Por Miguel A. Pérez
¡AVANTE TODA!
Imágenes cedidas por la editorial Pez de Plata
o todas las editoriales son iguales. Es cierto que lo mismo puede decirse de cualquier otra actividad, pero en el caso de las editoriales, más allá del origen de los puntos de vista de quienes opinen, por orden de importancia, lectores, autores y libreros —que nadie se moleste por el orden y, si lo hace, que proponga el suyo—, existe una consciencia general que trata de meterlas a todas en el mismo saco o, al menos, considerar que su objetivo es hacer caja. Pero no es así y, una vez más, las generalizaciones se muestran como lo que son, ajenas al detalle y, aunque muestren una imagen colectiva, quizá real, se olvidan de que el tono gris oculta matices. No siempre es fácil conocer esos matices ni buscar los píxeles más contrastados en una fotografía que, en general, está integrada al gris y muestra un tono caduco y monocorde, como un piano con una sola tecla, empeñado en repetir los 440 Hz del la para afinar los demás instrumentos, como
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si los demás tocasen en la misma orquesta. Pero existen excepciones. Y la editorial Pez de Plata es uno de esos píxeles contrastados, un instrumento con tono propio al que merece la pena mirar para dedicarle un tiempo. Tiempo… Cuando hablamos con Jorge Salvador Galindo parece que el reloj marca otro ritmo. No hay prisa en las novedades, no hablamos de libros de usar y tirar, objetos de consumo, ni busca un paso efímero por el estante de novedades de cualquier librería. Nos cuenta cómo surgió la idea: “Pez de Plata nace de la combinación de dos pasiones: la literatura y el libro. Si a eso le añades un saldo de lecturas anuales descabellado y lo prolongas durante muchos años, de ahí solo puede salir un editor. Literatura. Bibliofilia. Lectura compulsiva. No me imagino un editor que no venga de ahí”. También nos dice que “su andadura comienza en 2010, valiéndose de un puente entre dos ciudades: Oviedo y Berlín. Y también comienza con una amistad, la de Eva Díaz y Jorge Salvador Galindo”. Desde el primer libro que la editorial llevó a las librerías ha pasado una década; aquel “fue un libro de relatos de Diego Medrano titulado Dejemos el pesimismo para tiempos mejores. Un catálogo de diminutos escándalos donde la literatura y la vida se dan la mano. Divertido, bohemio, tierno y brutal al mismo tiempo. Así es Diego Medrano”.