CINCO SECRETOS PARA TENER UNA VIDA MĂ S FELIZ‌ Por MarĂa del Socorro PĂŠrez P., fsp La felicidad del ser humano inicia desde el seno materno, cuando es concebido por la voluntad de Dios y mediante la contribuciĂłn de la pareja. La etapa del desarrollo de la vida en el vientre de la madre es de gran importancia para que la persona, en las siguientes etapas de su vida, vaya construyĂŠndola con armonĂa, felicidad, amor, autoestima y realizaciĂłn. SegĂşn los expertos, todo lo que rodea el ambiente de una madre mientras la nueva vida se desarrolla en su seno, va a reperDVUJS QPTJUJWB P OFHBUJWBNFOUF FO FM CFCĂ? &TUP OP MP EVEBNPT QFSP BMHP RVF EFmOJUJWBNFOUF OPT deja marcados a los seres humanos es la madre que nos ha tocado. Cualquiera que sea la condiciĂłn social y cultural de nuestras madres, hay muchos motivos para agradecerles y festejarlas siempre, pero en el mes de mayo lo hacemos de forma especial. No se puede ser feliz si no se ha aprendido a ser agradecido con la mujer que nos dejĂł espacio en su cuerpo y en su vida mientras crecĂamos. A continuaciĂłn ofrecemos:
Cinco razones para felicitar a mama. 1. Por haberme dado la vida. SĂ, estimado lector, porque nuestras madres tuvieron la libertad de elegir entre dejarnos vivir en su vientre o arrancarnos de ĂŠl, como lo hacen miles de mujeres con esas incipientes vidas que Dios les ha confiado para hacerlas partĂcipes de su obra creadora, como Él nos la dio en el momento en que fuimos concebidos, sin importar las circunstancias de dicha concepciĂłn. Por eso, cuando es el dĂa de las madres, antes que felicitarlas por ser mamĂĄs, hay que agradecerles el que nos hayan dejado vivir por siete o mĂĄs meses en su vientre, no obstante las incomodidades que esto les causĂł y hasta los riesgos de vida que tal vez tuvieron que pasar. Demos gracias a nuestras madres porque nos alimentaron y cargaron por varios meses en sus entraĂąas y dejaron que viĂŠramos la luz de este mundo y no interrumpieron el proceso de nuestro crecimiento por motivos quizĂĄ justificados, como su salud y su misma vida. Sobre todo, agradezcĂĄmosles por el amor que nos dieran desde que comenzĂł a palpitar nuestro corazĂłn y cuidaron de nuestra vida hasta que llegamos a la madurez y tomamos nuestras propias decisiones.