Número 2 Abril 2014 Breve semblanza de Luis I, un rey efímero 14/1/1724 - 31/8/1724 Monumento a la Patria española personificada en Alfonso XII El Manzanares y sus lavanderas Desde la Puerta de Atocha a la plaza de Cánovas del Castillo. Paseo monumental Alfonso Estudio fotográfico Historia del Carnaval de Madrid y su recuperación después de la Transición Recorrido por el Museo Nacional de Antropología El hoy de las corralas madrileñas
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Pasea por Madrid
N.º 02/Primavera 2014
EDITORIAL Revista Pasea por Madrid ISSN (EN TRAMITACIÓN)
CRÉDITOS EDITORIALES Portada, editorial, diseño, maquetación, composición gráfica, fotografía, corrección ortotipográfica de www.autoediciones.com
AGRADECEMOS LA COLABORACIÓN DE: Aparisi Laporta, Luis Miguel - Castro González, Benito - Equipo Técnico del Museo Nacional de Antropología - García Gómez, Luis - Mateo del Peral, L. Regino - Pozuelo González, José ignacio - Sánchez Ceballos, Amadeo.
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Agradecemos sinceramente la acogida que ha tenido nuestra primera edición de Pasea por Madrid. Se han efectuado quince mil descargas en los dos primeros meses y más de cinco mil lectores por mes, con un tiempo medio de dedicación de seis minutos, aunque en el último mes las descargas solamente sumaron algo menos de tres mil, y las lecturas llegaron a quinientos, lo cual nos indica que los lectores están esperando un nuevo número. Tienes en tus manos el segundo ejemplar de la revista, realizado con la misma ilusión y ánimo que el primero y ha llegado el momento de dar las gracias a todas las personas que colaboraron con sus artículos, fotografías, consejos y comentarios en ambas ediciones. Durante el primer trimestre de este año se han solicitado, mediante correos electrónicos a nuestra web, más de cuatrocientas solicitudes de envíos directos de la publicación y hemos recibido agradables comentarios de ánimo y adhesión. En este nuevo número se ha incluido una sección sobre los eventos a los que hemos podido asistir, protagonizados por algunos de nuestros autores y amigos y esperamos vuestras comunicaciones con la promesa de acudir a cuantos eventos seamos invitados. Hemos incluido en la página 12 un enlace a nuestra web para que con un solo clic puedan descargarse la revista completa en formato pdf de una manera rápida y sencilla. Ofrecemos desde este editorial nuestras páginas para aquellas entidades, asociaciones, museos y bibliotecas, que quieran comunicarnos sus programas culturales, dentro de nuestra linea de contenido, con la promesa de que daremos amplia información de sus actividades. Con nuestro agradecimiento por sus comentarios, lecturas y descargas esperamos que sea de su agrado este nuevo número.
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Las opiniones, comentarios y notas son responsabilidad exclusiva de los firmantes o de las entidades que facilitaron los datos para la confección de los artículos.
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BREVE SEMBLANZA DE LUIS I UN REY EFÍMERO Luis de Borbón y Saboya, quien reinó en España con el nombre de Luis I el Bien Amado, nació en Madrid el día 25 de agosto de 1707, en el Palacio del Buen Retiro –edificado en el siglo XVII para deleite de Felipe IV– y falleció a los diecisiete años de edad, el 31 de agosto de 1724, en la misma ciudad.
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MONUMENTO A LA PATRIA ESPAÑOLA PERSONIFICADA EN EL REY ALFONSO XII Hoy, un siglo después de su inauguración, este monumento es el más representativo del arte escultórico español: por el número de las obras expuestas, la variedad de sus artistas y el simbolismo que encierra.
DESDE LA PUERTA DE ATOCHA A LA PLAZA DE CÁNOVAS DEL CASTILLO. PASEO MONUMENTAL EL MANZANARES Y SUS LAVANDERAS
El Salón del Prado discurría desde la actual plaza de Carlos V hasta la plaza de CibeSi paseamos por sus riberas entre los puentes de Segovia les. Comenzaba en la Fuente y Toledo, nos parece imposi- de la Alcachofa cercana a ble que este, hoy reconstruido la desaparecida Puerta de Atocha y recorría una serie paseo, fuera el antaño lugar de fuentes ornamentales y de trabajo de unas abnegalugares de interés que aun das mujeres que ejercían un hoy podemos ver, junto con duro oficio. otros nuevos. Describiremos detalladamente todos los elementos del este antiguo paseo.
ALFONSO ESTUDIO FOTOGRÁFICO
RECUPERACIÓN DE LOS CARNAVALES MADRILEÑOS DESPUÉS DE LA TRANSICIÓN
Tras un largo tiempo de la En 1992 el Ministerio de prohibición del Carnaval en Cultura adquirió el archivo Madrid como consecuendel «estudio fotográfico cia de La Guerra Civil y la Alfonso» que consta de más implantación de la dictadura de cien mil negativos entre y una vez transcurrido el pelos que también se cuentan riodo de la transición con la trabajos de otros empleados. promulgación de la ConstituLas incorporaciones técnicas ción española en 1978, en el que llegan a la fotografía año 1979 se planteó realizar en la década de los años un tímido ensayo para su 20 hacen que el Archivo recuperación. General de la Administración posea hoy negativos de un valor técnico y documental excepcional.
RECORRIDO POR EL MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA Es el primer museo antropológico creado en España y como museo etnológico, ofrece al público una visión global de la cultura de diferentes pueblos del mundo y establece las semejanzas y diferencias que les unen o separan para poner de manifiesto la diversidad cultural, contando también con importantes fondos de Antropología física procedentes de la colección del Dr. Velasco.
EL HOY DE LAS CORRALAS MADRILEÑAS Para sorpresa de muchos madrileños, que solo conocen las pocas corralas visibles desde la calle, existen hoy en Madrid más de cuatrocientas, aunque esta cifra es una simple estimación al no existir un censo oficial de las mismas.
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HEMOS ESTADO ALLI
Instituciones municipales, museos, sociedades culturales y muchos de nuestros autores y colaboradores nos invitan a los eventos que tienen lugar en nuestra comunidad, adjuntamos una breve reseña de los actos que pudimos acudir en estos pasados meses. PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA DE CARNAVALES DE MADRID PARA 2014 En las instalaciones del antiguo edificio de correos, hoy sede del Ayuntamiento de Madrid, rebautizado como CENTROCENTRO, presidido por la alcaldesa de Madrid Ana Botella quien nos comunicó, que estos carnavales están dedicados a El Greco ya que en este año se conmemora el cuarto centenario de su fallecimiento, y que el pistoletazo de salida seria el sábado 1 de marzo con la lectura del pregón por el actor Álex O’Dogherty en la Plaza de la Villa a las 18 horas, y lo acompañará la recreación escénica del cuadro Entierro de la Sardina, de Goya. Álex O’Dogherty, de ascendencia irlandesa pero nacido en Cádiz polifacético hombre del espectáculo que destaca en cualquiera de las actividades que emprende: música, teatro, televisión, radio y cine, en sus vertientes de actor y director. Inmejorable en su actuación de maestro de ceremonias del espectacular The Hole 2 con música en directo, circo, burlesque, revista, copas, risas y mucho arte, incluyendo la cena de un suculento menú firmado por el chef Abraham García del restaurante Viridiana.
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CONFERENCIA SOBRE LAS DIFICULTADES PARA LA RECUPERACIÓN DEL CARNAVAL, DESPUÉS DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA DE 1978 Nuestro habitual colaborador, L. Regino Mateo del Peral. Historiador e investigador. Profesor de la UNED y del Instituto de Estudios Madrileños, impartió esta conferencia, incluida en el programa oficial del ayuntamiento sobre Fiestas del Carnaval de 2014, en la biblioteca pública Manuel Alvar. Expuso temas sobradamente conocidos por él, ya que primero, en su puesto de jefe de Campañas Culturales, y de la Delegación de Acción Vecinal, y después jefe del Departamento de Programación Cultural del Ayuntamiento de Madrid, fue testigo y colaborador en la organización de los Carnavales de aquellos años. Don Luis Regino, ha elaborado un artículo en nuestra revista, con este mismo tema, que presenta extractado el contenido de su conferencia y aportando algunas de las imágenes que proyecto en su intervención, entresacadas de las más de doscientas fotografías que aporto a la conferencia.
Nuestra Alcaldesa doña Ana Botella en el acto de presentación del Programa de Carnavales de Madrid 2014
ÁLEX O’DOGHERTY PREGONERO DE LOS CARNAVALES DE MADRID 2014
DEBAJO DE LA CAPA DEL MARQUES DE LA VALDAVIA, MESA COLOQUIO DE LA ASOCIACIÓN AMIGOS DE LA CAPA En el incomparable marco del Casino de Madrid, se celebra esta mesa coloquio de los Amigos de la Capa con intervención de su actual presidente Rafael Flórez, el Alfaqueque, en el que se glosa la figura del Marques de la Valdavia que durante los años 1961-1969 fue a la par presidente de esta clásica y madrileña asociación y de la Diputación de Madrid. Las pinceladas personales, tan características de la forma de expresión del veterano periodista y cronista de la Villa, Rafael Flores hicieron de esta mesa un lugar de amable tertulia, en que se añadieron notas al margen, de la personalidad del marques y su relación con el entrañable Alfaqueque y la asociación que presidió.
Este encuentro de los Amigos de la Capa y de aquellos que nos identificamos con su tradición, departimos –unos como oyentes interesado y otros cono expertos conocedores de aquellos años– de las anécdotas personales y vivencias del marques. Esta revista aprovechó la ocasión para solicitar a don Rafael, un artículo sobre la figura del fotógrafo Alfonso, en su dimensión profesional, humana y como presidente de esta asociación, que esperamos que cuanto antes sea una realidad y podamos ofrecerle a nuestros lectores.
«EL INAPLAZABLE ANGLOSAJONAMIENTO DE NUESTRO TRIBUNAL SUPREMO»
ASPECTO DE LA SALA DEL CASINO DE MADRID
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DON RAFAEL FLÓREZ, EL ALFAQUEQUE, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN AMIGOS DE LA CAPA
Raúl C. Cancio Fernández, Letrado del Tribunal Supremo impartió su conferencia de ingreso en la Real Academia de Jurisprudencia y como oyentes de honor destacamos la presencia del príncipe de Asturias y del ministro Ruiz-Gallardón, junto a familiares, compañeros y amigos del orador. El conferenciante letrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, analista del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y ponente en seminarios jurídicos, es además un destacado articulista con más de medio centenar de remitidos de variada temática, desde derecho a cine y Guerra Civil, algunos de los cuales fueron publicados en la
DON LUIS REGINO MATEO DEL PERAL EN SU CONFERENCIA SOBRE LA RECUPERACIÓN DE LOS CARNAVALES EN MADRID
revista de Madrid Histórica, y esperamos que pronto podamos contar con uno de sus interesantes trabajos entre nuestras paginas.
«LA CORONACIÓN DEL PALACIO REAL. ESTATUAS EN BALAUSTRADA Y FACHADAS» Conferencia impartida el 11 de marzo en el Centro Cultural de los Ejércitos, en Gran Vía, 13, por don Luis Miguel Aparisi Laporta académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, miembro del Instituto de Estudios Madrileños y, entre otras corporaciones, también miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores. que el próximo día 10 de abril, presentara a las 19,30, en el mismo lugar, su nuevo libro Testimonios Militares en Madrid, estatuaria y lapidaria conmemorativa, que no dudamos, será un referente para todos los interesados en esta materia.
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DON LUIS MIGUEL APARISI EN LA CONFERENCIA IMPARTIDA EL 11 DE MARZO EN EL CENTRO CULTURAL DE LOS EJÉRCITOS.
EL MINISTRO DON ALBERTO RUIZ-GALLARDÓN, A LA ENTRADA AL ACTO DE LA CONFERENCIA DE DON RAUL CANCIO.
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DON RAÚL C. CANCIO FERNÁNDEZ, LETRADO DEL TRIBUNAL SUPREMO EN SU CONFERENCIA DE INGRESO EN LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA.
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Retrato de Luis I como rey de España, por Jean Ranc (1724). Museo del Prado (Madrid).
Texto de Benito Castro González Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Autónoma de Madrid
BREVE SEMBLANZA DE LUIS I UN REY EFÍMERO
Luis de Borbón y Saboya, quien reinó en España con el nombre de Luis I el Bien Amado, nació en Madrid el día 25 de agosto de 1707, en el Palacio del Buen Retiro –edificado en el siglo XVII para deleite de Felipe IV– y falleció a los diecisiete años de edad, el 31 de agosto de 1724, en la misma ciudad. Su reinado fue muy corto: siete meses y diecisiete días, desde el 14 de enero de 1724 hasta el día de su muerte. Nació hijo del rey de España Felipe V de Borbón y de la primera esposa de éste, María Luisa Gabriela de Saboya. Por lo tanto, en línea paterna, su bisabuelo fue Luis XIV de Francia y su tatarabuelo Felipe IV de España. Lo bautizaron en diciembre de 1707 en la antigua Iglesia de Atocha, no lejos del Palacio del Buen Retiro, con el nombre del santo del día de su nacimiento: San Luis.
Su infancia no parece que fuera muy feliz. Su madre, María Luisa Gabriela, murió en 1714 a los veintinueve años, quedando su padre Felipe V afectado por melancolía, a la cual era de por sí muy dado. Luis crecería más bien solo, con la compañía de sus hermanos menores Felipe (fallecido en 1719) y Fernando (futuro Fernando VI).
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Felipe V contrajo nuevo matrimonio con Isabel de Farnesio, quien ignoro a sus hijastros Luis, Felipe y Fernando ya que aspiraba a colocar muy bien a sus propios hijos, con Felipe V. Por su parte, el rey estaba muy preocupado por el devenir de la Guerra de Sucesión que disputaba contra el archiduque Carlos de Habsburgo, y no prestaba atención alguna debida a sus vástagos.
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Luis I de Borbón: Madrid, 25 de agosto de 1707 – ibídem; 31 de agosto de 1724, llamado el Bien Amado o el Liberal, rey de España. Su reinado de 229 días es el más efímero de la historia española.
PERFIL DE LUIS BORBON Y SABOYA La educación de Luis consistió en el estudio de latín, francés, gramática, aritmética, historia militar, literatura clásica y religión. Su carácter y aficiones han sido estudiados por M. R. Mazcarelle, A. Viollet y W.Clarke. Fue un muchacho de nariz grande, muy borbónica, de prestancia alta y delgada, y con un trato agradable. Le gustaban los bailes, las salidas nocturnas y la cinegética. Sus momentos más personales los pasaba en compañía de sus hermanos Felipe y Fernando, y con los hijos de la servidumbre. En sus salidas nocturnas era acompañado de un viejo criado francés conocido como Lacotte de cierta mala reputación, que dándose cuenta de las dificultades que el joven tenía para alcanzar el orgasmo, aunque no le impedía la cópula le inicio en el sexo homosexual. Sus biógrafos tanto Alphose Viollet, como Williams Clarke citan que en sus juegos eróticos alternaba con jóvenes de ambos sexos. Isabel de Farnesio nombro una serie de ayos para el joven Príncipe de Asturias desde el cardenal Giudice hasta el altanero falso y peligroso duque de Pópoli, con todo ello sólo se consiguió una educación muy somera para su preparación como rey y un gran temor a la cólera divina por la falta de asiduidad a los deberes religiosos así como un gran respeto a la estricta de la Corte.
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Durante el mes de septiembre de 1721 se hizo oficial el futuro matrimonio de Luis con Mademoiselle de Montpensier, nacida el 11 de diciembre de 1709, hija del duque de Orleans y Françoise Marie de Borbón (hija extramatrimonial del rey Luis XIV de Francia). Este matrimonio fue producto de las maquinaciones de Isabel de Farnesio, madrastra de Luis, para instalar a su prole en los mejores puestos de las cortes europeas. Isabel concertó a través del regente de Francia, el duque de Orleans, el matrimonio de su hija María Ana Victoria con el rey Luis XV de Francia. En contrapartida, el duque de Orleans solicitó el matrimonio de su hija Mademoiselle de Montpensier con el joven Luis, a lo que accedieron Isabel de Farnesio y Felipe V. Luisa Isabel fue conducida por su familia hasta la frontera con España, en el río Bidasoa, para su entrega a la representación española desplazada hasta dicho lugar. Aquí, más de un siglo antes, se produjo el intercambio de dos princesas: Ana de Austria, hija de Felipe III de España, marchó a Francia para casarse con Luis XIII, e Isabel de Borbón vino a España para ser la esposa de Felipe IV.
Luisa Isabel de Orleans (Versalles, 9 de diciembre de 1709 – París, 16 de junio de 1742), Reina consorte de España, esposa de Luis I. Fue hija de Felipe, duque de Orleans y regente de Francia durante la minoría de edad de Luis XV y de Francisca María de Borbón, duquesa de Orleans.
PERFIL DEL LUISA ISABEL DE ORLEANS La prometida de Luis quizás porque era la quinta hija de sus padres creció un tanto sola, pero con la permisividad del París de la época. De hecho, no recibió el bautismo (con el nombre de Luisa Isabel), la primera comunión y la confirmación hasta los trece años, poco después de anunciarse su compromiso con Luis. Puede calificarse la formación humana recibida por Isabel como de orfandad emocional y tuvo como consecuencia un síndrome psíquico (trastorno límite de personalidad) que la inducen a intolerancia a estar sola o a sentirse abandonada por las personas de las que depende afectivamente; estos enfermos se precipitan a vengarse, a cometer actos destructivos y a sentirse en permanente confusión consigo mismos; exhiben verdaderas dificultades para controlarse, por ejemplo, Luisa Isabel es sorprendida en repetidas ocasiones con tres de sus camaristas, desnudas, embebidas en juego groseros1.
LOS ESPONSALES El matrimonio entre Luis y Luisa Isabel acaeció en Lerma (provincia de Burgos) el día 20 de enero de 1722, localidad castellana a la cual se había desplazado la familia real española y su corte para recibir a la futura esposa de Luis. Como Luisa Isabel no había llegado a la menarquía se acordó que el matrimonio no se consumara hasta la autorización de Felipe V. Parece ser que a cambio, fue dispuesta una ceremonia un tanto teatral consistente en que los recién casados se metieron juntos en la cama delante de los reyes de España, diplomáticos y cortesanos para inmediatamente después ser separados a fin de que cada uno durmiera en su cuarto. El matrimonio se consumaría el 25 de agosto de 1723 en El Escorial, decimosexto cumpleaños de Luis. El día 14 de enero de 1724 el Príncipe de Asturias Luis se convirtió en el rey 1 Luis I de España. Aquel día Luis estaba en El Escorial y hasta allí se desplazó el marqués de Grimaldo para la lectura de la abdicación de Felipe V en su hijo, que tomó el nombre de Luis I.
Felipe V tiene la mala suerte de ver alguno de los comportamientos groseros de la joven y llevado de su peculiar carácter le azotaba la conciencia mientras, en la cámara contigua, la reina Isabel se daba golpes en el pecho y exclama: «Hemos hecho una terrible adquisición». 1
Vallejo-Nágera, Alejandra: Locos de la Historia,
Madrid. La Esfera de los Libros.
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Felipe V quiso abdicar en su hijo Luis al trono de España,
ya que al ser nieto del fallecido Luis XIV tenía derecho a convertirse en heredero de la corona de Francia, El 2 de enero de 1723 muere el duque de Orleans regente de Luis XV y el cardenal Fleury le sucede en su puesto; como la salud del pequeño rey no era muy buena, Felipe V quiso quedar disponible ya que la muerte de Luis XV daría entrada a los hijos bastardos de Luis XIV que posiblemente serian rechazados en favor de un descendiente directo como era él. Al afianzarse el trono francés, Felipe V quedo descolocado y la muerte de Luis I fue un gran alivio político,
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La Familia de Felipe V (1743), Louis-Michel van Loo, en el que aparece el rey rodeado de sus hijos (entre ellos los futuros reyes Fernando VI y Carlos III) y su segunda mujer, Isabel de Farnesio. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Tres problemas debió afrontar Luis I desde el primer día de reinado: su inexperiencia al subir al trono siendo adolescente, el cada vez más extravagante comportamiento de su esposa Luisa Isabel, y las ingerencias de Felipe V en el gobierno de la nación. Podría comprenderse fácilmente que acceder al trono a la edad de dieciséis años es gran responsabilidad para cualquiera, máxime teniendo en cuenta que la formación de Luis no era buena. La ya reina Luisa Isabel, tampoco colaboró con su marido en las tareas de gobierno; sencillamente a ella no le importaban tales asuntos, comportándose de manera muy inadecuada: juegos, inobservancia de la etiqueta de corte, excesivamente ligera y confraternizadora con personas de rango muy inferior al suyo, cuando no se producía con malos modos delante de diplomáticos, o era víctima de excesos con la bebida, todo lo cual dio lugar a algún que otro escándalo y muchos chismes. 16 Pasea por Madrid
Para colmo de males, las trastadas, mala educación y afición a la bebida de Luisa Isabel agotaron la paciencia de Luis I, que decidió recluirla, con la autorización de Felipe V, en el Alcázar de Madrid, bajo vigilancia. Transcurrida una quincena Luisa Isabel habría sentado la cabeza y Luis la liberó. Desde su retiro en el Palacio de la Granja, deseaba seguir teniendo bajo su mando gran parte del gobierno, posiblemente por ser conocedor de la inexperiencia de su hijo, al cual impuso la aceptación de determinadas personas felipistas en los principales puestos de gobierno, tales como el marqués de Grimaldo (valido) y Orendain (secretario). La impresión era que Luis I era rey pero sin poder ejercer.
sus últimos días, mientras que Felipe V, su propio padre, no salió de la Granja por tener miedo al contagio. Los médicos de la corte sangraron a Luis por piernas y brazos. Como en anteriores ocasiones en que un miembro de la familia real sufrió enfermedad, en su habitación se dispusieron amuletos, reliquias y momias de santos, mientras que los madrileños oraban por la recuperación del joven rey. La hora final de Luis I llegó a primeras horas del 31 de agosto de 1724, sin dejar descendencia. Su cuerpo quedó expuesto en el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro y al tercer día fue trasladado al Monasterio de El Escorial, donde todavía descansa.
EPÍLOGO Luisa Isabel, reina viuda, jamás gozó del apoyo de sus suegros y fue devuelta a Francia con una modesta asignación concedida por Felipe V. Ella murió en París el 16 de junio de 1742. Luis XV de Francia decidió declarar nulo su compromiso con María Ana Victoria, la hija de Felipe V e Isabel de Farnesio, y casarse con María Carlota de Lecinsky. Y en España, Felipe V volvió a reinar.
BIBLIOGRAFIA Anales del reinado de Felipe V CLARKE, Williams: Las cartas sobre la nación española
LA ENFERMEDAD DEL REY
RÍOS MAZCARELLE, M: Diccionario de
El joven rey sintió indispuesto en agosto de 1724. Le aparecieron unas erupciones típicas de la viruela. Su esposa cuidó de él en
los reyes de España. T. II SAINT SIMON, Duque: Memorias VIOLLET, Alphonse: Historia de los Borbones de España
Carlos Jiménez Escolana realizo estudios de medicina en la Universidad Cumplutense licenciándose en 1976 y especializarse Traumatología y Cirugía ortopédica, que ejerce en el momento actual y es miembro de la Asociación de Médicos Escritores y Artistas, contando con innumerables artículos en revistas e intervenciones en programas de televisión RECOMENDAMOS LEER
Pasea po r
Madrid
Autor: Jiménez Escolano, Carlos Tema: Novela Histórica, Creación Literaria Lengua: Española Medidas: 15X21 cm Páginas: 388 Encuadernación: Rústica con solapas ISBN: 978-84-95919-82-3 Fecha de publicación: Marzo 2012 Precio: 20 euros
La inestabilidad emocional y psíquica del primer monarca Borbón de España, Felipe V, le conduce a abdicar en su hijo Luis (Luis I), habido en su primer matrimonio con Mª Luisa de Saboya. Su segunda esposa, Isabel de Farnesio, nunca cederá en su ambición por coronar a alguno de los vástagos gestados con el Rey, desplazando a sus hijastros a toda costa. Dos hombres, de origen, religión, lengua y hasta bando combatiente distinto, tendrán la oportunidad de descubrir e impedir el magnicidio del rey Luis. Carlos Jiménez Escolana, es autor de libros como Un país Ingobernable, A través de la eterna burbuja, Y Portugal soltó amarras, La palabra del simio, Lagrimas de arena y El niño de la luz Pasea por Madrid 17
Monumento a la Patria española personificada en el rey Alfonso XII Texto e imágenes de Luis Garcia Gomez
Extracto del libro: Parque del Retiro, paso apaso
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Hoy, un siglo después de su inauguración, este monumento es el más representativo del arte escultórico español: por el número de las obras expuestas, la variedad de sus artistas y el simbolismo que encierra; es considerado en su conjunto, el mayor museo al aire libre de la Comunidad de Madrid, en su especialidad.
Esta construido en una plataforma sobre parte del gran estanque, que anteriormente estaba ocupada por el Embarcadero Real, realizado por Isidro González Vázquez, como uno de los trabajos encomendados por Fernando VII para la decoración del «Reservado». No hubo que talar árboles, aunque sí se sacrificó parte de la superficie del estanque. El monumento consiste en una amplia plataforma que se asoma al estanque a través de grandes
balconadas a ambos lados de una escalinata curva, que llega a tocar el borde del agua a modo de los ghats hindúes; sobre ella, una gran columnata doble y semicircular, con un banco corrido en su interior y en su centro se eleva un monolito que forma el cuerpo escultórico dedicado al monarca y en él que se sitúa, a veintiocho metros de altura, la estatua ecuestre del rey, realizada por Mariano Benlliure.
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PRIMERA APROXIMACIÓN El conjunto de esta obra esta diseñado para ser observado desde su interior y es totalmente transitable, y podemos dividirlo en tres partes: La balconada que se asoma al estanque, que llega a través de una escalinata hasta la misma orilla del agua y se encuentra delimitada por una verja, donde cuatro figuras de sirenas observan la actividad que se desarrolla en el estanque, en el arranque de la balaustrada, cuatro leones dividen la escalera. La columnata de diecinueve piezas dobles, esta abierta en su parte central y en los laterales, se encuentra franqueada por esculturas en bronce, representando diversas alegorías, además de dos esculturas en piedra, homenaje al ejército y la marina. Todo el conjunto esta cubierto por un friso, que pensó realizarse en bronce, pero por problemas de presupuesto fue realizado en piedra, representando los escudos de todas las provincias españolas.
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El monolito central, de planta octogonal, que sirve de soporte para la estatua ecuestre del monarca, con traje de gala de Capitán General y en actitud de pasar revista a las tropas, esta ocupada por una cripta en su interior y en el exterior se encuentran situadas tres placas de fundición, alegorías de hechos realizados por el monarca y que tuvieron gran repercusión política; sobre ellos, tres grupos escultóricos, dos en piedra y uno en bronce, de gran valor documental, la Paz, el Progreso y la Libertad y a media altura, cuatro medallones representando las virtudes que todo monarca ha de poseer. El proyecto se inició, el 18 de Mayo de 1902, al día siguiente de la proclamación de Alfonso XIII, hijo del homenajeado, como Rey de España. La aportación arquitectónica realizada por José Grases, finalizó en 1914, comenzándose en este año la colocación de las diversas piezas que componen este gran museo, con aportación de 42 artistas y escultores. Se finalizó la obra completamente, con todas las esculturas situadas en su lugar en 1922, inaugurándose el 3 de Julio.
Vista de la Plaza de España con las diferentes construcciones que conforman el monumento: columnata doble y semicircular, monolito central coronado con la estatua ecuestre de Alfonso XII y escaleras que llegan hasta el borde del agua. La Imagen representa una maqueta y las diferencias entre ella y la actual (imagen de portada del artículo), son de cambios en la ejecución de la obra final, destacando, la supresión de las esculturas sobre los domos, la diferente situación de las sirenas y la incorporación de una barandilla de seguridad junto al borde del agua del estanque.
DESCRIPCIÓN DEL MONUMENTO Se construyó una amplia plataforma, que se conocería como plaza de España –utilizando el espacio que antes ocupaba el Embarcadero Real– que se asomaba al estanque a través de grandes balconadas a ambos lados de una escalinata curva, que dividida en cuatro secciones, llegaba a tocar el borde del agua; sobre ella, una amplia columnata doble, de capiteles jónicos, con un friso en el que se representarían todas las provincias españolas y en su centro, se elevaría el cuerpo escultórico dedicado al monarca y en el que se situaría, la estatua ecuestre del Rey, definida en las bases del proyecto, a doble tamaño del natural, en situación de pasar revista a las tropas, con el sable desenvainado en la forma del tradicional, saludo a caballo y con uniforme de Capitán General del Ejercito que ejecutaría Mariano Benlliure Se encomendó a Pedro Estany, una doble columnata con fuste estriado, distribuida en dos cuerpos de diecinueve columnas cada uno y con forma semicircular, abierta en su mitad y flanqueada a cada extremo por sendas pilastras de orden jónico, y en su interior, un gran asiento corrido, sobre el conjunto un friso con representación de los cuarenta escudos de las provincias españolas adornados con jóvenes, flechas y motivos florales. Se tenia previsto realizar los adornos del friso en bronce, obra que no llego a terminarse en este material por el coste que suponía y hoy podemos ver realizado sobre piedra.
ORÍGEN DEL PROYECTO E INAUGURACIÓN El 22 de Julio de 1922 es inaugurado en solemne acto, con la presencia de la casa real, el monumento a la «Patria Hispana personificad en Alfonso XII» siendo este el nombre del conjunto monumental. Después de resuelto los innumerables problemas surgidos entre todos los artistas que presentaron proyectos a la obra, que a iniciativas de la reina María Cristina aprobó las Cortes el 23 de julio de 1887. Treinta y cinco años habían transcurrido desde la aprobación de las Cortes para erigir el monumento en memoria de Alfonso XII, hasta la fecha de su inauguración, quizás pueden parecer excesivos, pero la minoría de edad del nuevo rey, las condiciones políticas y sobre todo las duras condiciones económicas –por las que transcurrieron los años finales del siglo XIX– son suficiente excusa para explicar el atraso. En 1901, Romero Robledo, como ministro del primer gobierno de Alfonso XIII retoma el tema y solicita a la reina una nueva ley para la materialización del proyecto; el 17 de Abril se convoca un concurso de ideas, en la que se centra el proyecto en una estatua ecuestre del monarca y una magnificación de su figura política como el rey: «que terminó con la tercera guerra carlista; la guerra de Cuba y la promulgación de la constitución». Se presentaron diecinueve proyectos en poco más de mes y medio,y el jurado, tras estar a punto de dejar desierto el concurso logra aunar voluntades y se decide realizar un proyecto que aunara de forma conjunta las obras presentada por todos los artistas. La dirección arquitectónica, recae en José Grases Riera, que decide la ubicación del monumento en el Parque del Retiro, junto al estanque grande y en un lugar donde no fuese necesario la tala de árbol, el antiguo Embarcadero Real, uno de los caprichos de Fernando VII, fue desmantelado y aunque se empequeñecía el estanque, la incorporación visual de este daba más realce al futuro monumento. El día 18 de Mayo de 1902, día siguiente a la proclamación de Alfonso XIII como rey, se procedió a la colocación de la primera piedra del singular monumento.
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LA EXEDRA
Vista exterior de la exedra.
En la parte posterior de la columnata (en la fotografía de la pagina anterior se representan con círculos de color gris), se representan, talladas en piedra y franqueando una abertura a modo de puerta, las representaciones de:
[6] El Ejército, que José Montserrat lo representa con dos soldados, uno de caballería y otro de infantería, portando cada uno de ellos una bandera.
[5] La Marina, encomendada a Mateo Inurria, presenta a las dos ramas de la vida marinera, la civil y la militar, con un pescador que sostiene un timón, símbolo de la vida en el mar y un marino de guerra que sostiene una bandera.
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La exedra estaría franqueada por cuatro estatuas de bronce, representando: [1] Las Artes de Joaquín Bilbao Martínez, que la representa sujetando con su mano derecha la Victoria de Samotracia, símbolo de la escultura y con la izquierda una paleta de pintor, simbolizando la pintura; la matrona esta coronada con laurel y cubierta con manto.
[2] La industria, encomendada su realización a José Clará que la representa como una joven desnuda, intentando cubrirse con un manto y careciendo de cualquier atributo sobre su cabeza y manos. (alegórica imagen de la situación industrial de aquellos tiempos).
[3] La agricultura realizada por José Alcoverro, sentada sobre un carro, con ropa de aldeana, pero tocada con corona de laurel y manto sobre sus hombros, portando en su mano derecha, una herramienta utilizada en la construcción de pozos y en la izquierda, un manojo de espigas.
[4] Las Ciencias que realizó Manuel Fuxá, representándola, como una matrona con corona, un manto sobre sus hombros y en la mano derecha un transportador de ángulos, mientras sujeta un libro, en la izquierda.
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GRUPO DE LEONES, ACTUALMENTE EN FUNDICIÓN
La parte de la columnata más cercana al estanque, junto a la balconada sobre el agua, presenta a ambos lados unos espacios abiertos a modo de accesos laterales del monumento que están franqueadas por sendos leones, cada uno de ellas, con unos amorcillos que con guirnaldas florales juegan con ellos. Los leones [7] con los amorcillos fueron tallados en piedra, aunque en el proyecto se pensó realizarlos en fundición pero por su elevado coste se desechó la idea, sus autores fueron Emilio Arnau, José Capmany, Antonio Bofia y Francisco Escudero. En 1999 se sustituyen estas figuras, muy deterioradas por actos vandálicos, por otras de fundición, tal y como el proyecto inicial configuró el grupo escultórico. En la explanada superior, donde se inicia el descenso de la escalinata hacia el borde del agua, se proyectaros cuatro leones [7], que dividían en cuatro, las secciones de la escalinata y se encomendaron su diseño a Agapito Vallmitjana, Pedro Estany y Abarca, realizándose en piedra y sustituidos, también en 1999, por otros de fundición, por el mismo motivo que los anteriores. 24 Pasea por Madrid
SIRENAS JUNTO AL ESTANQUE
Sobre la misma orilla del agua, se proyectaros cuatro sirenas de grandes proporciones que presentan su mayor expresividad vistas desde el estanque, dando la sensación de estar casi sumergidas en sus aguas, se encomendó su diseño a:
Rafael Arteché, que realizó la sirena montada sobre un pez de aspecto impresionante y escucha el sonido de una caracola, acercándola a su oído [8].
Pedro Alsina, autor de la sirena que se encuentra cabalgando sobre un enorme galápago y en sus manos tañe una lira [11].
Antonio Parera, se encargó del diseño de la sirena que portando un cetro en su mano, con forma de caracola [9], cabalga sobre una langosta gigante, y de otra sirena, que completando el grupo, cabalga sobre un pez, semejante a un delfín[10].
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CUERPO CENTRAL DEL MONUMENTO El monolito central, presidido por la escultura realizada por Benlliure de Alfonso XII, esta totalmente dirigido a magnificar la figura del monarca y las actividades políticas y bélicas de su reinado, y como tal, trata de realzar la imagen del homenajeado como rey y como patriota. La escultura se forjo en los talleres de Madrid de Mir y Ferrero, en un tamaño que duplica el volumen natural de un jinete y su montura (alto de 6,50 metros que iguala la longitud de la base, y un ancho de 3,50 metros), dimensiones que igualan la superficie de un mirador profusamente adornado con motivos florales y escudos de armas también de fundición del monarca, situado a sus pies del caballo.
A cierta altura del pedestal se sitúan cuatro medallones, representando las virtudes cardinales, que aluden a las características personales que el monarca poseía: Justicia, Templanza, Prudencia y Fortaleza.
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RELIEVES DE HECHOS HISTORICISMO DE ALFONSO XII
En la base del pedestal se encuentran tres relieves en bronce de sucesos históricos de la vida del monarca: [12] La restauración monárquica, realizada por Pedro Carbonell, vemos al monarca agasajado por la Patria, que le ofrece flores, en presencia de dioses del Olimpo griego, representando a los mares (Neptuno), la tierra (Palas Atenea), las artes (Apolo), la industria (Mercurio), mientras sobre las figuras centrales se inicia una aurora con la fecha de la restauración borbónica en números romanos (1875).
[13] La caridad real, realizada por Lorenzo Coullaut-Valera, el rey auxilia a un hombre que no puede levantarse mientras Cupido, símbolo del amor y una representación del amor materno (madre con niño), observan la acción real y en el fondo unas figuras femeninas, que representan la Paz, cubiertas de flores acompañan al monarca.
[14] Regreso triunfal del rey a Madrid, realizado por Miguel Blay, en el que rey es recibido por la Patria, siendo el escudo de Madrid el apoyo del monarca y dos niños representando a Mercurio y Apolo lanzan flores; en segundo termino dos soldados, antes contendientes (ejercito real y carlistas), se funden en un abrazo. Una fecha sobresale del relieve 20 de Marzo de 1876 (final de la tercera guerra carlista).
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ALEGORIA DE LA PAZ REALIZADA EN BRONCE POR MIGUEL BLAY
A media altura del alto pedestal se encuentran situadas tres alegorías de las cuatro que en principio se proyectaron, en ellas se condensan una serie de valores espirituales inmutables en el tiempo que dan contenido moral al conjunto, participaron el ellas los mas importantes escultores de principio del siglo xx y por el detalle del trabajo realizado y la importancia del valor moral que reflejan nos hemos permitido ofrecérselas en unas imágenes de gran tamaño para que se puedan visualizar su imperecedera enseñanza.
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Exactamente bajo el grupo se encuentra situada una inscripción en bronce en la que se lee «A SM ALFONSO XII EL PACIFICADOR» , en claro homenaje al rey que consiguió el fin de las Guerras Carlistas, conflicto bélico que en número de tres, asolaron durante el siglo xix la convivencia en nuestra patria enfrentando a los carlistas (absolutistas), partidarios de Carlos María Isidro de Borbón y sus descendientes, y los liberales, partidarios de Isabel II de España. El final de este conflicto, eminentemente civil, lo representa Miguel Blay con dos soldados pertenecientes a las facciones carlistas y liberales que se abrazan, a sus pies quedan restos de armas bélicas empleados en la lucha, simbolizando el fin del fratricidio.
Sentada sobre el suelo una madre,contempla como un niño desnudo se acerca hacia los soldados tendiendo sus brazos en actitud suplicante y en su mirada se aprecia un claro reproche a los excombatientes, por la orfandad del niño; tras ella, arrinconada las herramientas que simbolizan el trabajo, hoces, martillo minero y picos, esperando para ser de nuevo empuñadas. Con una gran sencillez nos muestra Miguel Blay quienes son los auténticos perdedores en los conflictos civiles, y que un abrazo, aunque sea fraternal y sincero, no remedia los desastres de que sufre la población no beligerante.
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ALEGORIA DEL PROGRESO DE ÁNGEL TRILLES
Un joven, alza su brazo izquierdo en señal de triunfo portando una antorcha que simboliza el conocimiento heredado, se encuentra rodeado de tres figuras femeninas, a su derecha se apoya en una de ellas que mantiene un libro entre sus manos, que simboliza la cultura, a su izquierda otra joven sentada a sus pies le ofrece un caduceo, símbolo del comercio y junto a él, también se encuentra las artes representada por otra joven que mantiene en su mano izquierda una paleta de pintura. El grupo esta protegido entre las alas de Pegaso que simboliza la libertad, la independencia la vitalidad.
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ALEGORIA DE LA LIBERTAD REALIZADA POR ANICETO MARINAS
Esta representada por un joven que ha sido arrancado de la tiranía –ya que a sus pies se puede ver una cadena rota– ayudado por la Libertad (joven con alas) la Cultura (joven que porta un libro) y el Trabajo (figura musculosa a la izquierda del joven). En el suelo, caído, se aprecia una figura derrotada por la Cultura y el Trabajo que respaldan a la Libertad, que representa a la tiranía vencida. El conjunto de estas tres alegorías y la cuarta que no llegó a buen fin) es una lección magistral para las generaciones de hoy que ven como estos valores han desaparecido del día a día de la sociedad.
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EL AGUILA, EN SUSTITUCIÓN DE LA PATRIA ENCOMENDADA A CIPRIANO FOLGUERAS
Un cuarto grupo, encomendado a Cipriano Folgueras Doiztúa, quedo inconcluso por la muerte del escultor, se trataba de una representación de la Patria, y fue sustituido por un águila, representante de la Fuerza y el Poder Real situada sobre la puerta de entrada de la cripta, en la base de la columna que sustenta la escultura ecuestre del rey.
Representación de la Patria Aparisi Laporta, Luis Miguel: Testimonios militares en Madrid, Centro Cultural de los Ejércitos, año 2013, pág. 356.
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Editado por el Centro Cultural de los Ejércitos, y escrito por Luis Miguel Aparisi Laporta, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, miembro del Instituto de Estudios Madrileños, y, entre otras corporaciones, también miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores. RECOMENDAMOS LEER Próxima presentación el 10 de abril en el Centro Cultural de los Ejércitos (Gran Vía, n.º 13)
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Madrid
TESTIMONIOS MILITARES EN MADRID Es un estudio monográfico y exhaustivo de la historia de los monumentos y lápidas que en Madrid, se han erigido en homenaje o como simple recuerdo de la aportación que la Milicia hizo, y sigue haciendo a la sociedad. Advierte el autor, que se trata de libro dedicado a penetrar en la historia del monumento o lápida, y no a la que correspondería al personaje, institución o hecho recordado. Son analizados 120 testimonios en 500 páginas, 388 fotografías y 406 notas referenciales, limitando la actuación a la iconografía, cuya imagen puede considerarse de disfrute y dominio público. Tan sólo dos excepciones, se ha permitido el autor: una estatua del rey Don Pelayo, y el grupo denominado «No importa», homenaje que el Centro Cultural de los Ejércitos hace a quienes dieron su vida por la Patria.
Se inicia el libro con un texto de Presentación, preparado por el Excmo. Sr. Don Carlos Valverde, general de división, director del Centro Cultural de los Ejércitos; sigue el Prólogo, escrito por el Excmo. Sr. Don Francisco José Portela Sandoval, catedrático de Historia del Arte y académico correspondiente de las reales academias de Bellas Artes y de la Historia. Una Introducción del autor da paso a nueve capítulos, iniciando cada uno con un texto justificativo: Jefatura de Estado y de Gobierno; Guerras Carlistas; Guerra de la Independencia; Guerras coloniales; Guerra de África; Guerra Civil; Milicia; Armada y Aviación. La monografía contiene un extenso índice capitular de cada elemento testimonial tratado y tras el noveno capitulo, un Índice de los artífices (escultores y arquitectos), con algunos datos biográficos y el listado de sus obras en Madrid. Se cierra el libro con el Índice (más de dos mil términos) de topónimos, patronímicos e instituciones. La extensión dedicada a cada uno de los ciento veinte elementos, no es significativa de lo representado y tampoco una crítica de arte, es la Historia del monumento o la lápida, formando parte de la Historia de Madrid, cuya extensión, es consecuencia de los fondos documentales estudiados.
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Rio Manzanares entre el puente de Toledo y el de Segovia.
Texto de Amadeo Sanchez Ceballos
El Manzanares y sus lavanderas
Desde el alto de las Guarramillas, aprovechando la acumulación de nieve del ventisquero de la Condesa, que toma su nombre de la Condesa del Real de Manzanares y Marquesa de Santillana, se descuelga por la sierra de Guadarrama hacia la Corte, dando origen a una pequeña cuenca epónima, deslizándose como un pequeño capilar, ya que llamarlo arteria, aun vena, sería pecar de de optimismo. Sí, nos referimos al río Manzanares, aunque no caeremos en la tentación de recurrir a Góngora, ni a Lope de Vega, ni a Quevedo, ni siquiera a Tirso para ridiculizar su escaso caudal, nulo en los estíos, porque hoy Madrid, gracias al embalsamiento de las aguas, ofrece a los visitantes la imagen, en apariencia, como un trampantojo, de un río de verdad. 34 Pasea por Madrid
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Si paseamos por sus riberas, sobre todo por la orilla que discurre entre los puentes de Segovia y Toledo, y conseguimos aislarnos al ruidoso tráfago de vehículos de todo tipo que la recorren, con un poco de imaginación y un mucho de atención, nos parecerá que podemos oír el eco de unas voces cantarinas, otras risueñas; al poco agrias, iracundas, enmarcadas en un ensordecedor griterío al que siguen lamentos y quejidos. No es el murmullo del agua, más bien callada y quieta, ni siquiera la llamada que los súcubos y otros seres mitológicos emplean para atraer a los varones románticos, recursos utilizados en la literatura autocomplaciente del siglo XIX, incapaz de ver otra realidad, aunque se presente ante su vista con toda la crueldad de la injusticia. No, ese apagado clamor es el susurro de las decenas miles de voces de decenas de miles de mujeres que vieron como transcurría su vida pegada, amalgamada a la orilla arenosa de un río al que nutrían con sus lágrimas y que veían, descorazonadas, como el río se llevaba, junto con sus lágrimas, sus sueños, sus deseos de justicia, pero no así su dignidad… ni su pobreza.
Son las voces de las lavanderas del Manzanares, mujeres que se han visto reflejadas en las aguas en cada etapa de su vida: la infancia, la juventud, la madurez y la vejez, siempre esperando un cambio de fortuna que las saque de los pequeños pozos que excavaban en la arena para recoger el agua donde poder lavar las ropas ajenas, metidas y arrodilladas sobre unos bancos de madera, a modo de cajón, que era su puesto a lo largo del río. Porque en muchas ciudades y pueblos había lavanderas que realizaban el trabajo repetitivo, duro, mal retribuido, de lavar la ropa para las familias pudientes, pero utilizaban lavaderos instalados en las ciudades y pueblos. Madrid, la Corte, no los tuvo y solo el río ofrecía esta posibilidad facilitada por sus orillas arenosas. No, no eran ninfas, ni ondinas que trataban de arrastrar a los hombres a los abismos tenebrosos, como llegó a recrearse en algunas historias. El abismo era el que vivían ellas junto con sus hijos, si no tenían familiares con los que dejarlos.
LAVADEROS EN EL MANZANARES
Así, durante todas las estaciones del año, estas mujeres, expuestas a las inclemencias meteorológicas se mal ganaban la vida lavando ropa, que transportaban ellas mismas hasta la orilla del río o, si trabajaban para las personas que tenían concedida la explotación de algunos lavaderos, les eran llevadas por los esportilleros. Restregando la ropa sobre maderas y golpeándola con piedras trataban de eliminar la suciedad que traía la ropa, no solo de casas bien, sino también de hospitales y asilos, contagiada y utilizada por enfermos todo tipo, sin tener más protección que su propia suerte y la que les dispensa contra el calor del sol la instalación de débiles sombrajos de ramas, cañas y maderas. El frío se combate con ejercicio y aceptando los frecuentes catarros que degeneran en enfermedades más graves. Los tendederos que se extendían a lo largo de la orilla, sujetos con pértigas, con sus ropas de colores, donde resalta la albura rutilante haría exclamar a Pío Baroja: «En los lavaderos del Manzanares brillaban al sol ropas puestas a secar con vívida blancura.» Pero don Pío no se preocupó de conocer lo que había detrás de esa blancura, el dolor de las mujeres, el trabajo, la ceniza necesaria para potenciar el blanco, la falta de sol muchas veces que obligaba a recoger la colada aún mojada y llevarla como más peso sobre la cabeza o la cadera… No, eso no era pintoresco.
Desde el siglo XV se tiene constancia de esta actividad, pero es durante el siglo XIX y como consecuencia de la guerra contra los franceses (1808-1814) lo que arruinó aún más a España y se acrecienta la miseria de la población. El campo se depauperiza y expulsa hacia las ciudades a miles de personas empobrecidas. La capital, completamente incapaz de absorber la mano de obra que significa la llegada de esas olas de inmigrantes, ve como sus calles de llenan de personas que tratan de ganarse la vida de la mejor forma posible y una de las salidas para las mujeres es lavar la ropa de otros. Más de cinco mil lavanderas se agolpan en las orillas del Manzanares. La evolución política no ayuda a encontrar salida a las dificultades sociales y los distintos gobiernos que se alternan a una velocidad de vértigo o a golpe de pronunciamiento, absolutistas, moderados, liberales, progresistas, se muestran inoperantes en resolver el problema social. Las guerras civiles tampoco permiten –o más bien, son una buena excusa- atacar la raíz de la pobreza y la miseria. Las Leyes que se promulgan de Beneficencia se quedan en un compendio de buenas intenciones, desbordadas por la realidad social y por las continuas epidemias de cólera y otras enfermedades.
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el se d e nt rre si d e a n Be rn a p e c i b S eño r, n zi a, d e n u n a n iña S o e m año s d a co n e f iz e nt i si Esz e l silo d e be e st a d o v i u e ed a d 29 it u d o lic ne oa ad g u n d it a Do m e l a ba n d e r a d o u n a s e s e le h R u io di n o; año s o f ic bi e n d o e c l a o rd e n q e a qu i a s s o d e t re u p lica qu e n o bi n i e n d n cont ra n d o e s l a s sa e a V.S. libe rt a d y f i a d o r y ilig e n ci a e u e m e d u u q pa ra s h a s e con s o a ce r l a st a ra cion li z qu e c e e nd d e s pa n o p u di e cion y si e r ot ra y nf j e r ut il a u m en a i s l a d d e s u d et a p u ed e co llo u n a m s p ro a a l ca u sa m i e n d o s e u e s io m e e n i e n d o m A silo t p o te e st oi c m a s fa lt a a n a r y n o rio ra d e e s a ce re a g a e Su p pe ro s e si rv e año s l e a g lo p u e d o r d a e s M pl qu e m qu e e s l a o d e V.S. e d e l cu m m i n g o d o ig a t e ct o r ra zon Be n ce le bri d a e s on e l d o ra zon El escrito adjunto de una e l co g ra zi a; e n ri n zi pe qu d a d o s e C a rd e y joven lavandera pertenece e st a a u g u st o p ra d e l bon a dio s Gu lo s e m al Archivo de Villa de MaJu nt e st ro e e s pe n de drid, y se corresponde con d e n u G ra ci a qu ño re s d e l a a ra e l bi e p la identificación AVM, sigu e s e s d e m a s s e d o s año s p natura 1-32-35, 1858. Cota .y d e V.S a v i d a dil a s.» municaciones. o l a V.S. d e s g ra ci a d s po bre Las lavanderas, que no pueden atender a sus hijos a medida que estos crecen ven como son detenidos por las rondas de mendigos y confinados en los depósitos de pobres antes de pasar al Asilo de San Bernardino. Ellas mismas, en muchas ocasiones recurren a la mendicidad para poder complementar sus pobres ingresos, sufriendo el mismo destino. A partir de 1858 las mujeres internas en el Asilo de Madrid son enviadas al de Alcalá de Henares, lo que les provocará no solo la pena del internamiento sino la separación de la familia. La salida del Asilo, el precio de la libertad tanto de las madres como de los hijos, vendrá después de abonar las gastos de estancia en las instalaciones municipales en una cantidad doble de lo realmente gastado, a modo de penalización y para evitar la reincidencia, presentación de aval de una persona que haga de fiador, lo que no siempre está al alcance de todas las personas. 38 Pasea por Madrid
La rutina se rompía por las fechas en las que se celebraba la Romería de San Isidro, entre los días 13 y 17 de mayo. Los terrenos donde se ubicaban los lavaderos situados frente a la ermita del Santo eran propiedad de la Condesa de Bornos, que tenía arrendada su explotación a un tal Alonso. Para facilitar el paso del río hacia la ermita, el ayuntamiento instalaba un pontón de madera cuya explotación, como peaje para poder cruzar el río, se subastaba y el producto de la misma se destinaba al Asilo de San Bernardino. Pero había personas que estaban exentas de pago para utilizar el pontón o los accesos a los lavaderos, que quedaban dentro del recinto protegido hacia el puente: además de las autoridades y personal de servicio, las propias lavanderas. La Condesa de Bornos debía dar su autorización para la
Inauguración del Asilo de Lavanderas
instalación del pontón en su propiedad, lo que era concedido sin problema, pero dejando claro el derecho de uso sin costes de las usuarias de los lavaderos. No siempre se respetaba escrupulosamente esta condición y por parte de los encargados de controlar el paso y realizar el cobro se pretendía cobrar también a las lavanderas, con los pertinentes conflictos y accidentes que se producían al intentar éstas acceder a los lavaderos a través de otros puntos menos accesibles y, por tanto, más peligrosos. Problemas que se acumulaban a las penalidades diarias. Mientras tanto la vida política de España, en general, y de la Corte, en particular, sigue su curso de espaldas a la realidad. Ni los viajes del agua, ni el avance que supuso la traída de la misma desde el Lozoya a través del Canal de Isabel II, ni el reinado de esta reina, ni la Revolución Gloriosa que la derrocó y dio lugar al Sexenio Democrático (1868-1874) ni la Restauración Borbónica con sus turnos y caciquismo, salpicado de corrupción, fueron capaces de hacer desaparecer los lavaderos del Manzanares. Sólo la canalización del
río en 1926 puso fin a ese trabajo esclavizante. Quedan imágenes y relatos pintorescos, costumbristas, pero solo una mujer, la reina posiblemente menos conocida y considerada de nuestra historia, María Victoria, consorte de Amadeo I, tuvo la sensibilidad suficiente para tratar de paliar en algo la dura vida de las lavanderas, fundando en enero de 1872 lo que se puede considerar como la primera guardería de España, el Asilo de Lavanderas, con capacidad para 300 personas. En él se recogían los hijos de hasta cinco años de edad de las lavanderas, se les atendía en todas sus necesidades, se les instruía y alimentaba, cuidados por ocho Hijas de la Caridad. Contaba, además, con seis camas para atender a las propias mujeres si se accidentaban. No es de extrañar que a su prematura muerte, el ocho de noviembre de 1876, cuando contaba solo con veintinueve años, el colectivo que se sintió reconocido por la reina le dedicase una humilde placa que fue colocada en su sepulcro: «En prueba de respetuoso homenaje a la memoria de doña María Victoria, las lavanderas de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Tarragona, a tan virtuosa Señora.»
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Imagen cedida por Pedro López Carcelén autor e ilustrador del Atlas Ilustrado de la Historia de Madrid. por Luis Miguel Aparisi Laporta Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia Miembro numerario del Instituto de Estudios Madrileños
DESDE LA PUERTA DE ATOCHA A LA PLAZA DE CÁNOVAS DEL CASTILLO PASEO MONUMENTAL 12
No es posible poner en duda es este recorrido un auténtico museo de arte e historia, y permanente recuerdo y respeto a nuestro pasado. A los hombres que lo hicieron, y al concepto monumental que otros dejaron. Grandes y pequeños monumentos –que siempre los adjetivos dimensionales son relativos–. Fuentes con argumentación especial –que no significa dedicadas a …–, y que son simples y acertadas ornamentaciones. Lápidas a modo de señalización de un lugar, recuerdo de quién allí vivió o de algo notable allí ocurrido. En la medida en que seamos conscientes, y consecuentes, de ser no simples usuarios de la ciudad, sino propietarios de un bien común, podremos en verdad apreciar lo que nos rodea. Los hechos recordados, que homenaje a ellos son, siempre que estén dentro de los cánones de nuestra civilización, necesario será los aceptemos. Necesaria aceptación, pero ello es incompatible con el desconocimiento. Obras de arte, testimonios, historia que voy a recrear en estas páginas de Pasea por Madrid. 40 Pasea por Madrid
ITINERARIO
9 10 11 8 7 6 6
6
5
4
6
3
1
2
Iniciamos nuestro recorrido en la Puerta de Atocha (ya desaparecida) y lo concluiremos en la plaza popularmente conocida como de Neptuno. Para vergüenza colectiva, la Puerta de Atocha, por innecesaria, fue suprimida. Mal presagio no conservar el origen, lo que ayuda a no saber dónde se quiere llegar. Suprimida fue porque, ciertamente, ya no era elemento útil, necesario en lo material. ¡¡¡Cómo si la historia no fuera imprescindible!!! Mal destino el de una sociedad que admite se suprima lo que considera ya no le es útil. Pero freno mis particulares consideraciones y antes de iniciar nuestro recorrido prudente nos parece fijarnos en como surge este pequeño parque lineal. Parque en forma de bulevar que tendrá prolongación hasta la Plaza dedicada a Cristóbal Colón. Por donde ahora las ermitas dedicadas a San Antonio de la Florida, el rey Enrique IV, conmemorando «un paso honroso» allí celebrado el 8 de septiembre de 1463, en su honor y en el del duque de Arminach, embajador de Bretaña, mandó levantar un nuevo monasterio. Curiosa la argumentación, y curioso se quedará bajo la advocación de Nuestra Señora del Paso (no se tardará en cambiar el nombre). Monjes jerónimos procedentes de Guadalupe serán sus primeros ocupantes, hasta el año 1503 en que los Reyes Católicos autorizan el traslado al Oeste de la ciudad, en zona que inmediatamente se conocerá como el prado de los Jerónimos. Del monasterio junto al Manzanares Jerónimo Quintana1 nos dice: «Sucedió pues, que por ser el sitio muy enfermo a causa de estar cerca del río puesto en lo llano enfermaron todos los Religiosos de suerte que apenas había nadie que quisiese tomar el hábito por no poderse habitar la casa sin notable riesgo de la salud, y peligro de la vida. 1 QUINTANA, GERÓNIMO DE, A la muy antigua, noble y coronada Villa de Madrid, año 1629, Folio 399.
Pasea por Madrid 41
Fragmento del lienzo de Antonio Joli de mitad del siglo xviii en donde se aprecia la Puerta de Atocha y el inicio del Prado Viejo.
PUERTA DE ATOCHA Testigo fue esta puerta del regreso de aquella juventud que defendió a España en otros continentes, y que tan ignominiosamente la sociedad española ha pretendido olvidar. Construida con ladrillos conmemorando la entrada en Madrid de los reyes, se colocaría el escudo de armas reales en la parte exterior; y en la interior el escudo de la Villa, trabajado por los escultores José de Ágreda y José Tomás. En el año 1851 fue derribada la puerta. Álvarez y Baena2, año 1786, escribe: «Siguiendo las tapias del Hospital General se halla la puerta llamada de Atocha, que estuvo antes en la plazuela de Antón Martín, y se mudó donde hoy está, quando se estableció aquí la Corte. La Fábrica que tiene es hecha en 1748 de tres Arcos iguales de ladrillo; por parte del campo tiene esta puerta delante el hermoso paseo de las Delicias que baxa en dos dilatados ramales hasta el rio Manzanares, cada uno compuesto de tres calles con sus plazuelas, y fuentes en el principio; se hizo Reynando el Señor D. Fernando el VI. Volviendo á entrar por la misma puerta de Atocha, se halla el tan celebrado, desde muy antiguo, paseo del Prado; y mucho mas lo puede ser en el día, pues por disposición del Excelentísimo Señor Conde de Aranda, siendo Presidente de Castilla año de 1767 se le ha dado nueva forma, juntamente con los Prados de Recoletos, y San Gerónimo con la baxada al Convento de Atocha, se han cerrado los arroyos con cantarillas, y sobre ellas asientos de piedra con verjas de hierro, se han hecho hermosas y suntuosas Fuentes, y una infinidad de calles de arboles de plazuelas, que todo junto forma un deleytoso recreo; el Ingeniero que dio el plan para ésta insigne Obra fue Don Josef de Hermosilla, y muerto la concluyó Don Ventura Rodriguez, como Maestro Mayor de Madrid». Y como complemento a Álvarez y Baena, Ayguals de Izco3, en María, la hija de un jornalero, año 1849, nos dice: «La puerta de Atocha está al mediodía y conduce al paseo de las Delicias. Fue fabricada en 1748 de tan extravagante gusto, que en 1828 y 29 hubo que reformarla bajo la dirección del arquitecto Mariátegui. Consta de tres arcos iguales y corona el final de su ático, por la parte exterior, un escudo de las armas reales sostenido por genios y decorado de trofeos de guerra».
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Fundación Real el nuevo monasterio pronto dispondrá de habitaciones para uso de los reyes, siendo lugar «de retiro», en paraje alejado y tranquilo. La permanencia del rey en aquel apartado cenobio empujará al ayuntamiento a adecentar el espacio que se convertirá en el Paseo del Prado. Planes urbanísticos que pasaran por cubrir el arroyo –que lo recorría y recorre en el mismo eje del paseo–; plantación de cuidada arboleda; acometida de agua para el riego; levantamiento de un kiosco para música en forma de una torrecilla (dibujada en el plano que presumiblemente salió del taller de Juan Gómez de Mora hacia el año 1622). Espacio compartido por la burguesía y por el pueblo llano. Los primeros paseando a caballo o en coche, para ser vistos, y los segundos para ver a los primeros. Una ordenanza municipal regulará el transito de las caballerías y coches de caballos. Y con frecuencia el paso de la comitiva real; todo un espectáculo en el siglo xvi. En 1510 Carlos I convocará Cortes que se desarrollaran en la iglesia del monasterio de San Jerónimo. El espacio hoy configurado como Plaza de Cánovas del Castillo (popularmente de Neptuno), era paso obligado entre el Alcázar y el monasterio de San Jerónimo o la Basílica de Nuestra Señora de Atocha.
Fuente de la Alcachofa, en su emplazamiento actual el uno de los extremos del estanque del Parque del Retiro
1 FUENTE DE LA ALCACHOFA
Con motivo de la entrada en Madrid de las reinas Ana de Austria y Margarita de Austria, esposas de Felipe II y de Felipe III, como punto trascendente en el ornato de la ciudad se escogerá el Pardo de los Jerónimos (años 1570 y 1599). En aquellos eventos está el despegue urbanístico del paseo, con continuadas transformaciones que llegan al siglo xxi. Muchos nombres señeros en la arquitectura quedan relacionados con el Prado (topónimo simplificado desde hace muchas décadas), entre ellos José Hermosilla y Sandoval y Juan de Villanueva. Aceptado el topónimo Paseo del Prado (oficializado en el Acuerdo Municipal de fecha 20 de enero de 1835), de él tomará el nombre el Museo Nacional de Pintura y Escultura, una de las pinacotecas más importantes a nivel mundial. A su amparo, y en su cercanía surgirán otros museos de realce, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Museo Thyssen Bornemisza. El Paseo del Prado articula la ciudad en eje Norte Sur, uniendo la ribera del Manzanares con el inicio de la carretera de Burgos: Calle del Maestro Arbós, Paseo de las Delicias, Paseo del Prado, Paseo de los Recoletos y Paseo de la Castellana. Cinco espacios urbanos, cada uno con su propia idiosincrasia, su personalidad. En estas páginas hoy concretamos en la estatuaria y lapidaria en el Paseo del Prado, y lo haremos recordando una puerta desaparecida.
Proyectada por Ventura Rodríguez, año 1781. Los niños, de Antonio Primo. El tritón y la sirena, de Alfonso Bergaz. Un tritón y una nereida sujetan el escudo de Ma-drid; escudo en versión próxima a como sería aprobado en 1967. Sobre la taza un grupo de niños; cuatro puttis, como cobijados debajo de una «alcachofa». Niños y alcachofa no estaban en el primitivo proyecto. En 1858 se publicará un artículo, prueba evidente de interés por lo madrileño; interés que en el siglo xxi no detectamos: «De todas las entradas que tiene Madrid, si se exceptúa la de la Puerta de Alcalá, la más hermosa y la que da más realce a la capital de España, es sin disputa la de la Puerta de Atocha. El viajero que por el ferrocarril del Mediterráneo llega de la industriosa Barcelona, de la florida Valencia ó de la frondosa Andalucía, cree ver reproducirse en las gigantescas calles de árboles que adornan el Prado en toda su extensión, las verdes enramadas de los Elíseos y de la Rambla, la robusta y exuberante vegetación de la Alameda y de la Glorieta, y los lozanos bosques de Granada. Para el viajero de la Mancha debe ser una cosa incomprensible, tanto árbol, tanta fuente, tanta variedad…»4 En 1881 se trasladó desde el Paseo del Prado al Parque de El Retiro, bajo la dirección del arquitecto José de Urioste, de acuerdo con lo aprobado por el Ayuntamiento un año antes. Desde 1987 una réplica en bronce cerca del lugar que tuvo la primitiva en el Paseo del Prado (en la Glorieta de Carlos V), sobre un gran pilón con cuatro grupos de cuatro surtidores cada uno, tomando la forma de alcachofas.
ÁLVAREZ Y BAENA, JOSÉ ANTONIO, Compendio histórico, de las grandezas de la coronada Villa de Madrid, Corte de la monarquía de España, Madrid 1786, pág. 38/39. 2
AYGUALS DE IZCO, WENCESLAO, María, la hija de un jornalero, Madrid, año 1849, pág. 171. 3
El Museo Universal, 30 de septiembre de 1858.
4
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2 CLAUDIO MOYANO Un zamorano rector de la Universidad de Valladolid. Alcalde de Valladolid. Diputado y senador. Ministro en tres gobiernos. Responsable de la Ley por la que se declaraba obligatoria la enseñanza primaria (1857). Miembro de las academias de Ciencias Morales y Políticas y de la de Jurisprudencia y Legislación (de esta última será su presidente). Estatua labrada por Agustín Querol, inaugurada en la desembocadura de la calle a Claudio Moyano dedicada, el 10 de noviembre de 1900. Un año antes había sido cedida por el Estado al Ayuntamiento Madrileño. Tras haber servido de parapeto a un vehículo descontrolado que bajaba por la calle, ciertamente en cuesta, el Ayuntamiento decide trasladarla a un lugar más tranquilo: el patio de un colegio al político recordado, en la Calle de Cea Bermúdez. Si homenaje fue colocarlo cerca del ministerio por el regido, seguro don Claudio prefirió el estar rodeado de chiquillería; por una chiquillería beneficiada por su hacer político. En 1982, politizando aquel anterior traslado, y declarando en prensa se sacaba la estatua de «un almacén», fue colocada en su original emplazamiento. Mal asesorado estuvo el político de turno, pues a los pocos días de la reinauguración, un camión se estrellaba contra ella. Reconstruida será desplazada a la acera, junto al ministerio.
PUERTAS EN EL JARDÍN BOTÁNICO 3 Puerta Real Puerta Real del Jardín Botánico.
Orientada hacia el Oeste, de marcado estilo clásico, con un arco central de medio punto, y en los laterales dos vanos adintelados. Debajo del frontón la leyenda: «CAROLUS III P.P. BOTANICES INSTAVRATOR / CIVIUN SALVTI ET OBLECTAMENTO / ANNO MDCCLXXXI» (Carlos III, Padre de la Patria, instaurador de la Botánica, para salud y recreo de los ciudadanos, año de 1781). 4 Puerta de Murillo Enfrentada al Museo del Prado, diseño de Juan de Villanueva, año 1789.
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5 SALVADOR ESTEBAN MURILLO
PLACAS DEL «PLAN MEMORIA DE MADRID» En la verja del Jardín Botánico placa en homenaje a Miguel de Cervantes, en su única obra completa en poesía: Viaje al Parnaso. Esta placa estuvo antes en fachada del palacio de Villahermosa. Y en el número 38 del paseo un recuerdo al más de medio centenar de patriotas asesinados por tropas francesas el día Dos de Mayo de 1808.
Estatua de Sabino de Medina. Pedestal de José Luis Ibarra, siendo los adornos de este obra de Fernando de la Torriente. Inaugurada el 25 de junio de 1871, frente a la fachada Sur de nuestra primera pinacoteca. En abril de 1861 Sabino de Medina se había dirigido al duque de Sesto, alcalde de Madrid, y expuso que en París se iba a proceder a fundir en bronce la estatua por el preparada con destino a la Plaza Nueva de la ciudad de Sevilla, y puesto que no sería posible conservar el molde, sugiere se haga una copia para Madrid; presupuestando el trabajo en 120.000 reales, más otros 10.000 por el transporte desde París a Madrid. Desde un principio tuvo claro el Ayuntamiento que el sitio adecuado sería entre el Museo del Prado y el Jardín Botánico5. Por el Ayuntamiento madrileño se pedirá a la Sociedad de Emulación y Fomento de Sevilla, en su calidad de propietaria de la estatua, autorización para sacar un duplicado. Manuel Cortina, en nombre de aquella Sociedad, comunicará el 8 de febrero de 1862, la aceptación a la réplica, poniendo como condición se grabase en el plinto la leyenda: «SEGUNDO EJEMPLAR DEL MODELO EMPLEADO PARA LA ESTATUA DE SEVILLA, 1862». Requisito aceptado por el Ayuntamiento, pero leyenda en poco tiempo desaparecida. Archivo de Villa, expediente signatura ASA-10-25-48. 5
Puerta de Murillo del Jardín Botánico.
“Adiós, Madrid; adiós tu Prado y fuentes que manan néctar, llueven ambrosía ...” Cervantes, “Viaje del Parnaso” 1614 Ayuntamiento de Madrid 1991
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Conjunto de cuatro fuentes en el paseo del Prado frente a la estatua de Murillo
6 CUATRO FUENTES O FUENTE DE LOS
TRAJINEROS Planteadas dentro de la decoración del Salón del Prado. Junto al tritón, figura clave de las fuentes, un delfín y unas cabezas de oso. Dos de los tritones salieron de las manos de Roberto Michel; los otros dos fueron iniciados por Francisco Gutiérrez, y concluidos, a su muerte, por Antonio Bergaz. Las cabezas de oso que forman los capiteles de las columnas son trabajo de José Rodríguez. Del resto de la fuente (columnas) se ocupó Narciso Aldebó. El conjunto obedece a un diseño de Ventura Rodríguez, año 1780. Fuentes también conocidas como de los Trajineros; versión antigua de los transportistas, que entraban en Madrid por la Puerta de Atocha y aquí paraban para que abrevasen las caballerías. Fuentes que destacan por su sencillez… y por el gran número de artífices que intervinieron. La Junta Consultiva de Arte Público en Madrid, pretenderá en 1905 que fueran trasladadas al Parque del Oeste, cediendo el espacio al proyectado monumento a Miguel de Cervantes. Una de las cuatro fuentes quedará seriamente dañada en la Guerra Civil de 1936/1939, siendo restaurada en 1941. Las heridas de la Guerra Civil pudieron superarse con una adecuada
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restauración; pero no la acción del tiempo en un ambiente hostil. Es posible que la piedra utilizada no fuera de la mejor calidad; pero también es cierto que la climatología madrileña no es la más adecuada para la correcta conservación de los monumentos. Acertadamente, se optará por, en lugar de restaurar las figuras principales de las fuentes, sustituirlas por unas copias en resina. Las originales, que más parecen sacadas de un pecio marino, hoy podemos contemplarlas en el patio renacentista del Museo de San Isidro. 2 MONUMENTO A EUGENIO D’ORS Conjunto de Federico Mayo y Federico Marés, diseñado por el arquitecto Víctor D’Ors, hijo de Eugenio D’Ors. Delante de lo que fue Delegación Nacional de Sindicatos, y hoy sede del ministerio de Sanidad y Consumo, monumento formado por un muro cubierto con losas de granito enmarcando un lienzo de piedra caliza blanca, en el que está grabada una leyenda alusiva al espíritu dorsiano. En la parte delantera un pequeño estanque de donde emerge una figura femenina, representación de La Sabiduría, en posición de apaciguar a un monstruo, simbolizando La Ignorancia, entre amenazador y sumiso. El orden representado en la mujer hace frente a las fuerzas naturales.
Monumento a Eugenio D’ors frente al Ministerio de Sanidad.
7 ESTATUAS Y CORNISAMENTO EN LAS
FACHADA DEL MUSEO DEL PRADO Frontón fachada Norte (Desaparecido) Apolo de pies entre el Zodiaco coronando las artes. Grupo escultórico que previsto estuvo colocar en la fachada Oeste. Lo inició Pedro Hermoso. Cuando la obra estaba avanzada, hubo que abandonar el trabajo dada la mala calidad de la piedra. Fallece Hermoso, continuando el trabajo Suñol, suprimiendo algunas partes cuando ya se había decidido colocar el grupo en la fachada jónica (la del Norte). Lamentablemente, hubo que retirarlo por su mal estado de conservación.
Esculturas y medallones en la fachada Oeste del Museo Doce esculturas, en otras tantas hornacinas, casi al nivel del paseo y dieciséis medallones situados sobre las hornacinas representando bustos en relieve que fueron trabajados entre los años 1826-1838 por Valeriano Salvatierra. Era entonces director del Museo José Rafael Fadrique Fernández de Hijar. Sus nombres y situación exacta pueden apreciarse en doble pagina en este mismo artículo.
10 UN PINTOR PARA EL PRADO Estatua de Julio López Hernández, inaugurada en 1991. Recordemos también se debe a este escultor la estatua de García Lorca, que ahora tenemos en la Plaza de Santa Ana y también un Velázquez, en la Calle de Juan Bravo, en su cruce con la dedicada al pintor.
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Diego Velázquez 1
11 OBRAS MENORES DE LA FACHADA OESTE DEL MUSEO NACIONAL DE PINTURA 4
3
1
2
Francisco Zurbarán 2
José de Ribera 3
Inmortalidad
Admiración
Constancia
Criterio para la identificación de las obras dentro de la fachada Se ha utilizado la misma numeración para ambas alas del edificio, partiendo del eje de simetría que ofrece la fachada
Gaspar Becerra 4
Gregorio Hernández 5 8
6
7
8
7
Alonso Cano
6
4
5
5
2
3
4
3
1
2
1
6
5
6
7
8
José Álvarez 7
Alonso Berruguete 8
Fama
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Arquitectura
Victoria
Bartolomé E. Murillo 1
1
2
3
4
Juan de Juanes 2
Claudio Coello Magnificencia
3
Fertilidad
Simetría
Juan de Toledo 4
Juan de Herrera 5 1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
6
6
7
7
8
8
Ventura Rodríguez 6
5
7
6
8
Pedro Pérez 7
Pedro Machuca 8
Paz
Euritmia
Fortaleza
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ESCULTURAS DE LAS FACHADAS OESTE Y NORTE DEL MUSEO NACIONAL DE PINTURA
Diego Velázquez. Fachada oeste. Aniceto Marinas
8 DIEGO DE VELÁZQUEZ Estatua conmemorativa del tercer centenario del bautizo del pintor, sufragada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid; el pedestal lo sería por la Sociedad Central de Arquitectos. El monumento, que había sido premiado en concurso público, pudo, antes de la inauguración junto al Museo, contemplarse en el certamen que se celebró en el palacio de la Castellana. Primer premio en la Exposición de Bellas Artes, edición del año 1899. Dos intentos se habrían producido en Madrid para erigir monumento a Diego Velázquez, ambos fallidos por problemas económicos. Cuando el Ayuntamiento madrileño acordó el 17 de noviembre de 1864 la ubicación de la estatua de Murillo, propuso: «otra del insigne hijo de Madrid y también famoso pintor Diego Velázquez». Considero es expresión de cariño «hijo de Madrid», y no errata. Simplemente el reconocimiento a quien tanto trabajo en Madrid. No se trataría de usurpar la nacencia
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de Velázquez en Sevilla, pero si estar por encima de un localismo, que, en cualquier caso, no es mérito de la persona. Por parte del Ayuntamiento llegaría a efectuarse encargo a Sabino de Medina, aceptando el presupuesto que el escultor había presentado, cifrado en 280.558 reales. La prensa se hará eco de la inauguración de la estatua por la reina regente y por su hijo Alfonso XIII. El Embajador de Alemania depositaría una corona en nombre del emperador germano. Mariano Benlliure lo haría en nombre de los artistas italianos. En el momento de descubrir el monumento se interpretó la Marcha Militar, de Beethoven6. El lugar que ocupa la estatua sedente de Velázquez, antes lo ocupó el grupo dedicado a Daoiz y Velarde, hoy en la Plaza del Dos de Mayo. Representó Aniceto Marinas a Velázquez sentado en un sillón monacal, en actitud de contemplar, sereno e inquisidor, su última pincelada. El conjunto tiene una
El grupo escultórico que coronó la fachada Norte estuvo previsto colocarlo encima del relieve cimero de esta fachada, esculpido por Ramón Barba y completado por sus ayudantes varios años después de su muerte. Se representa a Fernando VII recibiendo los dones de Minerva y de las Bellas Artes. Quince figuras humanas encontramos en este friso; junto a Fernando VII, siete figuras femeninas, tres masculinas y tres niños. También el dios Neptuno y un león.
construcción bastante parecida a la que daría Llaneces en su Goya de la Glorieta de San Antonio de la Florida. En la mano izquierda una paleta, y en la derecha un pincel. En el suelo, apoyadas en las patas del sillón una carpeta. Con posterioridad a la inauguración se colocará una verja, diseño de Velázquez Bosco hoy desaparecida.
9 FRANCISCO DE GOYA Esculpida por el valenciano Mariano Benlliure. Uno de esos monstruos que hace nos parezca la escultura un arte mágico, de ejecución imposible, si no se es un superdotado. Por supuesto estoy hablando de la escultura, y no de la expresión libre, que por eso mismo de la libertad, yo no entiendo ni comparto. Estamos ante una estatua viajera. Contra lo que con frecuencia se dice, no es tan acusado el «baile de las Estatuas» en Madrid, si pensamos en el alto número de elementos que tenemos en la ciudad. Pero esta si ha viajado. Proyectada para colocar a la derecha de la Ermita de San Antonio de la Florida, en el centro de una fuente, donde después se levantará la ermita gemela. Prescindiendo de la fuente, y sobre un pedestal donde vemos a La maja desnuda, y alusión a Los caprichos que realizara el baturro pintor. En junio de 1902 se inaugurará en el Parque de El Retiro, en el Paseo del Duque de Fernán Núñez, justo delante de la puerta de la Casa de Fieras. En 1905 se traslada al bulevar que tuvo la Calle de Velázquez, esquina a la Calle de Goya, donde fue decapitada por el trole de un tranvía. En la ubicación actual desde el año 1946.
Francisco de Goya, fachada norte. Mariano Benlliure.
El País, Madrid, 14 y 15 de junio de 1899.
6
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12 FUENTE DE NEPTUNO. Inaugurada en 1790. Diseñada por Ventura Rodríguez, año 1777, labrada con mármol procedente de Montesclaros (Toledo). El trabajo escultórico se ha atribuido a Juan Pascual de Mena, pero presumiblemente sería ejecutado por su discípulo José Arias, ante la avanzada edad de Pascual de Mena. Posiblemente el maestro realizó la figura de Neptuno, y el discípulo los caballos. En cualquier caso, Juan Pascual de Mena o José Arias trabajaron con los modelos de madera realizados por Miguel Ximénez, trabajos que no estuvieron concluidos hasta 1781. La concha, los delfines y el agua son trabajos de José Rodríguez, Pablo de la Cerda y José Guerra. El lugar ocupado por esta fuente, fue antaño ocupado por la Fuente del Caño Dorado, dibujada y señalada en el plano de Madrid trazado por Pedro de Teixeira, año 1656. Centrando una de las plazas de más grandes dimensiones de Madrid, la dedicada a Cánovas del Castillo, plaza urbanizada en 1895 por el alcalde don Nicolás de Peñalver y Zamora, conde de Peñalver, en la segunda de las tres etapas en que ocupó la alcaldía El tridente original, de bronce, sería robado el 9 de mayo de 18147 y la penuria de las arcas municipales solo permitirá, quince días des52 Pasea por Madrid
pués, sustituirlo por uno de hierro dorado. La fuente se trasladó al centro de la plaza el día 5 de septiembre de 1897. Curiosa la descripción que de la fuente monumental nos hace Nuevo Mundo en 1899: «…consiste en un gran pilón circular, en cuyo centro se ve un caprichoso carro formado por una concha y tirado por dos caballos marinos, sobre el cual aparece de pie la estatua de aquel dios con una serpiente enroscada en la mano derecha y el tridente en la izquierda. Alrededor del carro hay varias focas o delfines que arrojan agua a bastante elevación.»8 Curiosa la dudosa interpretación que se hace de las «focas o delfines»; duda que ya se había manifestado en el Semanario Pintoresco seis décadas anteriormente: «…en pie sobre su carro de concha tirado por dos caballos marinos, con focas o delfines, jugueteando delante; todo muy bien ejecutado, aunque por no haber dado mas altura al pilón o rebajado mas la base de toda la máquina, ha resultado que el carro, los caballos y delfines ruedan y nadan no en el agua, sino sobre peñas que aparecen descubiertas por cima de ella9». Blanco y Negro, 26 de enero de 1907. Nuevo Mundo, 1 de marzo de 1899. 9 Semanario Pintoresco, 9 de julio de 1837.
7
8
ALFONSO
Detrás del nombre de Alfonso hay una saga de fotógrafos que comienzan su andadura en el año 1895 cuando Alfonso Sánchez García entró como aprendiz en el estudio de Amador Cuesta, enseguida comienza su labor como reportero gráfico en las publicaciones de la época; a partir de 1902 comienza a firmar como ALFONSO y obtiene su primer galardón en el Certamen Internacional de Fotografía celebrado de Nueva York en 1904. Continúa la saga su hijo Alfonso Sánchez Portela que colabora con su padre y junto a sus hermanos Luis y José en el estudio que tenían en la calle Fuencarral y compatibiliza el trabajo de retrato con el de reportero gráfico cuya credencial consigue en 1921 permitiéndole viajar a Marruecos donde realiza su primera exclusiva entrevistando al líder de los rebeldes rifeños Abd el Krim en su cuartel general.
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Entrevista de Abd el Krim con Luis de Oteyza, detrás el guardaespaldas Amogar Ben Hadu. Junio 1922.
Salida del Batallón del Regimiento del Rey con destino a África. 1925
Desembarco en Melilla, julio de 1921
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GUERRA DE ÁFRICA En la fecha de la entrevista entre Alfonso y Abd del Krim este ya era el líder del movimiento anticolonialista marroquí, y desde esa posición preparó la sublevación general del Rif, atrayendo a su causa a gran parte de los soldados indígenas al servicio del Ejército español, por lo que tras el Desastre de Annual el ejército español se replegó dando oportunidad a que el Rif se organizara como territorio independiente y logró arrebatar más territorios a las tropas españolas, que quedaron reducidas Melilla, Ceuta, Tetuán y Larache La recién nacida republica del Rif no fue bien vista por España y por cuanto su finalidad era arrebatar a España y Francia la administración primero de las montañas del Rif y después de todo Marruecos la contraofensiva comienza el 8 de septiembre de 1925 con el desembarco de Alhucemas, el general Primo de Rivera acabó con la derrota de los rifeños sublevados un año más tarde.
Prisioneros Rifeños 1923
Hospital de campaña. Marruecos 1921 Pasea por Madrid 55
Al terminar la Guerra Civil se le retiró el carné de periodista cesando en el desempeño de su profesión de reportero gráfico quedando obligado a vivir de su vertiente profesional técnica, por lo que abrió un estudio en 1939 en la Gran Vía madrileña que cumplía además con una función de museo. En 1992 el Ministerio de Cultura adquirió el archivo del «estudio fotográfico Alfonso» que consta de más de cien mil negativos entre los que también se cuentan trabajos de otros empleados del estudio. Las incorporaciones técnicas que llegan a la fotografía en la década de los años 20 hacen que el Archivo General de la Administración posea hoy 116.000 negativos de un valor incalculable ya que la colección aporta el buen hacer profesional de Alfonso Sánchez Portela, como reportero, con el poder captar el instante, congelar el movimiento, es decir, lo que para el ojo humano es imperceptible y nos revela expresiones y situaciones hasta ese tiempo desconocidas que podemos ver en la congelación del movimiento en cualquier campo, taurino, deportivo, social, que hasta esa decada resultaba imposible de captar. 56 Pasea por Madrid
Cogida de Manuel Granero Madrid 1920.
Mariano Montes, muerto en la enfermeria de la Plaza de Vista Alegre 1926
Féretro de Ignacio Sánchez Mejías sacado a hombros. Madrid 1934
Segunda vuelta ciclista a EspaĂąa 1936
Zamora Entrenamiento de Zamora en el estadium ChamartĂn 1930.
Clase de gimnasia a los Guardias de la Porra impartida por el profesor negro Mr. Crocier, 1926.
Pasea por Madrid 57
En 1922 cubrió el viaje realizado por Alfonso XIII a las Hurdes en compañía del doctor Marañón que la presión internacional le obligo a emprender a causa de las denuncias efectuadas por el hispalnsta francés Maurice Legendre
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Parque del Retiro, paso a paso Pasea por Madrid 59
Texto de L. Regino Mateo del Peral Profesor de la UNED. Del Instituto de Estudios Madrileños
HISTORIA DEL CARNAVAL Y LAS DIFICULTADES DE SU RECUPERACIÓN DESPUÉS DE LA TRANSICIÓN DE 1978
Tras un largo tiempo de la prohibición del Carnaval en Madrid como consecuencia de La Guerra Civil, la implantación de la Dictadura y una vez transcurrido el periodo de la transición con la promulgación de la Constitución española en 1978, en el año 1979 es cuando se planteó realizar un tímido ensayo para su recuperación. Situación difícil, considerando que tantos años sin su celebración, planteaba un reto para que esos Carnavales pudieran programarse con el éxito y brillantez de antaño. El alcalde de Madrid era Luis María1, sustituto de José Luis Álvarez, que tuvo que dimitir para poder presentarse a los comicios municipales. Un equipo de la Delegación de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Madrid, en la que yo desempeñaba el puesto de jefe de Campañas Culturales, y de la Delegación de Acción Vecinal, así como miembros de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos participe en las reuniones que tuvieron lugar en la calle de Señores de Luzón, 10, decidiéndose que por la calle Mayor desfilaran algunos colectivos minoritarios y personas disfrazados, aunque desde el año 1952 continuaba celebrándose en el miércoles de ceniza la principal actividad carnavalesca y con mayor solera de la Villa, la del Entierro de la Sardina. Había que tener en cuenta que los últimos Carnavales databan de 1936. En el siglo xx el declive del Carnaval coincidió con un suceso político, que fue la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). El general prohibió las máscaras en las calles, pero permitió que algunas fiestas de disfraces se organizaran en determinadas sociedades madrileñas, como la Asociación de la Prensa y el Círculo de Bellas Artes. A pesar de las prohibiciones la población madrileña seguía acudiendo por las tardes de Carnaval a los paseos de Recoletos y de la Castellana. Por la calzada central se iba en coche y por el andén izquierdo de pie. Los transeúntes organizaban auténticas batallas de confetis, aunque los participantes no portaran máscaras, que volvieron a ser autorizadas en 1931. 60 Pasea por Madrid
Escena del cuadro de Peter Bruehgel El Viejo. Combate entre don Carnaval y doña Cuaresma (1559). 1 Luis María Huete fue alcalde durante ciento tres días, al sustituir como primer teniente de alcalde al entonces alcalde José Luis Álvarez, que dimitió el 9 de enero de ese año, para optar como cabeza de lista a las primeras elecciones democráticas de concejales del Ayuntamiento de Madrid.
MOVILIDAD DE LA FESTIVIDAD Hay que tener en cuenta que el carnaval es una fiesta movible, que en los países cristianos se celebra en función de cuando tenga lugar la Cuaresma y la Semana Santa. La primavera comienza el 21 de marzo y se extiende hasta el 21 de junio, momento en el que se inicia el verano. En el Concilio de Nicea, en el año 325, se estableció que la Pas-
cua de Resurrección se conmemorara en domingo, después de la primera luna llena, del equinoccio de primavera. Para contabilizar en qué días se celebran los carnavales tomamos como punto de referencia el miércoles de ceniza, primer día de la cuaresma y último del carnaval y que en el calendario cristiano se establece cuarenta días antes del Domingo de Ramos y cuarenta y seis del de Resurrección.
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Foto del Rey Juan Carlos el 24 de febrero de 1981, con los líderes políticos, un día después de la intentona del golpe de Estado. De izquierda a derecha figuran Arzallus, Fraga Iribarne, Landelino Lavilla, Adolfo Suárez, Felipe González, Carrillo, Roca y Leopoldo Calvo Sotelo.
EL CARNAVAL MADRILEÑO DESPUÉS DE LA TRANSICIÓN Después de la celebración de las elecciones democráticas en 1979, el pacto entre el PSOE y el PCE hizo posible el acuerdo para que accediera a la Alcaldía del Ayuntamiento de Madrid de Enrique Tierno Galván. En 1980, durante su mandato se perfiló ya un proyecto más completo del Carnaval. Recuerdo que, previamente a su celebración, acompañé al entonces Concejal de Cultura, Enrique Moral Sandoval al Gobierno Civil, situado entonces en el Palacio de Cañete, en la calle Mayor,69, con el objetivo de que se nos concediera autorización a fin de celebrar el Carnaval. El Gobernador Civil de Madrid, Juan José Rosón, mostró un talante abierto, aunque como medida preventiva se autorizó solo el disfraz, pero no la máscara. Quiero poner de relieve lo que aconteció en los preparativos del desfile de carnaval de1981. Precisamente, el día 23 de febrero había sido convocada, a las seis de la tarde, una reunión en la calle Mayo, 83,sede entonces de la Concejalía de Cultura, con los representantes de los grupos inscritos para participar en el concurso de carrozas y comparsas del desfile de Carnaval, cuando en el momento en que se estaban explicando los detalles para el buen desarrollo de la cabalgata, con instruc62 Pasea por Madrid
ciones para cada uno de los participantes, sonó el teléfono de la centralita, en la que se nos advertía que se había producido un intento de golpe de estado por Tejero, en la sede del Congreso de los Diputados. Ante la gravedad del acontecimiento se suspendió la reunión con la recomendación de que los allí congregados se fueran a sus casas. El 9 de febrero de 1983, D. Enrique Tierno Galván, con su fino sentido del humor y su ilustrado y espléndido lenguaje, dictó un bando sobre el Carnaval2, en el que, entre otros aspectos, aconsejaba a los madrileños que: Pueden, pues, los madrileños, hombres y mujeres, de cualquiera edad, divertir la voluntad, según su general inclinación durante los ya cercanos Carnavales, gozando de cuantos regocijos el Concejo desta coronada Villa, con generosidad, aunque sin derroche, ofrece.
En otro párrafo, Tierno reseñaba que: No es raro, por último, que en estas fiestas de Carnaval, no ya el pueblo llano, por lo común sufrido, sino currutacos, boquirrubios, lindos y pisaverdes, unidos a destrozonas, jayanes, bravos de germanía, propicios a la pelea y al destrozo, rompan sin razón bastante que, a juicio de esta Alcaldía, lo justifique, enseres de uso público que el Concejo cuida, como respaldares de bancos, papeleras, esportillas y cubos de la basura, ayudándose de los más
insólitos instrumentos, cuya finalidad propia no es, mírese como se mire, la de quebrar y destrozar.
Finalizaba Tierno su bando con estos dos últimos párrafos: De la buena crianza del pueblo de Madrid se espera que sin dejar el esparcimiento adulto y el juvenil retozo, contribuya a cortar abusos tan censurables, obra de muy pocos, que desdora a muchos. Téngase, pues, antes que la Cuaresma llegue, días de fiesta, algazara, y abierta diversión, sin excesos, según conviene a pueblo tan alegre, discreto y a la vez bullicioso como el de Madrid, de manera que su comportamiento no venga a dar la razón a quienes en tristes tiempos pasados suprimieron estas antiguas e inocentes fiestas.
En 1986, cuando el autor de este artículo era jefe del Departamento de Programación Cultural del Ayuntamiento de Madrid, seguí colaborando en la organización de los Carnavales. Uno de los aciertos más relevante fue el de incluir en la programación un ciclo de conferencias y tertulias, desde el 3 al 6 de febrero, al que se denominó: «Hablemos de los Carnavales»3, que se celebró en el Centro Cultural Conde Duque de la Concejalía de Cultura. La apertura de este ciclo tuvo lu-
La actriz Susana Estrada recogía de manos de Tierno Galván, líder del Partido Socialista Popular, un galardón por su celebridad en las tablas, donde reivindicaba una cierta libertad escénica y social. En el acto ocurrió un accidente con su vestido, que fue captado por la fotógrafo Marisa Pérez. El Viejo Profesor, se limitó a decirle «No vaya usted a enfriarse»
gar el 3 de febrero, con una magistral disertación de Julio Caro Baroja, quien, al comienzo de su conferencia: Los Carnavales hasta hoy, efectuó un emotivo recuerdo de D. Enrique Tierno, cuando solo habían transcurrido unos días de su fallecimiento (19 de enero de 1986). Entre otros, además del antropólogo, participaron en los días siguientes Francisco Umbral y Luis Carandell. Tuve el privilegio de escuchar, in situ,la magistral disertación de Caro Baroja sobre las raíces del Carnaval, su historia, la significación del término y otros aspectos que singularizan a esta fiesta.
2 Edición especial ilustrada de Bandos del Alcalde, prologada por Fernando Lázaro Carreter de la Real Academia. Ayuntamiento de Madrid. Madrid, 1984.
Caro Baroja,Julio: Conferencia: Los Carnavales hasta hoy. Día 3 de febrero de 1986. Centro Cultural Conde Duque. Ayuntamiento de Madrid- Concejalía de Cultura. 3
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MUSAS Y PREGONEROS Madrid tuvo el privilegio de contar en esos primeros años de recuperación de nuestro Carnaval, de pregoneros de la calidad de Lauro Olmo (1980), Luis Carandell (1981), José María Pérez Peridis ( 1982), Antonio Mingote (1983), Tip y Coll (1984), Moncho Alpuente (1985), Martes y Trece (1986), Conchita Velasco (1987) y Pedro Almodóvar (1988). Se trataba, por una parte, que estos doctos conocedores de la historia de esta manifestación lúdica en nuestra capital y, por otra, que esos famosos humoristas, coadyuvaran a crear un clima propicio para la celebración del Carnaval en Madrid, considerando que su recuperación era un objetivo harto difícil y laborioso. El cosmopolitismo de la ciudad y el hecho de la ausencia de su celebración durante tantos años, supusieron un duro golpe para esta manifestación festiva. A lo largo de estos años, ha habido actividades de la programación que no han cuajado como los concursos de chacotas, chirigotas y cuchufletas, que llegaron a desarrollarse en el Centro Cultural de la Villa y la Plaza Mayor y la designación de la Musa del Carnaval (la primera fue la actriz Victoria Vera y la última la presentadora de TV, Silvia Jato). Otros actos se han consolidado, no sin esfuerzo, como el pregón, el gran desfile de Carnaval, los concursos de disfraces, los bailes de Carnaval (especialmente el del Círculo de Bellas Artes), el Carnaval infantil y el ya tradicional Entierro de la Sardina constituyen actividades que forman parte del festejo.
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Presentación del programa de fiestas del Carnaval de Madrid 2014 por la alcaldesa Ana Botella.
En 1992, con motivo de haber sido elegida Madrid, Capital Europea de la Cultura, siendo Alcalde de la Villa, José María Álvarez del Manzano y López del Hierro, y Concejal de Cultura Pedro Ortiz, se editó un suplemento especial sobre los Carnavales4. En dicha publicación se recogieron diversos testimonios y artículos sobre la Historia del Carnaval madrileño, como las Raíces Carnavalescas de Madrid, Carteles para la Historia, Las máscaras y esperpentos en la pintura, No hay quien no tema a las Carnestolendas, Cosas, gentes y coplas del Antruejo, Aquellos locos años veinte, Un Jocoso Entierro, además del contenido de los pregones desde 1980 a 1991, y el programa del Carnaval de aquel año. En 1998, la Fundación Gaditana del Carnaval del Ayuntamiento de Cádiz invitó al Ayuntamiento de Madrid para que participara en un Congreso del Carnaval que se celebró en dicha ciudad, del 6 al 8 de noviembre. Tuve el privilegio de ser designado por la Concejalía de Cultura para desplazarme al Congreso y presentar una ponencia sobre La Historia del Carnaval de Madrid. Congreso sumamente enriquecedor, donde tuve la oportunidad de contactar con otras personas de distintas Comunidades Autónomas y escuchar sus disertaciones sobre los Carnavales, que se celebraban en sus respectivas localidades.
La juventud de Baco de William-Adolphe Bouguereau. Representación de las antiguas fiestas Lupercales (del latín lupus lobo) que se celebraban ante diem XV Kalendas Martias (15 de febrero), en que se sacrificaba un lobo y eran ungidos con su sangre jóvenes que celebraban rituales de fertilidad. A partir del 494 la celebración fue cristianizada por el papa Gelasio I y sustituida por San Valentín, reformada de nuevo, en la Edad Media, como antesala de la Cuaresma.
LA OPINIÓN DE UN ANTROPÓLOGO Caro Baroja, en su obra: El Carnaval, realizó una magnífica investigación sobre este acontecimiento, quizás el texto más completo, relativo a esa fiesta transgresora, opuesta al rigor y la normalidad de la vida cotidiana, resaltando en tres apartados de su pormenorizado estudio aquellos aspectos más destacados de esa manifestación lúdica, así como su origen ancestral, historia y peculiaridades, según el lugar donde se conmemore. Como indica Caro, el hecho de que se argumentara que el Carnaval derivara de las Saturnales romanas fue una tesis que especialmente se mantuvo a partir del Renacimiento y que fue sostenida por eruditos como Sebastián de Covarrubias. Otros opinan que pudiera proceder de las Lupercalia e, incluso, hay quien reseña que su origen proviene de las Dionysia griegas, que un determinado momento llegaron a identificarse con las Kalendae de enero. Otros vocablos de donde pudiera provenir el término es el de Currus navalis, en recuerdo de aquellos barcos o navíos adornados que surcaban el Nilo como veneración a Isis esposa de Osiris, dioses del Imperio egipcio y padres de Horus.
ORIGEN DEL CARNAVAL Por ello, dos eran las teorías que se mantuvieron respecto a la existencia del Carnaval. Aquella que le vinculaba a tiempos remotos, en el sentido de que esta fiesta derivaba de las Saturnales romanas, y la que contrapone este tiempo pagano al periodo cristiano de la Cuaresma. Los que mantienen esta segunda teoría son del criterio de que el Carnaval nació como antítesis de la Cuaresma, apoyándose en sus antiguas denominaciones de carnestolendas (carnes suprimidas) y antruejo (palabra que derivaría a su vez del introito o introducción a la Cuaresma). En los Carnavales que se celebran en toda la geografía hispana, desde los tiempos más pretéritos de la Edad Media, suele aparecer un varón grueso, que se harta de comer y beber y que se identifica con la carnalidad, al que el Arcipreste de Hita denomina Don Carnal y que es el que sostiene el combate con Doña Cuaresma. La vegetariana y escuálida Doña Cuaresmase impone en la pugna contra el gran comilón y bebedor Don Carnal, simbolizado este con esa cara, ancha, grasienta y colorada, portando esos productos del cerdo que cuelgan de su atuendo.
1Caro Baroja, Julio: El Carnaval (Análisis Histórico-Cultural). Pp. 30-54. Alianza Editorial, S.A. Madrid, 2006.
Suplemento Especial del Villa de Madrid. Carnaval, «92. Historia de una ficción». Pp. 3-34. 25 de febrero de 1992. Ayuntamiento de Madrid. 4
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Concurso de disfraces celebrado en el Circulo de Bellas Artes, durante los carnavales de Madrid en el año 2011. Imagen cedida por Madrid-Destino del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid.
ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA CARNAVAL
En consecuencia, podemos reseñar como rasgos que singularizan al Carnaval: la inversión de valores, según Caro Baroja5, como el hecho de que el hombre se disfrace de mujer y la mujer de hombre. Esa tendencia a ataviarse con vestimentas del otro sexo fue mal visto por la Iglesia Asimismo, la subversión del orden establecido, su carácter pagano y la libertad de que excepcionalmente goza el hombre. Días de libertinaje y desorden que derriban las barreras impuestas por la moderación sexual y por las normas y preceptos religiosos y morales. Es la época que entre la Navidad y la Cuaresma, según los países y localidades, tienen lugar fiestas en las que el disfraz y la máscara son elementos primordiales con los que el ser humano trata de ocultar su identidad, desde la máscara elegante propia de la Commedia dell’Arte, o aquellas otras más vulgares que portaban nuestras trágicas destrozonas.
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Otro de los aspectos que más ha interesado a los estudiosos e investigadores del Carnaval es la propia etimología de este término. Indica Caro6 que la acepción de currus navalis aparece ya desfasada. Posteriormente se ha llegado al convencimiento que el término español Carnaval es relativamente reciente y que proviene de la palabra italiana Carnevale y en este sentido, ya en el siglo xvi precisa Caro que el sustantivo Carnaval no tenía raigambre hispánica. Los términos más antiguos, italianizados, de los que se tiene constancia son: Carnevale, Carnovale y Carnelevare. Caro llega a la conclusión que los primeros nombres de nuestro país que aparecen son: Carnal, Carnestolendas y Antruejo. Carnal, que utiliza el Arcipreste de Hita y posteriormente fray Hernando de Talavera y Juan del Enzina. Otras acepciones con las que se ha denominado al Carnaval han sido las carnes-tolliendas, palabras castellanas, según Caro, empleadas en las Cortes de 1281. El término «Carnestollendas» se empleó por Nebrija y Covarrubias y Carrastollendas por Santa Teresa. En catalán el sustantivo Carnestoltes y en Aragón y Navarra Carnestultas. Ciappelli se refiere a su raíz en la Alta Edad Media y menciona el hallazgo de un documento en Subiaco, que data del año 965, donde consta la palabra carnevelare haciendo alusión a uno de los tres instantes del año para satisfacer las rentas a una abadía7 Además de ese nombre se emplearon los de carneprivum y carnislevamen.
EL CARNAVAL CRISTIANO
Primer premio del concurso de disfraces en el Carnaval de Madrid 1935. Imagen cedida por el Archivo Regional de Madrid. Fondos fotográficos de Santos Yubero
En definitiva, que Caro sintetiza como resumen de este análisis sobre qué término pudiera ser el más adecuado. «Nos hallamos, pues, antes de la Cuaresma: a) con un periodo en el que se puede comer carne: Carnal; b) con un periodo en el que la carne ha de dejarse: Canestolendas; c) con un periodo en el que la carne se ha dejado: Carnestoltes». Asimismo,Caro hace referencia a otra palabra muy utilizada del Carnaval que es la de «Antruejo» que parece que derive del sustantivo latino Introitus. El nombre castellanizado «introito» deriva, igualmente, de introitus, que se traduce por la entrada, prólogo o comienzo. En la misa constituye el inicio de esa actividad religiosa. Otras acepciones del término Carnaval que cabe mencionar son las de Entroydo, empleada en Galicia. Antroido y Entroido, en Asturias. Entroido, en León. Antruydo, en Santander. Ya en el siglo xviii reseña Caro como se utiliza el plural antruidos, equiparable a carnavales.
Caro1 reseña que, ya antes de que de que se celebrara el Carnaval con el cristianismo en el continente europeo, en los países paganos, cuando se iniciaba el mes de enero y durante varios días, partían de diversas localidades comparsas de enmascarados, comparsas características de las Calendas de enero (Kalendae Jannariae). La información de estos festejos, según Caro, se conoce a través de los textos condenatorios de los padres de la iglesia. En este sentido, había comitivas muy diversas de varones ataviados de mujeres viejas o jóvenes. Otros hombres se disfrazaban de animales. Algunas vestimentas y costumbres se han mantenido hasta la actualidad y en nuestro país, especialmente, en el norte. Estas tradiciones preceden al surgimiento del propio Carnaval, al igual que otras prácticas festivas que provienen de tiempos antiguos como las de la elección de autoridades burlescas. Precisamente, en las ya mencionadas Saturnales romanas entre los esclavos y niños se elegía un rey efímero que era el encargado de establecer unas normas para la observancia de sus súbditos. Esa costumbre fue incorporada al Carnaval cristiano Lo que si se puede constatar es que hay dos elementos primordiales que desde el principio caracterizaron al Carnaval: la ocultación del rostro a través de la máscara y el aprovechamiento de los últimos días, anteriores al Carnaval, para comer la carne que en cuarenta días iba a dejar de degustarse. Caro Baroja, Julio. Los carnavales hasta hoy. Ob. Cit.
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5 Caro Baroja, Julio: Conferencia: Los Carnavales hasta hoy. Ob. Cit. 6 Caro Baroja, Julio. El Carnaval (Análisis Histórico-Cultural). 2. Escarceo Lingüístico Pp.34-50.Ob. Cit. 7 Giovanni Ciappelli: «Un festín para los sentidos. Adiós a la carne». Pp. 46-51. La Aventura de la Historia. Año 3. Número 28. Febrero, 2001. Arlanza Ediciones, S.A. Madrid, 2001
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HISTORIA DEL CARNAVAL MADRILEÑO La celebración del Carnaval en Madrid, desde que la Villa fue designada por Felipe II, en 1561, como sede permanente de la Corte, tuvo la peculiaridad de estar condicionada por una doble dimensión cortesana y popular. Siempre la ciudad tuvo esa rémora de la prohibición del Carnaval o la máscara por ser la sede donde se parodiaba en esos días con mayor intensidad a las autoridades civiles y eclesiásticas de mayor rango. Uno de los cronistas que ha escudriñado las raíces e historia de nuestro Carnaval es Pedro Montoliú Camps8, quien en Fiestas y Tradiciones Madrileñas realiza una detallada descripción de esta fiesta. Por otra parte, hay que reseñar las diferentes versiones sobre la extensión del carnaval que se iniciaba en un sentido amplio9 en la Epifanía o antaño en Madrid en San Antón, (Por san Antón las carnestolendas son o Desde san Antón las mascaradas son) o en San Blas o en la Candelaria, y ya en un sentido ya más restringido se hace referencia a los tres días más relevantes: domingo, lunes y martes anteriores al miércoles de ceniza. En este sentido, Sebastián Castellanos10 menciona, como: «Por lo general en los pueblos de cor68 Pasea por Madrid
Concurso de Murgas en el parque del Retiro en los carnavales de 1935. Imagen cedida por el Archivo Regional de Madrid. Fondos fotográficos de Santos Yubero
to vecindario, solo se tiene por Carnaval los tres días que preceden al miércoles de Ceniza, si bien las vueltas del día de San Antón es la primera mascarada del pueblo; pero en las capitales y en las cortes (sic), se empieza a sentir en festivos bailes desde el 6 de enero, fiesta de la Epifanía…». Las autoridades no sólo estaban en contra de la utilización de las máscaras, sino también de las burlas carnavalescas, que fueron objeto de persecución por los Alcaldes. Es curioso que las prohibiciones dependían de la formación y mentalidad del propio monarca. Por ejemplo, Carlos I prohibió la máscara. Felipe II autorizó el disfraz pero no la careta y Felipe IV, el más entusiasta, con su valido el famoso Conde Duque de Olivares, fueron los más fervientes defensores del Carnaval. Felipe V y Fernando VI volvieron a prohibir las máscaras y Carlos II (el Hechizado), autorizó su utilización y permitió su uso en los teatros.
Concurso de Murgas y Chirigotas del carnaval de Madrid de 2911, celebrado en la plaza de Callao. Imagen cedida por Madrid-Destino del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid.
Destacan las Carnestolendas de 1637 en las que se celebraron cucañas. Las damas no dejaron de lanzarse huevos rellenos de agua olorosa. Se corrieron alcancías, juego muy similar al de cañas. Se representaron comedias, recorrieron la calle diversas mojigangas. El martes de Carnaval salió «una enorme mojiganga , dividida en cuadrillas,» destacando los escribanos, que portaban un letrero con la frase: «Todos los gatos de esta cuadrilla son los gatos de la Villa». Era tanto el entusiasmo de Felipe IV por esta actividad, como indica Caro11que en un martes de Carnestolendas de 1638, el Almirante de Castilla se vistió de mujer y el soberano y su comitiva participó en una boda, en la que el novio era apodado el Zapatilla y la novia era un ayuda de cámara, de mala cara (feo como indica Caro Baroja). El Conde–Duque se disfrazó de portero, el rey de ayuda de cámara viejo y la reina de obrero mayor. Varios caballeros se vistieron
de alabarderos, dueñas y damas. Hombres y mujeres de cualquier clase social podían utilizar un disfraz del sexo contrario. A partir de los siglos xv y xvi se puso de moda el gusto por las máscaras, aunque Carlos I12 y doña Juana mostraron una postura contraria a su utilización y, a petición de las Cortes, se promulgó una Ley, en virtud de la cual se prohibió la máscara, en 1523. Las penas establecidas que recaían sobre los infractores eran: «si fuera persona baxa (sic) cien azotes que se incrementaban al doble por la noche y si fuera persona noble o honrada se le castigaba con el destierro durante seis meses, pena que se duplicaba si el delito se cometía nocturnamente». 8 Montoliú Camps, Pedro: Fiestas y tradiciones madrileñas. El Carnaval. Pp.55-79. Silex, 1990. 9 Julio Caro Baroja: El Carnaval. «El comienzo del Carnaval». Pp. 44-50. Ob. Cit. 10 Basilio Sebastián Castellanos: Costumbres Españolas: «De la fiesta y prácticas del Carnaval; y del burlesco Entierro de la Sardina». Pp. 36-41.Museo de las Familias . Tomo V. Madrid, 1847.
Julio Caro Baroja: El Carnaval. «Inversiones». Pp. 102-105. Ob. Cit. 11
12Julio Caro Baroja: El Carnaval. «Inversiones». Pp. 102-105. Ob. Cit.
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Máscaras de José Gutiérrez Solana 1938. Óleo sobre lienzo. 38 x 46 cm.
Ya hemos observado que durante el reinado de Felipe IV13 a pesar de los «males públicos y privados» que asolaban al país, no afectaron a la celebración del Carnaval. Algunos cronistas pusieron de manifiesto que esa época se caracterizó por una continua mascarada. Los Borbones hasta Carlos III no autorizaron las máscaras, y el monarca ilustrado estableció ciertas condiciones para su uso. Sus sucesores no siempre mostraron la misma actitud respecto a la permisividad del Carnaval. Adquirieron notoriedad los bailes de máscaras en el transcurso de las últimas centurias en salones cerrados Juan de Zabaleta14 cronista de Felipe IV, publicó en 1610, El Día de la Fiesta por la Tarde en Madrid y sucessos que en el pasan(sic), donde describe en qué consistía «El Domingo de Carneftolendas (sic)», aludiendo a los excesos que se cometían durante esas fiestas. Así menciona las grandes comilonas y sus consecuencias: «(sic) Tanto es lo que comen los hombres aquellos tres días, que los ayunos fubfequentes mas fon medicamento fuave, que mortificación dolorofa...». 70 Pasea por Madrid
Gaspar Lucas Hidalgo, autor de un poema en 1605, titulado Diálogos de apacible entretenimiento, analiza dos días tan dispares como el martes de carnaval y el miércoles de Ceniza, aquel día de regocijo y de trasgresión y éste de melancolía y austeridad: «Martes era, que no lunes,/martes de Carnestolendas,/víspera de la Ceniza,/primer día de Cuaresma./ Ved qué martes y qué miércoles,/qué vísperas y qué fiesta;/ el martes lleno de risa,/el miércoles de tristeza». También, Caro Baroja15 hace referencia a la costumbre, que puede que existiera ya en Madrid en el siglo XVII, durante el periodo cuaresmal, de: «Partir, o ver partir, o “aserrar” a una vieja». Se trataba de una mujer escuálida de extremada fealdad, con siete piernas muy delgadas que representaban otras tantas semanas que duraba la Cuaresma y que portaba en una mano verduras y en la otra bacalao. «La vieja de cartón o papel», como indica Baroja que recoge la información de Don Basilio Sebastián de Castellanos, era confeccionada el miércoles de Ceniza y portada en el Entierro de la Sardina a la Plaza Mayor donde se la ubicaba en un inmueble, cortándola una pierna a medida que transcurría cada semana de esa época penitencial. La anciana terminaba con la cabeza cortada el Domingo de Pascua o Resurrección.
Carnavales Madrid 2012. Imagen cedida por Madrid-Destino del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid.
En el Carnaval madrileño cabe mencionar como personaje destacado a Gutiérrez-Solana, que acudía a los diversos actos, influenciado por un entrañable amigo, artesano de máscaras, con quien compartía ratos de ocio, diversión y taberna. Existe una curiosa coincidencia que pudo marcar, en cierto modo, su personalidad propensa a valorar ese mundo del Carnaval, como la casualidad de que su nacimiento ocurriera un Domingo de Carnaval (28 de febrero de 1886). Solana, como testimonio de su profundo conocimiento de esa realidad esperpéntica y fantasmagórica del Carnaval, publicó: Escenas y Costumbres, en dos series, de 1913 y 1918, respectivamente. En la primera serie fue donde incluyó el capítulo VIII: El entierro de la sardina y el capítulo IX: Máscaras humildes. En el Madrid Callejero, de 1923, en el capítulo VI que tituló: Las Carnesto-
lendas16 describe, con un lenguaje versátil y desgarrador, diversos tipos populares de barrios marginales como “las destrozonas, mamarrachos, mascarones, comparsas de lisiados, de los curdas”. 13 José Deleito y Piñuela: «…También se divierte el pueblo» Balance de fiestas matritenses. Segunda Edición. Espasa-Calpe, S.A. Madrid, 1954. 14 Don Juan de Zabaleta: «El Día de las Fiesta por la Mañana en Madrid y sucesos que en el pasan» y «El Día de la Fiesta por la tarde en Madrid y sucesos que en el passan». El Domingo de Carneftolendas por la tarde. Pp. 181-201. Edición Facsímil de la obra editada en 1754 por la Imprenta de Juan de San Martín. Imprenta Artesanal. Ayuntamiento de Madrid, 1988.
Julio Caro Baroja: El Carnaval. «La Cuaresma y su quema». «Figuras que representan a una vieja en el folclore madrileño de los siglos xviii y xix». Pp. 144145. Ob. Cit. 15
16 José Gutiérrez Solana: Madrid Callejero. «VI Las Carnestolendas». Pp.81-105. Edición facsímil de la de 1923. Asociación de Libreros de Lance de Madrid. XXIV Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Madrid, 2000.
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El Entierro de la Sardina. Francisco de Goya. Se trata de un óleo sobre tabla de pequeño formato que se halla en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Data de los años 1812-1819. Refleja el último día del Carnaval, ese periodo de transgresión e inversión de valores con personajes que bailan y se divierten con máscaras. Inicialmente, en el centro del estandarte figuraba la palabra «Mortus» y dos monjas, como un intento del pintor de ridiculizar a la Iglesia, pero en lugar de «Mortus» figura Momo, dios del escarnio, la sátira y la mofa y las monjas fueron sustituidas por dos jóvenes.
Junto a ese carnaval popular, pormenoriza lo que constituye el otro carnaval: el de las clases acomodadas, que se concentraba sobre todo en la Castellana y que «tiene un aspecto más aristocrático y de tradición…». En los salones y teatros más relevantes de la ciudad, ya de noche, se celebran bailes de máscaras más refinados que nada tienen en común con esos otros que realizan en la calle, en Tetuán y que parecen «gallineros por los chillidos de las mujeres…que parecen que están salidas de madre». Igualmente, narra con esa ironía y sarcasmo que le caracterizan alguno de los grupos como la ya mencionada Comparsas de Lisiados que acuden y participan, «…metiendo ruido con las patas de palo y la muleta debajo del brazo, y sacan mucho al andar la cadera de cojo…». Destaca cómo cantan esas coplas o romances con letra atrevida y picante que celebra la gente de buen humor: «¡Quién te cogiera en un cuarto/con colchón y buena cama,/para pasar bien la noche/como clérigo con ama!». Esa comparsa consciente de su minusvalía y del mensaje que tiene que trasmitir a cada co-
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lectivo, cuando el público con el que se topa está constituido, como afirma Solana «por los señores graves y avinagrados, acompañados de sus señoras, con astucia cambian la copla y cantan: Dar limosna a estos tullidos/y ganaréis, a porfía,/la conciencia aquí tranquila/y un buen sitio en la otra vida». También, hay que destacar su faceta como pintor del Carnaval con dos excelentes lienzos: El Entierro de la Sardina y Escenas del Carnaval Madrileño. Ramón Gómez de la Serna, buen amigo de Solana, especificaba que para el carnaval la gente se ataviaba «de mamarracho, de destrozona, de bebé, de esperpento, de tango estrafalario» y el entusiasmo que sentía Solana por esta fiesta era de tal magnitud que don Ramón manifestó que «Solana amanece con un carnaval en la cabeza».
BROMAS Y CHANZAS EN EL CARNAVAL Fue en el ya mencionado siglo xvii cuando, sin recato alguno, se proferían públicamente insultos e injurias sobre personajes famosos, satirizando a las autoridades mediante diversos grupos que se reúnen con dicha finalidad. Los cronistas de la época censuraban el hecho de aquellos que vestidos de cardenales y obispos se mofaban del alto clero e impartían continuas bendiciones a los transeúntes y curiosos. En las iglesias se celebraban funciones religiosas de desagravio. La calle se convertía en un marco donde todo estaba permitido. Las damas arrojaban agua a los galanes desde las ventanas de sus casas y estos respondían, a su vez, lanzando huevos olorosos contra sus atacantes. Los criados esperaban el paso de un pobre infeliz para proyectar sobre él calderos de agua, salvado o harina.
Presentación del programa de Carnavales de Madrid de 2011, Imagen cedida por Madrid-Destino del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid.
En conclusión, como reiteradamente he manifestado el siglo xvii fue por excelencia el periodo más esplendoroso para la práctica de toda clase de pesadas bromas, sátiras, escarnios, burlas e insultos para mofarse de autoridades civiles y eclesiásticas, a pesar de las prohibiciones. Otra de las características singulares del carnaval es la designación de autoridades burlescas, como describe Caro Baroja17, y en Madrid en San Antón, el 17 de enero, se procedía a la elección de los Reyes de Cerdos y Porqueros. Dentro de ese contexto de nombramiento de máximos mandatarios que tiene su origen en las Saturnales romanas existía un abanico que comprendía desde la fiesta del obispillo de San Nicolás, que tenía lugar el 6 de diciembre, elegido por los estudiantes, y el obispillo de los Inocentes, cuyo cargo recaía entre los niños que formaban el coro de las catedrales, que se celebraba el día 28 del mismo mes. Otros monarcas burlescos eran el Rey de la Faba, que se elegía el 6 de enero, y en el periodo navideño otros que se designaban, pero con menos pompa eran: el Mazarrón, Zamarrón o Zancarrón y Cucharón.
Los Alcaldes de Casa y Corte18 se esforzaban para que se cumpliera la máxima latina en el carnaval de ludere, non laedere, en castellano: «bromear, no herir o molestar» y se las veían y deseaban para contener los excesos de una población que cuando llegaban las fiestas se desbordaba en sus diversiones y mediante sucesivos pregones, como los de 1586, 1608, 1613, 1624 y 1636, se prohibieron determinadas actividades, que reseña María José del Río Barredo, consistentes en lanzar salvado u objetos de suciedad y «quemar estopas, tirar aguas y poner mazas, dar vejigas y echar agua con jeringuillas y lanzar pellas de nieve, ceniza y huevos de azahar». El costumbrista Francisco Santos alude a bromas extremadamente radicales. Baroja cita el relato del escritor en el siglo xvii sobre el ensañamiento en las personas pobres o desvalidas y Barredo alude, entre otras chanzas burlescas de la época, a la del «juego del tribunal», que satirizaba la celebración de lo que era un juicio. 17 Julio Caro Baroja: El Carnaval. Tercera Parte. Tres Modelos de Fiestas de Invierno. «Primer modelo de fiesta popular». 324-386. Ob. Cit. 18 María José del Río Barredo: «Burlas y violencia en el Carnaval madrileño de los siglos XVII y XVIII». Revista De Filología Románica de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid. Pp. 111-129. Anejo III. Madrid, 2002
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Grupo de mascaras participantes del gran desfile del Carnaval de Madrid de 2011 posando en el paseo de Fernán Núñez del Parque del Retiro. Imagen cedida por Madrid-Destino del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid.
Una de las bromas más populares en el Carnaval era la relativa a la crueldad con los animales19 que Caro Baroja considera como una de las más desagradables. En este ensañamiento con los animales cita Caro un refrán castellano que especifica: «cuando se quiere amenazar a los niños o a cierta clase de personas que es el de Sepan gatos que es antruejo». Con gran acierto describe Calderón de la Barca en la Gatada: ¿Qué es gatada. Pernia escucha./Díretelo en breve rato./Átase a una soga un gato/y cuélgase a una garrucha:/ este se ha de recibir,/ aporreado, en tal lugar,/que...por ser particular,/no te lo puedo decir./De suerte que, cuando baja,/ con su cólera rabiosa,/como la parte es ventosa,/como ventosa la zanja./Tiran del gato después/ que muy buena presa ha hecho,/y llévase un hombre al techo,/esto la gatada es”.
Otra faceta de ese ensañamiento con perros y gatos, consistía en atarles al rabo latas u otros objetos que propiciaban que el animal echara a correr asustado de un modo desenfrenado. Asimismo, una de las chanzas más extendidas era la que se dirigía contra los ministriles a los que en el momento que se descuidaban se les arrojaba agua inmunda o se les colocaba una maza o rabo Calderón aglutina y condensa varias de esas bromas en el siguiente poema: 74 Pasea por Madrid
No hay quien no tema en las carnestolendas./ El capón teme muerte supitaña;/ el gallo, ser corrido en la campaña;/el perro de la maza el desconcierto;/la dama que el perro sea muerto;/ las estopas, de verse chamuscadas;/las vejigas, de estar aporreadas;/la sartén, si su tizne alguno pringa;/el agua, que la sobra la jeringa;/el salvado, de andar siempre pisado,/ siendo a un tiempo salvado y condenado”.
Igualmente, Caro Baroja analiza las alteraciones que se ocasionaban como el modo de hablar de las gentes con la «pronunciación de palabras ininteligibles e irracionales». Todo se trabucaba y trastocaba, colocando las cosas fuera de su sitio en lugares que no eran los adecuados. En cuanto al manteo de peleles, esta broma ya centró la atención de Cervantes, en su obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. El insigne escritor alude a ese manteo de Sancho, similar al que se efectúa con los perros en la carnestolendas: ..se llegaron a Sancho y apeándole del asno... determinaron salirse al corral, que tenía como límite el cielo, y allí puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarla en alto y aholgarse con él como un perro en carnestolendas...
También, una diversión famosa fue la de «correr gallos» en Madrid. Son abundantes en la literatura del Siglo de Oro las alusiones que nos relatan esa modalidad recreativa del Carnaval muy apreciada por los jóvenes. Sebastián Castellanos20 describe las características de este juego de “correr gallos” y especifica:
Carroza participante del gran desfile del Carnaval de Madrid de 2011 pasando por la plaza de Colón. Imagen cedida por Madrid-Destino del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid.
LOS LOCOS AÑOS VEINTE Javier Leralta1, en su artículo, «Aquellos locos años veinte», describe cómo en los inicios de esa década, ya la población madrileña se hallaba expectante ante el comienzo del Carnaval. El Consistorio madrileño tenía que adoptar medidas para que el orden primara sobre cualquier exceso y desenfreno. En este sentido, estaba tajantemente prohibido «utilizar máscaras relativas a uniformes civiles, militares, o eclesiásticos». Asimismo, aquellas «comparsas en las que participen ciegos e impedidos, los disfraces y mascaradas a pie o en carruaje que simbolicen asuntos inmorales o envuelvan representaciones de conceptos degradantes o contrarios a la dignidad humana». Igualmente, se establecían normas para todo aquel vehículo y personas que transitaran por la cuidad. El paseo de la Castellana en la calzada central, entre Colón y el Hipódromo (Nuevos Ministerios) se preservaba para las personas enmascaradas, bajo la sanción de 5 pesetas si se quebrantaba esa disposición. Existían unas tarifas, cuya cuantía dependía, según fueran «carruajes de uno o más caballos, automóviles eléctricos o de gasolina, comparsas, estudiantinas» y otras formas de desplazarse. Se trataba de que la circulación fuera ordenada, de modo que los policías municipales pudieran regular este tráfico.
...consiste... en Madrid y en muchos pueblos en atar una cuerda de uno a otro extremo de la calle, o entre dos palos separados, y colgar de ella uno o más gallos; hecho así las mozas y los mozos se vendan por turno los ojos, y con una espada o espadín se dirigen al gallo; si le dan en la cabeza, el gallo es suyo, y si yerran o dan el golpe en vago, el torpe paga una multa señalada de antemano...
Otras bromas de carnaval eran las que llevaban a cabo los criados que estaban al acecho del paso de algún incauto para lanzarle inmundicias, como indica Pedro de Répide21, si el agraviado protestaba se oía un ruido ensordecedor producto de «un sonoro concierto de sartenes, almireces o panderos». Asimismo, era frecuente extender una cuerda tensa de un lado a otro de la calle a una mínima altura para que los viandantes desprevenidos no se percataran del objeto y al tropezar dieran con sus huesos en el suelo, con la consiguiente mofa de los que presenciaban la broma o, también, poner una cuerda a mayor altura para cuando pasara el afectado derribar el sombrero que llevaba. Igualmente, otra chanza ocurrente consistía en poner una moneda en el suelo y cuando un ingenuo se agachaba a recogerla salía disparada mediante un artilugio especial que hacía que se le escapara de sus manos.
Leralta, Javier: «Aquellos locos años veinte». Suplemento especial del Villa de Madrid. Carnaval, 92. P.17.Ob. Cit. 1
19 Julio Caro Baroja. Conferencia: Los Carnavales hasta hoy. Ob. Cit. El Carnaval. 3. Actos propios del Carnaval. Pp. 51-76. Ob. Cit
Basilio Sebastián Castellanos.: De la fiesta y prácticas del Carnaval; y del burlesco Entierro de la Sardina. Pp. 36-41.Ob.Cit.. 20
Pedro de Répide. Madrid. Visto y Sentido. Edición Facsímil de la edición de 1948, editada por la Sección de Cultura e Información del Ayuntamiento de Madrid. «Carnestolendas-El Entierro de la Sardina». Pp.94-100. Ediciones La Librería. Madrid, 2002. 21
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BAILES DE CARNAVAL En el Carnaval los Bailes de Máscaras alcanzaron gran notoriedad, a partir del reinado de Carlos III, como reseña Pedro Montoliú Camps22. Hasta entonces los Carnavales se circunscribían «a mascaradas, bromas y paseo de mojigangas por las calles» y comienzan a celebrarse «ricas cabalgatas y bailes» a los que se acudía ataviado de manera elegante en consonancia con el Carnaval francés o italiano. Tenemos en este sentido los testimonios del famoso aventurero Casanova, que describe cómo en 1767 acudió a un Baile de Máscaras en el Palacio de los Caños del Peral. Fue el Conde de Aranda el que introdujo en la alta sociedad madrileña esta afición por este tipo de bailes de gran seducción. Fueron famosos los bailes en el Teatro del Príncipe. El pintor Luis Paret es autor del lienzo: Baile de máscaras en el Teatro del Príncipe de Madrid. Estos Bailes de Máscaras, según Montoliú22, fueron prohibidos al término del Trienio Liberal en 1823 y permitidos en 1834 y tuvieron gran arraigo en la sociedad madrileña, tanto en los salones privados como en el Teatro Real, el Liceo y el Casino. Salones destacados fueron el de Capellanes, utilizado por numerosas sociedades.
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Baile de máscaras de Luis Paret y Alcázar. Probablemente sea el Teatro Príncipe de Madrid. 1767. Museo Nacional del Prado.
ENTIERRO DE LA SARDINA Constituye la culminación de la fiesta del Carnaval y se trata de una tradición madrileña que ha sido objeto de investigación por afamados cronistas como Pascual Madoz, Mesonero Romanos, Gutiérrez Solana, Pedro de Répide, Julio Caro Baroja y Pedro Montoliú y de artistas como Goya, Gutiérrez Solana y Baroja, quienes ponen de relieve el arraigo de esta actividad, hasta el punto de que el alcalde de Madrid, marqués de Santa Cruz de Mudela, Francisco de Borja de Bazan y Silva, en 1851, tuvo que dimitir tras la intentona de prohibir la celebración del Entierro23. En 1845 se publicó la obra de Ramón de Mesonero Romanos24 Escenas matritenses, donde se Montoliú Camps, Pedro: Fiestas y tradiciones madrileñas. Ob. Cit. 22
Full text of «Historia de España en el siglo 19; sucesos políticos» ...<archive.org/stream/historiadeespa04py/historiadeespa04py_djvu.txt> 23
Ramón de Mesonero Romanos. Escenas matritenses. Facsímil de la edición de Madrid de 1845, «El martes de carnaval y el entierro de la sardina».Pp. 459-466. Méndez Editores. Madrid, 1983. 24
incluye un ameno artículo del cronista madrileño con el título «El martes de carnaval y el miércoles de ceniza». Describe con detalle en qué consistía el Entierro y menciona a personajes tan peculiares como El tío Chispas, que es quien conduce el cortejo, La Chusca, El Vinagre y El Chirlo, además de los coros de doncellas, mancebos e inocentes, que acompañan a la sardina hasta finalizar el sepelio. Gutiérrez Solana nos describe con gran agudeza y sarcasmo esta actividad25 del Miércoles de Ceniza. La vegetariana Doña Cuaresma se impone en el combate contra el gran comilón y bebedor don Carnal. En las iglesias se toma la ceniza que se coloca en la frente por el sacerdote: «Memento homo quia pulvis es, et in pulverem reverteris. (Recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir)» El Entierro de la Sardina26 probablemente date del siglo xviii. En 1952, a pesar de la prohibición del Carnaval en Madrid,
El entierro de la sardina (Gutiérrez Solana)
fue la primera actividad reanudada merced a Serafín Villén, el Príncipe del Rastro. Serafín fue nombrado Gran Preboste, galardón que ostentó, también, su sobrino Mariano. Junto a un reducido grupo de amigos optaron por proseguir esta tradición y enterrar la sardina en la Pradera del Corregidor. Las autoridades observaban con recelo a los cofrades que consiguieron mantener su habitual atuendo de capa y chistera, engalanado con diversos símbolos, como reproducciones de sardinas plateadas relativas a distintos años de su participación en el cortejo y un medallón plateado. Gutiérrez Solana, José: Madrid: callejero, escenas y costumbres. «Escenas y Costumbres». Primera Serie (1913) VIII. EL Entierro de la Sardina. Asociación de Libreros de Lance de Madrid. Madrid, 2000. 25
26 Montoliú Camps, Pedro: El Carnaval «El Entierro de la Sardina». Ob. Cit.
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Cofrades ataviados con capa y chistera lucen en su atuendo diversas insignias que reproducen sardinas plateadas. También, algunos portan un medallón, en el que figura una sardina con chistera. Asimismo, un estandarte en el que figura el Dios Momo, divinidad burlesca de la mitología griega.
Los cofrades que forman el cortejo caminan y bendicen a los que encuentran a su paso, entonando cánticos religiosos y responsorios como el Dies irae, dies illa, solvet saecum in fabilla (El día de la ira será un día/ que reducirá a cenizas este mundo), dirigidos por uno de los más versados en lengua latina, que mediante un texto –una antigua guía de teléfonos– que simula ser un libro de oraciones y cantos inicia con cierta cadencia y ritmo acompasado esos rezos y canciones, que los demás cofrades acompañan como orantes y penitentes.
Después de comer en un restaurante cercano, inician el desfile hacia la Fuente de los Pajaritos, a las seis de la tarde, lugar en el que desde 1981 es donde se entierra a la sardina. Los cofrades tratan de paliar su tristeza en las diversas tascas que encuentran a su paso, donde pueden pasar por diferentes etapas de embriaguez, que ellos bautizan de menos a más con las denominaciones de: Alegrete, Gachupín, Zorrococo y Pasmo. La repercusión del morapio en la primera fase de Alegrete aún se soporta. En la segunda: la de Gachupín, ya empieza a tambalearse, aunque aún se mantiene en pie y su percepción de las aceras experimenta una considerable disminución. En la tercera: Zorrococo, ya precisa de la ayuda dos compañeros cofrades que le tienen que llevar a su casa, porque ya no puede mantenerse en pie. En la fase de Pasmo se agravaría su estado, de tal modo, que tendría que ser trasladado en ambulancia (SAMUR) al hospital, situación que afortunadamente he podido constatar que no se ha producido. 78 Pasea por Madrid
OTROS ARTÍCULOS DEL MISMO AUTOR Y TEMÁTICA Mateo del Peral, L. Regino: Artículos incluidos en el Catálogo editado por el Ayuntamiento de Madrid con ocasión de la finalización del milenio, sobre «Apuntes para un Carnaval y una Semana Santa». Madrid,2000. Mateo del Peral, L. Regino: «Pinceladas históricas del Carnaval en Madrid». Revista Madrid Histórico. Número 8. Marzo/Abril, 2007. Mateo del Peral, L. Regino. «Carnavales de Madrid. La fiesta más transgresor»a. Revista Madrid Histórico. Número 32. Marzo/Abril, 201
Pasea por
José Manuel Castellanos Oñate destacado historiador en el ámbito del medievo madrileño cuenta con otros libros como El Madrid de los Reyes Católicos. Las Murallas Medievales de Madrid. Guía Visual de Arquitectura, de obligada lectura para todos los interesados en la historia y urbanismo de Madrid.
Madrid
MEMORIAS MEDIEVALES DE MADRID (siglos X - XV)
MEMORIAS MEDIEVALES DE MADRID (Siglos X - XV)
Nos encontramos ante una excelente narración dictada por el mismísimo Madrid al autor José Manuel Castellanos, que nos descubre la relación pormenorizada de amor, odio e indiferencia, de los reyes castellanos medievales con la Villa: su reconquista de manos árabes a castellanas, los pormenores del largo proceso de luchas con Segovia por la utilización y posterior colonización del Real de Manzanares y las relaciones con los gobernantes trastámara, hasta la cesión del trono del débil Enrique IV a su hermanastra Isabel la Católica. Lo más destacado, la excelente documentación medieval utilizada en la exposición de la cronología de los cinco siglos, desde el x al xv, que desgranan el lento paso de Madrid, de una pequeña población de frontera, a una villa de cierta importancia, que termina siendo casi residencia real. Lo más significativo, las enormes ganas que quedan de solicitar al autor la continuación de las relaciones de la villa con los Reyes Católicos, Austrias… para posteriores libros. El libro es una cronología histórica, de los hechos más notables de la vida política de Madrid en relaFormato 15x24 cm ción con los reyes, en esta ocasión castellanos, que Paginas 182 nos gobernaron durante cinco siglos. Edición restringida Su lectura es fácil, y la inclusión en la narración Edita:www.autoediciones.com de documentación de archivos históricos, hace que Solicitud de ejemplares: la calificación que otorga la ciudad a sus gobernantes, de buenos amigos y de malos recuerdos, tenga info@autoediciones.com un fundado argumento, que queda claramente exVenta en tienda: Librería Felipa puesto al lector. telf.: 91 355 96 47 Todos los innumerables sinsabores que la ciudad dirección: C/ Pilar de Zaragoza 37. ha tenido, por la elección equivocada de sus lealtaDescarga de prólogo, índice y bibliografía: des a reyes que nos trataron injustamente, quedan al descubierto y son debidamente analizados. http://issuu.com/madrid_historico/docs/memorias_2__medievales_de_madrid
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Fachada principal del Museo Nacional de Antropología. Archivo Fotográfico Museo Nacional de Antropología.
Texto e imágenes del equipo técnico del Museo Nacional de Antropología.
RECORRIDO POR EL MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA Es el primer museo antropológico creado en España. Como museo etnológico, ofrece al público visitante una visión global de la cultura de diferentes pueblos del mundo y establece las semejanzas y diferencias que les unen o separan para poner de manifiesto la diversidad cultural. Las colecciones que, con el tiempo se han ido incorporando y constituyendo sus fondos son muestras de la cultura material de pueblos de África, América, Asia, Europa y Oceanía; contando también con importantes fondos de Antropología física procedentes de la colección del Dr. Velasco. Conserva además importantes colecciones documentales recogidas en su archivo y una biblioteca de gran significación en la que están presentes diferentes contextos antropológicos. 86 Pasea por Madrid
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Interior del Museo Nacional de Antropología
BREVE REPASO HISTÓRICO El 29 de abril de 1.875 el rey Alfonso XII inauguró el Museo Anatómico, aunque popularmente se le conocerá como Museo Antropológico. Su fundación se debió a la iniciativa personal del médico segoviano Pedro González Velasco (1815-1882), que invirtió todos sus ahorros en la construcción del edificio, cuyo arquitecto fue el Marqués de Cubas. Las colecciones estaban formadas por objetos pertenecientes a los tres reinos de la naturaleza –mineral, vegetal y animal– muestras de antropología física y teratología, antigüedades y objetos etnográficos, por lo que podía considerarse un gabinete de curiosidades. A la muerte de su fundador, el Estado compró a su viuda el edificio y sus colecciones. En 1.890 el Museo de Ciencias Naturales decidió utilizar el antiguo museo del Dr. Velasco como una ampliación del suyo. En 1.895 trasladó su sección de Antropología, Etnología y Prehistoria, que formó con parte de las colecciones del Dr. Velasco, con colecciones aportadas por expediciones y viajes científicos efectuados a finales del si88 Pasea por Madrid
glo xix, y las colecciones de estas características del Museo de Ciencias Naturales. Por medio de un Real Decreto de 1910, esta sección del Museo de Ciencias Naturales, se convirtió en el Museo Nacional de Antropología, Etnografía y Prehistoria, dependiendo del Estado. En estos años fue un centro relevante de la antropología española, y contaba con una importante biblioteca y algunos laboratorios. En ellos se impartían clases prácticas de la cátedra de Antropología de la universidad. En 1.940, por una Orden Ministerial, se constituyó el Museo Nacional de Etnología. Esta creación no significaba un nuevo edificio ni nuevas colecciones, sino una concepción diferente en su ordenación. Se va a dar mayor importancia a la exposición de las colecciones etnográficas, relegándose a un segundo plano las de antropología física. Dependerá del recién creado Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1.962 pasará a formar parte de la Dirección General de Bellas Artes, declarándose Monumento Histórico-Artístico el edificio y las colecciones.
COLECCIÓN DE ÁFRICA
Máscara gelede. Yoruba, Nigeria. Madera, pigmento, siglo XIX, n.º de inventario: CE982.
Un Real Decreto de 1993 creó el Museo Nacional de Antropología, con lo cual recuperaba su antiguo nombre, al fusionar el Museo Nacional de Etnología y el Museo del Pueblo Español. Esta unión fue más administrativa que real, puesto que ambas instituciones siguieron funcionando de manera independiente. La separación definitiva se produjo en 2004, con dos Reales Decretos. El primero reorganizaba el Museo Nacional de Antropología, y el segundo daba lugar al nacimiento del Museo del Traje CIPE, al que se asignaron las colecciones del antiguo Museo del Pueblo Español. Durante los años 2004 a 2008 se procedió en el Museo a una renovación de la exposición permanente, sustituyendo el antiguo discurso expositivo étnico y geográfico por otro temático, que agrupa los fondos en áreas como indumentaria y adorno, música y actividades lúdicas, creencias, vivienda y ajuar doméstico.
Esta colección se distingue por su diversidad étnica y cultural. A finales del siglo xix, se recogieron objetos en viajes y expediciones científicas a la costa occidental africana y a África central y ecuatorial, Representan, entre otras, a la cultura Yoruba, Fang, Bubi, Ndowe, Pende o Yaka. También se fueron incorporando, a lo largo de la historia, otras colecciones que permiten ofrecer al visitante una amplia representación de las culturas africanas subsaharianas. La colección de África cuenta con una completa documentación científica, que permite su identificación y catalogación. Es representativa de diferentes momentos de la historia del museo, desde la pequeña colección con la que contaba el Dr. Velasco a las procedentes del extinguido Museo de África (1961-1973), pasando por las recogidas por los viajeros y expedicionarios Amado Ossorio (1851-1917), Luís Sorela (1858-1930) o Martínez de la Escalera (1867-1949). Del norte de África proceden las colecciones de Marruecos y Sahara, que representan las culturas árabe y bereber, aunque con algunas muestras de la cultura Tuareg, procedentes de Libia. Además, la colección etnográfica recogida por el arqueólogo Martín Almagro Basch (1911-1984) en Egipto, en la decada de los sesenta del pasado siglo, con motivo de la construcción de la presa de Asuán. En los últimos años la colección ha seguido creciendo con nuevas adquisiciones, compras y donaciones, que amplían el discurso museológico incorporando una mayor representación de las culturas de África oriental, austral y occidental. Estos materiales se van mostrando al público progresivamente, tanto a través de la exposición permanente, como de la página web, donde es accesible la consulta de los fondos.
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Cuchillo Sami de Finlandia. Marfil, cuero, hueso, acero, n.º de inventario: CE13541. Juego de café alemán, siglo xx. Porcelana, n.º de inventario: CE 13092 y otros.
COLECCIÓN DE EUROPA En los inicios del museo, esta colección presenta una realidad compleja, porque, no se consideraba que lo europeo pudiera integrar una exposición junto a lo procedente de otros continentes, considerado entonces algo «primitivo». La comparación entre lo occidental y lo no occidental se hacía en clave de progreso y atraso, no en un plano de igualdad. Hubo, hasta época muy reciente, poca adquisición de piezas europeas. En el siglo xix sólo entran reproducciones de piezas arqueológicas, en concreto de pintaderas canarias. En 1967 se produce un hecho importante, sin continuidad posterior: entran objetos españoles, procedentes del Pirineo oscense tras un trabajo de campo de estudiantes en prácticas. Sin embargo, la adquisición de piezas europeas continuaba siendo menor. Es significativo, que antes de 1990 entrasen sólo 237 piezas. Los objetos europeos, en tanto que colección numéricamente importante, llegan muy posteriormente, en 1990, con las colecciones creadas por Karl-Sieghard Seipoldy y por Wulf Köpke. En una colección museística el equilibrio/ desequilibrio es fundamental en lo relativo a temas y países. Un repaso al número de piezas existentes y a su distribución geográfica muestra diferencias abismales: sólo diez países superan las diez piezas. Por otra parte, en esta colección, las formas de adquisición transmiten los gustos de las personas adquirentes de sus piezas.
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COLECCIÓN DE AMÉRICA Las colecciones americanas del Museo corresponden en su mayoría a piezas procedentes de culturas amazónicas de Perú, Ecuador, Brasil, Colombia y Venezuela. Las más antiguas forman parte de las recogidas por la Comisión Científica del Pacífico (1862-1865), la principal empresa científica de la España de Isabel II. Sus miembros recorrieron parte de América del Sur, América Central y América del Norte, llegando hasta California. En 1864, cuatro de los comisionados emprenden lo que se conocerá como el Gran Viaje. Partiendo de Guayaquil (Ecuador), atravesaron la Amazonía ecuatoriana y bajaron por el río Amazonas hasta su desembocadura en Belém (Brasil). Procedentes de la Comisión del Pacífico, encontramos interesantes piezas de culturas de la Amazonía ecuatoriana, los Shuar o Achuar, los Kichwa de Canelos, así como los Záparos. El grueso de las colecciones amazónicas lo conforma la colección recogida por el capitán Francisco Iglesias Brage entre 1933 y 1934, cuando fue designado mediador por la Sociedad de Naciones para dirimir un problema de límites fronterizos entre Perú y Colombia en
Buda Amida, Japón, siglo xix. Madera, n.º de inventario: CE19842.
COLECCIÓN DE ASIA
la zona del Triángulo de Leticia. Destacan piezas de las culturas Ticuna, Cubeo, Karajá o Parintintin, entre otras; Asimismo encontramos adornos, máscaras, armas, cestería, equipamiento doméstico e instrumentos musicales, además de una interesante colección de cerámica shipibo. A estas dos colecciones habría que añadir otras recogidas por antropólogos españoles cuando realizaban trabajo de campo en comunidades de Perú, Venezuela y Ecuador. De todas las piezas amazónicas las más espectaculares corresponden a la colección de tocados y adornos de plumaria brasileños, con ejemplos de las culturas Tapirapé, Kayapó, Karajá y Erigpatsá. El área andina está bien representada con máscaras, instrumentos musicales e indumentaria de regiones peruanas, bolivianas y ecuatorianas. Destacan, en el Cono Sur, algunos objetos del siglo xix de culturas de Patagonia. El Caribe y, especialmente, las comunidades de afrodescendientes son las protagonistas de dos singulares colecciones de instrumentos musicales y objetos rituales, la colección sobre religión vudú (Haití), y la de la sociedad secreta de Abakuá o ñáñigos de Cuba. Del área mesoamericana es de gran importancia la colección de la cultura Purépecha (México), muy completa, así como la de indumentaria de diversas culturas mayas de Guatemala.
Las colecciones de Asia, aparte de las que el fundador del Museo fue formando a lo largo de su vida, dentro del gusto de la época por las curiosidades y antigüedades, proceden principalmente del Museo Biblioteca de Ultramar (1887-1908). Se habían constituido con las colecciones de la Exposición General dedicada a las islas Filipinas (1887), donde también se encontraban objetos de otras antiguas posesiones españolas. Por esa razón, la colección de Filipinas es la que cuenta con mayor representación, junto con los objetos de China, Japón, culturas del Himalaya, y sudeste asiático, debido principalmente a la donación, en 1989, de arte oriental de Argimiro Santos Munsuri (19111993). A partir de esa fecha, la colección de Asia, en lo que respecta a objetos no procedentes de Filipinas, se fue incrementando con nuevas adquisiciones, por donación, compra y trabajo de campo. Así se ha ido reuniendo una amplia representación cultural de Asia central, oriental, sudeste asiático, relacionada con el budismo e hinduismo que, junto con las colecciones relacionadas con el islam, se muestran en la sala permanente dedicada a las religiones orientales. También forman parte de las colecciones de Asia otras colecciones, representativas de culturas de Indonesia, como la Dayak de Borneo, o Asmat de Nueva Guinea.
Vestido, cultura Lakota, Estados Unidos, 1900-1923 (ca.). Piel, cuentas de vidrio, hilo, n.º de inventario: CE 19171.
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Máscara Malanggan, Isla de Nueva Irlanda (Papúa Nueva Guinea), siglo xix. Madera, fibra vegetal, tejido, plumas, n.º de inventario: CE 18759.
Sobresale, en América del Norte, la indumentaria de los grupos del área de las Grandes Llanuras, así como las muñecas kachina de los Hopi y la colección de cestería del área del Suroeste. El Museo también cuenta con importantes colecciones de los Inuit del Ártico canadiense, con piezas que abarcan desde finales del siglo xix a finales del xx. Además de los materiales etnográficos, hay que destacar algunas muestras de culturas prehispánicas, especialmente cerámica andina, así como ejemplos de arte colonial. A este respecto, son de gran significación, las dos series de pintura de castas del siglo xviii: la realizada por José Joaquín Magón en el Virreinato de la Nueva España, y la única serie de castas procedente del Virreinato del Perú.
COLECCIÓN DE OCEANÍA La colección de Oceanía está formada por unos trescientos objetos, en su mayor parte del siglo xix y procedentes de Micronesia (Marianas, Carolinas y Palaos), aunque también comprende piezas de otras regiones. Destacan los adornos de concha y carey de las islas Carolinas; los cráneos decorados relacionados con el culto a los antepasados de la isla Malakula; la máscara Malanggan de Nueva Irlanda, y el cuenco de kava o umete de Tahití (siglo xviii). Para mayor información sobre las colecciones del Museo consultar: <http://mnantropologia.mcu.es/acceso_catalogo.html> 92 Pasea por Madrid
Tocado, cultura Karajá, Brasil, siglo xx. Plumas, fibra vegetal, fibra de algodón, resina vegetal, n.º de inventario: CE 12270.
ARCHIVO HISTÓRICO Está compuesto por documentación administrativa relacionada con las piezas y la historia del Museo que se remonta a su creación en 1875. También es esencial la magnífica colección fotográfica formada por casi siete mil fondos. Comprende negativos y positivos en diversas técnicas y formatos (negativos sobre placa de vidrio, positivos en papel albuminado, fotografías estereoscópicas, tarjetas postales, diapositivas, ...), que abarcan un amplio marco temporal y geográfico. El investigador puede encontrar imágenes desde finales del siglo xix hasta la actualidad, procedentes de los más variados lugares del mundo, relacionadas con la Antropología Social y Cultural. Muestran escenas, formas de vida y costumbres de grupos étnicos, así como vistas urbanas, paisajes y monumentos, de lugares de África, América, Asia, Oceanía y Europa. Estos fondos suponen un inestimable testimonio de la historia de esta institución, y, a su vez, complementan la información sobre las colecciones que conforman este Museo. Pero, sobre todo, tienen un enorme valor en sí mismas, por su calidad, técnica y temática. La formación del archivo fotográfico del Museo, se podría dividir en tres etapas: Durante la primera etapa, desde 1895 hasta la Guerra Civil, se constituye el nú-
Peru. Álbum de C. Dammann (Hamburgo, 1873-1874). Archivo Fotográfico Museo Nacional de Antropología, n.º de inventario: FD4327.
cleo esencial de la colección. Las principales formas de ingreso de las fotografías en el Museo durante este periodo, se producen a través de donaciones de estudiosos y de militares o funcionarios con destino en otros países. También de las exposiciones, como las fotografías realizadas con motivo de la Exposición de Filipinas de 1887; la de los Ashantis celebrada en 1897, o de la Exposición de los Inuit que tuvo lugar en 1900, todas ellas en Madrid; y las expediciones científicas que tuvieron lugar durante el siglo xix, destacando la colección de fotografías tomadas durante la expedición científica de la Comisión del Pacífico (1862-1866). La inquietud de esa época por recopilar imágenes de otros grupos y divulgar conocimientos se plasmó en álbumes fotográficos, como el Álbum de Cagayán (1875-1880) o el Antropologisch-Ethnologisches Albums in Photographien von C. Dammann in Hamburg (1873-1874) de Dammann, con más de seiscientas fotografías de todo el mundo. La segunda etapa se extendería hasta los años 70-80. Supone un descenso en el incremento del archivo, puesto que se realizan menos donaciones y compras, quizá debido al cambio de enfoque de la temática del museo, que deja un poco de lado los estudios de tipos humanos y se centra en la
cultura material. De esta época es, sin embargo, una de las mejores colecciones que se encuentra en el museo. Está compuesta por una parte de los originales recogidos en el número diez de la Revista Geográfica Española, un volumen sobre los territorios de Ifni y Sahara, publicado en 1940-1941. En la tercera etapa de formación del archivo, que se extiende hasta la actualidad, la fotografía adquiere de nuevo una gran importancia. Esta técnica se ha afianzado en estos años en los trabajos de campo. Así lo reflejan las imágenes de Julio Alvar, donadas al museo por la Fundación Cultural Banesto en 1994, y que procedían del trabajo realizado por este antropólogo sobre los Purépechas (México). Además de fotografías relacionadas con trabajos de campo, el Archivo del Museo se ha enriquecido en los últimos años mediante la adquisición de otro tipo de fondos de la segunda mitad del siglo xx al siglo xxi. Un ejemplo son las fotografías que formaron parte de la exposición Madrasas africanas, de Luis López Gabú, o imágenes de Cuba de Mario García Joya, o de Panamá de Kurt Severin. Las colecciones fotográficas del Museo se están digitalizando y poco a poco van pasando a formar parte del catálogo on line del Museo y de la Red Digital de Colecciones de Museos (Cer.es). Pueden consultarse los fondos previa cita.
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LABORATORIO DE RESTAURACIÓN El Museo tiene un laboratorio dotado para llevar a cabo las tareas de restauración y conservación de las colecciones existentes. Los objetos etnográficos abarcan por su propia naturaleza, prácticamente todas las materias trabajadas por el hombre, incluso con la particularidad de que un mismo objeto puede estar formado por diversos materiales. Estos pueden requerir distintas condiciones medioambientales para su presentación. Todas estas particularidades constituyen una de las mayores dificultades para su conservación. Los criterios seguidos pueden resumirse en: detener los procesos de deterioro, aplicar el menor número posible de intervenciones y, cuando sea inevitable, la intervención, el tratamiento aplicado será siempre reversible. En ningún caso es aceptable la modificación o alteración de la estructura y materiales de los objetos, ya sea por criterios estéticos o de otra índole. Esto supondría falsear, de forma innecesaria, la información que estos pueden trasmitir.
Laboratorio de Restauración: Casco Senoufo. Costa de Marfil, siglo xx, restaurado, n.º de inventario: CE 20260 Mismo casco antes de la restauración.
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Vista de la sala de lectura. Biblioteca.
BIBLIOTECA Reúne fondos bibliográficos pertenecientes al Museo Antropológico del Dr. Velasco, junto con los recibidos en 1911 provenientes de la sección de Antropología de la Biblioteca del Museo de Ciencias Naturales, y la donación de la biblioteca privada de Manuel Antón y Ferrándiz en 1929. Estos fondos constituyen las colecciones bibliográficas más antiguas y valiosas. En el año 1922 se incorporó al Museo a través de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, la encuesta que la sección de ciencias morales y políticas del Ateneo de Madrid realizó en 1901, en el campo de las costumbres populares y sobre nacimiento, matrimonio y muerte. Actualmente, la Biblioteca, custodia las papeletas donde se encuentra transcrita la información recogida en los documentos originales enviados por los informadores. En 1942 se creó la Biblioteca del Instituto Bernardino de Sahagún. Sus fondos y los del Museo Etnológico estaban diferenciados aunque formaban una biblioteca única. Sin embargo, al igual que la Biblioteca de la Sociedad antes mencionada, se incorporó al Museo Nacional de Etnología.
PROGRAMACIÓN CULTURAL
Vista de la Biblioteca, enero 2014
La Biblioteca del Museo alberga una rica y extensa colección bibliográfica y documental sobre antropología y museología, ciencias sociales y patrimonio cultural de todos los continentes. El fondo bibliográfico está compuesto de un total de 18.400 registros, entre monografías y folletos, y 567 títulos de revista. En su mayor parte, son publicaciones periódicas antiguas especializadas en Antropología, aunque también una selección de títulos de las revistas de Antropología más importantes del mundo en la actualidad. Gran parte del fondo bibliográfico puede ser consultado a través del Catálogo Colectivo en línea denominado Bimus (Bibliotecas de Museos Estatales) cuya dirección es <http://bimus.mcu.es/Catalogos.html>, operativo desde 2009. El objetivo de la biblioteca es facilitar el acceso de sus fondos, al personal especializado del museo a investigadores, estudiantes, y público en general. Entre los servicios que ofrece están los de reproducción de fondos, préstamo interbibliotecario y canje interbibliotecario. Está situada en la primera planta del museo. La sala de consulta dispone de doce puestos de lectura y su horario es de lunes a viernes: 9 a 15 horas. Teléfono de contacto 91 4682495 y correo electrónico <biblioteca.mna@mecd.es>.
La oferta de actividades del Museo es muy amplia, variada y para todos los públicos: Adultos, público familiar e infantil, escolares, adolescentes, mayores… Encabezan la programación las exposiciones temporales, organizadas por el Museo. En ellas se tratan algunos aspectos de la exposición permanente, de manera más amplia y especializada. También, otros temas, no reflejados en la misma, pero siempre relacionados con la temática del Museo y la Antropología, dinamizadores de los contenidos de las colecciones. En relación a los distintos tipos de público, se realizan en el Museo, sobre todo, talleres, conferencias, ciclos de cine, cineforums y cursos para adultos. Se pretende que estas actividades sean siempre interactivas, estableciendo un diálogo con los participantes que enriquezca los contenidos tratados. También para adultos, aunque en épocas como Navidad y Carnaval para todos los públicos, son los espectáculos de música y danzas del Mundo, de los que se realizan varias sesiones a lo largo del año y que pueden considerarse la actividad estrella. Cada concierto o espectáculo se centra en un tema relacionado con una cultura o país concretos y siempre tienen muy buena acogida entre los visitantes. Otro grupo destacado de actividades del museo, son las destinadas a familias y a público infantil, y que pueden ser talleres, teatro, títeres o cuentacuentos. En todos ellos, se busca incentivar a los más pequeños, a fin de que vengan al museo, solos o en familia, a colaborar en la actividad. Se les motiva a la reflexión sobre diversos aspectos, combinando esto con la utilización de diferentes recursos didácticos de apoyo. De esta manera, la idea vertebradora de todas las actividades infantiles sería el lema «aprender jugando». En relación al público infantil, un pilar muy importante de la programación del museo son las visitas didácticas para escolares, destinadas a infantil, primaria y secundaria. En este ámbito el museo cuenta con una amplia programación de recorridos para cada nivel. Se tratan en ellos, por un lado, temas genéricos que repasan, de forma general, las colecciones del Museo y las culturas representadas y, por otro lado, recorridos temáticos centrados en aspectos más concretos de la exposición permanente.
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Más información sobre actividades <Facebook: https://www.facebook.com/pages/Museo-Nacional-de-Antropologia-Madrid/298123723140?ref=hl>
Actividades culturales Taller sobre cuencos tibetanos. Enero 2014. Foto: Belén Soguero. Espectáculo de carnaval búlgaro Kukeri. Febrero 2014. Foto: Belén Soguero.
Habría, también, que mencionar los talleres y otro tipo de proyectos multidisciplinares destinados al público adolescente. Es un sector complicado al que se intenta atraer con actividades centradas en temas de actualidad, que despierten su interés, y se puedan sentir identificados, como el tatuaje, los grafitis o la fotografía, entre otros. Con este amplio abanico de actividades, el Museo ha ido atrayendo, con el tiempo, cada vez más visitantes, contando, en la actualidad, con un público fiel y consolidado. A este se van sumando nuevos usuarios que al acercarse al Museo descubren su variada programación y quieren obtener más información sobre la misma y participar en ella. Es, probablemente, la diversidad de actividades una de las claves del éxito de la oferta cultural de la institución. Otro de los puntos fuertes de la misma es ofrecer espectáculos y actividades amenos, dinámicos, alegres y animados y, sobre todo, que remiten y acercan al público a culturas distintas a la propia. De esta forma, se pone de manifiesto la riqueza multicultural existente en el Mundo y los aspectos positivos que ésta conlleva. Es una idea que forma parte de los cimientos del Museo, en todas sus manifestaciones, y que encuentra su cara más visible y atractiva en su programación cultural.
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CONCLUSIÓN El Museo ha recorrido un largo camino desde su fundación en 1875 hasta este segundo milenio. A lo largo de todos esos años, ha atravesado diferentes etapas ideológicas y enfoques culturales de distinta naturaleza, y se han incrementado sus magníficas colecciones con nuevas adquisiciones. En la actualidad, continúa su proceso de renovación y modernización museológica y antropológica para ofrecer a los visitantes una visión global de las culturas del mundo y su diversidad. Los objetivos del Museo también van dirigidos a facilitar el entendimiento entre las diferentes culturas del mundo, para favorecer la paz y la tolerancia, y, por lo tanto, el rechazo a los enfrentamientos y guerras. Además, luchar contra las desigualdades entre los sexos y su expresión más dramática: la violencia de género. Los valiosos testimonios de cultura material conservados en el Museo, tienden a una nueva significación en el contexto del uso social del patrimonio, para lograr una mayor integración en la diversidad social.
Escrito por Juan Jiménez Mancha, archivero bibliotecario del Ayuntamiento de Madrid y miembro colaborador del Instituto de Estudios Madrileños, especialista en temas relacionados con las formas de ocio en la capital y editado por www.autoediciones.com LOS ORÍGENES DEL RAYO VALLECANO
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Madrid
LOS ORÍGENES DEL RAYO VALLECANO Riguroso estudio de los primeros años del popular equipo de fútbol de Vallecas, desde su nacimiento hasta su asentamiento como sociedad y su ascenso a Segunda División, con datos hasta ahora desconocidos y multitud de anécdotas. Contextualizado en el fútbol modesto madrileño, en la edad de oro del fútbol amateur, con referencias a equipos míticos como la Ferroviaria o el Cuatro Caminos, y en la evolución del llamado deporte rey, con la progresiva incorporación de nuevas normas que resultan hoy muy curiosas. Son 247 páginas, con algo más de medio centenar de fotos de prensa antigua y archivos. Destacan las ilustraciones de las primeras noticias en prensa del nacimiento del equipo y de sus primeros partidos.
Estructurado en cuatro capítulos. El primero narra la historia del club como equipo sin federar y concluye en 1939, sorprendentemente con un guardia civil como primer presidente y vistiendo el equipo de blanco. Al año 1924 se dedican veinte páginas que ejemplifican cómo nacía y daba sus primeros pasos un humilde equipo de barrio. El segundo capítulo cuenta sus años en la regional madrileña, con la aparición de la franja roja en su camiseta, emblema de la afición vallecana. El tercero su vida en Tercera División, creciendo en fama el equipo pero sin dejar de sufrir en ningún momento graves problemas financieros, y el cuarto la temporada de su ascenso a Segunda División, vivida en Vallecas y en Madrid como un acontecimiento extraordinario y con entrañable emotividad.
Formato 15x24 cm Páginas 247 ISBN:978-84-616-7278-3 Edita:www.autoediciones.com Solicitud de ejemplares: info@autoediciones.com ENLACES A ACTOS DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO: www.autoediciones.com/posts/Primer_exito.php
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Texto e imágenes de José Ignacio Pozuelo González
Ingeniero de Caminos Autor de libros de temática madrileña
Las Corralas madrileñas hoy
Son edificaciones autóctonas, netamente madrileñas, que se originaron en la capital tras el traslado de la Corte desde Toledo por el rey Felipe II en 1561. También se las denominan casas de corredor, son, según el Diccionario de la RAE, «en Madrid especialmente, casas de vecindad antiguas constituidas por viviendas de reducidas dimensiones a las que se accede por puertas situadas en galerías o corredores que dan a un gran patio interior». Su nombre puede provenir de corral, espacio cerrado y descubierto en las casas, donde se solían guardar animales, o también del término judío qurrulat o locales de corredor. Fueron el resultado de dos condiciones impuestas por la Corona: a)Felipe II establece la Regalía de Aposento, que obligaba a alojar a los cortesanos (lo que hoy llamamos funcionarios) en aquellas casas que tuviesen más de una planta. Esto llevó a que se construyeran casas de una sola planta, o que la segunda quedara fuera del alcance de la vista o se construyera con una «difícil repartición». 92 Pasea por Madrid
Estas fueron denominadas Casas a la malicia. Otra orden impedía que se construyesen casas que superasen la altura de los conventos cercanos. b)Felipe IV ordena, en 1625, la construcción de una cerca que rodease la ciudad, no como elemento de defensa, sino para controlar la entrada y salida de mercancías en la ciudad y protegerla de posibles epidemias del exterior.
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COMO ES UNA CORRALA Para que una edificación pueda considerarse una corrala deben de existir un patio y un corredor. El patio de una corrala, generalmente rectangular, remedaba a la plaza de un pueblo: en él jugaban los niños, las mujeres cogían agua de la fuente, lavaban la ropa y charlaban entre ellas, se organizaban festejos y en los pisos bajos se asentaban pequeños comercios o talleres artesanales. Pero esto solo sucedía cuando el patio era lo suficientemente grande, hecho que solo se daba en pocas ocasiones; el patio era generalmente pequeño y hay casos en que desde un corredor se podía tocar la pared de enfrente. El corredor permitía el acceso a todas las viviendas, que se conocía con el nombre de «cuartos» y a él se abrían la puerta y una o dos ventanas, que, generalmenLos pies derecho de pino, se apoyaban sobre una basa troncopiramidal de piedra.
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Patio comunal de la corrala situada en la calle de Tribulete, 25
te, eran las que permitían la iluminación y la ventilación de toda la vivienda. Solía haber un único retrete por cada planta y en algunos casos uno solo para toda la corrala. Debido al tipo de edificación y al escaso espesor de sus tabiques, la intimidad era escasa, excepto en las horas de la siesta y del sueño, lo cual se compensaba con la solidaridad entre vecinos. En estas edificaciones existían dos partes diferenciadas: la zona de fachada en la que se habilitaban viviendas mayores, de una construcción más esmerada y con sus servicios higiénicos, y la zona posterior o de corredores. La disposición de estos podía ser en forma de I, en un lateral; en forma de II, en dos laterales enfrentados; en forma de L, en dos laterales contiguos; en forma de U, en tres laterales; o en forma de O, en los cuatro laterales.
El agua potable se obtenía, bien de un pozo situado en el centro del patio (hoy cegado) o de una fuente que posteriormente sustituyó al pozo. Las mujeres bajaban al patio (los hombres nunca) a coger el agua, que se hervía si era para el consumo o se utilizaba tal cual para fregar, lavar o asearse.
ORIGEN DE LAS CORRALAR
Los materiales empleados eran básicamente madera y ladrillo o adobe. Los pies derechos, generalmente de pino, de unos tres metros de altura, y distanciados unos dos metros, se apoyaban sobre una basa troncopiramidal, de piedra caliza o granito, para evitar que la humedad afectara a la madera. Sobre ellos se disponían zapatas trapezoidales, que servían de apoyo para soportar las vigas, todo ello de madera. Sobre estas vigas se disponían los forjados formados por viguetas de madera. Las barandillas antiguas solían ser de ladrillo y blanqueadas con cal, con remate superior de madera. Posteriormente se sustituyeron por barandillas de hierro. Las cubiertas eran de teja árabe y, a veces se construían buhardillas. Las razones que llevaron a construirse las corralas hacen de Madrid el casi único lugar donde encontrarlas. Sin embargo existen algunas corralas en ciudades de la provincia, como Aranjuez, e incluso hay alguna en Sevilla y en Granada. También la idea de las corrala se “exportó” a las Indias y así existen algunas en México, denominadas Vecindades, en Venezuela, llamadas Quintas, en Perú, conocidas como Callejones y en Argentina donde se las llama Conventillos, que a veces se han empleado como burdeles.
Con el traslado de la Corte a Madrid la ciudad sufre un gran incremento demográfico. Aparte de la nobleza que acompañaba a la Casa Real y las instituciones religiosas que también deseaban tener conventos y monasterios en la Villa de Madrid, se incorporan gentes de Andalucía, Extremadura y La Mancha, atraídas por la posibilidad de mejorar su situación. Siglos después durante la revolución industrial se crean en Madrid fábricas como la de tabacos y del gas, el matadero y las tenerías que atraen hacia la capital nuevos inmigrantes. La población de Madrid que era en 1625 de unos 70000 habitantes pasa a ser en 1850 de unos 220000. ¿Cómo acomodar ese aumento de población en una ciudad que no puede expansionarse por la cerca que la oprime? Creciendo en altura. Con el precio de los solares en aumento se tiende a construir casas de varios pisos y así nacen las corralas, que por su disposición permiten ofrecer viviendas de pequeña dimensión para una población humilde de familias obreras o de oficios de baja cualificación. La ubicación de las corralas en Madrid no sigue ninguna pauta, aunque es más fácil encontrarlas en los llamados barrios bajos1 y en el barrio de las Maravillas, hoy conocido como de Malasaña. Tras el derribo de la cerca de Felipe IV se construyeron corralas en barrios tan alejados como Carabanchel, Tetuán o Vallecas. La denominación de Barrios Bajos se debe a que su topografía desciende desde la calle de Atocha hasta el Manzanares a través de una enorme cuesta, en la que sus calles siguen el cauce de antiguos arroyos que desembocaban en el río. En esa barriada se asentaron desde antiguo las clases populares. 1
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CORRALA DE AMPARO 27 El edificio antes referido debió construirse no mucho antes de 1821, puesto que el 22 de agosto de ese año su propietario solicitaba al Ayuntamiento licencia para construir su fachada con los planos del arquitecto José Llorente, quien mostraba en ellos una puerta y dos ventanas a su derecha en la planta baja, tres huecos en las plantas 1ª y 2ª y una buhardilla centrada en la cubierta. Posteriormente se debió construir una tercera planta, que hoy posee el edificio. En un patio central y rectangular se había construido una corrala de tres niveles y del tipo U, es decir, con los corredores ocupando tres de los lados del patio. La estructura portante era de madera y las barandillas de hierro forjado. La Comunidad de Propietarios solicitó la rehabilitación del edificio en diciembre de 2003, en agosto de 2005 y en marzo de 2007. Los arquitectos que han llevado a cabo los distintos proyectos fueron Manuel González Quesada y José Félix González Peral.
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Corrala de la calle Amparo, 27 Se halla situada en la manzana n.º 50, parcelas n.º 34 y 35, según la Planimetría General de Madrid.
En ella se han reforzado las cimentaciones, especialmente en una zona de la corrala en la que se había producido un asentamiento de estas por fugas de agua. Se han sustituido los elementos estructurales dañados y se han decapado los elementos de madera para hacer en ellos un tratamiento con fungicidas. También se ha reformado la fachada.
CORRALA DE EMBAJADORES 46 En el lugar de la referencia anterior aparecían ya construcciones en el año 1656, en que el portugués Pedro de Texeira dibujó su famoso plano de Madrid. En 1793 Joseph Pampliega era el propietario de la casa y deseaba mejorar y poner en orden los huecos de su fachada. Para ello solicitaba la oportuna licencia al ayuntamiento el 16 de febrero, con los planos de Juan
GUIA DE LAS CORRLALAS DE MADRID
La corrala de la calle de Embajadores nº 46 se encuentra situada en la manzana nº 74, parcela nº 5, según la Planimetría General de Madrid.
Eugenio Faz, maestro aprobado por la Real Academia de San Fernando. Este mostraba en la fachada una puerta y dos huecos en el piso bajo, tres huecos en el primer piso y tres ventanas pequeñas en la cubierta. Posteriormente, en 1802 el propietario era Francisco Blanco, quien pretendía levantar un nuevo piso, según planos del arquitecto Blas de Mariategui, quien presentaba en la fachada una puerta y dos ventanas enrejadas en el piso bajo, tres balcones en los pisos 1º, 2º y 3º y tres buhardillas. El solar era extremadamente largo y en su patio de gran longitud se había construido una corrala con tres niveles y del tipo I, es decir, con los corredores a lo largo de uno de los lados del patio. La estructura portante era de madera y las barandillas de hierro forjado. En el proceso de rehabilitación en 2007 se han reparado daños en la estructura de madera y en la cubierta y se han instalados dos ascensores.
Para sorpresa de muchos madrileños, que solo conocen las pocas corralas visibles desde la calle, existen hoy en Madrid más de 400 corralas, aunque esta cifra es una simple estimación al no existir un censo de las mismas. Por ello no ha resultado fácil encontrar todas las corralas y sobre todo la dificultad de encontrar la fecha en que cada una fue construida impedían obtener éxito en la investigación. Fue una enorme ayuda el descubrir que el Plano de Madrid de Ibáñez de Íbero, editado en 1872, mostraba los patios en los que había una corrala. Visitando cada uno de ellos he llegado a descubrir un total de 100. Por lo anteriormente expuesto está claro que la inmensa mayoría de las corralas madrileñas no tiene historia. Han sido siempre infraviviendas, que, afortunadamente, se han rehabilitado en tiempos recientes. Es difícil conocer cuando se edificaron, quien fue el alarife o arquitecto que las construyó y qué avatar las llevó hasta la época actual en que podemos aun visitarlas. Para visitar una corrala hay que traspasar la puerta de entrada a un edificio que en su interior tiene viviendas particulares; para poder realizar este libro he tenido la suerte de poder contar con la ayuda de muchos vecinos que, ante mi petición, han tenido una reacción positiva cuando les he contado el libro que estaba realizando, y me han ayudado con datos sobre la corrala o me han sugerido dónde encontrar otras cercanas. Incluso alguna persona ha llegado a abrirme su casa para que pudiera tener desde allí mejor ángulo para hacer las fotos. Gracias a todos ellos.
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Las corralas de la calle de la Huerta del Bayo n.º 5, a donde se accede también por la calle de Mira el Sol n.º 4, están situadas en la manzana nº 75, según la Planimetría General de Madrid.
CORRALAS DE HUERTA DEL BAYO 5 Y MIRA EL SOL 4 La manzana nº 75 está comprendida entre las actuales calles de Huerta del Bayo, Embajadores, Mira el Sol y Santiago el Verde. Según la Planimetría de 1750, la manzana tenía 16 parcelas de las cuales todas menos dos pertenecían a Pablo Antonio Sotelo, secretario del Rey Fernando VI. En el legajo del Archivo de Villa 4 – 212 – 65 se expone que los solares de esa manzana pertenecían en 1855 al Hospital de la Venerable Orden Tercera (V O T), que sería quien construyese los edificios en esa manzana. Y puede comprobarse en el plano de Ibáñez de Ibero de 1872 que, salvo dos pequeños edificios en la calle de Huerta del Bayo, el resto de la manzana es una única edificación, con entradas por las calles de Huerta del Bayo, Embajadores y Mira el Sol. En ese conjunto edificado aparecen dos grandes patios, el mayor con forma de trapecio y el otro de rectángulo, En ambos existen corralas iguales, lo que hace pensar en que su construcción fuera simultánea. La corrala de la calle de Ribera de Curtidores nº 3 está situada en la manzana nº 72, parcela nº 29, según la Planimetría General de Madrid.
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Nicolás Álvarez era el administrador de la casa de Huerta del Bayo 5 con vuelta a Santiago el Verde 1, propiedad del Hospital de la VOT. Habiéndose demolido la parte edificada que aun permanecía en pie, y habiéndose construido de nueva planta la esquina opuesta, la Junta de Gobierno del citado Hospital determinó construir el resto de la manzana, completando lo existente, con entrada por Embajadores 52. El arquitecto era José María de Gualbert y Sánchez y la petición de licencia al Ayuntamiento se hizo el 14 de enero de 1860. Tanto la corrala del patio mayor como la otra tenían tres niveles y eran del tipo L, es decir los corredores se situaban en dos lados contiguos, los situados al oeste y al norte de los patios. La estructura portante de ambos era de madera y las barandillas de forja de hierro. El envejecimiento de las estructuras de madera y la pudrición en algunos elementos por humedades o insectos xilófagos llevó a un proceso de rehabilitación en el año 2003, a cargo de la empresa Almesa Gestión y Rehabilitación de Inmuebles S. L. y dirigida por los arquitectos Javier Hernández-Agero y Carlos Pérez Fernández. Se repusieron algunos pies derechos y se sustituyeron en algunos forjados las viguetas de madera por otras metálicas. En 2010 se procedió a una nueva rehabilitación a cargo de los arquitectos Farfán/Estrella, restaurando fachadas y cubiertas y sustituyendo pies derechos y viguetas.
CORRALA DE RIBERA DE CURTIDORES 3 No ha sido posible encontrar referencias sobre el origen de esta corrala en el Archivo de Villa de Madrid, pero su construcción es anterior a 1872, ya que la corrala se muestra claramente en los planos de Carlos Ibáñez de Ibero, editados en ese año. El solar que se mostraba en la Planimetría era como el de dos eles formando un ángulo obtuso. La primera tenía fachada y acceso por la Ribera de Curtidores donde hoy se muestran cuatro huecos en planta baja y cuatro balcones en las planta 1ª, 2ª, 3º y 4ª. En un estrecho patio de esa misma L se había construido una corrala con dos niveles y del tipo I, es decir, con los corredores en un solo lado del patio. Su estructura portante era de madera con las barandillas de hierro forjado. Con la desaparición posterior de un edificio con acceso por la calle de San Cayetano nº 8, lo que fuera un estrecho patio es hoy un muy amplio espacio, al cual se abren otras corralas con fechas de construcción posteriores. La Empresa Municipal de la Vivienda tenía prevista la rehabilitación del edificio entre 1984 y 1986, comenzando por la cubierta, que se consolidó entre enero de 1986 y abril de 1987. Sin embargo, el 2 de diciembre de 1991 se desplomó parte de la cubierta, sin daños personales, y se inició un segundo proceso de rehabilitación en el que se descubrieron daños en la cimentación debidos a la excavación por aguas fecales. Se consolidó toda la estructura con micropilotes en los cimientos, se hicieron las reformas interiores necesarias y se mejoraron las instalaciones. El arquitecto que llevó a cabo este proceso fue Luis Rodríguez Cueto.
La corrala de la calle de la Esperanza n.º 11 se halla en la manzana nº 30, parcelas nº 8, 9 y 10, según la Planimetría General de Madrid.
CORRALA DE ESPERANZA 11 En septiembre de 1767 el propietario de los tres solares, Juan Antonio Cabeza, había construido en ellos un edificio que no ha llegado hasta nosotros. Fue Fernando Rodríguez, que se presentaba como “maestro de hacer coches” quien pidió al Ayuntamiento, en mayo de 1798, licencia para construir en el solar adquirido (Esperanza 8, 9 y 10) una casa de nueva planta. El arquitecto era Santiago Gutiérrez de Arintero, quien presentaba un plano de fachada con cinco huecos en planta baja e igual número en las plantas 1ª, 2ª y 3ª, amén de dos buhardillas. Esta es la casa que aún permanece. En un gran patio rectangular se construyó una corrala, con tres niveles de corredores, y del tipo 0, es decir, que estos se disponen en los cuatro lados del rectángulo. La estructura portante era de madera y las barandillas de hierro forjado. En 1992 el propietario del edificio inició un proceso de consolidación y conservación del inmueble con Antonio Baño Nieva como arquitecto. Se sustituyeron o reforzaron los elementos de madera dañados y se mejoró la red de saneamiento.
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