Amada Madre, Nuestra Señora de los Colores, pureza virginal sin par, que bañas nuestras almas con los colores divinos del Padre, de quien todo lo bueno procede, nos consagramos a tu Inmaculado Corazón, allí donde se funden los colores del Cielo en armonía perfecta, irradiando la más bella sinfonía cromática de luz. Bendita Madre Nuestra Señora de los Colores que vives prodigando tu amor, acariciando nuestros corazones con tu ternura infinita, te damos gracias por derramar a todos tus hijos, sin excluir a ninguno, los colores que necesitamos para transitar el camino que nos lleva a tu Hijo Jesús. Gracias porque nos das fuerzas en cada paso y nos llevas de la mano, regalándonos tu dulce fragancia exquisita junto a cada color que nos obsequias. Con el Verde de la esperanza y la salud, cuando estamos desalentados y enfermos. Con el Blanco de tu pureza cuando estamos sumergidos en bajezas mundanas. Con el Rosa de tu amor y dulzura cuando nos sentimos solos y creemos que nadie nos ama, con el Azul Celeste nos proteges bajo tu manto como sólo puede hacerlo la Madre Capitana de los Ejércitos de Dios, con fortaleza, justicia y fe, cuando el enemigo nos quiere dañar o arrebatar la paz.
Con el Rojo del poder de la Sangre de Cristo que heredo de ti, única esposa del Padre, para que podamos levantarnos cuando caemos, con la fuerza y la plenitud del Amarillo del nuevo Sol que haces nacer en cada corazón, con la alegría del Naranja con que pintas nuestras almas cuando nos sentimos tristes, con el Morado cuando nos arrepentimos de nuestras ofensas y clamamos misericordia y perdón, y con tu luz multicolor cuando oramos en comunidad de amor. Y tú, Reina del Cielo y de la Tierra, resplandeces en la Red Bienaventurada Luz de Dios, derramando a tu paso la más bella lluvia de rosas con los pigmentos del paraíso sobre nuestros pedidos y necesidades, bañando la tierra e impregnándola con la unión de todos los colores, que danzan en armonía, brillando y sonriendo, mientras pintas nuestras almas, familias y comunidades, países, continentes y el mundo entero. Amada Mamita, Reina de los Colores, te pedimos que pintes siempre en nuestras mentes y corazones los divinos colores celestiales con tu delicada mano de artista universal, y esta humanidad haga el cambio interno necesario para alcanzar la paz, la alegría y la justicia en todos los órdenes, amando al prójimo como a nosotros mismos, amando a la naturaleza, sintiéndola parte nuestra y conviviendo con ella en armonía. Amando a toda la vida en toda la divina creación, buscando la unidad de todos dentro del Corazón de Dios, recreando el nuevo Reino del amor y la misericordia donde todos unidos viviremos felices. Amén.
El Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana es fundado en Argentina por los Padres Adán Recofsky y Adolfo Ruhl en el año 1.966, en Lomas de Zamora e iniciando la primera Jornada de Vida Cristiana en Octubre de 1.967 en Rafael Calzada, los Padres trajeron el Movimiento cuya creación surge en México en 1.961 por los Hermanos Maristas, encabezados por el Hno. Arturo Chávez de la Mora para jóvenes que estudiaban en el Centro Universitario de México, y tomando elementos de los Ejercicios Ignacianos y los Cursillos de Cristiandad, sin llegar a ser ninguno de ellos, pues contenían su propia orientación y pedagogía, fruto de trabajos de adaptación a la psicología y problemática juvenil. El Movimiento nace de los Cursillos de Cristiandad iniciado por el laico Manuel Aparici Navarro, Presidente Nacional de Acción Católica en España, reconocido jurídicamente en la Iglesia Católica por el Decreto Pontifico para los laicos, el día 30 de Mayo del 2004, reconociendo el organismo mundial de los Cursillos de Cristiandad y aprobando el estatuto de dicho organismo. El laico Manuel Aparici propone al Papa Pio XI una peregrinación masiva al sepulcro del Apóstol Santiago, patrono de España, para elevar y promover el espíritu cristiano en la juventud. Un año más tarde el Papa Pio XI promulga la Encíclica “Mit Brennender Sorge”, que nace a raíz de la reunión con él. En 1940 Manuel Aparici prepara los Cursillos adelantados de peregrinos que inicia en la Diócesis de Mallorca, en el Monasterio de San Honorato en 1949, y en 1954 los Cursillos de Cristiandad llegan a la Península Ibérica en Toledo. Los Cursillistas desde 1949 tienen como símbolo del Movimiento una bandera de 7 colores del arco iris, y su saludo entre ellos es “De Colores “.
Nuestra Señora de los Colores es una Advocación Mariana, presentada por el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana en el Seminario de Paraná en Argentina, junto a la oración de la consagración a petición del obispo Monseñor Estanislao Esteban Karlic el 7 de Noviembre de 1.987, con el propósito de llevar el evangelio a imitación de la Virgen María.