06 LA CARTELERA
Cine Reportaje WERNER HERZOG
«En “La cueva de los sueños olvidados” he filmado un milagro» Recién datadas las pinturas rupestres de algunas cuevas cántabras y asturianas como las más antiguas de Europa, el cineasta alemán Werner Herzog estrena el documental La cueva de los sueños olvidados, un viaje por el impresionante abrigo prehistórico galo de Chauvet y por los orígenes del alma humana Paula Arantzazu Ruiz l interior de la cueva de Chauvet(Francia)permaneció alejado del mundo hasta que, en 1994, unos científicos descubrieronsuscavernasyhallaron en perfecto estado cientos de pinturasrupestresconmásde30.000años de antigüedad. Cerradas al público con el fin de preservarlaslomásintactasposible, ahora podemos ver ese tesoro gracias al cineasta Werner Herzog, quien, junto a un equipo muy reducido, filmó con tecnología 3D esos lienzosrocososqueseremontanala EdaddeHielo.Elresultadollegahoy a las pantallas españolas y es, quizá, el más profundo de los viajes cinematográficosdelrealizadoralemán: La cueva de los sueños olvidados. «Megustaexplorarabismosdesconocidos para encontrar lo que nos caracteriza como seres humanos», explicaba Herzog en la presentación del documental, el pasadomayo,enMadrid.Sucarrera,con unbuenpuñadodefilmesquebasculanentrelaobservaciónentomológica y ciertas aspiraciones antropológicas, lo demuestra. Pero si en algo se distancia este trabajo de los anteriores, es en haber logrado transmitir como nunca el misterio del origen del arte. Así lo confirmaba el catedrático de Paleontología Juan Luis Arsuaga, codirector del Proyecto Atapuerca, quien acompañó al director de cine en la presentacióndeldocumental:«Noesla inteligencia lo que nos hace humanos—puntualizabaArsuaga—,sino la capacidad mágica de crear un mundo sobrenatural que está en nuestro cerebro, la mentalidad espiritual.Sonalucinaciones,casipatologías.Loshombresprehistóricos crearon mundos paralelos y duplicaron por primera vez su realidad
E
artístico y cómo hoy en día lo expresado en esas pinturas pervive como motivos visuales en el inconsciente colectivo: bisontes que reflejan el miedo a lo monstruoso, líneas que dibujanelsiempreindescifrablesexo femenino,ounamanadadecaballos pintados que, en su belleza técnica rupestre, evocan obras de arte contemporáneas,comoLos grandes caballosazules(1911),delexpresionista Franz Marc. ParaHerzog,lomássorprendentedelacuevaeslacalidaddelaspinturas, que no ha sido mejorada «ni por los griegos, renacentistas, románticos,onisiquieraporPicasso».
El drama de las rocas
Werner Herzog. LA CARTELERA
deformasimbólica.Laesenciadelo humano sigue siendo un misterio, pero con el comienzo del arte podemos hablar de la inauguración del alma moderna». El espectador, así, pues, y conducidoporlapresenciaylainigualable voz de Herzog, se adentra en esas cuevas y salta hacia el pasado para constatar unas las primeras huellas (el método del uranio torio ha permitidomuyrecientementeretrotraer pinturasrupestresdeAsturiasyCantabriaahace40.000años)deesepensamientosimbólicoqueconformalo
Para registrar esa calidad que tanto leasombró,elcineastadecidiófilmar su viaje por las cavernas con tecnología 3D: «Antes de entrar en la cueva, había visto fotos, pero las dos dimensionesnoreflejaneldramaque provocanlasformacionesdelaroca, comotampocolacantidadóseaencontrada,demásde4.000huesos...», señaló Herzog. Perolafuncióndelatridimensionalidad va más allá del carácter divulgativo o de querer enseñar la belleza del lugar como si el espectador estuvieravisitándoloinsitu.Elusode eseartificiotambiénrespondeaponer en cuestión la misma evolución tecnológica, incluso el carácter ilusionista del propio cine. De este modo,Lacuevadelossueñosolvidados capta la espectacularidad de las imágenes rupestres, ocultas durante años; pero, sobre todo, hace palpable la sensación de asombro ante la obra de arte. «En esta película he tratadodetransmitiralespectadorla sensacióndevivirunmilagro.Loúnico que he hecho es maravillarme antealgosorprendente,queescomo sientoyolaesenciadelcine.Sinohe sidocapazdetrasmitiresasensación demaravilla,esquenohelogradomi objetivo», sentenció un vehemente Herzog.
crítica en 08