L´osservatore Romano. Edición en español. 27-2-15

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L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVII, número 9 (2.404)

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Ciudad del Vaticano

27 de febrero de 2015

En el Ángelus el recuerdo del combate espiritual en Cuaresma

Los ejercicios espirituales del Papa y la Curia

A través del desierto

De la mano del profeta Elías

Sandro Botticelli «Las tentaciones de Cristo» (detalle, 1480-1482)

La Cuaresma es «un tiempo de combate espiritual» que el cristiano debe afrontar «a través del desierto»: lo recordó el Papa Francisco en el Ángelus del 22 de febrero, primer domingo de Cuaresma, invitando a los fieles a «mirar a Jesús» para seguir su camino y «escuchar la voz de Dios». Un compromiso al que el Pontífice animó también con el regalo de un libro de bolsillo: «Custodia el corazón» —distribuido en la plaza de San Pedro por parte de numerosos voluntarios, entre los cuales un grupo de personas sin techo— que repropone «algunas enseñanzas de Jesús y los temas esenciales de nuestra fe». El itinerario interior cuaresmal, recordó el Papa refiriéndose al pasaje evangélico de san Marcos que narra las tentaciones de Jesús en el desierto, «nos ayuda a decir no a la mundanidad, a los “ídolos”, nos ayuda a tomar decisiones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos». Pero para realizar esta experiencia,

advirtió, es necesario salir del ruido y de la confusión para «descender en profundidad», ahí donde «se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte». De aquí la invitación a vivir la Cuaresma como «un tiempo propicio que debe conducirnos a tomar, cada vez más, conciencia de lo que el Espíritu Santo, recibido en el bautismo, obró y puede obrar en nosotros», para «hacer de cada uno una “nueva creatura”». PÁGINA 2

El domingo 22 de febrero, por la tarde, el Papa Francisco se trasladó a Ariccia, a la casa Divino Maestro de los religiosos paulinos, para participar en los ejercicios espirituales cuaresmales, predicados este año por el padre carmelita Bruno Secondin, quien propuso una lectura pastoral del profeta Elías sobre el tema: «Servidores y profetas del Dios vivo». A bordo de uno de los dos autobuses que partieron del Vaticano, el Pontífice llegó a la residencia a las 16:40. En la introducción, el predicador dedicó su reflexión a la invitación de «salir de la propia “aldea”»; e inició el itinerario de retiro con el hecho concreto del profeta que narra el primer libro de los Reyes (17, 1-17) y con la recomendación de «aferrarse a la Palabra de Dios» y tratar de encontrar esta «gran riqueza» convirtiéndose en discípulos, dejándose modelar y no distrayéndose. De modo que la experiencia del retiro se viva como «una sinfonía», una «aunténtica y total inmersión», para ser así «habitados y absorbidos por esta propuesta». Hizo presente inmediatamente que no seguiría, en la meditación, un orden cronológico sino que procedería, precisamente como hace la Escritura, a través de «grandes escenarios», proponiendo «una lectura

Audiencia a los fieles de la diócesis de Cassano all’Jonio

O Jesús o el mal

Discurso a los obispos de Ucrania

En busca de la paz posible En «busca de la paz posible»: es la misión que el Papa Francisco confió a los obispos de Ucrania, a quienes recibió en audiencia el viernes 20 de febrero, por la mañana, con ocasión de la visita «ad limina». PÁGINA 3

Un bellísimo azar VINCENZO PAGLIA

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Un nuevo llamamiento a la conversión dirigió el Papa Francisco a «quienes eligieron el camino del mal y están afiliados a organizaciones delictivas». La «apremiante invitación» resonó durante la audiencia a los fieles de la diócesis calabresa de Cassano all’Jonio, a quienes recibió en audiencia el sábado 21 de febrero, en el aula Pablo VI. PÁGINA 4

pastoral y sapiencial» de la vicisitud de Elías, un profeta «que camina y no tiene un lugar estable»: un hombre que «se mueve para hacer» y por consiguiente, en este sentido, es un excelente «compañero de viaje» en muchas experiencias incluso de purificación personal. Y para ayudar en el camino de purificación, el padre Secondin, tras las meditaciones, no dudó en formular preguntas como: ¿He perdido la paciencia en algún momento? ¿Abrazo una sobriedad sana y serena, hecha de medios sencillos? ¿O me dejo tentar por el despilfarro en la vida que llevo, en las cosas que me rodean, en el modo de vestir? ¿Conservo la alegría y la frescura del primer amor o se ha desvanecido totalmente? ¿Conozco la vida de la periferia o me complace estar en el centro de atenciones y honores? ¿Confío en la Providencia o soy fanático de la programación y del resultado? Cada día, y como ya informamos en nuestro número anterior, el ritmo de las jornadas de retiro se sucedieron entre el rezo de las Horas litúrgicas, misa, meditaciones, adoración eucarística y oración personal. Hoy, viernes 27, antes de concluir, el Papa pronunció las siguientes palabras: «En nombre de todos, y también en mi nombre, quiero agradecer al padre su trabajo entre nosotros de ejercicios. No es fácil dar ejercicios a los sacerdotes. Somos un poco complicados todos, pero usted logró sembrar. Que el Señor haga crecer estas semillas que usted nos dio. Deseo también, y lo deseo para todos, que podamos salir de aquí con un trozo del manto de Elías, en la mano y en el corazón. ¡Gracias, padre!».


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viernes 27 de febrero de 2015, número 9

En el Ángelus el Pontífice recuerda que la Cuaresma es un tiempo de combate espiritual

A través del desierto Una invitación a atravesar «el desierto cuaresmal» afrontando el «combate espiritual contra el espíritu del mal» dirigió el Papa a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el Ángelus del 22 de febrero, primer domingo del tiempo de Cuaresma. Para la ocasión el Pontífice regaló a los presentes un librito de bolsillo —distribuido por numerosos voluntarios entre los cuales un grupo de personas sin techo— que presenta «algunas enseñanzas de Jesús y los contenidos esenciales de nuestra fe». Queridos hermanos ¡buenos días!

y

hermanas,

El miércoles pasado, con el rito de la Ceniza, inició la Cuaresma, y hoy es el primer domingo de este tiempo litúrgico que hace referencia a los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto, después del bautismo en el río Jordán. Escribe san Marcos en el Evangelio de hoy: «El Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían» (1, 12-13). Con estas escuetas palabras el evangelista describe la prueba que Jesús afrontó voluntariamente, antes de iniciar su misión mesiánica. Es una prueba de la que el Señor sale victorioso y que lo prepara para anunciar el Evangelio del Reino de Dios. Él, en esos cuarenta días de soledad, se enfrentó a Satanás «cuerpo a cuerpo», desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él hemos vencido todos, pero a nosotros nos toca proteger esta victoria en nuestra vida diaria. La Iglesia nos hace recordar ese misterio al inicio de la Cuaresma, porque nos da la perspectiva y el sentido de este tiempo, que es un tiempo de combate —en Cuaresma se debe combatir—, un tiempo de combate espiritual contra el espíritu del mal (cf. Oración colecta del Miércoles de Ceniza). Y mientras atravesamos el «desierto» cuaresmal, mantengamos la mirada dirigida a la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra el Maligno, contra el pecado y contra la muerte. He aquí entonces el significado de este primer domingo de Cuaresma: volver a situarnos decididamente en la senda de Jesús, la senda que conduce a la vida. Mirar a Jesús, lo que hizo Jesús, e ir con Él. Y este camino de Jesús pasa a través del desierto. El desierto es el lugar donde se puede escuchar la voz de Dios y la voz del tentador. En el rumor, en la confusión esto no se puede hacer; se oyen sólo las voces superficiales. En cambio, en el desierto podemos bajar en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte. ¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por eso es importante conocer las

Escrituras, porque de otro modo no sabremos responder a las asechanzas del maligno. Y aquí quisiera volver a mi consejo de leer cada día el Evangelio: cada día leer el Evangelio, meditarlo, un poco, diez minutos; y llevarlo incluso siempre con nosotros: en el bolsillo, en la cartera... Pero tener el Evangelio al alcance de la mano. El desierto cuaresmal nos ayuda a decir no a la mundanidad, a los «ídolos», nos ayuda a hacer elecciones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos. Entonces entramos en el desierto sin miedo, porque no estamos solos: estamos con Jesús, con el Padre y con

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el Espíritu Santo. Es más, como lo fue para Jesús, es precisamente el Espíritu Santo quien nos guía por el camino cuaresmal, el mismo Espíritu que descendió sobre Jesús y que recibimos en el Bautismo. La Cuaresma, por ello, es un tiempo propicio que debe conducirnos a tomar cada vez más conciencia de cuánto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, obró y puede obrar en nosotros. Y al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia pascual, podremos renovar con mayor consciencia la alianza bautismal y los compromisos que de ella derivan. Que la Virgen santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros una «nueva creatura». A Ella encomiendo, en especial, esta semana de ejercicios espirituales, que iniciará hoy por la tarde, y en la que participaré juntamente con mis colaboradores de la Curia romana. Rezad para que en este «desierto» que son los ejercicios espirituales podamos escuchar la voz de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros tenemos, y hacer frente a las tentaciones que cada día nos atacan. Os pido, por lo tanto, que nos acompañéis con vuestra oración. Después de la oración mariana, el Pontífice saludó a los fieles presentes. Queridos hermanos y hermanas: Dirijo un cordial saludo a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los pere-

grinos de Roma, de Italia y de diversos países. La Cuaresma es un camino de conversión que tiene como centro el corazón. Nuestro corazón debe convertirse al Señor. Por ello, en este primer domingo, he pensado regalaros a vosotros que estáis aquí en la plaza un pequeño libro de bolsillo que lleva por título «Custodia el corazón». Es este [lo muestra]. Este librito recoge algunas enseñanzas de Jesús y los contenidos esenciales de nuestra fe, como por ejemplo los siete Sacramentos, los dones del Espíritu Santo, los diez mandamientos, las virtudes, las obras de misericordia, etc. Ahora lo distribuirán los voluntarios, entre los cuales hay numerosas personas sin techo, que vinieron en peregrinación. Y como siempre, también hoy aquí en la plaza, quienes viven situaciones de necesidad son quienes nos traen una gran riqueza: la riqueza de nuestra doctrina, para custodiar el corazón. Tomad un librito para cada uno y llevadlo con vosotros, como ayuda para la conversión y el crecimiento espiritual, que parte siempre del corazón: allí donde se juega el partido de las opciones de cada día entre el bien y el mal, entre mundanidad y Evangelio, entre indiferencia y compartir. La humanidad necesita justicia, paz y amor, y sólo podrá tenerlas volviendo con todo el corazón a Dios, que es la fuente de todo esto. Tomad el librito, y leedlo todos. Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, especialmente en esta semana de los ejercicios, no olvidéis rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

El libro que el Santo Padre regaló a los fieles en la plaza de San Pedro

Cómo se llega a ser valientes CORRAD O MAGGIONI «Tenemos que convertirnos en cristianos valientes». Es este el programa trazado por el Papa Francisco en la primera página del libro en formato bolsillo que regaló a los fieles reunidos en la plaza de san Pedro para el Ángelus del primer domingo de Cuaresma. Sí, ¿pero cómo se llega a ser valientes? Partiendo del corazón. En efecto, la etimología enseña que valentía/coraje viene del latín cor, precisamente el corazón. Por lo tanto, la valentía es una acción del corazón. No por casualidad las treinta páginas del libro de bolsillo llevan el título «Custodia el corazón». Con esta cálida y directa exhortación, el Papa Francisco quiere invitar a cada uno de nosotros, tratándonos de tú, a que nos convirtamos en cristianos valientes practicando

GIOVANNI MARIA VIAN director

Giuseppe Fiorentino subdirector

lo que creemos. Su consejo es que nos dediquemos a la formación del corazón, para que sea semejante al de Jesús, el Buen Pastor, a quien se

(siglo

III,

«El buen pastor» catacumbas de San Calixto)

TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. director general

Marta Lago

Servicio fotográfico photo@ossrom.va

redactor jefe de la edición

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hace referencia en la portada con la ilustración de un fresco de las Catacumbas de San Calixto que lo representa con una oveja sobre los hombros y otras dos que orientan su cabeza hacia Él. La Cuaresma, por lo demás, hace resonar cada año el llamamiento a convertir la vida partiendo del corazón, allí donde se juega el partido de las opciones concretas, cotidianas, entre el bien y el mal, entre mundanidad y Evangelio, entre indiferencia y capacidad de compartir, entre cerrazón egoísta y generosa apertura a Dios y al prójimo. Lo recordaba el Papa en el Mensaje de este año: «Deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado SIGUE EN LA PÁGINA 11

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número 9, viernes 27 de febrero de 2015

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A los obispos de Ucrania el Papa asegura la cercanía de la Santa Sede

En busca de la paz posible Respeto de la legalidad internacional y de los acuerdos alcanzados para evitar la reanudación de las hostilidades En «busca de la paz posible»: es la misión que el Papa Francisco confió a los obispos de Ucrania al recibirlos en audiencia durante la mañana del viernes 20 de febrero. Publicamos la traducción del discurso del Pontífice, entregado en tres copias originales autógrafas a los grupos de prelados pertenecientes a las tres jurisdicciones eclesiásticas del país. Beatitud, señor arzobispo, queridos hermanos obispos: Os doy la bienvenida a esta casa, que también es vuestra casa. Y vosotros lo sabéis bien, porque el Sucesor de Pedro siempre ha acogido con amistad fraterna a los hermanos de Ucrania, país que, con razón, se considera tierra de confín entre los herederos de Vladimir y de Olga y los de Adalberto y de las grandes misiones carolingias, así como de las que se remiten a los santos apóstoles de los eslavos, Cirilo y Metodio. Y aun antes se registran tradiciones en el lugar, en parte documentadas, que mencionan al apóstol Andrés y a los dos Papas mártires, san Clemente y san Martín. Sed bienvenidos, queridos hermanos. Me he informado con atención sobre vuestros problemas, que no son pocos, así como sobre vuestros programas pastorales. Encomendémoslos con confianza a la Madre de Dios y Madre nuestra, que con amor tierno vela sobre todos. Os encontráis, como país, en una situación de grave conflicto, que se está prolongando desde hace varios meses y sigue provocando numerosas víctimas inocentes y causando grandes sufrimientos a toda la población. En este período, como os he asegurado en muchas ocasiones, directamente o a través de los cardenales enviados, estoy particularmente cercano a vosotros con mi oración por los difuntos y por todos los que son golpeados por la violencia, con la súplica al Señor para que conceda pronto la paz, y con la exhortación a todas las partes interesadas para que se apliquen las resoluciones adoptadas de común acuerdo y se respete el principio de legalidad internacional; en particular, que se observe la tregua recientemente firmada y se actúen todos los demás compromisos, que son condiciones para evitar la reanudación de las hostilidades. Conozco las vicisitudes históricas que han marcado vuestra tierra y que todavía están presentes en la memoria colectiva. Se trata de cuestiones que en parte tienen una base política y a las que no estáis llamados a dar una respuesta directa; pero también hay realidades socioculturales y dramas humanos que esperan vuestra aportación directa y positiva. En tales circunstancias, es importante escuchar atentamente las voces que vienen del territorio donde vive la gente encomendada a vuestro cuidado pastoral. Escuchando a vuestro pueblo, os hacéis solícitos con los valores que lo caracterizan: el encuentro, la colaboración, la capacidad de componer las controversias. En pocas palabras: la búsqueda de la paz posible. Fecundáis este patri-

monio con la caridad, el amor divino que brota del corazón de Cristo. Sé bien que, a nivel local, tenéis acuerdos específicos y prácticos entre vosotros, herederos de dos legítimas tradiciones espirituales —la oriental y la latina—, así como con los demás cristianos presentes entre vosotros. Además de un deber, este es también un honor que se os debe reconocer. A nivel nacional, sois plenamente ciudadanos de vuestro país, y por eso tenéis el derecho de exponer, incluso de manera común, vuestro pensamiento acerca de su destino. No en el sentido de promover una acción política concreta, sino en el de indicar y reafirmar los valores que constituyen el elemento unificador de la sociedad ucraniana, perseverando en la búsqueda incansable de la concordia y del bien común, incluso frente a las graves y complejas dificultades. La Santa Sede está a vuestro lado, incluso en las instancias internacionales, para que se comprendan vuestros derechos, vuestras preocupaciones y los justos valores evangélicos que os animan. Además, está buscando el modo de ir al encuentro de las necesidades pastorales de las estructuras eclesiásticas que también deben afrontar nuevas cuestiones jurídicas. La crisis desencadenada en vuestro país ha tenido, como es comprensible, graves repercusiones en la vida de las familias. A ello se añaden las consecuencias del erróneo sentido de libertad económica que ha permitido la formación de un reducido grupo de personas que se han enriquecido enormemente, en detrimento de la gran mayoría de los ciudadanos. Por desgracia, la presencia de tal fenómeno también ha contagiado en diversa medida a las instituciones públicas. Esto ha generado una pobreza inicua en una tierra generosa y rica. No os canséis nunca de hacer presentes a vuestros compatriotas las consideraciones que la fe y la responsabilidad pastoral os sugieren. El sentido de justicia y verdad, antes que político, es moral, y tal incumbencia también se confía a vuestra responsabilidad como pastores. Cuanto más seáis ministros libres de la Iglesia de Cristo, tanto más, aun en vuestra pobreza, os convertiréis

en defensores de las familias, de los pobres, los desempleados, los débiles, los enfermos, los ancianos pensionados, los inválidos y los desplazados. Os animo a renovar, con la gracia de Dios, vuestro celo por el anuncio del Evangelio en la sociedad ucraniana, y a apoyaros en esto unos con otros mediante una colaboración concreta. Tened siempre la mirada de Cristo, que veía la abundancia de la mies y pedía rogar al Señor para que enviara obreros a ella (cf. Mt 9, 37-38). Esto significa rezar y trabajar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y, al mismo tiempo, significa cuidar atentamente la formación del clero, de los religiosos y las religiosas, al servicio de un conocimiento más profundo y orgánico de la fe en el seno del pueblo de D ios. Quiero dedicaros, además, una ulterior reflexión acerca de las relaciones entre vosotros, hermanos en el episcopado. Conozco las complejas vicisitudes históricas que pesan en las relaciones mutuas, así como algunos aspectos de carácter personal. Pero es indiscutible el hecho de que ambos episcopados son católicos y son ucranianos, aun en la diversidad de ritos y tradiciones. A mí personalmente me hace mal oír que existan incomprensiones y heridas. Hay necesidad de un médico, y este es Jesucristo, al que ambos servís con generosidad y de todo corazón. Sois un cuerpo único y, como os dijeron en el pasado san Juan Pablo II y Benedicto XVI, os exhorto también yo a encontrar entre vosotros la manera de acogeros unos a otros y sosteneros generosamente en vuestros esfuerzos apostólicos. La unidad del episcopado, además de dar un buen testimonio al pueblo de Dios, presta un inestimable servicio a la nación, tanto en el plano cultural y social como, sobre todo, en el espiritual. Estáis unidos en los valores fundamentales y tenéis en común los tesoros más preciosos: la fe y el pueblo de Dios. Por eso, considero de suma importancia las reuniones comunes de los obispos de todas las Iglesias sui iuris presentes en Ucrania. Sed siempre generosos al hablaros entre hermanos. Sea como greco-católicos, sea como latinos, sois hijos de la Iglesia

católica, que también en vuestra tierra sufrió el martirio durante un largo período. Que la sangre de vuestros testigos, que interceden por vosotros desde el cielo, sea un ulterior motivo que os impulse a la comunión verdadera de los corazones. Unid vuestras fuerzas y sosteneos recíprocamente, haciendo de las vicisitudes históricas un motivo de participación y de unidad. Bien arraigados en la comunión católica, también podréis llevar adelante con fe y paciencia el compromiso ecuménico, para que aumenten la unidad y la cooperación entre todos los cristianos. Estoy seguro de que vuestras decisiones, de acuerdo con el Sucesor de Pedro, responderán a las expectativas de todo vuestro pueblo. Os invito a todos a apacentar las comunidades confiadas a vosotros, asegurando lo más posible vuestra presencia y vuestra cercanía a los sacerdotes y a los fieles. Deseo que tengáis relaciones respetuosas y proficuas con las autoridades públicas. Os exhorto a ser atentos y solícitos con los pobres: son vuestra riqueza. Sois pastores de un rebaño que os ha confiado Cristo; sed siempre muy conscientes de ello, incluso en vuestros organismos internos de autogobierno. Se han de considerar siempre instrumentos de comunión y profecía. En este sentido, deseo que vuestras intenciones y vuestras acciones se orienten siempre al bien general de las Iglesias que se os han confiado. Que os guíe en esto, como ha sido siempre, el amor a vuestras comunidades, con el mismo espíritu que sostuvo a los Apóstoles, de quienes sois sucesores legítimos. Que os sostenga en vuestra obra el recuerdo y la intercesión de los numerosos mártires y santos que la gracia del Señor Jesús suscitó entre vosotros. Que la protección maternal de la bienaventurada Virgen os fortalezca en vuestro camino al encuentro de Cristo que viene, reforzando vuestros propósitos de comunión y colaboración. Y, mientras os pido que recéis por mí, con afecto os imparto una especial bendición apostólica a vosotros, a vuestras comunidades y a la querida población de Ucrania.


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Llamamiento del Papa Francisco durante la audiencia a los fieles de la diócesis de Cassano all’Jonio

O Jesús o el mal Un nuevo llamamiento a la conversión dirigió el Papa Francisco a «quienes eligieron el camino del mal y están afiliados a organizaciones delictivas». La «apremiante invitación» resonó durante la audiencia a los fieles de la diócesis calabresa de Cassano all’Jonio, a quienes recibió en audiencia el sábado 21 de febrero, en el aula Pablo VI. Queridos hermanos y hermanas: Os saludo ante todo a vosotros, fieles de la diócesis de Cassano all’Jonio, acompañados por vuestro pastor monseñor Nunzio Galantino, a quien agradezco las palabras que me ha dirigido. Y os doy las gracias a vosotros por haberlo dejado a disposición de la Conferencia episcopal el año pasado. ¡Muchas gracias! Muchas gracias, de corazón. Pero pobre hombre, durante ese año iba y venía, iba y venía... Creo que llegó el momento de pensar en daros otro pastor... [los peregrinos responden: «¡No!»]... Tal vez vosotros le haréis una estatua grande, lo recordaréis... Saludo igualmente a los demás obispos presentes, entre quienes está también el obispo eparquial de Lungro: en efecto, la Iglesia en Calabria acoge tradiciones y ritos diversos, que expresan la variedad de los dones que enriquecen a la Iglesia de Cristo. Saludo a los representantes de la Comunidad Emmanuel, nacida del deseo de «poner vida con vida» entre quienes llaman a su puerta. Y agradezco las palabras que usted [padre Mario Marafioti] me ha dirigido, y aliento vuestro compromiso en la acogida del «Cristo que sufre». Esta acogida es fruto de un estilo de apostolado fundado en la oración fervorosa y en una vida comunitaria intensa. De aquí surgieron los centros de acogida y de escucha, las casas-familia, en Italia y en el extranjero, y las asociaciones, entre las cuales saludo a los voluntarios Emmanuel de Cerignola. El recuerdo de la visita a vuestra Comunidad diocesana sigue estando vivo en mi corazón: los encuentros con los presos, los enfermos, los sacerdotes, los religiosos, los seminaristas... ¿cuántos son ahora los seminaristas? [«Ocho»] ¿Ocho? Esto no está bien. Debemos rezar más por las vocaciones. ¿De acuerdo? ¡De acuerdo! El Señor nos dijo que recemos para que Él mande sacerdotes. Confío en vuestra oración: llamar al

corazón de Jesús, para que mande sacerdotes. Recuerdo también el encuentro con los ancianos, la visita a la catedral y al seminario, y luego la extraordinaria presencia de la gente en la explanada de Sibari: ¡estaba toda Calabria! Toqué con la mano vuestra fe y vuestra caridad. Que el Señor os ayude a caminar siempre unidos, en las parroquias y en las asociaciones, guiados por el obispo y los sacerdotes; que os ayude a ser comunidad acogedora, para acompañar hacia Cristo a quienes les cuesta reconocer su presencia que salva. Quisiera reafirmar una idea que os sugerí durante mi visita: quien ama a Jesús, quien escucha y acoge su Palabra y quien vive de modo sincero la respuesta a la llamada del Señor no puede de ninguna manera dedicarse a las obras del mal. ¡O Jesús o el mal! Jesús no invitaba a comer a los demonios: los expulsaba, porque eran el mal. ¡O Jesús o el mal! Uno no puede llamarse cristiano y violar la dignidad de las personas; quienes pertenecen a la comunidad cristiana no pueden programar y realizar gestos de violencia contra los demás y contra el medio ambiente. Los gestos exteriores de religiosidad que no van acompañados por una auténtica y pública conversión no son suficientes para considerarse en comunión con Cristo y con su

Iglesia. Los gestos exteriores de religiosidad que no van acompañados por una auténtica y pública conversión no son suficientes para considerarse en comunión con Cristo y con su Iglesia. Los gestos exteriores no son suficientes para acreditar como creyentes a quienes, con la maldad y la arrogancia típica de los criminales, hacen de la ilegalidad su estilo de vida. A quienes eligieron el camino

Congregación para las causas de los santos

San Gregorio de Narek será proclamado doctor de la Iglesia El sábado 21 de febrero de 2015, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia privada al cardenal Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las causas de los santos. En el curso de la audiencia el Pontífice confirmó la sentencia afirmativa de la sesión plenaria de los cardenales y obispos, miembros de la Congregación para las causas de los santos, acerca del título de doctor de la Iglesia universal que será próximamente conferido a san Gregorio de Narek, sacerdote monje, nacido en Andzevatsik (entonces Armenia, hoy Turquía) alrededor del 950 y murió en Narek (entonces Armenia, hoy Turquía) entorno al año 1005.

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del mal y están afiliados a organizaciones criminales renuevo la apremiante invitación a la conversión. ¡Abrid vuestro corazón al Señor! ¡Abrid vuestro corazón al Señor! El Señor os espera y la Iglesia os acoge si, como pública ha sido vuestra opción de servir al mal, clara y pública es también vuestra voluntad de servir al bien. Queridos hermanos y hermanas de Cassano, la belleza de vuestra tierra es un don de Dios y un patrimonio que hay que conservar y trasmitir en todo su esplendor a las futuras generaciones. Por lo tanto, es necesario el compromiso valiente de todos, comenzando por las instituciones, a fin de que vuestra tierra no sea destrozada de modo irreparable por intereses mezquinos. Entre las «bellezas» de vuestra tierra está la Comunidad Emmanuel, ejemplo de acogida y de fraternidad con los más débiles. Jóvenes destrozados por la droga han encontrado en vosotros y en vuestras estructuras al «buen samaritano» que supo inclinarse sobre sus heridas y ungirlo con el bálsamo de la cercanía y el afecto. ¡Cuántas familias han encontrado en vosotros la ayuda necesaria para volver a esperar en el destino de los propios hijos! La Iglesia os agradece este servicio. Estando cerca de los jóvenes y adultos oprimidos por las dependencias, vosotros habéis abrazado a Jesús que sufre y habéis sembrado la esperanza. Nuestro tiempo tiene gran necesidad de esperanza. A los jóvenes no se les puede impedir esperar. Los jóvenes necesitan esperar. A quienes viven la experiencia del dolor y del sufrimiento hay que ofrecer signos concretos de esperanza. Las realidades sociales y asociativas, así como cada persona que se dedica a la acogida y al compartir, son generadores de esperanza. Por lo tanto, exhorto a vuestras comunidades cristianas a ser protagonistas de solidaridad, a no detenerse ante quien, por mero interés personal, siembra egoísmo, violencia e injusticia. Oponeos a la cultura de la muerte y sed testigos del Evangelio de la vida. Que la luz de la Palabra de Dios y el apoyo del Espíritu Santo os ayuden a contemplar con ojos nuevos y disponibles a las numerosas formas nuevas de pobreza que arrojan en la desesperación a muchos jóvenes y muchas familias. Sobre todos vosotros aquí presentes y sobre toda la diócesis de Cassano all’Jonio invoco la protección de María santísima, que vosotros veneráis con los títulos de Virgen de la Cadena y Virgen del Castillo. Que os acompañe también mi bendición. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Y ahora, todos juntos, nos dirigimos a la Virgen, diciéndole: Ave María... Muchas gracias por vuestra visita. ¡Os bendigo!


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Misa del Pontífice en Santa Marta D etenerse y elegir En la prisa de la vida hay que tener la valentía de detenerse y elegir. Y el tiempo cuaresmal sirve precisamente para esto. Durante la misa celebrada el jueves 19 de febrero, por la mañana, en Santa Marta, el Papa Francisco puso el acento en la necesidad de plantearse las preguntas que son importantes para la vida de los cristianos y saber hacer las elecciones justas. Al comentar las lecturas del jueves después de Cenizas (Deuteronomio 30, 15-20; Salmo 1, Lucas 9, 2225), el Pontífice explicó que «al inicio del camino cuaresmal, la Iglesia nos hace reflexionar sobre las palabras de Moisés y de Jesús: “Tú debes elegir”». Se trata, por lo tanto, de reflexionar sobre la necesidad que todos nosotros tenemos de hacer elecciones en la vida. «Y Moisés —destacó el Papa Francisco— es claro: “Mira, yo pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal: elige”». En efecto, «el Señor nos ha dado la libertad, una libertad para amar, para caminar por sus caminos». Y de este modo somos libres y podemos elegir. Lamentablemente, advirtió el Papa, «no es fácil elegir». Es más cómodo «vivir dejándose llevar por la inercia de la vida, de las situaciones, de las costumbres». Por ello «hoy la Iglesia nos dice: “Tú eres responsable; tú debes elegir”». He aquí entonces los interrogantes planteados por el Pontífice: «¿Tú has elegido? ¿Cómo vives? ¿Cómo es tu modo de vida, tu estilo de vida? ¿Está de la parte de la vida o de la parte de la muerte?». Naturalmente la respuesta tendría que ser la de «elegir el camino del Señor. “Te pido que ames al Señor”. Y así Moisés nos hace ver el camino del Señor: “Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar y vas a postrarte ante otros dioses para servirlos, yo os anuncio hoy que os perderéis irremediablemente”. Elegir entre Dios y los demás dioses, esos que no tienen el poder de darnos nada, sólo pequeñas cositas que pasan». Volviendo a la dificultad de elegir, el Papa Francisco dijo ser consciente de que «siempre tenemos esa costumbre de

Los tuits en @Pontifex_es 18 FEB [12.00 PM] Señor, concédenos la gracia de reconocernos pecadores 19 FEB [11.19 AM] Donde hay hombres y mujeres que han consagrado su vida a Dios, hay alegría 20 FEB [12.00 PM] Los sacramentos manifiestan la ternura y el amor del Padre con cada uno de nosotros 21 FEB [11.30 AM] No hay pecado que Dios no pueda perdonar. Basta que pidamos perdón

ir un poco donde va la gente, un poco como todos». Pero, continuó, «hoy la Iglesia nos dice: “Detente y elige”. Es un buen consejo. Y hoy —sugirió el Papa— nos hará bien detenernos y durante la jornada pensar: ¿cómo es mi estilo de vida? ¿Por qué caminos voy?». Por lo demás, en la vida diaria tendemos a la actitud opuesta. «Muchas veces —recordó— vivimos corriendo, vivimos con prisa, sin darnos cuenta cómo es el camino; y nos dejamos llevar por las necesidades, por las necesidades del día, pero sin pensar». De aquí la invitación a detenerse: «Comienza la Cuaresma así, con pequeñas preguntas que ayudarán a pensar: “¿Cómo es mi vida?”». La primera cuestión a plantearse —explicó el Papa— es: «¿quién es Dios para mí? ¿Elijo al Señor? ¿Cómo es mi relación con Jesús?». Y la segunda: «¿Cómo es la relación con los tuyos; con tus padres; con tus hermanos; con tu esposa; con tu marido; con tus hijos?». En efecto, son suficientes «estas dos preguntas y seguramente encontraremos cosas que tenemos que corregir». A continuación el Pontífice se preguntó también «por qué vamos con tanta prisa por la vida sin saber por qué tipo de camino transitamos». Y también en esto el Papa Francisco fue explícito: «porque queremos ganar, queremos tener beneficios, queremos tener éxito». Pero Jesús nos hace pensar: «¿Qué ventajas tiene un hombre que gana el mundo entero, pero se pierde o se arruina a sí mismo?». En efecto, «un camino equivocado —dijo el Papa— es el de buscar siempre el propio éxito, los propios bienes, sin pensar en el Señor, sin pensar en la familia». Volviendo a las dos preguntas sobre la relación con Dios y con nuestros seres queridos, viendo que «uno puede ganar todo, pero al final llegar a ser un fracasado. Ha fracasado. Esa vida es un fracaso». Incluso las que parecen haber tenido éxito, la vida de mujeres y hombres a quienes «han hecho un monumento» o han dedicado «un cuadro», pero no «supieron elegir bien entre la vida y la muerte». Y para recordar el concepto, el Papa Francisco explicó que «nos hará bien detenernos un poco —cinco, diez minutos— y hacernos la pregunta: ¿cómo es la velocidad de mi vida? ¿Reflexiono acerca de las cosas que hago? ¿Cómo es mi relación con Dios y con mi familia?». En esto «nos ayudará también ese consejo tan hermoso del Salmo: “Dichoso el hombre que confía en el Señor”». Y «cuando el Señor nos da ese consejo —“¡Detente! Elige hoy, elige”— no nos deja solos; está con nosotros y quiere ayudarnos». Y nosotros, por nuestra parte, debemos «sólo confiar, confiar en Él». Al volver a proponer las palabras del Salmo «Dichoso el hombre que confía en el Señor» el Papa exhortó a ser conscientes de que Dios no nos abandona. «Hoy, en el momento en que nos detengamos para pensar en estas cosas y tomar decisiones, elegir algo, sepamos que el Señor está con nosotros, está a nuestro lado, para ayudarnos. Nunca nos deja caminar solos. Está siempre con nosotros. Incluso en el momento de la elec-

ción». De aquí la doble tarea conclusiva: «confiemos en este Señor, que está con nosotros, y cuando nos dice “elige entre el bien y el mal” nos ayuda a elegir el bien». Y, sobre todo, «pidámosle la gracia de ser valientes», porque «es necesario un poco de valor» para «detenerse y preguntarse cómo estoy ante Dios, cómo son las relaciones con mi familia, qué tengo que cambiar, qué debo elegir. Y Él —aseguró el Papa Francisco— está con nosotros».

Ayuno de injusticia «Usar a Dios para cubrir la injusticia es un pecado gravísimo». Una severa advertencia contra las injusticias sociales, sobre todo las provocadas por quienes explotan a los trabajadores, expresó el Papa Francisco durante la misa celebrada el viernes 20 de febrero, por la mañana, en la capilla de Santa Marta. El Pontífice partió de la oración con la que al inicio del rito se elevó al Señor la petición «de acompañarnos en este camino cuaresmal, para que la observancia exterior corresponda a una profunda renovación del Espíritu». Es decir, aclaró, para que «lo que nosotros hacemos exteriormente tenga una correspondencia, tenga frutos en el Espíritu»: en resumen, «que la observancia exterior no sea una formalidad». Para hacer más concreta su reflexión, el Papa Francisco puso el ejemplo de quien practica el ayuno cuaresmal pensando: «Hoy es viernes, no se puede comer carne, me prepararé un buen plato de frutos del mar, un buen banquete... Yo lo cumplo, no como carne». Pero así —afirmó inmediatamente— «pecas de gula». Por lo demás, precisamente «esta es la distinción entre lo formal y lo real» acerca de lo que habla la primera lectura de la liturgia, tomada del libro del profeta Isaías (58, 19a). En el texto la «gente se lamentaba porque el Señor no atendía a sus ayunos». Por su parte el Señor corrige al pueblo, con palabras que el Pontífice resumió así: «El día de vuestro ayuno, atendéis vuestros asuntos, oprimís a vuestros emplea-

dos. Vosotros ayunáis entre disputas y altercados y golpeando con puños injustos». Por ello «esto no es ayuno, no comer carne pero luego hacer todas estas cosas: altercar, explotar a los empleados» y otras cosas más. También Jesús, añadió el Papa Francisco, «condenó esta propuesta de la piedad en los fariseos, en los doctores de la ley: observar muchas cosas exteriores, pero sin la verdad del corazón». El Señor, en efecto, dice: «No ayunéis más como lo hacéis hoy, cambiad el corazón. ¿Y cuál es el ayuno que yo quiero? Desatar las cadenas injustas, romper los vínculos del yugo, dar la libertad a los oprimidos y romper toda atadura, compartir el pan con el hambriento, dejar espacio en casa a los necesitados, a los sin techo, vestir a quien ves desnudo sin descuidar a tus parientes, haciendo justicia». Este, precisó el Papa, «es el verdadero ayuno, que no es sólo exterior, una observancia exterior, sino un ayuno que nace del corazón». A continuación el Pontífice hizo notar cómo «en los escritos» está «la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo», y cómo ambas van juntas. «Yo no puedo —explicó— decir: cumplo los tres primeros mandamientos... y los demás más o menos. No, están unidos: el amor a Dios y el amor al prójimo forman una unidad y si quieres hacer penitencia, real no formal, debes hacerla ante Dios y también con tu hermano, con el prójimo». Basta pensar en lo que dijo el apóstol Santiago: «Tú puedes tener mucha fe, pero la fe sin obras está muerta; ¿para qué sirve?». Lo mismo es válido para «mi vida cristiana», comentó el Papa Francisco. Y a quien busca tranquilizar la conciencia asegurando: «Yo soy un gran católico, padre, me gusta mucho... Yo voy siempre a misa, todos los domingos, comulgo...», el Papa respondió: «Está bien. Y, ¿cómo es la relación con tus empleados? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el justo salario? ¿Depositas las aportaciones para la pensión? ¿Y para asegurar la salud y las prestaciones sociales?». Lamentablemente, destacó, muchos «hombres y mujeres tienen fe, pero dividen las tablas de la ley: “Sí, yo hago esto”. — “¿Pero das limosna?”. SIGUE EN LA PÁGINA 9


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número 9, viernes 27 de febrero de 2015

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Ben Crowder, «Family Art» (2012)

VINCENZO PAGLIA La celebración del Sínodo sobre la familia es una oportunidad extraordinaria para profundizar la recepción de la revelación y enriquecer la transmisión de la doctrina. Pero no podremos hacerlo con el cuidado que se nos exige, si no formulamos una pregunta fundamental: nuestra comprensión de las transformaciones culturales que sucedieron en el campo de la cultura de la sexualidad y de la familia, ¿realmente está a la altura del discernimiento requerido por la sabiduría cristiana que la Iglesia puede y debe ofrecer? Muchos creyentes se quejan porque no se sienten comprendidos en las palabras y en el tono de la predicación cristiana. Muchos se quejan por un defecto de comprensión y, prácticamente, por una falta de amor hacia la condición humana común. La imagen evangélica de la enseñanza y la acción del Señor, que conocieron incluso a través de la Iglesia, aparece oscurecida. Esta percepción de lejanía debe analizarse seriamente, con la inteligencia y el afecto del buen pastor, capaz de escuchar y comprender, para hacerse escuchar y seguir la indicación evangélica. Es necesario encontrar palabras y acciones que lleven la verdad del Evangelio a la condición humana de este tiempo. Palabras y acciones que estén a la altura de las formas efectivas de la vida y de la experiencia, en medio de las cuales los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo hacen sus elecciones en el ámbito de los afectos, de los vínculos y de la familia. En efecto, este descarte tiene algo de paradójico. Está claro que la experiencia humana más común no es ajena a la realidad vivida y compartida por la Iglesia. Es más, podríamos decir que hoy su cercanía a la condición familiar de los afectos y de los vínculos es casi única entre las instituciones de referencia para las comunidades humanas. Por otra parte, se trata de una realidad reconocida, que se percibe aún más en este momento de crisis. Pero está claro que el lenguaje eclesiástico corriente parece todavía muy esquemático y, de todos modos, insufi-

ciente para dar el sentido de su relación con la realidad. En otras palabras, en el plano de los fundamentos de la vida común, la Iglesia hace más y mejor de lo que sus mismas palabras y fórmulas logran comunicar actualmente. También tengamos en cuenta la deformación de los medios de comunicación y los prejuicios de la opinión secularizada, que no contribuyen a la transparencia de la recepción. Sin embargo, la necesidad de desarrollar una comprensión más amplia de la Palabra de Dios sobre la vida del hombre no admite discusión. Y tenemos el deber de no sentirnos satisfechos con la repetición perezosa de fórmulas teológicas convencionales y abstractas, que después estimulan la decisión de soluciones pastorales improvisadas y arbitrarias. La elaboración de la doctrina y de la praxis debe llevarse a cabo según su límpida armonización. El kairós actual favorece la solución de este descarte, ya que existe la convicción de que en la Iglesia no faltan ni la sabiduría ni la generosidad necesarias para un nuevo impulso de evangelización y de acción pastoral. Las palabras del Señor son claras y nos sostienen: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de un tesoro lo nuevo y lo antiguo» (Mateo 13, 52). La urgencia es, pues, objetiva, no ideológica. Respecto a las épocas anteriores, el hecho nuevo es que la familia ya no se desarrolla, la cultura del mundo no la favorece. Al mismo tiempo, es evidente que el orden de la condición familiar parece ser el punto crucial de la organización futura de la sociedad humana misma. Evitando repetir los elementos fundamentales de la doctrina cristiana sobre el sacramento del matrimonio, sólo expondré algunos puntos de elaboración de su originalidad antropológica estrechamente relacionados con la forma cristiana. Es obvio que después habrá que profundizar y explicitar todas las implicaciones necesarias, de hecho muy descuidadas, de esta relación —absolutamente tradicional en la doctrina— entre el aspecto humano del

Un bellísimo azar vínculo y el aspecto cristiano del sacramento. Cierta separación de los registros en los que la Iglesia misma ha realizado el discernimiento y la puntualización (teología, derecho canónico, pastoral) exige hoy, como mínimo, una aclaración y una reconstitución orgánicas. En cuanto destinatario y heredero de la alianza humana de Dios, el vínculo conyugal y generativo del hombre y de la mujer confirma su rigor y recupera su pureza gracias a las palabras explícitas del Señor: «Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre» (Mateo 19, 6 y paralelos). En la transmisión de estas palabras a los discípulos, el vínculo de la alianza conyugalgenerativa se integra, por esta misma razón, en la economía evangélico-cristológica definitiva de la alianza creatural del hombre y la mujer con Dios. La explicitación realizada de esta fuerza de purificación y rescate aparece en la célebre fórmula de la carta a los Efesios (5, 32), que pone de relieve la importancia de este misterio de la creatura, hombre y mujer, «respecto a Cristo y a la Iglesia». La tradición apostólica reconoció plenamente el alcance antignóstico —antropológico y teológico— de esta declaración, que abre el camino a su interpretación y actuación como verdadero sacramento eclesial de la gracia, y no como mera premisa natural o símbolo exterior de la nueva alianza. Este vínculo, pues, es sagrado desde su origen creatural: es lo que Jesús reafirma con autoridad. Además, la doctrina de la creación es capaz de ilustrar, con toda la precisión y la amplitud deseadas, que la pareja humana del hombre y la mujer es el principio de todo humanismo de la historia y de toda humanización del mundo. Por lo tanto, su reconocimiento y su protección, en cada pueblo y tribu, en cada nación y religión, es un deber sacrosanto. En esta alianza primordial (y fundamental), la fe cristiana debe sentirse comprometida en la rehabilitación inteligente de su humanismo y su bendición. No es aún el sacramento del testimonio eclesial de la fe, pero es ciertamente un testimonio esencial del bien que en dicho sacramento se custodia. La historia del mundo, y la historia de su salvación, recorren esta alianza de Dios con el hombre y la mujer. Donde

esta alianza es activa y fecunda, el humanismo crece y la promesa custodiada por la fe se sostiene y se honra; donde se rompe, el humanismo se detiene y la promesa de la fe se daña. La entrega del amor humano del hombre y la mujer a la fe en el Hijo redentor y en el Espíritu del ágape de Dios que renueva todas las cosas, testimonia el carácter irrevocable de la alianza creatural. Y la hace capaz de irradiar la evidencia concreta de la gracia que nos salva, aun cuando nos descubrimos débiles y vulnerables, pecadores e incapaces, arrollados por nuestra debilidad y traicionados por nuestra misma infidelidad. La doctrina revelada de la creación no es, pues, una mera deducción racional que se refiere a la naturaleza humana, tal como la conciben las ciencias biológicas o la abstracción filosófica, en el marco de una separación prevenida de la verdad de la creación de la economía de la gracia (defecto del que, por lo demás, ni siquiera la teología ha sido siempre invulnerable). A la luz de esto, una teología más profunda del matrimonio debería reconocer más claramente que la unión conyugal-generativa del hombre y la mujer entra de todos modos en la esfera de la bendición originaria de Dios. En otras palabras, esta bendición creatural no es en sí misma extraña, y mucho menos alternativa,

El arzobispo Vincenzo Paglia (1945) es presidente del Consejo pontificio para la familia. Licenciado en teología y pedagogía, fue ordenado sacerdote el 15 de marzo de 1970. En 2002 la Santa Sede lo nombró presidente de la Federación bíblica católica internacional. Fue el primer sacerdote en obtener el permiso para entrar en Albania antes de las primeras elecciones políticas libres de marzo de 1991. Es el postulador de la causa de beatificación del arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero. Su libro más reciente se titula «Storia della povertà».

respecto a la gracia de su radical redención cristológica y de su acabada integración eclesial. La seriedad de esta aproximación objetiva al sacramento debería reconocerse con mayor coherencia. Pero, al mismo tiempo, no debería inscribirse, ni siquiera abstractamente, en una especie de automatismo jurídico del sacramento. La alianza creatural del hombre y la mujer, en la seriedad de su compromiso generativo y familiar, no tiene motivo para ser despreciada y rechazada desde el punto de vista cristiano, incluso allí donde siga estando de modo subjetivo y/o coyuntural en una condición de separación temporal, o en un estado de aproximación virtual respecto a la celebración cristiana del sacramento. Esta es la perspectiva de la relación final del Sínodo extraordinario sobre la familia. Se podría decir que Dios no hace «excepción» de familia: el Espíritu recoge los gemidos de la creatura, y la Iglesia debe ser generosa al confirmar la gracia recibida y la salvación a la que está destinada, aun anunciando la llamada a la fe que debe dirigirla a su realización en la gratitud y en el testimonio de fe. Debería apreciarse la garantía institucional de una seria forma civil, o de una experimentada forma consuetudinaria, como objetivamente convergente en la bondad del sacramento primor-

dial entregado con la creación (y confirmado incluso en la condición de la Caída). Además, hoy, en el momento en el que la pareja hombre-mujer plantea una verdadera cuestión antropológica, parece presentarse una oportunidad específica para reconocer y apoyar de todos modos la bondad de la forma conyugal-familiar del hombre y la mujer, siempre que esté orientada según el mandamiento de Dios. En el momento en que el hombre y la mujer quieran redescubrir su fe personal y estén preparados para hacerlo, la Iglesia tiene naturalmente la facultad y la obligación de valorar sus condiciones y apoyar su realización. No cabe duda de que una mayor transparencia en esta articulación entre alianza humana y sacramento eclesial podría superar muchos prejuicios y muchos obstáculos que obscurecen el llamamiento a la calidad de la fe cristiana, que exhorta al cumplimiento pleno y al testimonio generoso del sacramento eclesial. Hay que comprender que la decisión personal y de pareja, sobre el grado de implicación testimonial-eclesial en la fe cristiana, es un tema más profundo y más amplio que no puede resolverse con pocos encuentros prematrimoniales, quizá repletos de instrucciones sobre la regulación de los nacimientos y de comentarios poéticos sobre el Cantar de los Cantares. Por eso, tratemos de ensanchar el horizonte, y demos algún ejemplo. «Su linaje (de la mujer) te pisará la cabeza» (Génesis 3, 15). Pero pensemos qué belleza y qué fuerza podría adquirir, mientras tanto, una palabra cristiana de fe que relanzara el nexo entre la alianza creatural de Dios y el misterio del linaje, de la mujer, de la generación, de la transmisión de lo humano y del sentido de lo divino, que están inscritos en la experiencia universal de ser hijo. Este tema fue muy explorado en la herencia del pecado, pero totalmente descuidado en la herencia de la salvación. Comenzando precisamente por ese «nacido de mujer», reducido al nacimiento «en el pecado», en lugar de anunciarlo como el modo en el que Dios decidió «dar vida» humana al Hijo, que vence el mal para «todo hombre que viene a este mundo». Si tuviéramos que desarrollar estas implicaciones, deberíamos empezar justamente desde aquí: desde la

revelación del maltratado capítulo 3 del vada vocación, no sustituible con ninGénesis. La gracia y la salvación pasan guna otra alianza de amor, y una nueva por allí, por el seno de la mujer. ¿Tene- cultura desarrollará su potencialidad y mos una teología y una antropología su fecundidad. En efecto, no por nada de la gracia que esté a la altura de esta nuestra cultura se ha vuelto estéril en revelación? Si la tuviéramos, tendría- dos esferas del vínculo social: la genemos a disposición un grande y bellísi- rativa y la simbólica. La complicidad mo capítulo de teología del matrimo- del hombre y la mujer es importante nio, en el que el nexo entre la salvación para el éxito de toda la historia del víny el nacimiento de la mujer sería esen- culo humano con el mundo creado: el cial. Pero, llegados a este punto, no só- señorío de las cosas, el desarrollo del lo sería una teología del matrimonio, saber, la cultura del trabajo, la institusino también una cristología y una ecle- ción de la justicia, la salvaguardia de la siología, en la que el seno de la mujer tierra y la armonía del hábitat depen—para empezar— sería un lugar teológi- den de su complicidad. El hombre sabe co. Y, una vez más, «lo que Dios ha muy poco de lo humano, sin la mujer. unido que no lo separe el hombre». Y la mujer sabe muy poco de lo humaLas palabras del Señor se refieren di- no, sin el hombre. El misterio de lo hurectamente al vínculo del hombre y la mano sólo se transmite dentro de la mujer, en el contexto de una discusión alianza de los dos. En este horizonte se sobre la interpretación de la costumbre desarrolla la nueva vocación y la nueva del repudio. Sin embargo, sobre todo si misión de la familia hoy en día: tanto se tiene en cuenta el contexto de la re- en la Iglesia como en el mundo. Como velación genesíaca evocada por Jesús («desde el comienzo»), no parece en absoluto inapropiado extender y profundizar la conveniencia de estas palabras respecto a toda la trama de las relaciones implicadas en el acto creador de Dios. No sólo no hay que separar hombre y mujer; tampoco hay que separar diferencia sexual y socialización humana, unión familiar y trabajo de la vida, gobierno del mundo y custodia de la creación. Dios concibió estos elementos en la belleza de su unión, y los confió a la alianza del hombre y la mujer. Cuando la íntima profundidad de estos nexos —que son biológicos y psíquicos, así como espirituales y sociales— se pierde, o se viola, toda la riqueza del acto de «dar vida», en la armonía de sus numerosos componentes, está destinada a trivializarse en la conciencia colectiva. ¿Y cómo podremos sostener todo el orden de los afectos humanos, que precisamente de la potencia de Didascalia: Henry Moore, «Family Group» (1949) esta alianza generativa toma forma y fuerza, lenguaje y conocimiento? La unión del la fe, el sacramento no es algo que se hombre y la mujer es una gramática puede imponer. En efecto, el mandaelemental de lo humano, cuyo descifre miento divino del amor es otra cosa: es está al alcance de todos. Pero es tam- la autorización de un azar del que nabién una sintaxis compleja, llena de en- die estaría a la altura, si sólo confiara cantos y enigmas que nos superan y en sus fuerzas. La gracia del sacramenque hay que explorar y reconocer con to no es una bendición ornamental, sidelicadeza y respeto. La llamada al ri- no una fuerza eficaz. Por ende, el homgor de la estructura personalista, que bre y la mujer que se disponen a aceppide unicidad y fidelidad en la relación, tar los desafíos de una alianza conyugal juntamente con su irrevocabilidad de y familiar duradera son dignos de adacontecimiento que cambia la vida para miración y de todo honor. Y tanto la siempre, impresionó a los discípulos Iglesia misma como toda la comunidad mismos de Jesús. «Sed fecundos y mul- civil deberán devolverles mucho más de tiplicaos y henchid la tierra» (Génesis 1, lo que todos los días, desde siempre, 28). La alianza conyugal y generativa reciben de ellos. —física y espiritual— recuperará su ele-


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viernes 27 de febrero de 2015, número 9

COMUNICACIONES Colegio episcopal Monseñor Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, arzobispo de Santiago de los Caballeros (República Dominicana) Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, obispo de La Vega (República Dominicana) Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, obispo de Barahona (República Dominicana) Monseñor José Miguel Gómez Rodríguez, obispo de Facatativá (Colombia) RENUNCIAS: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Santiago de los Caballeros (República Dominicana) que monseñor RAMÓN BENITO DE LA ROSA Y CARPIO, le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Ramón Benito de la Rosa y Carpio nació en Higüey el 19 de septiembre de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de enero de 1965. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Cerbali y auxiliar del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, el 2 de diciembre de 1988; recibió la ordenación episcopal de ma-

nos del Papa el 6 de enero de 1989, en la basílica vaticana. El Santo Padre le nombró obispo de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey el 25 de marzo de 1995, y le promovió a arzobispo de Santiago de los Caballeros el 16 de julio de 2003. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Lolo (República democrática del Congo) que monseñor FERDINAND MAEMBA LIWOKE le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Ferdinand Maemba Liwoke nació en Gamangwa, diócesis de Lisala, el 8 de abril de 1937. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1969. Juan Pablo II le nombró obis-

Representaciones pontificias REPÚBLICA ÁRABE

DE

EGIPTO

El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en la República Árabe de Egipto y delegado ante la Organización de la Liga de los Estados Árabes a monseñor BRUNO MUSARÒ, arzobispo titular de Abari, hasta ahora nuncio apostólico en Cuba. Bruno Musarò nació en Andrano, archidiócesis de Otranto (Italia), el 27 de junio de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de septiembre de 1971. Juan Pablo II le nombró arzobispo titular de Abari y nuncio apostólico en Panamá el 3

Enviados especiales El Papa ha nombrado enviado especial suyo para las solemnes celebraciones en honor de san Juan Ogilvie, S.J., con ocasión del IV centenario de su martirio, que tendrán lugar en Glasgow los días 9 y 10 de marzo de 2015, al cardenal CORMAC MURPHY-O'CONNOR, arzobispo emérito de Westminster (Inglaterra). El Santo Padre ha nombrado enviado especial suyo para las celebraciones del 150º aniversario del descubrimiento de los «cristianos ocultos de Japón», que tendrán lugar en Nagasaki del 14 al 17 de marzo de 2015, al cardenal ORLAND O B. QUEVED O, O.M.I., arzobispo de Cotabato (Filipinas).

de diciembre de 1994; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1995. El mismo Papa le nombró nuncio apostólico en Madagascar, en Mauricio y en las Islas Seychelles, y delegado apostólico en las Islas Comores y en La Reunión el 25 de septiembre de 1999; y le trasladó como nuncio apostólico a Guatemala el 10 de febrero de 2004. Benedicto XVI le nombró nuncio apostólico en Perú el 5 de enero de 2009 y le trasladó como representante pontificio en Cuba el 6 de agosto de 2011. AUSTRALIA El Papa ha nombrado nuncio apostólico en Australia a monseñor AD OLFO TITO YLLANA, arzobispo titular de Montecorvino, hasta ahora nuncio apostólico en la República democrática del Congo. Adolfo Tito Yllana nació en Naga City, archidiócesis de Cáceres (Filipinas), el 6 de febrero de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de marzo de 1972. Es doctor en derecho canónico. Juan Pablo II le nombró arzobispo titular de Montecorvino y nuncio apostólico en Papúa Nueva Guinea el 13 de diciembre de 2001; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 2002. El Papa le nombró, además, nuncio apostólico en las Islas Salomón el 5 de febrero de dicho año. Benedicto XVI le trasladó como nuncio apostólico en Pakistán el 30 de marzo de 2006 y posteriormente como representante pontificio en la República democrática del Congo el 20 de noviembre de 2010.

po titular de Baliana y auxiliar de Lolo el 17 de marzo de 1983; recibió la ordenación episcopal el 10 de julio sucesivo. El mismo Papa le nombró obispo de dicha circunscripción eclesiástica el 28 de agosto de 1987. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de La Vega (República Dominicana) que monseñor ANTONIO CAMILO GONZÁLEZ, le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Antonio Camilo González nació en Salcedo, diócesis de La Vega, el 7 de febrero de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 1 de julio de 1962. Juan Pablo II le nombró obispo de La Vega el 10 de octubre de 1992; recibió la ordenación episcopal el 8 de diciembre sucesivo. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Barahona (República Dominicana) que monseñor RAFAEL LEÓNIDAS FELIPE Y NÚÑEZ, le había presenta-

do en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Rafael Leónidas Felipe y Núñez nació en Villa Tapia, diócesis de La Vega, el 12 de septiembre de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de marzo de 1965. Juan Pablo II le nombró obispo de Barahona el 7 de diciembre de 1999; recibió la ordenación episcopal el 22 de enero de 2000. El Papa ha aceptado la renuncia presentada en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico de monseñor IGNAZIO BEDINI, S.D.B., arzobispo de Ispahan de los latinos (Irán). SIGUE EN LA PÁGINA 10

Audiencias pontificias EL SANTO PADRE HA RECIBID O EN AUDIENCIA:

Viernes 2o de febrero

Curia romana El Santo Padre ha nombrado miembro de la Congregación para las causas de los santos a monseñor LUIGI MARRUCCI, obispo de CivitavecchiaTarquinia (Italia).

Iglesias orientales católicas

A los obispos de la Iglesia grecocatólica ucraniana, en visita «ad limina Apostolorum»: —Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de KievHalyć, con el obispo de curia: monseñor Bohdan Dzyurakh, C.SS.R., obispo titular de Vagada, y con el auxiliar: monseñor Yosyf Milan, obispo titular de Drusiliana. —Monseñor Stepan Meniok, obispo titular de Acarasso, exarca arzobispal de Donetsk.

C.SS.R.,

El Santo Padre ha dado su asentimiento a la elección realizada canónicamente por el Sínodo de los obispos de la Iglesia caldea del presbítero BASEL YALD O a la función de obispo auxiliar de la sede patriarcal de Babilonia de los caldeos, asignándole la sede titular de Betzabda. Basel Yaldo nació Telkaif (Irak) el 23 de mayo de 1970. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de noviembre de 2002, incardinado en la archieparquía de Bagdad de los caldeos. Obtuvo el doctorado en teología en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma. Ha desempeñado su ministerio como vicerrector del seminario mayor de los caldeos en Bagdad, docente, secretario particular del patriarca difunto Emmanuel III D elly, vicario parroquial y párroco en Detroit (Estados Unidos), donde se encontraba actualmente.

—Monseñor Mykhaylo Bubniy, obispo titular de Tubursico-Bure, exsarca arzobispal de O dessa.

C.SS.R.,

—Monseñor Josaphat Oleh Hovera, obispo titular de Cesariana, exarca arzobispal de Lutsk. —Monseñor Volodymyr Viytyshyn, arzobispo de Ivano-Frankivsk, con el auxiliar: monseñor Yosafat Moshchych, obispo titular de Pulcheriopoli. —Monseñor Vasyl Ivasyuk, obispo de Kolomyia-Chernivtsi. —Monseñor Ihor Voznyak, arzobispo de Lvov de los ucranios, con el auxiliar: monseñor Venedykt Aleksiychuk, obispo

C.SS.R.,

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número 9, viernes 27 de febrero de 2015

Misa en Santa Marta VIENE DE LA PÁGINA 5

—“Sí, siempre envío un cheque a la Iglesia”. —“Está bien. Pero a tu iglesia, a tu casa, con los que dependen de ti, sean los hijos, los abuelos, los empleados, ¿eres generoso, eres justo?”». En efecto, fue su constatación, no se puede «dar limosnas a la Iglesia cometiendo una injusticia» con los propios empleados. Y eso es precisamente lo que el profeta Isaías hace comprender: «No es un buen cristiano el que no es justo con las personas que dependen de él». Y no lo es tampoco «el que no se desprende de algo necesario para darlo a otro que tenga necesidad». Por lo tanto, «el camino de la Cuaresma es doble: a Dios y al prójimo». Y debe ser «real, no meramente formal». El Papa Francisco volvió a afirmar que no se trata sólo «de no comer carne el viernes», es decir, de «hacer alguna cosita» y luego dejar «crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, la ignorancia de los pobres». Es necesario dar un salto de calidad, pensando sobre todo en quien tiene menos. El Pontífice lo explicó dirigiéndose idealmente a cada fiel: «¿Cómo estás de salud tú que eres un buen cristiano?”. —“Gracias a Dios bien; pero incluso cuando necesito voy inmediatamente al hospital y como soy socio de una mutualidad, me hacen una visita de inmediato y me dan las medicinas necesarias». —«Es algo bueno, da gracias al Señor. Pero, dime, ¿has pensado en los que no tienen esta asistencia social con el hospital y que cuando llegan deben esperar seis, siete, ocho horas?». No

es una exageración, confesó el Papa Francisco, revelando que escuchó una experiencia de este tipo por parte de una mujer que los días pasados esperó ocho horas para una visita urgente. El pensamiento del Papa se dirigió a toda la «gente que aquí en Roma vive así: niños y ancianos que no tienen la posibilidad de ser atendidos por un médico». Y «la Cuaresma sirve» precisamente «para pensar en ellos»; para preguntarnos qué podemos hacer por estas personas: «Pero, padre, están los hospitales». — «Sí, pero debe esperar ocho horas y luego te dan el turno para dentro de una semana». En cambio, observó, habría que preocuparse sobre todo de las personas que atraviesan situaciones de dificultad y preguntarse: «¿Qué haces por esa gente? ¿Cómo será tu Cuaresma?». — «Gracias a Dios yo tengo una familia que cumple los mandamientos, no tenemos problemas...». — «Pero en esta Cuaresma, ¿hay sitio en tu corazón para los que no cumplieron los mandamientos, para los que se han equivocado y están en la cárcel?» — «Pero, con esa gente yo no...» — «Pero si tú no estás en la cárcel es porque el Señor te ha ayudado a no caer. ¿Tienen los presos un sitio en tu corazón? ¿Tú rezas por ellos, para que el Señor los ayude a cambiar de vida?». De aquí la oración conclusiva dirigida por el Papa Francisco al Señor a fin de que acompañe «nuestro camino cuaresmal» haciendo que «la observancia exterior corresponda con una profunda renovación del Espíritu».

Audiencia a la canciller de Alemania

El sábado 21 de febrero, por la mañana, el Papa Francisco recibió en audiencia, en el palacio apostólico, a la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, quien sucesivamente se reunió con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, acompañado por el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados. Durante los cordiales coloquios, y con vistas de la próxima cumbre del G7, que tendrá lugar en Baviera, se dedicó especial atención a algunas cuestiones de carácter internacional, con especial referencia a la lucha contra la pobreza y el hambre; la explotación de los seres humanos y los derechos de la mujer; los desafíos de la salud global y la custodia de la creación. Se trató también el tema de los derechos humanos y la libertad religiosa en algunas partes del mundo, haciendo referencia a la importancia de los valores espirituales para la cohesión social. Por último, se centraron en la situación de Europa y se destacó, en especial, el compromiso por alcanzar una solución pacífica en Ucrania.

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Mensaje para la Campaña de fraternidad brasileña 2015

Amar sirviendo «Jesús nos enseña lo que resume la identidad del cristiano: amar sirviendo». Lo escribe el Papa con ocasión de la quincuagésima segunda Campaña de fraternidad en Brasil, que inició el 18 de febrero, miércoles de Ceniza. El tema de este año es «Fraternidad: Iglesia y sociedad», y el versículo de referencia es «He venido a servir», tomado de Marcos 10, 45. Queridos hermanos y hermanas de Brasil: Se acerca la Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua: tiempo de penitencia, oración y caridad, tiempo para renovar nuestra vida, identificándonos con Jesús a través de su generosa entrega a los hermanos, sobre todo a los más necesitados. Este año, la Conferencia nacional de los obispos de Brasil, inspirándose en sus palabras, «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por la multitud» (Mc 10, 45), propone come tema de su habitual Campaña: «Fraternidad: Iglesia y sociedad». De hecho, la Iglesia, como comunidad reunida de los que, creyendo, orientan su mirada a «Jesús, autor de la salvación y el principio de unidad» (constitución dogmática Lumen gentium, n. 9), no puede ser indiferente a las necesidades de quienes la rodean, porque «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo» (constitución pastoral Gaudium et spes, n. 1). ¿Y qué hacer? En los cuarenta días durante los que Dios llama a su pueblo a la conversión, la Campaña de Fraternidad quiere ayudar a profundizar, a la luz del Evangelio, el diálogo y la colaboración entre la Iglesia y la sociedad —propuestos por el Concilio Ecuménico Vaticano II— como servicio de edificación del reino de Dios, en el corazón y en la vida del pueblo brasileño. La aportación de la Iglesia, en el respeto de la laicidad del Estado (cf. ibidem n. 76), y sin olvidar la autonomía de las realidades terrenas (cf. ibidem n. 36), encuentra forma concreta en su doctrina social, con la cual quiere «asumir evangélicamente y desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano» (Documento de Aparecida, n. 384). Esta no es una tarea reservada a las instituciones: cada uno debe hacer su parte, comenzando por mi casa, mi trabajo, juntamente con las personas con las que me relaciono. Más concretamente, es necesario ayudar a quienes son más pobres y necesitados. Recordemos que «cada cristiano y cada comunidad están

llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo» (Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 187), sobre todo sabiendo acoger, porque «cuando somos generosos en acoger a una persona y compartimos algo con ella —algo de comer, un lugar en nuestra casa, nuestro tiempo— no nos hacemos más pobres, sino que nos enriquecemos» (Discurso a la Comunidad de Varginha, 25 de julio de 2013). Así interrogaremos la conciencia sobre el compromiso concreto y efectivo de cada uno en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y pacífica. Queridos hermanos y hermanas, cuando Jesús nos dice: «he venido a servir» (cf. Mc 10, 45), nos enseña lo que resume la identidad del cristiano: amar sirviendo. Por eso expreso mi deseo a fin de que el camino cuaresmal de este año, a la luz de las propuestas de la Campaña de Fraternidad, predisponga los corazones a la vida nueva que Cristo nos ofrece, y para que la fuerza transformadora que nace de su Resurrección llegue a todos en su dimensión personal, familiar, social y cultural y refuerce en cada corazón sentimientos de fraternidad y de viva cooperación. A cada uno de vosotros, por intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, envío de todo corazón la bendición apostólica, pidiéndoos que nunca dejéis de rezar por mí. Vaticano, 2 de febrero de 2015 FRANCISCO

PP.


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viernes 27 de febrero de 2015, número 9

COMUNICACIONES Colegio episcopal VIENE DE LA PÁGINA 8

Ignazio Bedini, S.D.B., nació en Prignano sulla Secchia, diócesis de Reggio Emilia-Guastalla (Italia), el 27 de junio de 1939. Ingresó en la Sociedad de San Francisco de Sales (salesianos), donde recibió la ordenación sacerdotal el 21 de diciembre de 1968. Juan Pablo II le nombró arzobispo de Ispahan el 2 de diciembre de 1989; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1990. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Graz-Seckau (Austria) que monseñor EGON KAPELLARI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Egon Kapellari nació en Leoben, diócesis de Graz-Seckau, el 12 de enero de 1936. Recibió la ordenación sacerdotal el 9 de julio de 1961. Juan Pablo II le nombró obispo de Gurk el 7 de diciembre de 1981; recibió la ordenación episcopal el 24 de enero de 1982. El mimso Papa le trasladó a la sede de Graz-Seckau el 14 de marzo de 2001. EL PAPA

HA NOMBRAD O:

—Arzobispo metropolitano de Santiago de los Caballeros (República Dominicana) a monseñor FREDDY ANTONIO DE JESÚS BRETÓN MARTÍNEZ, hasta ahora obispo de Baní. Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez nació en Licey, arquidiócesis de Santiago de los Caballeros, el 15 de octubre de 1947. Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de septiembre de 1977. Juan Pablo II le nombró obispo de Baní el 6 de agosto de 1998; recibió la ordenación episcopal el 19 de septiembre del mismo año. —Arzobispo coadjutor de Warmia (Polonia) a monseñor JÓZEF GÓRZYŃSKI, hasta ahora obispo titular de Lentini y auxiliar de Varsovia. Józef Górzyński nació en Żelechów, archidiócesis de Varsovia, el 5 de marzo de 1959. Recibió la ordenación sacerdotal el 2 de junio de 1985. El Papa Francisco le nombró obispo titular de Lentini y auxiliar de Varsovia el 4 de noviembre de 2013; recibió la ordenación episcopal el 7 de diciembre del mismo año. —Obispo de Lolo (República democrática del Congo) al padre JEANBERTIN NAD ONYE ND ONGO, O.F.M.CAP. Jean-Bertin Nadonye Ndongo, nació en Botuzu, diócesis de Molegbe, el 24 de marzo de 1965. Ingresó en la Orden franciscana de Frailes Menores Capuchinos, donde recibió la ordenación sacerdotal el 2 de agosto de 1993. Obtuvo la licenciatura en teología en la Universidad católica de Kinshasa. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial, párroco, maestro de novicios, formador y rector del Centro de formación capuchino en Kinshasa, vice ministro y ministro provincial, presidente de la asamblea O.F.M.CAP.,

Audiencias pontificias

de superiores mayores y definidor general de su Orden en Roma.

RODRÍGUEZ, hasta ahora obispo de Líbano-Honda (Colombia).

—Obispo de La Vega (República Dominicana) al padre HÉCTOR RAFAEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, M.S.C.

José Miguel Gómez Rodríguez nació en Bogotá el 24 de abril de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 2 de febrero de 1987, incardinado en la arquidiócesis de Manizales. Juan Pablo II le nombró obispo de Líbano-Honda el 22 de noviembre de 2004; recibió la ordenación episcopal el 5 de febrero de 2005.

Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez, M.S.C., nació en Sánchez, diócesis de San Francisco de Macorís, el 13 de enero de 1961. Ingresó en la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, donde recibió la ordenación sacerdotal el 10 de junio de 1989. Se licenció en teología espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En su ministerio ha sido, entre otras cosas, vicario parroquial, maestro de novicios de su congregación, superior provincial, miembro del cuerpo directivo de la conferencia dominicana de religiosos y primer consejero de su congregación. —Obispo de Barahona (República Dominicana) al presbítero ANDRÉS NAPOLEÓN ROMERO CÁRDENAS. Andrés Napoleón Romero Cárdenas nació en Ramonal Arriba, diócesis de San Francisco de Macorís, el 24 de julio de 1967. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de julio de 1995. Se licenció en letras, filosofía y ciencias religiosas en la Pontificia Universidad católica «Mater et Magistra» de Santiago de los Caballeros (República Dominicana) y en teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha desempeñado su ministerio como vicario parroquial, párroco en diversas parroquias, formador en el seminario menor y, más tarde, en el seminario mayor, director de la Obra diocesana para las vocaciones sacerdotales, docente y decano de las facultades de filosofía y teología. —Obispo de Facatativá (Colombia) a monseñor JOSÉ MIGUEL GÓMEZ

—Obispo de Karaganda (Kazajistán) a monseñor ADELIO DELL’ORO, hasta ahora obispo titular de Castulo, conservándole, «donec aliter provideatur», la función de administrador apostólico de Atyrau. Adelio Dell’Oro nació en Milán (Italia) el 31 de julio de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de junio de 1972. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Castulo y administrador de la administración apostólica de Atyrau (Kazajistán) el 7 de diciembre de 2012; recibió la ordenación episcopal el 2 de marzo de 2013. —Administrador apostólico «sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis» de Ispahan de los latinos (Irán) al padre JACK YOUSSEF, C.M. Jack Youssef, C.M., nació en Teheran el 22 de noviembre de 1971. Ingresó en la Congregación de la Misión (padres paúles), donde recibió la ordenación sacerdotal el 1 de julio de 2005. Se licenció en teología fundamental en París. En su ministerio ha sido responsable diocesano para la formación y párroco en la eparquía caldea de Teheran, superior de su comunidad en Irán, director nacional de las Obras misionales pontificias y fundador y presidente de dos fundaciones en Irán.

Lutos en el episcopado —Monseñor PIERRE-ANDRÉ FOURNIER, arzobispo de Rimouski (Canadá), falleció de forma improvisa el 10 de enero. Había nacido en Plessisville, archidiócesis de Quebec, el 8 de junio de 1943. Era sacerdote desde el 10 de junio de 1967. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Diana y auxiliar de la archidiócesis de Quebec el 11 de febrero de 2005; recibió la ordenación episcopal el 10 de abril sucesivo. Benedicto XVI le promovió a arzobispo de Rimouski el 3 de julio de 2008.

Netzahualcóyotl (México), falleció el 19 de enero. Había nacido en Pénjamo, arquidiócesis de Morelia, el 17 de enero de 1927. Era sacerdote desde el 25 de marzo de 1950. Juan Pablo II le nombró obispo de Chilapa el 18 de febrero de 1983; recibió la ordenación episcopal el 26 de abril sucesivo. El mismo Papa le trasladó a la diócesis de Netzahualcóyotl el 18 de noviembre de 1989; y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 8 de julio de 2003.

—Monseñor JAMES NAANMAN DAobispo de Shendam (Nigeria), falleció improvisamente el 12 de enero. Había nacido en Kwa, archidiócesis de Jos, el 10 de abril de 1956. Era sacerdote desde el 14 de febrero de 1982. Juan Pablo II le nombró obispo de Jalingo el 5 de diciembre de 2000; recibió la ordenación episcopal el 24 de febrero de 2001. Benedicto XVI le trasladó a la diócesis de Shendam el 2 de junio de 2007.

—Monseñor ADALBERTO ARTURO ROSAT, O.F.M., obispo prelado emérito de Aiquile (Bolivia), falleció el 31 de enero en Cochabamba. Había nacido en Clès, archidiócesis de Trento (Italia), el 22 de enero de 1934. Era sacerdote desde el 13 de julio de 1958. Juan Pablo II le nombró obispo prelado de Aiquile el 22 de noviembre de 1986; recibió la ordenación episcopal el 1 de febrero de 1987. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha prelatura territorial el 25 de marzo de 2009.

MAN, O.S.A.,

—Monseñor JOSÉ MARÍA HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, obispo emérito de

VIENE DE LA PÁGINA 8

titular de Germaniciana. —Monseñor Jaroslav Pryriz, obispo de Sambir-Drohobych, con el auxiliar: monseñor Hryhoriy Komar, obispo titular de Acci.

C.SS.R.,

—Monseñor Mykhaylo Koltun, obispo de Sokal-Zhovkva.

C.SS.R.,

—Monseñor Taras Senkiv, O.M., obispo de Stryj, con el auxiliar: monseñor Bohdan Manyshyn, obispo titular de Lesvi. —Monseñor Vasyl Semeniuk, arzobispo de Ternopil-Zboriv. —Monseñor Dmytro Hryhorak, obispo de Buchach.

O.S.B.M.,

—Monseñor Vasyl Tuchapets, obispo titular de Centuriones, exarca arzobispal de Kharkiv. O.S.B.M.,

—Monseñor Dionisio Lachovicz, obispo titular de Egnazia, visitador apostólico para los fieles ucranios de rito bizantino residentes en Italia y España. O.S.B.M.,

—A monseñor Milan Šášik, C.M., obispo de Mukachevo de rito bizantino, con el auxiliar: monseñor Nil Yuriy Lushchak, O.F.M., obispo titular de Flenucleta. A los obispos de la Conferencia episcopal ucraniana, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Mieczysław Mokrzycki, arzobispo de Lvov de los latinos. —Monseñor Leonid Maksymilian Dubrawski, O.F.M., obispo de Kamyanets-Podilskyi, con el auxiliar: monseñor Radosław Zmitrowicz, O.M.I., obispo titular de Gissaria. —Monseñor Stanislav Szyrokoradiuk, O.F.M., obispo de KharkivZaporizhia, con el obispo emérito: monseñor Marian Buczek, y el auxiliar: monseñor Jan Sobiło, obispo titular de Bulna. —Monseñor Petro Herkulan Malchuk, O.F.M., arzobispo-obispo de Kiev-Zhytomir. —Monseñor Vitaliy Skomarovskyi, obispo de Lutsk. —Monseñor Antal Majnek, O.F.M., obispo de Mukachevo de los latinos. —Monseñor Bronisław Bernacki, obispo de Odessa-Simferopol, con el auxiliar: monseñor Jacek Pyl, O.M.I, obispo titular de Novasinna. Sábado, día 21 —A la canciller de la República Federal de Alemania, Angela Merkel, con el séquito. —Al cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los obispos.

P.S.S.,

—Al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos. S.D.B.,


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El Papa Francisco denuncia el derroche alimentario e invoca políticas valientes para superar la desigualdad y tutelar el ambiente

La paradoja de la abundancia Hay alimento para todos pero no todos pueden comer, mientras continúa el derroche y el descarte alimentario: es «la paradoja de la abundancia» denunciada por el Papa Francisco en un videomensaje enviado a los participantes en la jornada de trabajo dedicada a las «Ideas de Expo», que tuvo lugar el sábado 7 de febrero en Milán. Buenas tardes a todos vosotros, mujeres y hombres, que estáis reunidos hoy para reflexionar sobre el tema: «Nutrir el planeta. Energía para la vida». Con ocasión de mi visita a la FAO recordaba cómo, además del interés «por la producción, la disponibilidad de alimentos y el acceso a ellos, el cambio climático, el comercio agrícola» que son cuestiones inspiradoras cruciales, «la primera preocupación debe ser la persona misma, aquellos que carecen del alimento diario y han dejado de pensar en la vida, en las relaciones familiares y sociales, y luchan sólo por la supervivencia» (Discurso a la FAO, 20 de noviembre de 2014). Hoy, en efecto, a pesar de la multiplicación de las organizaciones y las diferentes intervenciones de la comunidad internacional sobre la nutrición, vivimos lo que el santo Papa Juan Pablo II indicaba como «paradoja de la abundancia». En efecto, «hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos. Esta es la paradoja. Por desgracia, esta “paradoja” sigue siendo actual. Hay pocos temas sobre los que se esgrimen tantos sofismas como los que se dicen sobre el hambre; pocos asuntos tan susceptibles de ser manipulados por los datos, las estadísticas, las exigencias de seguridad nacional, la corrupción o un reclamo lastimero a la crisis económica» (ibid.). Para superar la tentación de los sofismas —ese nominalismo del pensamiento que va más allá, más allá, más allá, pero no toca nunca la realidad—, para superar esta tentación, os sugiero tres actitudes concretas.

1) Ir de las urgencias a las prioridades Tened una mirada y un corazón orientados no a un pragmatismo de emergencia que se revela como propuesta siempre provisional, sino a una orientación decidida en resolver las causas estructurales de la pobreza. Recordemos que la raíz de todos los males es la inequidad (cf. Evangelii gaudium, 202). A vosotros deseo repetir lo que he escrito en Evangelii gaudium: «No a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa» (ibid., 53). Este es el fruto de la ley de competitividad por la cual el más fuerte tiene la mejor parte ante el débil. Atención: aquí no estamos sólo ante la lógica de la explotación, sino ante la del descarte; en efecto «los

excluidos no son sólo explotados, sino desechos, sobrantes» (ibid., 53). Por lo tanto, es necesario, si queremos realmente resolver los problemas y no perdernos en sofismas, resolver la raíz de todos los males que es la inequidad. Para hacer esto hay algunas opciones prioritarias por realizar: renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y actuar ante todo sobre las causas estructurales de la inequidad.

2) Sed testigos de caridad «La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común». Debemos convencernos que la caridad «no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas» (ibid., 205). ¿De dónde debe partir una sana política económica? ¿En qué se compromete un político auténtico? ¿Cuáles son los fundamentos de quien está llamado a administrar la cuestión pública? La respuesta es precisa: la dignidad de la persona humana y el bien común. Lamentablemente, estos dos pilares, que deberían estructurar la política económica, a menudo «parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral» (ibid., 203). Por favor, sed valientes y no tengáis miedo de dejaros interrogar en los proyectos políticos y económicos por un significado más amplio de la vida, porque esto os ayuda a «servir

verdaderamente al bien común» y os dará fuerza para «multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo» (ibid.).

3) Custodios y no dueños de la tierra Recuerdo nuevamente, como ya lo hice a la FAO, una frase que escuché de un anciano campesino, hace muchos años: «Dios siempre perdona… las ofensas, los maltratos, Dios siempre perdona; los hombres perdonamos a veces; la tierra no perdona nunca. Cuidar a la hermana tierra, la madre tierra para que no responda con la destrucción» (Discurso a la FAO, 20 de noviembre de 2014). Ante los bienes de la tierra estamos llamados a «tener siempre presente el origen y la finalidad de tales bienes, para así realizar un mundo justo y solidario», así dice la doctrina social de la Iglesia (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 174). La tierra se nos ha confiado para

que pueda ser para nosotros madre, capaz de dar lo necesario a cada uno para vivir. Una vez escuché algo hermoso: la tierra no es una herencia que hemos recibido de nuestros padres, sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos, para que nosotros la custodiemos, la hagamos seguir adelante y la entreguemos a ellos. La tierra es generosa y no hace faltar nada a quien la custodia. La tierra, que es madre para todos, pide respeto y no violencia o peor aún arrogancia de patrones. Debemos entregarla a nuestros hijos mejorada, custodiada, porque ha sido un préstamo que ellos nos hicieron a nosotros. La actitud de custodiar no es un compromiso exclusivo de los cristianos, implica a todos. Confío a vosotros lo que dije durante la misa de inicio de mi ministerio como obispo de Roma: «Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los SIGUE EN LA PÁGINA 12

Cómo se llega a ser valientes VIENE DE LA PÁGINA 2

Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia». En este sentido, el libro de bolsillo presenta en primer lugar algunos matices de la enseñanza de Jesús a los discípulos, tomada de los capítulos 5-7 del Evangelio de san Mateo (las bienaventuranzas, sed perfectos, perdonad, acumulad tesoros en el cielo, no juzguéis, la regla de oro, cumplid la voluntad del Padre), resumido en el mandamiento nuevo: «Como yo os he amado, amaos también los unos a los otros. En esto sabrán todos que sois mis discípulos» (Jn 13, 34-35). Así, se hace referencia a las fórmulas esenciales de la fe profesada, celebrada y practicada: el Credo (Símbolo de los Apóstoles) y los misterios principales de la fe; las tres virtudes teologales (fe, esperanza, caridad); los siete sacramentos; los siete dones y los doce frutos del Espíritu Santo; los diez mandamientos y los cinco preceptos; las obras de misericordia corporales y espirituales; las cuatro virtudes cardinales y los siete vicios capitales. La fuente a la que se recurre para breves explicaciones es el Catecismo de la Iglesia católica. Se proponen luego dos prácticas espirituales, heredadas de la tradición y de invariada actualidad: son la lectio divina, o sea un modo para escuchar y asimilar lo que sale de la boca de Dios, y el examen de conciencia de la noche. Estas dos prácticas concretas las describe de modo sencillo y claro el Papa mismo, la primera con textos tomados de la Evangelii gaudium (nn. 152153) y la segunda de una meditación en Santa Marta

donde invita a ejercitarse en «custodiar el corazón», para que no se convierta en una plaza donde todos van y vienen, excepto el Señor. Es muy útil volver a dejar espacio a estas dos prácticas espirituales en el tiempo de la Cuaresma, para aprender a cultivarlas todos los días del año. La escucha de la Palabra de Dios como la celebración de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía dominical, encuentran su realización en nuestra existencia. Pero lamentablemente debemos ajustar cuentas con nuestras cerrazones, enfermedades y pecados. Darse cuenta de la distancia que hay entre el Evangelio y mi vida —lo que pienso, digo, hago— es el primer movimiento que enciende en mí el deseo de un corazón nuevo. Puesto que aquí encuentra espacio el sacramento de la confesión para el perdón de los pecados, las últimas páginas del libro de bolsillo son una ayuda en ese sentido. Tras detenerse brevemente en por qué confesarse, cómo confesarse, qué confesar, a través de treinta y cuatro interrogantes sobre el mal cometido y el bien omitido en relación a Dios, al prójimo y a sí mismo, se ofrece un examen de conciencia, que culmina con el acto de contrición. ¡Custodia bien tu corazón! «Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro» (Mensaje del Papa para la Cuaresma de 2015).


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El códice

B

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en el sitio web de la biblioteca vaticana

De Constantinopla a la red CESARE PASINI lrededor del año 330 el emperador Constantino escribía al obispo Eusebio de Cesarea invitándolo a proveer «para hacer transcribir por copistas expertos y bien ejercitados en esta técnica cincuenta ejemplares de las Sagradas Escrituras, en pergamino finamente trabajado, que sean manejables y de fácil consulta». Añadía cuán «indispensables para la Iglesia» hubiesen sido la preparación y la utilización de esos ejemplares; aseguraba además ya haber dado indicaciones al responsable general de la administración para que se ocupase en procurar lo necesario para la transcripción de estos textos; autorizaba, por último, a Eusebio a utilizar los dos carros de la oficina pública de correos para mandar a Constantino los ejemplares una vez realizados. Esta carta, como la Vida de Constantino escrita por Eusebio (donde se conserva), se ha convertido en objeto de juicios críticos disparatados. Probablemente las cincuenta Biblias comisionadas por el emperador nunca debieron realizarse: hubiese quedado de ello una huella consistente, que, en cambio, no ha llegado hasta nosotros. Por otro lado, un trabajo similar hubiese requerido esfuerzos imposibles incluso para un scriptorium como el de Cesarea, la ciudad donde Orígenes fundó una famosa escuela teológica y donde su discípulo Pánfilo creó una notable biblioteca que dejó a la Iglesia local cuando murió mártir en el año 310. Sin embargo, tuvo auge la hipótesis de que a ese proyecto se pueden relacionar las dos Biblias griegas más antiguas que llegaron hasta nosotros, habitualmente denominadas por los estudiosos como «códice Vaticano» y «códice Sinaítico». Otra propuesta, en cambio, consideraría más probable el origen egipcio de estos dos manuscritos. Los mismos,

A

sin embargo, siguen siendo de valor excepcional por su antigüedad, ya que se estipula la fecha en la mitad del siglo IV. El «Sinaítico», distribuido en cuatro bibliotecas, se conserva en su parte principal en la «British Library» de Londres. El «Vaticano», códice B de la Biblia, formalmente denominado Vaticano griego 1209, es uno de los más grandes tesoros de la Biblioteca apostólica vaticana. Lleno de historia, este antiguo códice de pergamino sigue siendo estudiado e investigado para poder sacar de él ulteriores informaciones. De formato casi cuadrado, 27 centímetros cada lado, vergueteado por dos copistas en la fase de plena madurez de la escritura llamada «mayúscula bíblica», contiene el Antiguo Testamento en la traducción griega llamada de los Setenta y el Nuevo Testamento en el texto original griego: el texto está distribuido en tres columnas, salvo para los libros poéticos para los cuales se usan dos columnas, con el fin de facilitar la disposición de las columnas de la poesía. El texto bíblico del «códice Vaticano» está considerado entre los más autorizados, si no el más autorizado, por la moderna crítica textual. El hallazgo, hace algunos decenios, del famoso papiro Bodmer XIV-XV, conocido por los estudiosos como P75, hoy papiro Hanna 1 (mater Verbi), conservado también este en la Biblioteca Vaticana, permitió confirmar este juicio. El papiro, en efecto, producido en Egipto cerca del año 200 y que originariamente contenía los Evangelios de Lucas y de Juan por completo, conserva hasta la actualidad casi la mitad de ambos Evangelios. El mismo es una de las fuentes más importantes para la reconstrucción del texto de los Evangelios. La confrontación entre el texto del papiro, producido en Egipto, con la parte paralela conservada en

P75 Junto al códice Vaticano de la Biblia, desde noviembre de 2006, la Biblioteca Vaticana conserva —por generoso regalo de la familia Hanna y de la «Solidarity Association»— el papiro Bodmer XIV-XV, conocido por los estudiosos como P75. La importancia de esta reliquia, casi una preciosa antigüedad de cerca del año 200, consiste, además de su antigüedad y la relación con el códice Vaticano al cual se vincula, en ser concreto testimonio de esa disposición en secuencia de los cuatro Evangelios canónicos (aquí evidente en el cambio del Evangelio de Lucas al de Juan), del que habla específicamente Ireneo de Lyon en su tratado Contra las herejías cerca del año 180. La Biblioteca apostólica vaticana, deseando indicar también en el nombre el paso del papiro de la colección Bodmer a su nueva ubicación y para expresar gratitud al donante, consideró oportuno atribuir al manuscrito el nombre de papiro Hanna 1 (Mater Verbi).

El final del Evangelio de san Juan y el inicio del Evangelio de san Lucas en el códice B (arriba) En la foto de abajo, el mismo pasaje en el papiro P75 (Bodmer XIV-XV, Hanna 1)

el «códice Vaticano», probablemente palestina, permite afirmar que los mismos presentan sustancialmente el mismo tipo de texto: uno y otro texto se confirman recíprocamente y, sobre todo, el valor del «códice Vaticano» resulta aún más acentuado. Y no nos deja ciertamente indiferentes saber que Carlo Maria Martini haya dedicado su tesis de doctorado precisamente a este tema, la cuestión de la crítica del «códice B» a la luz del papiro Bodmer XIV, y haya seguido interesándose en el estudio del «códice Vaticano» hasta sus últimos años vividos en Jerusalén tras retirarse de la sede de Milán. Estudios recientes suponen que en el siglo X el códice haya sido trasladado a Calabria meridional, en una época en la cual había todavía en ese lugar una floreciente civilización bizantina, y que allí el manuscrito, evidentemente ya descolorido, haya sufrido un largo y paciente trabajo de control del texto. A lo largo de los siglos, además, el códice fue enriquecido con comentarios marginales de diversas épocas y valor. De una de estas manos, que realizó intervenciones significativas en varias páginas del códice, se propuso últimamente la atribución a Juan Camatero, que fue patriarca de Constantinopla de 1198 a 1206 y que seguramente tuvo en sus manos el códice, en ese período conservado en la capital bizantina: el rector Niceforo Chrysoberge describe, de Camatero, una especial atención dialogante hacia el mundo judío, y precisamente una actitud similar surge específicamente de ese grupo de escolio. La presencia del códice en el Vaticano se atestigua desde 1475. Se imagina que haya llegado de Constantinopla con los prelados bizantinos que participaron en el Concilio unionista de Ferrara y Florencia en los años 1438-1439 y que, una vez en Occidente, haya llegado a la antigua Biblioteca de los Papas, refundada humanísticamente por Nicolás V alrededor del año 1450. Sólo lentamente se fue percibiendo su extraordinaria importancia. En el siglo XIX esa importancia resulta plenamente advertida, como lo demuestran las múltiples reproducciones facsimilares

a las cuales el manuscrito fue sometido, hasta el último realizado en 1999, en preparación al año jubilar del 2000. Ahora el «códice Vaticano» accede a la modalidad de divulgación más amplia, ofrecida por la red informática: también este manuscrito, juntamente a otros 1595, está disponible en el sitio web de la Biblioteca Vaticana. En un futuro, que esperamos no sea muy lejano, su publicación en el sitio web se podrá enriquecer con ulteriores datos e informaciones, pero ya ahora estamos orgullosos de este servicio inicial que hemos podido ofrecer.

La paradoja de la abundancia VIENE DE LA PÁGINA 11

hombres y mujeres de buena voluntad: seamos “custodios” de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, custodios del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para “custodiar”, también tenemos que cuidar de nosotros mismos [...] No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura». Custodiar la tierra no sólo con bondad, sino también con ternura. He aquí, pues, tres actitudes que os presento para superar las tentaciones de los sofismas, de los nominalismos, de los que buscan hacer algo pero sin la realidad concreta de la vida. Elegir a partir de la prioridad: la dignidad de la persona; ser hombres y mujeres testigos de caridad; no tener miedo de custodiar la tierra que es madre de todos. A todos vosotros os pido que recéis por mí, lo necesito. Y sobre vosotros invoco la bendición de Dios. Gracias.


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