Había una vez susanita

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Había una vez Susanita

Autora: Susana Janeth Valdez Palafox Edición: Paulina Fabiola Becerra Higuera


Era hace una vez en la región tarahumara, una niña llamada Susanita de 7 años, vivía en una pequeña casa junto con su familia que eran: mamá, papá y 2 hermanos, tenían escasos recursos ya que su padre trabajaba en la cosecha de frutas y solo cierta temporada tenía trabajo, Susanita solo tenía como alimento en su casa tortillas, frijoles, agua y la poca fruta que su padre conseguía de la cosecha.


Un día como cualquier otro en el que Susanita ayudaba a su madre en las labores de la casa sucedió algo raro; 2 señores muy bien vestidos tocaron la ventana de la casa de la pequeña niña, ella fue la primera que los vio pero no les cedió el paso porque su madre le enseñó que no debe dejar entrar a extraños a su casa, los señores preguntaron por el padre de Susanita, pero en esos momentos no estaba en su hogar ya que fue a buscar alimento para sus familias


Los señores bonitos (así los nombraba Susanita) decidieron esperar a Don Roque (padre de Susanita) la madre muy apenada porque no tenía nada que ofrecerles más que un vaso con agua. Cuatro horas más tarde llegó don Roque con el poco alimento que encontró, Don Roque pidió a su familia que salieron a dar una vuelta mientras él hablaba con los señores


1 hora después llegó Susanita con su madre y hermanos, el padre estaba llorando, Susanita no podía comprender que le había sucedido a su padre lo que único que pudo hacer, fue preguntarle porque tenía ese estado de ánimo. Don Roque le dijo: “no es lo que parece hija, estoy muy contento pues, ahora si podré ofrecerles todo lo necesario para que puedan tener una mejor calidad de vida”

Susanita aun desconcertada de lo que su padre le decía le preguntó: “¿Quiénes eran esos señores papá? Don Roque le contestó: “Eran unos empresarios hija venían desde la ciudad de Guadalajara a buscarme, pues tienen una comercializadora de frutas tarahumaras, y ellos creen que mis frutas son las mejores que han recibido en lo largo de la existencia del mercado de Abastos, pero…”


¿Pero qué papá? contéstame-dijo Susanita muy asustada. -Nos tendremos que ir de la región hija, ellos me ofrecen: casa, trabajo, escuela para ustedes, un terreno en donde sembrar mis frutas, a cambio de que yo se las venda exclusivamente a ellos.- dijo don Roque

- ¡NO! papá, a mí me gusta mucho mi casa, la región donde vivo, yo vivo muy feliz aquí en esta pequeña casa.- Exclamó furiosa Susanita. Doña Suré, madre de Susanita, estaba muy contenta con lo que les había dicho su amado esposo, y ella se comprometió a convencer a Susanita de los beneficios que tendría irse de su lugar de origen. Susanita, ven, quiero hablar contigo.- Dijo doña Suré.


! Que paso mamá! - Exclamó Susanita aun molesta. Mira hija, no te molestes con tu padre, el solo está haciendo lo necesario para que tú puedas aprender a leer, escribir, para que tengas una mejor alimentación, ¡mira! tus hermanos ya están preparando sus cosas en las cajas de cartón, tú deberías estar entusiasmada igual que ellos. Haber dime no te hace feliz la idea de que por fin vas a ir a la escuela- Dijo doña Sure con una sonrisa de oreja a oreja.

¡Claro! ¿Enserio podré ir a la escuela mamá?preguntó Susanita un poco más feliz. ¡sí! tendrás una maestra y muchos amigos- dijo Suré dándole un gran abrazo a su hija.


Llego el día en que emprenderían ese gran viaje que Susanita esperaba con ansias. En ese viaje admiro todo tipo de paisajes, fue un viaje largo y cansado pero lo que los ojos de Susanita miraron, hicieron que amara más esa salida de su región. Llegaron a su lugar de destino, Guadalajara, estaban los señores que habían ido a la casa de Susanita, los estaban esperando en la central de camiones. Los llevaron a su nuevo destino, su nueva casa, cerca de ahí, a unas dos cuadras aproximadamente se encontraba una escuela a la cual asistieron Susanita y sus hermanos. Susanita estaba tan emocionada al ver su escuela que no esperaba un día más para poder asistir a ella.


Era martes por la mañana, Susanita y sus hermanos estaban preparándose para ir a su nueva escuela, se bañaron muy tempranamente con agua calientita y se pusieron la mejor vestimenta. Llegaron a la puerta de la escuela pero… Susanita sentía que todos se les quedaban viendo de una manera extraña


Susanita se empezó a sentir muy triste hasta que llegó una maestra de pelo largo y negro, ojos grandes de color café, de estatura mediana, muy bonita por cierto; le dio una cordial bienvenida diciendo: “¡Hola! supongo que tú eres Susanita, es un honor tenerte en esta escuela, tu vestimenta es muy hermosa y sin dudarlo tú también eres hermosa. Hooo!! Qué bonitos hermanos tienes, mira Susanita yo soy tu nueva maestra que te dará primer grado, tus hermanitos se irán a la parte que pertenece a preescolar y tú te vendrás conmigo al salón de clases”- Dijo con gran entusiasmo la maestra Daniela.


En ese momento Susanita se sintió completamente diferente pues la maestra le dio muchas fuerzas para poder quedarse en la escuela.

Cuando Susanita llegó al salón junto con la maestra, todos la miraban de pies a cabeza de una forma extraña, pues Susanita no llevaba uniforme como sus nuevos compañeros ella llevaba: huaraches, una falda larga de manta con muchas figuras y colores y su blusa era también de manta con muchos colores, tenía un paliacate amarrado a su cuello, su cabello estaba trenzado con listones colgando de él


Susanita se sentía muy intimidada con las miradas de sus compañeros que lo único que realizó todo la mañana fue poner atención a la maestra ya que no tenía libros ni libretas en donde escribir


Cuando se llegó la hora del recreo todos salieron a jugar, otros a desayunar, pero Susanita no sabía las costumbres de sus compañeros ni llevaba nada para desayunar

Cuando se llegó la hora del recreo todos salieron a jugar, otros a desayunar, pero Susanita no sabía las costumbres de sus compañeros ni llevaba nada para desayunar


Susanita estaba sentada y llegaron niñas de otro grupo que le decían “¡Qué bonita esta tu ropa! niña nueva ¿cómo te llamas? Me llamo Susanita, ¡Mucho gusto!- y les extendió el brazo para darles la mano como parte del saludo


Sonó el timbre de fin de recreo y Susanita iba entrando al salón cuando pasaron compañeras al lado suyo y le dieron un empujón, Susanita se sintió incomoda con esa situación pero pensó: “Quizá no se fijaron”


Gracias a las amenazas que había recibido por parte de sus compañeros. Solo decía que no le gustaba la escuela


Un día como cualquiera, la maestra Daniela en la clase de formación cívica y ética, comenzó a hablar sobre el tema del bullying y la discriminación, Susanita después de semanas le puso mucho la atención a la clase, pues se sentía muy identificada con lo que sucedía. Sus compañeros la insultaban por su vestimenta (aunque ya llevaba el uniforme), la golpeaban, le jalaban el cabello, le quitaban su desayuno, su dinero, le rompían sus cuadernos, lápices, plumas, entre otras cosas esa era la razón por la cual odiaba la escuela.


Siempre se burlaban de su padre diciendo que era un frutero de quinta, un tianguero más de la colonia y que en cambio los padres de sus compañeros eran empresarios, abogados, etc., esto hacía sentir muy mal a Susanita la hacía tener vergüenza de su propio padre. Sus compañeros también se burlaban de doña Sure, diciendo “ tu mamá es muy morena, es una india, deberían irse de esta ciudad, ustedes pertenecen a su pueblo”. Esto era demasiado para Susanita provocando que sintiera vergüenza por toda su familia

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Ese día al terminar la clase, Susanita tomó una gran decisión para ver si sus días en la escuela iban a cambiar completamente, decidió hablar con la maestra contándole todo lo que había sucedido esos meses anteriores.

La maestra desconcertada por todo lo que le contó Susanita, lo único que le pudo decir fue: “ Susanita, me apena no haberme dado cuenta por lo que estabas pasando ahora comprendo tu comportamiento. Te aseguro que todo lo que te sucedió en la escuela va a cambiar completamente”. Dándole un gran abrazo


La maestra estuvo pensando durante varios días qué hacer para que Susanita se ganara el respeto y admiración de sus compañeros, mientras en que esos días, estuvo muy de cerca de ella para evitarlo


Pasaron 15 días, y la maestra tenía el plan perfecto para que Susanita dejara de sufrir acoso de sus compañeros. Mandó llamar a Susanita al escritorio dando un citatorio para don Roque, para que presentara el día 31 de abril a las once


Llegó Susanita a su casa, su madre ya estaba sirviendo la comida, dejó el sobre el citatorio sobre la mesa y fue a su cuarto para hacer su tarea justificando que no tenía hambre, que había comprado golosinas cuando salió de la escuela.

Don Roque mandó llamar a Susanita al comedor y le pregunto: “¿Qué hiciste Susanita para que me mandaran llamar?”. -“Nada papá solo la maestra me dijo que te lo diera, pero no hice absolutamente nada confía en mí”.- Contestó Susanita muy triste


Al día siguiente se presentó Don Roque llegando puntual con la maestra. “¿Qué hizo mi hija maestra Daniela?- exclamó Don Roque muy enojado. “Nada señor, al contrario su hija es muy buena alumna.

Como usted sabe mañana es 1 de mayo día del trabajo, quisiera saber si usted puede venir mañana a platicar con mis alumnos, sobre su trabajo”. “¡Claro! Mañana aquí estaré a primera hora”


Cuando Susanita llegó de la escuela su padre le pidió una disculpa a su hija por haberle hecho gran regaño sin saber cuál era el motivo de su presencia a la escuela. ¿Para qué te llamó la maestra papá?- preguntó Susanita.

“Mira hija, mañana iré a tu salón a contarles a tus compañeros sobre mi trabajo.” “¡Nooo! Papá por favor dile a la maestra que tienes que ir a la cosecha que no puedes asistir”.Encerrándose en su cuarto para que su padre no le preguntara nada


Don Roque desconcertado por la reacción de su hija, estaba más que decidido a asistir a la escuela de Susanita para ver qué era lo que sucedía. Tenía la gran sospecha de que su hija sufría violencia en su escuela. Práctico toda la noche lo que diría de su trabajo, estaba más que preparado para ir a presentar su trabajo


Don Roque duró aproximadamente dos horas hablando de todo lo que hacía en su trabajo, todos los compañeros de Susanita estaban sorprendidos de la información que Don Roque compartió, pues llevo material como frutas, abonos, pidió una computadora a la maestra para mostrarles videos de lo que se hacía diariamente en la cosecha. Todos estaban maravillados


Salieron a recreo y Susanita desayuno con su padre, y Diego habló con sus demás compañeros para que reflexionaran sobre lo que le hacían a Susanita, y los convenció para que al final de la clase todos les pidieran a su compañera una disculpa y le compraron una paleta payaso en la cooperativa para dársela como obsequio con la condición de que los perdonara


Llegó el final de la clase, la maestra Daniela le otorgó a Don Roque un reconocimiento por su excelente participación en el grupo, y la maestra añadió: ¿Niños tienen algo que decir?...

Diego contesta: “Sí Maestra, a nombre de todos mis compañeros quiero pedir una disculpa a Susanita por todo lo que le hicimos durante estos meses… ¿Susanita nos perdonas a todos? “¡Claro! Pero promete que nunca lo volverán a hacer” -Contesta Susanita con una sonrisa en la cara… “Si te lo prometo nunca pasará y para sellar esta promesa te doy esta paleta como muestra del cariño de todos”- Diego estaba muy feliz


Así pasaron los años, Susanita terminó toda su educación básica y superior, actualmente es maestra de primaria. Decidió ser maestra a ejemplo de su maestra Daniela porque para ella era la mejor maestra del mundo.


Su padre es dueño de la comercializadora de frutas, sus hermanos son abogado y policía, y su madre tuvo la oportunidad de estudiar la educación básica y gracias a ello es la encargada de la comercializadora. Ellos ahora viven muy felices, recordando el lugar de donde provienen sin sentir vergüenza; se sienten muy orgullosos de quien son…

FIN


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