Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Liliana Kremer, Ana Andrada, Patricia Romero, Enrique Carpena, María Eva Salazar, Silvia Gattino, Paula Juarez, Verónica Luna y Nicolás Avellaneda.
Paradojas en Juego La construcciรณn social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Editorial Escuela de Ciencias de la Informaciรณn Universidad Nacional de Cรณrdoba Cรณrdoba - Argentina ISBN: 978-987-24953-9-8 Fecha de catalogaciรณn: 22/11/2011
Equipo de investigaciรณn Liliana Kremer, Ana Andrada, Patricia Romero, Enrique Carpena, Marรญa Eva Salazar, Silvia Gattino, Paula Juarez, Verรณnica Luna, Nicolรกs Avellaneda.
Citaciรณn sugerida:
Kremer, L., Andrada, A., Romero, P., Carpena, E., Salazar, E., Gattino, S., Juarez, P., Luna, V. y Avellaneda, N. (2011): Paradojas en juego. La construcciรณn social de los territorios campesinos en el Chaco Americano, Ed. Universidad Nacional de Cรณrdoba, Cรณrdoba.
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ÍNDICE
Introducción /4 1. Mapa del Territorio: ¿cómo se construye?/ 4 2. Región Chaqueña Argentina y su caracterización territorial /7 2.1. Monte y desmonte chaqueño/ 15 3. Consideraciones teóricas sobre la cuestión campesina y capital social/18 3.1. Capital social ¿de nación a paradigma?/18 3.2. Acuerdos y desacuerdos/21 4. ¿Quiénes son los actores y las redes sociales en el Gran Chaco?/32 4.1. Organizaciones gestadas en el Gran Chaco Argentino/37 4.2. ¿Quiénes son los campesinos? /39 4.3. Vida rural e integración/47 4.4. Organizaciones y formas asociativas de los pequeños productores y campesinos / 49 4.5. Organización ‘familiar’ campesina/ 51 5. Desarrollo rural y políticas neoliberales en Argentina/ 56
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6. Anรกlisis cualitativo sobre el Chaco Argentino/63 6.1. El objeto de estudio y sus dimensiones/64 6.2. Resultados del anรกlisis/66 7. Consideraciones finales/ 79 Referencias bibliogrรกficas/ 82
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INTRODUCCIÓN
El presente documento es una producción del proyecto de investigación “Actores Campesinos en la Región del Chaco Argentino. Mapeo de sus redes sociales y contribución al fortalecimiento de su capital relacional” realizado durante los años 2006 y 2007 con financiamiento de la Secretaria de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba. El equipo de investigación, conducido por la Mg. Liliana Kremer y conformado por los investigadores Ana Andrada, Patricia Romero, Enrique Carpena, María Eva Salazar, Silvia Gattino, Paula Juarez, Verónica Luna y Nicolás Avellaneda, realizó un proceso de indagación centrado fuertemente en el diálogo creativo con los sujetos sociales protagonistas de los procesos socio-productivos, económicos y políticos campesinos de la Región Chaqueña. En esta investigación hemos descripto las modalidades de interacción e intercambio entre los actores de la región, teniendo en cuenta aspectos que hacen a la pertenencia en grupos y redes, la participación, los mecanismos que establecen de confianza y solidaridad, de uso de tecnologías, de la información y de comunicación; la proximidad, cohesión e inclusión social. Así como también, los dispositivos de empoderamiento y acción política. Estos resultados son un insumo importante para entender diferentes nudos problemáticos que se dan en la Región del Chaco Americano, elementos de diferenciación, de tensión y oportunidades regionales. A su vez, permite 4
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entender y acompañar procesos conversacionales que generen posibilidades de intercambios de experiencias, capitalización de capacidades y de saberes locales acumulados. También desde este escenario, podemos afirmar que existen necesidades y posturas diferenciadas de hombres y mujeres que intervienen y se posicionan de modo diferente frente a la producción, a la crianza de los hijos, a la toma de la palabra, etc. Es decir, en temas y ámbitos públicos y privados. La investigación que pasamos a compartir se centró en la exploración y descripción de los actores y redes existentes en la región chaqueña. Este análisis requirió:
-
Diseñar el corpus teórico y metodológico para acompañar la indagación, explorar y seleccionar datos empíricos sobre organizaciones locales y regionales de las que participan los pequeños productores campesinos de la región chaqueña.
-
Identificar las redes sociales campesinas, a partir de informantes clave de las diferentes provincias de la Región Chaqueña, pequeños productores y equipos técnicos tanto de organizaciones estatales como no gubernamentales, de las provincias a las que se pudo acceder. Principalmente,
se
desarrollaron
encuestas
y
contactos
con
organizaciones de base para la identificación de las redes que están en movimiento constante y acompañando los hechos históricos y sociales en los cuales las familias campesinas son protagonistas.
Este equipo de investigación durante el proceso presentó avances de la investigación en encuentros, congresos y jornadas de divulgación científica en Argentina y Uruguay, con el propósito de compartir e interpelar los propios procesos teóricos y vivenciales en los que se está inmerso. Volcamos esta experiencia para comunicar los aspectos encontrados y vivenciados en la investigación. 5
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Agradecemos a todos los que participaron de forma directa e indirecta de esta producciรณn, especialmente, a las comunidades del Gran Chaco Argentino.
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1. Mapa del territorio: ¿cómo se construye?
En el proceso de construcción del marco teórico, este equipo de investigación realizó un paneo de los diversos momentos socio-históricos y políticos que influyeron en la denominación de la denominada ‘cuestión campesina’. Desde autores como Aldo Ferrer y su contraposición entre lo rural y lo urbano, la cuestión rural ha transitado por diversos enfoques que trataron de explicar el campesinado. Los diferentes análisis se han ajustado y adecuado a medida que se van generando cambios socio-históricos, nuevas prácticas y surgen nuevos grupos socio-políticos. Podemos citar en este proceso al modelo de Reformas Agrarias que fueron significativas en el territorio latinoamericano en la década del ‘60 y el auge del movimiento cooperativo de los ´70. En nuestro país se instaló el cooperativismo como una herramienta válida en el desarrollo rural especialmente en las regiones mesopotámica, chaqueña y del noroeste argentino –Tucumán, Salta y Jujuy
con
cooperativas
azucareras-.
También
fueron
significativas
la
Revolución Verde y la modernización productiva que incidieron, entre otros procesos, en la tecnificación del campo y la concentración productiva en manos de grandes productores y empresas capitalistas. Muchos campesinos, pobres y con escasísima tierra productiva, asumieron deudas impagables para la adquisición de máquinas y herramientas que no se adecuaban a su unidad productiva, además de sustituir las semillas adaptadas a las condiciones ambientales por semillas híbridas y con ellas agroquímicos y fertilizantes. En épocas más recientes, entre los ´70 y ´80 las corrientes de pensamiento se centraron en el desarrollo rural integrado, con vinculación comercial al mercado, sin dejar de tener en cuenta el movimiento originado a fines de los años 60, denominado desarrollo de la comunidad que siguió vigente en este 7
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período, y que fue disminuyendo en concordancia con el advenimiento de las democracias en nuestras naciones. En la década de los ´90 el planteo circuló en algunos sectores bajo la insignia neoliberal y en otros en torno al desarrollo sostenible y recientemente incluye una mayor participación de los actores sociales comprometidos y nuevas categorías como capital social, capital relacional, empoderamiento de los sectores más pobres (Sepúlveda, 2005). El desarrollo rural en América Latina requiere la construcción de formas de pensar la ruralidad que adviertan la diversidad de expresiones que se dan en este espacio que genéricamente se denomina “rural”. Si bien la propiedad de los bienes es importante a la hora de definir lo rural, a este criterio es necesario sumar una serie de cuestiones tan fundamentales como la tierra, los atributos culturales, las redes sociales, la relación Estado y ciudadanía, entre otros. Estas unidades de análisis son tenidas en cuenta a la hora de avanzar en la definición conceptual de la región del Chaco Argentino, objeto de nuestra investigación. El concepto de región, se utiliza para definir aquellas porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción topografía, administración, entre otros. La región, según la Real Academia Española (2006), refiere a las grandes divisiones territoriales definidas por características geográficas e históricas sociales de una nación. Se considera importante para el desarrollo teórico del objeto de análisis de esta investigación, revisar y poner en discusión justamente el de región, teniendo en cuenta
los
trabajos
relevantes
sobre
el
Gran
Chaco
Americano,
específicamente sobre el Chaco Argentino expresiones a la hora de describirlo y presentarlo hacen énfasis en sus características biogeografías, mencionando casi al pasar las relaciones y vida en diversidad de las comunidades humanas allí residentes su influencia en el ecosistema. Si bien, no es intención obviar la componente biogeográfica que caracteriza al territorio, la noción de espacio territorial, es apropiada en tanto inclusiva de la complejidad de elementos constitutivos del territorio que avanzan desde el espacio geográfico hacia la consideración de un producto social e histórico, 8
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como un entramado social único, que tiene una especifica base de recursos naturales, ciertas formas de producción, consumo e intercambio, y una red de instituciones y formas de organización que se encargan de darle cohesión al resto de los elementos. El territorio es la esfera de acción, un espacio dinámico de permanente de negociación y conflicto entre las partes en tanto sujetos particulares y colectivos que integran. Tomar en cuenta la noción territorial desde una perspectiva dinámica, imprime un alerta (o “vigilancia epistémica” desde la perspectiva de Bourdieu) acerca de la delimitación de sus fronteras, evitando las rigidizaciones impuestas por la geografía en la definición de regiones. Es decir, desde el territorio es posible incluir teniendo en cuenta características tanto biogeográficas como eco sociales, a sectores no incorporados en términos formales. Las fronteras son permeables, en muchos casos difusas. Así, luego de repasar diversas acepciones sobre ruralidad/región/territorio, podemos adentrarnos en el denominado Enfoque Territorial de Desarrollo Rural.
Este enfoque, según diversos autores (Sepulveda, 2005; Juarez y
Serafim, 2010), se caracteriza por las siguientes cuestiones: Reconoce la articulación entre rural y urbano, como dos dimensiones de un continuo de espacios demográficos integrados en una misma estructura social, económica e institucional, rompiendo con la premisa que rigió desde los´60 en las que se presentaba rural y urbano como opuestos disociados. Registra esta continuidad, como procesos históricos de apropiación del espacio y de los recursos naturales. En términos económicos, incorpora elementos de las economías regionales, de los recursos naturales y propone una visión multisectorial de la economía territorial. Fomenta la perspectiva de protección del ambiente, articulando esta dimensión con las sociales, políticas, económicas e institucionales desde una visión integradora promoviendo la gestión ambiental sostenible y el desarrollo de mercados de servicios ambientales. Promueve participación e integración haciendo énfasis en las nociones de cooperación, responsabilidad y cogestión. 9
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano Examina la importancia de los encadenamientos en vínculos de valor agregado, pero articulados al territorio en una economía que es intrínsecamente multisectorial. Supera la visión de transferencia tecnológica para incrementar la productividad, a partir de los conceptos de sistemas de innovación y desarrollo territorial inclusivo sustentable (Juarez y Serafim, 2010). El Enfoque Territorial visualiza y destaca la incidencia de las capacidades de las personas (capital humano) y la valoración de las relaciones interpersonales y redes sociales que se construyen (capital social) como facilitadores y ampliadores del acceso a servicios para los sujetos como la gobernabilidad, fortaleciendo las capacidades culturales, políticas, de la gente en el ámbito rural. Promueve la coordinación de políticas macro con regionales, sectoriales, locales
que
propician
la
generación
de
nuevas
políticas
de
ordenamientos territorial, autonomías, autogestión, coordinación entre las distintas esferas, sistematizando y recuperando los conocimientos y saberes tradicionales vinculados con los conocimientos formales más actuales. En función de estos puntos es relevante entonces orientar la mirada en torno a la cuestión de la pobreza en el campo, la pobreza rural. Esta es una dimensión significativa, porque la perspectiva territorial nos permite avanzar nuestro análisis hacia la cuestión de la pobreza. Adquiere relevancia en tanto, el Chaco Argentino es un territorio habitado por poblaciones en situación de pobreza rural en algunos casos extremos, con necesidades básicas necesarias insatisfechas. La visión territorial de la pobreza nos amplia la comprensión de la misma articulando las esferas social, económica, política. Esto es, atender el fenómeno de la pobreza como un problema colectivo, dejando explícitamente de lado aquellas líneas de pensamiento que atribuyen la pobreza a responsabilidades individuales o familiares. En este punto, acordamos con Atilio Borón (2007) cuando analiza las diferentes herramientas de poder y dominación de las clases dominantes “las clases 10
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dominantes instituyen por diversas vías y métodos, un orden social que consagra los privilegios de las minorías propietarias y que a través de una compleja cadena de mediaciones deposita en manos de los capitalistas el control de la economía, la política, la cultura y prácticamente todos los sectores de la vida social …estas mediaciones son las que garantiza que el dominio de los capitalista pueda asumir un ropaje exterior democrático”. Continua diciendo que estas mediaciones “ocultan los mecanismos de opresión y explotación proyectando la falsa imagen de un consenso muy amplio en torno al orden social vigente y la desigual distribución de los recursos, ratificando el irrestricto respeto que garantiza para el disfrute de las libertades individuales” (Borón, 2007). No es trivial entonces, reforzar a través de imágenes falsas de libertad y derechos de las personas como libertades individuales, libertades que los actores sociales habitantes originarios y residentes por generaciones en el territorio no pueden ejercer sino son articuladas de manera colectiva. La construcción de capital social y relacional de los actores es relevante en los procesos organizacionales que se activan y mantienen a la hora de ejercer derechos.
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2. Región Chaqueña Argentina y su caracterización territorial
El Gran Chaco Americano es un territorio biogeográfico de 1.000.000 de Km² que trasciende las fronteras políticas de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay, incluyendo, uniendo las tres naciones en términos ecológicos, humanos y culturales. Es uno de los ecosistemas con mayor diversidad biológica de planeta y el área boscosa más grande del continente después de Amazonas. En este trabajo, realizamos un corte intencionado del territorio, que permite circunscribir
el
alcance
de
la
investigación,
por
ello,
ahondaremos
específicamente en la parte del territorio que está dentro de la nación argentina. El extenso territorio del Chaco Argentino, incluye en parte, yendo de sur a norte a las provincias de Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Chaco y Formosa. Su nombre es asociado a una porción del territorio ubicado en la provincia de Chaco. En esta provincia, ubicada al noreste de Argentina, se encuentra el denominado Impenetrable Chaqueño1. El río Bermejo es el más importante de esta zona árida donde los cursos de agua no abundan. El verano es extremadamente caluroso, la temperatura pude
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El Impenetrable Chaqueño está ubicado a 450 kilómetros al norte de la capital provincial, Resistencia, en la provincia del Chaco. Es una de las zonas más aisladas del país y poblada fundamentalmente por pueblos originarios, en su mayoría Wichis y Tobas. La designación de un nombre, como “Impenetrable” no es ingenua, otorga atributos con intencionalidad. El Impenetrable fue sinónimo de desierto, de un lugar que nadie habitaba, por lo tanto un lugar sin gente, sin necesidad de ser incluido en las políticas nacionales y provinciales de salud, educación, producción. Las principales poblaciones de El Impenetrable son: Misión Nueva Pompeya, Fuerte Esperanza, Wichí, El Sauzal y El Sauzalito. Estas localidades tienen puestos sanitarios y de policía, establecimientos educativos y algunos comercios. La ciudad importante más cercana, y punto de entrada y salida a la zona, es Juan José Castelli.
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alcanzar los 50 grados centígrados. En el invierno los días son templados y las noches frescas. Las lluvias son escasas y se producen en la época estival. La falta de agua es la preocupación constante de los pobladores. Además de Wichis, en el Impenetrable viven criollos (se denomina así al descendiente español y aborigen) y colonos (migrantes de periodos más recientes, argentinos y extranjeros arribados en el siglo XX). La relación entre estas comunidades que habitan el territorio es conflictiva, sesgada por históricos reclamos /reivindicaciones acerca de la propiedad de la tierra, el uso y cuidado del ambiente, cría de animales, acceso a bienes y recursos para el sostenimiento de la vida, derechos, reconocimiento de lenguas y culturas diversas, entre otros. Si bien, en las distintas comunidades existen escuelas bilingües donde los niños aprenden en los dos idiomas: wichí y castellano, estas herramientas culturales no son suficientes para considerar que estas poblaciones están integradas a la vida social, política, cultural, sanitaria, económica del país. Temas de salud como el Dengue, Chagas, Colera, Leptospirosis y la desnutrición severa en niños y adultos siguen siendo materia pendiente de resolución efectiva y eficiente para estas comunidades. Las migraciones recientes de las familias pobres de la zona hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades son constantes y se realiza por aproximaciones, desde las pequeñas localidades, parajes o del monte se van hacia ciudades como Roque Sáenz Peña, Resistencia, Rosario y el conourbano de la ciudad de Buenos Aires. Los medios de comunicación tan desarrollados han permitido acceder y conocer para la mayoría de la población argentina la situación de pobreza extrema en la que viven muchísimos habitantes de esta zona, también acerca la música como el chamamé (folclore característico de la región NEA) y cumbia bailantera, expresión musical relacionada con la pobreza urbana. En paralelo a los movimientos de población y al conocimiento de sus condiciones de vida, se ha generado una progresiva pérdida de montes y bosques nativos por campos para siembra de soja ò explotación de madera.
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La pérdida del monte está asociada al modelo capitalista agrícola que provoca el desplazamiento forzado de la población rural a causa de la perdida de propiedad de la tierra por la “tenencia irregular” (sin los títulos) o bien por la ausencia de conocimientos de los campesinos sobre sus legítimos derechos. En muchos casos, los pueblos originarios no tienen el título de propiedad sobre sus tierras por lo cual figuran oficialmente como tierras fiscales y son manejadas por la oficina de “Colonización” del gobierno provincial. Algunos pobladores comentan que el gobierno vende las tierras conociendo los legítimos derechos de los pobladores sobre las mismas. Asimismo, afirman que la zona cada vez presenta mayor presencia de dueños extranjeros de las tierras. Esta región ha sufrido y sufre múltiples intervenciones humanas. El proceso de desertificación y sustitución de la flora nativa por implantes realizados por el hombre está generando complejas modificaciones a la ecología del lugar. Por ejemplo, si bien el Gran Chaco es rico en su biodiversidad, hay especies extinguidas o con disminución riesgosa de la población, por ejemplo el yaguareté. Todavía es posible cruzarse con corzuelas, osos hormigueros y pumas. En la zona crecen diferentes variedades de árboles de madera dura, el más reconocido es el quebracho colorado. También abundan los cactus y arbustos espinosos (xerófilos). Muchas plantas dan frutos comestibles o tienen propiedades medicinales. Las comunidades originarias wichi (denominada mataco por el español y valorada como ofensiva por este pueblo) tiene como residencia principal los bosques y algunos se han radicado en los pueblos, el trabajo que realizan es manual, sobre todo artesanías, también venden su fuerza de trabajo en la construcción y en tareas rurales. Algunos pobladores de esta región son beneficiarios de planes sociales como el Jefas y Jefes de Hogar y planes alimentarios. En este escenario, existen denuncias de que estos beneficios son usados “discrecionalmente” por los políticos locales.
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El agua potable es un bien social escaso, es distribuida por las municipalidades en camiones cisternas ya que las napas de la región tienen altos contenidos en arsénicos y sulfatos prohibidos para el consumo humano. Programas sociales y agua son dos herramientas de control de la ciudadanía por parte de los círculos de poder local. Como se ha mencionado en párrafos anteriores, la educación debe ser bilingüe, en este caso específico debe ser en castellano y wichi, situación que si bien es garantizada por la Constitución Argentina, la educación bilingüe suele ser castellano e inglés, aquí podemos una vez más reafirmar los dichos de Borón cuando menciona los diversos mecanismos a los que apela el poder para sostener la dominación de los sujetos, cuando el discurso de la integración/ inclusión “pasa por aprender el idioma que todo el mundo habla…” Como observamos, la situación estructural de pobreza de estos sectores está asociada íntimamente a una serie de variables que trascienden la educativa, la ecológica, la económica, o política.
2.1. Monte y desmonte chaqueño
Desde finales del siglo XIX (con la Forestal Argentina) y durante el siglo XX, con empresas forestales nacionales y transnacionales el proceso de disminución del monte ha sido una constante. Podemos muy sintéticamente presentar dos grandes momentos, el de deforestación para la obtención de maderas duras y semiduras, sobre todo quebrachos como durmiente de trenes y para extracción de tanino (requerido por Inglaterra), algarrobos para muebles y un segundo tiempo, el más actual, de quema indiscriminada de bosque nativo y desmonte para la siembra de soja. Si bien, desde las últimas décadas del siglo XX y en la actualidad numerosas organizaciones sociales y ambientalistas están en constante alerta y movilización para detener o al menos limitar este proceso, lo cierto es que los gobiernos de algunas provincias están propiciando la tala de bosques a favor de empresas /productores de soja. 15
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El Equipo Nacional de Pastoral Social (Endepa), la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam), el Instituto de Cultura Popular (Incupo), las organizaciones campesinas y aborígenes son quienes están en constante alerta, movilización y denuncia de las destrucciones que se hacen al monte nativo, reclamando un genuino plan de manejo de bosque, estudios de impacto ambiental y social (ecología social) con la participación activa de los diversos actores sociales, así como una ley de bosques protectiva de las especies que allí viven tanto vegetales, animales y humanas. Es de destacar que las talas indiscriminadas de los bosques afecta no sólo la las especies allí radicadas sino al ambiente próximo, generando modificaciones que atentan con la vida, así, el agua, elemento indispensable para la vida se constituye en un bien escasísimo. Al no estar los bosques, naturales retensores de agua, las comunidades radicadas en el territorio padecen grandes sequías o bien inundaciones con el consiguiente deterioro de la vida en toda su extensión - social, económica, política, cultural. Los desastres que se observan no afectan solo a los bosques sino que afectan directamente la vida de las poblaciones allí radicadas no solo pueblos originarios sino aquellos radicados por corrientes migratorias, todos ya sumidos en la pobreza. Estos ecosistemas son muy sensibles, el monte deja de existir y los suelos no están preparados para sostener cultivos foráneos. Esta escueta presentación del escenario, nos permite avanzar en algunas reflexiones acerca de los sujetos que habitan el territorio en los siguientes capítulos.
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3. Consideraciones teóricas sobre la cuestión campesina y el capital social
Estudios sobre el desarrollo económico de los países de América Latina, se han asentado en el desarrollo de la producción agrícola y ganadera principalmente para luego, en períodos más recientes, incluir el desarrollo industrial. Tan antiguos como las preocupaciones por conocer y explicar la evolución y el desarrollo de la producción agropecuaria, son las marcadas diferencias que se fueron consolidando al interior del país. Podemos señalar que coexisten (al menos) dos argentinas productivas, dos argentinas con distintos modos de vinculación con la tierra, una, la argentina marrón, que incluye de norte a sur todo la región de montaña con sus valles inter-serranos e incluye al árido y semi-árido argentino. La otra es la argentina verde, la pampa, vastas extensiones de tierras generosas para el cultivo y la ganadería y de fácil acceso al puerto. Las decisiones políticas en torno al desarrollo del país, fueron decisivas a la hora de definir también cuáles son las regiones prioritarias y hacia donde se dirigen los recursos. El desarrollo pampeano, que se fue consolidando con el fortalecimiento del puerto y las exportaciones de materia prima (desde 1850 a nuestros días), ha sido materia de discusión y análisis en centros académicos, políticos, económicos quedando postergadas y con escasísima asignación de recursos 17
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano las regiones “menos favorecidas”, denominado genéricamente como “Extra pampeano”. La componente producción y rentabilidad ha sido el eje que ha marcado el análisis, no observamos, al menos en la documentación accesible, igual intensidad para conocer, analizar y comprender a los sujetos que viven en estas regiones, especialmente las “extra pampeanas”. Mirar la región pampeana nos ha hecho perder de vista al resto del país, sus estrategias organizativas, productivas, de relaciones sociales y políticas. Recién a fines de la década del ´60, encontramos los primeros antecedentes ordenados que fueron realizados por el entonces denominado Grupo de Sociología Rural del Servicio de Economía y Sociología Rural (dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación), quien realizó una aproximación a la caracterización y elaboró una tipología de productores agropecuarios, Pequeños productor campesino, familiar capitalizado entre otros. Son también valiosos los estudios efectuados por técnicos del Consejo Federal
de
Inversiones,
Investigaciones
en
los
Ciencias
estudios
llevados
Sociales
también
desde
el
podemos
Centro
de
destacar
investigaciones y trabajos en terreno de la Universidad de Córdoba a través de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Entonces, si bien los estudios sociales y económicos siguen teniendo por objeto, muchas veces, al agro pampeano, ya se dispone de un corpus de investigaciones y reflexiones sobre la economía y la sociedad rural extrapampeana, en la que nos basaremos para continuar nuestras reflexiones. No deseamos en este breve texto debatir acerca de las distintas posiciones teóricas entre campesinistas y descampesinistas, sino prestar atención a la diversidad de miradas y prácticas.
3.1. Capital social ¿de noción a paradigma?
El estudio del Capital Social ha tomado fuerza en los últimos años. Sin embargo, el concepto aun se nos muestra difuso, abarcando una serie de otros conceptos como asociatividad, cooperación, confianza, redes sociales y 18
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
participación, así lo plantea Romero Toledo y otros. Estos autores proponen hacer una mirada del Capital Social operacionalizando el concepto de arraigo socio-productivo, vinculando el análisis de redes sociales a actividades productivas específicas a través de la construcción de índices (Romero Toledo et allí, 2007). Es interesante plantearnos que es el capital social comunitario según el autor John Durston el concepto es polisémico y abarca el interés de teóricos y sociólogos desde pensarlo como una teoría o un paradigma. El autor nos propone cuatro formas de capital social, una de las cuales es el capital social comunitario. El autor nos invita a considerar las dinámicas propias del capital social del individuo y aquellas redes propias de las comunidades desde donde se tributa como sistema complejo de institucionalidad sociocultural. El término hace referencia a las normas, instituciones y organizaciones que promueven: la confianza, la ayuda recíproca y la cooperación. El paradigma del capital social plantea que las relaciones estables de confianza, reciprocidad y cooperación pueden contribuir a tres tipos de beneficios: El primero es reducir los costos de transacción, el segundo producir bienes públicos, y por último lleva a facilitar la constitución de organizaciones de gestión de base efectivas, de actores sociales y de sociedades civiles saludables (Durston, 2000: 7) En la década de los ‘80 se expresaba la noción de capital social como un recurso (o vía de acceso a recursos) que, en combinación con otros factores, permite lograr beneficios para aquellos que lo poseen. Se vinculan con las relaciones Bourdieu y Coleman que trabajan esta noción capital social en forma detallada y completa. Para Bourdieu (1985), el Capital social es el “agregado de los recursos reales o potenciales ligados a la posesión de una red durable de relaciones más o menos institucionalizadas de reconocimiento mutuo”. Por su parte Coleman (1990) expresa que el Capital social son “[los] recursos socio– estructurales que constituyen un activo de capital para el individuo y facilitan ciertas acciones de individuos que están adentro de esa estructura”. Como otras formas de
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capital, señala Coleman, el capital social es productivo, posibilitando el logro de ciertos fines que no serían alcanzables en su ausencia. Otro autor que merece ser mencionado sobre capital social es Douglass North (1990), economista neoinstitucionalista, que se refiere a las instituciones como “conjuntos de normas y valores que facilitan la confianza entre los actores”. Son abstractas, mientras que las organizaciones son manifestaciones concretas de cooperación basadas en la confianza. Por su parte el autor Granovetter (1985) manifiesta que el comportamiento racional de las personas abarca no sólo objetivos económicos sino también “la sociabilidad, la aprobación, el status y el poder”. También, en la dirección inversa, las relaciones sociales y la estructura social ‘juegan un papel central” en el comportamiento económico. Granovetter, aquí da relevancia a los actores económicos que no son átomos aislados sino que sus interacciones económicas están ‘embedded’ (incrustadas, enraizadas, inmersas, imbricadas) en las relaciones, redes y estructuras sociales. El concepto de ‘embeddedness’ y sus diversas implicancias forma parte actualmente del concepto de capital social, en relación a la racionalidad de los objetivos no– económicos de los individuos y en relación a la idea central de que las relaciones sociales constituyen activos económicos importantes de los individuos y de los grupos. Autores como Robert Putnam (1993) y Portes de principios de los noventa, han re-elaborado las ideas preexistentes de capital social además de extenderlas. Putnam define el capital social como los “aspectos de las organizaciones sociales, tales como las redes, las normas y la confianza, que facilitan la acción y la cooperación”. Putnam señala que el trabajo en conjunto es más fácil en una comunidad que tiene un abundante capital social. Lo antropológico en el concepto de capital social en la obra de Marcel Mauss. Reciprocidad y sistemas totales de intercambio. Trabaja el concepto de reciprocidad en su ensayo sobre el Don, Mauss plantea que mecanismos se ponen en funcionamiento cuando alguien obsequia algo, el regalo, identifica a la reciprocidad como principio regidor de las relaciones institucionales formales e informales a nivel de comunidad. En las sociedades premercantiles (y en menor grado en las nuestras, fuera del ámbito del mercado) operan sistemas 20
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de intercambio basados en obsequios (objetos, ayuda, favores). En estos sistemas no mercantiles de intercambio, la compensación por un favor, un préstamo o un “regalo” es obligatoria, pero no en forma inmediata ni siempre de equivalencia precisa, a diferencia de las transacciones mercantiles. En cualquier entorno socialmente delimitado (en una sociedad tradicional o en la mayoría de las comunidades campesinas de hoy), las relaciones sociales son establecidas a través de numerosas interacciones pasadas que se reflejan en acciones del presente y con perspectiva de largo plazo. Las relaciones tienden a darse entre las mismas personas y familias en todos los ámbitos y en todas las instituciones de la vida humana: religiosa, jurídica, política, familiar y económica, en un mismo momento. Por esto, señala Mauss, son “fenómenos totales” y las mismas comunidades son “sistemas totales” de carácter económico, religioso y jurídico a la vez. La reciprocidad, que a primera vista podría parecer un fenómeno social menor entre muchos, es, por ende, la base misma de las instituciones de capital social en contextos como el de la comunidad campesina. Durston y Kliksberg (2000) señalan
que
el
capital
social
y
la
cultura
están
intrínsecamente
interrelacionados, ya que las personas, familias y grupos son capital social y portadores (o no) de actitudes de cooperación, valores, tradiciones, visiones de la realidad que son parte de su identidad misma. Así, esta forma de capital reside en las relaciones sociales, ya que, en un movimiento circular, redes y confianza se construyen a partir de este “capital social” y este se nutre de la dinámica vincular, pues, como recurso (o vía de acceso a los recursos) permite lograr beneficios para los que lo poseen (Kremer, 2006). Si lo pensamos como teoría seguramente afloran contradicciones que hay en el campo científico y en su praxis pero si podríamos ubicarlo en un conjunto de hipótesis que constituyen un “paradigma emergente” rico en conceptos, que corresponde a realidades sociales diferentes.
3.2. Acuerdos y desacuerdos
A) Sobre la definición de capital social 21
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North y Putnam (1993) sostienen que el desarrollo capitalista como la construcción de la democracia liberal, surgen de una fuente común: las normas y redes de intercambio recíproco y solidario. Estas normas serían específicas a ciertas
culturas
y
se
transmiten
de
generación
en
generación,
fundamentalmente a través de la socialización primaria a cargo de la familia. Las redes de intercambio, por su parte, se basan en la confianza que surge de lazos de parentesco, vecindad, amistad, pertenencia a un mismo grupo étnico entre otras. Por su parte en el terreno económico, el capital social como conjunto de normas (Coase, 1937). Facilitan tanto las transacciones simples en el mercado, como los emprendimientos que exigen altos grados de confianza entre socios, como es la formación de una empresa. El uso repetido de los recursos de reciprocidad y redes de actividad cívica también lleva a una “densificación” del tejido social, condición necesaria para que haya una sociedad civil fuerte (Putnam, 1993), ya que el capital social es transferible entre asociaciones y organizaciones de los más diversos tipos, y entre los ámbitos económicos, políticos y socioculturales. Además, las redes de cooperación que cruzan y nutren la cooperación cívica se amplía a nivel societal.
B) Determinación histórica o pauta de dependencia
La tradición de capital social o su ausencia determina si un grupo dado aprovechará las oportunidades de desarrollo (“path dependence”). Un tema central del debate actual es la posibilidad o imposibilidad de revertir la tendencia hacia la reproducción de sistemas sociales locales que carecen de capital social esto es compartido por (Putnam, 1993; y Durston, 1999) Para (Putnam, 1993), las normas informales compenetran organizaciones formales, cambiándolas en su funcionamiento real, muchas veces en contra del desarrollo y de la democracia En otras palabras, al igual que con el capital convencional, los que tienen capital social tienden a acumular más “los que tienen, consiguen” (Putnam, 1993). O, como dice North (1990), “donde las normas y redes de participación cívica están ausentes, la perspectiva de acción 22
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano colectiva es escasa”. Ante estos planteos nos interrogamos sobre las potencialidades de transformación en manos de los propios actores, en este caso en pequeños y medianos productores campesinos. Indudablemente no podemos pensar en un papel de la cultura estático, en donde las normas fijan las estructuras de una vez y para siempre, por el contrario las poblaciones campesinas son heterogéneas, se organizan de distinto modo y operan en planos diversos. Cuando referimos a planos podemos considerar el material con su geografía, su ambiente físico y el desarrollo tecnológico dispuesto en cada zona. Viaductos de agua que nunca se terminaron, caños secos que no llevan agua a ninguna parte. En el plano organizacional la tenencia de la tierra, los desmontes y desforestación constante que cambia las condiciones de vida de los actores. Las
entramadas
redes
jurídico
políticas.
Los
caudillos
locales,
los
asentamientos poblacionales y las contradicciones entre muy ricos y los que apenas subsisten. En otro orden el plano simbólico cobra una relevancia quizás no dimensionada ya que los valores, las creencias y los aspectos cognitivos, se entrecruzan, cambian, dinamizan las acciones llevadas a cabo por los actores. Estas nociones han sido fuente de críticas sobre su construcción teórica. Particularmente a Robert Putnam. Las críticas que se han formulado al discurso fundacional del capital social abarcan aspectos generales como particulares. Se ponen en tensión la definición del concepto, sus componentes y las implicancias socio-políticas en el devenir de su interpretación. Según sus críticos recientes (Portes, Harriss y Putzel) tanto el discurso fundacional
de
North
y
Putnam
como
sus
difusores
actuales
son
intelectualmente desordenados (Putzel, 1997 usa la palabra “sloppy”, “desprolijo”). Uno de los errores de los cuales se acusa a Putnam, en el caso italiano, es el de no tomar en cuenta ventajas en la dotación de recursos materiales con que cuenta cada comunidad como factor clave del éxito (Portes y Landolt) e ignorar la historia política de décadas de dominación (Harriss y de Renzio, 1997). Éstas son las explicaciones alternativas que han ofrecido los críticos de Putnam que minimizan el valor explicativo de la presencia del capital 23
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
social. Ante esto expresan que, el capital social existe en forma local y potencial en todo grupo humano. Ahora bien, ¿qué es el capital social comunitario? ¿es posible dimensionarlo en las comunidades? ¿por qué este concepto se torna difuso? Seguramente al recibir aportes de diferentes disciplinas sociología, economía, y antropología entre otras lo enriquece pero al mismo tiempo las mixturas de términos sus relaciones con las culturas y las estructuras sociales confunden los distintos niveles de abstracción. Así se entrecruzan los elementos abstractos de la cultura con elementos de comportamiento concreto. Tienden a mezclar referencias a principios culturales abstractos (como normas) y prácticas sociales concretas (como interacciones y relaciones), distinción importante para el desarrollo de cualquier análisis social. Debemos recordar que una cierta imagen sobre el rol de la cultura en la visión de los fundadores del capital social, en que las normas constituyen una estructura fija, primaria e inmutable. Sin embargo, de acuerdo al enfoque antropológico, las poblaciones humanas se organizan en sistemas totales que operan en diversos planos en forma simultánea y complementaria: el plano material (relación con el medio ambiente físico y tecnología); el plano organizacional (aspectos jurídico–políticos, organización comunitaria y estatal), y el plano ideacional y simbólico (valores, aspectos cognitivos, creencias). Esto da por tierra con las posiciones deterministas sobre patrones de dependencia instalados para quedarse. (Durlauf, 1997; Durston, 1999) Y el mismo Putnam nunca resuelve su propia contradicción entre la idea de que algunos pueblos carecen históricamente de los elementos del capital social, y la propuesta de que se pueda construir intencionalmente (las formas en que se puede construir se analizan en Durston, 1999).
C) El capital social se expresa de distinta manera
Se ha acusado a los fundadores del capital social de tratar de explicarlo simultáneamente como causa y como efecto, pretendiendo que su existencia sea inferida a partir de efectos positivos previamente postulados (Portes, 1998). 24
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Putnam, en particular, ha sido criticado por proponer una definición operacional que sigue el método de inducción analítica, lo que le impone la tarea impracticable de intentar explicar todos los casos existentes, descartando cualquier posible excepción a sus hipótesis. Putnam elabora una definición operativa para detectar capital social que es tautológica. Sin embargo, al incluir los posibles efectos del capital social como uno de varios aspectos en la definición teórica no es una tautología. El concepto mismo de “capital” o el de “recurso” siempre hace referencia a los efectos beneficiosos que puede resultar de su uso. El capital social es el conjunto de relaciones de confianza y cooperación, pero no necesariamente produce altos niveles de participación ni sociedades civiles altamente democráticas, ni necesariamente resulta en aumentos de la productividad y producto económico de empresas o economías. Muchas otras variables intervienen, y uno de los principales desafíos de la elaboración de una definición operativa de “capital social” es expresar el concepto de manera de que sea posible no sólo detectar si se encuentra o no, sino también determinar si la variable capital social ha aportado o no al fortalecimiento de la sociedad civil democrática o al aumento de la productividad, en casos de estudio concretos y específicos. Es posible, entonces, corregir la tautología denunciada por Portes y definir el capital social, separando analíticamente sus orígenes de sus características centrales, y éstas de sus efectos. Portes mismo hace la observación de que el capital social no es la única variable explicativa de los efectos beneficiosos que se le suelen atribuir, al señalar que la posesión de recursos materiales es tanto o más relevante que el acceso a capital social: una persona que tiene una red social muy recíproca, muy rica en capital social, pero que carece de recursos económicos no logrará el éxito (Portes y Landolt, 1996), posiblemente si el éxito de entiende como el acceso a bienes materiales si estará en condiciones menos favorables pero es interesante ver el capital simbólico que deja instalada un rica red social. Es necesario establecer la relevancia real del capital social entre estos varios factores. Hay una sinergia virtuosa en la interrelación de recursos materiales, 25
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
por ejemplo, con el capital social que los críticos no siempre toman en cuenta. Los recursos sub–utilizados de las comunidades rurales que si tienen tierra adecuada y lluvia suficiente, se potencian a través de la asociatividad comunitaria apoyada por redes dentro y fuera de la comunidad. Y aún las comunidades más pobres se benefician de la cooperación organizada que permite mejorar su infraestructura y su acceso a los Es así como las distintas variables intervenientes del contexto que pueden ser claves en la determinación de si el recurso del capital social es aprovechado para lograr objetivos incluyen la dotación de otros recursos (materiales y humanos incluido el clima político). Además, como señala Woolcock (1998), una combinación ‘sub– optima’ de diferentes formas de capital social (internos y externos a la comunidad) pueden frustrar el logro de beneficios. Un estudio que logra importantes avances en esta dirección se presenta en Pérez (1999). Servicios públicos. Estos logros constituyen una creación de bienes públicos y llevan a las comunidades pobres a valorar más sus propias organizaciones. Aquí se plantea, entonces, que las relaciones, normas e instituciones de confianza, reciprocidad y cooperación son recursos que pueden contribuir al desarrollo productivo y al fortalecimiento de la democracia. No se plantea que siempre lo harán, ya que al igual que otras formas de capitales una variable entre muchas necesarias para lograr los resultados deseados, de la misma manera en que el capital productivo es una de varias condiciones necesarias para que una empresa realice ganancias. Las mismas críticas a la celebración excesiva de los beneficios del capital social también ayudan a separar conceptualmente sus características propias de sus posibles efectos. Otros factores como la presencia de estructuras de explotación o el aislamiento de las comunidades pobres rurales son tanto o más relevantes que la presencia de relaciones de confianza, reciprocidad y cooperación. Los efectos esperados del capital social pueden darse o no en casos específicos. Por otro lado, la presencia de estos beneficios no es indicio seguro de la presencia de capital social porque: el capital social (institucional o 26
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
individual, confianza interpersonal o cooperación grupal) puede ser, en ausencia de un conjunto de condiciones auspiciosas, insuficiente para producir un efecto esperado; y el efecto esperado del capital social, puede en los hechos ser resultado de factores totalmente ajenos. El problema de la tautología se vuelve más agudo cuando se trata de la definición operacional del capital social, es decir, una definición que permite su identificación empírica, su detección y medición, lo que usualmente requiere una definición simplificada. Mientras que el marco teórico completo del capital social puede perfectamente incluir sus efectos esperados, estos efectos no pueden ser tomados como evidencias empíricas de la existencia de capital social en un caso concreto, sin caer en la tautología. Pero si tomamos en cuenta que las culturas mismas resultan de aprendizajes de comportamientos de los cuales se esperan consecuencias beneficiosas, es claro que las normas y las relaciones que constituyen el capital social no existen en forma independiente de los efectos esperados, es decir, de sus funciones. Las culturas son aprendizajes individuales a partir de la socialización temprana, transmitidos de generación en generación y reelaborados en la experiencia diaria. Los individuos repiten los comportamientos y refuerzan las relaciones que han producido efectos deseados en el pasado. En la gran mayoría de los casos, estos aprendizajes son productos de la socialización, no de experimentos originales como en los ejercicios de la teoría de juegos. Estos comportamientos socializados vienen reforzados por normas dotadas de cargas emotivas y creencias que surgen en torno a todos los roles y todas las instituciones sociales, las legitiman y producen la internalización de sus valores en la personalidad del individuo. Los efectos esperados (funcionales al individuo o al grupo) son, entonces, parte de la reproducción y fortalecimiento del capital social y, por ende, son parte importante de su marco conceptual, tal como es el caso de todas las formas de capital.
D) ¿Hay un lado oscuro del capital social?
27
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Hay un lado oscuro del capital social se interrogan algunos. Los autores críticos a Putnam argumentan que el capital social también lleva a la discriminación, la explotación, la corrupción y la dominación por mafias y sistemas autoritarios (Portes y Landolt, 1996, Putzel, 1997). Portes ha repetido recientemente esta advertencia al tono “celebratorio” de los promotores del capital social como panacea: “La sociabilidad…puede ser fuente de bienes públicos”, como aquéllos planteados por Coleman, Loury y otros, pero también puede llevar a “males” públicos. Las críticas que se han formulado al discurso fundacional del capital social abarcan tanto aspectos generales como específicos. Es decir, abarcan desde la definición misma del concepto hasta una serie de sus componentes y sus implicancias operativas para las políticas públicas. Sin embargo, como la mayoría de los críticos formulan sus propias propuestas teóricas para corregir los errores que critican, el marco conceptual termina enriqueciéndose y complejizándose. Tanto unos como otros, es decir, los fundadores de la teoría del capital social como sus amplificadores posteriores y sus críticos han podido coincidir en la identificación de una serie de características institucionales y funciones del capital social comunitario, tales como: el control social a través de la imposición de normas compartidas por el grupo y la sanción por oprobio o castigo de individuos transgresores, la creación de confianza entre los miembros de un grupo, la cooperación coordinada en tareas que exceden las capacidades de una red; la resolución de conflictos por líderes o por una judicatura institucionalizada, la movilización y gestión de recursos comunitarios, la legitimación de líderes y ejecutivos con funciones de gestión y administración, y la generación de ámbitos y estructuras de trabajo en equipo. También aparecen reflejados como beneficios más específicos que se pueden esperar de las instituciones del capital social comunitario las siguientes cuestiones: 28
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano la prevención y sanción de individuos que quieren beneficiarse del capital
social
sin
aportar
esfuerzo
o
recursos
propios
a
su
fortalecimiento), la producción de bienes públicos creados por estas formas colectivas de capital social, como prevención del delito, sistemas de riego, fondos rotatorios, resolución del conflicto, empresas asociativas más rentables, entre otras.. Es interesante recuperar los aportes de Kenneth Arrow (1994), quien afirma que la Teoría de la Complejidad ha demostrado que las instituciones económicas y sociales no son un producto de la planificación ni de la tendencia al equilibrio, sino que derivan de la evolución simultánea de las estrategias de numerosos agentes que interactúan tanto en términos de colaboración como de competencia. Por lo tanto, un sistema puede mantenerse estable por un tiempo, hasta que una masa crítica de agentes perciba un cambio, opte por nuevas estrategias y descubra cómo aplicarlas para que se adecuen a las de los demás. Este cambio de estrategias puede dar origen a una etapa de transición gradual dentro del sistema, en la que un cambio institucional muy rápido abre nuevos caminos, contrariamente a lo que ocurre en el caso de los cambios lentos, unidireccionales y reforzadores que se dan mientras subsiste la dependencia de una trayectoria. El capital social cuando está presente es un atributo de estos sistemas sociales, porque influye en la sustentabilidad sistémica de las instituciones comunitarias. En particular, las relaciones con un fuerte contenido de intercambios cooperativos y de esfuerzos mancomunados que pueden contribuir al fortalecimiento del sistema institucional comunitario. El capital social se muestra en las relaciones individuales y colectivas abarcan tanto las expectativas de los individuos de reciprocidad como las sanciones comunitarias de las normas. Las instituciones generan normas; las normas, a su vez, orientan el comportamiento del individuo para fortalecer la institución como sistema. Las estrategias racionales de las personas optimizan un conjunto de satisfactores diversos, no siempre de carácter económico. Una vez satisfechas 29
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
las necesidades materiales básicas del hogar, los agentes económicos siguen con sus esfuerzos en diferentes campos de actividad, sea para lograr una satisfacción emocional a través del consumo superfluo, sea para maximizar otros satisfactores emocionales de naturaleza social, como el prestigio, la admiración, la aceptación por un grupo, el cariño y la amistad. La institucionalidad del capital social comunitario puede surgir a través de por lo menos cuatro procesos diferentes: la coevolución de estrategias de las personas, las decisiones racionales y conscientes de los individuos que componen una comunidad; la socialización de las normas relevantes de una cultura en la infancia y la niñez; o puede ser inducida por una agencia externa que aplica una metodología de desarrollo de capacidades de gestión comunitaria. El capital social es indudablemente, un fenómeno comunitario porque las instituciones locales de cooperación y cogestión emergen como resultado de la interacción de estrategias individuales. La incorporación de las prácticas de capital social en la personalidad y en los proyectos de vida, entonces, no es tanto el resultado de decisiones conscientes ni de cambios en estrategias personales, sino que estas prácticas y los valores que las apoyan son transmitidos de generaciones anteriores en la socialización temprana. Pero también las instituciones y normas del capital social comunitario, donde faltan o donde han sido destruidas, pueden ser creadas intencionadamente por agentes externos, utilizando un amplio repertorio de metodologías de capacitación en la participación de base (Durston,1999). Este mismo autor (Durston, 2000) pensando en el campesinado plantea cuatro tipos de capital social: el del individuo, el de pequeños grupos cerrados, el comunitario propiamente tal y el capital social externo a la comunidad. Es así como nosotros pensamos este capital social en territorios no solo urbanos sino en territorios rurales donde se despliegan las estrategias de los campesinos. Las comunidades rurales, particularmente las comunidades campesinas de América Latina, presentan singularidades como señalan algunos autores, 30
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano aunque “la pobreza en términos estrictamente económicos puede ser tan intensa en el campo como en la ciudad, sin embargo la presencia en el primer contexto de redes comunitarias más estrechas y duraderas previene muchas manifestaciones de la pobreza asociadas con las grandes ciudades” (Woolcock, 1998). Pero no sólo es distinto el tema de la existencia, fuerza y utilidad del capital social comunitario en contextos rurales; también es posible que su consideración aporte al esclarecimiento del debate conceptual sobre capital social en general. Nuestra preocupación es al mirar las comunidades rurales, se pueden aclaran aspectos del capital social comunitario que son menos transparentes en las redes informales urbanas, ya que estas han alimentado gran parte de la reflexión teórica sobre el tema. Esta mirada permite dar mayor centralidad a la dimensión territorial del capital social y es allí donde la información generada por nuestra investigación cobra un sentido particular. Es decir que las competencias, los conflictos, las cuestiones identitarias y de género. También lo clientelar y los liderazgos asoman en este fenómeno del capital social que no abarca sólo los aspectos teóricos sino metodológicos y las acciones posibles en el marco de los actores y sus territorios. Reciprocidades, ligazones, diálogos, resistencias y mediaciones guardan las dinámicas llevadas adelante por los actores y sus prácticas. En el contexto comunitario, las relaciones sociales nunca son puramente “diádicas”. En general, las personas se mueven en sistemas ya constituidos, que involucran a numerosos actores, por eso recuperamos sus expresiones, sus formas organizativas y sus decires.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
4. ¿Quiénes son los actores y redes sociales en el Gran Chaco?
"La familia campesina, una familia que no contrata fuerza de trabajo exterior, que tiene una cierta extensión de tierra disponible, sus propios medios de producción y que a veces se ve obligada a emplear parte de su fuerza de trabajo en oficios rurales no agrícolas” (Chayanov, 1985)
La importancia de la descripción de esta unidad de análisis realizada por Chayanov, es que no solo tiene en cuenta la noción económica sino la particular forma de organización de la producción en la cual el proceso productivo está ligado a la propia reproducción de las condiciones de vida y de la familia campesina. Chayanov analiza trabajo y consumo asociado al tamaño de la familia, los miembros que trabajan (producen) y los que no trabajan (que consumen) observando que a mayor cantidad de consumidores mayor autoexploración del trabajo familiar. Nos parece importante señalar que si la unidad productiva no alcanza a cubrir las necesidades básicas de la familia, sus integrantes venden su fuerza de trabajo en otros oficios como contributivos a la sobre vivencia familiar. También se observa que aun cuando el trabajo/ esfuerzo es mayor no desciende la cantidad de miembros en la familia, poniendo de manifiesto que parte de la racionalidad campesina incluye la generación de mas mano de obra familiar para el ciclo productivo y no, como podría mencionarse desde una
32
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano perspectiva positivista –capitalista, reducir los “costos –gastos en familia dependiente” para reducir trabajo y acumular capital-ahorro. Si bien Chayanov realiza el análisis económico de la unidad familiar productiva, la categoría "capital", no tiene la misma representación que en una unidad capitalista, ya que el capital está asociado a la satisfacción de necesidades de la familia y la intensidad de fuerza de trabajo que requiere. Finalmente nos parece propicio destacar que a la conceptualización realizada por el autor ruso, debemos “mirarlas” a la luz de nuestras dinámicas realidades, evitando rigidizar el concepto. En nuestras sociedades contemporáneas, a la unidad económica familiar, o pequeños productores campesinos2, la vemos en vinculación con otras unidades, hablamos de personas en relación con otras, de manera individual y colectiva están en la búsqueda constante de satisfacción de necesidades materiales y simbólicas. Para profundizar nuestra mirada sobre la cuestión de las formas de vinculación que tienen los sujetos en estos espacios para la atención y contención de sus necesidades, consideramos pertinente recuperar el concepto de exclusión social, como expresión que comienza a utilizarse en la década del ´80 para expresar el modo en que la pobreza y marginación social afecta a numerosas familias y comunidades que viven en el campo al margen hasta de los servicios fundamentales de la actualidad como salud, educación, transporte. Exclusión asociada a pobreza y desigualdad e inequidad en la distribución de la riqueza, de los servicios impulsa a numerosos sectores de la sociedad argentina a la organización colectiva para la búsqueda de respuestas y atención a necesidades. Estas categorías que señalamos en párrafos anteriores y que pueden ser motivo de nuevas investigaciones, son nuestros ejes para mencionar algunas cuestiones en torno a la noción de ciudadanía.
2
Algunos autores como Miguel Murmis, señalan que es un reduccionismo utilizar la denominación “campesinos”, porque no incluye a estas familias en el proceso económico del país, tomando como expresión la de pequeño productor. Mabel Manzanal utiliza indistintamente "campesino" y "minifundista".
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Sabemos que en términos formales se concibe como ciudadano al sujeto de derechos y obligaciones, aunque se parece mucho más al espacio civil de habitantes con derecho al voto. “El ejercicio de ser ciudadano está asociado al papel desempeñado y a la posición ocupada por cada uno en el mercado de trabajo, en la distribución de la riqueza y en la relación regular con el estado. El ciudadano es el contribuyente que adquiere legitimidad para demandar derechos de estado y los excluidos son los no integrados al mercado formal del trabajo cuyos derechos no son reconocidos y no encuentran vías de reivindicación frente al estado”3. Ahora bien, este estatus formal de ciudadanía en los hechos no se ve reflejado sino como una imagen ideal, pero empíricamente observamos que la adquisición plena de derechos de ciudadanía en nuestras sociedades capitalistas está impregnado de debates y reivindicaciones para lograr su efectivización. La sociedad civil, en particular en nuestro caso, en el ámbito rural, busca, desarrollar, encuentra diversas formas de organización para legitimar sus derechos, para ejercer sus derechos sociales, en tanto habilitación para la vida plena que se debate en la política, en las comunidades como formas concretas de apropiación y ejercicio de la democracia con conductas democráticas. Algunas referencias acerca de las luchas reivindicativas de los sectores campesinos más postergados. Como señalamos en los primeros párrafos, la región pampeana siempre ha sido objeto de consideración política, económica, social por parte del Estado nacional argentino, así el ejemplo más emblemático, la Sociedad Rural Argentina y otras han sido y es un referente a la hora de decidir las políticas agropecuarias nacionales (aún en zonas como la Chaqueña donde aún tiene menor presencia). No nos detendremos en ellas, ya que nuestra ocupación central radica en el proceso del ejercicio de ciudadanía activa de los sectores mas postergados. Páez, De Pascuale, Savall (2001) “Cartografía de la exclusión-inclusión social en la provincia de Córdoba”. Edit. Universitas, pag. 15. 3
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Para continuar, señalamos la recopilación realizada por Diego Domínguez, del Grupo de Estudios Rurales de la Universidad de Buenos Aires, que en su artículo ¿Movimiento Campesino en Argentina?(2005), realiza un relato detallado de las distintas organizaciones relevadas que tratan la cuestión campesina, teniendo en cuenta el contexto global en que está inserta la problemática.Nos parece significativo este punto ya que, observamos que estos sectores han debido generar espacios de lucha, confrontación, reivindicación para hacer escuchar sus necesidades, valer sus derechos, en definitiva ejercer su papel como colectivos sociales específicos, organizaciones que emergieron fundamentalmente a partir del sostenimiento de la democracia en nuestro país, y de la crisis del modelo de desarrollo imperante, en el que el progreso está asociado al desarrollo de la industria. Reconocemos el origen más lejano en el tiempo de las luchas agrarias con el “grito de Alcorta” (principio del siglo XX), que dio origen a la Federación Agraria Argentina. Las Ligas Agrarias en la década del´70, entre otras. Con ello señalamos también la escasa visibilidad que han tenido las luchas campesinas en nuestra nación, ya que podemos reconocer en la historia a unas pocas de las múltiples que se han dado. En la diversidad de las organizaciones encontramos aquellas que se identifican como organizaciones de pueblos originarios, otras de pequeños productores campesinos,
otras
como
redes,
cooperativas,
federaciones,
en
esta
heterogeneidad es lo que también nos señala la importancia de la vigilancia epistémica ante los estereotipos o rigideces conceptuales. Los movimientos del campesinado han tenido en sus bases reclamos sobre cuestiones que afectan a la ecología del lugar, biología, medicina natural, propiedad /títulos de las tierras, propiedad de los recursos naturales, relación con la naturaleza (mama Pacha y tata Inti), entre otros. Tierra y agua son dos dimensiones centrales en todas las luchas de pueblos campesinos e indígenas, que inclusive han trascendido la frontera de lo rural para constituirse en dimensiones universales. Han sido puntales de apoyo a estos movimientos en algunos casos la pastoral social de
la
iglesia
católica,
algunas iglesias evangélicas radicadas 35
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
especialmente en las provincias de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, así como organizaciones no gubernamentales, ambientalistas, indigenistas, entre otras. La ruralidad argentina, con el resurgimiento del modelo agro exportador, en las últimas décadas ha re-dibujado el mapa agrario, encontrándonos cada vez con más tierra cultivable concentrada en pocas manos (familias o holding empresariales), con una importante reducción de tierra destinada a la producción ganadera y concentración de suelos utilizados para producir sojaexportación (Juarez y Serafim, 2010). Agriculturización que lleva implícito talas de montes y selvas que pasan a ser suelo para soja. Ante esta situación, y con escasísima posibilidad de incidir en la generación de políticas protectoras del acervo cultural local, a las presiones del mercado, el campesinado busca y propicia la construcción de espacios de representación en el escenario de lo público que les consideren como actores sociales significativos a la hora de “escribir” la nueva configuración del territorio, su ordenamiento, su uso (Domínguez, 2005). Hacer visible lo invisible.
4.1. Organizaciones gestadas en Gran Chaco Argentino
En l provincia de Santiago del Estero surge el Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero (MOCASE), este movimiento inicia acciones a partir de desalojos que se realizan en la zona de Los Juries, de familias radicadas por generaciones en un mismo suelo, también apoyo la demanda de vecinos de La Simona, en situación similar, es decir quitarles las tierras. También está la Central Campesina de Pinto como entidad asociada al Mocase. En la provincia de Salta comunidades Kollas y Wichis se organizan para obtener los títulos de las tierras ocupan. En la década del´90 la Asociación de Comunidades Aborígenes Lhaka Honhat denuncia al Estado Argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Esta organización indígena integrada por 40 comunidades de los pueblos Wichí, Chorote, Chulupí, Toba y Tapiete, asentadas en la zona chaqueña de la provincia de Salta, llevan adelante una lucha reclamando que se cumpla el compromiso del gobierno de 36
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
la provincia de Salta de entregarles el título de propiedad de una superficie sin divisiones internas en el lote fiscal 55. En 1996 se inicia un conflicto entre la Comunidad Hoktek T’oi del Pueblo Wichí, de Salta, y el gobierno provincial, que había otorgado a través de la Secretaría de Medio Ambiente a la empresa Los Cordobeses S.A. para deforestación un área de 1.838 hectáreas del territorio de la comunidad. Antes de que el permiso fuese otorgado, la Comunidad Hoktek T’oi lo impugnó a nivel administrativo. Tres años después, cuando la empresa deforestadora pidió la prórroga del permiso, la Comunidad volvió a impugnarlo. En 1999 interponen una Acción de amparo en contra de la Secretaría Provincial de Medio Ambiente. Rechazado por tres tribunales del ámbito provincial, el amparo fue elevado a la Corte Suprema de la Nación. El 8 de septiembre de 2003, la Corte Suprema finalmente hizo lugar al recurso (Domínguez, 2005). En la provincia de Misiones, desde la década del ‘90, la comunidad MbyáGuaraní Yryapú lucha por la recuperación de sus tierras, que habían sido expropiadas para hacer un complejo turístico. En la provincia de Tucumán, surgen organizaciones de campesinos desalojados en Simoca. En la provincia de Córdoba surge APENOC, como estrategia de lucha para combatir los desalojos de familias campesinas. Su espacio de convocatoria es el norte y oeste cordobés. También está trabajando la Unión Campesina del Noreste (UCAN). Estallan varios conflictos por la tierra en los Parajes de “Las Toscas”, “El Puestito” y “San Agustín” de la Pedanía de Quilino, del norte de Córdoba, denunciados por la Organización de Campesinos Unidos del Norte (OCUNC). En la Provincia de Formosa se organiza la comunidad Toba Nam Qom (lote 68). En la región patagónica se suceden hechos de usurpación de títulos a comunidades mapuches y consiguiente organización de las comunidades para enfrentar las demandas. También en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe surge el Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha. En este trabajo solo señalamos algunas organizaciones existentes y partir de nuestra
investigación
esperamos
conocer
las
diversas
formas
fortalecimiento que tienen la comunidades campesinas de la región. 37
de
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Podemos destacar que, un eje central para el surgimiento de las organizaciones es la defensa de su tierra. El desalojo es una amenaza constante de muchísimas familias campesinas. El otro motivo de organización campesina es la defensa y el cuidado y protección de la tierra ante los desmontes y talas indiscriminadas, la aplicación de sustancias nocivas para el suelo como agroquímicos y pesticidas, la contaminación de aguas con cianuros y fosfatos, la explotación de minas a cielo abierto entre otras. Más recientes son las movilizaciones por la propiedad de las semillas, es decir el patentamiento de las semillas iniciadas por Monsanto para el cobro de regalías por el uso de las semillas. (El productor paga por la semilla y por usarla). Los conflictos socio-ambientales y enfrentamientos que se producen incluyen acciones políticas, comunicacionales y judiciales. Muchas de estas organizaciones además están tratando de incluir en el mercado a través de la red de comercio justo productos elaborados por campesinos organizados tales como yerba mate, miel, dulces y mermeladas caseros,
etc.
pequeñas
de
intercambio
directo
entre
productores
y
consumidores. El trabajo en red del movimiento campesino es aun un desafío, hay muchas organizaciones, diversidad de demandas y tácticas también diversas. Aun así se constituye en una potencia la posibilidad de diálogo entre diversos saberes y conocimientos de un mismo espacio. La dimensión política ciudadana de este sector esta construyéndose, lo cual nos permite a todos realizar una mirada más crítica, consciente y re significada de la cuestión de la ruralidad y las redes de relaciones que se construyen a partir de ellas.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
4.2. ¿Quiénes son los campesinos chaqueños?
En este apartado, proponemos aproximarnos a la revisión de algunos conceptos, con la mirada puesta en las oportunidades, posibilidades y dificultades que tienen los pobladores de esta región en la construcción de su particular entramado de relaciones organizacionales, en pos de la atención de sus propias necesidades. La diferencia entre el término productores y campesinos es que, productores, es un término genérico para designar a todo los que producen en el agro, en la industria, en los servicios, etc. En cambio campesino señala estrictamente al que está relacionado directamente con los trabajos del campo, que dispone de una parcela pequeña o mediana, de la cual puede ser propietario o arrendatario, en diferentes formas. No hay historia de los productores, hay historia de los campesinos, de los peones rurales, de los obreros y trabajadores urbanos, etc. El término productor es el término genérico que se usa descriptivamente pero no da cuenta de una relación social de producción. El de-construir situaciones y paradojas sobre los pequeños y medianos productores (en tanto actores significativos en el escenario chaqueño) nos remite a atender (buscando vigilar nuestra producción desde lo epistémico y cognoscente) situaciones tales como: (1) la fragmentación de la ruralidad, (2) la pérdida de la identidad cultural, (3) la distancia con sus representantes4 (4) El acceso al capital, a la tierra y al agua5.
4
Distancia expresada en ausencia de la participación en la toma de decisiones de los asuntos públicos, dependencia de los planes sociales de un modo clientelar y deficiencia de conocimiento acerca de sus derechos y obligaciones como ciudadanos. 5 La esencia de ser campesino se encuentra en la complejidad de las relaciones sociales que lo rigen. La vida campesina no está organizada por el salario, aún cuando se venda la fuerza de
39
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano Las políticas públicas hacia el sector agropecuario durante la década del ’90 en América Latina consolidaron y acentuaron la concentración de los recursos productivos fundamentales: tierra, trabajo y capital. La misma, condujo a una transformación que se expresa, entre otros: por la expansión de la frontera agraria y su consecuencia directa: la exclusión y expulsión de campesinos; las inversiones en el agro por parte de capitales industriales y/o financieros; la organización de la producción con base en grandes superficies y la puesta en producción de la tierra con criterios de rentabilidad y de corto plazo; el acceso a tecnología de punta, maquinaria y paquetes tecnológicos de semillas transgénicas y agroquímicos. Frente un mundo hiper-tecnificado se sustituye el trabajo humano por máquinas; repercutiendo esto en la tecnificación del sector agropecuario, en la reestructuración agropecuaria, a partir de la introducción de innovaciones tecnológicas. Se produce por ende, una crisis industrial y de empleo; y frente a ello no se puede dejar de mencionar, aquellos trabajadores rurales que son contratados a tiempo parcial, y/o lo que comúnmente se denominan changas, sumándosele los trabajadores golondrinas. Teniendo en cuenta los productores de menor escala como son los propietarios de pequeñas parcelas o minifundios. Arrasados por este proceso, muchos productores agropecuarios no pudieron sostener su condición y dejaron de serlo. En el período ínter-censal 1991-2001, la pérdida de pequeños productores es enorme, más de 100.000 productores, que constituyen aproximadamente el 25% del total del país abandonaron el sector productivo (INDEC, 2001). Por su parte, investigadores de la CEPAL (2000) analizaron la estructura básica de la estratificación ocupacional en América latina en una muestra de 8 países de esta región: Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Panamá y Venezuela, que en conjunto abarcan el 73,5% de la población en la Región. Ponen énfasis en que “en la mayoría de los países existe una
trabajo parte del año e incluso la mayor parte de él, su vida está organizada por la participación en la comunidad, por su acceso a la tierra, por su pertenencia a una familia, por el intercambio no comercial de bienes, servicios y trabajo” (WARMAN 1979, p. 86 citado por LUCAS. 1982)
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
considerable desigualdad entre los ingresos de los distintos estratos al extremo de que en muchas ocupaciones estos no permiten por sí solos que un hogar típico supere el umbral mínimo necesario para evitar la pobreza”. En la misma línea indican que la distribución de los ingresos del trabajo “(...) da origen a tres niveles _ superior, medio e inferior _ conformados por estratos ocupacionales con ingresos relativamente homogéneos.” Las extensas conclusiones del Informe CEPAL citado, ubican a los trabajadores agrícolas en el nivel inferior en un subconjunto dentro del mismo que comparten con los trabajadores de los servicios personales (en el que la mitad de ellos están ocupados en empresas privadas, un tercio son trabajadores domésticos y la mayor parte del resto lo hace por su cuenta). Ahora bien, para de-construir situaciones y paradojas sobre los campesinos -o el campesinado- elegimos recorrer las diferentes ópticas y visiones teóricas del tema, encontraremos caminos que se bifurcan, se separan o se reencuentran desde mediados del siglo XIX a la fecha. En efecto, “(...) una revisión de la literatura sobre el campesinado nos remonta a los estudios clásicos. (...) Marx, Lenin y Chayanov, desde distintas vertientes, se ocuparon de este fenómeno. El interés por el mismo se mantuvo hasta las primeras décadas del siglo XX vinculados a las ideologías de la modernización y de identificación de las identidad nacional. Posteriormente este movimiento pierde vigencia, y es ya avanzado ese siglo cuando se opera su redescubrimiento. Sin embargo el auge de los estudios e investigaciones sobre el tema profundiza los desacuerdos sobre cuestiones básicas, como por ejemplo, la delimitación del concepto campesino. El marxismo ha enfocado al campesinado en términos de relaciones de poder, considerándolo constituido por los productores explotados de la etapa pre-capitalista; en cambio Chayanov los ha tratado como una forma particular de economía que opera a través de la granja familiar y que a nivel nacional debe ser considerado un sistema económico en sí mismo, que convive con otros sistemas.
En ambas posturas, el término
campesino alude a la relación trabajo familiar-tierra que se da en una pequeña
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano explotación de producción – consumo, generalmente agrícola. Posteriormente, Lenin distinguió entre campesino pobre, medio y rico”6. La familia campesina, no contrata fuerza de trabajo exterior, tiene una cierta extensión de tierra disponible, sus propios medios de producción, y a veces se ve obligada a emplear parte de su fuerza de trabajo en oficios rurales no agrícolas. Tal es la unidad de análisis que selecciona Alexander Chayanov para su estudio sobre el campesinado ruso. De él se deriva la noción de economía campesina, como una forma especial de organización de la producción. La economía campesina encerraría al sector agropecuario donde el proceso productivo se desarrolle en unidades del tipo familiar, teniendo por objetivo asegurar de ciclo en ciclo, la reproducción de sus condiciones de vida y de trabajo es decir, la reproducción de los productores y de la misma unidad de producción7. La explotación debe generar los medios necesarios para asegurar el sostenimiento biológico de los integrantes de la familia y la satisfacción de las otras necesidades cultural e históricamente determinadas, como así también debe proveer de los medios para reponer los bienes consumidos en la realización del ciclo productivo. Para Chayanov, la actividad económica de la familia campesina se rige por el equilibrio existente entre el consumo de los miembros de la misma y la autoexplotación del trabajo. Elabora la ecuación de trabajo y consumo, diseñando una matriz donde se combina el tamaño de la familia y la relación entre miembros que realizan actividades (trabajadores) y miembros que no lo hacen (consumidores).
Torcuato S. Di Tella, Hugo Chumbita /Susana Gamba / Paz Gajardo: “DICCIONARIO DE CIENCIAS SOCIALES”, Pág. 67-69. Edit. Planeta S.A.I.C / Ariel (2004); Emecé Editores.2001.- Buenos Aires. 7 Este fragmento, y varias reflexiones subsiguientes, pertenece y/o son provocadas sobre la base de un documento elaborado por la Dra. Teresita Lungo de Rivero, Coordinadora del Programa de extensión con familias rurales “IdentificArte: defendiendo derechos a la educación promoviendo las identidades culturales”, docente de la Escuela de Trabajo Social de la UNC. 6
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
En el modelo teórico de Chayanov la única categoría económica visible es la remuneración del trabajo, equivalente al ingreso anual disponible para la familia después de deducir los gastos. Mabel Manzanal, por otra parte, define como campesino minifundista a los productores que utilizando predominantemente la mano de obra familiar se distinguen de otros productores familiares por la ausencia de acumulación sistemática de capital, a causa de restricciones estructurales que lo impiden. En este contexto, el campesino asume una conducta que lo lleve a maximizar su ingreso global, para alcanzar la subsistencia del grupo familiar que vive en la explotación. La permanencia de la producción campesina en el círculo vicioso de la pobreza es causada por restricciones sociales y económicas de carácter estructural. En otro estudio, Mabel Manzanal, sobrepone a esas limitantes estructurales una explicación basada en el tipo de estrategia racional adoptada. Los minifundistas no son capitalistas, tienen una racionalidad diferente. No persiguen en su actividad la obtención de la máxima ganancia, sino el máximo ingreso, para poder hacer frente a sus necesidades más urgentes y las de su familia. Para esto su esfuerzo se concentra en lograr el mejor aprovechamiento de la mano de obra familiar, único bien disponible”. La misma autora, observa la relación asimétrica entre el campesinado y la producción capitalista. Sostiene que el minifundista venda su fuerza de trabajo transitoriamente, se semi-proletariza, pero sin abandonar su parcela, dado que el mantenerla en producción es una forma de abaratar el pago de la fuerza de trabajo en las explotaciones capitalistas. Manzanal y Rofman sostienen que la racionalidad campesina minifundista se asocia a la herencia cultural transmitida por generaciones desde antes de la colonia, en cuanto a prácticas productivas y de intercambios. Brignol y Crispi dicen “la producción en las unidades agrícolas campesinas tiene por objeto la reproducción de la unidad y no la maximización de la tasa de ganancia capitalista. Esto significa que la ley fundamental de movimiento de la economía campesina es garantizar la reproducción de las familias vinculadas a
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
sus unidades al nivel más alto posible (maximización del ingreso familiar indivisible). Por consiguiente quedan excluidas de esta definición de la economía campesina todas aquellas unidades de producción cuyo objetivo fundamental es maximizar su tasa de ganancia. Esta racionalidad impediría, según los sostenedores de este análisis, superar el umbral de la acumulación, de ahí la relación que se establece entre campesinos y pobreza rural. Hay una tendencia a considerar a estos campesinos como reticentes al cambio, en especial al tecnológico.
Roger sostiene que uno de los rasgos de los
campesinos es su no-aceptación al cambio, de las ideas nuevas en general, estando esto originado y reforzado en la herencia cultural que reciben. Otros autores afirman que si la nueva tecnología, aún la más sencilla, no es adoptada por los campesinos, las causas son otras. Por ejemplo, la mecanización suele ser inadecuada para las pequeñas producciones, por los costos y la escala de uso óptimo frente a la escala de la superficie de terreno que poseen. Principalmente, el tema del diseño y desarrollo de tecnologías orientadas a la inclusión social de estos sectores es escasamente abordado tanto en términos teóricos, sociales y tecnológicos. Flood acerca de la racionalidad campesina nos dice: todos los campesinos aún el que posee una parcela muy pequeña, realiza un balance anticipado de sus recursos y sus necesidades y se aferra a la producción de un rubro que le asegure una combinación optima de recursos disponibles y se apega a una técnica de cultivo y modo de comercialización conocida desde siempre. No puede atribuirse entonces a ignorancia o fatalismo o temor al cambio.8 En la actualidad el debate sobre el tema ha cedido; sin embargo no hay consenso, y aún desde una misma óptica existen diversas posturas, a pesar de lo cual intentamos en los párrafos siguientes caracterizar al actor campesino/a, como forma de contribuir a su delimitación conceptual, y facilitar el
8
Aportes de la Dra. Teresita Lungo de Rivero.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
conocimiento, aprendizaje, redefinición y/o comprensión de este fenómeno socioeconómico de la realidad latinoamericana. Campesinos/as son los integrantes de las familias productoras agropecuarias que
comparten
la
actividad
productiva
y
doméstica,
utilizando
predominantemente la mano de obra familiar (con escasa o nula contratación de trabajo transitorio) y que se distinguen de otras familias de productores agropecuarios por la ausencia de una sistemática acumulación de capital. 9 Se trata de familias productoras que operan en condiciones de escasez y precariedad en el uso, tenencia y disponibilidad de recursos económicos, como la tierra, el agua, los instrumentos de trabajo, la tecnología, el crédito, cuya inserción es subordinada y dependiente en los mercados de trabajo, de productos y de insumos y entre las que se da, en general, una nula o débil difusión de la capacitación formal e informal de la participación política y gremial,
de
la
frecuentemente
organización descendientes
comunitaria de
y
culturas
sectorial. indígenas,
Asimismo
son
históricamente
subsumidas en el contexto del desarrollo nacional dominante. Todo lo cual es causa y consecuencia de las restricciones sociales, políticas y económicas de carácter estructural que estas familias padecen. La familia es la unidad de análisis básica y central en la temática del campesinado: tanto la realidad productiva como doméstica gira en torno al grupo familiar. Lo productivo no está desligado de lo doméstico, ambos constituyen una unidad funcional. Y como unidad productiva-reproductiva la familia campesina persigue como objetivo de su trabajo la maximización de su ingreso global (en términos de la suma de ingresos totales que obtiene cada miembro, sea en el agro o fuera de él, monetario o no). En otras palabras, estos sujetos sociales no buscan maximizar su tasa de ganancia media (finalidad prácticamente desconocida en el ámbito campesino). En países como la Argentina suele utilizarse también el término minifundista como sinónimo de campesino. Sin embargo se trata de un fenómeno más
Torcuato S. Di Tella, Hugo Chumbita /Susana Gamba / Paz Gajardo: “DICCIONARIO DE CIENCIAS SOCIALES”, Pág. 67-69. Edit. Planeta S.A.I.C / Ariel (2004); Emecé Editores.2001.- Buenos Aires 9
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
restrictivo, pues minifundista proviene de minifundio que etimológicamente es una contracción del latín minimus y fundus y que según la definición del diccionario de la Real Academia Española se refiere a “una finca rústica que por su reducida extensión no puede ser objeto por sí misma de cultivo en condiciones remunerativas”. En estos términos el minifundista es aquel productor agropecuario con escasa disponibilidad de tierra, con parcelas muy pequeñas que no permiten el mantenimiento rentable de la explotación. Entonces, ¿qué es un minifundio? Según las publicaciones y bibliografía consultadas hay una insuficiencia para definir esta unidad productiva 10 . en términos de: falta de factores productivos, especialmente de tierra, de tal modo que la unidad de explotación no alcanza a abastecer los requerimientos de la familia campesina ni, menos, para una ampliación o modernización productiva. Los minifundios son paradojalmente -respecto de su tamaño - esenciales en la economía latinoamericana moderna. Se estima que cerca de dos terceras partes de las unidades productivas de la región son minifundios, pese a que su disponibilidad de tierras es muy inferior, cerca del 5% de la superficie agrícola. Pese a las profundas transformaciones que ha sufrido la economía latinoamericana con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, el minifundio ha tendido a incrementarse en los últimos años, mientras disminuye en proporción de tierras disponibles. El minifundio es un fenómeno muy significativo y de importancia creciente en el mundo rural latinoamericano. En su pequeña superficie concentra al mismo tiempo pobreza, marginalidad y exclusión de las familias campesinas de escasos
recursos.
La
mayoría
de
los
campesinos
minifundistas
latinoamericanos y sus familias engrosan las estadísticas regionales de pobreza rural. Soportan el deterioro creciente de sus condiciones de calidad de vida y la disminución de su renta. Algunos especialistas coinciden en enumerar distintos factores que explican este desmejoramiento con el paso del tiempo: “la reducción del tamaño
REVISTA “CHASQUI INTERNACIONAL” (Nº 40). Editada por la Secretaría General de proyecto de Fomento al Cooperativismo, con la colaboración de la Fundación Konrad Adenauer (Rep. Alemania),- CHILE. 1987. Página 7, 8 10
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
promedio de la propiedad minifundista; el deterioro del suelo, por sobre uso e intensiva explotación; el incremento del número de integrantes de la familia y la situación de inferioridad del pequeño campesino para comercializar su producción” (Chasqui, 1987). Los
campesinos
organización
minifundistas,
social.
Estas
no
tienen
poblaciones
representación
campesinas
son
política,
ni
doblemente
marginales: a la propia sociedad rural que integran pero de la cual no obtienen más beneficios que el hambre y la miseria. Marginales en cuanto esa sociedad rural de la que forman parte es una especie de mundo particular dentro de la sociedad global que integra11, si bien este concepto es en términos generales real, también podemos afirmar que se están visibilizando en el territorio estrategias de articulación que tienden a la defensa de los derechos e intereses del sector.
4.3. Vida rural e integración
Rastreando algunos aportes acerca de la vida social del campesino, nos han parecido interesantes algunos de los argumentos de Aldo Solari (1968), cuando plantea que “La sociedad rural es menos diferenciada que la urbana. Pese a ello hay un gran número de grupos que pueden ser clasificados según los más variados criterios. (...) La dimensión que generalmente se destaca más en el estudio de los grupos sociales rurales es la distribución en el espacio, la relación con la tierra _lo que a veces hace que se hable de asentamientos (...) o pautas de distribución espacial o si se quiere, aunque todos estos términos están lejos de ser equivalentes para todos los autores_ la estructura ecológica que tiene una decisiva importancia para la sociedad rural. Cualquier intento de esta naturaleza enfrenta las dificultades que se han señalado al comienzo de esta obra: desde las familias aisladas hasta las ciudades hay una inmensa variedad de situaciones intermedias. Por lo menos hay que resolver dos
11
Aportes de la Dra. Teresita Lungo de Rivero, Op. Cit.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
cuestiones: por un lado, cómo delimitar exactamente lo rural de lo urbano; hecho esto, cómo clasificar las unidades sociales que se consideran rurales. Para cualquiera de estas operaciones los obstáculos son considerables.” Vemos aproximarse estos obstáculos identificados por el autor a los ya mencionados en torno a la definición conceptual de campesino, y de campesino minifundistas. Solari, desarrolla los distintos criterios por los cuales la distribución espacial, el tipo de hacienda, deberían ser tenidos en cuenta para delimitar grupos rurales que además, se caracterizan por una diferenciación social rudimentaria, aunque con cierta entidad y con roles muy variados.
Plantea que las poblaciones con más de 2500 habitantes se
asemejan en mucho a la vida urbana.
Sobre las agrupaciones menores,
propiamente rurales, menciona que según Wolfe Marshall sería posible distinguir entre: pueblo, aldea, villorrio, caserío y asentamiento disperso atendiendo a: tamaño, modalidades físicas del asentamiento, situación jurisdiccional, características sociales, funciones económicas y régimen de tenencia. Así expresa: “Desde el asentamiento disperso: no más de dos o tres familias vecinas, hasta el pueblo que puede llegar a los 10.000 habitantes...” (Solari, 1968: 58) Respecto a la estructura social, el autor menciona que en “en una descripción general es posible observar inmediatamente que existen dos clases sociales muy diferenciadas en el medio rural: la de los grandes propietarios y la de los que podríamos llamar minifundistas y asalariados rurales, entre ellos una clase media muy variable según los países”. Desarrolla distintos criterios para analizar la estructura de clases en el medio rural. Menciona la figura del “propietario ausentista” (el que vive en las ciudades) y se pregunta si estaría incluido en la estructura de los propietarios rurales. Señala que la ocupación ha sido siempre el principal indicador. Pero advierte que hay otros: el poder que detentan, la mano de obra familiar que insumen según el tipo de explotación y tenencia de la tierra, etc. Menciona que “... la sociedad rural se caracteriza por la presencia de un estrato social alto de muy pocas personas y familias pero dotado de gran poder y de estratos 48
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
inferiores de gran número y de escaso o nulo poder social. La importancia de los estratos medios _ generalmente pequeña para todos los países aunque con grandes variaciones entre ellos _ es siempre menor que la que tienen en la sociedad urbana del país que se considere (Solari, 1968). La observación empírica y la reflexión consiguiente, indican que el número de personas con que cada habitante rural entra en contacto, voluntaria o involuntariamente, es menor con respecto al habitante urbano, tanto en los contactos primarios como secundarios. Sin embargo, aunque el número de contactos es menor, los mismos son más concretos, más directos, cada individuo sabe mucho de aquellos con quienes trata. La gente se conoce por su nombre, saben las historias personales de cada uno con quienes trata. El sistema de interacción rural es menos diferenciable y complejo que el urbano, y también puede decirse que es menos superficial.12
4.4. Organizaciones y formas asociativas de los pequeños productores y campesinos
El estado del conocimiento contemporáneo autoriza a suponer que las posibilidades de organización social –se trate de pobladores urbanos o ruralesvan asociadas con las oportunidades y experiencias educativas y de participación ciudadana. Así, el valor de la educación y sus efectos, resulta un aspecto central en la vida de los grupos humanos, consenso al que adherimos y que en el mundo actual prácticamente encuentra pocas objeciones. Otras versiones, además, señalan que el grado de participación está condicionado por la importancia económico-social que reviste la forma
12
Aportes de la Dra. Teresita Lungo de Rivero. Op. Cit
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
asociativa campesina, para su sobrevivencia y desarrollo asociado al de su familia. El interés económico que mayormente induce a la participación en la forma asociativa campesina, lo constituye la producción y la comercialización de recursos (tierra, capital, trabajo) del /los asociados. Es importante tener en cuenta que, en sentido general, participar significa tener parte en una cosa o corresponderle algo de la misma a alguien “(...) es el conjunto organizado de acciones tendientes a aumentar el control sobre los recursos, decisiones o beneficios, por personas o grupos sociales que tienen niveles de injerencia relativamente menores dentro de una comunidad u organización (...) lo cual no niega el carácter participatorio de algunas experiencias no previstas o diagramadas, las que no obstante requieren niveles mínimos de organicidad para ser eficaces y lograr estabilizarse en el tiempo” (Di Tella et allí,2004). Entre los obstáculos importantes de las organizaciones en cuanto a la participación son importantes señalar la apatía de los integrantes de las mismas y el control cerrado y centralizado de dichas organizaciones, cayendo bajo el control de minorías o grupos directivos.
4.5. Organización ‘familiar’ campesina
Aunque es común utilizar el tamaño del predio para distinguir a los minifundios, asociándolos con productores familiares, una familia campesina se caracteriza no sólo por la escasez del recurso tierra. Más bien diremos que su conformación está dada por su relación con la tierra. La visión sociológica-antropológica de la familia nos permite ver el ámbito doméstico como el espacio que incluye actividades de producción y consumo cotidiano de alimentos y otros bienes y servicios de subsistencia, y las actividades relacionadas a la reposición generacional.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
El grupo doméstico engloba tres tipos principales de unidades: unidad de residencia, unidad reproductiva y unidad económica. Como tal, la familia o unidad doméstica, es el grupo de personas que habitualmente residen en una unidad de vivienda y que se organizan a partir del trabajo, con lo cual se comprometen de distintas formas, según edad, sexo y patrones culturales. Dentro de esta unidad se desarrolla la organización doméstica facilitada por el inter-juego
de
responsabilidades
y
actividades
heterogéneas
para
la
subsistencia cotidiana. Un elemento de esta organización es el trabajo doméstico que puede ser entendido como las actividades cotidianas de transformación final de bienes para el consumo y servicios personales. Es importante tener en cuenta que en toda familia se produce una adjudicación y asunción de tareas, a través de los procesos de comunicación y aprendizaje, por medio del ciclo doméstico y del ciclo de vida de sus miembros. Por lo que podemos definir a ciclo doméstico como la composición de la familia, resultante de distintos procesos a lo largo de la historia personal de sus miembros que conforman el ciclo vital de la misma. Hablar de familia es remitirnos a su estructura y dinámica. Las características que adoptan ambas variables de análisis que integran el concepto, ayudan a dibujar la identidad del grupo co-residente en torno a la subsistencia y a la reproducción social. Entendemos por reproducción social al conjunto de procesos cotidianos que garantizan la continuidad de la vida social. Reproducción que engloba tres dimensiones: Reproducción biológica, en su doble sentido: en el plano familiar (significa tener hijos) y en lo social (hace hincapié en los aspectos sociodemográficos de la fecundidad); Reproducción cotidiana, es decir, el mantenimiento de la población existente a través de las tareas domésticas de subsistencia; Reproducción
social
que
se
refiere
a
las
tareas dirigidas
al
mantenimiento del sistema social (Gattino et al, 2002). En el caso de las familias campesinas, su conformación está dada por su relación con la tierra. Tenemos aquellas familias que son dueños de las tierras 51
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
que heredaron de sus antepasados, que de tanto dividirlos por sucesiones, hoy son minifundios. La familia practica el mono cultivo con la tecnología tradicional, posee rebaños caprinos o vacunos y aves de corral. Otra configuración es la familia organizada en torno al trabajo “por tanto”, que vive en el mismo predio en que está trabajando en viviendas muy precarias. El tercer tipo de familia que podemos distinguir es el del asalariado: el varón adulto es el empleado, desempeña tareas rurales tales como peón o puestero en estancias, y vive con su familia en habitaciones cedidas por el patrón. En estos dos últimos casos no son poseedores de la tierra. En conjunto, entre sus estrategias familiares de vida aparecen con énfasis las estrategias productivas campesinas, las que tienen mecanismos propios distintivos de la empresarial, o la de los colonos o familiares capitalizados (Torcuato Di Tella et allí, 2004). Para las familias campesinas es suficiente con que la circulación de mercancía satisfaga sus necesidades; y para su mantenimiento y continuidad no es condición ineludible la obtención de una ganancia capitalista y/o la acumulación de capital. Aquí la combinación de los recursos económicos y los medios de producción está mediatizada por el grado de auto-explotación de la fuerza de trabajo, que depende del tamaño de la familia, y de la relación entre los que trabajan y no trabajan. Esta caracterización implica que las unidades campesinas son un subconjunto dentro de las familias pequeño-productoras agropecuarias, para quienes la combinación de trabajo familiar y tierra adopta diversas formas. El único recurso abundante de la producción campesina es el trabajo. Y éste presenta en el caso campesino dos características distintivas. Una, que la magnitud de la fuerza de trabajo disponible en las unidades campesinas depende de la composición del grupo familiar. Y la segunda, que la fuerza laboral campesina constituye un recurso fijo, del que no puede prescindirse, porque es parte de la familia y, como tal, está todo el año presente (aún en épocas de poco trabajo) en el predio o en la finca: la mano de obra familiar campesina
no puede despedirse en momentos de
“desempleo” o “subempleo”.
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De aquí surge una de las diferencias de la conducta del campesinado con la de un empresario capitalista: mientras esta disminuye su demanda de mano de obra ante reducciones en la producción o en el ingreso, los/as campesinos/as deben sostener la misma cantidad de mano de obra familiar, tanto en períodos de alza como de baja producción. Puede darse un uso más o menos intensivo de la mano de obra, lo cual dependerá: de la composición familiar, de la canasta de productos y del respectivo calendario productivo. La conjugación de todos estos factores determinará diferentes situaciones estacionales de sobreexplotación y de subutilización de la fuerza laboral familiar. El subempleo campesino también está influido por la asignación por sexo y edad de las labores, lo cual requiere mantener una determinada composición y magnitud de la familia. Pero además, la escasez de tierra y capital presente en la actividad campesina conducen al “subempleo estructural”, que se manifiesta por la menor productividad y remuneraciones o ingresos recibidos - subempleo económico - o por las diferencias entre la oferta y la demanda de trabajo subempleo técnico - (Neiman, 1981). Por otra parte, la subutilización de la fuerza de trabajo campesina da lugar a que se cumplan dos funciones propias del campesinado. Una, proveer mano de obra barata a través de la semi-asalarización del campesino/a. La segunda, retener población en el campo y amortiguar las dificultades que produce la migración rural-urbana sobre todo en épocas de recesión. En realidad la fuerza de trabajo familiar constituye un recurso de suma importancia en el estudio del campesinado, porque la familia es al mismo tiempo unidad económica-productiva y unidad reproductiva, ello implica que sus funciones sean diversas, y que superpongan en un mismo ámbito. Las actividades familiares son “productivas” cuando están orientadas hacia el mercado de productos o de trabajo y son “reproductivas” cuando se vinculan con la reproducción del ciclo cotidiano o generacional. Las primeras se encuent5ran insertas en el mercado y por lo tanto sometida a sus leyes de funcionamiento. Las segundas no se rigen por estas leyes sino por las costumbres de cada unidad, e involucran un número extenso de actividades 53
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
cotidianas (acarreo de leña y agua, producción de autoconsumo ,huerta, maíz, mandioca, alfalfa, animales de granja _, atención cotidiana de la familia en su alimentación, educación, salud, higiene, recreación). El producto resultante de la actividad reproductiva es consumido por los miembros de la familia o destinado a la conservación de la explotación y de sus capacidades reproductivas. Y en el desempeño de estas tareas frecuentemente es la mujer campesina la que cumple el rol principal. Entonces la unidad campesina es una explotación de producción-consumo, donde pueden distinguirse entre actividades de renta y actividades de autoconsumo. La postura clásica considera que en la forma campesina domina la producción para el autoconsumo y que la venta de la producción restante, o la producción para el mercado, es marginal. Esto no es así actualmente en el campesinado latinoamericano. Por el contrario es frecuente que la producción mercantil sea dominante. Asimismo, la definición clásica excluye la posibilidad de que el campesino/a contrate trabajo asalariado. Sin embargo, en ciertos cultivos o en la ganadería menor se dan momentos productivos _ como la preparación de almácigos, la cosecha o la esquila _ con elevada demanda de mano de obra durante períodos acotados. Son actividades de ocupación intensiva estacional, donde lo común es que se deba contratar fuerza laboral externa, porque resulta insuficiente la mano de obra familiar disponible. Finalmente corresponde mencionar que el campesinado como entidad social existe sólo como proceso, es decir en su cambio, y por lo tanto, pasa por distintos momentos que constituyen “puntos de pasaje o cristalización relativas en procesos de campesinización- descampesinización”. Identificamos estos procesos
como
diferenciación,
descomposición
y
descampesinización:
“Mientras el primero hace referencia a situaciones fundamentalmente campesinas, donde éstos predominan, en el segundo caso nos encontraríamos con el predominio de los pequeños productores cuyos rasgos no campesinos prevalecen sobre los campesinos y en el tercero, finalmente, con asalariados y capitalistas cuyo origen fue campesino” (Murmis, 1986). Y agregamos la 54
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
campesinización (la inversa de la descampesinización) que ocurre cuando surgen nuevos campesinos que provienen de ex trabajadores asalariados o de pequeños productores empobrecidos. En síntesis, el campesino puede variar su condición y llegar a transformarse en un peón rural o en un pequeño productor capitalizado, y éstos a su vez pueden convertirse en campesinos (Torcuato Di Tella et allí, 2004).
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5. Desarrollo rural y políticas neoliberales en Argentina
Siguiendo con la necesidad de comprender las dinámicas sociales y organizativas del Gran Chaco Argentino, nos resulta pertinente presentar brevemente el escenario político y económico que “marca” al desarrollo rural de nuestro país. La estrategia de ‘asistencia a la pobreza’, y en particular, a la pobreza rural ha sido tema de discusión y de acción sobre todo impulsados por organismos de multilaterales de financiamiento y algunos organismos públicos. Asistencia promovida ante los efectos negativos sobre la población pobre de las políticas neoliberales aplicadas desde la década del ´80 y profundizadas en los ‘90. Con el advenimiento de la democracia, se diseñan en el país programas de desarrollo rural, principalmente en la década del ´90 (Juarez y Serafim, 2010). El modelo económico liberal se gesta con Martínez de Hoz (ministro de economía de la dictadura militar en 1976), quien inicia el reemplazo del “estado de bienestar” hacia el modelo neoliberal. En este período inicia el crecimiento de la deuda externa del país y son cada vez más visibles la inequidad y desigualdad social y económica. Las políticas neoliberales se consolidan y legitiman en la década del ‘80 y en los ‘90, con el Plan de Convertibilidad del ministro de Economía Domingo Cavallo, surge un modelo con viabilidad social y económica adecuado a los objetivos del denominado Consenso de Washington, organizado para cumplir con los compromisos de la deuda externa. El Plan Cavallo concretó privatizaciones y desregulaciones que impactaron en los organismos públicos de control institucionales de manera desbastadora. El impacto fue significativo en los sectores socioeconómicos 56
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
más pobres y en sectores medios que paulatinamente fueron engrosando los grupos de desocupados y excluidos del sistema productivo. El aumento de la pobreza, desregulaciones y privatizaciones fue un cóctel que impactó con fuerza en el ámbito campesino, y que nos lleva a preguntarnos sobre el alcance de las estrategias de desarrollo rural en un contexto neoliberal que no genera mecanismos de inclusión social, económica y política de las familias campesinas pobres. “En la Argentina, la etapa neoliberal condujo a un proceso paulatino de desvinculación del Estado, de sus roles tradicionales como promotor del desarrollo y garante de la igualdad de oportunidades, en materia de educación, salud y vivienda. Las privatizaciones y las desregulaciones generalizadas otorgaron concesiones, atribuciones y ventajas en precios y condiciones al inversionista privado, con frecuencia en áreas estratégicas de recursos naturales, transporte, energía, comunicaciones. Y fueron el antecedente de la desocupación y subocupación creciente y generalizada, y del empobrecimiento de un amplio espectro de sectores sociales urbanos y rurales, desde los de más bajos recursos hasta la denominada "clase media" (Manzanal, 2003). Al delegar el estado nacional el control de sectores prioritarios en el desarrollo nacional (petróleo en manos españolas, agua en manos francesas, medios de comunicación concentrados en manos de cuatro holdings empresariales), genera impactos negativos en las economías regionales y en las dinámicas de desarrollo del territorio nacional. Es un periodo en el cual hasta (parte de) las políticas sociales son “tercerizadas” en organizaciones no gubernamentales, que si bien con alto compromiso y efectividad, con alcance limitado en su accionar. En este punto nos detendremos un momento ya que, con la participación de organismos internacionales en el financiamiento de programas y proyectos de alcance nacional también debemos mencionar que justamente esto implica la intervención en el diseño de programas y proyectos sociales que en muchos casos tienen el alcance de políticas sociales extensas. Otro aspecto no menor
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
es esta intervención de organismos internacionales que implica el crecimiento de la deuda externa argentina ya que los programas se financian con créditos. Si bien las ONG aportan dinamismo y diversidad en el campo de acción, también debemos reconocer que este auge se da por exigencia y presión del Banco Mundial, principal aportante en crédito para el cuerpo social argentino (Programa Jefas y Jefes de Hogar, Programa Nacional Alimentario, por ejemplo). En el ámbito rural chaqueño, no son tantas las organizaciones no gubernamentales, las más antiguas surgen en la región del NEA y NOA argentino, como INCUPO -Instituto de Cultura Popular-, INDES -Instituto de Desarrollo Social y Promoción Humana-, FUNDAPAZ - Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz, Fundación Plurales, entre otras. Esta cuestión no es casual ya que en esas zonas surgieron las primeras luchas por los derechos de los campesinos con las Ligas Agrarias como antecedente significativo. Estas zonas son también priorizadas para la aplicación algunos programas estatales dirigidos a la pobreza en el ámbito rural, como el PNEA -Programa de Pequeños Productores del Noreste Argentino-, PRODERNEA -Programa de Desarrollo Rural del Noreste Argentino-, PSA –Programa Social Agropecuario, PROINDER -Programa de Iniciativas de Desarrollo Rural (Véase Juarez y Serafim, 2010). Estos programas pretenden implementar propuestas de transformación productiva y de mejoramiento en la calidad de vida de los pobres rurales, pero también entran en colisión con los programas nacionales cuya tendencia es justamente la exclusión sistemática de los campesinos. El estado nacional a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo dependiente del la Secretaria de Agricultura Ganadería y Pesca ya en 1987 -durante la presidencia de Dr. Raúl Alfonsín- crea la Unidad de Coordinación de Planes y Proyectos de Investigación para Productores Minifundistas, dirigida a generar y validar tecnología agropecuaria y forestal para estos productores, esta es una experiencia novedosa y un desafío ya que el INTA tenía (y tiene) una fuerte especialización para orientar a los productores medios y grandes desde una mirada empresarial, mirada que no
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
es relevante a la hora de trabajar con campesinos y pequeños productores que tienen otra racionalidad y otra relación para con el trabajo y la tierra. Tampoco es casual que esta aparente contradicción- aplicación de políticas neoliberales y apoyo a través de programas dirigidos a sectores pobres urbanos y rurales- se presentara. El apoyar a estos sectores esta en directa concordancia con la necesidad de atenuar o disimular los efectos del ajuste, aun así, por las políticas desreguladoras y no proteccionistas de las economías locales, los grandes monopolios regionales se fortalecen en desmedro de las microeconomías locales. Los pequeños productores se vieron ahogados por el sistema traduciéndose muchas veces en quiebras, venta de las tierras, migraciones internas por el empobrecimiento. Las tierras entonces, quedan liberadas para ser ocupadas por los grandes productores que implantan el mismo sistema que en la región pampeana: grandes extensiones con monocultivos sobre todo en cereales y oleaginosas. Con el avance de estos cultivos, de manera paralela se observa la depresión y estancamiento de ramas tradicionales de nuestro país como las carnes y cultivos regionales. Como ya mencionamos estas situaciones provocan y aceleran el deterioro de la situación socio económico de los pequeños productores. Desregulación, ajuste y privatizaciones se constituyen en un “combo” mortal para las microeconomías regionales. Algunas de las expresiones de la aplicación de estas políticas económicas son explicadas por Mabel Manzanal: “La supresión del subsidio que recibían a través de la Caja de Subsidios Familiares de Empleados de Comercio (CASFEC) como en el caso de los productores algodoneros. La ausencia de crédito subsidiado por la privatización de la banca de fomento provincial. La aplicación de un sistema impositivo regresivo, en tanto sus mayores recaudaciones provienen de tributos sobre el consumo (Impuesto al Valor Agregado -IVA) que derivan en una mayor carga sobre el sector, productivo y social, pequeño y mediano. La tendencia a la eliminación de la economía informal, dónde hasta entonces operaban los pequeños productores. A éstos se les obligó a inscribirse a los efectos previsionales como trabajadores autónomos, sin adecuar las normas vigentes a la realidad de estas familias: las cifras de aporte mensual que se les exigía 59
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superaba, en muchos casos, el monto equivalente a su ingreso mensual, o la doceava parte de su ingreso anual” (Manzanal, 2000). Nos parece oportuno señalar que en este contexto, las indicaciones de los organismos financiadores de los programas sociales (para atenuar el impacto de la aplicación de políticas neoliberales en todo el territorio nacional), es la focalización de los posibles beneficiarios, es decir, “señalar” entre los pobres, a los más pobres. Las políticas focalizadas, en contraposición a la noción de derechos universales de las personas, definen la pobreza, establecen indicadores, elaboran criterios de elegibilidad y desde ese lugar definen a quienes apoyar y a quienes no, con presiones hacia los sujetos que les obliga a “dibujar” sus condiciones para poder ser beneficiario. En nuestro caso especifico de la población campesina, una de las presiones (con aspectos positivos y negativos que no es motivo de nuestra investigación) – obligaciones- es la de realizar actividades asociativas, las cuales si bien en principio aparecen como valiosas, sin un trabajo comunitario serio y responsable, van hacia el fracaso. Obligar a una actividad que es eminentemente familiar como la de los PPC, a hacer un proyecto con sus vecinos no siempre ha tenido buenos resultados.13 Aquí aparecen algunas cuestiones que solo señalamos acerca de las diversidades de lecturas ya que, focalizar la pobreza, establecer indicadores y criterios de elegibilidad nos pone ante la tomo de decisión y definición de cuerpos teóricos sobre el tema y estrategias metodológicas. Si bien sobre método es posible acceder a acuerdos, no lo es tanto en el corpus teórico ya que hay diversidad de miradas y conceptos sobre pobreza, pobreza rural, pequeños productores campesinos, minifundios, contexto geográfico, familias. A ello debemos incorporar la escases de referencias ciertas sobre la población rural, sus necesidades y características.
13
No es motivo de nuestro trabajo el análisis de la aplicación de políticas sociales en Argentina, pero las exigencias de los organismos de financiamiento generan que muchos productores deban adulterar sus datos para poder acceder a animales (gallinas, cerdos, etc.) o paquetes de semillas necesarias para su trabajo.
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En nuestra investigación sobre las redes sociales, hemos tenido en cuenta no solo que la familia se ocupe de tareas tipificadas como rurales sino que habite en poblados de 2000 o menos habitantes en estrecha relación con el ámbito rural, porque, aquellas familias más pobres además de habitar en “el campo”, vende su fuerza de trabajo a otros productores rurales de la zona o buscando trabajo, generalmente manual, en los poblados cercanos a fin de satisfacer mínimamente algunas de las Necesidades Básicas Insatisfechas, que por cierto, han sido definidas para estamentos urbanos y no se han adecuado lo necesario para atender las particularidades del ámbito rural. A nuestro entender, para identificar y cuantificar a las familias minifundistas, campesinas, o pequeño productoras agropecuarias pobres, sería más conducente recurrir a datos de censos agropecuarios. Porque ofrecen la posibilidad directa de llegar hasta las “familias de productores agropecuarios”, siendo la asociación entre “familia” y “grupo que habita una explotación pequeña, o pobre” mayor; aún cuando aquí habría que resolver cómo delimitar entre quiénes son pobres y quiénes no. Mabel Manzanal rescata que ha habido al menos tres estimaciones globales del sector rural pobre que surgen de cuantificar la población agropecuaria en condiciones de recibir asistencia de programas estatales, todas emergentes de la órbita pública, tales como Ministerio de Economía, Secretaria de Desarrollo Social, Subsecretaria de Vivienda. Aparecen caracterizaciones de minifundio, de explotaciones agropecuarias pobres (EAP), pequeñas explotaciones agropecuarias, en donde cada una de estas caracterizaciones pone de manifiesta alguna carencia de las familias del sector que van desde el tamaño del predio, al uso de tecnología y maquinarias obsoletas, a la ocupación de mano de obra no rentada (mano de obra familiar). Cada una de estas miradas nos da cuenta de la dificultad de analizar la pobreza rural, habida cuenta que casi todos los programas socio productivos atienden a los productores pobres y no a los trabajadores rurales, quedando una franja de ciudadanos en situación de pobreza excluidos de estos programas.
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En esta presentación de la cuestión de políticas de desarrollo y neoliberalismo, debemos tener en cuenta también que los productores pequeños de nuestro país y de la región del Chaco contribuyen con sus productos en las economías regionales con la producción hortícola, vid, caña de azúcar, yerba mate, te, arroz, cabras y ovejas, y animales de granja o ganadería menor como aún leemos en algunos libros de geografía económica (pollos, conejos, porcinos). Trigo, maíz, soya, vacas para carne y leche son producciones propias de la región pampeana y de los grandes productores. Tal como lo mencionáramos con anticipación, para nuestra investigación realizamos un relevamiento de carácter cuantitativo, al que haremos referencia en este ítem y a través del cual fuimos corroborando las estrategias de articulación que tienen las familias campesinas para la resolución de necesidades tanto de índole material como simbólicas. Al corpus teórico desarrollado, el equipo de investigación lo nutre preguntando a los sujetos sociales sobre sus particulares y específicas miradas de la realidad en la que están inmersas, a través de un cuestionario semi estructurado que se aplica en algunas de las provincias que integran el territorio del Chaco argentino. Del procesamiento de las palabras dichas por estos sujetos, se desprenden las siguientes conclusiones, que se incorporan al texto. El equipo ha seleccionado algunos ejes para incorporar a este libro, especialmente aquella vinculada al interés de conocer las redes sociales que se crean y el capital relacional que se genera en este grupo humano.
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6. Análisis cualitativo sobre el Chaco Argentino
En virtud de los capítulos anteriores que presentan elaboraciones teóricas y analíticas aplicadas a la Región del Gran Chaco Argentino, a continuación se presentan
algunos resultados
del
proyecto
de
investigación
“Actores
Campesinos en la Región del Chaco Argentino. Mapeo de sus redes sociales y contribución al fortalecimiento de su capital relacional” (2006-2007). Este capítulo es el resultado de la obtención de datos cualitativos, la aplicación de un cuestionario dirigido a una muestra al azar de tipo exploratoria, y el posterior análisis de los datos generados. La muestra al azar se define teniendo en cuenta dos aspectos centrales: la amplitud geográfica de la región y el interés del equipo de investigación en acceder como mínimo al 70% de las provincias de la región. El cuestionario incluyó la incorporación de interrogantes que permiten obtener información confiable sobre seis dimensiones de análisis que aportan datos sobre las redes sociales y el capital relacional de los actores campesinos de la región del Chaco Argentino. En relación a este instrumento, cabe señalar que el equipo de investigadores al momento de realizar la recolección de datos, se encontró con vecinas y vecinos con alto compromiso y colaboración para responder a la encuesta. Ello redundo en un efecto no esperado pero significativo de las encuestas que es el asociado a la información adicional que aportaron los vecinos, lo cual permitió entender mejor la lógica de relacionamiento y de funcionamiento de estos grupos humanos, identificar las diversas y múltiples entidades formales y no formales (es decir con y sin
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persona jurídica) que se crean así como los objetivos de trabajo en los espacios locales. El carácter exploratorio de la investigación radica en la necesidad de realizar una aproximación ordenada al extenso territorio con entrevistas realizadas a personas miembros activos de las organizaciones, no necesariamente líderes locales. El énfasis se puso en la posibilidad de establecer un diálogo creativo con los sujetos para conocer su particular punto de vista de la cuestión colectiva y de su propia participación en estos procesos comunitarios.
6.1. Objeto de estudio y sus dimensiones
En el proyecto de investigación se tomaron como dimensiones:
GRUPOS Y REDES. Esta dimensión intento detectar los grupos (nodos) y sistemas de relaciones que mantienen los individuos encuestados entre sí (y parientes inmediatos) dentro de cada grupo o nodo en el que participa y las relaciones que según ellos existen entre los distintos grupos internos a la comunidad y externos (redes). Se busca identificar el sistema de relaciones del entrevistado y/o alguno de sus familiares dentro y fuera de la comunidad. Los grupos se clasificaron según varios criterios, teniendo en cuenta básicamente el área de actividad: productivos, políticos, sociales, educativos, culturales etc.
CONFIANZA Y SOLIDARIDAD. Esta dimensión se centra en identificar la existencia de procesos de construcción de redes de confianza y solidaridad entre vecinos en una comunidad, siempre desde la perspectiva del entrevistado.
ACCION COLECTIVA Y COOPERACIÓN. La tercera dimensión se centro en torno a la división y cooperación para la realización de actividades y tareas en beneficio de la comunidad, y actividades efectivamente realizadas en el año anterior tanto por el entrevistado como por sus familiares. Se trata de recuperar 64
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
la participación en actividades que son contributivas a la resolución de necesidades comunitarias.
INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN. La cuarta dimensión se refirió al nivel de información, fuentes y grado de comunicación de miembros de la comunidad con el exterior. Se busca conocer las posibilidades reales de acceso a medios de comunicación e información en la comunidad asociados al contexto local, nacional y provincial.
COHESIÓN E INCLUSIÓN SOCIAL. Con esta dimensión se busca conocer desde la perspectiva del entrevistado los criterios de inclusión y exclusión social que imperan en su comunidad. Incluyo la indagación sobre niveles de participación, de discriminación, de integración y conflictos y violencia.
EMPODERAMIENTO Y ACCION POLÍTICA. Hace referencia a la toma de decisiones, desde la perspectiva del entrevistado. Se intento determinar la opinión sobre la capacidad de empoderamiento, acción política y relaciones con el sistema político externo a la comunidad, incluyendo las relaciones con el aparato estatal, sus funcionarios y el nivel de cumplimiento de las promesas estatales hechas a través de estos. Desde el punto de vista metodológico cada una de estas dimensiones (o términos teóricos) fueron convertidos en indicadores (o términos empíricos) a través de un sistema de preguntas cerradas en su mayoría, para obtener la información empírica necesaria.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
6.2. Resultados del análisis
Las provincias de la región donde se aplicaron las encuestas fueron Córdoba (38,6%), Santiago del Estero (17,5%), Salta (8,8%), Jujuy (17,5%) y Chaco (17,5%).
El relevamiento se realizó al interior de cada provincia,
específicamente en zonas rurales. A modo de ejemplo, las entrevistas en Córdoba se realizaron entre otros lugares en Deán Funes, Quilino, Villa Quilino. En Chaco las entrevistas fueron entre otras en General Guemes, en comunidades Wichi, En Santiago del Estero fueron en El Ceibal. En todas las provincias, la distancia entre la ciudad capital y la zona de realización de entrevistas fueron de una media de 100 km. Las edades de los actores sociales entrevistados oscilan principalmente entre 20 años y más de 50 años. Estos porcentajes de edades, se pueden visualizar mejor cuando presentamos el rango de edades que presentamos en el siguiente gráfico: RANGO DE EDADES
menor de 20 años +de 50
1
de 21 a 30 años
5 2 1 2 3 4 5 4 de 41 a 50
3
de 31 a 40 años
En el gráfico podemos identificar que más del 50% de la población participante activa en la vida comunitaria son jóvenes de entre 21 y 40 años. Edades que las teorías sociales, psicológicas y sociológicas coinciden en manifestarlas 66
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
como aquellas donde las personas expresan y actúan sus máximas posibilidades y capacidades. Como se puede observar en el siguiente grafico, de la muestra tomada al azar resulta muy pareja la participación según sexos, siendo el 54,4 % de varones y el 46,6 % de mujeres. DIMENSIÓN ‘GRUPOS’
En esta primera dimensión surge que el 63% de los entrevistados pertenecen a organizaciones de productores. Solo el 20% parece estar involucrado en organizaciones que luchan por la tenencia de la tierra y problemas relacionados14. En grupos religiosos o políticos participa menos de la décima parte, (9 y 8%), y solo en la organización de eventos festivos, deportivos, recreación, entre otros, llega al 20% de adhesión. El 53% de los encuestados considera que la participación en grupos u organizaciones ha aumentado en los últimos 5 años, solo el 18 % afirma lo contrario y el resto percibe la situación como invariable. Más de un tercio (38%), pertenece además a otra organización. El resto a una sola. Participan en alguna actividad al menos una vez al mes. Los entrevistados afirman que son nulos los mecanismos de exclusión, todos reconocen diferentes formas de convertirse en miembros de la organización como simplemente adherirse, ser invitado, etc. El 88% de los encuestados contribuye al grupo con dinero y/o trabajo. Solo con dinero está dispuesto a contribuir el 70% mientras que el 90% con tiempo. A modo de ejemplo, se puede observar en la gráfica siguiente que, poco más de la mitad, el 53%, considera que es beneficioso la pertenencia en general por diferentes razones, muy generales (ítem 1- la comunidad se ve beneficiada, ítem 3 - beneficio espiritual), y casi el 30% considera la participación como
14En
este sentido hablamos de usurpaciones de tierras a campesinos, de regularización de títulos, etc.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
beneficiosa por razones más concretas: beneficios por servicios, subsistencia o educación. Los grupos son homogéneos en torno al nivel de ocupación (70%), nivel de ingresos (73%), nivel educacional (55%). Esta homogeneidad desaparece al nivel político, donde manifiestan que menos del 30% pertenecen a la misma tendencia política. En cuanto a la cantidad de miembros los grupos son estables, la adhesión supera ligeramente a la deserción. Son democráticos en la toma de decisiones, según el 73% de los entrevistados, las decisiones se toman por el voto de todos sus miembros; el 4% asegura que las decisiones se toman desde afuera y el 20% que las toma el líder con o sin consultar a las bases. No es considerada muy eficaz la acción de los lideres, por la mayoría absoluta, 92%. DIMENCIÓN ‘REDES’
En cuanto a la constitución de redes entre grupos de la comunidad, esta parece de ser bastante débil entre los grupos con objetivos similares, la mayoría considera la interacción como esporádica. Más del 60 % dice que no hay interacción y cuando la reconocen manifiestan que es eventual. Solo poco más del 30 % la considera frecuente.
Redes en la comunidad 40,0% 35,0%
a veces
con frecuencia
no
30,0% 25,0% 20,0%
Serie1
15,0% 10,0%
no 5,0% 0,0% 1
2
3
4
68
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Cuando se indaga sobre grupos ajenos a la comunidad el 70% afirma que no existe o es eventual la interacción, aun con grupos que tienen objetivos similares. Esta opinión se agrava (se acentúa) cuando se trata de grupos con objetivos diferentes, aun perteneciendo a la misma comunidad. Más del 70% no reconoce acciones asociativas en la comunidad.
Red - objetivos diferentes 50,0% a veces
45,0% 40,0%
no
35,0% 30,0% 25,0%
Serie1
20,0%
con frecuencia
15,0%
no sabe
10,0% 5,0% 0,0% 1
2
3
4
Red fuera de la comunidad 60,0% a veces
50,0% 40,0% 30,0%
con frecuencia
Serie1
no 20,0% 10,0%
no sabe
0,0% 1
2
3
4
En cuanto al financiamiento, los encuestados expresan que el 50% afirma que el financiamiento proviene de sus miembros principalmente, el 20 % de otras fuentes de la comunidad y el 30 % de fondos externos. En cuanto a la asesoría técnica, opinan que fundamentalmente vienen de afuera el 66% y el 30 % proviene de sus miembros. 69
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
El 86% manifiesta que los grupos han sido fundados por miembros de la comunidad, un 10% por líderes locales y un 4% desconoce. En cuanto a las relaciones sociales esta parece ser muy amplia ya que el 50% manifiesta tener entre 6 y 10 amigos y el resto 5 ó menos. El 88% de los encuestados considera que en caso de necesidad puede contar con apoyo económico de alguien y en el 25% de los entrevistados dijo que durante el último año ayudo a más de 5 personas en algún momento y el 70% a 5 o menos. DIMENSIÓN ‘CONFIANZA Y SOLIDARIDAD’
El 58% de los encuestados manifiesta que en los últimos años el nivel de confianza se mantuvo. Si bien, asociado al interrogante sobre el ayudar a los otros asociados a la confianza, aparecen a la lectura rápida aparentes contradicciones, las que se resuelven al manifestar que el nivel de confianza se ha mantenido en los últimos años, lo que no quiere decir que se haya incrementado. El 80% manifiesta estar dispuesto a ayudar a quien lo necesita, sin embargo cuando se indaga sobre el nivel de confianza, las opiniones están divididas y un poco menos de la mitad, el 39%, considera que no se puede confiar en nadie. Confianza en la gente
6%
no opina
no se puede confiar en nadie 39%
se puede confiar en la mayoria 55%
70
1 2 3
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Como se observa en el cuadro siguiente, muy pocos dicen que mejoró y un significativo porcentaje (48%) opina que empeoró.
Confianza en los ultimos años s/d
2%
15% mejoró 1
35% se mantuvo
2 empeoró
3 4
48%
DIMENSIÓN ‘ACCION COLECTIVA Y COOPERACIÓN’
En el último año, el 78% de los encuestados trabajó en beneficio colectivo voluntariamente (manifiesta el entrevistado – auto percepción), pero a la vez el 56% afirma que más de la mitad no colabora (‘los otros’). Trabajo voluntario colectivo
No trabaja por la 22%
si trabaja por la comunidad 1 2
78%
Una cuarta parte manifiesta que no colaboraría en problemas de agua o sanidad y casi la totalidad opina, 95%, que los que no colaboran son multados aislados o criticados por los demás. 71
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano DIMENSIÓN ‘INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN’
En el acceso a comunicación postal y telefónica, el 56% de los encuestados manifiesta tener una posta de correo próximo a su domicilio (a una hora o menos), y el 75% llega en una hora o menos a un teléfono, y a la vez es el medio más utilizado para comunicarse. El acceso a lectura de diarios en el último mes es hasta 5 oportunidades es del 49% de los encuestados. En el acceso a medios masivos de comunicación, la radio es el más reconocido, casi el 70% afirma escuchar radio todos los días, y le sigue en orden la televisión donde casi el 62% afirma ver TV casi todos los días de la semana. Las fuentes más reconocidas para acceder a información de políticas en general (agrícola, laboral, etc.) son radio y televisión para más del 47% de los encuestados. Otra fuente reconocida es a través de familiares y vecinos (15%). En esta misma proporción está asentada la opinión acerca de acceso a información sobre el mercado (precios etc.).
fuentes de informacion 35.00% radio
30.00% 25.00% 20.00% parientes
television
Serie1
15.00% 10.00% 5.00% 0.00% 1
2
3
4
5
6
72
7
8
9
10
11
12
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Más del 60% opina que ha mejorado el acceso a la información comparando con los últimos 5 años. Sobre la accesibilidad al hogar, el 78% opina que es posible tener información durante todo el año, el resto manifiesta que puede haber dificultades en algunas temporadas del año en función del clima, principalmente.
DIMENSIÓN ‘COHESIÓN E INCLUSIÓN SOCIAL’
Los entrevistados consideran que la comunidad a la que pertenecen es más o menos unida en un 63%, en tanto que el 25% opina que son comunidades con conflictos y disputas. A la hora de identificar si las diferencias que hay entre las personas en una comunidad son motivo de división en la misma, el 70% opina que sí, y casi en igual proporción, el (67%) consideran que esas divisiones pueden ser generadoras de problemas locales. Los encuestados a la hora de valorar a su comunidad en cuanto a la cohesión, más del 70% la considera muy unida y unida y poco más del 25 % considera que hay algunas situaciones de tensión al interior de la misma. Las diferencias que generan conflictos son por pertenencia a distintos partidos políticos en primer instancia (31%), diferente acceso a bienes materiales (ricos y pobres), diferencias generacionales y étnicas. Si bien todos reconocen que hay violencia en las comunidades, está dividida la opinión (50 y 50) sobre si los problemas que se identificaron son los generadores de la misma. Los encuestados consideran que tienen mayores dificultades para acceder a servicios de salud y educación, y en tercer lugar, problemas de acceso al agua y en cuarto lugar, acceso a medios de transporte. El 70% de los entrevistados manifiestan que no tiene restricciones para participar en las diversas actividades de su comunidad. El 30 % restante pone como obstáculo a la participación sus ocupaciones. En esta dimensión de análisis se pormenorizo sobre las relaciones sociales de los sujetos y en este marco situaciones de conflicto y violencia, de las 73
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
encuestas se pueden destacar que más del 80% se reúne con vecinos de distinta extracción social, económica o religiosa, entre 5 y 10 veces al mes y todos han recibido visitas en su hogar en numerosas oportunidades en el mes de vecinos con distintas niveles económicos, sociales o pertenencia religiosa. Cuando se pregunta si el entrevistado ha visitado a otros vecinos, se observa que más del 90% de los mismos ha visitado en varias oportunidades a sus vecinos en el último mes. Las visitas realizadas, en proporciones similares (30%) fueron a personas de distinto nivel económico y social. En el uso del tiempo libre en recreación, el 65% ha salido entre 5 y 10 veces en el mes a hacer deportes o recreación, con vecinos de distinta extracción social. Cuando se pregunta sobre su percepción de felicidad, casi el 90% considera que es feliz y ven a su comunidad muy tranquila el 48%, y el 40% tranquila, asociado a este punto, consideran en igualdad de opinión que el nivel de violencia y conflictos se ha mantenido y ha aumentado muy poco en algunos casos, por lo cual el 50% considera seguro estar en su casa y el 37 % manifiesta alguna duda sobre la seguridad.
Autopercepcion de la felicidad 60% feliz 50% muy feliz 40%
30%
20% ni feliz ni infeliz 10%
Algo infeliz
0% 1
2
3
74
4
5
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
Siguiendo el análisis sobre los niveles de percepción de seguridad, el 51% se siente más inseguro cuando esta solo en el campo o a la noche, en tanto el 39% se siente muy seguro. A esta imagen de inseguridad que el encuestado tiene, se pone en paralelo su respuesta sobre robos u asaltos en el domicilio, en el cual el 90% manifiesta que no ha sido robado en el último año. Solo el 10% restante dice que al menos le han robado una vez en los últimos 12 meses. DIMENSIÓN ‘EMPODERAMIENTO Y ACCION POLÍTICA’
A la pregunta sobre la toma de decisiones en las actividades de la vida diaria, del universo de encuestados, el 33% manifiesta que controla algunas decisiones, el 25 % dice que tiene mucho control y el 15% considera que son muy pocas las decisiones que puede controlar.
Control sobre la toma de decisiones 35.00% sobre algunas decisiones
30.00%
sobre muchas decisiones 25.00% 20.00%
sobre muy poco ningun control
15.00%
sobre todas las decisiones
10.00% 5.00% 0.00% 1
2
3
4
5
En el campo del reconocimiento de los derechos de los sujetos, el 35% reconoce que tiene algunos derechos y algo de poder para cambiar el curso de su vida, otro 39 % cree que tiene todos o muchos derechos y poder. El resto se 75
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
visualiza con muy pocos derechos y por ende muy poco poder para cambiar las cosas. El 42% considera que puede influir para que su comunidad sea un mejor lugar para vivir, y el resto considera que tiene poca o nula influencia.
influencia en la comunidad 60.00% 50.00%
gran influencia
poca influencia
40.00% 30.00% 20.00% ninguna 10.00% 0.00% 1
2
3
En el marco de la acción política, el 75% de los entrevistados manifiestan que en el último año se han reunido con su comunidad para hacer peticiones o reclamos colectivos a funcionarios, en al menos 5 oportunidades, y en el 60% de las oportunidades sus demandas fueron poco escuchadas y por ello poco exitosas. La participación también es expresada en porcentajes muy similares (20%) en actividades de la vida pública como reuniones de consejo, con políticos, protestas, u otros. En el campo de participación en actos electorales, el 66 % voto en los comicios locales y el 83% en los nacionales.
participacion en elecciones 70.00% 60.00% 50.00%
si
40.00% 30.00%
no
no se eligen autoridades locales
20.00% 10.00%
76
0.00% 1
2
3
Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
El 93% de los entrevistados consideran que los líderes y políticos locales no tienen en cuenta los problemas y necesidades de la comunidad a la hora de tomar decisiones políticas.
percepcion sobre la representacion de necesidades 70.00% 60.00% poco
50.00% 40.00%
nada
30.00% 20.00% mucho 10.00% 0.00% 1
2
3
Al momento de apreciar la honestidad de los distintos miembros de fuerzas vivas de una comunidad, se observa que el rango que va de muy deshonesto es “ocupado” por funcionarios y líderes locales, la policía y jueces o personal de justicia, hacia el rango de más o menos honestos los médicos, honestos y muy honestos los maestros y miembros de ONG. El 58% opina que en los últimos 5 años observan mayor crecimiento de la deshonestidad en gobiernos locales y el 37% dice que son iguales que hace tiempo. Aun así es contundente con el 92% de los encuestados no han debido pagar dinero extra a funcionarios para lograr la concreción de acciones (coimas), consideran además que el pago de extras no ayuda a la resolución de un problema. Mientras el 8% si lo ha hecho en ocasiones.
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Paradojas en Juego La construcción social de los territorios campesinos en el Chaco Americano
A modo de cierre del análisis, este equipo de investigación destaca que el esfuerzo fue puesto en la palabra, apreciación y visión particular que tienen los entrevistados de su realidad local, por lo cual necesariamente estas apreciaciones están sesgadas por las subjetividades de los actores sociales. Del relevamiento realizado y de los diálogos mantenidos con los sujetos, observamos fortalezas centradas sobre todo en la mirada positiva puesta por las vecinas y vecinos en las percepción que tienen de su comunidad, como lugares tranquilos en donde pueden sentirse felices, a ello le sumamos sus compromisos en acciones colectivas en su comunidad. Si bien los entrevistados trabajan y /o cooperan con más de una organización de su comunidad, es débil la percepción objetiva de acciones colectivas entre diversas organizaciones de la misma comunidad y más débil aun con organizaciones de otras comunidades vecinas. Esta distancia se acentúa cuando las organizaciones tienen objetivos diversos. En el campo del empoderamiento y de los derechos ciudadanos se observa fragilidad a la hora de tener apreciaciones objetivas sobre los derechos y la toma de decisiones de los sujetos. En el campo de la formación ética y ciudadana, pareciera que es débil la formación de las personas como ciudadanas así como su percepción de ejercicio de poder y toma de decisiones, espacio que visualizan como pobre. Muy pocos entrevistados mencionan que si pueden influir en la toma de decisiones. Se observa también que hay una baja valoración positiva de los líderes locales que entra en colisión con el interrogante sobre quien toma las decisiones en la organización local, a lo cual muchos de los entrevistados coinciden que los líderes toman decisiones sin consultar a los otros miembros de la organización.
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7. Consideraciones finales
En este proceso de conocimiento mutuo con las comunidades del Gran Chaco Argentino, creemos posible acercar algunas otras cuestiones que surgen de la investigación realizada. Hasta el momento de cierre de nuestro trabajo nos resulta difícil inferir que las políticas, estrategias y acciones de desarrollo rural implementadas se constituyan en beneficios inclusivos y sustentables para las familias pobres de esta región del país, ya que tienen a ser soluciones paliativas y compensatorias que no benefician a las familias campesinas y de pequeños productores porque el problema es el sistemas agroalimentario nacional que tiende a la concentración de la tierra y la producción. Asimismo, la integración productiva al mercado de las familias productoras no es algo que se observe en los territorios, ya que en general los productores manifiestan dificultades objetivas para acceder a los mercados, y en general, su mercado es local, cercano y/o de autoproducción. Se mantiene la precariedad e inestabilidad laboral asociadas a la venta de la fuerza de trabajo extrapredial (mano de obra en construcción, servicios domésticos, servicios de reparación de caminos, entre otros) en muchos casos en otras ciudades o provincias que impiden la “vuelta a casa”, o generan dinámicas familiares complejas y desarticulan el tejido comunitario. La inseguridad social está presente en estas comunidades chaqueñas tanto en el acceso a bienes y servicios (agua segura, educación, salud), como en el acceso a infraestructura y comunicación. Asimismo, la región no cuenta con sus propios canales de información, la radio, la tv, los diarios o materiales 79
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escritos son externos a la región y poco y nada representan sus necesidades y problemas, lo cual limita las posibilidades de integración del y hacia el interior del territorio. Si bien muchas organizaciones campesinas y de pequeños productores cuentan con el apoyo y el asesoramiento de equipo técnicos de ONG, su alcance es limitado a sus posibilidades presupuestarias y el espacio de influencia para la generación de cambios genuinos es restringida. Son muy limitados en su escala y alcance territorial. Las estrategias públicas y privadas de desarrollo rural hasta la fecha implementada no parecieran estar organizadas para atender las presiones de contexto económico y social dominante. Aun son limitadas las acciones tendientes al empoderamiento del campesinado en la generación de liderazgos representativos, con conocimiento y habilidades que les permita posicionarse, asumir responsabilidades, tomar decisiones políticas en beneficio del sector. Si bien es significativa y valiosa la participación de mujeres en la cuestión productiva, social y económica del medio, es aun escasa una perspectiva de género que facilite este acceso sin la incorporación de más responsabilidades hacia las mismas personas. En nuestras entrevistas con las mujeres, muchas de ellas manifiestan que “para poder hacer lo que les gusta (ser promotoras PROHUERTA por ejemplo) y salir de la casa para ello, se levantan más temprano, limpian la casa, lavan ropa, hacen la comida “…les dejo todo listo para cuando vengan los hombres de trabajar…”, con lo cual observamos que la distribución de tareas es aun inequitativa al interior de las unidades domesticas. Las redes de relación y de reivindicaciones sectoriales son aún muy frágiles y atomizadas. Hay movilizaciones por el derecho a la regularización de títulos de tierras, cuidado del ambiente, acceso al agua, pero que se constituyen ante un hecho puntual, acotado territorialmente y tienden a desarticularse ante las ofertas de salidas individuales a las situaciones. Aun con las restricciones que mencionamos, nos parece urgente y necesaria la existencia de políticas sociales, económicas y tecno-productivas para estos grupos y redes del Gran Chaco que sean coherentes y conducentes a dinámicas de desarrollo inclusivas del territorio teniendo en cuenta las 80
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particularidades ambientales, sociales, culturales, étnicas, productivas de las familias que allí habitan. Es necesario también recuperar las experiencias realizadas, atendiendo especialmente aquellas que por su fracaso inciden negativamente en la confianza en las organizaciones y en las posibilidades de participación de los sujetos en las mismas. Creemos relevante la difusión constante y coherente de las acciones que las organizaciones realizan, facilitando la vinculación entre organizaciones y de acciones en red. Es importante seguir contribuyendo a la construcción de ‘sujetos colectivos’ en aspectos de ciudadanía política responsable. La relevancia de transparentar el acceso a los recursos materiales y financieros que llegan al sector así como su origen (financiamiento multilateral, incremento de deuda externa, fondo de impuestos a juegos de azar). Si el productor conoce de donde vienen los fondos, su exigencia, actitudes en cuanto a objetivos, procesos, y resultados sería diferente. O al menos, podría decidir de manera informada y transparente. Ahora bien, para que esto se logre es necesario voluntad y decisión a un nivel político superior. Y esto no significa sólo la intención de “coordinar”, sino esencialmente determinación para encarar la transformación socioeconómica del sector pobre del agro como una de las prioridades de la política de Estado. Por último, para poder avanzar frente a los intereses en pugna que toda transformación social implica, se necesita en primer lugar, conocer con profundidad esta problemática específica, dar y promover participación a los distintos sectores involucrados (productores, funcionarios, técnicos) en la región chaqueña, tener capacidad para arbitrar los conflictos de intereses, y finalmente,
demostrar
resolución
y
firmeza
para
encarar
verdaderas
transformaciones orientadas a mejorar los procesos de desarrollo inclusivo sustentable.
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Anexo I - Cuadro de organizaciones mencionadas por los encuestados de esta investigación
Estatales
Organización de productores
Secretaría de Agricultura Familiar Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Estaciones Experimentales de INTA Programa Cambio Rural Programa Social Agropecuario Programa Pro Huerta Federación Agraria Argentina
Organizaciones de nivel local Asociación Nuevo Amanecer
Asociación de Promotores del Chaco
de
las
que
habitualmente Wemek
participan los entrevistado
Organización de segundo nivel
Organización de tercer nivel Organizaciones de apoyo
Universidades
Asociación de apicultores Cooperadora escolar Club Atlético Juventud Comunidad Wichi Iglesia de Dios Grupo de mujeres costureras Grupo de mujeres campesinas Mujeres en Acción Consorcio de Agua IDACH Partido Justicialista Movimiento por la concertación radical OCCAP MOCASE y MOCASE V.C Mesas de Tierras Comités de Urgencia. RPC de Salta Mocafor OCEAP MOCACAR Movimiento Indígenas y Campesinos ( Nacional) RedAF REDES Chaco RPMPCH Fundación Plurales - Córdoba El Ceibal - Santiago del Estero Prade - Santiago del Estero Pilotos Solidarios INCUPO Fundapaz - Salta Centro Mándela - Chaco Promotores del Chaco Bienaventurados los Pobres Universidad Nacional de Córdoba Universidad Católica de Córdoba Universidad Nacional de Salta Universidad Nacional de Santiago del Estero
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ISBN: 978-987-24953-9-8 91