Libro de cuentos

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Proyecto de Cátedra para la materia Diseño Digital III Segundo Parcial – Diagramación de Libro de Cuentos Docente: Vanessa Michelle Vargas Autor / Autores Una playa sorpresa – Pedro Pablo Sacristán Los Calaguarris – Pedro Pablo Sacristán La mala suerte de Pescafrito – Pedro Pablo Sacristán El gran lio del Pulpo – Pedro Pablo Sacristán Extraído de: https://cuentosparadormir.com/ Diseño y Diagramación: Patricia Abigail Sánchez Delgado Ilustraciones: Patricia Abigail Sánchez Delgado


Dedicatoria El Salvador es un país que necesita más seres humanos como ustedes, su trabajo como Organización no Gubernamental en pro de los niños y jóvenes en situaciones vulnerables es admirable. Dedico mi proyecto de Cátedra, realizado con mucho cariño y profesionalismo a todos los coordinadores, formadores, Mamás SOS y principalmente a los niños que viven en estos hogares. ¡Nunca se den por vencidos, nunca dejen de soñar! Dedico mi proyecto de estudiante a todos los niños con mucho esfuerzo y cariño, que siempre se diviertan y disfruten su niñez como lo merecen, que puedan seguir cumpliendo poco a poco sus metas y seguir aprendiendo como lo han hecho hasta hoy.



Contenido Una playa con 11 sorpresa Los calaguarris 14 La mala suerte de 16 Pescafrito El gran lio del pulpo 18 BibliografĂ­a 20 GLOSARIO 21



Pinzaslocas y Vera

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Una playa con sorpresa

o había nadie en aquella playa que no hubiera oído hablar de Pinzaslocas, terror de pulgares, el cangrejo más temido de este lado del mar. Cada año algún turista despistado se llevaba un buen pellizco que le quitaba las ganas de volver. Tal era el miedo que provocaba en los bañistas, que a menudo se organizaban para intentar cazarlo. Pero cada vez que creían que lo habían atrapado reaparecían los pellizcos unos días después, demostrando que habían atrapado al cangrejo equivocado. El caso es que Pinzaslocas solo era un cangrejo con muy mal carácter, pero muy habilidoso. Así que, en lugar de esconderse y pasar desapercibido como hacían los demás cangrejos, él se ocultaba en la arena para preparar sus ataques. Y es que Pinzaslocas era un poco rencoroso, porque de pequeño un niño le había pisado una pata y la había perdido. Luego le había vuelto a crecer, pero como era un poco más pequeña que las demás, cada vez que la miraba sentía muchísima rabia. Estaba recordando las maldades de los bañistas cuando descubrió su siguiente víctima. Era un pulgar gordísimo y brillante, y su dueño apenas se movía. ¡Qué fácil! así podría pellizcar con todas sus fuerzas. Y recordó los pasos: asomar, avanzar, pellizcar, soltar, retroceder y ocultarse en la arena de nuevo. ¡A por él! Pero algo falló. Pinzaslocas se atascó en el cuarto paso. No había forma de soltar el pulgar. El pellizco fue tan fuerte que atravesó la piel y se atascó en la carne. ¿Carne? No podía ser, no había sangre. Y Pinzaslocas lo comprendió todo: ¡había caído en una trampa!

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Pero como siempre Pinzaslocas estaba exagerando. Nadie había sido tan listo como para prepararle una trampa con un pie falso. Era el pie falso de Vera, una niña que había perdido su pierna en un accidente cuando era pequeña. Vera no se dio cuenta de que llevaba a Pinzaslocas colgado de su dedo hasta que salió del agua y se puso a jugar en la arena. La niña soltó al cangrejo, pero este no escapó porque estaba muerto de miedo. Vera descubrió entonces la pata pequeñita de Pinzaslocas y sintió pena por él, así que decidió ayudarlo, preparándole una casita estupenda con rocas y buscándole bichitos para comer. ¡Menudo festín! Aquella niña sí sabía cuidar a un cangrejo. Era alegre, divertida y, además, lo devolvió al mar antes de irse. - Qué niña más agradable -pensó aquella noche- me gustaría tener tan buen carácter. Si no tuviera esta patita corta… Fue justo entonces cuando se dio cuenta de que a Vera no le había vuelto a crecer su pierna, y eso que los niños no son como los cangrejos y tienen solo dos. Y aun así, era un encanto. Decididamente, podía ser un cangrejo alegre, aunque le hubieran pasado cosas malas. El día siguiente, y todos los demás de aquel verano, Pinzaslocas atacó el pie de Vera para volver a jugar todo el día con ella. Juntos aprendieron a cambiar los pellizcos por cosquillas y el mal carácter por buen humor. Al final, el cangrejo de Vera se hizo muy famoso en aquella playa, aunque, eso sí, nadie sospechaba que fuera el mismísimo Pinzaslocas. Y mejor que fuera así, porque por allí quedaban algunos que aún no habían aprendido que no es necesario guardar rencor y tener mal carácter, por muy fuerte que un cangrejo te pellizque…

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Calaguarris

Los calaguarris

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odo el mundo sabe que la historia de nuestro planeta cambió para siempre algún tiempo después de los juegos olímpicos de Pekín. Sucedió que las costas y mares de la tierra se llenaron de una especie animal muy dañina y contaminante, parecida a un calamar, a los que se llamó “calaguarris”. Los calaguarris eran numerosísimos e imposibles de atrapar, pero lo peor era que llenaban las aguas del mar de aceites, latas, papeles y todo tipo de basuras. La situación era terrible, pues el planeta se contaminó a toda velocidad, y se organizaron cazas y equipos de investigación avanzadísimos para intentar acabar con aquella plaga. Pero nadie era capaz ni siquiera de pescar un calaguarri. Pito pescadito fue el primero en conseguirlo. Era un niño que vivía en una pequeña aldea de pescadores y cuando enseñó su calaguarri se convirtió en el niño más famoso del mundo. A la aldea llegaron sabios, científicos y gobernantes de todas partes para estudiar aquella especie. Todo se preparó para abrir al animal, e incluso iba a ser retransmitido por televisión a todo el mundo... Así que todo el mundo alucinó cuando al abrir el calaguarri descubrieron una minúscula nave espacial del tamaño de un zapato con unos marcianitos dentro. Resultó que eran simpáticos y divertidos, y muy listos, y en muy poco tiempo estaban hablando con los gobernantes del mundo, todos muy enfadados con la actitud tan sucia y contaminante que tenían con el planeta. Así que todos esperaban una explicación para un comportamiento tan poco civilizado...

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- Venimos de un planeta que iba a ser destruido - comenzaron explicando-. La tierra nos gustó tanto, que estuvimos días espiando lo que hacíais los humanos, para poder quedarnos aquí haciendo lo mismo y que fuerais felices. Por eso, al ver que plantabais latas, papeles y aceites, inventamos unas máquinas carísimas que hacían lo mismo, y escondidos en disfraces de calamar, tratamos de vivir felices y en paz. ¿Estáis contentos? ¿podemos quedarnos? por fis.... Los calaguarris se quedaron esperando una respuesta. Pero nadie dijo nada. Todos, hasta los que lo veían por televisión, estaban rojos de vergüenza, recordando la última vez que habían tirado un papel o un poco de aceite al suelo. Y todos los que lo vimos, seguimos recordando cómo unos inocentes marcianitos nos hicieron darnos cuenta de lo poco que cuidábamos el planeta.

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Pescafrito

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La mala suerte de Pescafrito

n aquella tienda de animales la mala suerte tenía un nombre: Pescafrito, un pequeño pez famoso porque nunca estaba en el acuario adecuado. Cada vez que tocaba reordenar los tanques, Pescafrito acababa por error o descuido en el más peligroso para él. Desde otros tanques tranquilos y seguros, sus primos y hermanos veían divertidos sus desesperadas carreras por evitar ser la merienda de algún grandullón. A pesar de su increíble mala suerte, Pescafrito no se desanimaba, y en cada carrera ponía todo su empeño en librarse de nuevo, aunque sintiera el dolor de algún que otro mordisco en sus aletas o el cansancio de nadar entre plantas y rocas a cualquier hora del día o de la noche. Así fue sobreviviendo Pescafrito mala suerte, como todos le llamaban, hasta que un día de reorganización en los acuarios, Pescafrito por fin acabó compartiendo tanque con todos sus primos y hermanos. Pero mientras se juntaban a su alrededor para conocer sus desventuras, un cuidador despistado echó en ese mismo tanque al más grande, hambriento y peligroso de los peces de la tienda. Fueron sólo unos minutos, pero el enorme pez no necesitó más para acabar con todos los pececillos... excepto Pescafrito, que, acostumbrado a huir de muchos peces a la vez, no tuvo problemas en escapar de uno solo.

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Poco después entró en la tienda un gran experto en acuarios, y al ver a Pescafrito vivo en el mismo tanque que el pez grande no se lo podía creer. Estuvo horas en la tienda, observándolo, viéndolo escapar una y otra vez con su nadar lleno de giros y piruetas y su increíble capacidad para esconderse. No tenía dudas: era un pez único en el mundo, y el experto lo llevó consigo para ser la estrella de todas sus colecciones y acuarios. Y Allí Pescafrito vivió feliz con todo tipo de atenciones y cuidados, pensando lo buena que había sido para él su famosísima mala suerte.

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El gran lío

El gran lio del pulpo

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abía una vez un pulpo tímido y silencioso, que casi siempre andaba solitario porque, aunque quería tener muchos amigos, era un poco vergonzoso. Un día, el pulpo estaba tratando de atrapar una ostra muy escurridiza, y cuando quiso darse cuenta, se había hecho un enorme lío con sus tentáculos, y no podía moverse. Trató de librarse con todas sus fuerzas, pero fue imposible, así que tuvo que terminar pidiendo ayuda a los peces que pasaban, a pesar de la enorme vergüenza que le daba que le vieran hecho un nudo. Muchos pasaron sin hacerle caso, excepto un pececillo muy gentil y simpático que se ofreció para ayudarle a deshacer todo aquel lío de tentáculos y ventosas. El pulpo se sintió aliviadísimo cuando se pudo soltar, pero era tan tímido que no se atrevió a quedarse hablando con el pececillo para ser su amigo, así que simplemente le dio las gracias y se alejó de allí rápidamente; y luego se pasó toda la noche pensando que había perdido una estupenda oportunidad de haberse hecho amigo de aquel pececillo tan amable. Un par de días después, estaba el pulpo descansando entre unas rocas, cuando notó que todos nadaban apresurados. Miró un poco más lejos y vio un enorme pez que había acudido a comer a aquella zona. Y ya iba corriendo a esconderse, cuando vio que el horrible pez ¡estaba persiguiendo precisamente al pececillo que le había ayudado! El pececillo necesitaba ayuda urgente, pero el pez grande era tan peligroso que nadie se atrevía a acercarse.

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Entonces el pulpo, recordando lo que el pececillo había hecho por él, sintió que tenía que ayudarle como fuera, y sin pensarlo ni un momento, se lanzó como un rayo, se plantó delante del gigantesco pez, y antes de que éste pudiera salir de su asombro, soltó el chorro de tinta más grande de su vida, agarró al pececillo, y corrió a esconderse entre las rocas. Todo pasó tan rápido, que el pez grande no tuvo tiempo de reaccionar, pero enseguida se recuperó. Y ya se disponía a buscar al pulpo y al pez para zampárselos, cuando notó un picor terrible en las agallas, primero, luego en las aletas, y finalmente en el resto del cuerpo: y resultó que era un pez artista que adoraba los colores, y la oscura tinta del pulpo ¡¡le dio una alergia terrible!! Así que el pez gigante se largó de allí envuelto en picores, y en cuanto se fue, todos los peces acudieron a felicitar al pulpo por ser tan valiente. Entonces el pececillo les contó que él había ayudado al pulpo unos días antes, pero que nunca había conocido a nadie tan agradecido que llegara a hacer algo tan peligroso. Al oir esto, los demás peces del lugar descubrieron lo genial que era aquel pulpito tímido, y no había habitante de aquellas rocas que no quisiera ser amigo de un pulpo tan valiente y agradecido.

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Bibliografía Una playa con sorpresa, Pedro Pablo Sacristán. Sitio Web: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/una-playa-con-sorpresa Los Calaguarris , Pedro Pablo Sacristán. Sitio Web: https://cuentosparadormir.com/ infantiles/cuento/los-calaguarris La mala suerte de Pescafrito , Pedro Pablo Sacristán. Sitio Web: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/la-mala-suerte-de-pescafrito El gran lio del Pulpo, Pedro Pablo Sacristán. Sitio Web: https://cuentosparadormir. com/infantiles/cuento/el-gran-lio-del-pulpo


Glosario Alucinó: Sorprender, asombrar Despistado: [persona] Que se despista con facilidad o con frecuencia y comete distracciones. Escurridiza: Que se escurre o desliza con facilidad. Grandullón: joven que está crecido para su edad o tiene conductas infantiles. Lío: Situación o asunto confuso, desordenado, problemático o difícil de resolver. Mordisco: Acción de clavar los dientes. Picor: Sensación molesta que se siente en una parte del cuerpo y que provoca la necesidad de rascarse. Ventosas: Órgano que tienen ciertos animales en los pies, la boca u otras partes del cuerpo, para adherirse o agarrarse mediante el vacío al andar o hacer presa. Zampárselos: Comer, tragar, engullir.


Innovaciรณn Digital Centro Comercial Loma Linda, Local 12A San Salvador,San Salvador Marzo 2019



Alucinó: Sorprender, asombrar Despistado: [persona] Que se despista con facilidad o con frecuencia y comete distracciones. Escurridiza: Que se escurre o desliza con facilidad. Grandullón: joven que está crecido para su edad o tiene conductas infantiles. Lío: Situación o asunto confuso, desordenado, problemático o difícil de resolver. Mordisco: Acción de clavar los dientes. Picor: Sensación molesta que se siente en una parte del cuerpo y que provoca la necesidad de rascarse. Ventosas: Órgano que tienen ciertos animales en los pies, la boca u otras partes del cuerpo, para adherirse o agarrarse mediante el vacío al andar o hacer presa. Zampárselos: Comer, tragar, engullir.

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