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Ofensiva patriarcal: al rescate del capitalismo, por Lola Jimenez El capitalismo en crisis necesita de sus aliados para mantener el ciclo de reproducción ampliada del capital. Ahí acude al rescate su hermano siamés de la opresión. El patriarcado va reforzando sus estructuras fundamentales, desde las relaciones familiares al resto de instituciones sociales que comprende, para apuntalar y socorrer al capitalismo. Complementarios y necesarios entre sí, son perfecta simbiosis y santa alianza de la explotación. Con roles repartidos, incrementan su ofensiva contra el conjunto de la clase trabajadora. Cuando el capitalismo está destruyendo fuerzas productivas para iniciar un nuevo ciclo de acumulación, el patriarcado, cuya base material para la opresión es la división sexual del trabajo y bases ideológicas de larga y probada eficacia, resulta de lo más conveniente e insustituible para expulsar del mercado laboral a las mujeres. La reducción del 52,6% de la tasa de actividad que alcanzó la mano de obra femenina es objetivo del sistema patriarcal, con toda naturalidad y sin mucha resistencia, pues una vez reforzado el rol tradicional de madre-esposa-y-dueña-decasa, y asumido que nuestras peores condiciones laborales guardan relación con nuestras capacidades y subsidiaria posición en el sistema productivo, retornaremos resignadas y sumisas para lo que “naturalmen-
te” fuimos dotadas. Retornaremos a la senda de reproducir la fuerza de trabajo encerradas en la familia patriarcal heterosexual. Portavoz excepcional de esta ideología, la Iglesia Católica expande urbi et orbi sus llamados a reforzar el papel de la mujer en el seno del hogar tradicional y su necesario regreso a él en momentos de crisis. Con púlpitos, prensa, partidos políticos y organizaciones caritativas, trabaja constantemente para mantener nuestra subordinación. Garante de que la capacidad reproductiva de las mujeres siga apropiándosela y esté bajo el control de las clases dominantes, da cobertura ideológica al control de la reproducción de la clase trabajadora según las necesidades del capital. Ahí están sus manifestaciones en defensa de la familia, contra el aborto, sus intentos para arrebatar a las mujeres el control de sus cuerpos y sexualidad. Se incrementan las justificaciones, con distintos grados de vehemencia, de la violencia hacia nosotras por ser unas provocadoras y unas díscolas. Versión renovada de la Inquisición, en fase verbal y propagandística, no comparable a la etapa de acumulación originaria, pero ya en marcha los engranajes de dominación ideológica para disciplinar a las trabajadoras.
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En el contexto de retroceso generalizado de derechos de la clase ante la ofensiva del capital, permanecer o incorporarse al trabajo productivo visible, hará nuestras condiciones laborales más precarias. Ante la necesidad de obtención de un salario, las trabajadoras somos más vulnerables. Peor organizadas, aisladas del resto de nuestra clase y resignadas al papel subordinado y subsidiario, la patronal pregona que somos menos productivas y nuestros empleadores claman por el absentismo (ahora despectivamente se llama así) que significan nuestras bajas por maternidad. Así nos colocan en condiciones favorables para incrementar la explotación, convirtiéndonos en
mano de obra mucho más flexible y adaptable, abriendo una brecha en la necesaria unidad de clase. Para nosotras, la lucha contra el patriarcado es fundamental en la estrategia de lucha contra el capitalismo. A esa lucha antipatriarcal deberemos incorporar a la otra mitad de la clase obrera. Sólo desde la asunción de que a la principal contradicción, entre capital y trabajo, se le debe incorporar para superarla la contradicción de género, podremos ir avanzando en la unidad del conjunto de la clase para la erradicación de cualquier forma de explotación de un ser humano por otro.
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El sketch más sexista de la publicidad
“Cuando una mujer ser cuida... ¿Qué es lo que vemos en el anuncio en cuestión? Una mujer de piel blanca, delgada, joven, rubia con melena. Está vestida con ropa apretada y unos tacones que dan vértigo. Resumiendo, la imagen de la mujer “perfecta”, el ideal de la belleza a que nosotras todas tenemos que medirnos. Lleva una taza con una infusión en la mano. La infusión será para que se cuide la mujer, porque el texto del anuncio dice. “Cuando una mujer se cuida…” Y… ¿qué pasa cuando una mujer se cuida? La otra mitad del anuncio lleva la respuesta. Aquí vemos a un hombre “perfecto”, de piel blanca, delgado, joven y el texto tiene la respuesta a lo que pasará cuando una mujer se cuida: “Un hombre pierde el sueño”. Todo indica que la mujer ha hecho un esfuerzo para estar guapa y preparada para servir al hombre, a quien, según la foto, no le habrá hecho falta nada más que soltar la corbata. Si es una mujer trabajadora, casi seguro que, antes de la foto, ha trabajado fuera de casa, ha hecho el trabajo doméstico, ha cuidado de los niños y niñas, igual también de alguna persona dependiente por razones de edad o enfermedad, y ha dado su cariño a todos los demás.
Y, por favor, que no vengan con algún ejemplo de hombres que hacen tareas domésticas, como el anuncio también apela a la situación al revés, en que el hombre se responsabiliza de la casa y encima se cuida para servir a la mujer, porque siguen siendo situaciones excepcionales. Ya no debería existir la figura del ama de casa y la mujer sumisa al hombre, pero el capitalismo saca el máximo beneficio aprovechándose del patriarcado. En nuestra lucha al socialismo, tenemos que erradicar el patriarcado. Yo me pregunto ¿quién habrá preparado la infusión para el hombre…? ¿Habrá sido él? ¿Sabrá preparar algo en la cocina?
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un hombre pierde el sueño”, Anne Vernoon.
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La juventud del capitalismo en crisis, El patriarcado es anterior al capitalismo, pero con el cambio de estructura económica, éste ha sabido adaptarse y cambiar el modo de actuación con respecto a las necesidades del mercado y a las características de la sociedad, y lo sigue haciendo. La relación que tiene el sistema patriarcal con el sistema capitalista es evidente y necesaria para la perpetuación de ambos, pues el patriarcado aporta al sistema de producción una organización previa y óptima para el desarrollo de la productividad, por medio de la división sexual del trabajo y de la sociedad. La base de esta explotación patriarcal está constituida por el trabajo doméstico, las tareas reproductivas, la crianza de los hijos e hijas, los cuidados y asistencia a las personas dependientes en situaciones de enfermedad o discapacidad y el intercambio desigual en las relaciones afectivas y sexuales. Además, el patriarcado se asienta sobre la servidumbre sexual y reproductiva de la mujer, y también discrimina el derecho al placer sexual femenino frente al masculino. Y el capitalismo añade elementos mercantilistas de propiedad o posesión que se insertan plenamente en las relaciones de opresión de género. Aunque pueda parecer que actual-
Foto de Juan F. Torres
mente ha disminuido la opresión que el patriarcado ejerce sobre nosotras, no hay que engañarse: las exigencias del mercado han cambiado, y también las relaciones sociales, las pautas morales y las ideológicas. El patriarcado no ha hecho más que adaptarse a esta nueva situación. Buena parte de la juventud está en contra de la discriminación de la
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cada día más patriarcal, por Irene Rengel mujer en un plano general. Pero si profundizamos en su forma de percibir lo masculino y lo femenino, observamos que la mayoría piensa que las mujeres y los hombres somos diferentes por naturaleza, no por razones sociales y culturales, y que esas diferencias nos orientan a cada sexo en una dirección diferente (laboral, social, sexual). Esto se tiene muy claro en los institutos y universidades y se aprecia enormemente en las relaciones sociales. Muchas veces nos discriminan, infravaloran o nos sobreprotegen. Nos infantilizan por el mero hecho de ser mujer. Además, tenemos que demostrar nuestra valía en cualquier ámbito que no sea el que nos corresponde tradicionalmente, cosa que para el hombre no es necesario. Para empezar, ya se suele hacer distinción de trato dentro de la familia, en lo que se refiere a las tareas domésticas, al tiempo y forma de ocio, a los estudios... Todo esto es absorbido por la juventud y se refleja en un trato desigual entre los sexos, mientras que el hombre tiene que ser más independiente, fuerte y protector, la mujer tiene que ser débil, dulce y necesitada de protección. Y los medios de comunicación no hacen más que contribuir a asentar esta idea. Casi todos los anuncios de televisión o programas, presentan una imagen
de la mujer denigrante, como un ser subordinado al hombre . Su función se reduce a cuidar de la familia y como mucho traer un salario complementario, que no le ocupe todo el día y pueda compatibilizar con el trabajo en casa. Otra forma de anularnos es la invisibilización histórica. Se nos niega el derecho a saber que nosotras hemos hecho grandes cosas y que somos capaces de seguir haciéndolo. Como vemos, hay mil formas en las que el patriarcado, de la mano del capitalismo, sigue oprimiéndonos como género y reteniendo en un papel inferior y menos valorado en la sociedad.
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“Estoy harta de que en pleno Siglo XXI sigan diciéndome “Señorita” por estar soltera, como si sólo pudiera desprenderme del diminutivo casándome con un hombre.” Patricia
“Estoy harta de las comedias románticas y las películas de Walt Disney. “Encontrar el amor” no es el fin último de las mujeres. Una mujer entera, no necesita media naranja.” Lena
“Estoy harta de que las más que frecuentes agresiones contra Lesbianas, no se consideren violencia de ‘’género’’ o machista. (No tenían poco con ser mujeres, también son lesbianas…pensarán algunos…).” Pepa
“Estoy harta del ejército de Barbies, que se creen libres por disfrutar de su femineidad. Son unas reprimidas que se han olvidado de lo rico que está el chocolate, de lo cómodo que es ir en playeras, y de lo a gusto que se duerme cuando no tienes que levantarte una hora y media antes para ‘prepararte’.” Pilar
“Estoy harta, no, hartísima! de esta ley maravillosa de Violencia de Género, que caracteriza la violencia contra las prostitutas o trabajadoras sexuales como violencia doméstica, como si el propio ejercicio de la prostitución no fuera la expresión más decadente de la violencia contra las mujeres. A ver si Aído se entera de que las agresiones machistas no sólo las practican los novios o ex novios, sino todo el sistema patriarcal.” Shaila “Estoy harta de que mis pelos en las piernas te molesten, pero las púas de tu cara sin afeitar, me tengan que parecer atractivas.” Isa
“Estoy harta de que la experiencia de parir sea similar a la de que te quiten el apéndice. Las embarazadas no están enfermas, y si pudieran elegir no irían a una fría sala de hospital a dar a luz, en una postura que sólo resulta cómoda para el médico.” Beatriz
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Retrato de una trabajadora de telemárketing, Inés Martín Irene es una joven educadora social que a los cinco años de terminar la carrera ha logrado encontrar un empleo de obra y servicio de su profesión. A sus 27 años ha soportado una serie de empleos temporales en telemarketing, después de probar suerte en otro país. Nos contará su experiencia como teleoperadora en tres empresas… Aunque el puesto de trabajo se ha modernizado, aún recuerda a las teleoperadoras de los 50… ¿Irene, cómo es el trabajo actual de una teleoperadora? Bueno, he trabajado en tres empresas y en cada una ha sido diferente. En Vodafone te formaban durante 15 días, para poder trabajar en cualquier puesto. Trabajaba 8 horas diarias y llegaba a cobrar unos 1000€. En Jazztel la formación era de un día y medio, solo para vender. Trabajaba 4 horas y no llegaba a los 500€. Y en la última, Yoigo, tuve tres días de formación, 6 horas de jornada laboral y cobraba casi 700€. En todos ellos me he sentido un poco mal, agobiando a las personas. Algunos de los programas utilizados no están actualizados, los datos ni funcionan correctamente y había llamadas que se repetían durante cinco minutos al mismo cliente, y claro, les molestaba.
¿Qué tipo de gente trabaja en telemárketing? En su mayoría mujeres de entre 20 y 50 años, teleoperadoras y coordinadoras. Los jefes son hombres. Yo lo entiendo como un trabajo de paso, y la mayoría también lo ve así, estudiantes que preparan oposiciones, que le quedan un par de asignaturas de la carrera o que están a la espera de encontrar empleos de lo que han estudiado. Pero en Vodafone me sorprendió que había personas con dos carreras y estaban cómodas así, porque entre comisiones y tal se metían al mes unos mil y pico euros, gente que pensaba que iba a federar la empresa… ¿Alguna anécdota en las relaciones laborales…? La que más me chocó, sin duda, fue una de Jazztel. Las comisiones por ventas suelen pagarse en dinero, pero en este caso había regalos materiales, almohadas, fundas de colchones… y es que los jefecillos de la subcontrata tenían una empresa de colchones, y se aprovechaban así. ¡Alucinante, verdad! En las otras, podías llevarte un cheque regalo de El Corte Inglés por 50€.
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¿Has conseguido independizarte? Estuve un año viviendo en Irlanda, pero allí no encontré trabajo. Cuando volvió mi pareja a España yo regresé también, pero a casa de mis padres. Podría independizarme, pero tampoco gano una gloria como para ahorrar algo. No sé lo que me durará el trabajo actual, así que prefiero ahorrar, por si tengo que desplazarme a otra ciudad. Ahora por fin has logrado un trabajo de Educadora Social… Sí, después de cinco años lo he logrado. Es una carrera muy bonita, pero de trabajo nada… Tengo un contrato hasta diciembre, después no sé si continuaré, depende de la subvención. Espero que este año sal-
ga el Máster de Mediador Familiar en Valladolid para poder continuar con la formación. Así viven miles de jóvenes universitarias de la crisis capitalista. Los trabajos de teleoperadora le sirvieron a Irene para salir del paso. Con lo que ganó en Vodafone pudo irse a Irlanda un año, con lo de Jazztel sobrevivió un verano y con lo de Yoigo se sacó el carnet de conducir. “Son empleos para ir a trabajar y a casa”.
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Leyla ordóñez: mujer, colombiana, comunista, perseguida por el estado español, Telva Mieres La hemos visto activa en la solidaridad con la Revolución Cubana, la hemos visto implicada en la defensa de la Revolución Bolivariana, la hemos visto comprometida con la causa Palestina, la hemos visto desfilando contra la guerra de Irak y contra la guerra en Libia, la hemos visto manifestarse a favor de la soberanía de los pueblos, la hemos oído hablar de persecuciones y asesinatos en Colombia, de derechos humanos conculcados en su tierra, de sindicalistas colombianos asesinados, la hemos visto cercana, solidaria, comprometida, valiente, la hemos sentido compañera, la hemos visto como a una de las nuestras y por eso le hemos mostrado nuestra solidaridad cuando fue detenida y conducida a declarar a la Audiencia Nacional, hemos salido a la calle exigiendo respeto a su condición de refugiada política, hemos reclamado su derecho a permanecer entre nosotros, hemos unido nuestras voces a la suya para denunciar los atropellos constantes y las violaciones contra los derechos humanos que se producen todos los días en Colombia, y como ella proclamamos que de cumplirse la orden de extradición que cursa el gobierno colombiano, el gobierno español estaría entregando a nuestra compañera Leyla a la tortura y la muerte. Ella como nosotras acusa al capitalismo como sistema generador de miseria y pobreza, ella como nosotras lucha to-
dos los días por una sociedad socialista en la que los pueblos sean dueños de su propio destino, por una sociedad comunista en la que la igualdad sea ley, ella como nosotras ha manifestado que el capitalismo es responsable de la precariedad que padecen hoy millones de trabajadores y trabajadoras, ella como nosotras ha denunciado el carácter fascista del gobierno colombiano. Por las luchas que compartimos, por todas las causas que junto a ella defendemos, porque es una mujer trabajadora comprometida en la defensa de los derechos humanos, porque lucha todos los días y porque las mujeres que luchan todos los días son imprescindibles, por todas esas cosas, a través de estas líneas mostramos nuestra solidaridad con nuestra compañera LEYLA.
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La prostitución, el segundo negocio más rentable del mundo, Rosa G. Una institución que fue defendida como “natural” desde hace siglos y como fuerza de trabajo necesaria para mantener la economía, aún subsiste en diferentes formas de esclavitud laboral. Es el caso de la práctica de la prostitución. Un gran negocio para quienes dirigen y participan del tráfico de mujeres y las instituciones políticas y patriarcales que lo sustentan. Conducidas desde países del Este de Europa, desde África, desde Latinoamérica, engañadas, bajo pretendidas ofertas de trabajo, las mujeres son obligadas a ejercer como prostitutas en condiciones de terrible coacción y violencia. Al menos 12,3 millones de personas en el mundo -sobre todo mujeres y niñas y niños- son sometidas a trabajos forzados y esclavitud sexual. Pero la falta de libertad no se reduce a estas situaciones extremas de coacción, engaño y violencia. Una fuente de la prostitución es la miseria. Gran número de mujeres, partiendo de la pobreza extrema, se prostituyen ante la imposibilidad de encontrar un trabajo y debiendo ocuparse del sostenimiento de la familia y del cuidado de los hijos y las hijas. En esta situación de crisis capitalista donde las condiciones de vida empeoran para la clase trabajadora, las mujeres sufren con mayor gravedad di-
chas consecuencias, al contar con mayor tasa de desempleo, de precariedad, de temporalidad. La explotación sexual es una dramática opción que el capitalismo y la sociedad patriarcal, para la que es clave de su perpetuación la cosificación y mercantilización del cuerpo de la mujer, amparan y defienden. En estos casos las mujeres alcanzan cotas mayores aún si cabe de indefensión en lo que se llama el mercado laboral. Marx consideraba la prostitución como exponente máximo del sistema capitalista y como signo inequívoco del sometimiento y degradación que sufre la mujer por parte del hombre. En una sociedad, que haya puesto fin al sistema patriarcal y capitalista, en la que hombres y mujeres fueran iguales, no habría lugar posible para la prostitución.
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II República, esas mujeres que estremecieron al mundo, por Gloria M.
“Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla” En estos tiempos que corren, hace falta recordar. Recordar que en España las mujeres empezamos a poder vivir sin la tutela de un hombre hace apenas 80 años. 80 años de la proclamación de la II República, que empezó por incluir el sufragio universal y continuó aprobando leyes de igualdad en el trabajo, en la familia, y socialmente, luchando contra el analfabetismo (un 57% de nuestras abuelas eran analfabetas) y empezando a reconocer el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo (con leyes sobre la prostitución y el aborto). Hace falta recordar que hace muy
poco que las mujeres nos incorporamos al trabajo, al lado de nuestros compañeros hombres, en las luchas sindicales y antifascistas. Y por delante de ellos, liderando las luchas por los derechos sociales, como la existencia de guarderías o comedores populares. Debemos invertir el esfuerzo que sea necesario para no olvidar a todas esas mujeres que con su voz, su lucha, su sangre y su vida entera, fueron acalladas violentamente, junto con el proyecto que iba a liberarlas, a liberarnos a las trabajadoras y trabajadores y a los pueblos, del peso de más de tres siglos de estado monárquico-burgués español. Recordar a todas las mujeres que
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Tenemos una historia propia.
lucharon en las milicias populares y que trabajaron duro en la retaguardia para defender con la vida a la República frente al franquismo durante la guerra. Y aunque esos breves momentos de la historia de España fueron interrumpidos y exterminados de la conciencia de muchas personas por los largos años de franquismo, no debemos olvidar que las mujeres amas de casa, trabajadoras y campesinas españolas fuimos pioneras en el mundo en la lucha por nuestros derechos. Derechos conseguidos hace 80 años y arrebatados de nuestras manos. Recordar y darnos cuenta de que algunos todavía no hemos vuelto a recuperarlos y otros todavía peleamos para que alcancen el nivel de desarrollo que no tuvieron desde la II República. Darnos cuenta de que, aunque Franco murió, el estado español sigue siendo la misma monarquía retrógrada y explotadora reformada por el capitalismo, que ni siquiera consigue avanzar en los derechos democratizadores del propio sistema.
Darnos cuenta de que hemos olvidado las luchas por la liberación como mujeres trabajadoras que lideraron nuestras mujeres republicanas y que sólo podrán avanzar con una transformación radical de este estado en uno que socialice los medios de producción y favorezca la generación de otro tipo de relaciones económicas y sociales. Y darnos cuenta de que esas nuevas relaciones sociales ya podemos empezar a tejerlas, junto con nuestros compañeros de lucha, por la República y por el Socialismo, dando forma mediante nuestro comportamiento y nuestras acciones a la mujer nueva y al hombre nuevo. Para ello debemos tener bien presentes a las mujeres en nuestra memoria histórica; ellas marcaron los pasos, abrieron el camino. Y fueron detenidas. Ahora nos toca avanzar. ¿Qué mejor homenaje podemos rendirles?
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Noticias del mundo, Mila Frutos La FDIM denuncia el ataque imperialista contra Libia La Federación Democrática de Mujeres, en su declaración del pasado mes de mayo, ha denunciado el ataque de las potencias capitalistas contra Libia por considerar que el verdadero objetivo es la invasión militar del país para privatizar la Compañía Nacional de Petróleo y los yacimientos de gas natural. La declaración de la presidenta de la FDIM, Marcia Campos, señala también al Frente Nacional de Salvación de Libia, que dirige un ejército de mercenarios financiado por la CIA desde 1981 y con sede en Washington. Los grandes medios de comunicación, alineados con los intereses de las grandes coroporaciones petrolíferas y financieras, ocultan deliberadamente aspectos importantes de la realidad. En palabras de Marcia Campos, Libia cuenta con el Índice de Desarrollo Social más alto de África, con una sanidad y educación gratuitas; la vivienda, los alimentos y combustibles están a disposición de la población, y las mujeres libias estudian y ocupan puestos de trabajo que antes les eran negados.
“Emancipaciones feministas del siglo XXI”, uno de los textos más difundidos en la Feria Internacional del Libro de Cuba. Emancipaciones Feministas del Siglo XXI contiene diversas reflexiones sobre la necesidad de incluir el enfoque de género en la agenda de los gobiernos progresistas de América Latina y El Caribe, porque el género, afirma la compiladora de esta obra, es una categoría relacional transversal que permite establecer incluso los nexos históricos entre la opresión colonial y la opresión androcéntrica.
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correctamente articulada con la lucha de las clases populares por su liberación del yugo imperialista, capitalista y patriarcal.
Las mujeres saharahuis celebran el VI Congreso de la UNMS.
Esta compilación de estudios de diversas autoras denuncia el patriarcado en sus múltiples expresiones. Analiza el problema de la ilegalidad del aborto, la violencia contra la mujer, la colonización cultural, la discriminación femenina, el ejercicio del poder patriarcal en la religión o el derecho de las mujeres a decidir sobre sus vidas y sus cuerpos. La enorme difusión que tuvo en la pasada Feria Internacional del Libro de Cuba, pone de manifiesto la situación de opresión y explotación que padecen las mujeres, así como la vigencia de una teoría y una praxis feminista
El pasado mes de abril, la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, que este año cumple 38 años de existencia, celebró el Sexto Congreso de su organización con el objetivo de analizar el contexto actual de la mujer saharaui en una realidad que transcurre entre la ocupación y el exilio. Afirmaba su Secretaria General, Fatma Medhi, que la UNMS seguirá luchando por la soberanía de su pueblo y por la emancipación de las mujeres saharauis, presentes en los niveles políticos, culturales y productivos de la sociedad, y presentes también en la lucha de liberación nacional. El PCPE, que fue invitado a este Sexto Congreso de la UNMS y no pudo asistir por motivos de agenda, saludó a las compañeras saharauis a través de su Comisión Feminista del Comité Central, transmitiendo la solidaridad internacionalista de las comunistas españolas con la lucha del pueblo saharaui y con la emancipación de las mujeres, que son un ejemplo de resistencia y tenacidad como luchadoras de vanguardia en los campamentos de refugiados de Tindouf y en los territorios ocupados.
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Cuitas de una mujer desesperada, Maricharcos El lunes por la mañana me dio un infarto al corazón y mi marido llamó a una ambulancia, cual no sería mi sorpresa que al aparecer los camilleros de 65 y 66 años y problemas de artrosis en las manos les fue imposible bajarme de un quinto piso sin ascensor y tuvieron que llamar a la comunidad vecinal para que nos echara una mano, ya comprenderéis la angustia que tenía, creía que me moría. Al montarme en la ambulancia el conductor de probecta edad y, por supuesto, sin haber cotizado los 38 años y medio, pues ahí seguía, conduciendo con desprendimiento de retina, chocó contra un autobús escolar repleto de ternura infantil. Mi camilla y yo junto con las dos córneas del conductor, salimos disparados hacia el cielo y durante unos instantes creí estar viendo la luz que guiaba al otro mundo, sin embargo, eran los reflectantes de los bomberos que cegaban mis ojos. ¡Vienen a salvarme por fin!, pensé, pero al enfocar bien la mirada, me encontré con un grupo de ancianos con mangueras, pantalones ceñidos,
camisetas remangadas y cascos polvorientos. Entre los siete superaban los 800 años, les faltaban algún que otro diente y tenían problemas de memoria, pues en vez de rescatar al alumnado desperdigado, se sentaron a contarles su preocupación por ser despedidos antes de terminar su contrato en prácticas. ¡ El corazón se me salía por la boca! ¡No llego, no llego! Debí perder el conocimiento porque, no sé muy bien cómo, me encontré milagrosamente en el hospital atendida por una amable enfermera de 73 años a punto de prejubilarse. La pobre mujer lloraba y lloraba al ver a tanta criatura con chichón acordándose de sus propios nietos a los que cuidaría una vez terminado su turno. Me llevaron al quirófano y la doctora con medio siglo de experiencia decidió operar a corazón abierto. ¡Me temblaron hasta las orejas, al ver que a ella también le temblaba la mano con el bisturí! No hizo falta anestesia alguna. Al despertar, me contaron que a la venerable doctora se le había caído la dentadura posti-
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Cuentos feministas.
za dentro de mi pulmón, y para siempre, llevaría incorporada una tosecilla nerviosa con carraspera. Soy una mujer joven, de cuarenta años, dos hijos y estoy en paro. El INEM dice que no encuentra nada para mí, aunque pertenezca a la Generación mejor preparada, no me ajusto al perfil adecuado. Desde estas líneas, me atrevo a sugerir que si alguien quiere que saque a sus perros a pasear dos veces al día, pode los geranios, cambie la tierra de las macetas o haga sus compras más difíciles, no lo duden: Pueden llamarme al 901252625 de lunes a viernes las 24 horas al día o bien mandar un SMS con la palabra sinpensión al 5555. Coste de la llamada 6,40 /min (impuestos no incluidos). Aquella persona que realice más llamadas obtendrá dos ejemplares completamente gratis del Boletín y el libre acceso a la asociación feminista más cercana de su barrio.