PICOS EUROPA_Dossier

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PICOS DE EUROPA De la montaña al mar

I.E.S. “LUIS DE MORALES” Arroyo de la Luz CURSO 2010/2011


Itinerario: Día 20, miércoles: • Salida de Arroyo de la Luz • Comida en Fromista: Visitas a iglesia de San Martín y esclusas del Canal de Castilla. • Parada para visitar el bosque petrificado de Verdeña • Noche en el Albergue El Hayal de Cabañes-Potes (Cantabria) Día 21, jueves: • Visita al Centro de Interpretación de Picos de Europa • Salida hacia Fuente Dé y subida al Mirador del Cable • Estudio geomorfológico de los Picos de Europa • Ruta de descenso teleférico Mirador del Cable -Fuente Dé • Visita al monasterio de Sto. Toribio de Liébana • Paseo la localidad de Potes y tiempo libre • Noche en albergue El Hayal de Cabañes -Potes Día 22, viernes: • Salida hacia Posada de Valdeón (León) • Ruta del Cares: desde Posada de Valdeón hasta Poncebos (Asturias) Itinerario geológico-geográfico por una de las rutas más bellas de los Picos de Europa • Noche en albergue de Ribadesella Día 23, sábado: • Paseo por la playa de R ibadesella y visita a huellas de dinosaurios • Visita a la playa del Infiernu y a los bufaderos de Pría • Visita a Museo del Jurásico de Asturias • Comida y viaje de regreso a Arroyo de la Luz


FRÓMISTA Frómista, municipio español perteneciente a la provincia de Palencia, en Castilla y León. Está situado junto al canal de Castilla, en la comarca de Tierra de Campos, a 32 kms. al norte de la capital provincial. Posee agricultura cerealista, ganadería lanar e industria harinera, pero su importancia es histórica y artística. Es una escala del Camino de Santiago, y cuenta con una de las mejores muestras del románico español: la iglesia de San Martín, fundada en el siglo XI. Población (2001), 965 habitantes. La iglesia de San Martín de Frómista es uno de los ejemplos más antiguos de la arquitectura románica española; ya se estaba construyendo en 1066. En planta se organiza en tres naves divididas en cinco tramos rematadas por tres capillas. A sus pies se elevan dos pequeñas torres cilíndricas. El transepto no sobresale como corresponde a una planta de tipo salón. Exteriormente destaca su alto cimborrio octogonal, que se corresponde en el interior con una cúpula sobre trompas. La cabecera consta de tres ábsides semicirculares, orientados al este, el central más profundo y elevado que los laterales. En el exterior la decoración, en puertas y ventanas, es sencilla, destacando la moldura típica de las iglesias del camino, con filas de tacos y billetes (taqueado jaqués). Bajo los aleros del tejado destacan más de 300 canecillos de gran belleza y simbolismo.

El Canal de Casilla es una obra de ingeniería construída en los siglos XVIII y XIX, a partir de un viejo proyecto que pretendía comunicar la meseta con el exterior a través de una vía de navegación interior a lo largo y ancho de la meseta castellana con el fin, entre otros, de dar salida a los excedentes de grano y poder así aprovechar una riqueza que de otro modo se perdería. Hoy tiene como uso principal el regadío de una amplia zona en las provincias de Palencia, Valladollid y Burgos, aunque algunos usos como el turístico empiezan a implantarse de forma seria a lo largo de su recorrido. Se extiende por un total de 207 kms. y, en su recorrido, se reparten 49 esclusas que salvan un desnivel máximo de 141,90 m., 4 acueductos, 3 represas, 66 puentes, 4 dársenas, muelles, molinos de harina y papel, un batán, una ferrería, varias centrales, varios astilleros y diques secos. El proyecto definitivo lo firmaron en 1752 Antonio de Ulloa y Carlos Lemour, un ingeniero francés que realizó grandes obras en España como el paso de Despeñaperros, en Sierra Morera. Debido a la envergadura de la obra, a la mala gestión económica durante su construcción por parte del Estado, las guerras, etc., las obras se alargaron durante casi cien años, aunque un buen tramo estaba en uso desde 1792. La aparición del ferrocarril fue, poco a poco, desplazando en importancia al canal, que acabó cerrándose al tráfico en 1959. Esta gran obra de ingeniería puede considerarse como uno de los primeros experimentos de la era Industrial en España y dejó un rico patrimonio industrial que se va perdiendo por abandono. El trazado del canal, que tiene forma de Y invertida, se divide en tres tramos o ramales: el ramal norte, de Alar de Rey a Calahorra de Ribas, el ramal de campos, de Calahorra de Ribas a Medina de Rioseco, y el ramal sur, de El Serrón a Valladolid.


BOSQUE PETRIFICADO DE VERDEÑA

COMARCA DE LIÉBANA

En plena montaña palentina, es un lugar excepcional en el que se ha conservado una muestra de la vegetación que cubrió la región en el periodo Carbonífero. Fue descubierto en los años 80, década en la que proliferaron en la región pequeñas explotaciones mineras de carbón a cielo abierto; en una de ellas se dejó al descubierto una pared de arenisca donde aparecieron los restos fósiles vegetales que forman el paleobosque. Para poder entender mejor lo que vamos a ver debemos tener en cuenta cómo era la actual región palentina durante el Carbonífero, último periodo de la Era Primaria. Lo que hoy son elevadas montañas cubiertas de robledales, hayedos, prados y peñas, fueron tierras bajas tropicales costeras. En aquel remoto litoral se formaban deltas y lagunas pantanosas donde prosperaron grandes bosques tropicales de helechos y similares arbóreos, así como algunas lejanas parientes de las coníferas actuales. Era un bosque silencioso: nos hemos remontado tan atrás en el tiempo que no existen aún ni aves ni mamíferos, tan solo algunos anfibios y reptiles muy primitivos deambulando por el suelo; los insectos son numerosos. Un día, la tranquilidad de la zona se ve turbada por un movimiento sísmico seguido de una fractura que ocasiona el hundimiento de parte de la línea costera. Repentinamente, una enorme ola entra en el bosque arrancando de cuajo todos los troncos, que son llevados al mar a excepción de algunos de ellos que se quedan unos metros más allá. Nuevos sedimentos, ahora marinos, se depositan sobre los restos de este bosque permitiendo su persistencia, en forma de rocas, hasta nuestros días. No resulta, en ningún modo, fácil de apreciar este bosque: no pensemos que vamos a adentrarnos en un bosque de piedra y que vamos a poder caminar entre los troncos arbóreos de hace 305 millones de años. Como ocurre muchas veces en Paleontología, el esfuerzo mental y la imaginación son instrumentos esenciales.

Liébana, comarca natural española ubicada en Cantabria. Aparece rodeada por las cumbres de los Picos de Europa, donde sobresalen las elevaciones de Peña Vieja (2.613 m), Peña Prieta (2.536 m) y Peña Sagra (2.042 m). Entre ellas surgen estrechos valles, surcados por los ríos Deva (que penetra por Lebeña en las bellas gargantas de la Hermida) y Quiviosa. Las gentes de estas tierras —descendientes de los cántabros— viven de la ganadería, cuya crisis ha provocado el descenso casi continuo de la población en las últimas décadas; buen ejemplo lo encontramos en Potes, cabecera de la comarca, cuyo nombre proviene de puente y que cuenta con un caserío con sabor a Reconquista. En la comarca se ubican notables monasterios e iglesias, como el monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se conservan los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana, y la iglesia románica de Santa María de Piasca. Su microclima, suave y húmedo, permite cultivos, como cerezas, vid y manzanas. En la cabecera se encuentra el funicular de Fuente Dé, y núcleos de población como Cabezón de Liébana, Camaleño, Mogrovejo, Cosgaya y Vega de Liébana.

POTES Potes, municipio español situado en Cantabria. Está situado en la confluencia de los ríos Quiviesa y Deva, a 117 km al suroeste de la capital provincial, en la comarca de Liébana. Su actividad económica está representada por la agricultura (frutas, vid, hortalizas, pastos), la ganadería (vacuna y lanar), la explotación forestal y la función comercial y de servicios. Posee importantes monumentos, entre los que destacan la torre del Infantado (siglo XV), de la familia Mendoza y la de Orejón de La Lama, de la familia rival. En sus proximidades está el monasterio de Santo Toribio de Liébana (fundado en el siglo VI con el Lignum Crucis). Desde esta localidad se contempla una soberbia panorámica de los Picos de Europa. Población (2001), 1.557 habitantes.


PICOS DE EUROPA Parque nacional Picos de Europa, espacio natural protegido situado en el norte de España, sobre el macizo de los Picos de Europa, en la cordillera Cantábrica, en las comunidades autónomas de Cantabria, Castilla y León y Principado de Asturias. Hasta 1995 fue denominado Parque nacional de Covadonga, fecha en que se amplió desde las 16.925 ha iniciales hasta las actuales 64.660 hectáreas. En 2003 fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Es el parque nacional español más antiguo, inaugurado en 1918 por el rey Alfonso XIII, a iniciativa de Don Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, en conmemoración del 1.200 aniversario de la batalla de Covadonga, inicio de la Reconquista. MEDIO NATURAL: Su espectacular orografía está constituida por calizas carboníferas, sobre las que el glaciarismo, el agua de la lluvia y los ríos han labrado múltiples formas cársticas. Los fuertes desniveles (entre los 2.648 m de Torre Cerredo y los 100 m del río Sella) han abierto desfiladeros como el del Cares, lagos como los de Enol y Ercina, cuevas, simas o lapiaces, dominados por montes, tan emblemáticos como el Naranjo de Bulnes (2.519 m.), que son el centro del alpinismo español. Los ríos Sella, Duje, Deva y Cares constituyen la red hidrográfica principal. Los tres macizos que componen el parque son el macizo Central, el más abrupto de los tres y el que presenta las mayores altitudes (Torrecerredo y Naranjo de Bulnes); el macizo Occidental, en el que se localiza la cumbre Peña Santa de Castilla (2.596 m) así como los lagos de Covadonga; y el macizo Oriental, el de menor extensión y altitud. FLORA Y FAUNA: Este parque nacional presenta una gran riqueza de flora y fauna. En el piso bajo conviven los prados con robles y avellanos (Corylus avellana), además de arces, tilos, fresnos, castaños y nogales, con un sotobosque formado por brezos, zarzas y otros arbustos. El bosque atlántico predomina en todo

el parque aunque en algunas zonas, como en los desfiladeros de los ríos Sella, Cares y Deva, se dan condiciones de clima mediterráneo con una vegetación propia de este clima: encinas, madroños y laureles. El piso subalpino pertenece al hayedo, de gran belleza y colorido. Poco a poco las hayas (Fagus sylvatica) son sustituidas por enebros, piornos, brezos, arándanos, aulagas y retamas. Finalmente, en las altas cumbres, sólo sobreviven plantas de pequeño tamaño y arbustos almohadillados como el lastón de montaña (Helictotrichon sedenense), la silene sin tallo (Silene acaulis), la especie Saxifraga oppositifolia, el llantén de los alpes (Plantago alpina) o el ranúnculo alpestre (Ranunculus alpestris). La fauna no es menos rica y variada; el lobo encuentra aquí uno de sus refugios y junto a él rebecos, corzos (Capreolus capreolus), jabalíes (Sus scrofa), gatos monteses, tejones (Meles meles), martas (Martes martes) y comadrejas (Mustela nivalis). El oso pardo desapareció hace décadas de esta zona aunque, de manera ocasional, pueden observarse algunos individuos en el parque. En cuanto a las aves, el urogallo es la especie más emblemática. Otras aves presentes en el bosque son el pito negro (Dryocopus martius), el petirrojo (Erithacus rubecula) o el trepador azul. En la parte más alta pueden verse el acentor alpino (Prunella collaris), el gorrión alpino (Montifringilla nivalis), la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y la chova piquigualda (Pyrrhocorax graculus). Entre las rapaces destacan el águila real (Aquila chrysaetos), el buitre leonado (Gyps fulvus) o el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). El lución (Anguis fragilis), la salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica), el tritón alpino (Triturus alpestris), la rana bermeja (Rana temporaria), el sapo partero (Alytes obstetricans) y el sapo común (Bufo bufo) son algunos de los reptiles y anfibios que viven en las masas de agua presentes en el parque.



PICOS DE EUROPA - GEOLOGÍA




RUTA A PIE: Fuente Dé - Aliva - Espinama

Grado de dificultad: Fácil Duración: 3-4 horas

Desnivel: 957 m. Recorrido: 11-12 kms.

Se trata de un paseo de montaña muy asequible y que puede realizarse simplemente con unas zapatillas y una mochila ligera cuando la nieve ha desaparecido de las praderías de Áliva. Desde la estación superior del teleférico (1834m.),tomamos la pista que se adentra hacia el macizo y conduce a la Horcadina de Covarrobres (1925 m.). En todo el tramo la pista es casi llana y permite admirar un buen número de cumbres, en particular la gran mole rocosa de la Peña Olvidada y las agujas de Covarrobres, por cuya base se ha de pasar. En la horcadina la pista se bifurca: un ramal se dirige en dirección a las minas de Altaiz y el otro cruza la Horcadina de Covarrobres y desciende hacia Áliva. Cogeremos este último ramal que desciende a través de las amplias praderías de Áliva. Según se baja será visible enfrente el Macizo Oriental (Picos de Cámara, el Jiso, el Pico Cortés, etc.) y detrás irá quedando la amplia vertiente este de Peña Vieja con sus impresionantes canales y espolones, la montaña más alta de Cantabria (2613 m.). Al descender se pasa por el collado de Juan Toribio (1839 m.) tras el cual encontraremos el chalet Real un poco separado de la pista. Algo después la pista llega al refugio de Áliva, a 1666 m. (1h. desde el Cable aprox.). La pista sigue en descenso hacia los Puertos de Áliva. Existen ramales que se dirigen hacia el Norte a Sotres o hacia las Minas de la Canal del Vidrio. En esa zona del cruce de pistas se encuentra la ermita de Nuestra Sra. de la Salud (1466 m.) y algunas cabañas. Continuaremos por la pista hacia el Sur siguiendo el curso del rio Nevandi que nace en esta zona. Se llega a las Portillas del Boquejón, donde se sitúa una angostura cerrada por una portilla metálica para impedir el paso de ganado. Se sale ya de Áliva y se comienza el descenso hacia Espinama (1 h. desde el refugio de Áliva). Poco después se pasa por los invernales de Igüedri, un grupo de cabañas desde las que se contempla hacia el Oeste el vertical perfil de la pared sur de Valdecoro que se eleva sobre el bosque. La pendiente se acentúa y la pista desciende entonces mediante revueltas que discurren entre las hayas y los robles que dan sombra a los últimos kilómetros del recorrido llegando al final del bosque a Espinama (877m.).



EL BOSQUE ATLÁNTICO



En busca del "Lignum Crucis" Un viaje al valle de Liébana para ganar el Jubileo AÑO SANTO. El monasterio de Santo Toribio en Liébana, en pleno Picos de Europa, conserva el mayor pedazo de la cruz en que murió Cristo; celebró su último Año Santo entre 2006 y 2007.

Dicen los descreídos que si se juntaran todos los pedazos de madera procedentes de la cruz en que murió Cristo, no sólo se podría reconstruir entera, sino que darían para completar, como mínimo, las tres que sostuvieron a Jesús y los dos ladrones aquel día en el monte Calvario y que, según la tradición, fueron halladas por Santa Elena en Jerusalén. Un pedazo de esa "Lignum Crucis" -el mayor del mundo, según los expertos- se venera desde el siglo VI en un pequeño monasterio del valle de Liébana en plenos Picos de Europa, y atrae este año a cientos de miles de peregrinos y curiosos en busca de la indulgencia total y la gracia del Jubileo. Como ocurre en Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, en Roma y Jerusalén, Liébana tiene el privilegio, concedido por el papa Julio II, de celebrar su Año Santo cada vez que la festividad de Santo Toribio (16 de abril) cae en domingo. La primitiva iniciativa sólo concedía una semana para ganar el Jubileo, siglos más tarde, el papa Pablo VI amplió la gracia de la peregrinación a todo el año. Así ocurre en 2006 y las gentes de toda España y de muchos otros países acuden aquí a hacerse perdonar los pecados. El objetivo de todos ellos es contemplar ese pedazo de madera, perteneciente al lateral izquierdo de la cruz y que conserva el agujero en el que se incrustó el clavo. La reliquia y el monasterio tienen una historia compleja. Al parecer en el siglo VI, un monje palentino llamado Toribio se retiró junto a cinco compañeros de ascetismo a estos valles perdidos en busca de soledad y comunicación con Dios. Según la leyenda, no debió encontrar mucha ayuda Toribio en las recias gentes del lugar, que no le dieron apoyo para construir la iglesia de su abadía. Un día, mientras el monje deambulaba sumido en sus meditaciones, topó con la feroz pelea entre un robusto buey y un gran oso, se acercó a ellos y con sólo la palabra logró el milagro de amansar la ferocidad y ganar la voluntad de las bestias, que consintieron en uncirse juntas para acarrear la piedra con que levantar el sagrado recinto. Hoy esa historia se recuerda en sendos capiteles del ábside mayor de la iglesia donde se representan las toscas cabezas de esos dos animales, motivo que se repite en otros tantos del coro, al otro extremo de la nave central. El primer cenobio fundado por Toribio y sus compañeros lo dedicaron a San Martín de Tours, lo que dio el nombre inicial al valle de Turieno. Cuando, a partir del 711, los árabes invadieron la Península, los cristianos del sur fueron replegándose hacia las más seguras montañas del norte, con sus libros, ornamentos y reliquias. Entre ellas estaba el


cuerpo santo de otro Toribio, obispo de Astorga, y un pedazo de Lignum Crucis que él mismo había conseguido en Jerusalén en el siglo V, cuando fue guardián del templo. Fue así como el monasterio pasó a llamarse de Santo Toribio, en honor del prelado de Astorga y no del fundador de Palencia. Beato de Liébana Gracias a la cruz sagrada, el monasterio prosperó y adquirió fama, siendo refugio de religiosos y estudiosos. Hasta allí llegó en el año 776 un monje llamado Beato autor de diversas obras, entre las que destacan sus famosos Comentarios al Apocalipsis en el que explicaba el último libro de las Sagradas Escrituras, y venía a ser como un manual o catecismo de la resistencia contra los invasores musulmanes en los que combatía las heréticas doctrinas "adopcionistas" que sostenía nada menos que el arzobispo de Toledo. La mayor virtud de sus escritos son, sin embargo, los dibujos y miniados que los ilustran. Beato fue el creador de la primera escuela de dibujo y miniado medieval español y sus obras causaron admiración y respeto entre los más cultos hombres de la corte de Carlomagno y de toda la Europa cristiana. Muchas copias se hicieron de los textos que escribió Beato que adornaron las mejores bibliotecas de Occidente. Hoy se conservan unas 30 copias originales y es, probablemente, el libro más copiado con técnicas modernas en la actual tendencia de recuperación de antiguos códices. Beato fue también el precursor de la idea de la predicación en la Península de Santiago el Mayor, lo que fue considerado como premonición y vanguardia del casi inmediato hallazgo de la tumba atribuida al apóstol en Compostela y del origen de las consiguientes peregrinaciones jacobeas. El monasterio que hoy acoge a viajeros y peregrinos en Liébana poco conserva de aquel que construyeron Toribio y sus compañeros. La iglesia actual ha sufrido muchas modificaciones. Tiene tres naves, siendo más ancha la nave central, que se cubre con bóveda de crucería, que las naves laterales. En la cabecera existen tres ábsides poligonales y en el izquierdo se puede contemplar la tumba y una estatua yacente de Santo Toribio, del siglo XIV, realizada en madera de olmo, que se conserva en una urna de cristal, debido a que antiguamente los peregrinos se llevaban trozos de astillas de la talla. Abierta en el muro norte de la iglesia se encuentra la Capilla del Lignum Crucis, de estilo barroco y de planta circular. El pedazo de madera de la cruz procede, según una certificación científica, de "la especie botánica Cuprenssus Sempervivens y es extraordinariamente viejo, por lo que nada se opone a que alcance la edad pretendida". Se encuentra incrustado en una cruz de plata dorada con cabos flordelisados, de tradición gótica, realizada en un taller vallisoletano en 1778. La última incorporación al monasterio es una red de pantallas de plasma y un circuito interno de televisión para que las grandes multitudes que acuden a la pequeña iglesia, hasta 5.000 personas al día, puedan seguir las Misas del Peregrino. La primitiva abadía estuvo rodeada de todo un conjunto de capillas y minúsculas ermitas, algunas de ellas en cuevas, salpicadas por las cercanas cumbres y laderas, donde se retiraban los monjes en sus penitencias. Actualmente pueden visitarse a la vez que se disfruta de umbrosos paseos y preciosos paisajes.


RUTA A PIE: RUTA DEL CARES Recorrido: Posada de Valdeón (León) – Caín – Poncebos (Asturias) -21 kmsGrado de dificultad: bajo

Desnivel: 720 m

Duración: 6-7 horas

Se puede decir que esta es la ruta más transitada de los Picos de Europa. El recorrido puede hacerse en ambos sentidos, nosotros partiremos desde Posada de Valdeón, siguiendo el curso natural del río Cares. Hay que destacar la importancia de este camino como vía de comunicación entre Asturias y León, ya que cuando las nieves cortaban el paso hacia el Puerto del Pontón, la senda del Cares era la única salida del valle. Posada de Valdeón y Caín están comunicados por una sinuosa carretera; en ella, podemos destacar ciertos puntos de interés: el Mirador del Tombo (830 m) con impresionantes vistas de los Picos y en el cual existe un monumento al rebeco y una mesa señalizadora de cumbres. Más abajo nos encontramos el Monte de Corona, cubierto de un bosque mixto en el que aparecen tilos, nogales, robles, fresnos, hayas e incluso algunas encinas. Seguimos descendiendo y nos encontramos a la izquierda con el Chorco de los Lobos, estructura de piedra con planta circular que se prolonga en una empalizada de madera y servía como trampa para capturar lobos; desde aquí avistaremos al otro lado del río, la Ermita de Corona a la que podemos acceder cogiendo un camino a la derecha que parte de los invernales (conjunto de cuadras y cabañas utilizadas en invierno para cobijar el ganado) anteriores al Chorco. Un poco más abajo, el valle se cierra y el río discurre encajonado en un pequeño desfiladero conocido por la Hoz de Caín, volviéndose a abrir en la vega formada por la confluencia del Cares y el río Chico donde se asienta el pueblo de Caín –donde comeremos-. Saliendo del pueblo atravesamos la zona de acampada donde podemos ver, en la margen derecha del río, el antiguo molino y una zona de grandes pedreros; continuamos hasta llegar al Puente de los Pinteros, un poco más abajo cruzamos el puente de la presa donde el río se encajona en un estrecho desfiladero, aquí se puede decir que comienza la Garganta del Cares. La senda que recorre la garganta está excavada artificialmente en la roca como consecuencia de la canalización del río Cares a principios de siglo. Una vez pasados los túneles la senda continua avanzando siempre entre enormes paredes verticales. La Garganta del Cares presenta unas condiciones climáticas muy especiales, temperatura, vientos y humedad, que van a condicionar los diferentes pisos de vegetación. La ruta con un trazado más o menos llano en la parte final de su recorrido abandona el trazado del canal (que sigue hacia el pueblo de Camarmeña) para, tras una corta subida, descender salvando una pendiente bastante fuerte y llegar a Poncebos (200 m), ya en Asturias, punto donde termina el itinerario.


La senda que recorre la garganta del Río Cares es la ruta de senderismo más espectacular y conocida del Principado de Asturias. Sin duda alguna es la más recorrida de todos los Picos de Europa y, según sostienen numerosas estadísticas, se trata también de la ruta de montaña más transitada de España. Alicientes no le faltan para ser potente imán de los amantes de la naturaleza de todo el mundo; equipara su espectacularidad y belleza a la facilidad de su recorrido y en los últimos tiempos se han contabilizado más de 200.000 senderistas por año. Estas cifras también nos advierten de algo muy importante a tener en cuenta, y es que para el disfrute pleno del trazado es preferible no acometerlo en el mes agosto ni en los fines de semana del verano dada la concentración de personas en la ruta. Elegir cualquier otra fecha es más gratificante si buscamos la intimidad de la montaña. Con unas zapatillas de deporte o botas ligeras y una mochila que tenga lo esencial (incluido un chubasquero, por si acaso), la ruta se puede emprender en cualquier fecha comprendida entre los meses de mayo a octubre, así que sólo se trata de elegir un día propicio para caminar. Por otra parte, sin unos mínimos datos históricos se hace difícil de comprender cómo es posible que un camino de tantos kilómetros atraviese la montaña de una forma tan atrevida, y nos preguntamos quién acometió este proyecto y para qué. Aunque la primera travesía del Cares la realizasen montañeros meritorios como los ingleses Abel Chapman y Walter J. Buck, junto con el Marqués de Villaviciosa, Pedro Pidal (primero también en subir a la cima del Naranjo de Bulnes), la popularización de la ruta no llegaría hasta bien entrado este siglo y después de determinadas obras que habilitaron la senda para el tránsito de cualquier persona. La ruta más antigua tenía un trazado sensiblemente diferente al actual. En un principio fue de uso exclusivamente pastoril y sólo después de 1916 cambiaron las cosas. Este fue al año en el se comenzó a delimitar un sinuoso y precario sendero para que los operarios de la compañía Electra de Viesgo pudieran vigilar y mantener un canal de agua, canal que transportaba parte del caudal del Cares para su aprovechamiento hidroeléctrico en la Central de Camarmeña. La construcción de esta central eléctrica supuso el ensanche mínimo de una vereda con continuas subidas y bajadas, desde la presa de Caín hasta Camarmeña. Por aquel entonces se tardaban unas siete horas en ir de Poncebos a Caín. Posteriormente, la vía habilitada fue utilizada para llevar los productos agrícolas desde Caín a los mercados de Cabrales, y sólo en los años 40-50 se construyó la actual senda para mejorar el mantenimiento del canal. La ruta fue abierta a base de picos y dinamita y en las últimas décadas se han ido mejorando determinados tramos para garantizar un senderismo sin riesgos.

Con el tiempo esta ruta se fue convirtiendo en un reclamo turístico de la zona. Actualmente es uno de los puntos cardinales de los Picos de Europa para cualquier amante de la montaña. Se conoce también como la Garganta Divina, dada su espectacularidad, y ofrece a sus caminantes imágenes privilegiadas a lo largo de doce kilómetros que marcan la división entre el Macizo Occidental de los Picos, o del Cornión, y el Macizo Central o de los Urrieles. Si dirigimos la mirada hacia arriba, veremos que la Ruta del Cares es también el inicio de multitud de canales que recorren los fuertes desplomes de los dos macizos que divide. La canal de Mesones hacia el occidental, o la de Dobresengros hacia el central son dos claros ejemplos. Además, el techo de los Picos, Torre Cerredo, cae verticalmente sobre el río Cares, dando más forma a su vertiginoso cañón. Desde Posada de Valdeón tardaremos entre 5 o 6 horas en llegar a Poncebos. Una vez en el pueblo seguimos la carretera hasta Cordiñanes; pasada esta aldea encontramos el Mirador del Tombo, con una escultura de la más emblemática especie de los Picos, el rebeco. La carretera sigue paralela al río Cares, y poco después, pasando el Chorco de los Lobos, atravesamos la majada de la Corona, para llegar al pueblo de Caín. Después del puente sobre la presa, una vez pasado Caín, la senda se estrecha, pues las paredes de los dos macizos forman ya la verdadera garganta. Varios túneles excavados en plena roca nos conducen hasta el puente de los Rebecos y el puente Bolín, desde donde vemos discurrir el Cares en las profundidades de la garganta. Sigue el camino y dejamos atrás la pequeña majada de Culiembro, donde parte la canal que lleva su nombre, y en fuerte ascensión nos deja muy por encima, en las majadas de Ostón, en el macizo del Cornión. La senda sigue bordeando el río, y después de una ligera subida nos acerca ya al final de la ruta en Poncebos.



PERFILES DE LAS RUTAS A PIE


RIBADESELLA

Ribadesella, municipio español, perteneciente al Principado de Asturias. Su capital está situada a 84 kms. al noreste de Oviedo, en la desembocadura del río Sella, donde finaliza el ‘Descenso Internacional del Sella ’. Tiene una actividad pesquera en su margen derecha y turística y residencial en la izquierda, junto a la playa. Como restos arqueológicos destacan las cuevas de Tito Bustillo, uno de los principales yacimientos paleolíticos de Europa. Más moderna es la ermita de la Virgen de la Guía y las casas blasonadas. Población (2001), 6.252 habitantes. BUFONES DE PRÍA

Los “bufones” (o bufaderos) de Pría son un curioso fenómeno de geología costera que están declarados como Monumento Natural. Los bufones son “tuberías” en los acantilados calizos con dos entradas: una a pie de mar y la otra en la parte superior del acantilado. Con mar agitada y marea alta las olas golpean la entrada proyectando el agua a través del conducto, creando un espectacular chorro de agua pulverizada en la parte superior.

MUSEO DEL JURÁSICO DE ASTURIAS (MUJA)

El Museo del Jurásico de Asturias es un curioso edificio en forma de huella tridáctila de dinosaurio que acoge una muestra muy completa y didáctica del mundo de estos fascinantes reptiles de la Era Secundaria. Situado en una zona donde abundan los yacimientos de huellas de dinosaurios (ictinas), el edificio consta de tres grandes áreas, cada una de las cuales está dedicada a uno de los periodos geológicos en que se divide la Era Secundaria o Mesozoico: Triásico, Jurásico y Cretácico. A lo largo de la exposición se ofrece una amplia información sobre distintos aspectos de la vida de los dinosaurios, grupo de reptiles terrestres que aparecieron hace unos 230 millones de años, extinguiéndose, en su mayoría, hace 65 millones de años. El conjunto del museo se complementa con tres módulos más: uno dedicado a explicar la historia geológica del Jurásico en Asturias y sus yacimientos fósiles, y los dos restantes a diversos aspectos sobre la vida y los ecosistemas terrestres en las etapas anterior y posterior a la época de los dinosaurios.


LAS HUELLAS DE DINOSAURIO




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