RedovĂĄn
Revista Oficial de Semana Santa 2012 Junta Mayor de CofradĂas y Hermandades
2012
2012
Redován
SUMARIO Presentación 3 Mensaje Papal 4 Saludo del Obispo de Orihuela
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Saludo Cura Párroco
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Saludo Duquesa de Alba
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Saludo Presidenta Junta Mayor
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Saludo Pregonero 2012
9
Pregón 2011 10
Edita Junta Mayor de Cofradías y Hermandades -RedovánImprime Anteo impresores 966 75 13 11 Diseña Anteo Fotografías Fenoll Myriam Fotografía portada Myriam
Cofradías 17
2012
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Presentación
Junta Mayor de Cofradías Se acerca la Semana Santa, y como cada año, sale a la calle, un nuevo número de su revista; editado por la Junta Mayor de Cofradías, en la que vamos a intentar plasmar, sentimientos, cargados de ilusión, proyectos y trabajo; también hacer partícipe a todo el pueblo de la Pasión y Resurrección de Cristo Nuestro Señor, a través de los diferentes artículos que aportan nuestras cofradías. Este año, la Cofradía Santísimo Sacramento, está de enhorabuena, pues es la imagen del cartel anunciador de la Semana Santa 2012, y además preside la Junta Mayor de Cofradías compuesta por: María Oltra Ibáñez (Presidenta) Manuel Pozuelo Cartagena (Tesorero) Nati Gea Pérez (Secretaria) Ellos han aceptado, con gran ilusión, el compromiso de trabajar, para conseguir que la Semana Santa, de este año, luzca con el esplendor, que nuestro pueblo merece. La Junta Mayor de Cofradías, quiere resaltar la gran labor, que realizan las cofradías, así como agradecer a todos los cofrades su participación y colaboración y como no, a nuestro querido cura párroco, D. Antonio Pamies Andreu y a las diferentes entidades comerciales, que con su aportación económica hacen posible la publicación de esta revista.
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Mensaje de
Benedicto XVI, 2012 para la cuaresma de
1.- “Fijémonos”: La responsabilidad para con el hermano.
La atención al otro conlleva desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual. La cultura contemporánea parece haber perdido el sentido del bien y del mal, por lo que es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence, porque Dios es “bueno y hace el bien” (Sal 119,68). La Sagrada Escritura nos pone en guardia ante el peligro de tener el corazón endurecido por una especie de “anestesia espiritual” que nos deja ciegos ante los sufrimientos de los demás.
La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida Cristiana: La Caridad. En efecto este es un tiempo propicio para que con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de Fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (10,24).Esta frase forma parte de una perícopa en la que el escritor sagrado exhorta a confiar en Jesucristo como sumo sacerdote, que no obtuvo el perdón y el acceso a Dios. El fruto de acoger a Cristo es una vida que se despliega según las tres virtudes teologales: se trata de acercarse al Señor “con corazón sincero y llenos de fe” (v.22), de mantenernos firmes “en la esperanza que procesamos” (v.23) con la atención constante para realizar junto con los hermanos “la caridad y las buenas obras” (v.24). Asimismo, se afirma que para sostener esta conducta evangélica es importante participar en los encuentros litúrgicos y de oración de la comunidad, mirando a la meta escatológica: La comunión plena en Dios (v.25). Me detengo en el versíciulo 24, que, en pocas palabras ofrece una enseñanza preciosa y siempre actual sobre tres aspectos de la vida cristiana: La atención al otro, la reciprocidad y la santidad personal.
Vaticano,3 de noviembre de 2012 Benedictus PP. XVI
2.- “Los unos en los otros” el don de la reciprocidad.
Una sociedad como la actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante las exigencias espirituales y morales de la vida. En la comunidad cristiana no debe ser así. El Apóstol Pablo invita a buscar lo que “fomente la paz y mutua edificación” (Rm14,19) tratando de “agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación” (ib15,2), sin buscar el propio beneficio “sino el de la mayoría, para que se salven” (1Co 10,33). Esta correción y exhortación mutua, con espíritu de humildad y de caridad, debe formar parte de la vida de la comunidad cristiana. Los discípulos del Señor, unidos a Cristo mediante la Eucaristía, viven en una comunión que los vincula los unos a los otros como miembros de un solo cuerpo. Esto significa que el otro me pertenece, su vida, su salvación, tienen que ver como mi vida y mi salvación.
3.- “Para estímulo de la caridad y las buenas obras” caminar juntos en la santidad.
Esta expresión de la Carta a los Hebreos (10,24) nos lleva a considerar la llamada universal a la santidad, el camino constante en la vida espiritual, a aspirar a los carismas superiores y a una caridad cada vez más alta y fecunda (cf. !Co 12,31-13,13)
Ante un mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad alSeñor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras (cf. Hb 6,10). Esta llamada es especialmente intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua. Con mis mejores deseos de una Santa y fecunda Cuaresma. Os encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María y de corazón imparto a todos la Bendición Apostólica.
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Saludo
Rafael Palmero Ramos Obispo de Orihuela-Alicante
Se acercan los días santos de la Pascua. Nuestra mirada está fija en Jesús, el hijo de Dios, aquel al que en la Cruz traspasaron. La vida de la Iglesia y, por tanto, también la de cada uno de los Cristianos nace aundante de los misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo, que actualizamos en el triduo sacro. De la vida de Jesús entrefada voluntariamente a la muerte de nuestra salvación brota la esperanza. Lavados en la sangre del Cordero, todos nuestros delitos han sido perdonados y en nuestro Redentor se transforman en gracia y vida abundante. El Señor resucitado es quien nos llama a seguirle como discípulos suyos, como testigos de la Pascua. De Él, hemos recibido cada uno de nosotros una lllamada concreta. Vivimos esta vocación con el espíritu de amor y servicio de los reunidos en el cenáculo, con la pasión y la entrega del Gólgota, con la alegría desbordante de la tumba vacía. Así lo canta la Iglesia en la celebración de las horas del tiempo pascual:
“
Somos el pueblo de la Pascua, Aleluya es nuestra canción, Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón [...] Sin conocerle, muchos siguen rutas de desesperación, no han escuchado la noticia de Jesuscristo Redentor
”
Así es en verdad. Precisamente en este tiempo difícil que atravesamos es cuando los hombres y mujeres que caminan a nuestro lado esperan más que nunca encontrar en la iglesia, en nosotros una auténtica Buena Noticia de resurrección capaz de dar luz y sentido a su vida. Los cristianos hemos de saber compartir con todos a este Cristo Salvador. El anuncio sólo será creible si va acompañado de nuestras buenas obras, de la auténtica caridad fraterna. Obras son amores, dice el refrán castellano.
“
Misioneros de la alegría, de la esperanza y del amor, mensajeros del Evangelio, somos testigos del señor.
”
Impulsados por la fuerza del Espiritu salgamos pues, a los caminos del mundo con el corazón transformado por Jesús. No podemos olvidar que sólo en Él y con Él podemos encontrar una auténtica vida resucitada. El secreto de la verdadera alegría, os decía en Navidad, con palabras del Papa, no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amadas por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse los unos y los otros. Santa María camina a nuestro lado. La Virgen dolorosa que ofrece su Hijo al Padre en el ara del Calvario al pie de la Cruz, es tamién para nosotros la Madre Gloriosa que canta exultante de gozo la alegría de la Resurrección. Es la Madre de la Iglesia, mujer creyente, fiel, siempre tras los pasos de Cristo y al lado de los discípulos de su Hijo. Os invito a esperar orantes junto a ella, la efusión del Espíritu. En unión de oraciones siempre y con el más sincero afecto.
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Saludo
Antonio Pamies Andreu Cura párroco de Redován De nuevo el Pueblo de Redován, se dispone a celebrar la Semana Santa, e intenta hacerlo con piedad, con ilusión y dentro de la sencillez con majestuosidad, con estas intenciones trabaja siempre nuestra dinámica Junta Mayor de Cofradías. Y a estas intenciones os invito: La Semana Santa hay que vivirla con piedad, no son unas fiestas paganas, ni turísticas, no son unas simples vacaciones, son los días en los que hacemos presente “El Misterio Pascual de Jesús el Señor”, no es un mero recuerdo de lo que ocurrió hace siglos en Jerusalén, sino una actualización con la misma eficacia salvadora, de los hecho salvificos que allí ocurrieron, por lo tanto NO ES RECUERDO Y EVOCACIÓN, SINO MEMORIAL. Memorial es algo que hace presente por los signos de la Liturgia los hechos salvadores de la Pasión, Muerte y Resurrección Y a esta piedad, hay que unirle la ilusión, ilusión que nos lleva a participar en todos los actos, sean litúrgicos o procesionales, con alegría, con esperanza y con deseo de cambio o conversión. La Semana Santa hace que salgamos a las calles a proclamar nuestra Fe, y a decir con nuestras imágenes y con nuestra actitud, participando o viendo, las procesiones que verdaderamente nos creemos lo que procesionamos e intentamos vivir lo que tales imágenes nos enseñan. Pues las procesiones no deben ser otra cosa que catequesis visible del Misterio Pascual de Cristo. Y desde la sencillez queremos unirnos a lo que el Señor y los personajes de la Pasión vivieron y sufrieron No convirtamos las Procesiones de la Semana Santa, en unos desfiles festivos sin sentido Religioso, eso dejémoslo para los desfiles cívicos de las fiestas patronales. Desde el Domingo de Ramos al Domingo de Pascua, desde el Hosanna al Aleluya, vivamos con piedad y fervor los acontecimientos, que el Misterio Pascual nos ofrece, agámoslos visibles con nuestras procesiones y sobre todo con nuestras vidas.
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Exc. Sra. Doña
Cayetana Fitz-James Stuart y Silva Duquesa de Alba
Querida presidenta y demás cofrades. Con mucha alegría he recibido la petición de María Oltra, presidenta de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Redován, para dedicaros unas palabras de salutación. Como podeis imaginar, siento una gran alegría por vuestra petición, ya que sin duda conoceis el enorme cariño y la gran devoción con la que año tras año espero en Sevilla la llegada de la Semana Santa. No cabe duda de que en estos tiempos de dificultades constituye un verdadero consuelo para todos nosotros olvidar durante unos días desdichas y pesares, para centrarnos en recordar y revivir tradiciones tan arraigadas en nuestro espíritu español como la Semana Santa. Por todo ello, quiero expresaros mi más absoluto apoyo y simpatía, ya que estas manifestaciones de religiosidad popular constituyen una de las mejores formas de estimular la convivencia entres las gentes de buena voluntad.
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Saludo
María Oltra Ibáñez Presidenta Junta Mayor
Nos adentramos en la Semana Santa 2012. Semana de reflexión, en la que todos volvemos a revivir la Muerte, Pasión y Resurrección de Jesús. Para mí es un orgullo el estar este año ayudando de unamanera más directa a la Junta Mayor de la Semana Santa de nuestra Pueblo, pues desde niña viví la misma en mi familia, perteneciendo a la quinta generación de la familia que fundó la Cofradía del Santísimo Sacramento de Redován, allá por el año 1882, la familia Ibáñez. Mis recuerdos están en la casa de mi abuelito Antonio, cuando al acercarse la Semana Santa, su casa se inundaba del olor de la palma y el olivo. Toda la familia nos reuníamos para ayudar a las visitas a los Cofrades, a poner el olivo en cada palma ( o ramuja como diría mi abuelo), a repartir las mismas, a organizar las procesiones... Cuántos recuerdos, y cuánto trabajo; trabajo que seguimos realizando para sacar adelante esta Semana tan bonita y especial para todos. Cofrade del Santísimo Sacramento, Capataz de la Virgen cuando va al encuentro de su Hijo el día de la Resurrección, Cofrade de la Piedad y Cristo de la Buena Muerte, Antiguo Nazareno y actual costalera del Cristo Penitente, vivo la Semana Santa con la fe y la ilusión que espero transmitir también a mis hijos. Un afectuoso saludo para todos los vecinos de nuestro Pueblo, y les invito y animo a participar en todos los actos que organiza la Junta Mayor, así como cada Cofradía.
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Saludo
Jose Manuel Belmonte Noguera Pregonero de la Semana Santa 2012 Don Jose Manuel Belmonte Noguera, nace en Redován el 1 de Noviembre de 1951, hijo de Manuel Belmonte Sempere y Salud Noguera Ballesta, tiene dos hermanas Carmen y Ascensión. Casado desde el 15 de Mayo de 1977 con Mª del Carmen Heredia Rocamora, con la que tiene tres hijos: Irene, Manuel y Salud. Cursó sus estudios primarios en el Colegio del Palacio de Redován y continuó en el Colegio Público de la Media Laguna. Desde muy joven, con tan solo 12 años comenzó a trabajar como mecánico, profesión que sigue desarrollando en la actualidad. Devoto de la Virgen de Salud y San Miguel Acángel, siempre ha estado especialmente volcado con los actos religiosos pertenecientes a estas festividades, siendo un ferviente apasionado de la Semana Santa, prueba de ello, es que pertenece como Cofrade del Santísimo Sacramento, además de ser Capataz del Trono de la Cofradía del Santo Entierro y María Santísima de los Dolores, miembro del Corazón de Jesús y la Virgen del Carmen, partícipe del grupo “La Pasión” y el auto de los Reyes Magos. Colabora como voluntario impartiendo Catequesis de Confimación y es miembro de la Junta Pastoral y la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Redován. Amante de todos los actos y representaciones religiosas que se desarrollan en nuestra Parroquia, fiel a sus creencias y entregado al máximo a servir a su pueblo de Redován
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Pregón de
Concha Belmonte Fuentes Año 2011
Reverendo Señor cura párroco, señora Alcaldesa y miembros del Ayuntamiento, señor Presidente e integrantes de la Junta Mayor de Cofradías de la Semana Santa. Don José María. Cofrades, amigos y vecinos, Buenas noches. La tarde en que la Junta Mayor vino a casa, constituyó para mí una gran sorpresa, que me llevó a preguntar con una cándida sencillez, ¿ a qué venís? Cuando el Presidente me respondió: - A comunicarte que has sido elegida Pregonera de este año. No exagero si os digo que me asusté y hasta me entraron sudores causados por la misma sorpresa, tan inesperada.
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Aquel grupo de amigos continuó hablando con paz y tranquilidad para serenarme hasta dejarme casi convencida. Cuando se marcharon, como es natural, comencé a comentar el asunto con mi marido, y tras escucharlo pensé que debía aceptar, pues me sentía obligada por mis cicunstancias familiares, públicamente conocidas. Aconsejada por mi esposo, lo pensé unos días y me costaba mucho decidirme. Cierto que colaboro intensamente en todas las actividades de la parroquia, pero a puerta cerrada, soy muy nerviosa y más todavía cuando he de leer algo, por pequeño que sea. Imaginad lo que suponía para mí proclamar el Pregón de Semana Santa, que desde su iniciación hace unos años ha adquirido una calidad y un prestigio inusitado. También pensé que el hecho de que este grupo de amigos me hubiesen elegido para tan digna tarea, era realmente un grande e inmerecido privilegio, que no podía menospreciar ni rechazar. Hay una circunstancia que he de reconocer, ha influido muchísimo en mi decisión final, el recuerdo de las dos peregrinaciones que he hecho a Tierra Santa, donde nos explicaban sobre el terreno, con detalles y pormenores la vida pública de Jesús, su pasión, su muerte y su resurrección. Me crié en una familia profundamente cristiana, y desde muy niña conviví intensamente con las cosas y actividades de la Iglesia. En casa de mi abuelo, los hijos y los nietos alrededor del fuego rezábamos el Rosario todos los días, jamás faltábamos a misa. Mi abuelo una vez terminada la misa cuando volvíamos a casa, nos preguntaba los colores de los ornamentos que llevaba el sacerdote. Y algún detalle del Evangelio que habíamos escuchado.
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Todos sabemos que un Pregón no es más que un anuncio público de algún acontecimiento que va a tener lugar en fecha más o menos próxima, y por ello mi pregón no va a ser otra cosa que el recuerdo de un pasado, que se repetirá en un futuro muy próximo. Con el esfuerzo de todos por enriquecerlo, mejorarlo y hacelo repercutir beneficiosamente en nuestra vida personal y social. Personalmente empiezo a percibir y saborear el ambiente de la Gran Semana unos días antes del comienzo de la Cuaresma, Miércoles de Ceniza, pues desde hace ya muchos años me encargo de preparar personalmente, con las palmas y ramos que guardo desde el Damingo de Ramos anterior, la ceniza que se utiliza el Miércoles de Ceniza. A partir de ese día se van acelerando los preparativos de todas las cofradías, es extraordinariamente simpático ver que todos los hogares, las lámparas se han convertido en perchas, en las que cuelgan las vestas de los cofrades que primorosamente han planchado las madres, las hermanas o las novias. Yo pertenezco a la Cofradía del Santo Entierro y María Santísima de los Dolores, pero cuando llegan los días de preparación de la Pasión y celebración litúrgica de Domingo de Ramos, es cuando la integración es total. Por la mañana muy temprano, las camarerasde la Virgen de los Dolores, nos citamos para iniciar el trabajo esmerado de vestirla, pues después es la procesión de Jesús triunfante. La gente sigue a Jesús, y así rodeado y aclamado por el pueblo, aquel domingo víspera de Pascua, sobre el lomo de un asno, entra tiunfante en Jerusalén Con la celebración de su entrada con palmas y ramos de olivo, acompañado por todos los niños de Redován que han acudido a la procesión con sus mejores vestidos, hecho que ha quedado plasmado en ese refrán popular que dice, Domingo de Ramos, el niño que se estrena, no tiene manos. Hemos de poner a punto todo lo necesario para la
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proceión de la tarde, con la imagen de nuestra Señora de los Dolores. Costaleras de la Virgen, rezadle una oración que esa mujer dolorida, con puñal en el corazón, con la mirada perdida, esa es la Virgen María, Madre del Dolor. Lunes Santo, se inicia una desbordante actividad haciendo los preparativos del templo, Martes preparamos el Monumento, porque Miércoles tiene lugar la celebración comunitaria de la penitencia y en atención a ello se suspende cualquier actividad que comporte ruido, conversación o ajetreo inevitable. Jueves Santo por la mañana lo dedicamos a poner las flores y las luces en el monumento, procurando hacerlo con la mayor delicadeza y discreción, pues hay muchos fieles que todavía acuden a las confesiones. La Misa de “La Cena del Señor” reviste una solemnidad fuera de lo común, la asistencia de fieles es masiva en el templo, literalmente no cabe un alfiler. Una costumbre ancestral es la visita que los gupos familiares hacen al monumento rezando las estaciones, una vez terminada la misa y trasladado el Santísimo al monumento. Después de la cena nos preparamos para participar en la procesión del silencio organizzada por la Cofradía de la Piedad con el Cristo de la Buena Muerte, y que es una muestra de fervor, devoción profunda, y respetuosa que sobrecoge a los participantes y a los espectadores. A las 12 se inica desde la Iglesia el Santo Vía Crucis , con la Cofradía de la Soledad, hasta llegar al Viernes Santo, el día grande de nuestras procesiones. Es el único día del calendario litúrgico donde no se celebra la eucaristía. Por la mañana las Camareras del Cristo yacente lo repasan en su capilla de todo el año, y a las 10 de la mañana, sus costaleros los trasladanal museo de la Semana Santa
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para la procesión de la noche de Viernes Santo. Todas las cofradías preparan sus vestas y sus círios para procesionar puntualmente cada uno con su cofradía. Inicia la marcha la Verónica. Recordada por su gesto compasivo hacia Jesús en su Camino al Calvario. Verónica se arrodilló delante de Jesús, y con un paño límpió su rostro, ese rostro que atrae sin remedio a quien lo mira. Acaompañada por la Virgen de la Paz Tu oración llega hasta el Cielo, busca la Paz en tu alma, que te sirva de consuelo. Continúa nuestro Padre JESÚS NAZARENO. Eres tu Padre Jesús, eres el Rey de los Cielos, eres Jesús Nazareno, que lleva a hombros su Cruz. Porque Cristo expiró, su cuerpo ya no siente, tú sigues con tu dolor, es CRISTO EN SU BUENA MUERTE. Conducida majestuosamente por sus dos capataces avanzas tu, PIEDAD. Si en tus brazos en Belén, lo meciste al nacer, a tus brazos vuelve muerto, lo entrega Jerusalén La mujer que lo llevó en su vientre. La que guió sus primeros pasos. La que le siguió en su calvario y estuvo hasta su muerte al pie de la cruz. La que lo tuvo en su brazos muerto. Aparece nuestra VIRGEN DE LOS DOLORES de la cual soy camarera mayor, paso que presido. La imagen va ataviada con su traje negro, expresando así su camino al encuentro de su hijo muerto que lleva al sepulcro. Qué dolor debió sentir, aquella Virgen María. El dolor bajo palio, con la mirada al cielo, El dolor de una madre que su hijo, llevan preso y no puede abrazarle. El dolor de su trono, con los varales de plata, dolor de su manto, esmero de camareras, dolor de su paso, cargado por costaleras, corazón, almas y brazo. Y en la noche de viernes Santo La campana del capataz para detener o levantar el paso, su sonido te llega al alma. ¿Por qué, impone tanto la figura de Cristo yacente?
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Tal vez porque ahí nos encontramos con nuestra propia realidad, porque lo sentimos más humano que nunca. SANTO ENTIERRO Aurora vela la muerte, vela la muerte en Jesús, en ese Jesús yacente, sin vida, sin alma, sin luz. Cristo, tu que fuiste preso, flagelado, nazareno, y ahora yacente estás, Cristo Yacente en su urna de cristal, los costaleros portadores, todos de luto, te llevan al sepulcro. Cierra el cortejo procesional la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, con su rostro doliente y lloroso. Turno de vela, vela su muerte, Soledad de una madre. Todos admiramos con un amor inmensurable la bajada de la procesión por la calle de los Jaboneros, desfilando un trono tras otro con sus costaleros y elegantes mantillas, es un espectáculo que invita a la reflexión y al fervor más sincero y auténtico. El sol sale radiante, llega Domingo de Resurrección. Nuestra Virgen de la Salud, al encuentro con su hijo resucitado. Es en ese encuentro donde desaparece el triste luto por la muerte de su hijo, sale a pregonar al mundo que es madre de Jesús, que no estén apenados, que él vive con nosotros porque ha resucitado. Con flores, música y alegría despedimos la semana Santa. Amigos, igual que Jesús buscó a sus apóstoles, vamos a buscarnos con paz para recordar que su pasión fue para el bien de todos, que esta Semana Santa sea la definitiva para estar todos unidos como hermanos, que es lo que Dios quiere de todos nosotros. Ojalá que toda esta solemnidad externa repercuta beneficiosamente en el compromiso temporal de nuestra existencia real, de tal manera que nuestra vida personal, familiar y social sea manifestación clara y convincente de que el Evangelio de Jesús es norma de nuestra existencia, ciertamente que tendremos fallos, caídas y flaquezas, que reconocemos con humildad, pero sin
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que falte a la vez el esfuerzo por levantarnos e intentar reanudar el camino por el que nos señaló Jesús cuando dijo “yo soy el Camino, la verdad y la vida” Acomodando nuestra vida a ese sendero, seremos en verdad luz del mundo y sal de la tierra. Como nos mandó Jesús cuya vida, muerte y resurrección hemos conmemorado con nuestras procesiones. Y permitidme algo que no puedo resistirme a expresaros, contando con vuestro afecto: quiero ofrecer públicamente un recuerdo para una persona que hemos perdido hace poco, MI PADRE, el que cuando con ojos lagrimosos, aunque rebosantes de alegría, cuando me veía entrar en casa, ataviada con la mantilla, me decía, más con el corazón que con la boca “estás la más guapa de todas” Bien sé, y sabéis que hablaba con pasión de padre, mi fe cristiana me da la convicción de que no ha escuchado mi pregón aquí, entre nosotros, pero sí lo ha hecho y con más atención y tranquilidad, desde el lugar que en el cielo ocupa cerca de Dios. Agradezco vuestra presencia para escucharme, a la vez que espero que podáis perdonadme cualquier error u omisión que haya podido cometer. Bien por mi escasa formación cultural, o bien por la emoción que me ha embargado durante todo esto que conlleva ser pregonera. Por todo ello queridos amigos y convecinos, muchas gracias.