Parroquia San Joaquín de Flores Diócesis de Alajuela Boletín Pastoral N. 49 www.parroquiasanjoaquindeflores.org www.facebook.com/parroquiasanjoaquin Tel-Fax. 2265-1215 E-mail: pa.sanjoaquin@gmail.com
Semana del 02 al 08 de noviembre del 2015
Domingo XXXI Tiempo Ordinario “Dichosos los pobres en el espíritu…”. “Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos”. Siempre nos fascina esa visión del libro del Apocalipsis que se proclama en la primera lectura de esta solemnidad de todos los Santos (Ap 7, 2-14). Nos impresiona esa multitud de mártires que han ganado la palma del triunfo con su sangre. Ellos son los que forman el gran coro de los que aclaman y cantan: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”. Paradójicamente, los mártires “han blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero”. Se han negado a adorar a los ídolos que cada día se presentan exigiendo nuestra adoración. Ellos son lo mejor de esta tierra. Son los que han entendido como nadie la libertad de adorar al único que merece nuestra adoración. Hoy todos coinciden en exaltar el ideal del hombre, su imagen y su dignidad. Pero el coro se divide al pretender señalar qué es el hombre, cuáles son las notas que lo definen. En qué consiste su dignidad. Unos afirman que es libre pero olvidan que ha de ser solidario. Otros afirman que todos los seres humanos son iguales, pero parecen dispuestos a olvidar que cada uno es un individuo único e irrepetible. En el Evangelio de hoy leemos una vez más el texto que recoge las bienaventuranzas incluidas en el Sermón de la Montaña (Mt 5, 1-12). Con frecuencia las vemos como escandalosas. Sin embargo, en ellas está la clave de la felicidad. Jesús es la Palabra de Dios y también la imagen definitiva y perfecta del ser humano. Las bienaventuranzas que él proclamó nos Tiempo Ordinario Ciclo ser B revelan la verdad última del hombre. Nos dicen qué significa 1 humano en plenitud. Nos recuerdan los valores profundos que hacen que