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L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVII, número 20 (2.415)
EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
15 de mayo de 2015
Regina caeli del 10 de mayo
En el Vaticano
Un aplauso para las mamás Audiencia al presidente cubano
Para vivir el amor que Cristo nos enseñó bastan los pequeños gestos cotidianos de cercanía a los ancianos, niños, enfermos sin trabajo, inmigrantes, refugiados: lo recordó el Papa Francisco en el Regina caeli del domingo 10 de mayo, en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El Evangelio de hoy —san Juan, capítulo 15— nos vuelve a llevar al Cenáculo, donde escuchamos el mandamiento nuevo de Jesús. Dice así: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado» (v. 12). Y, pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente, añade: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando» (vv. 13-14). Estas palabras, pronunciadas durante la última Cena, resumen todo el mensaje de Jesús; es más, resumen todo lo que Él hizo: Jesús dio la vida por sus amigos. Amigos que no lo habían comprendido, que en el momento crucial lo abandonaron, traicionaron y renegaron. Esto nos dice que Él nos ama aun sin ser merecedores de su amor: ¡así nos ama Jesús! De este modo, Jesús nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que permanece siempre como algo abstracto o exterior a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo, porque Él, en primer lugar, lo realizó, le dio carne, y
Aprobado por el secretario de Estado por mandato del Santo Padre
Estatuto para la protección de los menores PÁGINA 3
así la ley del amor se escribe una vez para siempre en el corazón del hombre (cf. Jer 31, 33). Y ¿cómo está escrita? Está escrita con el fuego del Espíritu Santo. Y con este mismo Espíritu, que Jesús nos da, podemos caminar también nosotros por este camino. Es un camino concreto, un camino que nos conduce a salir de nosotros mismos para ir hacia los demás. Jesús nos mostró que el amor de Dios se realiza en el amor al prójimo. Ambos van juntos. Las páginas del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores han tenido acogida en el corazón de Cristo. Por lo tanto, esta Palabra del Señor nos llama a amarnos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos y no siempre estamos de SIGUE EN LA PÁGINA 2
«Un honor. La visita más importante de mi vida»: definió así el presidente de Cuba, Raúl Modesto Castro Ruz, el encuentro con el Papa Francisco del domingo 10 da mayo, por la mañana, en una sala del aula Pablo VI. La audiencia, muy cordial, duró casi una hora. Al llegar, hacia las 9.30, el jefe de Estado fue acogido por el prefecto de la Casa pontificia, el arzobispo Gänswein, y recibió el saludo de los arzobispos Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, y Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados. Luego tuvo lugar el encuentro personal con el Papa, en un pequeño despacho, donde Francisco lo acogió con un «¡bienvenido!». El presidente —como declaró a los periodistas antes de dejar el Vaticano— quiso agradecer al Papa Francisco su papel activo en favor de la mejoría de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos de América; y le presentó los sentimientos del pueblo cubano que espera su visita a la isla programada para septiembre. A continuación el Papa y Castro se trasladaron a una pequeña sala para la presentación de la delegación cubana, formada por una decena de personalidades, entre las cuales el vicepresidente del Consejo de ministros, Ricardo Cabrisas Ruiz, el ministro de exteriores, Bruno Rodríguez, el embajador ante la Santa Sede, Rodney López, y familiares del presidente.
Del 5 al 13 de julio
El Papa en América Latina Del 5 al 13 de julio el Papa visitará Ecuador, Bolivia y Paraguay. El programa del segundo viaje del Pontífice a América Latina se hizo público el 8 de mayo, por la mañana en la Oficina de prensa de la Santa Sede. Son 20 los discursos previstos desde su llegada —el domingo a las 15.00 hora local— al aeropuerto de Quito, donde tendrá lugar la ceremonia de bienvenida. El día siguiente, lunes 6 por la mañana, se trasladará a Guayaquil, donde celebrará la misa en el santuario de la divina misericordia y se reunirá con la comunidad jesuita. Por la tarde regresará a la capital y visitará al presidente de
la República y la catedral. La jornada del martes 7 estará marcada por la cita con los jóvenes, la misa en el Parque del bicentenario y encuentros con el mundo de la escuela y la universidad y con la sociedad civil; concluirá con una oración en privado en la Iglesia de la Compañía. El miércoles 8, tras detenerse en una casa de las Misioneras de la Caridad y reunirse con el clero ecuatoriano en el santuario nacional mariano del Quinche, el Papa Francisco se trasladará a Bolivia. En el aeropuerto de La Paz, la ceSIGUE EN LA PÁGINA 15
Particularmente significativo fue el intercambio de dones: Castro regaló una preciosa medalla conmemorativa de la catedral de La Habana —de la que existen pocos ejemplares— y un cuadro de arte contemporáneo, que representa una gran cruz compuesta por restos de barcazas, ante la que se encuentra un inmigrante en oración. Es obra del artista Kcho (Alexis Leiva Machado), que estaba presente y le explicó al Papa Francisco que se inspiró en su gran compromiso de presentar a la atención mundial los problemas de los inmigrantes y refugiados, a partir de la visita a Lampedusa. El Pontífice le regaló una copia de la exhortación apostólica Evangelii gaudium y un medalla que representa a san Martín cubriendo al pobre con su capa. Poco después de las 10.30 el presidente Castro y la delegación dejaron el Vaticano y se dirigieron al palacio Chigi para el encuentro con el presidente del Consejo de minisSIGUE EN LA PÁGINA 2
Audiencia general del miércoles 13 sobre la familia
La buena educación PÁGINA 9
Los proyectos de Scholas Occurrentes
Alfabetización digital y deporte PÁGINA 15
L’OSSERVATORE ROMANO
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Regina caeli del 10 de mayo
viernes 15 de mayo de 2015, número 20
Mensaje al patriarca copto ortodoxo Tawadros
II
Unidos por el ecumenismo de la sangre «Hoy más que nunca estamos unidos por el ecumenismo de la sangre, que nos alienta ulteriormente en el camino hacia la paz y la reconciliación»: lo escribió el Papa en el mensaje enviado, el domingo 10 de mayo, al patriarca copto ortodoxo Tawadros II con ocasión del segundo aniversario del encuentro fraterno que tuvo lugar en el Vaticano en 2013 después de cuarenta años del encuentro entre Pablo VI y Shenouda III. Como lo recordó durante la misa en Santa Marta, el Papa Francisco llamó también por teléfono a Tawadros el domingo por la tarde, y tuvo con él una larga y cordial conversación en la que —dijo el padre Federico Lombardi— «se trataron principalmente dos temas: la voluntad de proseguir en el compromiso común por la unidad de los cristianos y la propuesta de un acuerdo para la celebración de la Pascua en una fecha común». Publicamos la traducción del mensaje escrito en inglés.
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acuerdo… pero es precisamente allí donde se ve el amor cristiano. Un amor que también se manifiesta si existen diferencias de opinión o de carácter, ¡pero el amor es más grande que estas diferencias! Este es el amor que nos ha enseñado Jesús. Es un amor nuevo porque lo renueva Jesús y su Espíritu. Es un amor redimido, liberado del egoísmo. Un amor que da alegría a nuestro corazón, como dice Jesús mismo: «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» (v. 11). Es precisamente el amor de Cristo, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones, el que realiza cada día prodigios en la Iglesia y en el mundo. Son muchos los pequeños y grandes gestos que obedecen al mandamiento del Señor: «Que os améis unos a otros, como yo os he amado» (cf. Jn15, 12). Gestos pequeños, de todos los días, gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona sola y con dificultades, sin casa, sin trabajo, inmigrante, refugiada… Gracias a la fuerza de esta Palabra de Cristo, cada uno de nosotros puede hacerse prójimo del hermano y la hermana que encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad. En estos gestos se manifiesta el amor que Cristo nos enseñó. Que en esto nos ayude nuestra Madre Santísima, para que en la vida cotidiana de cada uno de nosotros el amor de Dios y el amor del prójimo estén siempre unidos.
Saludo a la delegación de mujeres de la «Komen Italia», una asociación para la lucha contra el cáncer de mama; y a cuantos han participado en la iniciativa que tuvo lugar esta mañana en Roma: es importante trabajar juntos para defender y promover la vida. Y, hablando de vida, hoy en muchos países se celebra el día de la madre: recordamos con gratitud y afecto a todas las mamás. Ahora me dirijo a las mamás que están aquí en la plaza: ¿están? ¿Sí? ¿Hay mamás? ¡Un aplauso para ellas, para las mamás que están en la plaza! Y que este aplauso abrace a todas las mamás, a todas nuestras queridas mamás: las que viven con nosotros físicamente, y también las que viven con nosotros espiritualmente. Que el Señor las bendiga a todas, y que la Virgen, a quien se dedica este mes, las custodie. Os deseo a todos un feliz domingo —un poco caluroso. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí ¡Buen almuerzo y hasta la vista!
Al término de la oración el Pontífice saludó a los grupos presentes, invitando a aplaudir a todas las madres con ocasión de su fiesta. Queridos hermanos y hermanas: Os saludo a todos vosotros, familias, grupos parroquiales, asociaciones y peregrinos provenientes de Italia y de muchas partes del mundo, en particular de Madrid, de Puerto Rico y Croacia.
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A Su Santidad TAWADROS II Papa de Alejandría y patriarca de la sede de San Marcos Al acercarse el segundo aniversario de nuestro encuentro fraterno en Roma, deseo expresar a usted, Santidad, mis mejores deseos de oraciones por su buena salud, así como mi aprecio por los vínculos espirituales que unen la Sede de Pedro y la Sede de Marcos. Hoy más que nunca estamos unidos por el ecumenismo de la sangre, que nos alienta ulteriormente en el camino hacia la paz y la reconciliación. Le aseguro a usted y a la comunidad cristiana en Egipto y en todo
Audiencia al presidente de Cuba VIENE DE LA PÁGINA 1
tros italiano, Matteo Renzi. Al término los dos tuvieron una conferencia de prensa, durante la cual el presidente cubano, al hablar del encuentro con el Papa Francisco, explicó que salió de dicha cita muy emocionado «por su sabiduría y modestia y sus virtudes. Leo todos los discursos del Papa —añadió— y si sigue hablando así, antes o después recomenzaré a rezar y volveré a la Iglesia católica. No es una broma». Renzi se centró en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos de América, constatando que «mucho está cambiando». También monseñor Becciu comentó la audiencia. Nuncio apos-
GIOVANNI MARIA VIAN director
Giuseppe Fiorentino subdirector
tólico de 2009 a 2011 en la isla caribeña, el prelado en una entrevista al «Corriere della Sera» del lunes 11, habló del trabajo diplomático realizado por la Santa Sede por el nuevo acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. «La Secretaría de Estado, sobre todo el cardenal Parolin, al dar su interpretación atribuyó la mejor parte a las indicaciones del Papa. Si luego se quiere afirmar que ciertos resultados no se obtienen de la noche a la mañana, entonces estoy de acuerdo al reconocer que la diplomacia vaticana a lo largo de las décadas desempeñó su papel tenaz y paciente. Ahora el cambio se da también gracias al cardenal Ortega y a los obispos cubanos».
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Oriente Medio mi oración incesante, y de manera especial recuerdo a los fieles coptos recientemente martirizados por su fe cristiana. Que el Señor los acoja en su Reino. Al dar gracias al Señor, recuerdo nuestros progresos en el camino de la amistad, unidos como estamos por un solo bautismo. Si bien nuestra comunión es aún imperfecta, lo que tenemos en común es más grande de lo que nos divide. Podemos perseverar en nuestro camino hacia la plena comunión y crecer en el amor y en la comprensión. Es especialmente alentador que la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales haya concluido recientemente el documento The Exercise of Communion in the Life of the Early Church and its Implications for our Search for Communion Today (El ejercicio de la comunión en la vida de la Iglesia primitiva y sus implicaciones para nuestra búsqueda de la comunión hoy). Estoy seguro que usted, Santidad, comparte mi esperanza de que este diálogo vital continúe y dé abundantes frutos. Estoy especialmente agradecido por la disponibilidad del Patriarcado de la Sede de San Marcos para tener el próximo encuentro de la Comisión en El Cairo. Los cristianos en todo el mundo se encuentran ante desafíos semejantes, que exigen que trabajemos juntos para afrontar dichas cuestiones. Agradezco que usted, el año pasado, haya nombrado un delegado para que participara en el Sínodo extraordinario de los obispos dedicado a la familia. Es mi deseo que nuestra cooperación en este ámbito pueda continuar, especialmente al afrontar las cuestiones relativas a los matrimonios mixtos. Con estos sentimientos, y recordando lo que justamente ya se conoce como el día de la amistad entre la Iglesia copta ortodoxa y la Iglesia católica, intercambio con usted, Santidad, un abrazo fraternal en Cristo Señor. Vaticano, 10 de mayo de 2015 FRANCISCO
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número 20, viernes 15 de mayo de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Aprobado por el secretario de Estado por mandato del Papa
Estatuto para la protección de los menores Estatuto Art. 1 Naturaleza y competencia § 1. La Comisión pontificia para la protección de los menores es una institución autónoma vinculada con la Santa Sede, con personalidad jurídica pública (can. 116 CIC). La Comisión tiene función consultiva al servicio del Santo Padre. § 2. La protección de los menores es de importancia prioritaria. El propósito de la Comisión es proponer al Pontífice iniciativas, según las modalidades y determinaciones indicadas por este Estatuto, para promover la responsabilidad de las Iglesias particulares en la protección de todos los menores y los adultos vulnerables. § 3. Las propuestas presentadas por la Comisión al Santo Padre tendrán que ser aprobadas previamente por la mayoría de los dos tercios de los miembros. § 4. Para elaborar las propuestas a las que se refiere el § 2, cuando la materia atañe a la competencia de otras instancias eclesiales, el presidente de la Comisión, con la ayuda del Secretario, consulta oportunamente los organismos competentes para la protección de los menores en las Iglesias particulares, las conferencias episcopales, las conferencias de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, así como el dicasterio de la Curia romana competente en esa materia. Esa consulta se compartirá, con transparencia, con los miembros de la Comisión. § 5. La Comisión podrá pedir a los organismos interesados a los que se refiere el § 4, un informe sobre la eficacia del trabajo desarrollado. § 6. La Comisión tiene sede legal en el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Art. 2 Composición y miembros § 1. La Comisión está compuesta por un máximo de dieciocho miembros nombrados por el Santo Padre para un período de tres años, salvo caso de nueva confirmación. § 2. Los miembros son elegidos entre personas de buena y probada reputación, además de reconocida competencia en los diversos ámbitos que interesan la actividad confiada a la Comisión. § 3. El presidente es nombrado por el Sumo Pontífice entre los miembros de la Comisión, para un período de tres años y puede ser nuevamente confirmado. § 4. El secretario es nombrado por el Sumo Pontífice, por un período de tres años, entre personas de reconocida competencia en la protección de la menores y puede ser de
El 21 de abril el cardenal secretario de Estado aprobó, por mandato del Papa, «ad experimentum», por un período de tres años, el Estatuto de la Comisión pontificia para la protección de los menores, cuyo borrador presentó para la aprobación el cardenal Sean Patrick O’Malley, presidente de la misma Comisión. Publicamos una traducción del texto original del Estatuto en italiano, acompañado del quirógrafo del 22 de marzo de 2014, con el cual el Papa Francisco instituía oficialmente la Comisión pontificia para la protección de los menores. nuevo confirmado en el cargo; es miembro de la Comisión ex officio.
Art. 3 La asamblea plenaria § 1. La Comisión se convoca en asamblea plenaria dos veces al año. Con la petición de dos tercios de los miembros y el consenso del presidente, se puede convocar una asamblea plenaria extraordinaria. Para
que la asamblea plenaria pueda considerarse válidamente constituida, se requiere la presencia de al menos dos tercios de sus miembros. Con las mismas condiciones, la asamblea plenaria puede reunirse también mediante videoconferencia. § 2. Durante la asamblea plenaria, los miembros actúan colegialmente bajo la dirección del presidente. § 3. La asamblea plenaria elige, por mayoría absoluta de votantes,
El quirógrafo papal para la institución
La tutela efectiva de los menores (Minorum tutela actuosa) y el compromiso de garantizar su desarrollo humano y espiritual conforme a la dignidad de la persona humana son parte integrante del mensaje evangélico que la Iglesia y todos sus miembros están llamados a difundir en el mundo. Dolorosos hechos han impuesto un profundo examen de conciencia por parte de la Iglesia y, juntamente con la petición de perdón a las víctimas y a la sociedad por el mal causado, han conducido a iniciar con firmeza iniciativas de varios tipos con la intención de reparar el daño, hacer justicia y prevenir, con todos los medios posibles que se repitan episodios similares en el futuro. En esa línea, tras escuchar los consejos de numerosos cardenales y miembros del Colegio episcopal, así como el parecer de otros colaboradores y expertos en temas que atañen a este sector, he decidido continuar la obra ya iniciada por mis Predecesores estableciendo en la Santa Sede una Comisión permanente con el fin de promover la protección de la dignidad de los menores y los adultos vulnerables, a través de formas y modalidades, conformes a la naturaleza de la Iglesia, que se consideren más oportunas, además de cooperar con ese fin
con quienes individualmente o en forma organizada persiguen el mismo objetivo. Como tuve ocasión de poner de relieve durante un encuentro con algunas víctimas de abusos sexuales, encargo a los miembros de esta Comisión para la protección eficaz de los menores y adultos vulnerables, que prescindan del credo religioso que profesan, porque ellos son los pequeños que el Señor mira con amor. A mis colaboradores pido todo el compromiso posible a fin de que me ayuden a responder a las exigencias de estos pequeños. Tarea específica de la Comisión será proponerme las iniciativas más adecuadas para la protección de los menores y adultos vulnerables, así como realizar todo lo posible para asegurar que delitos como los sucedidos ya no se repitan en la Iglesia. La Comisión promoverá, conjuntamente con la Congregación para la doctrina de la fe, la responsabilidad de las Iglesias particulares para la protección de todos los menores y adultos vulnerables. Por estas razones, instituyo la Comisión pontificia para la protección de los menores. Todo lo establecido con el presente Quirógrafo tiene pleno y estable vigor, no obstante cualquier disposición contraria, incluso siendo digna de especial mención. Dado en Roma, en el palacio apostólico, el 22 de marzo de 2014, segundo del Pontificado.
dos miembros que, junto con el presidente y el secretario, forman parte del comité organizador de la sucesiva asamblea plenaria. Su cargo termina con el cierre de las actas de la asamblea. § 4. Corresponde al comité organizador guiar el desarrollo de la asamblea plenaria, y en particular: a) determinar el orden del día; b) asegurar que la documentación que necesitan los miembros se transmita al menos dos semanas antes de la reunión prevista; c) asegurar la redacción del acta de las reuniones y su conservación en los archivos de la Comisión.
Art. 4 El personal § 1. Corresponde al presidente, en el ámbito de sus competencias, asegurar el correcto funcionamiento de la Comisión y dirigir las reuniones de la misma. § 2. Es tarea del secretario ayudar al presidente en el desarrollo de sus funciones, actuar en nombre de la Comisión en los asuntos ordinarios y dirigir la oficina de la Comisión. También le corresponde al secretario promover la colaboración de la Comisión con los organismos para la protección de menores de las Iglesias particulares, de las conferencias episcopales y las conferencias de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, así como con los dicasterios y las demás instituciones de la Curia romana. § 3. En la oficina trabajan algunos oficiales coordinados por el secretario, a quien corresponde colaborar con el presidente. A un oficial se le asigna una especial responsabilidad en la administración de los bienes materiales, en la redacción del presupuesto y del balance final, y en la contabilidad financiera de la Comisión, según las normas establecidas por la Curia romana. § 4. El secretario se equipara a los prelados superiores, a los que se refiere el art. 3 del Reglamento general de la Curia romana. § 5. Para la contratación y empleo del personal se observan las disposiciones contenidas en el Reglamento general de la Curia romana y en el Reglamento de la Comisión independiente de evaluación para la contratación de personal laico en la Sede apostólica, con las modificaciones y suplementos posteriores.
Art. 5 Grupos de trabajo § 1. Las iniciativas, referidas en el art. 1, § 2, son elaboradas por grupos de trabajo, que las someten a la aprobación de la Comisión. Cada grupo de trabajo se constituye para examinar en profundidad materias específicas y en virtud de estas preSIGUE EN LA PÁGINA 4
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Estatuto para la protección de los menores VIENE DE LA PÁGINA 3
Mensaje con ocasión de los 750 años del nacimiento de Dante Alighieri
Profeta de esperanza
Al venerado hermano Cardenal GIANFRANCO RAVASI Presidente del Consejo pontificio para la cultura Con ocasión de la solemne celebración del 750° aniversario del nacimiento del gran Poeta Dante Alighieri, que tiene lugar en el Senado de la República italiana, deseo dirigir a usted y a quienes participarán en la conmemoración dantesca mi cordial y amistoso saludo. En especial lo hago llegar al presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, al presidente del Senado, Pietro Grasso, a quien dirijo mi sentida felicitación por esta significativa iniciativa, al ministro Dario Franceschini; y lo hago extensivo a todas las autoridades, a los parlamentarios, a la Sociedad Dante Alighieri, a los estudiosos de Dante, a los artistas y a quienes con su presencia quieren honrar a una de las figuras más ilustres no sólo del pueblo italiano sino de toda la humanidad. Con este mensaje quiero unirme también yo al coro de quienes consideran a Dante Alighieri un artista de altísimo valor universal, que tiene aún mucho que decir y dar, a través de sus obras inmortales, a quienes están deseosos por recorrer la senda del conocimiento, del auténtico descubrimiento de sí, del mundo, del sentido profundo y trascendente de la existencia. Muchos de mis Predecesores quisieron solemnizar las celebraciones dantescas con documentos de gran importancia, donde la figura de Dante Alighieri se proponía precisamente por su actualidad y por su grandeza no sólo artística sino también teológica y cultural. Benedicto XV dedicó al gran poeta, con ocasión del VI centenario de la muerte, la encíclica In praeclara summorum, con fecha del 30 de abril de 1921. Con la misma el Papa quería afirmar y poner de relieve «la íntima unión de Dante con la Cátedra de Pedro». Al admirar «la prodigiosa vastedad y agudeza de su ingenio», el Pontífice invitaba a «reconocer que el poderoso impulso de inspiración él lo tomó de la fe divina» y a considerar la importancia de
una correcta y no reductiva lectura de la obra de Dante sobre todo en la formación escolástica y universitaria. El beato Pablo VI, además, se interesó de manera especial por la figura y la obra de Dante, a quien dedicó, como conclusión del Concilio ecuménico Vaticano II, hace exactamente cincuenta años, la bellísima carta apostólica Altissimi cantus, donde indicaba, con gran sensibilidad y profundidad, las líneas fundamentales y siempre vivas de la obra dantesca. Pablo VI con fuerza e intensidad afirmaba que «Dante es nuestro. Nuestro, queremos decir, de la religión católica» (n. 9). En cuanto al fin de la obra dantesca, Pablo VI
humana, partí precisamente de las sugestivas palabras del poeta, que la representa como «chispa, / que se convierte en una llama cada vez más ardiente / y centellea, cual estrella en el cielo» (n. 4; cfr. Par. XXIV, 145147). En vísperas del Jubileo extraordinario de la misericordia, que iniciará el 8 de diciembre próximo, a los cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II, deseo vivamente que las celebraciones del 750° aniversario del nacimiento de Dante, como las de la preparación del VII centenario de su muerte en 2021, hagan que la figura de Alighieri y su obra sean nuevamente comprendidas y valoradas, también para acompañarnos en nuestro camino personal y comunitario. La Comedia se puede leer, en efecto, como un gran itinerario, es más, como una auténtica peregrinación, tanto personal e interior como comunitaria, eclesial, social e histórica. Ella representa el paradigma de todo auténtico viaje en el que la humanidad está llamada a abandonar lo que Dante define «la era que nos hace tan feroces» (Par. XXII, 151) para alcanzar una nueva condición, marcada por la armonía, la paz, la felicidad. Es este el horizonte de todo auténtico humanismo.
sentar las propuestas a la asamblea plenaria. § 2. Las propuestas elaboradas por los grupos de trabajos, a los que se refiere el § 1, se ponen a disposición de los miembros para sus observaciones a través de la vía telemática. La tarea de cada uno de los grupos cesa, sujeta a la necesidad de posteriores reflexiones, con la presentación de las propuestas a la asamblea plenaria. § 3. El presidente, después de escuchar la opinión de los miembros de la Comisión, designará a uno de ellos como moderador de un específico grupo de trabajo. § 4. El moderador de cada grupo de trabajo presenta a la Comisión una lista de al menos tres nombres para la designación de los colaboradores del mismo grupo. Estos colaboradores son elegidos entre personas de buena y probada reputación y con una reconocida experiencia en la materia de estudio de dicho grupo de trabajo. § 5. Los colaboradores, a los que se refiere el § 4, que no son miembros de la Comisión, llevan a cabo la tarea a ellos encomendada sin llegar a ser miembros de la Comisión o adquirir cualquier derecho o función dentro de la misma.
Art. 6 Normas generales § 1. La Comisión pontificia, además de la oficina y los grupos de trabajos, cuenta con los recursos humanos y materiales adecuados, en relación con las funciones asignadas institucionalmente. § 2. La Comisión opera de acuerdo a las normas del presente Estatuto, las disposiciones canónicas universales y el Reglamento general de la Curia romana.
afirmaba con claridad: «El fin de la Comedia es primariamente práctico y transformador. No se propone sólo por ser poéticamente bella y moralmente buena, sino en alto grado de cambiar radicalmente al hombre y llevarlo del desorden a la sabiduría, del pecado a la santidad, de la miseria a la felicidad, de la contemplación aterradora del infierno a la beatificante del paraíso» (n. 17). Citaba, además, el significativo pasaje de la carta del poeta a Can Grande de la Scala: «La finalidad de todo y de la parte es sacar del estado de miseria a los vivientes en esta vida y conducirlos al estado de felicidad» (n. 17). También san Juan Pablo II y Benedicto XVI se refirieron a menudo a las obras del gran poeta y lo citaron numerosas veces. Y en mi primera encíclica, Lumen fidei, elegí también yo recurrir a ese inmenso patrimonio de imágenes, símbolos y valores constituido por la obra dantesca. Para describir la luz de la fe, luz que se debe redescubrir y recuperar a fin de que ilumine toda la existencia
Dante es, por lo tanto, profeta de esperanza, anunciador de la posibilidad del rescate, de la liberación, del cambio profundo de cada hombre y mujer, de toda la humanidad. Él nos invita una vez más a volver a encontrar el sentido perdido y confuso de nuestro itinerario humano y saber mirar de nuevo el horizonte luminoso en el que brilla en plenitud la dignidad de la persona humana. Al honrar a Dante Alighieri, como ya nos invitaba Pablo VI, podemos enriquecernos con su experiencia para atravesar las numerosas selvas oscuras aún dispersas en nuestra tierra y realizar felizmente nuestra peregrinación en la historia, para alcanzar la meta soñada y deseada por todo hombre: «el amor que mueve el sol y las demás estrellas» (Par. XXXIII, 145).
§ 3. Los miembros de la Comisión, el personal y los colaboradores de los grupos de trabajo deben observar el secreto de oficio respecto a las noticias o informaciones de las que hayan tenido conocimiento en el ejercicio de sus tareas y funciones.
Vaticano, 4 de mayo de 2015
Vaticano, 21 de abril de 2015
§ 4. Los idiomas utilizados por la Comisión son el italiano, español e inglés. § 5. Los archivos de la Comisión se conservan dentro del Estado de la Ciudad del Vaticano. § 6. Las normas del presente Estatuto deberán ser observadas ad experimentum durante un período de tres años, al términe del cual la Comisión presentará al Sumo Pontífice posibles cambios para la aprobación del Estatuto definitivo.
Cardenal PIETRO PAROLIN Secretario de Estado
L’OSSERVATORE ROMANO
número 20, viernes 15 de mayo de 2015
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El Papa pide a los obispos de la República del Congo ser modelos de reconciliación
Para una nueva fraternidad «Vigilar a fin de que las ayudas económicas concedidas a las Iglesias particulares para sostenerlas en su misión no obstaculicen la libertad de la Iglesia, que debe tener carta blanca para anunciar de manera creíble el Evangelio». Es la invitación que el Pontífice dirigió a los obispos de la República del Congo, a quienes recibió Queridos hermanos en el episcopado: Es para mí una gran alegría acogeros con ocasión de vuestra visita ad limina Apostolorum, que os permite consolidar vuestros vínculos con la Sede apostólica y con los obispos de todo el mundo, reforzando así la colegialidad. Mi alegría es aún más grande porque, a través de vosotros, vislumbro comunidades cristianas jóvenes y dinámicas, que tratan de arraigarse en el amor del Señor. Al recibiros, las recuerdo de forma especial, así como a los sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y todos los demás agentes de pastoral que trabajan por el progreso del reino de Dios en el Congo. También para fortaleceros en vuestro compromiso a su servicio, volviendo a las fuentes, realizáis esta peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, los cuales testimoniaron la fe en Cristo hasta el sacrificio supremo del martirio. Me siento conmovido por el testimonio de adhesión al Sucesor de Pedro expresado en vuestro nombre por monseñor Daniel Mizonzo, presidente de vuestra Conferencia. Al darle afectuosamente las gracias a él, así como a cada uno de vosotros, quiero expresaros mi aliento en vuestro trabajo apostólico. La reciente creación de tres nuevas diócesis testimonia la vitalidad de la Iglesia católica en vuestro país, y también el celo que sus pastores manifiestan en la obra de evangelización. Es un motivo de gran satisfacción, que al mismo tiempo impulsa a un esfuerzo mayor para responder cada vez mejor a las necesidades del pueblo de Dios y a las expectativas de las numerosas personas a quienes el Evangelio de Jesucristo aún no ha sido anunciado. Es un bien que en estos últimos años las reflexiones de vuestra Conferencia se hayan centrado en la misión de los laicos en la Iglesia y en la sociedad. Aquí quiero rendir homenaje a su relevante contribución a la obra de evangelización. Es importante que vuestra pastoral ayude a sus movimientos de espiritualidad y apostolado a redescubrir y afirmar su propia vocación con vistas al «testimonio creíble de los laicos sobre la verdad salvífica del Evangelio, su poder para purificar y trasformar el corazón, y su fecundidad para edificar la familia humana en unidad, justicia y paz» (Discurso a los líderes del apostolado laico, Corea, 16 de agosto de 2014). En efecto, los laicos tienen necesidad de ser acompañados y formados en el testimonio del Evangelio en los ámbitos sociopolíticos, que constituyen su campo específico de apostolado (cf. Apostolicam actuositatem, 4 y 7). La pastoral de la familia es parte integrante de este acompañamiento. Las reservas de los fieles ante el matrimonio cristiano revelan la necesidad de una
en audiencia el lunes 4 de mayo, por la mañana, con ocasión de la visita «ad limina». En su discurso, en entregado en lengua francesa, el Pontífice recordó también «las heridas provocadas por la grave crisis que afectó» al país a finales de los años noventa, dejando profundas cicatrices.
evangelización profunda, que implique no sólo la inculturación de la fe, sino también la evangelización de las tradiciones y la cultura local (cf. Africae munus, 36-38). Al respecto, tengo que agradeceros la contribución de vuestras diócesis al Sínodo de los obispos sobre la familia. No dejéis de obtener beneficio de él para adaptar mejor vuestra pastoral a las realidades locales. Queridos hermanos en el episcopado: En estos ámbitos y en muchos otros los sacerdotes son vuestros primeros colaboradores. En consecuencia, su condiciones de vida y su santificación no deben dejar de estar en el centro de vuestras preocupaciones y de vuestra solicitud (cf. Presbyteroroum ordinis, 7). En particular, la formación permanente es indispensable para ellos, para que puedan servir cada vez mejor al pueblo de Dios y acompañarlo espiritualmente como corresponde, en particular a través de celebraciones litúrgicas dignas y homilías que alimenten la fe de los fieles. Al respecto, os invito a seguir vigilando las condiciones de envío de los sacerdotes de vuestras diócesis que continúan sus estudios y a sostenerlos durante su estancia en el extranjero, para favorecer su regreso en tiempo útil, de modo que se salvaguarde siempre el bien de la Iglesia. Doy gracias a Dios por las numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas que florecen en vuestras diócesis. Testimonian, además, vuestro celo apostólico, bendecido por el Señor, puesto que en definitiva es Él el dueño de la mies que llama y manda obreros a su mies (cf. Mt 9, 38). Esto os impone aún más obligaciones a vosotros, pastores, a quienes están confiadas estas vocaciones, para que, en una escucha personalizada, acompañéis a cuantos se sienten llamados a servir al Señor en su viña, según los diversos carismas. La inmensa necesidad pastoral de la Iglesia local exige, a su vez, un discernimiento riguroso, para que el pueblo de Dios pueda contar con pastores celosos que edifiquen con su testimonio de vida, sobre todo en lo que concierne al celibato y al espíritu de pobreza evangélica. Además, no hay que descuidar nada para que todos, sacerdotes, catequistas, familias jóvenes, grupos de oración y otros más, tomen cada vez más conciencia de la importancia de su contribución en el acompañamiento y la formación de los candidatos al sacerdocio y cada uno asuma su propia parte. En este Año de la vida consagrada quiero rendir personalmente homenaje al compromiso de los religiosos y religiosas al servicio de las poblaciones del Congo, a las cuales ofrecen con generosidad y dedicación asistencia tanto espiritual como material, testimoniando a Cristo casto, pobre y obediente. Si una colaboración armoniosa entre vosotros obispos y los consagrados, necesaria en
todos los niveles, favorece el anuncio del Evangelio, vuestra afectuosa cercanía no puede menos que asegurarles y permitirles contribuir cada vez más al crecimiento de la Iglesia local, en la diversidad de sus carismas. Queridos hermanos en el episcopado: Algunas diócesis experimentan grandes dificultades a causa de la insuficiencia de los recursos materiales y financieros locales disponibles. Comprendo la entidad de los pensamientos y las preocupaciones vinculados a semejante situación en el corazón de un pastor. Por eso os aliento a encaminar resueltamente vuestras diócesis por el sendero de la autonomía, del hacerse cargo progresivamente y de la solidaridad entre las Iglesias locales en vuestro país, según la hermosa tradición que se remonta a las primeras comunidades cristianas (cf. Rm 15, 25-28). Al respecto, seguid vigilando a fin de que las ayudas económicas concedidas a vuestras Iglesias particulares para sostenerlas en su misión específica no limiten vuestra libertad de pastores ni obstaculicen la libertad de la Iglesia, que debe tener carta blanca para anunciar de modo creíble el Evangelio. Por lo que concierne a la ayuda recíproca y la solidaridad entre Iglesias particulares, también deben traducirse en la promoción del espíritu misionero, ante todo en África. Os dirijo de buen grado el llamamiento solemne de mi predecesor, el beato Pablo VI en Kampala: «Vosotros, los africanos, sois ya los misioneros de vosotros mismos» (Homilía durante la celebración eucarística al final del Simposio de los obispos de África, 31 de julio de 1969). La comunión eclesial también se debe manifestar concretamente en el ejercicio de la dimensión profética de vuestra tarea pastoral. En efecto, es importante que podáis decir al unísono palabras fuertes inspiradas por el Evangelio, para orientar e iluminar a vuestros conciudadanos en cada aspecto de la vida común, en los momentos difíciles para la nación o cuando las circunstancias lo exijan. En este sentido, vuestros esfuerzos con vistas a una concertación cada vez más grande deben proseguir, porque la unidad en la diversidad es una de las notas características y al mismo tiempo una de las exigencias de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Esta cohesión no sólo os permitirá defender siempre el bien común e incluso el bien de la Iglesia ante cualquier instancia, sino que también favorecerá vuestros esfuerzos para afrontar juntos los numerosos desafíos pastorales, entre los
cuales la proliferación de las sectas no es el menor. La evangelización profunda constituye otro gran desafío. Pues bien, presupone necesariamente una atención particular a las condiciones concretas de vida de las poblaciones, o sea la promoción de la persona humana. También en este plano el compromiso de la Iglesia católica en el Congo es importante: en cada ámbito, sea de la educación, de la salud o bien de la asistencia a las diversas categorías de personas en dificultades, entre las cuales los refugiados de los países vecinos, vuestras comunidades diocesanas dan una contribución considerable. Con la generosidad y la abnegación del buen samaritano se prodigan sin reservas al servicio de sus hermanos y hermanas. Como pastores, seguid vigilando para que la pastoral social se realice cada vez más con el espíritu del Evangelio y se perciba cada vez mejor como una obra de evangelización, y no como la acción de una organización no-gubernamental. Al respecto, en algunos sectores de la sociedad las heridas provocadas por la grave crisis que afectó al Congo a finales de los años noventa han dejado profundas cicatrices, que a veces no se han cerrado aún completamente. En este campo en particular, la Iglesia, fortalecida por el Evangelio de Jesús, ha recibido la misión de reconciliar los corazones, acercar a las comunidades separadas y construir una nueva fraternidad anclada en el perdón y la solidaridad. Vosotros, pastores, seguid siendo modelos y profetas en tal sentido. En la diócesis de Dolisie, en Luvaku, se inauguró recientemente el santuario dedicado a la Misericordia Divina, que se ha convertido en lugar de peregrinación, retiros y encuentros espirituales. Me alegro por ello, y deseo que este santuario llegue a ser realmente un lugar adonde SIGUE EN LA PÁGINA 7
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viernes 15 de mayo de 2015, número 20
Misa del Pontífice en Santa Marta Menos palabras, más hechos Para distinguir el amor verdadero del amor falso «de telenovela», el Papa Francisco sugirió «dos criterios»: ante todo «lo concreto, hechos y no palabras», para no ver «a un Dios lejano» como los gnósticos; y luego «comunicación», porque quien ama nunca está aislado. Siguiendo estos dos criterios se llega a vivir el amor como alegría auténtica, aseguró el Papa durante la misa que celebró el jueves 7 de mayo, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. «El Señor nos pide permanecer en su amor, es decir, permanecer en el amor que Él tiene», afirmó el Pontífice refiriéndose al pasaje evangélico de Juan (15, 9-11) propuesto por la liturgia del día y planteando inmediatamente la pregunta central: «¿Qué amor es ese?». Es «el amor del Padre» y Jesús mismo nos tranquiliza: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo». Es, por lo tanto, «la plenitud del amor: permanecer en el amor de Jesús». Esta realidad del amor auténtico, explicó el Papa, «hay que entenderla bien». Así, pues, «¿cómo es el amor de Jesús? ¿Cómo sé que yo siento el amor verdadero?». El Papa Francisco indicó «dos criterios que nos ayudarán a distinguir el amor verdadero del no verdadero». El primer criterio es que «el amor se debe poner más en los hechos que en las palabras». Y el «segundo criterio» consiste en que «comunicar es propio del amor: el amor se comunica». Sólo «con estos dos criterios podemos encontrar el verdadero amor de Jesús en los hechos, pero en los hechos concretos». El hecho concreto es, por lo tanto, fundamental, indicó el Papa: «Nosotros podemos mirar una telenovela, un amor de telenovela: es una fantasía. Sí, son historias, pero no nos hacen partícipes. Nos hacen latir un poco el corazón, pero nada más». Por su parte, en cambio, Jesús advertía a los suyos: «No los que dicen: “¡Señor! ¡Señor!” entrarán en el reino de los cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre, los que cumplen mis mandamientos. Si cumplís mis mandamientos, permanecéis en mi amor». Estas palabras nos conducen al «hecho concreto del amor de Jesús». Este, afirmó el Papa Francisco, «es concreto, está en los hechos, no en las palabras». Y así «cuando el joven doctor de la ley fue a Jesús y le preguntó: “Dime, Señor, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”, Jesús dijo la ley como era: “Amarás a tu Dios con todo el corazón y con toda el alma y al prójimo como a ti mismo”». En ese punto, continuó el Papa, el joven «se sintió un poco avergonzado y no sabía cómo salir de esa pequeña vergüenza». Y «para salir hizo la pregunta: ¿quién es el prójimo?». Para explicárselo «Jesús contó la parábola del buen samaritano». Y al final propuso al joven: «Anda y haz lo mismo». Con esta exhortación Jesús muestra que «el verdadero amor es concreto, está en las obras, es un amor
constante; no es un simple entusiasmo». Pero «muchas veces es también un amor doloroso: pensemos en el amor de Jesús al cargar la cruz». En cualquier caso, «las obras del amor son las que Jesús nos enseña en el pasaje del capítulo 25 de san Mateo». Las palabras son claras y concretas, como si dijese: «quien ama hace esto». Es un poco «el protocolo del juicio: tenía hambre, me has dado de comer, etc...». «También las bienaventuranzas, que son el programa pastoral de Jesús, son concretas», destacó el Pontífice. Así, reafirmó, «el primer criterio para permanecer en el amor de Jesús es que este amor nuestro sea concreto, y como Él dice: observar los mandamientos, sus mandamientos». Al confirmar la importancia de lo concreto, el Papa Francisco recordó que «una de las primeras herejías del cristianismo fue la del pensamiento gnóstico», que veía un «Dios lejano y no había nada concreto». No por casualidad «el apóstol Juan lo condena con claridad: “Estos no creen que el Verbo se hizo carne”». En cambio, con su amor el Padre «fue concreto, envió a su Hijo, que se hizo carne para salvarnos». Por lo tanto, resumió el Papa, «el primer criterio es el amor: más en las obras, en los hechos, que en las palabras».
en el amor de Jesús significa hacer, no sólo decir; permanecer en el amor de Jesús significa capacidad de comunicar, de diálogo, tanto con el Señor como con nuestros hermanos». En el fondo, hizo notar el Papa Francisco, «es muy sencillo; pero no es fácil, porque el egoísmo, el propio interés atrae», empujándonos a no «realizar gestos concretos: nos atrae para no comunicar». Y aún más: ¿Qué dice el Señor de los que permanecerán en su amor? «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud». Por lo tanto, dijo el Papa, «el Señor, al permanecer en el amor del Padre, está alegre»; y añade: «si permanecéis en mi amor vuestra alegría será plena». Se trata, en verdad, de «una alegría que muchas veces viene junto con la cruz». Pero es también una «alegría; Jesús mismo nos lo dijo: nadie os la podrá quitar». Al continuar la celebración eucarística, «con el Señor que vendrá a nosotros en el altar», el Papa pidió la gracia «de permanecer en su amor: con nuestros hechos y nuestras comunicaciones». Que el Señor, concluyó, nos dé también «la gracia de la alegría, esa alegría que el mundo no puede dar».
Virgen de Luján, obra de Sergio Menasché, uno de los mayores exponentes del «fileteado porteño»
El «segundo criterio», en cambio, es que «el amor se comunica, no permanece aislado: el amor se da a sí mismo y recibe, se lleva a cabo esa comunicación que existe entre el Padre y el Hijo, una comunicación que obra el Espíritu Santo». Por eso, reafirmó el Pontífice, «no hay amor sin comunicar, no hay amor aislado». Alguien, añadió, podría objetar que «los monjes y las monjas de clausura están aislados». No es así, explicó el Papa Francisco, porque son personas que «comunican, y mucho, con el Señor, y también con los que van en busca de una palabra de Dios». «El verdadero amor no puede aislarse», porque «si se aísla no es amor» y se convierte, más bien, en «una forma espiritualista de egoísmo, un permanecer cerrado en sí mismo, buscando el propio provecho». En una palabra es «egoísmo». Así, explicó el Pontífice, «permanecer en el amor de Jesús significa permanecer en el amor del Padre que nos ha enviado a Jesús; permanecer
Mucho movimiento El día de la fiesta de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, el Papa Francisco ofreció precisamente por su patria la misa que celebró en Santa Marta el viernes 8 de mayo por la mañana. E invitó a saber secundar los movimientos provocados por el Espíritu Santo en cada uno de nosotros y en toda la Iglesia: movimientos que aparentemente parecen provocar confusión y, en cambio, desembocan siempre en la unidad. Ya al inicio de la homilía el Papa recordó que «Jesús había prometido a los apóstoles el Espíritu Santo y había dicho que el Espíritu Santo les enseñaría muchas cosas y les recordaría cuanto Él les había enseñado». Así, «desde el primer momento de la venida del Espíritu Santo, el mismo día de su venida, comenzaron a moverse las aguas: inició un movimien-
to en la Iglesia». Los discípulos, por su parte, «estaban encerrados, un poco por temor, pero allí comenzó el movimiento: salieron y Pedro pronunció su primer discurso al pueblo». Las palabras de Pedro, explicó el Pontífice, «las escuchaban todos en su idioma: cada uno en su propia lengua». Escuchándolo, muchos «se convirtieron y luego fueron por el mundo con esta nueva noticia: Jesús está vivo, el Señor ha resucitado». Así, pues, «comenzó este movimiento hacia el mundo». Y es lo que hizo «también el apóstol Felipe con el “ministro de economía” de Etiopía, que era judío, un prosélito judío: le comunicó el mensaje de Jesús, lo bautizó y fue a su tierra a predicar el Evangelio». El Papa Francisco hizo memoria de los primeros pasos de la evangelización narrados por los Hechos. «Los apóstoles —dijo— comenzaron a predicar en Jerusalén y, después de la curación del paralítico, que pedía limosna» ante la puerta del templo llamada “Hermosa”, Pedro y Juan «fueron convocados a juicio, fueron golpeados: comenzaron las persecuciones». De ese modo «estalló con fuerza, tras la muerte de Esteban, otro movimiento: las persecuciones». En este punto, afirmó el Papa, surgió «otro problema». Es decir, los primeros discípulos, como Pablo y Pedro mismo, se pusieron en movimiento para predicar saliendo «al encuentro de los judíos, pero encontraron también paganos». Y «Pedro fue el primero, porque fue a la casa de Cornelio». Precisamente allí «comenzó otro movimiento en la Iglesia y Pedro, el jefe, fue criticado: “Este es un poco herético porque entró en la casa de un pagano, es impuro». Por ello también Pedro «sintió esa falta de confianza de algunos de la comunidad». Y «estos son movimientos dentro de la Iglesia; movimientos de grupos que tienen diversos puntos de vista». Por su parte «Pablo comenzó a predicar la conversión también a los paganos y ellos escucharon esta buena noticia y se convirtieron». Sin embargo, el grupo cristiano estaba «cerrado, no comprendía», repetía: «¡No, los pagnos no!». Hasta el punto que llegaron a lapidar a Pablo y dejarlo «como si estuviera muerto». Luego «buscaron también ayuda en el poder de la sociedad: en Antioquía fueron al encuentro de las piadosas mujeres de la nobleza y de los hombres de alto nivel para intentar una acción contra los apóstoles». «Así —prosiguió el Papa— llegamos a este punto, al capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles (22-31), donde se movían precisamente las aguas en Antioquía, porque un grupo de cristianos, muy apegados a la ley judía, quería imponer las condiciones judías a los nuevos cristianos antes de bautizarlos: por ejemplo la circuncisión y otras cosas». Pero «Pablo dijo no». He aquí, entonces, que «comenzó la lucha interna entre ellos, las aguas se movieron». Se lee, en efecto, que entre ellos había fuertes discusiones. «Discutían con fuerza porque había verdaderamente mucho movimiento» explicó el Papa. Y «¿cómo resolvieron el problema? Se reunieron y cada uno dio su SIGUE EN LA PÁGINA 10
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A los obispos de Benín el Papa les recomienda vigilancia para reforzar la convivencia entre las religiones
Frágil herencia «Benín es un ejemplo de armonía entre las religiones presentes en su territorio». Pero, «teniendo en cuenta el actual clima mundial», es necesario estar vigilantes «para conservar esta frágil herencia». Lo recomendó el Papa Francisco a los obispos del país africano a quienes recibió en audiencia el lunes 27 de abril por la mañana, con ocasión de la visita «ad limina». A continuación, una traducción nuestra del discurso que el Pontífice les entregó en francés. Queridos hermanos obispos: Me alegra mucho acogeros con ocasión de vuestra peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo. Saludo cordialmente a monseñor Antoine Ganyé, presidente de vuestra Conferencia, y le agradezco sus palabras. Deseo que vuestra visita a Roma sea para vosotros un momento de profundo y tranquilo regreso a las fuentes espirituales, os brinde la oportunidad de dar gracias por el hermoso trabajo realizado en vuestras diócesis para el anuncio del Evangelio, y os ofrezca las ayudas necesarias para perseverar en vuestra misión de pastores. Nuestro encuentro manifiesta la comunión fraterna que existe entre todos los obispos, y con aquel que preside esta comunión: el sucesor de Pedro. Expreso el deseo de que, una vez que hayáis vuelto a vuestras diócesis, tengáis presente esta realidad profunda y sobrenatural: jamás estáis solos. Todos estamos unidos al servicio de un único Señor. Ante todo, deseo dar gracias al Señor por el progreso que concede, a través del ejercicio de vuestro ministerio, a la Iglesia que está en Benín. Dais testimonio de un hermoso entusiasmo en la expresión visible de la fe del pueblo de Dios. La vida parroquial es animada, los fieles participan en gran número en las celebraciones, las conversiones a Cristo son numerosas, así como las vocaciones sacerdotales y religiosas. Sin embargo, tenéis razón en destacar en vuestros informes que dicha fe, cada vez más difundida, a veces es superficial y carente de solidez. Por lo tanto, es importante que el deseo de un conocimiento profundo del misterio cristiano no sea prerrogativa de una élite, sino que anime a todos los fieles, puesto que todos están llamados a la santidad. Esto es esencial para que la Iglesia en Benín pueda resistir y vencer los vientos contrarios que se levantan por doquier en el mundo y que no dejarán de soplar en vuestra tierra. Sé que estáis vigilantes ante las múltiples agresiones ideológicas y mediáticas. El espíritu del secularismo también está obrando en vuestro país, aunque esto sea aún poco visible. Sólo una fe radicada profundamente en el corazón de los fieles, y vivida concretamente, permitirá afrontar todo esto. En particular, pienso en los desafíos más grandes que se refieren a la familia y a los que el próximo Sínodo, en Roma, intentará responder. Os agradezco vuestras oraciones en este sentido, y vuestras oraciones por mí; también os agradezco la movili-
«Última cena» (arte africano)
zación de la que estáis dando muestra, con vuestras diócesis, para participar en esta reflexión tan importante. No puedo menos que alentaros a proseguir con determinación los esfuerzos emprendidos para sostener a las familias, tanto en su fe como en su vida cotidiana. Sé que la pastoral del matrimonio sigue siendo difícil, teniendo en cuenta la situación concreta, social y cultural, de vuestro pueblo. Pero no hay que descorazonarse, sino perseverar sin pausa, puesto que la familia que la Iglesia católica defiende es una realidad querida por Dios; es un don de Dios que aporta, a las personas así como a la sociedad, alegría, paz, estabilidad y felicidad. La puesta en juego es importante, dado que, siendo la familia la célula básica tanto de la sociedad como de la Iglesia, dentro de ella se transmiten los valores humanos y evangélicos auténticos: «La misión educativa de la familia cristiana [es]… un verdadero ministerio, por medio del cual se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto de que la misma vida de familia se hace itinerario de fe y… escuela de los seguidores de Cristo» (Familiaris consortio, 39). Otro desafío importante que afrontáis con atención se refiere a los jóvenes y a la educación. En vuestras diócesis habéis abierto numerosas escuelas católicas, y los jóvenes están bien insertados en los movimientos. Este esfuerzo ha de proseguir sin pausa, dado que la formación integral, tanto humana como espiritual de las jóvenes generaciones, es importante para el futuro de la sociedad a la que podrán aportar su valiosa contribución, sobre todo en materia de solidaridad, justicia y respeto por el otro. De hecho, es necesario favorecer en vuestro país —naturalmente sin renunciar para nada a la verdad revelada por el Señor— el encuentro entre las culturas, así como el diálogo entre las religiones, en particular con el islam. Es sabido que Benín es un ejemplo de armonía entre las religiones presentes en su territorio. Es necesario estar vigilantes, teniendo en cuenta el actual clima mundial para conservar esta frágil herencia. Me alegra particularmente la reciente celebración, presidida por el cardenal Tauran, de
un congreso internacional sobre el diálogo interreligioso, que todos apreciaron. Por lo tanto, favoreciendo la concordia y la justicia, vuestras Iglesias locales, queridos hermanos, tienen un papel de primer orden por desempeñar con vistas al progreso de vuestro país. Pero ese papel lo desempeñan también a través de las obras sanitarias y de promoción humana. ¡Cuánto trabajo realizado en nombre del Evangelio en vuestras diócesis! Mientras la crisis económica mundial afecta a un gran número de países, es oportuno ir valientemente contra la corriente, luchando contra la cultura del «descarte» generalizada por doquier (cf. Evangelii gaudium, 53) y difundiendo los valores evangélicos de la acogida y del encuentro. «El servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia» (Evangelii gaudium, 179). Sin embargo, es preciso tener bien presente que las obras realizadas por la
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el pueblo de Dios acuda para reforzar su propia fe, sobre todo con ocasión del próximo Jubileo extraordinario de la misericordia y de las demás iniciativas pastorales que programaréis. Para concluir, renovándoos mi afecto fraterno y orante, reafirmo mi aliento a los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos consagrados, catequistas y a todos los fieles de la Iglesia que peregrinan en esta hermosa y amada tierra del Congo. Al invocar sobre vosotros y sobre vuestro país la misericordia divina, de todo corazón os imparto a vosotros y a cada una de vuestras comunidades diocesanas la bendición apostólica.
Iglesia tienen una especificidad que debe identificarse claramente: no se trata nunca de una simple asistencia social, sino de la manifestación de la ternura y la misericordia de Jesús mismo, que se inclina sobre las heridas y las debilidades de sus hermanos. Es así como la alegría del Evangelio se anuncia del modo más eficaz a los hombres. Dirijo un caluroso agradecimiento a todos los que participan en ellas, sean sacerdotes, fieles laicos o bien religiosos y religiosas. Invito a estos últimos a vivir intensamente el Año de la vida consagrada, para que arraiguen aún más profundamente su vida y sus acciones en Cristo Jesús. Es así como podrán amar en la verdad y la misericordia a toda persona que encuentren en el camino, porque habrán aprendido de Él qué es el amor y cómo amar: sabrán amar, porque tendrán su mismo corazón (cf. Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del Año de la vida consagrada, 21 de noviembre de 2014). También quiero rendir homenaje al generoso compromiso de los sacerdotes al servicio de la buena nueva. El Señor bendice vuestras comunidades con el florecimiento de numerosas vocaciones sacerdotales. La formación en el seminario es determinante para el futuro, e invito a los pastores a vigilar sobre el equilibrio de esta última, que debe ser siempre tanto humana, espiritual y comunitaria, como intelectual. El obispo debe ser un padre para sus sacerdotes, favorecer la comunión y la fraternidad en el seno de la familia sacerdotal, cuidar de cuantos se encuentran en dificultad, de los más frágiles, en particular, de los jóvenes que deben ser mayormente acompañados. Por lo demás, puesto que las vocaciones no faltan, estad dispuestos a compartir generosamente vuestros recursos con las Iglesias de otras regiones, que carecen de ellos. Pero cuando enviéis a sacerdotes para estudiar o en misión externa, es oportuno hacerlo con discernimiento, no olvidando las necesidades de vuestras Iglesias mismas. Queridos hermanos obispos: La Iglesia en Benín tiene buenas relaciones con las autoridades civiles. La voz de la Iglesia se escucha y su acción se aprecia. Os invito a seguir ocupando todo vuestro lugar en la vida pública del país, especialmente en estos tiempos. Sé que estáis comprometidos en un constante trabajo para promover las relaciones entre los diversos componentes de la sociedad. Os invito a perseverar en este camino, prestando atención a no entrar directamente en el juego político ni en las disputas de partido. La gestión de los asuntos públicos corresponde a los laicos, mientras que vosotros tenéis el deber importante de formar y animar constantemente. Que la Virgen María os sostenga e ilumine en vuestro ministerio y os conduzca a vosotros, así como a vuestros sacerdotes, las personas consagradas, los catequistas y todos los laicos de vuestras diócesis, a su Hijo Jesús. A todos imparto de corazón la bendición apostólica.
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Giovanni Boldini, «Las hermanas Lascaraky» (1869)
En la audiencia general el Pontífice habla de la familia y repropone las palabras clave de la vida en común
La buena educación MAURIZIO GRONCHI Después de haber considerado la belleza de los matrimonios logrados y de las familias sólidas y de haber apreciado el testimonio generoso de aquellos que han permanecido fieles al vínculo aun habiendo sido abandonados por el cónyuge, los padres sinodales se han preguntado —de manera abierta y valiente, no sin preocupación y cautela— qué mirada debe dirigir la Iglesia hacia los cristianos cuyas familias son incompletas (aquellos que todavía no han sido unidos por Dios: los que conviven), imperfectas (aquellos que han contraído un vínculo solamente frente a los hombres: los matrimonios civiles) o están heridas (aquellos que han separado lo que Dios ha unido: los separados divorciados). Junto a las familias que tienen la gracia de permanecer fieles al Evangelio, en medio de la comunidad cristiana ocupan un lugar también las familias más frágiles y heridas. Por tanto, «conforme a la mirada misericordiosa de Jesús, la Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más frágiles, marcados por el amor herido y extraviado, dándoles de nuevo confianza y esperanza» (Relatio synodi 28). A ese propósito parece particularmente delicado el desafío no solo de acompañamiento por parte de los pastores, sino también el de la integración de las familias heridas y extraviadas en la comunidad eclesial, para que no suceda que las familias fieles reaccionen como el hijo mayor de la parábola evangélica del Padre misericordioso, ese hijo al que, por sentirse ofendido, le cuesta aceptar al hermano menor que estaba
Por las familias heridas y extraviadas
desafíos planteados a la evangelización por la situación actual». Hay que recordar, además, que en el Sínodo surgió la exigencia de prestar mayor atención a la «pastoral judicial» de parte de las Iglesias particulares y de sus obispos mediante un discernimiento capaz de situarse frente a las personas, en especial en el contexto de la aceptación de la validez del vínculo. Desde el punto de vista de la doctrina procedimental —como varias veces ha subrayado Arroba Conde— revisten hoy particular importancia las convicciones expresadas por las partes acerca de su pasado, interpretadas a la luz del presente que viven, tantas veces más rico, y garantizando así que se llegue a descubrir a la persona que está detrás de la causa, aun en absoluto respeto de la legalidad vigente. En el ámbito canonístico está creciendo la consciencia de la necesidad de tratar la materia matrimonial acogiendo el desafío planteado por la El artículo relación entre personalismo, verdad y pronunciaForma parte del encarte «Donne Chiesa Mondo» miento de la justicia, de mayo de 2015. En español lo traduce y publica, guardándose de un doble con 16 páginas a color, la revista «Vida nueva», riesgo: por una parte, el que desde el pasado marzo lo incluye cada mes code confundir la verdad mo suplemento sin incremento del precio. Además objetiva con la subjetiva, está disponible para dispositivos móviles. que vería a las partes en el papel de jueces en su propia causa; por la otra, perdido (cf. Lucas 15, 28). En tal senti- el de identificar la verdad sic et simplicido se comprende la invitación de los ter con el pronunciamiento del juez, enpadres sinodales a tratar las situaciones tendiéndola de manera voluntarista, en de los divorciados y vueltos a casar especial en los casos de contraste entre «evitando todo lenguaje y actitud que las versiones ofrecidas por las partes. los haga sentir discriminados y promo- Por último, en el Sínodo se ha presenviendo su participación en la vida de la tado la propuesta de «estudiar la amcomunidad. Hacerse cargo de ellos, pa- pliación del ejercicio de la potestas clara la comunidad cristiana no implica vium y las condiciones para tratar con un debilitamiento de su fe y de su testi- procedimiento judicial extraordinario monio acerca de la indisolubilidad ma- las causas que no requieran un juicio trimonial, es más, en ese cuidado ex- ordinario; se pide a los obispos iniciar presa precisamente su caridad» (Relatio una pastoral judicial precisa, preparansynodi 51). Una atención específica debe do suficientes operadores, clérigos y laidirigirse a los hijos de los divorciados cos». Aparte de las cuestiones de natuvueltos a casar en virtud del insustitui- raleza más estrictamente jurídica —que ble papel educativo de los padres y en se sitúan de forma predominante en la razón del interés preeminente del me- vertiente del cercioramiento acerca de nor. Se trata de un elemento que no la validez del vínculo— adquiere partipuede descuidarse tanto desde el punto cular relieve la de la participación de de vista jurídico como tampoco desde los fieles divorciados vueltos a casar en el pastoral, como señalaba el documen- la vida de la Iglesia, fieles de los cuales to preparatorio de la asamblea extraor- no se dice nunca que estén alcanzados dinaria: «Por ejemplo, si solo se piensa por excomunión. A este propósito escoque en el actual contexto muchos niños gemos el camino de los interrogantes y jóvenes nacidos de matrimonios irre- razonables, de manera que los padres gulares no podrán ver jamás a sus pa- sinodales —a los cuales compete alcandres acercarse a los sacramentos, se zar el más amplio consenso mediante la comprende el grado de urgencia de los confrontación y profundización, a la
luz del Espíritu— puedan ofrecer al Papa el fruto de su trabajo de discernimiento según lo que prevé la naturaleza misma del Sínodo. Por lo menos en dos ocasiones ha sido el mismo Papa Francisco el que ha puesto claramente de manifiesto la necesidad de no centrar la atención en el acceso a los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía por parte de los divorciados vueltos a casar (cf. Relatio synodi 52), sino en su integración en la vida eclesial (cf. ib. 51). Para comprender mejor el sentido de las siete cosas que los divorciados vueltos a casar no pueden hacer —entre las cuales el Papa ha recordado en particular la exclusión del papel de padrino— vale la pena recorrer el desarrollo cronológico de la cuestión a través de los diversos documentos eclesiales, cuya naturaleza y carácter vinculante son, naturalmente, diferentes. Esta enumeración aparece por primera vez reducida a tres servicios litúrgicos (el lector, el ministerio de catequista, el oficio de padrino para los sacramentos) en un documento de la Conferencia episcopal italiana editado por la Comisión episcopal para la familia y la doctrina de la fe (26 de abril de 1979) con la fundamentación de que tales servicios «exigen una plenitud de testimonio cristiano». En la exhortación apostólica postsinodal Familiaris consortio, de Juan Pablo II (1981), promulgada después del Sínodo sobre la familia del año 1980, a la vez que se exhorta claramente a procurar que los divorciados vueltos a casar «no se consideren separados de la Iglesia», no se hace referencia a otras exclusiones fuera de las relacionadas con los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía (cf. n. 84). Aunque sin tratar directamente el tema, el Codex iuris canonici (1983) precisa que para admitir a alguien como padrino es necesario que «lleve […] una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir […]; [y que] no esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada» (874 § 1, 3.o y 4.o); de igual modo, para el consejo pastoral «deben designarse solo fieles que destaquen por su fe segura, buenas costumbres y prudencia» (512 § 3). El Catecismo de la Iglesia católica (1992) retoma respecto de los divorciados vueltos a casar la enseñanza de Familiaris consortio 84 y agrega de forma genérica que «no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales» (n. 1650). Una ulterior especificación de tales servicios vedados a los divorciados vueltos
a casar (los precedentes tres se hacen así cinco) se encuentra en el directorio para la pastoral familiar de los obispos italianos (1993), donde al lector, el catequista y el padrino se agrega la participación en los consejos pastorales y se desaconseja la función de testigo en la celebración del matrimonio, aun sin formular una prohibición. El listado completo de estas responsabilidades eclesiales (que pasa así de cinco a siete) es expuesto por el cardenal Joseph Ratzinger en calidad de prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe en su introducción al volumen Sulla pastorale dei divorziati risposati [Sobre la pastoral de los divorciados vueltos a casar] (1998), que contiene algunos documentos, comentarios y estudios. En dicha introducción Ratzinger hace explícita referencia al directorio para la pastoral familiar de los obispos italianos. Las responsabilidades eclesiales que quedan excluidas para los divorciados vueltos a casar son aquí las de padrino, lector, ministro extraordinario de la eucaristía, docente de religión, catequista para la primera comunión y para la confirmación, miembro del consejo pastoral diocesano y parroquial, y testigo de matrimonio (desaconsejado, pero no impedido). En realidad, la efectiva ampliación del listado no guarda correspondencia con una motivación diversa ni profundizada respecto de la repetida constantemente, a saber, la falta de plenitud en la vida cristiana y en el testimonio; más aún, se ponen de manifiesto tres elementos que, en cierto modo, señalan una posible apertura: la objetiva situación de vida, evitar el escándalo y afrontar la cuestión de manera más profunda y más amplia, no limitándose a los divorciados vueltos a casar. Ello no excluye que puedan valorarse de variadas maneras las condiciones subjetivas de las personas, aun teniendo en cuenta su situación objetiva (cf. Compendio del Catecismo de la Iglesia católica 1735); significa, además, que se debe hacer lo posible para evitar la confusión y el escándalo; por último, significa que ese discurso debe confrontarse también con otras situaciones en alguna medida análogas. Benedicto XVI no volvió a referirse a tales limitaciones más tarde en su exhortación apostólica Sacramentum caritatis postsinodal (2007), señalando más bien que los divorciados vueltos a casar, «a pesar de su situación, siguen perteneciendo a la Iglesia, que los sigue con especial atención» (n. 29). ¿Cómo valorar, pues, las
siete restricciones relativas al ejercicio de ciertas responsabilidades eclesiales a los divorciados vueltos a casar junto con la especial atención que merecen? Adelantemos, primeramente, tres observaciones de carácter formal, y después, tres de contenido. Ante todo hay que señalar que tales limitaciones no aparecen en ningún documento pontificio ni han sido tomadas de las exhortaciones apostólicas postsinodales, razón por la cual no pueden considerarse vinculantes para toda la Iglesia. En segundo lugar, su número se ha incrementado partiendo de un documento de la Iglesia particular italiana (1979) y del directorio pastoral de dicha Iglesia (1993) hasta su recepción y ampliación por parte del prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe en una introducción a un volumen de colección de documentos y estudios (1998), introducción a la cual, por autorizada que sea, no ha seguido una norma eclesial dictada por organismos competentes. En tercer lugar, parece evidente la naturaleza pastoral de las limitaciones mencionadas, sin que ella implique contenido doctrinal alguno. En efecto, aunque se subraya la incompatibilidad entre la situación objetiva de los divorciados vueltos a casar y la plenitud de la vida y del testimonio cristianos, no se llega al mismo tiempo a sancionar tal condición con una censura formal (entredicho o excomunión). Eso significa que su condición es considerada presumiblemente temporal, en cuanto bien sea susceptible de cambio, de conversión, de purificación, o bien se trate principalmente de un proceso interior que hay que acompañar. Desde el punto de vista del contenido hay que reflexionar primeramente sobre los servicios litúrgicos del lector y del ministro extraordinario de la eucaristía. Mediante el ejercicio de tales funciones eclesiales todo fiel puede recibir la gracia de la iluminación interior mediante el contacto en la fe con la Palabra de Dios y con la eucaristía, sea para su propia edificación o sea para la de otros, que se expresa en un humilde servicio a la comunidad reunida por el Señor, siempre constituida por pecadores llamados a la conversión. En segundo lugar, por lo que respecta a los servicios catequísticos (priSIGUE EN LA PÁGINA 16
«Permiso», «gracias», «perdón». Las «tres palabras-clave de la familia» volvió a proponer el Papa a los fieles durante la audiencia general del miércoles 13 de mayo, en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! La catequesis de hoy es como la puerta de entrada de una serie de reflexiones sobre la vida de la familia, su vida real, con sus tiempos y sus acontecimientos. Sobre esta puerta de entrada están escritas tres palabras, que ya he utilizado en la plaza otras veces. Y esas palabras son: «permiso», «gracias», «perdón». En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe. Nosotros las entendemos normalmente como las palabras de la «buena educación». Es así, una persona bien educada pide permiso, dice gracias o se disculpa si se equivoca. Es así, pero la buena educación es muy importante. Un gran obispo, san Francisco de Sales, solía decir que «la buena educación es ya media santidad». Pero, atención, en la historia hemos conocido también un formalismo de las buenas maneras que puede convertirse en máscara que esconde la aridez del ánimo y el desinterés por el otro. Se suele decir: «Detrás de tantas buenas maneras se esconden malos hábitos». Ni siquiera la religión está exenta de este riesgo, que hace resbalar la observancia formal en la mundanidad espiritual. El diablo que tienta a Jesús usa buenas maneras —es precisamente un señor, un caballero— y cita las Sagradas Escrituras, parece un teólogo. Su estilo se presenta correcto, pero su intención es desviar de la verdad del amor de Dios. Nosotros, en cambio, entendemos la buena educación en sus términos auténticos, donde el estilo de las buenas relaciones está firmemente enraizada en el amor al bien y respeto del otro. La familia vive de esta finura del querer.
Padre iraní toma fotografías a su familia en las costas del golfo de Omán (Afp)
La primera palabra es «permiso». Cuando nos preocupamos por pedir gentilmente incluso lo que tal vez pensamos poder pretender, ponemos un verdadero amparo al espíritu de convivencia matrimonial y familiar. Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige el respeto de la libertad y la capacidad de esperar que el otro abra la puerta de su corazón. Al respecto recordamos la palabra de Jesús en el libro del Apocalipsis: «Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (3, 20). También el Señor pide permiso para entrar. No lo olvidemos. Antes de hacer algo en familia: «Permiso, ¿puedo hacerlo? ¿Te gusta que lo haga así?». Es un lenguaje educado, lleno de amor. Y esto hace mucho bien a las familias. La segunda palabra es «gracias». Algunas veces nos viene a la mente pensar que nos estamos convirtiendo en una civilización de malas maneras y malas palabras, como si fuese un signo de emancipación. Lo escuchamos decir muchas veces incluso públicamente. La amabilidad y la capacidad de dar gracias son vistas como un signo de debilidad, y a veces suscitan incluso desconfianza. Esta tendencia se debe contrarrestar en el seno mismo de la familia. Debemos convertirnos en intransigentes en lo referido a la educación a la gratitud, al reconocimiento: la dignidad de la persona y la justicia social pasan ambas por esto. Si la vida familiar descuida este estilo, también la vida social lo perderá. La gratitud, además, para un creyente, está en el corazón mismo de la fe: un cristiano que no sabe dar gracias es alguien que ha olvidado el lenguaje de Dios. Escuchad bien: un cristiano que no sabe dar gracias es alguien que ha olvidado el lenguaje de Dios. Recordemos la pregunta de Jesús, cuando curó a diez leprosos y sólo uno de ellos volvió a dar las gracias (cf. Lc 17, 18). Una vez escuché decir a una persona anciana, muy sabia, muy buena, sencilla, pero con la sabiduría de la piedad, de la vida: «La gratitud es una planta que crece sólo en la tierra de almas nobles». Esa nobleza del alma, esa gracia de Dios en el alma nos impulsa a decir gracias a la gratitud. Es la flor de un alma noble. Esto es algo hermoso. La tercera palabra es «perdón». Palabra difícil, es verdad, sin embargo tan necesaria. Cuando falta, se abren pequeñas grietas —incluso sin quererlo— hasta convertirse en fosas profundas. No por casualidad en la oración que nos enseñó Jesús, el «Padrenuestro», que resume todas las peticiones esenciales para nuestra vida, encontramos esta expresión: «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mt 6,
12). Reconocer el hecho de haber faltado, y mostrar el deseo de restituir lo que se ha quitado —respeto, sinceridad, amor— hace dignos del perdón. Y así se detiene la infección. Si no somos capaces de disculparnos, quiere decir que tampoco somos capaces de perdonar. En la casa donde no se pide perdón comienza a faltar el aire, las aguas comienzan a verse estancadas. Muchas heridas de los afectos, muchas laceraciones en la familias comienzan con la pérdida de esta preciosa palabra: «Perdóname». En la vida matrimonial se discute, a veces incluso «vuelan los platos», pero os doy un consejo: nunca terminar el día sin hacer las paces. Escuchad bien: ¿habéis discutido mujer y marido? ¿Los hijos con los padres? ¿Habéis discutido fuerte? No está bien, pero no es este el auténtico problema. El problema es que ese sentimiento esté presente todavía al día siguiente. Por ello, si habéis discutido nunca terminar el día sin hacer las paces en la familia. ¿Y cómo debo hacer las paces? ¿Ponerme de rodillas? ¡No! Sólo un pequeño gesto, algo pequeño y vuelve la armonía familiar. Basta una caricia, sin palabras. Pero nunca terminar el día en familia sin hacer las paces. ¿Entendido esto? No es fácil pero se debe hacer. Y con esto la vida será más bonita. Estas tres palabras-clave de la familia son palabras sencillas, y tal vez en un primer momento nos causarán risa. Pero cuando las olvidamos, ya no hay motivo para reír, ¿verdad? Nuestra educación, tal vez, las descuida demasiado. Que el Señor nos ayude a volver a ponerlas en su sitio, en nuestro corazón, en nuestra casa, y también en nuestra convivencia civil. Son las palabras para entrar precisamente en el amor de la familia. Y ahora os invito a repetir todos juntos estas tres palabras: «permiso», «gracias», «perdón». Todos juntos: (plaza) «permiso», «gracias», «perdón». Son las palabras para entrar precisamente en el amor de la familia, para que la familia permanezca. Luego repitamos el consejo que os he dado, todos juntos: Nunca terminar el día sin hacer las paces. Todos: (plaza) nunca terminar el día sin hacer las paces. Gracias.
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juicio, dio su opinión; discutieron, pero como hermanos y no como enemigos: no hicieron las uniones desde fuera para vencer; no fueron al encuentro de los poderes civiles para imponerse; no mataron para triunfar: buscaron el camino de la oración y del diálogo». Y así, los «que eran precisamente sus contrarios dialogaron y se pusieron de acuerdo: esto fue obra del Espíritu Santo». El capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles, afirmó el Papa Francisco, narra «el proceso que acaba», precisamente en el pasaje de la liturgia del día, «con el primer concilio ecuménico, el concilio de Jerusalén». Así, prosiguió, «enviaron una carta a los que no sabían qué hacer a causa de la predicación de los cerrados: “Los Apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos” Concretamente, «sembraron cizaña», añadió el Papa, siguiendo la lectura del texto: «“Hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo” —que habían sido juzgados herejes— “hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas que os referirán de palabra lo que sigue”». Al leer estas palabras el Pontífice recalcó cómo al final se pusieron de acuerdo; y también cómo Bernabé y Pablo «habían sido juzgados herejes». El Papa Francisco leyó después, también de los hechos de los Apóstoles, «esta fórmula que es una fórmula, una expresión solemne: “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas». Al respecto el Papa destacó que «fue Pedro quien impulsó esto» con una frase dicha precedentemente: «¿por qué, pues, ahora intentáis tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar?». El proceso, en definitiva, acaba encontrando «el acuerdo de todos». Precisamente «este —dijo el Papa Francisco— es el camino del Espíritu Santo, esta es la obra del Espíritu Santo». Porque es Él «quien mueve las aguas, el que causa un poco de desorden, y parece que hay tempestad, tormenta —pensad en el día de Pentecostés— y después crea armonía, unidad: tiene estas dos características». Y en «una Iglesia donde nunca hay problemas de este tipo —añadió— me hace pensar que el Espíritu no está muy presente». Seguro que «en una Iglesia donde siempre se discute y se forman grupos y los hermanos se traicionan el uno al otro, ahí no está el Espíritu». De hecho, «el Espíritu es el que crea la novedad, mueve la situación para ir hacia adelante, crea nuevos espacios, crea la sabiduría que Jesús prometió: “Él os enseñará”». El Espíritu, por lo tanto, «mueve pero al final crea
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Misa en Santa Marta to, el Señor, nos dio a través de su cruz y resurrección». Pero «¿cómo se realiza esta fecundidad?». La respuesta, destacó el Papa Francisco, la encontramos precisamente en el Evangelio de Juan (15, 26-16.4) propuesto hoy por la liturgia. En realidad, «el Señor prepara a sus discípulos para el futuro». Y «hay una palabra que puede parecer un poco extraña: escandalizar». Dice Jesús, según lo relatado por Juan: «Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis». La cuestión que hay que comprender es: «¿de qué escándalo habla Jesús? ¿Del escándalo de las persecuciones que llegarán, del escándalo de la cruz?». El Señor «añade una promesa» al decir: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, él dará testimonio de mí». Y luego, «en el mismo discurso», afirma también: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena». En conclusión, explicó el Papa, Jesús «nos habla del futuro, de la cruz que nos espera y nos habla del Espíritu, que nos prepara para dar testimonio cristiano». Por lo demás, prosiguió el Papa Francis«Los mártires», miniatura del «Comentario del Apocalipsis» co, «en estos días la (7, 9-10) del beato de Liébana (siglo XI) Iglesia nos hace reflexionar mucho en el Espíritu Santo: Jesús dice que el Espíritu Santo que vendrá, que Él enDonde está viará, nos guiará a la verdad plena, el escándalo es decir, nos enseñará las cosas que aún no ha enseñado, estas cosas que «Los coptos degollados por ser cris- Él —añadió el Papa citando el pasaje tianos» murieron «con el nombre de evangélico de hoy— debe decir y de Jesús en sus labios» porque habían las que ellos, los discípulos, no eran comprendido hasta las últimas con- aún capaces de cargar con el peso». secuencias «el escándalo de la cruz». Además el Señor afirma también Pero «el camino martirial» forma que «el Espíritu os hará recordar las parte de la vida cotidiana de cada cosas que dije y que con la vida cacristiano, también en la familia, en yeron en el olvido». Y he aquí, exla defensa de los derechos de las plicó el Papa Francisco, «lo que hapersonas, en la experiencia de la en- ce el Espíritu: nos hace recordar las fermedad. Y es el Espíritu Santo palabras de Jesús y nos enseña tamquien ayuda para saber dar testimo- bién las cosas que Jesús aún no ha nio y acoger «la verdad toda com- podido decirnos, porque no éramos pleta». Lo afirmó el Papa Francisco, capaces de comprender su alcance». en la misa que celebró el lunes 11 de «Así, la vida de la Iglesia es un mayo en la capilla de la Casa Santa camino guiado por el Espíritu que Marta, al recordar también que el nos recuerda y nos enseña, que nos domingo llamó por teléfono al pa- lleva a la verdad plena», destacó. Y triarca copto Tawadros, con ocasión «este Espíritu, que es compañero de del día de la amistad entre coptos y camino, nos defiende también del católicos, segundo aniversario del escándalo de la cruz». San Pablo, al encuentro que tuvo lugar en el Vati- hablar a los corintios dijo: «Pero la cano el 10 de mayo de 2013. cruz es necedad para los que se pier«En la primera oración de hoy» al den». Luego volvió a tomar la palainicio de la misa, dijo el Pontífice, bra y añadió: «Los judíos exigen «hemos pedido la gracia de hacer signos». Y «en verdad cuántas veces siempre presente, en cada momento, en el Evangelio los judíos, los doctola fecundidad de la Pascua». Y, en res de la ley, exigieron a Jesús» que efecto, explicó, «la Pascua es fecun- les diera «un signo». Por su parte da» porque «es la vida que Jesucris- «los griegos, o sea los paganos, pi-
también la unidad armoniosa entre todos». He aquí lo que «nos enseña esta lectura, que nos presenta el primer concilio ecuménico», recapituló el Papa Francisco repitiendo de nuevo la fórmula con la cual el Espíritu pone a todos de acuerdo. Y al proseguir la celebración, el Pontífice pidió «al Señor Jesús, que estará presente entre nosotros, que envíe siempre el Espíritu Santo a nosotros, a cada uno de nosotros; que lo envíe a la Iglesia y que la Iglesia sepa ser fiel a los movimientos que causa el Espíritu Santo».
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dieron sabiduría, ideas nuevas». Pero «nosotros predicamos sólo a Cristo crucificado, escándalo para vosotros —para los judíos— y necedad para los gentiles». La cruz de Cristo, por lo tanto, es el escándalo. Por eso, aclaró el Papa, «Jesús prepara el corazón de sus discípulos con la promesa del Paráclito, para lo que les sucederá». Y dice: «Os he hablado todo esto para que no os escandalicéis» de la cruz de Cristo. San Juan trae estas palabras del Señor: «Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios». Y nosotros hoy, constató el Pontífice, «somos testigos de los que matan a los cristianos en nombre de Dios porque son infieles, según ellos». Esta «es la cruz de Cristo». He aquí la actualidad de las palabras de Jesús en el Evangelio de la liturgia del día: «Esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí». Jesús nos recuerda de este modo que todo lo que le sucedió a Él, nos ocurrirá también a nosotros: «las persecuciones, las tribulaciones». Por esto no nos debemos escandalizar, conscientes de que «será el Espíritu quien nos guíe y nos haga comprender». «Ayer —dijo después el Papa Francisco— tuve la alegría de llamar por teléfono al patriarca copto Tawadros, porque era el día de la amistad copto-católica: hablamos de algunas cosas». Y, añadió, «yo recordaba a sus fieles, degollados en la playa por ser cristianos. Estos fieles, por la fuerza que les dio el Espíritu Santo, no se escandalizaron. Morían con el nombre de Jesús en sus labios. Es la fuerza del Espíritu. El testimonio. Es verdad, esto es precisamente el martirio, el testimonio supremo». Está también, prosiguió el Papa, «el testimonio de cada día, el testimonio de hacer presente la fecundidad de la Pascua —que hemos pedido hoy al inicio de la misa—, esa fecundidad que nos da el Espíritu Santo, que nos guía hacia la verdad plena, la verdad toda, y nos hace recordar lo que Jesús nos dice». Por ello, destacó el Papa Francisco, «un cristiano que no toma en serio esta dimensión «martirial» de la vida no ha comprendido aún el camino que Jesús nos enseñó: camino «martirial» de cada día; camino «martirial» al defender los derechos de las personas; camino «martirial» al defender a los hijos: papá, mamá que defienden su familia; camino «martirial» de muchos, muchos enfermos que sufren por amor a Jesús. Todos nosotros tenemos la posibilidad de llevar adelante esta fecundidad pascual en este camino «martirial», sin «escandalizarnos». Al proseguir la celebración eucarística —«memorial de la cruz» en la que «se hace presente la fecundidad pascual»— el Pontífice pidió «al Señor la gracia de recibir al Espíritu Santo que nos recordará las palabras de Jesús, que nos guiará a la verdad plena y nos preparará cada día para dar testimonio, para ofrecer este pequeño martirio de cada día o un gran martirio, según la voluntad del Señor».
número 20, viernes 15 de mayo de 2015
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El Pontífice a la Comunidad de vida cristiana de Italia
Más allá de los muros Solidaridad con las poblaciones de Siria y Líbano El compromiso de difundir la cultura de la justicia y la paz, la pastoral familiar y la misionariedad: son las tres prioridades indicadas por el Papa Francisco a los representantes italianos de la Comunidad de vida cristiana, a quienes recibió el jueves 30 de abril, por la mañana, en el aula Pablo VI. En su discurso, el Pontífice elogió a la Comunidad por las actividades llevadas a cabo en Siria y Líbano y la acogida de los emigrantes en Sicilia. Queridos hermanos y hermanas: Os saludo a todos vosotros, que representáis a la Comunidad de vida cristiana de Italia, y a los exponentes de los diversos grupos de espiritualidad ignaciana, cercanos a vuestra tradición formativa y comprometidos en la evangelización y la promoción humana. Un saludo particular a los alumnos y exalumnos del Instituto «Massimo» de Roma, así como a las representaciones de otras escuelas dirigidas por los jesuitas en Italia. Conozco bien vuestra Asociación por haber sido consiliario nacional de la misma en Argentina, a finales de los años setenta. Vuestras raíces ahondan en las congregaciones marianas, que se remontan a la primera generación de los compañeros de san Ignacio de Loyola. Se trata de un largo itinerario en el que la Asociación se ha distinguido en todo el
mundo por la intensa vida espiritual y el celo apostólico de sus miembros, y anticipando, en ciertos aspectos, los dictámenes del Concilio Vaticano II sobre el papel y el servicio de los fieles laicos en la Iglesia. En la línea de esta perspectiva, habéis elegido el tema de vuestra asamblea, que tiene como título: «Más allá de los muros». Hoy quisiera ofreceros algunas directrices para vuestro camino espiritual y comunitario. La primera: el compromiso de difundir la cultura de la justicia y la paz. Ante la cultura de la ilegalidad, de la corrupción y del enfrentamiento, estáis llamados a dedicaros al bien común, también mediante el servicio a la gente que se identifica con la política. Ella, como afirmó el beato Pablo VI, «es la forma más alta y exigente de la caridad». Si los
cristianos se eximieran del compromiso directo en la política, sería traicionar la misión de los fieles laicos, llamados a ser sal y luz en el mundo incluso a través de esta modalidad de presencia. Como segunda prioridad apostólica os indico la pastoral familiar, en la línea de las profundizaciones del último Sínodo de los obispos. Os animo a ayudar a las comunidades diocesanas en la atención a la familia, célula vital de la sociedad, y en el acompañamiento al matrimonio de los novios. Al mismo tiempo, podéis colaborar en la acogida de los así llamados «lejanos»: entre ellos hay
Diálogo espontáneo del Papa con los representantes italianos de las Comunidades de vida cristiana
Con las manos en las heridas del hombre Publicamos la traducción de las respuestas dadas por el Papa Francisco a las preguntas que le formularon el jueves 30 de abril, en el aula Pablo VI, durante el encuentro con los representantes italianos de las Comunidades de vida cristiana. La primera pregunta fue hecha por Paola, que, refiriéndose a su experiencia de servicio en la cárcel de Arghillà (Reggio Calabria), le preguntó al Papa cómo hablar de esperanza a un preso condenado a cadena perpetua y cómo, quien está llamado a estar junto al que sufre, puede afinar la propia conciencia. Paola, aquí tengo escritas tus dos preguntas: ¡son dos! Sabes que a mí me gusta decir —es un modo de decir, pero es la verdad del Evangelio— que debemos salir e ir hasta las periferias. También salir para ir a la periferia de la trascendencia divina en la oración, pero siempre salir. La cárcel es una de las periferias más feas, con más dolor. Ir a la cárcel significa, ante todo, decirse a sí mismo: «Si yo no estoy aquí, como esta, como este, es por pura gracia de Dios». Pura gracia de Dios. Si no hemos cometido estos errores, incluso estos delitos o crímenes, algunos graves, es porque el Señor nos ha llevado de la mano. No se puede entrar en la cárcel con el espíritu de «yo vengo aquí a hablarte de Dios, porque, ten paciencia, tú eres de una clase inferior, eres un pecador…». ¡No, no! Yo soy más pecador que tú, y este es mi primer
paso. En la cárcel uno puede decirlo con mucha valentía; pero debemos decirlo siempre. Cuando vamos a predicar a Jesucristo a gente que no lo conoce, o que lleva una vida que no parece muy moral, pensar que yo soy más pecador que él, porque si yo no he caído en esa situación, es por la gracia de Dios. Esta es una condición indispensable. No podemos ir a las periferias sin esta conciencia. Pablo, Pablo tenía esta conciencia. Dice de sí mismo que es el más grande pecador. También dice una palabra feísima de sí mismo: «Soy un aborto» (cf. 1 Cor 15, 8). Pero esto está en la Bi-
blia, es la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo. No es poner cara de santito, como dicen de los santos. Los santos se sentían pecadores, porque habían comprendido esto. Y la gracia del Señor nos sostiene. Si tú, si yo, si cada uno de vosotros no tiene esto no podrá recibir el mandato de Jesús, la misión de Jesús: «Id hasta los confines del mundo, a todas las naciones, a las periferias» (cf. Mt 28, 19). ¿Y quiénes son los que fueron incapaces de recibir esto? Las personas cerradas, los doctores, los doctores de la Ley, la gente cerrada que no aceptó a Jesús, no aceptó su mensaje de salir. Parecían justos, parecían gente de Iglesia, pero Jesús les dice una palabra no tan bonita: «hipócritas». Así los llama Jesús. Y para hacernos comprender cómo son ellos, la fotografía que Jesús les hace es: «Sois sepulcros blanqueados» (cf. Mt 23, 27). Quien está cerrado, no puede recibir, es incapaz de recibir esta valentía del Espíritu Santo, y permanece cerrado y no puede ir a la periferia. Pídele al Señor permanecer abierta a la voz del Espíritu, para ir a esa periferia. Después, mañana, tal vez, te pedirá que vayas a otra, no lo sabes… Pero siempre es el Señor quien nos envía. Y en la cárcel decir siempre esto, también con tantas personas que sufren: ¿por qué esta persona sufre y yo no? ¿Por qué esta persona no conoce a Dios, no tiene esperanza en la vida eterna, piensa que todo termina aquí, y yo no? ¿Por qué esSIGUE EN LA PÁGINA 12
muchos separados, que sufren por el fracaso de su proyecto de vida conyugal, así como otras situaciones de malestar familiar, que también pueden hacer fatigoso el camino de fe y de vida en la Iglesia. La tercera directriz que os sugiero es la misionariedad. He recibido con satisfacción la noticia de que habéis comenzado un camino común con la Liga misionera de estudiantes, que os ha proyectado por los caminos del mundo, en el encuentro con los más pobres y con las comunidades que más necesitan agentes pastorales. Os aliento a mantener esta capacidad de salir e ir hacia las fronteras de la humanidad más necesitada. Hoy habéis invitado a delegaciones de miembros de vuestras comunidades presentes en los países de vuestros hermanamientos, especialmente en Siria y Líbano: pueblos martirizados por terribles guerras; a ellos les renuevo mi afecto y solidaridad. Estas poblaciones están experimentando la hora de la cruz, por lo tanto, hagámosles sentir el amor, la cercanía y el apoyo de toda la Iglesia. Que vuestro vínculo solidario con ellas confirme vuestra vocación a construir por doquier puentes de paz. Vuestro estilo de fraternidad, que os está comprometiendo también en proyectos de acogida de los emigrantes en Sicilia, os haga ser generosos en la educación de los jóvenes, tanto dentro de vuestra asociación como en el ámbito de las escuelas. San Ignacio comprendió que, para renovar la sociedad, era necesario partir de los jóvenes, y estimuló la apertura de los colegios. Y en ellos nacieron las primeras congregaciones marianas. Siguiendo este luminoso y fecundo estilo apostólico, también vosotros podéis ser activos en la animación de las diversas instituciones educativas, católicas y estatales, presentes en Italia, así como ya sucede en muchas partes del mundo. Que en la base de vuestra acción pastoral esté siempre la alegría del testimonio evangélico, unido a la delicadeza del acercamiento y el respeto del otro. Que la Virgen María, que con su «sí» inspiró a vuestros fundadores, os conceda responder sin reservas a la vocación de ser «luz y sal» en los ambientes en los que vivís y trabajáis. Os acompañe también mi bendición, que de corazón os imparto a todos vosotros y a vuestros familiares. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí.
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Diálogo con los representantes italianos de las Comunidades de vida cristiana VIENE DE LA PÁGINA 11
ta persona es acusada en los tribunales porque es corrupta, por esto otro…, y yo no? ¡Por la gracia del Señor! Esta es la más hermosa preparación para ir a las periferias. Luego dices: «¿De qué esperanza hablo con esta gente en la cárcel?». Muchos están condenados a muerte… No, en Italia no existe la pena de muerte, sino la cadena perpetua… La cadena perpetua es una condena a muerte, porque se sabe que de allí no se sale. Es duro. ¿Qué le digo a ese hombre? ¿Qué le digo a esa mujer? Quizá…, no decir nada. Tomarle la mano, acariciarlo, llorar con él, llorar con ella… Así, tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Acercarse al corazón que sufre. Muchas veces no podemos decir nada, nada, porque una palabra sería una ofensa. Solamente los gestos. Los gestos que hacen ver el amor. «Tú eres un condenado a cadena perpetua, aquí, pero yo comparto contigo este trozo de vida de cadena perpetua». Compartir con amor, nada más. Esto es sembrar el amor. Y también poner el dedo en la llaga: «¿Cómo afinar nuestra conciencia, para que el estar junto a quien sufre no sea para nosotros simple beneficencia, sino que convierta nuestro corazón y nos haga capaces de luchar con valentía por un mundo más justo?». La beneficencia es un escalón: ¿Tienes hambre? —Sí—. Te doy de comer, hoy. La beneficencia es el primer paso hacia la promoción. Y esto no es fácil. ¿Cómo promover a los niños hambrientos? ¿Cómo promover…? Hablamos de niños, ahora: ¿cómo promover a los niños sin educación? ¿Cómo promover a los niños que no saben reír y que si los acaricias te dan una bofetada, porque en su casa ven que el papá da bofetadas a la mamá? ¿Cómo promover? ¿Cómo promover a la gente que ha perdido el trabajo, cómo acompañar y promover, caminar con ellos? Con quien tiene necesidad del trabajo, porque sin el trabajo una persona se siente sin dignidad. Sí, está bien, le llevas de comer. Pero la dignidad es que él, ella, lleven de comer a casa: ¡esto da dignidad! Es la promoción —el presidente ha hablado del tema [se refiere al presidente de la Comunidad de vida cristiana que ha hablado antes, ndr.]: muchas cosas que hacéis… Una cosa que establece la diferencia entre la beneficencia habitual —no digo la beneficencia para salir de las dificultades más graves—, entre la beneficencia habitual y la promoción, es que la beneficencia habitual te tranquiliza el alma: «Hoy he dado de comer, ahora me voy tranquilo a dormir». La promoción te inquieta el alma: «Debo hacer más… Y mañana esto, y pasado mañana aquello, y qué hago…». La sana inquietud del Espíritu Santo. Esto es lo que se me ocurre decirte. Que esto no sea para nosotros simple beneficencia, sino que convierta nuestro corazón. Y esta inquietud que te da el Espíritu Santo para encontrar caminos para ayudar, para promover a los hermanos y hermanas, esto te une a Jesucristo: esto es penitencia, esto es cruz, pero esto es alegría. Una alegría grande, grande, grande que te da el Espíritu
cuando das esto. No sé si te ayuda lo que te he dicho… Porque, cuando me hacen estas preguntas, el peligro —también el peligro del Papa— es creer que pueda responder a todas las preguntas… Pero el único que puede responder a todas las preguntas es el Señor. Mi trabajo es sencillamente escuchar y decir lo que me viene de adentro. Pero muy insuficiente y muy poco. Tiziana, en cambio, le confió al Papa una fragilidad común a tantos jóvenes, y que hace perder la esperanza. Por eso pidió una ayuda para comprender cada vez mejor que Dios no nos abandona jamás. A los jóvenes me gusta decirles: «No os dejéis robar la esperanza». Pero tu pregunta va más allá: «Pero, ¿de qué esperanza me habla, padre?». Algunos pueden pensar que la esperanza es tener una vida cómoda, una vida tranquila, alcanzar algo… Es una esperanza controlada, una esperanza que puede ir bien en el laboratorio. Pero si estás en la vida y trabajas en la vida, con tantos problemas, con tanto escepticismo que te depara la vida, con tantos fracasos, «¿de qué esperanza me habla, padre?». Sí, puedo decirte: «Pero to-
dos iremos al cielo». Sí, es verdad. El Señor es bueno. Pero yo quiero un mundo mejor, y soy frágil, y no veo cómo se puede hacer esto. Quiero «comprometerme», por ejemplo, en el trabajo de la política, o de la medicina… Pero algunas veces encuentro corrupción allí, y trabajos que son para servir, se convierten en negocios. Quiero «comprometerme» en la Iglesia, y también allí el diablo siembra corrupción y muchas veces hay… Recuerdo aquel vía crucis del Papa Benedicto XVI, cuando nos invitó a limpiar la suciedad de la Iglesia… También en la Iglesia hay corrupción. Siempre hay algo que defrauda la esperanza, y así no puede ser… Pero la esperanza verdadera es un don de Dios, es un regalo, y no
defrauda jamás. Pero, ¿cómo se hace, cómo se hace para comprender que Dios no nos abandona, que Dios está con nosotros, que está en camino con nosotros? Hoy, al inicio de la misa, había un versículo de un salmo muy hermoso, muy hermoso: «Cuando tú, Señor, caminabas en medio de tu pueblo, cuando tú luchabas con nosotros, la tierra temblaba y los cielos se licuaban» (cf. Sal 68, 8-9. 20). Sí. Pero no siempre se ve esto. Solamente de una cosa estoy seguro —estoy seguro, pero no siempre lo siento, pero estoy seguro—: Dios camina con su pueblo. Dios jamás abandona a su pueblo. Él es el pastor de su pueblo. Pero cuando cometo un pecado, cuando cometo un error, cuando cometo una injusticia, cuando veo tantas cosas, me pregunto: «Señor, ¿dónde estás? ¿dónde estás?». Hoy, muchos inocentes mueren: ¿dónde estás, Señor? ¿Es posible hacer algo? La esperanza es una de las virtudes más difíciles de comprender, y algunos grandes —pienso que fue Péguy uno de aquellos que decían que es la más humilde de las virtudes, la esperanza, porque es la virtud de los humildes—. Pero es necesario abajarse mucho para que el Señor nos la done, para que el Señor nos la dé. Es Él quien nos sostiene. Pero dime: qué esperanza puede tener, desde el punto de vista natural, pensemos en un hospital: una religiosa que desde hace cuarenta años está en la unidad de enfermedades terminales, y cada día uno, otro, otro, otro… Sí, creo en Dios, pero el amor que da esa mujer siempre termina, termina, termina… y en cierto momento esa mujer puede decirle a Dios: «Pero, ¿este es el mundo que has creado? ¿Se puede esperar algo de ti?». La tentación, cuando nos encontramos en dificultades, cuando vemos las brutalidades que suceden en el mundo, la esperanza parece desvanecerse. Pero en el corazón humilde permanece. Es difícil comprender esto, porque tu pregunta es muy profunda. Cómo no dejar la lucha y darse la gran vida, así, sin esperanza, es más fácil… El servicio es trabajo de humildes, hoy lo hemos escuchado en el Evangelio. Jesús vino a servir, no a ser servido. Y la esperanza es virtud de los humildes. Creo que este puede ser el camino. Te digo con sinceridad: no se me ocurre decirte otra cosa. Humildad y servicio: estas dos cosas custodian la pequeña esperanza, la virtud más humilde, pero la que te da la vida. Bartolo —sacerdote diocesano formador de seminaristas y profesor en el seminario interregional de la región de Campania dirigido por los jesuitas— preguntó qué aportación específica puede ofrecer un movimiento de inspiración ignaciana a la formación cristiana de los agentes pastorales y a la participación y educación en la mundialización de los jóvenes. El presidente ha recordado un lema ignaciano: «Contemplativo en la
acción». Ser contemplativo en la acción no es caminar por la vida mirando el cielo, porque caerás en un agujero, ¡con toda seguridad!... Es necesario comprender qué significa esta contemplación. Has dicho una cosa, unas palabras que me han impresionado: he tocado con la mano las heridas del Señor en la pobreza de los hombres de nuestro tiempo. Creo que este es uno de los mejores remedios para una enfermedad que nos afecta tanto, que es la indiferencia. También el escepticismo: creer que no se puede hacer nada. El patrono de los indiferentes y escépticos es Tomás: Tomás tuvo que tocar las heridas. Hay un hermosísimo discurso, una hermosísima meditación de san Bernardo sobre las llagas del Señor. Tú eres sacerdote, puedes encontrarla en la tercera semana de Cuaresma, en el Oficio divino, no recuerdo en qué día. Entrar en las heridas del Señor: servimos a un Señor llagado de amor; las manos de nuestro Dios son manos llagadas de amor. Ser capaces de entrar allí… Y el mismo Bernardo prosigue: «Ten confianza: entra en la herida de su costado y contemplarás el amor de ese corazón». Las heridas de la humanidad, si te acercas allí, si tocas —y esta es doctrina católica—, tocas al Señor herido. Esto lo encontrarás en Mateo 25, no soy herético diciendo esto. Cuando tocas las heridas del Señor, comprendes un poco más el misterio de Cristo, de Dios encarnado. Este es precisamente el mensaje de Ignacio, en la espiritualidad: una espiritualidad en cuyo centro está Jesucristo, no las instituciones, no las personas, no. Jesucristo. Pero, ¡Cristo encarnado! Y cuando haces los ejercicios espirituales, él te dice que viendo al Señor que sufre, las heridas del Señor, esfuérzate por llorar, por sentir dolor. Y la espiritualidad ignaciana indica a vuestro Movimiento este camino, le ofrece este camino: entrar en el corazón de Dios a través de las heridas de Jesucristo. Cristo herido en los hambrientos, en los ignorantes, en los descartados, en los ancianos solos, en los enfermos, en los presos, en los locos…, está allí. ¿Y cuál podría ser el error más grande para uno de vosotros? Hablar de Dios, hallar a Dios, encontrar a Dios, pero un Dios, un «Dios-spray», un Dios difuso, un Dios etéreo… Ignacio quería que encontraras a Jesucristo, el Señor, que te ama y dio su vida por ti, herido por tu pecado, por mi pecado, por todos… Y las heridas del Señor están por doquier. En lo que has dicho está precisamente la clave. Podemos hablar mucho de teología, mucho de… cosas buenas, hablar de D ios…, pero el camino es que seas capaz de contemplar a Jesucristo, leer el Evangelio, qué hizo Jesucristo: ¡es Él, el Señor! Y enamorarte de Jesucristo y decirle a Jesucristo que te elija para seguirlo, para ser como Él. Y esto se hace con la oración y también tocando las heridas del Señor. Jamás conocerás a Jesucristo, si no tocas sus llagas, sus heridas. Él fue herido por nosotros. Este es el camino, es el camino que nos ofrece la espiritualidad ignaciana a todos nosotros: el camino… Y voy incluso algo más allá: eres formador de futuros sacerdotes. Por favor, si ves a un muchacho inteligente, bueno, pero SIGUE EN LA PÁGINA 13
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Con las manos en las heridas del hombre VIENE DE LA PÁGINA 12
que no tiene esta experiencia de tocar al Señor, de abrazar al Señor, de amar al Señor herido, aconséjale que se tome unas hermosas vacaciones de uno o dos años…, y le harás bien. «Pero padre, somos pocos sacerdotes: tenemos necesidad de ellos…». Por favor, que la ilusión de la cantidad no nos engañe y nos haga perder de vista la calidad. Tenemos necesidad de sacerdotes que recen. Pero que recen a Jesucristo, que desafíen a Jesucristo por su pueblo, como Moisés, que tenía cara dura para desafiar a Dios y salvar al pueblo que Dios quería destruir, con valentía delante de Dios; sacerdotes que también tengan la valentía de sufrir, de sobrellevar la soledad y dar mucho amor. También para ellos vale ese discurso de Bernardo sobre las llagas del Señor. ¿Entendido? Gracias. Gianni preguntó qué discernimiento puede venir de la espiritualidad ignaciana como ayuda para mantener viva la relación entre la fe en Jesucristo y la responsabilidad de actuar siempre para la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Creo que a esta pregunta que has hecho respondería mucho mejor que yo el padre Bartolomeo Sorge —no sé si está aquí, no, no lo he visto…—. Él fue uno muy bueno. Es un jesuita que ha abierto el camino en este campo de la política. Pero se escucha: «¡Debemos fundar un partido católico!». Este no es el camino. La Iglesia es la comunidad de los cristianos que adora al Padre, va por el camino del Hijo y recibe el don del Espíritu Santo. No es un partido político. «No, no digamos partido, sino…, un partido solamente de católicos». No sirve, no tendrá capacidad de despertar interés, porque hará aquello para lo que no ha sido llamado. «Pero, ¿puede un católico hacer política?». «¡Debe!». «Pero, ¿puede un católico comprometerse en la política?». «¡Debe!». El beato Pablo VI, si no me equivoco, dijo que la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. «Pero padre, hacer política no es fácil, porque en este mundo corrupto…, al final no puedes ir adelante…». ¿Qué quieres decirme? ¿Que hacer política es algo martirizante? Sí. Sí: es una especie de martirio. Pero es un martirio cotidiano: buscar el bien común sin dejarse corromper. Buscar el bien común pensando los caminos más útiles para ello, los medios más útiles. Buscar el bien común trabajando en las pequeñas cosas, pequeñísimas, de a poco…, pero se hace. Hacer política es importante: la pequeña política y la gran política. En la Iglesia hay muchos católicos que han hecho una política limpia, buena; también han favorecido la paz entre las naciones. Pensad en los católicos de aquí, en Italia, de la posguerra: pensad en De Gasperi. Pensad en Francia: Schumann, que tiene causa de beatificación. Se puede llegar a ser santo haciendo política. Y no quiero nombrar más: valen dos ejemplos de aquellos que quieren ir adelante en el bien común. Hacer política es un martirio: en verdad, un trabajo martirizante, porque es necesario ir todo el día con ese ideal, todos los días con el ideal de construir el bien común. Y también llevar la cruz de
numerosos fracasos, y también llevar la cruz de tantos pecados. Porque en el mundo es difícil hacer el bien en medio de la sociedad, sin ensuciarse un poco las manos o el corazón; pero por esto ve a pedir perdón, pide perdón y sigue haciéndolo. Pero que esto no te descorazone. «No, padre, no hago política porque no quiero pecar». «Pero, ¡no haces el bien! Sigue adelante, pide al Señor que te ayude a no pecar, pero si te ensucias las manos, pide perdón y sigue adelante». Pero hacer, hacer… Y luchar por una sociedad más justa y solidaria. ¿Cuál es la solución que hoy nos ofrece este mundo globalizado para la política? Sencillo: en el centro, el dinero. No el hombre y la mujer, no. El dinero. El dios dinero. Este es el centro. Todos al servicio del dios dinero. Por eso lo que no sirve al dios dinero se descarta. Y lo que hoy nos ofrece el mundo globalizado es la cultura del descarte: lo que no sirve, se descarta. Se descarta a los niños, porque no se conciben niños o porque se elimina a los niños antes de nacer. Se descarta a los ancianos, porque… los ancianos no sirven. Pero ahora, que falta el trabajo, van a visitar a los abuelos para que su jubilación los ayude. Pero sirven momentáneamente. Se descarta, se abandona a los ancianos. Y ahora el trabajo se debe disminuir, porque el dios dinero no puede hacerlo todo, y se descarta a los jóvenes: aquí, en Italia, jóvenes de 25 años para arriba —no quiero equivocarme, corrígeme—, el 40-41 por ciento, está sin trabajo. Se descarta… Pero este es el camino de la destrucción. Yo, católico, ¿miro desde el balcón? ¡No se puede mirar desde el balcón! ¡Comprométete allí! Da lo mejor de ti. Si el Señor te llama a esa vocación, ve allí, haz política. Te hará sufrir, quizá te haga pecar, pero el Señor está contigo. Pide perdón y sigue adelante. Pero no dejemos que esta cultura del descarte nos descarte a todos. Descarta también la creación, porque la creación se destruye cada día más. No olvides las palabras del beato Pablo VI: la política es una de las formas más altas de la caridad. No sé si he respondido… Había escrito un discurso…, tal vez aburrido, como todos los discursos; pero lo entregaré, porque he preferido este diálogo… [Después el Papa rezó con toda la asamblea una oración a la Virgen de la calle]. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.
«Pío
VII
en exilio en Savona» (siglo
XIX)
Bicentenario de la coronación de Nuestra Señora de la Misericordia
Signo de ternura El Papa Francisco ha enviado al obispo de Savona-Noli una carta con ocasión del bicentenario de la coronación de la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia por parte del Papa Pío VII. Ella —escribe el Pontífice— «está siempre cercana y socorre a todos sus hijos».
Venerado hermano monseñor VITTORIO LUPI obispo de Savona-Noli Deseo unirme a la devoción del pueblo de Dios de la diócesis de Savona-Noli para rendir homenaje a Nuestra Señora de la Misericordia, invocando de modo especial su protección maternal para el Jubileo extraordinario de la misericordia que convoqué hace poco. Poniéndome espiritualmente en la estela de mi predecesor Benedicto XVI, me dirijo al santuario erigido hace poco menos de
El Papa con un grupo de evangélicos y pentecostales
Ecumenismo del espíritu y de la sangre Existe un ecumenismo espiritual que une a un número cada vez mayor de cristianos; y existe un ecumenismo de la sangre, que los une en varias partes del mundo donde son perseguidos. Lo testimoniaron y recordaron un centenar de evangélicos y pentecostales, recibidos en audiencia privada por el Papa Francisco el jueves 7 de mayo, por la tarde, en un pequeño salón junto al aula Pablo VI. Guiado por el pastor evangélico Giovanni Traettino, el grupo lo formaban personas provenientes de distintos países europeos, americanos y africanos. En un clima de amistad personal, y con la presencia del cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos, el encuentro se caracterizó por un cordial intercambio de experiencias de fe, con una creciente conciencia de la necesidad de caminar juntos, y concluyó con una oración común.
cinco siglos, en el lugar donde la Virgen se apareció al campesino Antonio Botta, pidiendo penitencia y conversión y, al final, despidiéndose con las palabras: «Misericordia no justicia»; exhortación más que nunca actual para nuestro tiempo, que es de manera particular tiempo de misericordia. La respuesta unánime del pueblo de Savona al llamamiento de la Virgen atrajo una auténtica «cascada» de gracias del Cielo, y dio origen también a numerosas obras caritativas y sociales, testimoniando que la misericordia espiritual y corporal son inseparables. En un momento fuertemente dramático de la historia de Europa, al Papa Pío VII, raptado por Napoleón y encarcelado en Savona, se le concedió visitar el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia e hizo voto que, una vez puesto en libertad, volvería para coronarla; esto tuvo lugar el 10 de mayo de 1815. Y el 24 del mismo mes instituyó la fiesta de María santísima «auxilio de los cristianos». En efecto, la Madre de la Misericordia está siempre cercana y socorre a todos sus hijos que se encuentran en peligro y, como muchos en nuestros días, sufren discriminaciones y persecuciones. Deseo, por lo tanto, que mientras nos acercamos al Año santo extraordinario, en toda la Iglesia, se profundice y se difunda la confianza en la Madre de la Misericordia, que en esta tierra ha dado un signo perenne de su ternura y cercanía al pueblo de Dios peregrino en el mundo. A usted, venerado hermano, y a la querida comunidad diocesana de Savona-Noli aseguro mi recuerdo especial y, mientras pido que recéis por mí y mi ministerio, os envío de corazón la bendición apostólica. Vaticano, 10 de mayo de 2015
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COMUNICACIONES Colegio episcopal Mons. Ariel E. Torrado, obispo de Nueve de Julio (Argentina) Mons. Jorge E. Izaguirre, obispo-prelado de Chuquibamba (Perú) RENUNCIA: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la prelatura territorial de Chuquibamba (Perú) que monseñor MARIO BUSQUETS JORDÁ le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Mario Busquets Jordá nació en Viloví de Oñar, diócesis de Gerona (España), el 3 de marzo de 1935. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de marzo de 1958. Juan Pablo II le nombró obispo-prelado de Chuquibamba el 25 de enero de 2001; recibió la ordenación episcopal el 24 de marzo del mismo año. EL PAPA
HA NOMBRAD O:
—Arzobispo metropolitano de Rimouski (Canadá) a monseñor DENIS GRONDIN, hasta ahora obispo titular de Campli y auxiliar de Quebec. Denis Grondin nació en Rimouski, archidiócesis de Quebec, el 23 de octubre de 1954. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de mayo de 1989. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Campli y auxiliar de la archidiócesis de Quebec el 12 de diciembre de 2011; recibió la ordenación episcopal el 25 de febrero de 2012. —Obispo de Singida (Tanzania) al presbítero EDWARD MAPUNDA. Edward Mapunda nació en Mango, diócesis de Mbinga, el 30 de septiembre de 1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de noviembre de 1997, incardinado en la diócesis de Singida. Obtuvo un máster en educación en la Universidad de Dar-es-Salam. En su ministerio ha desempeñado los siguientes cargos: formador y vicerrector del seminario menor, encargado diocesano para la pastoral de la salud y ecónomo de dicha diócesis. —Obispo de Iguatu (Brasil) a monseñor EDSON DE CASTRO HOMEM, hasta ahora obispo titular de Muzia y auxiliar de San Sebastián de Río de Janeiro. Edson de Castro Homem nació en Río de Janeiro, archidiócesis de San Sebastián de Río de Janeiro, el 17 de abril de 1949. Recibió la ordenación sacerdotal el 18 de octubre de 1977. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Muzia y auxiliar de la archidiócesis de San Sebastián de Río de Janeiro el 16 de febrero de 2005; recibió la ordenación episcopal el 12 de marzo del mismo año.
—Obispo de Nueve de Julio (Argentina) a monseñor ARIEL ED GARD O TORRAD O MOSCONI, hasta ahora obispo titular de Vico di Pacato y auxiliar de Santiago del Estero. Ariel Edgardo Torrado Mosconi nació en Veinticinco de Mayo, diócesis de Nueve de Julio, el 18 de enero de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de noviembre de 1990. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Vico di Pacato y auxiliar de Santiago del Estero el 22 de noviembre de 2008; recibió la ordenación episcopal el 13 de diciembre del mismo año. —Obispo-prelado de Chuquibamba (Perú) al padre JORGE ENRIQUE IZAGUIRRE RAFAEL, C.S.C. Jorge Enrique Izaguirre Rafael, nació en Casma, Ancash, diócesis de Chimbote (Perú), el 14 de enero de 1968. Ingresó en la Congregación de la Santa Cruz, donde recibió la ordenación sacerdotal el 15 de febrero de 1997. Obtuvo un máster en teología pastoral en la Weston Jesuit School of Theology de Boston, Estados Unidos. En su congregación ha sido rector de una casa de formación, miembro del consejo para el distrito del Perú y asistente del superior; párroco; asistente general y director de formación. C.S.C.,
—Obispo titular de Segia y auxiliar de Belo Horizonte (Brasil) al presbítero EDSON JOSÉ ORIOLO D OS SANTOS. Edson José Oriolo dos Santos nació en Itajubá, archidiócesis de Pouso Alegre, el 18 de septiembre de 1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de mayo de 1990. Obtuvo la licenciatura en filosofía en la Universidad de Campinas (Brasil). En su ministerio ha desempeñado los siguientes cargos: vicario parroquial y párroco en diversas parroquias, docente, canónigo catedrático del capítulo metropolitano, promotor de justicia del Tribunal eclesiástico y vicario episcopal.
Ciudad del Vaticano El Papa ha nombrado juez del Tribunal eclesiástico del Estado de la Ciudad del Vaticano a monseñor LUCIO BONORA, del clero de la diócesis de Treviso; y notario actuario de dicho Tribunal al presbítero PAOLO SCEVOLA, del clero de la diócesis de Vigévano, ambos oficiales de la Sección para los Asuntos generales de la Secretaría de Estado.
Audiencias pontificias EL SANTO PADRE HA RECIBID O EN AUDIENCIA:
Jueves 7 de mayo A los obispos de la Conferencia episcopal de Mali, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Jean Zerbo, arzobispo de Bamako. —Monseñor Jonas Dembélé, obispo de Kayes. —Monseñor Jean-Gabriele Diarra, obispo de San. —Monseñor Augustin obispo de Ségou.
Traoré,
—Monseñor Jean-Baptiste Tiama, obispo de Sikasso. Viernes, día 8 —Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría de asuntos económicos. —Al cardenal Tarcisio Bertone, S.D.B., secretario de Estado emérito. —Al cardenal Franc Rodé, C.M., prefecto emérito de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica. —Al cardenal Antonio Maria Vegliò, presidente del Consejo pontificio para la pastoral de los emigrantes e itinerantes. Sábado, día 9 —Al cardenal Marc Oullet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. —Al embajador del Perú ante la Santa Sede, Juan Carlos Gamarra Skeels, en visita de despedida. A los obispos de la Conferencia episcopal de Mozambique, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Claudio Dalla Zuanna, S.C.I., arzobispo de Beira. —Monseñor Francisco João Silota, obispo de Chimoio. —Monseñor Francisco Lerma Martínez, obispo de Gurué. —Monseñor Hilario Da Cruz Massinga, O.F.M., obispo de Quelimane. —Monseñor Inácio Saure, I.M.C., obispo de Tete. —Monseñor Francisco Chimoio, arzobispo de Maputo, con el auxiliar: monseñor João carlos Hatoa Nunes, obispo titular de Amudarsa. O.F.M.,
—Monseñor Adriano Langa, obispo de Inhambane.
O.F.M.,
—Monseñor Lúcio Andrice Muandula, obispo de Xai-Xai, con el auxiliar: monseñor Alberto Vera Aréjula, obispo titular de Novabar-
bara; y con el obispo emérito: cardenal Júlio Duarte Langa. —Monseñor Tomé Markhweliha, S.C.J., arzobispo de Nampula, con el auxiliar: monseñor Ernesto Maguengue, obispo titular de Fornos Minore. —Monseñor Atanasio Amisse Canira, obispo de Lichinga, con el obispo emérito: monseñor Elio Greselin. —Monseñor Germano Grachane, C.M., obispo de Nacala. —Monseñor Luiz Fernando Lisboa, C.P., obispo de Pemba, con el obispo emérito: monseñor Januário Machaze Nhangumbe. Lunes, día 11 —Al señor Adolfo María Pérez Esquivel, Premio nobel de la paz 1980. A los obispos de la Conferencia episcopal de Togo, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Denis Komivi Amuzu-Dzakpah, arzobispo de Lomé, con el arzobispo emérito: monseñor Philippe Fanoko Kossi Kpodzro. —Monseñor Isaac Jogues Kodjo Agbéménya Gaglo, obispo de Aného. —Monseñor Nicodème Anani Barrigah-Bénissan, obispo de Atakpamé. —Monseñor Jacques Nyimbusède Tukumbé Anyílunda, obispo de Dapaong. —Monseñor Jacques Danka Longa, obispo de Kara. —Monseñor Benoît Comlan Messan Alowonou, obispo de Kpalimé. —Monseñor Ambroise Kotamba Djoliba, obispo de Sokodé.
Luto en el episcopado —Monseñor RAYMOND O. ROUSSIN, S.M., obispo emérito de Vancouver (Canadá) falleció el 24 de abril. Había nacido en Saint-Vital, archidiócesis de Saint-Boniface, el 17 de junio de 1939. Era sacerdote desde el 21 de marzo de 1970. Juan Pablo II le nombró obispo de Gravelbourg el 10 de abril de 1995; recibió la ordenación episcopal el 14 de junio sucesivo. El Papa le trasladó como obispo coadjutor a Victoria el 14 de septiembre de 1998. Pasó a ser obispo de dicha diócesis el 18 de marzo de 1999. El mismo Papa le promovió a Vancouver el 10 de enero de 2004. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 2 de enero de 2009.
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Presentados al Pontífice los nuevos proyectos de Scholas Occurrentes
Alfabetización digital y deporte NICOLA GORI Alfabetización digital y deporte: son los dos ámbitos en los que se centran los nuevos proyectos de «Scholas occurrentes», la red educativa mundial promovida por impulso del Papa Francisco. Después del encuentro del pasado 21 de abril en el Vaticano —con la firma de dos acuerdos con UNICEF y con la Confederación sudamericana de fútbol (CONMEBOL) en presencia del Papa— José María del Corral, uno de los dos directores mundiales de Scholas, habla de la situación en esta entrevista a nuestro periódico. ¿Cuáles son los contenidos del acuerdo firmado con UNICEF? Por pedido del Papa habíamos enviado la propuesta de Scholas al secretario general de las Naciones Unidas Ban ki-moon, el año pasado, para presentar este proyecto educativo. Eso fue lo que vinieron a firmar días pasados al Vaticano y el propio responsable mundial de UNICEF le entregó este Acuerdo al Papa Francisco. El Acuerdo en sí tiene dos niveles, uno es el Acuerdo global y el otro es al Acuerdo para ser firmado en cada uno de los países. El Acuerdo global tiene que ver con el pedido que hace Scholas de conectividad, es decir, que todos los chicos puedan estar conectados. Para nosotros la tecnología tiene que incluir a todos, si no de lo contrario aumentan las brechas. Por eso queremos que se añada a los derechos del niño este derecho fundamental a la conectividad para todos los chicos del mundo, y junto con el derecho a la conectividad, la alfabetización digital, porque todo chico tiene que estar conectado, ser parte, y, por otro lado, tiene que saber cómo emplear la tecnología. Hoy, ser analfabeto es no manejar estas herramientas. Por eso la conectividad y la alfabetización digital es el primer Acuerdo entre Scholas y UNICEF a nivel mundial. Y el segundo objetivo tiene que ver con las campañas que viene haciendo Scholas por los valores: por ejemplo, la campaña del olivo, que busca favorecer la cultura del encuentro y la paz. Scholas apuesta mucho por el deporte. ¿De qué modo se puede motivar a los jóvenes? El otro proyecto tiene que ver con la otra pata de Scholas que es el deporte y la educación. Ustedes recuerdan que el Papa lanza Scholas el 13 de agosto de 2013 al mediodía, en el contexto del partido ArgentinaItalia. Y las dos primeras escuelas que se suben a la red, una argentina y una italiana, la suben Messi y Buffon. Hoy 400.000 escuelas y redes educativas ya participan en los cinco continentes. Y el fútbol siempre estuvo enganchado en todas las actividades. De hecho hay 23 lugares donde ya se está haciendo fútbol con valores, que son experiencias en los barrios. Lo conectamos con las escuelas y se realizan actividades de clínica deportiva, es decir, los chicos cuando practican el deporte lo asocian a situaciones de vida. Pasar la pelota, jugar en equipo, lograr un objetivo en común: este lenguaje tí-
picamente deportivo remite a los temas de la violencia, las armas, la paz. En cada partido reflexionamos indirectamente sobre el tema de la autoridad, el tema de las reglas. Y todo eso se va transfiriendo desde la propia clínica deportiva a situaciones de vida. Y además jugadores famosos van a esos barrios, lo cual también significa un estímulo para que los chicos se concentren, charlen, se encuentren en función del jugador que los visita. En este contexto se incluye también el segundo acuerdo firmado el 21 de abril. Se llama «Goles por Scholas» y cuenta con la colaboración de la CONMEBOL, que con ocasión de la próxima Copa América, en Chile, nos donará 10.000 dólares por cada gol realizado y por cada penal atajado. Serán destinados a la actividad
que sea tanto y tan rápido. Estaba asombrado de que en tan pocos meses haya tomado la dimensión que tomó este proyecto a nivel mundial. Se lanzó esta segunda etapa al terminar el «expertimentum», la etapa experimental, fundacional, por eso se lanza ahora esta segunda etapa global con nuevas actividades tanto para América Latina como para el mundo. El desafío ahora es justamente poder empezar a armar las estructuras necesarias para esta nueva dimensión que tiene Scholas. ¿Qué quiere decir en concreto? Estoy viajando a España y a otros lugares para ir pensando en las distintas oficinas y los distintos modos en que Scholas se va a organizar. También fue muy interesante la recepción que hemos tenido por parte de los obispos en cada lugar. Ellos están viendo esto como una renova-
raguay va a hacer una experiencia piloto de la mano de Scholas para pensar la jornada extendida para los chicos de los lugares más pobres. Lo hará con la metodología que propone Scholas, basada en tecnología, deporte y arte. Ya han separado 60 escuelas públicas para hacer esa experiencia. Estamos avanzando rápidamente, estamos conociendo cada una de estas escuelas, a sus equipos de directivos, sus docentes. ¿Y en lo que se refiere al proyecto iniciado en Mozambique? En Mozambique ya está instalado el sacerdote que conduce el proyecto, el padre Juan Gabriel Arias. Se dio la primera conectividad de las escuelas, y el Papa ya se comunicó con los chicos y los docentes. Esa conectividad ya está funcionando. Están instalados los NAC, los núcleos de acceso al conocimiento. Y ahora estamos tratando de armar lo que tiene que ver con los centros de prevención y salud, porque otra de las problemáticas muy graves es el tema de la desnutrición infantil y HIV. Estamos buscando recursos económicos y humanos para armar estos centros de salud y encontrar profesionales, porque hay una carencia enorme de agentes de salud, sobre todo de médicos especialistas.
El Papa en América Latina VIENE DE LA PÁGINA 1
educativa de Scholas: se financiarán peticiones que recibe Scholas de las comunidades más pobres y que forman parte de la red mundial, o a través de Cáritas y otras organizaciones que trabajan en favor de la integración y la igualdad en esos países. Por eso decimos un gol por Scholas será transformado ahora en un gol por los niños. ¿Es verdad que implicaron también a Maradona? Se reunió con el Papa Francisco en Santa Marta. Maradona ya había jugado el primer partido interreligioso por la paz en el Olímpico de Roma. Y en este caso vino a ofrecerse al Papa para no sólo jugar sino ser el capitán del equipo y colaborar en todo lo que tenga que ver con las distintas etapas de la preparatoria. Se comprometió a convocar a otros jugadores y ayudar en todos los aspectos organizativos del partido. Se ofreció para ir a los barrios donde se están haciendo estas actividades de Scholas y acompañar estas actividades en los barrios, recordando en su propia historia que él había nacido en el fútbol con los pies descalzos en un potrero. Durante el encuentro, ¿el Papa os dio indicaciones particulares? El Papa Francisco está muy contento. Él siempre decía que si esto es de Dios va a crecer, va a empezar a funcionar. Lo que no esperaba es
ción muy importante para sus propuestas pastorales incluso a nivel educativo y diocesano. ¿Proyectos futuros? Por un lado estamos acelerando Scholas Labs, que el Papa inauguró el 5 de febrero. Scholas Labs está terminando el proyecto de ciudadanía virtual, que permite aunar las experiencias en terreno que estamos haciendo con la Escuela de vecinos, para poder aunarlo virtualmente con el fin de que los chicos de un lugar puedan saber lo que están haciendo los chicos de otro lugar del mundo. Esta experiencia nació cuando Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires. De hecho, cuando regrese a Argentina, lanzaremos en la región quince experiencias más. Entonces esto necesita una red virtual que contenga todas estas experiencias y permita a los chicos ir compartiendo información. Hay ya 150 proyectos que se han presentado en diferentes partes del mundo de tecnología y educación. ¿Cómo está funcionando la colaboración con los países del mundo? Hay países que nos han convocado para colaborar con sus autoridades educativas en lo que es la renovación de la propuesta educativa. Esto es muy interesante porque se le ha pedido a Scholas intervención dentro del sistema educativo formal del país. Es el caso de Paraguay. Pa-
remonia de bienvenida precederá la visita al jefe de Estado. Por la tarde irá a Santa Cruz de la Sierra, donde el jueves 9, por la mañana, celebrará la misa en la plaza de Cristo redentor y por la tarde se reunirá con el clero, para participar después en el segundo encuentro mundial de los movimientos populares. El viernes 10, tras la visita a un centro de reeducación y el encuentro con el episcopado boliviano, el Pontífice se trasladará a Paraguay. En el aeropuerto de Asunción, por la tarde, tendrá lugar la ceremonia de bienvenida, seguida de la visita al presidente de la República y el encuentro con autoridades y el Cuerpo diplomático en el jardín de la residencia presidencial. La mañana del sábado 11 visitará el hospital pediátrico y celebrará la misa en la plaza del santuario mariano de Caacupé. Por la tarde tendrá lugar el encuentro con la sociedad civil y la oración de Vísperas en la catedral. El domingo 12 de julio, por la mañana, el Papa Francisco visitará la población del Bañado norte, víctima de inundaciones, y celebrará la misa. Por la tarde, tras el encuentro con los obispos, la última cita será con los jóvenes en la Costanera. A las 19 está previsto el regreso a Roma, donde el Papa llegará alrededor de las 14.00 del lunes 13.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 15 de mayo de 2015, número 20
El Papa recuerda que sobre alimento y medio ambiente Dios juzgará a los poderosos de la tierra
Una mesa para todos Nuevo llamamiento en favor de los cristianos víctimas de injusticias intolerables Más de trescientos delegados de «Caritas internationalis» llegados de todo el mundo se reunieron en Roma para la vigésima asamblea general. Para invocar la ayuda del Espíritu Santo participaron en la concelebración eucarística presidida por el Papa Francisco, en el altar de la Cátedra de la basílica vaticana, el martes 12 de mayo, por la tarde. Entre los concelebrantes, los cardenales Rodríguez Maradiaga, presidente de la organización, Etchegaray, Müller, Turkson, Vegliò, Lacunza Maestrojuán, Furtado, Monteiro de Castro; setenta y dos prelados y más de cien sacerdotes. Entre los presentes, los arzobispos Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, y Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados. La lectura de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado (16, 22-34) presenta un personaje un poco especial. Es el carcelero de la cárcel de Filipos, donde Pablo y Silas fueron encerrados tras un amotinamiento de la plebe contra ellos. Los magistrados primero hicieron que los apalearan y luego los mandaron a la prisión, ordenando al carcelero custodiarlos bien. Es por ello que ese hombre, durante la noche, al percibir el terremoto y ver las puertas de la cárcel abiertas, se desesperó y pensó suicidarse. Pero Pablo lo tranquilizó y él, tembloroso y maravillado, suplicó de rodillas la salvación. El relato nos dice que ese hombre dio inmediatamente los pasos esenciales del camino de fe y salvación: escucha la Palabra del Señor, juntamente con sus familiares; lava las llagas de Pablo y a Silas; recibe el Bautismo con todos los suyos; y, por último, acoge a Pablo y Silas en su casa, prepara la mesa y les ofrece de comer, lleno de alegría. Todo el itinerario de la fe. El Evangelio, anunciado y creído, impulsa a lavar los pies y las llagas de los que sufren y preparar la mesa para ellos. Sencillez de los gestos, donde la acogida de la Palabra y del
sacramento del Bautismo va acompañado por la acogida del hermano, como si se tratara de un solo gesto: acoger a Dios y acoger al otro; acoger al otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, sacramentos y servicio se atraen mutuamente y se alimentan recíprocamente, como ya se ve en estos testimonios de la Iglesia de los orígenes. Podemos ver en este gesto toda la llamada de Cáritas. Cáritas es ya una gran Confederación, reconocida ampliamente también en el mundo por sus obras. Cáritas es una realidad de la Iglesia en muchísimas partes del mundo, y debe aún encontrar más difusión también en las diversas parroquias y comunidades, para renovar lo que tuvo lugar en los primeros tiempos de la Iglesia. En efecto, la raíz de todo vuestro servicio está precisamente en la acogida, sencilla y obediente, de Dios y del prójimo. Esta es la raíz. Si se quita esa raíz, Cáritas muere. Y esa acogida se realiza en vosotros personalmente, porque luego vais por el mundo, y allí servís en el nombre de Cristo que habéis encontrado y que encontráis en cada hermano y hermana a quien os acercáis; y precisamente por esto
Por las familias heridas y extraviadas VIENE DE LA PÁGINA 8
mera comunión y confirmación), formativos (docente de religión) y participativos (miembro del consejo pastoral), reviste una importancia primordial la seriedad y competencia de las personas asignadas a ellos (fe segura, buenas costumbres y prudencia), cualidades de hecho independientes de su situación familiar. En verdad, el testimonio cristiano de estas personas puede ser reavivado más por la integración que por la exclusión. En tercer lugar, sobre la base de la indicación del cardenal Ratzinger acerca de la confrontación más profunda y amplia con la cuestión, hay que distinguir entre la exclusión de personas conscientes de su situación irregular que tienen un deseo sincero de acercarse al Señor mediante la Iglesia y, por ejemplo, conocidos políticos corruptos, mafiosos, delincuentes, homicidas, que están formalmente en regla con el matrimonio. De lo que se ha observado acerca de la posible integración derivan tres consideraciones finales. Primera consideración: si, por una parte, es verdad que se de-
be evitar la confusión y el escándalo en los fieles «normales», por la otra, hay que evitar también la confusión y el escándalo en los fieles divorciados vueltos a casar, que, aunque no están excomulgados, al mismo tiempo resultan de hecho reducidos a espectadores de la vida eclesial en lugar de ser considerados responsables de diferentes aspectos ministeriales que se requieren a todo bautizado para la edificación de la Iglesia. Una segunda consideración tiene que ver con el testimonio que tienen derecho de recibir de sus padres los eventuales hijos nacidos de la segunda unión, a riesgo de pagar el precio de la marginación de la que no son responsables, sino solo víctimas. Una última consideración está relacionada con el discernimiento, o bien con aquella via discretionis que permite a los pastores valorar caso por caso, especialmente respecto de la progresiva inclusión de las personas que, encontrándose en una situación ya irreversible, están particularmente necesitadas de acogida, de acompañamiento y de misericordia.
Arie Kievit «Bangui, República Centroafricana» (2014)
evita reducirse a una simple organización humanitaria. Y Cáritas de cada Iglesia particular, incluso de la más pequeña, es la misma: no hay Cáritas grandes y Cáritas pequeñas, son todas iguales. Pidamos al Señor la gracia de comprender la verdadera dimensión de Cáritas; la gracia de no caer en el engaño de creer que un centralismo bien organizado es el camino; la gracia de comprender que Cáritas está siempre en la periferia, en cada una de las Iglesias particulares; y la gracia de creer que Cáritas-centro es sólo ayuda, servicio y experiencia de comunión, pero no la cabeza de todas. Quien vive la misión de Cáritas no es un simple agente, sino un testigo de Cristo. Una persona que busca a Cristo y se deja buscar por Cristo; una persona que ama con el espíritu de Cristo, el espíritu de la gratuidad, el espíritu del don. Todas nuestras estrategias y planificaciones permanecen vacías si no llevamos este amor en nosotros. No nuestro amor, sino el suyo. O mejor aún, nuestro amor purificado y fortalecido por el suyo. Y así se puede servir a todos y preparar la mesa para todos. También esta es una hermosa imagen que nos ofrece hoy la Palabra de Dios: preparar la mesa. Dios nos prepara la mesa de la Eucaristía, también ahora. Cáritas prepara muchas mesas para quien tiene hambre. En estos meses habéis realizado la gran campaña «Una familia humana, alimento para todos». Mucha gente espera también hoy poder comer lo necesario. El planeta tiene alimento para todos, pero parece faltar la voluntad de compartir con todos. Preparar la mesa para todos, y pedir que haya una mesa para todos. Hacer lo que podamos a fin de que todos tengan para comer, pero también recordar a los poderosos de la tierra que Dios un día los llamará a juicio, y se manifestará si de verdad procuraron darle de comer a Él en cada persona (cf. Mt 25, 35) y si trabajaron para que el medio ambiente
no se destruyera, sino que produjera este alimento. Y pensando en la mesa de la Eucaristía, no podemos olvidar a nuestros hermanos cristianos que fueron privados con la violencia tanto del alimento para el cuerpo como del alimento para el alma: fueron expulsados de sus casas y de sus iglesias, en algunas ocasiones destruidas. Renuevo el llamamiento a no olvidar a estas personas y estas intolerables injusticias. Juntamente con muchos otros organismos de caridad de la Iglesia, Cáritas revela la fuerza del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de ir al encuentro de Jesús en cada persona, sobre todo cuando es pobre y sufre. Este es el camino que tenemos delante y con este horizonte deseo que podáis realizar los trabajos de estos días. Los encomendamos a la Virgen María, que hizo de la acogida de Dios y del prójimo el criterio fundamental de su vida. Precisamente mañana celebraremos a la Virgen de Fátima, que apareció para anunciar la victoria sobre el mal. Con un apoyo tan grande no tengamos miedo de continuar nuestra misión. Así sea.
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