Por Germán Castro Ibarra (gcastro@agseso.com) y Manuel Del Castillo Negrete (manueldelcastillo@mac.com) Septiembre, 2002.
Vivimos un momento de transición profunda entre una sociedad de corte industrial y otra marcada por el procesamiento de la información y las telecomunicaciones. El uso de la informática afecta de manera directa e indirecta todos los ámbitos de la sociedad; redefine la realidad, ya que modifica la forma en la que se producen y distribuyen los bienes y servicios, las relaciones internacionales, e incluso puede modificar la forma en la que nos interrelacionamos y divertimos. Para tener una idea de la magnitud de sus efectos en la sociedad y en la vida de las personas, podemos compararla con dos transformaciones que contribuyeron a hacer de nuestra civilización lo que es hoy: la revolución agrícola y la revolución industrial.
Por cientos de miles de años la humanidad vivió en grupos nómadas que se alimentaban de la caza, la pesca y la recolección. Sin embargo, hace alrededor de 10 mil años, el hombre aprendió a cultivar alimentos y a criar animales, ocasionando una verdadera revolución en la estructura social: las personas dejaron de desplazarse para establecerse en pequeñas aldeas que fueron la base de la civilización. La sociedad agrícola. A partir de ese momento las creencias comenzaron a cambiar, aparecen las religiones, que eran cuerpos de creencias inexistentes hasta ese entonces: Las estructuras de organización más simples como la tribal, poco a poco dieron paso a gobiernos y reinados. La vida de las personas se rigió por los ciclos de la siembra y la cosecha, lo que se reflejaba en las fiestas dedicadas a sus dioses, sus ceremonias y costumbres y su idea de la vida en general. Esta sociedad, profundamente arraigada al campo, evolucionó a través de varios siglos hasta la siguiente revolución social, provocada por la máquina de vapor.
Hasta hace apenas unos 200 años, la organización social se estructuraba en torno a la agricultura, pero algunas circunstancias de gran importancia habían cambiado y estaban por dar paso a un nuevo tipo de civilización. He aquí la cadena de sucesos.
Una tierra redonda. Se descubrió que el planeta era redondo y que tenía continentes hasta hacía poco desconocidos. Estos descubrimientos dieron cabida a una época de exploraciones, conquistas y colonizaciones que estimularon el comercio internacional y la producción de bienes. Más gente. En segundo lugar, mejoras importantes en la agricultura que hicieron más productiva la explotación agrícola de la tierra, como la rotación de cultivos, y una larga etapa de bonanza económica en los países europeos, provocaron que la población creciera rápidamente generando de esta manera más trabajadores que los que podían ocuparse en el campo. Estas personas se trasladaron a las pequeñas ciudades llamadas burgos, en busca de empleos. El resultado. Todo esto configuró una situación favorable a la producción de bienes que lleva gran crecimiento de los pequeños burgos que se dedicaban a la manufactura. En los talleres se dio empleo a buena parte de los desplazados del campo, y así se conformó el nacimiento de las sociedades urbanas propias del capitalismo. La máquina de combustión interna. En estas circunstancias se desarrolló la primera máquina de combustión interna. Al principio funcionó con carbón y más adelante con petróleo y sus derivados y después con electricidad. El empleo de máquinas en la producción resultó tan conveniente que a partir de ellas se comenzaron a hacer cambios profundos en la organización de las fábricas, como la división especializada del trabajo y la producción en serie. Más adelante estos cambios repercutieron en la estructura de la sociedad misma, sus ciudades y sus leyes. Para darnos una idea del poder de la máquina, baste recordar que a fines del siglo XIX, 100 años después de su introducción en Inglaterra, la productividad por habitante había crecido cerca de un 400 por ciento. Una nueva sociedad. Con la revolución industrial la sociedad dejó de girar en torno a la agricultura y el ámbito rural para dar paso a una civilización urbana, en torno a las ciudades, con la fábrica como institución predominante. La sociedad funciona desde entonces de acuerdo a los ritmos de la producción industrial y las jornadas laborales. El trabajo se mide con base al reloj, las fiestas y celebraciones que tienden a dejar atrás sus significados agrícolas, para centrarse más en el consumo y dar satisfacción así a sistemas de producción cada vez más exigentes. Con la revolución industrial la sociedad cambia de manera muy dramática, generando una era de extraordinarios progresos y nuevos retos en todos los campos de la actividad humana.
Por más de 200 años la economía mundial se sustentó en un aparato industrial en permanente expansión y perfeccionamiento técnico que logró grandes avances: de 1800 a finales del siglo XX la población mundial pasó de poco más de 900 millones de personas a 6 mil millones, un crecimiento nunca antes visto, debido en buena medida al progreso de la medicina y al aumento de la productividad en todos los campos de la economía. En un lapso histórico tan breve se tuvo un gran avance en materia de educación. Se logró que más de la mitad de los habitantes del planeta fueran a la escuela y aprendieran a leer y escribir, mientras que a principios del siglo XIX sólo una minoría tenía esa habilidad. El número de universidades e
institutos de estudios superiores se multiplicaron exponencialmente y se crearon decenas de nuevas carreras. En síntesis, el conocimiento de la humanidad se multiplicó varias veces. Todo ello gracias a una sociedad industrial mantenida en movimiento principalmente gracias al poder de la electricidad y el petróleo. En los últimos años del siglo XX la difusión masiva de las tecnologías de la información y las comunicaciones han generado la llamada revolución informática que ha dado origen a una nueva época que se conoce como sociedad de la información. El motor que impulsa la economía pasa de ser los combustibles y la electricidad a ser la información. Para comprender cómo sucedió esto, detengámonos por un momento en algunos acontecimientos clave de los últimos 30 años.
Telecomunicaciones a escala global. A lo largo del siglo XX algunos de los inventos más importantes de las primeras etapas de la era industrial, como el telégrafo y el cine, evolucionaron, se diversificaron en otros medios como el teléfono o la televisión, y se popularizaron, convirtiéndose en importantes canales de comunicación. Sin embargo, no es sino a partir de la década de los setenta que su alcance se amplía a nivel global y su cobertura se expande a todos los rincones. Los avances en la tecnología de satélites hicieron posible que la televisión se convirtiera en un medio mundial de comunicación. En 1969 se estableció la primera red global de telefonía y en la década de los años noventa el uso del cable de fibra óptica, elevó exponencialmente la capacidad de las redes de telefonía. A finales del siglo XX el mundo contaba ya con una sólida red global de telecomunicaciones que han hecho del mundo, un lugar más pequeño. Nace la microcomputadora. Después de una larga cadena de inventos y descubrimientos, en 1971 se creó el microprocesador, artefacto llamado a generar profundos cambios en la sociedad. En 1975, aparecen las primeras computadoras personales como máquinas de escritorio que hacían uso de él como su unidad central de procesamiento. Estas microcomputadoras, mostraron ser tan útiles y versátiles que desde entonces, se utilizan en una gran diversidad de actividades humanas. Esto se ha visto favorecido por la reducción de su costo. Cabe señalar, la ley que observaba Gordon Moore (fundador de Intel, la empresa fabricante de microprocesadores más grande del mundo), indica que su potencia se ha duplicado y su precio disminuido a la mitad cada 18 meses, Es así como las computadoras personales se han convertido en las herramientas características de nuestra era. Un sistema económico global basado en la información, su procesamiento y comunicación. A partir de la década de los años setenta, las economías de los distintos países iniciaron un proceso de globalización que dio lugar a una nueva dinámica del sistema económico mundial, en el que los países son cada vez más dependiente de lo que sucede en los otros. Este proceso de globalización económica ha permitido la vinculación de mercados de productos y servicios de diferentes países. Las empresas que participaron en las cadenas de producción provienen de varios países, esto ha generado nuevos retos y grandes oportunidades a las compañías que han sabido enfrentarlos.
La competitividad. A su vez, la globalización introdujo modificaciones esenciales en la naturaleza de la economía. Por ejemplo, cambió las reglas de la competencia: para subsistir en un mercado que se extiende a lo largo y ancho del mundo con una infinidad de variaciones y características, las empresas necesitan ser muy flexibles para adaptarse a las condiciones de cada lugar, y además de creativas y ordenadas para poder establecer alianzas comerciales y redes de compra, procesamiento y venta de materias y mercancías. El factor central de éxito, en este caso, es la capacidad de obtener y procesar toda la información de manera casi instantánea. Esto les permite identificar oportunidades de nuevos mercados, coordinar a las distintas unidades de producción, controlar los inventarios, y conocer lo que está haciendo la competencia. La información de esta manera, se convierte en un recurso estratégico gracias a que puede ser generada y procesada por computadoras y transmitida a través de las redes de telecomunicaciones. La productividad. Para que las empresas sean exitosas y tengan una mayor competitividad, la globalización las ha obligado a aumentar su productividad: deben producir un número cada vez mayor de bienes y servicios a un costo siempre menor y han alcanzado esta meta optimizando sus procesos gracias al potencial que ofrece esta tecnología para manejar la información: la espina dorsal de las grandes compañías está formada por redes de computadoras y dispositivos de telecomunicación que hacen más eficientes y expeditos todos sus procesos, desde los administrativos hasta los de producción. En este caso como en la competitividad, el recurso estratégico es la información. En síntesis, la globalización ha fomentado un sistema económico dominante que tiene en el procesamiento y la comunicación de información su factor estratégico, dejando atrás el viejo esquema económico industrial que giraba en torno al dominio de las fuentes de energía. Hoy, todos los ámbitos de la economía se han visto afectados de manera indirecta o directa por el uso de las microcomputadoras y las telecomunicaciones. Una nueva sociedad. El uso de las tecnologías de la información no se ha restringido únicamente al campo de la actividad económica. Como todas las actividades humanas involucran de alguna manera el uso de información, su empleo se ha extendido al resto de la sociedad. Las computadoras y las telecomunicaciones se encuentran prácticamente en todas las áreas de gobierno, controlan el tráfico de las principales ciudades, están presentes en los institutos científicos y empiezan a tomar un lugar importante en los hogares y, por ejemplo, hoy una de las áreas de mayor crecimiento en la industria del software está en la producción de juegos para computadoras. Su impacto ha sido tan radical, que hoy sería impensable el funcionamiento de la sociedad sin las tecnologías de la información. Sin embargo su número es pequeño si se compara con el total de habitantes en el planeta: más o menos un tercio de éstos nunca ha usado el teléfono, sólo cerca del 9% de la población mundial cuenta con acceso a las computadoras, el 3% posee un teléfono celular y aproximadamente el 5% tiene acceso a Internet. ¿Cómo es posible que tecnologías distribuidas en cantidades tan restringidas en términos absolutos, puedan ocasionar cambios tan grandes? Según Manuel Castells, un destacado estudioso de la sociedad de la información, su importancia está dada porque la mayoría de los aparatos y las infraestructuras informáticas y de telecomunicaciones se concentran en los países más desarrollados y en los polos de mayor modernidad de las naciones intermedias y pobres, acaparando las principales funciones políticas y económicas de la sociedad. Las tecnologías de
la información han permeado en toda la sociedad debido a cuatro características que presentan: Capacidad de Penetración. Que se debe a su poder de procesamiento es cada vez mayor al mismo tiempo que su precio va constantemente a la baja, y cuenta con aplicaciones para casi cualquier campo de interés. Interconexión. Su naturaleza de procesadores y transmisores de información hace que sea relativamente fácil interconectarlas. Además de que multiplica sus posibilidades de procesamiento y operatividad. Flexibilidad. Su funcionalidad permite emplearlas en una gran diversidad de operaciones. Convergencia. Estas tecnologías tienden a integrar elementos antes dispersos en otras áreas, como el video o la posibilidad de enlazar en red un número mayor y cada vez más artefactos.
Para nosotros, resulta prácticamente imposible dimensionar la trascendencia del instante histórico en que nos tocó vivir, justo porque formamos parte de él. Muchas son las analogías que podrían traerse a cuento para dimensionar nuestro rol de actores del cambio; por ejemplo, ¿tú crees que Rodrigo de Triana, aquel marinero español que en 1492 divisó América desde el mástil de una carabela, pudo concientizarse de la trascendencia del momento en el que gritó "¡tierra, tierra a la vista!"? Seguramente no. Esto es sólo un ejemplo pues se trata de algo mucho más dramático en la actualidad, debido a la velocidad del cambio. ¿Pero, cuál es el fundamento técnico que hace que las tecnologías de la información se hayan propagado a todas las áreas de la acción social, de tal suerte que podemos hablar de una revolución informática? El fundamento se encuentra en la digitalización y las redes informáticas, dos temas que trataremos en el siguiente capítulo.
Ahora el ser humano digitaliza su entorno. ¿Qué significa digitalizar? Digitalizar es traducir información como textos, imágenes o sonidos, a un formato que puedan entender los microprocesadores, y éstos sólo están capacitados para manejar los valores unos y
ceros. En efecto, para tu microprocesador todo lo que ves en estos momentos en la pantalla se maneja con unos o ceros. Esto es porque la computadora maneja un sistema binario, que se llama así porque sólo acepta dos valores: 0 y 1. Tal sencillez tiene su razón de ser: los microprocesadores son circuitos electrónicos plasmados en un material llamado silicio (algo parecido al vidrio) que procesan diminutos impulsos eléctricos, el más pequeño de los cuales es conocido con el nombre de bit. Como impulso eléctrico, el microprocesador sólo puede detectar cuando un bit tiene carga eléctrica --su valor sería, en este caso, 1 uno - o cuando no la tienen - su valor sería 0 cero - En este ejemplo manejamos los valores unos y ceros de manera un tanto arbitraria, ya que la presencia o ausencia de carga eléctrica en un bit puede ser interpretada como una gran diversidad de valores: cierto y falso, hombre o mujer, T o J, etc. La eficacia de las computadoras no se basa en la complejidad de su fundamento lógico, que como vimos se reduce a manejar dos posibles valores, sino de la velocidad con la que se aplica dicha lógica: los microprocesadores actuales pueden procesar varios millones de bits en un sólo segundo. Bit es una síntesis de dos términos en inglés: Binary digit, que en español significan dígito binario, o lo que es lo mismo, número (dígito) con dos posibles valores (binario). El término surge de usar las dos primeras letras de Binary con la última de digit: bit.
Veamos un ejemplo práctico: La representación del alfabeto mediante bits.
Un bit puede representar solamente dos valores. Dos bits, cuatro posibles valores y ocho bits 256 posibles combinaciones de unos y ceros. Una unidad de medida muy utilizada en la informática es el byte, que consiste en la agrupación de ocho bits. Pues bien, usando grupos de 8 bits (es decir, bytes) es posible representar a todos los caracteres que conforman el abecedario, incluyendo las mayúsculas y los signos especiales, como el de moneda o los acentos, de tal suerte que cuando oprimes la "e" en tu teclado, el microprocesador recibe un paquete de 8 bits con la siguiente combinación de valores: Valor de la letra "e" minúscula en bits: 0
1
1
0
0
1
0
1
Pero sí en cambio presionas la misma tecla en mayúsculas, el paquete de bits que estarás mandando al microprocesador sería el siguiente: Valor de la letra "E" mayúscula en bits: 0
1
0
0
0
1
0
1
Como ya te has de estar imaginando, mediante combinaciones de bits y bytes es posible representar una cantidad infinita de cosas: desde bibliotecas completas hasta juegos y películas, todo un universo de información que puede estar en diversas formas; textos, imágenes y sonidos.
A partir del siglo XV, y gracias a la prensa de tipos móviles inventada por el alemán Johann Gutenberg, la sociedad conoció un espacio antes prácticamente inexistente: la república de las letras, llamada así porque terminó siendo un lugar al que la sociedad comenzó a trasladar sus ideas y conocimientos en forma de letras: los libros. La posibilidad de imprimir muchas copias de libros de manera rápida y relativamente barata generó varios fenómenos. En primer lugar hizo posible que el conocimiento humano existente hasta ese momento y expresado en unas pocas copias de libros hechas a mano, pudiera difundir a un mayor número de personas impresas. El número de lectores comenzó a crecer. La amplia difusión de conocimientos que posibilitó la imprenta, sirvió de fermento para la generación de nuevos conocimientos, que a su vez quedaron plasmados en nuevos libros. Gracias al invento de Gutenberg, al cabo de poco tiempo se habían multiplicado los conocimientos y se habían distribuido mejor. El impacto causado por este proceso fue uno de los factores determinantes en la construcción de la sociedad moderna tal como hoy la conocemos: generó un intercambio de ideas nunca antes visto, estimuló el desarrollo científico, hizo florecer la literatura y el teatro, las ideas políticas maduraron hasta el punto de provocar la caída de las monarquías para dar paso a gobiernos democráticos. Con la digitalización, la sociedad transmite la información y el conocimiento con un formato digital, que es el que manejan las computadoras y los equipos de telecomunicación. Si antes había que ir a la biblioteca a consultar un libro, hoy puedes hacer esto sin salir de casa, ya que varias bibliotecas en el mundo están digitalizando sus libros para que puedas consultarlos por Internet.
En un futuro cercano, y gracias a la digitalización de programas de radio y televisión, accederás a los archivos de televisoras y radiodifusoras en Internet para rentar algún programa de tu interés, sin importar si fue transmitido hace un mes, 10 años, o si nunca más se transmitirá de forma masiva; de hecho eso ya es posible para el caso del radio. Una de las ventajas de la digitalización, es que se puede buscar datos específicos en volúmenes muy grandes de información (los contenidos de una biblioteca entera, por ejemplo); también permite procesar la información de una base de datos para ofrecer productos acordes a los intereses particulares de los clientes; gracias a las telecomunicaciones se accede a ella de manera casi inmediata. En Internet es mucho más rápido, barato y fácil publicar información que imprimirla en forma de libro: no hay necesidad de contar con una casa editorial, no es necesario hacer tediosas revisiones a las pruebas de impresión, no hay que comprar papel ni usar una prensa; basta con escribir el texto en un procesador de palabras, guardarlo en un formato de archivos compatible con Internet y subirlo a un sitio del ciberespacio. El público al que se puede tener alcance se amplía porque Internet es un medio de alcance global. Claro que lo anterior ocasiona que la información disponible en este medio no siempre sea de calidad.
La digitalización no tendría el mismo impacto si no fuera por la existencia de las redes. A través de éstas la información digitalizada se trasmite a muchas personas. Éstas son los cimientos sobre los que se construye el espacio virtual de la sociedad, conformado por servidores, discos duros, cables, centrales telefónicas y un sinfín de aditamentos de alta tecnología destinados a dirigir y hacer eficiente la búsqueda y transmisión de datos. Las herramientas para construir este espacio, son las aplicaciones de software con las que se desarrollan las páginas para Internet; lo que nos permite movernos en ese espacio son los navegadores, como el que estás empleando en estos momentos. Si con la imprenta hablamos de la república de las letras, con las redes tendremos que hablar del ciberespacio, hábitat de la información. ¿Por qué son importantes las redes? Porque con ellas se facilita la interacción social y se reduce su costo. A diferencia de los libros, en donde una vez impreso el contenido no hay forma de cambiarlo, la información digitalizada es versátil y, gracias a los diferentes programas para explotarla, podemos interactuar con ella modificándola de infinitas maneras, o emplearla como vehículo de comunicación e interacción con otros usuarios.
En el espacio de las redes, y de las telecomunicaciones y en especial en la Internet, podemos transmitir archivos o comunicarnos con colegas, empleando el correo electrónico, consultar información sobre empresas e instituciones visitando su sitio en Internet, o jugar solos o en grupo conectándonos a sitios de entretenimiento (http://www.mplayer.com/), sin importar las distancias físicas que nos separan. También podemos usar nuestro dinero para especular en una de las tantas casas de valores que hay en línea (www.patagon.com) comprar un automóvil (www.autoshop.com.mx, www.paragon.com.mx) cursar estudios de posgrado (http://www.itesm.mx/uv.htm), consultar información para darle atención a tu mascota (www.mascotanet.com.mx/perros/cuidados), inscribirte en una organización subversiva (http://www.ezln.org/) e incluso enamorarte si acaso tienes la suerte de encontrar una persona en línea que te atraiga y con la que te identifiques. De hecho, lo que hacemos en la red es en gran medida equivalente a lo que hacemos en el mundo real dentro de nuestra sociedad. Lo que varía es el medio a través del cual interactuamos. El poder de la digitalización es un fenómeno explosivo y todavía desconocemos sus alcances. Al parecer éste sólo es el principio. Sin embargo podemos hacer un análisis de cómo cambiará el concepto que tenemos de realidad y con él los de tiempo y espacio.
La revolución informática redefine nuestra realidad. La tecnología de la información transforma la manera en que se producen y distribuyen los bienes y servicios. Su grado de penetración en la sociedad no es homogéneo, sin embargo, los cambios que genera son cada día más evidentes. Hoy cada día es más común que las empresas tengan computadoras para operar sus procesos; también es más cotidiano que en las grandes urbes las personas lleven en su portafolio una computadora portátil. Las cajas registradoras del supermercado se sustituyen por equipos más sofisticados que incluyen un lector óptico y una terminal de computadora. Los manuales de organización y procedimientos, que antes se registraban en papel, ahora se tienen en bits. Las cámaras digitales registran las imágenes y el audio en formato digital; también se observa que los empleados que surten de bebidas embotelladas a la tienda de la esquina, en muchas ocasiones registran sus pedidos en un aparato informático de mano… En fin, podríamos dar muchos ejemplos más, pero lo que es un hecho es que las tecnologías de la información han impactado al mundo de los negocios; su potencial ofrece nuevas formas de operar que permiten a las organizaciones -que la emplean en forma adecuada- altos niveles de productividad y competitividad.
Persiste la idea de que las computadoras solucionan problemas por sí mismas. Sin embargo, en la vida real las cosas no son tan sencillas. La incorporación de esta tecnología en las
organizaciones se inició con la difusión masiva de los microprocesadores hace 30 años, en especial con las computadoras personales. Estos procesos de implementación han sido muy complejos debido a la dimensión social que encierra el desarrollo de sistemas de información. Tecnologías de la información: una inversión distinta. Fundamentadas en las expectativas de que las computadoras resuelven problemas, las grandes compañías realizaron fuertes inversiones en tecnologías de la información con la idea de que, en forma casi inmediata, obtendrían un aumento en la productividad, reducción de costos y una mejor competitividad en el mercado. Con el tiempo resultaba que no se obtenían los beneficios esperados; a pesar de esto, los departamentos de sistemas solicitaban nuevas compras de equipo y programas, aun cuando eran incapaces de comprobar la rentabilidad de esas inversiones. Por mucho tiempo, no se pudo resolver esta situación que se denominó "Paradoja de la Tecnología de la Información". Los administradores e investigadores cuestionaban por qué una inversión tan considerable en poderosos equipos informáticos no impactaba en la productividad de manera evidente. La respuesta radica en que las tecnologías de la información tienen una gran capacidad para procesar, transmitir y tener acceso a grandes volúmenes de información. En otras palabras, para hacer que las inversiones en tecnologías de la información resulten productivas, las empresas han tenido que cambiar y adaptar sus procesos para aprovechar el potencial de manejo de información que éstos ofrecen en apoyo a la toma de decisiones. Evolución de la Tecnología. Es tal la velocidad del cambio tecnológico, que aun cuando han transcurrido más de 30 años desde la aparición del microprocesador, persiste el desarrollo vertiginoso de las tecnologías de la información; permitiendo una drástica disminución en las dimensiones de las computadoras y el surgimiento de equipos más simplificados y rápidos. La realidad inicial era que un circuito integrado debía ser manufacturado para desarrollar determinadas funciones específicas; con la evolución de la informática se da origen a la idea de que un microprocesador puede manufacturarse y después ser programado para dar respuesta a distintos requerimientos mediante su incorporación a otras tecnologías como son: la televisión, los hornos de microondas, los automóviles, entre otros. Posterior a la creación del primer microprocesador, el desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) se acelera aún más, surgen nuevos sistemas operativos que permiten desarrollar tareas de grandes dimensiones en corto tiempo. En paralelo, se gestaba ya un nuevo concepto de comunicación informática que revolucionaría al mundo de la computación: la red Internet, la cual surge como una necesidad estrictamente militar cuyo universo de usuarios era de sólo mil personas. Al ampliarse como red pública mundial, llegó a tener en tan sólo 20 años a más de 10 millones de usuarios. Esta forma de comunicación de tiempo compartido da lugar a otras similares, como el correo electrónico y los mensajes instantáneos. De acuerdo a un estudio de la empresa Messaging Online, el uso del correo electrónico en el mundo aumentó 109 por ciento durante el año 2000, gracias al auge que tuvo en países en vías de desarrollo. El número de suscriptores de buzones electrónicos subió casi 75 por ciento en Estados Unidos y 110 por ciento en el resto del mundo, dice el estudio. China, país que ocupa el quinto lugar a escala mundial en conectividad ya tiene 11.5 millones de usuarios. México cuenta con más de dos millones de internautas.
El potencial que ofrecen las Tecnologías de la Información y Comunicación ha permitido el surgimiento de nuevas formas de operación de las organizaciones. Un impacto importante registrado, es el que se refiere a las estructuras verticales de mando que eran comunes en la era industrial: sistemas jerárquicos como triángulos cuya punta estaba representada por un director general, seguido de unas pocas divisiones generales y bajo ellas un número creciente de direcciones, subdirecciones, departamentos, jefaturas, etc., sustentadas por una amplia base de trabajadores adiestrados para recibir órdenes y cumplir tareas. En muchas organizaciones estas pirámides de mando se han modificado y ha surgido un nuevo tipo de estructura, más plano y parecido a una red formada por grupos de trabajo comunicados entre sí, orientados a tareas momentáneas y específicas. Este nuevo tipo de organización surge de buscar potenciar la creatividad de los empleados para que ellos aporten ideas en la solución de problemas, hecho que resulta lógico si se piensa que no hay nadie que conozca mejor lo que debe hacerse en el trabajo que quien lo realiza. En ocasiones se tienen resultados positivos en organizaciones empresariales con forma de red, compuestas por grupos de empleados semiautónomos en la estructura del trabajo, que alcanzan niveles altos de eficacia y productividad con una amplia capacidad para reprogramarse y adaptarse a los cambios del medio económico global. Herramientas como el correo electrónico, los foros de discusión en línea, los manejadores de bases de datos, teléfonos portátiles, la transmisión digital de archivos o el servicio de acceso a los servidores de la empresa desde cualquier parte del mundo, son la base tecnológica que ha facilitado el nacimiento de estas nuevas formas de organización y extendido sus alcances. Sin estas herramientas la empresa en red no podría haberse desarrollado. La reingeniería de procesos y el uso del correo electrónico en algunas empresas han permitido una reducción drástica del papeleo burocrático y una comunicación directa y concisa entre individuos. En el modelo de empresa vertical, para que un trabajador del departamento A se pusiera en contacto con un colega del departamento B era necesario que la mecanógrafa tecleara un oficio, que éste fuera aprobado por el jefe A y enviado al departamento B, en donde la correspondencia era revisada por la secretaria del jefe B y turnada al destinatario final. Hoy, es el mismo empleado del departamento A el que teclea un mensaje de correo electrónico en su computadora y lo manda al buzón electrónico de B quien lo recibe en pocos segundos… De esta forma, se han adelgazado las estructuras de las organizaciones y han desaparecido tipos
de trabajo como el de mecanógrafa, archivista o mensajero. Sin embargo, al mismo tiempo han surgido puestos nuevos como los de soporte técnico y administración de redes. El impacto en las organizaciones también se ha dado en sus relaciones con el exterior; el uso de esta tecnología ha permitido la integración digital de las cadenas de abasto. Ésta, es una red de empresas que tienen en el centro al fabricante del producto, rodeado de varias compañías que lo proveen de los materiales necesarios para su producción, por una parte, y de las empresas que venden los productos terminados al usuario final por la otra. Todas éstas enlazadas por sistemas de comunicación digital como el correo electrónico o las redes privadas. En el momento en que se vende un producto la información se envía por comunicación digital del vendedor al fabricante, quien de inmediato pone las órdenes de compra de las partes necesarias a los proveedores para fabricar un nuevo producto que reemplace al vendido. Los proveedores producen las partes solicitadas, bajo las especificaciones exactas del fabricante y las entregan a la fábrica en el momento justo que se requieren en la línea de producción; una vez terminado, el nuevo producto es enviado a la empresa vendedora para que sea ofrecido al público. Así, el sistema de producción sólo genera lo que el mercado requiere. Esta forma de operar la tienen la mayoría de las grandes tiendas de autoservicio. Al momento en que se paga el producto adquirido el sistema la descarga del inventario de la tienda, y cuando se llega a un cierto nivel en las existencias del producto, el sistema genera un nuevo pedido al proveedor de manera automática. Como respuesta a ese pedido, en la entrega semanal de productos del fabricante a la sucursal de la tienda de autoservicio se incluirá la restitución requerida del producto para mantener en el anaquel el volumen que se haya establecido. Un elemento importante que opera en este proceso es el Código de Barras, el cual permite efectuar un control de las mercancías a lo largo de sus diferentes etapas: generación, distribución, venta y control de inventarios, como partes que integran el ciclo de las cadenas de abasto. Su adopción en las empresas, se ha convertido en una llave universal de acceso al comercio y los negocios electrónicos que se realizan en el contexto de la globalización económica. En México, un gran número de empresas han adoptado esta tecnología cuya implementación lleva alrededor de 15 años y se ha dado en forma diferenciada de acuerdo con dos principales factores: el tamaño de la empresa -se observa una mayor adopción en las unidades micro- y por entidad federativa, cuya adopción va ligada al desarrollo económico del estado. Por sector, la manufactura registra el mayor uso de esta tecnología y específicamente la industria de alimentos y bebidas es líder en su utilización dentro de sus transacciones electrónicas. Así, la integración digital de las cadenas de abasto permite mantener niveles de inventarios mínimos con los volúmenes que requiere el proceso; disminuye el gasto en el almacenamiento de materias primas y productos terminados, lo cual permite grandes ahorros. Sin las redes informáticas ese sistema sería impensable.
La difusión masiva de uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación ha traído consigo cambios de importancia en la esfera del trabajo. Como primer punto cabría destacar que es cada día más fuerte la presión para que el trabajador maneje herramientas informáticas, en especial la computadora e internet. Además, en el contexto de una economía en constante transformación, es necesario que él obtenga nuevos conocimientos que le permitan hacer frente a los retos que le impone el constante cambio de su entorno laboral. Se trata de un empleado abierto a un aprendizaje constante.
Por otra parte, contar con medios electrónicos de acceso a la información tan potentes como los actuales, ha abierto la posibilidad para que los empleados puedan participar en los procesos de trabajo de manera más flexible, sin importar su ubicación o su horario. Por ejemplo, la gente puede laborar en su casa sin presentarse en la oficina; este modelo de home office ha proliferado en muchos lugares del mundo y su auge no sería posible sin los avances tecnológicos registrados en los últimos años. Prácticamente cualquier persona podría trabajar desde cualquier punto del orbe, contando con una infraestructura básica: una computadora con acceso a Internet y a la intranet de su empresa, una impresora, el software apropiado, un fax, dos líneas telefónicas y un sistema para dejar mensajes de voz. Trabajadores "genéricos". Para algunos pensadores, como el español Manuel Castells, con la aparición de las tecnologías de la información se abrió una nueva brecha en el mundo laboral, ahora entre los empleados que pueden "reprogramarse" y aquellos otros cuyas tareas no necesitan de la incorporación de información adicional a su proceso de trabajo, y que han sido preparados sólo para recibir y ejecutar órdenes. Este tipo de empleado es la mano de obra de procesos de producción estables y que en general no necesitan de alta tecnología. Desde un punto de vista estricto son indispensables para el proceso de producción, pero en lo individual pueden ser sustituidos de manera fácil por otro trabajador "genérico" de la misma clase o incluso por máquinas.
La difusión masiva de Internet ha permitido el desarrollo del comercio electrónico o comercio que se realiza en el WWW con el empleo de un programa navegador como el Communicator de Netscape o el Internet Explorer de Microsoft. El 80% de los servidores que colocan páginas en Internet son sitios comerciales. De acuerdo con un estudio de la consultoría IDC, durante el año 2001 el comercio electrónico mundial vía Internet alcanzó más de 600 mil millones de dólares y se estima que en el 2002 supere el billón de dólares. Esto ha provocado numerosos cambios en la forma de hacer negocios y ya son muchas las empresas que han ampliado sus servicios a la Red, estableciendo una relación B2B (business to business) lo que implica que el mercado de servicios e infraestructura de comercio entre
empresas tendrá un crecimiento importante. En el caso de los mercados virtuales, la idea es que se constituyan en verdaderos sitios de negocios (businessplaces) que integren toda la cadena de valor de la empresa. En cuanto al B2C (business to consumer) una de las finalidades es lograr que el usuario confíe en el nuevo canal a través del cual está realizando transacciones comerciales. Es esencial la personalización y satisfacción de los clientes. Son tres los tipos de mecanismo de venta generalizados en el WWW: la venta directa, la subasta y el modelo en el cual el consumidor fija el precio. Venta directa. Amazon (www.amazon.com) una de las librerías electrónicas más grandes del mundo, quizá sea el mejor ejemplo del primer esquema. Con 18 millones de visitas durante el mes de febrero de 2001 y 13 millones de clientes en más de 160 países, esta empresa está valuada en 22 mil millones de dólares, principalmente por el valor que le da la información que tiene sobre los hábitos de consumo de sus clientes y los intereses de sus visitantes. Amazon ha emprendido una estrategia de reinversión de utilidades tendiente a ampliar su espectro de acción; bajo esta premisa, ha adquirido empresas dedicadas a la venta directa de otros productos por Internet, y en poco tiempo se ha convertido en el vendedor de música más importante de la red. Hoy día, Amazon es toda una tienda departamental. Subastas. El ejemplo típico de subasta por Internet es eBay (www.ebay.com) que inició en 1995 como un medio para conectar a personas que vendían cosas raras. Desarrolló para ello un sistema abierto en el que cualquiera podía ofrecer su mercancía para que otros propusieran el precio al que estaban dispuestas a comprarla; al final el vendedor seleccionaba al comprador que tenía la mejor oferta. Tan sólo en febrero de 2001 alcanzó la cifra de casi 17 millones de visitas. Durante su operación las 24 horas del día, los 365 días del año registra 2.5 millones de subastas diarias; la empresa está valuada en 2,250 millones de dólares. El esquema es tan exitoso que muchos sitios de venta directa -como Amazon- lo han incorporado. El consumidor fija el precio. Buen ejemplo de este modelo es Priceline que (travel.priceline.com) permite a la gente poner el precio a los boletos de avión, sin escoger la aerolínea, cuando una de éstas ofrece una oferta igual a la que el cliente propone, se le notifica la viabilidad de su transacción. Priceline vende 40 mil boletos a la semana y está valuada en 8 mil millones de dólares. Cuenta con 3.5 millones de clientes al día. En cualquiera de las formas que pueda tomar el comercio electrónico, su desarrollo a nivel internacional plantea interrogantes. Esta forma de realizar negocios por la vía electrónica o digital, conlleva el que sus operaciones se efectúen bajo condiciones en las que se carece de un espacio físico en el que se encuentren las partes en cuestión; no se extiende una factura motivo de la compra-venta; en algunos casos cuando se trata de importaciones de bienes, éstas actividades no son registrados por las aduanas; además de que se reducen los intermediarios con la concerniente disminución de costos y las transacciones se realizan en forma más rápida. Marco legal. Este esquema de flexibilidad y apertura, denota una situación de inseguridad jurídica para las partes involucradas. A este respecto, México cuenta con algunos elementos de regulación, por ejemplo en materia de: la creación de una Norma Oficial Mexicana (NOM) en la cual se establecen los requisitos de conservación de los Mensajes de Datos, misma que está fincada en el concepto de autentificación básico para la firma digital. Se trabaja también en el establecimiento de una factura electrónica que brinde certeza jurídica a las transacciones
efectuadas mediante comercio electrónico. Asimismo, la Ley de Protección al Consumidor en este capítulo y en el marco de los lineamientos establecidos por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), tiene como propósito proteger al consumidor en las transacciones hechas a través de mensajes de datos, así como en la adecuada utilización de los datos presentados en el web.
Tras la crisis que generaron los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, a la par de la caída de las Torres Gemelas, sucedía también el derrumbe de la economía estadounidense que tras varios meses de registrar un debilitamiento, se encontraba a punto de una recesión. Como consecuencia, el resto de las economías del mundo se cimbraron bajo la expectativa de un efecto devastador en los mercados financieros y cambiarios. Esta incertidumbre trajo como repuesta una enorme especulación en cuanto a la dinámica de algunos indicadores como el PIB, la inflación y en las cotizaciones del petróleo y los metales. En un hecho inédito, por primera vez Wall Street detuvo sus actividades, en lo que algunos analistas llamaron la peor caída registrada en Estados Unidos después de la primera Guerra Mundial. Al igual que en este país, en todo el orbe se intentaba descifrar cuáles serían las consecuencias económicas de esta catástrofe que trajo como reminiscencia las experiencias de Brasil (efecto samba) y de Argentina (efecto tango), vislumbrando una recesión a nivel mundial. Los inversionistas comenzaron a buscar un refugio seguro haciendo disparar los precios del oro, del petróleo y del franco suizo. La caída del dólar era inminente, la reacción inmediata a las explosiones fue vender dólares. En América Latina, la gran mayoría de los mercados cerraron sus puertas en reacción a los atentados. Las bolsas de Argentina, Chile, Brasil, México, Venezuela y Colombia decidieron suspender sus operaciones, registrando grandes pérdidas en su reapertura debido a la incertidumbre. Los millones de transacciones financieras en este ámbito dejaron de realizarse con normalidad dada la interconexión electrónica que existe entre los países. Los atentados contra blancos políticos y financieros en Estados Unidos desataron el caos. Esta circunstancia y otras de similar naturaleza, dejan a la vista el papel preponderante que juegan las tecnologías de la información en este ámbito. La disponibilidad de datos de manera instantánea y confiable, coadyuva a la estabilidad de los mercados debido al continuo flujo de información. A nivel microeconómico, los prestadores de servicios financieros y bancarios han dado paso a esquemas de mayor apertura en lo referente a la atención automatizada a clientes, quienes no sólo se han habituado al uso de los cajeros automáticos en red cuya disponibilidad de dinero es permanente e inmediata, sino que ahora cuentan con varios servicios a través de internet. La banca se sirve de los recursos informáticos que ofrece esta era de las Tecnologías de la Información y Comunicación para diversificar los servicios en línea bajo un esquema de seguridad absoluta.
De acuerdo con cifras de diversos analistas y estudios como el de la consultoría eTForecasts, durante el año 2001 alrededor de 500 millones de personas en el mundo eran usuarias de Internet y se estima que para el año 2005 esta cantidad llegue a los 1000 millones. A nivel mundial presenta un total de más de mil millones de líneas telefónicas y un número igual de suscriptores de líneas celulares, así como 550 millones de computadoras personales. Según datos de la Cámara de Comercio Estados Unidos-México, el total de páginas Web era de más de 7 mil millones registradas. El comercio electrónico y los negocios realizados sobre Internet totalizaron 660 mil millones de dólares y un estimado realizado por Forrester Research proyecta que este rubro podría crecer a 7 billones de dólares (¡sí, 7 millones de millones!) para el año 2004. Se trata de cifras impresionantes que no tienen precedente alguno en la historia de la comunicación pero -y siempre hay un pero- solamente reflejan la actividad de menos del 5% de la población mundial; además, el 90% de ellos habita en países desarrollados y el 10% restante se distribuye entre los países medianamente ricos y los muy pobres. La ONU reporta algunas cifras que documentan este desequilibrio: hay más servidores de Internet en la ciudad de Nueva York que en el continente africano, y los que están instalados en toda América Latina y el Caribe juntos no igualan a los existentes en Finlandia. Por su parte, según estimados del Banco Mundial para 1999, los países más ricos estaban invirtiendo un promedio 130 dólares por habitante en infraestructura informática, mientras que la inversión de países tan pobres como los que están al sur del desierto del Sahara, en África, era de 9 dólares. Si sólo el 8% de la población tiene acceso a Internet ¿qué pasa con el resto de la población? ¿Quiénes son y cuáles son sus posibilidades de sumarse al cambio tecnológico? Al respecto no cabe mucho optimismo: una cuarta parte de los habitantes del mundo (mil 200 millones de personas) viven con menos de 1 dólar al día, y 3 mil millones, esto es la mitad de la población mundial, vive con menos de 2 dólares al día; a los primeros se les considera pobres extremos y a los segundos, simplemente pobres. Con menos de 3 dólares al día vive cerca del 80% de la población mundial, y aunque no son considerados técnicamente como pobres, en su mayoría están desvinculados de las actividades económicas de la globalización. Lo que esto quiere decir es que la sociedad de la información ha heredado las desigualdades generadas por la sociedad industrial y que seguramente continuará desarrollándose en el contexto de estas grandes diferencias, dentro del cual proporcionar acceso a las tecnologías de la información para la mayoría de la gente parece una tarea cuesta arriba. A este acceso desigual se le ha llamado brecha digital, impactando de manera importante en el desarrollo de los ámbitos político, económico y social de las naciones; entre el mundo desarrollado y en vías de desarrollo; entre los ricos y los pobres; entre los que viven en áreas urbanas y rurales, y entre los analfabetos informáticos y los que sí tienen esa habilidad.
Mientras la población mundial se ha incrementado poco más de 55 veces desde los tiempos de la Antigua Grecia a la fecha, la cantidad de información disponible lo hizo cerca de 100 millones de veces, lo cual significa que el conocimiento universal se duplica aproximadamente cada 5 años. Ésta, es una forma de observar la velocidad con que las tecnologías de la información difunden y transmiten conocimientos. (Comunicado de prensa del INEGI No. 113/2002 "El abismo digital amenaza con ampliar las diferencias entre países, regiones y sectores de la población"). Las inequidades se repiten en todo el mundo, pues a la fecha menos del 10 por ciento de los aproximadamente seis mil millones de habitantes del planeta tiene acceso a Internet. Mientras que en Estados Unidos y Canadá hay aproximadamente 165 millones de personas conectados a la red, en Europa Occidental hay 114 millones, en América Latina 16.5 millones y en África sólo 3.5 millones de internautas. (5 de mayo de 2001) Fuente: Notimex, basada en un estudio de la consultora Dataquest. ¿Cuál será el impacto de las tecnologías de la información sobre la desigualdad? ¿La agudizará o contribuirá a disminuirla? Este es un tema de ardiente polémica en la actualidad, para el que no existen respuestas claras. Unos piensan que las tecnologías de la información hacen más eficiente al capitalismo global, y con ello al proceso de polarización de la sociedad en dos extremos: un grupo cada vez más pequeño de ricos que sigue enriqueciéndose de manera permanente, por una parte, y una amplia mayoría de pobres cada vez más limitados, por la otra. En el fondo de esta postura se encuentra la idea de que el capitalismo de las últimas décadas, que ha sido conocido bajo la etiqueta de "neoliberal" porque apoya una menor intervención del Estado en los asuntos de la economía en favor de la libre acción de las fuerzas del mercado, tiene como objetivo trabajar para obtener la máxima ganancia y no el mayor beneficio social. Por eso, opinan, la intervención de las Tecnologías de la Información y Comunicación hace que el proceso de acumulación de ganancias en pocas manos sea más eficiente y rápido.
En el extremo opuesto se encuentran los que piensan que las tecnologías de la información traen oportunidades económicas y crecimiento para los países y personas que se acerquen a ellas. En el fondo de esta postura se encuentra la idea de que a un mayor crecimiento de la economía corresponde una mayor distribución de la riqueza, de tal suerte que con la aplicación adecuada de la informática la riqueza tiende a multiplicarse y su repartición entre la gente a extenderse. Para este grupo, dentro del que el Banco Mundial ocupa una posición destacada, el riesgo radica en que las oportunidades que acerca el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación pasen de largo para las naciones que no se sumen rápidamente al cambio tecnológico, por lo que proponen que sean los gobiernos los que apoyen le diseminación de la informática a todos los niveles de la sociedad. En esta posición, es una tarea de los gobiernos del mundo, quienes deberán posibilitar que la población tenga acceso a dichas tecnologías además de capacitarla en su manejo eficiente para desarrollar contenidos acordes a su realidad y necesidades particulares, caracterizados por la diversidad lingüística y cultural. Estos y otros factores permitirán reducir la brecha digital propiciando condiciones de igualdad entre los miembros de la sociedad. La automatización de la sociedad debe tener como corolario que los gobiernos presten un mejor servicio a la comunidad, faciliten la comunicación con la ciudadanía, atiendan sus demandas y transparenten los procesos que le son inherentes como gestión pública.