Alma 645

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SISTEMA DE COMUNICACIONES • http://almamater.udea.edu.co • almamater@udea.edu.co • ISSN 1657-4303

Foto: Facultad de Medicina

Nº 645 Medellín, agosto de 2015

Plantones por la salud Los estudiosos y los críticos señalan a menudo que nunca antes en el país el sector de la salud había contado con tantos recursos. Pero la salud no mejora. Es un paciente terminal, se reitera, como se reiteran las protestas, como los dos plantones que en julio protagonizaron los médicos, las enfermeras, los estudiantes, los docentes, los empleados, los gerentes de clínicas y hospitales para que las EPS y el gobierno paguen por los servicios y la atención a los colombianos. A pesar de la ley estatutaria y de la consagración de la salud como derecho fundamental no parece haber un remedio efectivo a la crisis. Página 6

Jóvenes creativos transforman la ciudad


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Foto: Angela María Agudelo

Nº 645, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Medellín, agosto de 2015

El currículo como oportunidad de construcción colectiva Por ÁNGELA AGUDELO

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l currículo, como proceso y como apuesta, requiere de un diálogo entre discursos docentes y de un ejercicio de co-construcción. Tal afirmación fue una de las conclusiones que dejó el foro convocado en julio por la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia en torno al currículo en la educación superior. “Pudiéramos hacer muchas cosas, pero no todos hacemos lo que somos capaces de hacer”, aseguró el profesor investigador de la Facultad de Educación Ramiro Galeano Londoño, secretario de Corpoplanea, y añadió, citando a Mahatma Gandhi: “O pregúntense ustedes si están haciendo todo lo que son capaces de hacer como profesores de la Universidad de Antioquia”. “¿Realmente un país estaría en condiciones de pensar qué tipo de sociedad quiere configurar y qué tipo de progreso debe o quiere procurar, a través de la educación y de la Universidad?”, se interpeló en el espacio promovido para propiciar la reflexion sobre el currículo como un componente que incide en todos los procesos académicos de la Universidad y en los planes educativos institucionales. La inquietud —planteó un asistente al conversatorio en el que además de Galeano Londoño también expuso la profesora Paula Echeverri Sucerquia, coordinadora académica del Comité de Currículo

de la Escuela de Idiomas— resulta pertinente, dado el constreñimiento normativo que obliga a formar por competencias, y entonces — observó—, la educación superior en Colombia tiende a alejarse de “la posibilidad de contribuir al progreso ético de la sociedad a través de lo que puede aportar un egresado como persona, más allá de ser profesional”. Pero, más que adaptar las políticas educativas del gobierno para diseñar los currículos, el llamado, dijo la profesora Echeverrri Sucerquia, es a sentarnos “a pensar cuáles son nuestros ideales de formación”, pues —destacó— “yo tengo que ver mi realidad; básicamente tenemos que poner nuestras propuestas curriculares en un diálogo con otras propuestas que han demostrado ser exitosas”. Precisamente los dos expertos invitados coincidieron en que las propuestas de los contextos propios se deben poner a hablar con las que haya. “No podemos seguir formando a nuestros estudiantes en abstracto o basados en teorías internacionales. Hace falta un marco teórico local para la educación en Antioquia y, en esa misma dirección, elaborar un referente conceptual filosófico sobre la región en un contexto local-global”, afirmó el profesor Galeano. Por su parte, Paula Echeverri reconoció que “si nosotros queremos hacer una apuesta y tenemos ciertas creencias sobre cuáles son los ciudadanos que debemos formar, e incluso los mismos estudiantes, eso es difícil ponerlo en

conversación con una perspectiva técnica que viene desde las mismas políticas educativas”. Pero, insistió, “podemos tomar unos elementos importantes en la educación superior desde una perspectiva crítica”. La experta de la Escuela de Idiomas explicó que, si bien desde una perspectiva técnica el currículo se asocia con un plan de estudios que el profesor recibe para complementarlo, desde una perspectiva crítica el currículo va más allá, pues se trabaja como un texto cargado de ideología y con valores implícitos, que “reconoce, por ejemplo, cuáles son los conocimientos que deben poseer los ciudadanos de una sociedad en particular”. En este sentido, destacó que no se puede pensar en que un currículo de formación superior en la ciudad vaya a ser el mismo que se presente en las regiones. “Somos nosotros los profesores de las universidades, intelectuales, quienes deberíamos tener una posición más propositiva y menos reactiva”, para diseñar currículos relevantes, que se relacionen no solo con el conocimiento generado en las investigaciones, sino también con las necesidades del contexto”, agregó. Galeano Londoño, por su parte, centró su exposición en la presentación de la investigación “El currículo sitiado: un plan maestro para la innovación del currículo en la region”, de la que fue su sistematizador y en la que se plantea “hacer de la educación en la región una política de Estado y una alianza estratégica de cooperación para la competitividad”.

“La bondad de este trabajo está en la posibilidad de mejorar la educación del departamento de Antioquia, pero a partir de la inclusion, y esto implica cambio de página”, aseguró, pues —según indicó— “son muchas las fuerzas que afectan y modifican el currículo en el siglo XXI, y la educación no alcanza a moverse para responder a las dinámicas de la sociedad”. El experto convocó a la comunidad en general a trabajar en torno a 20 megaproyectos para Antioquia, formulados desde esa investigación y que proponen, entre otras cosas, el perfeccionamiento de los educadores en el departamento, crear un sistema de aseguramiento de la calidad de la educación, y bajar la lupa a las regiones. En la misma línea, la profesora Paula Echeverri invitó a trabajar en el diseño de un currículo que favorezca la interdisciplinariedad, la cual “implica que nos desatomicemos en la Universidad y trabajemos de manera más colegiada entre las diferentes facultades, o unidades académicas, y, además, implica “la indagación sobre nuestras propias realidades”. Destacó las jornadas de diseño curricular de la Escuela de Idiomas, en las que todos los estamentos, incluidos los docentes de cátedra, se sientan a conversar sobre los contenidos y dinámicas de sus programas académicos, así como cuál va a ser su marco teórico de partida, como una muestra de que “nosotros sí estamos siguiendo las políticas, pero también tenemos allí una apuesta ideológica, teórica”.


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Congreso de costos El Instituto internacional de costos, la Red colombiana de costos y gestión y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia convocan al XIV Congreso internacional de costos “Los costos y la gestión en la ruta de la innovación y el conocimiento”, que se realizará el 9, 10 y 11 de septiembre de 2015 en Medellín. El encuentro académico que se cumple cada dos años desde 1987, reunirá en esta oportunidad a profesionales y académicos de diferentes países europeos y latinoamericanos como España, Portugal, Francia, México, Colombia, Argentina, Uruguay, Venezuela, Chile y Perú, para brindar actualización de conocimientos entre las diferentes profesiones que utilizan los costos y la contabilidad de gestión, retroalimentar los conocimientos en el área de costos entre el sector académico, empresarial y gubernamental y difundir las principales innovaciones en la temática. Los asistentes al congreso tendrán la oportunidad de conocer cómo desde lo propuesto por conferencistas y ponentes, es posible potenciar la productividad empresarial de los países e impactar positivamente en aspectos como competitividad, innovación, empleo y desarrollo económico; así mismo, analizar si el camino actual de la regulación está acorde con lo requerido por las empresas en un entorno global. Líneas temáticas: • Los costos en la sociedad de la información y el conocimiento • Contexto económico y financiero de la contabilidad de costos y de gestión • Teoría general de costos, sistemas y modelos de gestión • Gestión de costos y administración del valor • Sistemas de información para la gestión de costos • Costos y gestión de los RRHH y el capital intelectual • Costos, gestión ambiental y responsabilidad social • Docencia universitaria en contabilidad de costos y de gestión • Costos y control de gestión • Costos y gestión en perspectiva sectorial (comercio, salud, público, las entidades no lucrativas). www.congresodecostos2015. com. info@congresodecostos2015.com. Facultad de Ciencias Económicas. Teléfonos 2198805 y 2198806

Por política, estudiantes cursarán cinco semestres de inglés Por JAIME ZAPATA VILLARREAL

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uando en 2008 Diana Isabel Quinchía Ortiz ingresó como profesora de tiempo completo a la Escuela de Idiomas de la Universidad de Antioquia percibió, casi de inmediato, que el programa de competencia lectora en lengua extranjera que operaba hacía más de una década en la institución había cumplido su ciclo y ya no suplía las exigencias de formación para los estudiantes de pregrado. Si los contextos se deben adecuar a su época, a su ritmo y a sus avances: ¿por qué esta política permanecía inmune a las transformaciones de fondo? ¿Nada había cambiado respecto al aprendizaje de otra lengua —en este caso del inglés— desde 1997? Estos fueron algunos de los interrogantes que se planteó Quinchía Ortiz y que llevaron —a raíz de una primera investigación propia— a crear una comisión integrada por profesores, investigadores, administrativos y expertos en el tema, para indagar qué estaba pasando con la formación de los estudiantes en esta materia, cada vez más importante en el contexto global de la educación. Lo cierto, según recuerda la profesora, es que el programa, de alto impacto en la comunidad universitaria, no había sido evaluado, proyectaba la enseñanza del inglés desde una sola perspectiva, la lectora, y lucía obsoleto. El estudio —Evaluación del Programa de competencia lectora de la Universidad de Antioquia— de la comisión, que finalizó en 2013, arrojó resultados más concretos. Efectivamente, se detectaron falencias en

el contenido y en la parte administrativa; problemas con plataformas, incomunicación, desconocimiento de herramientas, evaluaciones mal estructuradas, etcétera. “Lo que se venía presentando antes era un paradigma de evaluación, donde al estudiante se le evaluaba la competencia en lengua extranjera sin atender a otras cuestiones; ahora, con esta nueva política —Acuerdo Académico 467 de 2014—, se cambia a un paradigma de formación donde buscamos que el estudiante salga con una competencia real en el manejo del inglés desde todas sus habilidades: en el habla, en la escucha, en la escritura y en la lectura”, afirma John Jairo Giraldo Ortiz, director de la Escuela de Idiomas. La implementación de la nueva política de competencia integral en inglés se hará de forma gradual a partir del primer semestre de 2016 y comprenderá la incorporación obligatoria de cinco niveles de inglés para todas las carreras, que se ofrecerán mediante cursos presenciales, semipresenciales o virtuales. “Una de las ventajas de esta política es la unificación de recursos y material humano. Antes algunas facultades manejaban una política interna en formación de lengua extranjera y eran muy reacias a los cambios; y aunque algunas lo hicieron muy bien, seguían existiendo vacíos y malentendidos que dificultaban una comprensión más global de los logros y las falencias del asunto”, asegura Martín Arnulfo Tobón, jefe de la Sección de Servicios de la Escuela de Idiomas, y quien integró la comisión. Al tiempo que reconoce que “no es que todo estuviera mal” y que “sería injusto desconocer el traba-

jo que se hizo para implementar una política obligatoria de lengua extranjera en aquella época”, Diana Quinchía Ortiz —quien ahora es la coordinadora del Programa institucional de formación en lengua extranjera— subraya que “fue muy importante hablar con todos los estamentos universitarios: estudiantes, profesores, jefes de los anteriores programas, personas con conocimiento de la situación para poder trazar un mapa más sólido de lo que se tenía que hacer”. El esfuerzo de la profesora, de los demás investigadores y de la Escuela de Idiomas misma en revisar y replantear una nueva política en lengua extranjera para la Universidad, se traduce en distintos aprendizajes, entre otros objetivos, para asegurar una evaluación más rigurosa de la iniciativa. “La Escuela de Idiomas —se puede leer en el acuerdo académico— y la Vicerrectoría de Docencia presentarán anualmente, al Consejo Académico, una evaluación de la ejecución de la política, y en cinco años se evaluará el impacto global de la misma con el fin de introducir los ajustes necesarios”. La tarea, para la Escuela de Idiomas, no va a ser sencilla. “Esta nueva responsabilidad implica un cambio sustancial en nuestra estructura de trabajo —explica John Jairo Giraldo—, porque significa la implementación de un proyecto ya no solo para nosotros sino para toda la Universidad. Es escuchar, dialogar y trabajar desde la particularidad de cada facultad, porque la idea no es hacer una política general sino que en cada pregrado se establezca un proceso individual que supla cada una de sus necesidades”.


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Los trabajos de grado en pregrado: elementos para una discusión Por ELVIA ELENA ACEVEDO MORENO Profesora de la Facultad de Comunicaciones

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ay un momento por el que muchos estudiantes universitarios deben pasar antes de obtener su soñado diploma: la realización del trabajo de grado. Es decir, aquella investigación para la cual diseñan un proyecto que, una vez aprobado, desarrollan mediante la recolección de datos, el análisis respectivo de la información y la redacción o presentación de un producto final. Ese momento ha resultado en ocasiones tan crítico y complicado que hay carreras en el país que lo han suprimido o lo han simplificado al máximo. En el peor de los casos, se sabe que existen personas especializadas en escribir trabajos de grado por encargo y cobrar por esto. ¿Es importante realizar un trabajo de grado? ¿Para qué sirve? Esas fueron algunas de las preguntas iniciales que motivaron una investigación desarrollada en la Universidad de Antioquia1. El estudio se concentró en 10 carreras de cuatro unidades académicas de esta institución: las facultades de Derecho y Ciencias Políticas, Ciencias Económicas, Comunicaciones y el Instituto de Filosofía. Los resultados apuntan a que el trabajo de grado debe continuar existiendo pero deben mejorarse algunos aspectos relacionados con la formación de los estudiantes y la administración de los procesos de modo que se facilite esta actividad.

Investigar desde el pregrado Una revisión de las normas y directrices para la educación superior en Colombia, indica que la investigación constituye uno de los ejes en la formación de los estudiantes. Es decir, no basta con capacitarlos para cumplir las funciones profesionales, sino que se hace necesario prepararlos para las funciones investigativas y de servicio social (así lo contempla la Ley 30 de 1992).

De manera particular, la Universidad de Antioquia ha puesto entre sus objetivos y planes estratégicos la generación de competencias científicas en sus estudiantes. El plan de desarrollo indica que “La Universidad debe “apuntar a la formación de un individuo que sea transformador e investigador de su propia realidad; productor y no sólo consumidor de conocimiento; gestor y no sólo ejecutor de propuestas”; […]”. De lo anterior se deduce que la investigación no debe estar confinada a los niveles de posgraduación, sino que debe impulsarse desde el pregrado (y, claro, debe surgir desde la educación básica y secundaria). Sin duda, el trabajo de grado constituye una de las estrategias que las carreras pueden desplegar para la formación en investigación. Lógicamente, no se espera que de los trabajos de grado resulten grandes descubrimientos, soluciones o innovaciones, pero sí se pueden considerar como parte del recorrido hacia la práctica investi-

Cree que realizar el trabajo de grado le ha aportado competencias para:

gativa. En un informe presentado en 2013 por el Ministerio de Educación se afirmó que el 32% de los graduados de pregrado tenían como expectativa a largo plazo estudiar un posgrado. En ese mismo sentido, el trabajo de grado contribuye con los pasos que deben darse para aumentar el número de investigadores en el país: de acuerdo con el Consejo Privado de Competitividad, Colombia cuenta con un bajo número de investigadores por millón de habitantes; en 2011 la cifra era de 346, “lo que lo ubica en el noveno puesto entre los 13 países iberoamericanos para los cuales está disponible este indicador”. Debe decirse, también, que el trabajo de grado va más allá de formar en investigación. Así lo reveló el estudio sobre 10 carreras de la Universidad de Antioquia. En la encuesta que se diseñó y que fue respondida por 113 estudiantes y 378 egresados, se observa que ese ejercicio impacta ámbitos como el laboral y el personal:

% de estudiantes % de egresados Bastantes o muchas

Bastantes o muchas

El ámbito laboral

51%

40%

El ámbito disciplinar- académico

82%

67%

El ámbito personal-humano

79%

70%

Califique el grado en que está de acuerdo con cada una de las siguientes afirmaciones:

% de estudiantes % de egresados De acuerdo/ Muy de acuerdo

De acuerdo/ Muy de acuerdo

El trabajo de grado contribuye a la comunidad académica

83%

71%

El trabajo de grado contribuye a la sociedad

71%

64%

El trabajo de grado ha sido/será importante en el desempeño de mi profesión

61%

47%

He usado/usaré el trabajo de grado como información importante en mi hoja de vida

58%

43%

Hacia un ejercicio menos traumático A pesar del valor que el público encuestado (y entrevistado) en el estudio da al trabajo de grado, la investigación identificó varias dificultades que se presentan a la hora de su ejecución. Sin entrar aquí en las particularidades de cada pregrado o en asuntos de carácter administrativo que se abordaron, puede decirse en primer lugar que hay vacíos en los procesos de lectura y escritura de los estudiantes y que esto, con frecuencia, entorpece el ejercicio del trabajo de grado. Profesores entrevistados señalan como problema las deficiencias en lectura y escritura e insisten en la necesidad de emprender acciones mejoradoras que beneficien a todos los estudiantes universitarios. El hallazgo parece estar en sintonía con los bajos resultados que los jóvenes colombianos obtienen tradicionalmente en las pruebas Saber Pro en el área de la escritura. Así mismo, y a pesar de la formación que se brinda a lo largo de la carrera, hay dificultad entre los estudiantes para definir y plantear el problema de investigación. De todos modos, para varios profesores esto es normal, forma parte de la dinámica investigativa. En otras palabras, investigar no es un asunto mecánico que se resuelve aplicando alguna fórmula mágica. Investigar requiere tiempo y por eso este ejercicio va en contravía de quienes en el país abogan por la implantación de pregrados exprés. Por otro lado, de acuerdo con los hallazgos del estudio, el trabajo


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Aprender estilos de vida saludables

E de grado debe insertarse dentro del plan de estudios de la carrera. Es decir, debe ser una asignatura, con créditos reconocidos, acompañamiento de un docente y calificación. Cuando este ejercicio aparece por fuera del pensum y cuando se le imponen las exigencias y los rituales más propios de la investigación en posgrado, genera incertidumbre, recelos y demoras. También resultaría estimulante si los trabajos de grado se divulgaran mucho más; así lo afirmaron egresados, estudiantes y profesores entrevistados. En efecto, una política de divulgación permanente de esta actividad dentro de cada pregrado, así como la invitación a que los trabajos participen en convocatorias y premios, otorga otro estatus a este ejercicio y genera mayor interés y atención por parte de la comunidad académica. En otros ámbitos, más allá de los pregrados, existen, de hecho, estrategias que cada año estimulan los mejores trabajos de grado: en la Universidad de Antioquia, el Premio a la Investigación Estudiantil se entrega, entre otros, a los trabajos de grado destacados. Y en el país, existe el Concurso Nacional Otto de Greiff Mejores Trabajos de Grado, fomentado por 10 universidades, cuyo fin es “promover la actividad investigativa en la formación de los nuevos profesionales” (entre 2007 y 2014, 14 trabajos de grado de la Universidad de Antioquia se han ubicado en alguno de los tres primeros puestos de dicho concurso). Adicionalmente, es indispen-

sable que el ejercicio del trabajo de grado no se combine con un volumen alto de asignaturas y, menos aún, con la realización de las también necesarias prácticas académicas. Como se dijo antes, investigar requiere tiempo y concentración. Al respecto, casi una tercera parte de los estudiantes y egresados encuestados en el estudio señalaron como uno de los mayores inconvenientes en la realización del trabajo de grado la autodisciplina y la concentración; así que una fuerte carga académica simultánea con ese ejercicio entorpece aún más el proceso. Volviendo al inicio, las percepciones negativas acerca del trabajo de grado parecen echarle la culpa a este ejercicio en sí. Sin embargo, como se aprecia, hay asuntos que deben resolverse durante el transcurso del pregrado, de modo que la llegada a esa etapa sea menos traumática y más placentera. O, dicho de otro modo, las dificultades en la realización del trabajo de grado están señalando vacíos en el recorrido académico y administrativo, así que solucionarlos no solo facilitará ese momento sino que hará pregrados mucho mejores. 1. El equipo que realizó esta investigación estuvo conformado por los profesores Elvia Elena Acevedo Moreno (investigadora principal, Grupo de investigación en comunicación, periodismo y sociedad), Jaime Arturo López Castro y Mauricio Sánchez Puerta (coinvestigadores), y las estudiantes del pregrado en Periodismo Elizabeth Aristizábal Gómez (joven investigadora), y Edna Liliana Guerrero Caicedo y María Paula Rubiano Atehortúa (estudiantes en formación). Correo electrónico: elvia.acevedo@udea.edu. co, teléfono: 2195905, of. 12-235.

l Programa mundial de alimentos, la Unicef, la Fundación Nutresa, el Ministerio de Educación Nacional y el Parque de la vida, iniciarán en agosto una prueba piloto de formación en estilos de vida saludables en instituciones educativas de diez departamentos del país, especialmente en escuelas y colegios. Al proyecto, en el que las instituciones vienen trabajando desde hace dos años, se vinculó recientemente la Facultad de Medicina a través del Parque de la Vida, el cual es el socio-operador de la iniciativa. Edilson Bustamante, profesor de la Facultad de Medicina e integrante del comité técnico del programa, explica que inicialmente las instituciones comprometidas van a trabajar en dos colegios por cada uno de los diez departamentos del país seleccionados: en la zona norte, Atlántico, Bolívar, Guajira; en el centro, Chocó, Antioquia, Boyacá y Meta; en el sur, Nariño, Putumayo y Cauca. “En cada una de ellas vamos a trabajar el tema de estilos de vida saludables, enfocado en tres ejes: alimentación saludable, prácticas de higiene, especialmente el lavado de manos, y actividad física”, precisó Bustamante. Sol Beatriz Arango Mesa, presidenta de Servicios Nutresa, resaltó que “desde nuestra óptica como sector privado, este lugar y estas capacidades que hay en el Parque de la vida se convierten en una herramienta que suma a nuestra estrategia de salud y nutrición desde nuestras marcas en Grupo Nutresa”, y agregó que en la medida que se vinculen al proyecto más actores de la sociedad — económicos, sociales y ambientales—, “vamos a hacer una ciudad y un país más sostenible”. Por su parte, Luis Felipe Salazar, coordinador de Proyectos de la Fundación Nutresa, afirmó que “nuestro interés es básicamente que las personas, que la comunidad educativa puedan transversalizar el tema de estilos de vida saludable en su diario vivir”. “Afortunadamente —dijo— contamos con la presencia de la Universidad de Antioquia desde hace poco como nuevo aliado y esto robustece aún más esta estrategia que queremos implementar”. En desarrollo del proyecto, cada departamento contará con dos profesionales, uno del área social y otro del área de la salud. Y se espera en enero de 2016, al recoger los resultados y evaluaciones del proceso que está pensado como prueba piloto, entregarle un insumo al Ministerio de Educación Nacional para la creación de una política pública en estilos de vida saludables en instituciones educativas. “Con esto le estamos diciendo a la comunidad que la alianza Universidad-empresa-Estado funciona, que trasciende en el proceso de responsabilidad social que tenemos todos, en el sentido de mejorar el bienestar y la calidad de vida de la población”, enfatizó Carlos Alberto Palacio, decano de la Facultad de Medicina. Para Edilson Bustamante, el objetivo es mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas, para lo cual un componente decisivo es la movilización de los actores de las instituciones de cada municipio, de modo que promuevan y multipliquen estos saberes y así, además, “le quede una capacidad instalada a las instituciones”. El proyecto pretende llegar a niños y adolescentes, para cultivar desde temprana edad hábitos de vida saludable. Según Yeimy Andrea Pedraza Páez, coordinadora del Programa de alimentación escolar del Programa mundial de alimentos en Naciones Unidas, la propuesta “va a tener una incidencia en las instituciones educativas porque se van a vincular a padres de familia, docentes, rectores”, en tanto se trata de un asunto que atañe a todos. En ese sentido, Pedraza Páez explicó que la actividad física y el estilo de vida influyen en el estado de salud de las personas, y aseguró que en estos momentos nuestra población infantil tiene un alto sobrepeso, debido a los malos hábitos de alimentación y baja actividad física. Por eso, consideró que el proyecto trae consigo beneficio personal y comunitario.

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Foto: Facultad de Medicina

Crisis de la salud ¿Ya tocó fondo?

Por JOHANA PINO QUICENO

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as reformas a la ley 100 de 1993, pero sobre todo la Ley Estatutaria en Salud, sancionada en febrero de este año, sugirió un giro positivo en el cuestionado sistema de salud colombiano; pero los hechos contrarían la expectativas de cambio y parecen alejar el anhelo de materializar la salud como un derecho fundamental autónomo, tal como lo consagra la mencionada norma. Si no, basta recordar los plantones que estudiantes, trabajadores y docentes del sector adelantaron en julio para exigir el pago a las clínicas y hospitales, ad portas de cerrar o de limitar la atención a los pacientes por la excesiva cartera que arrastran. La crisis es tal que ni el anuncio del Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, de girar un billón y medio de pesos al sistema de salud aplacó la iniciativa de los estudiantes, médicos, enfermeras, profesores y gerentes, que salieron a las calles

a protestar por el deterioro de las finanzas de las instituciones prestadoras de salud, hospitales y clínicas. Según Yuly Marín, coordinadora del Consultorio de seguridad social integral de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, “la Ley Estatutaria abre un camino para defender el derecho a la salud desde múltiples vías”. El problema —señala— es que no dijo explícitamente, ‘hay que acabar con la intermediación financiera’, “entonces quedó la misma estructura de sistema: un intermediario, que se denomina EPS, entre los recursos y las instituciones que prestan los servicios de salud”. Y, por tanto — concluye—, todos los problemas de financiación y de sostenibilidad de las IPS se trasladan en últimas a la atención de la población. En el mismo sentido se expresa Luis Alberto Martínez, director de la Asociación de empresas sociales del estado de Antioquia —Aesa—, quien plantea que se debe reformar a la luz de la Ley Estatutaria de Salud el sistema, porque el actual “tiene la sostenibilidad fiscal como fin del sistema, no como dice la sentencia de la Corte que la sostenibilidad fiscal es un criterio muy importante, pero es un instrumento para alcanzar un fin: cubrir las necesidades en salud que tiene la población”. Mientras eso no cambie —advierte— difícilmente las crisis desaparecerán. “Si no hay plata en los hospita-

les, no hay calidad en la atención y se vulnera el derecho, y la ley se queda en el papel si no hay una reorganización del actual sistema”, insiste Martínez, mientras observa que a los hospitales públicos de Colombia se les adeuda más de 5 billones de pesos, y en Antioquia, 650 mil millones a los públicos y 1.3 billones a los privados. Sin embargo, para Eduardo Guerrero Espinel, docente y coordinador de la Especialización de salud internacional de la Facultad de Salud Pública, el financiero es un tema desligado de la Ley Estatutaria, porque es una deuda crónica que las EPS y el propio gobierno han ido acumulando. “Eso —observa— es una cadena que afecta finalmente a los proveedores, a los hospitales públicos y a los privados. Y uno podría decir que en perspectiva la Ley resuelve algunas cosas, pero el problema en este instante es de una deuda acumulada de 4 o 5 años atrás”. León Jairo Montaño Gómez, director de la IPS Universitaria —Universidad de Antioquia—, considera que la actual crisis es un cúmulo de dificultades que vienen de tiempo atrás, no exclusivas de este gobierno. Él plantea que “hubo diferentes situaciones que comenzaron la crisis: la primera fue la sentencia de la Corte Constitucional referente al no POS (plan obligatorio en salud), ya que con la sola justificación del médico las EPS están en la obligación de

entregar lo que el médico ordena. Segundo, la cobertura universal y la igualación del POS contributivo y el POS subsidiado”. Y asegura que lo mejor que le puede pasar a un paciente es que le dan absolutamente todo, pero —subraya— las decisiones no fueron totalmente técnicas “porque no se pensó en los recursos que se requerían para esas tres situaciones”. Tanto que —asegura Montaño Gómez— la Ley Estatutaria no está financiada y lo que se requiere es flujo de recursos. “En Colombia el gasto promedio por usuario no llega a los 700 dólares, en Estados Unidos son 7.000 y nuestro plan de beneficios es superior. Como decía el Ministro, hacemos mucho con muy poquita plata, pero hacemos mucho con muy poquita plata nosotros los prestadores”, subraya. En ese sentido, la coordinadora del Consultorio de seguridad social integral de la Facultad de Medicina


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Estudiantes de Medicina, a rotaciones clínicas en la Harvard Medical School

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afirma que el escenario ideal es que no haya EPS. “No quiere decir que no pueden haber privados, claro que sí, sin embargo el escenario ideal es que los recursos sean administrados por entidades territoriales, porque si esto pasa la ganancia que se genere puede ser reinvertida en salud, mientras que si pones un actor privado en la mitad ese recurso que él percibe no se va a volver a reinvertir en lo público, sino que pasa a lo privado”, agrega. Los expertos citados resaltan la importancia de atender el llamado de la Ley Estatutaria de Salud de concentrarse en programas de promoción de la salud. “En palabras de la Corte, este modelo curativo atenta contra la dignidad humana, toda vez que hay que esperar a que la persona se enferme para poder atenderla. Eso no es un derecho humano fundamental”, señala el director de Aesa, Luis Alberto Martínez.

arlos Felipe Marín Díaz, Santiago Sánchez Londoño y Juan Guillermo Sierra David, del pregrado en Medicina de la Universidad de Antioquia, harán rotaciones clínicas en Harvard Medical School. Durante su estadía, entre agosto y octubre, compartirán las experiencias y aprendizajes adquiridos durante su carrera en la Alma Máter con estudiantes de Francia, Taiwán, Israel, Brasil, Sudáfrica, España, Chile, Guatemala y Costa Rica. “Esto no sería posible sin un convenio entre ambas universidades. Representa un gran logro personal e institucional. Seremos representantes de la Universidad de Antioquia y de Colombia ante el mundo académico”, expresó Sierra David. “Quiero agradecer a la Universidad de Antioquia por tan preciada oportunidad, pues gracias a la logística y el esfuerzo interdisciplinario que dedicaron a mi caso, además de la educación de primera calidad que me ha proporcionado la institución y sus docentes, es que he logrado estar hoy en Boston”, manifestó Sánchez Londoño. Marcela Garcés, coordinadora de relaciones interinstitucionales de la Facultad de Medicina, afirmó que la presencia de los tres estudiantes en la prestigiosa universidad norteamericana responde a la apuesta de la dependencia académica por seguir fortaleciendo iniciativas como la del convenio con Harvard, que desde que se estableció en 1996 le ha permitido a 80 estudiantes nuestros vivir una experiencia significativa de intercambio académico, profesional y cultural. “La idea es acercarnos cada vez más y ofrecer también oportunida-

Santiago Sánchez Londoño

des a los estudiantes de Harvard que quieran venir a visitarnos”, precisó la coordinadora. Además de las ventajas académicas que conlleva la rotación médica en Harvard Medical School, el convenio exime del pago a los estudiantes de la Universidad de Antioquia. “Por la condición socioeconómica de nuestros estudiantes sería muy difícil asumir la matrícula, imposible prácticamente, puesto que un mes en Harvard está alrededor de los 6.000 o 7.000 dólares. Nuestros estudiantes van entre uno, dos y tres meses y esa es una cifra bien significativa para ellos”, agregó Marcela Garcés.

Premio en alergología, otro logro internacional Por otra parte, los residentes de la Especialización en alergología clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Ana Milena Acevedo, Emerson Daniel Amaya y Ana María Celis, el docente-investigador Jorge

Juan Guillermo Sierra David

Sánchez y el director del grupo de investigación en Alergología clínica y experimental, Ricardo Cardona, fueron premiados en el Congreso europeo de alergia e inmunología clínica, que reúne a las máximas autoridades mundiales en el tema, en esta oportunidad en Barcelona, España. Los estudiantes y profesores ganaron con diferentes enfoques sobre un mismo tema: la urticaria. El grupo tras los tres premios recibió un reconocimiento A parte del económico, “sobre todo, se gana un reconocimiento que permite mostrar que los trabajos nacionales tienen proyección internacional”, dijo el profesor Jorge Sánchez. “Es una experiencia muy importante para las investigaciones clínicas de nuestra Universidad”, aseguró Ricardo Cardona, para quien lo más importante es formar escuela, y una de las formas de cumplir ese propósito es dejando este legado investigativo con reconocimiento internacional.

Foto: Facultad de Medicina

Carlos Felipe Marín

De izquierda a derecha: Emerson Daniel Amaya, residente; Ricardo Cardona, director grupo de investigación en alergología clínica y experimental; Ana Milena Acevedo, residente; Jorge Mario Sánchez, docente - investigador; Domingo Caraballo, colaborador.


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Diplomacia promueve cooperación científica transnacional Por LAURA GARCÍA RESTREPO

Foto: Dirección de Relaciones Internacionales

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a firma del convenio de cooperación científica entre la Sociedad Max Planck de Alemania, la Universidad de Antioquia, la Universidad Nacional de Colombia y Colciencias en febrero de este año, impulsada en gran medida por la Embajada de Colombia en Alemania y por el Ministerio de Relaciones Exteriores, dejó en evidencia la importancia de generar y fortalecer las relaciones entre académicos e investigadores con los cuerpos diplomáticos. Cuando estas relaciones se desarrollan de manera coordinada y fluida, contribuyendo a fortalecer la comunicación y colaboración entre países, se habla de diplomacia científica. Aunque este no es un concepto nuevo, pues se ha aplicado en diferentes momentos de la historia como después de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, ha tenido un auge en los últimos años debido a que cada vez más países están implementando acciones de este tipo para sacar adelante proyectos colaborativos de ciencia y tecnología a gran escala. “La diplomacia científica puede ser vista como el interés de un país, territorio o institución para promover el desarrollo científico, hacer avanzar iniciativas de interés global o incluir actividades de cooperación entre investigadores e innovadores en el contexto internacional”, explica Diego Franco Moreno, asesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Antioquia. El mapa de la distribución de capacidades científicas y tecnológicas es relativamente similar al de la repartición de la riqueza en el escenario global: mientras más rezagado es un país en actividades de ciencia, tecnología e innovación, menos avanzado es en sus condiciones de desarrollo. “Pensar el progreso científico-tecnológico por fuera de las relaciones internacionales actuales es tan descabellado como pretender que no estamos globalizados. En este contexto, la diplomacia debe tener un papel renovador de la política exterior, incluyendo una estrategia de mejor inserción en el mundo, y en un entorno global de conocimiento básico y aplicado”, agrega Franco Moreno. La diplomacia científica es un medio para hacer avanzar programas de investigación extensos y costosos que encuentran al-

Peter Gruss, ex presidente de la Sociedad Max Planck, durante su visita a Colombia en 2013, con el embajador de Colombia en Alemania, Juan Mayr Maldonado, y algunos investigadores de la Universidad de Antioquia.

tamente benéfico aprovechar la participación de múltiples países. Algunos ejemplos son la creación de la Organización europea para la investigación nuclear —CERN—, famosa en los últimos años por la partícula de Higss, y otros casos de cooperación científica internacional como la investigación nuclear, trasplantes humanos y estudios del genoma.

Buenas prácticas La Embajada de Colombia en Alemania representa un ejemplo de cómo aplicar la diplomacia científica de manera eficiente y exitosa. En los últimos años se dedicó a entender el sistema de investigación alemán, en el cual el sector privado, la academia y los gobiernos de los estados federados trabajan juntos por objetivos claramente definidos de acuerdo con los intereses del país. A partir de este conocimiento, y con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores, construyó una estrategia para acercarse y establecer contacto con las principales sociedades, academias e institutos de investigación germanos. Según el embajador de Colombia en Alemania, Juan Mayr Maldonado, el hecho de contar en su equipo de trabajo con un funcionario dedicado a los temas de ciencia, tecnología e innovación ha sido clave para el desarrollo de la diplomacia científica, gracias a la cual se han generado espacios para que las entidades colombia-

nas viajen a Alemania a conocer de manera directa las diferentes posibilidades de cooperación e igualmente las instituciones alemanas visiten Colombia. “Esta es la forma de trabajar, primero conocernos, generar confianza e ir estructurando programas y proyectos con una visión de mediano y largo plazo”, agrega el embajador. El logro más reciente de esta estrategia fueron las Segundas consultas técnicas en ciencia, tecnología e innovación realizadas en abril entre los gobiernos de Colombia y Alemania, en las que participó una delegación colombiana de cerca de 80 personas de instituciones de educación superior (entre ellas la Universidad de Antioquia), centros de investigación y sector público. Como resultado, en los próximos meses se llevarán a cabo entre ambos países unas 10 misiones que incluyen las visitas a Colombia de la Comunidad Leibniz, la Sociedad Fraunhofer, el presidente de la Fundación alemana de investigación científica —DFG—, la ministrapresidenta del estado confederado de Renania del Norte-Westfalia, además de continuar con el trabajo de la plataforma de innovación colombo-alemana con los departamentos de Antioquia y Santander. “La estrategia ha sido sumamente exitosa, nos encontramos muy satisfechos de los logros alcanzados y de todo lo que se sigue construyendo, porque lo que viene es algo de enorme importancia

para los procesos de desarrollo en nuestro país”, explica el embajador Mayr Maldonado.

El rol de las universidades La Universidad de Antioquia ha sido una de las aliadas de la Embajada de Colombia en Alemania en sus labores de diplomacia científica. “Buscamos instituciones que cuando comprometen su palabra actúan de forma coherente con los esfuerzos definidos, y esto lo hemos encontrado claramente en Antioquia, no solamente con la Universidad sino con el sector privado y con los gobiernos departamental y locales, lo que nos da una garantía de seguridad y confianza a nosotros y a las entidades alemanas”, asegura el embajador. Otras actividades de diplomacia científica en las que ha participado la Universidad recientemente, junto con el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Educación Nacional y la Embajada del Reino Unido en Colombia, son el Fondo Newton-Caldas para la cooperación académica y científica, y la promoción del rugby como deporte que promueve la inclusión social. “En este contexto —concluye Franco Moreno— son las universidades, los grupos y centros de investigación y los científicos los llamados a contribuir con el asesoramiento, la diplomacia para la ciencia y la cooperación científica como una vía para enriquecer las relaciones internacionales entre los países”.


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Volver a la Universidad a investigar En 2014 Colciencias, con apoyo de la Cancillería, lanzó la primera convocatoria para el programa Es tiempo de volver, una estrategia que busca traer a Colombia a algunos de los investigadores que realizan sus carreras científicas en otros países del mundo. A pesar de los altibajos y polémicas que han marcado la primera versión del programa, éste sigue siendo considerado una buena oportunidad para aumentar las capacidades de la ciencia nacional y fomentar el establecimiento de más redes de cooperación entre las entidades colombianas y las instituciones extranjeras de donde los investigadores provienen. Seis de los 141 seleccionados encontraron su lugar en la Universidad de Antioquia, en donde durante dos años desarrollarán sus proyectos en grupos de investigación de alta calidad, bajo la figura de posdoctorado.

Francisco Núñez Zarur Químico de la Universidad de Cartagena, doctorado por la Universidad Autónoma de Barcelona. Tras dos años en el Instituto Federal de Tecnología en Zúrich, Suiza, se integró al grupo Química Física Teórica para investigar una reacción llamada metátesis de alcanos, prometedora en el desarrollo de combustibles y materiales. José Alfredo Gómez Puerta Médico de la Universidad CES y reumatólogo, doctorado por la Universidad de Barcelona y con estancias de investigación en los hospitales Saint Thomas Hospital de Londres, Brigham & Women de Boston y Clínic de Barcelona. Llegó al Grupo Inmunología e Inmunogenética —GICIC— a buscar biomarcadores para un mejor diagnóstico, seguimiento y tratamiento de una de las más terribles enfermedades autoinmunes: el lupus. Catalina Arroyave Quiceno Bióloga de la Universidad de Antioquia, con doctorado por la Universidad Autónoma de Barcelona y una estadía en la Universidad de Missouri. Con el Grupo Interdisciplinario de Estudios Moleculares —GIEM— y el grupo de Bioprocesos desarrolla un biorreactor en el que usará el bagazo de la caña como materia prima para generar enzimas y otros productos de alto valor. Eduardo Rojas Físico de la Universidad Nacional de Colombia. Doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México y con posdoctorados en la misma institución y en la Universidad de Sao Paulo, recaló en el grupo Fenomenología de Interacciones Fundamentales para investigar sobre partículas constituyentes de la luz y de la materia oscura, que apenas comienzan a ser exploradas. Juan Carlos Vásquez Físico egresado de la Universidad de Antioquia, doctorado por la Universidad de Niza y con posdoctorado en Nijmegen, Países Bajos. Llega al grupo de Biofísica a trabajar, desde la teoría de la estadística, en redes que simulan el comportamiento neuronal, en las fronteras de la física, la biología, la neurología y la música. Priscila Bascuñán Bióloga de la Universidad Nacional Autónoma de México, con doctorado de la Universidad de Perugia y posdoctorado en Harvard. Estudia la flora intestinal de los mosquitos transmisores de la malaria para encontrar, con el grupo Microbiología Molecular, microorganismos que puedan eliminar al parásito que causa esta enfermedad en humanos.

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Juan Guillermo Londoño Posada, representante del sector productivo en el CSU Es administrador de negocios de Eafit. Reemplaza al empresario Manuel Santiago Mejía, a quien se le venció el periodo estatutario. Fue presidente de Coninsa & Ramón H. S.A. y de Colinversiones S.A., hoy Celsia S.A. E.S.P., compañía que presidió durante los últimos 9 años y de la cual se retiró para disfrutar de su pensión en junio. En la actualidad integra las juntas directivas de Smurfit Kappa Cartón de Colombia S.A., Urbansa S.A. y Situm S.A.S. Hace parte de los consejos o juntas directivas de: ProAntioquia, Ruta N, Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín, Corporación para el fomento de la educación superior de Antioquia, Consejo de asuntos económicos de la arquidiócesis de Medellín y Fundación Francisco y Clara de Asís. Ha sido miembro de diversas juntas directivas o consejos directivos de reconocidas empresas del país. ¿Cuáles son sus expectativas como integrante del máximo órgano decisorio de la Universidad de Antioquia? —En primer lugar es un honor para mí pero, sobre todo, una gran responsabilidad la que asumo como miembro del Consejo Superior de la Universidad en representación del sector productivo. Mi llegada se da porque se he sido una persona que ha estado activa en el sector productivo, tanto en los rubros comercial e industrial como de servicios; como también en el campo académico y en instituciones de servicio a la comunidad. Entonces, es una responsabilidad de carácter integral que la asumo para tratar de hacer parte de las deliberaciones, de poner mis conocimientos al servicio de la universidad y, específicamente, del Consejo Superior, desde la perspectiva del sector productivo; pero nunca abandonando el criterio de que es una universidad, que como tal es universal y debe ser un sitio donde se congreguen personas, voluntades, conocimientos, situaciones. Por eso, mi rol es universal, para buscar mejores resultados integrales para los profesores, trabajadores administrativos, estudiantes y comunidad académica en general, respetando la complejidad que tiene una universidad con esta trayectoria de más de doscientos. Trataré de poner mis conocimientos para que se logren los mejores resultados en cuanto a la sostenibilidad económica, lo académico, lo humano y lo científico. Y, por supuesto, servir de enlace con el sector productivo como fuente de aplicación de los conocimientos que se generan en la universidad; como fuente de trabajo en conjunto en la búsqueda de la innovación, la creatividad, la investigación y la complementación del sector real con el sector académico. ¿Qué percepción tiene de la Universidad? —La veo como un ente fundamental para el desarrollo de Medellín, Antioquia y, en general, del país. Es una institución que es emblemática y en la cual el saber y su difusión han sido absolutamente valiosos. Donde la formación, el ser pioneros en la formación de muchos campos, es motivo de gran reconocimiento de la gestión de todos los que han pasado por la universidad en rubros como el académico, el estudiantil y el investigativo. Para mí es la entidad más representativa del departamento de Antioquia y de las más representativas de Colombia. Nos ha dado grandes satisfacciones con los trabajos que ha hecho. Es una universidad que ha aportado social, económica y políticamente a la región y al país. Ha sido pionera en buscar estructurar el comité Universidad-empresa-Estado; además de serlo, en general, con sus diferentes facultades y frentes del saber, trayendo así desde el mundo conocimientos a nuestra región. Igualmente, la veo como el epicentro de debate de diversas disciplinas, pensamientos e ideologías. Es algo natural, es el proceso propio de las universidades. Y, por supuesto, lo importante es saber encausar todas esas líneas de pensamiento en favor de un desarrollo justo, equilibrado y sostenible, tanto de la Universidad como de todos quienes la conforman. Mi gran preocupación es esa percepción que se tiene en la sociedad de que la Universidad es un punto de controversia no constructiva. La controversia se debe dar, hay que respetarla, pero lo importante es que genere acciones positivas para el mejoramiento de la institución como tal, además de la región y el país.


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Foto: Juan Fernando Ospina

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Estudio sobre empatía, para ayudar a la reinserción de excombatientes Por SERGIO A. URQUIJO MORALES

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a readaptación a la comunidad de los excombatientes del conflicto armado colombiano no está exenta de dificultades, temores y sospechas. “Durante los primeros años de reinserción yo era una persona muy difícil, que ante cualquier problema reaccionaba agresivamente”, comenta Willy Tamayo, reinsertado de un grupo de autodefensas que actualmente apoya a otros excombatientes en el mismo proceso de reintegro a la sociedad. El imaginario social es aún más duro. “Existe una idea de parte de las personas que no han tenido contacto con excombatientes, de que estos están deshumanizados, que han perdido sensibilidad debido a la guerra”, señala el médico e investigador Carlos Andrés Tobón Quintero. Es decir, se cree que han perdido empatía, que es la capacidad de sentir y entender las situaciones y emociones del otro. Tobón Quintero participa en una investigación de los grupos Neurociencias y Neuropsicología y Conducta de la Universidad de Antioquia, coordinada por el neurólogo David Pineda Salazar, mediante la cual se estudiaron los perfiles cognitivos y de procesamiento emocional de reinsertados del conflicto colombiano y su modulación ante diversas situaciones. La investigación encontró que, muy al contrario del imaginario predominante, en la gran mayoría de los excombatientes la empatía es similar a la del promedio. “Nuestros hallazgos eliminan esa idea de los ‘monstruoso’ o anormal

del excombatiente. Son personas normales que pueden reconocer las situaciones emocionales igual que cualquiera”, complementa Tobón Quintero.

Empatía y función ejecutiva El trabajo de doctorado del médico investigador se enfocó en relacionar el procesamiento emocional con la empatía y la función ejecutiva. La empatía se evaluó por medio de un test que mide la reacción de un individuo a los sentimientos y situaciones de otros. De 574 excombatientes, contactados con apoyo de la Alta Consejería para la Reinserción, se encontró que el 80% entendían la situación del otro, se ponían en su lugar y le importaba. “No estábamos trabajando con población patológica. La gran mayoría de ellos podía reconocer la situación del otro igual que el promedio de la gente”, Precisa Tobón Quintero, y agrega que sólo un 20% tenía algún componente alterado, ya porque le fuera difícil entender lo que el otro está pasando o porque eso no le generara estrés ni preocupación. Tras evaluaciones psiquiátricas para garantizar que no hubiera patologías mentales que alteraran los resultados (como psicopatías, depresión o abuso de drogas) y una evaluación de capacidad cognitiva, se seleccionaron tres grupos: uno de excombatientes con empatía normal, otro con baja empatía, y un grupo de personas no excombatientes, pero del mismo contexto social, para ser el grupo control —grupo “promedio” con el que se comparan los resultados de los excombatientes—.

A estos tres grupos se les monitoreó la actividad eléctrica de sus cerebros mientras realizaban un test de reconocimiento de estímulos emocionales, en el que valoraban imágenes de situaciones alegres, neutras y angustiantes. Y, por último, se les aplicó otro test que evalúa las funciones cerebrales llamadas ‘ejecutivas’, es decir, las que nos permiten iniciar, organizar, controlar y planear.

Los hallazgos “Lo primero que vimos es que no había diferencia en el reconocimiento emocional primario, ni en la prueba de clasificación de las imágenes, ni en los cambios de la actividad eléctrica cerebral”, señala Tobón Quintero y añade que la mayoría de los excombatientes, tanto los de empatía normal como los de baja, tenía la misma capacidad de identificar el valor de las imágenes emocionalmente cargadas. Pero en la investigación sí se halló una diferencia en la reactividad cerebral frente a las situaciones emocionales que genera la respuesta comportamental ante un estímulo: “Los excombatientes tenían una mayor reactividad que el grupo control, independientemente del perfil de empatía. Lo que para el grupo control era importante, para ellos era mucho más importante”, aclara el investigador de Neurociencias y Neuropsicología y Conducta. Tobón Quintero relacionó las diferencias en la reactividad cerebral ante las situaciones emocionales que generan una adaptación al entorno de guerra: “Allí tenían que tomar decisiones rápidas, y la información que llegaba tomaba una mayor relevancia. Eso puede estar

relacionado con comportamientos dentro del conflicto, agresivos o violentos, dada la mayor rapidez en los juicios morales”.

Posconflicto Según el médico investigador Carlos Tobón Quintero, el desafío social es garantizar que las personas que salen de ese entorno de guerra que les generó dichas adaptaciones biológicas puedan “cambiar nuevamente ese chip y reincorporarse eficientemente a la vida civil”. “Obviamente —precisa— va a requerir que el entorno de reinserción sea de verdad un cambio. Pero, ¿de qué cambio vamos a hablar cuando en las ciudades tenemos conflictos graves, barreras, el mismo entorno negativo? Tenemos que cambiar ese entorno”. Gran parte del trabajo que se hace ahora con los excombatientes es en manejo de ansiedad y reconocimiento de situaciones emocionales, pero, como indica Tobón Quintero, “vimos que el problema no está ahí. El cambio está en el proceso de información luego del reconocimiento, y eso da luces sobre qué se podría trabajar en este tipo de situaciones de posconflicto”. Por eso, el macroproyecto incluye una intervención de apoyo basada en los hallazgos científicos. El solo hecho de participar en la investigación generó reflexiones esenciales para personas como Willy Tamayo, quien hoy es un activo miembro de la Fundación San Miguel de apoyo a reinsertados: “Con el estudio de la UdeA me di cuenta de cuánto he progresado. Veo que soy una persona totalmente diferente. Ya no pienso en venganza, sino en ayudar al otro”, asegura.


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Fundación Bancolombia apoya a 118 estudiantes de la Universidad

Foto: Dirección de Bienestar Universitario

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Por LILIANA SALAZAR VILLA

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a Fundación Bancolombia contribuirá con el proyecto académico y profesional de 118 estudiantes de la Universidad de Antioquia, quienes accedieron al programa de becas Sueños de paz que promueve la entidad. Sueños de paz proporciona al estudiante beneficiario una becapatrocinio, que cubre el 100% de la matrícula. Adicionalmente, “el estudiante recibirá en calidad de beca el 50% de los desembolsos recibidos por la manutención, de forma que el 50% adicional será repagable. El valor máximo de esta manutención desembolsado semestralmente es de $1.874.250 para el 2015”, explicó la Fundación Bancolombia en su comunicado oficial. Por su parte, el jefe del Departamento de Desarrollo Humano, de la Dirección de Bienestar Universitario, Juan Carlos Valencia Franco, precisó que las becas que se entregaron en la Universidad de Antioquia fueron para 118 estudiantes que cumplen los requisitos de la Fundación Bancolombia, algunos incluidos en el programa Jóvenes en Acción y otros identificados desde Bienestar Estudiantil como estudiantes que requieren apoyo económico para su permanencia académica.

Jorge David Tirado Pérez, estudiante de Ingeniería Civil beneficiario del programa expresó que “Bienestar Universitario siempre está pendiente de los estudiantes de escasos recursos de la Universidad. Para mí es muy importante esta beca porque contribuye un granito más a mi carrera, a mis sueños; entonces muchas gracias a la Fundación Bancolombia por contribuir a cumplir esos sueños”. El programa Sueños de paz está dirigido a personas de estratos socioeconómicos 1 y 2 prioritariamente, además de población vulnerable que ha sido afectada por el conflicto armado o por la violación a los derechos humanos. Las condiciones de permanencia que la Fundación Bancolombia propone para los estudiantes beneficiados son: mantener un promedio mínimo de 3.5 semestralmente, no perder cuatro o más materias en el desarrollo del programa académico, matricular mínimo 15 créditos del programa académico, pagar cuotas de “cultura de pago” ($26.500) los primeros ocho días de cada mes, cumplir con las sesiones de acompañamiento programadas semestralmente, no hacer cambio de programa académico ni traslado de sede y participar del programa de asesorías.

UdeA busca alianzas para el bienestar estudiantil El rector de la Universidad de Antioquia, Mauricio Alviar Ramírez, se reunió en julio con instituciones, corporaciones, fundaciones y empresas del sector público y privado, en el encuentro ‘Fundaciones y UdeA’, con el fin de explorar opciones de más recursos para generar, en últimas, mejor bienestar para los estudiantes de la Alma Máter. A la convocatoria respondieron gerentes y representantes de 18 instituciones, a los cuales el rector les expuso, entre los objetivos de su administración, fortalecer la calidad académica como una estrategia para prevenir la deserción estudiantil; apostarle a la formación integral desde el humanismo, las artes y el deporte, y a la regionalización, para descentralizar la Universidad. En la reunión, la directora de Bienestar Universitario, Adriana Arcila Rojas, hizo énfasis en los servicios que presta Bienestar Universitario. “Aquí pueden ver qué es lo que hacemos, cómo lo hacemos, los convenios y asociación que podemos hacer para que trabajemos unidos y así podamos transformar vidas, familias y sociedad”, dijo. El gerente de la Fundación Universidad de Antioquia, Luis Fernando Múnera Díez, destacó la importancia de las alianzas interinstitucionales, así como los proyectos con los cuales la entidad ha apoyado a los estudiantes de la Alma Máter desde los servicios de Bienestar, como promotores del

bienestar, la red de ludotecas, el patrocinio en la participación de eventos deportivos y culturales, las convocatorias y capacitación para los conductores del Metro de Medellín, entre otros. “Gracias a estos aportes de la Fundación Universidad de Antioquia tenemos ya 1.800 egresados a quienes se dio apoyo para que pudieran culminar sus estudios”, dijo Múnera. Entretanto, Claudia Restrepo Montoya, gerente del Metro de Medellín, dijo que lo principal para la empresa que representa es mantener una la alianza más firme con la Universidad de Antioquia y la Fundación Universidad de Antioquia, “porque son de los socios estratégicos más importantes, y de la mano de ellos hemos tejido uno de los temas de innovación social que nos hace únicos y ejemplo en los metros del mundo”. Así mismo, expresó que este vínculo podría permitir el trabajo en grupos de investigación con estudiantes UdeA, para impulsar la gestión de conocimiento en el Metro, para innovar y promover calidad de vida de los jóvenes de nuestra institución. Por atender el llamado y dejar la puerta abierta para realizar nuevos convenios y alianzas, la Universidad de Antioquia agradeció a las fundaciones Universidad de Antioquia, Egresados UdeA Feudea, Fomento a la Educación JCH, Incolmotos Yamaha, Argos, EPM, SURA, Coltejer, Conconcreto, Aurelio Llano Posada, Celsia y Socya; Cooprudea, CIS, Comfama, ANDI y Metro de Medellín.


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La situación fiscal de la Universidad es retadora

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alificar de retadora la situación fiscal de la Universidad, ¿minimiza el problema o lo soslaya? “De ninguna manera”, responde el vicerrector Administrativo Fernando Tobón Bernal, quien considera compleja la actual problemática, pero no más tortuosa quizá que la tuvieron que enfrentar al inicio de la década de los 90 como consecuencia de

los pasivos laborales (cesantías y pensiones), más la falta de recursos para realizar las inversiones que a gritos pedía la Universidad. “Se logró salir con el concurso del Gobierno no sólo para participar en el pago de las obligaciones con los servidores, sino también con la creación de fuentes permanentes destinadas a la inversión: la Estampilla y la devolución del IVA”, recuerda.

Hoy observa que a partir de los informes parciales entregados por la administración anterior, se pudo corroborar que la situación fiscal de la institución en el campo del funcionamiento básico es dramática, derivada de las responsabilidades laborales y de los otros gastos necesarios para el mantenimiento regular. Y confía que ese panorama crítico, originado en los salarios que

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crecen por encima del valor de las transferencias gubernamentales, más la expansión de los ejes misionales que, entre otras cosas, tendrán que seguir en aumento dada la responsabilidad social de la institución, será entendido por el Ministerio de Educación Nacional y por el Gobierno Departamental. “Ahí estará concentrado el esfuerzo para superar la crisis”, afirma. “El problema que hallamos se ahonda por la estrategia empleada en la actualidad de crear en “fondos especiales” (donde los recursos recibidos para atender investigaciones, asesorías, productos académicos y otros se deben orientar al cumplimiento del objeto contratado) algunas unidades ejecutoras que desarrollan funciones básicas en la institución, produciendo, en consecuencia, un ocultamiento de la realidad fiscal”, afirma. En esta entrevista precisa el estado y las perspectivas de las finanzas. Vicerrector Fernando Tobón Bernal, ¿cuáles son las razones del déficit de la Universidad? —Son varias. La fundamental es la estructura salarial enfrentada a la forma de financiación de la Universidad. Explico: mientras que los salarios de los servidores de la Universidad crecen por encima de la inflación, la fórmula planteada en la Ley 30 de 1992 de educación superior está fundamentada en el crecimiento de los precios de la economía. Eso nos abre una brecha constante y permanente. La Universidad pudo sortear en gran parte los últimos 25 años con lo que comúnmente se conoce como relevo generacional, donde profesores con un mayor salario se retiran y son reemplazados por unos que inician su carrera profesoral, pero una vez cumplido ese ciclo laboral y la renovación de la planta, que se ha estabilizado, ya empieza a verse con mucha incidencia y muy marcado el problema de un déficit estructural, que es solucionable con la participación indudablemente del Ministerio de Educación, al que hay que mostrar los problemas e introducir los correctivos necesarios. ¿Y el convenio de concurrencia? —El convenio de concurrencia fue la salvación de la Universidad, porque con él se logró solucionar el problema más delicado que tenía la Universidad al finalizar la década de los 80, que era el pasivo pensional. Como derivación del artículo 131 de la Ley 100 de 1993, la Nación y el Departamento concurren a pagar ese pasivo, pero infortunadamente, por una interpretación del Ministerio de Hacienda, se le asignó a la Universidad la responsabilidad de pagar el 10%, pago que ha venido atendiendo con sus fondos generales. El problema central está solucionado: estamos en los últimos años, porque ya se ha salido


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del mayor bloque de recursos que le ha correspondido aportar a la Universidad. ¿Qué otras obligaciones enfrenta la Universidad? —Hoy el problema obedece a una serie de obligaciones que todos los días les asignan a estas instituciones. Por ejemplo, a principios de este año, el Gobierno nacional impuso una obligación especial y es que todos los estudiantes que estén en práctica tienen que estar afiliados al sistema de seguridad social en riesgos laborales. Bueno, estamos asumiendo eso que no estaba presupuestado, y dada la condición socioeconómica de la población de la universidad pública, no se le debe pedir al estudiante que pague la póliza. Hay otras obligaciones, que son las más estructurales y las más difíciles, como el reconocimiento de la productividad académica estipulada en el Decreto 1279 del 2002, que regula los salarios de los profesores. Entonces, ahí no están acompasados los aportes de la Nación con las obligaciones que nosotros tenemos que asumir; eso es lo que nos abre una brecha. Los otros grandes rubros son por la expansión y el crecimiento de la Universidad, en respuesta a las demandas sociales. La institución ha ampliado los cupos y ha ido a las regiones, pero la atención de las regiones es costosa: el desplazamiento de los profesores semanalmente, a cumplir allá con sus tareas académicas, para solo mencionar este asunto, lo asume la Universidad. Obvio, el gobierno departamental ha hecho aportes para que eso trate de aliviarse, pero no son suficientes. Después de que se crea la obligación, la Universidad la asume, con la esperanza —por eso lo llamo yo retador— de poder solucionar el problema, y estamos intentándolo y vamos a intentar solucionarlo. ¿Y a cuánto asciende el déficit de la Universidad? —El déficit de la Universidad, por lo que comúnmente nosotros conocemos aquí, el funcionamiento básico, que se lleva estadísticamente en el programa de fondos generales terminó en 2014 en unos 26 mil millones de pesos, en ese solo aspecto. Del otro gran programa estadístico y presupuestal, que es el de los fondos especiales, aparecen algunas unidades ejecutoras también con problemas de tesorería. Cito solamente el caso de la obligación que la Universidad asumió temporalmente con sus jubilados, que se llamó “subrogación”. Ahí hay una suma importantísima que le ha representado a la Universidad un esfuerzo significativo, para poderles pagar a estas personas. Eso puede sumar unos 36 mil millones de pesos. Monto que tampoco tiene su correspondiente giro de la Nación…

No, porque fue una decisión autónoma de la Universidad, que interpretó bien la Ley 100 de 1993 para liquidarles la pensión a unos 600 beneficiarios. Por fortuna, en este momento Colpensiones ha reconocido que como la institución lo hizo es la forma adecuada de liquidar las pensiones. Ya falta que se surtan los correspondientes trámites administrativos. ¿Cuáles son los proyectos, sintonizados con el plan de acción que se está estructurando, que van a demandar la consecución de más recursos? —Nosotros tenemos dos grandes frentes para administrar la Universidad: atender el funcionamiento —que es una inversión social indudablemente—, pero también tenemos que atender la inversión, llamémosla física, que tiene una gran base. Por ejemplo, con la Estampilla pro Universidad hay una fuente de financiación extraordinaria. Toda la expansión en construcción que se realizó en la administración del doctor Alberto Uribe se hizo con apoyo de la Estampilla. Hay que seguir utilizándola para apalancar, por la vía de créditos, más recursos. Tenemos la devolución del IVA y los recursos del impuesto para la equidad, el famoso Cree. O sea que en el plan de acción estamos relativamente tranquilos, porque todas esas fuentes están aseguradas. Nuestro gran conflicto es en el otro lado, en el funcionamiento básico. ¿Qué estrategias se están pensando para mantenerse y para crecer? —Hay que seguir buscando fuentes de recursos permanentes que garanticen la expansión de la Universidad, que es necesaria. Los proyectos de investigación, de proyección a la sociedad, de la misma

infraestructura —nuestros edificios están bastante acabados—, resolver el problema de nuevas aulas y nuevas construcciones fundamentalmente para la docencia, como el edificio que se requiere para la Facultad de Salud Pública por los problemas estructurales que hay allá, etc.; exigen la expansión de las fuentes que ya tenemos, como la Estampilla. La estrategia es buscar tanto con el Gobierno nacional como con los gobiernos departamental y municipal, una expansión en la generación de ingresos por esa vía. Es la fundamental. Y lo otro es trabajar con mucha pedagogía con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Hacienda, para que entiendan cómo es el funcionamiento de la Universidad y se puedan comprometer con una fórmula diferente a la que hay en la Ley 30 de 1992. Desde luego, también se requiere del compromiso de todos los universitarios con la austeridad. ¿Cuáles son los desafíos presupuestales que enfrenta la Universidad? —Fundamental el funcionamiento, sin desconocer las necesidades sentidas, actuales, que pueden sumar unos 800 mil millones de pesos, que son recursos de inversión. Eso nos desborda ahora las posibilidades que tenemos, lo que significa que tendríamos que ir a buscar nuevos hechos generadores, de tributos que nutran más los recursos de la Estampilla. Y vamos a tener que hacer uso también de la conversión de algunos activos fijos que la Universidad ha logrado acumular a lo largo de estos años, que no están muy acordes o que tendrían una prioridad especial, hoy, en otros asuntos que son los fundamentales de la Universidad. Vicerrector, cuando usted habla de 800 mil millones para cubrir necesidades,

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¿se refiere al monto del presupuesto actual de la Universidad? —No. Esas son, digamos, necesidades de proyección, la construcción de nuevos edificios y nuevas aulas, de aulas inteligentes, la utilización adecuada del bloque 10. Todas esas son necesidades que las está pidiendo a gritos la Universidad, que pueden sumar unos 800 mil millones de pesos, más todos los compromisos de investigación, de regionalización. Pero por ahí está el presupuesto actual de la Universidad también… —Sí, pero es una simple coincidencia. Tomando en cuenta que en el presupuesto hay varios fondos o programas —fondos generales, fondos especiales, programa de la salud, fondo de bienestar universitario, regalías—…si se consolidan todos esos recursos, el presupuesto para este año es de 838 mil millones de pesos. Eso es lo que estamos ejecutando, bajo esa modalidad administrativa. ¿Cuáles son los riesgos que advierten ustedes? —El riesgo grande es la financiación asegurada para poder mantener esta institución, que tiene esta responsabilidad dentro de la sociedad, que es el proyecto fundamental de la sociedad; que no tenga la fuente de financiación asegurada, con todas las condiciones, las características, la rigurosidad en el manejo de los recursos, su austeridad, etc., pues ese es el riesgo más grande. No creo que se refiera a otros riesgos menores, donde puede estar la corrupción, que tengamos todos nuestros bienes y personas asegurados, para que mañana no haya problemas con eso. El principal problema que tenemos es ese, asegurar el funcionamiento básico, y es el gran reto.


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Comunicación colaborativa y más articulada, la apuesta Por VÍCTOR JAIME VARGAS TORRES Asistente de Comunicaciones de la Secretaría General

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a comunicación, como fundamento de las relaciones humanas y factor determinante de la cohesión de los grupos, también es, por lo mismo, una de las preocupaciones y de las iniciativas que la rectoría de la Universidad de Antioquia quiere impulsar en este trienio. En una institución que responde de forma plena al concepto de universidad, entendido éste como universalidad de públicos, saberes e intereses, la comunicación resulta vital para la buena marcha de los proyectos y propósitos institucionales. El reto es implementar un nuevo modelo de comunicación que abarque distintos aspectos, que cada vez sea más incluyente, colaborativo y participativo, con el bien común y el carácter público de la Universidad como horizonte. Se pretende generar desde la institución una propuesta que coadyuve a los propósitos misionales y, por tanto, con un claro contenido educativo, respetuosa de la diferencia y promotora de la transformación social.

Análisis y alcances Una primera mirada al tema permite establecer que en la Universidad de Antioquia, más que un sistema de comunicaciones, con todos los elementos y alcances que debería tener, existe un sistema de medios. Se trata de acciones bien intencionadas que sin duda entregan resultados valiosos, pero que no dejan de ser esfuerzos desarticulados. No se trata con esto de detener la diversidad como factor determinante de la creatividad. Todo lo contrario; desde la comunicación se pueden sumar diferentes formas de pensar y hacer que, aunadas, consoliden el bien común. “Lo que queremos es acercarnos a un modelo de comunicación en el que confluyan las distintas miradas y apuestas que la Universidad tiene en sus ejes misionales, de una forma articulada, sinérgica, que conlleve a un mayor impacto

de lo que es y hace la institución tanto dentro como fuera de ella. La madurez de este ejercicio nos puede arrojar una estructura en la cual haya equipos de trabajo con una mirada muy colaborativa, con un enfoque participativo pero también con una capacidad importante de intervenir, de apoyar y de acompañar en lo estratégico de la institución”, dice la comunicadora social - periodista Alma Nury López Patiño, secretaria privada de la Rectoría y líder de comunicaciones de la Alma Máter. La egresada de la Facultad de Comunicaciones asegura, además, que se busca consolidar equipos de trabajo cualificados, bien perfi-

lados y orientados más hacia una dinámica de asesoría. La intención es que no solo se cumpla el enfoque instrumental que debe tener la comunicación, sino fundamentar el trabajo en un soporte conceptual y estratégico que responda a lo que la Universidad requiere en esa materia. El interés también está enmarcado en posicionar las políticas institucionales en las distintas áreas y unidades académicas con el liderazgo del proceso de comunicaciones desde el nivel central. Se busca que la Universidad proporcione lineamientos en el manejo de las comunicaciones con un criterio unificado, coherente y austero. Con el apoyo de Arquitectura

de Procesos de la Universidad, se continuó avanzando en la definición de un modelo para el esquema de trabajo en comunicaciones que pretende implementarse. La mirada ha sido sosegada pero muy activa, con un análisis amplio y responsable. Se reflexiona sobre el alcance que deben tener dichos procesos para el servicio de los fines universitarios y se busca orientar los esfuerzos a resolver las necesidades planteadas desde los públicos internos y externos de la institución para impactarlos de la mejor manera.

Otros retos Promover la escucha dentro de la comunidad universitaria es otro de los principales desafíos de este propósito. Se trata de una iniciativa que parte desde la filosofía misma de la rectoría de la institución, que valora la comunicación y el diálogo como herramientas sustanciales para el alcance de la sana convivencia. Se busca, además, desde los procesos de comunicación, reorientar la percepción en el imaginario colectivo sobre la Universidad, a menudo identificada por observadores externos como sinónimo de conflicto, cuando una mirada más cercana permite constatar que se trata de la Institución como el principal centro de formación, cultural y científico de la región. En esa misma dirección, el nuevo modelo de comunicación propenderá por promover y generar respuestas desde el ámbito académico para una sociedad que necesita contexto para entender sus más diversas realidades, atendiendo a las nuevas dinámicas sociales que implican modificaciones en el manejo de los medios con sus contenidos y lenguaje. Saber llegar a los diversos actores que tiene la institución, es un reto que se debe asumir. Hoy se busca recoger el sentido original de la comunicación y los medios de la Universidad para darles un nuevo enfoque y orientarlos hacia acciones más cercanas a las necesidades de la institución y sus públicos. A corto plazo la implementación de éste modelo redundará en procesos transparentes y eficaces en la búsqueda del bien común.


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Por CAROLINA MUÑOZ

Revista colombiana de ciencias pecuarias

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olombia es el cuarto productor de leche en América Latina con un volumen aproximado de 6.500 millones de litros anuales, superado sólo por Brasil, México y Argentina. Pese a esa posición, la producción de leche se hace a bajas escalas, con bajos niveles tecnológicos y, por tanto, sin altos niveles de calidad y a costos considerables, como lo señala Pedro Valderrama Salazar, secretario técnico del Consejo Nacional Lácteo. Ante la creciente competencia con productos lácteos internacionales, “el sector lácteo colombiano tiene que establecer sistemas productivos manejados empresarialmente, con altos niveles de calidad, bajos costos de producción, que sean incluyentes socialmente y protejan el medio ambiente”, asegura Valderrama Salazar. Carlos Alberto Estefan Upegui, gerente general de la Asociación nacional de productores de leche —Analac—, asegura que es necesario contar con el apoyo del sector público y privado. “Por parte del Gobierno, las medidas que se han tomado para enfrentar los retos de la apertura económica, los retos de los TLC, son bienvenidas pero transitorias; ejemplo de ello es el Conpes lácteo que, se suponía, en 2015 debía arrojar un resultado muy claro en cuanto a la organización de la ganadería colombiana, sin embargo no es así”. Para Estefan Upegui resulta necesario que haya compromiso con la calidad de la leche, reducir los costos de producción y buscar la forma de posicionarse en el mercado. “Creo que ahí hay un reto de orden gremial”, afirma.

Comercialización La comercialización de leche cruda en Colombia está regulada por la Resolución 017 de 2012 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Este sistema tiene como principal propósito que el pago de la leche en Colombia se haga con base en la calidad, cuyos parámetros son grasa, proteína, sólidos totales (calidad composicional), unidades formadoras de colonia. Se otorgan bonificaciones cuando la leche proviene de hatos libres de enfermedades como brucelosis y tuberculosis y han sido certificados en buenas prácticas ganaderas, explica Valderrama Salazar. Otros parámetros como el recuento de células somáticas, que dan una idea del estado de salud de la glán-

Laboratorio de leche, un aporte a la competitividad dula mamaria, son aun voluntarios para el pago de bonificaciones. Una resolución más reciente del Ministerio, la 077 de 2015, estableció que a partir del 1° de enero de 2016, solo serán válidos para el pago de calidad de leche los resultados de laboratorios acreditados en NTC-ISO/IEC 17025:2005. El Laboratorio de calidad e inocuidad de leche de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia inició en 2014 el proceso de acreditación de sus ensayos. Hoy en es uno de los dos laboratorios con acreditación bajo la norma de calidad NTC-ISO/IEC 17025:2005 en Colombia.

Confiabilidad El laboratorio cuenta con equipos automatizados de última generación y un equipo de trabajo altamente calificado que permiten realizar análisis con una alta confiabilidad. Mensualmente se analizan alrededor de 20.000 muestras. Desde sus inicios siempre ha contado con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de Antioquia, con el acompañamiento permanente de Corpoica y de los grupos de investigación de la Facultad como GaMMA, GRICA, Biogenesis y Centauro. A la fecha se están procesando muestras de leche de más de 20 empresas acopiadoras, ganaderos, del Programa

nacional de mejoramiento genético liderado por de la Unión nacional de asociaciones ganaderas, Unaga, entre otros. En el marco del LXII Congreso Analac, que se llevó a cabo en julio en Corferias- Agroexpo 2015, el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias, Luis Guillermo Palacio Baena, presentó el avance en la implementación del laboratorio e hizo una reseña de las diferentes actividades que lidera la Universidad de Antioquia en la cadena láctea a nivel regional. La acreditación del Laboratorio de calidad e inocuidad de la leche en la norma de calidad NTC-ISO/ IEC 17025:2005 constituye en un aporte importante que hace la Universidad al sector lechero, pues genera una gran confianza en los productores y en la industria, porque su metodología de trabajo permite garantizar la calidad de los resultados de los análisis y fomentar, de esta manera, una mayor productividad y rentabilidad del productor de leche y el acceso a un insumo de mayor calidad para la industria acopiadora, demostrando una vez más la importancia de la consolidación de vínculos entre la Universidad y los diferentes sectores productivos. Informes: Facultad de Ciencias Agrarias, agrarias.udea.edu.co, labcalidadleche@udea.edu.co, teléfono (57-4)2199138

La Revista colombiana de ciencias pecuarias — RCCP— es el órgano de difusión científica de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia desde 1978. Cada trimestre publica resultados de investigación en todas las áreas de la medicina veterinaria y la zootecnia, bajo la forma de artículos originales, revisiones de literatura, artículos cortos y casos clínicos, principalmente. Gracias a su riguroso proceso editorial —señala el editor, Jorge H. Agudelo— la RCCP ha sido destacada este año entre las 75 publicaciones en todas las áreas del conocimiento visibles a nivel internacional como la revista colombiana de mayor impacto sobre la comunidad científica, de acuerdo con la clasificación anual que hace ScimagoScopus (índice SJR: 0.330). La Revista ha servido al sector pecuario colombiano como medio para la publicación de los más significativos avances en investigación a largo de casi cuatro décadas. En la actualidad la RCCP se publica tanto en papel como en formato electrónico de acceso abierto (www.rccp.udea. edu.co), sin ningún costo de acceso para los lectores ni costo de publicación para los autores. Dado que se publica completamente en inglés desde 2012, con resúmenes en inglés, español y portugués, llega a académicos, investigadores y estudiantes de las ciencias agrarias en todo el mundo. “La revista extiende invitación a los investigadores colombianos y extranjeros a someter sus mejores trabajos inéditos a RCCP con la garantía de obtener la máxima visibilidad internacional que puede ofrecer una revista colombiana”, observa Agudelo.


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Universidad de Antioquia, anfitriona de FELAFACS 2015

Más de mil académicos, profesionales y estudiantes latinoamericanos de comunicación y periodismo se congregarán en Medellín

Por JUAN ESTEBAN VÁSQUEZ MEJÍA

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a Facultad de Comunicaciones recibirá en octubre próximo a los participantes en el XV Encuentro latinoamericano de facultades de comunicación social, Felafacs 2015, en torno al tema Convergencias comunicativas: mutaciones de la cultura y el poder. El decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, David Hernández García, y la profesora María Helena Vivas López, ponente del encuentro y vicepresidenta del Consejo latinoamericano para la acreditación de la educación en periodismo, CLAEP, destacan la Importancia de esta discusión en los nuevos escenarios de la sociedad red. Comunicación, cultura y poder… ¿Cómo se articulan tres asuntos tan amplios en un evento académico? David Hernández García —DHG—. Me gustaría destacar de este evento el principio de la convergencia, no solo en lo relativo a la discusión contemporánea sobre la integración de medios de comunicación, sino, y con mayor profundidad, sobre la convergencia disciplinar. Con esto me refiero a que habrá una discusión amplia que trasciende las bases teóricas tradicionales de la comunicación y escucharemos las voces de sociólogos, antropólogos, politólogos y, en general, de autores de otros campos y latitudes que han incorporado principios de la comunicación a sus estudios. En ese sentido, quien asista al encuentro encontrará que la comunicación, los medios y las mediaciones son

ejes de estudio transversales a los problemas de la cultura y del poder. María Helena Vivas López — MHVL—. Poder y comunicación son conceptos inseparables. Las ponencias del encuentro nos permitirán analizar el tema, teniendo en cuenta que la ciudadanía tiene en la red global nuevas posibilidades de influir en las relaciones de poder. ¿Qué problemas actuales de la región latinoamericana y del país pueden analizarse a partir de los temas propuestos en el encuentro? MHVL. Sobre todo la contribución de la comunicación a lograr una mayor educación y participación democrática. En Colombia, por ejemplo, uno de los aspectos

esenciales del proceso de diálogos de La Habana es la participación política, asunto relacionado con los ejes temáticos del encuentro. DHG. La discusión sobre la democratización, los medios de comunicación y la globalización es uno de los componentes centrales de los estudios del poder y un asunto de reflexión tanto académica como cotidiana, evidente, por ejemplo, en la desconexión entre los imaginarios sobre lo urbano y lo rural, la discusión entre centro y periferia, o la descompensación en los procesos de alfabetización digital en nuestros países. Asistirán profesores, decanos y directores de programa de cientos de universidades latinoamericanas. ¿Habrá una mirada hacia adentro? ¿Habrá

una reflexión sobre cómo estamos enseñando y aprendiendo la comunicación? MHVL. Uno de los ejes tiene que ver con la formación académica. La Universidad Javeriana, en un estudio de 1987, encontró que en esa época había 207 pregrados de comunicación y periodismo en América Latina. Hoy tenemos 1.742 carreras de pregrado. Paradójicamente el número de posgrados no ha crecido en la misma proporción. En Colombia, por ejemplo, hay sólo un doctorado en comunicación y el panorama es similar en otros países. Tiene que preocuparnos los pocos espacios de investigación y formación de nuevos profesores. DHG. Respecto a la inquietud que pone sobre la mesa la profesora Vivas, creo que Felafacs 2015 será un espacio clave para llamar la atención sobre el desarrollo de los conceptos y metodologías utilizados en las aulas donde se forman los futuros comunicadores y periodistas latinoamericanos. Desafortunadamente algunas instituciones, profesores y egresados sólo están preocupados por la instrumentalidad de los medios y de la tecnología, lo que genera un abandono del contexto que da el estudio de áreas como la política, la historia y la sociología, entre otras. Esta situación hace notable, en los escenarios académicos, periodísticos y organizacionales, la baja capacidad de muchos profesionales de la comunicación para defender su labor desde la teoría y con un contexto amplio más allá del uso de las herramientas. *** El XV Encuentro latinoamericano de facultades de comunicación social, Felafacs 2015, se realizará en Plaza Mayor de Medellín el 5, 6 y 7 de octubre de 2015. www.felafacs2015.com. Teléfonos (57-4) 2195175 - 2198154. felafacs2015@udea.edu.co


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Literatura negra, historia y memoria 16 al 18 de septiembre

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l VI Congreso internacional de literatura Medellín negro reunirá del 16 al 18 de septiembre de 2015 en el Salón Humboldt del Jardín Botánico de Medellín, entre las 8:00 a.m y las 5:00 p.m, a escritores y académicos como Lorenzo Lunar de Cuba, José Gai de Chile, Melanie McGrath de Inglaterra, Rebeca Murga de Cuba, Simon Booker de Inglaterra, David Knutson de Estados Unidos y Lorenzo Silva de España. El certamen, que hace parte del proyecto académico Medellín negro, promovido por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia y la Alcaldía de Medellín, girará en esta sexta versión en torno a la pregunta por la memoria, en el marco de la globalización económica, política, tecnológica y cultural, lo cual plantea un fecundo campo de estudios para la academia. “Asuntos como el culto al pasado, los espacios de memoria, el papel del olvido, los usos y abusos de la historia oficial, y la memoria como forma de resistencia en las sociedades actuales, caracterizadas por su rechazo de la diferencia (racismo, xenofobia, fundamentalismo político y religioso y, por ende, desplazamiento forzado, masacres, guerras civiles, impunidad y todo tipo de crímenes transnacionales), tienen singulares manifestaciones en el desarrollo del género negro”, plantean los organizadores.

Concurso de novela Del proyecto también hace parte el Concurso de novela de crímenes Medellín negro, cuya IV edición tuvo como fundamento el mismo tema del VI Congreso, las “memorias del crimen”, y convocó a autores de cualquier nacionalidad, quienes podían postular obras originales e inéditas, escritas en español, inscritas en cualquiera de las variantes del género (espionaje, policial, detectivesco) y que desarrollaran su historia a partir de la relación entre memoria y crimen en todo el mundo. El ganador del IV Concurso fue Pablo Yoiris con su obra Resnik. El jurado, integrado por el escritor Lorenzo Lunar y los profesores Jorge Febles y Felipe Oliver, consideró que la novela del escritor argentino, radicado en la Patagonia y profesor de lengua y literatura en un colegio “construye con sutileza una atmósfera opresiva para los personajes, pero altamente sugestiva para el lector. La calidad del lenguaje es admirable, alcanzándose por momentos un dominio absoluto de la prosa. Se juega de manera eficaz con el punto de vista narrativo, fluctuando entre perspectivas, aunque predomina la del protagonista, y saliendo a veces de la omnisciencia con cierto encanto. Hay un buen manejo de las metáforas, produciéndose en ocasiones elocuentes fragmentos epigramáticos. Se comprueba un adecuado conocimiento de los mecanismos intrínsecos de las novelas de crímenes de índole política y de otras obras en las que se critican sistemas tiránicos. Sobresale al unísono el uso de los epígrafes como complementos del sustrato anecdótico. Aunque abstractos al principio, estos adquieren luego gran vigor narrativo, haciendo que el lector los solicite como parte del entramado de la obra. En síntesis, se trata de una interesante propuesta que combina la técnica del best seller, la novela psicológica y la novela de tesis con oportunos y certeros acercamientos a la novela negra. Una obra de altos quilates en el concierto de la novela negra continental”. El premio otorgado al ganador del IV Concurso de Novela de Crímenes Medellín Negro consiste en la publicación de su obra en una editorial de reconocido prestigio y un viaje a la ciudad de Medellín para presentarla en el marco del VI Congreso Internacional de Literatura Medellín Negro. El acto de premiación se realizará el día jueves 17 de septiembre de 4:15 a 5:00 p.m.

Por CAMILO ANDRÉS CERPA DE LA PUENTE*

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a discusión en torno al sentido del crimen para las sociedades contemporáneas incluye cuestiones tales como: los contextos en que se inscribe; los procedimientos utilizados para su definición; las identidades y los supuestos sociales, culturales e ideológicos de quienes lo dictaminan y sancionan, así como los de quienes lo cometen y son castigados; y, por ende, su utilización como instrumento de control social. En este sentido, no puede evitarse la pregunta por el origen, razón y vigencia de paradigmas tradicionales de derecho, institucionalidad y, especialmente, justicia. En Colombia, la cuestión de la justicia, como bien se sabe, es particularmente espinosa en el marco del conflicto armado y de los actuales diálogos de paz entre el Gobierno y las Farc en La Habana. Nociones tales como impunidad, justicia transicional, marco jurídico para la paz, reparación de las víctimas o tipos de penas para los victimarios están a la orden del día y constituyen el centro de toda clase de debates. Y es en este paisaje tan convulso alrededor de la palabra justicia donde también despunta, como condición sin la cual no sería posible hablar de esta, la necesidad de narrar la historia del conflicto y de sus protagonistas. Necesidad compartida por el Gobierno y las Farc, pero cuya importancia, aunque todo el tiempo se hable de justicia casi como de un imperativo social, político y hasta económico, ha pasado desapercibida ante la opinión pública. El reconocimiento de las víctimas por parte de esta y de los bandos en conflicto es un avance fundamental, pero pueden resultar desalentadoras algunas simplificaciones: para muchos, la reparación psicológica de las víctimas es sinónimo de reparación económica. Poco interesa la historia del conflicto armado (o la historia de Colombia, en general), casi nada las estrategias empleadas para contar dicha historia y contribuir a la visibilización de la memoria de las víctimas. A este problema hay que añadir, en cualquier caso, otra dificultad, pues entre reconocer la importancia de esta historia y emprender su narración de la manera más justa posible hay una distancia importante: ¿cuáles son las ventajas y limitaciones de una narrativa institucionalizada de la guerra en Colombia, al margen de la utilidad de comisiones históricas y de verdad? ¿Cómo incluir en una historia oficial del conflicto armado las memorias de una comunidad fragmentada? ¿Cómo hacerlo sin transformar dicha historia

en una herramienta de control social? ¿Puede esta historia incorporar a su narración las contradicciones propias de un conflicto degradado? ¿Se puede confiar en la legitimidad discursiva para elaborar el pasado y proyectarlo hacia el presente de una institucionalidad en gran medida anómica? La literatura negra o de crímenes en América Latina reflexiona acerca del significado del crimen en las sociedades actuales, entre otras formas, a partir de los cruces entre memoria e historia. Alejada del canon decimonónico de la literatura policial europea y norteamericana, en cuyas historias el orden social es restaurado al finalizar la investigación, la literatura negra latinoamericana pone en entredicho la univocidad del Estado nacional burgués, el cual reúne bajo una historia común, oficial, a los miembros por excelencia de la comunidad imaginada, los dueños de la propiedad privada. No puede ser de otra forma para la literatura de crímenes en América Latina y, especialmente, en Colombia: la violencia, el desplazamiento forzado, la impunidad, la corrupción, el narcotráfico, la miseria, el miedo, el desamparo y el caos no son excepciones de la regla, son casi la regla misma. No es otra la realidad recreada en novelas tales como La Virgen de los sicarios (1994), de Fernando Vallejo, o La multitud errante (2001), de Laura Restrepo. Obras distanciadas de las representaciones centrípetas de la ciudad colombiana, es decir, de la arquitectura clásica del poder político: en una se recorren las crispadas comunas de Medellín, en otra los frágiles campos de Colombia. Novelas que utilizan la figura del excluido, del castigado, sus dramas personales, su memoria y su voz, a fin de dar vívida cuenta de los traumas sociales más acuciantes. De este modo, corresponde a la literatura de crímenes mostrar el potencial epistemológico (no historiográfico o documental) de estos discursos respecto de las discusiones sobre lo que se recuerda o no de una historia que sigue pensándose en términos nacionales, pero cuyo enfoque puede enriquecerse o complejizarse si se aprovechan estas otras voces a fin de superar nacionalismos ramplones y simplificadores. En fin: no es el objetivo de la literatura de crímenes solucionar los problemas que denuncia, sino llenar los silencios del diálogo entre la memoria y la historia con nuevas preguntas sobre el sentido de cuestiones tan importantes como el deber, el orden o la justicia. *Coordinador del proyecto académico Medellín negro, en cuyo marco se realizará el VI Congreso internacional de literatura Medellín negro, del 16 al 18 de septiembre en Medellín.


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Asoprudea. Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia. Ciudad Universitaria. Bloque 22, oficina 107. Teléfono 2195360. Fax 2636106 • http//Asoprudea.udea.edu.co La columna “Ágora” es responsabilidad de Asoprudea.

Fusile y luego virigüe Por CECILIA PLESTED ÁLVAREZ Presidenta de Asoprudea

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Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. —Edmund Burke—

n Colombia estamos confiados que el proceso de paz llegue a buen puerto, que aquellos que nacimos bajo el Estado de sitio por fin vivamos en una patria justa, con equidad y en condiciones sociales adecuadas; es decir, sin violencia cotidiana y realmente en ciudades seguras, pues la vida se centra en la educación, la salud y las grandes ofertas de trabajo digno para lograr lo que sociedades avanzadas reconocen como su plus socio-político; es decir, las posibilidades ciudadanas del ocio creativo, la participación colectiva en el avance sociocomunitario de la tecnología, de la formación académico-científica en la universidades estatales de alto conocimiento para el desarrollo de la ciencia, la tecnología aplicada al mejoramiento ciudadano y, como rédito colateral, como aporte a la industria nacional. Hoy 39 años después como profesora de planta en la Universidad de Antioquia, debo reconocer que sigue siendo un sueño poder vivir la universidad que nos merecemos como un claustro de estudio, formación, transformación del conocimiento y espacio social para el debate y el diálogo crítico sin violencias. Difícil de lograr, porque existen violencias de muchos tipos: académicas, administrativas, político-ideológicas, estatales, financieras o por falta de bienestar universitario, entre otras, porque es difícil precisar y enumerarlas todas como asuntos macro o específicos. Entonces, debemos reconocer que, de todo esto y más, una de las peores situaciones reales sigue siendo la que se genera desde dentro de los campus con la excusa de enfrentar al Estado y la respuesta del gobierno municipal que olvida siempre, en esos casos, a la población civil universitaria, en cada una de las ciudades testigo de los desmanes multilaterales de la situación de nuestras 32 universidades estatales. Igual en Medellín, donde olvidan a todo el entorno barrial de la Alma Máter. De hecho, en cada escenario, toca respirar y tragarse los efectos de los gases lacrimógenos o las bombas papa. Claro, también nos toca ‘salir volados’… Evacuación, desmadre de labores, pieles quemadas, daños respiratorios, que parecieran insulsos para quienes dan las órdenes. Evidentemente, es urgente que se concatenen estas situaciones con el proceso de paz vigente en Colombia. De igual forma, es fundamental que cada autoridad estudie y aprenda otra concepción de la situación específica y se apoye y confíe en la comunidad universitaria cansada de este circo. Personalmente, ratifico que esto significa diálogo crítico y proactivo de todos los actores en confrontación y de quienes quedamos como “un emparedado” en medio del conflicto. Al revisar el panorama internacional, sin embargo, por toda Latinoamérica el escenario es repetitivo. Tomamos como muestra la publicación El Manual para la manifestación pacífica con violencia1 de Mariano Moreno, México, el cual describe y confronta al “buen autodenominado anarquista. Que el aerosol y el cóctel molotov (bombas papa) sean tus mejores aliados con las que vas a salvar al país tirando al maldito gobierno represor… Tú deberías representar a México en los Juegos Olímpicos para el tiro de jabalina… después de romper vidrios y destruir y saquear negocios… no te olvides de gritar: ¡REPRESIÓN! ¡REPRESIÓN!”. Como mera coincidencia presenta al “buen granadero (Esmad). Qué jodido debe ser que lo anden madreando y madreando y las órdenes de sus superiores simplemente sean ¡Aguanten! Claro, como ellos no están sintiendo el escudo…, que fácil decirlo… Aplique la de Pancho Villa: fusile y luego virigüe”. Naturalmente también tiene en cuenta al… “buen ciudadano mirón. Usted limítese a ver y grabar con su celular el gran circo romano… siéntase todo un corresponsal de guerra… A sus amigos… dígales que estuvo a punto de morir,… que el gas pimienta lo dejó ciego…”

Muy adecuada la forma como termina, pues la comparto: “Eso sí, habiendo tantas tragedias en el mundo, llore por otras cosas, pero no por el gas lacrimógeno”. Concluyo que la confrontación en las universidades estatales, aquí y allá, es más viral que los selfies en internet. Por ello, urge que las autoridades nacionales, regionales y locales estudien la situación con una concepción de protección a la salud física y mental de la ciudadanía. Las autoridades universitarias deben comprender su responsabilidad en la búsqueda de soluciones no agresivas. Es urgente que se reactive la mesa intersectorial, que seamos capaces de diálogo entre todas las partes, que el proceso de paz también se consolide para lograr un tejido social sano, proactivo y respetuoso de la palabra del otro, que pueda confiar en la tolerancia de las ideas disidentes, el respeto diferenciador de la concepción social y comunitaria como confiaba el maestro Héctor Abad Gómez. En especial, porque estoy totalmente de acuerdo con Martin Luther King “no me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los descontentos, de los sin ética… lo que me preocupa es el silencio de los buenos”. 1. Tomado de: http://malinche.mx/manual-para-la-manifestacion-pacifica-con-violencia/


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¿La paz o la guerra? Por JAIME RAFAEL NIETO LÓPEZ

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ras los acontecimientos del pasado mes de abril en Buenos Aires, departamento del Cauca, en los que 11 soldados del Ejército murieron a manos de las Farc, el proceso de paz quedó gravemente herido. La tregua unilateral indefinida declarada en diciembre por la guerrilla se fue a pique y tras la contraofensiva militar del Gobierno fue suspendida. Los bombardeos, los enfrentamientos a amplia escala entre tropas del ejército y la insurgencia, la voladura de oleoductos, el derribamiento de torres eléctricas y el masivo desplazamiento de población civil, volvieron a ocupar los titulares de los medios. El estancamiento virtual de las negociaciones durante un año y la ruptura definitiva de la tregua unilateral por parte de las Farc, configuraron de este modo el escenario perfecto para que los antagonistas del proceso de La Habana desplegaran toda su retórica guerrerista y retomaran la iniciativa política de la cual habían quedado huérfanos por un largo tiempo. Es cierto que la guerra desde un principio estuvo incluida en la negociación, pero era de esperarse, como en efecto ocurrió, que una negociación con resultados y dinámica propia terminara imponiéndose sobre la guerra. Progresivamente el discurso de la paz se hizo hegemónico y sus adversarios se limitaban sólo a refunfuñar (por lo menos públicamente). Nunca antes un proceso de paz con la guerrilla de las Farc había llegado tan lejos,

Para quienes le apuestan a la salida negociada del conflicto armado es urgente volver a convertir la mesa de La Habana en centro gravitacional de las relaciones Gobierno-Farc, lo cual pasa por un acuerdo decidido de las partes por detener la guerra o tomar medidas urgentes conducentes a su desescalamiento progresivo. Así mismo, pasa por producir acuerdos urgentes, pero consistentes, sobre los restantes puntos de la agenda, especialmente sobre los puntos de víctimas y terminación del conflicto.

y nunca antes había despertado tanto optimismo como hasta hace unos meses. Sin embargo, por un momento, como en los viejos tiempos de estos cincuenta años de conflicto armado, la lógica de la guerra parecía imponerse sobre la paz. Después de Buenos Aires, la espiral de la guerra y no de la paz fue la nota dominante en las relaciones Farc-Gobierno. Es consolador reconocer teóricamente que los procesos de paz no son lineales y acumulativos, que se desarrollan contradictoriamente, que se avanza y retrocede. Pero era absolutamente desconcertante que luego de tantos logros y avances se retrocediera tanto como antes de haber dado inicio a la negociación. Los contendientes parecían más decididos que hace dos años a levantarse de la mesa sin un acuerdo de paz, tal como lo anunciaron y prometieron al inicio de los diálogos. La sensación que quedó después de estas duras semanas de confrontación armada es que la confianza entre las partes se deterioró y buena parte de la ciudadanía no cree ya en la negociación. Se ha pagado un alto costo político que amenazó incluso con desmantelar la mesa de La Habana, tal como lo anunció en su momento el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle. La lección que deja ese breve período es que la fórmula de negociar como si no se estuviera en guerra entró en crisis y se agotó. Para quienes le apuestan a la

salida negociada del conflicto armado es urgente volver a convertir la mesa de La Habana en centro gravitacional de las relaciones Gobierno-Farc, lo cual pasa por un acuerdo decidido de las partes por detener la guerra o tomar medidas urgentes conducentes a su desescalamiento progresivo. Así mismo, pasa por producir acuerdos urgentes, pero consistentes, sobre los restantes puntos de la agenda, especialmente sobre los puntos de víctimas y terminación del conflicto. En cuanto a lo primero, es necesario acordar un cese bilateral del fuego y hostilidades entre las partes, con reglas y protocolos claramente establecidos y verificables, con veeduría nacional e internacional. Contra la idea contrainsurgente del expresidente Álvaro Uribe de asignar un sitio específico de concentración de los combatientes de la guerrilla, podrían concebirse múltiples territorios de ubicación correspondientes a las diversas territorialidades históricamente bajo control e influencia políticomilitar de la guerrilla, con estrictos protocolos de cumplimiento y verificación. En cuanto a víctimas y terminación del conflicto, dos de los puntos más complejos de la negociación, se requiere un esfuerzo mayor para pensar en propuestas que, por un lado, garanticen resarcimiento moral, verdad y reparación a las víctimas, sin que, por otro lado, tales requerimientos pasen necesariamente por el derecho penal

punitivo contra la insurgencia, ni pongan en riesgo el derecho legítimo a actuar políticamente una vez hayan efectuado el tránsito a su conversión en movimiento político. La declaración reciente de los voceros de las Farc de iniciar un cese unilateral del fuego a partir del 20 de julio, seguida por la declaración de la mesa de La Habana de iniciar a partir de esa fecha el desescalamiento de la confrontación por 4 meses conducente a un cese bilateral del fuego, van en la dirección correcta y reviste la mayor importancia. Oxigena el proceso y envía señales claras de que está vivo; así mismo, indica que la lógica de la guerra no ha terminado aún por imponerse. Con esta declaración el proceso de paz toma un nuevo rumbo, que eventualmente podría colocarnos ad-portas del recodo final del mismo. Hay riesgos por supuesto. Uno, que los ceses unilateral o bilateral del fuego, por su propia fragilidad, sean susceptibles de introducir “demasiados ruidos” en la negociación y terminen bloqueando el desarrollo sustantivo de la agenda. Y dos, que la debilidad del gobierno Santos frente a la oposición de la extrema derecha, termine uribizando el proceso, tal como podría inferirse al intentar imponer plazo de cuatro meses a la negociación, luego del cual definirá si continúa o no con el proceso, traicionando así la palabra empeñada con la insurgencia y con la ciudadanía de no levantarse de la mesa sin un acuerdo de paz.

LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA HACE CONSTAR: • Que se encuentra en trámite el reconocimiento de prestaciones sociales del señor DIONISIO HENAO ÁLVAREZ, fallecido el 14 de mayo de 2015. Se ha presentado a reclamar la señora CLARA EUGENIA ARIAS OSPINA en calidad de cónyuge y en representación de la menor MARÍA LUCÍA HENAO ARIAS en calidad de hija. Las personas que se consideren con derecho, presentarse dentro de los 30 días siguientes a esta publicación.


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Foto Ángela Agudelo

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En la foto, el coordinador académico del evento, Francisco Cortés Rodas (de pie) y los comisionados (de izq. a der.) Víctor Moncayo, Sergio de Zubiría, Víctor Duncan y Jorge Giraldo. Según de Zubiría Samper, la academia “debía (…) ir tratando de contribuir a este escasísimo grupo de intelectuales que decidimos, ética y políticamente, darle una posibilidad de esperanza a la paz, aunque estemos totalmente equivocados”.

“Hay que apelar a la sensatez y a pensar más en lo que viene que en lo que pasó” Los comisionados llamaron la atención sobre la precariedad que existe en el conocimiento de la historia y de la vida política colombiana. Por ÁNGELA AGUDELO

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ué tipo de responsabilidad exige Colombia, es uno de los temas más difíciles de la filosofía contemporánea, señaló el filósofo Sergio de Zubiría Samper, en el marco del evento Miradas al conflicto armado en Colombia, que realizó la Alma Máter el pasado 16 de julio, con cuatro de los 14 integrantes de la Comisión histórica del conflicto y sus víctimas, que elaboró diferentes informes sobre los orígenes y consecuencias del conflicto interno nuestro. En referencia a la Escuela de Frankfurt, se preguntó si los colombianos necesitamos un sentimiento colectivo de culpa. “De golpe —se respondió—, sí se necesita expandir que de alguna manera todos somos responsables del conflicto”. El docente de la Universidad de los Andes planteó que, precisamente, para tender puentes en uno de los temas más difíciles, una justicia más allá del derecho, una justicia con filosofía, las Farc y el Gobierno anunciaron una especie de acuerdo para nombrar una comisión de juristas. Y es que, según el profesor Víctor

Moncayo Cruz, exrector de la Universidad Nacional, “se ha llegado a un momento en el cual prácticamente lo que falta confluye casi que en un solo punto: cómo hacemos para llegar a una fórmula que permita un acuerdo final”, pues, todos coinciden en que los temas que ahora se discuten son mucho

más difíciles que los previos: una fórmula de justicia, la dejación de armas, el fin del conflicto, y los mecanismos de refrendación, seguimiento y evaluación de su cumplimiento. De ahí que un acuerdo no soluciona el conflicto, pero abre unas avenidas distintas para moverse;

“unas avenidas que suponen condiciones de participación política distintas, condiciones económicosociales diferentes y condiciones de seguridad diferentes, porque quienes abandonan las armas como condición de no repetición, no las abandonan para ser asesinados, sino para poder continuar

La academia debe aportar más a la comprensión del conflicto La universidad es la más llamada a aportar a la comprensión del conflicto armado en Colombia. En ese sentido, el comisionado Sergio de Zubiría Samper, dijo: “Espero que la universidad construya textos sistemáticos sobre el informe (de la Comisión histórica) —sobre cómo aborda el tema del perdón, de la justicia, de las responsabilidades, de las causas, del origen—. También espera que divulgue y someta al debate público “esos pequeños trabajos de grupos de investigación“. Cuatro expertos de la Universidad de Antioquia también opinaron sobre este aporte: Debe implementarse la organización de foros continuos y explorar el diseño de cursos sobre el estudio de estos informes (“Basta ya”, que elaboró el Centro de memoria histórica, y el informe de la Comisión histórica del conflicto y sus víctimas): Felipe Piedrahíta Ramírez, profesor del Instituto de Filosofía y coordinador de la Cátedra Unesco en Resolución internacional de conflictos y construcción de paz. Hay mucha verdad por identificar, mucha verdad por sistematizar, mucha verdad por difundir; pero también el tema del posconflicto es todo un reto. Hay toda una ingeniería de conocimiento y toda una intervención social por desarrollar: Diego Franco Moreno, asesor de la Dirección de Relaciones Internacionales. Hay que poner a funcionar una serie de herramientas y dispositivos de apropiación, de aprendizaje que nos permita señalar que comprender el conflicto nos muestra un camino a seguir, para no repetir la senda de confrontación. La paz es un proceso de construcción: Adriana González Gil, profesora titular del Instituto de Estudios Políticos. Nosotros podríamos aportar bastante en la comprensión de los territorios diversos que componen este mosaico que hemos dado en llamar país; y, a partir de esa comprensión, en ponerlas en función de unas pedagogías de paz o pedagogías, si se quiere, del reconocimiento mutuo, del acercamiento: Vladimir Montoya Arango, director del Instituto de Estudios Regionales.


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dentro de la sociedad a la cual pertenecen, con su firme propósito de estar dentro del conflicto con la perspectiva de superación del orden social vigente”, según el comisionado Moncayo. Por su parte, el profesor Gustavo Duncan, de las universidades de Los Andes y Eafit, indicó que “no se ha querido ver que el crimen en sí mismo es una forma de acumular poder y de generar procesos políticos, es decir, una forma de gobernar en sociedad”. No es casual, explicó, que hubiera querido contrastarlo en su informe con otra variable aducida como efecto y factor de continuidad del conflicto, “la exclusión entendida como causa económica”.

Por una discusión crítica El llamado es a hacer una discusión crítica y reflexiva sobre los informes, una vez sean publicados. Según el investigador Duncan, de estos documentos, entregados desde febrero pasado y que han de ser insumo para una comisión de la verdad y no repetición que se conformaría, “hay un pedazo que puede ayudar un tanto a la discusión, y que se ha utilizado, y tiene que ver con las responsabilidades que ahí se asignan”. “Hay que apelar a la sensatez y a pensar más en lo que viene que en lo que pasó”, planteó, por su parte, el comisionado Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades de la Universidad Eafit, y quien espera que la academia pueda hacer contribuciones “un poquitico menos emotivas, aunque las emociones están involucradas porque nosotros vivimos esta guerra; pues, nosotros no somos observadores extraterrestres del asunto”. Según su tesis, “la gran tarea pendiente de la sociedad colombiana ha sido la de construir un Estado fuerte”, y atribuye este fracaso a cuatro vetos o bloqueos: a la construcción de un contrato fiscal moderno, “porque en Colombia nadie quiere pagar impuesto”; “a dotarnos de unas fuerzas armadas fuertes, modernas y eficaces (después del Frente Nacional)”; “a construir un poder político central fuerte” y a la solución del problema agrario, debido al cual “cerca del 40% de los derechos de propiedad rural son derechos informales”. Giraldo Ramírez destacó que la mesa de diálogos en La Habana se dio cuatro meses para evaluar si el Gobierno y las Farc son capaces de lograr avances importantes en la agenda y en el desescalamiento del conflicto. En ese sentido, Sergio de Zubiría comentó: “Yo creo que la metáfora de Ernst Bloch es la más adecuada: cuando se acercan la redención y la salvación, se incrementan los peligros. Eso modifica nuestra idea de emancipación. Uno nunca es menos libre que cuando aparecen todas las posibilidades de su libertad”.

Comisión histórica del conflicto y sus víctimas, en deuda con la región Por GERMÁN DARÍO VALENCIA AGUDELO Instituto de Estudios Políticos

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ara la mayoría de los colombianos en la mesa de diálogo de La Habana no se ha acordado nada, hasta el momento; todo está en el papel, esperando a que se firme el acuerdo final. El pacto inicial era claro: “nada estará acordado hasta que todo esté acordado”. Sin embargo esta idea no es del todo cierta; en Cuba ya se ha llegado a acuerdos importantes y además se vienen implementando. Un claro ejemplo es el acuerdo del desminado humanitario: desde hace varios meses se está trabajando en la realización del compromiso en varios municipios de Antioquia. Otro ejemplo es la creación de la Comisión histórica del conflicto y sus víctimas. El 5 de agosto de 2014 los representantes del gobierno nacional y los delegados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia acordaron crear esta comisión especial, fruto de los diálogos de paz, con el objetivo de “producir un informe sobre los orígenes y las múltiples causas del conflicto, los principales factores y condiciones que han facilitado o contribuido a su persistencia, y los efectos e impactos más notorios del mismo sobre la población”. En un tiempo récord de cinco meses la Comisión presentó —en febrero de 2015— el informe Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia. Allí, los 12 expertos y los dos relatores, consignaron sus respectivas explicaciones sobre el origen, dinámica y persistencia del conflicto. A pesar de lo importante que resulta este producto, lo más significativo del acuerdo de agosto está en construcción. La intención de la mesa de diálogo es que este informe se convierta en un “insumo fundamental para la comprensión de la complejidad del conflicto y de las responsabilidades de quienes hayan participado o tenido incidencia en el mismo, y para el esclarecimiento de la verdad”, y como insumo básico para la recién anunciada Comisión de la verdad. De allí que la mesa de diálogo continúe insistiendo al gobierno colombiano, y a las personas y organizaciones que pueden tener alguna capacidad en la difusión del Informe, que asuman el compromiso de divulgarlo. En esta lógica de trabajo y como centro de debate de ideas que es, la Universidad de Antioquia realizó el 16 de julio el seminario Miradas al conflicto armado en Colombia, donde fueron invitados y escuchados los comisionados Jorge Giraldo, Víctor Moncayo, Sergio de Zubiría y Gustavo Duncan. Como era de esperarse, las explicaciones que dieron del origen y la dinámica del conflicto fue muy heterogéneas: muchos son los factores y las condiciones que han facilitado y contribuido a la persistencia del conflicto, y numerosos los impactos negativos sobre la población.

Como comentarista crítico del ensayo “Dimensiones políticas y culturales en el conflicto colombiano” del profesor de la Universidad de los Andes, Sergio De Zubiría, señalé en el evento que tal vez la mayor crítica que puede hacérsele desde la Universidad al Informe es el olvido recurrente en que casi todos los ensayos tuvieron a la región, a estos territorios distintos a la capital bogotana. A pesar de la enorme producción bibliográfica que se tiene desde las universidades regionales sobre el origen y la persistencia del conflicto social y armado colombiano — como bien lo reconocen los comisionados—, dicha riqueza se olvida casi que por completo. Cuando se inspecciona el escrito en su totalidad, se nota, en muy contadas excepciones, la referencia a trabajos de las regiones. Así, por ejemplo, de la fértil producción literaria que sobre el tema ha emanado de la Universidad de Antioquia, solo un trabajo, el de la profesora María Teresa Uribe, Urabá: ¿región o territorio?, fue referenciado en todo el Informe. Y lo hizo concidencialmente otra mujer, la única que participó en la Comisión, la profesora María Emma Wills. Este olvido casi generalizado que tuvo el Informe había que hacerlo notar en el evento organizado por la Universidad. En particular, había que insistir en la falta de coherencia que tuvieron algunos comisionados, pues, por un lado, los expertos reconocen en la región una inmensa producción bibliográfica e investigativa sobre el tema; sin embargo, por el otro, a la hora de hacer el trabajo investigativo, los comisionados no fueron a las regiones, ni consultaron su valiosa producción. Por ejemplo, nos dice Zubiría: “las mejores investigaciones sobre nuestra guerra, sobre nuestros conflictos están en las universidades de las regiones, no en el centralismo”. Además, le apuesta a un trabajo investigativo que vaya a las regiones, que trabaje desde las experiencias locales y desde los territorios. En conclusión, sugiere el comisionado: “las localidades deberían aportar al conocimiento y la construcción de esta otra visión del conflicto”. De allí, entonces, el comentario crítico que hiciera al ensayo de Zubiría y que sirve también para llamar la atención a todos los 14 trabajos sobre el olvido en que se tuvo a la región en la elaboración del Informe. Si es verdad, como lo dijo Zubiría en el seminario, que el trabajo de la Comisión continúa, que se harán otros informes, es necesario sugerirles a los comisionados que se acerquen a la región. En Antioquia, Atlántico, Quindío, Santander o el Valle del Cauca hay muchos trabajos esperando para presentar otras “síntesis interpretativas”. A partir de allí podrán construir otra visión, otra mirada, otra síntesis interpretativa sobre nuestro conflicto y las razones de su persistencia.

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Escuela de Gobierno y formación ciudadana: o la hora del desafío

Por FGONZALO MEDINA PÉREZ*

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l espíritu de incidir poco a poco sobre las formas tradicionales de hacer política en nuestro país, las mismas que han generado un notable atraso cultural e institucional, además de haber contribuido a la agudización del conflicto armado colombiano, es el que mueve el Proyecto de formación ciudadana y promoción de cultura política, en el marco de las elecciones locales de 2015. Al frente de esta iniciativa se encuentra la Escuela de gobierno y de políticas públicas, de la Universidad de Antioquia, en asocio con el programa gubernamental Colombia responde y con la empresa encuestadora e investigadora en mercadeo político, Cifras y conceptos. Con la implementación de esta acciones se busca propiciar el ejercicio libre, informado y racional de los derechos políticos y la participación ciudadana en la definición de los programas de gobierno de las próximas administraciones locales, dirigida por tanto a ciudadanos y líderes de las comunidades rurales y urbanas de los municipios de Anorí, Briceño, Cáceres, Caucasia, El Bagre, Ituango, Nechí, Tarazá, Valdivia y Zaragoza, en el departamento de Antioquia, y Montelíbano, San José de Uré, Puerto Libertador, Tierralta y Valencia, en el departamento de Córdoba.

Promover espacios cívicos para la participación activa de la comunidad en la definición de la política pública, empezando desde el proceso electoral como medio determinante de la calidad y efectividad de ésta para dar respuesta a las demandas sociales, es una alternativa de cambio. Frente a esta realidad, el programa Colombia responde, la Escuela de gobierno y Cifras y conceptos, buscan incidir sobre la manera en que la ciudadanía concibe lo público, además de los procesos políticos y democráticos. Este propósito contribuye a alcanzar los objetivos planteados por la política nacional de consolidación con relación al logro de las condiciones de gobernabilidad en los territorios y está en consonancia con lo que se prevé sucederá en el escenario político del país y que demanda, como nunca antes, que las próximas elecciones no sean tomadas como el ejercicio de “elegir a quienes gobiernan”, sino como el momento de seleccionar los mejores instrumentos de construcción de paz y desarrollo.

Lastres a superar Este desafío de cara al ciclo electoral de octubre próximo plantea importantes retos, entre los que se encuentra superar la desconfianza, por demás comprensible, de la ciudadanía frente el funcionamiento de la democracia, y contribuir desde diferentes frentes a que las elecciones se desarrollen de manera transparente y con una participación cualificada e informada. Estas acciones han sido adoptadas por diferentes entidades del gobierno nacional, la sociedad civil, la Escuela de gobierno y el programa Colombia responde N/S como prioridades dentro su agenda para 2015. Podemos destacar, por tanto, entre los distintos objetivos del proyecto, los de desarrollar procesos que incentiven la cultura política de los ciudadanos a través de estrategias comunicativas que transmitan valores y principios

democráticos que fortalezcan el proceso electoral regional; de igual manera, promover espacios que garanticen la participación de la ciudadanía en la presentación y discusión programática de los aspirantes a cargos de elección popular en cada uno de sus municipios a través de la facilitación de debates políticos. De allí que este proyecto tenga como una de sus prioridades estructurar e implementar acciones pedagógicas que fortalezcan la cultura y conciencia políticas, lo mismo que procesos de formación sobre el ciclo de la gestión pública local y la relación directa entre ésta y la elección de autoridades locales.

Comunicación política: una aproximación teórica Punto de partida fundamental para pensar en una estrategia político-comunicacional del presente proyecto de intervención en los 15 municipios de Antioquia y Córdoba, lo representa el hecho, en apariencia contradictorio, de contar con la existencia y la actuación de valiosas expresiones comunitarias organizadas de distinta condición: caso de los colectivos de base en comunicación, las emisoras populares, canales comunitarios de televisión, periódicos locales y la agencia de noticias de que disponen dichas comunidades. Ello significa que nuestro trabajo, como Escuela de gobierno y de políticas públicas, más que tener la aspiración de ser inaugural en materia comunicacional y política, deberá ser concebido desde una postura de apoyo y de estímulo del quehacer de nuestros colegas en los distintos municipios en donde venimos adelantando nuestra labor. Lo anterior significa, por ejemplo, que una de nuestras tareas ha sido la de contribuir al diseño o a la consolidación de una estrategia comunicacional y política, teniendo en cuenta que los desarrollos de una y otra disciplina hacen

que sea necesario integrar ambos campos de conocimiento. Hablar de estrategia significa reconocer un conjunto de acciones que se ejecutan contando con unos objetivos definidos, con unos aliados y con los factores tiempo y espacio, además de otras variables como son los medios de que se dispone para materializar dichas acciones, lo mismo que la evaluación de estas últimas. Hablando de medios, es clave destacar la importancia de que surjan nuevas iniciativas comunicacionales en este campo, producto del trabajo que debemos adelantar en el presente proyecto. En este caso concebimos la comunicación y la política —o la comunicación política— como todo un dispositivo de pensamientos, estrategias, técnicas y acciones que constituyen la síntesis de las mutuas influencias que han generado una y otra, producto de las transformaciones derivadas de los cambios de paradigmas experimentados por la ciencia y por la propia humanidad; se trata, por ende, de que basados en la comunicación política trabajemos con y para las comunidades —organizadas o no—, buscando con ello que estas ganen en su nivel de organización y, por tanto, adquieran un mayor protagonismo público, lo cual, a su turno, no es otra cosa que aspirar a generar procesos de construcción de opinión pública. Y para concretar esta última — con todos los requerimientos que le son propios— es fundamental articular acciones entre nuestras entidades, las comunidades y las redes de organizaciones existentes en los 15 municipios. Ello se plasma a través del inevitable diálogo o intercambio de saberes, el cual no solo se refiere al ámbito de las experiencias, sino también a las concepciones o representaciones cognoscitivas de la realidad. El reto, pues, es grande; la disposición para enfrentarlo, igual. *Integrante equipo de trabajo Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Antioquia


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Ciudadanía activa y política corrupta Por FERNANDO VALENCIA RIVERA*

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s común que nos quejemos de los políticos y lleguemos a consensos sobre lo torcido de sus prácticas y la necesidad de que sean sancionados para proteger los bienes públicos y la democracia misma. Eso es fácil, basta con acercase a la dinámica electoral o a la información que circula en medios de comunicación, donde abundan las quejas y advertencias; lo difícil ha sido transformar esa dinámica, no solo por la habilidad de los corruptos y la ineficiencia de las instituciones y dispositivos creados para enfrentarlos, sino también por una ciudadanía desinformada, apática y a veces cómplice. Abundan en nuestro sistema las instituciones, normas y campañas para erradicar las faltas contra el proceso electoral; se ataca el fenómeno con sanciones penales, disciplinarias y económicas; se busca la solución en reformas políticas y hasta en enmiendas constitucionales como la que aboga por el voto obligatorio; la Fiscalía, la Procuraduría y el Ministerio del Interior cuentan con unidades especializadas, pero aún persisten, y a veces parecen fortalecerse, estas siniestras empresas que capturan las instancias de representación en todos sus niveles. Hay conductas que atentan contra la libertad, objetividad, igualdad y transparencia del proceso; están definidas como delitos electorales en nuestro sistema penal y tienen previstas sanciones de prisión que van desde tres meses hasta nueve años1:

• Perturbación del certamen democrático: perturbar o impedir mediante engaño las votaciones o su escrutinio. • Constreñimiento al sufragante: amenazar para que se vote en cierto sentido o deje de votar. • Fraude al sufragante: engañar para que se vote en cierto sentido. • Corrupción al sufragante: prometer, pagar o entregar dinero o dádiva para que se vote en cierto sentido o se deje de hacerlo. • Voto fraudulento: suplantar a otra persona o votar más de una vez. • Favorecimiento al voto fraudulento: permitir el voto fraudulento cuando se es funcionario. • Mora en la entrega de documentos: tardanza del funcionario en entregar los registros o sellos de urna y arca triclave. • Alteración de resultados electorales: alterar los resultados por cualquier medio diferente a los ya mencionados, como meter o sacar tarjetones. • Ocultamiento, retención y posesión ilícita de cédula: ocultar, retener o poseer cédula ajena. • Denegación de inscripción: negar, dilatar o entorpecer la inscripción de candidatos cuando se es el funcionario competente. • Fraude a inscripción de cédulas: trashumancia (trasteo de votos). • Uso de cédulas falsas o adulteradas Adicionalmente el código penal prevé sanciones para los mandatarios que participan en política, es decir, cuando usan su poder para favorecer o perjudicar a un candidato o partido. Hay que advertir que no se castiga con presión sino con multa, pérdida del cargo o empleo; de esta prohibición están excluidos los miembros de las

corporaciones públicas de elección popular (consejos, asambleas y congresos)2. Finalmente, si estas faltas atentan al patrimonio público, los procesos disciplinarios y fiscales son encabezados por la Procuraduría y la Contraloría, respectivamente. Hay otras conductas prohibidas a los candidatos y partidos políticos, cuya investigación corresponde a las autoridades electorales propiamente dichas, conforme a las disposiciones de la Ley 1475 de 2011, de las cuales el Consejo Nacional Electoral conoce de las siguientes faltas: • Otorgamiento de avales o inscripción de candidatos condenados por delitos relacionados con narcotráfico o con grupos armados ilegales (diferentes a delito político). • Trashumancia. • Inscripción de candidatos inhabilitados. • Violación al régimen de propaganda y financiación de campañas. • Violación al régimen constitucional, legal y estatutario de los partidos. • Violación al régimen de encuestas de opinión política. Mientras, la Registraduría vigila la suplantación de electores y las faltas a la imparcialidad de sus funcionarios; además de las irregularidades que se presenten en: • Designación de jurados, la cual debe ser por sorteo, garantizando la heterogeneidad política y sobre personas mayores de edad y menores de 60 años, con escolaridad superior a décimo grado. • Inscripción de candidatos. • Transmisión de resultados. • Proceso de escrutinio. Ante todo este repertorio de faltas, el ministerio del Interior

ha implementado la Unidad de recepción inmediata para la transparencia electoral —Uriel— para “la recepción, análisis y traslado de las denuncias y quejas en contra de los procesos electorales a las autoridades competentes”3. Las denuncias se reciben en la línea 018000912005 o en denunciasuriel@mininterior.gov.co. Las instrucciones y la consulta sobre el estado de las denuncias están en http://uriel.mininterior.gov.co/ como-reporto-una-irregularidad. Asimismo, desde la ciudadanía se ha constituido la Misión de observación electoral —MOE— que es una plataforma de organizaciones de la sociedad que opera a nivel nacional con un equipo dedicado al monitoreo permanente y con voluntarios que integran la red de observadores durante las jornadas electorales. Esta plataforma suministra datos electorales, mapas de riesgo e informes de seguimiento; recibe denuncias a través de su portal pilasconelvoto.com y de su línea 018000112101 y las traslada a las autoridades competentes, pero además produce herramientas didácticas para la formación y el seguimiento al proceso electoral, todo lo cual está en moe.org.co. Se lleva esta información a los ciudadanos de los suficientes dispositivos dispuestos para erradicar las prácticas corruptas de nuestro sistema electoral, pero definitivamente solo serán eficaces en la medida en que una ciudadanía activa se decida a impulsarlos y a vigilar su funcionamiento. *Coordinador regional MOE. Integrante de la Plataforma para el seguimiento político en Antioquia —SEPA—: para que el ciudadano SEPA sobre la política regional. 1. Título XIV del código penal colombiano, ley 599 de 2000 2. Artículo 422 del código penal. 3. Se creó mediante el Decreto 2821/13 https://www.mininterior.gov.co/sites/default/ files/unidad_de_recepcion_electoral_uriel.pdf.

Candidatos visibles 2015: una invitación a la visibilidad y a la transparencia • ¿Sabía usted que el concejo municipal es una corporación administrativa de elección popular, compuesta mínimo por siete y máximo por 21 cabildantes o concejales elegidos para un período de cuatro años, y cuyo funcionamiento tiene como eje rector la participación democrática de la comunidad municipal? Para ser elegido concejal se requiere ser ciudadano en ejercicio y haber nacido o ser residente en el respectivo municipio durante los seis meses anteriores a la fecha de la inscripción o durante un período mínimo de tres años consecutivos en cualquier época.

• ¿Sabía usted que las juntas administradoras locales son las corporaciones públicas de elección popular elegidas por cada una de las localidades, comunas o corregimientos en que se divide un municipio? Las JAL están compuestas por 7 miembros que se conocen como ediles. Los ediles trabajan por periodos de 4 años que deben coincidir con el periodo de los concejos municipales.

Candidatos visibles 2015 es una invitación de Antioquia visible, la información que hace democracia. Apoyan: Acústica, emisora web de la universidad Eafit y Plataforma para el seguimiento político en Antioquia —SEPA—.


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“Hoy estamos de fiesta en la Universidad, por ese reconocimiento que se le hace a Pablo, que es el nobel latinoamericano en la literatura”, expresó el rector Mauricio Alviar Ramírez al imponerle el Escudo de Oro de la institución al ganador del Premio internacional de novela Rómulo Gallegos 2015, el profesor Pablo Montoya Campuzano.

Universidad de Antioquia impuso el Escudo de Oro al escritor Pablo Montoya

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l Consejo Superior Universitario, el Consejo Académico y el Comité Rectoral de la Universidad de Antioquia rindieron un homenaje al profesor de la Facultad de Comunicaciones Pablo Montoya Campuzano, al imponerle el Escudo de Oro de la Alma Máter por el Premio internacional de novela Rómulo Gallegos que recientemente recibió por su obra Tríptico de la infamia. “Pablo Montoya Campuzano es una voz singular en la literatura colombiana. Su obra conjuga la pintura, la música y la historia, y está constantemente enriqueciéndose con nuevas expresiones del arte y la cultura”, dijo el decano de la Facultad de Comunicaciones, David Hernández García. “…el profesor que cruza los pasillos de nuestro Bloque 12 —recordó el directivo—, es el

autor de novelas como La sed del ojo, Lejos de Roma y Los derrotados, versiones noveladas y poco exploradas de la historia del mundo. Ha escrito también libros de cuentos como Réquiem por un fantasma, La sinfónica y Adiós a los próceres. Y como en él vive un intelectual dispuesto a advertir sobre el presente y el pasado, ha publicado los libros de ensayos Música de pájaros, Novela histórica en Colombia y Ciudad y literatura. Obras, todas, merecedoras de elogios y llenas de personajes de la historia y de la imaginación que cuentan, desde la brevedad y el manejo de una escritura contundente, fragmentos de la civilización”. “Para la Universidad es un verdadero orgullo tener al profesor Pablo dentro de su planta profesoral y sobre todo porque un reconocimiento de esta naturaleza y de este impacto cultural

y social se refleja y debe ser un motivo de ejemplo para los estudiantes y para toda la comunidad universitaria”, manifestó el rector Mauricio Alviar Ramírez. El rector resaltó el conocimiento, la imaginación y la capacidad literaria del profesor Montoya Campuzano, cualidades que — señaló— hacen parte del patrimonio cultural de la institución, en beneficio de toda la sociedad. “Por esa razón queremos hacerle este homenaje al profesor, en un día de fiesta para la literatura latinoamericana”, dijo el rector y reiteró, en su calidad de profesor universitario, el privilegio de contar con un colega de las cualidades del novelista Pablo Montoya Campuzano. “Quiero compartir ese orgullo con los estudiantes de Pablo, de tener un profesor de las calidades de él, no solo por este gran reco-

nocimiento del Rómulo Gallegos, sino por lo que significa su obra para la Universidad de Antioquia, para la docencia, para la creación de cultura y conocimiento”, dijo Alviar Ramírez, quien comparó el trabajo literario del escritor Montoya Campuzano como una ópera, en tanto es “uno de los géneros más completos del arte”, que integra literatura, teatro, música, danza y demás. En el acto de imposición del Escudo de Oro de la Universidad de Antioquia, el 17 de julio en el auditorio principal del Edificio de Extensión, en Medellín, el escritor y crítico Luis Fernando Afanador hizo una reseña de la producción literaria de nuestro escritor galardonado, que tituló Pablo Montoya o la búsqueda del presente. ALMA MATER reproduce la reseña y las palabras del profesor homenajeado al recibir el Escudo de Oro.


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Pablo Montoya o la búsqueda del presente

Por LUIS FERNANDO AFANADOR*

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n su libro Viajeros, pequeños retratos de personajes históricos e imaginarios, publicado hace dieciséis años, Pablo Montoya incluye a Ovidio, al sabio Caldas y a Théodore de Bry. Cada uno de ellos será luego protagonista de tres novelas distintas: Lejos de Roma, Los derrotados y Tríptico de la infamia. Esto quiere decir que estamos ante un escritor que tuvo desde sus comienzos un proyecto narrativo y unas obsesiones muy precisas. La historia y el arte. O mejor: la interrogación de la historia a partir de diferentes artistas. Ovidio fue un poeta; Caldas, un naturalista sensible y Théodore de Bry, un grabador de Lieja, que huye por varias ciudades europeas de las persecuciones a los protestantes y termina obsesionado con el libro Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de Bartolomé de las Casas, del cual hará un edición con sus propias ilustraciones. De alguna manera sus personajes son víctimas de la historia. O del poder: Ovidio es desterrado por el emperador Augusto a una lejana provincia en el mar muerto, lejos de Roma, de sus seres queridos y de su amada lengua latina. Su destierro —un hecho peor que la muerte en la antigua Roma— es probablemente una retaliación por sus escritos eróticos y por su liberalidad: haber visto algo inmoral y no denunciarlo. El sabio Caldas, con sus proyectos y su romanticismo frente al paisaje americano, es el primer gran derrotado de la historia colombiana. “La historia es una pesadilla de la cual trato de despertar”, decía Stephen Dedalus en el Ulises, de James Joyce. Los personajes de Pablo Montoya parecen suscribir esa misma idea. En Tríptico de la infamia, el pintor Jacques Le Moyne se embarca en una expedición de hugonotes —protestantes france-

ses— que, huyendo de las guerras de religión, llegan a las costas de la Florida donde fundan una colonia. Pero hasta allí llegará la intolerancia del católico rey Felipe II, quien envía a Pedro Menéndez de Avilés para que no deje piedra sobre piedra. De la destrucción no se libra la obra de Le Moyne, pintor de los indios: “Entonces se acordó de los dibujos. Una ráfaga de desesperanza le desgonzó las piernas. Putas guerras que todo lo destruyen, exclamó”. François de Bry, el otro pintor que conforma el tríptico de la infamia, es testigo de la matanza de San Bartolomé, ocurrida en París en 1572 y en la cual mueren cerca de dos mil hugonotes a manos de los católicos. Él se salva milagrosamente, pero no Ysabeau, su mujer embarazada. Huye a Ginebra y renuncia a la pintura. Hasta que un día ve cómo, en forma inexplicable, a pesar de sí mismo, de su tabla va surgiendo la memoria del horror contra el olvido: es el cuadro La matanza de San Bartolomé, el único trabajo que se conoce de François Dubois y la prueba gráfica del crimen masivo. El arte no impide el horror ni la violencia histórica pero puede haber cierta redención y cierta justicia si se cuenta con belleza. Episodios destacados en la narrativa de Pablo Montoya y significativos de la tensión que anima a su universo literario. Hay dos clases de novela histórica: las que crean la ilusión del pasado y las que saben que cualquier intento de revivirlo es una ilusión. En las primeras, hay mucho estuco y el estuco tarde o temprano se nota. En las segundas, no se busca recrear con fidelidad lo que sucedió —¿quién diablos sabe cómo hablaban en la intimidad Marco Antonio y Cleopatra?—, sino interrogar al pasado para confrontar el presente. Las novelas históricas de Pablo Montoya, decididamente pertenecen al segundo grupo. Dice Théodore de Bry: “Pero volver atrás no es posible porque todo pasado es irrecuperable. Y el presente siempre es de una honda precariedad, aunque tratemos de construir en él gozos efímeros”. Si es imposible aproximarse a los personajes y a los hechos históricos tal como sucedieron, lo mejor es inventar sin cortapisas. Por eso,

en sus narraciones abundan las anacronías. Durante su estadía en la Florida, Jaques Le Moyne se acerca a los indios timucuas como no lo hace ninguno de sus compañeros. Los dibuja, se deja hacer tatuajes por ellos y es capaz de entender sus símbolos. Parece encontrar en el arte un lenguaje humano universal que escapa a la dominación: “Pero las mujeres y los hombres eran como una misma criatura para la mirada del pintor”. Le Moyne tiene la visión de un etnólogo del siglo XX. Es como si hubiera leído por anticipado a Claude LévyStrauss. Para algunos lectores, una inconsistencia, para el autor un acto deliberado y una manera de transgredir el fingido realismo de la novela histórica tradicional. Cuando François Dubois pinta a su mujer, Ysabeau, en poses eróticas, se parece más a Pablo Picasso con sus modelos que a un pintor que vivió en el siglo XVI. En Lejos de Roma, cuya acción transcurre en

vés de la cual el autor reflexiona sobre temas que le interesan a él, aquí y ahora. Hay también otras formas en que sus novelas rompen la ilusión de la representación realista de época: aparece un biógrafo, un narrador situado en el presente que escribe el relato histórico que estamos leyendo. Así, al comienzo de la novela Los derrotados, nos advierten: “Le dije que mi deseo era escribir una biografía diferente. No quería celebrar al prócer, sino al naturalista. Me interesaba indagar en las intuiciones del sabio, no en el acaloramiento del militar. Me atraía más el botánico frente a una orquídea en las alturas del Pichincha, que el ingeniero frente a una cureña en las fortificaciones de Antioquia”. Más literatura que historia y por lo tanto “juegos del lenguaje, malabares del tiempo, diferentes técnicas narrativas, focalizaciones diversas, cuestionamientos de la historia

El arte no impide el horror ni la violencia histórica pero puede haber cierta redención y cierta justicia si se cuenta con belleza. Episodios destacados en la narrativa de Pablo Montoya y significativos de la tensión que anima a su universo literario. los primeros años del primer siglo de nuestra era, encontramos citas de Borges, pensamientos sobre el exilio que corresponden a Montaigne y a Camus. Pero hay más: el Ovidio histórico trató de congraciarse con el emperador Augusto para que le revocara el destierro; el ficticio de Pablo Montoya lo asume estoicamente: “En realidad, el exilio es nuestra única condición en tanto que nos sabemos humanos. No acomodarse a esta verdad esencial, sintiendo que nuestro ser la sopesa a cada instante, es necio. De tal manera que no solo Tomos, ni las múltiples islas de los mares romanos, representan el exilio. Quien mejor lo define es la Tierra. Todo el cosmos es quien continuamente lo susurra y lo grita. Estamos desamparados y somos seres desgarrados y esperanzados en esa esencial circunstancia”. No nos hablan solo de Ovidio y su época sino del exilio en cualquier época. El personaje histórico es utilizado como una máscara a tra-

oficial” y, por supuesto, una nada vergonzante subjetivad. Como a su maestro Marcel Schowb, a Pablo Montoya no le interesa la gran historia sino lo que se ha quedado al margen y “la poesía que hay en toda existencia pasada”. Por eso, siempre asistimos a momentos epifánicos, reveladores. Lo suyo es una conversación íntima y muy libre con el pasado. Sin embargo, la marginalidad ayuda a veces a ver mejor la historia. Ovidio es contemporáneo de todos los exiliados; el biógrafo de Caldas, desde un presente atravesado por guerrillas inútiles, ve claramente la continuidad de La patria boba y los tres pintores protestantes del siglo XVI nos muestran cuánta violencia e intolerancia religiosa traían a sus espaldas los conquistadores europeos que vinieron a América. * Texto leído en la entrega del Escudo de Oro de la Universidad de Antioquia al profesor de la Facultad de Comunicaciones Pablo Montoya Campuzano, ganador del Premio internacional de novela Rómulo Gallegos 2015.


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Soy un hombre de todas partes * y de ninguna

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acia finales de 1975 mis padres tomaron una decisión trascendental para mi vida. Yo tenía el derecho de pasar a cualquier liceo público de Medellín para realizar mis estudios de secundaria. Esto se debió a que había ocupado los primeros puestos en la escuela Juan María Céspedes de Belén. El debate entre mis padres fue, en principio, de orden ideológico. Mi madre quería verme estudiando con los sacerdotes. Mi padre, que era también católico pero menos convencido de los dogmas que su esposa, y que había estudiado medicina en la Universidad de Antioquia, quería que su noveno hijo estudiara en el Liceo Antioqueño. Este era uno de los mejores de la ciudad y significaba un camino expedito para que después yo pudiera seguir con los estudios de medicina. En cierta medida, yo representaba, de entre una camada de once hijos, la única esperanza de seguir el filantrópico oficio de Esculapio que mi padre había escogido no solamente para él, sino también para mí. Tal fue el argumento que ganó en esa decisión de adultos. Aunque no hay que desdeñar las razones económicas. Los religiosos que se han dedicado a la enseñanza en esta ciudad lo han hecho porque esta labor les ofrece gratas utilidades económicas. Y estudiar con ellos ha significado siempre meterse la mano en el bolsillo. No era fácil, por otro lado, para un responsable antioqueño de entonces como era el Doctor José Montoya, ocuparse de la educación de sus hijos y, bueno, si yo iba a menguarle los egresos en un buen colegio laico pues tanto mejor. Entré al Liceo Antioqueño y allí viví algunos de mis días más felices y algunos de los más desolados. Pasé por una época apasionada

El artista, el creador de la escritura, la pintura, la música, el cine, es una presencia fundamental para el devenir de una comunidad que se piensa plural, abierta al mundo y capaz de establecer un diálogo con los polos más opuestos, dígase extremos, de la condición humana.

y confusa. Cuando recuerdo esos años agrestes, pues nuestro aprendizaje transcurría en una suerte de gran finca, evoco un árbol y una llamarada. Descubríamos el mundo y sus facetas artísticas y científicas y las armas se nos atravesaban por todas partes. Fue ese un tiempo de revoluciones singulares en las que Jesucristo y Marx intentaban abrazarse en medio del fragor. Escuchábamos a Pink Floyd y las canciones de Violeta Parra, bailábamos a Fruko y sus Tesos pero también teníamos oídos para las sonatas de Bach y las sinfonías de Beethoven. Leíamos a Siddharta de Hemann Hesse y La madre de Máximo Gorki y no sabíamos con certeza cuál era el camino indicado, si el de la soledad y el silencio o el de las multitudes oprimidas que protestan. Había esperanza, la esperanza que enarbola siempre la juventud, pero también había miedo, incertidumbre, incredulidad. Desde entonces supimos que a nuestras vidas las habría de caracterizar la violencia y la aventura por el conocimiento. Por una especie de mandato familiar, ingresé a la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia e inicié mis estudios en 1982. Pero desde el primer día que asistí a las clases, supe que yo era, irremediablemente, un hombre de vocación y no de profesión. Mi ser se sintió maltrecho en esas venerables aulas. Estudié cuatro semestres de medicina pero al tiempo que intentaba memorizar con pesada disciplina las leyes de la genética y las partes de la anatomía humana, estudiaba con fresco entusiasmo la flauta traversa y el solfeo y leía cuentos, novelas y poemas como un frenético. No demoré mucho en tomar la decisión. Abandoné los estudios de medicina y me fui de la casa y de la ciudad. No fue fácil porque tomé

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el atajo de la precariedad que es una vía sembrada de mezquindad y resentimiento. Mi padre, más que nadie, se sintió indignado. Dejar la medicina y un porvenir prometedor y cambiarlo por un extravío de serenatas y conciertos era prueba suficiente de que estaba insano. Además qué era eso de irse para Tunja donde desde hacía siglos no pasaba nada, a excepción del permanente frío y su enrevesada burocracia colonial. Pero yo no hice caso. Les dije a mis familiares que comprendía su desaliento frente a mi decisión, pero que lo más sensato que debía hacer, y no caer así en la frustración, era atender el llamado de las musas vagabundas del arte y las letras. Estuve casi veinte años fuera de Medellín. Fui músico y estudié filosofía y letras en Tunja y Bogotá. Estando en ellas, pues iba y venía con frecuencia de una ciudad a otra, me enteré del cierre del Liceo Antioqueño. Un mal lo carcomía desde hacía años: el mal de la violencia guerrillera, el de la violencia de las policías estatales, el de la violencia narcotraficante. La vida en el Liceo, ese particular descendiente antioqueño de la morada aristotélica, no valía absolutamente nada. No creo que haya habido una noticia, desde entonces y hasta ahora, que me haya suscitado tanta impotencia intelectual y tanta calamidad espiritual. Al cerrarse el Liceo Antioqueño se cercenó un espacio de gran vigor educativo para nuestra ciudad. Su clausura solo demuestra la vileza, la desesperación y el extravío a los que tuvimos que descender. Y sea este el momento de hacer una confesión: Medellín, la Universidad de Antioquia sin su liceo, me siguen pareciendo organismos que llevan sobre sus espaldas el peso de una carga aciaga. Luego viví en París varios años y allí aprendí a entender mejor a Colombia, a América Latina y al mundo. Entre las conclusiones esenciales que saqué de ese período de exilio está aquella que tiene que ver con el cultivo de un determinado cosmopolitismo literario estimulado por la certeza de que soy un hombre de todas partes y de ninguna. Pero entendí, igualmente, que mi lugar de proyección social está en este país convulso. Regresé a Medellín en 2002. Había hecho una maestría y un doctorado en estudios hispánicos en la Sor-

bona y publicado cuatro libros de cuentos y uno de poemas en prosa. Con ese bagaje pude ingresar a la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia. Volví a Colombia porque quería ser escritor y profesor de literatura y esto en Francia, lograrlo a cabalidad quiero decir, me parecía arduo. La comunión de estas facetas, lo sé, no ha sido bien vista por los establecimientos universitarios del mundo occidental. Esto, me parece, es una especie de aberración a la que ha llegado el especializado mundo de la academia superior en las sociedades neoliberales. Pero la Universidad de Antioquia, y yo represento solo uno de sus casos, felizmente ha permitido que estas dos facetas se complementen. Y

creo que debe seguir permitiéndolo. El artista, el creador de la escritura, la pintura, la música, el cine, es una presencia fundamental para el devenir de una comunidad que se piensa plural, abierta al mundo y capaz de establecer un diálogo con los polos más opuestos, dígase extremos, de la condición humana. Vivir es aprender. Y en todo aprendizaje hay avances y retrocesos. El mío no ha sido fácil. Mi escuela ha sido la dificultad permanente, feliz e infelizmente superada. Toqué demasiadas puertas y muchas no se abrieron. He llevado la áspera carga de la indiferencia y el maltrato de los poderes culturales sobre mis hombros durante varios años. Con todo, desde que

Mi escuela ha sido la dificultad permanente, feliz e infelizmente superada. Toqué demasiadas puertas y muchas no se abrieron. He llevado la áspera carga de la indiferencia y el maltrato de los poderes culturales sobre mis hombros durante varios años. Con todo, desde que entré a la Universidad de Antioquia me he sentido acogido. He enseñado literatura con el fervor de un apóstol que cree no en la redención o en cualquier mesías, pero sí en el poder de la palabra. He tratado de mantener en el mismo nivel mi labor creativa, mi labor docente y mi labor investigativa. Ha sido un trabajo arduo, intenso y agotador pero, en el fondo, gratificante.

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entré a la Universidad de Antioquia me he sentido acogido. He enseñado literatura con el fervor de un apóstol que cree no en la redención o en cualquier mesías, pero sí en el poder de la palabra. He tratado de mantener en el mismo nivel mi labor creativa, mi labor docente y mi labor investigativa. Ha sido un trabajo arduo, intenso y agotador pero, en el fondo, gratificante. Y esta universidad, la misma en la que mi padre hizo sus estudios de medicina hace casi ochenta años, me ha apoyado de una manera única. En ella he logrado más avanzar que retroceder. Gracias a ella he escrito algunos de mis libros y he viajado por el mundo representando su nombre. En su espacio, condensación de los más duros y dolorosos problemas que vive Colombia, he logrado hacer una obra literaria que en estos días ha llamado la atención de ámbitos nacionales e internacionales. En ella, en esta universidad amada, eso espero, está cifrado mi futuro. Muchas gracias Pablo Montoya 17 de julio de 2015 *Palabras del profesor de la Facultad de Comunicaciones y escritor Pablo Montoya Campuzano al recibir el Escudo de Oro de la Universidad de Antioquia, el 17 de julio de 2015, en Medellín.

CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO: Sergio Fajardo Valderrama, Gobernador del Departamento y Presidente de la Corporación • Mauricio Alviar Ramírez, Rector • Antonio Yepes Parra, Representante del Presidente de la República • Francisco Javier Cardona Acosta, Representante de la Ministra de Educación Nacional • Francisco Londoño Osorno, Representante del Consejo Académico • Rocío Bedoya Bedoya, Representante Profesoral • Ricardo León Álvarez, Representante de los Egresados • Juan Guillermo Londoño Posada, Representante del Sector Productivo • Jaime Restrepo Cuartas, Representante de los ex Rectores • Roberth Uribe Álvarez, Secretario General. CONSEJO ACADÉMICO: Mauricio Alviar Ramírez, Rector • María Patricia Arbeláez Montoya, Vicerrectora de Investigación • Luz Stella Isaza Mesa, Vicerrectora de Docencia • José Edinson Aedo Cobo, Vicerrector de Extensión • Fernando Tobón Bernal, Vicerrector Administrativo • Francisco Londoño Osorno, Decano Facultad de Artes • Luis Guillermo Palacio Baena, Decano Facultad de Ciencias Agrarias • Ramón Javier Mesa Callejas, Decano Facultad de Ciencias Económicas • Nora Eugenia Restrepo Sánchez, Decana Facultad de Ciencias Exactas y Naturales • Gloria Patricia Peláez Jaramillo, Decana Facultad de Ciencias Sociales y Humanas • David Hernández García, Decano Facultad de Comunicaciones • Clemencia Uribe Restrepo, Decana Facultad de Derecho y Ciencias Políticas • Carlos Arturo Soto Lombana, Decano Facultad de Educación • Sandra Catalina Ochoa Marín, Decana Facultad de Enfermería • Carlos Alberto Palacio Tobón, Decano Facultad de Ingeniería • Carlos Alberto Palacio Acosta, Decano Facultad de Medicina • Álvaro Olaya Peláez, Decano (e) Facultad Nacional de Salud Pública • Clara Eugenia Escobar Güendica, Decana Facultad de Odontología • Juan Carlos Alarcón Pérez, Decano Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias • Marco Antonio Vélez Vélez, Representante Profesoral Consejo Académico • Roberth Uribe Álvarez, Secretario General. Invitados: Carlos Vásquez Tamayo, Vicerrector General • Sandra María Turbay Ceballos, Directora de Posgrado • Adriana González Moncada, Directora de Relaciones Internacionales • Adriana Patricia Arcila Rojas, Directora de Bienestar Universitario • Claudia Montoya Aguirre, Directora (e) Programa de Regionalización • Liliana Marcela Ochoa Galeano, Directora Escuela de Microbiología • Margarita María Gaviria Velásquez, Directora Escuela Interamericana de Bibliotecología • John Jairo Giraldo Ortiz, Director Escuela de Idiomas • Gildardo Uribe Gil, Director Escuela de Nutrición y Dietética • Francisco Cortés Rodas, Director Instituto de Filosofía • Gloria María Castañeda Clavijo, Directora Instituto de Educación Física y Deporte • Richard Steve Ramírez Grisales, Director Unidad de Asesoría Jurídica • Adriana Astrid Zea Cárdenas, Auditora Interna • Alma Nury López Patiño, Líder de Comunicaciones.


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La Universidad piensa la historia y en la historia • A propósito de los 200 años de La Carta de Jamaica de Simón Bolívar

Por RAFAEL RUBIANO MUÑOZ Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

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l 6 de septiembre de 1815, hace 200 años, Simón Bolívar envió al comerciante jamaiquino Henry Cullen 1 una epístola ensayo, en la que exponía su conocimiento acerca de los problemas latinoamericanos y examinaba los avatares y las dificultades del proceso de emancipación independentista. Leída en clave de la actualidad, la “Carta profética”, plantea muchos de los dilemas latinoamericanos que siguen vigentes hoy. En contra de la división —generada por un federalismo impracticable y unas ambiciones caudillistas regionales— apela a la unión de los pueblos latinoamericanos. Propuso el “Republicanismo constitucional” que significaba división de poderes y libertades al ciudadano. Defendió el mestizaje y advirtió la importancia del pluralismo étnico y racial; y concibió la idea de Estado laico, para unas tierras dominadas por el catolicismo de la contrarreforma. La independencia fue un proyecto político, unido a una emancipación cultural, manifestó que se jugaba no solamente la suerte de un continente, sino de la civilización entera. La “Carta” define a América como utopía porque ella es la “patria de la justicia y de los hombres”, para lo cual cita importantes nombres, De las Casas, Raynal, Viscardo, Teresa de Mier, Blanco White, Montesquieu, entre otros. Describe el momento desfavorable de Latinoamérica en el concierto mundial; la restauración de Fernando VII, sus intenciones de reconquista y

se establece la Santa Alianza, que implicó la resurrección de las monarquías absolutas. Ante la Europa reaccionaria, la “Carta” contextualiza el agrio momento del continente. Explica los variados dilemas; el de si los pueblos de América debían decidirse por constituirse en repúblicas libres e independientes; o apoyar la restauración del monarca destituido por la mano de Napoleón Bonaparte en Bayona en 1808, entre otras. De modo que el evento, de los 200 años de la “Carta”, no es un acontecimiento más, por rememorar, celebrar u ovacionar;

del mañana—, frente a lo público y lo político, entendido bajo los valores del “disenso, el intercambio, el debate, la polémica y la discusión”, no la defensiva actitud de los despotismos que emergen intempestivamente. A propósito de la “Carta”, este año se cumplen los 40 años del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. ¿Cómo entrelazar ambos eventos? Valga preguntar e interrogarnos de qué modo un suceso es una efemérides, es un instante por celebrar o rememorar, o de qué modo la Universidad se

De modo que el evento, de los 200 años de la “Carta”, no es un acontecimiento más, por rememorar, celebrar u ovacionar; ella expresa la conformación de nuestra identidad y erige nuestra idiosincrasia en dos siglos largos de libertad. ¿Qué implica para los universitarios hoy? No es un suceso cualquiera, y según se observe, implica cómo la universidad se reflexiona así misma y a su vez, cómo se piensa la historia y en ella. ella expresa la conformación de nuestra identidad y erige nuestra idiosincrasia en dos siglos largos de libertad. ¿Qué implica para los universitarios hoy? No es un suceso cualquiera, y según se observe, implica cómo la universidad se reflexiona así misma y a su vez, cómo se piensa la historia y en ella. Es cierto que la Universidad debe producir conocimiento y saber, tecnología e investigación, pero es indudable que su misión principal es construir ciudadanos, y en el sentido de la “Carta”, una ciudadanía atenta, activa y responsable frente a su acontecer —del ayer y

vincula con el pasado, en todos sus estamentos y a partir de qué criterios hacemos que la historia sea un suceso continuamente vivo, actual y no petrificado en un más allá. Sea esta la oportunidad para conversar, dialogar y comunicar de qué modo la Universidad se piensa la historia, en todos los resquicios que la componen, y en todas las conexiones que la configuran. Una universidad literalmente ligada a la dictadura del presente no puede avizorar, menos aún tejer su proximidad con el futuro. Por todo lo anterior, es un deber que todos los miembros de nuestra institución

reflexionen cómo la Universidad piensa la historia y se piensa en la historia, habría que agregar. De modo que esta es una provocación y una suscitación a que la comunidad —toda ella sin excepción— se observe cómo se vincula con estos dos sucesos que rescatamos, La Carta de Jamaica de Bolívar y los 40 años del Departamento de Historia, que tendrán una variada programación en este segundo semestre, porque como lo expresó el galardonado antioqueño Baldomero Sanín Cano, quien recibió el título Honoris Causa de nuestra institución en 1945, hablando de la historia y del historiador: “Con los grandes hombres y con las épocas históricas es imposible ser imparcial. Generalmente hay una opinión formada cuando un hombre se sienta a escribir la vida de otro hombre o a comentar sus hechos. Es una fortuna para los amantes de la historia que no haya historiadores imparciales y desapasionados: ese género literario vendría siendo en tal caso desesperadamente tedioso e inabordable. Hace falta un poco de amor o un poco de odio para narrar con vivacidad la vida de un personaje histórico. Quien no tenga sobre su personaje una emoción que comunicar a los lectores, debe abstenerse de escribir historia y limitarse a publicar los documentos, en los cuales puede el lector, en ocasiones, hallar la emoción viva, el detalle pintoresco, la anécdota característica para reconstruir por sí solo la vida de un grande hombre o la fascinadora vitalidad de una época”2. 1. Navarro, Nicolás Eugenio (Arzobispo). El destinatario de la Carta de Jamaica. (En torno a un luminoso hallazgo). Caracas: Imprenta Nacional. 1956. 2. Sanín Cano, Baldomero. “El epistolario de Bolívar”. En: Revista Hispania, No. 27, Londres, marzo 1 de 1914. Pp. 974; 976


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Bolívar, 200 años después: de La Carta de Jamaica a Hugo Chávez

Por H. AUGUSTO BOTIA MERCHÁN Docente del Departamento de Sociología

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os orígenes de la nación parecen ser tema de segunda línea en momentos en que el último medio siglo colombiano es materia vital del debate público. A diferencia de Venezuela, donde se festeja a todo trapo cada paso dado por el Libertador en su huida a la isla caribeña, en Colombia no parecería que hay mucho interés por el bicentenario del documento histórico. Juan Guillermo Gómez García, profesor de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia y de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, sede Medellín, cuenta detalles sobre el libro que ha sido publicado en días pasados. Se titula, precisamente, La Carta de Jamaica 200 años después. Vigencia y memoria de Bolívar (Ediciones B) y, contrario a lo que se puede esperar de un especialista en el siglo XIX, no es una obra de historiografía pura y carece intencionalmente de referencias y fórmulas expositivas académicas. El autor sonríe y se queja de que fue un proceso arduo, ocho meses de trabajo nocturno, en un solo desvelo que no estaba en ningún plan de trabajo docente o investigativo, pero que surtió por el placer de cumplir una meta autoimpuesta, impulso extraño en un medio dominado por el afán de la publicación en revista indexada y la persecución de puntajes para escalas salariales. El resultado es un ensayo que en algunas secciones resulta erudito sobre la historia intelectual de las Independencias y que, en otras, construye respuestas al modo como Simón Bolívar pasó a la historia de la cultura. Como usted ha dicho ya, no se trata de un plan de investigación, pero el libro desarrolla hipótesis. ¿Cuáles son las ideas centrales del libro? —Son varias. La primera es un análisis de La Carta de Jamaica como pilar del constitucionalismo colombiano que se funda en los siguientes hechos. En esa carta Bolí-

var desea y propone enfáticamente la independencia de España, algo raro para el momento en medio de la derrota y el exilio. Además, postula la creación de un constitucionalismo republicano, esto es, prescindir de cualquier forma de constitucionalismo monárquico, sea el absolutista de Fernando VII, o el monárquico de la Constitución de Cádiz de 1812. Por último, y esto es lo más importante, funda la idea de una unidad de los pueblos hispanoamericanos basada en superar el lazo con la corrupta España. La segunda idea sería reconstruir el complejo y laberíntico hilo que va del Bolívar de 1830 al de hoy; el libro termina con Hugo Chávez Frías, quien crea, con base en la figura de Bolívar, a la que le da una nueva interpretación, una nueva dimensión política-histórica conocida como “Socialismo del XXI”. El tono del libro es desenfadado y con momentos de humor explícito, por ejemplo cuando se cuenta en el prefacio que su mascota fue la coautora ¿Qué perseguía con este estilo de escritura? —La intención del libro es divulgativa; quise establecer un puente entre la ciencia histórica, que ha hecho contribuciones extraordinarias en los últimos veinte o treinta años en torno a la Independencia con autores de la talla de Manuel Chust o Roberto Breña, Martínez Garnica, Alfonso Múnera o Daniel Gutiérrez Ardila, y el amplio público contemporáneo. Mi deseo es llevar todos estos debates de

especialistas a cada vez más lectores, lectores cultos, incluso universitarios, a los que la historia les puede resultar una disciplina árida. Busqué una modalidad que nunca había usado; mayor plasticidad en el lenguaje y evitar el uso de pies de página. A algunos les extrañará, incluso les parecerá inaceptable haberme ahorrado los pies de página, pero es una búsqueda, justamente, de un tono ensayístico y coloquial mucho más propicio para la mayoría del público colombiano. Esto está soportado en un dato: en El Tiempo, el 20 de julio de 2010, se publicaron los resultados de una encuesta preguntando de cuál país nos habíamos independizado en 1810. Allí casi la mitad de los encuestados no supieron contestar que nos habíamos librado del dominio español. Como estábamos en la edad de oro del uribismo, nos sentíamos más bien librados de Chávez. Finalmente ¿qué hallazgo se dio durante la investigación para el libro? —Creo que está al final. Prácticamente todo lo dicho en el libro son cosas conocidas por los especialistas, estrictamente hablando, no se trata de un proyecto de investigación, que sobre este tema tomaría cinco o siete años de trabajo. El hallazgo estaría al final, cuando se muestra la diferencia palpable entre la historia colombiana y la venezolana. Aquí, el Frente Nacional (1958–1974) estableció un muro de olvido sobre el pasado nacional. Justamente lo contrario ha acontecido en Venezuela, en donde Hugo Chávez revitalizó para el siglo XXI la figura de Bolívar y con él toda la historia política, cultural y social venezolana. Este me parece que es el hallazgo fundamental del libro. Mostrar que nuestra ahistorización condicionada es constitutiva de la violencia cultural dominante. Defina en una línea los méritos de su trabajo —Ante tanto libro árido, apesadumbrado y sombrío, puedo calificar el mío de alegre.

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Premios Nacionales de Cultura: 85 postulados La 47° versión de los Premios Nacionales de Cultura Universidad de Antioquia recibió en el plazo fijado para tal fin un total de 85 postulaciones a los cuatro premios convocados en esta ocasión. Al 33° Premio Nacional de Literatura, modalidad dramaturgia se postularon 22 propuestas. Al 10° Premio Nacional de Artes, modalidad performance y artes vivas, 29. Al 12° Premio Nacional de Comunicaciones, modalidad ensayo en crítica de arte y cultura, 25, y al 16° Premio Nacional Universidad de Antioquia a las Artes y las Letras, 9. Los Premios de Literatura, Artes y Comunicaciones otorgan un estímulo económico de $19.330.500, además de la publicación y presentación de la obra, mientras que el Premio Nacional Universidad de Antioquia a las Artes y las Letras entrega $32.217.500 y una pieza (audiovisual o digital) sobre la vida y obra del ganador. Los Premios Nacionales de Cultura son los más antiguos del país; desde 1968 han contribuido al reconocimiento de 149 exponentes de la cultura colombiana. Los jurados para cada uno de los premios están integrados por tres personas de reconocida trayectoria en su campo profesional y que representan a la crítica, característica esencial para la selección de obras de gran calidad. Su anonimato se mantiene hasta el momento en el que se revele el nombre de los ganadores, el 11 de septiembre de 2015. Las obras que resulten finalistas del Premio Nacional de Artes participarán en el Primer Encuentro de performance y artes vivas, que se realizará en octubre.


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Conminación a la autorrealización*

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as tendencias individualistas que hemos reconocido en el periodo anterior [años setenta] se acentuaron e invadieron todas las clases de población, incluyendo las menos favorecidas y aquellas que son alcanzadas por la precariedad y la exclusión. Pero el verdadero cambio al que asistimos consiste en la recuperación, por las instituciones, por las instancias y las organizaciones que enmarcan la vida social y económica, del principio de autorrealización del individualismo “cualitativo”. Existe, en adelante, una conminación social a la realización individual vehiculada por todas las instancias que tienen discursos colectivos, trátese de la escuela, la empresa o los medios de comunicación.Cada quien contribuye a afirmar su subjetividad y su singularidad, a ser el autor y el actor de su vida, a desarrollar un proyecto de vida, fijándose a sí mismo sus principios de acción y de evaluación (Delory-Momberger, 2003, pp. 49-52). La cultura de sí, analiza Axel Honneth (2006, pp. 305-323), ha tomado el camino de un individualismo normativo y se ha convertido en una ideología de la autorrealización: lo que eran aspiraciones individuales se ha transformado en esquemas y en modelos instituidos que los individuos encuentran en adelante como exigencias provenientes del exterior. Transpuesta en el mundo del trabajo y de la empresa, esta intimación colectiva a “ser sí mismo” se transforma en conminación a la gestión de sí: en adelante cada uno debe encontrar en sí mismo los recursos para su integración social,

su empleabilidad, su éxito profesional; cada uno debe ser el mejor y el más competente, debe hacerse “el emprendedor de sí mismo”, según la expresión de Alain Ehrenberg (1991), o aún más, como lo dice Ulrich Beck, quien desarrolla la fórmula alemana del “Ich-AG” (literal y significativamente: “empresa-Yo”), de ser “la oficina de estudio de su propio curriculum” (2003, p. 291). Este discurso de la gestión de sí encuentra su punto de partida en la noción de empleabilidad, entendida como la capacidad del individuo para movilizar sus recursos y sus competencias, para convencer de su adecuación a las condiciones de empleo que le son propuestas o para suscitar la oferta en la que se postularía de forma ideal. Al “valor” de la empleabilidad se le asocian de manera estrecha otras cualidades que son requeridas por “el nuevo espíritu del capitalismo” descrito por Boltansky y Chiapello (1999) y que constituyen la fuerza de venta del manager de sí mismo: capacidad para adaptar y para modificar su acción en función de nuevas condiciones (flexibilidad), disponibilidad geográfica y horaria (movilidad), distancia reflexiva y evaluativa en relación consigo mismos y su acción (reflexividad, self-evaluation), capacidad para garantizar una formación y competencia en perpetua revisión (aprendizaje a lo largo de la vida / life long learning), capacidad para asegurar su propia promoción en el mercado laboral (bench marking). El nuevo individualismo, enrolado por las instituciones, participa, ante todo, del éxito del sistema económico;

la realización de sí se convierte en uno de los instrumentos de la fuerza productiva. Esta gestión de sí no excluye a aquellos que, al margen del mundo del trabajo, alimentan las filas de solicitantes de empleo (jóvenes en búsqueda del primer empleo, desempleados con un periodo de cese más o menos largo, adultos víctimas de la “reestructuración económica”, etc.), a todos aquellos que sufren de precariedad social y económica y que forman el objetivo de las políticas sociales de inserción. A aquellos que a veces no pueden valerse de ninguna experiencia o de ninguna competencia profesional, que han conocido, algunos, el fracaso de la integración social después de haber sufrido el fracaso escolar, ahora se les solicita dar la prueba personal, no de su capacidad efectiva e inmediata de inserción, ni de su empleabilidad, ya que precisamente esta les hace falta, sino de su voluntad para entrar en un trámite de elaboración de un proyecto de inserción, de su capacidad para comprometerse con un trabajo de (re)construcción, en una palabra, de su disposición para actuar sobre ellos mismos y para transformarse personalmente a fin de adaptarse y ajustarse a las dificultades del sistema económico y del mercado laboral. Esta solicitud societal que tiene como objetivo aprovecharse del exterior, no solamente de las competencias y las trayectorias, sino también de las personalidades, no deja de influir en las construcciones individuales. En una obra con un título significativo, La réification. Petit traité de théorie critique, Axel Honneth (2007) muestra que las conminaciones reiteradas de producción de sí y los procesos instituidos de auto-presentación en las sociedades contemporáneas tienen efectos sensibles en las conductas individuales y en la relación consigo mismo y con los demás. En la gestión de su vida social y profesional, a los individuos se les exige producirse en conformidad con perfiles definidos exteriormente y adoptar estrategias de objetivación en la medida en que se presentan. Según Honneth, este fenómeno recurrente de auto-cosificación se traduce en una pérdida creciente de reflexividad y en un empobrecimiento del proceso de construcción de sí. *Fragmento de la obra La condición biográfica: ensayos sobre el relato de sí en la modernidad avanzada, de Christine DeloryMomberger, publicada por la Editorial Universidad de Antioquia.

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Propuesta para la transformación de la educación “Esperar resultados diferentes, mientras seguimos haciendo lo mismo, es un estado de locura”. (Albert Einstein.) El currículo sitiado: un plan maestro para la innovación del currículo en la región. 20 megaproyectos para Antioquia, es el título del libro que el profesor José Ramiro Galeano Londoño, publicará este mes, y que se corresponde con uno de los trabajos adelantados por el Grupo de pensamiento en educación de Corpoplanea, la Corporación prospectiva estratégica para la acción. “En la investigación se visibilizan las ausencias casi absolutas de “La visión siglo XXI” formulada por el Planea en 1997 y “los criterios del currículo” formulados por el MEN en la Ley 115 de 1994 y ley 30 de 1992”, dice Queipo F. Timaná Velásquez, exdecano de la Facultad de Educación y miembro de la junta directiva de Corpoplanea. Como fruto de la investigación de Galeano Londoño, secretario de la Corporación, el texto formula 20 propuestas para Antioquia en seis ejes, relacionados con la evaluación contra la pobreza, la corrupción y la burocracia; la prospectiva; la innovación; la violencia; los maestros, e infraestructura, TIC y amueblamiento. El informe concluye afirmando que no podemos continuar por el camino en solitario de los gobernantes: gobernadores, alcaldes, rectores, centros de investigación, en algunos casos con nóminas paralelas, es necesario hacer de la educación en la región una política de Estado, una alianza estratégica de cooperación para la competitividad.


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Artes Escénicas integra Danza y Teatro

Un mismo concepto Desde que se nombró Departamento de Artes Escénicas —afirma Viana— ha habido mejorías en las dinámicas de trato, la programación

montaje de las obras cada semestre asumen los costos de algunos elementos de la escenografía o el transporte de equipos y vestuario. Eduardo Sánchez coincide con las estudiantes en que la principal dificultad es la gestión, y considera que finalmente el recurso del arte no es para lograr plata, pero sí se debe tener una mentalidad abierta e invertir más cosas ya que el arte es vital en el ser humano.

Foto: Dani Giraldo

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espués de un proceso en el que las discusiones y consideraciones giraron alrededor del trabajo conjunto, las disciplinas de danza y teatro pasaron a conformar desde hace un año el Departamento de Artes Escénicas, en sustitución del que hasta entonces existía, Teatro. La iniciativa de la transformación nació, precisamente, de la necesidad de visibilizar la Licenciatura en Danza, un pregrado relativamente nuevo en la Facultad de Artes. “El cambio hace que el departamento sea más inclusivo, abierto y democrático. Además permite la interdisciplinariedad desde el reconocimiento de la individualidad”, dice el profesor Luis Viana. Desde entonces Danza se ha convertido, en el área, en el líder de programas de formación del Ministerio de Cultura, pues en el país hay muchos proyectos en los que se enseña la disciplina, pero el nuestro es el único con la carrera docente en ese campo. La filosofía del pregrado es generar un dominio disciplinar del arte, de tal modo que se forme un profesor con mucha profundidad y densidad en la danza, para poder transmitir ese saber con mayor propiedad. Según Viana, coordinador de la Licenciatura en Danza, el egresado del programa debe ser capaz de incidir en su medio, transformar contextos, formar escuela y tejido social. En cuanto a Arte Dramático, también es un referente para las universidades en el país, ya que fue el primer programa acreditado y el año pasado recibió la reacreditación. Teatro —observa Eduardo Sánchez, jefe del Departamento de Artes Escénicas— no tiene como fin la creación de espectáculos, sino la construcción de un escenario político. Añade que su filosofía se basa en el significado de un acontecimiento tal cual lo define el filósofo del teatro Jorge Dubatti, quien analiza el evento escénico como un suceso social, además del convivio, que hace referencia a que varios seres compartan una misma zona de experiencia para formar territorio.

e incluso en el ánimo de trabajar de manera conjunta. Es una transformación que ya está implementada, pero sigue en construcción en la búsqueda de avances. Sánchez, por su parte, resalta como fundamental que ambas especialidades estuvieran cobijadas por un mismo concepto. El tema —plantea— era cómo concebir un universo y denominarlo diferente. “Es muy simbólico pero eso empieza a generar acción, pues de ahí se creó Escenaria, proyecto que inició en marzo de este año y se convirtió en la plataforma del nuevo departamento, para que Danza y Teatro presentaran sus trabajos, y se visibilice toda la producción. Es una acción que nos obliga a unirnos, con las especificidades de cada programa, pero pensándonos juntos”, dice. En esa línea, más que en la estructura del plan de estudios de ambos pregrados, hubo cambios en la dinámica curricular, en la manera como se enfrentan los cursos y como se administra la oferta académica, ya que se ofrecen materias electivas para ambas disciplinas. También se han hecho proyectos interdisciplinarios, como el que este año se inició con “El cuarteto para el fin de los tiempos”, un espectáculo coreografiado por ocho bailarines en el que también participaron actores. Aunque, también hay que decir, esa integración de estudiantes de Danza y Teatro para hacer presentaciones no es nueva, ya que siempre se ha hecho bajo la experiencia de un director de Teatro que invita a personas de Danza a hacer una pequeña coreografía dentro de la obra. “Le seguimos apostando a espectáculos en común sobre la escena en los que ambas disciplinas sean tenidas en cuenta en igualdad de condiciones. Ese trabajo de cooperación es el que ayuda a la transformación”, insiste Viana. La estudiante de Teatro Daniela Rave, quien ha tenido la oportunidad de recibir clase con personas de Danza, considera valioso el hecho de poder hacer semilleros y materias electivas con el otro pregrado, porque se enriquece el proceso y se puede aprender mucho. Eso sí, aunque le parece oportuno el cambio para referirse de una manera más coherente al Departamento, considera que falta más apoyo económico, salones mejor dotados, con buenas luces y sonido. En la misma dirección la estudiante Susana Quiroz afirma que en el

Foto: Paula Villegas

Por ALEJANDRA CARMONA VALENCIA

Y mientras ambas estudiantes coinciden en el valor que tiene la academia de Teatro, y su fortaleza investigativa y de exploración del cuerpo para actuar de adentro hacia afuera, la Danza está en la búsqueda de la acreditación y tiene proyectos de llevar el pregrado a Ibagué y Popayán. Hasta ahora cuenta con egresados de Cartagena, Armenia, Quindío, Pasto, Valledupar y Santander.


Nº 645, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Medellín, agosto de 2015

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“70%”, Esteban Lara. Seccional Oriente

Bienal regional de arte en Antioquia

“Equilibrio en movimiento, Caño Cristales”, Hernán Darío Acevedo. Sede Norte.

De la serie “Lluvia sobre el cañón del río Cauca”, Zoraida Serna, Seccional Occidente

El Museo de la Universidad de Antioquia —MUUA— hará el 13 de agosto, a las 6:00 p.m, el acto oficial de apertura de la Muestra regional ciudad de Medellín y la entrega de reconocimientos a diez de los 25 artistas seleccionados en las subregiones, participantes de la Séptima Bienal Regional de Arte en Antioquia 20142015, “Agua… recorridos vitales…”. La Bienal, que convoca desde hace 14 años a los artistas plásticos del departamento en las disciplinas de dibujo, pintura, obra gráfica, fotografía y escultura, es organizada por la Universidad de Antioquia y Comfenalco Antioquia. Las obras de los artistas seleccionados en las muestras subregionales estarán exhibidas en la sala de exposiciones del Club Comfenalco Antioquia y en el tercero y cuarto pisos del Museo Universitario, entre el 13 de agosto y el 30 de octubre de 2015. En la séptima edición se presentaron 300 obras correspondientes a 183 artistas de todo el departamento.


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