L´osservatore Romano. Edición en español. 6/3/15

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L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL

EN LENGUA ESPAÑOLA

Unicuique suum Año XLVII, número 10 (2.405)

Non praevalebunt

Ciudad del Vaticano

6 de marzo de 2015

Llamamiento del Pontífice por la paz en Siria e Irak y el fin de las tensiones en Venezuela

Reanudar el camino del bien común Al término del Ángelus del domingo 1 de marzo, en la plaza de San Pedro, el Pontífice lanzó un nuevo llamamiento por la paz en Siria e Irak, y deseó el fin de las tensiones en Venezuela. Queridos hermanos y hermanas: No cesan, lamentablemente, de llegar noticias dramáticas de Siria e

Irak, relacionadas con violencias, secuestros de personas y abusos en contra de los cristianos y otros grupos. Queremos asegurar a quienes están implicados en estas situaciones que no les olvidamos, sino que les estamos cercanos y oramos insistentemente para que se ponga fin lo antes posible a la intolerable brutalidad de la que son víctimas. Junto con los

Estudiantes participan en una protesta en San Cristóbal, Venezuela (Afp)

El 7 de marzo en recuerdo de las normas litúrgicas del Vaticano

miembros de la Curia romana ofrecí según esta intención la última santa misa de los ejercicios espirituales el viernes pasado. Al mismo tiempo pido a todos, según sus posibilidades, que trabajen por aliviar los sufrimientos de quienes atraviesan momentos de prueba, a menudo sólo por motivo de la fe que profesan. Oremos por estos hermanos y estas hermanas que sufren a causa de la fe en Siria y en Irak... Oremos en silencio... Deseo recordar también a Venezuela, que está viviendo nuevamente momentos de grave tensión. Rezo por las víctimas y, en especial, por el joven asesinado hace unos días en San Cristóbal. Exhorto a todos a rechazar la violencia y respetar la dignidad de cada persona y la sacralidad de la vida humana, y aliento a reanudar un camino común por el bien del país, reabriendo espacios de encuentro y de diálogo sinceros y constructivos. Encomiendo esa querida nación a la maternal intercesión de Nuestra Señora de Coromoto.

Invitación a las cooperativas italianas a comprometerse en favor de una economía de la honradez II

Cuando uno más uno suma tres

Y Pablo VI celebró en italiano PÁGINA 9

A los obispos amigos del Movimiento de los Focolares

Anclados en la Eucaristía

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«Es admirable la fuerza de las doctrinas cristianas». Las palabras de la «Rerum novarum», que León XIII pronunció al bendecir los inicios del movimiento cooperativo católico italiano, resonaron el sábado 28 de febrero, por la mañana, en el aula Pablo VI. Esas mismas palabras las volvió a proponer el Papa Francisco a los siete mil socios de la Confederación de las cooperativas italianas, a quienes recibió en audiencia en el septuagésimo aniversario de su reconstitución. «Confcooperative», en efecto, había nacido en 1919 siguiendo los pasos de la encíclica social del Papa Pecci, pero fue disuelta durante el fascismo y refundada en 1945. Tras definir la cooperación como un «remedio eficaz para el problema de la desocupación y las diversas formas de malestar social», el Pontífice relanzó el magisterio de sus predecesores destacando en ello su actualidad en nuestro tiempo, marcado por la crisis y por esa «cultura del descarte, cultivada por los poderes que rigen las políticas económico-financieras del mundo globalizado, en las que en el centro está el dios dinero». Por ello, en su discurso —enriquecido por diversas consideraciones añadidas espontáneamente— exhortó a mirar «hacia adelante: a las nuevas perspectivas, a las nuevas responsabilidades, a las nuevas formas de iniciativa». PÁGINAS 6

Y

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A los prelados del norte de África en visita «ad limina»

Antídoto contra la violencia «El antídoto más eficaz contra toda forma de violencia es la educación en el descubrimiento y en la aceptación de la diferencia». Lo recomendó el Papa Francisco a los obispos de la Conferencia episcopal regional del norte de África (CERNA), a quienes recibió en audiencia el lunes 2 de marzo, por la mañana, con ocasión de su visita «ad limina Apostolorum». PÁGINA 3


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viernes 6 de marzo de 2015, número 10

En el Ángelus del domingo 1 de marzo el Santo Padre indica la meta del camino cuaresmal

Después de la cruz, la felicidad Al comentar el pasaje evangélico de la Transfiguración, en el Ángelus del domingo 1 de marzo en la plaza de San Pedro, el Papa indicó la meta del itinerario cuaresmal de conversión: «la participación en la gloria de Cristo». El camino de Jesús, dijo, «nos lleva siempre a la felicidad. Habrá siempre una cruz en medio, pruebas, pero al final nos lleva siempre a la felicidad». Queridos hermanos ¡buenos días!

y

hermanas,

El domingo pasado la liturgia nos presentó a Jesús tentado por Satanás en el desierto, pero victorioso en la tentación. A la luz de este Evangelio, hemos tomado nuevamente conciencia de nuestra condición de pecadores, pero también de la victoria sobre el mal donada a quienes inician el camino de conversión y que, como Jesús, quieren hacer la voluntad del Padre. En este segundo domingo de Cuaresma, la Iglesia nos indica la meta de este itinerario de conversión, es decir, la participación en la gloria de Cristo, que resplandece en el rostro del Siervo obediente, muerto y resucitado por nosotros. El pasaje evangélico narra el acontecimiento de la Transfiguración,

Rafael Sanzio «La Transfiguración» (1520)

que se sitúa en la cima del ministerio público de Jesús. Él está en camino hacia Jerusalén, donde se cumplirán las profecías del «Siervo de Dios» y se consumará su sacrificio redentor. La multitud no entendía esto: ante las perspectivas de un Mesías que contrasta con sus expectativas terrenas, lo abandonaron. Pero ellos pensaban que el Mesías sería un liberador del dominio de los romanos, un liberador de la patria, y esta perspectiva de Jesús no les gusta y lo abandonan. Incluso los Apóstoles no entienden las palabras con las que Jesús anuncia el cumplimiento de su misión en la pasión gloriosa, ¡no comprenden! Jesús entonces toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, la que tendrá después de la resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo por la senda de la prueba, por el camino de la Cruz. Y, así, sobre un monte alto, inmerso en oración, se transfigura delante de ellos: su rostro y toda su persona irradian una luz resplandeciente. Los tres discípulos están asustados, mientras una nube los envuelve y desde lo alto resuena —como en el Bautismo en el Jordán— la voz del Padre: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo» (Mc 9, 7). Jesús es el Hijo hecho Siervo, enviado al mundo para realizar a través de la Cruz el proyecto de la salvación, para salvarnos a todos nosotros. Su adhesión plena a la voluntad del Padre hace su humanidad transparente a la gloria de Dios, que es el Amor. Jesús se revela así como el icono perfecto del Padre, la irradiación de su gloria. Es el cumplimiento de la revelación; por eso junto a Él transfigurado aparecen Moisés y Elías,

que representan la Ley y los Profetas, para significar que todo termina y comienza en Jesús, en su pasión y en su gloria. La consigna para los discípulos y para nosotros es esta: «¡Escuchadlo!». Escuchad a Jesús. Él es el Salvador: seguidlo. Escuchar a Cristo, en efecto, lleva a asumir la lógica de su misterio pascual, ponerse en camino con Él para hacer de la propia vida un don de amor para los demás, en dócil obediencia a la voluntad de Dios, con una actitud de desapego de las cosas mundanas y de libertad

interior. Es necesario, en otras palabras, estar dispuestos a «perder la propia vida» (cf. Mc 8, 35), entregándola a fin de que todos los hombres se salven: así, nos encontraremos en la felicidad eterna. El camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad, ¡no lo olvidéis! El camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad. Habrá siempre una cruz en medio, pruebas, pero al final nos lleva siempre a la felicidad. Jesús no nos engaña, nos prometió la felicidad y nos la dará si vamos por sus caminos. Con Pedro, Santiago y Juan subamos también nosotros hoy al monte de la Transfiguración y permanezcamos en contemplación del rostro de Jesús, para acoger su mensaje y traducirlo en nuestra vida; para que también nosotros podamos ser transfigurados por el Amor. En realidad, el amor es capaz de transfigurar todo. ¡El amor transfigura todo! ¿Creéis en esto? Que la Virgen María, que ahora invocamos con la oración del Ángelus, nos sostenga en este camino.

En una carta el testimonio de los cristianos de Irak

No tenemos miedo a nada

El encuentro del Pontífice con la directora general de la Unesco El Papa Francisco recibió en audiencia el lunes 2 de marzo, por la mañana, a la señora Irina Bokova, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO). La señora Bokova estaba acompañada por el señor Hao Ping, presidente de la trigesimoséptima sesión de la Conferencia general de la UNESCO, y por el señor Mohamed Sameh Amr, presidente del Consejo ejecutivo.

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«Nos pusieron ante la opción de ser cristianos o ser asesinados» y «tuvimos que escapar de nuestra tierra con nuestro Cristo, nuestra fe y nuestros principios. Hemos elegido marchar lejos de nuestras casas y de nuestro país que amamos, prefiriendo convertirnos en extranjeros

GIOVANNI MARIA VIAN director

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TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. director general

Marta Lago

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en una tierra extranjera, con todo el dolor y el sufrimiento que de ello se desprende, antes que llegar a formar parte de ese mal y de esa violencia inhumana contra los inocentes». Es un pasaje de la SIGUE EN LA PÁGINA 9

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número 10, viernes 6 de marzo de 2015

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A los obispos del norte de África en visita «ad limina» el Papa recuerda que la diferencia se ha de aceptar como riqueza

Antídoto contra la violencia Y rinde homenaje a la valentía y fidelidad de los obispos, sacerdotes, consagrados y laicos en Libia «El antídoto más eficaz contra toda forma de violencia es la educación en el descubrimiento y la aceptación de la diferencia». Lo recomendó el Papa Francisco a los prelados de la Conferencia episcopal regional del norte de África (Cerna), a quienes recibió en audiencia el lunes 2 de marzo, por la mañana, con ocasión de su visita «ad limina Apostolorum». Publicamos la traducción del discurso que el Pontífice entregó en francés. Queridos hermanos en el episcopado: Os acojo con alegría durante estos días que realizáis vuestra visita ad limina. Deseo que la peregrinación a las tumbas de los Apóstoles fortalezca vuestra fe y consolide vuestra esperanza, para que prosigáis el ministerio que se os ha confiado en cada uno de vuestros países. Doy las gracias a monseñor Vincent Landel, arzobispo de Rabat y presidente de vuestra Conferencia, que en nombre de todos vosotros ha expresado sentimientos de comunión con el Sucesor de Pedro. A través de vosotros, me uno a los fieles de vuestras diócesis del norte de África. Llevadles el afecto del Papa y la certeza de que permanece cercano a ellos y los alienta mientras dan generoso testimonio del Evangelio de paz y amor de Jesús. Mi saludo cordial también se dirige a todos los habitantes de vuestros países, en particular a las personas que sufren. Desde hace algunos años, vuestra región experimenta desarrollos significativos que han permitido esperar ver realizadas ciertas aspiraciones a una mayor libertad y a la dignidad, y favorecer una libertad de conciencia más grande. Pero a veces este desarrollo ha llevado a explosiones de violencia. En particular, quiero rendir homenaje a la valentía, a la fidelidad y a la perseverancia de los obispos en Libia, así como de los sacerdotes, las personas consagradas y los laicos que permanecen en el país a pesar de los numerosos peligros. Son auténticos testigos del Evangelio. Les doy las gracias de corazón, y os aliento a todos a proseguir vuestros esfuerzos para contribuir a la paz y a la reconciliación en toda vuestra región. Vuestra Conferencia episcopal, que reúne regularmente a los pastores de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, es un importante lugar de intercambio y diálogo, pero también ha de ser un instrumento de comunión que permita profundizar relaciones fraternas y confiadas entre vosotros. Vuestra peregrinación a Roma es una feliz ocasión para renovar vuestro compromiso común al servicio de la misión de la Iglesia en cada uno de vuestros países. Realizáis esta misión con los sacerdotes, vuestros colaboradores directos, que a veces, al ser originarios de numerosos países, tienen dificultades para adaptarse a situaciones muy nuevas para ellos. Por lo tanto, es particularmente necesario que estéis cerca de cada uno de ellos y atentos a su formación permanente, para que

puedan vivir su ministerio plena y serenamente. A cada uno de ellos les dirijo mi más cordial saludo, y les aseguro a todos mi oración. Las religiosas y los religiosos también tienen un papel importante en la vida y en la misión de vuestras Iglesias. Les agradezco el testimonio de vida fraterna y el compromiso tan generoso al servicio de sus propios hermanos y hermanas. En este Año de la vida consagrada, los invito a tomar renovada conciencia de la importancia de la contemplación en su vida y hacer resplandecer de este modo la belleza y la santidad de su vocación. En el centro de vuestra misión y en la fuente de vuestra esperanza están, ante todo, el encuentro personal con Jesucristo y la certeza de que Él actúa en el mundo al que habéis sido enviados en su nombre. Así pues, la vitalidad evangélica de vuestras diócesis depende de la calidad de la vida espiritual y sacramental de cada uno. La historia de vuestra región se ha caracterizado por numerosas figuras de santidad, desde Cipriano y Agustín, patrimonio espiritual de toda la Iglesia, hasta el beato Carlos de Foucauld, de quien el próximo año celebraremos el centenario de su muerte; y, más cercanos a nosotros, por los religiosos y las religiosas que entregaron todo a Dios y a sus hermanos, hasta el sacrificio de su vida. Os corresponde a vosotros desarrollar esta herencia espiritual, ante todo entre vuestros fieles, pero también abriéndola a todos. Además, me alegra saber que durante estos últimos años ha sido posible restaurar diversos santuarios cristianos en Argelia. Acogiendo a cada uno tal como es, con benevolencia y sin proselitismo, vuestras comunidades muestran que quieren ser una Iglesia de puertas abiertas, siempre «en salida» (cf. Evangelii gaudium, 46-47). En las situaciones a veces difíciles que vive vuestra región, vuestro ministerio de pastores experimenta muchas alegrías. Así, la acogida de nuevos discípulos que se unen a voso-

Padre Carlos de Foucauld

tros, tras descubrir el amor de Dios manifestado en Jesús, es un hermoso signo que da el Señor. Al compartir con sus compatriotas la preocupación por la edificación de una sociedad cada vez más fraterna y abierta, muestran que todos son hijos de un mismo Padre. Los saludo de modo particular y les aseguro mi afecto, deseando que ocupen plenamente su lugar en la vida de vuestras diócesis. También la universalidad es una característica de vuestras Iglesias, cuyos fieles provienen de numerosas naciones para formar comunidades muy vivas. Los invito a manifestar en su rostro la alegría del Evangelio, la alegría de haber encontrado a Cristo, que los hace vivir. También para vosotros es una ocasión para maravillaros ante la obra de Dios, que se difunde entre todos los pueblos y en todas las culturas. Quiero expresar mi aliento a los numerosos jóvenes estudiantes provenientes del África subsahariana, que forman una parte importante de vuestras comunidades. Manteniéndose firmes en la fe, serán capaces de establecer con todos vínculos de amistad, confianza y respeto, y así contribuirán a la edificación de un mundo más fraterno. El diálogo interreligioso es una parte importante de la vida de vuestras Iglesias. También en este ámbito, la fantasía de la caridad abre innumerables caminos para llevar el soplo evangélico a la culturas y a los ámbitos sociales más diversos (cf. Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del Año de la vida consagrada, 28 de noviembre de 2014). Sabéis hasta qué punto el escaso conocimiento recíproco es motivo de tantas incomprensiones y, a veces, incluso de enfrentamientos. Sin embargo, como escribió Benedicto XVI en la exhortación apostólica Africae munus, «si todos nosotros, creyentes en Dios, deseamos servir a la reconciliación, la justicia y la paz, hemos de trabajar juntos para impedir toda forma de discriminación, intolerancia y fundamentalismo confesional» (n. 94). El antídoto más eficaz contra toda forma de violencia es la educación en el descubrimiento y en la aceptación de la diferencia como riqueza y fecundidad. Además, es indispensable que en vuestras dió-

cesis sacerdotes, religiosas y laicos se formen en este ámbito. Al respecto, me alegra observar que el Pontificio instituto de estudios árabes e islámicos (PISAI), que celebra este año su quincuagésimo aniversario, nació en vuestra región, en Túnez. Apoyar y utilizar este instituto tan necesario para impregnarse de la lengua y de la cultura, permitirá profundizar un diálogo en la verdad y en el amor entre cristianos y musulmanes. También vivís día a día el diálogo con los cristianos de diferentes confesiones. Que el Instituto ecuménico Al Mowafaqa, fundado en Marruecos para promover el diálogo ecuménico e interreligioso en el contexto que le es propio, contribuya a su vez a un mejor conocimiento recíproco. Iglesia del encuentro y del diálogo, también queréis estar al servicio de todos, sin distinción. Con medios a menudo humildes, manifestáis la caridad de Cristo y de la Iglesia entre los más pobres, los enfermos, las personas ancianas, las mujeres necesitadas y los detenidos. Os agradezco de corazón el papel que desempeñáis cuando acudís en ayuda de los numerosos inmigrantes originarios de África que buscan en vuestros países un lugar de paso o de acogida. Reconociendo su dignidad humana y esforzándoos por despertar las conciencias ante tantos dramas humanos, mostráis el amor que Dios siente por cada uno de ellos. Queridos hermanos en el episcopado: Por último, quiero aseguraros el apoyo de toda la Iglesia a vuestra misión. Estáis «en las periferias», con el servicio especial de manifestar la presencia de Cristo en su Iglesia en esta región. Vuestro testimonio de vida, con sencillez y pobreza, es un signo importante para toda la Iglesia. Estad seguros de que el Sucesor de Pedro os acompaña en vuestro duro camino y os alienta a ser siempre hombres de esperanza. Os encomiendo a la protección de Nuestra Señora de África, que vela sobre todo el continente, y a la intercesión de san Agustín, del beato Carlos de Foucauld y de todos los santos de África. De todo corazón os imparto una afectuosa bendición apostólica a vosotros y a todos vuestros diocesanos.


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viernes 6 de marzo de 2015, número 10

Como habla Jorge Mario Bergoglio

Es un «cuento chino» JORGE MILIA

Gino Severini, «Boceto para la Última Cena» (1927)

Audiencia a los obispos amigos del movimiento de los Focolares

Anclados en la Eucaristía Un agradecimiento «especial» a los obispos provenientes «de las tierras ensangrentadas de Siria e Irak, así como de Ucrania» dirigió el Papa Francisco, durante el encuentro con los sesenta obispos amigos del movimiento de los Focolares, que tuvo lugar en el aula Pablo VI el miércoles 4 de marzo, por la mañana, antes de la audiencia general. «En el sufrimiento que estáis viviendo con vuestra gente —aseguró—, vosotros experimentáis la fuerza que viene de Jesús Eucaristía, la fuerza de seguir adelante unidos en la fe y en la esperanza». Queridos hermanos: Os doy la bienvenida y agradezco al cardenal Kovithavanij su introducción. Agradezco también a la presidenta y al co-presidente del Movimiento de los Focolares su presencia. Os ha reunido en Roma la amistad con este Movimiento y el interés por la «espiritualidad de comunión». En estos días, en especial, vuestra reflexión se centra en el tema «Eucaristía, misterio de comunión». En efecto, el carisma de la unidad propio de la Obra de María está fuertemente anclado en la Eucaristía, que le confiere su carácter cristiano y eclesial. Sin la Eucaristía la unidad perdería su polo de atracción divina y se reduciría a un sentimiento y a una dinámica solamente humana, psicológica, sociológica. En cambio, la Eucaristía garantiza que en el centro esté Cristo, y que sea su Espíritu, el Espíritu Santo, quien mueva nuestros pasos y nuestras iniciativas de encuentro y comunión. El apóstol Pablo escribe: «Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan» (1 Cor 10, 17). Como obispos, reunimos a las comunidades en torno a la Eucaristía, a la doble mesa de la Palabra y del Pan de vida. Este es nuestro servicio, y es fundamental. El obispo es principio de unidad en la Iglesia, pero esto no se lleva a cabo sin la Eucaristía: el obispo no reúne al pueblo alrededor de su persona o de las propias ideas, sino en torno a Cristo presente en su Palabra y en el Sacramento de su Cuerpo y Sangre. Y, en la escuela de Jesús, buen Pastor, Cordero inmolado y resucitado, el obispo reúne a las ovejas a él confiadas con la entrega de su vida, asumiendo él mismo una forma de existencia eucarística. Así, pues, el obispo, al conformarse con Cristo, se convierte en Evangelio vivo, se convierte en Pan partido para la vida de muchos con su predicación y su testimonio. Quien se nutre con fe de Cristo Pan vivo su amor lo impulsa a dar la vida

por los hermanos, a salir, a ir al encuentro de quien es marginado y despreciado. Os doy las gracias en especial a vosotros, hermanos, que venís de las tierras ensangrentadas de Siria e Irak, así como de Ucrania. En el sufrimiento que estáis viviendo con vuestra gente, vosotros experimentáis la fuerza que viene de Jesús Eucaristía, la fuerza de seguir adelante unidos en la fe y en la esperanza. En la celebración diaria de la misa nosotros estamos unidos a vosotros, rezamos por vosotros ofreciendo el Sacrificio de Cristo; y allí encuentran fuerza y significado también las múltiples iniciativas de solidaridad en favor de vuestras Iglesias. Queridos hermanos, os aliento a seguir adelante con vuestro compromiso en favor del camino ecuménico y del diálogo interreligioso. Y os agradezco la aportación que hacéis para una mayor comunión entre los diversos movimientos eclesiales. Que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja. Recemos unos por otros. Os agradezco vuestras oraciones.

Hablaba de la condición de tantas personas explotadas clandestinamente cuando se lo escuché decir. O quizás fue porque me llamó la atención el contexto en el cual usó la frase. «Cuando les cuentan que en 1813 fue abolida la esclavitud en nuestro país, no lo crean, son “cuentos chinos”. La esclavitud aún existe. En los talleres clandestinos donde encierran a los inmigrantes para que trabajen horas y horas, donde comen y duermen sin poder salir. Allí, cada máquina, cada jergón, cada baño sucio es un instrumento de tortura». Era el 23 de setiembre de 2011, durante la jornada internacional contra la explotación sexual y la trata de personas. A su alrededor había una pequeña multitud en la Plaza Once de Buenos Aires, todos estaban muy atentos a lo que decía, mientras otros pasaban distraídos por la avenida Rivadavia. Allí fue que le salió del alma esta expresión del «cuento chino» referida a la supuesta abolición de la esclavitud. Como puede verse, el Papa no ha empezado a crear sus «bergoglismos» después del 13 de marzo de 2013. Es una capacidad expresiva y lexical bien suya. Son parte de él. ¿Desde cuándo? No podría decir desde siempre, pero tal vez empezaron a formar parte de su manera de expresarse desde la época en la que era el maestrillo que todos conocimos. Seguramente podríamos encontrar muchos de ellos a lo largo de su vida. Algunas son expresiones inventadas por él, que no existen en el diccionario de la Real Academia, inventadas en el momento para describir con mayor claridad lo que tenía la intención de transmitir. Técnicamente son considerados verdaderos neologismos. Otras son expresiones populares muy comunes que usaba para hacer entender conceptos complejos o profundos en forma simple y directa. De este modo, una vez que las había dicho en un determinado contexto, también nosotros empezábamos a usarlas con la «vuelta de tuerca» que él les había dado. Para nosotros, sus alumnos, era normal escucharlo hablar así. Nunca ha dejado de inventarse neologismos y siempre ha recurrido a expresiones populares. Es una forma de hacerle saber a la gente sencilla que el pastor también sabe hablar como ellos. «A la gente hay que hablarle para que entienda», fue siempre una de sus premisas. «La Asamblea del Año 13» es un hito en la educación argentina. En 1813 las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata se reunieron y enunciaron una serie de medidas tales como el fin de la esclavitud, la abolición de los títulos nobiliarios y la abolición y quema de los instrumentos de tortura. Una página que ha repicado a través de los años desde los alumnos de primaria en adelante. Todos los argentinos la conocen. A su vez,

saben también que existe prácticamente un ejército de inmigrantes ilegales que desde las provincias más pobres o desde los países limítrofes se vuelcan a la capital en busca de trabajo, los cuales, la mayor parte de las veces, son esclavizados por connacionales que llegaron antes que ellos y consiguieron la condición de «residentes» o algún otro status legal. Dos temas que todos conocen: la abolición de la esclavitud y la explotación —que Francisco llama con todas las letras «esclavización»— de tantos inmigrantes. Una contradicción por demás evidente. Es por esto que cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires pronunció esa frase tan contundente —«no crean en el cuento chino de la abolición de la esclavitud— todo el mundo comprendió inmediatamente lo que estaba diciendo. Por mi parte, puedo llegar a entender que a algunos, pocos, europeos les cueste apreciar este modo de comunicacion «popular» del Papa. Se los podría justificar por el hecho de que no conocen la realidad latinoamericana y que han solo escuchado hablar de la religiosidad popular y de las villas miseria llenas de delincuentes y de narcotraficantes. Lo cual es verdad. Pero seguramente nunca se han enterado —o nadie les ha contado— que en estos lugares infernales, aun en medio de tantos delincuentes hay muchísima gente pobre de dinero pero riquísima de fe y de humildad. Es un mundo que no se conoce, o que conocen pocos, y donde la Iglesia —gracias también a Bergoglio— ha echado raíces, donde la fe está presente de un modo diferente al que se puede ver en las ciudades europeas, por ejemplo. De todos modos no hace falta ir tan lejos. En la misma Buenos Aires conviven dos realidades, dos países completamente diferentes. Y muchas veces una parte no sabe o no quiere saber nada de la otra. De aquí nace el concepto de que, en la realidad de hoy, la histórica abolición por decreto de la esclavitud no puede ser más que un «cuento chino». Porque realmente es así. La expresión usada por el arzobispo ha sido clarísima. En el lenguaje cotidiano de los habitantes de Buenos Aires, y de toda la Argentina en general, un «cuento chino» es algo que no puede ser verdad. China, un país tan lejano y desconocido, siempre ha estimulado la fantasía. Es muy probable que la expresión haya nacido en el puerto de la capital donde los marineros asombraban a los oyentes con historias increíbles, describiendo cosas que habían visto o vivido en esas tierras tan enigmáticas. Y nadie les creía. Pero no hay que creer que el arte de contar fábulas haya pertenecido solo a los viejos marineros del puerto de Buenos Aires. Hoy en día tenemos políticos y gobernantes que lo practican a diario.


número 10, viernes 6 de marzo de 2015

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Misa del Pontífice en Santa Marta Vergüenza y misericordia La capacidad de avergonzarse y acusarse a sí mismo, sin descargar la culpa siempre en los demás para juzgarlos y condenarlos, es el primer paso en el camino de la vida cristiana que conduce a pedir al Señor el don la misericordia. Es este el examen de conciencia sugerido por el Papa en la misa que celebró el lunes 2 de marzo, en la capilla de la Casa Santa Marta. Para su reflexión el Papa Francisco partió de la primera lectura, tomada del libro de Daniel (9, 4-10). Está, explicó, «el pueblo de Dios» que «pide perdón, pero no es un perdón de palabra: este pedir perdón es un perdón que viene del corazón porque el pueblo se siente pecador». Y el pueblo «no se siente pecador en teoría —porque todos nosotros podemos decir “somos todos pecadores”, es verdad, es una verdad: ¡todos aquí!— pero ante el Señor dice las cosas malas que hizo y lo que no hizo de bueno». Se lee, en efecto, en la Escritura: «Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra». En esencia, hizo notar el Papa Francisco, en estas palabras del pueblo está «la descripción de todo lo malo que hicieron». Y, así, «el pueblo de Dios, en este momento, se acusa a sí mismo». Y no se descarga con «los que nos persiguen», con los «enemigos». Más bien se mira a sí mismo y dice: «Me acuso a mí mismo ante ti, Señor, y me avergüenzo». Palabras claras, que encontramos también en el pasaje de Daniel: «Señor, a nosotros nos abruma la vergüenza». «Este pasaje de la Biblia —sugirió el Papa— nos hace reflexionar sobre una virtud cristiana, es más, en más de una virtud». En efecto, «la capacidad de acusarse a sí mismo, la acusación de sí mismo» es «el primer paso para encaminarse como cristiano». En cambio, «todos nosotros somos maestros, somos doctores en justificarnos a nosotros mismos» con expresiones como: «Yo no fui, no, no es culpa mía; pues sí, pero no era tanto... Las cosas no son así...». En definitiva, dijo el Papa Francisco, «todos encontramos una excusa» para justificarnos «de nuestras faltas, de nuestros pecados». Es más, añadió, «muchas veces somos capaces de poner esa cara de “¡yo no lo sé!”, cara de “yo no lo hice, tal vez será otro”». En pocas palabras, estamos siempre listos para «pasar por inocente». Pero así, advirtió el Papa, «no se avanza en la vida cristiana». Por lo tanto, reafirmó, «el primer paso» es la capacidad de acusarse a sí mismo. Y es ciertamente «bueno» hacerlo con el sacerdote en la confesión. Pero, preguntó el Papa Francisco, «antes y después de la confesión, en tu vida, en tu oración, ¿eres capaz de acusarte a tí mismo? ¿O es más fácil acusar a los demás?».

Esta experiencia, destacó el obispo de Roma, suscita «algo un poco extraño pero que, al final, nos da paz y salud». En efecto, «cuando comenzamos a mirar todo aquello de lo que somos capaces, nos sentimos mal, sentimos repugnancia» y llegamos a preguntarnos: «¿Pero yo soy capaz de hacer esto?». Por ejemplo, «cuando encuentro en mi corazón una envidia y sé que esa envidia es capaz de hablar mal del otro y matarlo moralmente», me tengo que preguntar: «¿Soy capaz de ello? Sí, yo soy capaz». Y precisamente «así comienza esta sabiduría, esta sabiduría de acusarse a sí mismo». Por consiguiente, «si no aprendemos este primer paso de la vida —afirmó el Papa Francisco— jamás daremos pasos hacia adelante por el camino de la vida cristiana, de la vida espiritual». Porque, precisamente, «el primer paso» es siempre el de «acusarse a sí mismo», incluso «sin decirlo: yo y mi conciencia». Al respecto el Papa propuso un ejemplo concreto. Cuando vamos por la calle y pasamos ante una prisión, dijo, podríamos pensar que los

cialmente al pasaje de la liturgia de san Lucas (6, 36-38). Jesús «es claro: sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso». Por lo demás, explicó el Papa Francisco, «cuando uno aprende a acusarse a sí mismo es misericordioso con los demás». Y puede decir: «¿Pero quién soy yo para juzgarlo, si soy capaz de hacer cosas peores?». Es una frase importante: «¿quién soy yo para juzgar al otro?». Esto se comprende a la luz de la palabra de Jesús «sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso» y con su invitación a «no juzgar». En cambio, reconoció el Pontífice, «cómo nos gusta juzgar a los demás, hablar mal de ellos». Sin embargo, el Señor es claro: «no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados». Es un camino ciertamente «no fácil», que «inicia con la acusación de uno mismo, inicia con esa vergüenza delante de Dios y con la petición de perdón a Él: pedir misericordia». Precisamente «de ese primer paso se llega a esto que el Señor nos pide: ser misericordiosos, no

detenidos «se lo merecen». Pero —invitó a considerar— «¿sabes que si no hubiese sido por la gracia de Dios, tú estarías allí? ¿Has pensado que eres capaz de hacer las cosas que ellos hicieron, incluso peores?». Esto, precisamente, «es acusarse a sí mismo, no esconder a uno mismo las raíces de pecado que están en nosotros, las tantas cosas que somos capaces de hacer, aunque no se vean». Es una actitud, prosiguió el Papa Francisco, que «nos lleva a la vergüenza delante de Dios, y esta es una virtud: la vergüenza delante de Dios». Para «avergonzarse» hay que decir: «Mira, Señor, siento repugnancia de mí mismo, pero tú eres grande: a mí la vergüenza, a ti —y la pido— la misericordia». Precisamente como dice la Escritura: «Señor, nos abruma la vergüenza, porque hemos pecado contra ti». Y lo «podemos decir, porque soy capaz de pecar y hacer muchas cosas malas: “A ti, Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón. La vergüenza para mí y a ti la misericordia y el perdón”». Es un «diálogo con el Señor» que «nos hará bien en esta Cuaresma: la acusación de nosotros mismos». «Pidamos misericordia» volvió a proponer el Papa refiriéndose espe-

juzgar a nadie, no condenar a nadie, ser generosos con los demás». En este perspectiva, el Papa invitó a orar para que «el Señor, en esta Cuaresma, nos dé la gracia de aprender a acusarnos a nosotros mismos, cada uno en su soledad», preguntándose: «¿Soy capaz de hacer esto? ¿Con este sentimiento soy capaz de hacer esto? ¿Con este sentir que tengo en mi interior soy capaz de las cosas más perversas?». Y orando así: «ten piedad de mí, Señor, ayúdame a avergonzarme y dame misericordia, así podré ser misericordioso con los demás».

Cuando el Señor exagera Continúan —siguiendo la liturgia diaria de la Palabra— las reflexiones del Papa Francisco sobre el tema de la conversión. Tras la invitación del lunes «a acusarnos a nosotros mismos, a decirnos la verdad sobre nosotros mismos, a no maquillarnos el alma para convencernos que somos más buenos de lo que realmente somos», en la misa que celebró el martes 3 de marzo en Santa Marta, el

Pontífice profundizó «el mensaje de la Iglesia» que «hoy se puede resumir en tres palabras: la invitación, el don y el “fingimiento”». Una invitación que, como se lee en el libro del profeta Isaías (1, 10.16) se refiere precisamente a la conversión: «Oíd la palabra del Señor. Lavaos, purificaos», o sea: «Lo que tenéis dentro y que no es bueno, lo que es malo, lo que está sucio, debe ser purificado». Ante la petición del profeta: «Apartad de mi vista vuestras malas acciones», «dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien», está quien dice: «Pero, Señor, yo no hago el mal; voy a misa todos los domingos, soy un buen cristiano, doy muchos donativos». A estas personas el Papa Francisco les preguntó idealmente: «¿Tú has entrado en tu corazón? ¿Eres capaz de acusarte a ti mismo por las cosas que encuentras allí?». Y en el momento que se advierte la necesidad de la conversión, nos podemos también preguntar: «¿Cómo puedo convertirme?». La respuesta nos la da la Escritura: «Aprended a hacer el bien». «La suciedad del corazón», en efecto, destacó el Papa, «no se quita como se quita una mancha: vamos a la tintorería y salimos limpios. Se quita con el obrar». La conversión es «hacer un camino distinto, otro camino distinto al del mal». Otra pregunta: «¿Y cómo hago el bien?». La respuesta la da también el profeta Isaías: «Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda». Indicaciones que, como explicó el Papa Francisco, se comprenden bien en una realidad como la de Israel, donde «los más pobres y los más necesitados eran los huérfanos y las viudas». Para cada uno de nosotros significa: ve «donde están las llagas de la humanidad, donde hay mucho dolor; y así, haciendo el bien, lavarás tu corazón. Tú serás purificado. Esta es la invitación del Señor». Conversión significa, por lo tanto, que estamos llamados a hacer el bien «a los más necesitados: la viuda, el huérfano, los enfermos, los ancianos abandonados, de los que nadie se acuerda»; pero también «los niños que no pueden ir a la escuela» o los niños «que no saben hacer la señal de la cruz». Porque, puso de relieve con amargura el Pontífice, «en una ciudad católica, en una familia católica hay niños que no saben rezar, que no saben hacer la señal de la cruz». Y, entonces, hay que «ir a ellos» a llevarles «el amor del Señor». Si hacemos esto, se preguntó el Papa, «¿cuál será el don del Señor?». Él «nos cambiará», dijo retomando la frase con la que el profeta Isaías afirma: «Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana». Incluso ante nuestro miedo y titubeo —«Pero, padre, tengo muchos pecados. He cometido muchos, muchos, muchos, muchos»— el Señor nos confirma: «Si tú vienes por este camino, por el que yo te invito, incluso si vuestros pecados fueran como escarlata, quedarán blancos SIGUE EN LA PÁGINA 11


L’OSSERVATORE ROMANO

número 10, viernes 6 de marzo de 2015

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El Papa invita a las cooperativas italianas a comprometerse en favor de una economía de la honradez

El sábado 28 de febrero, por la mañana, el Papa Francisco recibió en el aula Pablo VI a siete mil miembros de la Confederación de cooperativas italianas. Publicamos la traducción de su discurso.

Cuando uno más uno suma tres Es necesario dar un gran salto hacia adelante en la solidaridad

Hermanos y hermanas, ¡buenos días! Esta última [se refiere al coro] ha sido la «cooperativa» más melodiosa. ¡Enhorabuena! Gracias por este encuentro con vosotros y con la realidad que representáis, la cooperación. Las cooperativas desafían todo, desafían incluso a la matemática, porque en la cooperativa uno más uno suma tres. Y en la cooperativa, un fracaso es medio fracaso. Esta es la belleza de las cooperativas. Vosotros sois, ante todo, la memoria viva de un gran tesoro de la Iglesia italiana. En efecto, sabemos que en el origen del movimiento cooperativista italiano, muchas cooperativas agrícolas y de crédito, ya en el siglo XIX, fueron sabiamente fundadas y promovidas por sacerdotes y párrocos. Todavía ahora, en diversas diócesis italianas, se recurre al cooperativismo como remedio al problema de la desocupación y a las diversas formas de malestar social. Hoy es una regla, no digo normal, habitual... pero que se ve con mucha frecuencia: «¿Buscas trabajo? Ven, ven a esta empresa». 11 horas, 10 horas de trabajo, 600 euros. «¿Te gusta? ¿No? Regresa a casa». ¿Qué hacer en este mundo que funciona así? Porque hay una serie, una fila de gente que busca trabajo: si a ti no te gusta, a aquel otro le gustará. Es el hambre, el hambre nos hace aceptar lo que nos dan, el trabajo en negro... Podría preguntar, para poner un ejemplo, sobre el personal doméstico: ¿cuántos hombres y mujeres que trabajan como personal doméstico tienen ahorro social para la pensión? Todo esto es muy conocido. La Iglesia siempre ha reconocido, apreciado y alentado la experiencia de cooperativismo. Lo leemos en los documentos del Magisterio. Recordemos el grito lanzado en 1891, con la Rerum novarum, por el Papa León XIII: «Todos propietarios y no todos proletarios». Y son ciertamente también conocidas las páginas de la encíclica Caritas in veritate, donde Benedicto XVI se expresa a favor de la cooperación en el crédito y en el consumo (cf. nn. 65-66), destacando la importancia de la economía de comunión y del sector non profit (cf. n. 41), para afirmar que el dios-beneficio no es una divinidad, sino que es sólo una brújula y un metro de valoración de la actividad empresarial. El Papa Benedicto nos explicó también cómo nuestro mundo necesita una economía del don (cf. nn. 34-39), es decir, una economía capaz de dar vida a empresas inspiradas en el principio de la solidaridad y capaces de «crear iniciativas». Así, pues, resuena a través de vosotros la exclamación pronunciada por León XIII al bendecir los inicios del movimiento cooperativo católico italiano, cuando dijo que, para hacer esto, «es admirable la fuerza de las doctrinas cristianas. En primer lugar, toda la doctrina de la religión cristiana» (Enc. Rerum novarum, 15). Estas, y muchas otras afirmaciones de reconocimiento y de aliento dirigidas a los miembros de las cooperativas por parte de la Iglesia son válidas y actuales. Pienso también en el extraordinario magisterio social del beato Pablo VI. Tales afirmaciones las podemos con-

firmar y reforzar. No es necesario, por ello, repetirlas o hacer amplia referencia a ellas. Hoy quisiera que nuestro diálogo no mire sólo al pasado, sino que se dirija sobre todo hacia adelante: a las nuevas perspectivas, a las nuevas responsabilidades, a las nuevas formas de iniciativa de las empresas cooperativas. Es una auténtica misión que nos pide fantasía creativa para encontrar formas, métodos, actitudes e instrumentos, para combatir la «cultura del descarte», la que hoy vivimos, la «cultura del descarte» cultivada por los poderes que rigen las políticas económico-financieras del mundo globalizado, donde en el centro está el dios dinero. Globalizar la solidaridad —¡esto se debe globalizar, la solidaridad!— hoy significa pensar en el aumento vertiginoso de los desempleados, las lágrimas incesantes de los pobres, la necesidad de retomar un desarrollo que sea un verdadero progreso integral de la persona que necesita ciertamente un ingreso, pero no sólo el ingreso. Pensemos en las necesidades de la salud, que los sistemas de bienestar tradicional ya no logran satisfacer; en las exigencias apremiantes de la solidaridad, poniendo de nuevo en el centro de la economía mundial la dignidad de la persona humana, como lo habéis dicho vosotros. Como diría también hoy el Papa León XIII: para globalizar la solidaridad «es admirable y varia la fuerza de las doctrinas cristianas». Por lo tanto, no os detengáis a mirar sólo lo que habéis sabido hacer. Seguid perfeccionando, reforzando y actualizando las buenas y sólidas realidades que ya habéis construido. Pero tened también el valor de salir de ello, llenos de experiencia y de buenos métodos, para llevar el cooperativismo hacia las nuevas fronteras del cambio, hasta las periferias existenciales donde necesita surgir la esperanza y donde, lamentablemente, el sistema socio-político actual parece, en cambio, fatalmente destinado a sofocar la esperanza, a robar la esperanza, aumentando riesgos y amenazas. Este gran salto hacia adelante que nos proponemos que realice el cooperativismo, os confirmará que todo lo que ya habéis hecho no sólo es positivo y

vital, sino que sigue siendo profético. Por ello tenéis que seguir inventando —esta es la palabra: inventar— nuevas formas de cooperación, porque también para las cooperativas es válida la consideración: cuando el árbol da nuevas ramas, las raíces están vivas y el tronco es fuerte. Aquí, hoy, vosotros representáis válidas experiencias en múltiples sectores: desde la valorización de la agricultura, a la promoción de la construcción de nuevas casas para quien no tiene casa, desde las cooperativas sociales hasta el crédito cooperativo, aquí ampliamente representado, desde la pesca hasta la industria, las empresas, las comunidades, el consumo, la distribución y muchos otros tipos de servicios. Sé bien

de incorporarse al mundo del trabajo. No descuidemos a los adultos que con frecuencia quedan prematuramente sin trabajo. «Tú, ¿qué eres?» — «Soy ingeniero» — «Ah, qué bueno, qué bueno. ¿Cuántos años tiene?» — «49» — «No sirve, se puede marchar». Esto sucede todos los días. Además de las nuevas empresas, miremos también a las empresas que pasan por un momento de dificultad, a las que a los viejos dueños les conviene dejarlas morir y que, en cambio, podrían revivir con las iniciativas que vosotros llamáis «Workers buy out», «empresas recuperadas», en mi lengua, empresas salvadas. Y yo, como he dicho a sus representantes, soy un aficionado de las empresas recuperadas. Un segundo aliento —no por importancia— es el de activaros como protagonisTenéis que seguir inventando nuevas formas de tas para realizar nuevas soluciones de bienestar, cooperación, porque también para las en especial en el camcooperativas es válida la consideración: po de la salud, un campo delicado donde cuando el árbol da nuevas ramas, mucha gente pobre ya las raíces están vivas y el tronco es fuerte no encuentra respuestas adecuadas a sus que esta lista está incompleta, pero es necesidades. Conozco lo que hacéis bastante útil para comprender cuán desde hace años con corazón y con paprecioso es el método cooperativo, que sión, en las periferias de las ciudades y debe seguir adelante, creativo. Se mos- de nuestra sociedad, por las familias, tró de este modo ante muchos desafíos. los niños, los ancianos, los enfermos y Y lo seguirá siendo. Todo aprecio y to- las personas desfavorecidas y que atrado aliento corren el riesgo de permane- viesan dificultades por diversas razones, cer genéricos. Quisiera ofreceros, en llevando a las casas corazón y asistencambio, algunos puntos de aliento concre- cia. La caridad es un don. No es un simple gesto para tranquilizar el corazón, es tos. El primero es este: las cooperativas un don. Cuando hago un gesto de caritienen que seguir siendo el motor que le- dad me entrego yo mismo. Si no soy capaz de donarme eso no es caridad. vanta y desarrolla la parte más débil de Un don sin el cual no se puede entrar nuestras comunidades locales y de la socieen la casa de quien sufre. En el lenguadad civil. De esto no es capaz el sentije de la doctrina social de la Iglesia esmiento. Para ello es necesario poner en to significa servirse de la subsidiariedad primer lugar la fundación de nuevas con fuerza y coherencia: significa unir empresas cooperativas, junto al desarro- las fuerzas. Qué hermoso sería si, parllo ulterior de las que ya existen, para tiendo de Roma, entre las cooperativas, crear sobre todo nuevas posibilidades las parroquias y los hospitales, pienso de trabajo que hoy no existen. en el «Bambin Gesù» en especial, puEl pensamiento se dirige ante todo a diese nacer una red eficaz de asistencia los jóvenes, porque sabemos que la de- y solidaridad. Y la gente, partiendo de socupación juvenil, dramáticamente ele- los más necesitados, fuese puesta en el vada —pensemos que, en algunos países centro de todo este movimiento solidade Europa, es del 40, 50 por ciento— rio: la gente en el centro, los más necedestruye en ellos la esperanza. Pero sitados en el centro. ¡Esta es la misión pensemos también en las numerosas que nos proponemos! A vosotros os comujeres que tienen necesidad y voluntad rresponde la tarea de inventar solucio-

nes prácticas, de hacer funcionar esta red en las situaciones concretas de vuestras comunidades locales, partiendo precisamente de vuestra historia, con vuestro patrimonio de conocimientos para conjugar el ser empresa y al mismo tiempo no olvidar que en el centro de todo está la persona. Habéis hecho mucho, y todavía queda mucho por hacer. ¡Sigamos adelante! El tercer aliento se refiere a la economía, su relación con la justicia social, la dignidad y el valor de las personas. Se sabe que un cierto liberalismo cree que sea necesario antes producir riqueza, y no importa cómo, para luego promover alguna política redistributiva por parte del Estado. Primero llenar el vaso y luego dar a los demás. Otros piensan que es la misma empresa quien debe dar las migajas de la riqueza acumulada, absolviendo de este modo la propia y así llamada «responsabilidad social». Se corre el riesgo de ilusionarse con hacer el bien mientras que, lamentablemente, se sigue sólo haciendo marketing, sin salir del circuito fatal del egoísmo de las personas y de las empresas que tienen como centro el dios dinero. En cambio, nosotros sabemos que realizando una calidad nueva de economía se crea la capacidad de hacer crecer a las personas en todas sus potencialidades. Por ejemplo: el socio de la cooperativa no debe ser sólo un abastecedor, un trabajador, un usuario bien tratado, debe ser siempre el protagonista, debe crecer, a través de la cooperativa, crecer como persona, socialmente y profesionalmente, en la responsabilidad, en hacer realidad la esperanza, en construir juntos. No digo que no se deba crecer en las ganancias, pero eso no es suficiente: es necesario que la empresa gestionada por la cooperativa crezca de verdad de modo cooperativo, es decir, implicando a todos. ¡Uno más uno es tres! Esta es la lógica. «Co-operari», en la etimología latina, significa obrar juntos, cooperar, y, por lo tanto, trabajar, ayudar, contribuir a alcanzar un fin. No os conforméis nunca con la palabra «cooperativa» sin ser conscientes de la auténtica esencia y del espíritu de la cooperación. La cuarta sugerencia es esta: si miramos a nuestro alrededor nunca sucede que la economía se renueve en una sociedad que envejece, en lugar de crecer. El movimiento cooperativo puede ejercer un papel importante para sostener, facilitar y también alentar la vida de las familias. Realizar la conciliación, o tal vez mejor la armonización entre trabajo y familia, es un tarea que habéis ya iniciado y que debéis realizar cada vez más. Hacer esto significa también ayudar a las mujeres a realizarse plenamente en la propia vocación y a fructificar sus propios talentos. Mujeres libres de ser cada vez más protagonistas, tanto en las empresas como en las familias. Sé bien que las cooperativas ya proponen muchos servicios y muchas fórmulas organizativas, como la mutual; que salen al encuentro de las exigencias de todos, de los niños y los ancianos en especial, desde las guarderías hasta la asistencia

la gente con fines de lucro contrarios a los de la verdadera y auténtica cooperación. Hacéis bien, os lo digo, porque, en el campo en el que actuáis, asumir una fachada honorable y perseguir en cambio fines despreciables e inmorales, a menudo dirigidos a la explotación del trabajo, o incluso a las manipulaciones de mercado, y hasta escandalosos tráficos de corrupción, es una vergonzosa y gravísima mentira que no se puede aceptar de ninguna manera. ¡Luchad contra esto! ¿Pero cómo luchar? ¿Sólo con las palabras? ¿Con las ideas? Luchad con la cooperación justa, la verdadera, la que siempre vence. La economía cooperativa, si es auténtica, si quiere desempeñar una función social fuerte, si quiere ser protagonista del futuro de una nación y cada una de las comunidades locales, debe perseguir finalidades transparentes y claras. Debe promover la economía de la honradez. Una economía saneada en el mar insidioso de la economía global. Una verdadera economía promovida

en los domicilios. Este es nuestro modo de gestionar los bienes comunes, esos bienes que no deben ser sólo la propiedad de pocos y no deben perseguir fines especulativos. El quinto aliento tal vez os sorprenderá. Para hacer todas estas cosas se necesita dinero. Las cooperativas, en general, no fueron fundadas por grandes capitalistas, es más, se dice a menudo que las mismas están estructuralmente subcapitalizadas. En cambio, el Papa os dice: debéis invertir, y debéis invertir bien. En Italia ciertamente, pero no sólo, es difícil obtener dinero público para cubrir la escasez de recursos. La solución que os propongo es esta: unid con determinación los medios buenos para realizar obras buenas. Colaborad más entre cooperativas bancarias y empresas, organizad los recursos para hacer vivir con dignidad y serenidad a las familias; pagad salarios jusNo os conforméis nunca con la palabra tos a los trabajadores, invirtiendo sobre todo en las ini«cooperativa» sin ser conscientes de la ciativas que sean verdaderaauténtica esencia y del espíritu de la mente necesarias. cooperación No es fácil hablar de dinero. Decía Basilio de Cesarea, Padre de la Iglesia del siglo IV, citado luego por san Francisco de por personas que tienen en el corazón Asís, que «el dinero es el estiércol del y en la mente sólo el bien común. diablo». Lo repite ahora también el PaLas cooperativas tienen una tradición pa: «el dinero es el estiércol del diablo». internacional fuerte. También en esto Cuando el dinero se convierte en un habéis sido auténticos pioneros. Vuesídolo, dirige las opciones del hombre. tras asociaciones internacionales nacieY entonces arruina al hombre y lo conron con gran anticipación respecto a las dena. Lo hace un esclavo. El dinero al servicio de la vida puede ser gestionado que crearon otras empresas en tiempos en la forma justa por la cooperativa, si muy posteriores. Ahora está la nueva es una cooperativa auténtica, verdade- gran globalización, que reduce algunos ra, donde no manda el capital sobre los desequilibrios pero crea muchos otros. El movimiento cooperativo, por lo tanhombres, sino los hombres sobre el capital. to, no puede permanecer ajeno a la Por esto os digo que hacéis bien —y os digo también de hacerlo cada vez globalización económica y social, cuyos más— en oponeros y combatir las falsas efectos llegan a todos los países, inclucooperativas, las que prostituyen el pro- so hasta dentro de nuestras casas. ¿Las cooperativas participan en la pio nombre de cooperativa, es decir, de una realidad tan buena, para engañar a globalización como las demás empre-

sas? ¿Existe un modo original que permita a las cooperativas afrontar los nuevos desafíos del mercado global? ¿Cómo pueden las cooperativas participar en el desarrollo de la cooperación salvaguardando los principios de la solidaridad y la justicia? Lo digo a vosotros para decirlo a todas las cooperativas del mundo: las cooperativas no pueden permanecer cerradas en casa, pero tampoco salir de casa como si no fuesen cooperativas. Este es el doble principio: no pueden permanecer cerradas en casa, pero tampoco salir de casa como si no fuesen cooperativas. No, no se puede pensar una cooperativa con doble cara. Hay que tener el valor y la creatividad de construir la senda justa para integrar, en el mundo, el desarrollo, la justicia y la paz. Por último, no dejéis que viva sólo en la memoria la colaboración del movimiento cooperativo con vuestras parroquias y vuestras diócesis. Las formas de colaboración tienen que ser distintas, respecto a las de los orígenes, pero el camino debe ser siempre el mismo. Donde están las viejas y nuevas periferias existenciales, donde haya personas desfavorecidas, personas solas y descartadas, personas no respetadas, tendedles la mano. Colaborad entre vosotros, en el respeto de la identidad vocacional de cada uno, dándoos una mano. Sé que desde hace algunos años vosotros estáis colaborando con otras asociaciones cooperativas —incluso si no están vinculadas con nuestra historia y nuestras tradiciones— para crear una alianza de cooperativas y de cooperativistas italianos. Por ahora es una Alianza en potencia, pero vosotros confiáis en llegar a ser una asociación única, una alianza cada vez más vasta entre cooperativistas y cooperativas. El movimiento cooperativo italiano tiene una gran tradición, respetada en el mundo cooperativista internacional. La misión cooperativa en Italia ha estado muy relacionada desde los orígenes a la identidad, los valores y las fuerzas sociales presentes en el país. Esta identidad, por favor, respetadla. Sin embargo, a menudo las opciones que distinguían y dividían fueron durante largo tiempo más fuertes que las opciones que, en cambio, congregaban y unían los esfuerzos de todos. Ahora vosotros pensáis poner en primer lugar lo que os une. Y precisamente alrededor de lo que os une, que es la parte más auténtica, más profunda y más viva de las cooperativas italianas, queréis construir vuestra nueva forma asociativa. Hacéis bien en proyectar así, y así dais un salto hacia adelante. Cierto, existen cooperativas católicas y cooperativas no católicas. ¿Pero la fe se salva permaneciendo encerrados en sí mismos? Pregunto: ¿la fe se salva permaneciendo encerrados en sí mismos? ¿Permaneciendo sólo entre nosotros? Vivid vuestra alianza como cristianos, como respuesta a vuestra fe y a vuestra identidad sin miedo. Fe e identidad son la base. Seguid adelante, y caminad juntos con todas las personas de buena voluntad. Y esto es también una llamada cristiana, una llamada cristiana a todos. Los valores cristianos no son sólo para nosotros, son para compartirlos. Y compartirlos con los demás, con quienes no piensan como nosotros pero quieren las mismas cosas que queremos nosotros. ¡Seguid adelante, ánimo! Sed creadores, «poetas», ¡adelante!


L’OSSERVATORE ROMANO

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viernes 6 de marzo de 2015, número 10

COMUNICACIONES Colegio episcopal

Audiencias pontificias

Monseñor Fidencio López, obispo de San Andrés Tuxtla (México) Monseñor Jorge Cuapio Bautista, auxiliar de Tlalnepantla (México) RENUNCIAS: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Malabo (Guinea Ecuatorial) que monseñor ILDEFONSO OBAMA OBONO le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Ildefonso Obama Obono nació en Kogo, diócesis de Bata, el 6 de mayo de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1964. Juan Pablo II le nombró obispo de Ebebiyin el 15 de octubre de 1982; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1983. El mismo Papa le promovió a arzobispo de Malabo el 9 de julio de 1991. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Lichinga (Mozambique) que monseñor ELIO GRESELIN, S.C.J., le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Elio Greselin, S.C.J., nació en Tretto di Venza, diócesis de Vicenza (Italia), el 15 de noviembre de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de junio de 1965. Benedicto XVI le nombró obispo de Lichinga el 30 de diciembre de 2008; recibió la ordenación episcopal el 22 de marzo de 2009. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Lisala (República democrática del Congo) que monseñor LOUIS NKINGA BONDALA, C.I.C.M., le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Louis Nkinga Bondala, C.I.C.M., nació en Mankanza, diócesis de Budjala, el 20 de junio de 1937. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de agosto de 1966. Juan Pablo II le nombró obispo de Kole el 28 de enero de 1980; recibió la ordenación episcopal el 4 de mayo del mismo año. El Santo Padre le nombró obispo coadjutor de Lisala el 13 de

Erección de provincia eclesiástica El Santo Padre ha dispuesto la unión formal de la sede metropolitana de Cashel con la antigua diócesis de Emly en la nueva archidiócesis metropolitana denominada «archidiócesis de CASHEL Y EMLY (Irlanda).

marzo de 1996. Pasó a ser obispo de dicha sede el 6 de julio de 1997. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Cassano all’Jonio (Italia) presentada por monseñor NUNZIO GALANTINO, secretario general de la Conferencia episcopal italiana.

—Monseñor Vincent Landel, arzobispo de Rabat (Marruecos).

EL SANTO PADRE

S.C.I.,

HA RECIBID O EN AUDIENCIA:

Sábado 28 de febrero —Al cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles (Italia). Lunes 2 de marzo

—A monseñor Janusz Urbańczyk, observador permanente de la Santa Sede ante las organizaciones internacionales gubernativas en Viena.

El Papa ha aceptado la renuncia a la función de auxiliar de la arquidiócesis de Tlalnepantla (México) que monseñor FRANCISCO RAMÍREZ NAVARRO, obispo titular de Tlos, le había presentado en conformidad con los cánones 411 y 401 § 1 del Código de derecho canónico.

—Monseñor Claude Rault, obispo de Laghouat (Argelia).

EL PAPA

HA NOMBRAD O:

—Arzobispo de Malabo (Guinea ecuatorial) a monseñor JUAN NSUE EDJANG MAYÉ, hasta ahora obispo de Ebebiyin. Juan Nsue Edjang Mayé nació en Akok Yebinveiń, diócesis de Ebebiyin, el 9 de noviembre de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de marzo de 1995. Benedicto XVI le nombró obispo de Ebebiyin el 19 de febrero de 2011; recibió la ordenación episcopal el 7 de mayo del mismo año. —Arzobispo metropolitano de la nueva archidiócesis de Cashel y Emly (Irlanda) a monseñor KIERAN O’REILLY, S.M.A., hasta ahora arzobispo de Cashel y administrador apostólico de Emly. Kieran O’Reilly, S.M.A., nació en Cork, diócesis de Cork y Ross, el 8 de agosto de 1952. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de junio de SIGUE EN LA PÁGINA 10

—Al presidente del Consejo de ministros del Gobierno regional del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani. A los obispos de la Conferencia episcopal regional del Norte de África (C.E.R.N.A.), en visita «ad limina Apostolorum»: M.AFR.,

—Monseñor Ghaleb Moussa Abdalla Bader, arzobispo de Argel (Argelia). —Monseñor Paul Desfarges, S.J., obispo de Constantine (Argelia) —Monseñor Jean-Paul Vesco, obispo de Orán (Argelia).

—Padre Mario León Dorado, prefecto apostólico del Sahara Occidental.

O.M.I.,

—A la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, con el séquito.

Nunzio Galantino nació en Cerignola, diócesis de Cerignola-Ascoli Satriano, el 16 de agosto de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de diciembre de 1972. Benedicto XVI le nombró obispo de Cassano all’Jonio el 9 de diciembre de 2011; recibió la ordenación episcopal el 25 de febrero de 2012. El Papa Francisco le nombró, por un quinquenio, secretario general de la Conferencia episcopal italiana el 25 de marzo de 2014.

Francisco Ramírez Navarro nació en Tepatitlán, diócesis de San Juan de los Lagos (México), el 24 de julio de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1969. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Tlos y auxiliar de Tlalnepantla el 27 de diciembre de 2000; recibió la ordenación episcopal el 22 de febrero de 2001.

—Monseñor Santiago Agrelo Martínez, O.F.M., arzobispo de Tanger (Marruecos).

O.P.,

—Monseñor Sylvester Carmel Magro, O.F.M., obispo titular de Salde, vicario apostólico de Bengasi (Libia). —Monseñor Giovanni Innocenzo Martinelli, O.F.M., obispo titular de Tabuda, vicario apostólico de Trípoli (Libia).

Representación pontificia El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Mozambique a monseñor ED GAR PEÑA PARRA, arzobispo titular de Telepte, hasta ahora nuncio apostólico en Pakistán. Edgar Peña Parra nació en Maracaibo (Venezuela) el 6 de marzo de 1960. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de agosto de 1985. Es doctor en derecho canónico. Benedicto XVI le nombró arzobispo titular de Telepte, encomendándole al mismo tiempo el cargo de nuncio apostólico, el 8 de enero de 2011; recibió la ordenación episcopal el 5 de febrero del mismo año. El Papa le nombró nuncio apostólico en Pakistán el 2 de febrero de 2011.

—Monseñor Ilario Antoniazzi, arzobispo de Túnez.

Lutos en el episcopado —Monseñor VINCENT VALENTINE EGWUCHUKWU EZEONYIA, C.S.SP., obispo de Aba (Nigeria), falleció el 8 de febrero, tras una breve enfermedad. Había nacido en Uke, diócesis de Nnewi, el 5 de abril de 1941. Era sacerdote desde el 3 de agosto de 1968. El Papa Juan Pablo II le nombró obispo de la recién creada diócesis de Aba el 2 de abril de 1990; recibió la ordenación episcopal el 1 de julio del mismo año. —Monseñor ABEL COSTAS MONTAÑO, obispo emérito de Tarija (Bolivia), falleció el 11 de febrero en Cochabamba. Había nacido en Pocoma, arquidiócesis de Cochabamba, el 25 de mayo de 1920. Era sacerdote desde el 22 de septiembre de 1945. El Papa Pablo VI le nombró obispo titular de Novi y auxiliar de la arquidiócesis de Cochabamba el 11 de noviembre de 1968; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1969. El mismo Papa le nombró obispo de la diócesis de Tarija el 11 de diciembre de 1974; y aceptó su renuncia a dicha sede el 20 de octubre de 1995. —Monseñor THOMAS BHALERAO, S.J., obispo emérito de Nashik (India), falleció el 13 de febrero. Había nacido en Sangamner, diócesis de Nashik, el 1 de febrero de 1933. Era sacerdote desde el 27 de marzo de 1965. Juan Pablo II le nombró obispo de Nashik el 15 de mayo de 1987; recibió la ordenación episcopal el 23 de agosto del mismo año. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha circunscripción eclesiásatica el 31 de marzo de 2007. —Monseñor MAGNUS MWALUNYUNGU, obispo emérito de Tunduru-Masasi (Tanzania), falleció el 13 de febrero. Había nacido en Nsengilindete, diócesis de Iringa, el 25 de agosto de 1930. Era saSIGUE EN LA PÁGINA 10


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El Papa en la iglesia romana de Todos los Santos para recordar la inauguración de las nuevas normas litúrgicas del Vaticano

II

Y Pablo VI celebró en italiano El sábado 7 de marzo a las 18.00, el Papa celebrará la misa en la parroquia romana de Todos los Santos en la vía Apia Nueva. El Pontífice recordará de este modo, en la misma iglesia y exactamente a cincuenta años de distancia, la misa que el Papa Pablo VI celebró por primera vez en italiano según las renovadas normas litúrgicas establecidas por el Concilio Vaticano II. Publicamos a continuación un pasaje de la homilía que el Pontífice pronunció el 7 de marzo de 1965. ¿Qué estamos haciendo? Este es el momento de las reflexiones y se introduce en el sagrado Rito para suscitar los pensamientos que lo deben acompañar. Nosotros estamos actuando una realidad, la cual, ya de por sí, se presenta solemne y cuenta con dos aspectos: uno extraordinario, el otro habitual y ordinario. Extraordinaria es la nueva forma actual de rezar, de celebrar la santa misa. Se inaugura, hoy, la nueva forma de la Liturgia en todas las parroquias e iglesias del mundo, para todas las misas con participación del pueblo. Es un gran acontecimiento que se tendrá que recordar como principio

de una lozana vida espiritual, como un compromiso nuevo en la correspondencia al gran diálogo entre Dios y el hombre. Norma fundamental es, de ahora en adelante, rezar comprendiendo cada una de las frases y palabras, completarlas con nuestros sentimientos personales y conformarlos al alma de la comunidad, que forma un coro con nosotros. En la edición italiana del 10 de marzo de 1965 «L’Osservatore Existe también otra circunstancia que hace especial la solemnidad de hoy: la Y antes: ¿qué es el Rito que estapresencia del Papa, que, de por sí, mos celebrando? Es un encuentro de autoriza a poner de relieve todo lo quien ofrece el Sacrificio divino con que puede llegar a ser útil para el pueblo que participa. Ese encuentro debe ser, por ello, nuestra vida cristiana. Por lo demás, incluso queriendo pleno y cordial. No es, por lo tanto, considerar el segundo aspecto, es algo fuera de sitio que el celebrante decir, lo que es habitual en estas —en este caso el Papa— dirija muasambleas, todo —lo sabemos— pre- chas veces a los presentes el saludo senta un carácter valioso y digno de característico: El Señor esté con vosotros. nuestra reflexión.

No tenemos miedo a nada VIENE DE LA PÁGINA 2

conmovedora carta enviada al Papa por algunas familias cristianas iraquíes que desde hace algunos meses están refugiadas en la parroquia de Naour en Jordania. La entregó en manos del Papa Francisco —después de la misa en Santa Marta del jueves 5 de marzo— el padre Rifat Bader, director del «Catholic Center for Studies and Media» de Amán y párroco en Naour. El padre Rifat regaló también al Pontífice la copia de una pintura realizada por uno de estos refugiados: «No puedo revelar el nombre —nos dijo el religioso— porque teme por su vida, pero en el cuadro representó todo el drama vivido por la comunidad cristiana de Mosul». La obra representa una caravana que deja atrás las murallas de la ciudad (a la izquierda se ve

también una estatua de «Lammasu», uno de los símbolos de la civilización asiria que fueron destruidos por los terroristas). En la parte superior la Sagrada Familia («también ellos fueron refugiados») y un ángel custodio que acompaña el camino de un pueblo completo: sacerdotes, religiosas, hombres, mujeres, ancianos, niños, algunos llevan vestimenta típica de las ciudades de Mosul y Qaraqosh. «En estos meses —nos dice el padre Rifat— recibí de estas personas, perseguidas precisamente por ser cristianas, un gran testimonio: ya no tienen nada, su única riqueza es la fe». Lo escriben ellos mismos al Papa: «Nuestra fe hoy es mucho más fuerte que antes. No tenemos miedo a nada porque estamos convencidos de que Dios está con nosotros».

VI

Así, pues, el Papa repite el gran deseo no sólo dirigiéndose con afectuoso gesto a los presentes, sino expresando el propósito de llegar a toda la población cristiana de esta ciudad, de la santa diócesis de Pedro y Pablo, la diócesis de Roma. Por ello, con todo el corazón, con toda la fuerza que Dios pone en su voz, en su ministerio, el Santo Padre exclama al pueblo romano: ¡Que Dios esté contigo!

Presentación en Roma de la Red eclesial panamazónica

Apaguemos los motores y detengámonos En 2013 en Río de Janeiro, con ocasión de la Jornada mundial de la juventud, el Papa Francisco al hablar con los obispos brasileños dijo que «la Amazonia es un banco de pruebas para la Iglesia y la sociedad» e hizo «un rigoroso llamamiento al respeto y la custodia de toda la creación que Dios ha confiado al hombre no para explotarla salvajemente, sino para que la convierta en un jardín». La Iglesia latinoamericana —ya desde hace años comprometida en responder a los desafíos regionales que presenta el contexto amazónico— aceptó esta invitación y el pasado septiembre dio vida al proyecto de la Red eclesial panamazónica (REPAM). La red tuvo en Roma, el 2 y 3 de marzo,

En la catedral de Bogotá

El cardenal Pimiento Rodríguez recibió la púrpura Recibió la púrpura en su país, Colombia, el pasado sábado 28 de febrero, el cardenal de 96 años José de Jesús Pimiento Rodríguez. La ceremonia, que no tiene precedentes en la historia de la Iglesia colombiana, se llevó a cabo en la catedral primada de Bogotá, presidida por el nuncio apostólico, el arzobispo Ettore Balestrero. El cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá, le impuso la birreta y le entregó el anillo, símbolo de la dignidad cardenalicia, al nuevo purpurado creado junto a otros 19 eclesiásticos por el Papa Francisco en el consistorio del pasado 14 de febrero. A causa de su edad avanzada el arzobispo emérito de Manizales no había podido participar en dicho consistorio.

Romano» publicaba la homilía de Pablo

un encuentro de coordinación y, para la ocasión, fue presentada en una conferencia que tuvo lugar el lunes 2 de marzo, por la mañana, en la Oficina de prensa de la Santa Sede. El encuentro lo dirigió el subdirector, padre Ciro Benedettini. La cita se quiso tener en Roma —explicó el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo pontificio Justicia y paz que patrocina el proyecto— como testimonio del impacto transnacional de la problemática y la implicación de toda la Iglesia que quiere dar la más amplia visibilidad a este modelo operativo, un modelo que podrá llegar a ser útil en diversos y fundamentales ambientes como la justicia, la legalidad, la promoción y la tutela de los derechos humanos, el desarrollo inclusivo y equitativo, el uso responsable y solidario de los recursos naturales. ¿Qué es el REPAM? Lo explicó en una intervención de audio el cardenal Cláudio Hummes, presidente de la Comisión para la Amazonia de la Conferencia episcopal brasileña: «En los nueve países latinoamericanos que forman el territorio amazónico, la Red quiere unir los esfuerzos de la Iglesia en favor de la custodia responsable y sostenible de toda la región, con el fin de promover el bien integral, los derechos humanos, la evangelización, el desarrollo cultural, social y económico de su pueblo, especialmente de las poblaciones indígenas». La Iglesia en la Amazonia, dijo el purpurado, «quiere “formar red”, para unir los esfuerzos, para alentarse recíprocamente y tener una voz profética más significativa a nivel internacional».


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COMUNICACIONES Colegio episcopal VIENE DE LA PÁGINA 8

1978. Benedicto XVI le nombró obispo de Killaloe el 18 de mayo de 2010; recibió la ordenación episcopal el 29 de agosto del mismo año. El Papa Francisco le promovió a arzobispo de Cashel y administrador apostólico de Emly el 22 de noviembre de 2014. —Arzobispo de Samarinda (Indonesia) a monseñor YUSTINUS HARJOSUSANTO, M.S.F., hasta ahora obispo de Tanjung Selor. Yustinus Harjosusanto, M.S.F., nació en Muntilan, archidiócesis de Semarang, el 5 de septiembre de 1953. Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de enero de 1982. Juan Pablo II le nombró obispo de Tanjung Selor el 22 de diciembre de 2001; recibió la ordenación episcopal el 14 de abril de 2002. —Obispo de Lichinga (Mozambique) al presbítero ATANASIO AMISSE CANIRA. Atanasio Amisse Canira nació en Mossoril, diócesis de Nacala, el 2 de mayo de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de diciembre de 1993. Obtuvo la licenciatura en teología moral y espiritualidad en la Academia Alfonsiana de Roma. Ha desempeñado su ministerio como párroco en diversas parroquias, formador en el seminario mayor, vicario general diocesano, vicario episcopal para la familia y director nacional de las Obras misionales pontificias en Mozambique. —Obispo de Lisala (República democrática del Congo) al padre ERNEST NGBOKO NGOMBE, C.I.C.M. Ernest Ngboko Ngombe, C.I.C.M., nació en Kanya Mbonda, diócesis de Lisala, el 25 de mayo de 1964. Ingresó en la Congregación del Corazón Inmaculado de María, donde recibió la ordenación sacerdotal el 20 de junio de 1996. Obtuvo la licenciatura en teología en la Catholic Theological Union de Estados Unidos. Inició su ministerio como misionero en Senegal, donde fue superior del distrito autónomo de su congregación en esa nación; luego, en su país, ha sido rector del seminario teológico, coordinador de su congregación para la región de África y vicario general de su congregación.

—Obispo de San Andrés Tuxtla (México) al presbítero FIDENCIO LÓPEZ PLAZA. Fidencio López Plaza nació en Capullín, diócesis de Querétaro, el 28 de abril de 1950. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de febrero de 1982. Obtuvo una especialización en pastoral y catequesis en el Instituto teológico pastoral del CELAM en Medellín. En su ministerio ha sido, entre otras cosas, coordinador de la secretaría diocesana para la evangelización y la catequesis, docente en el seminario, párroco en diversas parroquias, delegado de un decanato, miembro del consejo presbiteral y del colegio de consultores. En el último período era vicario episcopal de pastoral y párroco. —Obispo de Le Puy-en-Velay (Francia) al padre LUC CRÉPY, C.J.M. Luc Crépy, C.J.M., nació en Lille el 12 de mayo de 1958. Ingresó en la Congregación de Jesús y María (eudistas), donde recibió la ordenación sacerdotal el 21 de mayo de 1989. Se licenció en teología moral en el Instituto católico de París. En su ministerio ha sido, entre otras cosas, rector del seminario interdiocesano de Orléans, superior de la provincia Francia-África de su congregación, presidente de la Conferencia de los superiores mayores de Francia y procurador general de los eudistas en Roma. —Obispo de Dassa-Zoumé (Benín) al padre FRANÇOIS GNONHOSSOU, S.M.A. François Gnonhossou, S.M.A., nació en Dassa-Zoumé el 3 de diciembre de 1961. Ingresó en la Sociedad de Misiones Africanas, donde recibió la ordenación sacerdotal el 26 de julio de 1997. Obtuvo la licenciatura en derecho civil en la Universidad

estatal de Cotonú. Ha desempeñado su ministerio en Nigeria, París, Canadá y Roma, donde sucesivamente ha sido vicario parroquial, párroco, superior de un distrito en su congregación en África, colaborador parroquial y, en el último período, consejero general de la Sociedad misionera. —Obispo titular de Bisarcio y auxiliar de Tlalnepantla (México) al presbítero JORGE CUAPIO BAUTISTA. Jorge Cuapio Bautista nació en Santa Ana Chiauhteman, Tlaxcala, el 6 de abril de 1967. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1992, incardinado en la diócesis de Texcoco. Obtuvo la licenciatura en filosofía en la Universidad popular autónoma del Estado de Puebla, y en ciencias de la familia en el Instituto Juan Pablo II de Roma. En su ministerio ha sido vicario parroquial, párroco en diversas parroquias, profesor en el seminario, vicario episcopal y miembro del colegio de consultores. —Obispo titular de Case di Numidia y auxiliar de London (Canadá) al A. DĄBROWSKI, padre JÓZEF C.S.M.A. Józef A. Dąbrowski, C.S.M.A., nació en Wysoka Strzyżowska, diócesis de Przemyśl (Polonia), el 17 de julio de 1964. Ingresó en la Congregación de San Miguel Arcángel, donde recibió la ordenación sacerdotal el 4 de mayo de 1991. Obtuvo el máster en teología en en Instituto teológico San Pedro de Viterbo, Italia. Inició su ministerio en Canadá como capellán, párroco, director espiritual adjunto en el seminario diocesano de London y miembro del consejo presbiteral. En el último período era superior de la reción formada viceprovincia de América del norte de su congregación.

Audiencia al presidente del Consejo de ministros del Gobierno regional del Kurdistán iraquí

—Obispo de Cassano all’Jonio (Italia) al presbítero FRANCESCO SAVINO. Francesco Savino nació en Bitonto, provincia de Bari, el 13 de noviembre de 1954. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de agosto de 1978, incardinado en la archidiócesis de Bari-Bitonto. Obtuvo la licenciatura en teología en el Instituto teológico pugliese. En su ministerio ha sido, entre otras cosas, vicario parroquial, párroco en diversas parroquias, miembro del colegio de consultores y del consejo presbiteral diocesano. Además es fundador de la fundación Opera Santi Medici Cosma e Damiano en Bitonto.

El Pontífice recibió en audiencia el lunes 2 de marzo, por la mañana, al señor Nechirvan Barzani, presidente del Consejo de ministros del Gobierno regional del Kurdistán iraquí.

Lutos en el episcopado VIENE DE LA PÁGINA 8

cerdote desde el 23 de agosto de 1959. Juan Pablo II le nombró obispo de Tunduru-Masasi el 30 de marzo de 1992; recibió la ordenación episcopal el 25 de junio sucesivo. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha diócesis el 25 de agosto de 2005. —Monseñor JOSEPH DEVELLEREZ THAUNG SHWE, obispo emérito de Pyay (Myanmar), falleció el 17 de febrero. Había nacido en Pike Kyone, archidiócesis de Mandalay, el 10 de octubre de 1935. Era sacerdote desde el 10 de enero de 1961. Pablo VI le nombró obispo de Pyay el 2 de octubre de 1975; recibió la ordenación episcopal el 2 de febrero de 1976. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 3 de diciembre de 2010. —Monseñor ANTONIO LANFRANarzobispo de Módena-Nonántola (Italia), falleció el 17 de febrero. Había nacido en Grondone di Ferriere, diócesis de Piacenza-Bobbio, el 17 de mayo de 1946. Era sacerdote desde el 4 de noviembre de 1971. Juan Pablo II le nombró obispo de Cesena-Sarsina el 3 de diciembre de 2003; recibió la ordenación episcopal el 11 de enero de 2004. Benedicto XVI le promovió a arzobispo de Modena-Nonantola el 27 de enero de 2010. CHI,

—Monseñor BERNARD O ENRIQUE WITTE, O.M.I., obispo emérito de Concepción (Argentina), falleció el 21 de febrero. Había nacido en Vardingholt, diócesis de Münster (Alemania), el 27 de julio de 1926. Era sacerdote desde el 11 de abril de 1954. Pablo VI le nombró obispo de La Rioja (Argentina) el 14 de abril de 1977; recibió la ordenación episcopal el 20 de mayo del mismo año. Juan Pablo II le trasladó a la diócesis de Concepción el 8 de julio de 1992, y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede e 28 de julio de 2001. —Monseñor FRANCIS NÉMÉ BAÏSSARI, obispo titular de Arado y auxiliar emérito de Joubbé, Sarba y Jounieh de los maronitas (Líbano), falleció el 24 de febrero. Había nacido en Knat, eparquía de Batrun de los maronitas, el 18 de septiembre de 1933. Era sacerdote desde el 8 de abril de 1962. El Papa Juan Pablo II le nombró obispo titular de Arado y auxiliar de Joubbé, Batrum y Sarba de los maronitas el 7 de junio de 1991; recibió la ordenación episcopal el 3 de agosto sucesivo. Benedicto XVI, el 11 de junio de 2011, aceptó su renuncia a la función de auxiliar de la sede que desde el 5 de junio de 1999 —con la separación de Batrum y la unión de Jounieh— había asumido la nueva denominación de Joubbé, Sarba y Jounieh de los maronitas.


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La invitación del Pontífice a apostar por los jóvenes y el recuerdo del testimonio de caridad junto a las víctimas del ébola

Para no ceder a la nueva colonización Existen hoy «nuevas y desaprensivas formas de colonización» que amenazan el futuro del continente africano. Por esto el Papa Francisco pidió a los participantes en el simposio de las Conferencias episcopales de África y Magadascar —a quienes recibió en audiencia el sábado 7 de febrero, en la sala del Consistorio— a apostar sobre todo en la formación de los jóvenes e intensificar las iniciativas para sostener a la familia y testimoniar la caridad hacia los más necesitados. Queridos hermanos: Este encuentro con vosotros, que representáis al simposio de las Conferencias episcopales de África y Madagascar (SECAM), me ofrece la oportunidad de alentar a esta institución, concebida y promovida después del Concilio Vaticano II para prestar un servicio a las Iglesias locales en África. Tal servicio tiene el objetivo de dar respuestas comunes a los nuevos desafíos del continente, para que la Iglesia pueda hablar al unísono, testimoniando su vocación de ser signo e instrumento de salvación, de paz, de diálogo y reconciliación. Para cumplir esta misión, es muy importante que el simposio permanezca fiel a su propia identidad, es decir, que sea una experiencia viva de comunión y servicio, especialmente a los más pobres. Este camino requiere que los pastores estén libres de cualquier preocupación mundana y política y fortalezcan los vínculos de comunión con el Papa mediante la colabora-

ción con las nunciaturas apostólicas y una comunicación «fluida» y directa con las demás instancias de la Iglesia. Al mismo tiempo, es necesario tener experiencias eclesiales sencillas, al alcance de todos, así como estructuras pastorales sobrias. La experiencia enseña que las grandes estructuras burocráticas analizan abstractamente los problemas y corren el riesgo de mantener alejada la Iglesia de la gente. Por eso es importante la concreción: lo concreto, que se pueda palpar la realidad. Las jóvenes generaciones necesitan, sobre todo, vuestro testimonio: los jóvenes nos miran. En África, el futuro está en las manos de los jóvenes, y hoy están llamados a defenderse de nuevas y desaprensivas formas de «colonización», como el éxito, la riqueza, el poder a toda costa, pero también el fundamentalismo y el uso distorsionado de la religión, e ideologías nuevas que destruyen la identidad de las personas y las familias. El camino más eficaz para superar la tentación de ceder a estos estilos de vida tan peligrosos es invertir en el campo de la educación. La misma también será útil para contrastar la difundida mentalidad de vejación y violencia, así como las divisiones sociales, étnicas o religiosas. Hay que preocuparse, sobre todo, por ofrecer una propuesta educativa que enseñe a los jóvenes a pensar críticamente y les indique un itinerario de maduración en los valores (cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 64). En este itinerario educativo, un instrumento importante es

la pastoral escolar: tanto en las escuelas católicas como en las públicas, es preciso conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio (ibídem, nn. 132-134). Por varias causas, también en África se está produciendo cierta disgregación familiar; por lo tanto, la Iglesia está llamada a valorar e incentivar todas las iniciativas en favor de la familia como fuente privilegiada de toda fraternidad y fundamento y camino primordial de la paz (cf. Juan Pablo II, Mensaje para la XXVII Jornada mundial de la paz, 1 de enero de 1994). En estos últimos tiempos muchos sacerdotes, religiosos y laicos han emprendido encomiables

Misa en Santa Marta VIENE DE LA PÁGINA 5

como nieve». Comentó el Pontífice: «¡Es una exageración! El Señor exagera; pero es la verdad», porque Dios, ante nuestra conversión, «nos da el don de su perdón» y «perdona generosamente». Dios no se limita a decir: «Yo te perdono hasta aquí, luego veremos lo demás...». Al contrario, «el Señor perdona siempre todo, todo». Pero, puntualizó el Papa Francisco concluyendo su razonamiento, «si quieres ser perdonado» tienes que encaminarte por la «senda de hacer el bien». Tras el análisis de las primeras dos palabras propuestas al inicio de la homilía —la «invitación», o sea: ponte en camino para convertirte, para hacer el bien; y el «don», es decir: «te daré el perdón más grande, te cambiaré, te purificaré»— el Papa pasó a la tercera palabra, el «fingimiento». Al releer el pasaje del Evangelio de san Mateo (23, 112) donde Jesús habla de los escribas y fariseos, el Papa Francisco hizo notar que «también nosotros somos astutos», como pecadores: «siempre encontramos un camino que no es el justo, para aparentar ser más justos de lo que somos: es el camino de la hipocresía». Precisamente a esto se refiere Jesús en el pasaje propuesto por la liturgia. Él habla «de los hombres a los que les gusta alardear de justos:

Rembrandt «El regreso del hijo pródigo» (1662)

los fariseos, los doctores de la ley, que dicen las cosas justas, pero hacen lo contrario». A estos «astutos», explicó el Pontífice, les gusta «la vanidad, el orgullo, el poder, el dinero». Y son «hipócritas» porque «fingen convertirse, pero su cora-

zón es una mentira: son mentirosos». En efecto, «su corazón no pertenece al Señor; pertenece al padre de todas las mentiras, a Satanás. Y este es el “fingimiento” de la santidad». Es una actitud contra la cual Jesús usó siempre palabras muy claras. Él, de hecho, prefería «mil veces» a los pecadores en vez de los hipócritas. Al menos «los pecadores decían la verdad sobre sí mismos: “apártate de mí Señor que soy un pecador”» (Lc 5, 8). Así, recordó el Pontífice, había hecho «Pedro, una vez». Un reconocimiento que, en cambio, no está jamás en la boca de los hipócritas, quienes dicen: «Te agradezco, Señor, porque no soy pecador, porque soy justo» (Lc 18, 11). Estas son las tres palabras sobre las que hay que «meditar» en esta segunda semana de Cuaresma: «la invitación a la conversión; el don que nos dará el Señor, es decir, un gran perdón»; y «la “trampa”, es decir, “fingir” convertirse y tomar la dirección de la hipocresía». Con estas tres palabras en el corazón se puede participar en la Eucaristía, «nuestra acción de gracias», en la cual se oye «la invitación del Señor: “Ven hacia mí, cómeme. Yo cambiaré tu vida. Sé justo, haz el bien pero, por favor, cuídate de la levadura de los fariseos, de la hipocresía».

obras en apoyo de la familia, dedicando especial atención a los ancianos, a los enfermos y a los discapacitados. Sobre todo en las regiones más aisladas y remotas vuestras Iglesias han proclamado el Evangelio de la vida y, a ejemplo del buen samaritano, han socorrido a los más necesitados. También se ha dado un estupendo testimonio de caridad durante la reciente emergencia del virus del ébola, que afectó a tantas comunidades, parroquias y centros hospitalarios. Numerosos misioneros africanos han ofrecido generosamente su vida para permanecer junto a los enfermos. Este es un camino que se ha de recorrer siempre con renovado ardor apostólico. Nosotros, los discípulos de Cristo, no podemos dejar de preocuparnos por el bien de las personas más débiles; y también debemos llamar la atención de la sociedad y de las autoridades públicas sobre sus condiciones de vida. Queridos hermanos: Deseo expresar mi aprecio por la valiosa contribución de tantos sacerdotes, religiosos y fieles laicos al anuncio del Evangelio y al progreso social de vuestras poblaciones. Vuestro simposio es también un lugar de promoción de la legalidad, para sanar las plagas de la corrupción y del fatalismo y favorecer el compromiso de los cristianos en las realidades seculares, con vistas al bien común. En efecto, la gran tarea de la evangelización consiste en lograr que el Evangelio impregne nuestra vida de modo que, por nuestra parte, podamos llevarlo a los demás. Por eso es importante recordar que la evangelización comporta la conversión, es decir, la transformación interior. El proceso de purificación inherente a la evangelización significa aceptar la llamada de Cristo a «convertirse y creer en el Evangelio» (cf. Mc 1, 15). Como resultado de esta conversión a la salvación, no sólo la persona, sino también toda la comunidad eclesial se transforma, se convierte cada vez más en una expresión viva de fe y caridad. Que la luz y la fuerza del Espíritu Santo sostengan vuestros esfuerzos pastorales. Que la Virgen María os proteja, interceda por vosotros y por todo el continente africano. Que os acompañe también mi bendición. Por favor, rezad por mí.


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En la audiencia general del miércoles 4 de marzo el Papa habla de los abuelos

Los ancianos somos nosotros La atención reservada a ellos habla de la calidad de una civilización «La atención a los ancianos habla de la calidad de una civilización»: el Papa Francisco dedicó a los abuelos la catequesis del miércoles 4 de marzo, durante la audiencia general en la plaza de San Pedro. El Pontífice se centró, sobre todo, en la «problemática condición actual de los ancianos» y, frente a tantas situaciones de abandono e indiferencia, recordó que «el anciano somos nosotros» y que «una sociedad sin proximidad» es «una sociedad perversa». Queridos hermanos ¡buenos días!

y

hermanas,

del envejecimiento: los hijos disminuyen, los ancianos aumentan. Este deLa catequesis de hoy y la del sequilibrio nos interpela, es más, es miércoles próximo están dedicadas a un gran desafío para la sociedad los ancianos, que, en el ámbito de la contemporánea. Sin embargo, una familia, son los abuelos, los tíos. Hoy cultura de la ganancia insiste en prereflexionamos sobre la problemática sentar a los ancianos como un peso, condición actual de los ancianos, y un «estorbo». No sólo no producen, la próxima vez, es decir el próximo piensa esta cultura, sino que son una miércoles, más en positivo, sobre la carga: en definitiva, ¿cuál es el resulvocación contenida en esta edad de tado de pensar así? Se descartan. Es feo ver a los ancianos descartados, es la vida. Gracias a los progresos de la me- algo feo, es pecado. No se dice dicina la vida se ha alargado: pero la abiertamente, pero se hace. Hay alsociedad no se ha «abierto» a la vi- go de cobardía en ese habituarse a la da. El número de ancianos se ha cultura del descarte, pero estamos multiplicado, pero nuestras socieda- acostumbrados a descartar gente. des no se han organizado lo sufi- Queremos borrar nuestro ya crecido ciente para hacerles espacio, con jus- miedo a la debilidad y a la vulnerato respeto y concreta consideración a bilidad; pero actuando así aumentasu fragilidad y dignidad. Mientras mos en los ancianos la angustia de ser mal soportados y abandonados. Ya en mi ministerio lidad se deja dormir la conciencia en Buenos Aires toqué cuando no hay amor!» (Sólo el amor con la mano esta reali- nos puede salvar, Ciudad del Vaticadad con sus problemas: no 2013, p. 83). Y esto sucede. «Los ancianos son aban- Cuando visitaba las residencias de donados, y no sólo en la ancianos, recuerdo que hablaba con 28 FEB [12.00 PM] Jesús intercede por nosoprecariedad material. cada uno y muchas veces escuché estros, cada día. Oremos: Señor, ten piedad de Son abandonados en la to: «¿Cómo está usted? ¿Y sus mí; intercede por mí egoísta incapacidad de hijos? Bien, bien. ¿Cuántos hijos tieaceptar sus límites que ne? Muchos. ¿Y vienen a visitarla? 3 MAR [10.00 AM] El corazón se endurece reflejan nuestros límites, Sí, sí, siempre, sí, vienen. ¿Cuándo cuando no ama. Señor, danos un corazón que en las numerosas dificul- vinieron por última vez?». Recuerdo sepa amar tades que hoy deben su- que una anciana me decía: «Ah, por perar para sobrevivir en Navidad». Y estábamos en agosto. una civilización que no Ocho meses sin recibir la visita de somos jóvenes, somos propensos a les permite participar, dar su parecer, los hijos, ocho meses abandonada. ignorar la vejez, como si fuese una ni ser referentes según el modelo de Esto se llama pecado mortal, ¿entenenfermedad que hay que mantener consumo donde “sólo los jóvenes dido? En una ocasión, siendo niño, alejada; cuando luego llegamos a an- pueden ser útiles y pueden gozar”. mi abuela nos contaba una historia cianos, especialmente si somos po- Estos ancianos, en cambio, deberían de un abuelo anciano que al comer bres, si estamos enfermos y solos, ser, para toda la sociedad, la reserva se manchaba porque no podía llevar experimentamos las lagunas de una de sabiduría de nuestro pueblo. Los bien la cuchara con la sopa a la bosociedad programada a partir de la ancianos son la reserva de sabiduría ca. Y el hijo, o sea el padre de la faeficiencia, que, como consecuencia, de nuestro pueblo. ¡Con cuánta faci- milia, había decidido cambiarlo de ignora a los ancianos. Y los ancianos la mesa común e hizo hacer una meson una riqueza, no se pueden ignosita en la cocina, donde no se veía, rar. para que comiese solo. Y así no haBenedicto XVI, al visitar una casa para ancianos, usó palabras claras y proféticas, decía así: «La calidad de una sociedad, quisiera decir de una civilización, se juzga también por cómo se trata a los ancianos y por el lugar que se les reserva en la vida en común» (12 de noviembre de 2012). Es verdad, la atención a los ancianos habla de la calidad de una civilización. ¿Se presta atención al anciano en una civilización? ¿Hay sitio para el anciano? Esta civilización seguirá adelante si sabe respetar la sabiduría, la sabiduría de los ancianos. En una civilización en la que no hay sitio para los ancianos o se los descarta porque crean problemas, esta sociedad lleva consigo el virus de la muerte. En Occidente, los estudiosos preLuis Egidio Meléndez, «La Sagrada Familia con los santos Joaquín y Ana» (1768) sentan el siglo actual como el siglo

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ría un mal papel cuando vinieran los amigos a comer o a cenar. Pocos días después, al llegar a casa, encontró a su hijo más pequeño jugando con la madera, el martillo y los clavos, haciendo algo, y le dijo: «¿Qué haces? Hago una mesa, papá. Una mesa, ¿para qué? Para tenerla cuando tú seas anciano, así tú podrás comer allí». Los niños tienen más conciencia que nosotros. En la tradición de la Iglesia existe un bagaje de sabiduría que siempre sostuvo una cultura de cercanía a los ancianos, una disposición al acompañamiento afectuoso y solidario en esta parte final de la vida. Esa tradición tiene su raíz en la Sagrada Escritura, como lo atestiguan, por ejemplo, estas expresiones del Libro del Sirácides: «No desprecies los discursos de los ancianos, que también ellos aprendieron de sus padres; porque de ellos aprenderás inteligencia y a responder cuando sea necesario» (Sir 8, 9). La Iglesia no puede y no quiere conformarse a una mentalidad de intolerancia, y mucho menos de indiferencia y desprecio, respecto a la vejez. Debemos despertar el sentido colectivo de gratitud, de aprecio, de hospitalidad, que hagan sentir al anciano parte viva de su comunidad. Los ancianos son hombres y mujeres, padres y madres que estuvieron antes que nosotros en el mismo camino, en nuestra misma casa, en nuestra diaria batalla por una vida digna. Son hombres y mujeres de quienes recibimos mucho. El anciano no es un enemigo. El anciano somos nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente de todos modos, incluso si no lo pensamos. Y si no aprendemos a tratar bien a los ancianos, así nos tratarán a nosotros. Un poco frágiles somos todos los ancianos. Algunos, sin embargo, son especialmente débiles, muchos están solos y con el peso de la enfermedad. Algunos dependen de tratamientos indispensables y de la atención de los demás. ¿Daremos por esto un paso hacia atrás? ¿Los abandonaremos a su destino? Una sociedad sin proximidad, donde la gratuidad y el afecto sin contrapartida —incluso entre desconocidos— van desapareciendo, es una sociedad perversa. La Iglesia, fiel a la Palabra de Dios, no puede tolerar estas degeneraciones. Una comunidad cristiana en la que proximidad y gratuidad ya no fuesen consideradas indispensables, perdería con ellas su alma. Donde no hay consideración hacia los ancianos, no hay futuro para los jóvenes.


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