SEBASTIAN TELLIER: EL MESÍAS AZUL El extravagante músico francés ha decidido con “My God is Blue” que veamos a Dios a través de su música.
Es una “ópera grandilocuente e íntima a un tiempo”, responde Sebastian Tellier sobre si con “My God is Blue” (Record Makers, 12) ha creado su ópera electro más personal. Pero la música no es suficiente para este artista tan inquieto como excéntrico: para acompañar la experiencia religiosa que supone el escuchar el álbum, ha creado Alliance Blue, “una comunidad para que los adultos se liberen”. La liberación que propone Tellier, sin embargo, no es una cuestión de fe, sino de amor total. Y muchos beats. ¿Qué te ha inspirado para emprender este viaje espiritual a través del electro? Tu anterior álbum tenía el sexo, la sexualidad como leitmotiv y de repente, lo religioso se transforma en el tema de tu nuevo disco. ¿A qué se debe este renacimiento espiritual? Cuando tenía 20 años escribí un pequeño libro que trataba de cómo sería mi futura carrera musical, mis sueños musicales: que si haría un disco sobre sexualidad, sobre política… Ahí también escribí que algún día debía hacer un disco sobre Dios y la espiritualidad. Simplemente sigo ese libro a la hora de construir mi carrera artística. Entonces tenía sueños extraños y reveladores, y siempre he querido permanecer cerca de mis sueños adolescentes. ¿Es la música electro la manera que tienen los músicos para alcanzar el sentimiento religioso, dado que los clubs se consideran las catedrales de hoy en día? Sí, porque con “My God is Blue” propongo que no olvidemos la parte espiritual de la vida. Debemos dejar de pensar en el verbo “hacer” y recordar el verbo “soñar”. Es muy importante creer en algo. Es importante tener esa inercia de querer descubrir y saber creer en lo que sea: en las personas, en Dios... Hay que dejar de creer en la
realidad, no es para tanto. Lo importante es mantenerse optimista. Pero no me has respondido a si crees que el electro es el camino para tocar a Dios por la analogía club / catedral. De hecho, hay discotecas y pubs ubicados en catedrales de ciudades como Glasgow. ¡Eso es genial! Para mí el vicio, vicio de cualquier tipo, es algo intrínsecamente bueno. Puede ser una gran fuente de placer. Un estilo de vida espiritual no puede dejar el vicio de lado, porque no es un problema: es la solución. Creo que si Dios piensa, pensará que el vicio es bueno para la vida. Y bueno, las discotecas son una buena sede para el vicio (risas). ¿Qué aportó Mr. Flash en la producción de “My God is Blue”? En “Sexuality” ya trabajaste con un productor externo, Guy de Homem-Cristo. ¿Qué similitudes y diferencias has encontrado entre ellos? Son muy diferentes. Con Guy funcionaba como si yo fuera su alumno, sentía que estaba recibiendo una lección. Con Mr. Flash fue todo más flexible. Podía proponer ideas y así se creaba una progresión. Solía ser algo así como una especie de concurso entre Mr. Flash y yo: dos estilos diferentes tratando de ganar la misma carrera. Pero fue fantástico, porque me obligaba a dar lo mejor de mí, siempre trataba de probar que era el mejor, que podía ganar. Después de Dios, ¿quwé podemos esperar? Hay cosas muy sencillas de la vida que pueden ser interesantes. Por ejemplo, esos momentos en que tienes que viajar de un sitio a otro; vas a visitar a alguien y dejas tu ciudad atrás. Piensas en la gente que queda allí, si será la última vez que los ves cuando abandonas ese lugar. Creo que el siguiente paso en mi carrera tendrá que ver con el espacio. H Paula A. Ruiz/Albert Fernández. Más info: myspace.com/sebastientellier
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