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Iglesia y sociedad 71
Jesús enseñó el amor del Padre por todos y no discriminó a nadie. Vino por los que estaban perdidos, enfermos de cuerpo y alma (Lc. 19.10). También vino a anunciar el reino de Dios a los más desfavorecidos. En la época de Jesús, las mujeres, los publicanos, los cojos, los ciegos y los locos eran despreciados. Pero Jesús vino y los valoró.
Enseñó a las mujeres (Lc 10.38-41), visitó la casa de Zaqueo (Lc. 19.5,6), curó a los ciegos (Mt. 20.29-34), liberó a los oprimidos por el diablo (Mc. 5.1-15; Lc. 4.33-36) y alimentó a los hambrientos (Mc. 6.35-44).
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Cristo no rechazó a nadie, pero tampoco estuvo de acuerdo con la forma de pensar de su sociedad. Muchos estaban enfadados con Jesús, especialmente los fariseos y los saduceos, que eran los partidos político-religiosos de la época. Sin embargo, Jesús deseaba complacer al Padre y no a los hombres. Muchos pueden estar en desacuerdo con nuestras creencias y valores, pero no debemos desagradar a Dios para complacer al grupo en el que estamos.
Jesús no sólo amó a la gente, sino que también le dio lo que necesitaba. El Hijo de Dios repartió el pan, curó a los ciegos, liberó a los cautivos, etc. ¿Qué has aportado a tu comunidad?
AYUDA TEOLÓGICA Maestro, explique a los alumnos que Jesús, el Hijo de Dios, no vivió como un ermitaño. Tenía una vida social. Como los jóvenes de su edad, asistía al Templo con sus padres, participando en las fiestas religiosas (Lc. 2.41-52). Jesús fue a una fiesta de bodas y a cenas en casa de sus amigos. Destaque que al Hijo de Dios le gustaba estar con la gente e incluso se le llamaba amigo de los publicanos y pecadores, porque no discriminaba a nadie, buscando romper las barreras religiosas de la hipocresía y los prejuicios (Lc. 15.1,2). Jesús vivió en sociedad, amó a la gente, pero nunca se hizo amigo del mundo. Pida a un alumno que lea Santiago 4.4. Diga que, según el teólogo Russell Shedd, “el día que el cristianismo y el mundo se hagan amigos, el cristianismo dejará de existir”.
Jesús envió discípulos a una sociedad necesitada
El Hijo de Dios vino al mundo con una misión: redimir a la humanidad pecadora. Cumplió su cometido, murió en la cruz y resucitó al tercer día por amor a nosotros. Tras su ascensión al cielo, sus discípulos continuarán su obra. El Señor no los sacaría de este mundo, sino que los enviaría a marcar la diferencia en la sociedad en la que vivían (Jn. 17.15-18). Como cristiano, ¿estás marcando la diferencia?
Ya hemos visto que la familia es el grupo social más importante de una sociedad. Si la familia va bien, la vida social también. Por eso Jesús envía a sus discípulos a las familias. El Salvador también indicó cómo debían comportarse sus discípulos en las casas: primero el saludo de paz; luego, que se conformaran con lo que se les ofreciera (Lc. 10.7,9). De este modo, se satisfarían las necesidades básicas del hombre: paz y unidad familiar, provisión y salud.
Fuimos salvos para ser “sal” en medio de nuestra sociedad (Mt. 5.13). Como siervos de Dios, no podemos vivir aislados. Tenemos que ser agentes de transformación, marcando la diferencia y anunciando el amor de Jesús a nuestra comunidad.
AYUDA DIDÁCTICA Maestro, antes de introducir el cuarto tema, haga la siguiente pregunta: “¿Cuál fue la misión de Jesús en este mundo?” Escuche atentamente a los alumnos y explíqueles que la misión principal del Hijo de Dios era rescatar a la humanidad pecadora. Cumplió su misión muriendo en la cruz. Dígales que hoy también tenemos una misión en este mundo. Nuestra misión está registrada en Mateo 28:19-20. Nuestra comisión es evangelizar y discipular.