PROPUESTA PROGRAMÁTICA EN SALUD PRINCIPIOS Y VALORES PARA CHILENOS MÁS SALUDABLES

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1 DOCUMENTO: PROPUESTA PROGRAMÁTICA EN SALUD DEL PARTIDO DEMÓCRATA CRISTIANO PRINCIPIOS Y VALORES PARA CHILENOS MÁS SALUDABLES Las enfermedades crónicas y cardiovasculares, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo, la depresión, alcohol y drogas, los cánceres, y una población que para el año 2018 tendrá alrededor del 17% de mayores de 60 años, y en la que persisten profundas inequidades en la expectativa de vida, en la probabilidad de enfermar o morir y en la capacidad de enfrentar los gastos de bolsillo por una enfermedad, según condición socio económico y lugar de residencia, constituyen nuestros principales desafíos. La solidaridad, es un elemento esencial para la construcción de un país saludable, ello se deberá expresar en las vías de financiamiento de la salud, la dispocisión a donar órganos, sangre, y para el cuidado de enfermos y postrados. Debemos preocuparnos de generar las condiciones legales y culturales, para una sociedad realmente solidaria en salud, a través del testimonio consecuente de los demócratas cristianos y de estrategias de Estado más eficaces y persistentes. La persona humana, no es objeto sino sujeto protagónico de las políticas sociales. Un sujeto de derechos, es también más responsable de su propia salud, de la de su familia y comunidad. Así como nos oponemos a una mirada reduccionista de la salud como “negocio”, tampoco aceptamos una mirada pequeña anclada en el asistencialismo. Proponemos darle más poder a las personas para hacerse cargo de un país más saludable, especialmente a los jóvenes, haciéndolas coresponsables de la ejecución de las políticas públicas y en la asunción de actitudes personales, participativas y comunitarias que fomenten la salud y prevengan el daño. Entendemos a la salud como un bien de protección social y nos hemos comprometido con una política pública que reforma profunda y permanentemente nuestro sistema de salud, poniendo el acento en las personas como sujetos de derechos exigibles. Avanzaremos gradualmente hacia un sistema con reglas de garantías de carácter universal, incluidas las personas de las fuerzas armadas y a los de la informalidad laboral, haciendo efectivo nuestro sueño de que en Chile la salud sea realmente un derecho para todos los chilenos y chilenas, y un pilar fundamental de un desarrollo sustentable e inclusivo socialmente. Proponemos un modelo que da progresivas garantías de atención; que privilegia anticipar el daño a través de acciones intersectoriales en políticas sociales de Estado, que impacten positivamente los determinantes sociales de la salud, hábitos y estilos de vida –particularmente a través de la educación- para actuar sobre su propia salud y la de su entorno, para generar ciudades, escuelas y lugares de trabajo saludables; que además prioriza acciones de recuperación y rehabilitación integrales, efectivas y de calidad; que pone acento en la atención ambulatoria en un contexto familiar, comunitario y participativo; y que estimula la complementariedad público privada. Porque los chilenos requieren un sistema de salud efectivo, seremos garantes de su correcto funcionamiento y buscaremos su perfeccionamiento. Nos proponemos de aquí al 2018: (i) cambiar hábitos y estilos de vida, reduciendo en un tercio el consumo de tabaco; obesidad; alcoholismo y otras dependencias, así como los niveles de sedentarismo; (ii) disminuir las tasas de mortalidad por causas cardiovasculares y cánceres tratables a niveles de países como España o Canadá; (iii) disminuir las diferencias de expectativa de vida y tasas de mortalidad según estrato socioeconómico y (iv) disminuir el gasto de bolsillo, especialmente en quintiles más pobres en al menos un 30%, para igual fecha. Para ello, deberemos continuar articulando al sector público y privado tras objetivos comunes, aumentando la oferta de servicios en términos de infraestructura y recurso humano, junto a las competencias –conocimiento, innovación- de las personas que trabajan en salud, necesaria para servicios de excelencia a lo largo de todo el país; y aumentando el gasto en salud y la eficiencia de su uso. Para el 2018, deberemos aumentar significativamente el actual gasto público en salud –superando el 6% del PIB- y llegar a que al menos el 50% de dicho gasto se efectúe en acciones anticipatorios del daño –promoción, fomento, prevención- y en actividades desarrolladas en la Atención Primaria.


2 LO QUE NOS DEJA EN SALUD HASTA AHORA UN GOBIERNO DE DERECHA Del programa de gobierno en salud y de la evaluación de los discursos del 21 de mayo de Piñera de la primera mitad de su mandato, se obtiene un cumplimiento solo parcial, de menos del 35% de sus anuncios, en general caracterizado por grandes y numerosas propuestas que generan enormes expectativas al mismo tiempo que se obtienen bajos niveles de cumplimiento y logro. Por su parte el gobierno ha anunciado en dos ocasiones agendas de cambio, según él constitutivas de nuevas Reformas en Salud, las que por cierto en ningún caso lo son, por las siguientes razones: 1. No incluyen ninguna medida que signifique un cambio estructural de carácter sistémico en la organización o financiamiento del sistema. 2. No recoge ninguna de las medidas esenciales propuestas por la comisión presidencial de expertos en salud del año 2010, en temas como Licencias Médicas, financiamiento y gestión hospitalaria, salvo en la elaboración de un Plan Garantizado de Salud. 3. De hecho no se habla de nuevas reformas legales y la mayoría son medidas administrativas o de gestión que vienen repetidas en el programa de gobierno, en el discurso del 21 de mayo o porque emergen como temas de coyuntura sectorial o por temas de la agenda legislativa de arrastre. 4. Es difícil encontrar las prioridades de la agenda, más bien parece un popurrí de medidas que tienen como fin intentar revertir la mala evaluación ciudadana del sector, la que según la encuesta ADIMARK tiene a salud desde abril del 2011 a la fecha con menos del 30% de aprobación. En síntesis no estamos ante un gobierno capaz de sostener una Agenda de Reforma del Sector Salud sino más bien ante una agenda programática o de gestión del sector muy dispersa e ineficaz, a más de 18 meses de iniciado el Gobierno de Piñera. Esperemos que para la segunda mitad de su mandato y por el bien de la Salud de los Chilenos se mejoren sustancialmente sus niveles de cumplimiento y se puedan proponer reformas de verdad en Isapres, Fonasa, Hospitales y en el financiamiento en Salud. UNA PROPUESTA DEMOCRATA CRISTIANA EN SALUD La Democracia Cristiana se ha comprometido permanentemente con la salud de los chilenos y las chilenas. Sus militantes, han tenido un rol fundamental en el diseño e implementación de políticas sociales que han sido un aporte al mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Millones de compatriotas se han ido beneficiando con la reforma a la salud iniciada en los gobiernos de la Concertación, liderada por camaradas nuestros, y constituida en el informe de la OMS del 2010, en ejemplo mundial de una política pública bien enfocada a resolver aspectos críticos de eficacia, eficiencia y equidad. Hoy los chilenos y chilenas tenemos más derechos, somos más ciudadanos, sin embargo y justamente, por que ha sido una política pública que ha dado señales de ir por el buen camino, hoy los ciudadanos exigen y se merecen mucho más: 1. Es crítico un acuerdo país, para aumentar progresivamente la inversión en salud con el objeto de enfrentar los requerimientos del envejecimiento de nuestra población y para asumir estilos de vida más saludables que nos permitan promover una mejor calidad de vida. Para ello requeriremos seguir mejorando la capacidad de resolver problemas de salud en la Atención Primaria; mejorar el acceso a los medicamentos; reconstruir y completar la infraestructura del sistema público; y la


3 generación de nuevos tipos de establecimientos para el manejo de los problemas crónicos, la rehabilitación y los requerimientos específicos de la tercera edad. Ante estas necesidades estamos por: a. Desarrollar una fórmula de mayor financiamiento en salud que refleje tanto los incrementos por efectos demográficos y sanitarios como por sus desafíos de eficacia y eficiencia. b. Llevar el financiamiento de la APS (per cápita) a un 40% del total del gasto. c. Disminuir el nivel de gasto de bolsillo de la población en un 30%. d. Apoyar un modelo de concesiones como forma de financiamiento, sin involucrar la gestión clínica y que junto al financiamiento fiscal se construya un acuerdo país 800/7 (U$ 800 millones durante 7 años (hasta el 2018), como marco de gasto global en inversiones). 2. Demandamos una adecuada y cabal implementación de la Reforma de Salud, en sus distintos aspectos y facetas, sobre todo si se considera el alto consenso político que generó. Esto implica un sistema de salud que cumpla con las garantías de oportunidad y calidad; una Superintendencia de Salud que vele por los derechos de todas las chilenas y chilenos; y que junto al cumplimiento de las garantías AUGE, se hagan los arreglos que permitan resolver las listas de espera quirúrgicas y por atención de especialistas en tiempos razonables. Ante estos desafíos pendientes estamos por: a. Implementar los hospitales autogestionados en un 100%. b. Fortalecer y mejorar la gestión de la autoridad sanitaria nacional y regional. c. Hacer obligatoria la autorización necesaria y la acreditación de calidad tanto en el sector público como privado. Corregir la implementación del Bono AUGE con obligación de acreditación de calidad de los prestadores, con un mecanismo que permita compartir el riesgo ante complicaciones y así se mantenga la protección financiera de los pacientes y con precios y reglas transparentes para todos los actores. d. Dotar a la Superintendencia de Salud de real autonomía junto con mayores y equivalentes atribuciones de fiscalización tanto en lo público como en lo privado. 3. Creemos urgente perfeccionar el sistema de licencias médicas y salud laboral haciéndolo más expedito, transparente y eficiente. La enfermedad puede ser evitada y de allí que nos parezca conveniente que esta herramienta terapéutica, y de protección social, sea asumido en parte por el trabajador como por el empleador. Se estimula así un trabajo conjunto en la conservación de la salud. Los mayores recursos por el aporte del empleador y de un mejor control deben invertirse en un mejor servicio y en beneficios concretos para los usuarios. Al mismo tiempo, urge revisar el funcionamiento del Sistema de cobertura de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, para que den cuenta de las nuevas realidades que enfrentan los trabajadores en el siglo XXI. Por estas razones proponemos: a. Transformar el actual subsidio en un seguro nacional de incapacidad laboral b. Involucrar a los empleadores en el financiamiento del 50% de este nuevo seguro c. Crear una nueva institucionalidad que mejore la tramitación, control y de garantía de fe pública a todos los chilenos en el buen uso de este beneficio. d. No introducir mecanismos de copagos en su diseño. 4. Una mayor inversión en salud debe ir aparejado con mejoras en la Calidad y Gestión del sistema público: •

Es esencial cerrar las brechas de especialistas en regiones con adecuados incentivos y estimular la formación de profesional de la salud en los problemas de salud emergentes con una sólida base ética.


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Señalamos como esencial alinear los intereses de los profesionales del sector público con las necesidades de una mejora calidad en el trato de los usuarios. Para esto es clave legislar sobre mecanismos de incentivos que permitan utilizar los hospitales integralmente la capacidad ociosa disponible para solucionar las listas de espera NO AUGE, especialmente en las tardes.

Señalamos como tareas de Estado seguir fortaleciendo la Atención Primaria. Para ello deben asegurarse los recursos para que desde los consultorios se pueda dar opción a los usuarios para resolver listas de espera por atención de especialistas, creemos que en ésta área sí es posible explorar complementariedad público-privada con los profesionales de la salud.

Reclamamos un adecuado funcionamiento de las redes asistenciales. Específicamente hay que robustecer la infraestructura informática del Sistema en su conjunto y aprovechar al máximo todas las herramientas que la tecnología de la información tiene disponibles, desde la licencia médica electrónica a la telemedicina.

La modernización del sector público –tal como se requerirá en CENABAST- debe ser con respeto a sus trabajadores y asegurando el fortalecimiento del rol regulador y de garantía de derechos que cumplen los agentes públicos en un mercado tan asimétrico como el de la salud.

5. En relación al financiamiento planteamos: Nuestra aspiración es que avancemos gradualmente a un sistema de salud solidario que se financie en un 100% con impuestos generales y en esa lógica apoyamos en el Congreso la eliminación al 60% de los jubilados de la cotización del 7% en salud. Proponemos el fortalecimiento y mejora del Fondo Nacional de Salud donde está la mayoría de la población chilena. Su fortalecimiento implica: •

Dotarlo de todas las competencias que se requieran para que se utilice toda la infraestructura del sistema público; para potenciar la complementariedad público privada; y para junto a la Atención Primaria de Salud se exploren opciones a los ciudadanos para resolver eficaz y eficientemente las listas de espera en atención ambulatoria y quirúrgica.

Generar las condiciones para transparentar y diferenciar las partidas de ingresos y gastos de esta institución y en particular en el dar cuenta rigurosa de aquellos gastos vinculados a la compra de servicios a privados y a la libre elección.

Perfeccionar la libre elección del FONASA que actualmente es cuestionada tanto por su efectividad sanitaria como por la cobertura que da a sus usuarios, de forma tal que se incentiven pagos por resultados y mayores opciones a los usuarios de la Atención Primaria para resolver listas de espera.

Además, con la mayor urgencia el Gobierno debe resolver mediante el instrumento que sea más conveniente, eficaz y eficiente la eliminación definitiva de las tablas de factores de riesgo usadas por la ISAPRES debido a su declarada inconstitucionalidad. Es responsabilidad del Gobierno resolver esta materia a la brevedad. No es aceptable que para los chilenos del sistema ISAPRE, se les sigan aplicando alzas en sus planes de salud en base a instrumentos que han quedado fuera de nuestro orden jurídico y constitucional. Por lo tanto, junto a potenciar el FONASA, se debe resolver el problema que afecta a los usuarios de las ISAPRE transformándolas en actores solidarios de la seguridad social.


5 6. Capacidad para pensar en el futuro La realidad preocupante develada por la última Encuesta Nacional de Salud nos exige de un Sistema de Salud que no sólo reaccione frente a los problemas, sino que como sociedad los anticipe con educación para la salud, diseño de ciudades y hábitos de vida más saludables. Además, debemos hacernos cargo de los problemas emergentes. Dramáticos casos nos golpean cotidianamente con situaciones de niños y personas con enfermedades de alto costo para los cuales el Sistema de Salud aún no tiene respuestas, tampoco vemos que el Sistema esté resolviendo adecuadamente los reclamos por mal trato o eventos adversos, dilemas bioéticos y respeto por los derechos de los pacientes. Estos problemas son parte de las políticas de salud de todos los países desarrollados, es inexplicable que en Chile estén omitidos de la agenda pública.


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