¿DE QUÉ COLOR ES LA VIDA? Presentado por: Ana María Hernández Vasco, 11°E Ya han pasado 16 años desde que tuve la maravillosa dicha de comenzar a vivir, y todos los días me convenzo más que la vida es algo tan efímero como el viento, tan candente como el fuego, tan puro como el agua, pues vivir nos quema por dentro y estremece nuestras almas; es algo tan inexplicable y grande que decidimos darle un nombre: “VIDA”, la cual es una palabra que utilizamos un sinfín de veces cuando hablamos, pero… ¿sabemos realmente qué es? Estoy convencida que debe tener millones de significados, pero hoy quiero compartir el mío… vivir…es amar con todo el corazón, sonreír a cada segundo, reír a carcajadas, pues un día sin risa es un día totalmente perdido; llorar hasta que duela el alma y sangre el corazón, gritar a un mundo sordo, disfrutar el más hermoso amanecer, saber que en las cosas más pequeñas se encuentran los tesoros más grandes: oler una flor e impregnarse de su ensordecedor aroma, es sufrir, pues a veces hasta eso es necesario, saber que en algunos momentos de nuestra vida, el alma puede pesar más de una tonelada, tener millones de sueños cumplidos y aún muchos más por cumplir, es saber que la distancia separa cuerpos pero une los corazones; es tener miedo, tener esa sensación que ahoga nuestros pensamientos y los sumerge en el más grande abismo de nuestras mentes, pues el miedo es lo que nos vuelve humanos; es encontrarme en el momento de mayor soledad conmigo misma, y descubrir que esos segundos, minutos, horas o quizás años, han sido los más perfectos de la vida; vivir es ir en contra de lo común y cotidiano, ser capaz de destruir las estúpidas y absurdas estatuas de porcelana y perfección que pide la sociedad a gritos, es hacer paz y amor en un mundo donde sólo se aprecia sangre, desesperación y muerte; es tener la valentía de ser quien realmente eres sin importar lo que piensen y digan los demás de ti. ¡Qué más satisfacción que estar orgulloso de ti mismo; es observar a un asesino violador, un mendigo, una prostituta, y no ver en sus ojos la maldad del mundo como todos lo hacen, sino saber ir más allá y ver en esos ojos sedientos de amor y misericordia un alma que se equivoca y sufre, pues, ¿quiénes somos para juzgar a otra persona con la misma cualidad de imperfección que posee el corazón de todo humano? Una vez un sabio me preguntó de qué color era la vida, y me enseñó que es de color amarilla, pues la vida es amar y ya.