DESCUBRIENDO SIYÂSA

Page 1

Descubriendo Siy창sa





Siyâsa es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la península ibérica, así como fuente imprescindible de investigación para el conocimiento del mundo islámico occidental. Su excepcional estado de conservación permite asegurar que Siyâsa es la medina islámica que permite conocer, mejor que ningún otro yacimiento de la península ibérica, el desarrollo urbanístico, la estructura doméstica, y los elementos decorativos ornamentales de las ciudades andalusíes de los siglos XI al XIII.


Un poco de historia La primera mención a esta población en los textos árabes data de mediados del siglo XI y es una referencia del geógrafo al'Udrî en la que se dice que Siyâsa es una etapa en el itinerario de Cartagena a Toledo. En esos momentos se trataba de una población de categoría secundaria, puesto que en una sentencia jurídica del primer cuarto del siglo XII se la considera una "alquería". A mediados de ese siglo, sin embargo, Siyâsa ya había alcanzado la categoría de "hisn", pues así la califica dos veces al-Idrîsî en sus itinerarios de Murcia a Segura y de Murcia a Cuenca. El término “hisn” no tiene traducción exacta en castellano, pero viene a significar población mediana y fortificada; es la categoría intermedia entre qarya=alquería y madîna=ciudad. Durante el siglo XII y los primeros años del XIII la frontera entre al-Ándalus y los reinos cristianos del Norte se mantuvo estable aproximadamente en la línea del Tajo gracias a los ejércitos africanos de los almorávides primero y los almohades más tarde. Sin embargo, después de la derrota de los almohades en Las Navas de Tolosa (1212), Jaime I de Aragón y Fernando III de Castilla emprendieron de manera sistemática la conquista del territorio islámico que quedó reducido al reino nazarí de Granada. En este contexto se produjo la incorporación a Castilla del Reino de Murcia, que se entregó en vasallaje al infante Alfonso, el futuro Rey Sabio. En 1243 la mayor parte de las ciudades del Sureste, entre ellas Siyâsa, deciden pactar su vasallaje con el infante Alfonso, ante la presión de aragoneses, castellanos, y granadinos, en lo que se ha dado a llamar Capitulación de Alcaráz. Esto significó el reconocimiento de la soberanía castellana al pago de la mitad de las rentas públicas, la entrega de las principales fortalezas, y la obligación de prestar contingentes armados en caso de ofensiva exterior; a cambio a los musulmanes se les aseguraba protección militar, y la continuidad al frente de sus respectivos estados y propiedades. Por esta capitulación Çieza (como la llamaban los antiguos cristianos) quedó en 1244 bajo el control de Gómez Pérez Correas, que fortificó la comarca y asumió el control del paso fluvial de Almadenes, necesario para el suministro de moradores.


El Reino de Murcia pasó de esta manera a convertirse en una especie de protectorado de Castilla. En estos años la política de Alfonso X el Sabio iba endureciéndose, ocasionando la sublevación de los mudéjares en 1.264, situación que se mantuvo hasta que en 1266, fecha en que fue aplastada la rebelión de los mudéjares. A partir de este momento Alfonso X pudo llevar a cabo la incorporación efectiva e incondicional del reino. En este contexto, sabemos que hacia 1272 ya no quedaba prácticamente población musulmana en Siyâsa y que el número de repobladores cristianos era muy reducido. Al parecer, los recién llegados intentaron en un primer momento asentarse en Siyâsa; sin embargo, la tentativa fracasó pronto: incapaces de mantener viva una ciudad vacía casi por completo, decidieron asentarse en bajo y junto a la huerta, en un lugar de la ribera opuesta del río Segura, donde se levanta la Cieza actual (Cieça/Siesa), cuyo nombre es derivación de Siyâsa. Durante los siglos posteriores, Siyâsa fue quedando sepultada bajo toneladas de tierra y olvido, aunque sería mencionada en escritos por historiadores y personajes relacionados con la zona.



El conjunto histórico del yacimiento está formado por la alcazaba o fortaleza, las dos murallas que protegían la alcazaba y el poblado respectivamente, el aljibe, la mâdina o caserío, el cementerio situado intramuros, y otra serie de estructuras de las que se han recuperado una gran variedad de objetos. En la actualidad hay desenterrado alrededor del 4% del total de yacimiento.



Siyâsa estaba emplazada en un punto estratégico, puesto que el Valle del Segura constituía la vía de comunicación natural entre el Sureste y el interior peninsular. La agricultura constituía, indudablemente, la principal fuente de recursos de Siyâsa. La producción estaba basada, fundamentalmente, en el regadío que aprovechaba las fuentes y el generoso caudal del río Segura.


Siyâsa era una típica población andalusí situada en un emplazamiento elevado, que contaba con un caserío de bastante entidad protegido por una muralla y por una alcazaba que ocupaba el punto más alto. La fortaleza constituye un elemento fundamental en la organización del poblamiento andalusí, puesto que era la referencia defensiva de las comunidades rurales frente a invasores de cualquier tipo. La de Siyâsa está emplazada en la parte más alta del cabezo y consta de dos recintos bien diferenciados. El exterior encerraba el espacio denominado en los textos cristianos "albacar", cuya función sería la de acoger temporalmente a la población en caso de peligro; mientras que el superior, doblemente protegido, era denominado “celoquía". La muralla estaba compuesta de dos tramos que arrancaban de la fortaleza que corona el monte y descendían por la ladera abrazando el caserío. La fortaleza estuvo ocupada por los cristianos, después de la despoblación árabe, hasta 1.457, dónde ésta es destruida en la contienda que enfrentó a Pedro Fajardo con su primo Alonso Fajardo 'El Bravo' por el adelantamiento del reino murciano. Hacia 1468 la ciudad de Cieza cuenta ya con una población de 140 vecinos, con unas fronteras definidas y se encontraba enclavada en su emplazamiento actual, ya que el llano parecía ser el lugar idóneo para una población que vivía pacíficamente. Desde ese año fue tutelada por la Encomienda de Santiago. El Rey Chico de Granada penetró en Murcia por Caravaca y atacó Cieza el domingo de Resurrección de 1477, al frente de casi 50.000 hombres. El ataque musulmán aniquiló a los ciezanos, que aguardaban en el puente, y capturó a todos los habitantes de la ciudad, llevándolos a Granada. Este trágico acontecimiento es el origen de la frase del escudo de Cieza: "Por pasar la puente nos dieron muerte". Tras la toma de Granada por los Reyes Católicos, Cieza fue liberada. Sin embargo, la ciudad pasará por unos años de oscurantismo que no verán la luz hasta 1494, cuando fue incorporada a la Corona convirtiéndose en villa de realengo.





Trozo de muralla exterior que rodeaba el poblado, “albacar”


Vista desde abajo de Castillo y Aljibe. Bajo el aljibe observamos restos de lo que era la muralla superior o “celoquía ”.



En el caserío cobraría gran importancia el abastecimiento de agua, para lo que realizaron dos grandes aljibes, uno en el propio caserío y otro en la alcazaba, aunque también se sabe de la existencia de fuentes naturales cercanas que podrían haber sido usadas por los habitantes de la zona. Este aljibe, se conserva a escasos metros, bajo la fortaleza, en él se recogía el agua de lluvia que resbalaba por las paredes del cerro y se utilizaba más tarde para abastecer a las casas de la mâdina, se sabe que estaba cubierto de un techo abovedado. A él acudían los moradores del poblado para llenar las grandes tinajas, y usarlas más tarde en las casas, dotando a estas de agua en todo momento.



Las casas de Siyâsa son buenos exponentes del tipo de arquitectura residencial propio de las ciudades andalusíes a finales del siglo XII y comienzos del XIII. Responden al modelo que viene siendo denominado “casa con patio interior”, de remotos orígenes en el Creciente Fértil y el Mediterráneo. Su perfecta adecuación, no sólo al clima cálido de la mayor parte del mundo musulmán, sino también a la intimidad y privacidad de la vida familiar que demanda la sociedad árabo-islámica, contribuyeron al éxito de este tipo de casa en al-Ándalus. En Siyâsa existe una gran diversidad en cuanto a la superficie de parcela, que oscila entre 33 m 2 y 150 m2. Con independencia del mayor o menor tamaño de la vivienda, el patio es un elemento imprescindible en las casas de Siyâsa. A él se abren todas las habitaciones para obtener la luz y la ventilación necesarias y en él se desarrolla la mayor parte de la actividad cotidiana. La pieza más noble de la casa es el salón, dónde se reúne a la familia y se recibe a los invitados. El salón cuenta con una o dos pequeñas habitaciones en sus extremos llamadas alhanías o alcobas que sirven como dormitorios. Son también imprescindibles la cocina, dotada de hogar, alacena, y un poyo bajo, y la letrina, que desaguaba a pozos negros o directamente al barranco si la ubicación de la casa lo permitía. Gracias al excelente estado de conservación del yacimiento, es posible apreciar que prácticamente todas las casas contaban con planta alta. Actualmente hay 19 casas desenterradas. El análisis pormenorizado de éstas nos ha permitido distinguir dos tipos claramente diferenciados, tipo "elemental" (E) y "complejo" (C).


Tipo complejo (C): La superficie de las viviendas de tipo C solía oscilar entre los 100 y los 150m.2. Estas solían contener: Zaguán. A las casas musulmanas se entra a través de una puerta que conduce a un zaguán o recodo, desde donde se accede al patio y dormitorios, preservando la intimidad de sus habitantes. Patio central. Zona principal de la casa, estaba comunicado con la totalidad de las salas de la planta baja, y casi la totalidad de las de la planta superior a través de puertas, ventanas y balcones. En ocasiones cuenta con un jardincillo central, y siempre con un agujero y canal de desagüe hasta el exterior. Salón principal. De desiguales tamaños según la importancia de la vivienda. Se encuentra flanqueado, a uno o ambos lados por alcobas. Salón secundario. No siempre existente. Cuando se conserva suele tener también una alcoba. En ocasiones debió situarse en la planta superior del edificio. Cocina. Situada junto al patio, tiene en ocasiones una pequeña ventana ojival que la comunica con el mismo, sirviendo de extrae - humos. Suele tener una alacena tras el hogar y, junto al mismo, una zona algo sobreelevada del suelo para evitar la contaminación de los alimentos o útiles de cocina que allí se colocaban. Tinajero. Pequeña sala que comunica directamente con el patio, cuyo uso parece destinado a almacenar el agua y otros líquidos contenidos en tinajas. Letrina. En las casas cercanas al precipicio se situaban junto a este, para evacuar directamente fuera del poblado excrementos y basuras. Las situadas en las viviendas del interior se colocan junto a calles o azucaques para evacuar a los pozos negros. Escaleras. Comunicaban casi siempre, con el piso superior de la vivienda donde se debían colocar los secaderos y otras salas cuya distribución desconocemos, aunque parece clara la existencia de zonas nobles en esta planta, alcobas o salones secundarios. Establo. Se sitúa en lugar anterior o distinto al de la propia vivienda para evitar la contaminación de esta.


Casa Nº6. Tipo complejo (C). En la imagen vemos la balconada perteneciente al salón de verano, desde donde se divisa el Valle del Segura, este salón poseía dos grandes arcos de un estilo que se ha denominado protonazarí. El patio central es la estancia de la derecha.


Tipo elemental (E): Este tipo de estructura estaba condicionada por la escasez del espacio, lo que conlleva la pérdida de parte de las crujías que circundan el patio y la reducción del número de habitaciones.


Casa Nยบ 19. Tipo elemental (E).


Arqueólogos e historiadores extranjeros consideran a Siyâsa el mejor yacimiento del Islam occidental, si desea conocer el arte hispanomusulmán de los siglos XII y XIII. Pese a que sólo se ha excavado una parte testimonial, su excepcional yesería es una de las principales aportaciones del yacimiento, teniendo en cuenta que eran viviendas de un poblado pequeño. En el interior de los hogares se realizaron obras de verdadera belleza en la decoración de los arcos de puertas, ventanas, miradores y celosías, encontrándose vestigios de estilos almorávide S.XI, almohade S.XII, y protonazarí S.XIII.


Arco restaurado, perteneciente a la casa nยบ 10. Estilo almohade Finales del Siglo XII principios del siglo XIII.


Arco pulilobulado y calado almorĂĄvide. S. XII

Arco restaurado estilo Almohade. S.XIII

XII

Arco de hojas Almohade. S.XII - S.XIII.

Ventana con celosĂ­as.



CERÁMICA VIDRIADA En el periodo andalusí se difundió la práctica de vidriar la superficie de la cerámica. Se trata de una técnica de origen iraní que comienza a generalizarse en Oriente a partir del siglo IX y poco después llega a la península ibérica. El vidrio tenía una finalidad decorativa pero también eminentemente práctica, pues facilita la limpieza de los recipientes una vez utilizados. Entre las diferentes técnicas decorativas de época andalusí basadas en el vidrio se encuentran el “verde morado”, la “loza dorada” y la “cuerda seca total”.


JARRA Decorada mediante esgrafiado sobre pintura al manganeso, esta jarra es un buen ejemplo del refinamiento de los alfareros andalusíes durante el segundo cuarto del siglo XIII. Los motivos que la decoran tienen un valor fundamentalmente preventivo, pues actúan como amuletos que protegen el contenido, y en consecuencia al consumidor, de la contaminación de los espíritus malignos: en el cuello aparece la Jamsa o mano de Fátima, y en la panza unos pavones flanqueando al árbol de la vida. Éste es un árbol invertido, con las raíces en el cielo, simbolizando que el mundo terrenal es un reflejo del celestial, en donde se encuentra la esencia de todo.


Marmita (qidr)

Cazuela (qas’ a)

CERÁMICA DE COCINA Destinada a la elaboración de alimentos. Existen dos tipos esenciales: las marmitas (qidr), con la misma función que nuestras ollas, y las cazuelas (qas’ a) empleadas para usos muy parecidos al de nuestras sartenes. A partir del siglo XII la vajilla de cocina suele vidriarse por su cara interna.


VAJILLA DE MESA Empleada para el servicio y presentaci贸n de alimentos. Se divide b谩sicamente en formas abiertas y cerradas. Entre las formas abiertas destacan las llamadas ataifores (taif没r) equivalentes a nuestras fuentes, y jofainas (yafna) parecidas a los platos actuales.

Ataifor

Jofaina


VAJILLA DE MESA El servicio de mesa se completaba con las formas cerradas jarritas, redomas, botellas, arcitas, etc. Las jarritas (surayba) se usaban para el consumo directo de agua o de leche. Son vasos colectivos de los que bebĂ­an todos los comensales; cuentan con dos asas para facilitar el trasiego de mano en mano. Las redomas (rutuma) y limetas (limma) contenĂ­an productos oleaginosos.

Jarrita

Redoma

Limetas


VAJILLA DE ALMACENAMIENTO Y CONSERVACIÓN Las grandes tinajas, empleadas preferentemente para el almacenamiento de agua potable solían estar profusamente decoradas mediante motivos incisos, aplicados, y estampillados. Se trata de técnicas orientales que llegan a Al-Ándalus durante la segunda mitad del siglo XII, alcanzando rápidamente gran difusión. Los motivos decorativos son geométricos, vegetales, y sobre todo, simbólicos: temas de naturaleza mágica como el sello de Salomón (estrella de seis puntas), las llaves del paraíso, gacelas, leones, etc. También abundan las inscripciones en caligrafía cúfica que repiten fórmulas propiciatorias: "el poder (es de Dios)", "la felicidad", "la prosperidad", etc. Tinaja

Reposadero

Tinajas y reposaderos solían contar con un recipiente que recogía el agua exudada para su aprovechamiento. Se trata de piezas muy decoradas que con frecuencia presentaban forma de maqueta arquitectónica y que servían como aguamanil. Contaban con tapaderas de cerámica para proteger el líquido y podían funcionar a su vez como reposaderos para las jarritas con que se servía el agua. Estos conjuntos compuestos por tinaja, reposadero y aguamanil, al parecer exclusivos del área murciana, son de origen indudablemente oriental puesto que se conocen piezas muy similares en mármol en el Egipto del siglo XII. Estamos por tanto ante uno de los abundantes testimonios, presentes también en las fuentes escritas, que demuestran que el Sureste Peninsular fue en la Edad Media la puerta de AlÁndalus para el oriente islámico.


Fragmento de anafe. Se llenaba de brasas y servía para calentar las diferentes estancias de la vivienda.

CONTENEDORES DE FUEGO Destinados a menesteres bien diferentes como: Calefacción: Este grupo está compuesto por hornillos portátiles o anafes, que funcionaban a modo de braseros y servían para cocinar. Cremación: Pebeteros, piezas muy decoradas destinadas a quemar resinas olorosas (incienso, mirra, etc). Iluminación: Para este fin se empleaban los candiles (qandil). Hasta fines del siglo XII presentaban una forma derivada de las lucernas romanas; son los llamados candiles de piquera. A partir de fines del siglo XII son sustituidos por otros de forma sensiblemente diferente y siempre vidriados: los candiles de pellizco y de pie alto.


Candil de piquera

Candil de pie alto

Candil de pellizco


METALES, HUESO, ESPARTO Los hallazgos de objetos metálicos son más escasos, debido a que se oxidan y descomponen con el tiempo, y también porque el metal siempre se reaprovechó. De todas formas los objetos así fabricados estaban presentes en todos los ámbitos de la vida cotidiana: de hierro eran los aperos agrícolas, el armamento, las herramientas empleadas en la minería, en la carpintería, en la industria textil, etc. El cobre y el bronce se utilizaban para objetos de naturaleza suntuaria, como cajitas, joyas, e incluso amuletos con inscripciones propiciatorias. El hueso era un material muy utilizado en época andalusí para la fabricación de diferentes objetos, desde enmangues de cuchillos hasta agujas, peines, botones, cajitas, etc. Las fibras vegetales como el esparto y el lino estaban muy extendidas en la industria textil andalusí. Con ellas se fabricaban unas esteras con que se cubrían las paredes y suelos de los salones domésticos.


Hebilla

Joyas

Aguja

Posible ung端entario

Pinzas


Jarrita de vidrio

Asas de utensilios de vidrio

Fragmentos de vidrio dorado


EL VIDRIO Según los autores árabes, Murcia era un destacado centro productor de un vidrio de calidad que se exportaba a diferentes países. Por tanto no es de extrañar que en las excavaciones en Siyâsa se hallaran un notable conjunto de vidrios, que constituyen un valioso testimonio de una actividad artesanal de la que hasta hace poco nada se sabía. El conjunto de vidrios de Siyâsa se puede fechar en la primera mitad del siglo XIII y comprende una gran variedad de técnicas decorativas. Destacan las piezas moldeadas o sopladas en molde, las que presentan decoración aplicada, impresa e incrustada. Entre las formas destacan las jarritas y los vasos.

VIDRIO DORADO Entre los vidrios hallados en Siyâsa destaca el conjunto de fragmentos decorado mediante pintura dorada. Esta técnica decorativa parece haber sido inventada por los vidrieros egipcios en el siglo VIII de nuestra era, aunque fue entre los siglos IX y XI cuando alcanzó su máximo esplendor en Oriente. En interés de los fragmentos de Siyâsa es que son hasta el momento los únicos conocidos en todo el mediterráneo occidental.


PLACAS AMULETO

Talismán de yeso con hexagrama o sello de Salomón. Contenía espejos que rechazaban el mal de ojo

Mano de Fátima

Estas placas de yeso modeladas y pintadas se colgaban en las paredes de las casas de Siyâsa como amuletos para proteger a los moradores de la influencia maléfica del mal de ojo. Entre los motivos representados en ellas se encuentra la Jamsa o mano de Fátima, cuyo valor protector se fundamenta en el poder mágico que entre los bereberes tiene el número cinco (Jamsa en árabe). Los vidrios parecen haber servido a modo de espejos que reflejaban, y en consecuencia rechazaban, el mal de ojo.



LOS GRAFFITI CRISTIANOS Entre la despoblación de Siyâsa a finales del siglo XIII y la destrucción del castillo por parte de la corona castellana en 1457, los únicos habitantes estables del cerro serían los soldados de la Orden de Santiago destacados en la fortaleza. Éstos debieron visitar con frecuencia el caserío deshabitado para aprovechar todos aquellos materiales que les fueran de alguna utilidad. Seguramente fueron estos visitantes esporádicos los que se entretuvieron dibujando graffiti, con carbón o mediante incisión en las paredes y arcos de las casas vacías.


JUEGOS Algunos graffiti son diseños geométricos que parecen haber servido de soporte a juegos. Este es el caso de varios dibujos hallados en el pavimento del salón de la casa Nº 6, compuestos por cuadrados concéntricos. Parecen corresponder a un juego llamado “alquerque de nueve”, representado en la miniatura del libro de Alfonso X llamado “Ajedrez, juegos y tablas”, del año 1282.

Caballito de cerámica empleado como ficha de ajedrez. Siyâsa, S.XIII


AJUAR DE LOS REPOBLADORES CRISTIANOS ENCONTRADO EN SIYÂSA Durante las excavaciones arqueológicas se encontraron algunos objetos pertenecientes a los repobladores cristianos entre los que destacan algunas monedas castellanas, las ollas de cerámica gris, fragmentos de loza vidriada mudéjar, una hebilla de cinturón, etc.

Olla de cerámica gris

Hebilla de cinturón cristiano



Vista de la calle principal del poblado. Sabemos que las casas cercanas a esta calle eran tiendas de comerciantes, por lo que se supone en esta zona se encontraba el zoco o mercado.


Abrevadero situado en la calle principal para que el ganado bebiera agua mientras sus propietarios compraban en el zoco.


Casa n潞 17. Se convirti贸 durante la ocupaci贸n cristiana en un horno de pan, a la izquierda vemos el emplazamiento d贸nde se colocaban los alimentos para ser cocinados, y a la derecha la puerta de una despensa donde se colocaban los alimentos.


Vista de la casa nº 1. A la izquierda vemos lo que era el salón, sobre el centro de la imagen aproximadamente se observan unas escaleras que subían a la planta alta de la casa, donde estaban las alcobas, bajo estas escaleras se sitúa el patio central.


DesagĂźe, situado en el pasillo de acceso a la casa nÂş 4. Era usado para evacuar las aguas pluviales provenientes del patio.


Letrina de una de las casas. Estas desalojaban en un pozo negro o en las escarpadas paredes del cerro.


Exterior de la cocina de la casa nÂş 11. La ventana servĂ­a para expulsar los humos producidos mientras se cocinaban los alimentos.


Alacena perteneciente a la cocina de la casa nยบ 11, donde se colocaban los alimentos y utensilios de cocina.


Columnas caĂ­das de la planta alta de la casa nÂş 16


Vista de la casa nº 5. En el centro observamos el patio de la casa, que poseía un pequeño huerto.


Vista desde el patio de la casa nº 6. Las escaleras del fondo situadas hacia el cerro, mirando al Este (dónde se situaba La Meca), y con poco espacio para otras estancias, nos hacen pensar que en ese lugar pudo estar situado un oratorio, dónde se hacia el rito de la oración cuando no se tenía tiempo para ir a la mezquita.


Vista de la casa nº 6. En primer plano divisamos la calle que daba acceso a esta. De la casa visualizamos claramente el salón de verano y el patio central con un hueco dónde había un pequeño huerto.


Vista del Sal贸n de verano de la casa n潞 4.


Pileta dónde se llevaba a cabo la ablución, que consistía en lavarse todo el cuerpo para su purificación antes de la oración. A la derecha se situaba una gran tinaja con agua pura sobre un reposadero que llevaba el agua hasta la pileta de la izquierda.


Fotos del cementerio. Este estaba situado intramuros, muy cerca de la muralla exterior “albacar”. En la foto de la derecha observamos el tamaño de algunas de las fosas, tan estrechas que nos permite saber con certeza que los habitantes de este poblado eran enterrados (como es costumbre en el mundo islámico) en posición lateral de cúbito supino, mirando al este, lugar dónde se encuentra La Meca. Los cuerpos eran enterrados desnudos, ya que debido a sus creencias, el cuerpo tiene que irse de este mundo tal y como ha venido.


Casa nº 6. Reconstruida en el Museo Siyâsa a escala real 1:1


A las casas musulmanas se entra a travĂŠs de una puerta que conduce a un zaguĂĄn o recodo, desde donde se accede al patio y dormitorios, preservando la intimidad de sus habitantes. Las escaleras suben a la planta de arriba donde se colocaban secaderos, y otras estancias desconocidas.


Patio, era la estancia principal, estaba comunicado con todas las estancias de la casa. SolĂ­a disponer de un pequeĂąo huerto.

Cocina, con una alacena donde dejar los alimentos.


Entrada al sal贸n o sala de reuniones. Estos eran las estancias m谩s lujosas de toda la casa, d贸nde se recib铆a a los invitados.


Algunas casas tenían dos salones de verano y de invierno, este es un salón de verano con balconada y doble arco decorado de estilo protonazarí (S.XIII). En estos salones se solía hacer la ceremonia del té cuando llegaban los invitados; se llenaba tres veces la tetera, obteniendo los tres tés de la vida, el 1º amargo como la vida, el 2º dulce como el amor, y el 3º suave como la muerte.

Aunque no era muy habitual, se ha encontrado en algunas casas un cuarto para poner las tinajas, estas contenían líquidos y alimentos.


Las casas solĂ­an tener un establo, al que se entraba desde fuera, para no contaminar el ambiente familiar, aunque hay algunas excepciones de casas que tenĂ­an habilitado un acceso desde el patio. En algunos casos las letrinas se encontraban en el mismo lugar que el establo.


Casa nº 10. Reconstruida en el Museo Siyâsa a escala real 1:1


Entrada al patio de la casa, al fondo vemos dos arcos por donde se accede al sal贸n.


Fotos del patio central.


Entrada a una alcoba. Al estar situada en planta baja, se sabe que era la alcoba matrimonial, el resto de alcobas estaban arriba, donde dormían los niños.

Mediante estas ventanas con celosías, se podía ver lo que había fuera, pero desde fuera no era posible ver lo de dentro.


Letrina. Las casas del yacimiento poseĂ­an letrinas que desaguaban en un pozo negro o en las escarpadas paredes del cerro.


Entrada de la cocina, con ventana para dejar salir el humo.

Esta cocina posee una zona sobre-elevada del suelo para evitar la contaminaciĂłn de los alimentos o Ăştiles que allĂ­ se colocaban.



Agradecimientos Esto libro nunca hubiese sido posible sin la inestimable ayuda del director del Museo Arqueológico de Siyâsa, D. Joaquín Salmerón Juan, y de todas las personas que trabajan día a día en la preservación de este yacimiento. Gracias por facilitarme toda la documentación necesaria para poner “palabras” a mis imágenes, y ayudarme a ver con otros ojos este paraje singular.




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.