Alma Mater 676

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Nº 676 Medellín, junio de 2018 Vigilada Mineducación

DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES • almamater@udea.edu.co • ISSN 1657-4303

Tenemos muchas normas ambientales, poca institucionalidad: Paola Arias Gómez Página 7

En julio será el encuentro internacional sobre etnomatemática Página 10

La SIU, quince años por la ciencia

La ingeniería en crisis Página 18

El arte en Rusia, a propósito del mundial de fútbol Página 20

Foto: Stiven Arias Henao.

Páginas 12 y 13

U. de Antioquia lidera alianza científica por la sostenibilidad energética • La Universidad de Antioquia fue seleccionada en la convocatoria de Colombia Científica para liderar la alianza Sostenibilidad energética para Colombia, Séneca, que la integran 11 universidades nacionales, 8 internacionales y 9 empresas colombianas. En total 17 grupos de investigación de la Alma Máter están comprometidos con varias iniciativas en la alianza. Páginas 2 y 3


Investigación

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U. de Antioquia lidera alianza Por STIVEN ARIAS HENAO CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO Luis Pérez Gutiérrez, Gobernador del Departamento y Presidente de la Corporación • John Jairo Arboleda Céspedes, Rector • Antonio Yepes Parra, Representante del Presidente de la República • Ana Milena Gualdrón Díaz, Representante de la Ministra de Educación Nacional • Elvia María González Agudelo, Representante del Consejo Académico • Gabriel Agudelo Viana, Representante Profesoral •Carlos A. Giraldo Giraldo, Representante de los Egresados • Hernán Moreno Pérez, Representante del Sector Productivo • Mauricio Alviar Ramírez, Representante de los exrectores • Clemencia Uribe Restrepo, Secretaria General. CONSEJO ACADÉMICO John Jairo Arboleda Céspedes, Rector • Sergio Cristancho Marulanda, Vicerrector de Investigación • Lina María Grisales Franco, Vicerrectora de Docencia • Pedro Amariles Muñoz, Vicerrector de Extensión • Ramón Javier Mesa Callejas, Vicerrector Administrativo • Gabriel Mario Vélez Salazar, Decano Facultad de Artes • Gloria Eugenia Giraldo Mejía, Decana (e) Facultad de Ciencias Agrarias • Sergio Iván Restrepo Ochoa, Decano Facultad de Ciencias Económicas • Adriana Echavarría Isaza, Decana Facultad de Ciencias Exactas y Naturales • Hernando Muñoz Sánchez, Decano Facultad de Ciencias Sociales y Humanas • Edwin Carvajal Córdoba, Decano Facultad de Comunicaciones • Luquegi Gil Neira, Decano Facultad de Derecho y Ciencias Políticas • Elvia María González Agudelo, Decana Facultad de Educación • Lina María Zuleta Vanegas, Decana Facultad de Enfermería • Jesús Francisco Vargas Bonilla, Decano Facultad de Ingeniería • Carlos Alberto Palacio Acosta, Decano Facultad de Medicina •José Pablo Escobar Vasco, Decano Facultad Nacional de Salud Pública • Ángela María Franco Cortés, Decana Facultad de Odontología • Juan Carlos Alarcón Pérez, Decano Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias • Luis Javier Castro Naranjo, Representante Profesoral ante el Consejo Académico • Clemencia Uribe Restrepo, Secretaria General. Invitados: Elmer de Jesús Gaviria Rivera, Vicerrector General • Dora Ángela Hoyos Ayala, Directora de Posgrado • Jorge Iván Gallego Mosquera, Director de Regionalización • José Ricardo Velasco Vélez, Director Escuela de Microbiología • Margarita María Gaviria Velásquez, Directora Escuela Interamericana de Bibliotecología • Paula Andrea Echeverri Sucerquia, Directora Escuela de Idiomas • Berta Lucía Gaviria Gómez, Directora Escuela de Nutrición y Dietética • Francisco Cortés Rodas, Director Instituto de Filosofía • Gloria María Castañeda Clavijo, Directora Instituto de Educación Física y Deporte • Jaime Ignacio Montoya Giraldo, Director de Planeación y Desarrollo Institucional • Marcela Garcés Valderrama, Directora de Relaciones Internacionales • Liliana Marcela Ochoa Galeano, Directora de Bienestar Universitario •José Agustín Vélez Upegui, Director Jurídico • Adriana Astrid Zea Cárdenas, Directora de Auditoría Institucional • Patricia Nieto Nieto, Directora (e) de Comunicaciones.

Periodista stiven.arias@udea.edu.co

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a Universidad de Antioquia liderará la alianza Sostenibilidad energética para Colombia, Séneca, seleccionada por el Gobierno Nacional en la segunda convocatoria de Colombia Científica en la línea de sostenibilidad energética. Su objetivo, diversificar las fuentes de energía del país, fortalecer el sector transporte e industrial y mitigar los efectos del calentamiento global con la generación de suministros sostenibles y eficientes. La alianza la integran 10 universidades más nacionales, 8 internacionales y 9 empresas colombianas. Su cobertura se extenderá hasta Atlántico, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Antioquia, La Guajira, Córdoba, Chocó y Cundinamarca. La U. de Antioquia es la institución que más grupos de investigación aporta: 17 de 39. La inversión total asciende a los $35.900 millones de pesos, de los cuales $18.000 millones corresponden al préstamo del Banco Mundial a la convocatoria, a través del Ministerio de Educación, el Ministerio de Industria y Comercio y Colciencias. Séneca espera reducir hasta un 20% el consumo de combustibles fósiles en distintos sectores industriales y formar 70 estudiantes de pregrado, 23 de maestría y 22 de doctorado. Mediante 5 macro-proyectos y 15 proyectos, apunta a tres grandes desafíos: la diversificación energética, la eficiencia energética, y el acceso y la valoración de las energías disponibles. Franklin Jaramillo Isaza, director científico de la alianza e investigador del Centro de investigación, innovación y desarrollo de materiales —Cidemat— de la U. de Antioquia, resalta la pertinencia de este programa, dada la limitación del panorama energético colombiano y su dependencia de fuentes hidroeléctricas y, en menor medida, de energía térmica.

Iniciativas Algunas de las iniciativas más sobresalientes de la alianza, lideradas por la U. de Antioquia, son:

La alianza desarrollará tecnología para generar energía de fuentes renovables, como el sol.

Participación en otras alianzas La UdeA participará en otros dos programas de Colombia Científica. A través del grupo de Química orgánica de productos naturales y del grupo Ingeniería de tejidos y terapias celulares, integrará la alianza para la generación de alternativas terapéuticas para el cáncer a partir de plantas. Y con el grupo Microeconomía aplicada se sumará a la alianza enfocada en la inclusión productiva y social para la promoción de la economía formal.

—“Desarrollo de un sistema de power to gas en el contexto de las fuentes de energías renovables y convencionales en La Guajira”. Será liderado por el Grupo de ciencia y tecnología del gas y uso racional de la energía, Gasure. Busca aprovechar los excedentes de electricidad producida por fuentes de energía renovable, como energía solar o eólica, convirtiéndolos en hidrógeno. Se podrá mezclar dicho hidrógeno con dióxido de carbono producido

por la oxicombustión del carbón, facilitando la utilización adecuada de este componente químico, de negativo impacto en el efecto invernadero mundial, y logrando la convergencia entre fuentes de energía renovable y energía convencional. —Con el liderazgo de Gasure y del Grupo de energía alternativa, GEA, otra de las iniciativas buscará la “Valorización energética del material ruminal derivado de los procesos de sacrificio de ganado


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científica por la sostenibilidad energética Grupos en la alianza

Foto: Stiven Arias Henao.

Un total de 17 grupos de investigación de la U. de Antioquia integran la alianza sobre sostenibilidad energética: Bioprocesos; Catalizadores y adsorbentes; CCComposites (Cements, ceramics and composites); Diagnóstico y control de la contaminación, Gdcon; Ciencia y tecnología del gas y uso racional de la energía; Gestión y modelación ambiental, Gaia; Grupo de manejo eficiente de la energía, Gimel; Innovación y gestión de cadenas de abastecimiento, Incas; Centro de investigación, innovación y desarrollo de materiales, Cidemat; Grupo de ingeniería y gestión ambiental, Giga; Investigaciones pirometalúrgicas y de materiales, Gipimme; Microeconomía aplicada; Procesos químicos industriales, PQI; Grupo interdisciplinario de estudios moleculares; Energía alternativa; Grupo de investigación en telecomunicaciones aplicadas, Gita; Sistemas embebidos e inteligencia computacional, Sistemic.

en frigoríficos de exportación”. El macro-proyecto pretende aprovechar el potencial energético del desecho de hierba que el ganado ha ingerido previo a su sacrificio, desarrollando tecnología para recuperar, tratar y emplear el material y obtener calor por combustión como fuente de energía térmica. —“Producción mejorada de gas natural sintético a partir de residuos orgánicos y de emisiones industriales de dióxido de carbono mediante reacciones de gasificación y metanación”. Pretende convertir sintéticamente en metano, es decir gas natural, residuos orgánicos de plantas de

aguas residuales y residuos agroindustriales, en combinación con emisiones de dióxido de carbono industrial. El proyecto será liderado por el grupo Procesos químicos industriales, PQI. También participan el grupo Bioprocesos y el grupo Catalizadores y adsorbentes. Luis Alberto Ríos, coordinador de PQI, sostiene que “Colombia es deficitaria en gas natural. Con este proyecto esperamos suplir parte de la demanda”. —“Evaluación económico-ambiental de alternativas de aprovechamiento de recursos renovables regionales para la generación de energía eléctrica”. “Este novedoso modelo de análisis combina distintas herramientas y elementos. Buscamos hacer la mejor evaluación para determinar el impacto ambiental y la viabilidad económica de las alternativas producidas por el programa, y compararlas con las alternativas tradicionales de generación de energía del país”, afirma Juan Camilo Villegas Palacio, integrante del Grupo de investigación en ingeniería y gestión ambiental (Giga), el cual liderará el macro-proyecto. Además del Giga, participan el Grupo de investigación en gestión y modelación ambiental, Gaia, el Grupo de diagnóstico y control de la contaminación, Gdcon, y el grupo de Microeconomía aplicada.

Retos y contribuciones

interinstitucional representan grandes retos para la alianza. “Buscamos una serie de objetivos múltiples en términos de desarrollo interregional, intersectorial entre academia y sector productivo, e interinstitucional con universidades de otras regiones, en particular de menor desarrollo académico, tratando de mejorar sus condiciones para la acreditación institucional”, dice Andrés Amell Arrieta, coordinador de Gasure, y observa que se trata de una modalidad de investigación relativamente nueva en Colombia. La administración del recurso es en sí mismo otro reto. La Universidad de Antioquia, señala el director científico de la alianza, deberá redirigir los recursos a las instituciones líderes de cada proyecto (el 60% de los cuales son liderados por grupos de la misma U. de Antioquia), y velar por el

cumplimiento de los compromisos académicos. De otro lado, la estructuración de la alianza deja valiosos aprendizajes y reflexiones a los investigadores en el marco de la crisis nacional de financiación de la ciencia. Al respecto, Jaramillo Isaza señala que la alianza genera una dinámica de trabajo con grupos de mucha calidad. “Integrar capacidades es complejo. La Universidad tiene mucho potencial en formular propuestas, pero hay que consolidarlas”, dice, y recalca que se debe “articular mejor instancias administrativas como la Vicerrectoría de Investigación, la SIU, la Dirección de Relaciones Internacionales y los distintos centros, y dar directrices con focos estratégicos, de modo que los investigadores se incluyan en líneas robustas y vean con más interés a sus vecinos”.

Otras instituciones Además de la U. de Antioquia, participan en la alianza energética las universidades Autónoma del Caribe; de Córdoba; de La Guajira; de La Sabana; de Nariño; de Pamplona; del Cauca; del Quindío; del Valle; Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba; y Tecnnova, Empresas Públicas de Medellín, Agropecuaria La Montañita, Potencia y Tecnologías Incorporadas S.A., Frigorífico del Sinú, Frigosinú S.A., Kleen & Green S.A.S., Cementos Argos S.A., Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia, Potencia y Tecnologías Incorporadas S.A., Sumicol S.A.S.

La transferencia tecnológica al sector productivo y la vinculación

Comité editorial: Elmer Gaviria Rivera • Clemencia Uribe Restrepo • Patricia Nieto Nieto • Diana Carmona Hernández • Ángela Milena Rojas Rivera • Liliana Marcela Ochoa Galeano • Luis Javier Londoño Balbín Directora de Comunicaciones: Patricia Nieto Nieto • Edición de contenidos: Luis Javier Londoño Balbín • Redacción: Elizabeth Cañas R., Pedro Correa O., Fredy Ramírez C., Luz Marina Restrepo U., Andrea Quintero C., Stiven Arias H. • Diagramación: Carolina Ochoa Tenorio • Secretaria: María Mercedes Morales Osorio Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura. (Artículo 20. Constitución Política de Colombia)

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Investigación

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Laboratorio del Grupo de Investigación Evo-Devo en Plantas

Foto: Andrea Quintero Cardona

Estudios para mejorar la flora Por ANDREA QUINTERO CARDONA Periodista andrea.quinteroc@udea.edu.co

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tentos al potencial tanto de la biodiversidad de la flora nacional como del sector floricultor, dos grupos de investigación del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia adelantan estudios en el Oriente antioqueño. Allí tiene asiento una seccional de la Alma Máter, responsable de formar, entre otras áreas, en biología, a quienes a mediano y largo plazo deberán brindar alternativas y fortalecer la oferta de este importante sector productivo. La floricultura es una línea de investigación cada vez más atractiva y de especial relevancia, si se tiene en cuenta que nuestro país es el segundo exportador de flores en el mundo, después de Holanda, y Antioquia es el segundo departamento productor, luego de Cundinamarca, con el 34% de la variedad de flores que existen en el territorio. Solo en el Oriente antioqueño los floricultivos son responsables del 27% de la producción nacional, generando cerca de 12 billones de pesos al año y 17 mil empleos directos.

¿Cómo florecen las orquídeas? El primer proyecto corre por cuenta del grupo de investigación Evo-devo en plantas, el cual busca identificar los genes candidatos a ser modificados para generar orquídeas nativas con potencial ornamental, es decir, con floración predecible y frecuente, que son características muy tenidas en cuenta a la hora de comercializar las plantas en los ámbitos nacional e internacional. Uno de los problemas más comunes para la identificación, el crecimiento y la venta de las orquídeas es su extensa fase vegetativa, que antecede por meses e incluso por años a la floración. De acuerdo con Natalia Pabón Mora, investigadora líder del grupo, florecer no es una tarea fácil para una planta; primero debe interpretar cuatro factores fundamentales: balance hormonal, fotoperiodo (horas e intensidad de luz), edad y vernalización (sensación de frío durante las etapas tempranas del desarrollo). “Cuando estos factores dan una señal positiva, en la planta se empiezan a activar varios genes —señala la bióloga—, siendo el primero de ellos el florígeno, una proteína móvil que se sintetiza en las hojas y que viaja desde ellas hasta las puntas de los tallos para dar las instrucciones precisas

que hacen posible la floración”. El fenómeno fue descubierto por científicos de la Universidad de Kyoto, del Instituto Max Plank de Tubingen (Alemania) y de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Umea (Suecia).

¿Cómo combatir enfermedades? La segunda propuesta, que nace desde la Universidad de Antioquia, está en manos del grupo de investigación Fitopatología y biotecnología de hongos, un cruce de investigación básica y aplicada que busca mejorar los métodos de control de enfermedades y plagas por parte de floricultores del Oriente antioqueño, como son Fincas Esmeralda, Cultivos Miramonte y Flores Capiro. Dos proyectos del grupo se destacan en este camino: por un lado, sus estudios en el amarillamiento de las venas del crisantemo, la flor en la que más se especializa el gremio en Antioquia, y cuya causa no se ha podido determinar; y, por otro lado, la producción de un bioformulado, es decir, un producto que se aplica en los floricultivos, compuesto por microorganismos capaces de fertilizar las plantas o de disminuir los daños mencionados en hojas y raíces. De acuerdo con Nadya Cardona Bustos, investigadora líder del grupo, “nuestros estudios

se adelantan en un hongo ya caracterizado, que es además mi obsesión personal, denominado purpureocillium cepa UdeA0106, y que consideramos promisorio ya que es capaz no solamente de controlar nematos (organismo que ataca raíces), sino además de aumentar el peso fresco de las flores”. La relevancia de esta investigación radica en poder presentarles a los floricultores alternativas al uso de los productos químicos que pululan en el mercado, ofreciéndoles estos microorganismos, además nativos, que les permiten avanzar hacia una agricultura más sostenible, y por la cual obtienen los sellos ecológicos y los estándares de calidad requeridos para la exportación. Dichos productos químicos son propensos a generar enfermedades en los productores, además de contaminar el agua y disminuir la presencia de organismos que estarían cumpliendo alguna función provechosa dentro del cultivo. “El uso de bioformulados no solo mejora el tamaño, peso, forma y duración o supervivencia de las flores, sino que es un estándar de sanidad vegetal que le garantiza al comprador que la producción de aquella flor que tiene en su casa o evento no le hizo daño ni al medio ambiente ni a las personas”, explica la bacterióloga.


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Repositorio fotográfico: memorias para reconstruir y esclarecer el conflicto Periodista alonso.ramirez@udea.edu.co

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os archivos de las organizaciones defensoras de los derechos humanos en Colombia son esenciales para la preservación de la memoria colectiva en los procesos de justicia, reparación y verdad que se adelantan en el marco de los Acuerdos de paz y la Comisión de la Verdad. Mediante la construcción de un repositorio digital capaz de contener las memorias visuales que se han producido en Colombia relacionadas con el conflicto y las violaciones a los derechos humanos, el proyecto de investigación “Atlas visual de la memoria: repositorio digital de memorias”, de la línea Memoria y sociedad del grupo de investigación en Información, conocimiento y sociedad de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, busca recuperar, guardar y construir formas alternativas de hacer visible la información documental que se produce en las instituciones y organizaciones sociales de derechos humanos, mediante instrumentos de representación gráfica y conceptual. La iniciativa, que se adelanta con el apoyo del Museo Casa de la Memoria y con aportes del Comité para el Desarrollo de la Investigación de la Universidad, Codi, “es una herramienta para reconstruir y hacer procesos de memoria visual, para posteriormente realizar mapas que serán la síntesis y la interpretación de esa memoria que vivió cada comunidad. Es una gramática visual que cuenta una narrativa, un relato sobre lo que pasó”, explica el investigador principal del proyecto, Luis Carlos Toro Tamayo. En los últimos años la legislación colombiana ha dispuesto un marco normativo para que los archivos proporcionen la información necesaria a las víctimas del conflicto armado: Ley General de Archivos, Ley de Justicia y Paz y Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, las cuales dirimen parte del debate que existe entre el acceso a la documentación, sobre todo a la producida por el Estado, y el papel de los archivos en la consecución de la justicia.

Según María Cristina Osorio Villegas, directora del Centro de recursos para activación de la memoria, del Museo Casa de la Memoria, es necesario visibilizar cómo el conflicto armado ha afectado la vida de miles de personas en el país y todos los ejercicios de resistencia que se han derivado a lo largo y ancho del territorio para enfrentar a los actores armados. “Con el repositorio —observa— nuestro propósito es dar cuenta de las acciones que han realizado las víctimas en particular y la sociedad en general para enfrentar las consecuencias del conflicto armado, mostrando la manera en que se han ido desarrollando los ejercicios de memoria y reparación simbólica”. De acuerdo con Toro Tamayo, “las fotografías que abordan temáticas relacionadas con los derechos humanos pueden registrar y testimoniar el pasado. Así mismo, pueden servir como material probatorio, instrumento de denuncia y soporte activador de la memoria social”. Y agrega que para tal fin, “proponemos un instrumento con imágenes fotográficas que serán contrastadas con otras fotografías que hablen sobre la memoria, la violencia y el conflicto armado en Colombia”. Dicho material fotográfico estará a disposición de los investigadores y personas interesadas en encontrar imágenes que hablen de este tipo de temáticas. Con el tiempo, se espera tener un acervo documental de grandes proporciones que sirva como referente a la ciudad en el tema de los derechos. “Este proyecto aportará en la medida en que nos permita construir puentes entre quienes sufrieron la violencia del conflicto armado y quienes nos hemos enterado de él a través de las noticias y las investigaciones académicas”, afirma Osorio Villegas, y asegura que “no sirve de nada tener estas imágenes archivadas y guardadas; nuestro propósito es darlas a conocer, permitir que a través de ellas la ciudadanía pueda darle un nombre y un rostro a esas cifras que ha escuchado en las noticias”.

Con los planteamientos teóricos que sobre la memoria y la historia se vienen debatiendo y que en procesos de esclarecimiento de la verdad son prueba irrefutable de un pasado que merece ser conocido, el repositorio es una alternativa visual para ver y entender el conflicto interno que ha vivido Colombia. “Es doloroso saber el nivel al que ha llegado nuestro conflicto y la manera en que este se ha llevado la vida de tantas personas por delante, pero también es muy gratificante ver la fortaleza con que las personas han asumido las situaciones y han buscado reconstruir el tejido que fue roto por la guerra. Este tipo de proyectos busca justamente visibilizar esas acciones de resistencia y reconstrucción”, concluye Osorio Villegas.

Para el investigador principal, la Comisión de la Verdad tiene el reto de empezar a encontrar y hacer un informe en el que se entienda qué y cómo pasó todo lo relacionado con la violación a los derechos humanos, pero, además, construir unas herramientas pedagógicas para que la gente vea, entienda y reconstruya lo sucedido. “Desde la academia estamos construyendo nuevo conocimiento que sirva a otros para avanzar en los desarrollos investigativos sobre este tipo de temáticas. Somos conscientes del valor de este tipo de fuentes para la investigación, pero también sabemos que con estas herramientas contribuimos a la construcción de una memoria colectiva que nos vincule y que permita el esclarecimiento de la verdad en nuestro contexto actual”, subraya Toro Villegas.

Foto: Luis Carlos Toro T.

Por FREDY ALONSO RAMÍREZ CALLE

Taller Asociación Caminos de Esperanza Madres de la Candelaria.

Galería fotográfica portal web Museo Casa de la Memoria


Investigación Por STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co

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UIncluye, para poblaciones con discapacidad intelectual

Retos y dificultades El Índice de inclusión para la educación superior, Ines, es una herramienta del Ministerio de Educación Nacional para identificar las condiciones en materia de inclusión en las instituciones de educación superior y cómo se encuentran con respecto a la atención a la diversidad; analizar fortalezas y oportunidades de mejoramiento, y tomar decisiones que cualifiquen el aprendizaje, la participación y la convivencia de la comunidad. También está el Decreto 1421 de 2017, según el cual las universidades deben gestionar su currículo, estructurar los contenidos de los cursos dirigidos a la población con discapacidad y ajustar sus políticas de admisión. Aunque la norma aborda la discapacidad en términos genéricos, establece

Fotos: cortesía grupo de investigación Didáctica y nuevas tecnologías

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n diferentes países europeos y latinoamericanos, y en Estados Unidos, existen programas de educación superior dirigidos a poblaciones con discapacidad intelectual. En Colombia todavía hay mucho terreno por avanzar en ese ámbito. En respuesta a esta situación surgió UIncluye, proyecto de investigación del grupo Didáctica y nuevas tecnologías, de la Facultad de Educación, y del grupo Rehabilitación en salud, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Con el concurso de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias y la Escuela de Medicina Veterinaria de la Facultad de Ciencias Agrarias, ambos grupos de investigación explorarán una propuesta formativa con énfasis en ciencias alimentarias y medicina veterinaria y zootecnia, dirigida a apoyar la formación y el acompañamiento de 20 jóvenes participantes en la consolidación de pequeñas unidades de negocio. La profesora Doris Adriana Ramírez, coordinadora de Didáctica y nuevas tecnologías, dice que “el propósito es aportar a la disminución de las barreras que impiden que jóvenes con discapacidad intelectual se incluyan, no solo en el contexto educativo y social, sino también en el ocupacional”. A partir del modelo, los promotores del proyecto también esperan generar recomendaciones específicas, de utilidad para las instituciones de educación superior.

Taller de alimentos, proyecto UIncluye.

especificidades según sea la discapacidad (sensorial, motora o intelectual, etc.). Sin embargo, una de las mayores dificultades en el desarrollo de programas de esta índole es que “en Colombia hay información insuficiente y desactualizada para caracterizar a las poblaciones con discapacidad intelectual”, asegura la profesora María Teresa Rugeles, co-investigadora del proyecto. Según el censo nacional de 2005, observa, aproximadamente el 6.3% de la población tiene algún tipo de discapacidad, es decir, “cerca de 2 millones de habitantes, pero no hay una distinción clara del tipo de discapacidad”. La profesora Rugeles añade: «El sector empresarial también debe comprometerse. Varias experiencias mundiales de procesos edu-

Jóvenes proyecto UIncluye.

cativos conducen a la inclusión laboral a partir de convenios que las universidades realizan con empresas privadas, como ocurre con la Fundación Prodis, en España, donde dedican a la formación laboral en áreas específicas que la empresa privada ha demandado”. Otra de las barreras reconocidas por los expertos es el círculo familiar, que es sobreprotector e impide con frecuencia que los jóvenes adquieran y potencien habilidades básicas relacionadas con el reconocimiento del entorno y la gestión financiera. En el ámbito institucional, la profesora Doris Ramírez indica: “Hay asuntos que las IES deben analizar para concretar la consigna de la inclusión. Por ejemplo, la nuestra es una Universidad pública a la cual se accede por

medio de un examen, criterio que no calificamos como bueno o malo, pero que sí es una barrera más, pues existen otras formas de reconocer las capacidades de los jóvenes para acceder a la educación superior”. Agrega que también hace falta sensibilizar y formar a los profesores universitarios para desarrollar acciones formativas en el contexto de la diversidad. “Algunos docentes nos han referido que en sus cursos tienen estudiantes que, sin un diagnóstico de discapacidad intelectual declarado, presentan dificultades cognitivas marcadas. Y es natural, pues algunas discapacidades pasan desapercibidas al no estar asociadas a condiciones físicas relevantes, pero se evidencian al enfrentar procesos de aprendizajes de mayor complejidad”, dice. “El principal reto que tenemos es convencer a las universidades de que tienen un papel misional en la formación de estas personas, y con mucha más razón las universidades públicas. Hay quienes han considerado a la universidad como ajena al tema; se cree que por naturaleza solo los estudiantes de mejor rendimiento académico tienen derecho, y no es así. La universidad también está llamada a la inclusión”, concluye Vanessa Seijas Bermúdez, co-investiadora del proyecto UIncluye e integrante del grupo Rehabilitación en salud de la Facultad de Medicina.


Ambiente

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Por ANDREA QUINTERO CARDONA Periodista andrea.quinteroc@udea.edu.co

Foto: Andrea Quintero Cardona

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a investigadora Paola Andrea Arias Gómez, jefa de la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, es uno de los tres colombianos elegidos para trabajar en el sexto Informe de evaluación del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático —Ipcc—, establecido desde 1988 por la Organización de las Naciones Unidas, ONU. Ella hará parte del grupo de trabajo responsable de recoger la evidencia observada en el ciclo hidrológico, en las temperaturas del planeta, entre otros aspectos de la ciencia física. A propósito, ALMA MÁTER conversó con la docente investigadora Arias Gómez sobre la importancia de la participación en el Ipcc y el rol de Colombia en el calentamiento global. Profesora Paola Andrea, ¿por qué persisten las dudas, a pesar de la evidencia sobre el cambio climático? —Incluso en la academia misma se pueden encontrar distintas visiones al respecto. A algunos la evidencia les ha llevado a considerar que no hay un efecto antrópico discernible en el cambio climático actual, es decir, que los cambios en el sistema climático se desprenden más de la variabilidad natural de la Tierra, que de la actividad humana. Incluso el Ipcc surgió cuestionándose lo mismo, y fue en el transcurso de treinta años que logró evidenciar que solo considerando las emisiones antrópicas de CO2 y otros gases, es que logramos reproducir el calentamiento que hoy observamos. Entonces, es una postura que surge del escepticismo, fundamental para que la ciencia avance; el problema es cuando este escepticismo llega al caso extremo del negacionismo, fundamentado casi siempre en intereses económicos y políticos. Colombia aporta el 0.5% de las emisiones globales, poco en comparación con el 27% de Estados Unidos. ¿Qué tan importante es nuestra participación en el Ipcc? —Una cosa es el asunto de las emisiones globales, en las que claramente Colombia tiene una pequeña contribución, en comparación con China, Estados

Una de las observaciones más recurrentes en las clases de la profesora Paola Andrea Arias Gómez es señalar que parte de la solución del cambio climático surge desde lo local.

Tenemos muchas normas, poca institucionalidad Unidos o la Unión Europea; pero no hay que verlo solo desde el punto de vista de las causas sino de las consecuencias. Independientemente de lo que emitamos, debemos reconocer que hay unos daños que se manifiestan a nivel local y que no conciernen a nadie más. Los impactos los vemos nosotros y, además, muchos de ellos se amplifican por nosotros, por el uso que le damos al suelo y cómo intervenimos los territorios. También es importante que participemos porque estas negociaciones deben reflejar todas las voluntades políticas que hay al respecto. ¿A qué se deben las emisiones de CO2 en Colombia? —Los cambios de cobertura de suelo son uno de esos elementos importantísimos en el cambio climático, y en nuestro país batallamos constantemente con la deforestación, en lo que influyen los tipos de cultivos, la ganadería y la minería. Esto del cambio climático no es solo que el planeta se esté calentando en promedio,

sino que hay otras manifestaciones igualmente complejas a tener en cuenta. ¿Cómo influye en la calidad del aire —La quema de combustibles fósiles da origen a emisiones de gases de efecto invernadero, aunque en Colombia éstas son la mitad de las generadas por deforestación. Nosotros tenemos grandes urbes, pero en términos de porcentajes el territorio que ocupan es pequeño en comparación con la cobertura de bosques u otros tipos de vegetación. Sin embargo, la calidad del aire es un asunto fundamental para Colombia. ¿Y qué se está haciendo para reducir los daños? —En Colombia hay una intención de reducir la deforestación, una estrategia de desarrollo baja en carbono y, en general, ha sido un país juicioso acatando elementos derivados del Acuerdo de París. Por ejemplo, nos comprometimos a reducir en un 20% las

emisiones proyectadas para 2030, sin apoyo de nadie, y en un 30% con el apoyo de otros países, con Noruega jugando un papel importante. El problema es que somos un país que tiene muchas normas ambientales, pero no la institucionalidad para hacerlas cumplir. ¿A qué áreas se le apuesta más para contrarrestar el cambio climático? —Hay que apostarle a todas las áreas del saber. Esto es un asunto civilizatorio, multi-transinterdisciplinario, por lo que no le corresponde solamente a las ciencias que se encargan de entender la atmósfera, los océanos o la química, sino también a las ciencias sociales, las artes y las humanidades, pues finalmente los sistemas humanos están siendo afectados día a día y es fundamental comprender nuestra respuesta. También necesitamos de las ciencias políticas, porque es a través de las políticas públicas que logramos dar soluciones viables, y de la economía, porque el cambio climático tiene costos altísimos.


Extensión

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Foto: cortesía del banco de imágenes del proyecto, Facutad de Medicina

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Telesalud busca apoyo del BID Por FREDY ALONSO RAMÍREZ CALLE Periodista alonso.ramirez@udea.edu.co

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arlos Alfonso Novoa, del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo, expresó el interés del organismo de financiar el proyecto de telesalud que viene impulsando la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. La iniciativa, resalta Novoa, “conlleva a fortalecer, desarrollar, consolidar y posibilitar su réplica en toda Colombia”, en la medida en que apunta a que los beneficiarios, “sean personas en situación de vulnerabilidad o pobreza, ubicados en zonas rurales”. El decano de la Facultad de Medicina, Carlos Alberto Palacio Acosta, explica que se trata de una estrategia que en el mundo viene desarrollándose hace unos años, con evidencias de que “puede optimizar todo el sistema de salud en procura de mejorar en la calidad y asistencia a la población”.

Y agrega que la telesalud es una alternativa para cerrar brechas de inequidad en el acceso a los servicios de salud en Colombia, ya que permite realizar consultas en tiempo real desde municipios y corregimientos alejados. Telesalud es un macroproyecto financiado por el Sistema General de Regalías, con el acompañamiento de Ruta N y en alianza con la Facultad Nacional de Salud Pública, la Secretaría de Salud de Medellín, Savia Salud, Cruz Roja, Universidad CES, Universidad Pontificia Bolivariana, Canal U y Ubiquo Telemedicina. Aprovecha las herramientas tecnológicas y hace posible el encuentro sincrónico entre el especialista y los pacientes en zonas alejadas mediante las teleconsultas. “La Universidad tiene una larga trayectoria trabajando y desarrollando un conocimiento especializado”, reconoce Fermín Vivanco, quien también es del Fondo Multilateral de Inversiones del BID. Y señala que, puesto que la Universidad está trabajando con la IPS Universitaria y las EPS, los aprendizajes que se generen

en telesalud pueden incidir en todo el ecosistema de salud, “del cual se va a beneficiar todo el Departamento, sobre todo las personas que están en el régimen subsidiado y algunas del régimen contributivo”. Para el decano Palacio Acosta, resulta clave garantizar la sostenibilidad del proyecto, de ahí las gestiones adelantadas con el BID. Al respecto, Novoa expresa Novoa que ya fueron autorizados por la Gerencia del Fondo para apoyar el proyecto “a través de recursos de operación técnica no reembolsable, hasta por 1.000.000 de dólares”. Vivanco, por su parte, precisa que “en el ciclo de proyecto que nosotros tenemos como Banco, estamos en etapa de diseño; cuando tengamos todos los documento que nos exige la Gerencia, podrán ser aprobados los recursos y seguir ejecutando el proyecto”. Novoa hace la invitación a que se movilicen aquí en la región con recursos propios y gubernamentales. En la Facultad de Medicina son conscientes de ello. Por eso, para desarrollar de mejor manera la propuesta, el decano sugiere que se requieren más aliados, como

las secretarías de salud, la empresa privada y el Ministerio de Salud, el cual, señala, “ya nos apoya con conocimiento, poniendo a nuestra disposición personas para que nos acompañen en el monitoreo y el seguimiento del proyecto”. Telesalud ha generado una red instalada con conectividad con los 125 municipios de Antioquia. Desde que comenzó su aplicación, la estrategia ha registrado 85.000 atenciones; en este servicio hay un especialista médico que asesora, acompaña y recomienda lo que necesita el paciente. También está la “llamada interactiva”, una línea que responde las 24 horas del día, mediante la cual se han atendido más de 50.000 llamadas de las EPS. Además, cuenta con unos 2.500 pacientes domiciliarios que están siendo manejados en su entorno familiar. “Esta plataforma logra unir de la mejor manera el acompañamiento que se hace bajo un modelo de atención enfocado en las necesidades de cada paciente y su caso en particular, y para que las familias más vulnerables acudan al médico especialista a menor costo, con mejor servicio y mayor calidad”, destaca Vivanco.


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Por JUAN CAMILO PORTELA GARCÍA Instituto de Estudios Políticos

Foto: Astrid Suárez, 2017.

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ace poco Alejandro Castillejo afirmó que “la paz es la posibilidad de construir relaciones que antes no existían”1. Esa fue precisamente la respuesta que le dimos a miembros de la comunidad ituangüina cuando nos interpelaron sobre el tipo de paz que se estaba llevando actualmente: ¿cuál paz si hay asesinato de líderes sociales? ¿Si hay reorganización de estructuras armadas y copamiento de territorios donde antes tenían presencia las Farc-EP? ¿Si la participación social es excluida de las decisiones gubernamentales y las comunidades sólo son convocadas para que los políticos se tomen fotos? ¿Si los programas de reparación no llegan? La paz de la que hablamos consiste, les respondimos, en poder reunirnos públicamente para conversar sobre el pasado, el presente y el futuro; que la palabra llene el espacio dejado por las balas; que establezcamos relaciones entre nosotros, quienes antes no podríamos haber imaginado estar juntos; que la Universidad de Antioquia llegue por fin a Ituango. Durante 2017 nos encontramos varias veces con habitantes de diferentes veredas de Ituango con el fin de llevar a cabo una serie de talleres tendientes a su formación como educadores rurales comunitarios que lideren procesos de formación, memoria y reconciliación en el actual contexto de transición. En los talleres abordábamos temas de interés central para ellos y sus procesos de memoria: participación, víctimas, memorias, tierras y territorios. Además, aspectos específicos del Acuerdo de paz2. En los talleres se dieron intensos debates en los que los participantes cuestionaron los desarrollos del post-acuerdo, nos interrogaron como académicos y se interpelaron como comunidad. El proceso de paz contiene una idea de transición que ha generado fuertes expectativas entre la sociedad. No obstante la velocidad a la que avanza la implementación normativa e institucional del acuerdo, así como la emergencia y reconfiguración de conflictividades armadas, crean frustraciones que desalientan el apoyo y la participación en la construcción de paz, en aspectos como la reconciliación, la construcción de espacios de convivencia y el diálogo en torno a la memoria. De igual forma, quienes en calidad de víctimas demandan del Estado políticas de reparación ven con escepticismo la existencia de garantías de no repetición. Los líderes en Ituango se preocupan por cómo las nuevas

Taller Víctimas y Memorias, Santa Rita, Ituango.

De la paz enunciada a la paz vivenciada Reflexiones a propósito de un encuentro sobre víctimas y memorias en Ituango* conflictividades reproducen patrones de violencia que limitan las oportunidades abiertas por el contexto de transición. Estas preocupaciones se evidencian ante cuestionamientos sobre la distancia entre la paz enunciada y la paz vivenciada. Es decir, a la paz propia del desarme de las Farc-EP, los educadores rurales oponen los retrasos en la construcción de los Espacios territoriales de capacitación y reincorporación; ante los desarrollos legislativos en torno a la JEP, la precariedad de los programas de reparación; ante la promesa de apertura política, la violencia contra líderes; finalmente, ante la idea de un conflicto armado finalizado, el crecimiento de las bacrim, el surgimiento de disidencias y las nuevas violencias. A medida que los líderes exponían estas inconformidades, reconocían una transformación que los alienta a continuar expectantes: la posibilidad de encontrarse para poner en público estos temas. Con ello, dolores recluidos en la esfera privada por muchos años se empiezan a tramitar a partir del testimonio público; temores

hasta ahora silenciados se comparten y se proponen ideas para superarlos; tensiones no resueltas y posturas no explícitas se ponen en conversación como punto de inicio para la construcción de proyectos colectivos. La puesta en público de todos estos elementos lleva a pasar del cuestionamiento de los incumplimientos de los otros a la interpelación por la forma en que se ha asumido lo que está sucediendo. Este ejercicio de reflexividad contribuye a la configuración de subjetividades políticas comprometidas con la transición. De hecho, la presencia de la Universidad se lee como un síntoma de que los tiempos que corren también contienen cambios necesarios para la reconstrucción de un tejido social desgarrado por una violencia prolongada. Las discusiones entre los líderes se debaten entre la urgencia de cambios largamente anhelados y la paciencia de entretejer lazos que impulsen la paz. A su vez, implica caminar desde una memoria herida que se ancla en los daños sin lograr superarlos, hacia un trabajo de memoria que permita reconstruir

las condiciones de violencia que llevaron a la situación actual para transformarlas desde la acción. En últimas, esta transición de la memoria tiene que ver con la creación de unos marcos de justicia que vayan más allá de la distinción entre buenos y malos o, en palabras de Todorov, entre víctimas y malhechores; y que constituyan referentes que guíen la construcción de prácticas diferentes a las que dieron origen al conflicto. * Este texto es producto del proyecto “Educadores rurales comunitarios: co-construcción de herramientas pedagógicas, políticas y de memoria. Los cimientos de una escuela de educación para la paz en Ituango”, financiado por la Vicerrectoría de Extensión y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, en alianza con la Asamblea Cívica La Paz es Ituangüina y el Semillero de Estudios Políticos Rurales de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. 1. https://www.youtube.com/watch?v=-yEjoZJNmYw 2. Trabajamos los puntos 1. “Hacia un nuevo campo colombiano: reforma rural integral”, 2.” Participación política: apertura democrática para construir la paz”, y 5. “Acuerdo sobre las víctimas del conflicto: ‘Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición’, incluyendo la Jurisdicción Especial para la Paz; y Compromiso sobre Derechos Humanos”.


Formación

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Etnomatemática, al servicio del (re)conocimiento de los saberes, la diversidad y la paz DOMINGO YOJCOM ROCCHÉ**

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arias comunidades científicas en el mundo se dedican a la investigación y divulgación de conocimientos matemáticos culturalmente situados, como lo es la etnomatemática. Como un movimiento académico, teórico, metodológico y epistemológico, la etnomatemática surgió en la década del 70 con maestros como Ubiratán D’Ambrosio (Brasil) y Paulus Gerdes (Inglaterra/ Mozambique), entre otros. Al decir de D’Ambrosio (2001), la etnomatemática es una palabra compuesta de tres vocablos: etno-matema-tica. Etno significa el ambiente natural, social, cultural e imaginario. Mathema viene de explicar, aprender, conocer, tratar con. Y tica viene de modos, estilos, artes, técnicas. Así, para ese autor, la etnomatemática puede ser entendida como las diferentes formas, técnicas, estilos, maneras de comprender, aprender, explicar y conocer el mundo natural, social, cultural y espiritual de las comunidades.

Optar por la etnomatemática como una alternativa para atender a los contextos de diferentes pueblos se debe, fundamentalmente, a las múltiples dimensiones que la conforman: la dimensión conceptual, la dimensión histórica, la dimensión cognitiva, la dimensión epistemológica, la dimensión política y la dimensión educativa (D’Ambrosio, 2001). Tales dimensiones posibilitan reconocer el conocimiento matemático como una actividad social y cultural de diferentes grupos y comunidades. Al asumir esas dimensiones de la etnomatemática, el maestro se constituye en protagonista y desencadenador de variadas posibilidades en los procesos de enseñanza y de aprendizaje de las matemáticas, a través de acciones que consideren los contextos socioculturales específicos de la comunidad con la que trabaja. Es decir, cuando el maestro asume la propuesta de la etnomatemática, ha de reconocer e incorporar al currículo de la escuela prácticas y conocimientos producidos fuera del contexto escolar. En ese sentido, desde las dimensiones citadas, se trata de comprender y discutir las relaciones intra e interculturales presentes en las

diferentes realidades y contextos, las cuales, de alguna forma, han de manifestarse en el ámbito escolar (Jaramillo, 2011). A pesar de los avances significativos en el campo de la etomatemática, son muchas las preguntas que siguen sin respuesta, entre ellas: ¿cuáles son las relaciones entre conocimiento, comportamiento y cultura en la enseñanza y en el aprendizaje del conocimiento matemático? ¿Qué ocurriría si en lugar de mirar las prácticas sociales desde las matemáticas, miramos las matemáticas desde las prácticas sociales? ¿Cómo y cuáles currículos construir que consideren las matemáticas al servicio de las prácticas sociales; y que incluyan propuestas a partir de la etnomatemática? En la búsqueda de posibles respuestas a estos y otros interrogantes, existen diferentes grupos académicos que investigan sobre etnomatemática, entre ellos: International study group on ethnomathematics, Grupo de estudos e pesquisas em etnomatemática de Portugal, Northamerican study group on ethnomathematics, Asociación educativa cultural etnomatemática, en Arequipa (Perú), Etnomatemática, formación de profesores y didáctica, en Granada (España), la Red latinoamericana

Foto: Laura Montoya

Por DIANA VICTORIA JARAMILLO*

de etnomatemática. Esta última cuenta con más de 1.200 miembros activos, entre estudiantes, profesores e investigadores de más de 18 países del mundo. Por su parte, la Universidad de Antioquia cuenta con el grupo de investigación “Matemática, educación y sociedad”, MES, con una línea en esta perspectiva, adscrito a la Facultad de Educación. Varios de los integrantes de este grupo hacen parte de la Red latinoamericana de etnomatemática. Desde 1998 en España, cada cuatro años han ocurrido encuentros internacionales alrededor de la etnomatemática. Siguieron Brasil, 2002; Nueva Zelanda, 2006; Estados Unidos, 2010; Mozambique, 2014, y en 2018 será el sexto, bajo la organización de la Red latinoamericana de etnomatemática, la Facultad de Educación de la U. de Antioquia y el grupo MES, en el campus de Medellín. El objetivo será identificar las limitaciones, desarrollos y desafíos que a partir de las experiencias e investigaciones en este campo propician saberes desde, por y para la diversidad y la paz. En esta ocasión, contará con la presencia virtual del maestro brasilero Ubiratán D’Ambrosio, y la presencia del maestro mexicano Gustavo Esteva, defensor de prácticas y saberes oriundos de América. De igual forma, se presentarán más de 120 ponencias de autores internacionales. Al evento están invitados estudiantes, profesores e investigadores, y demás comunidades interesadas en el campo de la etnomatemática. El encuentro se realizará entre el 8 y 13 de julio. Los interesados pueden consultar toda la información en http:// icem6.etnomatematica.org/

Referencias D’Ambrosio, U. (2001). Etnomatemática: Elo entre as tradições e a modernidade. Belo Horizonte: Autêntica. Jaramillo, D. (2011). La educación matemática en una perspectiva sociocultural: tensiones, utopías, futuros posibles. Revista Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. 23, núm. 59, enero-abril, 2011, pp. 13-36. *Docente de la Facultad de Educación. **Director del Centro de investigación científica y cultural, Universidad del ValleGuatemala.


Internacionalización

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Foto: Diego Zamora

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Becarios Fulbright en la ceremonia de entrega de las becas.

Destacado desempeño de la U. de Antioquia en las becas Fulbright Por ANDREA QUINTERO CARDONA Periodista andrea.quinteroc@udea.edu.co

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iez egresados y profesionales vinculados a la Universidad de Antioquia obtuvieron becas del Programa Fulbright, perteneciente al Departamento de Estado de los Estados Unidos, para realizar maestrías, doctorados y estancias de investigación. En total, 108 colombianos fueron becados este año, el 52% de ellos asociados a universidades públicas en Colombia. Con los nuevos becarios, son ya 114 miembros de la comunidad universitaria que han recibido, en el periodo 1958-2018, el apoyo económico de Fulbright. Igualmente, durante los 60 años, 33 estadounidenses han realizado en la Alma Máter labores de investigación y docencia. Para Santiago López Álvarez, asesor en cooperación científica

de la Dirección de Relaciones Internacionales, las cifras son significativas, si se tiene en cuenta que el dominio del inglés y los altos costos de los exámenes estandarizados (GRE y TOEFL)

exigidos para la postulación, son un filtro difícil de atravesar para personas con escasos recursos económicos. Entre los becarios Fulbright vinculados a la Universidad de An-

Becarios cohorte 2018 Los becarios egresados son Grace Carreño Flórez, doctorado en ciencias clínicas y traslación, University of Arizona; Luisa Rojas Valencia, doctorado en microbiología e inmunología, University of Pittsburgh; Oscar Piedrahita, doctorado en filosofía, University of California Irvine; y Amalia Rodríguez Valencia, quien realizará una estancia de investigación en economía experimental y del comportamiento, en The University of Maryland. Los docentes que fueron becados son Carolina Cuesta Hincapié, doctorado en diseño de aprendizaje, Purdue University; Santiago Giraldo Cárdenas, doctorado en ciencias del océano y la atmósfera, University of California, Los Angeles; y Diego Manco Berrío, doctorado en matemáticas, Oregon State University. A su vez, fue becado el investigador Daniel Muñoz Escudero, miembro del Grupo Inmunovirología, para hacer un doctorado en biología molecular y computacional, University of Colorado Boulder; y el empleado administrativo Santiago López Álvarez, quien realizará un doctorado en ciencias políticas, en Rice University.

tioquia se destaca Juan Pablo Taramuel, estudiante de la Maestría en Agronegocios de la Facultad de Ciencias Agrarias y la Facultad de Economía, quien obtuvo la Beca Fulbright Líderes Indígenas para realizar una Maestría en Economía Agroindustrial en Southern Illinois University. Taramuel pertenece a la reserva indígena de Cumbal (etnia Pastos), y durante su carrera profesional ha participado en programas norteamericanos para la formación, como Martin Luther King Jr. Fellowship Program; Study of the U.S. Institutes for Student Leaders y Ohio International Agricultural & Horticultural Intern Program, que le permitió vivir un año en una granja lechera en el estado de Colorado. Con su maestría pretende “aprender a formular políticas agropecuarias, planes y programas de desarrollo rural, y a coordinar proyectos sociales y productivos, para contribuir al desarrollo socioeconómico de los indígenas en el marco de la agricultura sostenible y la preservación de valores culturales”.


Campus

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Por STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co

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l 19 de mayo de 2003 la Universidad de Antioquia conmemoró su bicentenario con la entrega de la Sede de Investigación Universitaria, SIU, un edificio con tecnología de punta para el uso centralizado de equipos robustos, la interdisciplinariedad y la colaboración entre grupos, buscando mejorar la productividad y calidad científica. Quince años después es clave rastrear los logros, escollos y las perspectivas de una de las más ambiciosas contribuciones de la Alma Máter a la investigación. En el nuevo siglo, la Universidad buscaba soportar su quehacer diario en la investigación, “el único camino para acceder al conocimiento transformador”, al decir del Plan de Desarrollo 1996-2006, La Universidad para un nuevo siglo de las luces. Cuando se inauguró la SIU, el campus cumplía 35 años. Según la arquitecta líder del proyecto SIU, Gloria Molina, desde entonces la Universidad no acometía un proyecto de tales magnitudes. El Plan de Desarrollo 2006-2016. Una Universidad investigadora, innovadora y humanista al servicio de las regiones y el país, ratificó que el progreso de la región dependía del avance de la ciencia. Allí, la Alma Máter aspiraba a consolidarse como la principal universidad investigadora del país.

Aportes En 1980, la U. de Antioquia tenía 6 grupos de investigación, 24 en 1990, 153 en 2000 y 276 en 2010. Hasta 2006 no gozaba de patentes concedidas, debido en parte a la inexistencia de espacios adecuados para la investigación (en 2010 los 9.155 m2 de la SIU constituían el 66,6% de infraestructura para la ciencia en toda la institución). Entre 1995 y 2003 se habían formado 765 magísteres y solo 29 doctores1. Sin embargo, entre 2004 y 2016 la investigación en la Universidad tuvo un notable desarrollo, con un papel preponderante de la SIU2, si se tiene en cuenta que allí se han formaron 1.635 estudiantes de pregrado, 999 de maestría y 370 de doctorado; de las patentes concedidas a 42 profesores de la Universidad, el 55% son de la SIU; así como el 58% de las concedidas a 72 grupos de investigación, y los investigadores publicaron 27.566 artículos en bases de datos cien-

En 2018 se cumplen 15 años de la entrega a la comunidad científica de la SIU.

La SIU, 15 años por la ciencia tíficas, 6.613 de los cuales fueron producidos por investigadores de la SIU. Fanor Mondragón, vicerrector de Investigación entre 2012 y 2015, asegura que la SIU convirtió a la Universidad en un referente nacional e internacional en investigación, potenciando los posgrados y la internacionalización. Para Jaime Restrepo Cuartas, rector de la Universidad entre 1995 y 2002, la SIU ha sido el proyecto en investigación más exitoso del país. “Durante su historia —añade—, la U. de Antioquia ha sido la universidad más sólida del país en investigación”.

Modelo perfectible Por su parte, Pablo Javier Patiño, director de la Corporación para Investigaciones Biológicas, dice que a pesar de los aportes de la SIU a la Universidad, esta debe integrar su agenda científica alrededor de la investigación como un gran proyecto institucional y consolidar un modelo científico orientador.

Natalia Gaviria, directora científica de la SIU, dice que a nivel administrativo la sede es mucho más eficiente que muchos centros de investigación, pero debe lograr mayor interdisciplinariedad y colaboración entre grupos. El actual vicerrector de Investigación, Sergio Cristancho, afirma que la expectativa para este momento histórico de la SIU es que se fortalezcan las relaciones entre sus grupos y entre estos con los demás grupos de la Universidad y otras instituciones, a fin de “lograr proyectos de más largo alcance, atraer más recursos externos y obtener un valor agregado en la oferta de servicios integrados, aprovechando los equipos especializados de la Sede. Esto requerirá eventualmente desarrollar un sistema inteligente de gestión de dichos equipos que optimice su utilización”. En este sentido, Mondragón observa que la Universidad debe cambiar sus políticas y administrar los equipos robustos, de modo que la

tecnología no sea apropiada por profesores en particular. Para Patiño, los retos del modelo SIU constituyen un llamado a que la Universidad se replantee a sí misma, definiendo su norte científico en dirección a grandes temas de interés social. “Hoy el proyecto SIU revalida un modelo de investigación orientado a indicadores de posicionamiento de la Universidad, y la investigación no debe medirse exclusivamente por artículos científicos, programas de posgrado, patentes, spin off o semilleros”, sostiene. De otro lado, Luis Fernando García, ex director científico y participante de la formulación del proyecto de la SIU, señala que debe precisarse el lugar de la SIU en la estructura orgánica de la Universidad, pues el término ‘sede’ tiene una connotación física problemática, dado que se debe entender a la SIU como una dependencia académica y darle una dimensión consecuente en el


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Exrectores plantean la importancia del cincuentenario campus de la Universidad de Antioquia y las apuestas para el futuro y el progreso institucional.

Crecimiento e integración social para el futuro Por ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ

Foto: cortesía SIU

Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co

plano institucional. Según Alfredo Jaramillo, primer director científico y pionero del proyecto, la SIU debe estar vinculada directa y cercanamente a la Vicerrectoría de Investigación como par académico. Restrepo Cuartas enfatiza que la SIU impulsó la investigación en la Universidad, pero que debe ser ampliada con la construcción de una nueva fase, frente a lo cual Cristancho plantea que la Universidad es consciente de que se requiere extender su planta física y su proyecto académico e investigativo, pero que cualquier posibilidad de extensión depende de resolver primero la situación de planta física de la Facultad Nacional de Salud Pública. 1. Cifras tomadas del Balance de la investigación en la Universidad de Antioquia. Indicadores 2000-2010. 2. Datos tomados de la investigación Indicadores de vinculación con el entorno para Unidades de Gestión de Investigación (Universidad de Antioquia – SIU. Estudio piloto 2004-2016).

La instalación en un mismo lugar en 1968 de las dependencias, entonces dispersas, de la Universidad de Antioquia se justificó no solo por la cercanía física de las áreas académicas para permitir la indispensable interacción entre las mismas y el trabajo interdisciplinario sino, también, para facilitar la administración y reducir los gastos universitarios”, explica el exrector de la Universidad de Antioquia, Darío Valencia Restrepo. Varios de quienes como él en su momento estuvieron al frente de la Alma Máter coincidieron en que el campus ha sido y se mantiene como un hito urbano para el desarrollo de la ciudad y es un centro de referencia para la interacción de la Universidad con la sociedad. “Pensaron en un proyecto de gran envergadura y largo aliento, como es la Universidad de Antioquia, y su permanencia y desarrollo son el resultado del éxito obtenido y una apuesta de visión para contar con un lugar especial en la ciudad, que no teníamos”, dice Santiago Peláez Valdez. Incluso, fue una “revolución completa para la educación superior de carácter universitario que convertía a Medellín en la ciudad con la universidad más moderna y capaz de proyectar su futuro. Tal vez, el significado entonces de la construcción de la ciudadela universitaria lo minimizamos, pero fue definitivo para el desarrollo de la ciudad y de la educación en el departamento de Antioquia”, asegura Saúl Mesa Ochoa. La ciudadela universitaria también fue muy importante para el resto del territorio antioqueño, de acuerdo con el exrector Luis Javier Arroyave Morales, quien atestigua que en la inauguración del campus “hubo mucha alegría de los estudiantes de pueblos que querían hacer parte de la Universidad y de los que se trajeron los mejores a la Alma Máter”. Los exrectores también concuerdan en que se necesita remozar las instalaciones y crecer en infraestructura, porque “el campus, aunque es maravilloso, está sobrepoblado, no hay dónde sentarse y este problema de falta de espacios obedece al crecimiento y tiene qué resolverse”, enfatiza Santiago Peláez Valdez.

Integración social El futuro de la Universidad, insisten los exdirectivos, se fundamenta tanto en el crecimiento en

infraestructura, en cobertura y, por supuesto, en el fortalecimiento misional. El exrector Valencia Restrepo convoca a que “todos los profesores hagan docencia, investigación y extensión. Aquellos que prefieren dedicarse enteramente a la docencia, tienen la crucial tarea de investigar acerca de los métodos docentes y, muy en especial, acerca del efecto del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la educación. Agrega que “dos grandes propósitos para la actual Universidad es centrar la vida de la institución en la actividad investigativa para enriquecer la docencia y la extensión, e igualmente propiciar la unidad o consiliencia del conocimiento, en particular con el estímulo a las relaciones entre ciencia y arte”. La institución no se puede rezagar de su significado social y por ello el exrector Mauricio Alviar Ramírez afirma que la Universidad “tiene que dar el salto y crecer de manera integrada no solo a la universidad misma sino con el resto del mundo, más aún cuando la ciencia, la tecnología, la innovación y la cultura demandan de la universidad un apoyo extraordinario para solucionar los problemas de la sociedad.” El exrector Jaime Restrepo Cuartas opina que “los nuevos proyectos constructivos implican seguir avanzando, primero en la regionalización de la Universidad y luego en la adecuación de nuevos espacios como es el actual proyecto de ciudadela de la salud”. En la misma línea, su homólogo, Luis Carlos Muñoz Uribe, propone “ampliar la infraestructura física siquiera al doble y aprovechar los espacios que la rodean. Además, recuperar la virtualidad, en lo que fue pionera la UdeA y masificar la educación con calidad, dando ejemplo de aumento de cobertura desde su condición de universidad pública. Esta vía es muy discutida, pero hay ejemplos en el exterior que demuestran que es posible, porque el estudiante tiene que ser líder de su propia formación y el profesor su orientador”. Alviar Ramírez insiste en crecer en cobertura, en infraestructura y en el número de profesores, “dada la necesidad de una mentalidad abierta a un mundo que es cambiante y, sobre todo, que necesita mayor interacción de saberes y metodología y tecnologías correspondientes con el siglo XXI”, apreciación que refuerza el exrector Santiago Peláez Valdés, para quien “se deben realizar más alianzas con otras instituciones de educación superior para que la misma Universidad no se limite con su propio crecimiento; debe haber siempre cooperación universitaria e internacionalización”, asunto que califica fue uno de los grandes saltos dados en los años 70.


Opinión / análisis

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Foto: archivo periódico ALMA MÁTER

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Impactos de un Ministerio de Ciencia y Tecnología en Colombia Por ANDRÉS AMELL ARRIETA Docente investigador de la Facultad de Ingeniería

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n Colombia, en el largo periodo de vida republicana que llevamos, y comparado con los momentos en que han irrumpido los nuevos paradigmas científicos-tecnológicos y su onda expansiva en la economía y la sociedad, el país ha estado enfrascado en conflictos sociales, guerras y escenarios pavorosos de violencia. Una rápida revisión de la historia nos mostrará que cuando estaba en ebullición la revolución industrial sustentada en la invención de la máquina de vapor, el país andaba en plena guerra de independencia; durante la revolución tecnológica, soportada en las tecnologías eléctricas y térmicas a finales del siglo XIX, el país asistía a varias guerras sucesivas desde la de 1851 hasta la Guerra de los Mil Días, de 1889 a 1902. Ni qué decir en el siglo XX; cuando se alcanzaban los avances de la física moderna, la sociedad colombiana se desangraba por la confrontación liberalconservadora, mientras ocurría el surgimiento de la biología molecular, de la energía nuclear, de la computación, de las telecomunicaciones. Como consecuencia de las tensiones sociales acumuladas por un largo período y de la influencia de la Revolución Cubana se daba el surgimiento de la insurgencia armada y la confrontación al Estado colombiano, más la entrada en escena de las fuerzas sustentadas en el narcotráfico, con todo su poder violento y desestabilizador. Lo que ha sucedido en Colombia constituye un ambiente estéril y de obstáculos para que surjan y se expandan corrientes científicas de pensamiento, intereses y motivación en la juventud por el cultivo de la ciencia, sensibilidad por el desarrollo tecnológico endógeno, disponibilidad para seguir y articularse a las tendencias de cambio científico y tecnológico mundial. Lo anterior ha consolidado, entre otros, un cuadro caracterizado por las siguientes situaciones: • Existencia histórica de una dirigencia nacional poco ilustrada en relación con la importancia

de la ciencia y la tecnología, y con ello el desprecio y desinterés por darle institucionalidad en la estructura de Estado y reconocerlas como prioridad para el desarrollo económico y social del país. Más allá de la creación de Colciencias no se registran iniciativas significativas. • El aumento permanente de la brecha científica y tecnológica con respecto a los países de vanguardia e inclusive con países con indicadores demográficos, económicos y sociales similares al nuestro. • No se ha utilizado la ciencia y la tecnología para aprovechar las ventajas comparativas sustentadas en la disponibilidad de recursos naturales estratégicos. Este año cumplimos cien años de actividad petrolera exportándolo como recurso primario, sin consolidar una industria petroquímica vigorosa, lo mismo con las reservas del carbón del Cerrejón sin desarrollar una industria carboquímica, o los más de cincuenta años de construcción de grandes centrales hidroeléctricas sin el desarrollo de una industria electroquímica. • No se ha aprovechado la ciencia y la tecnología para la negociación exitosa para los intereses del país, de la inversión extranjera de calidad y la transferencia internacional de las tecnologías. • No se ha aprovechado la ciencia y la tecnología para diversificar y sofisticar la oferta exportadora del país y superar la dependencia excesiva de la exportación de recursos primarios sin ningún valor agregado; las exportaciones de productos de media y alta tecnología sólo representan actualmente un 10 % del total.

Impactos Un Ministerio de Ciencia y Tecnología en Colombia, moderno, eficiente, con buenas prácticas para la gestión pública y blindado de la burocracia, la corrupción y el clientelismo, tendría los siguientes impactos: • Por el nivel de interlocución y presencia en un mayor nivel jerárquico de la rama ejecutiva del Estado como lo es la comunicación directa con la Presidencia y las participaciones en consejos de ministros, se pueden sustentar y lograr deci-

siones en la política pública para la financiación permanente y sin incertidumbre del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, que no sean coyunturales y sujetas a la decisión del Ministro de Hacienda de turno. Al respecto, hay experiencias internacionales recientes ejemplarizantes; en Egipto se realizó una reforma constitucional en 2014 en la que se establece que el Estado invierta el 1% del PIB en ciencia y tecnología. • Soportado en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, el Ministerio dispondría de manera permanente de recurso humano con alta formación científica y activo en investigación y desarrollo tecnológico, con lo cual se puede dar soporte a las exigencias científicas y tecnológicas cada día más crecientes en la estructuración, ejecución y evaluación de los impactos, de las políticas públicas de otros ministerios. • Colombia requiere modernizar el funcionamiento del Estado; en este propósito es imprescindible la formación científica y tecnológica de los funcionarios para mejorar las predicciones, seguimiento, evaluación del impacto y la corrección sobre la marcha de las políticas públicas. Un Ministerio de Ciencia y Tecnología permitiría la interacción con los otros ministerios, para identificar perfiles óptimos de los funcionarios, para estructurar planes de capacitación y actualización y preparar relevos generacionales de acuerdo con los requerimientos científicos y tecnológicos de los cargos. • Un Ministerio de Ciencia y Tecnología podría agregar una nueva dimensión a las agendas internacionales de la diplomacia colombiana, presentando siempre aproximaciones científicas y tecnológicas a los acuerdos y negociaciones con otros países, estimulando opciones para corrientes migratorias de personal científico hacia el país, asunto este tan necesario para acelerar el cierre de la brecha científico tecnología que el país tiene en asuntos estratégicos para el desarrollo nacional. *El profesor, quien coordina el grupo de investigación Gasure de la Universidad de Antioquia, presentó estas consideraciones en la audiencia pública para la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, en el Congreso de la República, Bogotá, el 3 mayo de 2018.


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Atar el Estado a la paz Por GERMÁN DARÍO VALENCIA AGUDELO Profesor del Instituto de Estudios Políticos german.valencia@udea.edu.co

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n Colombia la paz ha sido un tema discrecional. Cada presidente, desde Turbay hasta Santos, ha asumido de forma propia la disposición a negociar la paz. Por eso algunos mandatarios, como Betancur, Pastrana o Santos, pusieron como bandera de gobierno la paz; y otros, por el contrario, como Turbay, Barco o Uribe, se inclinaron por la mano dura. De allí que se pueda afirmar que la política de paz en Colombia ha sido diseñada al vaivén de las preferencias subjetivas e ideológicas; se rige por los gustos personales o, a lo sumo, por posturas partidistas. Así, el no tener como país una postura firme y de larga duración frente a la paz ha provocado que ella se maneje con fines políticos y electorales. Cada cuatro años, desde hace varias décadas, el país ha tenido que enfrentarse de manera incierta a los gustos personales de los políticos. Tanto la Constitución como las leyes han insistido en dejar en manos de la Presidencia de la República la decisión exclusiva de iniciar los procesos de negociación y de establecer la política de paz (art. 10 de la Ley 418 de 1997). Lo cual tiene como consecuencia, entregar a una persona la discrecionalidad de crear normas, en su mayoría transitorias, de corta duración y de aplicación condicional, que a la fecha han creado una inestabilidad jurídica a la paz.

Una de las formas de evidenciar la inestabilidad que ha tenido el país frente a la paz es observando la producción normativa al respecto. La historia reciente muestra cómo cada presidente ha recurrido al poder discrecional que tiene para crear decretos y para proponer leyes que favorezcan o desestimulen la paz. Turbay, por ejemplo, sancionó la Ley 37 de 1981 o ley de amnistía condicional, la cual tuvo una corta vigencia de cuatro meses. Lo mismo pasó con Belisario, con las leyes 35 de 1982 y 49 de 1985, de amnistía e indulto que, igualmente, tuvieron pocos efectos y desaparecieron rápidamente. Son contadas las ocasiones en la historia política del país donde se ha intentado dar continuidad a una política de paz. Uno de estos pocos casos se da con la creación de organismos permanentes ocupados de la paz. Barco, por ejemplo, creó la Consejería presidencial para la reconciliación, normalización y rehabilitación (Decreto 2577 de 1986), que fue transformada en la Consejería para la paz (Decreto 53 de 1991) y posteriormente en la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (Decreto 1959 de 1994). Otro avance importante se da en el gobierno Samper, con la la Ley 434 de 1998 que crea el Consejo nacional de paz y trabaja en el involucramiento de otros actores en la política de paz. A pesar de estos avances, la paz, que debería ser el bien supremo, anhelado y buscado de forma continua por todos los gobiernos, ha sido dejada en manos de una persona; y como la experiencia nos muestra, los gobernantes de turno pueden verse tentados a poner en un nivel inferior a este bien público preferencial. Es necesario inyectar mayor certidumbre a la

paz en el país. Incentivar al Estado para que construya una política de paz permanente o al menos de larga duración. En este sentido, la metáfora de Ulises y la Sirenas, tomada del libro XII de la Odisea de Homero, puede ilustrar muy bien esta recomendación. Recordemos: Ulises y su tripulación van a pasar por la isla de las sirenas. La información que se tiene es que toda persona que escuche el canto de las sirenas quedará irresistiblemente atraído y atrapado por ellas, teniendo como consecuencia la muerte. Para no verse tentados a estos cánticos, Ulises y sus marineros deciden taparse los oídos con cera, y Ulises pide que sea atado al mástil. Solo así lograrán sobrevivir y culminar su viaje satisfactoriamente. Con este gesto, en la historia se reconoce la situación humana de conciencia débil; las personas pueden estar tentadas a realizar acciones no deseadas y requieren, para alcanzar el objetivo, ser atadas previamente para no verse tentadas a tomar otra decisión. Esta metáfora, como digo, ilustra muy bien la necesidad que tiene el país de atar a sus gobernantes al proyecto colectivo de la paz. Los presidentes y gobiernos deben ser contenidos externamente; como le ocurre a Ulises, pueden verse tentados irresistiblemente a atender el canto de guerra de las sirenas. La tarea como sociedad es entonces avanzar en construir en Colombia una política de paz de Estado. Realizar diseños y rediseños institucionales que permitan controlar el zigzagueante movimiento normativo imperante en el país y trabajar de una vez por una política de paz estable que, cualquiera sea la persona o el partido que llegue, trabaje en cumplir este proyecto colectivo.

“Estamos jugando con fuego” Por ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co

Estamos jugando con fuego, porque firmamos un proceso de paz que no se está cumpliendo y sobre el cual pesan unos factores, unas fuerzas disidentes y lo que se ve es un escenario de recrudecimiento de violencias, que hacia adelante puede ser bastante oscuro”, dijo el director de la Fundación Paz y Reconciliación León Valencia Agudelo, quien participó en el foro “¿Cómo va el proceso de paz en Colombia y Antioquia”, organizado por la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia en mayo. El compromiso del gobierno para mantener el proceso con el Ejército de Liberación Nacional, ELN, de que no se deshaga lo conseguido con las Farc y, también, la no extradición de miembros de este grupo comprometidos en asuntos ilegales, hacen parte de las condiciones que según el investigador podrían detener unas violencias en Colombia, tanto o más graves que las actuales. En este sentido, enfatizó que el nuevo gobierno tiene que coordinar y organizar la institucionalidad para construir el posconflicto, “hacer un plan de emergencia para llegar a las zonas donde estuvo las Farc, y en las que ahora han cobrado importancia las disidencias y factores de violencia como la presencia del ELN y otros grupos como el Clan del Golfo”.

De acuerdo con los datos obtenidos por la Fundación Paz y Reconciliación, en el país sumarían 900 los desertores de las Farc y no conformes con el acuerdo de paz firmado entre este grupo guerrillero y el gobierno nacional. Sin embargo, la cifra podría ser mayor, como lo ha explicado públicamente el Comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, Alberto Mejía, quien ponderó en 1.200 a los disidentes y quienes actúan, según él, en forma aislada. Esto, explicó Valencia Agudelo, ahonda los problemas que hoy tiene el posconflicto porque es un 10% de quienes se reintegraron a la vida civil y porque especialmente en el sur de Colombia subsiste una disidencia con un carácter más político. “El gobierno debe tomar el control de las zonas y aprovechar su experticia en hacerlo, lo que no puede ocurrir es que jefes imperantes del secretariado o el estado mayor se unan a esas disidencias porque ahí si tenemos una nueva guerra en Colombia”, sostuvo, y agregó que la situación empeoraría si no marcha el proceso de paz con el ELN. Para el director de la Fundación Paz y Reconciliación, a las pugnas entre el ELN y el EPL, motivadas por la ocupación de los territorios que antes ocupaban las Farc, se suma que el posconflicto no está marchando, dando lugar a fisuras. “Lo que sigue es conjurar las tensiones internas muy grandes del ELN sobre cómo llegar a la paz con el fin de reducir las incertidumbres y afinar los lineamientos del proceso”.

Tareas El investigador planteó las tareas que deberá asumir el nuevo gobierno y las élites políticas colombianas, al insistir que de los 241 municipios en los que había ingresado las Farc, hay 76 con factores de violencias y de ellos, 25 están en el corredor del Pacífico. “Si se focalizan programas y se mueve el Estado central hacia las regiones e, igualmente, si hay coordinaciones con las autoridades regionales, se puede evitar que se desate la violencia, pero tiene que ser una acción decidida del nuevo gobierno y estamos esperando que esto ocurra”, planteó. La situación —observó—, se complica porque en 10 de los 76 municipios claves se produce el 49% de la coca del país y las zonas pro-Farc están siendo ocupadas por otros sectores del conflicto, dado que no se están cumpliendo los planes de reintegración. “No hay tierra ni asesoría suficiente para los proyectos productivos y todavía están por resolverse los problemas jurídicos; pero, además, y de manera muy importante, subsiste la necesidad de que las Farc recuperen su unidad y liderazgos internos, porque son muchas las dificultades políticas que se cruzan”, aseguró. En la urgencia de “superar la situación y poner orden a la casa, adicional a la necesidad de tomar decisiones en frío, el nuevo gobierno debe lograr un cese bilateral con el Eln, que será su baluarte”, concluyó.


Opinión / análisis

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El mercadeo político Por FABIO HUMBERTO GIRALDO JIMÉNEZ*

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o se puede pretender que la fría y calculadora racionalidad guíe sola la decisión política porque los hombres somos también un amasijo de pasiones, deseos, costumbres, arraigos, sentimientos e intereses, muchísimos de ellos irracionales y egoístas. Por eso me parece inevitable que en las campañas políticas en las cuales se discuten las decisiones sobre nuestra vida y sobre nuestro futuro, el de la familia y el de la sociedad, se mezclen la inteligencia racional y la emocional. Aún más, si la muerte no rondara nuestras discusiones, la polarización sería una virtud dialéctica. Pero no; y, además, porque se polariza sobre mentiras, exageraciones y trivialidades que serían inocuas en relación con los asuntos importantes, si no fuera porque al disimularlos, terminan aplazando las soluciones. ¿Dónde está, por ejemplo, la discusión sobre si se cumple o no con la carta de derechos de la Constitución colombiana, que es el núcleo de la civilización política moderna más importante incluso que las aún semisalvajes relaciones internacionales y las imposiciones del mercado? ¿Dónde está el mandato de la ética política contemporánea, que está escrito con ley en las tres generaciones de derechos después de un consenso político entre muy diversas ideologías específicas? ¿Dónde está la discusión sobre si se cumple o no con la parte orgánica de la Constitución, que es el corazón de nuestro régimen político y jurídico? ¿Por qué los derechos de segunda generación se consideran de segunda categoría cuando los aspectos sociales de la implementación del posconflicto son sólo una petición de que se cumplan? ¿Qué tanto compromete el eficientismo capitalista a valores tan democráticos como la responsabilidad social y la gobernabilidad, cuando tenemos como referente moral y legal a una Constitución que, si se cumpliera con satisfacciones programadas mediante políticas de Estado, basaría nuestra política en expectativas sostenibles? ¿Qué tan reponsables son el capitalismo salvaje y el neoliberalismo por las respuestas indignadas tanto de la derecha libertaria, tirando, como

en la era Trump, hacia una modernidad de democracia estratificada, o de las respuestas del socialismo del siglo XXI cabalgando en las frustraciones y afanando soluciones? ¿Acaso el verdadero centro político no es la defensa radical y la aplicación programada de la forma y la sustancia de la actual Constitución aún con sus recortes y reajustes? Por eso es infortunada la despolitización que logra la sobrepolitización de las campañas políticas al crear un ambiente disimuladamente metaemocionado. En las campañas políticas es eficientísima la estrategia de despistar la realidad, disimular lo importante y arrear gente alebrestada por un optimismo fatuo en el que se despliega entretenimiento, fiesta, espectáculo, circo y bacanería, todo bien mojado con exultantes alcoholes, vaporosos humos, triquitraques ideológicos, salmos moralistas, sinuosos obsequios y coquetas promesas; o también la de arrear gente amilanada por un pesimismo derrotista en el que reinan tristeza, melancolía, neurastenia, preocupación, hipocondría, derrotismo, desaliento, desánimo, abatimiento, desmoralización, rabia, irritación, amargura, desazón, desaliento, desesperanza, desilusión y fatalismo, todo acompañado con café bien amargo, castigos infernales y venganza restauradora. Y la estrategia suele ser más exitosa si se logra una mezcla esquizofrénica de pesimismo y optimismo. Como en la guerra, en las campañas políticas se aturde la razón cuando hay estruendo, estrépito, algarabía, bulla, alboroto, escándalo, jaleo, barahúnda y batahola; se confunde el entendimiento si al zaperoco se le agrega desconcierto, ambigüedad, imprecisión, doble sentido, enredo, embrollo, lío y maraña; se reduce la sensatez y se postra la voluntad si se adorna con una seductora guarnición de emociones, sentimientos, sensaciones e impresiones en las cuales se usan tretas, triquiñuelas, ardides, trapicheos, argucias, trucos, artimañas, engaños, estratagemas, martingalas, manipulaciones, componendas, falsificaciones, adulteraciones y fraudes. Y para planear la estrategia se ha desarrollado en toda su plenitud el marketing político que, siempre actuando al borde del reglamento de toda ética y de toda legalidad, estudia prolijamente gustos, costumbres, ilusiones,

placeres, inclinaciones, deseos, vicios pero también fobias, miedos y resentimientos, individualizándolos y sectorizándolos por calles, cuadras, manzanas, barrios, pueblos, comunas y regiones, creando nichos de mercado a los que ofrece satisfacciones puntuales a modo de sanaciones y redenciones. Por eso las ideologías, oscurecidas por programas de gobierno a gusto de un consumidor al que le han amaestrado las papilas gustativas, se convirtieron es especies de supermercados, tiendas por departamentos o locales de abarrotes donde se vende petróleo crudo al lado de los quesos, pan caliente al lado de los productos de belleza, alimentos dietarios al lado de la fritanga, verduras al lado de la zapatería, biblias al lado de la armería, desperfectos y usados al lado de novedades y excelencias, bisutería en los mismos estantes de la joyería, con la muy especial característica de que en “temporada electoral” todos los productos están en promoción y bellamente adornados. No es nada casual que en una misma ideología, como en una especie de cuadro cubista en el que la cabeza está en los pies y los ojos en el trasero, se compendien propuestas y se ofrezcan productos contradictorios y “a la carta”. Y para implementar la estrategia, los partidos políticos se han convertido en corporaciones de pequeñas y medianas empresas electorales gerenciadas por políticos que, imitando impulsadores de productos, marchantes, comerciantes, lonjistas, abarroteros, venteros, tenderos, lonjistas, comerciantes, suministradores, proveedores y negociantes, van por el mundo vendiendo ilusiones al por mayor y al detal. En un ambiente tan enrarecido, confuso, amedrentado o alborotado adquiere sentido que los pobres voten por los ricos, las víctimas por sus victimarios, los ingenuos por los avivatos, los altruistas por los egoístas, los legales por los ilegales, los ilustrados por los ignorantes, la gente buena por la gente mala y que el que nada o poco tiene, termine agradecido por seguir respirando, conservar su mesada, lucir sus hilachas y hacer arquitectura libre e innovadora con sus plásticos, latas y ladrillos al lado de mansiones y castillos. *Exdirector del Instituto de Estudios Políticos, exdirector de Posgrado de la Universidad de Antioquia.

Las mujeres y la política en 2018: protagonismo e invisibilización Por CORPORACIÓN PARA LA VIDA, MUJERES QUE CREAN Integrante de la Plataforma para el seguimiento político en Antioquia, SEPA

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stas son las primeras elecciones presidenciales después de firmado el acuerdo de paz. Sin la presencia armada de las Farc en el país, las prioridades electorales se transformaron, permitiendo centrar la atención de la ciudadanía en otros temas de relevancia liderados por sectores políticos alternativos,

quienes logran posicionar mayor número de congresistas en este nuevo periodo legislativo. Asimismo surgieron liderazgos de mujeres, tanto de la derecha como de la izquierda, con votaciones sorprendentes, en especial las de las senadoras electas Angélica Lozano y Paola Holguín, la primera por su numerosa votación y la segunda porque demostró tener su propio capital electoral, logrando después de Álvaro Uribe, ser la senadora más votada del partido Centro Democrático. En ese mismo sentido, también sorprendieron María José Pizarro y Juanita Goebertus,

quienes resultaron electas representantes a la Cámara por Bogotá; y Aída Abella y Gloria Flórez, quienes fueron electas senadoras. En buena parte, la entrada al Congreso de sectores políticos alternativos, redujo un poco las mayorías tradicionales y estuvo vinculada a liderazgos femeninos, de quienes se espera logren posicionar la agenda de las mujeres y logren avanzar frente a las deudas históricas y en la defensa y promoción de los derechos de las mujeres. Es necesario reiterar que no es suficiente con que las mujeres lleguen al Con-


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greso, sino que realmente representen los intereses y necesidades del colectivo de mujeres. Sin embargo, la representación femenina en el Congreso ni creció ni se redujo (20.8). El Senado quedó integrado por 25 mujeres (23,4%), mientras que en la Cámara de Representantes quedaron 31 mujeres (18%). En 2014 el Senado fue integrado por 23 mujeres (22,5%) y por 33 en Cámara (20%). Como se puede observar, entre 2014 y 2018, en Senado se presenta un leve aumento y en Cámara un leve descenso. El panorama parecía más promisorio para las candidatas a la presidencia. Pero solo las candidaturas de Viviane Morales y Piedad Córdoba llegaron a formalizarse como tal. Clara López acabaría siendo fórmula vicepresidencial del candidato liberal Humberto de la Calle, Claudia López de Sergio Fajardo y Marta Lucía Ramírez, después de la consulta abierta, del candidato Iván Duque. De manera que, a diferencia de las elecciones presidenciales de 2014 que contaron con dos candidatas —Martha Lucía Ramírez y Clara López—, las de 2018 no tendrán ninguna, pues Viviane Morales y Piedad Córdoba renunciaron a sus candidaturas fruto de la falta de presupuesto, la invisibilización en medios de comunicación y la discriminación en los debates. Las dos con ideologías opuestas sufrieron la misma exclusión que se traduce en violencia política de género. Entonces, podría decirse que hubo ganancias de carácter más simbólico que numérico en el Congreso para los liderazgos femeninos, reconociendo lo significativo de ello en términos de representación cultural, dada la eminente resistencia sociopolítica que aún pervive, respecto de la participación política de las mujeres en los escenarios de poder. En este sentido, los liderazgos femeninos y alternativos podrían dar paso a transformaciones en la forma de hacer política, incluso, en los partidos tradicionales y conservadores. Ello se evidencia en la legislatura de 2014-2018, donde las congresistas demostraron enorme capacidad de liderazgo y alianza para sacar adelante puntos de la agenda nacional y de las mujeres. Pero no podemos negar la realidad. Si bien en el Congreso hubo ganancias en la última década, no es posible afirmar qué tanto se debe ello a la ley de cuotas —Ley 1475, art. 28— que se refleja en la composición de las listas de los partidos o en qué medida ha crecido realmente por la participación y liderazgo femenino en el país. Esta reflexión bien vale la pena, ya que para las elecciones a la presidencia las mujeres quedaron relegadas a segundas posiciones, en este caso, a la vicepresidencia. No obstante, reconociendo que este no es un logro menor, dado que el cargo de vicepresidencia nunca ha sido ocupado por mujeres, y en esta ocasión cuatro de los cinco candidatos contaron como fórmula vicepresidencial a una mujer. Así, el país tendrá en la vicepresidencia a una mujer, y aunque es evidente que en el imaginario colectivo colombiano el cargo de la presidencia todavía no se concibe en el liderazgo de las mujeres; sigue siendo un poder que solo cobra legitimidad en los hombres y desde el referente masculino. El balance es alentador; sin embargo, no se puede dejar de lado que hay espacios políticos que todavía requieren de mayor participación femenina y que esta representación es la de todas las mujeres; además del marco normativo vigente, son necesarias medidas reales que cambien la cultura patriarcal y además que se destine mayor presupuesto para la formación política y para el financiamiento de las campañas de las mujeres. Es necesario que el movimiento social de mujeres y la sociedad en general hagan control político al cumplimiento por parte de la institucionalidad y de los partidos políticos con lo ya logrado y seguir avanzando en la exigibilidad y defensa de nuestros derechos.

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Presencia del egresado* ¿Por qué a las mujeres se les ha bloqueado el acceso a esa humanidad que procura el fútbol? ¿Por qué el valor antropológico que le reconocemos a ese juego, irrita la mirada pública cuando él se encarna en la corporeidad de ellas? ¿Por qué la imagen de las jugadoras sudorosas, despeinadas y en plena acción de precisión técnica y gestual, esforzadas en ofrecer al público un buen partido, todavía no es admitida plenamente como bella?

Fútbol: poesía escrita con el cuerpo Por BEATRIZ VÉLEZ Socióloga y máster en investigación de la Universidad de Antioquia*

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a copa mundial de fútbol masculino es promovida oficialmente por los beneficios político-económicos que aporta a las naciones y a ciertos particulares, así como por sus efectos sobre la población. Tal evento facilita encuentros de proximidad corporal con el otro, que son excepcionales en una sociedad obstinada en trazar distancias físicas entre sus miembros. La compleja realidad que nombra el fútbol desafía el pensamiento. Los hechos de juego, entendidos como experiencias encarnadas, auguran una modalidad de historia desconocida en la tradición académica. Para comprenderlos necesitamos nuevos útiles de conocimiento, orientados a valorizar el ejercicio de facultades como la sensibilidad, la imaginación, la creatividad, la ensoñación. Requerimos un pensamiento dispuesto a cuestionar aun el pregón cristiano “Y el Verbo se hizo carne”, porque la materia prima del juego, el cuerpo en acción y en caliente, antecede a la narración hecha en frío por los jugadores, técnicos, analistas y espectadores. Parafraseando a Edgar Morin (El Paradigma perdido, 1973) diríamos que en el fútbol se actualiza nuestra complejidad de animales proclives a sucumbir bajo las fuerzas de sus propias fuentes creadoras de desorden: la ambigüedad entre real e imaginario, la inestabilidad psico-afectiva, la ubris, etc. El juego, regido por el principio demencial de utilizar el pie y prohibir la mano para controlar un balón que rueda a 150 km/h, codiciado por 20 jugadores, parece elogiar la inversión del mundo. La adaptación a tal principio origina movimientos inusitados y de alta complejidad técnica: recibir el balón con los pies en el aire y la cabeza a ras del suelo, saltar, cabecearlo y aplicarle la dirección correcta de pase o de gol, hablan de una poesía escrita con el cuerpo. La excelencia corporal alcanzada durante el juego nos devuelve en espejo toda la gama de matices de

nuestra humanidad, nos permite re-encontrar los fulgores de nuestra hermandad carnal, de nuestra condición común de ser hijos e hijas de la tierra y de la sangre. De ahí la homologación de los actos de juego a estados arrobadores como los suscitados por el amor, la vida, el orgasmo. Revivir la experiencia de gozar viendo surgir la jugada excepcional, presenciar los éxitos del equipo de nuestra adhesión en el ambiente densamente corporal de los estadios o de la calle, parece colmar nuestra condición de animales dependientes de la estima ajena. Abandonarse en el nerviosismo colectivo que bulle y envuelve el corazón, antes, en y después del partido, provoca emociones que nos abrazan a todos, haciéndonos dudar del valor acordado hoy al individualismo en la vida social. Por tanto, pese a los cambios culturales, mis investigaciones no han podido ayudarme a encontrar una respuesta categórica a estas preguntas: ¿Por qué a las mujeres se les ha bloqueado el acceso a esa humanidad que procura el fútbol? ¿Por qué el valor antropológico que le reconocemos a ese juego, irrita la mirada pública cuando él se encarna en la corporeidad de ellas? ¿Por qué la imagen de las jugadoras sudorosas, despeinadas y en plena acción de precisión técnica y gestual, esforzadas en ofrecer al público un buen partido, todavía no es admitida plenamente como bella? Digamos que la razón principal de una tal inhumanidad reposa en la supervivencia de un caduco sistema sexo - género que, asignando un valor sexuado al fútbol, ha conducido a oponer la casa al estadio, a distanciar el hombre de la mujer para acercarlo a su madre. Una ilustración es la escultura de un balón que el futbolista Di Stéfano instaló en su casa con esta dedicatoria: ¡Gracias Vieja! La madre me hizo nacer, la pelota me hizo crecer. * También es Ph. D. en antropología histórica de la Universidad Libre de Berlín

Egresado, para recibir información de la Universidad de Antioquia, actualice sus datos (nombre completo, cédula, correo, celular y teléfono fijo) en programaegresados@udea.edu.co o en el teléfono (57-4) 2198995


Opinión / análisis

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“Ser pilo paga” vs el rescate de los recursos públicos*

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Ingeniería en crisis Por HEBERTO TAPIAS GARCÍA

Por JOHN MARIO MUÑOZ LOPERA Presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia

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l programa Ser pilo paga, como bien se sabe, es una iniciativa creada por el gobierno nacional, que a través del Ministerio de Educación otorga becacréditos para aquellos estudiantes de Sisbén 1 y 2 que hayan obtenido puntaje superior a 310 en las Pruebas Saber 11, para que se presenten a universidades de alta calidad académica. Todo parece razonable y políticamente correcto, sin embargo, al desentrañar la aplicación de este programa, de 2015 a 2018, se puede realizar un análisis más detallado en relación con su intencionalidad, la cobertura y la calidad académica. Uno de los grandes logros del liberalismo de mercado, representado en su versión más depredadora, el neoliberalismo, ha sido dirigir la opinión publica a la idea según la cual lo público es ineficiente, logrando a través de los metarrelatos construir opinión ciudadana, individual y colectiva, en relación con la deficiencia en la administración de los recursos públicos por parte del Estado, alejándolo de sus obligaciones, haciéndolo mas pequeño en sus funciones. Bajo estos argumentos, y acompañado de defensores institucionales, títeres de los empresarios privados, lograron construir con esas premisas una imagen nefasta de lo público-estatal, y de esta manera enfilan su arsenal mediático para imponer los modelos de la administración privada a la esfera de lo público y de esta forma entrar a ofertar servicios tales como educación, salud, aseo, entre otros. Mercantilizando aquello que debería ser prestado y garantizado por el Estado social de derecho, convirtiendo de esta forma servicios sociales y públicos en otra mercancía más, con el agravante de que son pagados con recursos públicos; parece el mundo al revés. Uno de estos servicios es la educación superior y específicamente el programa bandera del gobierno nacional, como se anunció al principio, Ser pilo paga. Los recursos de este programa casi en un 98 % están destinados a las universidades privadas, pues los pilos paga en las universidades públicas no superan el 15%; en la Universidad de Antioquia, por ejemplo, son escasamente más de 500. Es inadmisible que la Universidad de los Andes, que formuló la propuesta de Ser pilo paga, sea quien la evalúe y tenga una de las cantidades más altas de los estudiantes cobijados bajo este programa; esto carece de valor ético y objetividad. La cobertura del programa a nivel nacional es aproximadamente el 6 % de los jóvenes que aspiran a seguir con su formación profesional, de estos debemos tener en cuenta los que desertan, ya sea por razones académicas, por matoneo en algunas universidades privadas, o porque no son capaces de entrar en unas dinámicas socioculturales que no les son propias, lo cual reduce más este porcentaje y muchos terminan con deudas impagables. En relación con la calidad académica, si analizamos los distintos rankings nacionales de las universidades públicas y privadas, siempre

aparecen en los tres primeros lugares la Universidad Nacional y la Universidad Antioquia. Esto demuestra que no son escogidas por falta de calidad académica, más bien algunos estudiantes se escudan en este argumento sumado a los paros, para no presentar un examen de admisión que mide la calidad académica, y prefieren una entrevista en las privadas, que a todas luces les interesa capturar los recursos públicos representados en los estudiantes. Por otro lado, el programa es extremadamente centralista, pues la mayoría de los estudiantes son de Bogotá, lo que le quita posibilidad a las regiones más apartadas, y las deja sin opciones de potenciar su desarrollo por no tener profesionales; además, muchos de los jóvenes que estudian en Bogotá provenientes de esas regiones se quedan en la capital. Se estima que con el dinero que traslada el gobierno nacional a las universidades privadas, se podría alcanzar en las universidades públicas una cobertura mucho mayor a la que el programa tiene hoy, pasando aproximadamente de 36.000 a más de 300.000 estudiantes (obviamente que esto pasa por un prepuesto adicional para infraestructura y vinculación de más docentes). ¿O será que el gobierno nacional tiene miedo de la formación crítica que se imparte en las universidades públicas? ¿Será que les “retorcemos el celebro a los estudiantes” y solo les “enseñamos a gritar”? No se puede permitir bajo estos argumentos que siga creciendo el déficit acumulado de las universidades públicas, cuando las privadas que mercantilizan la educación, se lucran de los escasos recursos públicos. A muy pocos parece importarles esta situación. Más grave aún es que en la coyuntura electoral uno de los candidatos con alta preferencia en las cuestionadas encuestas quiera continuar con este programa, otro quiere hacerle retoques y solo uno pensaría en la educación gratuita. Es necesario que las universidades públicas, sus directivas ante el Consejo de Educación Superior Universitaria, Cesu, los docentes y estudiantes de todas las regiones, nos pronunciemos sobre lo inconveniente de este programa tal como está concebido, y evitar que sea otro botín más para el insaciable mercado de la educación privada; por el contrario, rescatar estos recursos públicos para mayor número de estudiantes en universidades públicas de alta calidad académica, donde se imparte no sólo la formación académica, sino también la formación integral. Los debates y las movilizaciones deben darse bajo argumentos de derecho colectivo a la educación (como está consignado en la Constitución y como se ofrece de forma gratuita en países como Brasil, México, Argentina, Ecuador, entre otros) con alta calidad académica, pensamiento crítico, defensa de lo público, con universidades más cercanas a los problemas de la sociedad, no solo como ascenso social, sino con pertinencia y compromiso con la realidad de un país que intenta salir adelante de un conflicto armado de varias décadas, y donde la educación sea el pilar fundamental para construir y reconstruir una sociedad más justa y en paz. * Texto correspondiente a la columna Ágora, responsabilidad de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia, Asoprudea.

Profesor de la Facultad de Ingeniería

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otivo de preocupación y reflexión para la academia son los problemas de la ingeniería nacional manifiestos en las fallas y sobrecostos en proyectos como Reficar, el complejo agroindustrial Bioenergy, el puente Chirajara, los edificios Space y Barlovento en Medellín, y ahora el proyecto Hidroituango, para solo mencionar los más conocidos y de dominio público. En estos proyectos se ha diagnosticado que las principales causas de las fallas y sobrecostos son las incompetencias técnicas en diseño y gestión de proyectos, en unos, y la dudosa consistencia ética, en otros. Problemas asociados a atributos nucleares de la calidad en la formación de nuestros ingenieros. Estos eventos nos señalan la imperiosa necesidad de revisar la naturaleza de la formación de los ingenieros colombianos, porque a las facultades de ingeniería del país nos cabe mucha responsabilidad en el desempeño técnico y ético de sus egresados. Tenemos la necesidad inaplazable, como lo han advertido líderes académicos, de la industria y el gobierno, de educar ingenieros con las competencias para actuar de manera idónea y responsable en los espacios de intervención de la ingeniería. Sobre las preocupaciones de desempeño de ingenieros y otras tensiones manifiestas entre educadores y empleadores, aparentemente irreconciliables, debemos reflexionar hoy para educar los futuros profesionales de ingeniería de este país. Conviene establecer un equilibrio entre la necesidad de enseñar más conocimiento técnico, cada vez más creciente, que proponen los académicos, y el requerimiento de profesionales con una formación en competencias individuales, interpersonales y de ingeniería práctica para el desempeño efectivo en el contexto real de la ingeniería, que reclaman otras comunidades interesadas en su formación. Ese es el gran reto que tienen hoy las facultades de ingeniería del país. Reflexionar sobre los problemas y necesidades de la sociedad colombiana, que puede y debe atender la ingeniería nacional, para traducirlos en unos propósitos de formación del ingeniero futuro, como profesional


idóneo pero también como ideal de hombre y ciudadano. Reflexiones y propuestas que no serían completamente inéditas, ni arrancarían en el vacío. En mayo de 1999 publiqué el artículo “Un ingeniero para el futuro de Colombia” en la revista de Colciencias “Colombia, ciencia & tecnología”; y con el mismo propósito, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), junto con tres universidades suecas, han venido ejecutando desde 2000 un proyecto de transformación en la educación en ingeniería, conocida como Iniciativa CDIO, que ha sido adoptada por más de 150 universidades en el mundo; entre ellas cuatro colombianas: Universidad Nacional (Bogotá), Pontificia Universidad Javeriana, Universidad del Quindío, Universidad Icesi de Cali y la Escuela de Ingeniería de Antioquia. El núcleo de propósitos de formación debe integrarse con conocimientos, habilidades y actitudes como se propone en mi artículo y en la iniciativa CDIO. Propósitos que se traduzcan en resultados de aprendizaje, en atributos de egreso de nuestros ingenieros, en términos de competencias que los habilite para liderar la creación y operación de nuevos productos, procesos y sistemas, con los que se atienden las necesidades y resuelven los problemas; y, además, para que comprendan la importancia de la valoración y anticipación de los riesgos e impactos de sus decisiones en sus creaciones e intervenciones. Impactos que no sólo son económicos, sino también sociales, como los causados en los proyectos antes mencionados. Tenemos que procurar formar ingenieros no solo con los conocimientos técnicos y habilidades de pensamiento creativo para el diseño e implementación de sus creaciones; sino también conocimientos de las ciencias sociales y habilidades de pensamiento crítico, que les permitan valorar el contexto histórico, cultural y social para materializar las soluciones de ingeniería. Ingenieros con el talante ético para dirimir los conflictos entre beneficios económicos personales o corporativos, y los impactos ambientales y sociales de sus decisiones. Ese es el desafío. Y esa consistencia ética tiene que ser observada y vivida por el ingeniero en sus experiencias de aprendizaje no solo en la universidad sino también en otros espacios educativos: la escuela y la familia. Es la oportunidad para pensar en el diseño de currículos de formación de ingenieros más competentes técnicamente y creativos; más sensibles y solidarios, más participativos, respetuosos de los derechos humanos, más integrados en lo cultural, y más conscientes del valor y la necesidad de un desarrollo sostenible ambiental y socialmente.

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Foto: archivo periódico ALMA MÁTER

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La obra escultórica en el campus Por LUZ MARINA RESTREPO URIBE Periodista luz.restrepou@udea.edu.co

Construir, de un lado, se relaciona con formar-educar y, de otro, con morar-habitar. Esos significados devienen cuando repasamos los cincuenta años de construido el campus de la U. de Antioquia y nos detenemos en las más de cien esculturas que convierten a la ciudadela universitaria en museo abierto. “La obra arquitectónica y escultórica cumple una función simbólica como unidad visual y espacial, al propiciar el encuentro entre las personas”, señala el curador de arte del Museo Universitario, Mauricio Hincapié. Para el decano de la Facultad de Artes, Gabriel Mario Vélez, “la obra escultórica en la Universidad cumple una función patrimonial que va ligada a su función formativa en relación con la carga simbólica que proyecta y la reflexión que promueve como colectivo identitario”. Las primeras obras escultóricas instaladas en el campus fueron “El hombre creador de energía” y “PrometeoCristo cayendo”, de Rodrigo Arenas Betancur, y el mural “El hombre ante los grandes descubrimientos de la naturaleza y la física”, de Pedro Nel Gómez. En adelante, de manera paulatina, el campus acoge el trabajo creativo, escultórico y pictórico, de artistas como Enrique Grau, Eduardo Ramírez Villamizar, Ana Mercedes Hoyos, Carlos Rojas, Flaviano Palacio, Nicolai Kuznetsov-Muromsky, Germán Botero, Marta Lucía Villafañe, Alonso Ríos, Antonio Bernal, Horacio Longas, Iván Hurtado, Fanny Sanín, Maripaz Jaramillo, Fredy Alzate, Hugo Zapata, Leonel Estrada, Jorge Cárdenas, John Jairo Muriel, Manuel Hernández, Juan Felipe Giraldo, Oreste Donadío y Douglas Gaviria.


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Impedimentos que inhiben la virtud civil* Introducción del libro “Actualidad de la filosofía política y otros ensayos”, publicado por la Editorial Eafit y el Instituto de Filosofía, de la Universidad de Antioquia, donde el autor es profesor.

Por IVÁN DARÍO ARANGO

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stos ensayos buscan la respuesta de la filosofía política a la pregunta: “¿Cómo educar para la democracia?”, que era el tema de la última conferencia del doctor Carlos Gaviria, el 11 de marzo de 2015, en el Gimnasio Moderno de Bogotá. Se trata de una pregunta compleja que requiere la respuesta de diferentes disciplinas que van desde la sociología histórica y la ciencia política, hasta la antropología cultural y el derecho comparado. La complejidad de esa pregunta se debe al estado de anomia que nos tiene postrados, según el diagnóstico del doctor Gaviria, desde los años noventa, y que consiste en la dificultad que tenemos para interiorizar normas, lo que exige preguntarnos por nuestras costumbres políticas y nuestras formas de sociabilidad a través de la historia. La filosofía política se ocupa de examinar los motivos de obe-

Así como las buenas costumbres requieren leyes para conservarse, también las leyes, para ser observadas, exigen buenas costumbres Maquiavelo diencia a la autoridad política y a las leyes: motivos que pueden ser elevados, cuando se trata de una sociedad sana, o pueden ser bajos cuando la sociedad es corrupta, para emplear las distinciones de Nicolás Maquiavelo, quien es el fundador de la filosofía política moderna. En las discusiones de filosofía política es común apoyarse en las teorías del contrato social para fundamentar los derechos humanos o para aclarar el acuerdo tácito que sirve de base al Estado de derecho. El problema de tales teorías es que no examinan las costumbres y la corrupción política como lo hacen Nicolás Maquiavelo, Etienne de La Boétie o Alexis de Tocqueville, quienes no las emplearon porque se ocuparon más de las virtudes públicas que de los derechos individuales. Aunque los autores mencionados pusieron en lo más alto la virtud civil y el espíritu público,

ellos conocían los impedimentos irracionales que inhiben el ejercicio de esas capacidades: entre esos impedimentos, la credulidad frente al poder es el que más fácilmente puede replegar a los individuos en sus fantasías para abandonar la esfera pública y dejar que el gobernante corrompa las iniciativas ciudadanas. Temas que están muy desarrollados por Maquiavelo y La Boétie y que permiten un análisis de las costumbres políticas en la perspectiva de la filosofía moral, sin desconocer la utilidad de la sociología histórica, tal como aparece en el libro El poder político en Colombia, de Fernando Guillén Martínez, donde establece el concepto de “subordinación cómplice”, característico de nuestra historia colonial y republicana que coincide con el de “servidumbre voluntaria”, desarrollado por Etienne de La Boétie, a partir del análisis del poder, propio del enfoque fenomenológico.

Ahora bien, lo más importante de este enfoque consiste en distinguir la credulidad frente al poder de la mera ignorancia: sencillamente debido a que el poder representa, ni más ni menos, la

El arte en Rusia, a propósito del mundial de fútbol

Por JUAN JOSÉ SUÁREZ GARCÍA*

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omo consecuencia de la Copa Mundial de Fútbol Rusia 2018, los ojos del mundo están puestos sobre ese país, ya no por la llamada guerra fría sino por ese deporte que une a las naciones en cuerpo y alma cada cuatro años. Este país tiene para mostrar algo más que todos los estadios construidos para este mundial. Me refiero a su potencial artístico y el aporte a la cultura universal.

Me voy a referir a algo que me atañe personalmente, la música. Rusia es grande en compositores, intérpretes y directores. Esta se pasea por el mundo ejecutada por orquestas de renombre y conducida por grandes directores. En cuanto a los compositores, comienzo por nombrar el que, a mi juicio, es el más grande de todos, Piotr Ilitch Tchaïkovsky. Sus obras se interpretan en el mundo entero. Cito solo algunas de ellas: la música de los ballets El Lago de los cisnes y Cascanueces, el Concierto para piano y orquesta Nº. 1, el Concierto para violín y orquesta Nº. 1, Romeo y Julieta, la Sinfonía Nº. 6 “Patética”, y especialmente la Obertura Solemne 1812, memorable porque relata la invasión de Napoleón a Rusia y su fatídica retirada de Moscú. En ella se escucha La Marsellesa con los cañonazos de la batalla y luego las campanas de la victoria

con el antiguo himno ruso. Es la primera vez que en una partitura musical se incluyen cañones de salva como instrumentos. El poder y la fuerza de esta obra impresionan de tal manera los sentidos de quienes la escuchan que, a partir de ahí, se enamoran de su música. En la actualidad existe un concurso de piano, violín, chelo y canto, en memoria suya, que se celebra cada cuatro años en Moscú, y es el concurso más famoso del mundo. El primero, en 1958, lo ganó el pianista norteamericano Van Cliburn, quien interpretó el Concierto Nº. 1 para piano y orquesta, bajo la batuta del gran director ruso Kiril Kondrashin. En violín fue ganador el ruso Valeri Klimov con el Concierto Nº. 1 para violín y orquesta. Nikolái Rimski-Korsakov, compositor, pianista y director de orquesta, perteneció al grupo de los cinco nacionalistas rusos. Escribió

muchas piezas para piano, una de ellas, El vuelo del moscardón; tres Sinfonías y Sinfonietta sobre temas rusos. Capricho español, fantasía orquestal y Sheherezade, bello poema sinfónico en cuatro partes. Modesto Mussorgsky, pianista y compositor. Cuando se habla del impresionismo, generalmente se alude a Ravel y Debussy, ignorando que la primera obra impresionista Cuadros de una exposición es creación de Mussorgsky. En ella se escucha la descripción musical de las diferentes pinturas y el andar o paseo (promenade) entre los cuadros expuestos en el museo. Esta obra fue orquestada por Ravel y marcó el inicio de ese movimiento musical. Igor Stravinski, compositor ruso, artífice de la llamada era contemporánea. Sus composiciones fueron hechas para ballet, pero la calidad de ellas es de tal magnitud que ya se han separado


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unidad de la comunidad política y no es únicamente la garantía de los derechos individuales, como ha sostenido la tradición liberal, la cual no deja ver los motivos irracionales de la obediencia, que sí logran desentrañar Maquiavelo, La Boétie y Tocqueville. Sin tales motivos, no se podría explicar el estado de anomia que nos tiene postrados, según sostenía el doctor Gaviria. En nuestras discusiones académicas de ética y política siempre nos referimos a la autonomía moral, a la legitimidad democrática, a la justicia social, a los procedimientos de la deliberación pública y a otras banderas que representan nuestros más altos ideales, pero muy poco nos ocupamos de los obstáculos que impiden alcanzar esos propósitos. El análisis de Maquiavelo, a partir de la experiencia vivida de la relación política, ayuda a conocer esos obstáculos, que normalmente están arraigados en la credulidad y las costumbres de los pueblos. Sin los estudios de Claude Lefort, la filosofía de Maquiavelo hubiera permanecido a la sombra de su ciencia política y su aparente neutralidad valorativa. Lefort renovó la filosofía política reciente a partir de sus estudios sobre Maquiavelo, La Boétie y Tocqueville. No cabe duda de que las fantasías del individualismo moderno han sido descubiertas por la gran literatura, especialmente por la literatura francesa del siglo xix. Por esa razón, ha sido preciso dedicar

uno de los ensayos de este libro al conocimiento moral que alcanzan algunas obras clásicas, que aquí consideramos los libros esenciales y es que el enfoque fenomenológico de la filosofía política está más cerca de las costumbres que del derecho, el cual es más propio del enfoque contractualista de las teorías de Hobbes, Locke o Kant y más recientemente de Jhon Rawls y Jürgen Habermas. El enfoque fenomenológico no pretende reducir la relación política de mando y obligación a algo más inteligible como sería un acuerdo para legitimar la autoridad. La relación política es la base, no únicamente para establecer las garantías individuales, sino para entender las costumbres de los pueblos. El hilo conductor de estos ensayos está en el argumento del primero de ellos, que busca repensar la democracia: no tanto como forma de gobierno, sino como forma de sociedad o como cultura política de la sociedad civil, lo que exige más atención sobre las costumbres que sobre los derechos individuales. Esta investigación no corresponde al enfoque liberal y tampoco al enfoque marxista, porque es necesario entender el poder como poder de convencimiento y persuasión antes que como la mera dominación de clase, y está más cerca de Maquiavelo que de Marx.

de éste y se interpretan como obras sinfónicas independientes. Entre las más importantes están: Pájaro de fuego, Petrushka, La historia del soldado, La consagración de la primavera, Polichinela. Sus estrenos provocaron escándalos por parte del público que no las entendían por lo agresivo de sus orquestaciones y por su ritmo frenético. Su genialidad hizo que más tarde fueran aceptadas por todos. Sergéi Rachmaninov, compositor, pianista y director de orquesta, célebre por poseer los tres dones anteriores que lo llevaron a una crisis profunda ya que estuvo un tiempo sin componer, tocar el piano, o dirigir, porque las tres personalidades musicales lo dominaban y él no sabía por cuál definirse. Visitó a un psicoanalista, y en el éxtasis del tratamiento compuso su famoso Concierto Nº. 2 para piano y orquesta, el cual dedicó a su médico y es considerado uno de los tres más bellos junto al Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, y al Concierto Nº. 1 para piano y orquesta de Tchaikovski. El compositor firmaba sus obras orquestales con cuatro acordes finales que dicen: ¡RACH-MA-NI-NOV! Otros artistas insignes son: Evgeni Svetlanov, Kiril Kondrashin,

Serguéi Kusevitski, Gennadi Rozhdéstvenski, Aleksandr Glazunov, todos directores de orquesta. El país también cuenta con acreditados intérpretes que la escuela rusa de piano y cuerdas ha desarrollado: pianistas como Arthur y Antón Rubinstein, Vladimir Horowitz, Alexandr Skriabin, Sviatoslav Richter, Emile Giles; los violinistas David Oistrakh, Jascha Heifetz, Vladimir Spivakov, Maxim Vengérov, así como los chelistas Daniil Shafrán y Mstislav Rostropovich, que fueron los mejores del mundo en su época. Este rápido panorama de la música no le hace justicia a todos los artistas rusos. Solo puedo resaltar que ellos estarán muy ligados a la competencia que se avecina. Rusia ya debe tener preparados los eventos artísticos colaterales a la Copa del Mundo con todo el potencial de su cultura milenaria. Puedo asegurar que sus artistas le darán un toque mágico y un acompañamiento adecuado a este mundial, ¡Gol número uno de Rusia!

*Título de la edición del periódico ALMA MÁTER

*Aparte de un texto del autor, quien es colaborador de la revista Agenda Cultural de la Universidad de Antioquia, incluido en la edición de junio dedicada a diversas manifestaciones artísticas de Rusia, a propósito del mundial de fútbol 2018.

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Sergio Pitol (1933-2018) Por JUDITH NIETO Profesora de la Facultad de Medicina judith.nieto@udea.edu.co

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entí un escalofrío particular cuando me enteré de la muerte de Sergio Pitol, ocurrida el pasado 12 de abril en su casa de Xalapa, capital del estado de Veracruz, México. Poco a poco, esa sensación se convirtió en tristeza. Cómo no, si a este escritor y a su obra debo largas lecturas, además del sosiego y el aprendizaje que suele conceder todo maestro que se aplica a la literatura y a sus logros estéticos, máxime cuando la memoria hace de brújula creativa y mantiene viva la vena que ayuda a contar, que deja narrar. Eso fue lo que le ocurrió a Pitol, “hijo de la lectura”, como él mismo se define, quien veía la escritura como una tarea que intensificaba su vida. Con esa tristeza, pero con la claridad de que ante el padecimiento físico es mejor morir —certeza que quizá también tuvo el autor—, pensé que valía la pena retomar algunas de sus obras y animarme a escribir unas líneas para evocar y despedir a quien trasegó sin limitación alguna por la crónica, el ensayo, el cuento y la novela. El escritor mexicano, nacido en Puebla y considerado una de las voces más interesantes de América Latina, llegó a su final contrariando la manera en la que vivió durante sus 85 años de existencia: una afasia primaria terminó por dejarlo totalmente impedido para moverse, hablar y caminar. La enfermedad, capaz de marchitar el cuerpo, pero no de llenar de tinieblas el alma, puso fin a la vida de un trashumante que residió casi todo el tiempo en geografías políticas tan diversas como París, Praga, Budapest y Moscú. Fue en Rusia, país que elogió en numerosos escritos, donde logró exorcizar el miedo a la hoja limpia que espera la palabra: “En Moscú me desprendí de la nefasta sombra que se plantó durante años sobre la página en blanco” (Pitol, 2010, pp. 56, 57). Además, el mundo ruso afianzó su gusto por la literatura, en particular por Chéjov, su gran ventura, su permanente lección, y por Gógol y Tolstói, escritores a los que consideraba sus ángeles tutelares. Al leerlos conoció la originalidad, la sorprendente energía y la excentricidad, rasgos que dan cuenta del fértil ambiente literario del mundo ruso; aunque antes de encontrar al autor de La señora del perro había leído a Faulkner, a Borges, a Mann, a Rulfo y a Juan José Arreola, entre muchos otros. Pero, parafraseando a Pitol, Chéjov fue puesto en la fila de sus preferidos y siempre lo mantuvo allí. Debo decir algo más acerca de su particular y decidida vida consagrada a la lectura y a la creación: el escritor, editor y traductor mexicano, para quien el cuento moderno, independientemente de su final, requería la participación del lector, fue merecedor de prestigiosos reconocimientos, como el Premio Herralde de Novela (1984), el Premio Juan Rulfo (1999) y el Premio Cervantes (2005). Pitol, autor de Tiempo cercado y El viaje, ya no está con nosotros. Pero, desde aquí, y con el vacío que deja su ausencia, lo evocamos para hablar a sus lectores y a quienes puedan interesarse sobre su vida y su obra. Se inició en la escritura en 1956; se graduó en leyes, pero nunca ejerció, y después de concluir esos estudios —por los que no sentía ninguna atracción—, empezó a asistir una vez a la semana al Colegio Nacional para escuchar a Alfonso Reyes, quien disertaba sobre temas helénicos, asuntos en los que son comunes las travesuras entre almas llevadas a la página o a la escena con notable habilidad artística. De ese mundo también bebió Sergio Pitol, creador de Juegos florales, observador del hombre inconforme por el error cometido tantas veces por sus manos tenebrosas y su cabeza perdida; en síntesis, por su imperfección, condición que hace perfecta la invención que para el caminante mexicano se volvía a veces cuento, y otras lograba el contenido y la forma de la novela.

Referencia Pitol, S. (2010). Una autobiografía soterrada [Ampliaciones, rectificaciones y desacralizaciones]. Oaxaca: Almadía.


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Pasión por la totalidad Un ensayo sobre las Elegías del Duino de Rainer Maria Rilke Por MARÍA PAULINA RESTREPO RUIZ Comunicadora del Departamento de Publicaciones de la Universidad de Antioquia maria.restrepo4@udea.edu.co

Foto: Rubén Darío Herrera

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esarrollar una lectura rigurosa de una de las obras poéticas emblemáticas del siglo xx fue el objetivo de “Pasión por la totalidad. Un ensayo sobre las Elegías del Duino de Rainer Maria Rilke”, dice Julián Camilo Ospina Saldarriaga, autor del libro publicado recientemente por el sello Editorial Universidad de Antioquia. A lo largo de los diez poemas que Rilke (1875-1926) escribió entre 1912 y 1922, —complementa— se presenta una meditación de carácter ético y estético sobre la existencia humana. “En esta reflexión, siempre en clave poética, se halla un pensamiento crítico respecto a la conciencia y el sujeto racional de la modernidad. Y, como alternativa a esa crítica, una nueva significación y comprensión de temas como el amor, la intimidad y la muerte, fundamentales para realizar la obra de arte (“pasión por la totalidad”, según Rilke) y relacionarse de otras formas con la tierra. Cometido que se cumple en la medida en que, capítulo a capítulo por cada una de las Elegías, se reflejará la coherencia de esa compleja obra consigo misma y su autor”, señala. Julián Camilo, ¿qué importancia tiene la lectura en ejercicio de escritura? —Toda lectura es solidaridad, una apertura al diálogo al que entramos sin verdades y salimos sin ellas. No obstantes, más fecundos en el corazón. Amor, muerte, tierra, naturaleza no son solo palabras: el vivir y el decir de poetas y filósofo han sido labrados en distintas formas y figuras. Yo me ocupé de una forma y una figura específica; la lectura como la escritura no se desligan de lo que para mí fue una experiencia con otros ensayistas y con las Elegías del Duino. Afortunadamente hay también lectores, seres de carne y hueso a los que las palabras de amor, muerte y vida tocan de peculiar manera y con los que, por tanto, este ensayo también podría encontrarse. No es una lectura absoluta, ni mucho menos. De mi

Juan Camilo Ospina Saldarriaga parte fue un ABC de la lectura de poesía, con los límites que tenía a mi alcance, una reflexión y una meditación sobre ciertas palabras fundamentales que constituyen la intimidad del ser humano y del artista. Espero no haber tergiversado el canto al escucharlo. ¿Qué revela este libro? —Este ensayo procura revelar con rigor, casi verso a verso, la autonomía y la unidad del poema en sí mismo, es decir, de cada una de las diez elegías, razón por la que el libro, reflexivo y argumentativo, consta de diez capítulos. En cada de los capítulos se abordan los momentos y figuras, personajes e ideas, especificando el papel que cumplen dentro del todo de la obra y mostrando asimismo el tejido de relaciones y correlaciones con los demás poemas; es decir,

reflejando el modo como se compone la unidad de las diez elegías. Esta unidad es de carácter formal y de contenido, en virtud de que en todos los capítulos se realiza

la meditación sobre el carácter ético-estético de la obra de arte y de la existencia humana que esta poesía plantea. ¿Qué deben esperar los lectores? —No se escribe para la aprobación sino para la conversación. Para alguien puede ser un aporte significativo tal vez la decepción, el aburrimiento que el libro le desencadene. No es un libro ideal ni ideológico, ni deja enseñanzas. Ni fue su pretensión respecto al texto de las Elegías del Duino realizar afirmaciones absolutas —tan dañinas y tan caras a ciertas filosofías— que saldaran o contrajeran deudas con una “problemática de carácter universal”. No hay que olvidar tampoco el horizonte y el contexto filosófico sobre el que la obra discurre, ni el modesto propósito de leer las Elegías orientado a rastrear allí la crítica al modo de la conciencia moderna y la transformación de la misma respecto a las concepciones del amor, la intimidad, la muerte y la obra de arte. Si bien eso es una problemática de grandes rendimientos en la filosofía, no se parte de axiomas para encaminar esta reflexión, ni se quiere reducir la obra a los conceptos filosóficos, sino que se destaca cómo se nombra y desarrolla en la literatura, más esencialmente en la poesía, lo que en la filosofía se nombra y desarrolla de modo distinto. Naturalmente, dejando abierto el campo de encuentros y desencuentros entre poesía-filosofía, justamente a partir de autores que se movieron entre dichos ámbitos: Heidegger, Blanchot, entre otros. El libro, aparte de ser un simple aporte al diálogo poesía-filosofía, realiza una lectura que procura esclarecer los aspectos esenciales de esta enigmática y no menos compleja obra de arte: las Elegías del Duino, razón por la que se convierte en un simple aporte a la crítica literaria en el país y a su tradición ensayística, referida en esta caso a la peculiar meditación ética y estética sobre la existencia humana que dicha obra de arte propone.


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El esplendor y el miedo

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Retrato de familia

A mis años, Mi padre tenía el corazón lleno de fuerza, Siete hijos Y los miedos amarrados con traílla. Había guardado sus sueños, qué dolor, En el cuarto más oscuro de la casa, Y cuidaba los sueños de sus hijos.

El esplendor y el miedo explora la avidez por la vida y la certidumbre agobiante de la muerte. El poeta sabe que no puede resolver la paradoja, pero, haciendo uso de la fábula, la alegoría y la experiencia vital y literaria, la dibuja con una fuerza y un ritmo constantes, permeados por la sensualidad y, no pocas veces, por una suerte de escepticismo que, en todo caso, no le impide contemplar la belleza de la realidad circundante, ni olvidar la memoria colectiva, ni renunciar al placer de nombrar (esencia misma de la creación). El resultado revela una voz singular en la poesía colombiana. —Gustavo Adolfo Garcés—

A mis años, Mi madre era una muchacha Con siete hijos y la alegría llenándola de vida. Todos los días ventilaba sus sueños Para que no murieran de tristeza. Mi madre danzaba sobre las cuerdas de la ropa Y danzaba el mundo. Mi madre reía en la cocina Y reía el mundo. Mi madre a veces lloraba Y el mundo caía sobre nosotros Como una catarata. Mi padre y mi madre son dos nubes. ¿Quién gobernó sus vidas? ¿Qué Dios los bendijo y Les señaló el camino? Yo soy un poco de ellos. Un poco, apenas. A veces en casa el dinero escaseaba. Pero nunca faltaron las cosas importantes. Siempre lo supe. Esas cosas un fantasma las sopla en el oído. Pero es distinto saberlas a vivirlas. La muchacha que es mi madre Siempre las ha vivido. Mi madre tuvo pocos miedos. ¿Tiene miedos? Mi padre fue distinto: Triste, tozudo, huraño. Sin mi madre, mi padre habría sido aún más triste. Mi padre sufrió como un niño, Luego como un muchacho Y después como un hombre. Murió viejo, sufriendo. Mi madre sufrió siempre como una muchacha. Hay seres bendecidos.

Árboles Todo pasó, menos los árboles. Están ahí, viendo amanecer los muertos que Escribieron palabras de amor en sus cortezas. Los pinos susurran en la noche. Cedros y guanábanos se abrazan Y esperan el vuelo de los pájaros, Y suspiran por los nidos que los llenarán de plumas. Los yarumos ríen Mientras yo me deslío Como la sal en una gota de agua.

Poética ¿A quién agradecer esta palabra, Esta amorosa lengua que nos vence? Nunca está dicho todo. La lengua también es infinita. Berceo, Borges, y un hilo Que no duerme. La lengua tumultuosa. Tanta generosidad, ¿cómo pagarla?

* Poemas del libro El esplendor y el miedo, de Alberto Vélez, publicado por la Editorial Universidad de Antioquia.

LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA HACE CONSTAR: • Que se encuentra en trámite el reconocimiento de la sustitución pensional por el fallecimiento de la señora GABRIELA RUIZ GRAJALES, CC. 21.341.018, quien falleció el 18 de mayo de 2017. Se ha presentado a reclamar la señora LIRIA RUIZ GRAJALES en calidad de hermana. Las personas que se consideren con igual o mejor derecho, deberán presentarse dentro de los 30 días siguientes a esta publicación, en el bloque 22 oficina 340 Gestión Pensiones. • Que se encuentra en trámite el reconocimiento de prestaciones sociales del señor JUAN JOSÉ PAVÓN PALACIO, fallecido el 10 de enero de 2017. Se han presentado a reclamar el señor ALEJANDRO ANTONIO PABÓN TORRES y la señora AMPARO DEL SANTÍSIMO PALACIO, en calidad de padres. • Que se encuentra en trámite el reconocimiento de prestaciones sociales del señor CARLOS ARTURO MORALES VALLECILLA, fallecido el 22 de febrero de 2018. Se han presentado a reclamar la señora DIBER MARCELA RAMÍREZ MONROY, en calidad de cónyuge, y DAVID ALEJANDRO Y JULIANA MORALES RAMÍREZ, en calidad de hijos. Las personas que se consideren con derecho, presentarse dentro de los 30 días siguientes a esta publicación.


Cultura

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Una convocatoria histórica Por OSCAR ROLDÁN ALZATE Jefe del Departamento de Extensión Cultural

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ún queda un mes para el cierre de la convocatoria de los Premios Nacionales de Cultura Universidad de Antioquia. En esta oportunidad, y con motivo de la quincuagésima edición de la más amplia oferta de reconocimientos brindados por una universidad pública colombiana a las artes y la cultura, se convoca a creadores del campo de la literatura, el dibujo, los estudios en cultura y la escultura. Esta última categoría, especialmente propuesta para este año, denominada Campus 50, Escultura Monumental, busca dejar testimonio, para la posteridad, de una iniciativa ejemplar en las políticas culturales de la Alma Máter de los antioqueños, que se remonta al mismo momento en el que se comenzó a habitar su sede central. Es preciso recordar que con Ciudad Universitaria llegó una dinámica renovada a la vida cultural de la Alma Máter, de la región y del país. En 1968, tras la realización de la I Bienal Iberoamericana de Pintura en nuestra Universidad, patrocinada por Coltejer y, como una suerte de actividad paralela que complementó y dio fuerza a la escena del arte en Colombia, nacieron los Premios Nacionales de Cultura, Universidad de Antioquia, con el I Salón Nacional de Artistas Jóvenes Colombianos. La Segunda Bienal también tuvo nuestro campus como escenario y motor para garantizar su éxito en medio de un complejo alboroto de huelgas y luchas de reivindicación social y política, derivadas de los movimientos sociales con los que se cerró la década de los sesenta y que, en el caso específico de Medellín, agregaron un sabor especial al rol que han de jugar el arte y la cultura en la construcción de civilidad e identidad. El tiempo ha pasado y, con él, las bienales, que se esfumaron junto con la plusvalía de la compañía textil. Afortunadamente, en la escena cultural de Colombia no corrieron con la misma suerte los Premios Nacionales de Cultura de nuestra Alma Mater; por el contrario, con el tiempo, se han sumado múltiples disciplinas convocadas hasta llegar a tener siete premios con más de 15 modalidades que se alternan cada año, cubriendo un amplio espectro de la creación y la reflexión en torno a la producción del arte y los fenómenos culturales. Con el tiempo se hace historia y, aunque somos testimonio que forja memorias, siempre tenemos un reto presente, pues con los Premios Nacionales de Cultura, la Universidad sigue manifestando su gran convicción de que es el camino de la creatividad y la poética por el cual podemos encontrar los espacios indicados para hacer cosas juntos, en un momento histórico que nos reclama responsabilidad para con el futuro de todos.

La periodista Bertha Durango Benítez viajó tanto a Bojayá como a Bogotá para hacer el trabajo periodístico.

Cantos para recordar Por FREDY ALONSO RAMÍREZ CALLE Periodista alonso.ramirez@udea.edu.co

Desde que tenía siete años quise ser periodista. Con mi hermana jugábamos a ser presentadoras de un noticiero de televisión, de noticias serias, no de farándula”, cuenta la egresada de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad de Antioquia, seccional Urabá, Bertha Durango Benítez, quien obtuvo el Premio de Periodismo Regional de la Revista Semana y el Grupo Argos en la categoría “Mejor reportaje radial” con el trabajo “Bojayá, una tragedia contada y cantada”, emitido por la Emisora Cultural Universidad de Antioquia. Creció en zona rural de Chigorodó. Estudió Tecnología Ambiental en el Sena. Pasó a Ingeniería Oceanográfica en la sede Ciencias del Mar en Turbo. Luego volvió a presentar el examen de admisión e ingresó a Comunicación Social - Periodismo. Bertha creció en medio del conflicto. Fue víctima. Dos de sus hermanos fueron asesinados, uno desaparecido. Después vino el desplazamiento. “Un día dije, quiero hacer un trabajo donde pueda hablar del conflicto, pues sentía que tenía una deuda con mis hermanos”. Y así fue. Un día se dio cuenta que en Bojayá la gente componía letras para narrar y mantener viva la memoria de los hechos fatídicos del 2 de mayo de 2002, y para “drenar el dolor” que les había causado la masacre. Entonces se dio a la tarea de investigar cómo la música sirve para reconstruir la memoria y el tejido social y para elaborar el duelo.

“La música es ideal para expresar cualquier sentimiento, es algo que hace parte de todas las culturas. En Bojayá, una comunidad con raíces afro, son muy musicales, le cantan a todo, al nacer, cuando muere alguien; son composiciones que surgen de su diario vivir. A través de sus letras y melodías narran su cotidianidad y así lo hicieron con la masacre”, relata. La idea de Bertha era mostrar cómo se han reinventado, cómo le hacen frente al dolor. “A ellos no les gusta que los llamen víctimas, ellos se hacen llamar sobrevivientes, porque eso es lo que son”, dice. En su trabajo de campo se encontró con las Cantadoras de Pogue, pero también debió viajar a Bogotá donde reside uno de los sobrevivientes. En los alabados la comunidad de Bojayá hace un llamado a que cese la violencia. “Encontré apoyo total al proceso de paz, porque ellos están cansados de la violencia. En regiones como la nuestra, nosotros somos quienes hemos puesto los muertos, quienes hemos vivido lo peor del conflicto”, afirma. El trabajo contó con voces de expertos en música, profesores que han estudiado las músicas y expresiones de los habitantes del Atrato. También con una experta en musicoterapia que le explicó cómo desde la psiquis se puede aliviar el dolor. “Fue un trabajo hecho con mucho amor, pasión y entrega. Conté con el acompañamiento del profesor Antonio Rodríguez Marenco, quien me asistió en esta locura; su asesoría fue vital. Decía que este trabajo iba dar mucho de qué hablar”. Y el 2 de mayo de 2018, cuando se cumplían 16 años de la masacre, la llamaron de la revista Semana. El jurado eligió su trabajo periodístico entre más de 400, por su calidad narrativa y el aporte que hace a la construcción de memoria del conflicto.


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