Nº 657 Medellín, septiembre de 2016
SISTEMA DE COMUNICACIONES • almamater@udea.edu.co • ISSN 1657-4303
Estudiante indígena, acompañado por sus familiares, en ceremonia de graduación como licenciado en educación, en agosto.
Foto: Luis Javier Londoño Balbín
Mentorías para grupos étnicos, una de las estrategias que adelanta la Universidad para garantizar la permanencia de los estudiantes Página 20
ESPECIAL Universidad, acuerdo de paz y posconflicto
Páginas 2 a la 11
DIÁLOGOS GOBIERNO - FARC Acuerdo definitivo Declaración del cese bilateral al fuego Decreto que convoca al plebiscito Foto: Carlos Bran
Firma del acuerdo
Científicos, ¿investigadores Página 12 o cazadores?
Plebiscito, 2 de octubre Construir y consolidar la paz
Sí
No
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Nº 657, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Medellín, septiembre de 2016
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Hay que empezar otras paces
a Universidad de Antioquia realizará cinco foros mediante los cuales busca propiciar el análisis y la reflexión sobre los temas fundamentales relacionados con el proceso de paz, el posconflicto y la consolidación de una sociedad en paz.
apoyan o rechazan el “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, la abogada constitucionalista Bernardita Pérez Restrepo recordó que los colombianos se ven abocados a este mecanismos refrendatorio en buena medida por el plebiscito de 1957.
En el propósito de contribuir a la educación política de la comunidad universitaria y la sociedad, coadyuvar en la comprensión de los acuerdos fruto de las negociaciones en La Habana entre el gobierno nacional y las Farc, dilucidar los alcances del plebiscito que se adelantará el 2 de octubre próximo y lo que puede significar para la construcción de paz en Colombia, los promotores de los foros —la Rectoría, la Vicerrectoría General, el Instituto de Filosofía y el Grupo de investigación de filosofía política, con el apoyo del Centro de estudios de derecho penal y procesal penal latinoamericano, Cedpal— realizaron el 1° de septiembre el primer foro en torno de “El plebiscito y la constitucionalidad de la justicia transicional”, con los invitados Miguel Humberto Jaime, magistrado del Tribunal Superior de Medellín; John Zuluaga, doctorando de la GeorgAugust-Universität de Göttingen (Alemania) y miembro fundador del Cedpal; Gloria María Gallego, profesora de la Universidad Eafit, y los profesores de la Universidad de Antioquia Gabriel Ignacio Gómez, Bernardita Pérez, Francisco Cortés y Edison Neira.
“Ese plebiscito era un acuerdo único y exclusivo de reparto del poder entre el partido liberal y el partido conservador, excluyendo a todas las demás opiniones políticas”, recuerda.
El plebiscito De cara al plebiscito del 2 de octubre, en el que los colombianos han sido convocados para expresar si
Ella explica que la forma de culminar la violencia política generada entre los años 30, 40 y 50, que dejó más de 400 mil víctimas en todo el país, fue un proceso de paz entre liberales y conservadores para repartirse la torta burocrática durante no menos de 16 años, con la exclusión del mundo de lo público de un partido de oposición, el partido comunista. “Hoy —precisó— estamos en este plebiscito porque a un grupo de izquierda se le negó la oportunidad de participar en la política y entonces se clandestinizó. Que después deformó su orientación es parte del proceso de denigramiento en que entramos los seres humanos cuando nos silencian; somos capaces de cualquier acto de barbarie porque realmente la violencia es ausencia de palabra”. A diferencia del plebiscito de mediados del siglo 20 —observó—, el acuerdo con las Farc no es para que se desmovilice, entre a la vida política y quede amnistiada. “Es un acuerdo político que involucra a las
víctimas, involucra la obligatoriedad de decir la verdad, involucra la no repetición de los actos y, además, involucra grandes reformas estatales”.
Y recordó que en el acuerdo entre el gobierno colombiano y las Farc — clausurado el 24 de agosto último— se definió que grandes temas iban a hacer parte de la política pública del país: un nuevo sistema de manejo de drogas ilícitas, un sistema diferente para la propiedad de la tierra, un proceso de reconfiguración de la participación ciudadana, además de
la no repetición, la verdad, la memoria, y los ejes temáticos políticos que tendrían que jalonar un proceso de cambio. Y subrayó que el acuerdo alcanzado con las Farc, a la espera de la refrendación por parte de los colombianos por la vía del plebiscito, no es la paz del país, “es simplemente que hemos empezado a cambiar el libreto de la guerra por voces de paz, y entonces esta es una paz que inicia y hay que empezar otras paces con otros muchos, por ejemplo con la discriminación social”, afirmó.
Próximos foros Los foros por la paz se realizarán en el auditorio principal del Edificio de Extensión de la Universidad de Antioquia, en las siguientes fechas:
Segundo foro: Perspectivas de la justicia transicional en Colombia Miércoles 5 de octubre de 2016 Hora: 2:00 a 6:00 p. m.
Tercer foro: Jurisdicción especial para la paz y Comisión de la Verdad Miércoles 2 de noviembre de 2016 Hora: 8:00 a. m. a 12:00 m.
Cuarto foro: La paz y el posconflicto Jueves 1°. de diciembre de 2016 Hora: 8:00 a. m. a 12:00 m.
Quinto foro: Los estudiantes hablan de paz Este foro promoverá la participación de estudiantes de las áreas y facultades vinculadas a las discusiones sobre justicia transicional. La realización del mismo permitirá la exposición de artículos seleccionados tras una convocatoria de ponencias. Jueves 23 de febrero de 2017 Hora: 8:00 a. m. a 12:00 m.
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Votar el plebiscito es una tarea ética y la más trascendental en la vida política del país: Uprimny Por PEDRO CORREA OCHOA*
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Salir del conflicto armado es hoy la realidad ética más importante de la sociedad colombiana”. Así lo afirmó Rodrigo Uprimny, quien advirtió que, en ese sentido, votar el plebiscito es hoy en día la tarea más trascendental en la vida política del país. Con la defensa de ese planteamiento el jurista, uno de los más reconocidos del país, participó en la cátedra de formación ciudadana Héctor Abad Gómez, que se realizó el 12 de agosto en la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia. Para él, sin embargo, la decisión final, confirmada en esa refrendación, estará revestida de lo que llama una “tremenda injusticia”, pues advirtió que los ciudadanos que habitan los complejos urbanos serán los que, principalmente, decidan sobre un acuerdo de paz que podría poner fin a una guerra que se ha librado fundamentalmente en escenarios rurales. “Siendo así, creo que tenemos el compromiso ético de intentar votar más allá de nuestros intereses y odios personales, tratando de construir una visión global de la paz”, dijo el abogado, doctor en economía política y actual coordinador de proyectos del Centro de estudios de derecho, justicia y sociedad, Dejusticia.
Saldos en rojo Las cifras citadas por Uprimny durante su charla son apenas algunos de los saldos en rojo generados por el conflicto armado: más de seis millones de desplazados, más de 220 mil muertos, más de 35 mil desaparecidos y cerca de 30 mil secuestrados. Esos datos, ya ampliamente divulgados por los me-
dios de comunicación, reflejan una dramática radiografía del porqué, dijo Uprimy, los colombianos tienen una responsabilidad ética frente al plebiscito. Pese a ello, según el jurista, los efectos del conflicto no sólo se miden en cifras como esas, sino también en la debilidad del Estado para hacerse a una democracia robusta. Hay muchas razones, según él, para que ello se dé, pero la más notable es el “ambiente polarizante” que deja el conflicto armado y que hoy, más que nunca, es latente. “En un ambiente así las discusiones políticas se abordan con una dialéctica de amigo y enemigo. Por eso tenemos que salir del conflicto”, advirtió Uprimny. Ese salir, sin embargo, tiene dos caminos: la negociación o la victoria militar. “Creo que las Farc están negociando porque comprendieron que hoy no pueden tener una victoria. Desde el punto de vista estratégico militar el Estado las derrotó. Pero entre la victoria estratégica y la victoria final, puede pasar un tiempo horroroso. Tendríamos una guerra degradada de guerrillas durante muchos años”. De la posibilidad de acortar ese sufrimiento proceden los argumentos de Uprimny a favor de una paz negociada. “No hacerlo sería una violación a una ética de respeto a la dignidad humana”. Su lectura entiende la victoria militar como la posibilidad de que los militares asuman un papel libre de cuestionamientos. “En cambio, una paz negociada permite poner al desnudo las imperfecciones del mismo Estado colombiano. Por eso es que, creo, muchos se oponen al proceso de paz”. ¿Cabe entonces apostarle al actual proceso de paz? Para Uprimny —pese a que advirtió discrepancias—, esta negociación tiene elementos para responder de manera afirmativa. “Cuando uno lo compara con procesos de paz del pasado y analiza sus esfuerzos por enfrentar las raíces del conflicto armado y sus consecuencias, ve que es un
...votar por el “sí” no garantiza que se implementen bien los acuerdos y que avancemos hacia la paz, “pero es altamente probable que produzca la energía política necesaria para generar cohesión social e implementar realmente los acuerdos; eso nos encaminará al fin del conflicto armado y a la paz”. proceso por el que los colombianos deberíamos tener algún orgullo. Es un proceso que tiene mucho de admirable”, dijo. La transparencia en los anuncios de los avances en los acuerdos, la participación de las víctimas — aunque la valoró insuficiente—, y la posibilidad de refrendación de la ciudadanía, son algunas de las características que según Uprimny deben considerarse en esa calificación positiva para el proceso.
El llamado ético en la respuesta al plebiscito Según Uprimny, precisamente el análisis juicioso de los acuerdos sobre desarrollo agrario integral, participación política y drogas ilícitas, permite una conclusión: “si se implementan, a la que menos benefician directamente es a las Farc, y a los que más benefician es a las poblaciones más vulnerables en cosas que el Estado debió hacer hace mucho tiempo”, afirmó. En parte, esa situación sustenta su ideal ético en torno al plebiscito. “Quienes se oponen al proceso de paz dicen que nos obligaron a votar globalmente. Aseguran que se debe votar por partes. Al votar así se rechazaría el acuerdo porque este genera una transacción. Un acuerdo de paz, generalmente, es un acuerdo global”, dijo, al señalar que sería una tragedia para el país que algo tan grande como la paz quede reducido a discutir si es mejor la
cárcel que la pena restauradora. “Eso sería empobrecer un debate tan complejo”. Uprimny señaló que votar por el “sí” no garantiza que se implementen bien los acuerdos y que avancemos hacia la paz, “pero es altamente probable que produzca la energía política necesaria para generar cohesión social e implementar realmente los acuerdos; eso nos encaminará al fin del conflicto armado y a la paz”. Contrario ocurrirá, dijo, si gana el no, pues quienes defienden esta posición buscan que la negociación sea imposible políticamente. “Quieren humillar a las Farc diciéndoles: negociaron durante cuatro años y no querían cárcel, pero ahora la van a tener. Eso generaría una voluntad de retorno a la guerra. ¿Amerita eso poner en riesgo la paz negociada? Mi respuesta es no”. Por ello, la población urbana, la que menos sufre el conflicto armado, tiene un papel esencialmente ético. Uprimny explicó que tras 50 años de acciones de guerra la población urbana se inmunizó ante las atrocidades y, recientemente, se acostumbró a la seguridad. “Así que en ese sentido el argumento ético es decirles: miren más allá de ustedes, porque esta es una decisión que marcará el futuro de Colombia por décadas”. * Periodista de la Oficina de Relaciones Públicas, U. de Antioquia
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La paz esquiva y frágil, asunto de largo aliento Por CESAR ALBERTO OROZCO ROJAS*
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a paz, diferente a la felicidad, no es un deber, es un derecho. La paz siempre está en incesante búsqueda en las personas y en las sociedades, igual a la felicidad; lograrla se torna en obligatorio cumplimiento, luego se convierte en un deber; su alcance depende de cada persona y de la relación entre personas. La paz es un derecho fundamental y constitucional. El cómo, quién, cuándo, dónde, y cuánto cada perseguidor lo decidirá y ejercerá pero sin desmedro de los derechos, la dignidad de los demás y la constitucionalidad. La paz, como el amor, está en constante constructo. Si no se cultiva desde la crianza y en la familia, con el tiempo se deberá llegar a la paz negociada; se pasa de una construcción individual a la colectiva. La paz, no se elige en un menú ni un catálogo; no se decreta, se labra como todo camino; si no se cincela será retardada y frágil, tendrá columnas con astillas de canela, formaletas de icopor y bases fangosas; tan deleznable que ligeramente se desmorona. La paz, que empieza en cada persona, se irradiará en el seno de la familia, se multiplicará y traspasará a la armonía social. La paz incubada desde la niñez es la urdidera de la más sólida concordia del tejido social. Si el proceso de forjar la paz falla desde sus cimientos, sólo se alcanzará a través de una restauración costosa que precisa de negociaciones y del pago de la deuda social por los estados. La falta de satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, la injusticia, la inequidad, la exclusión social, y en especial, la inaccesibilidad a la educación y la salud, son las generadoras de las luchas bélicas internas. El logro y mantenimiento de la paz duradera y estable es un fin del Estado, al igual que conservar la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, la educación y la libertad; obligaciones que se extienden a sus instituciones y a la comunidad. En las soluciones de los conflictos armados en el mundo, han
buscado un equilibrio entre paz y justicia, tarea ardua que requiere más de sabiduría que de imaginación, inteligencia, probidad y legalidad. La balanza se ha inclinado más hacia la paz, aunque muchas se han calificado de conciliaciones espurias e indignas. La historia ha enseñado que, para palparse y legarse, debe primar la paz sobre la justicia, a pesar de las concesiones, privilegios políticos sin sortearse en las urnas y amnistías sin los arrepentimientos de las atrocidades. La paz es luz del Creador, voluntad humana, un compromiso de la sociedad y un deber político. La impunidad no significa el olvido, es base para seguir a la justicia; un acuerdo de paz no significa entregar la patria, la institucionalidad, el modelo económico ni político; es retomar la dignidad y tener la posibilidad de vivir como humanos; conciliar con renuncias no es mantenerse en la guerra, es acercar víctimas y victimarios. La paz no tiene tinte político, no es herramienta de poder, no debe ser banderín para hacer proselitismo, ni es voluntad sólo del gobierno de turno. La política se ejerce para servirle a la gente tras un bienestar social y no para colmar ambiciones personales, institucionales y partidistas. Pero quienes ostentan el poder, políticos, militares pretorianos, grupos económicos, medios y multinacionales, de soslayo y con eufemismos, desvirtúan la fundamentación de la paz. La forma como han ejercido históricamente el poder muestra lo que realmente han sido, son y serán; ambiciosos de más poder, algo insaciable; toman la paz como un adminículo para perdurarse en el poder y no como una esencia social. La reconciliación, el perdón, el derecho al disenso, a la diferencia, la otredad y el reencuentro no existen en el lenguaje de la guerrería. La única forma de aproximación y aceptación es apoyándose en las costosas consultas democráticas y a través del control político en el Congreso. Ésto conlleva a que la paz tenga un tufillo de interés político y personal, a vivir con fantasmas del pasado, a atizar las heridas y sin asomo en intentar cicatrizarlas, a que la guerra interna y fratricida
se eternice, sea una estrategia proselitista, una promesa eterna y un bien transable. La paz es un derecho fundamental y constitucional. Si la paz no se considera un derecho será siempre un artificio que seguirá tomándose en la megalomanía, mitomanía y cleptomanía del politiquero, de aquellos que toman la política con ligereza, intrigas y bajeza. Urge lograr consensos, el sentido solidario, la inclusión, la honestidad, la humildad para desatarse de la esclavitud del odio, el resentimiento, la venganza y de las cuentas de cobro pendiente de la vida para poder abandonar el anacronismo de la guerra. Es natural que en una realidad dolorosa, inicua, impune y con la verdad enrarecida haya sed de justicia; pero mientras existan actitudes fundamentalistas, tanto en el comunismo radical como en el capitalismo de la ultraderecha y de las dictaduras, persistirá el pensamiento único e indiscutible, y nunca se tendrán puntos de encuentro. Las decisiones y aceptaciones tomadas en común sobre la paz no significan una apostasía. La convivencia pacífica es el camino para hacer esta vida menos miserable y más generosa, lo que hace imperioso los diálogos entre diferentes y la flexibilidad en la diferencia, la reparación distributiva y una firma sin ganadores ni perdedores en un mundo donde todos se acogen. La guerra es un negocio, y tras un pacto especial humanitario, los dineros destinados a su financiamiento enriquecerían los planes de mejoramiento social y la educación liberadora y desarrollara de los pueblos.
La paz abre pasos para solucionar otras gangrenas sociales como el paramilitarismo, la delincuencia común, la corrupción política; y se gana tiempo para destinarlo a las necesarias reformas en salud, laborales, tributaria, ambientales y pensionales. Además, los acuerdos de paz tienen efectos en la economía y en la geopolítica mundial, respecto a la inversión extranjera y el turismo. El costo de la guerra rancia se convertiría en una inversión para la paz fecunda. El tráfico subterráneo de armas, al igual que la trata y el narcotráfico, es de los negocios que más dinero mueven en el mundo. El camino a la paz se empieza desarmando las palabras seguido de actos o gestos de paz. El establecimiento del orden interno demanda de garantías a las víctimas, gestores, vigilantes de la seguridad de la población civil no armada, países garantes del proceso, justicia transicional y del acogimiento a los convenios y protocolos relacionados al derecho internacional humanitario. La firma de un acuerdo tan sólo es el principio del camino a la paz. La dejación de armas de un grupo armado, supuestamente es el fin de la guerra con ese grupo subversivo específico, y seguramente saldrán desertores y facciones que no se acogerán y continuarán con el conflicto y con actividades ilegales; luego, una rúbrica o un sello no es inherente para llegar a la paz, se precisa de mucho más. El ser humano es falible y los armisticios son entre humanos, y cualquiera de las partes puede fallar, por eso las negociaciones alrededor de la paz siempre serán frágiles si no se le cuida y blinda a todo momento.
La impunidad no significa el olvido, es base para seguir a la justicia; un acuerdo de paz no significa entregar la patria, la institucionalidad, el modelo económico ni político; es retomar la dignidad y tener la posibilidad de vivir como humanos; conciliar con renuncias no es mantenerse en la guerra, es acercar víctimas y victimarios.
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Para las personas con los apelativos de “mamerto” y “mamón” debe haber ley. La primera, no figura en la RAE, palabra peyorativa que se atribuía al comunista reformista de los 70’s, un “torcido” que no fue consecuente con lo que planteaba; la segunda, en la jerga paisa, se connota como un incumplidor con el negocio o contrato; ambos son faltones de la esperanza y la confianza. Los asuntos de guerra y paz requieren paciencia y prudencia, que el tiempo y la sociedad lo juzga, premia o condena. Definitivamente las dos palabras más bellas del español son amor y paz, y las dos más despectivas son “mamerto” y “mamón”; las dos palabras más humanas son conciliación y compasión; y las dos más insensatas son intransigencia y egoísmo. Bienvenidos todos a la palestra, adversarios en la misma arena, a la disertación y discusión pública, política y filosófica, portadora de más efectividad y rentabilidad social que el hacer la guerra de bombardeos, trincheras y acciones a la mansalva en medio de la población inerme. El círculo vicioso de guerra, no perdón, resentimiento, venganza y más guerra, no se ajusta al ruego de la realidad, que se fortifica cuando se embebe de política. Si defensores y detractores desnudan el alma ávida de paz, con responsabilidad y criticidad, y menos emotividad, rencor y ansias de poder, dejará la paz de ser un sueño sexalescente, siempre anhelada desde el primer llanto que anunció nuestra llegada a este mundo. Cuando no se aprecia la salud, la vida y el amor llega la enfermedad, el desamor y la agonía; difícilmente se revierten; cuando se pierde la paz, llega y se alimenta la guerra; con voluntades, propósitos y perseverancia fácilmente se recupera y perpetúa. Todos los días llega el alba cargada de sueños, nos tropezamos con viandantes colmados de deseos de acercamientos y puntos de encuentro entre amigos diferentes, para hacer de la vida una maravilla en medio de la realidad cruel, algo más para abrigar la felicidad y la paz sentida en la existencia, que siempre han sido tan frágiles y esquivas. * Pediatra, perinatólogo y neonatólogo, profesor de la U. de Antioquia
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¿Renegociar el proceso de paz? Pero vale también preguntar: ¿por qué suponer que la guerrilla no estaría dispuesta a realizar un reajuste a los acuerdos según las demandas de la oposición al proceso de paz? Porque aceptar esos reajustes equivale a que la guerrilla acepte renunciar a su naturaleza política y por contrapartida acepte ser tratada como otro grupo delincuencial. ¿Renunciaría la guerrilla a su naturaleza política cuando ese reconocimiento fue condición para empezar los actuales diálogos de paz? La respuesta es no. Por ADRIÁN RESTREPO PARRA*
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os opositores al proceso de paz en Colombia insisten en que no están en contra de la paz sino en contra del actual proceso de negociación, porque consideran que tal como está pactado hace insostenible la paz en el país. Por eso, en el plebiscito enfilan sus energías para promover el no. Según algunos de los promotores de esta postura, en el eventual caso de ganar el no este resultado no terminaría con el proceso de paz sino que permitiría reabrir y ajustar ciertos puntos — ya negociados— con el propósito de hacer modificaciones que, al realizarse, permitan una paz sin impunidad. De acuerdo con esta postura, algunos de los ajustes que deberían hacerse al proceso de negociación serían: establecer el pago efectivo de cárcel para los guerrilleros máximos responsables de crímenes atroces, declarar la inhabilidad política para éstos, devolución de los capitales apropiados por la guerrilla, especialmente los del narcotráfico, y excluir a los guerrilleros de la conformación del Tribunal Especial de Paz. Dicen los opositores, que esta reorientación de los diálogos permitirá, ahí sí, construir una paz estable y duradera.
Esta manera de presentar los posibles beneficios del no contiene varios implícitos; por ejemplo, supone que la guerrilla estaría dispuesta hacer modificaciones sobre puntos ya negociados y supone también que, en esa eventualidad, la guerrilla aceptaría los términos de la renegociación en el sentido anteriormente señalado. En esta lógica, la noción de renegociación de los opositores al actual proceso conlleva esta peculiaridad: es una renegociación sin contraparte. ¿Por qué? Porque el aparente punto de partida es que la contraparte, en este caso la guerrilla, en el eventual escenario de ganar el no estaría dispuesta a cooperar o aceptar la reapertura de puntos saldados. Ante esta manera de justificar el no en la votación en el plebiscito surgen algunas inquietudes menos optimistas al escenario que proponen los partidarios del no; por ejemplo, ¿qué pasaría si la guerrilla dice que no acepta reabrir puntos ya negociados? ¿Qué pasaría si la guerrilla dice no a hacer los ajustes tal como los demanda la oposición al proceso? ¿Por qué la guerrilla, en ese eventual escenario de ganar el no, sí aceptaría renegociar en los términos que expone el senador Uribe Vélez cuando esta misma guerrilla se negó a negociar con él cuando era presidente? Estas preguntas nos ubican en otro eventual escenario, uno en el cual la guerrilla sí actúa como contra parte. Si tal como dicen los opositores al actual proceso no se oponen a la paz, entonces en este otro escenario, ¿cuáles son las opciones que ofrecen? Podríamos pensar, por
ejemplo, una línea de acción así: los partidarios del no, en aras de preservar la paz como dicen, se quedarán negociando con la guerrilla hasta que esta acepte todos los reajustes. Suponiendo este camino, vale preguntar: ¿la renegociación sería sin plazos? Por lo que sabemos, la respuesta es no, pues la oposición ha sido insistente en que deben ponerse plazos y ojalá cortos. Siendo así, ¿qué pasaría si al final de los plazos cortos no hay renegociación? Sobre estas preguntas la oposición ha guardado silencio, posiblemente porque saben cuál es la respuesta: la guerra. Pero vale también preguntar: ¿por qué suponer que la guerrilla no estaría dispuesta a realizar un reajuste a los acuerdos según las demandas de la oposición al proceso de paz? Porque aceptar esos reajustes equivale a que la guerrilla acepte renunciar a su naturaleza política y por contrapartida acepte ser tratada como otro grupo delincuencial. ¿Renunciaría la guerrilla a su naturaleza política cuando ese reconocimiento fue condición para empezar los actuales diálogos de paz? La respuesta es no. De hecho, ese fue uno de los obstáculos mayores para establecer diálogos entre la guerrilla y el gobierno del ahora senador Uribe: no querer otorgarles estatus político. Ni siquiera se reconocía, recuérdese, la existencia de un conflicto armado. Por tanto, nuevamente la pregunta para los opositores al proceso es esta: en ese escenario, ¿cuál es la salida diferente a la guerra? *Profesor del Instituto de Estudios Políticos, U. de Antioquia
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La participación y el proceso de La Habana Por WILLIAM FREDY PÉREZ*
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anto en el Acuerdo general del 26 de agosto de 2012, como en el desarrollo de diversos puntos de la agenda pactada, y por supuesto en el Borrador sobre participación política del 6 de noviembre de 2013, el Gobierno colombiano y las Farc reconocieron la necesidad de “ampliar la democracia”, y establecieron algunos compromisos preliminares al respecto. Una explicación del alcance de la participación en el marco de ese proceso, puede valerse de la distinción de tres momentos: uno, el de la transacción entre las partes; dos, el del respaldo de lo transado; y tres, el de la puesta en práctica de lo que se transó. En el primer momento las posibilidades de participación ciudadana son muy pocas, no solo porque esa es una carencia habitual en la negociación de una confrontación bélica, sino porque tras el acercamiento de las partes no se encuentra una demanda ciudadana que las haya obligado a negociar. La hipótesis de una presión civil tan poderosa es inverificable en el contexto histórico colombiano, inclusive frente a la evitación del rompimiento de los procesos. En ese primer momento, sin embargo, sí hay una especie de participación ciudadana imprescindible en el marco de la cultura humanitaria actual: la participación de las víctimas. Sin haber oído a las víctimas, hubiera sido imposible adelantar un proceso de negociación como el actual. En el segundo momento, y más allá del crucial reconocimiento procedente de la comunidad internacional, la participación es inevitable siempre que se haya pactado la refrendación ciudadana de los acuerdos. No hay opción: la gente dirá “sí” o “no” con consecuencias que son más o menos inciertas, aunque un resultado notoriamente avasallante en cualquiera de los dos sentidos puede dar certidumbre sobre el futuro.
la democracia puede ser una seria amenaza. En ella, cuando se la toma en serio, existe una enorme posibilidad de que se pierdan exenciones, franquicias, inmunidades, mercedes, protagonismo, poder, bienes materiales, fieles y seguidores. La democracia es un riesgo enorme.
En el tercer momento (puesta en práctica de los transado), la participación ciudadana adquiere pleno sentido, es determinante, multidimensional, busca diversas finalidades y es demandada por muy distintos actores. Así: Tiene pleno sentido, porque ya habrá sido removido el mayor obstáculo para que la participación y la ciudadanía sean. Es decir que ejercer los derechos políticos para lograr reformas o para disputar esquemas de organización y distribución del poder, es cruel y decepcionante mientras se estén librando combates armados por esas mismas razones. O es ilusorio suponer que las personas toman decisiones más o menos autónomas, o que pueden trazar planes de vida más o menos fiables, si a la vuelta de la esquina hay múltiples dominadores o si —como diría Bobbio— la fuerza y no el derecho es la que permite tener la razón. La participación política en medio de un conflicto armado es por eso una contradicción en los términos. De hecho esa es una de las razones por las cuales los mecanismos de participación acordados en 1991 no han tenido el alcance esperado. Es determinante. De una parte, porque la participación ciudadana permite confirmar que un pacto de paz sí tiene la virtualidad de proscribir “la violencia como método de acción política”. Y de otra parte, porque tiene la potencialidad de transformar, por vías democráticas, estructuras
que estuvieron siempre en cuestión o en disputa. Es determinante la participación de la ciudadanía en la posguerra, porque de otra manera será muy difícil saber que la paz valía el precio de ciertas renuncias. Es multidimensional. En el mundo contemporáneo una participación reducida a los derechos de las primeras generaciones es canija, raquítica. Por eso en un momento de posguerra, la democracia procura extenderse también a los bienes de la cultura, a la riqueza, al bienestar, sobre todo al de quienes han estado extraordinariamente distantes de las oportunidades de acceso. Tendrá diversas finalidades y será demandada por diversos actores. La puesta en práctica de lo transado implica, en primer lugar, la presencia de ciudadanos que abandonaron su convicción sobre un método (¡y el método!), pero que no renunciaron a sus convicciones sobre otras maneras de organización, control, ejercicio o distribución del poder político. En segundo lugar, hay actores institucionales que también han prometido descartar la violencia organizada como forma de mantener o alcanzar sus posiciones políticas, pero que demandan garantías. Tercero, hay zonas más afectadas que otras por el largo conflicto armado, y sus pobladores necesitan decir qué han perdido y cuáles son sus necesidades. Requieren además una especial capacidad de participar de las decisiones políticas para gestionar su recuperación y su destino.
El proceso se encuentra en el segundo momento descrito y tiene posibilidades de alcanzar el tercero. Todo depende de que las personas revisen lo que ha sido transado y decidan a qué temen realmente. En materia de participación exclusivamente, habremos de decidir entonces qué tan temible se nos figura el compromiso de desarrollar instrumentos para proteger derechos y garantías de la oposición política y de la protesta ciudadana; o si es atemorizante un Sistema integral de seguridad para el ejercicio de la política, institucionalizado, preventivo, protector y evaluable, y un sistema de garantías de seguridad para líderes de organizaciones y movimientos sociales y defensores de derechos humanos en situación de riesgo. Cada quien debe tomar una decisión sobre el grado de amenaza que implica una ley de garantías y promoción de la participación ciudadana y de otras actividades de las organizaciones y movimientos sociales; o una convocatoria para la adjudicación de radios comunitarias, la apertura de espacios en las emisoras y canales para la divulgación del trabajo de las organizaciones y movimientos sociales. Cada persona habrá de decidir qué tan riesgoso resulta un Consejo nacional para la reconciliación y la convivencia, con representantes del Gobierno, el Ministerio Público, delegados de los partidos y movimientos, organizaciones y movimientos sociales, mujeres, campesinos, gremios, minorías étnicas, iglesias y sector educativo; o qué tan peligroso es un plan de apoyo a la creación y promoción de veedurías ciudadanas y observatorios de transparencia, o la revisión de las funciones y la conformación de los Consejos territoriales de planeación, o el fortalecimiento de la JAL y de la planeación participativa. Cada uno ha de preguntarse si sus prácticas o preferencias polí-
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Proceso de paz, plebiscito y universidad pública Por MARCO ANTONIO VÉLEZ VÉLEZ*
ticas se verían vulneradas por el hecho de que la obtención y conservación de la personería jurídica de partidos y movimientos políticos no dependa de la superación de un umbral en las elecciones de Congreso; o porque se establezca un sistema progresivo de derechos para partidos y movimientos políticos según su desempeño electoral. Cada quien ha de medir la pérdida que implicaría la reforma del Consejo Nacional Electoral o la promoción de la participación y liderazgo de la mujer en la política. Ahí están los acuerdos y decidiremos, según nuestras propias expectativas, si nos dan miedo las circunscripciones transitorias especiales para que compitan como candidatos personas que habiten regularmente unos territorios o que hayan sido desplazadas de ellos y estén en proceso de retorno; o si tememos que los partidos que cuentan con representación en el Congreso de la República no puedan inscribir candidatos para esas circunscripciones, o si tememos que en cada mecanismo, proceso o medida se garantice un enfoque de género. En lo que respecta a la democracia y a la participación, la ciudadanía decidirá en los próximos días si esos compromisos son temibles. Porque en esto hay que ser francos: la democracia puede ser una seria amenaza. En ella, cuando se la toma en serio, existe una enorme posibilidad de que se pierdan exenciones, franquicias, inmunidades, mercedes, protagonismo, poder, bienes materiales, fieles y seguidores. La democracia es un riesgo enorme. Eso lo supieron bien en su momento los poderosos, privilegiados e inmunes de muchas sociedades que hoy en día nos producen envidia.
* Profesor del Instituto de Estudios Políticos, U. de Antioquia
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ecir que estamos en una coyuntura decisiva para el país suena a lugar común, y que ésta se asocia al tema de la paz y a la eventual resolución de la guerra, se da por descontado. Pero lo que convoca la situación actual y la hace dramática es la próxima decisión de los colombianos sobre el tema del cierre del conflicto con la guerrilla de las Farc, por la vía del plebiscito. Las cartas están jugadas en el escenario político nacional. De un lado, el gobierno Santos y los partidos de la Unidad Nacional y la izquierda apostándole al sí como mecanismo de cierre y, de otro lado, el Centro Democrático, jugándose abiertamente por el no y pretendiendo renegociar puntos centrales de la agenda de paz ya acordados —las formas de castigo y la elegibilidad política de los miembros de la guerrilla cuando dejen las armas—. En este escenario de confrontación política, la universidad pública no puede hacer mutis por el foro y dejar que la inercia de los acontecimientos precipite una salida. De hecho, su labor debe ser hoy, y será en un futuro el ponerse en perspectiva de una pedagogía de la paz y en la construcción de una ética de la paz. No podemos desconocer los universitarios que el Acuerdo de finalización del conflicto colombiano negociado en La Habana abre una esperanza de pacificación para el país. Aún si el conflicto social y armado no desaparece en su integridad, por la presencia de otros grupos en armas. El pacto político de La Habana y los puntos en él negociados por gobierno y guerrilla nos ponen ante la alternativa valorativamente superior de cerrar
el ciclo de la guerra con un factor desencadenante de la misma. Para la universidad pública llega la hora de asumir un papel más protagónico. No solo la difusión de una ética y pedagogía de paz, como ya se dijo, sino además realizar foros, conferencias, actividades académicas diversas para la divulgación y conocimiento de lo acordado. En la Universidad de Antioquia las unidades académicas vienen realizando actividades dispersas y sin un objetivo de conjunto, guiado e intencionado. El Instituto de Filosofía anuncia cinco foros y un seminario sobre temas de paz, de derecho penal y de justicia transicional. La idea debe ser concentrar esfuerzos y recursos para no duplicar acciones.
tanto de sujetos comprometidos, como de sujetos de acción específica —intelectuales específicos diría Foucault— en la universidad, pero en pro de un valor central: una sociedad pacificada, sin las afugias y los temores de la guerra, sin su insensatez perpetuada por décadas. Quizá al día de hoy, encuestas y sondeos parecen darle una ventaja al no, es decir, al escepticismo frente a la paz posible, emanada de los acuerdos de La Habana. La vía del sí parece tortuosa y pedregosa y objeto de disputas menores entre fuerzas políticas, las cuales no logran consensuar decididamente su apuesta por el sí. Pero es perentorio insistir en que, más allá de las veleidades de futuras campañas políticas, lo que está en juego decidirá
En este escenario de confrontación política, la universidad pública no puede hacer mutis por el foro y dejar que la inercia de los acontecimientos precipite una salida. De hecho, su labor debe ser hoy, y será en un futuro el ponerse en perspectiva de una pedagogía de la paz y en la construcción de una ética de la paz. Los profesores, en tanto ciudadanos e intelectuales, deben poder aportar a esta construcción colectiva de la senda de la paz, en el plebiscito y en el denominado posacuerdo. Pues, esta paz debe poder ser sustentable en el largo plazo. Explicar el sentido de los acuerdos, por más que sean perfectibles, ahondar en el tema del perdón que puede llevar a perdonar lo imperdonable (Derrida), promover construcción de civilidad entre los ciudadanos y avanzar hacia ello con quienes dejen atrás la guerra. Apostarle a un nuevo sentido de lo político a partir de la creación de nuevas opciones y partidos, o movimientos que estén en pro de avanzar hacia la pacificación definitiva del país. Tareas, pues, para profesores que juegan el papel no
la suerte del país, para los próximos veinte años; luego, es hora de dejar atrás mezquindades y dejarse guiar por el valor supremo de la paz y la reconciliación. Los universitarios debemos apostar pedagógica, ética y políticamente por el valor de la paz y por su expresión concreta en la coyuntura actual. Las dudas, las inercias, las vacilaciones, el indiferentismo, nos dejan en el peor de los mundos, en el campo de la inacción o en un dominio en el cual la posibilidad de la continuidad de la guerra minará en el futuro nuestra viabilidad como sociedad organizada.
* Representante profesoral ante el Consejo Académico, U. de Antioquia 09/08/2016
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El sí o el no a la paz: un falso dilema Por JUAN GUILLERMO GÓMEZ G.*
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ace unos meses un grupo de intelectuales escribió una célebre Carta abierta, que todos con justicia ya olvidaron. La recuerdo nuevamente pues la célebre y olvidable Carta pedía lo que no puede pedir en verdad nadie hoy ante el debate del SÍ o NO a la paz, a saber, moderación. Mantenerse en el centro del dilema, es la aspiración de todo político marrullero “para neutralizar al país al estado ideal (para ellos) de ciego-sordo-mudo”. El entre-comillado es de Marta Traba de su artículo muy recomendable “La incultura de la cultura en Colombia” de 1964. Marta Traba, quien jamás hubiera firmado la babosa Carta de los intelectuales que quisieron persuadirnos de que era un riesgo muy alto seguir gritándonos cada vez que hablamos de paz, nos sirve de apoyo para afirmar simplemente el SÍ a la paz sin timideces desfiguradoras. Es un chantaje o una jugarreta vulgar que viene resultando eficaz, el pensar que los colombianos estamos ante un dilema, de votar por el SÍ o el NO a la paz. El SÍ o el NO a la paz se ha presentado de este modo, como un ánimo beligerante entre dos opciones igualmente legítimas que decide la ciudadanía. Esto es un chantaje miserable, un planteamiento falaz. El SÍ a la paz se ha identificado con Santos y el esfuerzo del actual gobierno para coronar los Acuerdos de paz de La Habana en un referendo. El NO a la paz, inequívocamente con la figura de Uribe Vélez y una bulliciosa escuadra encabezada por la reencarnación de Torquemada.
El SÍ a la paz, con todo, significa mucho más. Significa una oportunidad no solo de acabar la guerra, con un cese del fuego y la dejación de armas, lo que es lógico. Tampoco el SÍ a la paz es solo la ocasión de llevar al banquillo de acusados y sacarles toda la verdad, el compromiso de reparación y la enmienda de no repetición a los miembros de la Farc. Este juzgamiento está explícitamente contemplado para ellos, para los miembros de las fuerzas militares y para todos los ciudadanos y empresas que voluntariamente participaron en la guerra, en el último medio siglo o más. EL SÍ a la paz no es Santos, o no es solo Santos. El SÍ a la paz lo podemos concebir y merecer como alternativa de una Colombia diferenciada; una ocasión de juzgar, reconciliar, saber la verdad y reparar los millones de crímenes que una sociedad se infligió de modo inhumano y superlativo. Pero este SÍ a la paz que es solo parcialmente mérito de Santos y de los santistas (no conozco todavía un santista de corazón). Este SÍ a la paz es un mérito y un capital político compartido por toda la población civil y sufrida (que es la pobre y la más pobre de este lacerado país) que no quiere la guerra, que no desea otra cosa que la dejen en paz, con oportunidades materiales ciertas, con un futuro
inmediato diferenciado para ellos, sus hijos, su remota descendencia. El NO a la paz es cosa de Uribe Vélez solito. De él y sus adeptos indeclinables. El NO a la paz es por tanto la opción por desechar; la no opción. Aquí no hay alternativa, el voto por el SÍ de todos o el voto por Uribe Vélez. El voto por el SÍ es el voto por la otra Colombia, la posible y la soñada; el voto por el NO es el voto por la Colombia de siempre, la inquisitorial, la colonial, la hacendaria, la mañosa, la injusta, la que conocemos no solo desde que tenemos uso de razón, sino la que conoció mi padre Humberto Gómez Piedrahita y mi madre Gloria García Pinzón desde que tuvieron uso de razón, y la que conocieron mis abuelos por sus cuatro costados desde el principio de los tiempos. El NO a la paz no es un SÍ a la paz, como se lo quiere hacer presentar cantinflescamente. Además de cantinflesco este NO a la paz que es SÍ a la paz, es un crimen histórico. Hasta el mismo cómico Cantinflas saldría de su tumba a rehusar este abuso y se pasearía entre nosotros, en el campo y en la ciudad para apoyar el inequívoco SÍ a la paz. Sobre todo en el campo donde el SÍ a la paz es más que una alternativa inexcusable. Honesto y humorístico el cómico, vendría a decirnos y aconsejarnos que el SÍ a la paz no es a la vez el
NO a la paz, o viceversa. Hasta la lógica de Cantinflas está esta vez con nosotros. Así que veo una inaceptable deshonestidad plantear el SÍ o el NO como alternativas igualmente justas, legítimas, posibles. Este planteamiento o disyuntiva, presentada como “esto o aquello” es competencia política desleal. Veo que los intelectuales de marras, que aludí en la primera línea, no solo se equivocaron sino que desorientaron inaceptablemente a la sociedad, pidiendo calma, cordura y sindéresis, para decirlo con una palabreja tan mohosa que ya ni Tomás Carrasquilla usaba. Desde el griego Aristóteles hasta el mexicano Cantinflas, saben lo que quiere la gente buena de nuestro agro, nuestros pueblos, barriadas, en nuestra universidad pública: saben las consecuencias inmensamente negativas de un (imposible) NO a la paz: el mantener al país “ciego-sordo-mudo”. La ratificación de los Acuerdos de paz no es el primer día de la paz colombiana pero quizá el último de la sobrevivencia de la España de Felipe II-Fernando VII en nuestro territorio, es decir el derrumbe de la Colombia de hoy. * Profesor de la Universidad de Antioquia y de la Universidad Nacional de Colombia
El voto por el SÍ es el voto por la otra Colombia, la posible y la soñada; el voto por el NO es el voto por la Colombia de siempre, la inquisitorial, la colonial, la hacendaria, la mañosa, la injusta, la que conocemos no solo desde que tenemos uso de razón, sino la que conoció mi padre Humberto Gómez Piedrahita y mi madre Gloria García Pinzón desde que tuvieron uso de razón, y la que conocieron mis abuelos por sus cuatro costados desde el principio de los tiempos.
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Educar para el posconflicto: memoria, educación y movilizaciones Por SERGIO ALZATE*
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ras el anuncio del acuerdo definitivo entre los negociadores del gobierno colombiano y los de las Farc, a la espera de la refrendación por parte de la ciudadanía por medio del plebiscito del 2 de octubre, en el aire de Colombia pende la palabra paz. Pero de esta palabra se desligan otras, que entre sí conforman los retos a transitar para alcanzar de manera real y satisfactoria el objetivo del fin de la guerra: memoria, educación, diálogo, movilización, grupos étnicos, etc. Estos temas estarán en la agenda del programa institucional De país en país, dedicado en esta edición al Reino de los Países Bajos (Holanda), nación que apoya el proceso de paz con las Farc y que es un aliado estratégico para el país en el escenario del posconflicto. Por eso, en De país en país se realizarán foros y seminarios dedicados a hablar desde diferentes perspectivas sobre la paz y sus retos. “La educación debería estar en todos los niveles, en especial para los jóvenes. Ese es el reto fundamental, que en mi opinión, tiene el gobierno colombiano”, opina Floris van Eijk, primer secretario de la Embajada del Reino de los Países Bajos en Colombia, quien participó el primero de septiembre en el foro Educación para la paz: diálogo de saberes; un diálogo en perspectiva académica sobre los retos y las oportunidades de la educación en el contexto de la paz. Entre las experiencias educativas relevantes, en las que Holanda ha colaborado con Colombia, resalta la Fundación Mi Sangre y los esfuerzos realizados en conjunto con el Museo Casa de la Memoria. “Le enseñamos a los niños y a los jóvenes la historia de Anna Frank, una niña que durante la ocupación Nazi a nuestro país murió y dejó un testamento del horror. Queremos
que por medio de esta historia estos jóvenes puedan comprender la historia colombiana, aun con toda la diferencia que pueda tener”, dice Floris van Eijk. “Creo que es posible educar para la paz”, dice van Eijk, “y nosotros como comunidad internacional estamos muy interesados en cooperar con Colombia para conseguir esto, porque todos en este país han sufrido este conflicto y todos deben comprenderlo”. Igualmente, resalta la fortaleza de las relaciones entre Colombia y los Países Bajos, y aclara que la destinación de los fondos que daría su país al nuestro, estará netamente en manos del gobierno colombiano, para decidir de qué manera invertir ese dinero. También, durante De país en país, se realizará el miércoles 7 de septiembre el seminario Memorias, movilización social y grupos étnicos en Colombia, que versará sobre los procesos de resistencia social en un contexto de violencia y conflicto armado. Sandra Milena Ríos Oyola, investigadora del proyecto el Impacto de los mecanismos de justicia transicional en la construcción de instituciones democráticas en el Instituto Holandés de Derechos Humanos de la Universidad de Utrecht, hará parte de este seminario. “La memoria social consta de diversas narrativas que se construyen por medio de préstamos, negociaciones e intercambio de metáforas y nociones. Por ejemplo, la noción de guerra tiene significados distintos para distintos grupos”, dice la investigadora y hace hincapié en que la memoria es un mecanismo fundamental para superar los horrores vividos, en especial entre los grupos étnicos colombianos, víctimas directas y vulnerables del conflicto del país. De esta misma opinión es Natalia Quiceno, profesora del Instituto
... la memoria es un mecanismo fundamental para superar los horrores vividos, en especial entre los grupos étnicos colombianos, víctimas directas y vulnerables del conflicto del país.
de Estudios Regionales —INER— de la Universidad de Antioquia. Ella afirma que la singularidad de los efectos de un conflicto se pasa por alto, en especial aquellos que afectan a los grupos étnicos, pues “la relación de ellos con el tiempo, con el espacio, con la historia, no es siempre la misma; relaciones que nosotros suponemos desde el mundo occidental y la academia, sin comprender realmente”. “Yo no creo que el conflicto haya sido, sea, solo sentido en las áreas rurales. En las comunas de Medellín, por ejemplo, también han vivido una historia de conflictos que debe ser explorada en esta etapa del acuerdo”, afirma Floris van Eijk, para quien es importante que los centros urbanos no se sumerjan en una burbuja, porque de lo contrario se verían sesenta años de guerra como un asunto foráneo y exótico. “Sin embargo, también es importante entender que la memoria no solo se hace en contextos de denuncia de violencia, sino también para luchas que buscan visibilizar la diversidad étnica y cultural de Colombia”, dice Natalia Quiceno. Agrega: “Ejes como la relación con el territorio, con la cultura, el arte, la estética y la religión son también constructores de memoria. En Bo-
jayá, por ejemplo, existe un grupo de mujeres que construyeron, a partir de los dispositivos rituales mortuorios y el canto del alabado, un camino para hacer memoria sobre lo que pasó en la guerra, pero también para sanar las heridas”. Memoria no es solo testimonio y entrevistas: memoria es un entramado de costumbres que dan vida a un grupo social. Esta resistencia cultural es un mecanismo de defensa contra la violencia ejercida a los defensores de derechos humanos en Colombia. Sandra Ríos comenta: “Lo que hemos observado es que los grupos desde abajo utilizan herramientas culturales y sociales para denunciar la violencia presente y pasada, a la vez que realizan un proceso de trabajo por la memoria de sus víctimas”. Agrega que estos esfuerzos deben ser entre ellos como actores sociales y la sociedad civil —regional, nacional o transnacional—, con el fin de generar redes de protección para los grupos más vulnerables y cortar de un tajo la historia de retaliaciones contra estos esfuerzos de paz, perdón y reparación. * Estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones, U. de Antioquia
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La universidad y la construcción de paz
Por ROBERTH URIBE ÁLVAREZ*
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or tradición histórica y por disposición constitucional, la universidad colombiana tiene como misión principal contribuir a la educación superior de los colombianos. La educación, a su vez, puede concebirse como un camino para la ilustración y la autonomía individuales, y para la convivencia pacífica y el buen vivir colectivos. El anuncio del acuerdo de terminación del conflicto entre el gobierno colombiano y las Farc fija importantes retos al quehacer de la universidad colombiana y su aporte a la paz. Si la educación es la misión arquetípica de la universidad, es válido plantear entonces que la educación que debe brindar la universidad, sea una educación para la paz. Pero, ¿qué entender por este concepto? Siendo múltiples las concepciones de lo que significa educar para la paz, me aventuro a formular las siguientes consideraciones a este respecto. La primera cuestión que involucra la educación para la paz, atiende a las necesarias reformas que debe acometer la universidad para adaptar y transformar sus currículos de pregrado y posgrado, varias de sus prácticas académicas y pedagógicas que demarcan la docencia, la investigación y la extensión, e incluso varias de las subjetividades de los universitarios, a las perspectivas pacifistas y que cultivan la transformación positiva de los conflictos. Sólo una universidad enrutada por el pacifismo puede responder con un proyecto educativo para la paz.
Una segunda cuestión proviene del contexto derivado de la política pública de educación, de la que la universidad es destinataria pero también es constructora. En el posconflicto venidero la educación debe ser el epicentro de la política y la acción pública estatales. Asegurar el crecimiento de las plantas de profesores universitarios, posibilitar su capacitación de alto nivel y asegurar el crecimiento sostenible de recursos para la investigación y para la extensión solidaria, así como una adecuada infraestructura física y tecnológica son condiciones estructurales para la generación de una oferta adecuada de cupos proporcional a la demanda; son tareas del sistema educativo estatal indispensables para la creación de unas condiciones estructurales de equidad en el acceso a la educación superior vista como conditio sine qua non de un sistema político y social en paz. En tercer lugar, es importante que la universidad promueva una cultura de paz que, basada en el pacifismo, irradie los programas de formación ciudadana y constitucional. La paz requiere de una nueva concepción y ejercicio de la ciudadanía, que promueva el diálogo entre los ciudadanos y entre ellos y el Estado, fomentado su participación activa
en la vida pública y una perspectiva afirmativa de la reivindicación de los derechos civiles y sociales. Paz en este sentido debería significar reconocimiento no disputado ni cuestionado de los derechos de los asociados, especialmente los de la salud, el mínimo vital de trabajadores y pensionados, la igualdad, la libre asociación civil y sindical, el disenso político y la libertad de expresión, cuya reivindicación en la Colombia del conflicto ha equivalido a muerte, desaparición forzada, exclusión, desplazamiento y destierro. Como cuarta cuestión, la universidad tiene el reto de hacer trasversal a sus programas y currículos, desde la formulación de proyectos educativos institucionales y de política curricular, los estudios, la cultura y la construcción de paz. Los programas académicos pre y posgraduales, los proyectos de investigación y de extensión, los sujetos universitarios y sus subjetividades, los administradores universitarios debemos ser conscientes del deber ético que implica la construcción de paz en los niveles curricular, pedagógico y de la gestión y la planeación universitarias. La paz transforma las concepciones y las prácticas más acendradas en torno a las disciplinas y sus tradiciones epistémicas y profesionales. El ingenio y la apertura
hacia una academia pensada desde y para la paz es sin duda un reto que nos compromete como ciudadanos ilustrados que abogan por la educación como un instrumento de convivencia pacífica. En quinto lugar, la universidad como institución de gran tradición, debe aprestarse con un sentido histórico y prospectivo a la promoción de la paz como un proyecto éticopúblico sostenible en el tiempo. A este respecto, vale señalar que son muchas las décadas y las generaciones que estamos y estarán involucrados en la construcción de la paz en Colombia. Solo si trascendemos como sociedad, de los proyectos inmediatistas y de coyuntura, para asegurar a la paz un lugar en nuestra cosmovisión como nación, concientizándonos entonces de la importancia que tiene la sostenibilidad de este proyecto de civilidad al que llamamos paz, podremos ser incondicionales con este, con independencia de que sepamos que se trata de un camino que no está ni estará libre de obstáculos, pero que vale la pena proseguir ante el camino inconducente e injustificable de la guerra. * Profesor de la Universidad de Antioquia.
La paz requiere de una nueva concepción y ejercicio de la ciudadanía, que promueva el diálogo entre los ciudadanos y entre ellos y el Estado, fomentado su participación activa en la vida pública y una perspectiva afirmativa de la reivindicación de los derechos civiles y sociales. Paz en este sentido debería significar reconocimiento no disputado ni cuestionado de los derechos de los asociados, especialmente los de la salud, el mínimo vital de trabajadores y pensionados, la igualdad, la libre asociación civil y sindical, el disenso político y la libertad de expresión
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Una carta para el pueblo colombiano
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La filósofa norteamericana Martha Nussbaum suscribió una carta fechada el 24 de agosto de 2016, a propósito del acuerdo definitivo entre el gobierno colombiano y las Farc. La Universidad de Antioquia le otorgó el doctorado honoris causa en filosofía en diciembre de 2015.
Por MARTHA C. NUSSBAUM
Apreciados amigos, Su país ha llegado a un momento histórico. Después de muchos años de conflicto, el proceso de paz ha dado un enorme paso adelante. Con el acuerdo definitivo anunciado este 24 de agosto, la gente puede esperar el desenlace final con alguna confianza. Sin embargo, en un momento así, es muy posible que haya bastante incertidumbre, puesto que muchas posturas diferentes compiten por la aceptación de la gente. Con toda humildad me permito ofrecer unas pocas sugerencias acerca de cómo enfrentar este futuro. No me siento cómoda sugiriendo a las personas de otra nación acerca de asuntos que les son propios y no míos. Lo hago así, con una reticencia considerable, por tres razones. Primero, como filósofa he escrito acerca de asuntos de la justicia social y también sobre los sentimientos políticos, sobre el perdón y la reconciliación y creo que la filosofía de hecho tiene algo meritorio que ofrecer en este momento crítico. Segundo, siento una gran amistad hacia la gente de Colombia, donde como visitante he sido recibida calurosamente y también retada con preguntas provocadoras e inquisidoras, y donde me ha impresionado enormemente la calidad del debate público. Tercero, provengo de una nación que finalizó una guerra civil prolongada y amarga, y que todavía forcejea con el legado de aquella guerra distante. Por tanto, espero que los pensamientos provenientes de dicha perspectiva puedan ser de utilidad. Lo primero que deseo decir,
desde lo profundo de mi corazón, es que el espíritu de la revancha y la retribución es el veneno de cualquier relación humana, sea personal o política. La retaliación no corrige males que ya han sucedido, y generalmente solo acumula más amargura para el futuro. Lo que es crucial es girar hacia el futuro, no vivir en el pasado y asumir una postura política basada en la esperanza, el trabajo y el reconocimiento de los demás. Ningún mal fue más atroz que la esclavitud, y sin embargo nuestro gran líder afroestadounidense Martin Luther King, Jr. repudió totalmente el espíritu de venganza, instando a los negros y a los blancos a unir las manos por la conquista de un mundo mejor. Ese mundo mejor, es todavía, muchos años después, trabajo en progreso, pero cuando un asesino racista mató a los integrantes de un grupo de una iglesia en Carolina del Sur, los integrantes de la iglesia dijeron que estaban tratando de trascender sus muy entendibles deseos de venganza personal y de lograr una mentalidad de perdón, compasión y amor a la condición humana. Una política de la reconciliación debe también ser una política de la verdad y la justicia. No se puede alcanzar ninguna reconciliación genuina si los argumentos no se basan en la evidencia, los hechos y la lógica. Y no se creará ningún nuevo futuro genuino a menos que todos nos unamos en el compromiso de mantener las normas requeridas para que la justicia avance. El compromiso hacia el futuro es lo principal, y en la búsqueda de dicho pacto social se podría sabiamente tomar la decisión de no procurar retribución por el pasado. La nueva Suráfrica fue creada por la disposición de Nelson Mandela para trabajar constructivamente con los anteriores opresores, reconocer sus preocupaciones y desplegar confianza en ellos como conciudadanos. En cada contexto, bien
sea el deporte o la formación del servicio civil, demostró respeto por sus anteriores enemigos, formando una nueva colaboración. Al mismo tiempo, una política de la reconciliación debe ser una política del desarrollo humano. Me han impresionado profundamente los valientes experimentos económicos observados en mi reciente visita a Medellín, donde descubrí que lo que escribo —sobre la búsqueda de las “capacidades humanas”— se estaba convirtiendo en una esperanza material auténtica para muchas personas afligidas por la pobreza. Estos esfuerzos para la creación de oportunidades e inclusión deben continuar, puesto que ningún compacto social puede permanecer mientras las personas sean conscientes de las grandes desigualdades de riqueza y oportunidad. Y una política de la reconciliación también debe preocuparse profundamente por la forma de la educación. A todos los niveles, desde la escuela primaria hasta la educación superior, un compromiso con el fortalecimiento de los valores humanos necesita abarcar tanto el currículo y la pedagogía, dando a los jóvenes la capacidad del pensamiento crítico y la argumentación respetuosa, impartiendo entendimiento de un amplio rango de perspectivas sociales e históricas y
también de cultivar la capacidad de imaginar estas perspectivas desde dentro, a través del compromiso con las obras de arte, la literatura y la música. El estudio de la filosofía, la literatura y las artes no es inútil: es de importancia urgente, puesto que todas las personas, cualquiera que sea su trabajo futuro, serán ciudadanos, responsables por el futuro del pacto social. En todas las democracias las personas disienten, y algo que me impresionó grandemente de los colombianos es el amplio interés en el debate público y en el intercambio respetuoso de las ideas. Deseo que mi propio país pueda alcanzar eso. Espero que ustedes se aferrarán a estos compromisos admirables en este momento difícil y no buscarán el camino más fácil pero vacío de la retórica narcisista. Estoy emocionada por su futuro. Admiro su fortaleza nacional, su compromiso con el desarrollo humano, sus instituciones y su cultura política. De modo que contemplaré, con afecto y esperanza, a medida que avanza su proceso de reconciliación. Su amiga, Martha C. Nussbaum * Traducción de Pedro Patiño García, profesor de la Escuela de Idiomas de la Universidad de Antioquia.
La retaliación no corrige males que ya han sucedido, y generalmente solo acumula más amargura para el futuro. Lo que es crucial es girar hacia el futuro, no vivir en el pasado y asumir una postura política basada en la esperanza, el trabajo y el reconocimiento de los demás.
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¿Qué significa ser cazador en Colombia?
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uando se menciona la palabra “cazador”, usualmente vienen a la mente imágenes de alguien dotado con un rifle, lanza, red, cauchera o alguna otra herramienta dispuesto a matar o capturar algún animal en su medio natural. De hecho eso no está muy lejos de la definición castiza del verbo “cazar”. Sin embargo, el Decreto 2811 de 1974 (Artículo 250) define “caza” como “… todo acto dirigido a la captura de animales silvestres ya sea dándoles muerte, mutilándolos o atrapándolos vivos, y a la recolección de sus productos”. En principio, la percepción general de “caza” y la definición que el Estado le da parecen encajar y ser coherentes la una con la otra. De hecho para muchos científicos que trabajan con fauna, la definición de “caza” dada en el decreto de hace ya 42 años pareció no trascender más allá de la definición. Pero la definición de “caza” siguió evolucionando y se utilizó como referente para normas subsiguientes como el Decreto 1076 de 2015, el cual señala que “Se comprende bajo la acción genérica de cazar todo medio de buscar, perseguir, acosar, aprehender o matar individuos o especímenes de la fauna silvestre o recolectar sus productos. … Son actividades de caza o relacionadas con ella, la cría o captura de individuos, especímenes de la fauna silvestre y la recolección, transformación, procesamiento, transporte, almacenamiento y comercialización de los mismos o de sus productos”. No obstante, existen profundas implicaciones de la definición estatal de “caza” para quienes se dedican a hacer investigación de la biodiversidad colombiana en las universidades y centros de investigación. Volviendo a la definición original de “caza”, se encuentra que la recolección de productos derivados de animales silvestres también es considerada como “actividad de caza”. Ello significa entonces que si alguien como parte de su investigación toma muestras de materia fecal, cáscaras de huevo, pelo, cráneos o cadáveres encontrados en campo es considerado para el Estado un “cazador”, incluso si no se genera estrés sobre el animal objeto de estudio.
Caza vs investigación Hasta hace poco, la preocupación de los investigadores había
sido poder demostrar ante entes financiadores y comités de bioética la pertinencia y viabilidad de los métodos de estudio, pero su inclusión en la categoría de “cazador” ha traído otras preocupaciones. Apoyado en la definición de “caza” y “actividades de caza”, recientemente fue emitido el Decreto 1272 de 2016, en el cual se establecen las tarifas de pagos que deben hacerse por “caza científica”. El mismo decreto establece que los recaudos que se hagan por cacería serán destinados a la implementación de programas de conservación y uso sostenible de los recursos faunísticos del Estado. Nuevamente, suena sensato que si alguien se aprovecha de un recurso que la Constitución Nacional define como patrimonio del Estado, en este caso la fauna silvestre, entonces deba pagar una compensación por ello. Al considerar que quien investiga la fauna silvestre es “cazador”, se asume también que éste está causando un deterioro o detrimento del recurso estudiado, además de estar sacando provecho de él, tal como lo asume la Ley 99 de 1993 (Artículo 42) y la Ley 1450 de 2011 (Artículo 211), y por tanto
el investigador debe pagar por estudiar la biodiversidad. Por un lado, esto incrementa aún más los altos costos y trámites burocráticos que los investigadores colombianos tenemos que encarar a diario en nuestros esfuerzos de estudiar y conocer la biodiversidad de nuestro país. No basta con que nuestro quehacer se denomine cacería, ni con que los investigadores tengamos que sufrir el cada vez más recortado presupuesto para investigación en ciencia básica, sino que además tenemos que pagar al Estado por investigar los recursos biológicos que éste mismo nos ha encomendado estudiar. La investigación científica es el pilar fundamental para conocer y dar un uso apropiado y racional de la fauna. Por ende las universidades y sus investigadores personificamos los “ojos” y los “pies” del Estado al darle a conocer a éste el grado de conservación y perspectivas de uso que se le pueda dar a la fauna silvestre. De hecho, el Artículo 69 de la Constitución Nacional defiende esta labor al establecer que “El Estado fortalecerá la investigación científica en las universidades
Foto: Carlos Bran
Por IVÁN DARÍO SOTO CALDERÓN*
Hasta hace poco, la preocupación de los investigadores había sido poder demostrar ante entes financiadores y comités de bioética la pertinencia y viabilidad de los métodos de estudio, pero su inclusión en la categoría de “cazador” ha traído otras preocupaciones.
La investigación científica es el pilar fundamental para conocer y dar un uso apropiado y racional de la fauna. Por ende las universidades y sus investigadores personificamos los “ojos” y los “pies” del Estado al darle a conocer a éste el grado de conservación y perspectivas de uso que se le pueda dar a la fauna silvestre.
oficiales y privadas y ofrecerá las condiciones especiales para su desarrollo”. Con este argumento no se procura la exención de una tasa compensatoria a todo aquel que investigue la fauna, ya que pueden existir casos con ánimo de lucro como aquellos que buscan el diseño de vacunas y obtención de patentes. Pero irónicamente el Decreto 1272 de 2016 que pretende recoger recursos para investigación y conservación obliga a pagar justamente a aquellos que dedican sus vidas a esta labor, considerándolos usuarios antes que aliados del Estado. En este sentido, la Política nacional en gestión de la biodiversidad plantea la necesidad de incluir en la gestión de los recursos biológicos “la interacción entre sistemas de preservación, restauración, uso sostenible y construcción de conocimientos e información”, es decir, la interacción y el trabajo mancomunado entre los diferentes órganos del Estado. No siendo poco, las tarifas de cobros establecidas en el Decreto 1272 de 2016 son las más altas para especies carismáticas y altamente traficadas, críticamente amenazadas, en hábitats pobremente conservados, con altos niveles de tráfico ilegal y en altos niveles tróficos (animales omnívoros o depredadores), como es el caso de primates (monos) y felinos. Aunque la norma supuestamente busca proteger las especies en riesgo de conservación, en la práctica lo que logra es desestimular su investigación. En tiempos en que se promueve la innovación y la aplicación comercial de productos derivados de proyectos de investigación, aquellos que investigan especies con las condiciones mencionadas están condenados a desistir. Me pregunto entonces, ¿cómo se espera proponer estrategias de conservación, restauración y uso racional de la fauna silvestre ajustadas a criterios racionales y científicos si se entorpece la investigación de las especies que más lo requieren? ¿No sería conveniente comenzar por construir un lenguaje común y elaborar las normas entre aquellos que legislan sobre nuestros recursos biológicos y los que día a día se dedican a estudiarlos? * Profesor del Instituto de Biología. Biol. MSc. PhD. Coordinador del Laboratorio de Genética Animal de la U. de Antioquia (ivan.soto@udea.edu.co)
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Por ANDREA OREJARENA TAMAYO
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Aves, protagonistas en la recuperación de bosques con algoritmos matemáticos que nos permiten dar ciertas interpretaciones ecológicas”, agrega el estudiante. Estas interpretaciones ecológicas en los diferentes estadíos de sucesión permiten, según Sergio Andrés Montoya, observar si el bosque está recuperando su funcionalidad, si hay presencia de muchas especies que están cumpliendo el papel de dispersar y conocer si en los fragmentos de bosques más jóvenes están llegando las mismas especies. “¿Y para qué investigar y proteger los bosques?”, se pregunta el profesor. “Para garantizar nuestra persistencia”, responde. El docente dice que hoy en día no existen coberturas de boques que no estén intervenidos por el hombre. La
planicie del Urabá, según él, es el ejemplo más claro de intervención, pues los cultivos de plátano y de banano modificaron el uso de la tierra. En los bosques manipulados por el hombre sí hay dispersión e interacción, asegura Sergio Andrés. “El problema es que cuando se interviene un sistema, los grupos de aves y de plantas se modifican; en la ciudad ya no existen las mismas especies de hace algunos años, por ejemplo”, complementa el docente. El proceso de recuperación depende de las condiciones de la intervención, explican ambos investigadores. “En este sitio donde nosotros estamos es un fragmento de bosque intervenido, pero que tiene muy cerca sitios que están en buen estado de conservación.
Fotos: Carlos Bran
l gusto por las aves y el interés por la conservación natural, llevaron a Sergio Andrés Montoya a estudiar biología. En 2011 inició el pregrado y, cinco años después, con el trabajo de grado titulado Redes de interacción entre plantas y aves frugívoras en tres estadíos sucesionales del Urabá antioqueño, obtuvo la beca del Fondo Colombia Diversa 2016. La investigación se desarrolla en un fragmento de bosque —100 hectáreas aproximadamente— ubicado en Carepa. En este lugar la Universidad de Antioquia cuenta con la estación biológica Tulenapa, donde existen diferentes estadíos sucesionales que son “coberturas de vegetación que llevan diferentes tiempos recuperándose”, explica Sergio Andrés. Se tuvieron en cuenta tres estadíos: uno de sucesión temprana, otro de sucesión intermedia y un tercero de sucesión tardía; es decir, “algunas parcelas son más jóvenes, pues fueron tumbadas hace poco tiempo y se están recuperando. Otras, en cambio, fueron perturbadas hace mucho y están en un estadío más avanzado”, dice Juan Luis Parra, profesor asociado al Instituto de Biología y asesor de la investigación. En cada una de las parcelas se observan las variedades de aves que consumen los frutos de diferentes especies de plantas y dispersan las semillas defecándolas en otro lugar. A partir de esas observaciones, explican Sergio y el docente, se pretende obtener una idea de qué aves son clave en el proceso de recuperación de los bosques. La investigación también estudia las redes de interacción, es decir —explica Sergio—, la existencia de una relación mutualista entre el ave y la planta, pues el animal presta el servicio de dispersar las semillas, pero los árboles a su vez ofrecen el alimento como recompensa para las aves. “En estas redes de interacción existen estructuras que tienen propiedades cuantificables
En estos lugares la recuperación puede ser muy fácil”, explica Juan Luis Parra. Además en el Urabá el clima es muy variado, lo que permite que las plantas se desarrollen rápidamente, agrega Sergio Andrés. La investigación se desarrolla en el Urabá porque el Herbario de la Universidad de Antioquia ya tenía identificadas las tres parcelas permanentes divididas en tres estadíos sucesionales, explica el estudiante. “Este laboratorio es el espacio que le permite a Sergio Andrés aportar un primer grano de arena hacia la comprensión del funcionamiento de los ecosistemas y hacia la concientización de que la fragmentación puede afectar la dispersión de semillas, uno de los mecanismos que mantienen la diversidad”, enfatiza el docente. Además, con la investigación también se pretende “aportar información acerca de cuáles son las especies de aves que están jugando un papel clave en la recolonización de los bosques de Urabá” expresa Sergio Andrés. El profesor Juan Luis asegura que este es un caso de éxito especial, pues el estudiante logró sacar adelante una investigación con recursos ajenos a los del Instituto. “Sergio es uno de quién sabe cuántos cientos de estudiantes de pregrado que no recibe apoyo para realizar sus trabajos de grado”, concluye el docente. * Estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones, U. de Antioquia
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Diseño de prótesis más amigables para los pacientes La elaboración de prótesis en Colombia ha sido un proceso muy artesanal. Si se considera que cada una debe ser diferente de acuerdo con las necesidades del paciente, se requieren mayores estudios que permitan un correcto ajuste y comodidad. A eso le apuntan los grupos BAMR y GDM, con apoyo nacional e internacional. Por LEIDY JOHANA QUINTERO MARTÍNEZ*
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Integrantes del grupo de investigación Biomateriales avanzados y medicina regenerativa, responsable del proyecto. Lleva tres años de labores, se encuentra ubicado en la categoría C de Colciencias y tiene presencia en el Urabá antioqueño con un semillero y diferentes proyectos de carácter social. Los investigadores Juan Gustavo Diosa Peña (izquierda) y Junes Abdul Villarraga Ossa (derecha), ambos integrantes del GDM, y en el centro el investigador Juan José Pavón Palacio, del Grupo BAMR.
Fotos: Mauricio Galeano
En la actualidad, según la Organización Mundial para la Salud, cerca de un 15% de la población mundial sufre algún tipo de discapacidad, situación que obliga a la comunidad científica y tecnológica a generar cada día soluciones de prótesis que le permitan a esas personas llevar una vida más cercana a lo normal. A pesar de que en Colombia no existen estadísticas formales sobre la población con discapacidades ocasionadas por la amputación de miembros inferiores, diferentes estudios han reportado que la amputación transfemoral es la segunda en importancia, después de la amputación transtibial”, indica el investigador Juan José Pavón Palacio. Esta situación llamó la atención del investigador de la Universidad Nacional de Colombia, Luis Fernando Ramírez, quien dedicó su tesis doctoral (2009-2011) al mejoramiento del confort de las prótesis de los pacientes amputados transfemorales, específicamente del componente plástico, para mejorar el encaje que hace la prótesis con el muñón; dicha tesis fue co-dirigida por el profesor Juan José Pavón Palacio, coordinador del grupo de investigación en Biomateriales avanzados y medicina regenerativa –Bamr–, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia. Ese primer avance inspiró el proyecto “Diseño y fabricación de topografías controladas por micromecanizado para sockets de prótesis para amputados transfemorales: evaluación de influencia en distribución de esfuerzos y relación con el confort” (2013-2016), financiado por Colciencias, y liderado por los grupos Bamr y GDM (Grupo de diseño mecánico) de la U. de A, con el apoyo de la Universidad del Norte, Purdue University y la Universidad Nacional de Colombia. Una prótesis de miembro inferior para amputados transfemorales consta generalmente de socket o encaje, rodilla protésica, tubos, adaptadores y pie. “Estas prótesis son usadas con el objetivo fundamental de restituir tanto la apariencia como la movilidad funcional del individuo afectado. Esta interrelación hombre-prótesis se hace mediante el socket y, por tanto, su correcto
diseño, fabricación y ajuste son definitivos en el éxito del proceso de adaptación”, explica el proyecto. La investigación se encuentra en su primera fase, cuyo objetivo es, de acuerdo con el profesor Pavón Palacio: “diseñar nuevas superficies internas del socket (parte que une la prótesis con el muñón) para ver qué influencias tienen en propiedades como la fricción, adhesión, desgaste, esfuerzos y deformaciones, entre otras, y finalmente lograr que el paciente se sienta mejor”. Al final lo que se pretende es que el uso de dichas prótesis no produzca dolor, laceraciones en la piel, entre otros males.
El material que se utiliza para dicho fin es el polipropileno, por motivos de costo, accesibilidad y calidad; sin embargo, a partir de esta investigación se ha explorado otro tipo de polímeros que cumplen con las características requeridas para el contacto permanente con la piel. Se espera que estas prótesis cumplan con los requerimientos mínimos para los amputados, pues “las actuales fallan mucho, se aflojan, generan dolor y cambios en el muñón de los pacientes”, comenta el investigador. Gracias al proyecto en mención ya se han generado otras líneas de investigación como por ejemplo
el estudio de diferentes tipos de materiales que tienen contacto con la piel. Según Pavón Palacio, “hay muchos sistemas de tejidos, telas, plásticos y polímeros que se usan en contacto con la piel, y ya hay una investigación derivada de la nuestra que busca que esos materiales sean más amigables con la piel, la cual se desarrolla en colaboracion con los profesores Junes Abdul Villarraga Ossa y Juan Gustavo Diosa Peña, de GDM de la Facultad de Ingeniería”. En 2017 los investigadores esperan hacer pruebas reales en personas con amputaciones, lo cual incluiría un proceso de encuestas y otros estudios para realizar la medición de confort y otras características. Ya el grupo de investigación Bamr, en colaboración con GDM, tiene entre sus planes diseñar superficies de diferentes escalas (micro, nano), además de trabajar en la inmovilización de ciertas moléculas que, cuando se consuman por el uso permanente, se puedan reemplazar fácilmente y continúen cumpliendo su trabajo. En cualquier caso, que vayan en el mismo camino de generar confort para los pacientes. * Periodista de la Unidad de Comunicaciones de la Facultad de Ingeniería, U. de Antioquia. johana.quintero@udea.edu.co,
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Por ANDREA OREJARENA TAMAYO*
Foto: cortesía deñ HUA
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n un salón de clases de la Universidad de Antioquia, cuando la biología surgía en Colombia, el espacio del tablero y los pupitres fue invadido por estantes de madera. Era 1969 y en el Departamento de Biología (hoy Instituto de Biología) empezaba a surgir una biblioteca sin libros. El espacio se fue llenando con plantas muertas provenientes de diferentes lugares. Han pasado 47 años y la colección sigue creciendo. Más allá de recolectar la diversidad, para Fernando Alzate, docente del Instituto de Biología, “el Herbario es una biblioteca de estudio porque allí se encuentra el registro de lo que hubo, de lo que hay y de lo que tal vez no habrá. Eso te permite hacer estudios hacia atrás o hacia adelante que hagan una inferencia de lo que pueda llegar a ocurrir”. Transcurría la década de los 60´s y la Universidad Nacional fundaba la Escuela de Agronomía —Escuela de Agricultura en ese entonces—. El país necesitaba profesionales con formación para abordar los problemas del cultivo del café que, como explica Ricardo Callejas, profesor del Instituto de Biología, “apenas se estaba estructurando el café como un cultivo de alguna significancia, pero en Medellín y en Antioquia no había profesionales para eso”. La ciudad tampoco contaba con personal para hacerse cargo de un herbario. Se contactó gente del exterior y se empezó a trabajar con las personas del área de agricultura. Fue así como los primeros directores de los herbarios y las escuelas de biología los formaron los estadounidenses, “con un tinte de sistemática y taxonomía, un poco más rígida de lo que uno esperaría en un contexto como el nuestro”, recuerda Callejas. El profesor indonesio Djaja Djendoel Soejarto había sido enviado a Colombia por el biólogo estadounidense Richard Schultes. Soejarto había llegado a Medellín proveniente de Leticia, se vinculó a la Universidad de Antioquia y el director del Instituto de Biología de aquel entonces le propuso la creación del Herbario. Así, el Herbario de la Universidad de Antioquia —HUA— fue fundado por un extranjero y su primer espécimen fue recolectado en California y donado por la Universidad de Costa Rica. Durante 47 años el HUA ha cumplido con la definición propuesta por Felipe Cardona, su actual director. Él dice que los herbarios son “colecciones de hojas secas montadas en una cartulina y con unos estándares particulares para fines más científicos o de uso académico”. La colección del HUA fue creciendo gracias a las investigaciones realizadas por docentes
El HUA recientemente registró el espécimen 200 mil. Incluye no solo flora del Departamento, sino de otras zonas del país y de otros países
El Herbario Año tras año recolecta la diversidad de Antioquia y estudiantes de la Alma Máter y por las donaciones e intercambios de otros herbarios. El espacio se quedó corto. Por eso, del aula antigua y atestada fue necesario pasar al Museo de la Universidad de Antioquia, MUUA.
Flora diversa Desde su creación el Herbario ha tenido como finalidad contar con una representación lo más precisa posible de la flora de Antioquia, dice el profesor Callejas. Agrega que por ser regional no necesariamente debe contar solo con ejemplares del departamento; por el contrario, cuenta con especímenes de Leticia, Chocó, La Guajira, México, Brasil, Ecuador, Perú y Panamá. “Llegan plantas de muchas formas: por un proyecto de investigación, porque una persona dice que es una planta medicinal, porque van a derrumbar un bosque para realizar construcciones; hay muchas maneras de recolectar material”, explica el director del HUA. Ninguna planta llega viva al Herbario, pues puede traer plagas que afectan a las demás plantas. El director explica que antes de ingresar, cada ejemplar debe pasar por un proceso: al llegar del campo se reciben envueltas en hojas de periódico en el salón 211 del bloque 7, donde inició el HUA; luego, las muestras se ponen en prensas y se dejan un día dentro del horno a una temperatura entre 40 y 50 grados centígrados. Una vez secas, describe Cardona, se montan en la cartulina con su información,
se empacan en bolsas y se ponen en un congelador a -20 grados centígrados durante ocho días, para matar células. Y por último se incluyen en la colección. Gracias a la diversidad de Antioquia el HUA ha madurado. Del MUUA se trasladó al cuarto piso del bloque dos, un espacio grande, aislado, rodeado de plantas que reposan dentro de contenedores. Este lugar cuenta con 14.236 especies aproximadamente. Cardona y Alzate dicen que son más, pero aún no están registradas. Allí se registró recientemente el espécimen 200 mil: un frailejón encontrado en el páramo de Sonsón. “Yo digo que haber alcanzado ese número es como una mayoría de edad, no como cumplir los 18 años, sino como llegar a los 40, cuando ya uno está por encima de lo humano y lo divino”, dice el profesor Alzate. El frailejón, hallado por el profesor Fernando Alzate en los cerros La Paloma y La Vieja, entró a formar parte de la colección del Herbario que está compuesta por hongos, musgos, helechos, plantas con flores y plantas con semilla pero sin flor (pinos, araucarias). Alzate asegura que el grueso de la colección son las plantas con flor.
El frailejón El profesor Alzate explica que el frailejón encontrado es diferente a los demás por su morfología: el tamaño de las flores, los pelos que lo recubren, las hojas que tiene en
la base de las flores (brácteas), el número de flores y de inflorescencias. Molecularmente también es diferente. “Nosotros lo que hicimos fue hacer una extracción de ADN, lo amplificamos y lo comparamos con otros frailejones de Antioquia y observamos las diferencias y las similitudes en sus genes. Encontramos diferencias muy significativas en un gen”, añade. Para poder conservar este frailejón y los otros especímenes que componen el Herbario se deben tener bajo condiciones mínimas, explica Felipe Cardona. “La temperatura ideal sería de 17 grados centígrados. La humedad debe estar por debajo de 70 u 80% para evitar hongos. Se debe además hacer un control de plagas con la fumigación”. Fernando Alzate asegura que “el mundo reconoce un páramo por el frailejón”, pero por la minería y los permisos de explotación esta especie está en peligro de extinción. “La duda es: ¿realmente debemos salvar lo poco que queda de este frailejón? La extinción es algo natural: las especies aparecen, tienen su clímax y desaparecen. Se podría llevar a otra zona, pero es complicado porque cuando una especie llega a otro lugar se puede convertir en una plaga y acabar con otras”, dice el docente. Lo que sí se debería intentar, asegura Alzate, es obtener semillas y tenerlas bajo condiciones ideales. * Estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones, U. de Antioquia
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En la U. de Antioquia se multiplican células de la piel para prácticas innovadoras
Por LUZ MARINA RESTREPO MÚNERA*
Foto: Sergio Urquijo
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esde hace muchos años el Grupo de investigación Ingeniería de tejidos y terapias celulares —Gittc—ha trabajado en la producción de piel en el laboratorio. Para crear esta “piel artificial” es necesario obtener las células que hacen parte de este tejido. En la piel nativa los queratinocitos son las células principales que constituyen la epidermis, capa más externa de la piel, y crecen de forma estratificada sobre la dermis, capa más profunda de la piel, en la cual los fibroblastos son las principales células constitutivas. En el Grupo, que está asociado al Laboratorio de terapia celular y biobanco de la IPS Universitaria, los cultivos organotípicos (COs) son modelos tridimensionales, compuestos de los dos principales tipos de células de piel. Los fibroblastos son cultivados embebidos en geles de fibrina, simulando el componente de la dermis. Los queratinocitos se cultivan sobre la superficie de los geles, y se someten a condiciones específicas que ocasionan su estratificación, para obtener una buena aproximación del componente epidérmico. La producción de un CO implica tomar un fragmento muy pequeño de piel de una persona y procesarlo en el laboratorio para liberar estas células, cultivarlas hasta obtener muchos millones de ellas y luego criopreservarlas o producir lo que se denomina equivalentes cutáneos. Tenemos la ilusión de usar estos equivalentes cutáneos para tratar pacientes con quemaduras extensas que no tienen piel disponible para su tratamiento. Ha sido un proceso lento esta utilización, en parte porque el sistema de salud no contempla estos tratamientos novedosos y por otro lado porque los especialistas que normalmente tratan estos pacientes en nuestro medio, tienen algunas dificultades para aceptar nuevos tratamientos. En el trabajo continuo para que este tipo de tratamientos hagan parte de la batería de opciones que tendrán los pacientes, vimos la oportunidad de utilizar nuestros equivalentes cutáneos en otras aplicaciones y decidimos incursionar en una línea de trabajo poco explorada en Colombia y que tiene relación con la evaluación del potencial irritante o corrosivo de las sustancias químicas, productos de limpieza, cosméticos, entre otros. En este tipo de pruebas se usan modelos de epidermis reconstruida en la que queratinocitos humanos son cultivados en la interface airelíquido sobre varios substratos que sirven como equivalentes dérmicos. Se trata de alternativas muy eficientes que tienen un costobeneficio razonable para este tipo de ensayos. En el avance industrial actual, los productos que a diario se li-
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Producción en el laboratorio de equivalentes cutáneos
El Grupo ingeniería de tejidos y terapias celulares de la Facultad de Medicina ha logrado la multiplicación de las principales células de la piel en el laboratorio. Con ellas se pueden producir equivalentes cutáneos útiles para cerrar heridas en pacientes y evaluar de forma eficiente y responsable el potencial irritante de las sustancias químicas, evitando así la experimentación en animales. beran al mercado son realmente cuantiosos. Dada su naturaleza, las sustancias presentes en dichos productos pueden afectar de manera directa la salud humana. Sin embargo, algunas ramas industriales están sujetas a una gran variedad de leyes y reglamentos que regulan todo el proceso de investigación, patente, prueba y comercialización de cualquier clase de químico; por ende, en la fase de prueba se exige la realización de experimentos, en los que normalmente se usan animales para medir los efectos potenciales que dichos productos tendrían en la salud humana. Pese a esto último, los ensayos en animales presentan algunas desventajas: la estandarización de animales modelo es cara y difícil de mantener, la comparabilidad estadística de los efectos sobre la salud animal y la humana es limitada, la determinación del nivel de daño alcanzado al final de las pruebas es cualitativo y en parte subjetivo, las pruebas en animales normalmente
son crueles e implican una alteración irreversible a su integridad. Debido a las prácticas y el uso indebido de animales en la producción y prueba de sustancias potencialmente corrosivas e irritantes, desde la Organización de Naciones Unidas se establecieron directrices para la aplicación de test validados y confiables en la evaluación de sustancias potencialmente corrosivas e irritantes basados en cultivos celulares en tres dimensiones. Pero, por el proceso de importación, sostenimiento de la cadena de frío y demás condiciones requeridas, estas alternativas son altamente costosas en nuestro país. Por lo expuesto previamente, en nuestro grupo se buscó el desarrollo a partir de nuestros equivalentes cutáneos, de COs para validar en ellos los protocolos ajustados a las guías de corrosión (OECD 431) e irritación (OECD 439) internacionalmente aceptadas. Dicha iniciativa se hace como parte de la generación de alternativas in vitro para medir las caracterís-
ticas mínimas requeridas antes de liberar una sustancia al mercado. Además, se espera que nuestro modelo de CO aporte también a la disminución de costos invertidos en el cumplimiento de la reglamentación industrial y a la disminución de animales de laboratorio requeridos en la investigación. En este proyecto tenemos aliados en la Universidad como el Pecet, en donde se utiliza CO importados para evaluar medicamentos contra la leishmaniasis. Pronto empezarán a ensayar los realizados por el Gittc y, de encontrar resultados similares, podrán reemplazar los CO importados por los nuestros. Hasta el momento hemos logrado avanzar en la estandarización de las pruebas y pensamos que en el corto plazo dispondremos en nuestro país de un modelo validado según la norma internacional para estos ensayos. * Profesora del Instituto de Investigaciones Médicas y coordinadora del grupo Ingeniería de tejidos y terapias celulares.
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Instalaciones del colegio El Carmelo, nueva sede de la Alma Máter en Turbo
Foto: Lina Larrota Flórez
En Turbo la Universidad se traslada para permanecer en la región Por NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO*
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urante veintiún años la Escuela Jesús Mora del municipio de Turbo fue la sede académico administrativa de la Universidad de Antioquia en Urabá, sin embargo, tras los análisis a la infraestructura y ante las inundaciones y problemas sanitarios que por diez años se han dado en sus instalaciones, el Consejo Superior Universitario decidió trasladarlas al colegio El Carmelo Conurabá, ubicado en el kilómetro 1, en la vía Turbo- Apartadó. Aunque el traslado es solo una solución temporal, permitirá que 270 estudiantes de los programas Gestión Cultural, Instrumentación Quirúrgica, Regencia de Farmacia, Saneamiento Ambiental, Tecnología en Saneamiento Básico y Tecnología en Sistemas de la Información en Salud, terminen sus estudios en locaciones en buenas condiciones y sin problemas de salubridad. Asimismo, los programas de Comunicación Social, Nutrición y Dietética y Psicología, que también se desarrollaban en esta sede, por concertación previa adelantarán sus actividades en la Ciudadela Urabá en Apartadó. “A todos los programas se les ofreció la posibilidad de escoger las instalaciones de la Ciudadela Urabá según la disponibilidad de horarios, pero solo en los casos en los que la totalidad de estudiantes firmaron para ello, se dio el cambio de sede”, observa Jorge Humberto Quiroz Ortega, director de la Seccional Urabá. La problemática parte de la ubicación geográfica y las condiciones climáticas de Turbo, que es una zona de lluvia, y la escuela
Jesús Mora tiene la desventaja de estar por debajo del nivel de la vía principal del municipio, que es un canal de llegada de todas las aguas de la zona, que desembocan en estas instalaciones. El traslado, afirma Luis Alfonso Escobar Trujillo, director de Regionalización, es para mejorar las instalaciones en las que se desempeña la Universidad, “para asegurar nuestra permanencia en la región y movernos en un espacio que no se inunda”. La adecuación de espacios e infraestructura para el óptimo desarrollo de las actividades misionales de la Alma Máter es una de las prioridades de la actual administración, condensada en el quinto capítulo de su Plan de Acción, “por lo que esta decisión garantiza mínimamente calidad, continuidad en el servicio, y la resolución de lo que los estudiantes nos han pedido que resolvamos. Es una sede temporal que albergará cinco de los ocho programas que estaban en Jesús Mora, permitiéndonos esperar la construcción de la tercera etapa de la Sede de Ciencias del Mar”, puntualiza el director. En la Seccional Urabá se están destinando actualmente cerca de $9.000 millones para el fortalecimiento de la infraestructura; de los cuales $850 millones son para la construcción del Centro de Malaria y Enfermedades Tropicales de la Sede de Estudios Ecológicos y Agroambientales; $3.500 en la reconstrucción de canchas, la adecuación de la planta de energía y la remodelación de la cafetería de la misma sede. Además, en el mes de octubre, comenzará la construcción de una nueva área administrativa para el campus de Apartadó, que permitirá que siete aulas queden libres para el desarrollo de actividades académicas.
Sin embargo, la institución trabaja actualmente en la gestión de los $60.000 millones que se necesitan para completar la tercera etapa de la Sede de Ciencias del Mar, y para adecuar y finalizar la Ciudadela Urabá en Apartadó. “El llamado es a los gremios de la región y a las alcaldías locales, para que a través de sus planes de desarrollo se unan a nuestras búsquedas, y así se puedan terminar de construir estos espacios que serían un garante del progreso y transformación social en un momento en que el desarrollo portuario de Turbo necesita profesionales para atender los nuevos retos de la región”, reitera Escobar Trujillo, quien se está reuniendo con los integrantes de la alcaldía de Turbo para evaluar alternativas de trabajo conjunto para la calidad de la educación. La biblioteca y parte del centro de cómputo quedarán en la Sede de Ciencias del Mar, ubicada a tres manzanas del colegio. “En este colegio nos cedieron 13 aulas que utilizaremos los fines de semana; en semana, trabajaremos allí en horas de la tarde”, explica Jorge Humberto. Bajo la figura de convenio y en contraprestación, la Universidad compartirá con el personal del colegio algunas ayudas audiovisuales y multimediales, como computadores y televisores. Además, se les ofrecerán cursos como el Programa de Inducción a la Vida UniversitariaPIVU y Formador de Formadores.
Otros retos para la Universidad en Turbo Un total de 1.300 estudiantes integran actualmente la Seccional Urabá, cuyo multicampus consta de la Ciudadela Urabá, en Apartadó; la Sede de Estudios Ecológicos y Agroambientales, en
Carepa, y la Sede de Ciencias del Mar, en Turbo, siendo esta última un importante centro en el que se ofertan programas únicos a escala nacional, como ecología de zonas costeras, ingeniería oceanográfica y oceanografía, que además son de gran pertinencia en el contexto del desarrollo portuario de Urabá. Terminar la Sede de Ciencias del Mar costaría $14.000 millones, que se traducirían en una tercera etapa para laboratorios y salas para la investigación; pero la Universidad también tiene el reto de fortalecer la infraestructura de las sedes para la apertura de otros programas, como Ingeniería Sanitaria, que ya cuenta con registro calificado y no se ha podido ofrecer por falta de espacios. En cuanto a la Escuela Jesús Mora, el Director de Regionalización manifiesta la voluntad de cooperación para la recuperación y optimización del espacio que por tantos años ha sido sede de la Universidad: “Aunque la consecución de recursos para reinventar la infraestructura de esta escuela es un reto para la Alma Máter y para el municipio de Turbo, disponemos nuestro trabajo y todo el talento humano para apoyar la operación de la Escuela de Artes y Oficios que el alcalde tiene proyectada desarrollar allí”. Durante los días de traslado no habrá suspensión de actividades, institucionalmente todo está coordinado para que el proceso se dé sin traumatismos; el mensaje de la Universidad de Antioquia para Urabá es contundente: permanecerá en la región, trabajando por el fortalecimiento de la calidad de la educación y la dignidad de los espacios. * Periodista de la Dirección de Regionalización
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Fondo de Investigación en Salud
Fuerte científico del país Por SERGIO URQUIJO*
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urante los últimos años, la investigación científica en Colombia ha perdido financiación de manera alarmante. El presupuesto de Colciencias ha sido reducido durante cinco años seguidos 1, las universidades públicas tienen sus presupuestos congelados y la amenaza de cierre pende a menudo sobre importantes centros de investigación. Con todos esos obstáculos, un programa en particular se ha mantenido firme: el Programa Nacional de CTeI en Salud. La clave: su financiación está asegurada desde que en 2001 la Ley 643 de 2001, que regula las rentas de los juegos de suerte y azar, determinó que el 7% de estas rentas deben ir al Fondo de Investigación en Salud, FIS. El Decreto 2878 de 2001, que reglamenta la Ley, indica que estos recursos serán administrados conjuntamente por el Ministerio de Salud y Colciencias, y que esta última entidad será la secretaría técnica, es decir, determinará las prioridades y destinaciones principales en las tres líneas del programa: ciencias biomédicas, áreas clínicas y salud pública. En 2016, el FIS dispuso 20.000 millones de pesos para el Programa de CTeI en Salud, lo que permitió que este sector no se viera tan afectado por los recortes presupuestales sufridos por Colciencias. Además, por ley, el Fondo está dedicado primordialmente a investigación, de modo que solo una parte de sus recursos pueden derivar hacia rubros como capacitación o becas. Para garantizar la idoneidad del Programa, Colciencias cuenta con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en Salud, formado por representantes de Colciencias, el Ministerio de Salud, el Sena, el Departamento Nacional de Planeación, DNP, el sector privado y por cinco investigadores del área. Investigadores de la Universidad de Antioquia han participado como consejeros en todos los periodos desde el inicio del programa. “Este es un fondo establecido por Ley, y eso le da una firmeza que ha garantizado la continuidad de la investigación en salud en Colombia”, afirmó la vicerrectora
de Investigación de la Universidad de Antioquia y exconsejera del Programa de CTeI en Salud, María Patricia Arbeláez Montoya. La investigadora resaltó también que “Antioquia ha canalizado en los últimos años el 40% de los recursos del FIS, lo que ha permitido consolidar capacidades de investigación en salud de alta calidad y gran impacto social”. El mejor ejemplo lo da la propia Alma Máter. Desde 2010 los grupos del área de salud, han recibido 28.186 millones de pesos del Fondo, con los que se han realizado más de 500 investigaciones con énfasis en áreas que benefician a las poblaciones más vulnerables y olvidadas. Estas investigaciones han potenciado la calidad de la formación de especialistas en varias áreas médicas y no médicas esenciales para las áreas de la salud —como biología, microbiología, química, farmacia y las áreas sociales— que obtienen conocimiento de primera mano, generado en el contexto nacional.
Inquietud por el destino del FIS Por todo esto, varias instituciones y asociaciones de investigación han manifestado preocupación por la inclusión, en el proyecto de Presupuesto General de la Nación 2017 (que será presentado en septiembre al Congreso de la República), de un artículo, el 74, que permitiría que los dineros del FIS se destinen a “financiar el programa de becas crédito […] en el monto que defina el Ministerio de Salud, para la formación de médicos especialistas en áreas clínicas y quirúrgicas y de esta forma contribuir
a la generación de conocimiento científico y tecnológico para el desarrollo económico y social del país y apoyar a la consolidación de capacidades en ciencia, tecnología e innovación […]”. El artículo señala a además que el FIS sería administrado por el Icetex según disposiciones de MinSalud, sin aclarar si Colciencias y el Consejo de CTeI en Salud quedarían fuera de su gestión. Analistas piensan que la propuesta está abocada a solucionar la coyuntura de la falta de especialistas del sistema de salud, a costa de la investigación. Así, en un comunicado oficial, Dolly Montoya Castaño, vicerrectora de Investigación de la Universidad Nacional de Colombia, expresó que “no entendemos cómo la formación de este capital humano a través de becas-crédito a nivel de especialidad clínica-quirúrgica aportaría, en sentido estricto, a fortalecer la investigación científica en el tema de salud, cuya base conceptual es la generación de nuevo conocimiento”. A inicios de septiembre, antes de que el proyecto se debata en el Congreso, el Consejo de CTeI en Salud se reunirá en Bogotá con la directora de Colciencias, Yaneth Giha, para hablar sobre el contenido del artículo y la posición que la entidad tomará, como departamento administrativo directamente adscrito a la Presidencia. En ese momento se sabrá qué propuesta llegará al Legislativo, y que la comunidad de investigadores deberá analizar para tomar una posición. 1. Datos del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, 2016. * Periodista de la Vicerrrectoría de Investigación, U. de Antioquia
Cantidad y valor de proyectos
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Atención al paciente con heridas: la apuesta de la Universidad de Antioquia a la cualificación de los profesionales de enfermería
Durante los días 15 y 16 de septiembre se realizará el V Congreso Nacional y IV Internacional de Atención al Paciente con Heridas; evento con el que la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia propicia el encuentro de los profesionales en enfermería con el fin de presentar las últimas tendencias y exponer los casos en los que el tratamiento tradicional de las heridas ha derivado en experiencias exitosas frente al cuidado de los pacientes. La necesidad de realizar un evento de esta naturaleza surge ante el aumento que año tras año se presenta en el número de pacientes con heridas, sobre todo las correspondientes a ulceras por presión, las cuales a pesar de ser evitables mediante la implementación de procedimientos adecuados por parte de los profesionales del área de la salud, constituyen un problema de salud pública, con implicaciones sociales y económicas para los pacientes y sus familias. Este encuentro académico se viene consolidando como un escenario único en el país, congregando de manera creciente a diversos profesionales del sector salud, interesados en la calidad de la atención al paciente con heridas agudas y crónicas. Informes: congresodeheridas@udea.edu.co Teléfonos: (57+4) 2198926, 2198924 http://www.udea.edu.co/wps/ portal/udea/web/inicio/campanas/pacientes-heridas/
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Por PAULA ANDREA QUINTERO C.*
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onsideradas por la Organización Mundial de la Salud — OMS— como uno de los eventos adversos más frecuentes en las instituciones hospitalarias, las infecciones asociadas a la atención en salud —IAAS— son aquellas que un paciente contrae en clínicas, hospitales o centros de salud durante el tratamiento de una enfermedad. Las IAAS , también conocidas como infecciones nosocomiales u hospitalarias, se presentan cuando microorganismos patógenos como bacterias, hongos o virus, entran en contacto con personas que tengan sus defensas bajas, en pacientes ancianos o recién nacidos, cuyo sistema inmunológico pueda estar debilitado, lo que genera complicaciones en su estado de salud. Según la OMS, una media del 8,7% de las personas que son hospitalizadas presenta infecciones asociadas a la atención en salud. Las infecciones más comunes son las urinarias, asociadas al uso de sondas; las circulatorias, asociadas a catéter intravascular; las neumonías, asociadas al uso de ventiladores mecánicos en unidades de cuidados intensivos; las que se presentan luego de intervenciones quirúrgicas; la gastroenteritis y las infecciones en la piel. La IPS Universitaria desde hace varios años viene trabajando en el sistema de vigilancia de infecciones asociadas a la atención en salud, el cual contempla tres componentes: detección, prevención y reducción. Año tras año la institución, en su Sede Clínica León XIII, registra disminuciones en el número de infecciones gracias a las múltiples actividades educativas que se realizan para garantizar la seguridad y salud de los pacientes, entre ellas el trabajo continuo con todo el personal asistencial, usuarios y cuidadores para el fortalecimiento de la cultura de la higiene de manos, según la estrategia multimodal que propone la OMS; adicionalmente se han desarrollado alertas de uso de dispositivos en las historias clínicas de los pacientes.
Avances en los índices de control de infecciones Uno de los frentes en los cuales el área de control de infecciones ha venido trabajando son las neumonías asociadas al uso de ventilación mecánica en la unidad de cuidados intensivos —UCI—. En 2009 tenía
una tasa de 5,8 casos de infección por mil días de uso del ventilador, mientras que en el primer semestre de 2016 esta tasa descendió a CERO casos en la IPS Universitaria. Este logro se debe a la implementación de un paquete de 11 medidas adoptadas en la institución, al trabajo multidisciplinario del personal asistencial de la UCI, las rondas que personal del área de calidad realiza para verificar el cumplimiento de normas relacionadas con seguridad del paciente, el liderazgo del personal de terapia respiratoria y el acompañamiento constante del equipo de control de infecciones. Otra de las intervenciones quirúrgicas con mayores riesgos de infección son las colectomías, las cuales corresponden a la extirpación quirúrgica parcial o total del colon. Desde 2013 la IPS Universitaria realiza anualmente un promedio de 118 cirugías de este tipo. En 2013, por cada 100 pacientes intervenidos por colectomías el 63,2% padecía una infección asociada a la intervención, mientras que para el primer semestre de 2016 por cada 100 pacientes intervenidos, el 12,8% ha desarrollado una infección.
Reconocimiento de la Secretaría de Salud de Medellín El 10 de agosto, durante la realización del Comité municipal de prevención y control de infecciones que lidera la Secretaría de Salud de Medellín y en el que participan 21 instituciones prestadoras de servicios de salud, la IPS Universitaria recibió un reconocimiento por la ejecución de la campaña educativa de higiene de manos año 2016. Didier Pittet, director del Programa de control de infecciones y del Centro colaborador de seguridad del paciente de la OMS, destacó el compromiso de la IPS Universitaria al promover mediante diferentes actividades lúdicas y educativas esta campaña orientada a generar y fortalecer la cultura de higiene de manos. Un logro que compromete a la IPS Universitaria a continuar trabajando por el bienestar y la calidad de vida de sus usuarios. Según Patricia Sierra, líder del área de control
Imágenes: IPS Universitaria
IPS Universitaria logra reconocimiento por su trabajo en atención sin infecciones
de infecciones, “trabajar sobre la prevención y el control de infecciones significa disminuir costos de la atención asistencial y reducir los tiempos de estancia hospitalaria. Además, evita la realización de interconsultas, consumo de medicamentos y la realización de ayudas diagnósticas. Disminuye las incapacidades, aumenta la satisfacción del paciente y mejora los estándares de calidad en la atención asistencial”.
Trabajo colaborativo El área de control de infecciones ha participado en el desarrollo de proyectos con distintos grupos de investigación de la Universidad de Antioquia, uno de ellos es la evaluación de la prueba rápida para
dengue llamada SD BIOLINE Dengue Duo en pacientes que consultan en la IPS Universitaria, actividad que se dio como valor agregado por participar en el proyecto “Severidad y permeabilidad endotelial en dengue, un problema de monocitos proinflamatorios”. Este trabajo fue realizado con el grupo de Inmunovirología de la Sede de Investigación Universitaria, SIU, y con el grupo de Inmunología Celular e Inmunogenética del Instituto Colombiano de Medicina Tropical. Así mismo, se han desarrollado otros proyectos con los grupos Micromol y Microba de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia. * Coordinadora de comunicaciones de la IPS Universitaria
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Foto: Luis Javier Londoño Balbín
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Familia indígena acompaña a uno de sus integrantes a la ceremonia de graduación como licenciado en educación
Mentorías para grupos étnicos Por PAULA MOLINA*
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egún los datos del Sistema de prevención y análisis a la deserción en las instituciones de educación superior —Spadies— del Ministerio de Educación Nacional, la Universidad de Antioquia tiene un nivel de deserción por cohorte de matriculados a décimo semestre de 44.75%. Entre los factores más comunes que se han reportado para que los estudiantes abandonen sus estudios están los culturales: estudiantes pertenecientes a grupos étnicos, provenientes de contextos rurales o de otras ciudades que presentan dificultades para adaptarse a la ciudad y la vida universitaria; además de otros factores personales, vocacionales, académicos y económicos. El mayor número de abandono se presenta en los primeros semestres y respecto de los grupos poblacionales es mayor que la media de la Universidad, lo que implica que es un periodo de gran vulnerabilidad y que requiere de un apoyo específico para que los estudiantes se sientan acogidos y reciban un acompañamiento que favorezca su adaptación a este medio a partir de un conjunto de acciones integrales como lo son las mentorías. Mentorías para grupos étnicos es una iniciativa del programa Permanencia con equidad, liderado por la Vicerrectoría de Docencia, y financiada con recursos del Plan de fomento a la calidad CREE-UdeA 2015-2018. Ofrece a los estudiantes de nuevo ingreso pertenecientes a grupos étnicos afrodescendientes, indígenas, mulatos, palenqueros y raizales, de todos los pregrados de la Universidad de Antioquia
en la sede Medellín, acompañamiento en el conocimiento de las dinámicas institucionales y apoyo a los procesos adaptativos en el desarrollo de la vida universitaria y en la especificidad de la carrera en los casos que sea necesario. Estos estudiantes serán enlazados con compañeros avanzados (4° semestre en adelante), quienes muestren tener una adaptación sana y exitosa a las dinámicas de la Universidad, de la ciudad y de su programa académico, además de una serie de características personales como el espíritu de servicio, solidaridad, compromiso, deseo de aprender y acompañar a otros, y quienes de preferencia pertenezcan a estos mismos grupos étnicos. Adicionalmente, brindará orientaciónen el caso que se requieran apoyos de otra índole según sus necesidades particulares. La iniciativa cuenta con un equipo dinamizador liderado por la coordinadora del programa Permanencia con equidad Patricia Estrada, la coordinadora de la estrategia Paula Molina y un grupo de asesores en temas étnicos afro e indígena, del cual hacen parte María Eugenia Morales, Diana Guapacha y William Cuaical. Este equipo ha venido adelantando contactos y formando alianzas estratégicas intra e interinstitucionales con la Dirección de Bienestar Universitario, las coordinaciones de Bienestar de las unidades académicas, la Vicerrectoría de Docencia, los grupos y colectivos de estudiantes afrodescendientes como Cadeafro y AfroUdeA, raizales como The Roots Project e Indígenas como el Cabildo Indígena Universitario de Medellín, entre otros, y los grupos académicos con experiencia en el área como DiverSer y el Iner y el Área metropolitana.
También se ha establecido relaciones con líderes docentes, empleados, estudiantes y egresados interesados en los procesos de acompañamiento a estudiantes, de permanencia y de temáticas relacionadas con la historia, tradiciones, necesidades, saberes, construcciones y luchas de la comunidades pertenecientes a alguno de los grupos étnicos mencionados. La iniciativa está planteada en tres fases de ejecución: estructuración inicial, difusión e implementación. Las dos primeras fases se han desarrollado satisfactoriamente participando, entre otros espacios, en 18 socializaciones con las coordinaciones de Bienestar de algunas unidades académicas, igual número de jornadas de inducciones para los estudiantes de ingreso al semestre 2016-2 y en el bazar de la Semana del ingeniero de la Facultad de Ingeniería, además de la difusión de información escrita, en redes sociales y por el correo institucional, y en reuniones con colectivos étnicos. Hasta la fecha, los diferentes integrantes de la comunidad universitaria se han mostrado interesados en establecer diálogos, y participar en la construcción conjunta atendiendo al objetivo de apoyar los procesos de formación de los estudiantes de la Universidad de Antioquia, a través de acciones de acogida y adaptación que favorezcan su vinculación a la vida universitaria y el afianzamiento de su trayectoria y proyección académica, reconociendo en cada estudiante ritmos y cualidades distintas, teniendo en cuenta sus características personales y condiciones culturales y sociales. En la fase de implementación se ha convocado a los estudiantes líderes, interesados en la
propuesta, o con experiencia en procesos similares para comenzar su proceso de fortalecimiento de competencias básicas como herramientas que les permitan ofrecer un mejor acompañamiento a los compañeros de nuevo ingreso. En el plan de formación continua se ofrecen talleres en fortalecimiento de competencias en siete áreas (efectividad personal, comunicación, trabajo en equipo, resolución de problemas, aprender a aprender, planificación y gestión de proyectos e iniciativa y emprendimiento), y capacitación en aspectos de las dinámicas universitarias como servicios, procedimientos, reglamento, currículo, hábitos y técnicas de estudio y manejo de plataformas. Además se pretende ofrecer espacios de acercamiento, apropiación y fortalecimiento de la identidad étnica, favoreciendo los procesos de etnoeducación e interculturalidad, y la reflexión y construcción en torno a los deseos, necesidades, intereses y percepciones de los participantes. La participación en estos espacios está abierta a todos los integrantes de la comunidad universitaria, quienes se interesen en las temáticas planteadas, los procesos de interculturalidad y permanencia, o que tengan preguntas e inquietudes relacionadas con la historia étnica y cultural del país, la región o su historia personal. Quienes deseen vincularse en estos procesos o que deseen mayor información pueden escribir a acompaetnicosudea@gmail.com, o contactar directamente a alguno de los agentes participantes mencionados. * Coordinadora de la estrategia Mentorías para grupos étnicos
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Maestría en Telesalud, 100% virtual Este mes iniciaron las clases del primer posgrado 100% virtual de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Se trata de la Maestría en Telesalud, desarrollada en convenio de doble titulación con la Universitat Oberta de Catalunya. El nuevo programa se convierte en una oportunidad para mejorar la atención en salud en Colombia
Por MARÍA CAMILA SALDARRIAGA B.*
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a ley 1419 de 2010 estableció el objeto, definiciones y principios fundamentales para el desarrollo de la telesalud en Colombia, entendida como el conjunto de actividades relacionadas con la salud, los servicios y los métodos, que se llevan a cabo a distancia con la ayuda de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones; incluye, entre otras, la telemedicina y la teleducación en salud. En su capítulo V, Gestión del conocimiento, la ley invita a “incluir los conocimientos en telesalud, en el pénsum de estudios de las carreras de las áreas de la salud” y a “propender por la especialización en telesalud, y los demás componentes, como programas de posgrado en las universidades colombianas”. Siguiendo la recomendación de la ley en innovación, la Facultad de Medicina ahora aporta, desde la formación, a la búsqueda de soluciones de las necesidades actuales del sistema de salud, que encuentra en la telesalud una oportunidad para el cierre de brechas de equidad en la atención en salud y una alternativa a la crisis en la que está sumido el sector. “Para la Facultad es un gran logro materializar en este programa de posgrado los grandes avances desarrollados a través de sus proyectos de ciencia, tecnología e innovación en telesalud. Gracias a su modalidad 100% virtual, se logra una generación y transferencia del conocimiento con profesionales de diferentes regiones del país, consolidando así una comunidad académica crítica que lidere la gestión del cambio en las diferentes instituciones, para hacer de la telesalud una realidad sostenible en el país”, afirma Luis Miguel Acevedo Arroyave, coordinador de la Maestría en Telesalud.
Fotos: cortesía Facultad de Medicina
La primera cohorte de este programa la integran 14 estudiantes que se desempeñan en diferentes áreas del sector salud, entre los que se destacan profesionales de diferentes especialidades como medicina interna, cardiología, farmacología, ortopedia y psiquiatría. El sector asegurador también tiene representación entre estos profesionales, que demuestra gran interés para hacer aportes a sus áreas de sistemas de información en salud y atención domiciliaria; funcionarios del sector
gubernamental también participan de este proceso de formación. Este grupo heterogéneo de estudiantes evidencia la necesidad de este tipo de programas y de las altas capacidades que se pueden desarrollar mediante la telesalud en Colombia. Carolina Pachón, médica internista y fellow en enfermedad cerebrovascular, comparte que una de sus expectativas estudiando esta maestría es “conocer la normativa que regula la telesalud para brindar el correcto apoyo a los médicos
tratantes para beneficio de los pacientes, maximizando consultas oportunas y aumentando el número de población beneficiada, pero minimizando errores, costos y tiempos de espera”. Carlos Alberto Palacio Acosta, decano de la Facultad de Medicina, asegura que esta es una estrategia académica que como proyecto de atención primaria en salud puede servir de una manera muy eficaz a racionalizar los costos del sistema de salud. “La Facultad de Medicina — señala—, como gestora de conocimiento, le ha dado un papel fundamental en los últimos años a la telesalud; contamos con un laboratorio viviente con un desarrollo tecnológico avanzado, hacemos asesoría y acompañamiento a todo lo que tiene que ver con la teleasistencia, asistencia a lugares apartados de la región y la consulta factible mediante la virtualidad. Estas experiencias nos han permitido comenzar a formar talento humano en esta área”. Este pertinente programa para el panorama actual de la salud se desarrolla a través de las plataformas virtuales de la Facultad de Medicina y del campus virtual de la Universitat Oberta de Catalunya. Los espacios virtuales pueden ser sincrónicos o asincrónicos, es decir, permiten la realización de videoconferencias o actividades independientes del tiempo y el espacio. Las aulas virtuales se componen de videoclases, material de estudio y espacios para el debate y la discusión de los diferentes temas del programa. Además, se ha trabajado en la accesibilidad de estas plataformas desde dispositivos móviles y múltiples sistemas operativos. * Periodista de la Facultad de Medicina, U. de Antioquia
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La investigación lingüística, un aporte a la cultura y a la sociedad Por LUZ STELLA CASTAÑEDA NARANJO*
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a lengua cumple un papel muy importante en la construcción y en la divulgación del conocimiento, pero también, por sí misma, se constituye en un relevante objeto de estudio. En la época actual un gran número de investigadores, distribuidos por todo el mundo, se dedican a investigar desde distintas perspectivas y teorías los diferentes fenómenos lingüísticos. Sus resultados aportan no solamente al desarrollo de la disciplina lingüística, sino también a otras disciplinas, especialmente en ciencias sociales y humanas. Las investigaciones lingüísticas se llevan a cabo desde diferentes líneas, mencionemos algunas: lingüística textual, sociolingüística, etnolingüística, dialectología, gramática, lexicología, lexicografía, psicolingüística, historiografía lingüística, lingüística de corpus, lingüística computacional, geografía lingüística, literacidad crítica, lectura y escritura académica, pragmática, entre otras. Los resultados de las investigaciones producen no solamente nuevos conocimientos sobre la lengua, que permiten analizar y explicar su estructura, evolución, clasificación, características, funcionamiento y, en fin, una serie de asuntos propiamente lingüísticos, sino también sus relaciones con la educación, la cultura de la comunidad lingüística o grupo social en la que se recoge la información y, de esta manera, contribuye a la explicación de fenómenos sociales y culturales que se expresan en las variedades y fenómenos lingüísticos en estudio. A partir de las posibilidades que brindan la informática y las telecomunicaciones, la investigación lingüística ha avanzado considerablemente en los últimos años y se han dado cambios en la metodología, de manera especial en la recolección de información, en el procesamiento de los datos lingüísticos, en la triangulación de datos y el cruce de variables, en la construcción de corpus de diferente índole y en la abundante oferta de programas computacionales específicos para la investigación lingüística. Todo lo anterior, es decir, el interés por los estudios del lenguaje, la amplia gama de líneas de trabajo, la interdisciplinariedad y las nuevas tecnologías que facilitan los procesos han tenido una repercusión fuerte en los investigadores de las diferentes instituciones del mundo que se ocupan de la lingüística. Hoy día tenemos una comunidad académica amplia en esta disciplina, se han conformado redes, de acuerdo con las diferentes temáticas, grupos de investigación, revistas especializadas, se han creado en muchas universidades del mundo departamentos de lingüística, que forman no solamente estudiantes de pregrado, sino de maestría y de doctorado y, como producto de todas estas actividades académicas e in-
vestigativas, frecuentemente se llevan a cabo en diferentes universidades e institutos eventos en los que se presentan a la comunidad académica especializada los nuevos desarrollos y aplicaciones de la investigación. De esa comunidad académica hace parte el Grupo de Estudios Lingüísticos Regionales, Gelir. El grupo fue creado en 1995, en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia. Es uno de los grupos más antiguos del país. Actualmente está clasificado en la categoría A de Colciencias. Sus miembros tienen una amplia experiencia en docencia e investigación y cuenta con un buen número de estudiantes en formación. Entre los proyectos terminados se destacan el Atlas Lingüístico de Antioquia, Estudio sobre el léxico del café en Antioquia, Investigación sociolingüística del parlache, Caracterización lexicológica y lexicográfica del parlache, Estudio contrastivo del argot peninsular y el parlache, proyecto realizado en convenio con la Universidad Lleida; La lectura en la Universidad, Estudios de las hablas populares de Antioquia, Fraseología en la novela de García Márquez, y varias investigaciones sobre el uso de vos, tú y usted, entre otras. Actualmente se desarrollan varios proyectos y se preparan otros para las próximas convocatorias. El grupo cuenta con una producción académica representada en varios libros, los dos últimos publicados en 2015, artículos en revistas indexadas y capítulos en libros nacionales y extranjeros. Además ha dirigido, en su conjunto, más de 40 investigaciones para optar al título de maestría y seis tesis doctorales terminadas y seis en desarrollo. En 2013 el Gelir realizó el Congreso internacional de investigación lingüística, el cual congregó a más de 220 personas, entre asistentes y ponentes, procedentes de siete países. Este año convocamos a la II versión, que se realizará los días 23, 24 y 25 de noviembre. En el marco del Congreso se realizará también la tercera versión del Coloquio internacional de argots, esto es, el estudio de las variedades populares y marginales de las grandes ciudades, como el lunfardo de Buenos Aires y el parlache, de Medellín y su área metropolitana. La primera versión del Coloquio se llevó a cabo en la Universidad de Lleida, en España, y la segunda, en la Universidad Nacional de Lanús, en la provincia de Buenos Aires, en Argentina. En esta ocasión esperamos conocer los resultados de las más recientes investigaciones en el área. Esperamos asistentes y propuestas de ponencias de profesores y estudiantes nacionales y extranjeros. Conoceremos las teorías y metodologías que actualmente se aplican y desarrollan en los diferentes grupos de investigación. Además, nos proponemos fortalecer los lazos entre la comunidad académica con el fin de compartir información pertinente para nuestro quehacer investigativo y docente. * Coordinadora del Grupo Estudios Lingüísticos Regionales, de la Facultad de Comunicaciones, U. de Antioquia
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Proceso de admisión a la Universidad de Antioquia 2017-1 Pago de inscripción: del 9 de agosto al 7 de septiembre de 2016 Inscripciones: del 10 de agosto al 9 de septiembre Impresión de credenciales: del 6 al 13 de octubre Examen de admisión: 18 y 19 de octubre Publicación de resultados: 1°. de noviembre Programas ofrecidos en la sede de Medellín: 74 Programas presenciales ofrecidos en las sedes regionales: 43 Programas virtuales ofrecidos (sólo en sedes regionales, no en Medellín): 4, Ingeniería de Sistemas, Ingeniería Industrial, Ingeniería de Telecomunicaciones e Ingeniería Ambiental. Cupos ofrecidos sede Medellín: 3.575 (no incluye los cupos especiales de indígenas y negritudes) Cupos ofrecidos en sedes regionales programas presenciales:1.456 (no incluye los especiales de indígenas y negritudes) Cupos ofrecidos en sedes regionales programas virtuales: 600 Total cupos ofrecidos: 5.631 (no incluye los cupos especiales de indígenas y negritudes)
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Por ALEJANDRA CARMONA VALENCIA*
Programa Parcero Hace más de 60 años la Universidad se abrió a la internacionalización, al permitir que cada semestre salieran estudiantes de intercambio y llegaran extranjeros a vincularse a la institución. Hace seis años, un estudiante de la In-
Fotos: cortesía del proyecto
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niciativas como el “Programa parcero” y “Voluntades UdeA” hacen parte de la red de voluntariado de la Universidad, en la que estudiantes y docentes de todas las dependencias académico administrativas se vinculan a proyectos que tienen su razón de ser en el trabajo comunitario en pro del bienestar de los demás. En esa dirección, diez estudiantes de la Angelo State University en Estados Unidos, fueron motivados por Juan David Blandón, un profesor de física de esa Universidad, para viajar a Colombia con el objetivo de emprender un proyecto de trabajo con las comunidades de algunos barrios de Medellín y para enseñar ciencia a los niños. Durante su estadía en la capital antioqueña, los universitarios extranjeros realizaron talleres educativos de física con los niños y retos de ingeniería con los jóvenes, y ayudaron a la comunidad de Santo Domingo a mejorar la calidad del agua mediante un sistema de filtración. Blandón eligió a Medellín para la realización de este proyecto porque considera que la ciudad necesita más educación en ciencia, ingeniería y matemáticas. “Parte de la misión de la Angelo State University es el servicio comunitario, entonces quise hacer ese trabajo en Colombia porque es un país muy bonito y creo que Medellín es su mejor ciudad. Fue muy difícil reclutar estudiantes de Estados Unidos para venir por la reputación de Colombia y su historia de violencia y corrupción pero, finalmente, los muchachos se aventuraron a vivir esta experiencia que superó sus expectativas”, precisa Blandón. Jessica Pasillas es una de las estudiantes de la Angelo State University que desde el principio se sintió motivada por la idea de trabajar con los niños de Medellín. “Cuando empezó todo esto, pensé que en este país me iba a sentir muy insegura pero llegué y encontré que la gente es amable y buena. Sí se puede salir a caminar por las calles con tranquilidad y las personas se dejan ayudar, tienen muchas ganas de superar sus dificultades”, expresa. Los estudiantes visitantes quedaron satisfechos con la labor que se realizó y quieren seguir haciendo presencia continua en las comunidades. Ahora están trabajando para establecer contacto con colaboradores de la ciudad que les permitan seguir con el proyecto.
Estudiantes de la Angelo State University
El trabajo voluntario Una apuesta para beneficio de las comunidades dia sintió la necesidad de recibir acompañamiento por parte de los estudiantes colombianos y le pidió a un par de amigas que fueran sus “parceras”. Desde entonces, se creó el “Programa Parcero” con apoyo de la Dirección de Relaciones Internacionales. El programa es coordinado y conformado por estudiantes voluntarios de la Universidad. Ellos se encargan de recibir a los extranjeros y los ayudan a conseguir vivienda, acompañan su proceso de matrícula y les brindan apoyo con el idioma ya que, generalmente, llegan con un español muy básico. Una de las direcciones del programa es “Viajar juntos”, por medio del cual tratan que los visitantes aprovechen los espacios y salgan con ellos a conocer distintos lugares de la ciudad y la región. “Es una iniciativa muy bonita porque todo parte de la ayuda desinteresada. Incluso los estudiantes de intercambio lloran cuando se van a ir porque se crean vínculos muy fuertes durante su estadía en la Universidad. Además ellos saben que todo el apoyo que reciben es brindado por los estudiantes de manera voluntaria y lo agradecen”, dice Alexander Russó, uno de los coordinadores del Programa. Quienes deseen ser voluntarios deben estar pendientes de la convocatoria semestral. Hay que asistir a unas charlas informativas sobre el programa y a una entrevista. Por otro lado, dado que el propósito de la Universidad busca formar profesionales que lideren cambios sociales por medio de intervenciones oportunas en las comunidades, nació el programa “Voluntades universitarias para el cambio social”, un proyecto
en el que sus participantes no solo acompañan los procesos de desarrollo comunitario, sino que comprenden la salud-enfermedad como el resultado de múltiples determinaciones sociales. Los voluntarios realizan jornadas de salud cada quince días en sectores vulnerables de la ciudad y la región, enseñan a las personas hábitos de vida saludables y les aportan soluciones a los problemas abordados en cada zona que luego retoman para hacerles un seguimiento. “La Universidad es una organización socialmente activa y abierta que favorece la interrelación entre la comunidad universitaria y la sociedad. Esta característica permite materializar los saberes y habilidades profesionales en pro de las necesidades del medio. Así mismo, proporciona la adquisición de unas visiones y perspectivas más reales que trascienden lo teórico para los jóvenes que están en su proceso de formación”, determina Mónica Palacio, coordinadora del programa.
En la actualidad, “Voluntades UdeA” está conformado por docentes, estudiantes y egresados de Nutrición y Dietética, Odontología, Medicina, Salud Pública, Escuela de Alimentos, Psicología y Enfermería. Ahora están desarrollando un plan comunicacional que permita la incorporación de nuevos voluntarios y la construcción de nuevos aportes para las comunidades. * Estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones, U. de Antioquia
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Asoprudea. Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia. Ciudad Universitaria. Bloque 22, oficina 107. Teléfono 2195360. Fax 2636106 • http//Asoprudea.udea.edu.co • La columna “Ágora” es responsabilidad de Asoprudea.
De la pertinencia social de la Universidad al compromiso con la salud Por LUCÍA STELLA TAMAYO ACEVEDO*
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esde que la noción de pertinencia de la educación superior fue introducida por la Unesco en 1995 y ratificada en 1998 en el Encuentro mundial sobre la enseñanza superior en el siglo XXI, ésta ha sido objeto de gran controversia en su interpretación y aplicación. Se debate entre modelos neoliberales regidos por el mercado con propuesta de universidad empresa y modelos sociales expresados en la relación universidad sociedad; de lo cual no es ajena la Universidad de Antioquia, pero sí está distante de la segunda. Sin embargo, el punto está en cómo hacer la Universidad pertinente para la sociedad. En este sentido, en palabras de Gottifredi (1996) de qué “manera el accionar universitario es comprendido y apoyado por la sociedad y a su vez comprobar cómo esta universidad inserta en el contexto que la contiene responde a las expectativas y exigencias sociales con acciones comprometidas, relevantes y oportunas. Para hacerlo la universidad tiene que cambiar, salir de esa torre de marfil que la aleja de las situaciones y de las soluciones, y que la aparta de la socialización de sus acciones”. Ahora bien, ¿qué significado tiene para la Universidad la pertinencia social en lo referente a las problemáticas de salud local, nacional, regional y global? Parte de la respuesta se daría al reconocer los contextos cuando se trata de formular cambios curriculares en los programas de las áreas de la
salud, en la creación de nuevos programas, en las propuestas de investigación y de extensión solidaria y en las prácticas académicas. Solo que la universidad pública pasa indiferente y a veces insensible frente a la situación real de la crisis de la salud, atendiendo más a directrices nacionales e internacionales que rigen al sistema de salud y a la investigación y formación del “talento humano” que se preste para sus intereses que a las necesidades anotadas. Mientras se está frente a una crisis del sector salud que cobra cada día más vidas de colombianos que no alcanzan a vencer las barreras impuestas por el sistema, desde el gobierno se proponen nuevas reformas, que predicen su fracaso pues no arremeten contra los problemas estructurales, entre ellos la adecuada financiación, como lo es la Política de atención integral en salud (PAIS) y el Modelo integral de atención en salud (MIAS) (Ministerio de Salud y Protección Social, 2016) que reencauchan la atención primaria en salud (Declaración de Alma-Ata 1978), con una ventaja que esta última sí consideró la participación comunitaria como uno de sus elementos centrales. En los planteamientos de la pertinencia de la universidad pública
prima la mirada autocéntrica: sólo transfiere desde ésta su punto de vista a la sociedad y no responde realmente a las necesidades de la sociedad, a pesar del recalcado diálogo de saberes. El objetivo 6 del Plan de Acción Institucional 2015-2018: Cualificar las formas de relación entre la Universidad y la sociedad, centra la pertinencia en la extensión cuya misión es “difundir, transferir y generar apropiación del conocimiento científico, técnico y cultural por parte de los diferentes actores sociales, e incidir con ello en la solución de problemas reales del entorno, el desarrollo económico y social, y el mejoramiento de la calidad de vida de la población”. En este sentido, exige una universidad abierta para la sociedad que incluya y promueva las diversas formas de participación política, social y cultural; aspectos estos que determinan el proceso de salud-enfermedad; solo así se podría validar la pertinencia social de la Universidad manifiesta en sus ejes misionales: investigación, docencia y extensión. Entonces es la Universidad la llamada a promover y asistir a los espacios de participación creados por las comunidades y transcender la evaluación de metas y encuestas de satisfacción de los
Mientras se está frente a una crisis del sector salud que cobra cada día más vidas de colombianos que no alcanzan a vencer las barreras impuestas por el sistema, desde el gobierno se proponen nuevas reformas, que predicen su fracaso pues no arremeten contra los problemas estructurales, entre ellos la adecuada financiación, como lo es la Política de atención integral en salud (PAIS) y el Modelo integral de atención en salud (MIAS) (Ministerio de Salud y Protección Social, 2016)
públicos sociales beneficiados. En este sentido, la Universidad debe ir a la comunidad. Un espacio propicio para lograrlo es por medio de la regionalización, en donde las regiones y municipios son escenarios de múltiples problemáticas, entre ellas las de salud. Sólo piénsese en la crisis económica de sus hospitales locales y de la infinidad de barreras que crea el sistema para el acceso a los servicios de salud desde la promoción de la salud hasta la rehabilitación. Acá vale la pena preguntarse por el acompañamiento que puede hacer la Universidad a través de sus diferentes unidades académicas y con trabajo mancomunado e interdisciplinario. Esto si sería un escenario de práctica para aquellos estudiantes que se están formando en y para las regiones y no solo el cumplimiento de un plan curricular. Igualmente, ¿cuál es el papel de la Universidad para acompañar a sus egresados en sus espacios laborales, desde sus derechos hasta el impacto que su labor aporta a los cambios sociales, sobre todo en este periodo próximo del posconflicto? En palabras más sencillas, que el trabajo comunitario en familia, organizaciones sociales, empresas, barrios, veredas, se convierta realmente en la política de la Universidad y no continúe solo como un ejercicio quijotesco de algunos de sus profesores que creen en una sociedad mejor. GOTTIFREDI J. C. (1996) Pertinencia. Universidad de la República, Montevideo. *PhD Ciencias Médica. Profesora de la Escuela de Microbiología, Universidad de Antioquia. Miembro de la junta directiva de Asoprudea.
LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA HACE CONSTAR: • Que se encuentra en trámite el reconocimiento del traspaso de la pensión jubilación que percibía el señor GERMÁN MONTOYA ESCOBAR, quien falleció el 26 de junio de 2016. Se ha presentado a reclamar la señora ROSA MERY CALLE VÉLEZ en calidad de cónyuge. • Que se encuentra en trámite el reconocimiento de prestaciones sociales del señor MARLON HERLEY ZAPATA MONTOYA fallecido el 15 de julio de 2016. Se presentó a reclamar la señora CAROLINA ZAPATA GIRALDO en calidad de hija. Las personas que se consideren con derecho, presentarse dentro de los 30 días siguientes a esta publicación.
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Ser pilo paga bien: pero ¿a quién? Campamento emprendedor en Oriente El programa Gestión Tecnológica de la Vicerrectoría de Extensión realizará el campamento emprendedor enfocado en agroindustria y medio ambiente, con el objetivo de fomentar el espíritu emprendedor en la comunidad de la Universidad de Antioquia. El campamento emprendedor consiste en un ejercicio de ideación que busca resolver retos reales del entorno socioeconómico, en una dinámica de 36 horas continuas de trabajo intenso, en el que equipos interdisciplinarios apor tan sus conocimientos para estructurar propuestas de soluciones hasta llegar a un producto mínimo viable. El campamento, que tendrá lugar en El Carmen de Viboral, seccional Oriente, se desarrollará durante los días 9 y 10 de septiembre. El equipo ganador tendrá la posibilidad de postular a uno de sus integrantes al programa Booster We de RedEmprendia, una experiencia internacional, la cual le aportará un aprendizaje intensivo en gestión y liderazgo en empresas innovadoras. La realización de los campamentos de emprendimiento es posible gracias al patrocinio de la Fundación Universidad de Antioquia y el apoyo de la Dirección de Regionalización, para garantizar la presencia de participantes de las diferentes sedes y seccionales. Estudiantes y egresados de pregrado y posgrado, profesores e investigadores de la Universidad de Antioquia, pueden inscribirse a través de la página www.udea.edu.co/ gestiontecnologica. Informes: teléfonos 2192121 y 2192133.
Por PABLO J. PATIÑO*
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or supuesto que se requieren “acciones afirmativas” para que las capas menos favorecidas de la sociedad puedan acceder a las mejores condiciones educativas; pero no de la forma como se ha constituido el programa Ser pilo paga: una apuesta por la calidad, puesto que ha resultado en privilegios para unos pocos de esos grupos sociales, sentando las bases de una especie de élite de beneficiarios con poca capacidad para retornar a sus comunidades los logros particulares, malogrando el propósito inicial. Una comparación que puede ayudar a poner en perspectiva el logro de una política pública incluyente podría ser el efecto que tiene la aplicación de la vacuna contra el virus de papiloma que, como se sabe, tiene un efecto preventivo de cáncer de cuello uterino en la mujer. Existen evidencias que demuestran que la vacunación generalizada de las niñas y jóvenes permite limitar los efectos socioeconómicos de tal enfermedad; sabiendo eso y asumiendo los costos financieros, el Estado ha incluido esta vacuna en el Programa ampliado de inmunizaciones para niñas hasta los 17 años de edad. Esto implica una cobertura para una porción significativa de la población, mientras que los demás miembros de la comunidad, en quienes la vacuna también tiene efecto benéfico, asumen el costo de aplicación de este biológico. De igual manera, debería existir un proceso de responsabilidad compartida, para un componente esencial para el futuro del país como lo es la educación superior, de manera que se pueda alcanzar la mayor cobertura posible; en tal caso, son las universidades estatales, que cumplan los criterios de calidad establecidos por el mismo Estado, las que deberían liderar una política con tal alcance. Pero no cundió el ejemplo. En el caso de marras, se eligió otra opción que además ha resultado más costosa de lo previsto, como lo refiere el reciente informe de
No se puede disimular que, mientras las universidades estatales reciben una financiación parcial a partir de las transferencias de la Nación, el mismo Estado paga a las universidades privadas, que pueden participar del programa, el valor total de la matrícula que se establece, en gran medida, con criterios financieros propios de cada institución. Como consecuencia, más del 98% de los recursos del programa están siendo entregados a las universidades privadas.
la Organización para la cooperación y el desarrollo económicos —Ocde— sobre la educación en Colombia, según el cual durante el primer año el 85 % de los estudiantes que fueron seleccionados decidieron estudiar en universidades privadas cuyas matrículas son significativamente más altas que las de las universidades estatales; como consecuencia, fue necesaria una inyección de financiación extraordinaria y de emergencia por parte del gobierno (Ocde, 2016). Como resultado final, el programa puede apoyar menos estudiantes de bajos recursos económicos en comparación con los créditos estándares del Icetex. Adicionalmente, los estudiantes que abandonan sus estudios o que no cumplen las condiciones para la condonación quedan con deudas bastante elevadas que pondrán en riesgo cualquier posibilidad de transformar su contexto. Ante esta situación, como lo plantea la Ocde, es pertinente y urgente realizar una evaluación independiente del programa Ser pilo paga antes de ampliarlo o prolongarlo más allá de 2018. No se puede disimular que, mientras las universidades estatales reciben
una financiación parcial a partir de las transferencias de la Nación, el mismo Estado paga a las universidades privadas, que pueden participar del programa, el valor total de la matrícula que se establece, en gran medida, con criterios financieros propios de cada institución. Como consecuencia, más del 98% de los recursos del programa están siendo entregados a las universidades privadas. En definitiva: una estrategia que subsidia la demanda como Ser pilo paga es un factor que debilita aún más la universidad estatal y por consiguiente toda la educación superior, pues el derecho que tienen todos los jóvenes de nuestro país de acceder a una educación superior de calidad se está sometiendo a la competencia en el ámbito de la publicidad y del mercado, y no a los criterios de calidad y pertinencia que debiera tener la educación universitaria. Por eso, los que se deben pellizcar no son sólo las universidades públicas acrecentando el patrimonio de su calidad y de su pertinencia por voluntad y esfuerzo propio, sino fundamentalmente los gobernantes de nuestro Estado, quienes deben entender que es más democrática, por eficiencia del retorno de capital, la inversión en la calidad de aquella educación que tiene mayor cobertura y por tanto mayor impacto social. Y no menos perverso es el resultado negativo sobre la ya deteriorada imagen de la universidad pública, de la cual no puede exculparse ni la comunidad universitaria ni los gobernantes. Al no ser elegidas varias universidades estatales, queda la impresión de que no cumplen con los estándares, aun contra la evidencia de su acreditación de alta calidad y de su mejor posicionamiento en variables fundamentales. Por supuesto, que del destino de la elección que harían los jóvenes y sus familias sabían quienes diseñaron el programa, porque conocían los problemas financieros de la universidad estatal y sus poco atractivos problemas de gobernabilidad y de imagen; pero sabiendo eso se espabilaron para otro lado. *Profesor de la Facultad de Medicina, U. de Antioquia
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El profesor de la Facultad de Comunicaciones y Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos Pablo Montoya acaba de ganar el Premio José Donoso, de Chile, otorgado a la obra completa de un escritor. El escritor, autor de Tríptico de la infamia, le escribe una misiva a la Ministra de Educación, a propósito del debate en el país sobre las cartillas de educación sexual. CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO Luis Pérez Gutiérrez, Gobernador del Departamento y Presidente de la Corporación • Mauricio Alviar Ramírez, Rector • Antonio Yepes Parra, Representante del Presidente de la República • Edna Rocío Vanegas Rodríguez, Representante de la Ministra de Educación Nacional • Francisco Londoño Osorno, Representante del Consejo Académico • Rocío Bedoya Bedoya, Representante Profesoral • Ricardo León Álvarez, Representante de los Egresados • Juan Guillermo Londoño Posada, Representante del Sector Productivo • Jaime Restrepo Cuartas, Representante de los ex Rectores • María Isabel Lopera Vélez, Secretaria General. CONSEJO ACADÉMICO Mauricio Alviar Ramírez, Rector • María Patricia Arbeláez Montoya, Vicerrectora de Investigación • Luz Stella Isaza Mesa, Vicerrectora de Docencia • José Edinson Aedo Cobo, Vicerrector de Extensión • Fernando Tobón Bernal, Vicerrector Administrativo • Francisco Londoño Osorno, Decano Facultad de Artes • Luis Guillermo Palacio Baena, Decano Facultad de Ciencias Agrarias • Ramón Javier Mesa Callejas, Decano Facultad de Ciencias Económicas • Nora Eugenia Restrepo Sánchez, Decana Facultad de Ciencias Exactas y Naturales • Hernando Muñoz Sánchez, Decano Facultad de Ciencias Sociales y Humanas • David Hernández García, Decano Facultad de Comunicaciones • Clemencia Uribe Restrepo, Decana Facultad de Derecho y Ciencias Políticas • Elvia María González Agudelo, Decana Facultad de Educación • Lina María Zuleta Vanegas, Decana Facultad de Enfermería • Carlos Alberto Palacio Tobón, Decano Facultad de Ingeniería • Carlos Alberto Palacio Acosta, Decano Facultad de Medicina • Álvaro Franco Giraldo, Decano Facultad Nacional de Salud Pública • Clara Eugenia Escobar Güendica, Decana Facultad de Odontología • Juan Carlos Alarcón Pérez, Decano Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias • Marco Antonio Vélez Vélez, Representante Profesoral ante el Consejo Académico • María Isabel Lopera Vélez, Secretaria General. Invitados: Edison Neira Palacio, Vicerrector General • Sandra María Turbay Ceballos, Directora de Posgrado • Luis Alfonso Escobar Trujillo, Director de Regionalización • José Ricardo Velasco Vélez, Director Escuela de Microbiología • Margarita María Gaviria Velásquez, Directora Escuela Interamericana de Bibliotecología • Paula Andrea Echeverri Sucerquia, Directora Escuela de Idiomas • Gildardo Uribe Gil, Director Escuela de Nutrición y Dietética • Francisco Cortés Rodas, Director Instituto de Filosofía • Gloria María Castañeda Clavijo, Directora Instituto de Educación Física y Deporte • Carlos Mario Duque Duque, Director de Desarrollo Institucional • Adriana González Moncada, Directora de Relaciones Internacionales • Adriana Patricia Arcila Rojas, Directora de Bienestar Universitario • Ana María Gutiérrez Giraldo, Directora de Gestión Logística y de Infraestructura • Richard Steve Ramírez Grisales, Director Unidad de Asesoría Jurídica • Adriana Astrid Zea Cárdenas, Auditora Interna • Alma Nury López Patiño, Líder de Comunicaciones.
Carta abierta a Gina Parody Envigado, 17 de agosto de 2016 Señora Gina Parody Ministra de Educación E.S.M. Respetada Ministra Gina Parody: No soy militante político de ningún partido, pero creo que cada actitud ejercida, en el campo de la existencia, posee una insoslayable carga política. No soy homosexual, pero respeto, desde que los asuntos de la sexualidad empezaron a tocar mi cuerpo, mi mente y mi espíritu, las minorías sexuales. Y no solo las respeto sino que las defiendo y doy gracias por su existencia y me alegra que enaltezcan la condición humana. Ni qué decir que apoyo las luchas de las minorías étnicas del mundo. Soy blanco de piel, pero mi espíritu y mi sensibilidad y mi inteligencia son negros, indígenas, amarillos, rojos y de todos los demás colores. Soy, culturalmente, un híbrido, un mezclado, un mestizo. Soy, finalmente, un ecologista convencido y un pacifista incondicional. Y creo que una de mis misiones es luchar, desde la palabra escrita que debe ser palabra activa, contra la intransigencia y la estolidez de los poderosos y distanciarme del rebaño que los aprueba. Como ciudadano colombiano he seguido su trayectoria. Y no me cuesta nada expresarle que la admiro porque usted es una mujer valiente y lúcida. Lamento, es verdad, su militancia con el partido de la U y que en sus inicios no haya sido del todo independiente. Su paso por el uribismo aún no logro comprenderlo del todo. ¿Cómo cayó usted en semejante manipulación de la política y en semejante caudillismo de caricatura? Siempre he pensado que la sensatez, la transparencia y la justicia no tienen nada que ver con las formas en que actúan Álvaro Uribe y sus seguidores. Pero sus denuncias y su disidencia demostraron, en su momento, que usted no cayó en los embelecos de ese grupo. Su carrera por el mundo de la política me sorprende. Pero lo que más me llama la atención, y lo que me lleva a escribirle estas líneas, es su entereza al declararse homosexual en un país que detesta, en casi todos los campos, este tipo de preferencias sexuales. Y me atrevo a decirle que lo que acaba de pasar, el episodio de las cartillas ministeriales para educar la sexualidad de un país mal educado en ese sentido, no debe asustarla. En realidad, le escribo simplemente para pedirle, con todo respeto, que siga adelante, que no desfallezca, que su causa es genuina y necesaria porque contribuye a que este pueblo colombiano, tan intolerante, vaya saliendo de su penumbra. El combate no es fácil. De hecho, ningún combate en la larga historia de la defensa de los derechos sexuales ha sido fácil. Ha habido asesinatos, persecuciones, humillaciones colectivas, inducción a suicidios. Y lo paradójico es que quien más ha ayudado a construir este horizonte aciago han sido las grandes religiones monoteístas. El cristianismo, y sobre todo la Iglesia católica, ha perseguido y castigado estos comportamientos sexuales con argumentos tan brutales como falsos. Argumentos que dictan sus códigos morales viciados. Ese es el tamaño de la realidad: los
altos representantes de la Iglesia católica colombiana se pusieron energúmenos y salieron a pedir su cabeza, a solicitar el retiro de la web de una cartilla bien escrita y ejemplar. Contradiciendo con su actitud las enseñanzas de amor y respeto al otro predicadas por el Jesús de los Evangelios. Una mirada a la historia de la educación sensorial de Occidente permite entender que lo se está haciendo desde el Ministerio de Educación, bajo la autorización de la Corte [Constitucional] es tan urgente como plausible. Es un proyecto civilizado y democrático que sirve para que este pueblo supere sus odios y miedos. Por supuesto, usted lo sabe más que nadie, que seguir adelante tiene sus riesgos. Los riesgos de los insultos y las amenazas de esa clase política siniestra que nos caracteriza y de ese pueblo colombiano que, es verdad, está conformado por nuestros amigos, nuestras familias, por la gente con la que hablamos cotidianamente; pero que, al fin y al cabo, puede tornarse, como lo vimos en las manifestaciones pasadas, en una masa furiosa. Al ver esas multitudes enfurecidas, en donde estaba debo decirlo parte de mi familia, pensé en la terrible carga que nos dejaron los vientos de la Contrarreforma de Felipe II. Aquellos que nos prohibieron leer, imprimir libros, educarnos en el respeto por la diferencia del otro. Aquella que nos educó con el catecismo del padre Astete, ese lamentable conglomerado de prohibiciones. Allá cada quien con su catecismo en su casa, allá cada quien con su dios y su conciencia en la morada de su ser. Pero lo que debemos buscar es que esos catecismos y esos dioses permitan un mejor diálogo, respetuoso e incesantemente creativo, entre nosotros. Es esencial que en las escuelas y colegios del Estado, en los espacios públicos, primen los valores cívicos y democráticos que la Corte Constitucional designe. Lo que genera preocupación, sin
embargo, es que continuamos siendo el país del Sagrado Corazón de Jesús. Un país diseñado por una serie de gramáticos, políticos y monseñores apegados a una religiosidad caduca, y ajenos al espíritu de la modernidad laica. Al ver esas marchas es fácil concluir que Colombia es una nación peligrosamente reaccionaria. Pero no por ello hay que dejar de creer que el papel de sus minorías intelectuales y demócratas es enfrentar, bajo la legalidad y el civismo, y con claridad y decisión, esta oscuridad reinante. La educación debe ser el baluarte desde donde se enseñe y se practique el respeto y la tolerancia hacia el otro. Es crucial continuar en la pelea por una digna civilidad. Y en esta lucha, señora Ministra Parody, le pido el favor que no dé marcha atrás. Cordialmente, Pablo Montoya
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“Colombia necesita hacer una gran conversación”: William Ospina
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Nosotros somos aquellos a los que estábamos esperando”, sentenció el escritor William Ospina, citando a Mahatma Gandhi, en la conferencia inaugural del Tercer encuentro cooperativo “Desigualdad social y cooperativismo”, el 18 de agosto en el teatro Camilo Torres Restrepo de la Universidad de Antioquia. Durante la charla, promovida por la Cooperativa de Profesores de la Universidad de Antioquia, recalcó que los ciudadanos nos hemos convertido en “monstruos devoradores de energía”, y llamó a sustituir las fuentes de energía, dadas las evidencias que padecemos cada día como consecuencia de su consumo, entre ellas el cambio climático. “Lo cierto es que nunca tuvimos tanta necesidad de actuar juntos”, insistió el Premio Rómulo Gallegos 2009 ante el auditorio que colmó el teatro universitario. “Ya estamos viviendo en un mundo común” y el miedo ha hecho nuevos compañeros, insistió, al señalar que la globalización ha puesto al mundo entero a sufrir los mismos problemas, entre ellos la inusitada crisis de migrantes. “Por Colombia nunca antes habían pasado tantos”, expresó. Un tema ineludible de su disertación fue la guerra, la cual define como “una interrupción de la vida cotidiana”. En su opinión, “hemos vivido un largo conflicto armado que ahora está tratando de desaparecer”. Sin embargo, precisó, no es lo mismo la guerra cuando dura unos cuantos años que cuando se ha convertido en una costumbre. Y como si fuera pequeño el reto actual de querer deshacernos de la guerra en Colombia, observó que, además, “estamos tratando de volver a la normalidad en un mundo que justamente la está perdiendo”. Agregó que “construir la paz, más allá de los acuerdos que se firmen entre los guerreros, es algo que nos toca a todos, y tiene que ver entre otras cosas con construir una democracia más verdadera que la que tenemos, con construir de verdad un mundo donde haya oportunidades para todos”.
Resaltó que está mandada a recoger esa idea de que hay unos que saben y otros que no, o unos que lideran y otros que no, pues en una verdadera democracia, la comunidad se brinda a sí misma su lugar en ella, no se sienta a esperar a que se lo concedan. “Cuando ya la tarea es tan urgente, cada quien es indispensable, y en esa medida, cada quien no puede estar esperando a una receta; tiene que estar inventándose una”, insistió. “¿Cuál democracia liberal?” La democracia liberal y el papel de la educación fueron dos de los temas sobre los cuales los miembros de cooperativas y universitarios asistentes a la conferencia, invitaron a hablar al escritor William Ospina. “Somos un país de 50 millones de habitantes y la tierra les pertenece a 2.800 personas; la mitad de los depósitos de los bancos les pertenecen a 2.300 personas. De manera que la pregunta de si
es esto una democracia tiene allí por lo menos algunas pistas para responderse”, dijo. Conceptuó que “nuestras vidas consisten en un continuo desengaño con respecto a las virtudes en que fuimos educados y a los principios (de la libertad, la igualdad y la fraternidad) en los que nos dijeron que estaban fundadas estas naciones”, pues Colombia “es uno de los muy pocos países de América Latina que todavía vive una estratificación colonial y presenta en sus campos formas del feudalismo”. Y agregó: “yo tengo la sospecha, que en mi caso es una sospecha —ignoro mucho el tema—, que nuestra educación no está dando resultado para construir una sociedad armoniosa, próspera, solidaria, segura, orgullosa de sí misma, orgullosa de su diálogo con el mundo y digna vocera del país”. Una y otra vez William Ospina invitó a la reflexión. Por eso preguntó: “¿Qué tanto nuestra tec-
Foto: Ángela María Agudelo
Por ÁNGELA MARÍA AGUDELO*
William Ospina
nología, nuestros conocimientos, nuestra ciencia está adecuada a este mundo y a sus peculiaridades, a su naturaleza, a sus climas?”. En su opinión, “a nosotros nos ha sido concedido un país extraordinariamente hermoso y rico. Es extraordinario en términos de la naturaleza, en términos de la luz solar, en términos de los climas, en términos de la abundancia de agua; se nos ha dado una sociedad riquísima en términos de tradiciones culturales, pero no sé si la educación está sacando partido de todo eso”. “¿Qué tanto estamos construyendo una universidad, no que satisfaga los parámetros exquisitos internacionales, sino que satisfaga las necesidades de nuestra gente?”, volvió a preguntar. Esas necesidades —precisó— “sería lo primero que un modelo educativo tendría que satisfacer; necesidades que a veces son elementales, que a veces son de reconocimiento, de diálogo, de convivencia, de orgullo, de satisfacción, de conocimiento del entorno, del medio en que nos movemos”. Su increpación a la educación fue más allá, al indicar que para saber si ésta está funcionando correctamente, “basta mirar cómo vive la gente: los niveles de convivencia, los niveles de respeto, los niveles de prosperidad, los niveles de solidaridad, la armonía de la vida familiar, la armonía de la vida barrial, los grados de ocupación, los grados de creatividad, el nivel de desarrollo económico, el nivel de desarrollo político, el nivel de conciencia ciudadana”. A manera de conclusión, el escritor tolimense dijo: “lo primero que hay que hacer es una gran conversación; porque hay muchas cosas de qué conversar y no siempre la academia nos estimula a hacerlo”. Y recordó que la democracia en realidad debería ser una gran conversación, pero una conversación entre seres que se respetan los unos a los otros y se consideran interlocutores válidos, como decía Estanislao Zuleta.
* Periodista del Departamento de Información y Prensa, U. de Antioquia
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Directivos designados El Consejo Superior Universitario, en la sesión del 30 de agosto de 2016, designó decanos para tres facultades, mientras que el rector Mauricio Alviar Ramírez nombró dos directores de escuela e instituto.
David Hernández García
Exrectores reunidos en el Salón de los Consejos
Facultad de Comunicaciones Juan Carlos Alarcón Pérez
Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias Sergio Iván Restrepo Ochoa
Facultad de Ciencias Económicas Gloria María Castañeda Clavijo
Instituto Universitario de Educación Física José Ricardo Velasco Vélez
Escuela de Microbiología
Jaime Restrepo Cuartas continúa en el CSU
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l 29 de agosto los exrectores de la Universidad de Antioquia reeligieron como su representante al Consejo Superior Universitario —CSU— para el período 2016-2018 al exrector Jaime Restrepo Cuartas. Según Darío Valencia, un sector estaba satisfecho con su actuación en el período que acaba de culminar. El exdirectivo destacó la participación en la reunión, a la que del total de 16 exrectores convocados asistieron 11: Luis Carlos Muñoz, Bernardo Trujillo, Jesús Aristizábal, Antonio Yepes, Luis Javier Arroyave, Rafael Aubad, Saúl Mesa, Darío Valencia, Santiago Peláez, Jaime Restrepo y Alberto Uribe. Santiago Peláez destacó que en la reunión primaron los intereses de la Universidad en la elección del representante. Agregó que tanto él como sus colegas tuvieron la oportunidad de recibir del rector Mauricio Alviar Ramírez información en temas básicos de la Universidad, “para establecer cómo va, qué perspectivas tiene, además de que nos está invitando a construir una universidad cada vez más grande y más comprometida con las necesidades del país”. Valencia resaltó que “es digno de destacar que en este momento la Universidad esté funcionando normalmente y con un calendario unificado, después de una crisis muy dura”. “La designación de Jaime Restrepo Cuartas es muy merecida y muy consecuente con lo que ha sido su trabajo desde el CSU, a favor de la Universidad. Sabemos que se trata de una persona que va a defender los intereses de la Universidad por encima de sus propios intereses”, expresó el exrector Saúl Mesa. Para el exrector designado, Jaime Restrepo Cuartas, “es una responsabilidad importante representar a los exrectores en el Consejo Superior. Llevo dos años con una participación muy interesante, pues hemos venido trabajando temas como el presupuesto, el manejo de la IPS Universitaria, el traslado de la Facultad de Salud Pública a la nueva sede del Edificio Bedout, el crecimiento de la Sede de Investigación Universitaria, el nuevo Plan de Desarrollo Institucional a 10 años y la negociación con los profesores de cátedra”. Respecto a esta última, observó que “representa unos recursos muy altos para la Universidad, y eso hace que la negociación no sea fácil. Con ello, es muy probable que no se hayan podido negociar todos los puntos de presupuesto; porque la Universidad está en un déficit muy grande y le queda muy difícil asumir mayores responsabilidades económicas en el gasto”. El directivo afirmó que su experiencia y su trabajo en otras universidades privadas pueden ser factores que contribuyan a que estos desafíos de la Universidad sean exitosos.
Edna Vanegas Rodríguez
Edna Vanegas Rodríguez, representante de la ministra de Educación ante el CSU Edna Vanegas Rodríguez fue delegada por la ministra de Educación Nacional Gina Parody como su representante ante el Consejo Superior Universitario, en reemplazo de Francisco Javier Cardona Acosta, quien recientemente asumió como viceministro de Educación Superior. Vanegas Rodríguez es abogada de la Universidad de Ibagué, especialista en gestión pública e instituciones administrativas y magíster en derecho público para la gestión administrativa de la Universidad de Los Andes. Durante más de seis años trabajó en la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura.
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Fiesta del libro de Medellín y la cultura invoca nuevos mundos Un salón lleno de novedades editoriales en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín Aproximadamente cinco mil títulos conformarán la oferta del segundo Salón Iberoamericano del Libro Universitario, un evento de promoción y difusión del libro que se realizará en el espacio de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín entre el 9 y el 18 de septiembre en la Zona Norte de Medellín. Ciencias sociales, literatura, economía, publicidad, periodismo, ingeniería, ciencias exactas, ciencias políticas, investigación, entre muchos otros, son los temas de los libros que las universidades de diez países traerán al evento. El Salón contará con la presencia de 43 fondos editoriales universitarios colombianos, 47 españoles, 35 argentinos, 35 mexicanos, 16 brasileños, 6 peruanos, entre otros. Además del espacio de exhibición y oferta comercial de títulos, el evento contará con más de diez actividades académicas que se llevarán a cabo en el auditorio del Planetario de Medellín, Jesús Emilio Ramírez González. El Salón Iberoamericano del Libro Universitario es posible gracias al apoyo de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín y a la organización de diez universidades de la ciudad: Corporación Universitaria Lasallista, Escuela de Ingeniería de Antioquia, Institución Universitaria ITM, Universidad Autónoma Latinoamericana, Universidad CES, Universidad de Antioquia, Universidad de Medellín, Universidad Eafit, Universidad Nacional de Colombia y Universidad Pontificia Bolivariana. Adicionalmente, se cuenta con el soporte comercial, tecnológico y de gestión de Hipertexto-Netizen, empresa colombo-mexicana, especializada en la edición universitaria en las áreas de transformación y distribución de contenidos y el desarrollo de proyectos tecnológicos, y el patrocinio especial de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, y la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, UPC. Otra novedad que tendrá el Salón, es que quienes no estén presentes en la ciudad podrán ver, a partir del primero de septiembre, en un catálogo web (www.salonlibrouniversitario.org) la oferta de obras de los diez países participantes, disponible para compra en línea una vez finalice la Fiesta del Libro.
El certamen cumple 10 años. En esta edición, ‘Nuevos mundos’ es el concepto que la guía y le da coherencia. Una invitación a viajar a los lugares reales o imaginarios, exteriores o interiores, a donde es capaz de llevarnos la literatura. Por ESTEBAN DUPERLY*
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Nuevos mundos’ es la invitación que este año la Fiesta del libro y la cultura le hace a Medellín; una frase que evoca el fin último de la literatura: transportarnos, llevarnos más allá, hacia lugares que no conocemos pero a donde podemos llegar propulsados por la fuerza de las historias y de la narración. Al igual que en ediciones anteriores, en esta oportunidad el evento se realizará en el Jardín Botánico y todo el complejo Zona Norte, que también incluye al Parque Explora y al Planetario. La apuesta, una vez más, es apropiarse del espacio público durante 10 días y realizar allí un verdadero festival de la cultura, donde además de editoriales y stands con ejemplares a buen precio, también se desarrolla una programación artística y de entretenimiento que incluye conciertos, exposiciones fotográficas, proyecciones de cine y hasta una muestra gastronómica. Esto último viene de la mano de una de las luces más altas del evento: la ciudad invitada de honor, que en esta oportunidad será Medellín de Extremadura, en España. Desde Europa llegará una delegación de 25 personas, entre ellas 10 escritores y cinco artistas musicales, que estarán en el Jardín de la Azaleas durante las diez jornadas que dura la Fiesta. Allí, literalmente, se producirá un intercambio en el cual los medellinenses podremos ver cómo se vive en Medellín, y viceversa. La frase, si bien propone un juego de palabras en clave de paradoja, es real: desde España vendrán para mostrarnos cómo es Medellín de Extremadura –con fotos, libros, charlas, conciertos y poemas objeto– y, al mismo tiempo, ellos se enterarán de quién es esa homónima antioqueña, que crece como urbe al otro lado del Atlántico. Tanto para ellos, como para nosotros, todo lo visto será nuevo. De eso, precisamente, se trata Nuevos mundos. El enlace con Extremadura se hizo por intermedio del poeta Antonio María Flórez, quien ha ayudado a volver a tejer viejos lazos históricos que unen desde hace siglos a ambas regiones. La presencia de conquistadores extremeños en toda América fue bastante notable –entre ellos el más legendario, quizás, Hernán Cortez, conquistador de México– y Antioquia no fue la excepción, de ahí que la toponimia sea una constante: aparte de los dos Medellín también hay otros lugares que se llaman igual. Cáceres, para poner un ejemplo. De modo que tener extremeños como invitados a la Fiesta del libro es un poco proponer una metáfora de un reencuentro entre hermanos.
Este año, además, se entregará por primera vez el Premio León de Greiff al Mérito Literario, otorgado al poeta venezolano Juan Calzadilla, quien en sus versos se muestra “insatisfecho con la realidad”, de acuerdo con el jurado, conformado por Juan Manuel Roca, Santiago Mutis, Piedad Bonnett, Camilo Suárez y, el también venezolano, Alberto Barrera Tyszka. Con esto, el poeta invita al lector a conocer o, incluso, a inventarse nuevas realidades –nuevos mundos– por medio de “la ironía, la transgresión y el humor para conseguir que el lector llegue a la duda y se haga preguntas”, según expresaron los jurados en el acta. En últimas, Calzadilla nos invita a lugares simbólicos. Piedad Bonnet explica: “Es alguien que ha dedicado su vida a nombrar el mundo desde una instancia diferente a la puramente racional y científica, desde un lenguaje que a veces nos comunica de una manera más lúcida y más honda con la realidades de nuestro propio yo”. La ciudad contemporánea y la urbe occidental hacen parte de sus temáticas más recurrentes. Incluso, en ocasiones, incorpora elementos del dibujo y la caligrafía en sus textos. De acuerdo con el escritor Héctor Abad Faciolince, facilitador del galardón, “premiar la poesía es premiar el uso artístico de lo más humano que hay: el lenguaje. Y en ese sentido le damos una señal a la sociedad de que la poesía es un arte fundamental”. El poeta Juan Manuel Roca, quien hizo parte del jurado, reconoció la importancia de que la ciudad tenga un premio literario como este. “Premiar una vida y una obra, premiar a un poeta hispanoamericano, tiene unas connotaciones particularmente hermosas, y que sea en Medellín y bajo el nombre de un poeta antioqueño como León de Greiff, es poner de manifiesto la idea de que la poesía crea vasos comunicantes en toda nuestra área lingüística”. Aparte de la ciudad invitada y el premio León de Greiff, el grueso de la programación para la Fiesta del libro se diseñó con el fin de convocarnos a explorar nuevos lugares: el Salón de editoriales independientes, otra de las grandes novedades, reconoce y estimula el trabajo de ese otro mundo editorial que sucede un tanto en la periferia. El Salón nuevas lecturas es una inmersión dentro de los libros –y las historias– que no son de papel. Y en general todas las zonas de promoción de lectura y escritura, como el Jardín Lectura Viva, tienen nombres que nos mueven a otros lugares: “Viajes sin pasaportes”, “Mundos de papel”, “La máquina del tiempo”. Después de todo, leer no es otra cosa que ponerse en marcha. * Jefe de prensa de la Fiesta del libro y la cultura
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Silabario del camino
Foto: Jairo Ruiz Sanabria
Por LUIS GERMÁN SIERRA J.*
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e onírica puede tildarse la poesía de Juan Manuel Roca. Y puede que ese adjetivo (normalmente son erráticos los adjetivos puestos a la poesía) tenga sentido cuando se leen sus poemas. En ellos prevalecen las atmósferas de auténticos mundos que pertenecen al sueño, pero, como siempre que se habla de una obra que ha hecho un camino cierto, no puede aludirse a un solo sentido de su estética, de sus múltiples lenguajes: “He aquí la noche / y su selva de múltiples ojos”1. Aunque son ostensibles las inclinaciones noctámbulas, las presencias de la luna, el profundo enamoramiento de su voz poética por los submundos de la realidad, hay que advertir, al igual, que su obra está dotada de muchas otras vertientes; de una alegría, por ejemplo, que festeja las calles y las plazas, de la risa abierta de las muchachas y sus faldas al viento, de un erotismo teñido de vinos rojos, del mismo humor que hay en su conversación cotidiana, de la ironía y la burla política sin disfraces, pero llena de gracia y de creación: “Con coronas de nieve bajo el sol / cruzan los reyes”2. Su obra está compuesta, además de su poesía, por inteligentes y amenos libros de ensayos por donde andan pintores y escultores y arquitectos de importancia indiscutible, otros poetas y narradores del mundo, el país nefasto de la guerra y el país feliz de la creación, antologías y presentaciones de otros poetas, y quizás un largo etcétera. Porque Roca “hace diana hasta cuando respira”, al decir de otro poeta fundamental. En sus libros de poesía, que van por los treinta, habría que resaltar Memoria del agua (1973), Señal de cuervos con el que ganó el Premio de Poesía Universidad de Antioquia en 1979, Luna de ciegos (1990), Biblia de pobres con el que también ganó el Premio Casa de América de España en 2009
Libro de la poesía reunida de Juan Manuel Roca, que será presentado el 13 de septiembre en el teatro Camilo Torres Restrepo, a la 6:00 p.m.
(Premio de la crítica de ese país el mismo año) y Los cinco entierros de Pessoa, antología publicada por la editorial Igitur de España en 2001. También es autor de la novela Esa maldita costumbre de morir (2003) y del libro de cuentos Las plagas secretas y otros cuentos (2001). Juan Manuel Roca (Medellín, 1946) ha logrado, andando el tiempo, constituir una voz imprescindible en la poesía colombiana contemporánea. Setenta años de vida, casi todos dedicados a la intensa y placentera brega de la palabra triunfante. Y es uno de los poetas colombianos más queridos en ámbitos internaciones. El gran Gonzalo Rojas de Chile (1916-2011), por ejemplo, dice en una bella y exultante carta dirigida al poeta, en varios de sus apartes: “Concentración y más concentración hasta llegar al tono: eso es lo que le pido, como a todos los poetas pura sangre, y eso es lo que él me da. Lo demás es fárrago y dispersión, acarreo de sílabas, desparramo. El esperma inmortal dará siempre en el blanco. Juan Manuel Roca hace diana hasta cuando respira. (…) Poeta mío entre los míos (…). No pares de escribir3. La editorial Letra a Letra de Bogotá acaba de publicar, en una bella edición con un grabado del artista Fabián Rendón en su portada, toda la poesía de J. M. Roca bajo el título de Silabario del camino. Poesía reunida 1973-2014. Y este libro, que contiene también algunos poemas nuevos, será presentado el martes 13 de septiembre a las 6:00 de la tarde, en el marco de la programación de la décima edición de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, en el teatro Camilo Torres Restrepo de la Universidad de Antioquia. Jolgorio a la vista. Jolgorio de la palabra lúcida y bella de la poesía. Referencias 1. Versos de “He aquí la noche” de Luna de ciegos 2. “Epigrama del poder” de País secreto 3. Carta de Gonzalo Rojas a Juan Manuel Roca, Santiago de Chile, 2005. * Coordinador cultural de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz
La poética de nadie En la oficina de Correos Reposan cartas con direcciones erradas. Sobres y postales dirigidos a nadie Con matasellos del limbo Y enmarañadas señales. Los carteros de la ciudad Se cansaron de buscar la casa de nadie, El domicilio de Odiseo O el bufete de Bartleby. Se negaron a pedalear veredas fantasmales Como esos pueblos del cine del Oeste Cruzados por ovillos de heno Que ruedan por el pasillo del teatro Hacia el dominio plomizo de la ciudad. Ni en las explanadas solitarias Los carteros febriles Encontraron su morada o su calle. Cada palabra, míster Eliot, Pide asilo en tierras de nadie.
Juan Manuel Roca en Biblia de pobres («Biblia Pauperum»). Colección Visor de Poesía, Madrid, 2009.
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Más que Juan Mosca Fernando Garavito, * escritor y hereje Por ÉDISON MARULANDA PEÑA
Letra a letra y el Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Antioquia harán la presentación del libro Silabario del camino Poesía reunida 1973-2014, de Juan Manuel Roca. La obra, que reúne los 19 libros del poeta colombiano, es una coedición de Letra a letra y Confiar, para celebrar los 70 años de vida del autor. Martes 13 de septiembre de 2016 • 6:00 p.m. Teatro Camilo Torres Restrepo Además de leer sus poemas, Juan Manuel Roca dialogará sobre el libro con Ana Cristina Restrepo y Esteban Carlos Mejía. Entrada libre
E
n los últimos años, por cuenta de la flexibilidad, los enfoques y los intereses de la etnología y la sociología, la biografía se democratiza. Porque estuvo acaparada durante siglos por los personajes históricos: gobernantes y guerreros, santos y papas, inventores y sabios, escritores y poetas, músicos y actrices. Y se democratiza gracias a la minimización de la frontera con la escritura documental, en la que se sitúan las historias de vida y la historia oral. Los trabajos que resultan de ello son otra confirmación de la tendencia contemporánea que prefiere la escritura híbrida, que combina discursos de las ciencias ya mencionadas, la literatura y el periodismo. La escritura de una biografía consiste en más que reunir el conjunto de los acontecimientos de una existencia individual, para relatarla como una historia en la que conviven la lógica (un orden) y el artificio (el estilo). Exige un sinnúmero de encuentros y desencuentros con un individuo que ha tenido cierta visibilidad —no es condición necesaria “la notoriedad”— y con el otro o los otros que, discretamente, coexisten en su ser múltiple. De igual manera, exige aproximarse a los contemporáneos que tejieron el espíritu de su época, indagar por la sociedad que el individuo compartió aunque ella no aparezca en el primer plano del texto, ya sea porque las peripecias ciñeron el devenir del personaje con el fracaso o bien porque fue exitoso en su propósito de actuar o plantear ideas desde los discursos de la ciencia, la literatura, la filosofía o la religión. En resumen, algo por lo cual merezca ser arrebatado de las fauces del olvido por la memoria escrita de una cultura y una lengua. Pero, ante todo, porque esa versión de una vida reconstruida con el contexto es una suerte de telescopio que permitirá a las siguientes generaciones observar las luchas, los dramas y los sueños de los hombres y las mujeres de un momento histórico determinado que sintetiza la parábola vital de un sujeto.
El caso de Fernando Garavito Pardo, periodista, poeta, escritor y profesor, nacido en Bogotá en el ocaso de la República Liberal, ha suscitado mi interés por tres razones. Primero, por ser lector de su obra, concretamente la que se sitúa en el periodismo literario y de opinión, así como de su poesía. Segundo, porque tuve la oportunidad de tratarlo personalmente desde el 1. de octubre de 1991, cuando él viajó a Pereira para dar una conferencia titulada “Periodismo y violencia”, y sostuvimos a partir de entonces una relación de amistad con altibajos que sorteó las distancias de carácter generacional, geográfico y hasta cultural. Tercero, por su exilio lacerante de ocho años en Estados Unidos y la censura en el 2002 del grupo Valores Bavaria, propietario de El Espectador; estos son hitos de una vida que padeció los rigores de un país sacudido por diferentes violencias y crisis de la democracia representativa. En este orden de ideas, el derecho a la vida, la libertad de expresión, el derecho de asociación y a la información fueron vulnerados en Colombia por diferentes actores armados durante los 34 años que Garavito Pardo ejerció el periodismo y alternó con la academia. Nadie puede negar su condición de víctima del cruento y o
prolongado conflicto armado de raigambre político-social. Este texto es resultado de la hibridación del perfil como sucedáneo de la biografía —¿una nueva manera de ella reinventarse, al igual que las películas biográficas en el cine?— con el ensayo que alberga la argumentación propia de la escritura académica. Tal mixtura obedece a la intención de tender un puente entre la cultura periodística y la cultura literaria, que sabrá apreciar el lector con formación en una o en ambas. Aquí hay una mirada subjetiva al personaje, al igual que al hombre apasionado por el lenguaje en su doble condición de lector y escritor público. Aunque el texto pretende mostrarlo en diferentes circunstancias, aparece una constante en las huellas de lo vivido por él y en sus publicaciones: la lectura. Ella es un camino hacia otra manera de explorar universos, al mismo tiempo que contiene todo lo humano: el lenguaje, la vida, la historia, la soledad, el poder, el desarraigo, el amor, la belleza, la muerte, el fracaso, la trascendencia, la libertad, los sueños… Fernando Garavito asumió la escritura en el periodismo literario y de opinión, más que como un oficio, como un arte al que siempre hay que dignificar. Se destacó como buscador de nuevos lenguajes para nombrar lo que observaba o era motivo de su reflexión: el país que vivía entre desolaciones y sentimientos desmesurados. Él quiso ayudar a cambiarlo con su palabra: cáustica en la crítica, divertida en los temas que quiso tratar con humor y lúcida en la visión descarnada de los hechos y sus múltiples actores. Garavito Pardo también fue contradictorio, pasional, sensible y tozudo. No obstante, como los quijotes defensores de causas perdidas, se alineó un día en el bando minoritario de quienes luchan por emancipar la escritura de la servidumbre que le impone la ideología militante (religiosa y política). Insistía con su palabra acerada en desenmascarar la medianía y la simulación, que persiguen sin cesar a casi todos los grupos humanos de Colombia. *Fragmento de la Introducción de la obra Más que Juan Mosca. Fernando Garavito, escritor y hereje (pp. xxii-xxv), publicada por la Editorial Universidad de Antioquia®.
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Por CARLOS ARTURO FERNÁNDEZ URIBE*
Foto: cortesía del proyecto
¿
Por qué vale la pena ir a Egipto? Es una pregunta que muchas generaciones se han repetido desde la Antigüedad. Seguramente Pitágoras se la planteó de alguna manera en el siglo VI a.C., antes de decidirse a buscar, entre los restos que quedaban del antiguo mundo faraónico, las más profundas bases de las matemáticas y de la astronomía. Al menos eso cuentan tradiciones ancestrales; y aunque no pueda comprobarse con exactitud si nos encontramos ante historias o ante leyendas, lo que reposa bajo estas versiones es la conciencia de que Egipto había desarrollado los más profundos conocimientos científicos del mundo antiguo. Por la misma razón, ciento cincuenta años después Platón habría buscado las mismas fuentes de la sabiduría. Pero antes del supuesto viaje del filósofo, es seguro el de Heródoto de Halicarnaso, el padre de las disciplinas históricas, quien recorrió admirado muchas regiones de Egipto y descubrió allí las fuentes del arte, de las ciencias y de la religión griega. En el mundo antiguo nadie ponía en duda la importancia de ir a Egipto, y menos que nadie el joven rey Alejandro de Macedonia, quien, antes de emprender la gran conquista del Oriente, llegó al país del Nilo después de derrotar a los invasores persas; y era tal la grandeza que aún conservaba ese viejo imperio cuyo momento de gloria había pasado hacía ya casi mil años, que Alejandro se hizo reconocer como hijo de Amón, al mismo tiempo que proclamaba la identidad entre Amón, dios de los dioses egipcios, y Zeus, padre de los dioses griegos. Una de las mayores glorias de Alejandro Magno fue ser coronado como faraón del Alto y del Bajo Egipto, con tanto orgullo que hizo grabar su propia imagen en los santuarios más sagrados del país, rindiendo culto a su padre divino. Y ni qué decir de la admiración del emperador Adriano frente a la historia milenaria del Egipto faraónico y frente a la grandeza de todas las manifestaciones del pensamiento humano que se daban cita en Alejandría que, sin duda, era la capital cultural y científica de todo el mundo conocido. Muchos siglos después, Napoleón sabía que la conquista de Egipto no podía ser solo una empresa militar sino que emprendió la más profunda investigación que hasta entonces se hubiera desarrollado acerca de su territorio y de su historia artística y cultural. A partir de entonces, a lo largo de los siglos XIX y XX, las expediciones y descubrimientos han sucedido casi a diario, embrujando a todo el mundo con la fascinación de una cultura llena de misterios y de
Egiptomanía: ¿por qué vale la pena ir a Egipto? claves secretas que, sin embargo, reconocemos como la fuente de la cual bebió todo Occidente: de la cultura egipcia procede buena parte de nuestra manera de entender el mundo, la ética, la justicia, el tiempo, el más allá.
¿Por qué todavía vale la pena ir a Egipto? Porque sus paisajes son sobrecogedores. El Nilo no es solo el río más largo del mundo sino también, quizá, el más bello, con sus aguas azules, muy frías en contra del calor del desierto, y muy limpias (al menos antes de pasar por las grandes ciudades del norte); una cinta azul que, en muchos lugares, está bordeada de una estrecha zona de tierra fértil seguida abruptamente de limpísimas arenas que, literalmente, son de color de oro, y más allá, sobre las dunas y colinas unos cielos de azul profundo, limpios y transparentes. Por supuesto, tenía razón Heródoto cuando anotó que “Egipto es un don del Nilo”. Vale la pena estar allí, porque los atardeceres en el río ofrecen colores espléndidos y un sol tan nítido y puro que todavía hoy resulta evidente que debía ser una presencia innegable de la divinidad. Y porque las noches en el Lago Nasser, casi en medio de la nada y sin luces artificiales, permiten disfrutar de un cielo tan cargado de estrellas que por momentos casi parece desplomarse sobre nosotros. Pero también los cultivos, las norias para sacar el agua del río, los canales, las palmas datileras, la producción de los adobes tradicionales utilizando el limo del río y paja —donde no se han impuesto las modernas
construcciones en bloques de concreto—, todo nos lleva a un pasado remoto que parece suspendido en el tiempo. Pero, por supuesto, la fascinación ante la arquitectura y el arte del Antiguo Egipto es también razón suficiente para decidirse a visitar Egipto. Conocer las pirámides, poder entrar en ellas, entender cómo llegó a desarrollarse una forma tan perfecta; recorrer los templos y quedarse sin habla ante la monumentalidad de Karnak, de Edfu o de Abu Simbel; descubrir las tumbas de faraones, de nobles y de artesanos y encontrar en todas ellas las pinturas más exquisitas de la Antigüedad, perfectamente conservadas. Y, como si fuera poco, ver los tesoros que se conservan en los museos, mucho más ricos que lo que cualquiera puede imaginar. El solo momento en el que uno puede detenerse a contemplar la máscara de oro de Tutankamón, tan de cerca que parece que invadiéramos su intimidad; ese solo momento justifica con creces un viaje a Egipto.
Y también vale la pena ir a Egipto para entrar en su actualidad: en su vida cotidiana, con el tránsito caótico e incomprensible de El Cairo, la mayor ciudad de África; en sus mercados rebosantes de esencias, de colores y de curiosidades; en sus mezquitas históricas en las que sigue palpitando la fe de los egipcios en Dios y en su país; en el mundo copto que nos lleva a los comienzos del cristianismo, porque, como se ha dicho a veces, por más que admiremos el Egipto faraónico, nuestra visita se desarrolla siempre a lo largo y ancho del Egipto contemporáneo. En definitiva, un país, una cultura, una historia, unas tradiciones que superan con creces las posibilidades de un viaje. ¿Por qué vale la pena ir a Egipto? Quizá la mayoría de las personas que ya han tenido la posibilidad de hacerlo responderán que es tan extraordinario que ellas también quisieran regresar. *Profesor de la Facultad de Artes. Maestría en Historia del Arte. U. de Antioquia
“Egipto y Jordania: ciudades, templos, tumbas” será el próximo viaje que se llevará a cabo entre el 26 de diciembre de 2016 y el 17 de enero de 2017 a través del Proyecto de Turismo Cultural que realiza la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. Es la oportunidad de Conocer los principales centros históricos y culturales Charla informativa del viaje: 5 de octubre de 2016 / Hora: 6:30 p.m. / Lugar: Centro Cultural Facultad de Artes Informes: Unidad de Comunicación y Mercadeo - Facultad de Artes – Universidad de Antioquia 219 88 87 o 219 58 87 / Agencia The Gallery Travel 311 733 4222 – En Bogotá (1) 3172919 Ext.125 / Página web http://artes.udea.edu.co