Texto: Mario Méndez Ilustración: Mariano Díaz Prieto
omás trabajaba de sereno en una fábrica. Ese día la noche se le había hecho larga. Cuando llegó la hora de salir todavía no había amanecido. 4
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omás pedaleó en su vieja bicicleta por la ciudad a oscuras. Iba cansado esa madrugada. Tenía sueño y frío. Y por eso pedaleaba con fuerza: esperaba llegar al calor de su casa, a la cama tibia donde dormía su esposa. Y esperaba, sobre todo, reencontrarse con esa imagen que tanto le gustaba: sus hijas, Laura y Daniela, todavía dormidas, acurrucadas en sus camas, antes de levantarse para ir a la escuela.
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omás llegó cuando amanecía. Abrió la puerta de calle, cruzó el patio delantero y entró al comedor.
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ba hacia la cocina para preparar el mate, como cada ma単ana, cuando algo lo hizo tropezar.
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