Al otro lado del muro
AL OTRO LADO DEL MURO PERSONAJES: CAROLIN DEL PRESENTE: Es una anciana, lleva gafas redondas y el pelo blanco recogido por un moño. HANNA: Es una niña de unos doce años, responsable, pero algo inquieta. LEO: Es un niño de unos diez años, muy tranquilo y sentimental. CAROLIN DEL PASADO: Joven responsable y trabajadora. Siente una gran pasión a la costura la cual le viene de su madre. CLAUS: Padre de Carolin. Un hombre sereno y pacífico. Estuvo de recluso en la Segunda Guerra Mundial. ELMA: Madre de Carolin. Es una mujer nerviosa, pero muy alegre. Su voz es muy dulce y suave, a veces no llega a entenderse lo que dice. JOHAN: Es un joven alto y apuesto. Tiene un gran corazón y es muy humilde. Es muy inteligente KATHERIN: Es la madre de Johan. Al comienzo de la historia tiene alrededor de unos cuarenta años. Es muy sencilla y amable. Es la dueña de una tienda de costura. BRIGITTE: Es la hija de Carolin. Es inteligente y le encantan la lectura y la poesía. ACTO I (La escena se desarrolla en un salón. Una anciana teje una larga bufanda recostada sobre una mecedora. Sus nietos descansan tumbados sobre un sofá mirando la televisión). ANCIANA: (Mira hacia la ventana con rostro extrañado y luego observa a sus nietos) ¡Cómo llueve y que frío debe de hacer fuera! (Se oye un fuerte relámpago y Leo se abraza al sofá asustado.) LEO: ¡Qué miedo, abu! La que está cayendo. HANNA: No seas gallina, Leo. Solo es una tormenta de nada. (Vuelve a sonar un estruendo, pero esta vez aún más fuerte).
Al otro lado del muro
HANNA: (Asustada) ¡¡Aaahh! (Leo y su abuela se ríen al oír gritar a Hanna) LEO: (Con tono burlón y señalando a su hermana) Ahora, ¿quién es un gallina? HANNA: (Hanna se cruza de brazos y frunce el ceño enfadada) Pero… eso no es ser gallina. Solo he gritado porque me he hecho daño en el brazo. LEO: (Irónico) Claro, claro… (Siguen discutiendo, pero no se entiende muy bien lo que dicen) ANCIANA: Venga Hanna, Leo dejad de discutir hijos míos. No merece la pena, a mí también me da miedo la tormenta y no pasa nada. Aunque es cierto que no veo una tan fuerte desde… (Un estruendo tremendo interrumpe a la mujer y todas las luces se apagan de golpe al igual que el televisor). LEO: No veo nada. HANNA: (Algo enfadada)¡Jolines, estaba viendo los dibujos! ANCIANA: No os preocupéis, es solo un pequeño apagón. Podemos hacer otra cosa que no sea ver la tele. HANNA: Sí, claro. No hay luz, ni tele y fuera está lloviendo a cántaros. (Sarcásticamente) ¡Qué divertido! LEO: Pues la verdad es que pinta chunga la cosa. ANCIANA: Bueno pensemos a ver qué se nos ocurre. Mientras encenderé una linterna para que veamos algo. (La anciana se levanta, abre un cajón y saca una linterna. La enciende y alumbra a los niños. Leo cierra los ojos bruscamente al ver la luz). HANNA: (Se levanta de golpe y llena de euforia) ¡Ya lo tengo! ¡Ya sé lo que podemos hacer! LEO: (Le tira de la manga a su hermana insistente) ¿El qué, el qué? Dilo ya, porfa.
Al otro lado del muro
ANCIANA: Venga, Hanna, cuéntanos lo que se te ha ocurrido, cariño. HANNA: ¿No lo sabes Leo? ¿No recuerdas lo que hacíamos de pequeños cuando nos quedamos en casa de la abuela? LEO: Aaaamm ya lo sé. HANNA Y LEO: Abu, ¿cuéntanos una historia? (La anciana coge un libro antiguo y sopla el polvo que hay sobre la tapa. Se aclara la voz mientras los niños se acomodan sobre el suelo frente a su abuela.) ACTO II (Se apagan las luces mientras se cambia el decorado) ANCIANA: “ Por aquel entonces vivía en una casa situada en Friedrichstrase, en la zona oeste de Berlín Nuestra casa no tenía más que dos pequeños pisos. Allí estábamos mis padres y yo, éramos muy felices juntos…” (Se ve un salón antiguo. ELMA cose un tapete sentada en una silla, CLAUS lee el periódico del domingo y CAROLIN recitaba un poema de un libro, colocada de pie enfrente de sus padres.) CAROLIN: “Volverán las oscuras golondrinas En tu balcón sus nidos a colgar, Y otra vez con el ala a tus cristales, Jugando, llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenaban Tu hermosura y mi dicha a contemplar, Aquellas que aprendieron nuestros nombres… Esas… ¡no volverán!” (CAROLIN Cierra el libro y lo deja sobre la mesa sonriendo, sus padres aplauden suavemente) CAROLIN: Madre, voy a ir a la panadería a por el pan. ¿Necesitas que compre algo más?
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ELMA: No, hija mía. Según como están ahora las cosas nos tenemos que conformar con una barra de pan y lo que nos traiga tu padre. CLAUS: Cada vez llega menos dinero a casa y somos tres bocas a las que alimentar. En la guerra comíamos escasamente y hubo gente que el hambre hizo que… Bueno no quiero acordarme de eso ahora. La cuestión es que aunque tengamos menos dinero somos felices estando juntos. CAROLIN: (Se muerde las uñas preocupada) Bueno yo ya voy a comprar. (Coge la cesta y el monedero y sale del salón sofocada). CLAUS: Carolin espera, a qué vienen esas prisas. ELMA: Algo trama esta hija nuestra, Claus, hazme caso que la conozco mejor que ella misma, CLAUS: No exageres Elma, no será para tanto. Carolin crece y ya no es tan niña. Pronto buscará un trabajo y se irá de casa. ELMA: Ni lo menciones, la niña no se mueve de esta casa.
ACTO III (Se apagan las luces mientras suena una canción relajada) (Se encienden las luces y aparece CAROLIN sentada en su cama en camisón) CAROLIN: (Se quita el peinado y se arregla el pelo con la mano) ¿Cómo van a reaccionar? (preocupada) Padre, padre no lo sé, pero madre, ahí madre. (Coge el rosario sofocada) Padre nuestro que está en el cielo santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad tanto en la tierra como en el cielo danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden y líbranos del mal amén. (Reza) En el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo amén. (Se mete en la cama y apaga la luz).
ACTO IV (Se apagan las luces y aparecen CAROLIN y ELMA cosiendo) ELMA: Cariño, tenemos que acabar la bufanda.
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CAROLIN: Sí madre, pero...tengo que decirte algo. ELMA: Dime hija mía, sabes que me lo puedes contar todo. CAROLIN: (Mira hacia el suelo preocupada) Anoche estuve pensando... ELMA: Si CAROLIN: Pues...que quizás ya iba siendo hora de... ELMA: (Persistente) ¿De qué? CAROLIN: De buscar un trabajo e independizarme. ELMA: (Disimulando el enfado e intentando parecer cariñosa) No, cariño. Aquí no molestas a nadie, más bien al revés. No te preocupes todavía de eso. CAROLIN: Perdona, madre, pero tengo casi veinte años y voy a buscar un trabajo como costurera. ELMA: (Muy enfadada y soltando la bufando bruscamente) No, a verhy aquí la que perdona eres tú y de aquí no te vas a mover porque lo digo yo y me dejarías muy sola. (Aparece CLAUS abrumado por el jaleo) CLAUS: ¿Pero que es este escándalo? ELMA: Que dice la niña que se va de casa. CLAUS: Cálmate, Elma. (A CAROLIN) Carolin ¿puedes irte un momento? Ahora aclaramos este asunto. (CAROLIN se va) ELMA: Aquí no hay nada que aclarar. CLAUS: Relájate, comprende que si no se va ahora tarde o temprano acabará lléndose. Es jóven y madura, está preparada. ELMA: (Rompe a llorar) ¿Cómo va a irse? Me rompería el corazón. Yo quiero lo mejor para ella, pero no quiero que se vaya. Entiéndeme, Claus. CLAUS: A llegado el momento. Si tanto la quieres déjala libre y que haga su propia vida y que cuando dejemos este mundo tenga una familia como la tuvimos ambos cuando poco a poco nos han ido dejando nuestros seres queridos. Es eso lo que quieres, que sea feliz ¿verdad?
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ELMA: (Asiente y abraza a CLAUS) Eso es lo que quiero. (Se seca las lágrimas con el brazo) Ven, Carolin. (CAROLIN vuelve a la escena). CAROLIN: Padre, madre. CLAUS: Cariño hemos decidido que lo mejor para ti es que te independices. CAROLIN: (Emocionada) Muchas gracias. (Abraza a sus padres). ACTO V (Se apaga la luz mientras se cambia el decorado) (Aparece CAROLIN caminando por la calle y mirando hacia los lados. Se oye un relámpago y mira hacia arriba y llueve fuertemente). CAROLIN: (Corre). ¡Vaya, que oportuno! (Aparece JOAN y le coloca un paraguas encima suya, CAROLIN se cae al suelo y JOAN se acerca). JOAN: (Le tiende la mano y se miran fijamente a los ojos. Breve pausa) ¿Estás bien? CAROLIN: (Ruborizada) Si si... Muchas gracias, no hace falta que me acompañe si... solo andaba buscado trabajo. JOAN: No seas tonta, acompáñame aquí no te mojaras. CAROLIN: (tartamudeando) No no, si si yo ya ya me iba. JOAN: Hasta que se calme la tempestad. (Se van y entran a una especie de tienda)
ACTO VI (Se apagan las luces mientras que suena una canción tranquila y se cambia el decorado) (Se encienden las luces y aparece en la mercería una mujer vestida de negro)
Al otro lado del muro
KATHERIN: Buenas tardes, Joan. ¿De dónde vienes con la que está cayendo ahí fuera? JOAN: Caminaba por Tiergarten cuando vi que el cielo se oscurecía. Por suerte llevaba un paraguas con el que refugiarme y encontré a... (Exaltado) ¿dónde está? KATHERIN: ¿Qué dices? ¿De quién me hablas? Si aquí solo estamos tu y... (Entra CAROLIN tímida) KATHERIN: Buenos días señorita, ¿desea comprar algo? JOAN: No, no. Ella no es una clienta. Solo la acompañaba para que no se mojase. KATHERIN: ¿Y cómo va una joven tan apuesta, con este tiempo por la calle? CAROLIN: Iba en busca de trabajo, de pronto llovió fuertemente y el destino me trajo aquí. KATHERIN: Por cierto, ¿podría decirme su nombre? CAROLIN: Pues verás, me llamo Carolin y justamente querría ganarme la vida como costurera. JOAN: ¿Tienes un puesto de trabajo para esta chica? KATHERIN: No lo sé, debería de ser muy hábil y conocer técnicas de costura. Si es así este puesto es tuyo. CAROLIN: (Rebusca en una bolsa que lleva en el brazo y saca un jersey de lana) No sé si esto bastará para que pueda conseguir este puesto. (Le entrega el jersey a KATHERIN) Es lo mejor que sé hacer. KATHERIN: (Perpleja) ¡Menuda maravilla! Mira que punto más complejo y que suave resulta al tacto. Qué color y qué forma. Esto es una obra de arte. ¿Cuándo empiezas a trabajar? CAROLIN: (Eufórica) Muchas gracias, señora. Este es mi trabajo soñado. En serio, gracias. KATHERIN: No hay de qué. Más bien debería agradecértelo yo a ti. CAROLIN: ¿Saben dónde podría alojarme por aquí cerca? Necesito un lugar asequible, en mi familia somos muy humildes.
Al otro lado del muro
JOAN: Justo encima de la mercería vivimos mi madre y yo. Tenemos una habitación que no utilizamos y (a KATHERIN) si no te parece mal... KATHERIN: No, no. ¿qué me va a parecer mal? Por cierto, Carolin , aún no me he presentado. Mi nombre es Katherin. JOAN: Yo me llamo Joan, encantado de concerte. CAROLIN: Un placer, querría agradecerles su hospitalidad una vez más. KATHERIN: No hace falta que nos hables de usted, aunque agradezco tus buenos modales. JOAN: Ya ha cesado la lluvia, pero puedes quedarte el tiempo que quieras. CAROLIN: No, ya es tarde. Me voy antes de que se enfurezca el cielo de nuevo. Hasta mañana. (Sale Carolin y se oye un portazo). KATHERIN:Que joven más educada. Estoy segura de que trabajará de forma muy eficiente y alegrará este local, que tras la muerte de tu difunto padre, no ha vuelto a ser lo que ha sido. (Se seca los ojos llorosos con la manga. Breve pausa) Bueno, me voy que ya es hora de cerrar. (Se va) JOAN: (Se deja caer en una silla y suspira) Es encantadora. (Suspira de nuevo) Y pensar que la voy a ver todos los días. KATHERIN: (A lo lejos) ¿Decías algo hijo mío? JOAN: (Mintiendo) No, no. No es nada. Hablaba solo. (Suspira).
ACTO VII (Aparece CAROLIN en su habitación con las luces apagadas, se oye ruidos de construcciones y CAROLIN se asoma a la ventana para intentar ver lo que sucede) CAROLIN: ¿Qué son esos ruidos a estas horas de la noche? KATHERIN: (De lejos)¿Qué sucede? ¿Y esos ruidos? JOAN: Descansa Carolin, mañana será un día muy duro de trabajo.
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CAROLIN: Perdonad por despertaros, estos sonidos me ponen muy inquieta. KATHERIN
: Nada, a mi también me quitaron el sueño.
ACTO VIII (En la mercería están JOAN y KATHERIN preocupados) KATHERIN: ¿Cómo se lo decimos? Quedará destrozada... JOAN: Ella aquí y el resto de su familia al otro lado. (Se oye la puerta abrirse y entra CAROLIN) CAROLIN: Buenas, ¿ a qué vienen esas caras tan tristes? ¿qué ha pasado? KATHERIN: A ver, ¿cómo te decimos esto? JOAN: (Llorando) Todo ha sido tan rápido...el muro. CAROLIN:(preocupada) ¿Qué muro? ¿De qué hablas? KATHERIN: (Coge un periódico y se lo da a CAROLIN) Toma cariño. CAROLIN: (Lee el periódico y lo lanza al suelo llorando. Sale de la mercería) ACTO IX (Se ve el muro de Berlín, a un lado está CAROLIN y al otro ELMA y CLAUS) CAROLIN: ¿Por qué me iría? No puede ser... (Se tira al suelo sin fuerzas y sin parar de llorar) ELMA:(Tirada en el suelo llorando) ¿Por qué es la vida tan dura con nosotros? CLAUS: Nuestra niña al otro lado del muro. ¿Quién sabe cuándo la volveremos a ver? Si es que es así... ELMA: ¿Qué nos deparará el futuro ahora?
Al otro lado del muro
CLAUS:Tan inoportuno, que el alma me destroza. Un simple trozo de piedra que nos rompe el corazón. (Empieza a recitar un poema)
ACTO X (Mientras que la ANCIANA lee el diario se va representando). ANCIANA: Con los años fui volviéndome más feliz, aunque cada vez que veía el muro mi corazón se encogía. Poco a poco Johan y yo nos dimos cuenta de que estábamos hechos el uno para el otro y a los cinco años nos casamos. Tuvimos una hija maravillosa a la que llamamos Brigitte. Ella creció feliz y era muy inteligente. Cuando era pequeña adoraba que le contáramos cuentos. Mi marido y yo seguimos trabajando junto a su madre en la tienda de costura, adorábamos nuestro trabajo. Aunque siempre tenía la incertidumbre de si volvería a ver a mis padres o de si seguirían en este mundo. ACTO XI (Aparece un salón en el que están CAROLIN, JOAN y BRIGITTE). BRIGITTE: Mamá, papá porque mi amiga Angela tiene cuatro abuelos y yo nada más que tengo una. Yo quiero tener más. JOAN: Cariño, mi papá se fue al cielo. (Se le saltan las lágrimas) BRIGITTE: ¿Y los demás? (A CAROLIN) ¿Dónde están tus padres? CAROLIN: Verás, creo que ya eres lo suficientemente mayor para comprenderlo. BRIGITTE: ¿De qué hablas? No lo entiendo. ¿Me lo puedes explicar? CAROLIN: ¿Recuerdas el muro que vimos hace tiempo y me preguntaste que era? BRIGITTE: Claro, me prohibiste que me acercara. Pero, no acabo de entender muy bien que tiene que ver esto con que no conozca a mis abuelos. JOAN: Hija mía, seguro que has oído hablar de la 2ª Guerra Mundial en la que los alemanes lucharon contra otros países.
Al otro lado del muro
BRIGITTE: Sí, nos lo contó nuestra maestra y también nos dijo que perdimos y destruyeron Berlín por completo. JOAN: Pues años más tarde, un día sin avisar construyeron la enorme barrera que nos separa de la zona oeste de nuestra ciudad. BRIGITTE: ¿No querréis decir que...? CAROLIN: (Seria) Exacto, tras el muro se encuentran tus abuelos, es decir, mis padres. BRIGITTE: ¿Y no podemos visitarlos? Mañana es domingo y no tengo que ir al colegio. Podemos ir los tres juntos y así me los presentas que tengo muchísimas cosas que contarles. La abuela también puede venirse con nosotros. CAROLIN: No es tan fácil como parece. JOAN: Mientras que ese muro siga allí no podremos verlos. BRIGITTE: ¿Y cuándo dices que lo van a derribar? CAROLIN: No lo sé, cariño. No lo sé. (Abraza a BRIGITTE triste).
ACTO XII (Aparecen en la mercería KATHERIN y BRIGITTE) BRIGITTE: Adiós abu, me voy ya (Camina y para exaltada) ¿Y el muro? ¿Dónde está el muro? ¡Abuela, que no hay muro! KATHERIN: ¿Qué dices,cómo va a ser eso posible? BRIGITTE: ¡Qué sí que sí hazme caso! Asómate y verás. KATHERIN: (Sale de la mercería y se sorprende) ¿Cómo? CAROLIN: ¿Qué es este jaleo? KATHERIN: ¡Ven Carolin! BRIGITTE: Mamá mira esto. (CAROLIN le entrega lo que tiene en las manos a KATHERIN y sale corriendo)
ACTO XIII
Al otro lado del muro
(CAROLIN va corriendo por la calle y se detiene al ver a una mujer) CAROLIN: Perdone, ¿sigue viviendo aquí Elma? ELMA: (Anonadada) ¿Carolin? (Llora) CAROLIN: ¿Madre? ¿Eres tú? (Se abrazan mutuamente) ELMA: Creí que el tiempo curaba las heridas, pero esta herida sigue abierta desde que te fuiste. CAROLIN: No he dejado de pensar en ti y en padre. (Mira a ELMA de arriba a abajo y se entristece al verla vestida de luto) No... ELMA: Dejó una carta para ti cuando enfermó. (Se la da) CLAUS: “Querida hija: Si estás leyendo esto es porque ya no estoy con vosotros y porque han derribado el muro que durante años nos ha mantenido separados. Espero que estos años en los que has estado sola te hayan hecho más fuerte y que ahora seas aún mejor persona de lo que eras antes. Te quiero.”
ACTO XIV (Aparece el salón del presente. La ANCIANA deja el libro mientras LEO y HANNA lloran) HANNA: ¡Qué historia tan conmovedora! LEO: Me he emocionado (quitándose las lágrimas de los ojos) Que bonita historia, abu. HANNA: ¿Eso ocurrió de verdad? ANCIANA: Por desgracia es así, aunque esto permitió que ahora ambos estéis aquí. LEO: Abuela, ¿tu eres Carolin? ANCIANA: (Asiente) Sí, y Brigitte es vuestra madre. Por cierto, estará al venir. (Entra BRIGITTE) BRIGITTE: Hola, hijos míos. ¿Qué tal?
Al otro lado del muro
LEO Y HANNA: ¡Mami! (La abrazan) BRIGITTE: Cómo ha llovido. Seguro que se han aburrido (a la ANCIANA) ¿verdad? ANCIANA: No, han estado muy callados y atentos a la historia. LEO: Sí, mami. Nos ha contado la historia de su vida. HANNA: Ha sido la mejor historia que he oído. ANCIANA: Otro día os leeré el diario de mi madre, Elma. LEO Y HANNA: Sí, sí. ANCIANA: Será un placer para mí. (Se van BRIGITTE, LEO y HANNA). ANCIANA: ¡Qué vida la mía! (Cierra el libro y se apagan las luces)
FIN de “Al otro lado del muro”