En el principio era el mito Pedro Posada Gómez Universidad del Valle pedro.posada@correounivalle.edu.co
Partiendo de que el relato mítico, en tanto forma de discurso, es a la vez narrativo y argumentativo (construye mundos posibles y los sustenta), la ponencia indagará por la forma como el discurso mítico construye una idea del mundo y sitúa al interlocutor ante una forma de ver y actuar en el mundo (mágica o ritualmente). “Se llama "mito" a un relato de algo fabuloso que se supone acontecido en un pasado remoto y casi siempre impreciso. Los mitos pueden referirse a grandes hechos heroicos (en el sentido griego de 'heroicos') que con frecuencia son considerados como el fundamento y el comienzo de la historia de una comunidad o del género humano en general. Pueden tener como contenido fenómenos naturales, en cuyo caso suelen ser presentados en forma alegórica”. (Ferrater Mora, Diccionario de filosofía, p. 2422) El mito ha sido visto desde muchos puntos de vista. Ya sea destacando su forma de expresión (“relato fabuloso”), su función ideológica (“el mito es un modo de hablar más o menos oblicua o analógicamente acerca de lo divino” R. Bultmann), su función epistemológica (“ciencia de lo concreto” lo llamó Levi-Strauss), como expresión de contenidos inconscientes del psiquismo humano (Freud, Jung), o simplemente, su carácter de imagen del mundo (Habermas). Es posible combinar estas miradas sobre el mito en una definición amplia, entendiendo el mito como un relato o narración, oral o escrito, enmarcado en una mitología (o concepción del mundo), que pretende resolver problemas o preguntas (conscientes o inconscientes), involucrando seres o entidades espirituales.