CINCO MINUTOS EN COMPAÑÍA DE LOS SANTOS Por Alberta Salas Flores, fsp
3 de JULIO SANTO TOMÁS (Siglo I ) Apóstol y Mártir
Este santo apóstol ha pasado a la historia como el apóstol incrédulo, que se negó a creer en la resurrección de Jesús y únicamente cambiaría de opinión cuando llegara a tocar con sus propias manos las llagas del Resucitado: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré” (Jn 20, 25); ocho días después, Jesús se aparece de nuevo a sus apóstoles y Tomás despeja todas sus dudas al ver y tocar a Jesús, quien le reprocha su falta de fe: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído” (Jn 20, 29). Tomás nació en Galilea, de familia judía y de profesión pescador. Fue de los primeros que siguió a Jesús junto con Andrés, Pedro, Santiago y Juan. Después del día de Pentecostés, nada se nos narra sobre su vida y actividad del apóstol, pero se dice que fue a predicar en Persia y poblados cercanos, también llegó a Etiopía y la India. La tradición de que Tomás evangelizó en el Oriente y Occidente, aparece en escritores como Efraím, Siro, Ambrosio, Paulino, Jerónimo, Gregorio de Tours y otros; resulta difícil fundamentar o negar esta creencia largamente aceptada de que Sto. Tomás realizó sus viajes misioneros por el lejano sur de Mylapore, no lejos de Madrás, y allí sufrió el martirio. En esta región todavía se puede ver una cruz de granito en bajo relieve, con una inscripción en pahlavi (persa antiguo) que data del siglo VII. La tradición de que en ese lugar es donde Santo Tomás fue martirizado y entregó su vida, es muy fuerte y arraigada. Su cuerpo fue descubierto con las marcas haber sido atravesado con lanzas. Ese tipo muerte entre los pueblos de la India era común. Tiempo después, su cuerpo fue trasladado a Edessa, donde fue enterrado en los grandes sepulcros donde también se hallaban San Pedro, San Pablo y San Juan.
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