Osservatore Romano. Edición en español del 05-6-15

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L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVII, número 23 (2.418)

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Ciudad del Vaticano

5 de junio de 2015

En el Ángelus el Pontífice recuerda el misterio de la Trinidad en la vida cristiana

Sábado 6 de junio

Cuando hacemos la señal de la cruz

Viaje apostólico a Sarajevo en el signo de la paz

En la vida cristiana todo gira alrededor del misterio trinitario. Lo recordó el Papa en el Ángelus del domingo 31 de mayo, en la plaza de San Pedro, invitando a los fieles a hacer la señal de la cruz, que contiene el sentido de este «infinito misterio». Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y feliz domingo! Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, que nos recuerda el misterio del único Dios en tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo. Y Jesús nos reveló este misterio. Él nos habló de Dios como Padre; nos habló del Espíritu; y nos habló de sí mismo como Hijo de Dios. Y así nos reveló este misterio. Y cuando, resucitado, envió a los discípulos a evangelizar a todos los pueblos les dijo que los bautizaran «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). Este mandato, Cristo lo encomienda en todo tiempo a la Iglesia, que heredó de los Apóstoles el mandato misionero. Lo dirige también a cada uno de nosotros que, en virtud del Bautismo, formamos parte de su comunidad. Por lo tanto, la solemnidad litúrgica de hoy, al tiempo que nos hace contemplar el misterio estupendo del cual provenimos y hacia el cual vamos, nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y vivir la comunión entre nosotros según el modelo de la comunión divina. No estamos llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o

contra los demás, sino los unos con los otros, por los otros y en los otros. Esto significa acoger y testimoniar concordes la belleza del Evangelio; vivir el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas bajo la guía de los pastores. En una palabra, se nos encomienda la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y evangelizar, no sólo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios que habita en nosotros. La Trinidad, como indicaba, es también el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente «trinitario»: el Espíritu Santo nos guía al pleno conocimiento de las enseñanzas de Cristo, y también nos recuerda lo que

El Papa en la solemnidad del Corpus Christi

En comunión con los cristianos perseguidos por su fe En su homilía de la solemnidad del Corpus Christi celebrada en San Juan de Letrán, el jueves 4, el Papa invitó a sentirnos en comunión con los «numerosos hermanos nuestros que no tienen la libertad de expresar su fe en el Señor Jesús. Sintámonos unidos a ellos... Y veneremos en nuestro corazón a los hermanos y hermanas que se les ha pedido el sacrificio de la vida por fidelidad a Cristo». En nuestro próximo número, amplia información de la celebración.

La celebración de la misa y una serie de encuentros se sucederán durante la visita que el Papa Francisco realiza mañana, sábado 6 de junio, a Sarajevo. El vuelo papal tiene previsto partir hacia las 7.30 desde el aeropuerto de Fiumicino. Una hora y media después aterrizará en Sarajevo. En el palacio presidencial tendrá lugar la ceremonia de bienvenida, y seguirá la visita de cortesía a la presidencia de la República y el encuentro con las autoridades, durante el cual el Papa Francisco pronunciará el primero de los cinco discursos previstos. Hacia las 11.00 el Pontífice celebrará la misa en el estadio Koševo con la comunidad católica. La mañana se concluirá con la comida con los obispos de Bosnia y Herzegovina y el séquito papal en la sede de la nunciatura apostólica. Por la tarde el Santo Padre hablará en la catedral a sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas, presidirá luego un encuentro ecuménico e interreligioso en el Centro internacional estudiantil franciscano, por último

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Al Consejo pontificio para la nueva evangelización

Por caminos inexplorados La Iglesia está llamada a anunciar el don de la misericordia. Y hoy los desafíos que plantea el anuncio del Evangelio requieren valentía, creatividad y decisión para emprender caminos aún inexplorados. PÁGINA 5

Por el quinto centenario del nacimiento de san Felipe Neri

saludará a las nuevas generaciones en el Centro diocesano juvenil Juan Pablo II, antes de la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Sarajevo. El regreso tendrá lugar por la noche al aeropuerto de Ciampino. En vísperas del viaje el Papa Francisco envió un mensaje a los fieles de Bosnia y Herzegovina, que se difundió el martes 2 de junio. PÁGINA 2

Seminario internacional

La Iglesia ante la condición de las mujeres

Cincelador de almas Una vida marcada «por la relación con la persona de Jesucristo» y «el compromiso de orientar hacia Él las almas confiadas a su cuidado espiritual. PÁGINA 9

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viernes 5 de junio de 2015, número 23

El Santo Padre recuerda que cuando la ciencia no está al servicio del hombre es estéril

Medida de la civilización «El nivel de progreso de una civilización se mide por la capacidad de custodiar la vida, sobre todo en sus fases más frágiles». Lo recordó el Papa Francisco a los participantes en el congreso promovido por la asociación Ciencia y vida, a quienes recibió en audiencia el sábado 30 de mayo, por la mañana, en la sala Clementina. Queridos hermanos y hermanas: Os recibo con ocasión del décimo aniversario de fundación de vuestra Asociación, y os doy las gracias por este encuentro y por vuestro compromiso. Agradezco en especial a la señora presidenta las amables palabras que me dirigió en nombre de todos vosotros. Vuestro servicio en favor de la persona humana es importante y alentador. En efecto, la tutela y la promoción de la vida constituyen una tarea fundamental, aún más en una sociedad marcada por la lógica negativa del descarte. Por ello, veo a vuestra Asociación como las manos que se tienden hacia otras manos y sostienen la vida. Es un desafío comprometedor, en el cual os guían actitudes de apertu-

ra, atención y cercanía al hombre en su situación concreta. Esto es muy bueno. Las manos que se estrechan no garantizan sólo solidez y equilibrio, sino que transmiten también calor humano. Para tutelar a la persona vosotros ponéis en el centro dos acciones esenciales: salir para encontrar y encontrar para sostener. El dinamismo común de este movimiento va desde el centro hacia las periferias. En el centro está Cristo. Y desde esta centralidad os orientáis hacia las diversas condiciones de la vida humana. El amor de Cristo nos impulsa (cf. 2 Cor 5, 14) a convertirnos en servidores de los pequeños y los ancianos, de cada hombre y cada mujer, para quienes se debe reconocer y tutelar el derecho primordial a la vida. La existencia de la persona humana, a quien vosotros dedicáis vuestra solicitud, es también vuestro principio constitutivo; es la vida en su insondable profundidad que origina y acompaña todo el camino científico; es el milagro de la vida que siempre pone en crisis cualquier forma de presunción científica, restituyendo el primado a la maravilla y la belleza. Así Cristo, que es la luz

del hombre y del mundo, ilumina el camino para que la ciencia sea siempre un saber al servicio de la vida. Cuando disminuye esta luz, cuando el saber olvida el contacto con la vida, se hace estéril. Por eso, os invito a mantener alta la mirada sobre la sacralidad de cada persona humana, para que la ciencia esté verdaderamente al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de la ciencia.

Videomensaje del Papa Francisco con vistas al viaje del sábado 6 de junio a Sarajevo

Para alentar la convivencia pacífica «Voy a estar entre vosotros para alentar la convivencia pacífica» en Bosnia y Herzegovina. Lo dijo el Papa Francisco en un videomensaj e enviado a los fieles del país antes del viaje apostólico a Sarajevo, el sábado 6 de junio. Queridos hermanos y hermanas: Faltan ya pocos días para el viaje que me llevará en medio de vosotros, a Sarajevo. Pensar en ello me alegra, y deseo ya desde ahora diri-

gir mi saludo más cordial a todos vosotros que vivís en esa ciudad y en Bosnia y Herzegovina. Voy a estar entre vosotros, con la ayuda de Dios, para confirmar en la fe a los fieles católicos, para sostener el diálogo ecuménico e interreligioso, y sobre todo para alentar la convivencia pacífica en vuestro país. Os invito a uniros a mis oraciones, para que este viaje apóstolico pueda dar los frutos esperados por la comunidad cristiana y por toda la sociedad.

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Ciudad del Vaticano ed.espanola@ossrom.va www.osservatoreromano.va

GIOVANNI MARIA VIAN director

Giuseppe Fiorentino subdirector

«La paz esté con vosotros». Este es el lema de mi visita. Son las palabras con las cuales Jesús resucitado saludó a sus discípulos cuando se apareció en medio de ellos en el Cenáculo, la tarde de Pascua. Es Él, el Señor, nuestra fuerza y nuestra esperanza, que nos dona su paz, para que la acojamos en nuestro corazón y la difundamos con alegría y amor. Por mi parte, me preparo para ir entre vosotros como un hermano mensajero de paz, para expresar a todos —¡a todos!— mi estima y mi amistad. Quiero anunciar a cada persona, a cada familia, a cada comunidad la misericordia, la ternura y el amor de Dios. Queridos hermanos de Bosnia y Herzegovina, os aseguro a todos vosotros mi afecto y mi fuerte cercanía espiritual. Os animo a vosotros católicos a estar cerca de vuestros conciudadanos como testigos de la fe y del amor de Dios, trabajando por una sociedad que camine hacia la paz, en la colaboración mutua y convivial. Esperando encontraros, invoco para Sarajevo y para todo el país la bendición del Señor y la maternal protección de la Virgen María. ¡Gracias y hasta pronto!

TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. director general

Marta Lago

Servicio fotográfico photo@ossrom.va

redactor jefe de la edición

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La reflexión científica utiliza la lente de aumento para detenerse a analizar determinados detalles. Y gracias también a esta capacidad de análisis afirmamos que una sociedad justa reconoce como primario el derecho a la vida desde la concepción hasta su término natural. Quisiera, sin embargo, que podamos ir más allá, y que pensásemos con atención en el momento que une el inicio con el fin. Por lo tanto, reconociendo el valor inestimable de la vida humana, debemos reflexionar también sobre el uso que hacemos de la misma. La vida es ante todo un don. Pero esta realidad genera esperanza y futuro si se vivifica con vínculos fecundos, con relaciones familiares y sociales que abran nuevas perspectivas. El nivel de progreso de una civilización se mide precisamente por la capacidad de custodiar la vida, sobre todo en sus fases más frágiles, más que por la difusión de instrumentos tecnológicos. Cuando hablamos del hombre, nunca olvidemos todos los atentados a la sacralidad de la vida humana. La plaga del aborto es un atentado a la vida. Es atentado a la vida dejar morir a nuestros hermanos en las pateras en el canal de Sicilia. Es atentado a la vida la muerte en el trabajo por no respetar las mínimas condiciones de seguridad. Es atentado a la vida la muerte por desnutrición. Es atentado a la vida el terrorismo, la guerra, la violencia; pero también la eutanasia. Amar la vida es ocuparse siempre del otro, querer su bien, cultivar y respetar su dignidad trascendente. Queridos amigos, os aliento a relanzar una renovada cultura de la vida, que sepa instaurar redes de confianza y reciprocidad y sepa ofrecer horizontes de paz, misericordia y comunión. No tengáis miedo de emprender un diálogo fecundo con todo el mundo de la ciencia, también con aquellos que, sin confesarse creyentes, permanecen abiertos al misterio de la vida humana. Que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias!

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número 23, viernes 5 de junio de 2015

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A los obispos de la República Dominicana en visita «ad limina»

La caridad no admite indiferencia

ricordia, no desfallezcan en el trabajo de la reconciliación matrimonial y familiar, como bien de la convivencia pacífica: «Es urgente una amplia catequización sobre el ideal cristiano de la comunión conyugal y de la vida familiar, que incluya una espiritualidad de la paternidad y la maternidad. Es necesario prestar mayor atención pastoral al papel de los hombres como maridos y padres, así

toral y una madurez afectiva que haga a los seminaristas idóneos para abrazar el celibato sacerdotal y capaces de vivir y trabajar en comunión. «No se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones, y menos si éstas se relacionan con inseguridades afectivas, búsquedas de formas de poder, glorias humanas o bienestar económico» (Evangelii gaudium, 107). La atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia. Es necesario seguir colaborando con las autoridades civiles pa-

como a la responsabilidad que comparten con sus esposas respecto al matrimonio, la familia y la educación de los hijos» (Ecclesia in America, 46). Sigamos presentando la belleza del matrimonio cristiano: «casarse en el Señor» es un acto de fe y amor, en el que los esposos, mediante su libre consentimiento, se convierten en transmisores de la bendición y la gracia de Dios para la Iglesia y la sociedad. Les invito a dedicar tiempo y a atender a los sacerdotes, a cuidar a cada uno de ellos, a defenderlos de los lobos que también atacan a los pastores. El clero dominicano se distingue por su fidelidad y coherencia de vida cristiana. Que su compromiso en favor de los más débiles y necesitados les ayude a superar la mundana tendencia hacia la mediocridad. Que en los seminarios no se descuide la formación humana, intelectual y espiritual que asegure un encuentro verdadero con el Señor, sin dejar de cultivar la entrega pas-

ra alcanzar soluciones solidarias a los problemas de quienes son privados de documentos o se les niega sus derechos básicos. Es inexcusable no promover iniciativas de fraternidad y paz entre ambas naciones, que conforman esta bella Isla del Caribe. Es importante saber integrar a los inmigrantes en la sociedad y acogerlos en la comunidad eclesial. Les agradezco que estén cerca de ellos y de todos los que sufren, como gesto de la amorosa solicitud por el hermano que se siente solo y desamparado, con quien Cristo se identificó. Sé de sus esfuerzos y preocupaciones por afrontar adecuadamente los graves problemas que afectan a nuestros pueblos, tales como el tráfico de drogas y de personas, la corrupción, la violencia doméstica, el abuso y la explotación de menores o la inseguridad social. Desde la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, toda acción de la Iglesia Madre ha de buscar y cuidar el bien de los más

«La atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia». Lo destacó el Papa durante la audiencia a los obispos de la República Dominicana, a quienes recibió el jueves 28 de mayo, por la mañana, con ocasión de la visita «ad limina Apostolorum». Publicamos el discurso que el Papa les entregó en español. Queridos hermanos en el episcopado: Reciban mi más cordial bienvenida con motivo de la visita ad limina Apostolorum. Confío que estos días de reflexión y oración ante las tumbas de los santos Pedro y Pablo sean para ustedes fuente de renovación y sirvan para cultivar los lazos de comunión eclesial para responder a las exigencias de una acción conjunta y coordinada en la promoción del progreso espiritual y material de la porción del Pueblo de Dios que se les ha confiado. Agradezco las amables palabras que monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, obispo de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey y presidente de la Conferencia episcopal dominicana, me ha dirigido en nombre de todos. Los comienzos de la evangelización en el continente americano traen siempre a la memoria el suelo dominicano que recibió en primer lugar el rico depósito de la fe, que los misioneros llevaron con fidelidad y anunciaron con constancia. Su efecto se sigue percibiendo hoy por los valores cristianos que animan la convivencia y en las diversas obras sociales a favor de la educación, la cultura y la salud. Por lo demás, la Iglesia en República Dominicana cuenta con numerosas parroquias vivas, con un nutrido grupo de fieles laicos comprometidos y un número consistente de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Damos gracias al Señor por lo que ya se ha realizado y se está realizando en cada una de sus Iglesias locales. Hoy la Iglesia sigue caminando en esas queridas tierras con sus hijos en la búsqueda de un futuro feliz y próspero, se encuentra con los grandes desafíos de nuestro tiempo que afectan la vida social y eclesial, y especialmente a las familias. Por eso me gustaría hacerles un llamado a acompañar a los hombres, a reforzar la fe y la identidad de todos los miembros de la Iglesia. El matrimonio y la familia atraviesan una seria crisis cultural. Pero eso no quiere decir que hayan perdido importancia, sino que se siente más su necesidad. La familia es el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia, a perdonar y a experimentar el perdón, y donde los padres transmiten a sus hijos los valores y singularmente la fe. El matrimonio, «visto como una mera forma de gratificación afectiva», deja de ser un «aporte indispensable» a la sociedad (cf. Evangelii gaudium, 66). En este próximo Jubileo de la mise-

desfavorecidos. Todo lo que se haga en este sentido acrecentará la presencia del reino de Dios que ha traído Jesucristo, al mismo tiempo que da credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus pastores. La misión continental, impulsada por el Documento de Aparecida, y el Tercer plan nacional de pastoral han de ser dos motores de la actividad conjunta entre las Iglesias locales. Pero tengan presente que no es suficiente tener planes bien formulados y celebraciones festivas sino permean la vida cotidiana de nuestras gentes. Por eso, es indispensable que el laicado dominicano, que se percibe tan presente en las obras de evangelización a nivel nacional, diocesano, parroquial y comunitario, no descuide su formación doctrinal y espiritual, y reciba un apoyo constante, para que sea capaz de dar testimonio de Cristo penetrando en aquellos ambientes donde muchas veces los obispos, los sacerdotes y religiosos no llegan. También es necesario que la pastoral de los jóvenes reciba una atención cuidadosa para que no se dejen distraer de la confusión de los anti-valores que busca desbordar hoy a la juventud. Sin contar con la orientación que los padres y la Iglesia quieren dar a la formación de las nuevas generaciones, las leyes civiles tienden a sustituir la enseñanza de la religión en la escuela por una educación del hecho religioso de naturaleza multiconfesional o por una mera ilustración de ética y cultura religiosa. No puede faltar en quienes están empeñados en este servicio y en esta misión educativa una actitud vigilante y valiente para que se pueda dar en todas las escuelas una educación conforme a los principios morales y religiosos de las familias (cf. Gravissimum educationis 7). Es importante ofrecer a los niños y jóvenes la enseñanza catequética conforme a la verdad que hemos recibido de Cristo, Palabra del Padre. Finalmente, para concluir, y teniendo presente la hermosura y colorido de los paisajes de la bella República Dominicana, invito a todos a renovar el compromiso por la conservación y el cuidado del medio ambiente. La relación del hombre con la naturaleza no debe ser gobernada por la codicia, por la manipulación ni por la explotación desmedida, sino que debe conservar la armonía divina entre las criaturas y lo creado para ponerlas al servicio de todos y de las futuras generaciones. Hermanos, les pido, por favor, que lleven a los queridos hijos e hijas quisqueyanos el afectuoso saludo del Papa, que los confía a la intercesión de Nuestra Señora de la Altagracia, a quien contemplan en el misterio de su maternidad divina. Les pido que recen por mí y les imparto de corazón la bendición apostólica.


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La misa de cada día con el Papa ¿A qué grupo pertenecemos? Los cristianos de salón —que son egoístas, especuladores, mundanos o rigoristas— alejan a la gente que busca a Jesús. Acerca de esta tentación puso en guardia el Papa Francisco al celebrar la misa, el jueves 28 de mayo, en la capilla de la Casa Santa Marta. Invitando a cada uno a «un examen de conciencia», el Papa recordó que los cristianos deben saber escuchar «el grito de ayuda» de la gente y sostenerla en el camino para acercarse al Señor. El Papa Francisco inició la homilía hablando el episodio relatado por san Marcos en el pasaje evangélico (10, 46-52) propuesto por la liturgia. «Jesús estaba con sus discípulos y con la gente —dijo— que lo seguía porque Él hablaba como un maestro, con autoridad propia». Bartimeo, un hombre ciego, «escuchó bullicio y preguntó: “¿Qué sucede?”. Era Jesús». Y así Bartimeo «comenzó a gritar, y gritaba con fuerza haciendo un acto de fe: “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”». Sus palabras son «precisamente un acto de fe», destacó el Pontífice. Pero «entre la gente que estaba allí con Jesús, cada uno tenía su personalidad, su modo de ver la vida, de sentir la vida», explicó el Papa. Y, así, ante todo, «había un grupo de gente que no escuchaba el grito» del hombre ciego. Es «ese grupo de gente que, incluso hoy, no percibe el grito de los muchos que tienen necesidad de Jesús». En definitiva, es «un grupo de indiferentes: no escuchan, creen que la vida es sólo el grupito allí; están contentos, son sordos al clamor de tanta gente que necesita salvación, que necesita ayuda de Jesús y de la Iglesia». Pero, destacó el Papa Francisco, «esa gente es egoísta, vive para sí misma» incapaz «de escuchar la voz de Jesús». «Luego están los que escuchan ese grito que pide ayuda, pero quieren silenciarlo», continuó el Pontífice. Y, en efecto, san Marcos en su Evangelio dice que muchos reprendieron a Bartimeo para hacerlo callar, diciéndole que «no gritase» y que dejase al maestro «tranquilo». Lo hacieron «también los discípulos». Y el Papa recordó además «cuando los discípulos alejaron a los niños», precisamente «para que no incomodaran al maestro». Así, pues, también los discípulos trataron de hacer callar a Bartimeo «porque el maestro estaba con ellos, era para ellos, no era para todos». Actuando así «esta gente aleja a Jesús de los que gritan, que tienen necesidad de la fe, que tienen necesidad de salvación». Existe también, afirmó el Papa Francisco, otro grupo, formado por los «especuladores: eran religiosos, parece, pero Jesús los expulsó del templo porque hacían sus negocios allí, en la casa de Dios». Se trata de personas «que no escuchan, no quieren escuchar el grito de ayuda, sino que prefieren hacer sus negocios y usan al pueblo de Dios, usan a la

Iglesia, para hacer sus propios negocios». También «estos especuladores alejan a la gente de Jesús» y no permiten que las personas «pidan ayuda». «Otro grupo que aleja a la gente de Jesús —dijo también el Papa— son los cristianos sólo de nombre, sin testimonio, que no dan testimonio de cristianos». Sí, «son cristianos de nombre, cristianos de salón, cristianos de fiestas, pero su vida interior no es cristiana, es mundana». Y «uno que se llama cristiano y vive como un mundano aleja a quienes piden “ayuda” a Jesús». Y, también, «están los rigoristas», añadió el Papa: «aquellos a los que Jesús reprende» porque «cargan muchos pesos sobre los hombros de la gente». Y «Jesús les dedica a ellos todo el capítulo 23 de san Mateo». Les dice «¡hipócritas, explotáis a la gente!». En efecto, «en lugar de responder al grito que pide salvación alejan a la gente». El «primer grupo», resumió el Pontífice, está formado por «los que no escuchan». Del segundo, en cambio, forma parte «mucha gente diversa, diferente» que «escucha la llamada, pero aleja» de Jesús. Y «está también un tercer grupo», son «los que ayudan a acercarse a Jesús» y que dicen a Bartimeo: «“Ánimo, levántate, te llama”». Es «el grupo de los cristianos que son coherentes entre lo que creen y lo que viven» y ayudan a acercarse a Jesús «a la gente que grita pidiendo salvación, pidiendo la gracia, pidiendo la salud espiritual para su alma». Precisamente a la luz de esta reflexión, el Papa Francisco propuso «un examen de conciencia» que «nos hará bien», a través de una serie de preguntas directas: «¿En qué grupo estoy? ¿En el primero, entre los que escuchan los numerosos gritos que piden ayuda de salvación? ¿Me ocupo sólo de mi relación con Jesús, cerrada, egoísta? ¿Pertenezco al segundo grupo, entre los que alejan a la gente de Jesús, por la falta de coherencia de vida, falta de testimonio, así como por estar muy apegados al dinero o por la rigidez?». Y también: «¿Alejo a la gente de Jesús o

pertenezco al tercer grupo, el de los que escuchan el grito de tantas personas y les ayudo a acercarse a Jesús?». A estas preguntas, concluyó el Papa, «cada uno de nosotros puede responder en su corazón».

Tres estilos de vida «Tres modo de vivir la vida». Los indicó el Papa Francisco durante la misa en Santa Marta el viernes 29 de mayo, partiendo del pasaje del Evangelio de san Marcos (11, 11-25) que propone precisamente tres actitudes vinculadas a otras figuras: la «de la higuera», la de los «especuladores del templo» y la «del hombre de fe». Ya el jueves 29, en la celebración matutina, el Papa Francisco había indicado las características de tres tipos de discípulos de Jesús —los «que no escuchaban el grito de ayuda» del ciego, los que «alejaban a la gente de Jesús» y, por último, «los que ayudaban a la gente que tenía necesidad de ir a Jesús»— invitando a todos a un examen de conciencia para reconocer el grupo de pertenencia. Al día siguiente volvió a presentar una reflexión similar, inspirada en el pasaje evangélico de san Marcos. La higuera, explicó al respecto, «representa la esterilidad, es decir una vida estéril, incapaz de dar algo». Una vida, es decir, que no da frutos, «incapaz de hacer el bien», porque ese tipo de hombre «vive para sí mismo; tranquilo, egoísta», no quiere «problemas». En el pasaje evangélico Jesús maldice la higuera porque es estéril, «porque no puso de su parte para dar fruto», convirtiéndose así en el símbolo de la «persona que no hace nada para ayudar, que vive siempre para sí misma, a fin de que no le falte nada». Estas personas, continuó el Papa, al final «llegan a ser neuróticas». Y «Jesús condena la esterilidad espiritual, el egoísmo espiritual» de quien piensa: «Yo vivo para mí: que a mí

no me falte nada y los demás que se las arreglen». Hay luego un segundo «modo de vivir la vida», y es el «de los explotadores, de los especuladores del templo». Ellos «explotan incluso el lugar sagrado de Dios para hacer sus negocios: cambian las monedas, venden los animales para el sacrificio, incluso entre ellos forman como un sindicato para defenderse». Un estilo «no sólo tolerado, sino también permitido por los sacerdotes del templo». Para hacer que se comprenda mejor, el Pontífice hizo referencia a otra escena, «muy fea», narrada en la Biblia, que describe «a los que hacen de la religión un negocio»: es la historia del sacerdote cuyos hijos «impulsaban a la gente a dar donativos y ganaban mucho, también de los pobres». Para ellos «Jesús no ahorra palabras» y a los mercaderes del templo les dice: «Mi casa es casa de oración. Vosotros, en cambio, la habéis convertido en una cueva de ladrones». Un pasaje duro, en el cual el Papa quiso detenerse: la gente «iba en peregrinación allí a pedir la bendición del Señor, a ofrecer un sacrificio» y precisamente allí «esa gente se veía explotada»; los sacerdotes «no enseñaban a rezar, no les daban catequesis... Era una cueva de ladrones». No les interesaba que existiera una verdadera devoción: «pagad, entrad...». Realizaban los ritos «sin devoción auténtica». De aquí el Papa Francisco partió para invitar a una reflexión: «No sé si nos hará bien pensar si entre nosotros hay algo por el estilo en algún sitio»: o sea «utilizar las cosas de Dios para el propio beneficio». Existe, por último, una tercera tipología, y es la «que aconseja Jesús, es decir, la vida de fe». Para describirla, el Pontífice retomó la lectura del Evangelio de san Marcos y recordó que cuando los discípulos vieron la higuera seca desde la raíz «porque Jesús la había maldecido», Pedro le dijo: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado». Y Jesús aprovechando la ocasión para indicar el justo «estilo de vida» le responde: «Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: “quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: “Todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis». Así, pues, explicó el Papa, «sucederá precisamente lo que hemos pedido con fe: es el estilo de vida de la fe». Alguien podría preguntar: «Padre, ¿qué tengo que hacer para esto?». La respuesta para el Papa Francisco es sencilla: «Pídelo al Señor, que te ayude a hacer cosas buenas, pero con fe». Sencillo, pero con «una condición» que es Jesús mismo quien la indica: «Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas». Vivir, por lo tanto, «la fe para ayudar a los demás, para acercarse a Dios», la fe «que hace milagros», es SIGUE EN LA PÁGINA 8


número 23, viernes 5 de junio de 2015

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Audiencia al Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización

Por caminos inexplorados La Iglesia está llamada a anunciar el don de la misericordia Los desafíos planteados hoy por el anuncio del Evangelio requieren «valentía, creatividad y decisión para emprender caminos a veces aún inexplorados». Lo recordó el Papa Francisco a los participantes en la plenaria del Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización, a quienes recibió en audiencia el viernes 29 de mayo, por la mañana, en la sala del Consistorio. Queridos hermanos y hermanas: Me alegra recibiros al concluir la sesión plenaria que os ha ocupado con un tema de gran importancia para la vida de la Iglesia, como es la relación entre evangelización y catequesis. Acojo también de buen grado a los miembros del Consejo internacional para la catequesis, que ya es parte integrante de vuestro dicasterio. Agradezco a monseñor Rino Fisichella su saludo inicial y, juntamente con él, a todo el Consejo para la promoción de la nueva evangelización que ya está inmerso en la preparación del Jubileo extraordinario de la misericordia. Un Año santo que os he confiado a vosotros para que aparezca de forma más evidente que el don de la misericordia es el anuncio que la Iglesia está llamada a transmitir en su obra de evangelización en este tiempo de grandes cambios. Precisamente estos cambios son una feliz provocación para captar los signos de los tiempos que el Señor ofrece a la Iglesia para que sea ca-

paz —como lo supo hacer a lo largo de dos mil años— de llevar a Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo. La misión es siempre idéntica, pero el lenguaje con el cual anunciar el Evangelio pide ser renovado con sabiduría pastoral. Esto es esencial tanto para ser comprendidos por nuestros contemporáneos como para que la Tradición católica pueda hablar a las culturas del mundo de hoy y ayudarles a abrirse a la perenne fecundidad del mensaje de Cristo. Son tiempos de grandes desafíos, que no debemos tener miedo de hacer nuestros. En efecto, sólo en la medida en que nos haremos cargo de los mis-

mos seremos capaces de ofrecer respuestas coherentes, por haber sido elaboradas a la luz del Evangelio. Es esto lo que los hombre esperan de la Iglesia: que sepa caminar con ellos ofreciendo la compañía del testimonio de la fe, que hace solidarios con todos, en especial con quienes están más solos o son marginados. ¡Cuántos pobres —incluso pobres en la fe— esperan el Evangelio que libera! ¡Cuántos hombres y mujeres, en las periferias existenciales generadas por la sociedad consumista, atea, esperan nuestra cercanía y nuestra solidaridad! El Evangelio es el anuncio del amor de Dios que, en Jesucristo,

Cuando hacemos la señal de la cruz VIENE DE LA PÁGINA 1

Jesús nos enseñó; y Jesús, a su vez, vino al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se realiza en orden a este misterio infinito. Intentemos pues, mantener siempre elevado el «tono» de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria nosotros existimos, trabajamos, luchamos y sufrimos; y a cuál inmenso premio estamos llamados. Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora os invito a hacer todos juntos, y con voz fuerte, esta señal de la cruz: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». En este último día del mes de mayo, el mes mariano, nos encomendamos a la Virgen María. Que Ella, quien más que cualquier otra criatura, ha conocido, adorado, amado el misterio de la Santísima Trinidad, nos guíe de la mano; nos ayude a percibir, en los acontecimientos del mundo, los signos de la presencia de Dios, Padre Hijo y

Espíritu Santo; nos conceda amar al Señor Jesús con todo el corazón, para caminar hacia la visión de la Trinidad, meta maravillosa a la cual tiende nuestra vida. Le pedimos también que ayude a la Iglesia a ser misterio de comunión y comunidad hospitalaria, donde toda persona, especialmente pobre y marginada, pueda encontrar acogida y sentirse hija de Dios, querida y amada. Al término de la oración mariana el Pontífice recordó la beatificación del sacerdote francés Luis Eduardo Cestac e invitó a los fieles a participar en la misa y en la procesión del Corpus Christi , el jueves 4 en Roma. Hoy en Bayona, Francia, es proclamado beato el sacerdote Luis Eduardo Cestac, fundador de las Religiosas Siervas de María; su testimonio de amor a Dios y al prójimo es para la Iglesia un nuevo estímulo para vivir con alegría el Evangelio de la caridad. Saludo a todos vosotros, queridos romanos y peregrinos: familias, grupos parroquiales, asociaciones y escuelas. Saludo a los chicos que han recibido o se preparan a recibir para recibir la Confirmación, animándolos a ser alegres testigos de Jesús.

Al término del mes de mayo, me uno espiritualmente a las muchas expresiones de devoción a María santísima; especialmente menciono la gran peregrinación de los hombres al Santuario de Piekary, en Polonia, que tiene por tema: «La familia: casa acogedora». Hay muchos polacos hoy en la plaza: ¡que se note la presencia! Que la Virgen ayude a cada familia a ser «casa acogedora». El próximo jueves viviremos en Roma la tradicional procesión del Corpus Christi. A las 19 en la plaza de San Juan de Letrán celebraré la santa misa y, así, adoraremos al Santísimo Sacramento, caminando hasta la plaza de Santa María la Mayor. Os invito a participar desde ahora en este solemne acto público de fe y de amor a Jesús Eucaristía, presente en medio de su pueblo. Antes de concluir, hagamos una vez más la señal de la cruz, ¡en voz alta, todos! «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», recordando el misterio de la Santísima Trinidad. A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

nos llama a participar de su vida. La nueva evangelización, por lo tanto, es esto: tomar conciencia del amor misericordioso del Padre para convertirnos también nosotros en instrumentos de salvación para nuestros hermanos. Esta conciencia, que ha sido sembrada en el corazón de cada cristiano el día de su Bautismo, pide crecer, junto con la vida de la gracia, para dar mucho fruto. Es aquí donde se introduce el gran tema de la catequesis como el espacio dentro del cual la vida de los cristianos madura al experimentar la misericordia de Dios. No es una idea abstracta de misericordia, sino una experiencia concreta con la cual comprendemos nuestra debilidad y la fuerza que viene de lo alto. «Es bello que la oración cotidiana de la Iglesia inicie con estas palabras: “Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme” (Sal 70, 2). El auxilio que invocamos es ya el primer paso de la misericordia de Dios hacia nosotros. Él viene a salvarnos de la condición de debilidad en la que vivimos. Y su auxilio consiste en permitirnos captar su presencia y cercanía. Día tras día, tocados por su compasión, también nosotros llegaremos a ser compasivos con todos» (Misericordiae Vultus, 14). El Espíritu Santo, que es el protagonista de la evangelización, es también el artífice del crecimiento de la Iglesia en comprender la verdad de Cristo. Es Él quien abre el corazón de los creyentes y lo transforma para que el perdón recibido se convierta en experiencia de amor para los hermanos. Es siempre el Espíritu quien abre la mente de los discípulos de Cristo para comprender más en profundidad el compromiso requerido y las formas con las cuales dar consistencia y credibilidad al testimonio. Tenemos gran necesidad del Espíritu para que abra nuestra mente y nuestro corazón. La pregunta sobre cómo estamos educando en la fe, por lo tanto, no es retórica, sino esencial. La respuesta requiere valentía, creatividad y decisión de emprender caminos a veces aún inexplorados. La catequesis, como componente del proceso de evangelización, necesita ir más allá del simple ámbito escolar, para educar a los creyentes, desde niños, a encontrar a Cristo, vivo y operante en su Iglesia. Es el encuentro con Él lo que suscita el deseo de conocerlo mejor y, por lo tanto, seguirlo para llegar a ser sus discípulos. El desafío de la nueva evangelización y de la catequesis, por lo tanto, se juega precisamente en este punto fundamental: cómo encontrar a Cristo, cuál es el lugar más coherente para encontrarlo y seguirlo. Os aseguro mi cercanía y mi apoyo en esta tarea tan urgente para nuestras comunidades. Os encomiendo a la Virgen Madre de la Misericordia para que su apoyo y su intercesión os ayuden en esta ardua misión. Os bendigo de corazón y, por favor, os pido que recéis por mí.


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Seminario organizado por «donne chiesa mondo»

La Iglesia ante la condición de las mujeres hoy Para proyectarse al futuro LUCETTA SCARAFFIA La Iglesia tiene un rico patrimonio al que puede recurrir también, o especialmente, para mejorar la condición de las mujeres en el mundo, pero no se da cuenta de ello. También porque quien decide y quien hace proyectos son sólo hombres, poco interesados en las cuestiones femeninas. Con este seminario hemos querido proponer por primera vez un punto de vista femenino —y soluciones femeninas— a muchos problemas y situaciones difíciles que las mujeres viven en el mundo, recurriendo al patrimonio cristiano, y en especial católico. La situación de las mujeres hoy está en el centro de una tensión que permea la relación entre religiones distintas, está en el centro de una confrontación mundial entre religiones y culturas que será decisivo para el futuro de la humanidad. El marco geopolítico está cambiando: ante la crisis de la política es inevitable que se refuerce el protagonismo de la religión, y en especial la centralidad del papel que la Iglesia católica romana está llamada a desempeñar. Recientemente Manlio Graziano escribió acerca de una nueva santa alianza entre las principales religiones (cristianismo, judaísmo e islamismo), que pue-

den convertirse en auténticos mediadores éticos de las modernas sociedades post-seculares. De esta santa alianza la Iglesia de Roma y el Papa podrían convertirse en el perno central, alrededor del cual podrían girar las demás confesiones. En efecto, según Graziano, gracias a su estructura centralizada, la Iglesia de Roma es la única capaz de promover una estrategia a nivel global. El regreso de las religiones al escenario internacional fue considerado por analistas, estudiosos y diplomáticos como un aspecto de la llegada de una era post-secular que tendría relación, por lo tanto, no sólo con los asuntos internos de algunos países. Pero dentro de ese marco la condición de las mujeres

asume un significado decisivo: sólo en el cristianismo, en efecto, se verifica una auténtica igualdad espiritual, base simbólica para construir luego una auténtica igualdad social. Por lo tanto, es particularmente importante que, precisamente en este momento, la Iglesia vuelva a tomar contacto con sus propios orígenes «feministas», evitando de este modo recaer, por influencia de las demás religiones, en rígidos modelos conservadores. Pero no tenemos que pensar sólo que la Iglesia —impulsada por el cambio de la condición de la mujer realizada en el mundo externo— deba adecuarse a las ideologías que este le contrapone. Sin lugar a dudas, la transformación de la condición femenina en los países avanzados sirve de estímulo y de sugerencia a los cambios internos que la Iglesia —como ha afirmado en más de una ocasión el Papa Francisco— está llamada a realizar. Pero hay más: una mirada femenina a la tradición cristiana es esencial para encontrar en ella las respuestas a muchas cuestiones de las mujeres, problemas que en el mundo laico no se afrontan y concretamente, en muchos casos, ni siquiera se consideran. Nos hemos concentrado en ello durante el seminario.

El feminismo hizo prevalecer cultura sobre naturaleza y representó la procreación como un hecho cultural y no natural. La Iglesia, por el contrario, buscó llevar de nuevo la procreación al ámbito natural. Por otra parte, sin embargo, la tradición cristiana realizó una profunda «culturización» de la sexualidad. Por ello, no es una casualidad que la revolución sexual se inspire en la naturalidad de la libertad sexual para atacar la moral cristiana, que la habría obstaculizado creando neurosis y enfermedades. Será importante, para construir una nueva identidad de la mujer respetuosa con su naturaleza maternal, disolver este nudo contradictorio entre

Escuchando a Catalina

naturaleza y cultura, que corre el riesgo randas de los puentes en las ciudades de enjaularla. más importantes del mundo: son horriUn problema que subsiste ante cada bles, pero cada uno de ellos representa construcción de nueva identidad es el la esperanza de una pareja de durar pade la igualdad de los sexos: en una ra siempre. Ellos constituyen un ejemcondición de opresión a la mujer se la define sólo por su sexo, así el feminis- plo visible a todos de la tensión que mo pensó que era necesario definirla pasa entre la aspiración profunda de como asexuada, desvalorizando la ri- cada uno y la realidad que luego estas queza de la maternidad. La emancipa- parejas efímeras en su gran mayoría esción, por lo tanto, va acompañada por tán llamadas a vivir. una total desvalorización del cuerpo, y de una consecuente «masculinización» de Los trabajos del seminario la identidad femenina. Este proceso se hace Del 29 al 31 de mayo en la Casina Pío IV en el más fuerte cuando va Vaticano tuvo lugar el seminario internacional acompañado por una organizado por «donne chiesa mondo», publicación fe en la ciencia enraimensual de L’Osservatore Romano, sobre el tema «La zado de tal forma que Iglesia ante la condición de las mujeres hoy». engaña a muchos con Los trabajos del seminario —que se concluyeron el que los problemas de domingo 31 con la misa celebrada por el cardenal la humanidad se poPietro Parolin, secretario de Estado, en la iglesia drán resolver uniendo romana de «Santa Maria sopra Minerva»— se nuestros límites biolótransmitieron en directo en la página web del gicos y cognitivos. periódico. El encuentro inició con las palabras de Así, pues, también la saludo de monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, especificidad sexual. presiente de la Pontificia Academia de ciencias; de De ello nacen nuevas Lucetta Scaraffia, coordinadora de «donne chiesa formas de explotación mondo»; y de Giovanni Maria Vian, director de del cuerpo de las muL’Osservatore Romano. jeres, como la venta Diversos los temas tratados en las tres jornadas de de óvulos y el útero trabajo, divididos en tres sesiones: violencia, de alquiler. presidido por la Hna. Catherine Aubin, O.P.; familia, Este comportamienpresidido por Ulla Gudmundson; e identidad to lleva a olvidar que femenina, presidido por Silvina Pérez. Publicamos para las mujeres es amplios pasajes de la homilía del cardenal secretario fundamental el aspecde Estado, la intervención conclusiva de Lucetta to relacional, que la Scaraffia y pasajes de la relación pronunciada por la perspectiva de la maternidad sigue siendo religiosa española Yudith Pereira Rico, responsable un elemento consusde la oficina internacional de «Solidarity with South tancial de la existencia Sudan», en la sesión dedicada a la violencia. femenina y que las mujeres son indivi-

duos anti-individualistas. Por ello su papel en la familia es tan importante. Pero es también por ello que las nuevas funciones que las mujeres, en cada parte del mundo, saben proyectar en la sociedad son tan importantes y revolucionarias. Son revolucionarias también porque, al volver a proponer la especificidad femenina, escapan de la homologación a la condición neutra que impone la cultura dominante: porque nuestro tiempo es sin lugar a dudas un tiempo de desvinculación, como dijo Zanchi, «entre lo que la conciencia siente y los códigos de sentido que la cultura dispone». Al respecto quisiera recordar los miles de candados que ya devastan las ba-

Quien mira con espíritu crítico esta cultura homologada, premisa de cada intervención que renueva las identidades sin caer en el informe sin futuro, es sin lugar a dudas un punto de vista femenino enraizado en la tradición cristiana. Ya son muchos, sobre todo jóvenes, los que se están dando cuenta de que el punto de vista cristiano es el único verdaderamente libre, verdaderamente revolucionario respecto a los pesados condicionamientos culturales a los que estamos sometidos. No siempre ha sido así: se trata de una novedad, y tal vez por ello muchos siguen siendo incapaces de vislumbrarla.

PIETRO PAROLIN l encomendar a los apóstoles la tarea de llevar la salvación a todos los hombres, Jesús no se detiene en la sagacidad humana, en los medios disponibles o en la profundidad del análisis de los procesos sociales. Cristo se elige un pueblo con un misterio de predilección, pero al enviar a los suyos, se confía a su fragilidad, para que sea evidente que la misión vive sólo por obra del Espíritu Santo. Cristo quiere salir al encuentro de los hombres y mujeres de cada época. La misión es obra suya. Por ello la misericordia, la proximidad, la ternura, a la que siempre hace referencia el Papa Francisco, no son «intuiciones tácticas» de una estrategia de expansión, sino que son más bien rasgos distintivos. Son el signo revelador de que es Jesús mismo, con su Espíritu, quien mueve a la misión y la alimenta. La docilidad al Espíritu, la humilde familiaridad con el misterio trinitario, hace fecundos y valientes. Hace creativos y libres. Al celebrar la santa misa en esta basílica, como conclusión de las jornadas de estudio y diálogo sobre cuestiones que tocan la condición de las mujeres en el tiempo presente, es natural pensar en santa Catalina de Siena. Ella, quien

A

contempló con profunda intimidad el misterio del amor trinitario, testimonia con su vida que el culmen de la participación dócil en ese misterio coincide con el grado máximo de libertad. Cristo nos ha liberado para que seamos libres, como era libre ella también cuando se dirigía al Papa, al «dulce Cristo en la Tierra», con tonos apasionados de filial sumisión, pero sin alguna adulación humana, para solicitar la reforma interior de la Iglesia. En su familiaridad con el misterio trinitario, Catalina llegaba a afirmar que Dios está «loco de amor» por sus criaturas. Y su «locura de amor», se llama misericordia: «Con tu misericordia —escribe Catalina al hablar a Dios, en el Diálogo de la divina Providencia— mitigas tu justicia; por tu misericordia nos has lavado en la sangre de tu Hijo, y por ella quisiste conversar con tus criaturas. ¡O loco de amor! No te contentaste con tomar carne, sino que aun quisiste morir» (capítulo XXX). El amor de Dios hacia cada uno de nosotros es gratuito y sin medida: «Yo os amo a vosotros por gracia y no por débito» hace decir a Dios Catalina en su obra; y luego explica que Dios, incluso deseando ser retribuido con el mismo amor con el que nos ama, sabe bien que no somos capaces de hacerlo y, por ello, pide que extendamos este

amor a nuestro prójimo, a los pobres, a las frágiles criaturas humanas con las que compartimos el camino. Por eso el criterio con el cual tratamos a los pobres será el mismo con el cual seremos juzgados. Deseo que, al confrontaros a la luz del Evangelio con los problemas a menudo candentes que tocan la condición de las mujeres en nuestro tiempo, po-

dáis percibir la profundidad de gracia y de libertad que vibraba en la maternidad espiritual de santa Catalina, la libertad inconfundible de los hijos de Dios. Sólo esa profundidad permite también a nuestros discursos dejar vislumbrar la dulce victoria de Cristo ofrecida a todos, llamados a gustar Su misericordia y a ser felices.

Abusos brutales durante los conflictos

Cuando la violación se empuña como un arma YUDITH PEREIRA RICO ¿Por qué en los conflictos armados, como en Sudán del Sur, se ataca a las mujeres? Anyeth D’Awol lo explica: «La violencia vinculada con el conflicto armado aparece cuando hay un sistema en general basado en la discriminación. A las muertes y a las violaciones se responde con otras muertes y otras violaciones como venganza, cuando se sabe que no tendrá lugar otra justicia. Los autores de la violencia buscan destruir todo, nuestro futuro y nuestra historia: las víctimas van desde las niñas pequeñas a las ancianas de ochenta años. Se usa la brutalidad para asegurar que el dolor sea profundo, para que dure para siempre y jamás se pueda olvidar. La violencia sexual se está usando en una medida nunca vista antes, superando los niveles de brutalidad de las guerras precedentes. A muchas se les da a elegir entre la violación o la muerte. Las que rechazan la violación se las penetra con palos, fuciles y otros objetos para que mueran desangradas. Las que eligen la violación son violentadas por grupos y tampoco ellas sobreviven». Las mujeres en los campos hablan del sufrimiento y la violencia, de los maridos y los hijos muertos o de quienes fueron separadas, de la falta de alimentos, agua, medicinas, lugares seguros para educar a los hijos, las enfermedades y la muerte. Y hablan también

ellas de deseos de paz. El uso de la violación como arma de guerra en los campos de desplazados internos fue reconocido como la situación más atroz de la que pudo dar testimonio en treinta años de trabajo Zainab Hawa Bangura, la representante de las Naciones Unidas para la violencia sexual en situaciones de conflicto armado afirma: «Las personas trasladadas a los campos afrontan una situación de inseguridad crónica, condiciones de vida inimaginables, serios problemas de protección y una violencia sexual sin frenos. El alimento ofrecido en los campos es insuficiente, por lo cual las mujeres tienen que salir en busca de leña para cocinar,

atravesando diversos controles del ejército, donde son sistemáticamente violentadas. Los hombres no salen del campo, tienen que elegir entre su vida y la de su familia. Si salgo del campo —piensan— me matan, por ello mando o mi esposa, o a mi hija o a mi madre, porque lo máximo que pueden hacer es violentarlas. Pero al menos volverán vivas». Cometiendo las peores atrocidades contra las mujeres, se envían claros mensajes a los hombres: es el modo de castigarlos. Así las mujeres y las niñas se convierten en instrumento para destruir familias y comunidades. Víctimas y agentes sanitarios cuentan historias de violaciones de grupo, de secuestros, esclavitud sexual y matrimonios forzados. Estos son crímenes contra la humanidad que tienen que ser perseguidos en los tribunales tanto nacionales como internacionales. Además de las violaciones, las mujeres desplazadas en los campos sufren violencia doméstica. Hna. Yudith, la segunda a la izquierda, en Sudán del Sur Los matrimonios

forzados de las niñas sirven como fuente de recursos familiares y como medida de protección o control por parte de los padres. Las que sobreviven son tres veces víctimas: de la violencia, de la intimidación o impunidad si la denuncian, y del matrimonio forzado para acomodar la situación según la cultura tradicional. ¿Qué hace la Iglesia ante todo esto? A través de laicos comprometidos, sacerdotes diocesanos, religiosos, y sobre todos religiosas, la Iglesia local trabaja asistiendo a las víctimas en los campos de desplazados y, mediante programas para superar los traumas y favorecer la reconciliación, visitan los lugares donde han huido sus comunidades. Las historias son terribles y dejan heridas indelebles. Se trata de ayudar a las víctimas a superarlas y convivir con ellas de modo que lleguen a ser capaces de sanar en sí mismas y respecto a los demás; muchos sacerdotes y religiosos tienen que participar en estos programas para reponerse. Las Iglesias trabajan directamente con las mujeres, logrando hacerles descubrir su dignidad y sus derechos. «Hoy es el día de mi independencia, he descubierto que las mujeres tienen dignidad y que fueron creadas a imagen de Dios. No es verdad que no valgo nada», afirma una de las mujeres víctima de violencias.


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La misa de cada día con el Papa VIENE DE LA PÁGINA 4

el tercer estilo de vida sugerido. El Pontífice, así, resumió los tres posibles caminos que se presentan al cristiano: el primero es el de la «persona estéril» que no tiene intenciones de «dar frutos en la vida» y vive «la vida cómoda, tranquila, sin problemas y se marcha»: el estilo de quien no se preocupa por hacer el bien. Luego están aquellos «que explotan a los demás, incluso en la casa de Dios; los explotadores, los especuladores del templo», a quienes Jesús «expulsa» con el látigo. Por último, el estilo de quien tiene «confianza en Dios» y sabe que lo que pide al Señor con fe, «sucederá». Y es precisamente esto «lo que nos aconseja Jesús: el camino de Jesús», que se puede recorrer con una sola condición: «perdonad, perdonad a los demás, para que vuestro Padre os perdone a vosotros por tantas cosas». Como conclusión, el Papa invitó a todos a pedir al Señor —«en el sacrificio de la Eucaristía»— que nos enseñe a «cada uno de nosotros, a la Iglesia», a nunca caer «en la esterilidad y la especulación».

La salvación viene del descarte Dios siempre da vida a una «historia de amor» con cada uno de nosotros. Y a pesar de lo que parece ser «fracaso», pequeño o grande, al final vence el «sueño de amor». Precisamente este camino nuestro por una «senda difícil», con un Dios que salva a través de lo que se descarta, volvió a proponer el Papa Francisco en la misa que celebró el lunes 1 de junio, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Para el Papa, la parábola de los labradores y del dueño de la viña, que relata san Marcos en el pasaje evangélico (12, 1-12) propuesto por la liturgia, «es un resumen de la historia de salvación que Jesús presenta —como hemos escuchado— a los jefes de los sacerdotes, a los escribas, a los ancianos: es decir, a los dirigentes del pueblo de Israel, a los que tenían en sus manos el gobierno del pueblo, a quienes tenían en sus manos la promesa de Dios». Y «es una bella parábola», destacó el Papa Francisco, que «comienza con un sueño, un proyecto de amor: el hombre que plantó la viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar» y construyó una torre. Todo esto «se hizo con amor». El hombre, en efecto, «amaba esta viña» y es así que «la dejó en alquiler, la entregó» para que dé frutos. Luego, «en el momento oportuno, mandó un criado a los labradores para que retirase su parte del fruto de la viña y comenzó todo lo que hemos escuchado: a uno lo golpearon, a otro lo azotaron, a otro lo mataron». Al final «envió a su hijo», pero los labradores «lo mataron: y así termina la historia». Al final de cuentas, explicó el Papa, «esta historia que parece una historia de amor, que tenía que seguir adelante con pasos de amor en-

tre Dios y su pueblo», se presenta en cambio como «una historia de fracasos». Hasta el punto que «Dios —el Padre del pueblo, que elige a este pueblo para sí por ser un pueblo pequeño y lo ama, sueña con amor— parece fracasar». Y «esta historia de salvación puede ser llamada historia del fracaso». Pero «el fracaso —dijo el Pontífice— inicia desde el primer momento, también en ese fracaso del sueño de Dios, desde el comienzo hay sangre —la sangre de Abel— y desde allí continúa: la sangre de todos los profetas que fueron a hablar al pueblo, a ayudar a custodiar la viña, hasta la sangre de su Hijo». Sin embargo, añadió el Papa Francisco, «al final hay una Palabra de Dios, que nos hace pensar». «¿Qué hará entonces el dueño de la viña?», se preguntó el Papa Francisco. Y respondió: «Vendrá y pondrá al pueblo ante el juicio». Al respecto Jesús dijo «una palabra que parece un poco fuera de lugar: “¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?”». El Papa aclaró que «esa historia de fracaso no prospera y lo que había sido descartado se convierte en fuerza». De este modo, «los profetas, los hombres de Dios hablaron al pueblo, que no fueron acogidos, que fueron descartados, serán su gloria». Y «el Hijo, el último enviado, que fue precisamente descartado, juzgado, no escuchado y asesinado, se convirtió en la piedra angular». He aquí, entonces, que «esta historia, que comienza con un sueño de amor y parece ser una historia de amor, pero luego parece acabar en una historia de fracasos, termina con el gran amor de Dios, que del descarte saca la salvación; de su Hijo descartado, nos salva a todos». Para el Pontífice es una experiencia bella «leer en la Biblia tantos, tantos lamentos de Dios». Por lo demás, «cuando Dios habla a su pueblo dice: “¿Por qué has hecho esto?

Recuerda todo lo que hice por ti: cómo te elegí, cómo te liberé. ¿Por qué me haces esto?”». El Padre, destacó el Papa Francisco, «se lamenta, incluso llora». Y «al final» está precisamente «el llanto de Jesús ante Jerusalén: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas”». Esta, explicó, «es la historia de un pueblo que no logra liberarse de la voluntad que sembró Satanás en los primeros padres: convertirse en dioses». Es «un pueblo que no sabe obedecer a Dios, porque quiere llegar a ser dios». Esta actitud hace que sea «un pueblo cerrado, un pueblo en el que los ministros se endurecen». Por lo tanto, el Papa señaló que «el final de este pasaje, que hemos leído, es triste», porque emerge «la rigidez de esos sacerdotes, de esos doctores de la ley: trataban de capturar a Jesús para matarlo pero tenían miedo de la multitud». De hecho, «se dieron cuenta de que había contado la parábola contra ellos». Y así «lo dejaron y se fueron». «La vía de nuestra redención es un camino donde no faltan muchos fracasos», reconoció el Pontífice. Tanto es así que «también el último, el de la cruz, es un escándalo: pero precisamente ahí el amor vence». Y «esa historia que comienza con un sueño de amor, y continúa con una

historia de fracasos, termina con la victoria del amor: la cruz de Jesús». El Papa Francisco instó a «no olvidar este camino», aunque «es un camino difícil». Y, «también el nuestro» es siempre un camino difícil. Así, «si cada uno de nosotros hace un examen de conciencia, verá cuántas veces ha echado fuera a los profetas; cuántas veces ha dicho a Jesús: “¡vete!”; cuántas veces ha querido salvarse a sí mismo; cuántas veces ha pensado tener la razón». «El amor de Dios con su pueblo se manifiesta en el sacrificio de su Hijo, que ahora celebraremos una vez más, verdaderamente», dijo el Papa Francisco antes de reanudar la celebración eucarística. «Y cuando Él desciende sobre el altar y lo ofrecemos al Padre — añadió— nos hará bien hacer memoria de esta historia de amor que parece fracasar, pero al final triunfa». Es importante, por lo tanto, «hacer memoria, en la historia de nuestra vida, de la semilla de amor que Dios ha sembrado en nosotros». Y en consecuencia, «hacer lo que Jesús hizo en nuestro nombre: se humilló». Así que también a nosotros, concluyó, «nos hará bien humillarnos ante el Señor que ahora viene para celebrar con nosotros el memorial de su victoria».

Las credenciales de los embajadores de Zimbabwe y Suazilandia

El jueves 21 de mayo el Papa Francisco recibió en audiencia a la señora Rudo Mabel Chitiga, nueva embajadora de Zimbabue ante la Santa Sede, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.

El Santo Padre recibió en audiencia, el jueves 21 de mayo, al señor Joel Musa Nhleko, nuevo embajador de Suazilandia ante la Santa Sede, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.


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El Pontífice a los frailes menores

En el claustro del mundo «Minoridad también significa salir de sí mismos», significa «ir más allá de las hábitos y las seguridades, para testimoniar cercanía concreta a los pobres». Lo recordó el Papa Francisco a los cerca de doscientos participantes en el capítulo general de la Orden de los Frailes Menores, a quienes recibió en audiencia el martes 26 de mayo en la sala Clementina. Queridos frailes menores: ¡Sed bienvenidos! Agradezco al ministro general, padre Michael Perry, sus cordiales palabras y le expreso mis mejores deseos para la tarea en la que ha sido confirmado. Extiendo mi saludo a toda la Orden, especialmente a los hermanos enfermos y ancianos, que son la memoria de la Orden y la presencia de Cristo crucificado en la Orden. Durante estas jornadas de reflexión y oración os habéis dejado guiar, en particular, por dos elementos esenciales de vuestra identidad: la minoridad y la fraternidad. He pedido consejo a dos franciscanos amigos, jóvenes, de Argentina: «Tengo que decir algo sobre esto, sobre la minoridad, dame un consejo». Uno me ha respondido: «Dios me la conceda cada día». El otro me ha dicho: «Es lo que trato de hacer todos los días». Esta es la definición de minoridad que estos dos amigos, jóvenes franciscanos, de mi tierra, me han dado. La minoridad llama a ser y sentirse pequeño ante Dios, encomendándose totalmente a su infinita miseri-

cordia. La perspectiva de la misericordia es incomprensible para cuantos no se reconocen «menores», es decir, pequeños, necesitados y pecadores delante de Dios. Cuanto más seamos conscientes de esto, tanto más estaremos cercanos a la salvación; cuanto más estemos convencidos de ser pecadores, tanto más estaremos dispuestos a ser salvados. Así sucede en el Evangelio: las personas que se reconocen pobres ante Jesús son salvadas; al contrario, quien considera que no tiene necesidad de ella, no recibe la salvación, no porque no se le haya ofrecido, sino porque no la ha acogido. Minoridad también significa salir de sí mismos, de los propios esquemas y puntos de vista personales; significa ir más allá de las estructuras —que, sin embargo, son útiles si se usan sabiamente—, ir más allá de los hábitos y las seguridades para testimoniar cercanía concreta a los pobres, a los necesitados, a los marginados, con una auténtica actitud de comunión y servicio. También la dimensión de la fraternidad pertenece de manera esencial al testimonio evangélico. En la Iglesia de los orígenes los cristianos vivían la comunión fraterna hasta tal punto que constituían un signo elocuente y atractivo de unidad y caridad. La gente se quedaba asombrada al ver a los cristianos tan unidos en el amor, tan dispuestos a la entrega y al perdón mutuo, tan solidarios en la misericordia, en la benevolencia, en la ayuda recíproca, unánimes al compartir las alegrías, los sufri-

El quinto centenario del nacimiento de san Felipe Neri, nacido en Florencia el 21 de julio de 1515, me ofrece la feliz ocasión de unirme espiritualmente a toda la Confederación del Oratorio para recordar a quien vivió durante sesenta años en la Urbe, mereciendo el apelativo de «Apóstol de Roma». Su itinerario existencial estuvo profundamente marcado por la relación con la persona de Jesucristo y por el compromiso de orientar hacia Él las almas confiadas a su cuidado espiritual; en la hora de la muerte, recomendó: «Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pi-

perficie de la tierra que podían divisar, diciendo: “Este es nuestro claustro”» (63: FF 2020). Queridos hermanos: En este claustro, que es el mundo entero, id aún hoy impulsados por el amor de Cristo, como os invita a hacer san Francisco, que en la Regla bulada dice: «Aconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras, ni juzguen a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente… En cualquier casa en que entren, primero digan: “Paz a esta casa”. Y séales lícito comer de todos los manjares que les ofrezcan» (III, 10-14: FF 85-86). ¡Esta última cosa es buena! Estas exhortaciones son de gran actualidad; son profecía de fraternidad y minoridad incluso para nuestro mundo de hoy. ¡Cuán importante es vivir una existencia cristiana y religiosa sin perderse en disputas y habladurías, cultivando un diálogo sereno con todos, con apacibilidad, mansedumbre y humildad, con medios pobres, anunciando la paz y viviendo sobriamente, contentos con lo que se nos ofrece! Esto requiere también un compromiso decidido en la transparencia, en el uso ético y solidario de los bienes, con un estilo de sobriedad y despojo. Al contrario, si estáis apegados a los bienes y a las riquezas del mundo, y ponéis allí vuestra seguridad, será precisamente el Señor quien os despojará de este espíritu de mundanidad para preservar el valioso patrimonio de minoridad y pobreza al que os ha llamado por medio de san Francisco. O sois libremente pobres y menores, o terminaréis despojados. El Espíritu Santo es animador de la vida religiosa. Cuanto más espacio le demos, tanto más será el animador de nuestras relaciones y de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. Cuando las personas consagradas viven dejándose iluminar y guiar por el Espíritu, descubren en esta visión sobrenatural el secreto de su fraternidad, la inspiración de su servicio a los hermanos, la fuerza de su presencia profética en la Iglesia y en el mundo. La luz y la fuerza del Espíritu también os ayudarán a afrontar los desafíos que están ante vosotros, en particular la reducción numérica, el envejecimiento y la disminución de las nuevas vocaciones. Es-

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Por el quinto centenario del nacimiento de Felipe Neri

Cincelador de almas Publicamos el mensaje del Papa Francisco con ocasión del quinto centenario del nacimiento de san Felipe Neri.

Al reverendo padre MARIO ALBERTO AVILÉS, C.O. Procurador general de la Confederación del Oratorio de San Felipe Neri

mientos y las experiencias de la vida. Vuestra familia religiosa está llamada a expresar esta fraternidad concreta mediante una recuperación de la confianza recíproca —y subrayo esto: recuperación de la confianza recíproca— en las relaciones interpersonales, para que el mundo vea y crea, reconociendo que el amor de Cristo sana las heridas y une. En esta perspectiva, es importante que se recupere la conciencia de ser portadores de misericordia, de reconciliación y paz. Realizaréis con fruto esta vocación y misión, si sois cada vez más una congregación «en salida». Por otra parte, esto corresponde a vuestro carisma, testimoniado en el Sacrum Commercium. En este relato sobre vuestros orígenes se narra que a los primeros frailes se les pidió que mostraran cuál era su claustro. Para responder, subieron a una colina y «mostraron toda la su-


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viernes 5 de junio de 2015, número 23

COMUNICACIONES Colegio episcopal Mons. Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán (México) Mons. Orlando Roa Barbosa, auxiliar de Ibagué (Colombia) Renuncias: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis metropolitana de Yucatán (México) que monseñor EMILIO CARLOS BERLIE BELAUNZARÁN le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Emilio Carlos Berlie Belaunzarán nació en Aguascalientes el 4 de noviembre de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de julio de 1966. Juan Pablo II le nombró obispo de Tijuana el 3 de junio de 1983; recibió la ordenación episcopal el 25 de julio sucesivo. El mismo Papa le promovió a arzobispo de Yucatán el 15 de marzo de 1995. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de Cosenza-Bisignano (Italia) que monseñor SALVATORE NUNNARI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Salvatore Nunnari nació en Reggio Calabria el 11 de junio de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el

Lutos en el episcopado Monseñor MANFRED MÜLLER, obispo emérito de Ratisbona (Alemania), falleció el 20 de mayo. Había nacido en Augsburgo (Alemania), el 15 de noviembre de 1926 . Era sacerdote desde el 24 de junio de 1952. El Papa Pablo VI le nombró obispo titular de Giubalziana y auxiliar del obispo de Augsburgo el 3 de enero de 1972; recibió la ordenación episcopal el 25 de marzo sucesivo. Juan Pablo II le nombró obispo de la diócesis de Ratisbona el 16 de junio de 1982. El mismo Papa aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 15 de enero de 2002. Monseñor ROBERT LEBEL, obispo emérito de Valleyfield (Canadá), falleció el 26 de mayo. Había nacido en Trois-Pistoles, archidiócesis de Rimouski, el 8 de noviembre de 1924. Era sacerdote desde el 18 de junio de 1950. Pablo VI le nombró obispo titular de Alinda y auxiliar del obispo de Saint-Jean-de-Québec el 11 de marzo de 1974; recibió la ordenación episcopal el 12 de mayo de dicho año. El mismo Papa lo nombró obispo de Valleyfield el 26 de marzo de 1976. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 30 de junio de 2000.

12 de julio de 1964. Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Sant’Angelo dei Lombardi-Conza-Nusco-Bisaccia el 30 de enero de 1999; recibió la ordenación episcopal el 20 de marzo del mismo año. El Santo Padre le promovió a arzobispo metropolitano de de Cosenza- Bisignano el 18 de diciembre de 2004. EL PAPA

HA NOMBRAD O:

—Arzobispo metropolitano de Yucatán (México) a monseñor GUSTAVO RODRÍGUEZ VEGA, hasta ahora obispo de Nuevo Laredo. Gustavo Rodríguez Vega nació en Monterrey el 7 de marzo de 1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1980. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Obba y auxiliar de la arquidiócesis de Monterrey el 27 de junio de 2001; recibió la ordenación episcopal el 14 de agosto sucesivo. Benedicto XVI le nombró obispo de la diócesis de Nuevo Laredo el 8 de octubre de 2008. Es presidente de la Comisión de pastoral social del CELAM. —Arzobispo metropolitano de Cosenza- Bisignano (Italia) a monseNOLÉ, ñor FRANCESCANTONIO O.F.M.CONV., hasta ahora obispo de Tursi-Lagonegro. O.F.M. Francescantonio Nolé, nació en Potenza el 9 de junio de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 2 de septiembre de 1973. Juan Pablo II le nombró obispo de la diócesis de Tursi-Lagonegro el 4 de noviembre de 2000; recibió la ordenación episcopal el 10 de diciembre sucesivo. CONV.,

—Obispo de Espinal (Colombia) a monseñor ORLAND O ROA BARBOSA, hasta ahora obispo titular de Nasbinca y auxiliar de Ibagué. Orlando Roa Barbosa nació en Cali el 4 de julio de 1958. Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de diciembre de 1984. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Nasbinca y auxiliar de Ibagué el 12 de mayo de 2012; recibió la ordenación episcopal el 28 de julio del mismo año.

Audiencias pontificias EL SANTO PADRE HA RECIBID O EN AUDIENCIA:

Jueves 28 de mayo —A la presidenta de la República de Croacia, Kolinda Grabar Kitarović, con el séquito.

—Monseñor José Dolores Grullón Estrella, obispo de San Juan de la Maguana. —Monseñor Francisco Ozoria Acosta, obispo de San Pedro de Macorís.

—A su alteza real el príncipe Alexander von Sachsen, con la familia.

—Monseñor Pablo Cedano Cedano, obispo titular de Vita, auxiliar emérito de Santo Domingo.

—Al senador José Mujica Cardano, con su esposa.

Viernes, día 29

A los obispos de la Conferencia episcopal de la República Dominicana, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, arzobispo de Santiago de los Caballeros, con el obispo auxiliar: monseñor Valentín Reynoso Hidalgo, M.S.C., obispo titular de Mades y con el arzobispo emérito: monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio. —Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, M.S.C., obispo de La Vega, con el obispo emérito, monseñor Antonio Camilo González. —Monseñor Diómedes Espinal de León, obispo de Mao-Monte Cristi. —Monseñor Julio César Corniel Amaro, obispo de Puerto Plata. —Monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, obispo de San Francisco de Macorís. —Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, con los auxiliares: monseñor Amancio Escapa Aparicio, O.C.D., obispo titular de Cene, monseñor Victor Emilio Masalles Pere, obispo titular de Girba. —Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, obispo de Barahona, con el obispo emérito: monseñor Rafael Leónidas Felipe y Núñez. —Monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, obispo de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey.

—A su majestad Otumfuo Nana Osei Tutu II, rey de los Ashanti en Ghana, con el séquito. —A monseñor Roberto Lückert León, arzobispo de Coro (Venezuela). —Al señor Miro Cerar, primer ministro de la República de Eslovenia, con el séquito. Sábado, día 30 —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. —A monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, O.F.M., azobispo de Trujillo (Perú). Domingo, día 31 —A monseñor Paolo Gualtieri, arzobispo titular de Sagona, nuncio apostólico en Madagascar, con los familiares. Martes 2 de junio —Al cardenal Agostino Vallini, vicario general para la diócesis de Roma. —A monseñor Ivo Scapolo, arzobispo titular de Tagaste, nuncio apostólico en Chile. —A monseñor Antonio Sozzo, arzobispo titular de Concordia, nuncio apostólico en Marruecos. —Al secretario general de «Caritas internationalis», doctor Michel Roy.

Representaciones pontificias

—Obispo de Janaúba (Brasil) a monseñor GUERRINO RICCARD O BRUSATI, hasta ahora obispo de Caetité.

El Papa ha nombrado nuncio apostólico en Pakistán a monseñor GHALEB MOUSSA ABDALLA BADER, hasta ahora arzobispo de Alger, asignándole la sede titular de Matara de Numidia, en calidad de arzobispo.

Guerrino Riccardo Brusati nació en Bellinzago Novarese, diócesis de Novara (Italia), el 11 de abril de 1945. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de junio de 1973. Juan Pablo II le nombró obispo de la diócesis de Caetité el 13 de noviembre de 2002; recibió la ordenación episcopal el 8 de febrero de 2003.

Ghaleb Moussa Abdalla Bader nació en Khirbeh (Jordania) el 22 de julio de 1951. Recibió la ordenación sacerdotal el 13 de junio de 1975, para el Patriarcado latino de Jerusalén. Luego se doctoró en derecho civil en Damasco, y en filosofía y en derecho canónico en la Pontificia Universidad Lateranense

de Roma. Ha sido vicario parroquial; secretario del Patriarca latino de Jerusalén; profesor en el seminario de Beit-Jala; presidente del tribunal eclesiástico de Jerusalén; párroco; presidente del tribunal eclesiástico de primera instancia en Ammán (Jordania). Además, colaboró en la traducción al árabe del Código de derecho canónico, y fue consultor del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso. Benedicto XVI le nombró arzobispo metropolitano de Alger el 24 de mayo de 2008; recibio la ordenación episcopal el 17 de julio sucesivo.


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número 23, viernes 5 de junio de 2015

Publicación del informe anual del IOR Ha crecido de 2.865 millones en 2013 a 69.333 millones de euros en 2014 la ganancia del Instituto para las obras de religión (IOR), que ha publicado el informe de la actividad del año pasado. El resultado es fruto de la transformación del instituto a través de un trabajo de reorganización y adecuación a la normativa vaticana en materia de transparencia, vigilancia e información financiera; del efecto positivo de las dinámicas del mercado financiero en la cartera de valores; de la ulterior potenciación de los sistemas de control y monitorización del riesgo; y por último la denuncia de los ilícitos cometidos en el pasado. Se registra, entre otros, el cierre de 4.614 cuentas. «En los últimos doce meses —explica en un comunicado el presidente del Consejo de superintendencia Jean-Baptiste de Franssu— se dieron progresos significativos en la adecuación a las nuevas leyes y reglamentos de la Santa Sede, renovando la interacción con las autoridades fiscales en el mundo con el objetivo de poner fin al uso impropio que se hizo del instituto en el pasado». De Franssu se refirió también al «plan de transformación» que está «en fase de finalización» en base al cual es necesario «hacer menos peligrosas las actividades realizadas» porque «un cliente insatisfecho podría dirigirse a otras organizaciones, limitando así la capacidad del IOR de contribuir a las finanzas» vaticanas, siendo así que «en todos los encuentros mantenidos con los clientes se confirmó la necesidad de desarrollar soluciones de ahorro gestionado, en lugar de la oferta de simples depósitos», como, por lo demás, ya se está haciendo. Por último se comunicó que el instituto tiene intención de destinar 55 millones de euros al presupuesto de la Santa Sede.

El Papa en la

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Con ocasión de la fiesta litúrgica de los santos Cirilio y Metodio

Encuentro con las delegaciones de Bulgaria y de la ex República Yugoslava de Macedonia

Con ocasión de la fiesta litúrgica de los santos Cirilo y Metodio, el sábado 23 de mayo el Papa recibió en audiencia al presidente del Gobierno de Bulgaria, Boyko Borissov, con una

delegación. Sucesivamente el Pontífice recibió también al presidente del Gobierno de la ex República Yugoslava de Macedonia, Nikola Gruevski, con su esposa y el séquito. Las dele-

gaciones se reunieron también con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, y con monseñor Antoine Camilleri, subsecretario para las Relaciones con los Estados.

Cincelador de almas VIENE DE LA PÁGINA 9

de». De esta ferviente experiencia de comunión con el Señor Jesús nació el Oratorio, realidad eclesial caracterizada por una intensa y gozosa vida espiritual: oración, escucha y conversación sobre la Palabra de Dios, preparación para recibir dignamente los sacramentos, formación en la vida cristiana a través de la historia de los santos y de la Iglesia, obras de caridad en favor de los más pobres. También gracias al apostolado de san Felipe, el compromiso por la salvación de las almas volvía a ser una prioridad en la acción de la Iglesia; se comprendió nuevamente que los pastores debían estar con el pueblo para guiarlo y sostener su fe. Felipe fue guía para muchos, anunciando el Evangelio y administrando los sacramentos. En particular, se dedicó con gran pasión al ministerio de la confesión, hasta la tarde de su último día terreno. Su preocupación era seguir constantemente el crecimiento espiritual de sus discípulos,

reunión del consejo del Sínodo de obispos

Hacia el «Instrumentum laboris» Será publicado en pocas semanas el Instrumentum laboris de la XIV asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos sobre el tema «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo», que tendrá lugar del 4 al 25 de octubre. Lo anunció un comunicado de la secretaría general, al término de la novena reunión del consejo ordinario del Sínodo de los obispos, que se llevó a cabo del 25 al 26 de mayo para preparar la próxima asamblea. El consejo lo presidió el Papa Francisco, que con su presencia subrayó la importancia que atribuye al camino sinodal en curso. Durante los trabajos se examinó detalladamente el proyecto del Instrumentum laboris que resulta de la relatio synodi de la asamblea extraordinaria —celebrada el año pasado— integrada con las numerosas aportaciones ofrecidas por las respuestas a las preguntas contenidas en los Lineamenta remitidas por las Conferencias Episcopales y otros organismos competentes, además de las contribuciones enviadas por diferentes realidades eclesiales y fieles a título individual a la secretaría general. El extenso y profundo examen del texto ofreció propuestas para su integración y su mejora. El texto revisado y compartido por los miembros del consejo, se encomendó a la secretaria general para la redacción final, la traducción a diferentes lenguas y la inminente publicación. Terminado el examen del Instrumentum laboris se presentaron las propuestas a la secretaria general para actualizar la metodología de los trabajos de la próxima asamblea general ordinaria.

acompañándolos en las dificultades de la vida y abriéndolos a la esperanza cristiana. Ciertamente, su misión de «cincelador de almas» se beneficiaba del atractivo singular de su persona, caracterizada por el calor humano, la alegría, la mansedumbre y la suavidad. Estas peculiaridades suyas tenían su origen en su ardiente experiencia de Cristo y en la acción del Espíritu divino, que le había dilatado el corazón. El padre Felipe, en su método formativo, se sirvió de la fecundidad de los contrastes: enamorado de la oración íntima y solitaria, en el Oratorio enseñaba a rezar en comunión fraterna; fuertemente ascético, incluso en su penitencia corporal, proponía el compromiso de la mortificación interior basada en la alegría y la serenidad del juego; apasionado anunciador de la Palabra de Dios, fue un predicador tan parco en palabras que se redujo a pocas frases cuando lo embargaba la conmoción. Este fue el secreto que hizo de él un auténtico padre y maestro de las almas. Su paternidad espiritual se transparenta en todo su obrar, caracterizado por la confianza en las personas, por el rechazo de los tonos hoscos y enfadados, por el espíritu de fiesta y alegría, por la convicción de que la gracia no suprime la naturaleza sino que la sana, fortalece y perfecciona. Además, san Felipe Neri sigue siendo un modelo de la misión permanente de la Iglesia en el mundo. La perspectiva de su acercamiento al prójimo, para testimoniar a todos el amor y la misericordia del Señor, puede constituir un valioso ejemplo para obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos. Desde los primeros años de su presencia en Roma ejerció un apostolado de la relación personal y de la amistad como camino privilegiado para abrir al encuentro con Jesús y el Evangelio. Así lo testimonia su biógrafo: «Una vez se acercaba a este, otra a aquel, y de inmediato todos se hacían amigos de él». Le gustaba la espontaneidad, rechazaba el artificio, elegía los medios más divertidos para educar en las virtudes cristianas, proponiendo al mismo tiempo una sana disciplina que implicaba el ejercicio de la voluntad de acoger a Cristo en

lo concreto de la propia vida. Su profunda convicción era que el camino de la santidad se funda en la gracia de un encuentro —con el Señor— accesible a cualquier persona, de cualquier estado o condición, que lo acoja con el asombro de los niños. El estado permanente de misión de la Iglesia requiere de vosotros, hijos espirituales de san Felipe Neri, que no os contentéis con una vida mediocre; al contrario, en la escuela de vuestro fundador estáis llamados a ser hombres de oración y testimonio para atraer a las personas hacia Cristo. En nuestros días, sobre todo en el mundo de los jóvenes, tan queridos para el padre Felipe, hay una gran necesidad de personas que recen y sepan enseñar a rezar. Con su «intensísimo afecto por el Santísimo sacramento de la Eucaristía, sin el cual no podía vivir» —como declaró un testigo en el proceso de canonización—, nos enseña que la Eucaristía celebrada, adorada y vivida es la fuente de la cual beber para hablar al corazón de los hombres. En efecto, «con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (Evangelii gaudium, 1). Que esta alegría, característica del espíritu oratoriano, sea siempre el clima de fondo de vuestras comunidades y de vuestro apostolado. San Felipe se dirigía afectuosamente a la Virgen con la invocación «Virgen madre, Madre virgen», convencido de que estos dos títulos dicen lo esencial de María. Que ella os acompañe en el camino de una adhesión cada vez más fuerte a Cristo y en el compromiso de un celo cada vez más verdadero al testimoniar y anunciar el Evangelio. Mientras os pido que recéis por mí y por mi ministerio, acompaño estas reflexiones con una especial bendición apostólica, que imparto de corazón a todos los miembros de las congregaciones oratorianas, a los laicos de los Oratorios seculares y a cuantos están asociados a vuestra familia espiritual. Vaticano, 26 de mayo de 2015


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viernes 5 de junio de 2015, número 23

En la audiencia general del miércoles 3 de junio el Papa denuncia las consecuencias de la pobreza e invoca una nueva ética civil

Una economía que vele por la familia «La economía actual a menudo se ha especializado en gozar del bienestar individual, pero practica ampliamente la explotación de los vínculos familiares». Lo dijo el Papa en la audiencia general del miércoles 3 de junio en la plaza de San Pedro. Continuando con las reflexiones sobre el tema de la familia el Pontífice denunció las consecuencias de la pobreza e invocó una nueva ética civil. Queridos hermanos ¡buenos días!

y

hermanas,

Estos últimos miércoles hemos reflexionado sobre la familia y seguimos adelante con este tema: reflexionar sobre la familia. Y desde hoy nuestras catequesis se abren, con la reflexión, a la consideración de la vulnerabilidad de la familia, en las condiciones de la vida que la ponen a prueba. La familia tiene muchos problemas que la ponen a prueba. Una de estas pruebas es la pobreza. Pensemos en las numerosas familias que viven en las periferias de las grandes ciudades, pero también en las zonas rurales... ¡Cuánta miseria, cuánta degradación! Y luego, para agravar la situación, en algunos lugares llega también la guerra. La guerra es siempre algo terrible. Además, la guerra golpea especialmente a las poblaciones civiles, a las familias. Ciertamente la guerra es la «madre de todas las pobrezas», la guerra empobrece a la familia, es una gran saqueadora de vidas, de al-

mas, y de los afectos más sagrados y más queridos. A pesar de esto, hay muchas familias pobres que buscan vivir con dignidad su vida diaria, a menudo confiando abiertamente en la bendición de Dios. Esta lección, sin embargo, no debe justificar nuestra indiferencia, sino aumentar nuestra vergüenza por el hecho de que exista tanta pobreza. Es casi un milagro que, en medio de la pobreza, la familia siga formándose, e incluso siga conservando —como puede— la especial humanidad de sus relaciones. El hecho irrita a los planificadores del bienestar que consideran los afectos, la generación, los vínculos familiares, como una variable secundaria de la calidad de vida. ¡No entienden nada! En cambio, nosotros deberíamos arrodillarnos ante estas familias, que son una auténtica escuela de humanidad que salva las sociedades de la barbarie. ¿Qué nos queda, en efecto, si cedemos al secuestro del César y de Mammón, de la violencia y del dinero, y renunciamos también a los afectos familiares? Una nueva ética civil llegará sólo cuando los responsables de la vida pública reorganicen el vínculo social a partir de la lucha

bién mucho la mirada resplandeciente de muchos niños, privados de todo, que están en escuelas carentes de todo, cuando muestran con orgullo su lápiz y su cuaderno. ¡Y cómo miran con amor a su maestro o a su maestra! Ciertamente los niños saben que el hombre no vive sólo de pan. También del afecto familiar. Cuando hay miseria los niños sufren, porque ellos quieren el amor, los vínculos familiares. Nosotros cristianos deberíamos estar cada vez más cerca de las familias que la pobreza pone a prueba.

en perversa espiral entre familia y pobreza, que nos conduce al abismo. La economía actual a menudo se ha especializado en gozar del bienestar individual, pero practica ampliamente la explotación de los vínculos familiares. Esto es una contradicción grave. El inmenso trabajo de la familia naturalmente no está, sin duda, cotizado en los balances. En efecto, la economía y la política son avaras en materia de reconocimiento al respecto. Sin embargo, la formación interior de la persona y la circulación social de los afectos tienen precisamente allí su propio fundamento. Si lo quitas, todo se viene abajo. No es sólo cuestión de pan. Hablamos de trabajo, hablamos de instrucción, hablamos de salud. Es importante entender bien esto. Quedamos siempre muy conmovidos cuando vemos imágenes de niños desnutridos y enfermos que nos muestran en muchas partes del mundo. Al mismo tiempo, nos conmueve tam-

Pero pensad, todos vosotros conocéis a alguien: papá sin trabajo, mamá sin trabajo... y la familia sufre, las relaciones se debilitan. Es feo esto. En efecto, la miseria social golpea a la familia y en algunas ocasiones la destruye. La falta o la pérdida del trabajo, o su gran precariedad, inciden con fuerza en la vida familiar, poniendo a dura prueba las relaciones. Las condiciones de vida en los barrios con mayores dificultades, con problemas habitacionales y de transporte, así como la reducción de los servicios sociales, sanitarios y escolares, causan ulteriores dificultades. A estos factores materiales se suma el daño causado a la familia por pseudo-modelos, difundidos por los medios de comunicación social basados en el consumismo y el culto de la apariencia, que influencian a las clases sociales más pobres e incrementan la disgregación de los vínculos familiares. Cuidar a las familias, cuidar el afecto, cuando la miseria pone a prueba a la familia.

En el claustro del mundo VIENE DE LA PÁGINA 9

te es un desafío. También os digo: el pueblo de Dios os ama. El cardenal Quarracino me dijo una vez estas palabras, más o menos: «En nuestras ciudades hay grupos o personas algo anticlericales, y cuando pasa un sacerdote le dicen ciertas cosas: “Cuervo” —en Argentina le dicen esto—; lo insultan, no fuertemente, pero algo le dicen. Jamás, jamás, jamás —me decía Quarracino— dicen estas cosas a un hábito franciscano». ¿Y por qué? Habéis heredado una autoridad en el pueblo de Dios con la fraternidad, con la mansedumbre, con la humildad, con la pobreza. Por favor, ¡conservadla! ¡No la perdáis! El pueblo os quiere, os ama. Que os aliente en vuestro camino la estima de esta buena gente, así como el afecto y el aprecio de los pastores. Encomiendo toda la Orden a la protección maternal de la Virgen María, a quien veneráis como patrona especial con el título de Inmaculada. Os acompañe también mi bendición, que os imparto de corazón; y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí, lo necesito. ¡Gracias!

La Iglesia es madre, y no debe olvidar este drama de sus hijos. También ella debe ser pobre, para llegar a ser fecunda y responder a tanta miseria. Una Iglesia pobre es una Iglesia que practica una sencillez voluntaria en la propia vida —en sus mismas instituciones, en el estilo de vida de sus miembros— para derrumbar todo muro de separación, sobre todo de los pobres. Es necesaria la oración y la acción. Oremos intensamente al Señor, que nos sacuda, para hacer de nuestras familias cristianas protagonistas de esta revolución de la projimidad familiar, que ahora es tan necesaria. De ella, de esta projimidad familiar, desde el inicio, se fue construyendo la Iglesia. Y no olvidemos que el juicio de los necesitados, los pequeños y los pobres anticipa el juicio de Dios (Mt 25, 3146). No olvidemos esto y hagamos todo lo que podamos para ayudar a las familias y seguir adelante en la prueba de la pobreza y de la miseria que golpea los afectos, los vínculos familiares. Quisiera leer otra vez el texto de la Biblia que hemos escuchado al inicio; y cada uno de nosotros piense en las familias que son probadas por la miseria y la pobreza, la Biblia dice así: «Hijo, no prives al pobre del sustento, ni seas insensible a los ojos suplicantes. No hagas sufrir al hambriento, ni exasperes al que vive en su miseria. No perturbes un corazón exasperado, ni retrases la ayuda al indigente. No rechaces la súplica del atribulado, ni vuelvas la espalda al pobre. No apartes los ojos del necesitado, ni les des ocasión de maldecirte» (Eclo 4, 1-5). Porque esto será lo que hará el Señor —lo dice en el Evangelio— si nosotros hacemos estas cosas.

Los tuits en @pontifex_es 28 MAY [10.45 AM] El cristiano no es testigo de una teoría, sino de una Persona: Cristo resucitado, que está vivo y es el único Salvador de todos 30 MAY [11.15 AM] Señor, concédenos la gracia del estupor en el encuentro contigo 2 JUN [10.20 AM] La luz del Evangelio guía a quien se pone al servicio de la civilización del amor


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