febrero Día 2 de febreo
La presentación del Niño Jesús en el Templo (Siglo 1)
El evangelista Lucas nos narra (Lc 2, 22-39) el relato de la Presentación del Niño Jesús. María y José vienen al Templo para cumplir con un rito de la religión judía. La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de nacido, todo hijo primogénito fuera presentado en el Templo, pues le pertenece al Señor. También había que llevar un cordero o una paloma como ofrenda en sacrificio. En la puerta del templo de Jerusalén estaba un sacerdote, que se encargaba de recibir a los padres y a los niños que llevaban a ser presentados y hacía la oración de introducción del pequeño ante el Señor. Así acudieron María y José con el Niño Jesús al templo para presentarlo. En este momento se presentó un anciano llamado Simeón, un hombre justo y piadoso, ante la familia de Nazaret a quien el Espíritu Santo le había prometido que no moriría sin antes haber visto al Salvador, y ahora, al ver llegar a los esposos con el Niño Jesús al Templo, el Espíritu le hace saber que aquel Niño era el Redentor y Salvador prometido. Emocionado, Simeón toma al Niño en sus brazos y levantándolo hacia el cielo proclamó: “Este Niño será luz de las naciones con sus enseñanzas y muchos lo seguirán,
pero también otros lo rechazarán y por esta causa la Virgen tendrá que sufrir, como si una espada le atravesara el corazón”. Pronto se cumpliría esta realidad comenzando con la huida a Egipto para evitar que el rey Herodes le quitara la vida al Niño Jesús; después, la pérdida de Jesús a los doce años en el templo; más tarde, la Virgen padecerá el martirio de ver morir a su Hijo en la cruz sin poder calmar sus sufrimientos y crueles dolores. Después de este encuentro con el anciano Simeón, María guardaba y meditaba todas estas palabras en su corazón.