Módulo: Herramientas Tecnológicas para la Educación Tutor: Wladimir Paredes Phd. Docente del Siglo XXI Lic. Mejía Daysi
El docente del siglo XXI Cuando hablamos del docente del siglo XXI, inmediatamente se viene a la mente ideas como tecnología, Internet, racionalidad científica, la sociedad del conocimiento, entre otros, esto está cambiando a un ritmo sin precedentes. Podemos decir que es el siglo del saber. El saber cambia el mundo, y nuestro mundo está cambiando a la velocidad de los saberes nuevos. La educación del siglo XXI debe ser la formación integral del ser humano, entendido como un ser de necesidades, habilidades y potencialidades. Una educación capaz de intervenir en las Dimensiones Cognitivas (conocimientos) Axiológica (valores) y Motora (Habilidades y Destrezas). Más que formar a un ser intelectual se debe formar a un ser completo, holístico. La educación debe significar un cambio transformador. Hay que reconocer entonces, que es un gran reto al que nos enfrentamos: disminuir cada vez más la brecha existente entre el profesional del siglo XXI y la escuela de hoy. Es allí donde el docente juega un rol significativo. El docente para lograr seres transformadores y completos, debe ser un ser transformador y completo. Por lo tanto el rol del docente del siglo XXI, va más allá de los conocimientos, es por ello que se puede afirmar que la planificación y la gestión educativa tienen como eje la dignidad humana, ya que la visión de todo proceso educativo finalmente es lograr la transformación y/o profesionalización del individuo independientemente de la disciplina o etapa de estudio. En la sociedad del conocimiento, la ciencia y la tecnología van conquistando los distintos ámbitos que comprenden la vida. Transformando nuestro modo de pensar, de sentir, y de actuar como aspectos fundamentales. En la sociedad del conocimiento el valor agregado ya no proviene de los factores clásicos, viene de la tecnología antes que todo. El profesional docente del siglo XXI debe estar familiarizado con esta tecnología, ya que forma parte de su vida. Se hace urgente que la educación replantee sus objetivos, sus metas, sus pedagogías y sus didácticas si se quiere cumplir con su misión en el siglo XXI, y logre formar, no solo al profesional en cualquier disciplina, sino al profesional competitivo y de la mano de la vanguardia tecnológica; satisfaciendo las necesidades del hombre de este siglo. De allí que sea necesario desarrollar el pensamiento crítico y estimular la actitud científica desde la escuela y a lo largo de toda su vida educativa.
La labor educativa del docente del siglo XXI más que proveer un cúmulo de conocimientos, debe incluir también las condiciones (estrategias didácticas) que posibilitan la formación del individuo preparados para la vida, para que asuman responsabilidades y alcancen su plenitud. El docente del siglo XXI se encuentra ante un nuevo concepto de planificación: planificación estratégica. La planificación que va más allá de plasmar un plan de clases. La planificación con una visión global, flexible, como para ir rehaciéndose en el transcurso, que permite incluso no seguirla, manteniendo sus líneas generales. El docente del siglo XXI, debe ser un profesional con un alto contenido humanístico, didáctico y tecnológico, capaz de promover un cambio de la visión pedagógica mediante la conformación de una comunidad de educadores críticos, investigadores y autosuficientes que, como agentes de cambio social, puedan ser mediadores eficientes de los aprendizajes y promover la actitud autónoma en lo intelectual y en lo moral, de sus alumnos. La tecnología tiene un gran potencial para mejorar la educación. Puede conectar con facilidad a personas alrededor del planeta y permitir a los estudiantes ser testigos del mundo de maneras que no eran posibles con anterioridad. Las Tics pueden ofrecer oportunidades de aprendizaje a aquellos que están en lugares remotos. Y ciertamente ha contribuido a la expansión y masificación del conocimiento. Los maestros – así como otros profesionales- han dependido siempre de una variedad de herramientas para hacer mejor su trabajo. Libros, lápices, papel y pizarrón son sólo ejemplos de estas herramientas. Las tecnologías para la comunicación y la información se han convertido en la última herramienta para los educadores, herramienta que ciertamente puede multiplicar el aprendizaje. La tecnología no es el maestro, está ahí para asistir al maestro.