Entrevista a Michael Fassbender

MICHAEL

FASSBENDER “Shame”, “Un Método Peligroso” y “Jane Eyre”…

Trío de ases que puede lanzar la carrera de Michael Fassbender lejos. Muy lejos.

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Nacido en Alemania pero criado en Irlanda del Norte, Michael Fassbender (1977) sonríe como si la suerte estuviera siempre de su lado. No puede quejarse. Lleva diez años trabajando con tesón en series televisivas y como actor de reparto, pero ahora comienza a recoger los frutos de su esfuerzo. Le vimos en filmes como “300”, “Hunger”, “Eden Lake” o “Fish Tank”, pero no ha sido hasta septiembre de este año cuando la deseada Copa Volpi del Festival de Venecia cayó en sus manos por su papel de adicto sexual en “Shame”, de Steve McQueen. A eso hay que sumar el reconocimiento del público gracias a “X-Men: Primera Generación” e innumerables oportunidades para un tipo amante de las motos y la vida sencilla. A la espera del controvertido trabajo de McQueen, Fassbender estrena “Un Método Peligroso”, de David Cronenberg, y la brumosa “Jane Eyre”, de Cary Fukunaga.

SHAME

En “Shame”, Steve McQueen vuelve a contar contigo para el papel protagonista después de vuestra colaboración en “Hunger” (2007). ¿Podríamos decir que ya sois un tándem creativo? Encontrarme con Steve ha sido genial, un sueño hecho realidad. Cambió mi vida en 2007, he aprendido mucho de él como hombre, como artista. Es un tipo muy honesto, abierto, no le importa parecer vulnerable, femenino, nerd… A la vez, es muy íntegro, la gente le sigue porque es un líder y sabe cómo crear pasión y entusiasmo en el set de rodaje y en el equipo entero. En este tipo de películas indies no se suele pagar mucho, pero te aseguro que la gente que trabaja con Steve siente que está haciendo algo importante como equipo. Es una alegría absoluta trabajar con él porque, además, me lleva a aspectos de mi personalidad como intérprete a los que soy incapaz de llegar por mi solo. ¿Crees que Brandon, tu personaje en “Shame”, es un tipo enfermo? Sí, pero no me gusta ser tan asertivo. No es fácil lo que le sucede. En realidad, de lo que se habla

en la película es de la idea de la adicción, un patrón de conducta, su desarrollo, su repetición. Es algo que afecta a las relaciones del personaje, en su trabajo… Le es muy complicado controlar sus impulsos. Ahí está la lucha: a Brandon no le da igual lo que le sucede, sino que le afecta tener esa vida sin implicaciones emocionales. Él trata de superar su condición, trata de romper ese patrón de conducta del adicto.

Tus dos largometrajes con Steve han sido trabajos realmente físicos. En uno el protagonista controla su cuerpo y, por lo tanto, también controla su destino; en el otro, tu personaje apenas tiene poder sobre su cuerpo ni su vida. ¿Ves el protagonista de “Shame” como un ejemplo de la sociedad contemporánea, fuera de control, sin saber cómo situarse frente a las relaciones y el sexo? Para empezar, siento la interpretación como algo muy físico. Nada más conocer a mi personaje, siempre pienso en cómo se moverá, en sus gestos. En mi caso, siento que a través del lenguaje corporal puedo transmitir quizás mucho más de lo que

podría con un párrafo de diálogo. Y, sobre la película, no lo sé: no creo que sea una mirada metafórica sobre la sociedad... Es un ejemplo de casos de adicción. Hay mucha gente que sufre de esta enfermedad, mucha gente que pasa horas sola navegando por Internet, hombres que pasan horas masturbándose solos en una habitación y luego son incapaces de tocar a su mujer. Hoy en día hay demasiada información. Más que eso, hay muchos inputs, muchas opciones, la gente diciéndote cómo tienes que hacer según qué y cómo tienes que comportarte para tener éxito, ser feliz, qué objetos pueden hacerte feliz, qué ropa… Es un ritmo que sobrepasa, que crea ansiedad. ¿Ahora mismo sientes ansiedad por el lugar donde te ha llevado tu trabajo? Estás en una posición muy diferente que cuando acabaste “Hunger”... ¿Como vas a gestionar tu carrera a partir de ahora? Bueno, lo que puedo decirte es que voy a seguir como hasta ahora y es muy simple: a nivel laboral, escoger el trabajo según el guión y el director. Intentar hacer cosas que

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JANE EYRE SHAME

me den respeto, tomar riesgos, divertirme, saber contar historias… Hacer que todo sea lo más sencillo posible.

Dices que escoges tus proyectos según el guión y el cineasta, pero también has coqueteado con el cine de masas con “X-Men: Primera Generación”. ¿Cómo llegaste a ese proyecto? Soy fan del cine en general y, de vez en cuando, también me gusta sentarme en una buena butaca, dejarme ir, formar parte de una aventura…Ya en términos profesionales, el trabajo con los estudios de Hollywood me ayuda a tener más control sobre mi carrera. Es decir, creo que me puede ayudar a tener mas éxito comercial y más dinero para hacer las películas que me gustan. En el caso de “X-Men”, la oportunidad vino y pensé “ok, vamos a hacerlo”. Me gustó el guión, era fan de Matthew (Vaughn) y estaba James (McAvoy) en el cast. En fin, los ingredientes me parecían interesantes.

SO

UN MÉTODO PELIGRO

¿Y “Jane Eyre”? ¿Qué sentiste interpretando a Rochester, todo un clásico personaje de la literatura británica? Era un gran reto. De hecho, mi madre y mi hermana son muy fans de la novela, así que de alguna manera ¡era una gran responsabilidad! El proyecto me interesó porque Cary Fukunaga la dirigía y porque tenía como compañera a Mia Wasikowska. Es una chica maravillosa: es el futuro, estoy convencido.

Dices que tu madre y tu hermana son muy fans de la novela de Charlotte Brönte. ¿No sentiste presión al interpretar al protagonista masculino? (Risas) Bueno, había presión, no te voy a mentir. Pero me gusta la presión. En todo lo que hago necesito ese componente de miedo, que las cosas me asusten: un temor que uno tiene dentro y ayuda a tener respeto por lo que se tiene entre manos.

En este sentido, ¿no te asustó trabajar con David Cronenberg? Bueno, es un tipo que puede llegar a asustar (Risas). Fue fantástico, es un gran maestro y muy exigente a la hora de trabajar. Pero también muy divertido y sabe cómo hacer que uno se sienta a gusto en el set de rodaje. David es como un ingeniero: muy preciso. Le interesan mucho las personas, y también los actores.

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UN MÉTODO PELIGRO

En “Un Método Peligroso” interpretas a Carl T. Jung: junto a Freud, uno de los padres del psicoanálisis. ¿Tenías nociones teóricas de esta disciplina antes del rodaje? La verdad es que muy pocas: cuatro ideas básicas. Mi hermana es una reconocida psicóloga, así que me hizo un cursillo intensivo. ! Paula Arantzazu Ruiz

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