Producción artística y pedagógica de Osvaldo Mateo Boglione

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Alejandra Silvia Mansilla

Producción artística y pedagógica de Osvaldo Mateo Boglione y la relación con los recursos de difusión y divulgación del grabado Tesina de la Carrera de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades de la UNR Tutoría: Doctora María Elena Lucero Rosario, Argentina 2013



Alejandra Silvia Mansilla

Producción artística y pedagógica de Osvaldo Mateo Boglione y la relación con los recursos de difusión y divulgación del grabado


Publicación digital Ediciones Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto Rosario. Mayo de 2013 Diseño editorial Patricio Escobedo Tipografía Rosario

Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto Sánchez de Bustamante 129 / 480 9526 / www.carteleramusto.wordpress.com Facebook: Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto


ÍNDICE

1 Introducción 2 Breve historia del grabado. Enlace entre los 60 y los 80 3 Osvaldo Mateo Boglione como director de la Escuela Musto 4 Mi producción 5 Agradecimientos 6 Bibliografía


Querer hacer, se lo alcanza porque como el actor que protagoniza al personaje, toda obra de arte es tratamiento protagonizado primero por su creador luego por su destinatario. *(100 aĂąos de la GrĂĄfica en Rosario y su regiĂłn, El impresor Bloglione, Jorge Rasia, Rosario 1994:74)


1 Introducción

La presente investigación refiere a la producción gráfica en Rosario en los años sesenta y particularmente a la producción de Osvaldo Mateo Boglione y a su proyecto pedagógico como director de la Escuela Musto. Para abordar esta década, se propone un estudio a partir del diálogo entre creadores y colectivos de los años sesenta y la producción de Osvaldo Boglione de los años ochenta, incluido su proyecto institucional para la Escuela Musto. Los años sesenta se abordan como un momento caracterizado por la necesidad de los artistas de utilizar diversos recursos gráficos —con su particularidad múltiple— como posibilitadores de la divulgación del grabado; el emprendimiento Ediciones Ellena fue en este sentido, de fundamental importancia para los artistas de la época: momento nodal de acciones expresivas que fueron retomadas y reelaboradas por los artistas de los años ochenta. *(Marin, 2012: 26)

Se propone para esta tesina un recorrido por diversos acontecimientos artísticos de nuestra ciudad, anclados en la citada década; un hecho relevante fue la muestra de la colección Emilio Ellena, llevada a cabo en mayo de 1963, quedando así de manifiesto la importancia de la revisión y el rescate de la gráfica argentina. El primer reconocimiento lo hace el Museo Castagnino de nuestra ciudad; su director por entonces, Pedro Sinópoli, compra las primeras carpetas de la serie y además se hace acreedor de futuras suscripciones para las siguientes ediciones. En 1960 se organiza la primera muestra de las carpetas, asignándole una sala especial dentro de la institución. Ante esta actividad el director del museo convoca a Juan Grela para realizar visitas guiadas referidas a aspectos técnicos del grabado y charlas sobre artistas Rosarinos. *(Fantoni, 1997: 70) El lustro que va de 1960 a 1965 se destacó por las perspectivas de las relaciones interpersonales, estos contactos dieron nacimiento a una diversidad de grupos formados por creadores de la misma o distinta procedencia y formación, ya sea del taller de J. Grela o de la Escuela Superior de Bellas Artes. Paralelamente a los acontecimientos grupales del año 1965, se realizó el XI Salón del Grabado y varias muestras organizadas por las galerías Carrillo, El Taller, La Reja y El Galpón; se sumaron a estas actividades las muestras individuales o colectivas de los jóvenes artistas vanguardistas como P. Renzi, O. Boglione, E. Favario, A. Gatti y A. Bortolotti, entre otros. Se esbozará un análisis subjetivo de la producción gráfica del artista Osvaldo Mateo Boglione, su formación académica, sus intereses y su relación con artistas y grupos de los años sesenta. Surgen del mismo diversos interrogantes: cuáles son las estrategias de difusión y divulgación que caracterizaron a esta década; qué tanto influyó en la producción gráfica de Osvaldo su relación con grupos y artistas; cómo su experiencia en distintos movimientos de vanguardia y la participación en diversos grupos, lo llevaron a su labor gráfica y luego a su tarea como director durante trece años en la Escuela Manuel Musto, lugar en el que funda Grafica de la Musto, Taller de divulgación de la estampa, un espacio que como su nombre lo indica, fue creado con el objetivo de producir, difundir y divulgar la tarea gráfica de la


escuela. La presentación concluye con mi producción personal, íntimamente relacionada con la escuela y el quehacer diario en el taller, y con la figura de Osvaldo como maestro, quien hizo crecer en mí la vocación docente y el amor por un medio expresivo, el grabado. Es por ello que esta propuesta metodológica parte de la obra de un artista y en función de ella se van presentando grupos y movimientos que influenciaron su andar en el arte. Si bien en el presente enfoque no se cuestionan los movimientos de vanguardias en Rosario, se citan a modo de definir el contexto.


2 Breve historia del grabado

La etimología de la palabra grabado, en la Real Academia Española dice: (Del fr. graver). Tr. Señalar con incisión o abrir y labrar en hueco o en relieve sobre una superficie un letrero, una figura o una representación de cualquier objeto. Decir: grabar, cavar, incidir, abrir, labrar, sobre una superficie dura ya sea de madera o metal, la que luego se cubre con tinta y sobre ella colocamos un papel, sacaremos de aquella matriz una estampa y esto es lo que llamamos grabado. Medio que permite la obtención de muchas copias. Con la invención de la imprenta en el 1450, la historia hizo un giro, nace el sistema de reproducción, con la ventaja de unir en una sola hoja texto impreso e imágenes visuales. Los copistas e iluministas dejan de hacer a mano las transcripciones. El grabado cumplirá la función de ilustrar las páginas y de propagar conocimiento, produciendo estampas religiosas y profanas. El Grabado, que hasta el descubrimiento casual de su reproducción en múltiples ejemplares, no tenía otro fin en sí mismo que el de ornamento de objetos, pasa a ser la matriz para dar paso a un nuevo arte: el de la estampa, cometido que se ira manteniendo y adecuando en cada momento histórico. Todos o la mayoría de los movimientos de vanguardia del siglo XX, utilizaron los medios gráficos como recurso expresivo. Se plantea un recorrido por distintas personalidades y agrupaciones que desarrollaron diferentes posibilidades expresivas, (pintura, escultura, grabado, pintura mural, nuevas tendencias), a lo largo de varias décadas, dejaron huella en la historia del arte tanto nacional como local. El grabado es una técnica exigente y apasionante dentro del campo de la plástica y Rosario tiene sus cultores de gran valor artístico, es necesario aquí mencionar al primer grabador que tuvo nuestra ciudad, Santiago Caccia. De origen italiano, Caccia emigra a nuestro país en el año 1856, después se traslada a Uruguay, vive algunos años en Montevideo, luego en Salto y en Entre Ríos para finalmente establecerse en nuestra metrópoli. Empieza a trabajar en cincelado, técnica que aprendió en su Italia natal. Con inquietudes de difundir y facilitar el conocimiento del oficio, funda en nuestra ciudad la Sociedad Cosmopolita de Artesanos, donde se estudiarían métodos y procedimientos de las ciencias, artes y manufacturas del momento, en el mismo año se crea la Sociedad Unión y Fomento de Artesanos. Detrás de ambas instituciones esta la presencia de Caccia, hombre de espíritu progresista; según I. Slullitel «fue el primer grabador que tuvo nuestra ciudad». *(Slullitel, 1968: 62.) La nomina de grabadores contemporáneos argentinos es extensa hasta mediados del Siglo XX. Corresponde mencionar a Los Artistas del Pueblo, grupo formado en el año 1916 por J. Arato, A. Vigo, A. Bellocq, G. Hebequer y A. Riganelli, quienes desarrollan sus actividades en la ciudad de Buenos Aires. Fueron un referente inspirador de muchos artistas de nuestra


ciudad, además de colaborar en la gráfica nacional. Los Artistas del Pueblo se identificaban con las corrientes expresionistas alemanas y belgas, sus obras reivindicaban a las clases trabajadoras, los más humildes y los desprotegidos. Sostenían que el arte debe ser un instrumento de acción político–social y debe estar al servicio de la voluntad renovada que anima al sector popular. Este grupo a nivel nacional y especialmente dentro de las artes gráficas es muy importante, como ejemplo de acción y valoración de los procedimientos. El tema de sus producciones es el trabajo de los obreros explotados y las clases humildes. Se valen de los recursos gráficos por ser múltiple y de simple reproducción, solían salir a la calles o a las puertas de las fabricas a estampar panfletos, de esta manera el pueblo se acercaba a las obras. Llevando a cabo así, su preocupación por la difusión del arte y el desarrollo de una función de carácter didáctico.

En Rosario varias agrupaciones que se gestaron entre la década del '30 y el '50, que hicieron historia en el hacer cultural de nuestra ciudad, si bien la disciplina del grabado no fue en todos el único medio de expresión, todos si fueron importantes como referentes artísticos de las generaciones posteriores. En primer lugar destacaremos a la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, Antonio Berni fue el fundador en el año 1934, toma esta iniciativa al regreso de París tras haber estado becado durante cinco años por el Jockey Club. Las actividades que se impartían eran de carácter interdisciplinarias, metodologías artísticas más un amplio abanico de nuevas ideas con tendencias humanísticas. Antonio Berni cumplía la función de director de las enseñanzas artísticas y dictaba las clases de historia del arte; R. Plá, literatura; J. Berlengieri, grabado en metal; Godofredo Paino, escultura; Guillermo Paino, grabado en linóleo; completaban el plantel con los conocimientos generales los doctores D. Comba y L. Zeno quienes dictaban biología y medicina social correspondientemente. La Mutualidad tuvo dos sedes, la primera en calle Mitre al 700 y la segunda en la calle Mitre y Rioja donde asistieron unos trescientos alumnos, entre ellos L. Gambartes, J. Grela, A. Calabrese, A. Piccoli, D. Garrone, R. Sivori, Tita Maldonado, entre otros. La Mutualidad aparece como el primer intento de crear una vanguardia organizada cuyos miembros se identificaban no solo en preocupaciones estéticas sino en torno a una fundamentación histórica y social de las prácticas artísticas ligadas a sus vinculaciones políticas. Según cuenta J. Grela, «se expresaba la búsqueda de una organización que dé a los pintores facilidades y conocimiento básicos, lugar de trabajo y sobre todo del dialogo con los pares. Si hacíamos linóleos, por lo general teníamos el fin de vender los grabados entre los afilia-


dos del partido o de alguna gente aficionada a esas cosas». *(Fantoni, 1997: 30) Dicha agrupación se valió del recurso del grabado para hacer tiradas panfletarias, utilizaron el medio gráfico como lo hacían los Artistas del Pueblo, ambos preocupados y ocupados en hacer conocer al pueblo de lo que estaba pasando a nivel político. En el año 1944 se crea Los Amigos del Arte, siendo presidido por el doctor J. Picena, en el año 1948 J. Grela es invitado a realizar un curso y posterior muestra de grabados, como consecuencia de ese curso se crea el Salón de Grabadores, que duró tres años y al que fueron invitados los maestros J. Planas Casa, S. Minturn Zerba, G. Cochet y J. Grela. Dentro de las artes, el grabado es la más nueva de las expresiones plásticas que entran en Rosario, quienes constituyen la primera generación de grabadores son los artistas: A. Guido con aguafuertes, S. Minturn Zerba con litografías y aguafuertes, J. Berlengieri con aguafuertes y punta secas, G. Cochet con xilografías, aguafuertes, aguatintas, aguadas, buril y litografías entre otras técnicas, M. Roldan Batille pintor, dibujante y grabador que formo parte del Grupo Nexus, M. Suero pintor y grabador quien fue director de la escuela de Bellas Artes de nuestra ciudad, R. Warecki pintor y grabador, integrante del Grupo Litoral y G. Paino quien se destaco en linóleos. Quien dedicó gran parte de su tiempo a la investigación de las artes gráficas fue G. Cochet, como testimonio de su trabajo publicó el libro El Grabado Historia y Técnicas. J. Berlengieri, S. Minturm Zerba y G. Cochet fueron los herederos de una incipiente tradición, quienes decidieron el camino del grabado por ser un arte múltiple, que les permitiría llevar las obras a sectores más amplios y menos asistidos. Tenían como ambición empapelar las bibliotecas populares y los centros barriales, con el lema «nadie se quede sin un grabado». Estas ideas surgen en los años cincuenta, contexto convulsionado por la persecución ideológica. Rubén de la Colina en su artículo Por un arte para todos, escribirá: «este grupo tendrá la ambición de crear un centro editor en la Escuela Manuel Musto», (1945), proyecto que se abortó por diversas razones. *(AAVV, 1994: 47)¹ El Grupo Litoral, nació de la disgregación de la Agrupación de Artistas Plásticos Independientes. Los fundadores del Grupo Litoral en 1950, fueron: L. Gambartes, F. García Carrera, L. Garrone, J. Grela, M. Gutierrez Almada, O. Herrero Miranda, S. Minturn Zerba, J. Pedrotti, H. Ottman, C. Uriarte y R. Warecki. Más tarde algunos se separaron e ingresaron P. Giacaglia, F. Ludueña y A. Ventresca. Este grupo no se formó por una tendencia plástica común, sino por el deseo de constituir una unidad orgánica y coherente que respondiera a las necesidades de un medio en formación, capaz de comprender las nuevas corrientes que irrumpían día a día en la plástica. Tuvo mucha influencia y contribuyó en gran medida a la evolución de la opinión y educación plástica de Rosario *(Slullitel, 1868: 47) A la distancia se pueden ver a estos grupos como el basamento del gusto plástico rosarino de su época, además de ejercer influencia a nivel local y hacia otras provincias. En el año 1950 los grabadores formaron su propia agrupación, a la cual denominaron Sociedad de Grabadores Rosarinos, que aunque se disolvió al poco tiempo, contaron en su haber con dos muestras en la Galería Renom, otra en Círculo Italiano y una cuarta en la Galería Castellani. Los socios fundadores fueron J. Vesely, L. Correale, J. Locascio, M. Bruniard y J. Grela entre otros. Juan Grela fundó en el año 1954 la Agrupación de Grabadores de Rosario, ente único en toda América del Sur, que perseguía la proyección del grabado sobre el medio artístico. La Agru ¹ Este dato es fundamental, ya que nos ayuda a pensar que en la década de los ochenta Osvaldo Mateo Boglione, siendo director de la escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto, quizás inspirado en este proyecto funda en la institución La Grafica, taller de divulgación de la estampa.


pación alternó su Salón Anual con un total de 14 muestras que se desarrollaron en distintos salas de Rosario, una en Santa Fe y otra en Buenos Aires. A pesar de tener una productiva actividad, su destino de difundir el grabado concluyó en 1956. Grela luchó por la consideración del grabado en los salones, un lugar en los museos y una mayor atención de las escuelas especializadas. La figura del artista fue fundamental ante esta toma de posición, claramente percibimos a un hombre apasionado por las artes y decidido por hacer conocer las particularidades del grabado, para ello se valió de diferentes recursos, dictando curso, realizando charlas y conferencias, participando en numerosas muestras tanto individuales como colectivas. Melle considerará, «Rosario asume la mayoría de edad en grabado a partir de la figura de Juan Grela». *(AAVV, 1994: 45) La década del sesenta fue un momento bisagra dentro del arte nacional, donde se produce la ruptura de los modelos plásticos vigentes y posteriormente de las instituciones artísticas. Los artistas locales participan de los nuevos paradigmas contemporáneos, cuyas tendencias venían de Nueva York o París. En este contexto de planteos de renovación en la esfera artística se inserta Osvaldo Mateo Boglione, un joven artista que transita por diversos medios plásticos. Junto a R. Naranjo experimenta en la pintura matérica, le incorporan a los colores materiales tales como metales, arena y cemento. Luego representa la corriente lumínica junto a A. Bartolotti y E. Favario. Posteriormente participa junto a N. Púzzolo y M. Greiner de otro planteo estético cuyo resultado plástico serian los cuadros–objetos. Los espectadores y el público en general asistieron perplejos durante estos años a un recorrido vertiginoso desde la utilización de nuevos materiales como chapas, trapos, maderas, acrílico, acero inoxidable, plexiglás, fotografía, hasta el empleo de los medios de información y comunicación. Fueron momentos de pruebas y ensayos, tendencias que configuraron un panorama cambiante en medio del cual surge en 1964 el Grupo Taller formado por M. Reyes Amestoy, L. Bauman, M. Bruniard, M. Gaspar, J. Lavarelo, J. Ramseyer, R. Naranjo, J. Rippa, E. Serón y O. Boglione. Heterogéneo, había en él artistas figurativos y no figurativos y representantes de otras corrientes, todos en busca de nuevas técnicas y nuevas resoluciones. En el mismo año, Osvaldo junto a J. Grela fundan el Centro del Grabado de Rosario, donde editan carpetas gráficas. Para entender por qué los jóvenes artistas transitan por las vanguardias, es necesario reseñar ese período. Quien realiza un estudio exhaustivo de los períodos vanguardistas y del arte de Rosario en general es Guillermo Fantoni, quien señala etapas que ayudan a entender por qué los jóvenes artistas transitan por ese camino. Isidoro Slullitel, —coleccionista destacado de nuestra cuidad— impulsado por su interés en rescatar el arte realiza su aporte, dejando impreso dos libros sobre el arte rosarino. Ahora bien, la década del sesenta presenta dos momentos particulares; se desarrolla hasta 1965 dentro de una tónica de cierta continuidad respecto al proceso generado por el Grupo Litoral. A pesar de que el grupo se mantenía disuelto desde el año 1958, sus integrantes tenían y mantenían cierta influencia sobre las nuevas generaciones. Los jóvenes artistas relacionados a estos maestros siguieron desarrollando individual o grupalmente formas intermedias entre la figuración y la no figuración, o se asimilaron a las corrientes no figurativas de tono lírico o racional. En otro momento de la década se produjo una nueva reacción, una transformación con características inéditas. A las trasformaciones formales dentro de los mismos medios técnicos, se le sumaban las experimentaciones sobre otros materiales, incluían elementos inéditos, lo matérico, los ensamblados de maderas y de chapas, o los nuevos procedimientos aplicados a la gráfica, con la realización de un tipo de obras que superaba lo visual con marcada audacia formal. Aldo Pellegrini, hace un desarrollo del arte contemporáneo en Argentina planteado para


Buenos Aires en los sesenta, el esquema es la reacción contra el informalismo de fines de los años cincuenta, se da en una triple dirección. En primer lugar la neofiguración de 1961, luego el pop, las construcciones de objetos, el arte de los contornos, el arte de la actitud, los happenings, las artes en acción, el arte de los medios, y finalmente el op art, el cientismo y las estructuras primarias. Estos grandes movimientos se desarrollaron en el instituto Di Tella. Si bien Buenos Aires fue el centro de avanzada del arte, Rosario se convirtió en un ala importante y con características propias, destacándose como elemento diferencial de una mayor gravitación ideológica y un carácter alternativo y contestatario. Estas tendencias se daban en periodos breves, eso explica el transitar por varias corrientes visuales, Boglione no escapo a esta vorágine. Hugo Parpagnoli describe a la muestra Rosario 67, (en la cual participa Boglione), expuesta en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires: «…nunca se sabría del todo el antes y el después de una imagen nueva, de un material usado con otros fines o de una técnica inédita. Tampoco se puede calificar con juicios definitivos las obras que nacen en los periodos experimentales, ya sea por la decisión de un artista aislado, ya por la obra en común (…) en estos casos no importa el juicio, importa el movimiento…» En sus palabras deja plasmada la importancia del acontecer artístico y los procesos de investigación de materiales por iniciativas particulares y grupales, que se dieron en distintas ciudades y en especial en Rosario. El campo artístico de los sesenta se caracterizó por la renovación de planteos estéticos, ya sea a través de la experimentación con nuevas modalidades o para la búsqueda de una nueva poética, esto posibilitó la definición de un nuevo enfoque del grabado, tendiendo a un proceso de redescubrimiento de la estampa. Los artistas comienzan a trabajar en grandes formatos, aparecen las técnicas mixtas, analizan materiales y procedimientos, se plantean una reflexión sobre el campo disciplinar de la gráfica. Podría marcarse como eje fundacional de las vanguardias la muestra realizada en la Pla-


za 25 de Mayo en 1965. Esta sorprendió a los transeúntes con obras informalistas, neofigurativas, papeles pegados y maderas ensambladas, novedad técnica del collage y el ensamblaje. Las mismas levantaron polémicas, replanteos y toma de posiciones. ¿Qué pretendían cambiar realizando una muestra en un espacio público? Buscaban otros canales de difusión y por ende llegar a otro tipo de espectador. Esta muestra devino de una fusión de artistas, los del taller de J. Grela y los que se habían formado en Bellas Artes, los integrantes del taller de la calle 1º de Mayo (G. Tottis, A. M. Giménez, M. Greimer, C. Miranda Pacheco) y los integrantes del taller de la calle Bompland (E. Favario, P. Renzi, O. Boglione y esporádicamente J. Rippa). Entrevistado por G. Fantoni en el año 1987, O. Boglione reflexionaría con respecto al arte de los años sesenta: «algunos empezábamos a preocuparnos por ciertas cuestiones del arte como ¿Qué es el arte, para qué sirve, es político o no, es un compromiso, necesita tener una ideología?» Con respecto al espíritu de los artistas y de las relaciones interpersonales y grupos, decía: «…había puntos en común como el manejarse con una onda nueva, el desprejuicio, impactar (…) el auge del Di Tella, participar de eso, esas cosas eran las que hacían que se vayan formando pequeños grupitos». *(Fantoni, 1989-1990: 336) Varios manifiestos fueron publicados en los años sesenta. Los artistas se posicionaron frente a una nueva toma de conciencia ante el circuito artístico legitimado en la ciudad de Rosario. Osvaldo junto a otros artistas firmaron dichos manifiestos, cabe mencionar: A propósito de la Cultura Mermelada, De cómo nuevamente se pretende dar oxígeno a una pintura que hace tiempo ha muerto, Siempre es tiempo de no ser cómplice y el texto firmado colectivamente en mayo de 1968 para el Ciclo de Arte Experimental, difundido mediante la impresión de un volante en cual se expresan los postulados y presupuestos en los que se basan, dejando claro la proximidad entre los conceptos «vanguardia» y «experimental».

*(Manifiesto Rosario/ 1968) *(Boglione Osvaldo Mateo, «Ciclo de Arte Experimenta: Rosario/ 1968/ Osvaldo Mateo Boglione», Rosario Argentina: [s.n.], 1968) http://icaadocs.mfah.org/icaadocs/ELARCHIVO/RegistroCompleto/tabid/99/doc/753838/language/es-MX/ Default.aspx

Cronología de la fase emergente Octubre de 1965. Muestra al aire libre en la Plaza 25 de Mayo con la cual se sale del ámbito específico de galerías y museos. Abril de 1966. Muestra de uno de los grupos de vanguardia en la Galería Pro–Ar de Buenos Aires, posibilitando el primer contacto con la vanguardia porteña y las figuras de la crítica. Se crean así, las primeras condiciones de recepción del fenómeno en Buenos Aires. Abril de 1966. Participación en el homenaje a Viet–Nam en la Galería Van Riel de Buenos Aires, define una actitud de los artistas frente a una situación internacional preocupante. Junio de 1966. Primer Salón Gemul de Pintura Joven del Litoral en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino, en el que por primera vez se presentan pinturas–objetos y ambientaciones, rompiéndose oficialmente una línea de continuidad de la pintura de caballete. Septiembre de 1966. Muestra de objetos con una ambientación de música concreta en Galería Carrillo Artes Visuales, cuyo acto de apertura estuvo a cargo de J. Grela. Septiembre de 1966. Se publica un suelto con el nombre de A propósito de la Cultura Mermelada donde los artistas de vanguardia cuestionan un repertorio de formas y de prácticas oficializadas en el espacio del arte. Octubre de 1966. Participación de artistas rosarinos en el 1º Festival Argentino de las Formas Contemporáneas —Bienal Paralela— realizada en Córdoba, en el que se manifiestan unas de las primeras identificaciones con la política. Octubre de 1966. Nueva muestra de objetos en la Galería Carrillo en cuya inauguración grupos de música interpretan temas pop. *(Fantoni, 1993: 6)


Los cambios estructurales tanto en las escuelas de arte como en la formación docente y de artistas, es importante para el accionar cultural; el primer intento de cambio se produjo con la fundación de la Escuela Superior de Bellas Artes de Buenos Aires en 1923, siendo su primer director Ernesto de la Cárcova, la cual hoy lleva su nombre. En 1942 es director Alfredo Guido, rosarino considerado como el fundador y animador de la actual escuela del grabado argentino, la creación de esta escuela propicio la formación de importantes grabadores quienes enriquecieron y difundieron las distintas posibilidades gráficas. Un segundo reordenamiento en el campo cultural se produce ante la crisis de los años cincuenta, estos cambios estructurales tienen origen en Buenos Aires para luego trasladarse a Rosario, donde aparecen nuevos actores, cambios y desplazamientos de funciones dentro de las instituciones. En los años sesenta en Rosario, junto con los movimientos de vanguardias, toma forma la reestructuración de la Universidad y el ámbito de la plástica no es ajeno a eso, dotándoles a los centros de enseñanza artística de un carácter más moderno. En la Escuela de Bellas Artes se producen cambios de docentes y en la escuela Provincias de Artes Visuales se modifican los planes de estudio y son separados de sus cargos varios profesores. Dentro de este contexto el taller de J. Grela es el único ámbito alternativo, centro libre de orientación y de método que disputa un espacio de formación con las escuelas de artes de Rosario. Estos ámbitos de formación presentaban diferentes enfoques sobre el arte y su enseñanza, esto se traducía en las producciones de los artistas. La Escuela de Bellas Artes brindaba un bagaje de recursos técnicos, indagación sobre los materiales, soportes y herramientas de trabajo, combinada con una línea de docentes que acompañaban ese proceso; por su parte el taller de J. Grela proponía a sus discípulos un análisis reflexivo de las obras, priorizando el lenguaje formal sobre el técnico. Paralelamente a este proceso de renovación que afectaba a los centros de enseñanza artística, en los años sesenta surge la intención de difundir el grabado. Estas estrategias estaban dirigidas a una nueva clase media en crecimiento, para implementarlas se establecieron distintos emprendimientos editoriales y se ejecutaron políticas de difusión, propiciando la circulación masiva en kioscos de revistas de publicaciones de gran tirada a precio muy accesible, enfocado a una mayor cantidad de público. Implicaba el acceso de obras impresas a un nuevo destinatario, un nuevo lector que de otra manera no accedía a la obra. Constituyó una década fundamental para la producción gráfica, considerada como el resurgimiento de los medios múltiples, un momento en que el grabado comienza a ubicarse en un nuevo circuito con la creación de galerías, salones y bienales nacionales y extranjeras. La Galería Carrillo ayudó a este impulso, al realizar muestras y editar carpetas xilográficas, en los años 1963 y 1964 participaron G. Cochet, S. Minturn Zerba, J. Grela, se suman dos jóvenes grabadores, M. Bruniard y O. Boglione, este último se destaca por una intensa actividad consecuente, realizando muestras individuales y colectivas. Siguieron esta iniciativa otras galerías, tales como Renom, Castellani, Local 0 y los Amigos del Arte. Otro de los puntos importantes para el impulso y el reconocimiento del grabado fue el coleccionismo nacional, en este caso cabe destacar la iniciativa que tuvo la figura de Emilio Ellena. Ellena pretendió con su proyecto revalorar el grabado y difundir la obra múltiple, mediante la edición de carpetas de artistas Rosarinos y de la región. Este ciclo implico la revisión y el rescate de la producción de numerosos artistas. El Museo Castagnino también contribuyó a la difusión del grabado propiciando la realización del Salón Nacional de Grabado y la organización de la exposición de las Ediciones Ellena. Las primeras carpetas de dichas ediciones fueron adquiridas por rosarinos, coleccionistas y los mismos artistas participantes, los poseedores fueron L. Gambartes, A. Herrera de


Grela, G. Martinez Carbonel, I. Slullitel, entre otros. Fue el momento donde el público accedió a la obra de artistas reconocidos, implico la trascendencia nacional de artistas locales y de la región. Esto produjo una toma de conciencia a partir de la valoración de la estampa como un original múltiple desligado de su función ilustrativa o de propaganda que tendió a su legitimación dentro del campo cultural. Esto implicó que se podía ver como un objeto atesorable, llevando al nacimiento de nuevos coleccionistas constituidos por la sociedad de consumo. Llegada la década del ochenta con la esperada democracia como bocanada de aire fresco, muchos artistas reorientan sus producciones. En el grabado se abre una nueva etapa donde la incorporación de técnicas provenientes de otras áreas aporta otra energía a las prácticas tradicionales. Los artistas buscan estrategias para romper las barreras entre arte y vida, así reconocen que el grabado en la Argentina se puede nutrir de propuestas que exceden la idea rígida con que se miraba anteriormente. De algún modo la energía y el espíritu de los años sesenta se retoman en los ochenta tanto a nivel nacional como local. Muchos artistas volvieron a producir y otros se dedicaron a la docencia sin abandonar la producción de sus obras, esos sí, casi en silencio.

Varias muestras colectivas se realizaron en Rosario entre la década del ochenta y noventa de las cuales participa O. Boglione. Iniciada la década se produce la apertura de la Galería Miró Artes Plásticas en 1981, dirigida por G. Fantoni y A. Armando; el proyecto de fundamental importancia para la escena cultural —ya que brindó un espacio con el propósito de revaluar el arte local— duraría hasta mediados de los ochenta. Se inaugura con un ciclo de homenajes a los Maestros del Arte en Rosario, alternado con manifestaciones actuales. Al año siguiente dentro de una variada lista de actividades se destaca una muestra inaugurada en marzo del '82 donde participan D. Andrino, G. Azcona, C. Barroso, O. Boglione, M. Calegari, C. Cantore, N. Curvale, E. Giura, A. M. Giménez, J. Grela, Grupo Azul, A. Herrera, M. Machado, J. Perez Sanz, N. Púzzolo y D. Scheimberg. Una filosofía de trabajo y una concepción del arte que se identifica con la vida


son los ejes que persiguen tanto la galería como los artistas elegidos. *(Catalogo expositores temporada 1982, Muestra Inaugural Galería Miró Artes Plásticas, 1982)

En el periodo de transición hacia la democracia algunos artistas mostraron una actitud vital de compromiso con el proceso democrático. Continuando con el itinerario de actividades correspondientes, se realiza en la Sala D del Centro Cultural Bernardino Rivadavia la muestra Artistas por los Derechos Humanos (1984), impulsada por los artistas y docentes de la Escuela Manuel Musto, M. Calegari y O. Boglione, ese mismo año R. Porta, (profesor de la cátedra de grabado de la Escuela de Bellas Artes de la UNR), puso a andar una prensa de grabado en la plaza Montenegro, donde se imprimieron volantes con la leyenda Arte Sale, el sentido de la actividad era acercar el arte a la gente, que salga de las instituciones; dichos volantes fueron entregados por alumnos de la Escuela de Bellas Artes a los asistentes y transeúntes. *(Rojas, 2006: 12) Por último nombraremos una muestra colectiva de carácter itinerante inaugurada en el año 1994, en la cual participó O. Boglione, organizada por la Secretaria de Cultura, Educación y Turismo de la Municipalidad de Rosario. La apertura de 21 Gráficos Rosarinos–Muestra Itinerante se realizó en el Museo Castagnino, uno de los objetivos de la muestra era dar a ver a otras ciudades y países la calidad técnica y expresiva de las obras impresas de los artistas locales. Luego de viajar por Brasil (Porto Alegre y Florianópolis), se realiza una segunda inauguración en Rosario, en el Centro Cultural Bernerdino Rivadavia en julio de 1998. Cronología artística de Rosario 1960 El taller de J. Grela se convirtió en uno de los lugares de formación más importante fuera de las instituciones oficiales. 1961 La galería El Taller realizó una exposición colectiva de los alumnos de J. Grela. 1962 A. Bartolotti, C. Gatti y J. Renzi ingresaron en el taller de J. Grela, comenzaron a actuar en grupo con E. Favario. Abrieron un taller que llamaron El Gallinero. 1965 Las galerías, Carrillo, El Taller, La Reja y El Galpón, entre otras, organizaron exposiciones individuales y colectivas de jóvenes vanguardistas como P. Renzi, C. Gatti, A. Bortolotti, E. Favario, O. Boglione, G. Tottis, R. Elizalde, E. Ghiglioni, M. Greiner, J. Rippa, E. Mijalichen, R. Naranjo, E. Serón y otros. 1966 La Galería Proar de Buenos Aires hizo una muestra de los rosarinos A. Barlotti, E. Favario, C. Gatti, E. Ghiglioni, P. Renzi y G. Totti. Del 25 de abril al 27 de mayo éstos participaron del homenaje de los artistas plásticos a Viet–Nam en Van Riel, Buenos Aires. Se Difundió el manifiesto A Propósito de la Cultura Mermelada firmado por P. Renzi, A. Gatti, A. Bortolotti, E. Favario, O. Boglione, G. Totti, R. Elizalde, E. Ghiglioni, M. Greiner, S. James, F. Barbé, A. M. Gimenez, M. Garate, E. Giura, Pacheco, J. Slullitel y J. Lavarello. Alguno de los nombrados participaron en Córdoba, en octubre, en el Primer Festival Argentino de Formas Contemporáneas, llamado «Bienal Paralela» o «Anti Bienal», en el que algunos rosarinos y porteños hicieron un happening llamado En el mundo hay salida para todos. 1967 Varios artistas lanzaron el manifiesto De como nuevamente se pretende dar oxigeno a una pintura que hace tiempo ha muerto, en repudio al primer Salón Anual de Pintura Joven del Litoral. Artistas rosarinos participaron en el Premio Braque (Buenos Aires), Rosario Siglo XX (Galería Carrillo), Rosario 67 (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires), Estructuras Primarias II (Sociedad Hebraica Argentina, Buenos Aires), Objeto pequeño no identificado (Galería Quartir, Rosario) y El Arte por el Arte (Buenos Aires). 1968 Se inauguró un Ciclo de Arte Experimental con el auspicio del instituto Di Tella. Artistas Rosarinos lanzaron el manifiesto Siempre es tiempo de no ser cómplices, en rechazo del Premio Braque, y junto con colegas de Buenos Aires realizaron actos de repudio que condujeron al arresto de varios de ellos. Los días 10 y 11 de agosto se realiza el Primer Encuentro de Arte de Vanguardia, del que


participaron L. Ferrari, R. Jacoby, M. Paksa, P. Suárez y R. Carriera de Buenos Aires; y A. Bortolotti, R. Naranjo, E. Favario, P. Renzi, N. Rosa, N. Púzzolo, L. Maisonnave, M. Greiner, R. Elizalde, J. Rippa, G. Carnevale, E. Ghilione y O. Boglione de Rosario. 1973 Algunos de los protagonistas de la vanguardia volvieron a la producción plástica (P. Renzi, R. Elizalde, E. Ghiglioni, N. Puzzolo, J. Rippa, M. Greine) Otros (E. Giura, G. Carnevale, R. Naranjo, M. Escandel, O. Boglione, E. Ghiglioni y R. Elizalde) emprendieron actividades de enseñanza ajenas a las modalidades académicas en la Escuela de Arte de la Biblioteca Constancio C. Vigil que funcionó hasta 1975. 1980 Se formo el Grupo Azul, integrado por D. Andrino, O. Boglione, M. Calegari y N. D´Alessandro. 1982 Muestra inaugural de la Galería Miró, con C. Barroso, O. Boglione, C. Cantore, E. Giura, A. M. Gimenez, J. Grela, el Grupo Azul, A. Herrera, M. Machado, J. Perez Sanz, D. Scheimberg y N. Puzzolo. 1983 Tras la restauración del régimen constitucional ingresan nuevos profesores en la UNR —algunos integrantes de las vanguardias del 60—. *(AAVV, 2004: 68-71)


3 Osvaldo Mateo Boglione como director de la escuela Musto

A continuación tres puntos importantes para el desarrollo investigativo, la vida del pintor Manuel Musto, su casa y su legado, la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto del Barrio Saladillo y la vida del artista Osvaldo Mateo Boglione quien fuese su director desde 1984 a 1996. Manuel Musto, pintor rosarino, nació el 16 de septiembre de 1893, inicia sus estudios en la Academia de Fomentos de Bellas Artes con Ferrucci Pagni. A los veinte años alentado por su maestro viaja a Italia para continuar sus estudios. Luego de dos años tras la muerte de su padre regresa a la ciudad y se establece en una casa en la zona de Alberdi pero ese no será el lugar donde establezca su taller, con la herencia recibida decide comprar una quinta en el Barrio Saladillo, es allí donde se establece para dedicarse a pintar su quinta, las flores del jardín o el gallinero. Cuando Musto se muda a la casa de la calle Petópolis (luego Sánchez de Bustamante 129), el Saladillo ya había dejado de ser el barrio residencial con la característica señorial que había fundado Arijón hacia finales del siglo XIX. Barrio conocido por contar con un balneario cuyas piletas de cemento y casa de baños fluían aguas con


propiedades curativas donde concurrían la aristocracia regional. Al instalarse el frigorífico Swift en 1924, conllevó el crecimiento de las curtiembres, saladeros y graserías, esto condujo el establecimiento de una nueva población obrera que construyó sus humildes casas. La radicación de inmigrantes pertenecientes de las regiones del este de Europa, básicamente polacos, rusos y lituanos, a los que luego se agregaron griegos, yugoslavos, checoslovos y ucranianos, fueron dándole al barrio características especiales, con un perfil de idiomas y dialectos, modalidades y costumbres particulares. Así encontró Musto al Barrio Saladillo, con la particularidad de su gente y su topografía, es allí donde decide establecer su casa taller y pasar sus años de vida hasta su repentina muerte en 1940, dejando antes constancia de su voluntad de donar al municipio una suma de dinero y su casa–taller del Barrio Saladillo. Gesto que corresponde a un pensamiento progresista y a la sensibilidad del artista comprometido con el barrio y sus habitantes. Quienes conocieron a Musto cuentan que era un hombre que lo caracterizaba la bondad por los niños del barrio, una vecina y amiga de Musto la Señora Teresa de Knudsen dejo por escrito tal vivencia: «…solía llevarlos en auto hasta el arroyo, regalarles caramelos y el día de reyes todos recibían un regalo, ya sea zapatos o ropa…» En su testamento especifica, «…la cual debe ser transformada en escuela de arte, en donde niños del barrio puedan utilizar sus horas libres en el aprendizaje de pintura, cerámica y escultura…» *(Ferrer, 1979: 42 - 47)

La Escuela Municipal de Artes Plásticas para obreros y artesanos, lleva el nombre del artista, comenzó a funcionar el 6 de octubre de 1945 con el asesoramiento del artista escultor J. Gerbino. Según aclara el Artículo 1º del Decreto Nº 3684, el objetivo que tendrá la escuela será «preparar, ordenar y perfeccionar a los jóvenes que demostraran vocación artística». Varios directores guiaron su rumbo, J. Colombo desde 1958 a 1970 será el encargado de realizar las mejoras del edificio y del crecimiento institucional, luego vendrá E. Fornells, J. de los Ángeles Naranjo y A. Gatti hasta el año 1984, que con el advenimiento de la democracia, fue designado otro artista plástico de la ciudad, Osvaldo Mateo Boglione, quien se


hizo cargo de la dirección hasta el año 1996. Es quien le pone una impronta particular a la escuela dando nacimiento a un nuevo proyecto, siempre respetando las premisas de Musto, que la escuela sea un lugar donde adultos, jóvenes y niños puedan ir a expresarse. Pero este proyecto no se podría haber llevado ha cabo sin el crecimiento que tuvo la escuela con la dirección de J. Colombo que trabajó codo a codo junto a su esposa y sus hijos Teresita y Pepe, quienes continuaron su labor docente bajo la dirección de Osvaldo. J. Colombo proyectó la ampliación de las instalaciones de la escuela, (tarea ambiciosa que le llevo diecisiete años concluir), dentro de las reformas y mejoramiento estaba: el taller de alfarería y cerámica, la adquisición del horno eléctrico, elemento de primordial para el taller y otras herramientas que pusieron en valor las instalaciones. Muchas eran las actividades que se realizaban anualmente una de ellas era: la construcción de carrozas para el carnaval o el acto en homenaje a Musto recordando su deceso. Daniel Pedro Andrino, actual director de la escuela, cuenta como era Osvaldo y cual era su proyecto, «…era un hombre de iniciativa, redefinió a la escuela, dándole un carácter contemporáneo…», este nuevo proyecto siempre respetó las premisas de Musto; «…su deseo era que los habitantes humildes de la barriada, sobre todo los obreros y artesanos, la gente del frigorífico, viniesen a la escuela después del trabajo a cultivar el arte…» *(Campazas, 1997: 15) Osvaldo en una nota publicada en la revista Rosario, decía, «…Cuando llegamos, concurrían pocas personas, unos 80 en total, se tomaba a la escuela como un lugar de encuentro más que de aprendizaje. Retomamos la idea de Musto y convertimos a esto en un gran taller (…) se abren nuevos talleres, de escultura, grabado, fotografía, expresión creadora para niños y adolescentes, artesanía y orfebrería a los ya existentes de pintura, dibujo y juguetería…» *(Bembo, 1991, Fascículo 15: 15) Este propósito sumado a la etapa democrática significó para la escuela un crecimiento de los hechos y de las estadísticas. Los talleres se colmaron de alumnos, las edades eran heterogéneas, el plantel de jóvenes docentes y artistas acompañaban el crecimiento de la institución. Osvaldo implementó un sistema de auto generación, formar docentes–becarios, para ello se abre un Taller de Formación Docente, (para alumnos egresados de diferentes talleres de la escuela que poseían un interés hacia la escuela y pedagógico). La beca tenía una carga horaria de 9 horas, seis eran en el taller asistiendo al docente titular y tres para formación, gracias a esta iniciativa estos becarios con el tiempo cubrieron cargos docentes. Otro de los muchos proyectos fue el crear una escuela de formación docente en Bellas Artes, el cual no pudo llevarse a cabo por diversos impedimentos burocráticos a nivel municipal y provincial. Ante estas propuestas podemos ver a un hombre con inquietudes hacia la comunidad, dar a los jóvenes la posibilidad de formarse ya sea como artistas o como docentes. Muchos proyectos se gestaron a lo largo de su dirección, como testimonio de ello, está la Carpeta Gráfica institucional de la escuela donde se explicita los objetivos y contenidos de los distintos talleres y cursos de los años 84, 85 y 86. Con esta acción deja claro su interés por la difusión de la documentación y por la labor docente que brinda al Barrio Saladillo y al medio, la posibilidad de realizar una formación en la práctica del arte visual. La publicación está ilustrada por fotografías de los talleres, como así la lista de alumnos que concurrían a ellos y la inclusión de xilografías realizadas por los alumnos del taller de grabado. En dicho impreso se pueden vislumbrar las metas que perseguía Osvaldo, por un lado, un ámbito formador tanto de aprendizaje de una especialidad como de una actitud de vida basada en la solidaridad y el trabajo conjunto. Los objetivos que él planteó fueron: 1 Encarar la educación como un intercambio de experiencias, basado en el dialogo y la practica donde se enriquezca ambas partes. 2 Considerar que el arte es una práctica, su aprendizaje no puede logarse sino a partir de un hacer personal o grupal, que conjugue la propia expresión o la suma de estas,


con el desarrollo del lenguaje y técnicas para lograrlo. *(Boglione, Osvaldo: Carpeta Institucional Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto, 1996)

Con este proyecto y objetivos se percibía una institución con futuro. En el folleto institucional editado en 2005 con motivo del 60 aniversario de la escuela, se explicita «…Siendo consecuentes con este proyecto, comprendido como experiencia vital, la Musto sostiene la apertura como actitud posibilitadora de continuo crecimiento. El aporte de nuevas incorporaciones docentes y la renovación en las estrategias de trabajo, han permitido los replanteos necesarios para el fortalecimiento del proyecto. La estructura pedagógica ofrece tres turnos diarios para una matrícula anual de 800 alumnos e incluye dos grandes núcleos: talleres para adultos, a partir de los 16 años, y talleres infantiles, preadolescentes y adolescentes…» Podemos ver que el plan y las estrategias pensadas por Osvaldo continúan hoy, aggiornados a los tiempos que corren y a las necesidades educativas. Refuerza esta idea y nos da un claro reflejo de donde está situada la escuela, las palabras de Pedro Hugo Cava, docente de la escuela: «…sin dudas Boglione se sentiría orgulloso por el estado actual de su proyecto; una persona que siempre apostó a los cambios y a los desafíos, apreciaría todos los movimientos que La Musto ha experimentado desde que el no está…» Ahora bien, queda presentado Boglione como director de La Musto, es el momento de conocer sus comienzos desde que se radicó en Rosario, sus estudios, el contacto con el arte, sus amigos y colegas y el contexto cultural en el cual se insertó. Osvaldo, en los años sesenta se encuentra frente a una nueva generación de artistas, donde los medios técnicos tradicionales han comenzado a cambiar radicalmente. En los más jóvenes, el lenguaje plástico atraviesa el tachismo, el informalismo, la pintura matérica, el pop art, entre otros. Los espectadores quedan perplejos antes los nuevos materiales: chapas, trapos, maderas, ensamblados, acero inoxidable, etc. Ante esta realidad se encuentra O. Boglione, un joven nacido en el año 1936 en Bigand, años después junto a su familia se mudan a Rafaela donde realiza sus estudios primarios y secundarios. Terminada esta etapa, comienza sus estudios superiores donde se recibe en el año 1958 de Profesor Nacional de Dibujo en la Universidad Nacional del Litoral. Ya radicado en Rosario empieza una intensa actividad como artista, relacionándose desde sus inicios con R. Naranjo, E. Ghilioni, E. Serón, M. Bruniard, M. Greiner, entre otros. Son fundamentales en su formación los cambios estructurales que se producen en las escuelas de artes de la ciudad, que llevaron a cambios de perspectivas tanto educativas como en la forma de ver el arte. La utilización de elementos inéditos, una mayor audacia formal y una preocupación por procedimientos técnicos, como los espesores matéricos, los ensamblados de maderas y de chapas o los nuevos procesos aplicados a la gráfica constituyeron cambios en la escena artística local. Su formación en la Escuela de Bellas Artes fue enriquecida por el contacto con artistas que concurrían al taller de J. Grela, espacio que perseguía el objetivo de formar gente que trabajase conscientemente, en donde a través de los hechos plásticos definidos se demuestre tener idea clara de la imagen contemporánea. Grela diría en la presentación de la muestra de sus alumnos realizada en la Galería Carrillo en el año 1966: «Creemos que deben renovarse las ideas por eso apoyamos todas las búsquedas de los jóvenes, aunque lleguen a audacias expresivas, éstas pueden ser una manera de conseguir el equilibrio de su propia libertad, para el logro de una expresión más actual». *(AAVV, 1966: 263)


Oscilar en la cuerda floja, enano Por Norberto Campos

Arte es un estado de suspensión que aterra. ¿Una evidencia de estar casi solos, Osvaldo…? Los sentidos están más abiertos que nunca. La cultura se rinde: habla, costumbres, creencias… El inconsciente, ese nudo casi impalpable, desata todas las tormentas… espirituales... jo… jo… —¿Un miedo no cotidiano, verdad? «Es flotar en la cuerda floja». El cielo ahora está abajo. La tierra arriba. Más allá del horizonte de fuego; el devenir empujado de aguas. —Y, es… renacer, elevarse de esa pasta de sangre y vientos, flujos, cordones que se cortan y el grito, el llanto: todas las emociones fuertes nos sacan del túnel —madre, gestación, orígenes— arrojándonos a un espacio desconocido, tentador, excitante, peligroso: La cuerda floja Negro, quizás nos invertimos y el cielo es tierra, el fuego es pasado, el agua horizonte que calma. —Pero el espacio es ése. Tembladeral, aromas, chapaleo, extrañamiento a lo establecido. ¿Sabés cómo es? Un viaje para adentro con un destino incierto, o cuanto menos… equívoco. Lo que sí, los nervios empujan eso, la carne vibra con la sangre y el aire de los huesos desde sus filtraciones canta la alegría del movimiento. Es lo que empuja la vida atenazada por la educación convencional, herramienta eficaz de la cultura establecida. La cultura de la muerte. Castigo. Sometimiento. Culpa de UNO. Claro Negro el inmundo reducto de la moral. Allí la ética se ahoga y el atreverse, probar, cambiar, animarse es pecaminoso. Si estamos encorsetados en lo judeo–cristiano difícilmente podamos sentir algo. Y… arte es inconsciente desplegado, borroneo, sospecha… La cultura del poder persigue, la educación esteriotipa, la moral castiga y los supuestos medios de comunicación —ida sin vuelta— banalizan. Arte es más real que la mierda… ¿A quién le gusta andar en la cuerda floja? *Apuntes sobre las obras de Osvaldo Mateo Boglione, en cuyo homenaje quedará inaugurada una muestra de grabados y dibujos, hoy a las 20 en calle España 1632. Se podrá visitar hasta el 23 de este mes, de lunes a viernes de 17 a 20 y sábados de 10 a 13 horas. *(Campos, Norberto: Oscilar en la cuerda floja, enano, Contra Tapa, Pagina 12, Rosario 1998) (http://www. pagina12.com.ar/1998/98-10/98-10.../rontrata.htm)

La producción de O. Boglione se enmarcó en diferentes áreas, como el grabado, el dibujo, el collage, la pintura y la escultura, entre otras experiencias. En toda su obra se ve una corriente muy marcada en el grabado, hay cierta pasión, D. Andrino el director de la Escuela Musto, nos relata como era Osvaldo, el artista: «…era tan artista, un ser creativo, que si se encontraba desnudo en una isla algo iba a crear. Al ser creativo, no iba a tener duda en usar arena, troncos, chala, lo que fuere, lo tenía tan incorporado en él y tenía aparte la tranquilidad de ser genuino con lo que hacia, de plantear las cosas con un desparpajo, sin temor a que el otro lo tome a risa…» Osvaldo experimenta, es genuino y vive según su ritmo, prueba y no teme en trabajar en el volumen o en el plano, en color o con texturas. D. Andrino continúa relatándonos: «… encontrar un objeto desechado por la sociedad como una cabeza de muñeca y unos trapos, Osvaldo era capaz de reconvertirlos en una obra de arte…», parece ser una actitud que se marca en toda su producción fiel a su tiempo. Trapos, acero, madera, ensamblando, atados, etc., son los materiales que impone la van-


guardia y él lo aprovechó al máximo, con respecto a esto I. Slullitel, diría «…y los móviles de Kunst, hemos visto desfilar en el panorama plástico local, los ismos que agitan a los pintores de otras latitudes. Los jóvenes artistas de nuestra ciudad, se proveen de nuevos instrumentos expresivos, los medios técnicos tradicionales en la últimas tendencias del arte actual, desde el impresionismo de Musto hasta el concretismo de Serón han comenzado a cambiar…» *(Slullitel, 1971: 187) Quienes lo conocieron coinciden en describirlo como un artista con cierta delicadeza en su gusto por el arte, una perfección que le había dado la vida y su instrucción, que gustaba de transitar en los bordes permanentemente y a pesar de ser un profesional con una gran formación técnica, parecía siempre más feliz transgrediéndolas en su obra. Se puede definir como una persona arriesgada y comprometida con el devenir de su entorno y su cuidad, además de estar siempre informado sobre lo que sucedía a nivel internacional. Osvaldo tenía la cualidad de «experimentador», la mayor prueba de la vanguardia Rosarina. En la muestra homenaje realizada el 2 de mayo de 2008, en el Centro Cultural Parque España, pudimos ver la producción realizada por Osvaldo, bocetos que marcaron sus inicios hasta sus últimas obras. Él gustaba de trabajar en la tridimensión por medio de la técnica del ensamblaje, de la utilización de telas atadas o quemadas u hojalata clavada sobre un soporte de madera. Era un observador de objetos desechados por la sociedad, él les daba una nueva vida, los resignificaba, así encontramos un cucharón de aluminio o un mango de pala clavados y atado con alambre herrumbrado sobre una madera, o la serie de muñecos envueltos en trapos, o los bollos de papel periódico quemados como restos humano de lo que fue. En los grabados según las épocas aparecen los planos de color y estructuras geométricas que son un juego de los ensamblados en estampas, en donde las vetas de la madera en trasparencia dialogan en la superposición. Las aguafuertes y aguatintas de sus últimos años con sus autorretratos donde aparece con su bicicleta, su perro, sus amigos o con Mónica, aquellos que formaron parte de su mundo de afectos representan escenas cotidianas donde se ve el disfrute del dibujo, con los trazos simples y el gesto que produce la herramienta sobre la superficie del metal. Las impresiones de material de desecho es algo característico en sus grabados, con cartones, bollos de papel y telas, ya no son los objetos de los ensamblados, él empieza a transferir sobre el papel las texturas entintadas, donde aprovecha las diferentes tramas con sus grises. Las «pinturitas», como él las llamo, son sus dibujos que marcaron el final de su obra, donde está Norberto Campos, amigo entrañable con su circo de color. En toda su producción se ve un artista seguro de su arte, arriesgado y comprometido y con todos los riesgos que ello implica. Uno de sus trabajos más delicado es la carpeta Canción y Gráfica de 1984, realizada a partir de los temas de Fito Paez, interpreta con sus «caruchas» de materiales de desecho, impresiones en relieve y collage con diferentes materiales, atadas con sus tiras de telas rojas, un sello característico en su obra. Reseñados sus inicios y parte de su trayectoria como se enmarca en la producción grafica, como comienza a trabajar con mayor intensidad en los años sesenta, donde forma parte del grupo de jóvenes artistas que experimentan, pero en todo ese medio existe un gran referente, es su amistad con el artista plástico J. Grela, maestro que marcó su producción dentro del grabado, en ambos existe este medio muy arraigado, será por ello que juntos fundan el Centro del Grabado de Rosario, entidad que lamentablemente dura poco tiempo. Del contacto con J. Grela, con los grupos, el trabajo en equipo, la discusión y el participar fue un eje que lo marcó a O. Boglione en toda su producción. Vislumbramos la intención de rescatar las ediciones como recurso multiejemplar, como Los Artistas del Pueblo o La Mutualidad que se valían del medio como un hecho panfletario. Además, pensar que el grabado es una técnica tradicional y Osvaldo con sus grabados lo


rescata, lo re–inventa y le puso su impronta personal, lo mantuvo vivo. No por nada surgen varias iniciativas junto con J. Grela o en honor a él, cuando el Grupo Azul edita las carpetas dedicadas a Juan y Aid, las cuales se vendían por suscripción y cuyos fundos servían para su puesta grupal en la Galería Miró en 1981. Cabe destacar la figura de J. Grela en la escena artística de Rosario quien fue el único que prestó atención al arte local de la generación de M. Musto y A. Schiavoni y al grabado, en conversaciones con J. Grela diría «…Yo he sido el más entusiasta y con la gran colaboración para eso la he tenido de mi esposa Aid…» *(Fantoni, 1997 : 69) A esta iniciativa se le sumaría P. Sinópoli, director del Museo Castagnino (1960), quien convocaría a J. Grela todos los sábados ha realizar visitas guiadas sobre los artistas rosarinos, quien también haría un gran aporte sería E. Ellena editando carpetas de autores de nuestra ciudad, en la elección de esos artistas colaboraría J. Grela, quien relata: «Aid y yo, siguiendo nuestro interés por los grandes artistas rosarinos desconocidos, le ofrecimos a él hacer las ediciones de los grabados de Minturn Zerba, de Cochet, de Berlengieri e incluso de los míos». Este conjunto de iniciativas fue tan importante para la década del '60, las Ediciones Ellena, las muestras en el Museo Castagnino para la difusión de los artistas locales, sumado al aporte, el estudio, la pasión y el respeto por sus pares dado por J. Grela .Lo importante de esta gestión fué que el público accedió al grabado y conoció a los artistas olvidados o eclipsados por Buenos Aires. Esto vivió Osvaldo y lo llevo a cada ámbito de producción y proyectos; en los grabados, los muñecos, los ensamblados, en el Grupo Azul, en la Escuela Musto y en La Gráfica de la Musto. Grafica de La Musto fue pensada por él, un taller que perseguía la producción y la difusión de la estampa. Quizás esta iniciativa surgió en Osvaldo por ese antiguo proyecto de los artistas J. Berlenguieri, J. Grela y S. Mintum Zerba, quienes pensaron en crear un centro editor en la escuela heredada del pintor Musto, pretensión de la década del cincuenta que


lamentablemente no tuvo frutos. El rescatar una idea y llevarla en marcha durante tres años fue y significó mucho para la historia del grabado en la Escuela Musto, ya que es el único ámbito educativo en la ciudad y en la región, en donde este campo disciplinar se desarrolla en todas sus posibilidades. Después de varios años inactivos el taller se puso nuevamente en marcha, en el 2006 fue rearmado con un grupo de ex alumnos de los talleres del área de la gráfica, quienes trabajan coordinados por un docente. Otras de las grandes preguntas es el porqué de la creación de La Grafica?, Osvaldo como gran estudioso y preocupado por el aquí y el ahora y por todos los movimientos de vanguardias, quizás fue inspirado en la declaración de principios del taller de la Gráfica Popular Mexicana. Tanto en Gráfica de la Musto como en el citado taller de la Gráfica Popular se valoriza el trabajo colectivo, la producción es grupal y se realiza un estudio de los distintos medios gráficos. Otras de las hipótesis acerca del surgimiento de La Grafica, puede ser el concepto contemporáneo de inclusión de todas las posibilidades expresivas, desde el grabado hueco y relieve hasta los medios planográficos: la serigrafía, la litografía, la heliografía, la fotocopia, etc. Tanto en el nombre del taller como en sus características, Boglione le puso su mirada vanguardista, muchas de sus iniciativas personales las pudo llevar ha cabo en La Musto y hoy, en honor a Osvaldo, la escuela mantiene trabajando a La Gráfica y brindando a la comunidad nuevas producciones y proyectos que enaltecen a nuestra ciudad. *(Natalia Cloti, Paloma Ferraro, Archivo producción gráfica, Osvaldo Boglione, C. C. Parque España, Rosario, febrero 2008.)


4 Mi Producción

En este punto pretendo exponer mi producción personal y mi quehacer docente en el marco de La Musto y en relación a la figura de Osvaldo Boglione como maestro y director. Ingresé a La Musto en 1984, año que se estrenaba la democracia y la gestión de Osvaldo en la escuela, decidí anotarme en los talleres a mi criterio conocidos como pintura, cerámica y dibujo. Por aquellos años se respiraba un aire de avidez por conocer, aprender y una euforia por decir y participar y la escuela era un lugar propicio para ello, siendo yo una jovencita me seducía mucho ese ambiente donde poder debatir, hablar y aprender. La escuela en esa época empieza a crecer, se abrían más talleres, eso implicó que ingresaran docentes y realizaran cambios estructurales. El aprendizaje era meramente práctico y para reforzar los contenidos teóricos se realizaban distintas actividades: visitas a museos, galerías o encuentros con artistas. En una oportunidad visitamos el Museo Castagnino con motivo de una muestra de grabado, —específicamente de xilografías—, fue tal el impacto de las imágenes, las texturas, el gesto de la herramientas sobre la superficie, que allí supe que eso era lo que quería hacer, fue así cuando me encontré con un medio diferente que me abrió un mundo mágico de posibilidades expresivas. Pero no solo fue conocer el grabado en su aspecto técnico sino quienes me hicieron amar al grabado y la docencia, ellos fueron Mónica Calegari, docente del Taller de Grabado y Osvaldo Boglione directo de la Escuela. Paralelamente al crecimiento de la institución fui creciendo como persona y formándome como artista y docente. Poco tiempo después inicie el Taller de Grabado, medio que me cautivó y hasta el día de hoy sigo investigando, produciendo y generando proyectos. Una vez terminados los talleres fui elegida junto con otros alumnos a formar parte de los becarios de La Musto, mi elección no podía ser otra más que el Taller de Grabado. Desde el año 1987, durante tres años me desempeñé como docente becaria asistiendo en la parte técnica, desde 1990 hasta la actualidad continúo mi tarea como docente titular del Taller de Grabado en hueco–relieve y desde el 2006 continuo el proyecto creado por Osvaldo, Gráfica de La Musto. Gráfica de La Musto se crea en los años 80, la escuela retoma la práctica de edición de carpetas gráficas, recuperando el propósito de difusión y divulgación del grabado y posicionando a la escuela como un referente rosarino de las artes gráficas. Recuerdo que íbamos, los alumnos que integrábamos La Gráfica junto a Mónica y Osvaldo, todos los sábados por la mañana a estampar. Mientras trabajábamos no faltaban las facturas y el mate, en ocasiones cuando no se terminaba de imprimir solíamos quedarnos hasta la tarde y era Osvaldo el encargado de ir a comprar el almuerzo para todos, con ese espíritu de fraternidad se respiraban las horas en la escuela, donde todos éramos iguales y trabajábamos a la par. En la actualidad, continúo esa tarea originaria junto a un equipo de ex alumnos en un espacio en el que dialogan las posibilidades técnicas con las propuestas personales de los integrantes, se trabaja comprometidamente durante todo el año en la producción de las estampas y el diseño de edición y tirada. En el espacio del taller, mi labor docente y mi producción se resignifica, se pone en acción, la puesta frente a los alumnos me representa, le imprimo a mis clases una pasión particular de lo que aprendí, transfiriendo lo que me trasmitieron y lo que fui descubriendo.


Dos hechos marcaron mi rumbo, el haber escuchado una charla de Juan Grela y visto la obra expuesta en la Escuela —en la sala que llevaba el nombre de dicho artista—. Juan Grela asistió junto a su esposa Aida Herrera quien generosamente nos habló sobre su obra y procesos de trabajo. El segundo hecho fue haber visitado junto al director, docentes y alumnos de la escuela, la casa–taller de Gustavo Cochet en Funes, recuero el gran ventanas que iluminaba el espacio, los cuadros, la mesa de trabajo, la paleta y los pinceles. Ambos hechos marcaron mi producción como artista, despertaron mi curiosidad por conocer y aprender, dos personalidades importantes de nuestra ciudad, quienes se destacaron por formar parte de diferentes grupos y por tener un marcado interés por la investigación, la recuperación y una vasta producción en el grabado. Estas experiencias sumadas a la figura de Osvaldo me decidieron a encausarme en el camino de la gráfica y de la docencia. Aprendí de Osvaldo todo lo referente al grabado, conocer un medio técnico un recurso expresivo que él sabiamente explotaba al máximo, este aprendizaje no quedo allí, lo fundamental fue que me trasmitió como docente el respeto por el alumno, por lo que voy a enseñar y por la escuela. El amar a la escuela como a mi propia casa, donde cada espacio me pertenece y donde crezco y la voy construyendo. Osvaldo tenia algo particular, una imagen paterna, calma y conciliadora, jamás lo ibas a ver enojado; siempre sonriente, solía silbar mientras recorría la escuela, los días de montaje previos a la muestra de fin de año él disfrutaba a pleno, le gustaba ver la escuela en movimiento. Era alto y delgado y lo caracterizaba su barba blanca y prominente, los niños del taller infantil lo llamaban Papa Noel, cosa que a él le encantaba. Su imagen me marcó, los recuerdos están impresos en algunas paredes de la escuela, en el patio, en su escritorio o en aquella tacita de café que guardo como el tesoro mas preciado. Recuerdo las visitas que hacíamos a su casa, donde éramos recibidos por él y su compañera Mónica, pasábamos la tarde del sábado mirando sus grabados o nos contaba acerca de sus viajes. Era un gran anfitrión, nos invitaba con torta, mate o con café, el cual jamás volví a tomar, (particular por su aroma y sabor). En cada muestra individual organizada por la escuela, Osvaldo nos asesoraba, a él le gustaba que lo hiciéramos, recuerdo una especialmente en que lleve toda mi producción, hablamos extendidamente, fue una clase de composición, no dejaba de buscar material para ejemplificar cada propuesta que me brindaba, hizo un despliegue de papeles, grabados e ideas que me ayudaron en toda mi producción. Mi mayor honor fue compartir junto a Osvaldo mi primera muestra, Dos en la Musto, la Ale y el Negro, fue el 22 de octubre de 1986, en la sala Grela de la Escuela Musto, a partir de allí lo consideré mi maestro en el arte. De esa muestra inicial llevada de la mano de Osvaldo surgieron cada año más y más muestras individuales o participaciones colectivas, mi producción continua con algunos parates y mi formación docente fue buscando su rumbo. Las experiencias de otros años me acercaron al arte y a mi actual tarea docente productora a través de Osvaldo Director de la Escuela Musto. Osvaldo comenzó su producción artista en los años sesenta, momento donde se gesta los cambios en el campo del arte, continua trabajando participa de proyectos grupales siempre enmarados dentro de la producción gráfica. En aquellos años donde el expresarse era un riesgo el produce en silencio desde la docencia. Hasta el año 1984


donde es designado como director de la Musto ahí comienza su más ansiado proyecto su gran obra. Esta relación entre los sesenta y los ochenta es clara en la producción de Osvaldo, sus inicios y la gestión Escuela Musto. Osvaldo a lo largo de su vida fue desarrollando su producción plástica y su gran obra La Musto, proyecto donde cada uno que formamos parte de la escuela de aquellos años éramos una pieza de la maquina que él estaba construyendo, esto es lo fundamental pensar a Osvaldo como un hacedor cuyo proyecto máximo fue La Musto, la que hoy mantenemos y valoramos como a él le gustaría.



5 Agradecimientos

Esta investigación bibliográfica fue realizada para la Tesina de la carrera de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades de la UNR. Agradezco a la Doctora María Elena Lucero por la tutoría, quien me diera las indicaciones para hacer este trabajo y a todos los que aportaron al enriquecimiento del mismo, además a quien me hizo amar la docencia y al grabado, para vos; Negro!



6 Bibliografía

AAVV, 100 años de la gráfica en Rosario y su región, Escuela de Bellas Artes Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, UNR Editora, 1994. AAVV, La Sociedad de los Artistas, Historias y debates de Rosario, Museo Municipal de Bellas Artes Juan B Castagnino, Rosario, 2004. AAVV, Palabra de Artistas, texto sobre arte argentino 1961–1981, Buenos Aires Fundación Espiga/Fondo Nacional de las Artes, 2010. Bembo, Sandra: Revista Rosario, Historias de aquí a la vuelta, Ediciones de aquí a la vuelta, Nº15 (p 15). Osvaldo Boglione y su obra, catálogo, Rosario, CCPE, 2008. Campazas, Alberto: Historia de los barrios de Rosario, Cap. Barrio Saladillo, Homo Sapiens Ediciones, Rosario 1997, (p126) Fantoni, Guillermo: El impacto de lo nuevo en los primeros sesenta. Conformación y emergencia de un grupo de vanguardia, en anuario Segunda Época, Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Humanidades y Artes, Escuela de Historia, Nº 14, 1989-90, pp. 321-339. Fantoni, Guillermo: Rosario 1966: Episodio de vanguardia y fragmentos de conversaciones, serie 10: Arte y Estética. Nº 1, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, 1993. Fantoni, Guillermo: Una mirada sobre el arte y la política, Conversaciones con Juan Grela, Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 1997. Ferrer, Alicia: Biografía de Manuel Musto, un pintor Rosarino, seminario para optar al titulo de licenciatura en Historia, UNR, Rosario, 1979. Marín, Matilde: Discursos Gráficos Artistas y Grupos de Producción Gráfica entre 1960 y 1990 —1era ed.— Buenos Aires, Fundación Osde, 2012. Montes R E, Bradley: El Camino de Musto, Rosario, Hipocampo, 1942. Parpagnoli, Hugo: Rosario 67, Museo de Arte Moderno, Buenos Aires, 1967. Pellegrini Aldo: Panorama de la pintura argentina contemporánea, Buenos Aires, Paidos, 1967. Sebastianelli, Hector: Rosario temático, Ediciones de aquí a la vuelta, Rosario, 1995. Slullitel, Isidoro: Crónicas del arte en Rosario, Rosario, Editorial Biblioteca, 1968. Slullitel, Isidoro: Crónicas documentos y otros papeles, Rosario 1971 http://icaadocs.mfah.org/icaadocs/THEARCHIVE/FullRecord/tabid/88/doc/734279/language/ en-US/Default.aspx http://www.pagina12.com.ar/1998/98-10/98-10…/rontrata.htm http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/12-2821-2006-03 28.html (noviembre 2012)





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