Pasos Para
Crecer
Espiritualmente Por María Leonor Galindo Cruz, fsp
en…
La Conversión
Amigos lectores:
Nos encontramos aún en los últimos días del primer mes del año,
por lo que estamos un tiempo propicio para renovar los propósitos y esperanzas, a corto y largo plazo, que nos permitirán avanzar cada día con optimismo y poniendo nuestra confianza en el Señor. No por casualidad la Iglesia católica pone el día 25 de enero como la celebración de la Conversión de San Pablo, el hombre que de ser un acérrimo perseguidor de los creyentes en Jesucristo, se convirtió en el apóstol más fervoroso y apasionado predicador de Cristo Jesús. A continuación les comparto cinco pasos para realizar este proceso de conversión que, dicho sea de paso, dura toda nuestra vida y hay que poner empeño en alcanzarla.
1.
La conversión implica un cambio profundo de mentalidad y del corazón, es un volver a Dios Padre a través de su Hijo Jesús. La conversión es, además, reconciliación consigo mismo y con los demás; supone superar el pecado.
Jesús inició su misión con una invitación concreta: “Conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15). El verdadero encuentro con Jesús resucitado suscita una profunda conversión del corazón y una constante renovación interior de la vida.
2.
La
conversión es un don de Dios y Él la concede a quien quiere y cuando quiere. En el Nuevo Testamento, sobre salen algunos ejemplos de conversión, entre ellos está el de Zaqueo, quien era un hombre publicano, es decir, pecador público, porque se había enriquecido a costa de algunos, por ello era mal visto. Este hombre secretamente admiraba a Jesús y deseaba verlo para conocerlo; el texto nos dice que se subió a un árbol, porque era de baja estatura, y Jesús lo notó y lo invita a que baje porque quiere hospedarse en su casa. Este detalle llenó de alegría a Zaqueo, porque Dios, que es rico en misericordia, le concede a través de Jesús un cambio en su vida al reconocer que había robado, pero estaba dispuesto a reparar el daño restituyendo cuatro veces más de lo que no era suyo, este es un claro ejemplo de conversión.
3. En la historia de la Iglesia tenemos grandes conversiones de santos que, en un determinado momento, Dios irrumpió en sus vidas y los cambió por completo, entre ellos san Pablo el enamorado de Cristo, san Ignacio de Loyola, san Agustín, san Francisco de Asís, cada uno de ellos tomó en serio su vida a partir de un fuerte encuentro con el Señor, que los transformó, y seguramente el proceso de conversión que vivieron no fue fácil. La Palabra de Dios meditada y asimilada es indispensable para entrar en este camino de conversión, porque ella es gracia de salvación, y su eficacia depende de cómo la acogemos en la mente y en el corazón, entrar en esta dinámica de escucha es dar un paso a la conversión.
4.
En la vida cristiana es importante la práctica de la oración, de los sacramentos,
sobre todo de la eucaristía, la reconciliación, el testimonio, el amor, el respeto por la vida humana, la solidaridad con los más pobres y necesitados son signos o valores que favorecen un camino de conversión. Todos los días pidamos el don de la conversión.
5.
Otro aspecto que nos ayudaría en la conversión personal, es el no dejarnos arrastrar por programas del espectáculo que promueven los medios de comunicación social, entre ellos la televisión y el internet que a veces en lugar de ayudarnos a ser críticos nos desorientan con programas ambiguos, nos inculcan una mentalidad materialista y hedonista que, con frecuencia, en lugar de informar, desinforman o deforman la información, en lugar de transmitir valores, nos comunican antivalores; como cristianos, estamos invitados a ser personas críticas y responsables de lo que vemos y escuchamos.
A todos les deseo que en este año sus proyectos se vean realizados y bendecidos por la gracia de Dios.
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