del 17 al 23 de marzo 2014
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II Domingo de Cuaresma
“Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle”
Muchos nos preguntan dónde está Dios. A muchos de nuestros contemporáneos les resulta difícil encontrarlo, tal vez porque tienen una falsa imagen de Dios. Lo consideran o como un enemigo del hombre o como un apoyo para la inmovilidad y el acomodo. Pero Dios está vivo y nos invita a vivir. Dios estaba en la voz que llamó a Abrahán y le invitó a salir de su tierra y de la casa de su padre (Gen 12,1-14). En su exhortación “La alegría del Evangelio”, el Papa Francisco nos repite que, al igual que Abrahán, la Iglesia es una comunidad “en salida”, un pueblo itinerante (nn. 22-24) Dios estaba en la zarza, desde la que llamó a Moisés para convertirlo en liberador de su pueblo. Dios estaba en la nube que guiaba al pueblo de Israel por el desierto hasta la patria de la libertad. Y, finalmente, Dios está en su Hijo Jesús. Y en aquellos que le siguen con sincero y humilde corazón. El evangelio que hoy se proclama (Mt 17, 1-9), de la transfiguración de Jesús nos anuncia el misterio de su muerte y su resurrección. Los tres discípulos más cercanos subieron con Jesús a lo alto de una montaña. Allí vieron que su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvían blancos como la nieve. Lo envolvía la nube que había significado la presencia de Dios en medio de su pueblo. Moisés y Elías lo flanqueaban como dando testimonio de su honda verdad. Ellos habían descubierto a Dios en el monte santo. Y junto a ellos, se revelaba ahora en su Hijo predilecto. En el relato de la Transfiguración de Jesús se recoge la voz que desciende de la nube, es decir, desde el ámbito de lo divino: “Este es mi Hijo, el amado, el elegido: escuchadlo”. Cuaresma
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Ciclo A