Índice novena en honor a San Juan de Ávila.
Presentación Breve biografía de San Juan de Ávila Inicio de la novena. Oración para todos los días Día primero: La virtud de la fe en San Juan de Ávila Día segundo: La virtud de la esperanza en San Juan de Ávila Día tercero: La virtud de la Caridad en San Juan de Ávila Día cuarto: La oración en San Juan de Ávila Día quinto: La cruz de Cristo en San Juan de Ávila Día sexto: La Eucaristía en San Juan de Ávila Día séptimo: El sacerdocio en San Juan de Ávila Día octavo: La predicación en San Juan de Ávila Día noveno: La Virgen Stma. en San Juan de Ávila Pensamientos del Santo Maestro
San Juan de Ávila, breve perfil biográfico.
San Juan de Ávila, nació en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, el 6 de enero de 1499, o de 1500, pues no se sabe con exactitud el año. Era el hijo único de Alfonso de Ávila, y Catalina Xixón. Sus padres, constituían una familia acomodada, que poseían distintos bienes, como por ejemplo, unas minas de plata en Sierra Morena (Almadén). Su padre era de descendencia hebrea, y este hecho, le trajo, al parecer, alguna dificultad a nuestro Santo. En el año 1513 inició sus estudios en Salamanca, donde recibió una muy buena formación académica, y donde creció también en la práctica de las virtudes. En el año 1517 abandonó los estudios en Salamanca, para volver a su pueblo. Según nos cuentan sus primeros biógrafos, el Señor le tocó fuertemente el corazón, haciéndole ver la vanidad del mundo, y el vacío que deja en el corazón todo aquello que no es Dios. Vivió en su casa paterna una vida entregada fundamentalmente a la oración y a la penitencia, retirada del mundo. Algunos biógrafos, incluso comentan la posibilidad de que San Juan de Ávila hubiera estado un tiempo en la vida religiosa, pero este es un dato que se desconoce. Permaneció durante tres años en su pueblo natal. En 1520 marchó para estudiar artes y teología en Alcalá, parece ser que fue animado a esta decisión por un fraile franciscano de probada virtud, que pasó por Almodóvar en aquella fecha. Fue en Alcalá, alumno de Domingo de Soto, y compañero de estudios de Pedro Guerrero, futuro arzobispo de Granada, y de Fernando de Contreras, ambos grandes amigos de nuestro Santo. En 1526, fue ordenado sacerdote. Celebró su primera misa en Almodóvar, para venerar la memoria de sus padres, ya difuntos. Invitó a doce pobres, entre los que repartió sus bienes. Marchó después a Sevilla con el deseo de embarcarse para ir como misionero a América. En el tiempo que esperaba para embarcarse, empezó a realizar distintas tareas apostólicas, conviviendo con su amigo y compañero de estudios, el P. Fernando de Contreras, y otros sacerdotes, llevando un estilo de vida evangélico. Cuando el Arzobispo de Sevilla, Don Alonso Manrique, lo escuchó predicar, le mandó en virtud de Santa Obediencia que se quedara en Andalucía a misionar. Para el joven sacerdote Juan de Ávila, desde aquel momento su América, fue Andalucía. Pronto se extendió por la ciudad y alrededores (Écija, Alcalá de Guadaira, Lebrija…), la fama de santidad del nuevo predicador. Las calles y las plazas se llenaban de gente para escuchar sus ardientes palabras. Pero no a todos le agradaba la predicación de nuestro Santo, y es por eso que fue denunciado al tribunal de la Inquisición. El proceso duró de 1531 a 1533, pero estuvo encarcelado solo una año
(1532). En el periodo que estuvo en prisión, aprovechó para escribir el primer proyecto del Audi Filia (escucha hija), dedicado a Doña Sancha Carrillo. Al declararse absuelto, se produjo una gran alegría en toda Sevilla, y sus predicaciones fueron acogidas con mayor gozo si cabe. En 1535, marcha para Córdoba. Desde este momento, se le puede considerar ya perteneciente al clero cordobés, pues esta ya era su diócesis y lugar de preferencia. Su celo apostólico no conoce el cansancio. En Córdoba, dedicó tiempo especial a los sacerdotes. Comienza a tener en su entorno una escuela sacerdotal, que ya le acompañará hasta el final de su vida. Su gran obsesión fue la santidad del clero. Pero esto no restó tiempo para dedicarlo a misiones, predicaciones en las calles, fundación de colegios… En este periodo conoció a Fray Luis de Granada, gran amigo y discípulo suyo. Fray Luis fue el primer biógrafo del Santo Maestro Juan de Ávila. En Córdoba se le asignó el beneficio de Santaella,( que cedería en 1540 para sus obras educativas). A finales de 1536, San Juan de Ávila se dirige a Granada. Allí, continua ejerciendo los ministerios que le son característicos: catequesis, predicaciones, misiones, caridad… El 20 de enero de 1537, se produce un providencial encuentro entre San Juan de Ávila y San Juan de Dios. San Juan de Dios, se convierte escuchando la predicación del Maestro Ávila, y éste ya lo tomara como amigo y consejero. En 1539, se produce otro acontecimiento singular. Ha muerto la emperatriz, esposa de Carlos V. Acompaña el cortejo fúnebre, el primo del rey, Francisco de Borja. Éste también queda anonadado ante la fervorosa y ardiente predicación de San Juan de Ávila. Desde ese momento, también el Marqués de Lombay, pedirá consejo con frecuencia al Santo Maestro. Esta amistad continuará siempre, incluso cuando San Francisco de Borja se fuera general de la Compañía de Jesús. Marcha después a Baeza (Jaén) aunque volverá a Granada en el año 1542, para predicar la fiesta del Corpus Cristi. En Baeza destacó sobre todo por la fundación de la universidad, aunque eso no lo retira de sus habituales ministerios. Además de estas ciudades en las que el Santo ejerció su ministerio, hay que hacer mención de otros muchos lugares por los que pasó: Palma del Río (Córdoba), Jerez de la Frontera (Cádiz), Zafra(Badajoz), Montilla (Córdoba), Priego (Córdoba), Úbeda (Jaén), Lucena(Córdoba), Constantina (Sevilla), Alcalá de Guadaira (Sevilla)… y un largo etcétera…
En 1554, se retira a Montilla (Córdoba), ya enfermo. No quiso residir en el palacio de la Marquesa de Priego, y por eso vivió en una pobre casa de la calle de la Paz, que aún se conserva, como testigo de la oración y entrega de nuestro Santo. Son muchas las cartas que se encuentran firmadas desde Montilla, como las dirigidas a San Ignacio de Loyola, y a Santa Teresa de Jesús. Escribió también los memoriales al Concilio de Trento, las Advertencias para el Concilio de Toledo, y además, corrigió el Audi Filia. Pero en Montilla, a pesar de su delicada salud, no dejaba de predicar, confesar, dar catecismo a los niños, enseñar en el colegio de la Compañía de Jesús, atender espiritualmente a personas que a él se acercaban, y atender también, el monasterio de Santa Clara. El Maestro murió en Montilla el 10 de mayo de 1569 y fue enterrado según su voluntad en la Iglesia del colegio de la compañía de Jesús, hoy Iglesia de la Encarnación, Santuario de San Juan de Ávila. San Juan de Ávila maestro de santos, gran Evangelizador, al que le dolían ciertamente las almas. Trabajó incansablemente para que éstas se salvaran. En la lápida que guardaba su cuerpo, los discípulos escribieron: Messor erant (era segador),segador de almas, almas por las que se desgastó y fueron su gloria y su corona.
NOVENA EN HONOR A SAN JUAN DE ÁVILA
Pauta para todos los días Acto de contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre, Redentor mío. Por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. También me pesa que puedas castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, Amén. Oración para todos los días: Señor y Dios nuestro, enciende nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu Santo. Danos luz y gracia para penetrar en el Misterio de tu Amor, manifestado al mundo por tu Hijo. Concédenos, por intercesión de tu siervo admirable San Juan de Ávila, la Gracia de un profundo conocimiento de Jesucristo, para que así le amemos ardientemente y seamos apóstoles auténticos del Evangelio a ejemplo del Apóstol de Andalucía. (Se realiza la meditación y la oración correspondientes a cada día de la novena).
Oración final para todos los días
Oh Dios, que hiciste de San Juan de Ávila un maestro ejemplar para tu pueblo por la santidad de su vida y por su celo apostólico; haz que también en nuestros días crezca la Iglesia en santidad por el celo ejemplar de tus ministros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
DÍA PRIMERO: LA VIRTUD DE LA FE EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días. Reflexión: “¡Oh fe, esfuerzo de corazones, vitoria de los tiranos, sosiego de los turbados, ojo de las cosas invisibles y fundamento de todo el fundamento espiritual! ¡Perla preciosa, sin la cual cuanto uno más tiene, más pobre está; camino sin yerro para Dios, fuera del cual quien más anda menos anda, y pensando que sube al cielo, baja al infierno; puerta por donde Dios a nosotros, disposición para dársenos el Espíritu Santo! ¡Honra de Dios, del cual, mientras cosas más altas creemos y que sobrepujan a nuestra razón, más le honramos y más nos le sometemos! (Carta n 150).
Señor Dios y Padre nuestro, que nos concedes todo aquello que te pedimos. Aumenta nuestra fe para que a cada momento sepamos descubrir tu presencia Poderosa e Inefable en los acontecimientos de cada día. Llénanos del gozo de creer en Tí. Danos la firmeza de vivir con la misma fe con la que San Juan de Ávila vivió mientras peregrinó por este mundo. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO: LA VIRTUD DE LA ESPERANZA EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días. Reflexión: “El amor verdadero en ausencia del amado está más fuerte, y la esperanza entonces será buena cuando, veniéndonos las cosas contrarias a las que esperamos, se mostrare firme y perseverante. Entonces se muestra la buena paciencia cuando sin ningún consuelo padecemos, y la buena confianza, cuando, asidos de su bondad y palabra, estamos firmes entre muchas ondas de desconfianzas que nos combaten al contrario de lo que nosotros sentimos”. Carta n 20. Señor Dios Nuestro, concédenos vivir llenos de una esperanza firme en tu ternura y amor desbordante por cada uno de nosotros. Danos la gracia de esperar confiadamente en tus promesas, al igual que en su vida lo hizo tu siervo San Juan de Ávila, para que desconfiando como él de las cosas terrenas, nos adhiramos a las eternas.
Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA TERCERO: LA VIRTUD DE LA CARIDAD EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días Reflexión: “Oh Jesucristo, y cuán fuerte es tu Amor, y cómo todas las cosas convierte en bien, como dice San Pablo. Cierto, quien de tu amor se mantiene no morirá de hambre, no sentirá desnudez, no echará menos todo cuanto en el mundo hay, porque, poseyendo a Dios por el amor, no le falta cosa que buena sea”. Carta n 64. ¡Oh Dios, fuente del Amor verdadero! Concédenos vivir tan sólo de tu Amor, para que a ejemplo de San Juan de Ávila, sepamos transmitir este mismo amor a los hermanos que nos rodean, descubriendo en ellos, el rostro amable de Jesucristo. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA CUARTO: LA ORACIÓN EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días. Reflexión: “Le encomiendo que de tal manera aproveche a otros, que nunca pierda su oración mental y recogimiento; y en esto mire muy mucho, porque he visto algunos que han dado cuanto tenían, y quedáronse pobres para sí y para otros. Más dura y más aprovecha lo que va más poco a poco, y más imprime una palabra después de haber estado en oración que diez sin ella. No en mucho hablar, más en devotamente orar y bien obrar está el aprovechamiento”. Carta n. 4. Dios y Salvador Nuestro, de donde procede todo bien. Concédenos el don de vivir en Tu presencia. Haz que no sólo hagamos oración, sino que al igual que el Santo Maestro
Juan de Ávila, seamos personas de oración, que transmitamos tu gracia y tu bondad a todos aquellos que se acerquen a nosotros. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA QUINTO: LA CRUZ EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días. Reflexión: “Recios os parecerán los trabajos de la cruz que tomáis, mas perseverad con ánimo y no tornéis atrás, que presto tomareis en ella tanto gusto, que os deis por muy satisfecha y pagada. No os prometen acá regalos, sino penas y fatigas de cruz; mas ya la cruz se ha hecho tan suave, después que aquellos miembros la tocaron, que quien de ella una vez gusta no hay cosa que de ella apartarle pueda”. Carta n. 237. Señor y Dios nuestro que en la Pasión de Jesucristo nos has mostrado la riqueza infinita de tu amor. Haz que a ejemplo de San Juan de Ávila meditemos este gran misterio y se grabe en nuestros corazones la cruz de Jesucristo. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA SEXTO: LA EUCARISTÍA EN SAN JUAN DE ÁVILA
Oración para todos los días. Reflexión:
“Y sobre todo alleguémonos al fuego que enciende y abrasa, que es Jesucristo nuestro Señor, en el Sacramento Santísimo. Abramos la boca del alma, que es el deseo, y vamos sedientos a la fuente de agua viva; que, sin duda, poniendo la miel en la boca, algo gustaremos, y el fuego en el seno calentarnos ha. Y después y antes del comulgar tengamos algún aparejo; y los mejores son la fe cierta que vamos arecibir a Jesucristo
nuestro Señor, y el pensamiento y amor de su pasión, pues en su memoria se hace”. Carta n. 74.
Señor Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento del Altar, te pedimos nos concedas, a ejemplo de San Juan de Ávila, vivir siempre con el corazón encendido en amor a Ti, que por nosotros te escondes en este Sacramento. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA SÉPTIMO: EL SACERDOCIO EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días. Reflexión: “Esto, padres, es ser sacerdotes: que amansen a Dios cuando estuviere enojado con su pueblo; que tengan experiencia que Dios oye sus oraciones y les da lo que piden, y tengan tanta familiaridad con Él; que tengan virtudes más que de hombres y pongan admiración a los que los vieren: hombres celestiales o ángeles terrenales; y aún, si pudiere ser, mejor que ellos, pues tienen oficio más alto que ellos”. Plática a los sacerdotes de Córdoba.
Señor Jesucristo concede a los sacerdotes un corazón de buen pastor semejante al tuyo para que sean capaces, al estilo de San Juan de Ávila, de santificar a las almas por el testimonio de su vida entregada. Envía jóvenes dispuestos y generosos que entreguen su vida al servicio de Dios y de la Iglesia en el ministerio sacerdotal. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA OCTAVO: LA PREDICACIÓN EN SAN JUAN DE ÁVILA
Oración para todos los días. Reflexión:
“Piense, padre, muchas veces en qué negocio le ha puesto nuestro Señor, y verá con cuanta vigilancia lo debe tratar. No tiene Dios negocio que más le importe que el de las almas; y por ellas lo crió todo, y Él mismo se hizo hombre, para, en la carne que tomó, poder comunicarse con los hombres. Gran dignidad es traer oficio en que se ejercitó el mismo Dios, ser vicario de tal Predicador, al cual es razón de imitar en la vida como en la palabra. Sobre fuerzas humanas es ser buen ministro de Dios en la conversión de las alma.” Carta n. 4. Señor y Dios nuestro, que has revelado tu amor por nosotros en la encarnación de tu Hijo, infunde en nuestros corazones la fuerza de tu Espíritu Santo para que con nuestras palabras y nuestra vida testimoniemos, a ejemplo de San Juan de Ávila la salvación a todos los hombres. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
DÍA NOVENO: LA SANTÍSIMA VIRGEN EN SAN JUAN DE ÁVILA Oración para todos los días. Reflexión: “Todas las virtudes se encuentran en María, por ser toda santa. Se puede decir de ella que tiene la cumbre de la santidad y es dada por ejemplo a nosotros y en esta santidad excede a los ángeles ya todos los espíritus celestiales. Su santidad se expresa especialmente por el amor”. Cfr. Sermones 67, 71, 70. Dios y Padre nuestro, que nos diste a María como Madre de Jesús y Madre nuestra, concédenos, a ejemplo de San Juan de Ávila, “preferir morir sin piel que sin devoción a tu Madre Amantísima”. Concédenos Señor la gracia que humildemente te pedimos en esta novena por intercesión de San Juan de Ávila, si es para tu mayor honra y gloria. (Pídase la gracia que se desee alcanzar en esta novena) Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final para todos los días.
Pensamientos del Santo Maestro Juan de Ávila.
Si quieres dar algo que sea agradable a Dios, y sin lo cual nada que le dieres le podrá agradar, dale tu corazón, el cual de tal manera es tuyo, que ni los ángeles, ni todo el resto de las criaturas, ni el mismo Creador, según su santa ordenación, te lo puede forzar. No quiten sus ojos de la cruz, ni su corazón de quien en ella se puso. ¡Oh Jesús! ¿Y quién es aquel que te ama, y no te ama crucificado? Mientras tuviereis al prójimo descontento, no podéis tener a Dios contento. Camino para alcanzar a Dios, ¿sabéis cual es? Hacer bien, hacer limosna a pobres, consolar tristes y compadeceros con ellos, enseñar ignorantes, instruir en la cristiandad… Ten confianza. No pienses que es voz muda la que tienes en el cielo en tu defensa. Los merecimientos de Jesucristo están allá abogando por ti. Si a Dios tenéis, dondequiera os irá bien; y si no, dondequiera os irá mal. ¡Oh Dios, fuego que consumes nuestra tibieza! Y cuán suavemente ardes, y cuan sabrosamente quemas, y con cuanta dulzura abrasas. Por un placer de acá da el mundo cien trabajos; y por un trabajo pasado por Cristo, da Él cien galardones. Se prueba el amor… en la propia abnegación. Y más imprime una palabra después de haber estado en oración, que diez sin ella. Como a Cristo costaron sangre las almas, han de costar al prelado lágrimas. Si vienes tras de Mí, ven sin ti. La lengua del sacerdote, llave es con que se cierra el infierno y se abre el cielo, y se abren las conciencias, y consagra a Dios. Si quisiéramos pecar con la lengua, pidamos una prestada; que esta con la cual consagramos a Dios y hacemos admirables efectos, en ninguna manera se sufre emplearla en servir al demonio con ella. Este orar, para ser bien hecho, pide ejercicio, costumbre y santidad de vida, apartamiento de cuidados, y sobre todo, es obra del Espíritu Santo y don suyo particular.
Es el recogimiento, un silencio en Dios. Hemos de pedir al Señor que nos escriba en nuestros corazones a Jesucristo crucificado. ¿Qué otra cosa tienes tú que hacer en la tierra, sino tratar de amores con el rey del cielo? Que tengáis el corazón tan sellado con el de Cristo, que antes deseéis estar con Él con trabajos, que sin Él con mucho descanso. El martirio espiritual es confesión de amor. El sacerdote que no ora, te dará por consejo de Dios consejo suyo; por respuesta divina, respuesta de hombres. No es mucho hablar, más en devotamente orar y bien obrar está el aprovechamiento. De la oración el demonio ha mucho miedo, más que de otra cosa alguna. El alma que no tiene oración, el demonio no le tiene ningún miedo, hace de ella todo lo que quiere. No hay puerta cerrada para Dios. Siempre, de noche y de día, podéis entrar a negociar con Él muy de gana. Más querría ver a los estudiantes con callos en las rodillas de orar, que los ojos malos de estudiar. Mucho tiene andado el camino el que lleva buena gana de andarlo. Nuestras fuerzas no se emplean todas en Él, cuando no buscamos su gloria y honra. Atreveos a perderos por Cristo, que Él os guardará. Cristo murió por mí; sea mi vida por su amor, una muerte continua. En las tribulaciones prueba Dios a los suyos, y quien no es probado, no será coronado.
PRESENTACIÓN Una de las tareas que San Juan de Ávila llevo a cabo a lo largo de su vida, era la de infundir el espíritu de oración en todos aquellos con los que se relacionaba, y especialmente en los sacerdotes. El nos dirá en una de sus cartas, que “más imprime una palabra después de haber estado en oración, que diez sin ella”. Desde el centro diocesano San Juan de Ávila, queremos continuar con esta misión que llevó a cabo el Santo Maestro a lo largo de toda su vida. De aquí nace esta sencilla novena en honor de San Juan de Ávila. Con ella, podemos acercarnos al Corazón mismo de Dios, por medio de los textos tan ricos y abundantes, del Apóstol de Andalucía. Realizar una novena en honor a un Santo, no es simplemente hacer una petición a Dios por medio de éste, sino que se trata de algo mucho más profundo. Es entrar en el misterio de Dios, por Jesucristo, de la mano de un Santo. Leyendo los textos de San Juan de Ávila, podemos penetrar vivamente, saborear el amor apasionante de Cristo por nosotros. Así lo vivía él, y así nos lo transmite en sus escritos. Es fuego que arde, que prende el corazón de aquel que con humildad se acerca a sus obras, para encontrarse con Cristo. Cada día de la novena, está dedicado a una virtud destacada de San Juan de Ávila, o a uno de los grandes amores de nuestro Santo Maestro, como pueden ser por ejemplo, la cruz, la Eucaristía, el sacerdocio, o la Virgen María. Además del texto de la novena, al principio se nos presenta una breve biografía de este Santo que nos ayuda a refrescar fechas o acontecimientos significativos de su vida. Y al final, podemos encontrar un elenco de pensamientos entresacados de los escritos del Santo Maestro que nos pueden ayudar para la oración personal, y para la reflexión. Esperamos desde el centro diocesano San Juan de Ávila, que este librito que tienes en tus manos, te ayude a crecer en el conocimiento de Cristo crucificado y resucitado, y así lo puedas amar más intensamente al igual que durante toda su vida lo hizo el Santo Maestro Juan de Ávila. D. José Almedina Polonio, Rector del Santuario de San Juan de Ávila (Montilla) y Director del Centro diocesano San Juan de Ávila.