Misterios Gloriosos miercoles y domingo
Primer misterio La resurrecci贸n
Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento. Se decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del monumento? Y mirando, vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. Entrando en el monumento, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. El les dijo: No os asustéis. Buscabais a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron. Pero id a decir a los discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea: allí le veréis, como os ha dicho. Marcos 16, 1-7
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Segundo misterio glorioso La ascensi贸n de Jesucristo al cielo
El Señor Jesús, despues de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos y está sentado a la diestra de Dios.
Marcos 16, 19
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Tercer misterio glorioso La venida del EspĂritu Santo
Al cumplirse el día de Pentecostés, estando todos juntos en un lugar, se produjo de repente un ruido proveniente del cielo como el de un viento que sopla impetuosamente, que invadió toda la casa en que residían. Aparecieron, como divididas, lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu les otorgaba expresarse. Hechos de los Apóstoles 2, 1-4
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Cuarto misterio glorioso La asunci贸n de la Virgen Mar铆a al cielo
En esto apareció un gran prodigio en el cielo: una mujer vestida de sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas (‌) Apocalipsis 12, 1
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Quinto misterio glorioso La coronaci贸n de Nuestra Se帽ora .
Tú eres la gloria de Jerusalén, tú la honra de nuestra nación. Porque te has portado con varonil esfuerzo y has tenido un corazón constante. Judith 15, 10-11
Padre Nuestro Ave MarĂa x 10 Gloria
Dios te salve reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.