Difusión de ánforas tipo “Tiñosa” en Algarve (Portugal) y la comercialización de productos agrícolas

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II Encontro de Arqueologia do Algarve (Silves, Portugal 2004)


Difusión de ánforas tipo “Tiñosa” en Algarve (Portugal) y la comercialización de productos agrícolas púnico-turdetanos entre los siglos V y III a.C. Pedro A. Carretero Poblete1 Resumen: Con el avance de las investigaciones arqueológicas, tanto en territorio español como portugués, se empieza a observar la interconexión comercial existente en época púnica entre los asentamientos de los cursos medios y bajos de los ríos Guadiana y Guadalquivir, englobando las regiones de Cádiz, Huelva y Algarve. Pretendemos mostrar cómo los productos agrícolas obtenidos en la Campiña Gaditana eran exportados al área de Huelva y Algarve donde tenían gran demanda. Abstract: The business interconnection that exists in the Punic period between the settlements of the low and middle courses of the Guadiana and Guadalquivir rivers begins to be observed with the advance of the archaeological researches, as in Spanish territory as in Portuguese one, and it includes the Cádiz, Huelva and Campiña Gaditana regions. We try to show how the farming products which are obtained in the Campiña Gaditana were exported to the Huelva and Algarve areas, where they were in great demand.

1. Introducción Entre los siglos V y III a.C. se aprecia como en el sur peninsular aparecen una serie de nuevos recipientes anfóricos, conocidos popularmente como ánforas tipo Tiñosa (T-8.1.1.2., Ramón 1995: 222) y Carmona (T-8.2.1.1., Ramón 1995: 225-226) (fig. 2). Se trata de dos formas creadas ex novo a finales del siglo V a.C., suponemos, por los análisis que hemos efectuado, que para envasar una serie de productos agrícolas que es ahora cuando se van a explotar de forma intensiva en la Campiña Gaditana. Nos vamos a centrar en este estudio en las ánforas que mejor conocemos por el momento, las denominadas tipo “Tiñosa”, que como veremos conocieron una gran difusión por todo el sur de la Península y el norte de Marruecos (fig. 1).

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Departamento de Historia Antigua. Universidad Complutense de Madrid. Avda. Profesor Aranguren S/N, 28040 Madrid. p.carre@vodafone.es


2. Evolución historiográfica de las ánforas tipo “Tiñosa” Su procedencia se ha discutido mucho hasta el momento, debido sobre todo a que no han aparecido nunca asociadas a hornos o con fallos de cocción y que al menos desde 1995 han sido asimiladas por J. Ramón al grupo ebusitano, ya que para él derivarían de la forma púnico-ebusitana T-8.1.1.1. (Ramón 1995: 222). Nosotros pensamos que en todo caso se trata de dos formas (tanto la ebusitana como la gaditana) que aparecen a finales del siglo V a.C. de forma novedosa en dos áreas diferenciadas pero con presencia púnica suficiente como para que estos dos tipos, de características parecidas, se fabriquen de forma coetánea, con el fin del envasado de las producciones agrícolas que se están obteniendo tanto en la isla de Ibiza como en la Campiña Gaditana. Existen muchas dificultades, cuando los fragmentos son muy pequeños, para distinguir las producciones de Tiñosa de las coetáneas ánforas Maña-Pascual A-4 (sobre todo la serie T-11., Ramón 1995: 233-237), por lo que en algunos casos se han identificado ánforas A4 como del tipo Tiñosa y en otras es dudosa su adscripción al tipo. De las piezas que hemos analizado en territorio Peninsular y Marruecos, un total de 211 ejemplares, y siguiendo como modelo las únicas que han aparecido completas en el asentamiento de Cerro Naranja (Jerez de la Frontera, Cádiz) y depositadas en el Museo Arqueológico de Jerez, podemos describirlas como envases de labios rectos, con el borde engrosado al interior, presentan en su mayoría una muy ligera acanaladura de 1 cm. al exterior y próxima al borde, lo mismo que sucede en la parte alta de éste. No tienen, por tanto, cuello y la pared de las piezas es bitroncocónica con ligeras acanaladuras horizontales tanto por el interior como por el exterior. Las asas suelen ser de sección elíptica, con forma de orejeta y perfil de algo más de medio círculo. Las medidas varían en torno a los 110-120 cm. de altura, un diámetro máximo que se alcanza en la panza de unos 30 cm. y un diámetro en la boca que varía según la zona de producción y las hornadas entre los 12 y los 15 cm. Interesante es el estudio de las pastas que hemos realizado junto con la Profesora Rosario García, de la Universidad Autónoma de Madrid, que indica unas pastas alisadas al exterior y con engobe blanquecino amarillento (fig. 3), con la función de proteger el contenido de las inclemencias externas y de la porosidad de la arcilla, más teniendo en cuenta que al interior ninguna lleva revestimiento alguno para no estropear la carga. La


cocción es reductora-oxidante, que suele crear al exterior una serie de tonos anaranjados y al interior del gris al marrón, con núcleos que suelen ser grisáceos. Los desgrasantes empleados son granos de cuarzo redondeados, nódulos de calcita, feldespato, minúsculos cristales también de cuarzo que pueden confundirse con mica y en algunos ejemplares se documentan restos de ceniza y cerámica molida. Por la aparición de ilita y esmectita todo indica que las piezas no se debieron de cocer a una temperatura superior a los 850-900 ºC (Carretero e.p.). Los primeros ejemplares de ánfora Tiñosa se documentaron en las excavaciones de Esteve Guerrero en Mesas de Asta (Esteve 1945), que las definió como ánforas púnicas o de origen púnico (fig. 4). Un impulso a su difusión vino con la intervención en el asentamiento de Cabezo de la Tiñosa (Lepe, Huelva), donde fue el recipiente anfórico más numeroso documentado y se estableció como un ánfora que transportaría salazones por el entorno del asentamiento (Belén y Fernández-Miranda 1978: 197-287). Pero el nombre de ánforas tipo Tiñosa aparece por primera vez en la clasificación hecha por A. Rodero de las ánforas andaluzas, aunque en el momento de su estudio ya iban apareciendo con mayor asiduidad estas ánforas en las intervenciones del sur peninsular (Rodero 1991: 275-298). En los últimos años y siguiendo otra serie de clasificaciones hechas, han recibido otros nombres como tipo Pellicer E-1, dado por M. Pellicer (Pellicer 1978: 365-400) en su estudio de ánforas aparecidas en el Cerro Macareno (Sevilla); o Florido IX, dado por Mª C. Florido al realizar una nueva clasificación tipológica de las ánforas prerromanas del sur peninsular (Florido 1984: 419-416). El más completo y moderno estudio de ánforas fenicio-púnicas hecho hasta el momento es el de J. Ramón (Ramón 1995), donde realiza una nueva tipología mucho más útil al dividir las formas en series y éstas en tipos, y donde el tipo Tiñosa va a recibir el nombre de T-8.1.1.2.

2. La comercialización de las ánforas Tiñosa en Algarve (Portugal) Por nuestra parte, el estudio detallado de las ánforas Tiñosa, nos ha permitido seguir la actividad productiva desarrollada desde finales del siglo V a.C. en la Campiña Gaditana, al tiempo de mostrar las rutas comerciales empleadas en esta época por los


comerciantes gaditanos, ya fuera por medio del control propio o a través de la intervención cartaginesa. Su distribución a lo largo de las costas andaluzas, portuguesas y marroquíes (fig. 1) nos señala la importancia que debieron de adquirir en época púnica en los mercados locales (su consumo en las cercanas necrópolis gaditanas), los regionales (consumo en el área sevillana, gaditana y onubense) y a más larga distancia (como señala la aparición numerosa de estos ejemplares en Algarve (fig. 5) y asentamientos marroquíes).

2.1. Las ánforas “Tiñosa” del asentamiento de Castro Marim en la desembocadura del Guadiana El asentamiento de esta zona portuguesa que por el momento más ejemplares ha proporcionado de este tipo anfórico es el de Castro Marim, que aparece o como un gran centro de consumo o como un centro redistribuidor de los productos gaditanos a otras zonas del interior algarvino. Se localiza estratégicamente en la desembocadura del río Guadiana, una zona muy propicia como embarcadero, para recibir mercancías y por supuesto para comercializar con los pueblos del interior a través de la vía fluvial. Es una zona en contacto directo con las áreas gaditana y onubense, por lo que la cultura material documentada es similar en ambas zonas. Su vocación comercial se desprende, además de por las numerosas ánforas importadas, por la cantidad abundante de cerámica ática (Arruda 1997). Aunque todo indica por el momento que se trataba de un puerto de comercio, con amplios muros defensivos por su situación estratégica, tampoco descartamos que al menos la zona donde mayoritariamente aparecieron depositadas las ánforas tipo Tiñosa responda a un lugar de culto dentro del hábitat. No vamos a hacer una descripción de las numerosas campañas de excavación efectuadas en este importante asentamiento, ya que aparecen muy bien descritas en los diferentes estudios publicados por A. M. Arruda (Arruda 2000). Que se trata de un gran centro receptor de productos gaditanos se aprecia en las numerosas ánforas documentadas hasta el momento: son coetáneas a las aquí estudiadas numerosas ánforas Mañá-Pascual A4 (T-11.2. y T-12.1.1.1.); ánforas turdetanas del bajo Guadalquivir tipo Pellicer D3 y D4; ánforas tipo Carmona (T-8.2.1.1.), etc. Pero el grupo más importante de ánforas recuperado es precisamente las Tiñosa (fig. 7), documentando un total de 19


piezas bien identificadas que pudimos analizar gracias a la ayuda prestada en todo momento por la Prof. Arruda. Todas ellas fueron analizadas química y mineralógicamente (Carretero e.p.) junto con otra serie de las recuperadas en la Campiña y otras zonas peninsulares. El resultado fue que el conjunto de las piezas fueron fabricadas en algún punto de la Campiña de Jerez (Cádiz, España) y las características físicas de las piezas se corresponden con las descritas anteriormente.

2.2. Ánforas “Tiñosa” en el Cerro da Rocha Branca (Silvesl). Al igual que Castro Marim, el Cerro da Rocha Branca se sitúa a orillas de un río, en este caso en la margen derecha del Arade, que debió de ser en época antigua una de las principales vías de comunicación a occidente del Guadiana. Se trata de una elevación que ya está ocupada en época fenicia, donde debía de formar una península rodeada por el río y que, como hemos indicado, servía como vía de acceso a las ricas tierras agrícolas y mineras del interior (Gomes 1990). Entre los años 1981 y 1985 se realizaron una serie de campañas de excavación donde se documentó una muralla defensiva con habitaciones adosadas formando una especie de torres (Gomes 1993). En el período de ocupación documentado entre los siglos IV y III a.C. los materiales se corresponden con los púnico-turdetanos de todo el valle del Guadiana y Guadalquivir, de forma que pertenece al mismo ambiente cultural que el resto de los asentamientos donde aparecen ánforas del tipo Tiñosa, que aunque aquí no son muy numerosas por el momento, con el avance de las investigaciones estamos seguros verán aumentado su número. Sí son abundantes las ánforas púnicoturdetanas de este período, además de cerámica ática, cerámica de barniz rojo gaditano o tipo Kuass y la típica cerámica turdetana con bandas ocre-rojizas (Gomes 1993: 93, 95 y 96). De este momento de ocupación púnico-turdetano existe al menos (que nosotros conozcamos) un ejemplar de ánfora tipo Tiñosa (fig. 8) y otro de Carmona (Gomes 1993: 95, fig. 15) asociadas a una estructura de planta cuadrada adosada a la muralla y asociadas a abundantes restos de combustión y fauna. Junto con las ánforas Tiñosa aparecen ánforas del tipo Pellicer D de posible fabricación gaditana, además de, como hemos señalado, un ánfora tipo Carmona que parece por la descripción fabricada en la


Campiña Gaditana, ya que presenta pasta anaranjada y núcleo grisáceo. De la pieza tipo Tiñosa no se describe su pasta pero sí que presenta un engobe blanquecino al exterior. Por los restos documentados en esta habitación no sabemos si fue un lugar de consumo o una zona de culto. El horizonte cultural se corresponde claramente con el típico púnico-turdetano de la baja Andalucía en los siglos V y III a.C. Todo parece indicar que nos encontramos ante un punto de intercambio comercial, redistribuidor de los productos recibidos o incluso del control del territorio para facilitar el comercio con los poblados del interior del Algarve.

2.3. Un depósito de ánforas en la desembocadura del río Arade. Tenemos conocimiento de lo que parece la documentación de un nuevo ejemplar del tipo Tiñosa (fig. 9) gracias a la publicación de una serie de materiales recuperados en el dragado de la desembocadura del río Arade (Dias et al. 2000) Se trata de un ejemplar depositado en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa y que aparece junto a un grupo recogido en varias operaciones de dragado del río, por lo que las piezas documentadas están descontextualizadas. Es posible que estemos ante el hundimiento de varios cargamentos dirigidos hacia el interior del Algarve, lo que estaría señalando esta vía como una importante ruta de comercio antiguo. Aunque los grupos más numerosos recuperados son los formados por ánforas romanas de diferentes épocas, también aparecen otros ejemplares más antiguos como Mañá C2 posiblemente de los tipos T-7.4.2.1. (Dias et al. 2000: 113, fig. 9, nº 69-71 y nº 76-78) y T-7.4.3.3. (Dias et al. 2000: 113, fig. 9, nº 72-74). La pieza más antigua documentada en el grupo es lo que parece un ánfora del tipo Tiñosa, con una cronología situada entre los siglos IV y III a.C., aunque con la problemática de que el resto de materiales con los que apareció no pertenecen al mismo momento. Las características de la pieza no varían, la boca presenta un diámetro de unos 15 cm. y la pasta aparece descrita como grisácea aunque puede ser producto de los efectos del agua sobre la cerámica (Dias et al. 2000: 102). Aunque no son muchos los ejemplares documentados más allá de Castro Marim, tenemos noticias de que están apareciendo en las últimas excavaciones numerosas ánforas del tipo Tiñosa en Rocha Branca, Faro y Tavira. De momento no podemos


pronunciarnos al respecto hasta que no aparezcan publicados o tengamos la posibilidad de ver los nuevos ejemplares documentados, pero es lógico que con el avance de las investigaciones y el esclarecimiento de este tipo anfórico cada vez se identifiquen con mayor facilidad en las intervenciones realizadas en el sur Peninsular.

3. Conclusiones Una vez analizados los elementos caracterizadores de las producciones de ánforas Tiñosa del sur peninsular, podemos decir que todas las conocidas hasta el momento fueron fabricadas en algún punto de la Campiña Gaditana, tal y como indicaron los análisis químico-mineralógicos (Carretero e.p.). Sobre el posible contenido que pudieron transportar, está claro que habiendo un grupo tan numeroso de ánforas de diferentes tipos entre los siglos V y III a.C., cada uno debió de transportar algún producto diferente, para ser fácilmente reconocidas en los mercados y puertos comerciales por su forma. Al no haberse fabricado estas piezas en los hornos de la misma época de la Bahía Gaditana, que muy posiblemente estaban realizando recipientes para el envasado de la numerosa producción de salazones, podemos asegurar que tanto las ánforas Tiñosa como las Carmona creadas en la Campiña debieron de contener la producción agrícola que, como parece, está recibiendo un empuje en estos momentos en toda la zona. Tanto los estudios de usos del suelo como los de los asentamientos de la Campiña Gaditana, han demostrado que desde finales del siglo V a.C. aparecen de forma novedosa una serie de nuevos asentamientos que hemos denominado villas agrícolas y que están respondiendo al modelo de pequeño poblado amurallado, de planta rectangular, cuyas dependencias giran en torno a un patio central y que cuenta con estancias para la vivienda, para el almacenamiento de las ánforas y varias piletas rectangulares con un recubrimiento hidraúlico que permitiría conservar el agua de lluvia o los líquidos obtenidos de la producción agrícola una vez manufacturada y a la espera de ser envasada. Por los paralelos documentados en las islas de Ibiza (Ramón 1984, fig. 3; Gómez-Bellard 1996; Gómez-Bellard 2000) y Malta (Bonanno 1977; Vidal 2003), donde aparecen estructuras de similares características, en las de la Campiña Gaditana solo nos falta por identificar las estructuras industriales que debieron servir para moler la aceituna o el pisado de la uva y obtener los líquidos de ambas. Unos líquidos que


serían envasados en las ánforas Tiñosa y Carmona, que al igual que este tipo de asentamientos, surgen de forma novedosa a finales del siglo V a.C. en la Campiña y que debieron de adquirir bastante fama debido a la amplitud de su dispersión por todo el Occidente, sobre todo en el ámbito del Estrecho, creando una serie de circuitos comerciales regionales en el que todo el Algarve estaba incluido, como demuestra la similitud de las producciones documentadas en esta zona Peninsular.

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Fig.1: Dispersión de las ánforas tipo Tiñosa: 1. Cerro Naranja (Jerez, Cádiz); 2. Poblado de San Cristóbal (Puerto de Sta. María, Cádiz); 3. Doña Blanca (Puerto de Sta. María, Cádiz); 4. Mesas de Asta (Jerez, Cádiz); 5. Regajo 2 (Jerez, Cádiz); 6. Rosario 2 (Jerez, Cádiz); 7. La Calerilla (Jerez, Cádiz); 8. Cerro del Berrueco (Medina Sidonia, Cádiz); 9. Guadalcacín (Jerez, Cádiz); 10. Esperilla (Espera, Cádiz); 11. Cerro de las Monjas (Trebujena, Cádiz); 12. Cuarteles de Varela (Cádiz); 13. Pza. de Asdrúbal (Cádiz); 14. C/ García de Sola (Cádiz); 15. Avda. Ciudad de Santander (Cádiz); 16. Sector III de Camposoto (San Fernando, Cádiz); 17. Centro Atlántida (San Fernando, Cádiz); 18. Cerro Macareno (Sevilla); 19. Pajar del Artillo (Santiponce, Sevilla); 20. Niebla (Huelva); 21. Cabezo de San pedro (Huelva); 22. Aljaraque (Huelva); 23. El Cerquillo (Huelva); 24. Cabezo de La Tiñosa (Lepe, Huelva); 25. Castro Marim (Algarve, Portugal); 26. Desembocadura del río Arade (Algarve, Portugal); 27. Cerro da Rocha Branca (Silves, Portugal); 28. Kuass (Arcilah, Marruecos); 29. Lixus (Larache, Marruecos); 30. Azib Slaoui (Marruecos); 31. El Majuelo (Almuñecar, Granada); 32. La Escuera (San Fulgencio, Alicante); 33. Cap Negret (Altea, Alicante).


Fig. 2: Ánforas de Cerro Naranja (Jerez, Cádiz): 1. Ánfora tipo Tiñosa; 2. Ánfora tipo Carmona (según González 1987).

Figura 3: Ánfora Tiñosa de Niebla (Huelva, España). Detalle de la pasta donde se aprecian los granos de cuarzo y el engobe al exterior.


Fig. 4: Ánfora tipo Tiñosa procedente de las excavaciones de Esteve Guerrero en Mesas de Asta (1943). Por su forma elíptica es posible que estemos ante el único ejemplar con defectos de cocción.

Fig. 5: Distribución de los asentamientos portugueses donde por el momento han sido documentadas ánforas del tipo Tiñosa.


Fig. 6. Láminas delgadas de ánforas tipo Tiñosa de Castro Marim (Algarve, Portugal).

Fig. 7. Ánforas tipo Tiñosa de Castro Marim (Algarve, Portugal).


Fig. 8. Ánforas tipo Carmona y Tiñosa de Cerro da Rocha Branca (Silves, Portugal. Según Gomes 1993: 95, fig. 15, nº 6).

Fig. 9: Ánfora tipo Tiñosa procedente de la desembocadura del río Arade (Portugal. Según Dias et al. 2000: 116, fig. 12, nº 112)


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