Parroquia San Joaquín de Flores Diócesis de Alajuela Boletín Pastoral N.24 www.parroquiasanjoaquindeflores.org www.facebook.com/parroquiasanjoaquin Tel-Fax. 2265-1215 E-mail: pa.sanjoaquin@gmail.com
Semana del 11 al 17 de Mayo del 2015
VI Domingo de Pascua “Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando»” “Está claro que Dios no hace distinciones: acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”. Con esas palabras se presenta Pedro ante el centurión Cornelio, según se nos cuenta en la primera lectura de la misa de hoy (Hch 10,25-48). Seguramente hoy nos resultan bastante lógicas esas palabras. Pero hemos de preguntarnos qué asombrosa conversión ha debido operar el Espíritu de Dios en la mente y en el corazón de aquel pescador de Galilea. De paso, podemos reflexionar sobre nuestras dificultades para aceptar a los demás y para anunciarles con gozo, respeto y esperanza el mensaje de Jesús. Un mensaje universal de salvación, de gracia y de justicia. Evidentemente, todos necesitamos recibir la luz y la fuerza de un nuevo Pentecostés. No será posible la nueva evangelización si no nos ayuda la gracia del Espíritu Santo. Esa visión universal es fruto del amor, al que se refiere la palabra de Jesús que se proclama en el evangelio de este domingo sexto de Pascua. (Jn 15,9-17). El texto sigue a la alegoría de la vid y los sarmientos, que hemos meditado el domingo anterior. El que hoy se nos propone es inmensamente rico: • Jesús nos revela el amor que le une a su Padre celestial. Un amor que no le cierra en sí mismo, puesto que quiere comunicarlo a sus discípulos. Jesús se nos muestra como el puente por el que nos llega el amor del Padre. • A los discípulos Jesús les deja como don y como herencia un único mandamiento: el mandamiento del amor. Permanecer en el amor es la clave para saber que permanecemos en el amor de Dios. • Pero el mandamiento del amor no puede ser concebido como un peso. Es una liberación. Es la clave de nuestra realización personal y de la construcción de una comunidad armónica. Es la fuente de la alegría que Jesús VI Domingo de Pascua Ciclo B nos comunica. 1