Boletín Pastoral N. 19 Semana del 4 al 10 abril del 2016
Domingo de Divina Misericordia
“¡A quienes perdonéis, quedan perdonados!” El evangelio nos recuerda dos momentos de la revelación del Resucitado a sus discípulos (Jn 20, 19-31). El texto parece jugar con diversas contraposiciones. Es como si intentara ofrecernos una pintura que se configura con un fuerte claroscuro - En primer lugar se contraponen el miedo y la alegría. Tras la muerte de Jesús, los discípulos están todavía atemorizados. Pero el descubrir a Jesús presente en medio de ellos, los llena de alegría. - En segundo lugar observamos que el miedo los mantiene paralizados y con las puertas cerradas. Pero el aliento de Jesús los exhorta a salir a la calle. Los encerrados, se convierten ahora en los enviados. - En tercer lugar, intuimos que los discípulos no han superado el sentido de culpa por haber abandonado a Jesús. Pero el resucitado no viene a reprenderles su falta. Al contrario, los convierte en ministros del perdón y de la misericordia. Con frecuencia oímos calificar a Tomás como “el incrédulo”. Pero olvidamos que fue precisamente él quien había desafiado a los otros discípulos a seguir al Maestro: “Vayamos también nosotros a morir con él” (Jn 11,16). Tomás tenía fe para aceptar la muerte. ¿Es que ahora no tiene fe para aceptar la vida? Habrá que repensar sus palabras y las del Señor. • “Si no veo la señal de los clavos…, no creo”. Esas palabras no delatan la incredulidad de Tomás. Son una protesta personal contra los que aplauden la luz sin haber aceptado la cruz. • “Trae tu dedo… No seas incrédulo, sino creyente”. Las palabras de Jesús se dirigen a Tomás y a todos nosotros. Ni incrédulos, ni crédulos. Se nos pide la seriedad de los creyentes. • “Señor mío y Dios mío”. Tan sólo la declaración de Pedro puede compararse a esta confesión de fe que el Resucitado suscita en quien estaba dispuesto a seguirlo hasta la cruz. • “Dichosos los que crean sin haber visto”. Sólo en eso podemos superar la valentía y la coherencia de Tomás. Él creyó por las llagas. Nosotros nos
apoyamos en la fe del que creyó. Pbro. José-Román Flecha Andrés Domingo de Divina Misericordia
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Ciclo C