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5 Cuaderno de bitácora

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Outros mares

Outros mares

¿Difícil? Ya. Nadie ha dicho que no lo fuera.

La fórmula narrativa produce una novela perfecta en Un libro de mártires americanos. La novela consta de tres partes, hasta “El martillo”. Pero el libro de Oates tiene otras dos partes más: “El abrazo” y “El consuelo en la aflicción”. Un consejo. No las lean: joden mucho y no producen nada. El libro tiene ochocientas y pico páginas; por tanto, la lectura puede detenerse sin llegar al final. Quédense con la novela brillante, inteligente, bien pergeñada y desarrollada, digna de la mejor Joyce Carol Oates.

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Ya saben. Somos humanos y cometemos errores que nos humanizan aún más.

del paisaje francés; en el c

ampo del ensayo arriesga hasta lo indefendible y en el narrativo lo intenta sin más.

Isabel de Sa

Texto y traducciones de Pedro Sánchez Sanz

sabel de Sá nació en Esmoriz en 1951 y se licenció en Artes Plásticas en la Universidad de Oporto. Ha ejercido la docencia durante años y realizó su primera exposición en 1977, en esa ciudad. En paralelo, Isabel de Sá desarrolló una carrera literaria publicando varios volúmenes de poesía a lo largo de 20 años, entre ellos O Festim das Serpentes Novas (Brasília editora, 1982), Nervura (edição Mirto, 1984) o Erosão de Sentimentos (ed. Caminho, 1997), así hasta 15 libros de poemas, que se encuentran reunidos en la antología Repetir o Poema (Quasi ed., 2005). Su última publicación es O real arrasa tudo, editada el pasado 2019 por Porto Editora.

Participó también activamente en el ámbito cultural, destacando en la edición de las revistas Colagem en 1980 y Serpente en 1983, así como en la revista Brilho no Escuro entre 2009 y 2010, ligada a destacados nombres de la literatura y las artes plásticas en Portugal.

Isabel de Sá aparece recogida en la 16.ª edición de la História da literatura portuguesa de António José Saraiva, en el Dicionário de Literatura Portuguesa, 1.ª edição de Álvaro Manuel Machado y en el vol. 7 sobre corrientes contemporáneas de la História da literatura portugues de Óscar Lopes.

El escritor y crítico Fernando Pinto do Amaral destaca una fase de la autora “en la que sobresale una mayor vehemencia metafórica, donde la poesía pasa a girar en torno a irresolubles problemas de teorización como escritura, interpelada en ese «infierno donde permanecen las palabras» y condenadas a circunvoluciones psicológicas de un yo fragmentado e imbuido de una vertiginosa tentación de deconstrucción de sí misma. De toda esa obsesiva y laberíntica reflexión resaltan la pérdida de identidad provocada por la experiencia poética y un foso que se abre entre las palabras, el cuerpo y el espíritu”. A ese periodo de su escritura pertenecen los textos traducidos.

Textos

La palabra

Encontrar la palabra exacta que defina mi amor por ella. Palabra extraña al formalismo, próxima al encantamiento. Gastar la sílaba como se desgasta el rostro en plena fatiga, iniciar la fuga al sufrimiento, a la incertidumbre. Estremecer al primer contacto, en ese lenguaje paradisíaco del instante: el brazo que se extiende a lo largo del respaldo de un sofá y toca, inadvertidamente, mi hombro; el dedo que cierra con mi piel un pacto y me

perturba. Detalles mínimos, como al azar, una sonrisa, establecen la complicidad entre nosotras. Yo, ella, solo dos cuerpos.

Transgresión

El instante en que la muerte atraviesa el poema es el instante de la transgresión. Al principio, el poeta persigue cada sílaba como último recurso o fuga en la desesperación del acto de escribir. El sedimento de la vida sobrevive en la palabra como la prohibición en el erotismo. De la nada surge el fulgor fascinante que arrastra al poeta hasta el límite. Contra el extremo silencio la ilusión ambiciona eternizar momentos, hacer de ellos un corazón ardiente donde pueda elevar la vida a la sorpresa del arte.

Vasallaje del poema

Esclavizar el tiempo a la aparición del poema, ser todo en esa urgencia de ser uno e inhumano, solo objeto de oficio. Sufrir, aguardar a que el dedo milagroso del poema nos toque, estar disponible hasta la extenuación. Más que la sed, más que la vida, rastrear con la palabra en busca de la iluminación primera, morir con el poema de tanto amarnos en la destrucción o el júbilo.

¿Cómo iniciar el poema?

Mi sed de belleza es infinita. Invento una letra, un arabesco. ¿Cómo hacerla legible a la comprensión de los otros? Rastrear, transgredir en la demencia-pasión por la palabra, ese modo de ser perverso.

Textos extraídos de Séptimo libro: Em nome do corpo (1985), en Repetir o poema (Quasi Ediçoes, 2005).

Manuela Parra

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