Se vienen las malditas elecciones municipales
Escrito por Magnicidio Espinoza Ilustraciones de Chicoma
Se mueven los ánimos, se agitan los tiempos. Una parte importante de la población está cuestionando la maquinaria que día a día mantiene a millones de personas subordinadas a un sistema que valora más las ganancias que la vida humana. Chile no es la excepción, las protestas se multiplican y el descontento también. Lo cierto es que el modelo esta desgastado, así lo demuestra el ambiente de lucha que vuelve a resurgir. Incluso las encuestas que tanto les gusta mostrar a los poderosos demuestran la baja aprobación que tiene el modelo y sus diversas instituciones.
Partido Socialista
Pero quizás la institución más afectada por esta ola de desligitimación, es la llamada “clase política”. Y aquí nadie se salva, ni la derecha, ni la supuesta izquierda. Tanto Alianza como concertación entran en el mismo saco. Es más, podríamos hacer un largo artículo solamente preguntándonos si en realidad se diferencian en algo estos dos grupúsculos… Por otro lado el partido comunista no logra aumentar su legitimidad, aún tiene votaciones paupérrimas y sus alianzas con la concertación nos demuestran sus intenciones primordiales, las cuales parecen estar más preocupadas de escalar en el congreso y el aparato público, en vez de preocuparse por el movimiento social y de protesta. Y todo este cuento amarradito con el sistema binominal, el cual les mantiene sus asientitos calentitos en el congreso con banquetes gratis y sueldos aberrantes. Ninguno de estos partidos pareciera querer cambiar verdaderamente el sistema. Todos aceptan la institucionalidad, todos aceptan la constitución dictatorial, todos aceptan el exterminio del pueblo y la cultura mapuche, todos aceptan que nuestras tierras sean contaminadas y todos aceptan el sistema capitalista como si fuera el único posible. Algunos critican el sistema por la boca, pero sus acciones nos demuestran que están con él. Lo suelen defender argumentando que vivimos en una “democracia”, la cual, según ellos, deberíamos agradecer. Pero claro, vivimos en una “democracia capitalista”, sin embargo a los señores se les olvida ponerle apellido al asunto, no se casan con nadie, no son ni chicha ni limoná como decía el Victor. Y claro, a veces es difícil que la sociedad chilena logre darse cuenta de estas realidades. El hermoso spot publicitario de la campaña del “NO” deslumbró a muchos que depositaron su esperanza en el sistema. Pero los nuevos gobiernos concertacionistas prefirieron jugar en la cancha que les rallo la dictadura. No encarcelaron al tirano, no cambiaron el modelo económico, no cuestionaron la constitución dictatorial, reprimieron a los movimientos sociales, hicieron promesas falsas y atentaron contra el pueblo mapuche. El resultado es claro: vivimos en uno de los países más desiguales del planeta y uno de los más individualistas, consumistas, nacionalistas y xenófobos que existen. Pero tranquilos cabrxs, como en ningún otro país latinoamericano, aquí puedes ir tranquilamente a un Mall sin que nadie te moleste y comprar todo lo que te ofrece el mercado o si no tienes plata puedes mirar embobado a las mercancías en la vitrina del mall, como si fueran pequeños dioses inalcanzables. Si no tienes plata para comprarte lo que necesitas para aparentar un estatus o saciar una necesidad creada puedes endeudarte con un monton de creditos que haran cada vez mas ricos a los bancos y mas pobres e infelices a las masas de trabajadoras y trabajadores. Nos convertimos en un país amante de las mercancías, del consumo y de la superficialidad. Eso es lo que identifica a estas alturas al chileno. Y por otro lado… ¿Alguien dijo pueblo mapuche? Naah, si aquí somos todos chilenos hermanito, aquí todos podemos votar, hasta los
mapuche, imagínese que pueden elegir a su propio winka que los represente, ¿autonomía, libre determinación? Pfff, si aquí somos todos chilenos ¡Todos por la unidad nacional, tikitikití!
Renovación Nacional
Sin duda que esta realidad fue impuesta en gran parte por la fuerza, 17 años de dictadura militar no fueron gratuitos, ahí moldearon gran parte de nuestra cultura actual. El terror a decir lo que pensamos, el miedo a ocupar los espacios públicos, la represión descarnada y la TV como espacio de enajenación frente a una realidad cada vez mas charcha, fueron algunos de los ejes en donde se sometió a la población durante décadas. Los 20 años de farsa concertacionista tampoco fueron gratuitos, campañas de “paz ciudadana” legitimando miles de pacos en las calles, represión y muerte para muchos jóvenes y mapuche rebeldes, imposición de la cultura neoliberal, la desigualdad y el consumismo como ideología suprema. Y después de recorrer todos estos años de camino el gobierno de Piñera no es ninguna aberración como mucha gente cree, no señores, el gobierno de Piñera es simplemente el desenlace natural de toda esta historia: un país exitista y sin memoria que creyó que su enemigo más visible “un burgués millonario y explotador” podía ser su nuevo salvador. Linda la tontera, uno no sabe si reír o llorar.
Democracia Cristiana
Sin embargo, estos caballeros de la clase política hoy se encuentran bastante desligitimados, pero claramente aún falta bastante por hacer, o si no, no se explica que la mediocre institución que legitima a toda esta manga de ladroncillos se mantenga vivita y coleando. Nos referimos al rito más sagrado de la democracia: LAS ELECCIONES. Y es que el 28 de Octubre de este año 2012 nuevamente se instalará la farsa democrática de las urnas. Esa que nos afirma que rayando un papelito cada 4 años podemos ejercer soberanía. La misma que nos dice: “Sí amigo, tu eres libre. Libre de elegir al próximo politiquillo que venderá tu alma al diablo. Bienvenido a la democracia”.
Es cosa de mirar las calles y los recintos de votación ese día, estará lleno de militares, su sagrada farsa no puede ser amenazada por nada. Y es la misma farsa que nos vendió el cuento de que “la alegría ya viene”, un plebiscito maqueteado que canalizo el descontento de toda una sociedad por la vía de las urnas. Este sistema es una máquina de división. Nos divide según nuestra clase social. Nos divide en amos y esclavos. En profesores y alumnos. En profesionales (que son “alguien en la vida”) y el resto que no tiene ese cartón universitario. En genios del arte y el resto que no puede generar belleza. En explotadores y explotados. Etc. Etc. Etc. Pero existe una división muy importante en la actualidad, la cual hace referencia a aquellos que tienen que ver con la política y los que no tienen que ver con la política. A continuación explicaremos esta división.
Partido Comunista
Habitualmente, para referirnos a estos sinvergüenzas de los que hablamos anteriormente, ocupamos la palabra “políticos”. Frases bastante utilizadas como “político culiao”, “político farandulero” o “político ladrón” se escuchan cada vez mas. Incluso, mucha gente que se enfrenta a esta realidad, lisa y llanamente prefiere decir “yo no me meto en política”, “la política esta cochina” o “no me hablen de política”. Este fenómeno es bastante particular si pensamos que la política es la forma de organizar la “vida en la polis”, o sea la vida en la ciudad. La política la podemos percibir en todas nuestras relaciones con otras personas, ya que estas relaciones sociales son las que finalmente configuran el ordenamiento de nuestras vidas en la ciudad. De esta manera, lo político está en todas partes, en nuestras decisiones, en la comunidad en la que vivimos, en una manifestación que organizamos, en la manera (autoritaria u horizontal) que tenemos de relacionarnos con otras personas, en las palabras que utilizamos al comunicarnos e incluso en nuestras relaciones amorosas. Todas estas acciones tienen una dimensión política, en tanto configuran la forma en que se ordena la sociedad. Sin embargo el sistema nos ha hecho creer que lo “político” solo tiene que ver con las relaciones que se establecen en el aparato estatal. De esta manera lo “político” ahora tiene que ver exclusivamente con aquellos procesos llevados a cabo en el congreso, en la casa presidencial, los municipios y las intendencias. Los medios de comunicación presentan la sección política de sus noticiarios mostrando lo que hacen o no hacen los partidos políticos, así como sus superficiales escaramuzas faranduleras que buscan hacer patentes diferencias que en realidad no existen. Los programas que hablan de temas “políticos” invitan a representantes de partidos políticos, expertos técnicos que manejan la burocracia estatal como la palma de su mano y si tenemos un poco de suerte mostraran algún dirigente social que no diga nada ofensivo contra la clase dominante y se comporte como buen ciudadano frente a las cámaras.
Partido por la Democracia
La política fue enajenada y extirpada de nuestras vidas cotidianas y se creó la ficción de que es un proceso que solo se encuentra en las esferas del poder de los que dominan. Por eso se formo lo que llamamos “clase política”. Ellos se separaron de la sociedad, se transformaron en una clase social distinta a nosotros, los cuales buscan siempre perpetrarse en el poder, pero en ningún caso buscan el bienestar general. Ellos supuestamente tienen el derecho a manejar los asuntos “políticos” y nadie más. Ellos se arrogan la capacidad para representar políticamente a la comunidad y la sociedad en general, sin embargo, ellos ya no son parte de la comunidad, se han separado en una clase distinta, ¿cómo podrían representarnos? Es como pedir que un multimillonario perteneciente a la clase más elitista de la sociedad pueda representar a una señora que vive con el sueldo mínimo ¿les parece conocido este ejemplo?
Como “clase política” sus acciones tenderán a beneficiar a su propia clase, de esta manera manejarán los asuntos a beneficio propio. Como su poder de representación descansa en un sistema democrático capitalista, ellos defenderán férreamente ese sistema. También defenderán a las grandes transnacionales y empresas, a fin de cuentas ¿te has preguntado quién paga las millonarias campañas de la clase política? ¡Por supuesto! Una parte viene de fondos estatales que son de todxs y otra parte viene de grandes empresas que hacen lobbi. Existe un bello pacto de amor entre “clase política” y clase empresarial. La “clase política” jamás atentará contra la empresarial. Al fin y al cabo la burguesía es el otro grupo que se arroga el monopolio de la actividad política, si lo pensamos bien ellos tienen mucho poder político.
Unión Demócrata Independiente
Pueden dejar en la pobreza a poblaciones enteras, eliminar ecosistemas, despojar de sus tierras ancestrales a los mapuche, comprar proyectos de ley en el senado, pagar a algunos funcionarios estatales para modificar políticas públicas, etc. etc. “Clase política” y “clase empresarial” son aquellas que intentan a toda costa tener el dominio de todo el poder político. Incluso podríamos decir que ambas facciones pertenecen lisa y llanamente a la misma clase: La burguesía. Los empresarios necesitan de perritos falderos y estos últimos estarán
ahí siempre para proteger a sus amos, guau-guau. Los “políticos” necesitan de un pretexto para mantenerse en el poder y ser nuestros representantes, ellos necesitan la democracia capitalista para existir, o sea necesitan a los capitalistas. A fin de cuentas -dicen los politikillos- los empresarios y su modelo económico han traído la tecnología, el progreso y el trabajo a nuestras tierras. Y por eso nosotros y nosotras tenemos que dar las gracias a los bondadosos capitalistas. Mmm… Por qué mejor no se van a la mierda, todas las riquezas que tenemos son producto del sudor y las manos de todos los trabajadores y trabjadoras, lo que ponen los empresarios son solo un fajo de billetes que no tienen ningún otro valor que el de un papel ¡Maldito dinero!
Partido Radical Social Democrata
Otra ficción que juega un rol importante aquí es la doctrina del apoliticismo que fue instalada por los gremialistas en nuestro país, principalmente durante la dictadura militar. En esos años (y aún hoy), se propugnaba por despolitizar todos los grupos de la sociedad. Supuestamente nuestro país había caído en decadencia porque se había politizado demasiado, porque la política estaba presente en todas partes ¡Oh mi dios, qué horror! Pero esto es una falacia, ya que obviamente la política está en todas partes, eso ya lo dijimos anteriormente al argumentar que todas nuestras acciones son políticas o tienen un sentido político al ser parte integrante del orden social que nos rodea. Es por eso que lo que realmente se esconde dentro de este argumento es otra cosa. Estas posturas lo que buscan es que lo político solo pueda ser manejado por el estado y el mercado. Estos dos grupos serían las únicas instituciones que pueden manejar la política. En el fondo este argumento busca que solo estas 2 esferas de la sociedad monopolicen la actividad política, de manera tal que todo el resto de la población simplemente acate las reglas del juego. En el fondo, nos quieren despojar de nuestra naturaleza de animales políticos, porque lo que quieren son animales conformistas, algo así como ganado obediente. Por eso el gobierno suele deslegitimar a los movimientos sociales diciendo “¡Oh no! Este movimiento está politizado, ¡oh mi dios!” Y lo cierto es que son unos imbéciles porque es obvio que está politizado, o si no, no existiría o simplemente no sería un movimiento social, porque todo lo social tiene una dimensión política y viceversa. Además dicen despectivamente “tú estás politizado”, como si ellos no tuvieran posición política, como si ellos no estuvieran ideologizados, como si no estuvieran empapados hasta la última gota de su miserable ser con la ideología burguesa. ¡Puaj! Hay que ser muy care raja. Y bueno, estos caballeritos se están preparando para montar nuevamente su circo electoral. Las calles se llenarán de basura electoral, de spot publicitarios con falsas promesas sobre el cielo, el mar y la tierra. Los medios masivos serán otro escenario para este desenfreno de falsos anuncios. Pero bueno, ¿qué otra cosa podemos esperar?
Partido progresista de Chile
Y ahora que estamos claro a que nos enfrentaremos, lo que importa es actuar. La verdad yo no tengo la fórmula. Acciones como pegar afiches contra la clase política y la institución eleccionaria, hasta destruir su mugrosa campaña electoral son algunas opciones que se pueden barajar. O quizás repartir folletos y volantes en la calle, o hacer un lindo stencil en la vía pública. Si se tiene un poquito más de valentía y están las fuerzas: tomarse los establecimientos públicos, los liceos u otros recintos de posible votación. O también llamar a una jornada de protesta popular para ese día. La verdad es que no sé cuál será la opción más adecuada, lo único que sé es que ni cagando debemos quedarnos con las manos atadas. Ellos que están en el aparato del estado o manejando las redes del mercado siempre querrán despojarnos de nuestra condición de seres políticos. Siempre intentarán monopolizar la actividad política y silenciar a todos aquellos que no son parte de las esferas del poder. Sin embargo, por más que lo intenten, jamás lo lograran por completo, jamás podrán controlarlo todo. Lamentablemente para ellos, la política se encuentra presente en todas nuestras relaciones, en nuestra forma de comprender el mundo y en nuestras maneras de enfrentarlo. La política se despliega en toda nuestra cotidianidad, en nuestras comunidades, en nuestros barrios y poblaciones, en nuestras relaciones con nuestros seres queridos, en nuestra capacidad de imaginar nuevas formas de organización de la sociedad. Lo político está aquí mismo, en la calle, en la esquina, en cualquier rinconcito en donde podamos incidir como seres que buscan la libertad. Por eso hay esperanza en todo este asunto porque, por más que lo intenten, no podrán nunca jamás silenciarnos del todo. En el arte de desentrañar ese grito acumulado que tenemos apretado en la garganta está el primer paso para liberarnos. Que no te callen, nadie te representa, el único que se te puede liberar eres tu mismo, con organización, con lucha. Con amor a nuestros compañeros y compañeras y con odio a los que nos quieren como esclavos.
Tomemos el cielo por asalto y las elecciones en el fondo del tacho de la basura, corta…
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