LA ESCUELA DE CINE DE
MICHEL GONDRY El maestro de la pretecnología a 24 fotogramas por segundo abre las puertas de su ‘Home Movie Factory’ y, de paso, charla con nosotros sobre sus nuevos proyectos y su manera de ver el cine.
Celofán, muñecos Lego, disfraces peludos, maquetas de trenes. El universo recortable deMichel Gondry y (Versalles, 1963) está al alcance de todos. Al menos eso es lo que propone en su ‘Home Movie Factory’, un set de decorados cien por cien Gondry y que se mueve por todo el mundo (Nueva York, Sao Paulo, Rio de Janeiro, París, Róterdam) para todo aquel que se atreva a filmar en tres horas la película, si no de su vida, seguro que una que jamás olvidará. Eso sí, el cineasta francés y su mirada oblicua, casi esquiva, se atreven a decir que todo lo que sucede en su ‘Home Movie Factory’ no es cine. Tampoco se lanza a definirlo. Contradictorio y encantador, el mago del ‘pinta y colorea’ a 24 fotogramas por segundo responde a nuestras dudas sobre si para hacer películas, en vez de una chica y una pistola, como diría Godard, sólo se necesita una maqueta con vacas y un decorado de bar. ¿En qué consiste la ‘Home Movie Factory’? Se trata de que un grupo de entre diez y quince personas que no se conocen realicen un filme siguiendo una pirámide invertida: es decir, primero deciden el género, buscan el título y, a partir de ahí, ruedan con una serie de escenarios preestablecidos (un bosque, un compartimento de tren…), sin diálogos y en una docena de tomas rodadas en dos horas. ¿La ‘Home Movie Factory’ es un intento de teorizar qué puede ser el cine? ¿Quizás algo colaborativo? No soy muy bueno a la hora de teorizar lo que tiene que ser el cine. Mi proclama es que no hago proclamas sobre cine. El cine son muchas cosas… Depende. Nunca me ha interesado tratar de definirlo. Pero aquí no están haciendo cine, sino más bien es un entretenimiento. Lo que intento demostrar es que todo el mundo puede ser creativo sin importar su formación o condición social. En fin, ¿cómo voy a establecer o soltar teorías cinematográficas si ni siquiera estoy seguro de si lo que la gente considera como “mis películas” son cine o no? ¿En qué se parecen las cintas que ruedan en la ‘Home Movie Factory’ y las ‘suecadas’ de “Rebobine, Por Favor”? ¿Has pensado que, en algún momento, algún grupo participante puede hacer una ‘suecada’ de esa película? Ya han hecho una versión sueca de la película. Bueno, es una ‘suecada’ del trailer. No lo sabía… La idea es que la gente que participa haga su propia película, no que copie otra. Pero, de alguna manera, las películas que copian a otras, las fan fiction, también son un ejemplo de creatividad. Si te soy sincero, no me interesa la cultura fan o la cultura geek. Soy incapaz de entenderla: no veo necesaria esa dedicación. ¿Por qué existe la fan fiction? ¿Por qué hay gente que se siente tan atraída por el trabajo de otros hasta
el punto de dedicar su vida a ello? ¿Por qué no la dedican a ellos mismos, a sus propias historias? Para mi eso no es creatividad: siento que la están desperdiciando. ¿Y te sientes culpable de haber catalizado eso con “Rebobine, Por Favor”? Reconozco mi parte de culpa en el auge de este formato, pero yo no inventé las ‘suecadas’. Llegaron de forma natural en el momento en el que la tecnología permitía editar con ordenadores personales. Pero insisto: ese no es el objetivo de la ‘Home Movie Factory’, sino que el objetivo es contar tu propia historia. Yo no intento imitar a nadie. Creo que la única manera de ser tan bueno como la gente que admiras es ser diferente. Acabas de subrayar la importancia del avance tecnológico respecto a los nuevos formatos. En este sentido, tu romance con lo digital es casi de amor / rechazo… La tecnología hay que saber usarla. Cuando filmo un cielo, me gusta hacerlo con cámaras de 16 mm. Y sigo utilizando mi vieja cámara Bolex para rodar animación, porque la exposición a la luz no es constante y eso hace que sea más bella. Me gusta mucho forzar los efectos de la luz, como la exposición. Por supuesto que podría eliminarlo en posproducción, pero creo que perdería su encanto. Con todo, es importante trabajar todas esas cosas, pero no hay que perder de vista nunca la historia en beneficio de la estética o la imagen. Para mi, el relato es lo que de verdad importa. ¿Y qué opinión te merece el 3D, técnica que trabajaste en “The Green Hornet”? Bueno, no creo que fuera el momento de hacer esa película. Me sentí un poco forzado a trabajar con la imagen tridimensional… Me gusta el 3D, no es algo que me venga de nuevo. Estoy familiarizado con ese tipo de imágenes porque mi abuelo hacía fotos
en 3D, así que era muy consciente de lo que podía conseguir. En ese sentido, la experiencia no tuvo mucho sentido para mi. Quiero decir: cuando trabajas en 3D todo el mundo espera que hagas otro “Avatar”, y si no haces otro “Avatar” tu película es una mierda. Regresando a la ‘Home Made Factory’, quería insistir en esa idea de la creación colectiva. Tu cine es muy personal; de autor, digamos. ¿No ves en ello algo paradójico? No sé por qué debería pensar si el cine es colectivo o producto de lo individual… La autoría es un concepto complejo. Yo veo mi trabajo como el hecho de conseguir que el resto del equipo aporte y sume cosas a una idea. Si eres un director, tienes que encontrar soluciones a problemas, liderar a un grupo de gente para que haga ciertas tonterías que tienes en la cabeza. Pero también es cierto que si quieres que una película salga exactamente tal y como deseas, el rodaje nunca avanza. El azar es parte fundamental del proceso creativo. No me ha quedado muy clara tu visión de la función del director… Hacer una película es como educar a un niño: tienes que saber separar lo importante de lo irrelevante. Si te portas como un padre supercontrolador no lo estás haciendo bien. Debe aprender de sus errores y sólo debes reprenderle cuando hace algo realmente grave, como faltarle al respeto a alguien. Para acabar, ¿qué puedes adelantarnos de tu nuevo proyecto, la adaptación de “Ubik”, de Philip K. Dick? Es algo en lo que llevo trabajando muchos años, y no puedo decirte mucho. Te voy a contar una cosa que casi nadie sabe: estoy preparando la adaptación de “La Espuma de los Días”, de Boris Vian. Es uno de los iconos de la cultura francesa… ¡Así que supone todo un reto para mí! ! Paula A. Ruiz. Más info: michelgondry.com
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