MARZO MEDELLÍN 2019
DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES
ALMAMATER@UDEA.EDU.CO
@UNIVERSIDADDEANTIOQUIA
@UDEA
VIGILADA MINEDUCACIÓN
ISSN 1657-4303
N.º 684
¿COSTO AMBIENTAL O ECONÓMICO? LA DIFÍCIL ENCRUCIJADA CON HIDROITUANGO
P. 6
UNA APP PARA MONITOREAR LA ENFERMEDAD DE PARKINSON
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LA SALUD EN EL PND: ¿CUÁL PACTO?, ¿CUÁL EQUIDAD?
P. 14
«SOY PESIMISTA EN EL CORTO PLAZO PARA VENEZUELA»: CAVAROZZI
P. 22
Mixturas
El trabajo académico, investigativo y social de muchas universitarias encuentra respaldo en cientos de mujeres que tienen liderazgo en los territorios. Sus vocaciones, conocimientos y laboriosidades se abrazan en una «mixtura» que permite positivas, y muchas veces silenciosas, transformaciones en las comunidades.
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N.º 684 · marzo de 2019 · Universidad de Antioquia
43 científicos nacionales e internacionales fueron convocados para conformar la segunda Misión de Sabios de Colombia. La Universidad de Antioquia, con su amplia trayectoria en investigación en ciencias de la vida y la salud, ejercerá la secretaría técnica en esa área.
STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co
#FOMENTOCIENTÍFICO
Vida y salud, asignaturas de la UdeA en la Misión de Sabios Históricamente, los
laboratorios y las aulas de la Universidad de Antioquia han sido un terreno fértil para la cosecha de hitos en ciencias de la salud. Así lo demuestran sus numerosas innovaciones, desarrollos, hallazgos y descubrimientos en temas como enfermedades neurodegenerativas, infecciosas y tropicales, salud pública y comunitaria. No en vano, la Vicepresidencia de la República convocó a la Alma Máter de los antioqueños para ejercer la secretaría técnica del foco temático de ciencias de la vida y la salud en la Misión de Sabios. Se trata de «un reconocimiento al prestigio, desarrollo, trayectoria y contribuciones que la Universidad ha hecho a Colombia y al mundo en esas áreas del conocimiento», según apuntó el rector John Jairo Arboleda Céspedes. «La Universidad deberá coordinar y diseñar el trabajo en dicho foco», contó Arboleda Céspedes, y añadió que ello implicará invitar y conformar un equipo de asesores expertos y de científicos reconocidos en esa área, «no solo con nuestros connacionales, sino también con expertos en el ámbito internacional que nos puedan apoyar». Según advirtió el vicerrector de Investigación, Sergio Cristancho Marulanda, actualmente se está considerando un grupo de nombres que han sido propuestos por el Comité para el desarrollo de la investigación —Codi— y otras instancias universitarias. A partir de esa selección previa, la rectoría de la Universidad podrá designar a quien ejercerá como apoyo principal a esta secretaría técnica. El equipo definido por la Universidad también diseñará el esquema metodológico para cumplir con el reto de entregar un documento a la Nación, al cabo de los siguientes nueve meses, con las propuestas en este foco temático.
Además del campo de ciencias de la vida y la salud, las siguientes áreas del conocimiento completan los ocho focos temáticos que abordará la Misión: Ciencias sociales, desarrollo humano y equidad. Biotecnología, bioeconomía y medio ambiente. Océano y recursos hidrobiológicos. Ciencias básicas y del espacio. Energía sostenible. Tecnologías convergentes. Industrias creativas y culturales.
Dinámica y desarrollo
Aunque la iniciativa cuenta con 50 millones de pesos para financiar algunas de sus actividades, el aporte de la academia será ad honorem. Además de la Universidad de Antioquia, otras nueve instituciones de educación superior acreditadas —cinco públicas y cuatro privadas— nutrirán las ocho comisiones temáticas definidas, una por foco temático. «Las universidades serán instituciones ancla, puntos de encuentro donde sus grupos de investigación se sumarán. Así que aquí el protagonismo lo tiene la academia, con una lectura juiciosa y rigurosa de nuestro presente y de
Comité editorial: Elmer Gaviria Rivera · Vicerrector General Clemencia Uribe Restrepo · Secretaria General Patricia Nieto Nieto · Profesora de la Facultad de Comunicaciones Diana Carmona Hernández · Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
N.º 684 MARZO MEDELLÍN 2019
ISSN 1657-4303
Focos temáticos de la Misión de Sabios
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cómo nos proyectamos en el marco de nuestro bicentenario», dijo la ministra de Educación, María Victoria Angulo. Por su parte, Jorge Reynolds Pombo, uno de los expertos que integrará el foco temático liderado por la Alma Máter, enfatizó en que las industrias también son actores clave. «Esto no es algo sectorial —dijo— sino el conjunto de educación, industria, comercio, ciencia, tecnología, y la importancia de la interacción de todo esto». Los académicos esperan que esta Misión de Sabios tenga un impacto mayor que el que tuvo su predecesora, conformada hace más de 20 años durante el mandato de César Gaviria Trujillo. Así lo expresó otro de los científicos que integrarán el foco ciencias de la vida y la salud, Rodolfo Llinás Riascos. En ese sentido, Angulo dijo que tanto los 10 meses de trabajo que abarcará la Misión, así como la inclusión de un capítulo para educación, ciencia y tecnología en el «Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022». Pacto por Colombia, pueden verse como garantía de la determinación estatal para concretar las expectativas del país en torno a la ciencia colombiana.
Carlos Mario Guisao Bustamante Director de Comunicaciones Luz Adriana Ruiz Marín Jefa División de Contenidos Medios y Eventos Luis Javier Londoño Balbín Coordinador de medios impresos
Foto: cortesía Sede de Investigación Universitaria —SIU—.
Pedro León Correa Ochoa Coordinación de edición John Sebastián Otálvaro Pérez Corrección de texto Víctor Aristizábal Giraldo Diseño y diagramación
Portada Diseño: Andrea Henao Jaramillo Las opiniones expresadas en ALMA MATER son responsabilidad de los autores y solo a ellos compete.
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N.º 684 · marzo de 2019 · Universidad de Antioquia
#OPINIÓN Trayectoria y logros, razón del llamado Buena parte del músculo científico de la Universidad se concentra en dicha área temática. Ciertamente, esa es una de las mejores cartas de presentación de la Alma Máter para acoger el llamado del Gobierno nacional a ejercer la secretaría técnica del foco temático ciencias de la vida y de la salud. De acuerdo con la última convocatoria de Colciencias para la medición y el reconocimiento de grupos de investigación, realizada en 2017, la Universidad de Antioquia cuenta con 79 grupos reconocidos en ciencias médicas y de la salud en las siguientes categorías:
En lo relacionado con ciencias naturales —área del conocimiento ligada a las ciencias de la vida— el número de grupos reconocidos por Colciencias asciende a 65. Las cifras para cada categoría son las siguientes:
Las cifras para programas de pregrado que ofrece la Universidad en la área de la salud y en la de ciencias exactas y naturales son 19 y 7, respectivamente. En programas de posgrado los totales corresponden a 88 y 10. Otro indicador es el número de patentes resultantes de la investigación científica de la Alma Máter. Según los registros de la Unidad de Innovación, la Universidad cuenta con 8 patentes concedidas y 11 más en trámite en la área de la salud. En la área de las ciencias exactas y naturales tiene 44 concedidas. A esos números se suma la importancia estratégica del foco de ciencias de la vida y de la salud para el ecosistema científico colombiano y para la humanidad en general. Reynolds Pombo, por ejemplo, recalcó que este constituye «la parte central de la Misión, porque todo está referido a la vida». De acuerdo con el vicerrector Cristancho Marulanda, la invitación a ejercer la secretaría técnica de este foco temático representa para la Universidad un reconocimiento al trabajo que por años ha realizado con investigadores, grupos de investigación y unidades académicas en pro de una de sus áreas más fuertes en gestión y generación del conocimiento.
Ciencias sociales: sin representatividad regional* El anuncio de un componente de «ciencias sociales para el desarrollo humano y la equidad» en la Misión de Sabios, no solo generó una expectativa alentadora sino también esperanzadora sobre el papel de las ciencias sociales en la definición de estrategias consistentes con la historia nacional, con nuestros territorios y sus procesos de construcción de conocimiento. Creímos advertir una oportunidad para que se incluyeran en el horizonte de la ciencia, la tecnología y la innovación, los conflictos y los procesos de construcción de paz y las alternativas de futuro de las comunidades con las cuales nuestros científicos sociales y humanistas han trabajado con ética y compromiso. Sin embargo, al escudriñar la conformación de este componente es patente la falta de una representatividad regional, lo que devela una imagen de país construida desde el centro del poder. La procedencia y lugar de ejercicio profesional de los seleccionados expresa, en buena medida, una «jerarquía escalar de la sabiduría», y revela qué es considerado conocimiento experto en términos de la geografía del poder. Para la área de ciencias sociales, humanidades y artes de nuestra Universidad, se hizo evidente además la ausencia de las universidades públicas en este componente de la Misión, pese a que ellas tienen, con base en su trabajo, un conocimiento detallado de las necesidades y aspiraciones del país periférico. La universidad pública, como se sabe, ha sido fundamental en el desarrollo de las ciencias sociales en nuestro país y con su labor en la educación superior pública realiza aportes sustanciales a la equidad. Sin ella, se deja de lado la proposición de horizontes de desarrollo humano en un momento crítico de reivindicación social del derecho a la educación superior, además se desconoce que estas universidades han trabajado asiduamente por el valor público de la ciencia y su rol transformador y que, aun sufriendo los embates directos del conflicto armado, nunca han detenido la labor incansable de producir conocimiento y formar una ciudadanía crítica, deliberante, activa y comprometida con la transformación hacia una sociedad más justa y equitativa. Solo nos resta estar atentos para verificar si el desempeño y la puesta en marcha de esta Misión de Sabios, y su componente de ciencias sociales, nos demuestran que estas incertidumbres sobre su conformación se diluyen y dan paso a lo que miramos con esperanza: que sea una comisión capaz de proponer horizontes del desarrollo con una actitud humanista, en conexión con nuestras historias y geografías regionales, en el marco de un pensamiento complejo e interdisciplinar y articulado a los conocimientos de nuestras comunidades académicas y de las comunidades locales. *Autoría conjunta Vladimir Montoya Arango, director del Instituto de Estudios Regionales —Iner— Jorge Antonio Mejía Escobar, director del Instituto de Filosofía William Fredy Pérez Toro, director del Instituto de Estudios Políticos —IEP— Dependencias de la Universidad de Antioquia
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Con Tumaco en el corazón, la resiliencia de los africanos en sus genes y una carrera científica digna de elogio, Ricardo Torres Palma —docente de la Universidad de Antioquia— fue reconocido en los premios Afrocolombianos del Año 2018.
STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co
#RECONOCIMIENTO
Más que un rótulo Ser el
científico latinoamericano más citado en su área de investigación es solo una de las formas en que Ricardo Torres reivindica sus orígenes. En una sociedad feroz que impone estigmas como blandiendo un candente hierro de marcar, es valioso que alguien demuestre que las personas son más que un rótulo. Ese es, precisamente, el homenaje de este tumaqueño a sus raíces. Y es también, quizás, la mayor de sus conquistas. Ricardo Antonio Torres Palma nació el 27 de agosto de 1974. El municipio de Tumaco, en Nariño —tierra flagelada por el conflicto y las desigualdades— tiene en Ricardo a un hijo que empuñó lapiceros en vez de armas. El colegio le dejó claro que su ruta de vida sería la química, la cual recorrió en la Universidad del Valle desde 1993. La víspera del nuevo milenio le trajo la graduación del pregrado en Química y el inicio de una maestría en la misma área, en 1998. Sin embargo, más que empezar un posgrado, lo que lo acercó a sus sueños fue conocer a su gran mentor: el profesor colombiano César Pulgarín Gómez, con quien se encontró en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza. Con su ayuda, Ricardo accedió a una beca para completar su posgrado en suelo suizo. Un año de investigación científica en Europa lo preparó para sustentar su tesis de maestría en la Universidad del Valle. En Suiza también trabajó, por un año y medio más, en el tratamiento electroquímico de aguas. Sin embargo, su sueño de niño —trabajar en una universidad prestigiosa del exterior para aspirar a un Nobel— cambió casi sin percibirlo.
de Antioquia, desde 2017 —según la base de datos bibliográfica Scopus—. Él atribuye sus logros a tres elementos. Primero, su herencia genética. «Fue muy complejo para los africanos desarraigados de sus familias llegar aquí. Creo que tengo en mis genes esa resiliencia y una fe muy grande en lo que puedo hacer». Esa fe es el segundo elemento, pues le permitió beber de prestigiosas fuentes académicas en Suiza, Francia y Canadá. La tercera clave —dice— son las relaciones humanas. Su carrera científica es digna de elogio. De hecho, en diciembre del 2018, Ricardo recibió el reconocimiento de la Fundación Color de Colombia y el periódico El Espectador como el Afrocolombiano del año, en la categoría Academia. Dicha ponderación tiene sentido para él, especialmente «si hay un niño que pueda inspirarse en mi historia para no coger un arma», dijo. Prueba de su sentir es un programa de becas para la educación superior que creó con familiares y amigos. Tumaco en el corazón es el nombre del programa que ya tiene a cinco jóvenes estudiando en distintas universidades del país. Es en casos así que la expresión «si hay un niño…» cobra vida más allá de la utopía. Sí, la historia de Ricardo lo confirma: somos mucho más que un rótulo.
«Si hay un niño…»
«Suiza es Suiza, pero las necesidades están en Colombia». Así describió Ricardo su nueva perspectiva. Ahora quería trabajar por la sociedad que lo vio crecer, y la vida le tenía preparada una nueva casa para hacerlo: la Universidad de Antioquia. La Universidad realizó una convocatoria para vincular a docentes con motivo de su bicentenario, que se celebró en 2003. Como su perfil encajaba a la perfección, el químico se persuadió con delirio: «¡Esto es para mí!». Así, se vinculó a la Alma Máter de los antioqueños en febrero de ese año. Poco después consiguió una beca para doctorarse en Química, en Francia, país que anheló conocer desde su infancia. Aunque a veces lo veía cuesta arriba, lo consiguió. En 2008 se graduó con máximos honores de la Universidad de Saboya y regresó a la Universidad de Antioquia. Pero su estancia en tierra paisa no duró mucho. El año siguiente viajó a la Universidad de Toronto, en Canadá. Entre 2009 y 2011 realizó un posdoctorado y profundizó en el uso de técnicas de ultrasonido para el tratamiento de aguas, herencia académica con la que fundó, a su retorno a Colombia, el Grupo de investigación en remediación ambiental y biocatálisis, en la Universidad de Antioquia. En 2017 el Grupo fue reconocido en la categoría A1 de Colciencias. Por eso cuesta creer que en 2015 todos los equipos del laboratorio fueran donados o reciclados. Aun así, Ricardo lideró una gesta que lo tiene como el segundo investigador con más publicaciones en revistas de alto impacto de la Universidad
Ricardo Torres Palma es docente e investigador de la Universidad de Antioquia. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
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A través de las variaciones en la forma de los dientes es posible reconstruir la evolución de 477 personas en Medellín y su combinación de ancestros amerindios, africanos y europeos.
JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co
#CIENCIA
Mapas dentales de nuestros orígenes Además de un valor estético, alimentario y para la salud de las personas, los dientes tienen un valor histórico y antropológico. Tener el tejido más duro del cuerpo humano —el esmalte dental— garantiza que se preserven bastante bien, después de la muerte e incluso durante miles y millones de años. Esto puede ser útil para la investigación forense, pues tomar una muestra de ADN —ácido desoxirribonucleico— no siempre es posible. Si bien el ADN contiene las instrucciones genéticas de los organismos vivos, la morfología dental también puede ser una herramienta para procesos de identificación humana. «Es de gran ayuda en la antropología porque nos permite conocer la ancestría genómica y tiene una alta preservación en el registro arqueológico y fósil», explicó Luis Miguel Ramírez Aristeguieta, odontólogo e investigador de la Facultad de Odontología de la Universidad de Antioquia, quien busca aportar en áreas como la biomedicina, la antropología o la odontología forense a partir de la morfología dental, en el marco del proyecto «La arquitectura genética de la morfología dental en humanos modernos». Evolución humana, registrada en los dientes
Los dientes en forma de pala, así como varios rasgos más, están asociados con los ancestros amerindios que poblaron América después de cruzar el estrecho de Bering desde Asia, hace por lo menos 18 000 años. Este rasgo dental es un ejemplo de cómo compartimos orígenes como especie. Es también resultado de la relación entre los genes (genoma) y las formas (fenoma), como lo vemos en nuestros ojos, cabello y, en este caso, dientes. A esto se dedica la morfología dental, un área de estudio que permitiría, a través de los diferentes rasgos y formas, realizar inferencias genéticas, entre otras cosas. Un grupo de investigadores, entre ellos Miguel Delgado Burbano, antropólogo e investigador de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, y Luis Miguel Ramírez, estableció la correlación entre la morfología dental y la ancestría genética al evaluar 34 rasgos dentales de 477 personas en Medellín, quienes participaron en el proyecto Candela
La investigación evaluó a 477 personas en Medellín para analizar la relación de sus rasgos dentales con su ancestría genética. Infográfico: Víctor M. Aristizábal Giraldo
—Consorcio para el análisis de la diversidad y evolución de Latinoamérica. Las estimaciones obtenidas con los datos dentales fueron similares a las conseguidas con los datos genéticos: el grupo de participantes tiene ancestría europea en un 59 % (con datos dentales) versus un 63 % (con datos genéticos), amerindia en un 32 % versus 28 %, y africana en un 9 % versus un 9 %, respectivamente. «Esta muestra es interesante porque refleja, a grandes rasgos, a la población de Medellín», agregó Luis Miguel Ramírez. Candela es un estudio de asociación genética amplio, que se adelanta en varios lugares de Latinoamérica y ha sido liderado por el grupo de Genética Molecular —Genmol—, de la Universidad de Antioquia. Los hallazgos indican que la forma de los dientes refleja la ancestría genética de los participantes. Es decir, que son un rastro de la variación de las poblaciones humanas, que desde el origen del Homo sapiens en África, hace más de 150 000 años, se desplazaron por entornos ambientales diferentes, mientras cada serie de cambios se registraba en el genoma.
Para Miguel Delgado Burbano, estos estudios están a la vanguardia y permiten entender mejor la historia del ser humano y la relación entre genotipo y fenotipo. «Estudiamos los rasgos de la muestra de Medellín y luego los comparamos con diferentes grupos de otros continentes. Ahora estamos incorporando más muestras y presentando nuevos resultados. El proyecto está en su fase de expansión», apuntó. Estos estudios también pueden aportar a la biomedicina, gracias a la identificación de mutaciones relacionadas con enfermedades. Según Ramírez, «podemos suministrar información importante para la biomedicina desde el punto de vista genómico de estas enfermedades, lo que tendría un alto impacto en la salud de las personas». La experiencia de colaboración investigativa es un ejemplo de cómo trabajar en redes multicéntricas porque permite que los investigadores hagan análisis de diferentes poblaciones en el planeta, en este caso de China, Colombia, Chile, Reino Unido, Perú y Francia.
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Las crisis presentadas en Hidroituango evidencian profundas contradicciones en el país respecto a las necesidades energéticas y la protección de los ecosistemas. ¿Cuánta energía requiere el desarrollo? ¿Cuánto caudal necesita un río para vivir?
JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co
#ENERGÍAYMEDIOAMBIENTE
¿Costo ambiental o económico?
La difícil encrucijada con Hidroituango
Hidroituango involucra a 12 municipios del noroccidente de Antioquia y está ubicado a 170 kilómetros de Medellín. Foto: EPM.
En los 10 mil años de poblamiento que tiene la cuenca media
del río Cauca ningún proyecto ha superado en envergadura al de Hidroituango, una presa con una altura de 225 metros, con capacidad para 20 millones de m³ y que aspira a generar el 17 % de la energía que demanda el país cuando entre en funcionamiento. «El mercado energético esperaba que Hidroituango entrara en funcionamiento el 1 de diciembre del 2018, y a partir de ese momento el precio de la electricidad iba a caer», explicó Fernando Villada Duque —doctor en Ingeniería Industrial y profesor de la Universidad de Antioquia—, durante el Foro «Hidroituango: Reflexiones sobre el manejo ambiental y del riesgo en proyectos de generación hidroeléctrica», realizado el 14 de febrero del 2019 en la Alma Máter de los antioqueños. Las crisis ocurridas con el proyecto en el último año no solo han retrasado la fecha de entrada en operación, sino que también por su impacto social y ambiental se ha abierto la discusión sobre la viabilidad de megaproyectos como este. Un dilema complejo porque los colombianos demandan agua y energía, en una sociedad cada vez más consumista, que exige que el suministro esté asegurado, no sea costoso y no contamine.
El reto de la sociedad colombiana es conocer qué necesita para que no suceda un apagón energético como el de 1992, teniendo en cuenta el crecimiento de la economía y su demanda en los años venideros. «El 70 % de la capacidad instalada del país está representado en centrales hidroeléctricas. A su vez, la generación está muy concentrada en grandes centrales como El Guavio, San Carlos, Sogamoso o El Quimbo. Hidroituango sería la mayor, con una capacidad de 2400 megavatios cuando esté operando plenamente», explicó Villada. Uno de los riesgos de esta forma de generación energética es que el sistema depende de los efectos del cambio climático. En temporada seca o durante un fuerte fenómeno de El Niño, los embalses pasan por una situación crítica y la capacidad de generar energía disminuye, lo que se refleja en un aumento del precio de la electricidad.
Un río libre
Evidencias arqueológicas sugieren la existencia de comunidades en el Cauca medio que desarrollaron una economía basada en la pesca, la cacería y la recolección hace 10 mil años, mucho
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Los colombianos demandan agua y energía, en una sociedad más consumista, que exige que el suministro esté asegurado, no sea costoso y no contamine. antes de la conquista española. En el siglo XVI, el cronista Pedro Cieza de León escribió sobre este lugar que «la pesca era de tal abundancia que sobrepasaba las necesidades alimentarias». A partir de entonces, según indicó el doctor en Antropología y docente de la Universidad de Antioquia, Sneider Rojas Mora, se implantó una economía extractivista vigente desde la Colonia hasta nuestros días. No en vano sobre el río Cauca se fundó Santa Fe de Antioquia, una ciudad anclada a la minería. En esta idea de desarrollo y de progreso, la naturaleza es apropiada para el beneficio del hombre y no se tienen en cuenta las lógicas internas de las comunidades. Proyectos que, según Rojas, generan procesos de migración: unos que llegan a las obras y otros que abandonan el territorio por el impacto ambiental, el cambio de las actividades económicas, la adquisición de predios, los cambios en la tenencia de la tierra y la presencia de grupos armados.
Un río embalsado
«No estamos en un momento histórico para desarrollar megaproyectos de este estilo», señaló el profesor de la Universidad de Antioquia y el doctor en Hidrología, Julio Cañón Barriga, respecto a grandes proyectos hidroeléctricos como Hidrosogamoso, Urrá I, El Quimbo o Hidroituango. La era global de la infraestructura masiva está llegando a su fin, según dijo el profesor Cañón. Esta es una lección que queda tras una serie de eventos infortunados en la ingeniería colombiana. «Europa y Estados Unidos dejaron de hacer estos megaproyectos y hoy los están desmantelando porque los daños ambientales han sido muy grandes y porque ya no dependen de una sola forma de generación de energía, sino que tienen diversidad de fuentes». Ante la afirmación de que este megaproyecto «mató» al río Cauca, Luis Carlos García —doctor en Ecología y Biogeografía y quien trabaja con la Fundación Neotrópicos—, es categórico al respecto: «Los ríos colombianos están en procesos de destrucción desde hace mucho tiempo. ¿Quién levanta hoy su voz de protesta por la situación del río Bogotá o del río Medellín? No la levantan porque el daño ambiental está ocurriendo todos los días. Hay un alarmismo en el momento por las noticias sobre Hidroituango, pero como dice la canción de Serrat, ¿dónde están los ríos en los que jugábamos cuando éramos niños?». García indicó que después de todo el esfuerzo realizado, del dinero invertido y del sufrimiento de mucha gente, no se debe decidir a la ligera si el proyecto debe continuar o no. En el hipotético escenario en que Hidroituango no funcionara, el país tendría que acudir a otras tecnologías. Algunas
Peces migratorios y efectos de los embalses Para recuperar el proyecto —tras varios meses de tropiezos y cuestionamientos por su viabilidad—, el 5 febrero del 2019 EPM cumplió con su propósito de cerrar la segunda compuerta que permitía el paso del agua por la entonces inundada casa de máquinas. La acción provocó que el poco caudal del río aguas abajo llegara a niveles alarmantes. «Todos estábamos preocupados por los peces aguas abajo», aseguró Luz Fernanda Jiménez, ictióloga y doctora en Biología, quien señaló que los efectos de las crisis en Hidroituango se sienten no solo en los municipios del Bajo Cauca, sino también en las zonas cenagosas de la depresión momposina. La longitud total de la red fluvial está calculada en cerca de 101 mil kilómetros. En ella viven 220 especies de peces de agua dulce. En las zonas bajas, los embalses afectan a las especies migratorias. En las zonas altas afectan a especies pequeñas, que no migran, pero que son endémicas. El 70 % de estas especies se encuentra debajo de los 300 metros y el 10 % de las especies realiza el circuito migratorio. Esta migración de peces sostiene la pesca. Entre ellos está el bocachico, que representa el 95 % de la pesquería de la cuenca y que crece muy rápido, pues puede alcanzar los 23 centímetros entre 14 y 16 meses. Estos peces crecen en las ciénagas, donde se alimentan. Cuando baja el caudal del río, viajan aguas arriba por el cauce principal y los ríos tributarios. Cuando empieza a llover, los peces desovan. Entonces los embriones y las larvas, junto con los adultos, viajan con la creciente para entrar a las ciénagas. La construcción de un embalse fragmenta a los ríos y restringe la migración de los peces a sus áreas de desove. También modifica el paisaje fluvial aguas abajo y reduce las crecientes. La retención de sedimentos incrementa la capacidad del agua de erosionar el cauce en el sector aguas abajo de la presa.
disponibles, como el carbón, no son viables ambientalmente. De otro lado, en energías renovables hay un alto potencial, «pero todavía son un complemento y no sustituyen plenamente a las convencionales. Por ejemplo —apuntó Fernando Villada—, en La Guajira tenemos un potencial eólico muy fuerte, pero cuando el viento es débil, no hay generación, y cuando es demasiado fuerte, tampoco. Tenemos un buen potencial, pero el costo que pagaremos va a ser ambiental por un lado o económico por el otro».
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Con el teléfono móvil que usan para llamar o chatear, pacientes con párkinson podrán hacerle seguimiento a su enfermedad. Para ello, científicos de la Universidad de Antioquia desarrollaron la aplicación Apkinson.
STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co
#INVESTIGACIÓNAPLICADA
Una App para monitorear la enfermedad de Parkinson Movimientos y voz
Con Apkinson los pacientes podrán jugar a atrapar insectos en la pantalla. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
Dejar el celular en casa es una tragedia para muchas per-
sonas. Sin su smartphone sienten que el tiempo se atasca como un reloj solar en pleno eclipse, todo por cuenta de las muchas funciones que hacen de nuestros celulares un instrumento casi indispensable. Pero, entre tantos desarrollos, hay uno que lleva el sello de la Universidad de Antioquia y que hace más que entretenernos. Gracias a este, monitorear la evolución de la enfermedad de Parkinson podrá ser cosa de sacar el celular del bolsillo. Se trata de Apkinson, una aplicación móvil desarrollada por el Grupo de Investigación en Telecomunicaciones Aplicadas — Gita— de la Alma Máter, en colaboración con investigadores de la Universidad de Erlangen, de Alemania. Sus desarrolladores se propusieron que los pacientes tuvieran al alcance un medio rápido para hacer seguimiento a su enfermedad sin costo alguno. Evaluar permanentemente el curso de esa enfermedad neurodegenerativa es esencial, sobre todo porque en etapas muy avanzadas puede afectar las capacidades cognoscitivas del paciente. Sin embargo, sus primeras y más comunes consecuencias son la rigidez y el temblor físico, explicó Francisco Javier Lopera Restrepo, coordinador del Grupo Neurociencias de Antioquia —GNA. Así, tener entre manos un versátil instrumento como Apkinson no cae nada mal, y menos si está en el mismo aparato que almacena los contactos de amigos y familiares. El aplicativo, que se empezó a desarrollar en 2016, se vale de características presentes en casi cualquier teléfono inteligente de la actualidad, incluso los de gama media.
Las personas con párkinson son incapaces de controlar sus músculos y extremidades. Todo lo relacionado con movimiento se altera en ellos, incluida la voz. Por ello, el foco de Apkinson no podía ser otro que el movimiento, y para eso utiliza dos sensores presentes en los teléfonos inteligentes que capturan la aceleración y los ángulos de los movimientos, respectivamente: el acelerómetro y el giróscopo. «Usando esos sensores y el micrófono del teléfono —dijo el coordinador del Gita, Juan Rafael Orozco Arroyave—, censamos el movimiento y la voz del paciente, y con esa base construimos modelos matemáticos que dicen cómo va su evolución». En una consulta el neurólogo puede pedir al paciente que extienda sus brazos para observar su estabilidad. El aplicativo permite evaluar ejercicios similares. A través de los sensores, el celular en la mano percibirá el temblor del paciente, información útil para evaluar el problema. Caminar con el teléfono en la mano y jugar a atrapar una colorida mariquita en la pantalla son otros de sus métodos de monitoreo. Apkinson utiliza tecnología desarrollada por el Gita para hacer verificación de identidad a través de la voz. Esto significa que, cada vez que el paciente habla al micrófono, la aplicación analiza su voz para compararla con registros pasados. Cualquier cambio en elementos como la fonación o la articulación servirá para evaluar el estado de la enfermedad. El potencial de esta tecnológica resulta más que evidente. Orozco Arroyave lo ilustró así: «Pienso en Peque, municipio del Norte antioqueño, que es el pueblo con mayor prevalencia de párkinson genético en el mundo. Si se entrega esta tecnología al paciente campesino que vive en una vereda —muchos campesinos tienen teléfonos inteligentes—, en vez de tener que venir a Medellín cada tres o cuatro meses que lo cita el neurólogo, él podrá ir a donde haya internet en su pueblo y enviar los resultados de sus ejercicios al neurólogo». Lopera Restrepo, quien colaboró con los aspectos clínicos del desarrollo de la aplicación, dijo que el párkinson es una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes después del alzhéimer, y que tiene algunas formas genéticas familiares en Antioquia. «Esto implica que tengamos familias con miembros que tienen la enfermedad desde los 17 años de edad. Es mucho más temprano el inicio de la sintomatología que en el párkinson tardío, que generalmente empieza después de los 60 años», explicó el neurólogo. Queda claro que desarrollar una peculiar herramienta como Apkinson es un logro tan pertinente como impactante. Aunque faltan retoques, la aplicación ya puede descargarse gratis en la plataforma GitHub.
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¿De dónde vienen y hacia dónde van los objetos interestelares? En las trayectorias de los viajeros galácticos están las respuestas sobre los orígenes de los sistemas planetarios.
NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co
#CUERPOSINTERESTELARES
Oumuamua, mensajero que llega desde lejos Billones de
objetos siderales ingresan permanentemente a los dominios gravitacionales de nuestro sistema solar, pero pocos de ellos se aproximan lo suficiente como para ser detectados con los telescopios y demás dispositivos de observación existentes. El caso de Oumuamua, —que en el idioma hawaiano significa «primer mensajero que llega de lejos»—, objeto ajeno al sistema solar cuyo paso fue registrado por astrónomos de la Universidad de Hawaii en septiembre de 2017, a través del sistema de sondeo continuo PanSTARRS, dejó todo tipo de preguntas en la comunidad científica. Ante su aspecto y trayectoria inusual se han lanzado diferentes hipótesis, que abarcan desde las clasificaciones como cometa o asteroide hasta las creencias de que es un espía o escáner espacial. Justo en el momento en que se dio la inusual visita de este cuerpo con trayectoria hiperbólica y rotación acelerada, un equipo de astrofísicos de la Universidad de Antioquia, liderado por el investigador y docente Jorge Iván Zuluaga Callejas, trabajaba en una herramienta computacional para conocer el origen y la composición de pequeños cuerpos interestelares. El fruto de la investigación fue iWander, dinamics of stellar wanderers, en cuyo desarrollo participaron también los investigadores Ignacio Ferrín Vázquez, Óscar Sánchez Hernández y Mario Sucerquia Areiza. Este último destacó que se trata de «un programa de reconstrucción de órbitas de las estrellas y cuerpos interestelares vagabundos, a través del cual se les asigna probabilidades de proveniencia». La gran fortaleza de esta herramienta, en palabras de su investigador principal, es que cuenta con una rigurosa propagación de errores que permite aproximarse de manera exhaustiva a todas las probabilidades de procedencia del objeto que se esté observando, «ya que en física las observaciones siempre tienen una leve incertidumbre con las medidas». El proceso consiste en la reconstrucción de órbitas del objeto que se estudia y, al mismo tiempo, se repasa la órbita de las estrellas cercanas al Sol, para saber cuáles posiciones y velocidades coinciden con la del cuerpo en análisis. Toda esta información se modela computacionalmente y se le asigna una probabilidad de procedencia a cada estrella estudiada. Además de los datos propios del cuerpo interestelar observado, esta «reconstrucción arqueológica» ayuda a establecer cómo se originan
y evolucionan los sistemas planetarios. Sobre la naturaleza de Oumuamua, Sucerquia Areiza señaló que pocos datos se tienen totalmente claros; hasta hoy se sabe que «es una roca muy estrecha, de aproximadamente 300 metros de longitud; con propiedades ópticas muy singulares: es rojiza, quizá porque contiene óxido de hierro. Además, después de su paso cerca al planeta Júpiter aceleró su velocidad y mientras más se aleja, más parece estarse evaporando». Jorge Iván Zuluaga Callejas aseguró que las explicaciones más probables que se han dado sobre dicho objeto —que es un cometa o un asteroide expelido de otro sistema planetario— han resultado problemáticas y en la actualidad tiene a los astrofísicos buscando otras alternativas, ya que «tiene propiedades muy diferentes a las que se habían apreciado en pequeños cuerpos de otros sistemas solares, y sus movimientos y aceleración son inusuales para su tamaño». Oumumua es ante todo un recordatorio de que estos objetos están ahí y deben ser observados para conocer más datos sobre su comportamiento. «Si se están aproximando es para que los veamos», advirtió Zuluaga Callejas. Sin embargo, la herramienta va más allá del paso de este objeto y constituye una manera rigurosa de interpelar a los próximos visitantes foráneos que se paseen por nuestro sistema solar.
El vecindario exoplanetario
Desde 1992 han sido descubiertos cerca de 4000 exoplanetas, y aunque no se ha observado oficialmente la primera exoluna, en octubre de 2018, David Kipping y Álex Teachey, astrónomos de la Universidad de Columbia, publicaron un artículo en el que señalaron la probabilidad de que la estrella Kepler 1625-b, exoplaneta situado a 7800 años luz y del tamaño de Júpiter, esté acompañado de una luna. Además de analizar a estos objetos vagabundos del universo, el profesor Mario Sucerquia Areiza ha abordado con su trabajo académico cuerpos interestelares como exoanillos planetarios y exolunas. «Serían lugares interesantes para la vida», destacó, y explicó también que la razón más probable por la que no se han descubierto formalmente exolunas está relacionada con la dificultad de observación del espacio lejano, del que las señales llegan solo tenuemente. A través de su testimonio, se fortalece la idea de que en las particularidades de otros sistemas planetarios pueden estar las pistas sobre asuntos que no imaginamos, probablemente relacionados con el origen la vida en la Tierra: aunque las distancias en el universo sean colosales, los materiales que componen los cuerpos celestes son los mismos.
La trayectoria hiperbólica y el cambio de velocidades inusual de Oumuamua son analizados por astrónomos e investigadores. Ilustración: Felipe González Giraldo.
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N.º 684 · marzo de 2019 · Universidad de Antioquia
La Organización Europea para la Investigación Nuclear aceptó a la Universidad de Antioquia como miembro pleno de su experimento CMS. Es la primera universidad pública colombiana en lograr esta participación.
JENNIFER RESTREPO DE LA PAVA Periodista jennifer.restrepo@udea.edu.co
#COOPERACIÓNCIENTÍFICA
Universidad de Antioquia, en las «grandes ligas» de investigación nuclear del grupo, Omar Zapata, será ahora «junior fellow» del CERN por un año, dedicado al desarrollo de software y hardware que la Organización pone a disposición de los científicos de todas las colaboraciones y experimentos.
La ciencia de lo cotidiano
Con el CERN colaboran profesionales, técnicos y estudiantes de más de 40 países. En la imagen se aprecia el Experimento CMS. Foto: cortesía CERN.
Las partículas
forman todo lo que nos rodea, son consideradas los bloques de construcción más pequeños del universo. La Organización Europea para la Investigación Nuclear —CERN, por sus siglas en francés—, busca entender cómo interactúan dichas partículas para obtener más información sobre las leyes de la naturaleza y resolver algunos de los grandes interrogantes de la humanidad: de qué está hecho el universo y cómo funciona. Sus dos experimentos principales son el Atlas y el Compact Muon Solenoid —CMS—, llamado en español Solenoide compacto de muones. En el 2017, la Universidad de Antioquia inició su participación en la Organización como instituto cooperante del CMS. Durante este tiempo, los científicos del Grupo de Fenomenología de Interacciones Fundamentales —GFIF—, sección experimental, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, liderado por el profesor Nelson Vanegas Arbeláez, se integraron al experimento analizando resultados de investigaciones de otros grupos, accediendo a los datos y realizando transferencia tecnológica. Gracias al trabajo realizado en los dos últimos años, el consejo de administración del CMS aceptó, el 11 de febrero de 2019, a la Universidad de Antioquia como miembro pleno de dicho experimento con 77 votos a favor y tres en contra. «Para decirlo coloquialmente es como si nos hubiéramos graduado. Como instituto cooperante teníamos acceso a muchas cosas, pero
también limitaciones. Ahora somos reconocidos como pares, estamos envueltos en la toma de decisiones e incidimos en la construcción de datos. El experimento evoluciona y cada evolución involucra ingeniería, física, logística, entre otros, lo que significa que otras dependencias de la Universidad pueden participar de otros proyectos dentro del CMS», destacó Vanegas Arbeláez.
Un universo de misterios
De acuerdo con Vanegas, solo el 4 % del universo es lo que podemos ver y cerca del 27 % está compuesto de materia oscura. Los científicos de la Alma Máter de los antioqueños apoyan las investigaciones en el CMS para hallar más respuestas sobre esta. «Sabemos que existe por otras evidencias de observación astronómica y de galaxias, creemos que la materia oscura es responsable de que el universo sea como lo vemos, el problema es que no ha sido detectada; ¿cómo está constituida?, ¿qué es?, ¿qué pasa con ella?», explicó Vanegas, quien dijo también que la materia oscura acompaña a la materia ordinaria y está alrededor de las galaxias. «Pero no la vemos, no se refleja en la luz ni interactúa con ella, tampoco interactúa con la materia ordinaria. Esperamos que estas colisiones reflejen ese tipo de interacciones, para tratar de determinar de qué se trata». De acuerdo con el investigador, este logro viene de la mano de dos análisis de datos liderados por José Ruiz y Jhovanny Mejía, y horas de trabajo para el desarrollo de software y otros aportes al experimento. Uno de los miembros
Entre la amplia lista de inventos y transferencias tecnológicas, el CERN cuenta con la creación de la World Wide Web o la www, inventada por Tim Berners-Lee en 1989 y desarrollada para satisfacer la demanda de intercambio de información entre científicos de universidades del mundo. Otros aportes son las primeras radiografías 3D a color en humanos, anunciadas recientemente; el uso del CollSpotting —software del CERN— para la investigación aplicada en cuatro campos diferentes: productos farmacéuticos, análisis de redes de tecnologías de la información, neurología y mapeo del espacio educativo. En CERN-Medicis también usan radioisótopos en medicina de precisión para diagnosticar el cáncer y enfermedades como irregularidades cardíacas, además proporciona dosis de radiación exactamente en el área afectada para evitar dañar el tejido sano.
El CERN en datos 29 kilómetros mide el Gran Colisionador de Hadrones del CERN. Se trata de un acelerador de partículas ubicado cerca de Ginebra, en la frontera franco-suiza. 4000 profesionales, aproximadamente, trabajan allí. Son físicos de partículas, ingenieros, informáticos, técnicos y estudiantes de alrededor de 200 institutos y universidades de más de 40 países. 14 mil toneladas, 15 metros de alto y 21 metros de ancho tiene el CMS, que reproduce colisiones que debieron suceder en el universo o en el centro de estrellas u otros objetos estelares. Permite detectar qué pasa cuando se colisionan protones que viajan a una velocidad similar a la de la luz.
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N.º 684 · marzo de 2019 · Universidad de Antioquia
A propósito del Día Internacional de la Mujer —conmemorado el 8 de marzo—, resaltamos aquí a un grupo de universitarias que, con el respaldo desinteresado de otras mujeres lideresas en los territorios, logran ejemplares transformaciones sociales.
NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO JENNIFER RESTREPO DE LA PAVA PEDRO CORREA OCHOA
#ESPECIAL
ujeres, mixturas Día a
día, el trabajo académico, investigativo y social de muchas mujeres universitarias encuentra respaldo en cientos de mujeres que tienen liderazgo en los territorios. Sus vocaciones, conocimientos y laboriosidades se abrazan en una «mixtura» transformadora. A propósito del Día Internacional de la Mujer —conmemorado el 8 de marzo—, resaltamos a un grupo de ellas, apenas unas cuantas de tantas, que cotidianamente se dan la mano para trabajar juntas por cambiar las realidades de sus comunidades.
Alexandra y Yajaira Sinergia en Nueva Esperanza Cuando Alexandra Urán Carmona, investigadora del grupo en Medio Ambiente y Sociedad —Maso— de la Universidad de Antioquia, llegó a Cacarica, Chocó, en 2009, tenía la misión de acompañar a la comunidad en el proceso de apropiación tecnológica del sistema gasificador que había sido instalado por el grupo de investigación en Ciencia y tecnología del gas y uso eficiente y racional de la energía —Gasure—. Allí conoció a Yajaira Salazar Córdoba, una mujer de 19 años, cuyo compromiso político y social la convenció de que el alcance de los proyectos que la Universidad propone en regiones apartadas de las zonas urbanas, reside en la participación que las comunidades tengan en ellos. Yajaira vive entre Turbo —municipio del Urabá antioqueño— y Cacarica, una comunidad que en 1997 fue desplazada por el conflicto armado en el Atrato. Su misión consistió en apoyar la apropiación del sistema de gas por parte de la comunidad. Su participación no solo facilitó la comunicación con la profesora Urán Carmona y su equipo de trabajo, que a veces pasaban largos lapsos de tiempo en Medellín, sino que fue la manera de ir más allá de la interacción académica y materializar el uso eficiente de los recursos naturales por parte de la comunidad de Nueva Esperanza. La alianza de estas dos mujeres, cada una lideresa en su respectivo círculo, es el factor central del compromiso de las comunidades con el bienestar del entorno. Yajaira le ha enseñado a la profesora Urán Carmona y a otros docentes de la Universidad, que las comunidades de las regiones son sus maestras.
Azucena y Beatriz Tejer a varias manos En Argelia, Antioquia, coinciden las actividades de varios proyectos de investigación e intervención social de la Facultad de Enfermería y el Instituto de Estudios Regionales —Iner—, sobre todo en temas relacionados con el fortalecimiento del tejido comunitario y la salud mental. La investigadora y docente Beatriz Elena Arias López ha desplegado su experiencia en salud mental comunitaria allí en varias ocasiones, para lo cual ha alcanzado un estrecho diálogo con las mujeres de diferentes zonas rurales y urbanas de este municipio del Oriente antioqueño. Con varias de ellas realizó el proyecto «Tejer a varias manos: pedagogía para diseñar planes de vida territorial». Así, mientras se reúnen para tejer, las mujeres dialogan de situaciones dolorosas generadas por el conflicto armado, de la paz o de su salud mental. En medio de su propuesta del tejido como actividad reflexiva, de participación y construcción de lo que las mujeres ven de sus territorios, pero también de cómo los sueñan, Beatriz conoció a Azucena Galeano Cardona, habitante de la vereda El Zancudo; una joven que, en medio de las dificultades económicas y familiares, se ha esforzado por estudiar y liderar procesos de cambio. Su defensa del territorio y del papel fundamental que la mujer desempeña en él, ha hecho que no solo su comunidad la reconozca, sino también todas las personas que desde lo académico se han acercado a su discurso. Su testimonio ha sido una inspiración para la profesora Arias López, que ha podido ver cómo las mujeres de este municipio son las guardianas de temas como la alimentación, el bienestar colectivo y la paz.
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N.º 684 · marzo de 2019 · Universidad de Antioquia
Ángela y Leonor Hablar con ellas «Si se transforma el cuerpo, se transforma el espacio», dice Leonor Marina Restrepo Cadavid, quien ha dedicado su trabajo académico al fortalecimiento de las relaciones entre mujeres como eje de equidad y cambio. Esta sicóloga —docente de la Universidad de Antioquia con larga experiencia en trabajo con comunidades vulnerables—, acompañó recientemente a 97 mujeres de la comuna 4 de Medellín que participaron en encuentros de arteterapia para narrar sus percepciones frente al territorio, el género y el cuerpo. Se trata del proyecto «Prevención y atención de las violencias basadas en género», promovido por la Alcaldía de Medellín y llevado a cabo por el Centro de Estudios de Opinión —CEO—, de la Universidad de Antioquia. Orientadas por Leonor, las participantes tejieron muñecas de trapo y casas de cartón, que luego expusieron colectivamente para figurar lo que son y lo que quieren ser como mujeres. Pero este proceso derivó en algo más: el reconocimiento del poder que pueden tener entre ellas cuando unen esfuerzos para el bien común, como dice Leonor. A partir de preguntas simples como ¿cuál es el lugar de la casa en el que mejor me siento? o ¿qué elemento o cosa me representa?, Leonor y otras profesionales generaron encuentros semanales para propiciar un diálogo entre mujeres. «Todas tenemos que hablar desde la pluralidad, declarar que somos diversas y que somos principio de cambio». Ángela Tapias Agudelo, consejera para las mujeres de la comuna 4 Aranjuez, fue una aliada fundamental para el trabajo de Leonor. Ella congregó a varias vecinas y las invitó a los encuentros, para que así pudieran contar sus percepciones sobre las violencias basadas en género. «Como representante de las mujeres de la comuna 4 mi reto es liderar el diálogo desde lo femenino, en medio de los rezagos del machismo», explicó Ángela, quien encontró en Leonor a una cómplice para convocar y darle voz a otras mujeres.
Sara y Lina Piragüeras cómplices «Si los que viven en el territorio lo conocen, lo van a cuidar». Esa, dice Sara Correa Zuluaga, es una de las consignas de Piragua, un programa de Corantioquia que promueve la gobernanza del recurso hídrico en 80 municipios, tarea que cumple actualmente con la operación de la Alma Máter. Sara, ingeniera sanitaria con maestría en Ingeniera Ambiental, es una de las profesionales de la Universidad encargada de enseñarles a campesinos y líderes comunitarios métodos de monitoreo de la calidad del agua en ríos y quebradas. También reciben capacitaciones para aprender a medir las lluvias e identificar tormentas extremas. En esa labor conoció a Lina María Ruiz Medina, de Gómez Plata, municipio del Norte antioqueño. Lina —zootecnista de profesión— es una lideresa comunitaria que hace parte de la Mesa Ambiental. «Desde siempre he sido ambientalista, pero no de los románticos, sino de los que queremos conocer los procesos, tener mejor información y empoderarnos. Es algo en lo que no participamos con frecuencia las mujeres». Lina toma registros diarios de la cantidad de lluvia a través de pluviómetros. «Eso nos permite evitar situaciones de riesgo, por mi comunidad es que me siento motivada a participar», dice. El conocimiento constituye un lazo de complicidad para estas mujeres. «Lideresas como Lina —dice Sara— le enseñan más a uno de lo que uno les puede enseñar. Transmiten ese conocimiento que les es natural, sin los celos que sí hay en la academia». La gratitud es mutua. Para Lina el aporte de la academia es vital. «Eso nos permite ser mucho más asertivos y nos da credibilidad ante las instituciones locales. Si yo como lideresa paso una información, pero no está avalada por nadie, nadie me cree. Cuando lo hacemos mediante instituciones como la de Antioquia y Corantioquia, es muy distinto».
#OPINIÓN
¡Imposible callar! JUDITH NIETO Profesora de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia judith.nieto@udea.edu.co
En los últimos días, todo el país ha asistido a una expresión más de la violencia, que parece no concluir. Tal ofensiva cobra otro tipo de víctimas: mujeres y niñas agredidas, violadas y asesinadas, bien por sus parejas, bien —como ocurre con las menores— por sus progenitores, padrastros, abuelos, allegados o profesores. Los casos de víctimas, hechas visibles gracias a la difusión y denuncia de los medios, ascienden a cifras que es mejor no registrar, pues, ante una sociedad que recibe con escasa conmoción este tipo de noticias, qué sentido tiene poner a marcar un contador de crímenes catalogados, casi siempre, como feminicidios, que no da cuenta de la preocupación que deberían ocasionar. A estas míseras reacciones de la sociedad habría que añadir el desalentador tránsito de cada caso por los rumbos de la justicia, un sistema completamente ineficaz, pues si captura al victimario —la mayoría son hombres—, es probable que este recobre la libertad
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Lida y Diana Voces indígenas en la ciudad El reconocimiento de las raíces y la interculturalidad son la misión de Lida Yagarí González y Diana Guapacha, dos integrantes del Cabildo Indígena Emberá Chamí y estudiantes del pregrado en Trabajo Social. Ambas han implementado una serie de encuentros mensuales en los que mujeres de la comunidad afro y de diferentes grupos indígenas abordan temas sobre su relación con la ciudad. «A muchas la ciudad las ha fortalecido, a otras, en cambio, las ha marginado. En medio de las prácticas propias de lo urbano, que en ocasiones restringen la libertad de expresión o que ni siquiera se interesan en saber qué piensa la mujer, la Universidad nos ha permitido un diálogo sobre nuestras ideas», explica Yagarí González. Diana Guapacha, exgobernadora del Cabildo Indígena Universitario, ha sido una especie de cómplice en el desarrollo de sus ideas: desde su trabajo en equipo es posible que se tenga una Cátedra de Pensamiento Ancestral y que se analice, desde lo femenino, cómo las dinámicas propias de lo urbano inciden en el comportamiento de las mujeres que vienen de comunidades afro o indígenas. Aunque hoy las mujeres tienen mayor posibilidad de hablar y accionar, Yagarí González afirma que son más los retos que se tienen para que los saberes ancestrales sean escuchados, no desde la voz patriarcal, sino desde las tradiciones femeninas.
Gloria y Diana Sembradoras de autonomía en Jardín
Fotos: cortesía archivo personal. Intervención gráfica: Andrea Henao Jaramillo
Diana Patricia Guzmán Álvarez es ingeniera agropecuaria, egresada y docente de la Seccional Suroeste de la Universidad de Antioquia. Diana trabaja con 150 familias de seis veredas del municipio de Jardín, con el fin de potenciar el desarrollo agroecoturístico de base comunitaria. «La mujer en el campo es vista como ayudante y no se le considera como una trabajadora con las mismas garantías laborales de los hombres. Recibe menos dinero por la actividad agrícola y la poca remuneración debe entregarla al esposo. Eso genera dependencia económica y emocional», advierte Diana, también ama de casa y mamá. Diana trabaja con 78 mujeres que buscan el reconocimiento y empoderamiento de su rol como proveedoras de la economía campesina. En ese propósito encontró como aliada a Gloria Elena Arenas García, quien además ha facilitado una articulación con la Alcaldía municipal. Arenas es comunicadora social y madre de dos hijos, y regresó a su tierra natal no solo para apostarle a su propio emprendimiento agroecoturístico sino también para respaldar liderazgos campesinos. Gloria y Diana han hecho una llave también apoyada por los estudiantes de la Seccional que hacen trabajo social, así como por los líderes y lideresas del territorio que le apuestan a la diversificación económica. Ambas le apuestan al desarrollo rural con diversificación económica y para detectar parcelas en las que pueden implementar el agroecoturismo. «Estamos trazando los recorridos turísticos por las seis veredas e integraremos cuatro más; abarcan caminos prehispánicos, fuentes hídricas y avistamiento de aves. También potencializamos la producción con huertas, sembrados frutales, plátano, panela, cañaduzales, la adopción de semillas nativas y el cultivo de otras variedades de café», señala Gloria. En el proyecto participan la Alcaldía municipal, la Fundación Aurelio Llano Posada, la Organización Campesinos Construyendo Futuro y el Grupo Gama de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia.
horas o días después de su aprehensión por falta de pruebas. Y si empieza un proceso para condenarlo, lo común —salvo contados casos— es que este se vuelva lento y se convierta en una espiral interminable de testigos y pruebas que tornan confuso el caso de la niña violada y asesinada, o el de la mujer maltratada durante años y silenciada definitivamente con un último y mortal golpe. Tales síntomas de la ineficacia judicial han vuelto cotidianas estas violencias por las que no se reclama ni se protesta, ya sea la que ocurre dentro de las familias o la que se da en la esfera política y toma como víctimas a líderes y lideresas sociales del país, sobre cuyos rostros y nombres, sin protección ni defensa, cae una noche definitiva. Una noche frente a la cual es imposible callar.
Algunas víctimas son visibles por acción de la denuncia, pero ¿qué sucede con las víctimas anónimas, cuyos casos de maltrato no se divulgan en los medios de comunicación?, ¿qué decir de esas víctimas incógnitas? Sin lugar a dudas, la barbarie de este tipo de agresiones perpetradas sobre los cuerpos de las mujeres se acrecienta en el país, sin que el rechazo de las autoridades y de la ciudadanía tenga la contundencia necesaria. Al contrario, la tímida indignación que suele acompañar estos escándalos tiene la misma duración efímera de la noticia. Por ello, las cifras en ascenso de violencia contra niñas y mujeres confirman que no hay lugar seguro para ellas, pues el espacio público es peligroso y la casa no lo es menos. ¿Habrá algún lugar donde se proteja la vulnerabilidad cotidiana de mujeres y niñas? ¿Será posible para ellas, algún día, vivir y moverse sin miedo?
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Un nuevo Plan Nacional de Desarrollo fue presentando por el presidente Duque. En salud plantea 6 objetivos, 18 estrategias y 75 acciones que, según los académicos, son más una lista de buenas intenciones que apuestas estratégicas y estructurales.
JAIRO HUMBERTO RESTREPO/ANDREA RUIZ Investigadores del Grupo de Economía de la Salud —GES— Facultad de Ciencias Económicas grupoges@udea.edu.co
#ANÁLISISACADÉMICO
La salud en el Plan Nacional de Desarrollo: ¿cuál pacto?, ¿cuál equidad? Según la
Constitución, el Plan Nacional de Desarrollo —PND— es el instrumento más importante de planificación, la hoja de ruta que cada gobierno presenta inicialmente al Consejo Nacional de Planeación —CNP—, un organismo de la sociedad civil, con participación de representantes de organizaciones públicas, privadas y sociales que puede incidir en la construcción de políticas públicas. Aunque no es obligatorio acoger las recomendaciones del CNP, que en el pasado fue protagónico y acaso resultó debilitado o cooptado debido al desequilibrio institucional que trajo la reelección presidencial a partir de 2006, en todo caso el Gobierno debe contar con su concepto para presentar el plan al Congreso de la República. La discusión del PND 2018-2022 se inició en el Congreso el pasado 19 de febrero, dando paso a cuatro debates que deben darse. A la par con el debilitamiento del CNP, que dio su concepto como algo protocolario, de nuevo se marca la diferencia entre el documento del Plan o las bases técnicas, y la ley como tal, la cual en su construcción refleja el juego de intereses y el oportunismo. La ley del PND se convirtió en una oportunidad para agregar artículos sobre temas disímiles, muchos para reformar leyes o para establecer cambios en temas como el modelo de atención en salud, la financiación del sistema o los subsidios a servicios públicos, lo cual puede romper con el escenario ideal de la planificación y responder a cuestiones coyunturales o programáticas, en desmedro de la calidad de las políticas públicas.
Consideraciones generales sobre el PND
El PND fue elaborado bajo el eslogan «Pacto por Colombia, pacto por la equidad». Recogiendo el ejercicio del Departamento Nacional de Planeación —DNP— y de varios centros de investigación, el plan busca alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible —ODS—, de manera que precisa el aporte durante el cuatrienio a las metas de ODS planteadas a 2030.
cuando se piensa que la provisión de bienes públicos, como la seguridad y la justicia, resuelven aquellos problemas que demandan una redistribución. Ahora bien, dado el énfasis que se pone en la seguridad, resultan desconcertantes las metas propuestas, reconociendo acaso la incapacidad de enfrentar fenómenos como el delito. Es el caso, por ejemplo, cuando asume bajar el porcentaje de personas víctimas de hurto, de 10.3 % en 2016 a 9.7 % en 2022, una reducción bastante pequeña.
¿25 pactos?
Opinión de líderes del sector salud, 2017. Fuente: Grupo de Economía de la Salud de la Universidad de Antioquia. Encuesta realizada a 48 líderes del sistema de salud con apoyo de El Tiempo/Portafolio. Se seleccionaron los cinco asuntos de mayor preocupación en cuanto a problemas, retos y logros. Un puntaje de 3, por ejemplo, significaría que todos los líderes darían el primer lugar de importancia a un aspecto. Fue notorio el consenso en torno a la cobertura como logro. En otros aspectos la valoración es heterogénea: para algunos lo más importante es la salud pública, para otros la necesidad de una reforma. El ejercicio constituye una base para adelantar un diálogo entre los actores y buscar consensos.
Sin embargo, aunque el centro parece ser la equidad y se renueva la preocupación por asuntos como la pobreza y la mala distribución de la riqueza, lo cierto es que este Plan no plantea estrategias que rompan con las causas estructurales de estos problemas, más aún cuando se pasa de soslayo la esperanza que para muchos significó el acuerdo de paz de 2017. La concepción que se ofrece en este plan es que la equidad resulta de los esfuerzos en materia de legalidad y emprendimiento, lo que puede significar un sofisma, especialmente
Una de las aparentes novedades o sofisticaciones de este plan se refiere a los pactos, que se anuncian desde el título mismo del plan: «Pacto por Colombia, pacto por la equidad». El asunto es que esto mismo se puede convertir en la principal dificultad para su implementación y en la agudización de problemas de gobernabilidad. En lugar de líneas o áreas estratégicas, que daría lugar a una mirada técnica, más bien se alude a pactos, en un número de 25 más la serie de acuerdos que se mencionan en varios capítulos, lo que remite a procesos políticos y sociales. Sin embargo, como lo advierte el CNP, no se dice cómo se entienden los pactos ni si hay una metodología para ello: ¿qué se pacta?, ¿cómo se logra el pacto?, ¿quiénes lo suscriben?, ¿cómo se hará seguimiento y evaluación?
La principal dificultad estará en el equilibrio en las relaciones entre el Gobierno nacional y los territorios.
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¿Qué se propone en salud?
La salud está incluida en el PND como parte del «pacto por la equidad», junto con los demás sectores sociales. Además del capítulo propio, en otros como los de educación, niñez, juventud, seguridad alimentaria y vivienda, aparecen metas y acciones que pueden ser ejemplos de lo que significa la «Salud en todas las políticas». En la presentación del sector o del sistema, predomina una lista larga de buenas intenciones, algunas sin mucha correspondencia con los objetivos o con poca relación entre sí, y que dan cuenta más bien de lo que sería el trabajo cotidiano de algunos entes públicos. En resumen, en este sector se plantean seis objetivos, 18 estrategias y 75 acciones o iniciativas, lo que de por sí constituye un número grande y puede ser expresión de dispersión, de falta de foco para buscar acciones que realmente impacten durante estos cuatro años. Los objetivos para el sistema de salud apuntan a: 1) fortalecer la rectoría y la gobernanza; 2) definir prioridades e implementar intervenciones en salud pública; 3) articular a todos los agentes en torno a la calidad; 4) lograr más infraestructura y dotación en salud; 5) formular acuerdos en beneficio de los trabajadores de la salud, y 6) alcanzar la eficiencia. Ahora bien, como se comentó al inicio respecto a las diferencias entre el documento técnico y la ley, en salud es claro el sesgo fiscal de esta última, lo que sin duda copará la discusión en el Congreso en cuanto se pretende reformar la Ley 715 de 2001, sobre competencias y recursos de las entidades territoriales. Como en el propio plan se reconoce la falta de una visión de conjunto y de largo plazo, tal vez ello explica por qué no se hacen propuestas que busquen cambiar o definir el rumbo del sistema, dejando esta labor a un acuerdo «que permita que todos los agentes del sistema de salud y la sociedad civil, de manera concertada
y a través de compromisos claros, se apropien del sistema de salud como uno de los aceleradores para la movilidad social y la equidad» (PND, p. 214; sic). Como este propósito implica reunir y generar un proceso de diálogo entre actores, conviene consultar antecedentes mediante los cuales se han buscado acuerdos o la opinión de líderes acerca del desempeño y las perspectivas del sistema (ver gráfica), pasando además por identificar posibles brechas de conocimiento que obliguen a las entidades líderes del sector y a la academia a adelantar labores pedagógicas para ilustrar el debate y propiciar una opinión informada (GES, 2017). En esta página —en la parte inferior— se presentan las iniciativas que, en el marco de los aspectos institucionales, del aseguramiento o la financiación del sistema, deberían estar en el centro de la discusión para fortalecer la propuesta por cuanto resulta positiva si se quiere impactar favorablemente, o bien, porque debería reformularse o eliminarse. Se resalta el esfuerzo por buscar una mayor legitimidad, lo que pasa por fortalecer la institucionalidad y crear una instancia de gobernanza, al tiempo que se establezcan medidas claras y creíbles en la lucha contra la corrupción. No obstante, la principal dificultad estará en la búsqueda de un nuevo equilibrio en las relaciones entre el Gobierno nacional y los territorios, que parece inspirado en fortalecer el sistema pero que puede ir en desmedro de la autonomía territorial. He ahí la importancia de los pactos, si de verdad se quiere avanzar en ello. Referencias Departamento Nacional de Planeación (2019). Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022: Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad. Bogotá.
Lo que propone el PND
Like
Cómo lo vemos
Crear un órgano de gobernanza multinivel que facilite la articulación del nivel nacional con el territorial.
GES (2017). Sostenibilidad financiera de los sistemas de salud: alternativas y lecciones para Colombia. Observatorio de La Seguridad Social No. 35. GES (2018). Recomendaciones de política: en busca de una mayor integridad y transparencia en el sistema de salud colombiano. Medellín. Congreso de la República. Proyecto de Ley 227 de 2019.
Poner en marcha un consejo nacional de salud, necesario y urgente para dar legitimidad y confianza entre actores. Fortalecer a la Superintendencia Nacional de salud —SNS—, al Invima y al Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud —IETS—. Es importante entregarle más herramientas a la SNS y al Invima, así como recursos al IETS. También se requieren indicadores de eficacia en la gestión de estas entidades. Modificar el proceso de selección de gerentes de hospitales públicos. Concurso nacional que acredite a los gerentes y se profesionalice su labor, con relaciones transparentes con alcaldías. La Nación asumirá el pago de prestaciones no incluidas en el plan de beneficios (POS), para la población del régimen subsidiado. Asumir este rol, hoy a cargo de los departamentos, pues estos no cumplen con los pagos y se afectan las finanzas de los hospitales. Medidas contra la corrupción, como un canal de denuncia ciudadana y equipo élite para investigación y sanción oportuna. Implementar medidas de integridad y transparencia, con diálogo y compromiso entre actores. Propuesta de política (GES, 2018). Acuerdo de punto final: reconocimiento y pago de servicios no-POS para sanear deudas entre agentes de orden nacional y territorial. Realizar conciliación de cuentas, con participación de universidades o auditores independientes y comprometer pagos a varios años.
Dislike Lo que propone el PND
Cómo lo vemos
Alcanzar la eficiencia en el gasto, optimizando los recursos financieros disponibles y generando nuevos con el aporte de todos. Aclarar lo que se quiere, entender bien la eficiencia. Se necesitan medidas para alcanzar la sostenibilidad, buscando contener el gasto con medidas de eficiencia y generar nuevos recursos. Reformular pago de servicios no incluidos en el plan de beneficios. Hacer realidad plan integral de salud, conforme a la Ley Estatutaria, eliminando recobros y gestión de todos los recursos por las EPS. Actualizar progresivamente el plan de beneficios, con criterios de costoefectividad, valor terapéutico u otros. A la luz de la Ley Estatutaria el esfuerzo debe concentrarse en definir exclusiones, y en la misma ley se establecen los criterios. Regular salida de beneficiarios del régimen según el nuevo Sisben. Todos afiliados, basta con ser ciudadano, con mecanismos para captar ingresos y cotizaciones que permitan la financiación.
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La luz, y no la electrónica, sería la clave para diseñar computadores con inteligencia artificial que procesen información a velocidades extraordinarias. Carlos Ríos, físico de la Alma Máter, adelanta estudios prometedores en el exterior.
STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co
#FOTÓNICA
El futuro de las máquinas pensantes Que las máquinas igualen la capacidad de pensamiento del prodigioso cerebro humano es un tema trillado de ciencia ficción. ¿Cómo sería convivir con sistemas que interactúen cual personas de carne y hueso en el trabajo, el parque o el centro comercial? Aunque escenas así seducen los sentidos y alborotan la imaginación, siguen siendo fantasía. Pero lo que sí es real es un novedoso campo de investigación que, entre sus muchas aplicaciones, puede contener el futuro de la inteligencia artificial: la nanofotónica. Un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro, y la nanofotónica estudia la luz con tecnologías en esa escala. El físico Carlos Andrés Ríos Ocampo, egresado de la Universidad de Antioquia, trabaja con estructuras de entre 10 y 500 nanómetros en el Instituto Tecnológico de Massachusetts —MIT—. El también doctor en Materiales Fotónicos de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, estudia la interacción entre luz y materia para hacer computación neuromórfica con circuitos fotónicos, esto es, diseñar estructuras tecnológicas que utilizan los fotones —partículas de luz— para procesar información de manera similar al cerebro humano. Nuestro cerebro, por mucho la mejor computadora que existe, almacena y procesa información en las neuronas a velocidades
imperceptibles. Por ejemplo, en una conversación entre dos personas, cada una decodifica y asocia en su memoria las palabras que pronuncia la otra, y entonces les atribuye un sentido. Ambas se comunican sin reparar en la complejidad del proceso en sus cabezas. Allí tiene un papel esencial la sinapsis neuronal, o comunicación química entre las neuronas, la cual es asumida por los científicos como un referente para hacer computación neuromórfica. Según Ríos, un modo de hacerlo es produciendo tecnología donde el elemento que almacena la información sea el mismo que luego la procese —como ocurre con las neuronas—, distinto a los computadores actuales que se tienen que obligar a «mover» la información de un lado a otro entre la memoria y el procesador, que están separados.
«Neuronas» de luz
¿Cómo funcionan estos sistemas de computación neuromórfica?, el físico responde: «Controlamos la luz para llevarla a cualquier lugar en un chip de silicio, usando un concepto muy parecido al del circuito eléctrico. Con un circuito eléctrico podemos llevar electricidad de un punto A hasta un punto B. En los circuitos fotónicos tenemos un chip al que escribimos unas líneas que llamamos guías de onda, para hacer lo mismo».
Los investigadores fijan en las guías de onda un material de cambio de fase de 10 nanómetros de grosor que, al interactuar con la luz, puede almacenar información en su estructura atómica. Este es el elemento clave en la computación neuromórfica, la «neurona» de ese entramado tecnológico que tiene a la luz como protagonista. Los computadores actuales trabajan en serie, tarea tras tarea, pero la inteligencia artificial requiere más agilidad. Ocurre igual que con un deportista de alto rendimiento retirado, cuyo cuerpo desgastado no responde óptimamente a los reflejos. Con la nanofotónica se podría desarrollar un hardware que soporte los software más avanzados que existen hoy. Así se diseñarían equipos que distingan sonidos e imágenes en tiempo real, por ejemplo. Durante su doctorado, Ríos Ocampo desarrolló la «neurona» de los futuros sistemas de inteligencia artificial. Lo que sigue es elaborar «la red neuronal» que, de funcionar, pasaría al ámbito ingenieril para escalarla hasta obtener un computador físico. En efecto, la nanotecnología podría revolucionar la inteligencia artificial. Como la electrónica eventualmente alcanzará su límite —asegura Ríos— las ventajas en velocidad, procesamiento y transmisión de información con sistemas fotónicos serían notables. Así opina también el profesor Édgar Alberto Rueda, del Grupo Óptica y Fotónica de la Alma Máter, para quien estos son el futuro de la tecnología.
Nueva línea de investigación Ríos Ocampo se graduó en 2010 como físico en la Universidad de Antioquia, donde recuerda sus inicios como «joven investigador» del Grupo de Óptica y Fotónica. «Estoy en el MIT en gran parte gracias al programa Jóvenes Investigadores, que es de lo mejor que tiene la Universidad junto al pregrado de Física». Para él, uno de sus grandes logros fue fundar una nueva línea de investigación que combina materiales de cambio de fase con fotónica integrada, logro que distintos investigadores, como Édgar Rueda, destacan por su alto valor. Imagen: esta imagen ha sido diseñada utilizando recursos de Freepik.com.
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Investigar es una actividad que cientos de estudiantes de pregrado asumen como una tarea adicional. En la Universidad de Antioquia más de 70 semilleros de investigación están integrados por «encarretados» con la generación y transferencia de conocimiento.
ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co
#EDUCACIÓNSUPERIOR
Investigación en la mochila Asistir a clases, leer documentos, escribir ensayos, presentar parciales, practicar un deporte o disfrutar una obra de teatro. Así es el día a día de un estudiante dedicado exclusivamente a su carrera. Algunos, sin embargo, agregan a la lista un verbo adicional que en un futuro les puede abrir puertas en su campo profesional: investigar. «La mayoría de estudiantes que han recibido formación investigativa han logrado mayor rendimiento, formación integral e, incluso, empleabilidad. Los semilleros son estratégicos para la calidad académica y en algunos casos una fuente para el recambio generacional de docentes en la Universidad», dijo el vicerrector de Investigación de la Universidad, Sergio Cristancho Marulanda. Sin embargo, incluir la investigación en la mochila no es una tarea sencilla para los estudiantes. «Mucho más que talento, la condición que los estudiantes sí deben tener es inquietud por investigar y formarse en esta labor. De hecho, recibimos a todos, sin estrato ni vinculación obligatoria a grupos de investigación», dijo Almary Gutiérrez Díaz, estudiante del programa de Filología y coordinadora académica de la Red de Semilleros de la Universidad de Antioquia —Redsin—. La organización, que surgió como una iniciativa estudiantil hace veinte años, promueve el desarrollo de la investigación en estudiantes de pregrado, lideró la integración de la Red Colombiana de Semilleros de Investigación —Redcolsi— y tiene entre sus proyecciones incidir no solo en la apropiación del conocimiento y la gestión investigativa universitaria, sino también en sacar más ventajas de las condiciones actuales. «Cuando se inició la Red de Semilleros, se hizo con las uñas, sin mucho conocimiento entre los grupos. Ahora tenemos más recursos», dijo el estudiante de Licenciatura en Humanidades y Lengua Castellana, Fabián González Correa, quien coordina el comité de gestión de la Red. «Como estudiantes tenemos que sortear muchas dificultades; se necesita voluntad, disciplina. La fuerza de los estudiantes en los semilleros es una ventaja y, a la vez, un arma de doble filo porque esa fuerza hay que renovarla, muchos terminan su trabajo, o sus agendas son difíciles», argumentó Alexander Castrillón Yepes, integrante del Semillero Mathema de la Facultad de Educación, y coordinador general de Redsin. Equipaje investigativo
Hasta 2016 los recursos para los proyectos de investigación de los semilleros eran producto de la autogestión. A partir de esa vigencia, la Universidad acogió a esos colectivos estudiantiles dada la importancia para la proyección de la investigación e innovación institucional. En convenio con la Fundación Universidad de Antioquia, el apoyo financiero a la investigación estudiantil ha tenido crecimientos significativos: en 2017, los recursos sumaron 100 millones de pesos; en 2018, los semilleros se fortalecieron con 200 millones; para 2019, el aumento alcanza 600 millones
Infografía: Mónica Valencia Arismendy.
que serán orientados tanto a los semilleros como al programa Jóvenes Investigadores, por medio del cual se han formado en investigación desde hace más de dos décadas unos 1500 jóvenes. A los logros económicos se suma una relación más estrecha de los investigadores estudiantiles y su organización con las unidades académicas. «Es desde la intención de poner la institucionalidad al servicio de iniciativas dinamizadas por estudiantes», dijo el vicerrector Cristancho, al tiempo que informó sobre la canalización de recursos de una convocatoria que no alcanzó a usar las destinaciones económicas, para abrir 20 cupos nuevos para Jóvenes Investigadores. Adicionalmente, «la Universidad aplicó a una convocatoria de Colciencias, diseñada para el área de la salud, y se beneficiará con 2200 millones de pesos para desarrollos emprendidos por jóvenes y grupos investigadores de esa área», agregó el vicerrector.
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Medellín recibe cada vez a más viajeros que buscan lo excéntrico de sus barrios populares. Desde distintas áreas, universitarios analizan y advierten sobre los impactos de esta práctica turística en las comunidades.
SERGIO ALEJANDRO RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co
#DINÁMICAURBANA
Casa Kolacho es la organización creadora del graffituor, que hoy ofrecen otras entidades. El recorrido guiado puede hacerse en 6 idiomas. Foto: cortesía Casa Kolacho.
Turistas de barrio popular,
en crecimiento Aquel recorrido que inició en el barrio
Las Independencias de la comuna 13 San Javier —una de las 16 que tiene Medellín—, propuesto por un grupo de jóvenes que a través de los grafitis buscaban contarles a las delegaciones diplomáticas la historia de transformación de su sector, es hoy un fenómeno que atrae a turistas de todo el mundo. Carolina Muñoz Bertel y Santiago Rodríguez Montes, estudiantes de Economía de la Universidad de Antioquia, investigaron y caracterizaron en 2018 el mercado alrededor de este tour por los grafitis. «Nos interesaba mucho esa llegada de turistas hasta este lugar en medio de sus problemáticas de violencia», señaló Muñoz. La investigación, presentada por los estudiantes como trabajo de grado, arrojó que en la ciudad existen 28 operadores turísticos diferentes a Casa Kolacho, organización creadora del concepto graffituor. Además, el recorrido es desarrollado en 6 idiomas: inglés, francés, portugués, alemán, italiano y hasta en ruso. Para Jhon Ferley Ciro —encargado del graffituor y guía de los recorridos en Casa Kolacho—, la expansión de esta oferta es un reflejo de apropiación del territorio y crecimiento social, aunque ve con preocupación el desconocimiento histórico de algunos oferentes. «Muchas veces lo hacen sin ningún conocimiento previo, sin saber qué significan las obras, sin conocer la historia del territorio y esto sucede normalmente con las agencias externas».
Más allá de sus utilidades
Johannesburgo, Toronto o Miami también han hecho del arte callejero una herramienta para rescatar zonas abandonadas o golpeadas por la violencia, atrayendo a visitantes locales y extranjeros. Según el Sistema de Indicadores Turísticos Medellín-Antioquia —Situr—, en 2018 el 39 % de los turistas manifestaron interés por los recorridos históricos y de transformación urbana. Pero, ¿qué tanto incide esta práctica en la dinámica urbana? Para Liliana María Sánchez Mazo, profesora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia e integrante del grupo de investigación Medio Ambiente y Sociedad —Maso—, el famoso recorrido al occidente y a otras comunas como la 1 y la 8, plantea retos socioculturales. «Lo que encontramos es una explosión de organizaciones que quieren capturar y aprovechar el beneficio económico que genera la práctica de turismo, sin tener en cuenta otras implicaciones como el turismo sexual, la mendicidad infantil, los procesos de gentrificación (valorización de los barrios), la disputa entre organizaciones sociales, la mercantilización del espacio público, el cambio cultural progresivo por las demandas del turista, entre otras», comentó. El líder de Casa Kolacho indicó que ese colectivo y otras organizaciones que realizan recorridos, hacen sensibilización constante para evitar la mendicidad, pues a futuro, desde su punto de vista, puede desencadenar desescolarización y
abandono de actividades culturales y deportivas. Ciro también explicó que gracias a las dinámicas barriales es difícil que se den casos de prostitución asociados a este turismo. «A diferencia de El Poblado o Laureles, en esta comuna hay constante flujo de gente y de actividades. Incluso los jóvenes optan por dedicarse a actividades comerciales para apoyar a sus familias». Actualmente, el grupo Maso tiene interés por estudiar mejor este fenómeno contemporáneo que no existía 10 años atrás, centrándose en el impacto que genera en la cotidianidad de la población. Esta realidad los ha llevado a formular una investigación de la mano de la Universidad Federal de Río de Janeiro —UFRJ— y de la Universidade Federal do Estado de Rio de Janeiro —Unirio—, que pretende establecer un paralelo entre políticas urbanas y prácticas de turismo, y su incidencia en la apropiación del espacio público en Medellín y las favelas de Río de Janeiro. «Nos hemos dado cuenta que esta práctica afecta las comunidades, pues un nuevo actor en los barrios modifica el cotidiano de sus habitantes», precisó Sánchez. El colectivo Casa Kolacho coincide en que esta práctica turística sí transforma los modos de vida, ya que para ellos los cambios son positivos en la comunidad pues han dejado importantes aportes con la creación de escuelas de arte, reconocimiento de los artistas y el surgimiento de emprendimientos. Entre los retos identificados, tanto desde la investigación de Muñoz y Rodríguez como de la profesora Sánchez, está el vincular de manera real a las personas que viven en dichos barrios, además del fortalecimiento de políticas urbanas para el turismo, la capacidad de apropiación por parte de las comunidades para fomentar la democracia participativa y combatir la apropiación de estas dinámicas por parte de la criminalidad.
18 000 personas visitan mensualmente la comuna 13. Entre 40 000 y 60 000 pesos es la tarifa del recorrido. Varía para nacionales o extranjeros. 60 % de las empresas que ofrecen el recorrido no superan los cinco años de creación. 296 millones de pesos es el promedio que ingresa a este sector mensualmente. 3561 millones de pesos anuales aproximadamente. *Datos consolidados por los estudiantes Carolina Muñoz y Santiago Rodríguez.
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Una estructura cancerosa «artificial» ofrece pistas para estudios moleculares, diagnóstico y desarrollo de tratamientos. En el 2018 el cáncer causó la muerte de más de 9 millones de personas en el mundo.
ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co
#SALUD
Cáncer in vitro promete nuevas pistas sobre la enfermedad Un «engendro»
obtenido después de dos años de análisis científico es la pieza clave para nuevos estudios del cáncer. Científicos de las universidades de Antioquia y de Caldas trabajaron conjuntamente en el desarrollo de esa estructura celular in vitro, que facilitará evaluar las células cancerígenas y observar cómo evoluciona el cáncer desde su estado incipiente hasta el más agresivo. La investigación también permite reconocer, al detalle molecular, los efectos que tienen 24 compuestos químicos en las células y en el metabolismo, y entender científicamente cómo esas sustancias combinadas y altamente tóxicas pueden atacar, revertir o detener daños que el cáncer causa. El «prototipo» celulario concebido en el laboratorio está constituido por células tumorales que comparten la condición de «inmortalizadas», es decir, no mueren nunca y crecen permanentemente. Esta condición propia de las células cancerígenas es de mucho interés, pues lo que esperan los investigadores es «ver toda la película que representa el desarrollo de los carcinomas o tumores y descifrar la condición genómica que le acompañan», dijo Sergio Pulido Muñoz, integrante del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales —Pecet. Por ahora, los estudios de dicho prototipo relacionan el cáncer colorrectal, pero que visionariamente es una estructura que puede ser extrapolable a otras alteraciones oncológicas. Por eso, y durante tres años, se hará seguimiento a esa estructura celular cancerígena, fruto del trabajo perseverante de los grupos de investigación Genética Médica y del Pecet, ambos de la Universidad de Antioquia, así como del grupo Síntesis y Mecanismos de Reacción en Química Orgánica —Simerqo, de la Universidad de Caldas. De acuerdo con Pulido, «la célula es la unidad mínima biológica. Apuntamos a buscar en ella una molécula que nos permita decir que una persona está en tal periodo de cáncer sin recurrir a ayudas diagnósticas por métodos invasivos. Es tener un perfil metabólico para reconocer que está en posibilidad de desarrollar un cáncer». Por su parte, la investigadora Sara Robledo Restrepo, también del Pecet, sustentó que se trabaja de manera interdisciplinar. «Es una apuesta en todos los sentidos: al conocimiento de la enfermedad, al direccionamiento del diagnóstico,
a la creación de un tratamiento, a la descripción de mecanismos de los compuestos y a sus efectos, para generar así un esquema personalizado y decir que somos capaces de detectar una enfermedad y tratarla». El estudio del cáncer es un nuevo frente de trabajo en el Pecet, que apunta a «aprovechar el conocimiento de las células que tiene el Programa —advirtió Robledo—, la consideración del trabajo en investigación en cáncer como una de las prioridades mundiales y nacionales e, incluso, la destinación de recursos para este fin por encima del estudio de las enfermedades tropicales». Además, la investigadora señaló que después de recibir financiación del Estado para otras investigaciones, no es conveniente dedicar tecnología y saberes limitados a un solo campo del conocimiento. «Es una nueva aplicación para sacar provecho a la infraestructura, aportando con todo lo que hemos construido en 32 años». Según el Observatorio Global de Cáncer, hasta el tercer trimestre de 2018, los nuevos casos de cáncer en el mundo sumaron 18.1 millones; en ese periodo, también 9.6 millones de pacientes perdieron la vida por la enfermedad. En Colombia, se dieron 101 893 casos nuevos y la tasa de mortalidad fue de 46 057. La urgencia, dijo Pulido Muñoz, es contribuir al conocimiento y tratamiento de la enfermedad, especialmente desde una labor integral e innovadora. «Es un trabajo innovador. No es solo el trabajo desde las moléculas, sino también por cómo se realiza el estudio: saber si se mata el tumor, entender el mecanismo que rige a los compuestos y al cáncer, así como brindar garantías para aplicar el tratamiento», dijo el investigador. La profesora Robledo agregó que se trata de un trabajo novedoso en la medida en que aún no hay un biomarcador para el cáncer. «Aunque en Europa hay gente trabajando en ello, la nuestra es una propuesta propia, que considera que somos distintos. Además, lo que tratamos es aplicar un concepto mundial de punta, como es la medicina personalizada, e introducirlo en un medio como el colombiano que ha sido tradicional, donde todavía se hace el diagnóstico de un síndrome a través de un hemograma, pruebas de glicemia, etc., y no hay medicina preventiva». Ilustraciones: Felipe Uribe Morales.
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La resiliencia permite enfrentar positivamente traumas y adversidades. Con favorables hallazgos se midió esa capacidad en 2180 jóvenes y niños antioqueños. Ahora se entrenan mediante laboratorios de paz.
NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co
#CONSTRUCCIÓNDEPAZ
Niños y jóvenes se entrenan en resiliencia Miles de
niños y jóvenes son testigos silenciosos del conflicto armado y el maltrato en el país. Por ello, un grupo de investigadores de la Universidad de Antioquia viene impulsando en diferentes lugares del departamento los laboratorios de paz, en los que la resiliencia y las palabras constituyen una mezcla reparadora para situaciones traumáticas. Unos 2180 jóvenes de Apartadó, Dabeiba, El Bagre, Remedios, Marinilla, Pueblo Rico, Don Matías y Puerto Berrío —todos municipios de Antioquia—, han participado en la medición de sus niveles de resiliencia. Se hace a través de un instrumento denominado JJ 46, validado para toda Colombia. El hallazgo fue alentador: ninguno de los participantes registró ausencia de resiliencia. En todos los casos, además, hubo una fluctuación entre los niveles bajo y medio. El proyecto se llama «Consolidación de laboratorios de paz y promoción de resiliencia en la infancia rural de municipios afectados por la violencia en Antioquia», y es coordinado por la profesora Sandra Milena Alvarán
López, integrante del Grupo de Investigación en Salud Mental —Gisame— de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia. «Si se cuenta con voluntad y compromisos, se puede cambiar el rumbo de la historia de los niños y jóvenes colombianos cuyas experiencias de vida se han estancado en el dolor», explicó Alvarán López, quien también precisó que para disminuir los impactos de la guerra es posible potenciar la resiliencia, entendida esta como la capacidad de adaptación de un ser vivo ante una situación adversa. Tras la medición, se han venido implementando los laboratorios de paz y también talleres terapéuticos para niños en situación de desplazamiento forzado, así lo han hecho en los municipios de Soacha, en Cundinamarca, y La Ceja y Santo Domingo, en Antioquia.
La presencia de la familia es clave
Los talleres fortalecen en los niños y jóvenes participantes la autoestima, la confianza, la
creatividad y el pensamiento crítico. Las intervenciones no abordan solo al individuo, sino que también abarcan a la familia y al entorno inmediato: escuela o centro educativo, como factores fundamentales para la interacción humana. «Los laboratorios de paz nos han ayudado a mejorar la convivencia. He aprendido a respetarme a mí mismo y a respetar a mis compañeros. También he notado que ahora somos más unidos que antes», afirmó Jéfferson David Urrego Díaz, estudiante del grado octavo de la Institución Educativa Rural Botero, de la vereda San Pedro, ubicada en el municipio antioqueño de Santo Domingo. Aunque los principales factores de riesgo identificados en las poblaciones abordadas son la pobreza, los antecedentes de enfermedades mentales, la violencia intrafamiliar y los desastres naturales, hubo otro indicador alarmante: la ausencia del núcleo familiar. «Los padres o acudientes de los niños con mayores problemáticas en la escuela eran ausentes, no asistían a las escuelas de padres. Eso es muy diciente, puesto que familias despreocupadas por la realidad de sus hijos contribuyen al incremento de los factores de riesgo», contó Alvarán López.
Tutoras en resiliencia
Niños participantes del Laboratorio de Paz y Promoción de Resiliencia en la vereda San Pedro, de Santo Domingo, Antioquia. Foto: cortesía Sandra Alvarán.
Durante la investigación, por ejemplo, fueron entrevistados niños que estuvieron vinculados a las Farc, a quienes se les preguntó qué les había llevado a hacer parte del grupo guerrillero. La baja autoestima y la poca tolerancia a la frustración estaban en todas las respuestas. Alvarán López explicó que hay diferencias entre la resistencia y la resiliencia: «La primera viene en el paquete de aptitudes innatas del individuo. La segunda no, por eso puede entrenarse; además, se interviene contemplando la existencia del otro: la persona, la institución, la familia».
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Aunque se trata de un modelo válido para todo el país, debe aplicarse con constancia para lograr resultados, y se debe tener en cuenta que algunos casos solo pueden ser atendidos en consulta clínica. El sicólogo es un articulador fundamental, sin embargo, hay otra figura que avala la sostenibilidad del proceso: las tutoras en resiliencia, que son mujeres que conocen a sus comunidades y están siendo capacitadas por estudiantes de la Facultad Nacional de Salud Pública para que puedan identificar los riesgos de los niños y ayudarles a incrementar su resiliencia.
Una cátedra de la felicidad
En el caso de Santo Domingo, en el Nordeste antioqueño, se han capacitado 420 tutoras, que a través de cartillas implementan los talleres. El compromiso de los entes gubernamentales en el proceso ha sido de gran ayuda. «La Secretaría de Educación decretó allí la realización de una cátedra de la felicidad, en la que los niños son protagonistas. Con esta se unen esfuerzos para el bienestar de las nuevas generaciones», explicó Alvarán López. «Los estudiantes no contestan de una manera agresiva al llamado de los docentes ni se insultan entre ellos», contó la profesora Fanny Cifuentes Henao, de la I. E. R. Botero. Según su testimonio, antes de desarrollar el Laboratorio de Paz y Promoción de Resiliencia en su institución, la manera de hablar de los jóvenes era en muchas ocasiones ofensiva. Después de la clasificación de las regiones e instituciones según la resiliencia de sus estudiantes: baja, media y alta, se está conformando un equipo sicosocial para que los talleres se den en otros colegios de Antioquia con grandes factores de riesgo. Los contenidos para desarrollarlos abandonan la narrativa del trauma y se centran en potenciar la tendencia a la acción sin daño.
El nombre del instrumento JJ 63 corresponde a las iniciales del psicólogo mexicano Julio Valle, quien desarrolló esa medición. Para el contexto colombiano, se adapta como JJ 46, ya que son 46 ítems a evaluar. El instrumento indaga, por ejemplo, por cómo los niños demuestran cariño a los miembros de su familia, cómo reclaman cuando algo es injusto, cómo asumen las consecuencias de sus actos y las afrontan; si consideran que es malo consumir alcohol o drogas o si creen que la vida es linda.
¡Participar! Una apuesta por renacer SERGIO ALEJANDRO RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co
Gran parte
de la vida de Yahaira Kiomy Valencia Obando ha transcurrido en instituciones de protección del Sistema Nacional de Bienestar Familiar. Esta joven de 21 años, que nació cerca al río Cajambre, del Pacífico colombiano, llegó a Medellín con tan solo 12 años imaginando que podía recorrer el mundo como una viajera soñadora. Sin embargo, a su llegada se dio cuenta de que la realidad era distante a lo que esperaba, pues ingresó nuevamente a un proceso de restablecimiento de derechos en el Hogar Miraflores, en el barrio Villa Hermosa. Mientras estaba en el Hogar, Yahaira empezó todo el proceso de acercamiento con la Universidad de Antioquia a través de los profesores de la Facultad Nacional de Salud Pública —FNSP— quienes, interesados en el desarrollo de las capacidades humanas de niños y jóvenes en situación de vulneración de derechos, crearon el Grupo Intergeneracional de Investigación —Gidi—, conformado por jóvenes, estudiantes y docentes de la Universidad. El grupo, que surgió hace cuatro años, desarrolló un proyecto entre la FNSP y la Facultad de Artes, que busca incentivar la promoción y la participación ciudadana de menores que están por finalizar su proceso de internado. Dicho proyecto contó con la financiación del Banco Universitario para Programas y Proyectos de Extensión —Buppe—, que arrojó resultados hasta febrero de este año. «Lo que quisimos hacer fue fortalecer las capacidades de los muchachos para que desarrollaran un rol activo en su proceso de restablecimiento de derechos. Y, sobre todo, que se reconozcan como sujetos dinámicos en la sociedad», comentó Camilo Noreña Herrera, coordinador del proyecto, quien agregó que la condición de internado de estos jóvenes no implica que deban aislarse completamente de los procesos de ciudad. En esta fase del proyecto participan alrededor de 80 jóvenes, donde a través de talleres investigativos y manifestaciones artísticas buscan incidir en el bajo porcentaje de participación ciudadana de estos, según investigaciones previas al desarrollo del proyecto. «Gidi ha sido una manera de abrir los ojos. Años atrás pasaba por Prado Centro —un barrio de Medellín— y veía la situación de explotación como paisaje. Ahora sé que esas personas no están ahí porque quieren, sino porque la tienen ahí. Gidi significa, para mí, despertar y darme cuenta de que como joven tengo mucho por hacer». Valencia terminó su proceso hace tres años, sin embargo, sigue vinculada como investigadora del grupo acompañando procesos formativos, además trabaja como bibliotecaria en una institución educativa en el municipio de Copacabana. Ella se ve a sí misma como un reflejo del «renacer que hace la diferencia», como la representación de un fénix con la idea del fénix que acompaña al grupo desde su creación.
«La condición de internado de los jóvenes no implica que deban aislarse de los procesos de ciudad».
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Marcelo Cavarozzi es uno de los politólogos más leídos en América Latina. En una reciente visita a la Universidad de Antioquia habló con ALMA MATER sobre la situación actual de Venezuela, el rumbo de la democracia latinoamericana y el proceso de paz en Colombia.
PEDRO LEÓN CORREA OCHOA Periodista leon.correa@udea.edu.co
#ANÁLISISACADÉMICO
«Soy pesimista en el corto plazo para Venezuela»: Cavarozzi En el 2016 Marcelo Cavarozzi había advertido que «la democracia está buscando un nuevo sentido». Lo dijo en
su discurso al recibir el título de doctor honoris causa de la Universidad Nacional de San Martín —Unsam—, de Argentina. La coyuntura latinoamericana actual, la crisis de Venezuela y el reacomodo de gobiernos de derecha en la región, constatan que las reflexiones del reconocido politólogo argentino son hoy más que vigentes y necesarias. Cavarozzi es especialista en política comparada en América Latina y autor de libros como Autoritarismo y democracia (1955-2005) (2006); América Latina en el siglo XXI. Hacia una nueva matriz sociopolítica (2004) y El asedio a la política. Los partidos latinoamericanos en la era neoliberal (2002). Sus profundos análisis e investigaciones han contribuido notablemente al desarrollo de la ciencia política en América Latina.
Los ojos del mundo están puestos hoy en Venezuela. ¿Cómo ve ese pulso de fuerzas que hay allí? Lo primero es que hay que ubicar a Venezuela es ese proceso que se dio a partir de principio de siglo y que es lo que se llamó «el giro a la izquierda». De eso fueron parte Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador que, para ser franco, han terminado mal, excepto Bolivia. El caso de Venezuela es dramático porque es el único donde se destruyó la previa matriz económica que, como sabemos, era basada en el petróleo. Es una tragedia inédita porque no solo implica la crisis económica y de la vida cotidiana, sino que es también una cuestión de seguridad. La seguridad en Venezuela depende de policía corrupta. Y hoy lo que tenemos en frente, aparentemente, es una postura reaccionaria encabezada por un personaje casi tan grotesco como Maduro, es decir por Trump, que de alguna manera trata de rescatar viejos mensajes «reaganianos» para América Latina: «acá venimos a imponer la democracia», cosa que es un despropósito y probablemente haga más difícil una transición razonable.
Ha dicho que en Latinoamérica se han ensayado panaceas que finalmente fallaron. ¿Hay una democracia fallida en Venezuela, una semidemocracia o un régimen autoritario? Claramente es un régimen autoritario. Y como dijo fue una panacea que se intentó en varios países y que, como toda panacea, revela ser una herramienta no positiva ni que logra resultados positivos. Venezuela es el caso más extremo del fracaso de la panacea del «giro a la izquierda», aunque de allí hay que
Marcelo Cavarozzi es doctor en Ciencia Política de la Universidad de California, además es investigador principal del Conicet. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
extraer a Bolivia, que a mi juicio está bastante bien encaminada. Pero lo cierto es que en general la panacea del «giro a la izquierda» no ha logrado transformar la matriz productiva de nuestros países para lograr que, efectivamente, fuéramos un poquito más justos, más igualitarios en este escenario del capitalismo mundial.
Desde una perspectiva ética en la política y ante la evidente desprotección social en Venezuela, ¿cree válido descalificar moralmente al gobierno de ese país? Son personajes muy grotescos cuyo nivel de autorreflexión me parece mínimo, uno lo puede constatar viendo cómo Maduro responde a las preguntas que le hacen. En ese sentido, no creo que sea capaz de la más mínima autocrítica. Incluso Chávez tenía un poquito más de profundidad. El problema es que en la etapa floreciente el chavismo estuvo apoyado sobre bases bastante endebles, que alimentaban ese supuesto pensamiento revolucionario. Me parece que había un antimperialismo muy retórico, muy de show y que en la práctica no logró alterar. La retórica antimperialista chavista fue rudimentaria y tiene que ver con una crisis del pensamiento de izquierda en Latinoamérica que viene desde hace 30 años.
Más de 50 países han respaldado a Juan Guaidó y eso ha generado grandes expectativas de transición. ¿De ser así, podrían reinstalarse poderes prechavistas? El pasado prechavista no era ninguna maravilla. Por algo llegó Chávez al poder, porque efectivamente la sociedad venezolana estaba en
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absoluta crisis, habían desaparecido anteriores partidos como la Acción Democrática y Copei. Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera habían llegado a la presidencia y fueron traicionados por sus propios partidos, los dos partidos históricos de la democracia venezolana. O sea que el retorno a un pasado prechavista es imposible, esa arquitectura ya desapareció. Se trataría de ver cómo se puede armar una arquitectura política un poco más participativa, seria, abierta incluso al chavismo.
A propósito, ¿cómo ve la figura de Juan Guaidó? ¿Quién es este personaje Guaidó? Que lo apoye el senador republicano de la Florida no es un dato muy auspicioso. ¿Qué contactos tiene Guaidó? Es muy negro el panorama. Además, tiene que lidiar con una situación social y económica pavorosa con el hecho de que los policías, los maestros y los soldados están mal pagos. Hay mucha corrupción, sobre todo en la policía y el ejército. ¿Cómo se arregla eso? ¿Va a venir un Plan Marshall? No, Trump no va a dar un Plan Marshall a Venezuela. Entonces, soy pesimista en el corto plazo para Venezuela.
Precisamente en la medida en que el Gobierno hoy está en contra de esto, está revelando que ese optimismo era infundado. En el resto del continente no hay muchos fenómenos que en este momento puedan justificar una mirada optimista de América Latina, ni siquiera en México, donde ha ganado un personaje tan popular como López Obrador, pero que no es representante de una nueva mentalidad.
¿Y sobre el proceso de paz en sí mismo, mantiene el optimismo? Lo veo muy amenazado. La semana pasada que fui a Mompox, pasé por los Montes de María y justo allí leí una nota de El Espectador que decía que están reapareciendo todos los viejos personajes vinculados al paramilitarismo, que están amenazando o despellejando perros para intimidar a aquellos liderazgos sociales que piden restitución de tierras que perdieron hace 15 o 20 años. ¿Ahí está la policía? No, ¿ahí está el ejército? No. Es bastante difícil pensar que el proceso siga encaminado en una dirección favorable. Pero de todas maneras está ahí, me parece que es importante de parte de aquellos que están preocupados en cómo mantenerlo y defenderlo. Es fundamental.
¿A qué se refiere cuando habla de potencias adversas de la democracia Latinoamericana? Si la democracia funciona bien, es un régimen en tensión. Por un lado, reivindica que todos somos iguales: aquello de que toda persona es un voto, y por tanto tenemos capacidad de influir en las decisiones públicas. Por otro lado, la democracia en el capitalismo deja espacio para que los intereses privados funcionen de una manera muy floreciente. ¿Qué pasó en América Latina en los últimos años? Se produjeron transiciones a la democracia en Argentina, Perú, Bolivia, Brasil, Chile, pero no llegó a una situación en la cual el funcionamiento permitiera que las mayorías pudieran influir de manera significativa, por ejemplo, en la economía. En parte, porque hubo gobiernos que adoptaron un discurso neoliberal. Pero incluso los que lo quisieron hacer, no pudieron, porque el Estado estaba absolutamente destruido en muchos casos.
Si le pidiera describir hoy la democracia en América Latina, ¿qué diría? Diría que está buscando todavía un proyecto que sea capaz de cautivar de una manera legítima y convincente, con argumentos sólidos que tengan que ver con cómo hacemos para movernos en direcciones de sociedades un poquito más justas e igualitarias, y desarrollen mecanismos para que buena parte de la población llegue a creer que se logra a través de la democracia. Eso no pasa, por eso nuestras democracias están en riesgo. No en el sentido clásico, porque la democracia puede seguir funcionando, pero puede aparecer como una cosa más abiertamente autoritaria.
Hablemos de Colombia. Cuando recibió el doctorado honoris causa manifestó optimismo por lo que representaba el proceso de paz para Latinoamérica. ¿Se mantiene ese optimismo? Evidentemente no. En el 2016 el proceso de paz era uno de los pocos fenómenos positivos que uno podía ver en América Latina.
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Estas son otras frases claves de la entrevista: En el rubro de la corrupción, Nicolás Maduro no es especialmente el caso más vicioso. Es un fenómeno regional y mundial donde la política democrática se ha vuelto un modelo de funcionamiento. Las ciudadanías tienen relaciones ambiguas con la democracia, con opiniones autoritarias, no democráticas. Habría que meterse en la sicología de personajes que parecen tan opuestos, como Chávez y Uribe, y sin embargo son ególatras. Cada izquierda tiene un itinerario muy diferente. En Colombia el problema no es de una dictadura militar, sino de un posicionamiento oligárquico. La educación pública durante el siglo XX fue un mecanismo igualador. Eso ha venido desapareciendo. Odebrecht es una muestra de cómo las grandes corporaciones, desde hace 30 años, pueden actuar de una manera mucho más impune.
Esta entrevista fue realizada como parte de la participación de Marcelo Cavarozzi en el panel internacional «Cambio de ciclo político en América Latina: elecciones 2017-2019», realizado por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia —IEP—, el 14 de febrero del 2019.
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N.º 684 · marzo de 2019 · Universidad de Antioquia
Durante la «fiebre» por la guaquería, hace más de un siglo que la familia Alzate fabricó miles de piezas de barro y las hizo pasar por precolombinas originales. El Museo Universitario conserva 1544 bienes de esta pintoresca tradición.
JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co
#PATRIMONIO
La curiosa historia de la Colección Alzate,
«vejeces» recién envejecidas No fueron encontradas en ninguna expedición arqueológica. Tampoco las hicieron las manos laboriosas de indígenas. Las vasijas, máscaras, cántaros y figuras antropomorfas que hacen parte de la famosa Colección Alzate del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia —Muua—, fueron moldeadas por los miembros de una familia de mestizos antioqueños que, hábilmente, se lucraron del mercado de arte precolombino internacional entre finales del siglo XIX y principios del XX. Hoy, estas piezas son joyas de museo, pero fueron creadas por los Alzate para engañar a arqueólogos, aventureros, coleccionistas y comerciantes locales y extranjeros. «Si los muñecos hubieran sido de nosotros no habrían valido nada, pero siendo del indio, valían mucho», le confesó Pascual Alzate Castaño al antropólogo Luis Fernando Vélez Vélez, durante una entrevista en 1966. A diferencia de los indígenas, que creaban las piezas con un sentido espiritual, Pascual nombró como «muñecos» a lo que no tiene más que un valor económico. El padre de Pascual, Julián Alzate, tenía experiencia en la guaquería y era un taxidermista empírico. Con él aprendió a cazar animales sin causarles destrozos, para después disecarlos. En su texto Apuntes anecdóticos para la historia de la cerámica Alzate, Vélez cuenta que, durante la visita de unos naturalistas suizos, Pascual observó el interés por los objetos Pascual Alzate e Ida Cerezo López en 1960. Foto: cortesía arqueológicos y que pagaban de la Colección de Historia del Muua. altos precios por ellos. Ante la demanda económica, Julián involucró a sus hijos. Imaginaron cada pieza y, después de crearla, le daban un aspecto envejecido con barro amarillo para que pareciera recuperada de un entierro. Incluso invitaron a potenciales compradores a falsas excavaciones que preparaban con anterioridad para disipar sospechas.
«No se trata de imitaciones de nuestro patrimonio prehispánico, sino que eran producto de su capacidad creativa, de cómo ellos se imaginaban que era el mundo indígena y de ahí su valor», dijo Hernán Pimienta Buriticá, curador de la Colección de Antropología del Muua. Muchas de esas piezas terminaron en manos del coleccionista y acaudalado empresario Leocadio María Arango, quien a su vez se volvió intermediario. La casa de Arango era un museo con las curiosidades que compilaba desde sus tiernos nueve años: animales exóticos disecados, estampillas, monedas, minerales, orfebrería, piezas precolombinas originales y piezas de los Alzate. Amaba su colección e incluso publicó un catálogo ilustrado en 1905. Antes de morir buscó un comprador que pudiera preservarla como él lo hubiera hecho. El timo se descubrió en 1912, durante el Primer Congreso Internacional de Etnología y Etnografía, realizado en Suiza, después de que fueran engañados representantes de la Sociedad Científica de Neuchatel, del Museo de Historia Natural de París, e incluso Ernesto Restrepo Tirado, en la época en que fue director del Museo Nacional de Colombia. El Estado expropió la colección de Arango y, con el paso del siglo XX, una parte fue entregada al Museo del Oro y el resto se preserva en el Muua, en especial la cerámica Alzate, a la que se le hace conservación preventiva, limpieza y desinfección para evitar hongos. «Pusieron en jaque la especulación arqueológica mundial —explica Jairo Upegui Montoya en su texto Lo Alzate y su validez plástica—, la cerámica era vendida y distribuida con el rótulo de “auténtica quimbaya”». Resulta contradictorio que, mientras aumentaba el desarrollo de los estudios arqueológicos, también se intensificó la guaquería y el tráfico del patrimonio, una tradición practicada desde la Conquista hasta nuestros días. En palabras de Upegui, es un «saqueo sistemático de los yacimientos arqueológicos precolombinos». Mientras tanto, el historiador Víctor Álvarez Morales escribió que la colección Alzate «refleja esa capacidad “empresarial” para elaborar cuidadosamente y vender al mejor precio “vejeces recién envejecidas”».
Los Alzate crearon «formas fantásticas, monstruosas, aberrantes, morbosamente eróticas y lascivas», según explicó Jairo Upegui. Fotos: cortesía Muua.