Misterios dolorosos martes y viernes
Primer misterio La oraci贸n de Jesucristo en el huerto
Al llegar al sitio, les dijo: orad para que no entréis en tentación. Se apartó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra, y se puso a orar diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero, que no se haga mi voluntad sino la tuya. Se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. Lleno de angustia oraba con más instancia; y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra. Lucas 22, 40-44
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Segundo misterio doloroso La flagelaci贸n
Entonces tom贸 Pilato a Jes煤s y lo mand贸 a azotar.
Juan 19, 1
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Tercer misterio doloroso La coronaci贸n de espinas
Entonces los soldados del gobernador, tomando a Jesús, lo condujeron al pretorio, y, reuniendo en torno a Él a toda la cohorte, y despojándole de sus vestiduras, le echaron encima una clámide de púrpura, y tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en la mano una caña; (…) Mateo 27, 27-29
Padre Nuestro Ave María x 10 Gloria Oh Jesús:
Cuarto misterio doloroso JesĂşs con la cruz a cuestas
Tomaron, pues, a Jes煤s, que llevando su cruz, sali贸 al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice G贸lgota.
Juan 19, 17
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Quinto misterio doloroso La crucifixi贸n y muerte de Jesucristo.
Era ya como la hora de sexta, y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona, oscureciose el sol y el velo del templo se rasg贸 por medio. Jes煤s, dando una gran voz, dijo: Padre en tus manos entrego mi esp铆ritu; y diciendo esto, expir贸. Lucas 23, 44-46
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Dios te salve reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra Dios te salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y despues de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.