Alma Mater 685

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ABRIL MEDELLÍN 2019

VIGILADA MINEDUCACIÓN

ISSN 1657-4303

N.º 685

CON «RUIDO SILENCIOSO» COMBATEN CONTAMINANTES DEL AGUA

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FORMACIÓN EN CANNABIS MEDICINAL: UN CAMINO POR RECORRER EN COLOMBIA

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LAS BANDAS DELINCUENCIALES Y SU OSCURO «JUEGO» CON NIÑOS

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TABLA PERIÓDICA: ¡TRES VECES CINCUENTONA!

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DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES

ALMAMATER@UDEA.EDU.CO

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Boceto de la Antioquia de 2050 ¿Cómo será Antioquia en 30 años? A través de El Gran Acuerdo por Antioquia 2050, la Alma Máter de los antioqueños plantea una serie de recomendaciones y acciones en temas claves como cambio climático, administración pública y disparidades regionales en el desarrollo.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

A más de 150 casos forenses le han aportado pistas los investigadores del Laboratorio de Entomología de la Universidad de Antioquia. Sus estudios sobre los tipos de insectos y de sus sistemas olfativos se han convertido en llave maestra para resolver procesos judiciales.

NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co

#UDEACIENCIA

Insectos, testigos no tan silenciosos «En el reino animal, todos los órganos se paran desde el mis-

mo momento en que se presenta la muerte. Las bacterias intestinales comienzan a descomponerse y generan un olor que es tan leve al comienzo que un humano no podría percibirlo. Pero una mosca sí», explicó Marta Isabel Wolff Echeverri, directora del Laboratorio de Entomología de la Universidad de Antioquia, pionero en entomología forense en Colombia. De acuerdo con la investigadora y docente, los 400 millones de años de evolución de los insectos se evidencian en su sistema olfativo: a través de este toman las decisiones que le garantizan continuidad y equilibrio a su descendencia. Por ello, los cuerpos en descomposición son uno de los lugares preferidos para las moscas. Allí pueden depositar sus huevos; sus larvas al nacer tienen asegurado el alimento necesario para desarrollarse. Por ejemplo, ante el hallazgo de una persona muerta, los funcionarios de las entidades encargadas de realizar el levantamiento —para el caso colombiano el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía—, toman evidencias necesarias para obtener pistas sobre el responsable y las circunstancias en las

que se dio el deceso. Entre esas evidencias, si los investigadores lo consideran oportuno, pueden estar los insectos. Los investigadores han sabido aprovechar esa obsesión natural de las moscas por el olor a sangre y a materia orgánica descompuesta. Es allí donde interviene la entomología forense, una disciplina que estudia esa relación de supervivencia para desentrañar información sobre los cadáveres. Para ello se observan y analizan los insectos que habitan los cadáveres. Mediante ese ejercicio puede determinarse, por ejemplo, el tiempo trascurrido desde el deceso, la toxicología —por ejemplo, las sustancias que pudo haber consumido la persona muerta— y las características de clima o vegetación del lugar en el que ocurrió el deceso. El uso de los insectos en el dictamen post mortem permite establecer el tiempo que lleva el insecto en el cuerpo, no el tiempo que lleva el cuerpo muerto, para saber esto con certeza, debe extrapolarse este factor. «Determinamos cuál es la especie pionera, es decir la que lleva más tiempo en el cuerpo y, por tanto, la que me da información más reciente sobre el cadáver»,

Chrysomya albiceps (Wiedemann, 1819). Esta especie no es natural de América Latina, proviene de África. Es de gran importancia sanitaria y médica, su principal distintivo es que sus larvas se comen las de las especies nativas y pueden hacer que los entomólogos forenses que tratan casos para la determinación del tiempo de muerte o IPM, incurran en errores en dicha datación del tiempo de muerte. Foto: Yeniffer Andrea Carreño / Grupo de investigación en Entomología de la Universidad de la Amazonía.

Comité editorial: Elmer Gaviria Rivera · Vicerrector General Clemencia Uribe Restrepo · Secretaria General Patricia Nieto Nieto · Profesora de la Facultad de Comunicaciones

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Carlos Mario Guisao Bustamante Director de Comunicaciones Luz Adriana Ruiz Marín Jefa División de Contenidos Medios y Eventos Luis Javier Londoño Balbín Coordinador de medios impresos

Pedro León Correa Ochoa Coordinación de edición John Sebastián Otálvaro Pérez Corrección de texto Víctor Aristizábal Giraldo Diseño y diagramación

Portada Campesino del corregimiento Altavista, en el occidente de Medellín. Foto: cortesía Hugo Alexander Villegas Hernández Las opiniones expresadas en ALMA MATER son responsabilidad de los autores y solo a ellos compete.

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del clima templado de la zona Andina, luego pasamos a trabajar en la región costera, sobre todo en la isla de Tintipán. También hemos realizado estudios en los páramos, en los bosques y en zonas periféricas», contó Wolff Echeverri. Estas indagaciones constituyen un mapeo para la entomología forense en Colombia, gracias a ello es posible investigar asuntos relacionados con cadáveres.

El olfato delator de la Calliphoridae

Cochliomyia macellaria (Fabricius, 1775). Es conocida como mosca de la carne, sus larvas son abundantes en los primeros estados de descomposición del cadáver. Pueden poner más de mil huevos en pedazos de carnes pequeños, los cuales hacen eclosión aproximadamente en dos horas, y en estado de larva, maduran en un periodo entre 6 y 20 días. Foto: Yeniffer Andrea Carreño / Grupo de investigación en Entomología de la Universidad de la Amazonía.

detalló Wolff Echeverri. Las investigaciones forenses a partir de insectos siempre se establecen en relación con factores como la temperatura, la humedad y la precipitación. En gran medida, el trabajo de este equipo ha consistido en estudiar cuáles son las especies pioneras en diferentes lugares de Colombia. En Medellín, por ejemplo, la especie de mosca más frecuentemente hallada es la Lucilia eximia, mientras que en Bogotá es la Calliphora vicina. «Para las indagaciones entomológicas y forenses identificamos los insectos asociados a cada uno de los pisos térmicos del país: los

La familia de moscas más común en el ámbito forense es la Calliphoridae. En el país se han encontrado más de 30 especies y cuatro subfamilias, las más frecuentemente reportadas en estudios en cadáveres humanos son Lucilia eximia, L. sericata, Calliphora vicina, C. nigribasis, luego están la Sarcophagidae (Peckia chrysostoma, P. ingens) y la Muscidae (Musca domestica, Atherigona orientalis). Cada una hace presencia en los cuerpos dependiendo de su fase de descomposición. Pero hay más insectos que intervienen en los cuerpos después de la muerte, como los escarabajos Silphidae (Oxelytrum discicolle), Dermestidae (Desmestes maculatus) y Cleridae (Necrobia rufipes), que llegan al cadáver cuando queda poca piel adherida al hueso. También están algunas hormigas y avispas del orden Hymenoptera y otros ocasionales como la Hemiptera (chinches) y la Odonata (libélulas). «El sistema olfativo de un insecto es millones de veces más sensible que el del humano. Este dato favorece al humano habitante de las ciudades, ya que si tuviera una sensibilidad similar no soportaría muchas de las emisiones que causa y se extinguiría», explicó el biólogo Yardany Ramos Pastrana, docente de la Universidad de Amazonía. El investigador —coequipero de la profesora Wolff en los estudios entomológicos en la Universidad—, destacó también que los olfatos de las moscas son el modelo que utiliza la nanotecnología y la robótica para componer robots, ya que sus antenas son sensores que captan olores y señales a grandes distancias y con increíble agudeza. El olfato garantiza la supervivencia de las especies, y en acciones tan comunes como un saludo, se dan interacciones mediante moléculas químicas que el otro solo puede recibir a través del olor.

Las cualidades de insectos trascienden los asuntos forenses. Estos pueden ser útiles, incluso, para la salud humana. «La entomología forense nos ha enseñado a conocer la biología de los insectos —explicó Ramos Pastrana— y a utilizarlos como herramienta para mejorar la salud de los seres humanos. Por ejemplo, existe la terapia larval, una manera de sanar heridas crónicas de más de cuarenta años a partir de larvas que sabemos que solo van a alimentarse de tejido descompuesto». Ante los requerimientos que el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses tenía en 1999, se creó el grupo de Entomología Forense de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Antioquia, para generar un engranaje entre la academia y la Rama Judicial para la aplicación legal del análisis de los insectos en Colombia. Hasta ahora se han investigado 150 casos.

Lucilia eximia (Wiedemann, 1819). Es una mosca de ocurrencia urbana, actúa como pionera en los cadáveres que son hallados en Medellín. Adicionalmente es utilizada en la terapia larval para el tratamiento de úlceras y osteomielitis. Foto: Yeniffer Andrea Carreño / Grupo de investigación en Entomología de la Universidad de la Amazonía.


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Un formador nato: ese es Faiber Lotero, educador físico de la Universidad de Antioquia, con una trayectoria ampliamente laureada como jugador y entrenador de ajedrez.

STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co

#SOYUDEA

El líder de la rebelión de los peones Cuando el

niñito de tres años tomó aquella antigua caja de madera que apenas le cabía en la mano, realizó —sin saberlo— un movimiento trascendental en su vida. Al conservar el ajedrez que le obsequió su padre, el pequeño Faiber salvaguardó la brújula de su vida, pues años después, como entrenador de la Selección Colombia del deporte ciencia, lideraría la rebelión de los «peones». Sus primeros años transcurrieron entre canchas y balones, pero en 1995, con ocho cumplidos, se inclinó por el tablero. Desde entonces, Faiber se dedicó al que estima como «uno de los deportes más desgastantes». Precisamente, la práctica profesional del ajedrez implica táctica, técnica, teoría y altas capacidades sicológicas y físicas. Con talento y disciplina, la naciente promesa paisa colgó en su estante trofeos, medallas y el título de Maestro Fide, tras sus victorias en torneos departamentales y nacionales. Ese título corresponde a un cinturón negro de tercer Dan en artes marciales. Sin embargo, a la edad de 11 años supo que sus mayores éxitos llegarían fuera del asiento de jugador. «A mi mentor no

le gustó que quisiera ser entrenador desde tan joven. Me veía potencial como deportista, pero siempre me apoyó». Habla de Jorge Mario Clavijo, egresado de Educación Física en la misma universidad en la que después se formaría Faiber, la Alma Mater de los antioqueños. Lotero Correa ha entrenado a deportistas nacionales e internacionales, obteniendo más de un centenar de títulos. También se destaca por ser el director técnico de la Selección Antioquia de ajedrez en la categoría de mayores y por tener el título de entrenador Fide luego de aprobar el curso de la Federación Internacional de Ajedrez en 2018, en Georgia, antigua Unión Soviética. Ese mismo año y en ese mismo país robusteció su palmarés con un hito que bien podría considerarse como «la rebelión de los peones colombianos». La gesta tuvo lugar en la Olimpiada Mundial de Ajedrez. Bajo su dirección, la Selección Colombia alcanzó por primera vez en la historia el puesto 30 entre casi 200 países competidores. Pero, más que sus logros, son sus métodos de trabajo los que respaldan su autoproclamación como peón: es laborioso, esquemático e incansable. Sueña impenitentemente con que el ajedrez colombiano avance casilla a casilla y que aparezcan más torres y damas cafeteras en el escenario mundial.

Su casa fecunda

Faiber Lotero Correa ha entrenado ajedrecistas nacionales e internacionales. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.

Muchos de sus triunfos se deben a su otra casa, a la que ama con delirio desde que inició la Licenciatura en Educación Física en 2004. Se trata de la Universidad de Antioquia, de la cual se graduó en 2011 como licenciado y en 2016 como especialista en Entrenamiento Deportivo. La mayor herencia que recibió de la Alma Máter fue «aprender a ser crítico y a crear mis propios métodos con respaldo científico», dijo. Pero su idilio con la Universidad no se limita a las aulas. El director técnico de la Selección UdeA de ajedrez considera que esa es su labor más importante como entrenador. Desde que ocupó el cargo, en 2012, sus dirigidos alcanzaron seis títulos en los Juegos Universitarios Departamentales. En los Juegos Nacionales han logrado cinco y tres en las categorías grupal e individual, respectivamente; además de dos medallas de plata en los Juegos Centroamericanos y en los Panamericanos Universitarios. Al mirar atrás, esto es lo que ve Faiber: «Mis padres quisieron formarme integralmente desde el deporte y la educación. Creían que este era el camino. Hoy yo también lo creo, y lo seguiré si alguna vez tengo hijos. Ellos tenían razón». Faiber advierte que todavía tiene horizontes pendientes, como impulsar la formación de entrenadores de ajedrez jóvenes que aprendan del terreno que él recorrió como su precursor. Su terquedad lo favorece. Sus vivencias y añoranzas son la calidez de sus días, como el recuerdo de «la única partida perfecta» que jugó en su vida. Corría el año 2012, Faiber se enfrentaba al entrenador del mejor ajedrecista del continente americano, eran David contra Goliat. Ejecutó 22 jugadas. Y triunfó.


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Dos partículas fueron descubiertas en un análisis liderado por físicos de la Universidad de Antioquia, gracias a su vinculación con el prestigioso centro de investigación Cern. Aquí un recuento de cómo lo hicieron y qué perspectivas de aplicación tiene el hallazgo.

JENNIFER RESTREPO DE LA PAVA Periodista jennifer.restrepo@udea.edu.co

#UDEACIENCIA

«Mineros» del universo: el hallazgo de dos nuevas partículas Supongamos que

el universo es una mina infinita de oro; los científicos excavan en lo más profundo para encontrar el preciado tesoro. Los tesoros del universo, en este caso sus secretos, podrían estar ocultos en las partículas que, a diferencia del oro, son imperceptibles. Años atrás se creía que la parte más pequeña de la materia era un átomo —entendiendo a la materia como todo lo que ocupa un lugar en el espacio—. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que un átomo está compuesto, entre otros, por electrones, neutrones y protones; estos dos últimos, a su vez, compuestos por quarks, conocidos también como partículas. Para dimensionar lo diminutas que pueden ser las partículas, tomemos como ejemplo un átomo de hidrógeno, que mide aproximadamente 0.24 nanómetros —¡ni la mitad de un nanómetro!—. Un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro. Aunque los quarks varían en tamaño, se estima que pueden llegar a ser 12 millones de veces más pequeños que un átomo de hidrógeno¹. Así las cosas: si los humanos midiéramos el tamaño de los quarks, el átomo de hidrógeno sería similar al tamaño de la tierra. «Para ser honesto, ni yo soy capaz de hacerme una idea real de su tamaño», destacó Jhovanny Mejía Guisao, físico de la Universidad de Antioquia.

El oro del universo

Usando la ciencia de datos o minería de datos, Mejía y su colega mexicano Alberto Sánchez Hernández —miembros del Experimento CMS de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, Cern, por sus siglas en francés—, recopilaron 14 mil billones de datos de las colisiones entre protones hechas entre el 2016 y el 2018, en el experimento CMS de la Organización, que usa el Gran Colisionador de Hadrones. Esas colisiones se realizan a una velocidad similar a la de la luz y producto de ellas se pueden apreciar partículas nunca vistas. «De los 14 mil billones de eventos para su análisis, descartamos hasta llegar a mil y luego a un rango de 120. Encontramos dos partículas que contienen un quark c y un antiquark b, que son estados excitados de una partícula

Imagen de una de las 14 billones de colisiones analizadas por los científicos. Imagen: cortesía CERN.

llamada bc. Decimos estados excitados cuando los niveles de energía cambian, aumentan o disminuyen. Se presumía de su existencia, pero no se había comprobado. Además, logramos medir la masa de una de ellas e identificar la diferencia de la masa entre ambas», destacó Jhovanny Mejía, líder de la investigación. «Ese conocimiento de la masa de estas “excitaciones” es muy interesante, ya que los modelos teóricos luchan para predecir su valor. Este resultado es importante desde el punto de vista científico y técnico», declaró Alberto Sánchez Hernández en una entrevista dada al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional —Cinvestav—, de México. De acuerdo con el profesor Mejía, el descubrimiento aporta al entendimiento que tenemos de cómo se creó el universo, cómo ha ido evolucionando y su naturaleza. Posteriormente este conocimiento es transferido a otras áreas y se evidencia en invenciones y aplicaciones para la vida cotidiana. «Los esfuerzos en la búsqueda del entendimiento de la naturaleza se ven reflejados en la física médica, tomografías y radiaciones con rayos gama y beta, por mencionar algunos. En este momento las partículas que descubrimos no tienen aplicación, pero con seguridad se les dará algún uso», enfatizó Mejía Guisao. A raíz de la investigación y el hallazgo, el portavoz del Experimento CMS, Roberto Carlin,

resaltó en una publicación realizada por el Cern que «es verdaderamente un signo de colaboración científica efectiva y de la alta calidad del detector, el software y la colaboración de CMS en general. Estoy orgulloso y extremadamente impresionado —dijo— de que la comprensión de los datos recopilados tan recientemente esté lo suficientemente avanzada como para producir este resultado tan competitivo y emocionante». Aunque la Universidad de Antioquia hizo parte de los líderes del análisis y el descubrimiento, los datos usados son producto de años de trabajo de cerca de 3 mil científicos que hacen parte del Cern. 1 Según el análisis Límites en el radio de quark efectivo desde Dispersión ep inclusiva en HERA, publicado en el 2006 en la revista Física Letras B. https://arxiv.org/pdf/1604.01280.pdf

El Experimento CMS —Solenoide compacto de muones— es el más grande del Cern. El HCB, el Atlas y Alice son otros experimentos que tienen lugar allí. Durante 10 años de trabajo el Cern ha descubierto 5 partículas. La cuarta y la quinta fueron descubiertas en simultáneo gracias a esta investigación. Entre ellas se destaca el bosón de Higgs, hallada en el 2012.


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El tamaño de las cosas —de Carlos Felipe Montoya, filósofo de la Universidad de Antioquia— recibió el Premio Especial kplus del Festival de Cine de Berlín. La pasión del director por el cine se forjó, en buena medida, en los cineclubes de la Alma Máter.

NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co

#CULTURA

El tamaño de las cosas La silla

mide lo que quiera el observador: un niño curioso o usted. Le puede parecer inalcanzable o la puede ver como otro objeto, los materiales que la componen le pueden traer recuerdos de su niñez, incluso, le pueden contar tantas historias como quepan en su cabeza. Ese es el diálogo que establece el cine con quien se deja interpelar por sus fuerzas. Carlos Felipe Montoya, realizador audiovisual y filósofo, egresado de la Universidad de Antioquia, entrega una parábola visual sobre el tamaño de las cosas, dejando más preguntas que respuestas. El director utiliza una contundente expresión de la geografía colombiana y el cómo esta se relaciona con los seres humanos que la habitan. «Quienes viven en los páramos tienen el silencio cerca al corazón», dijo Montoya. El rodaje se hizo cerca del embalse de Neusa, en Cundinamarca, y fue producido por Mestiza Films. La selección de los actores naturales estuvo guiada por lo que Carlos Felipe denomina «los valores de luminosidad de las personas». Así encontró a Diego Delgado, de once años, para que protagonizara esta ficción. Su trabajo audiovisual le ha enseñado que todos los seres vivos tienen una tendencia a la luz: «El brillo en los ojos, la viveza del rostro cuando interactúan, hacen que no tengan que hablar para expresarse», explicó Montoya. Los jurados de la edición 69 del Festival de Cine de Berlín —Berlinale 2019—, le dieron

Foto: cortesía Carlos Felipe Montoya.

Diego Delgado es el personaje principal del corto. Con su interpretación, encarna la idea del director: «todos los seres vivos tienen una tendencia a la luz». Foto: cortesía Carlos Felipe Montoya.

a El tamaño de las cosas el Premio Especial a mejor cortometraje en la categoría generación kplus. El reconocimiento abre la posibilidad de que esta producción sea vista por públicos de países europeos. La narrativa audiovisual del cortometraje, que dura doce minutos, guarda las proporciones de lo simple para desentrañar lo complejo: tiene dos personajes, una casa, un bosque, el agua y una silla. Y a través de estos pocos elementos genera el puente al corazón del espectador. Carlos Felipe recuerda que el momento en que más disfrutó del cine fue durante su paso por la Universidad de Antioquia, donde estudió Filosofía. «Mi ritual era ir a las proyecciones de los cineclubes que se reunían en el salón 217 del bloque 10. Allí vi clásicos que determinaron mi vocación por lo audiovisual». Montoya también atesora los aprendizajes que le dejó la academia y que marcaron su mirada del mundo para ficcionarla a través del lenguaje cinematográfico: las clases del Instituto con profesores como Carlos Vásquez, Jorge Mario Mejía, Jorge Antonio Mejía, Hubert Pöppel, Carlos Másmela, Jorge Alberto Naranjo, Javier Domínguez, Santiago Echeverri, entre otros. Su proceso académico, con la tesis de grado acerca de los Estudios sobre cine, de Gilles Deleuze, y la Maestría en Escrituras Creativas en la línea de guion cinematográfico de la Universidad Nacional, se suman a su temprano

interés por el cine que lo llevó a hacer stop motion y a montar observaciones cinematográficas en las calles de Medellín junto a su amigo José Miguel Restrepo. Esta experiencia le serviría para desarrollar trabajos como la serie Documenta, producida para el Canal U en el año 2006, y sus más recientes cortometrajes de ficción. En el 2015 realizó Camino del agua, que ganó el Premio Macondo de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas a mejor cortometraje en 2016, mejor cortometraje y mejor montaje en Bogoshorts 13 y obtuvo una mención especial en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Asimismo, en 2003 produjo y dirigió el documental La casa de mi hermana, que ganó el Premio Ópera Prima a mejor documental en el Festival Internacional Documental de Barcelona. A nivel local, con el documental para televisión Cóndor, el caballo volador ganó el Premio Único en la VI Muestra de videos Medellín para Verte Mejor. La manifestación sensible de la idea acude, en sus narraciones, a los niños como las figuras centrales que enfrentan situaciones morales de manera muy diferente a los adultos. «La fábula es el género y formato que me ha permitido hacer cine corto, contar historias universales desde elementos locales, y ahí están los niños con esa facilidad de relacionar lo simple y lo complejo».


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Un equipo que descontamina el agua con ultrasonido fue patentado ante la SIC por investigadores de la Universidad de Antioquia. El poderoso desarrollo para eliminar contaminantes se sumó a las 62 patentes que ya tiene la institución.

STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co

#INNOVACIÓNUDEA

Con «ruido silencioso» combaten contaminantes del agua De nuestros

lavabos y sanitarios a los ríos y mares. De los ríos y mares a las plantas potabilizadoras. De las plantas potabilizadoras a nuestro organismo, y el ciclo se repite. El de los «contaminantes emergentes» es un círculo más que vicioso para nuestra salud. Se les llama así porque sus efectos recién se conocen, aunque proceden de artículos tan comunes como lociones, fármacos o productos para el cuidado y aseo personal. ¿Cómo atacar problemas emergentes? Con soluciones emergentes. Por eso, investigadores de la Universidad de Antioquia desarrollaron un equipo para descontaminar agua con métodos de ultrasonido que degradan, o destruyen, dichos contaminantes. Aunque la técnica no es nueva, el equipo sí es novedoso por la baraja de posibilidades que ofrece para el tratamiento del agua. El desarrollo, patentado en noviembre de 2018 ante la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia —SIC—, vio la luz gracias a la colaboración de investigadores del Grupo de Diagnóstico y Control de la Contaminación —GDCON—, bajo la coordinación del profesor Gustavo Antonio Peñuela Mesa, y del Grupo de Energía Alternativa —GEA—, ambos de la Facultad de Ingeniería. La idea de descontaminar el agua usando «ruido silencioso» puede sonar extraña, pero la ciencia disipa las dudas. El equipo genera ondas de ultrasonido, las cuales son imperceptibles para el oído humano, y las difunde a lo largo del agua. Ese es el primer eslabón de una cadena de fascinantes hechos químicos desatados a continuación. Según Edwin Lenín Chica Arrieta, coordinador del GEA, las ondas se dispersan y crean burbujas que crecen progresivamente hasta implosionar con gran energía, generando temperaturas superiores incluso a los 5 mil grados Kelvin (K). Recordar que la superficie del Sol alcanza alrededor de 5700 K ofrece una idea del tremendo poder de las implosiones generadas por el equipo. Vale aclarar que estas no alteran en absoluto las condiciones medioambientales del agua. Después de todo, las burbujas son muy pequeñas en comparación con el volumen del líquido a tratar, y el calor generado se disipa muy rápidamente. No obstante, de acuerdo con la investigadora Ainhoa Rubio Clemente, la reacción dura lo suficiente como para acabar con los contaminantes atrapados en las burbujas y con los que quedan en la interface —o zona fronteriza— entre las burbujas y el agua. Las burbujas también generan radicales hidroxilo (HO.), una especie química altamente oxidante que acaba con otros contaminantes, aunque estén lejos del ¡boom! de la implosión.

Combinaciones poderosas

La principal ventaja del equipo es que puede degradar muchos y diferentes contaminantes por su combinación de técnicas. «Si operamos a distintas frecuencias y potencias, cambiando

el tamaño de las burbujas y la cantidad de radicales hidroxilo producidos, podemos atacar varios contaminantes en cadena», explicó Rubio Clemente. «Actualmente hay contaminantes emergentes en las aguas que resisten los tratamientos convencionales de las plantas potabilizadoras y de las plantas de tratamiento de aguas residuales —agregó Chica Arrieta—. La tendencia es usar procesos de oxidación avanzada como este para degradarlos». Por si fuera poco, el equipo también puede usar luz ultravioleta y peróxido de hidrógeno —nada más y nada menos que agua oxigenada—, entre otras fuentes de energía y reactivos, para generar más radicales aún en combinación con las ondas de ultrasonido. Con tantas «armas» a disposición, el poder de batalla del sistema en conjunto es notable. No se esperaría menos de una alternativa para enfrentar el problema de los contaminantes emergentes, que apenas está calando en la conciencia de la sociedad latinoamericana. En Colombia, las resoluciones 2115 de 2007 —sobre calidad de aguas potables—, y 0631 de 2015 y 0883 de 2018 —sobre vertimientos—, son poco exigentes en materia de regulación de contaminantes emergentes, o no hacen referencia a estos. Algunos de esos contaminantes provenientes de procesos de combustión incompleta, como ahumar carne en un asado, pueden ser cancerígenos, mutagénicos —que producen afectaciones a nivel genético— o teratogénicos — que afectan el desarrollo del feto en mujeres gestantes—. Por eso, desarrollos tecnológicos para combatirlos no son un lujo sino una necesidad. Lo que sigue es escalar el equipo para hacerlo disponible a nivel industrial y optimizar su consumo energético, ya que en la aplicación de procesos de oxidación avanzada generalmente es elevado. El desarrollo significó la concesión de la decimotercera patente de 2018 para la Universidad y la número 63 en toda su historia. Infografía: Felipe Uribe


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Ante la falta de datos y estudios en Colombia y en Latinoamérica sobre el tema, científicos de la Universidad de Antioquia exploran cuáles son los alimentos alergénicos más comunes en el país y en la región suramericana.

JENNIFER RESTREPO DE LA PAVA Periodista jennifer.restrepo@udea.edu.co

#UDEACIENCIA

Alergias alimentarias, todavía por explorar en Colombia Entre 200 y 250 millones de personas sufren de alergias alimentarias en el mundo. Algunas de ellas pueden enfermarse tan solo con tocar u oler ciertos alimentos. Para otros, en cambio, comerlos puede hasta causarles la muerte. Las causas de esas alergias, sin embargo, están relacionadas con ciertas condiciones de cada región como la variedad de alimentos y su preparación. «No es lo mismo una ensalada de frutas previamente hervida que solo cortada y lavada; ni un camarón crudo que uno preparado en ceviche. Esas variables pueden explicar el porqué un alimento es alergénico en un lugar y en otro no», explicó Jorge Mario Sánchez Caraballo, integrante del Grupo de Alergología Clínica y Experimental de la Universidad de Antioquia —Gace— y médico de la IPS Universitaria. Las alergias alimentarias en el mundo tienen una prevalencia estimada del 4 al 6 % en niños y del 1 al 3 % en adultos, así lo advierte la Organización Mundial de Alergia —WAO, por sus siglas en inglés—. La mayoría de los estudios en este campo han sido realizados en Europa, Asia y Estados Unidos, lo que dificulta el tratamiento a pacientes con alergias alimentarias en América Latina y África.

«Nuestra dieta es muy distinta a la de otros países, eso genera inconvenientes a la hora de tratar un paciente de aquí con datos de allá, incluso en Colombia esta diferencia prevalece. Encontramos que en Bogotá, Cartagena y Medellín hay algunos estudios que no son concluyentes y sus resultados no son homogéneos para el país, sin embargo, tenemos algunos indicios», destacó el especialista en alergología clínica. Las alergias alimentarias son reacciones adversas del sistema inmunológico causadas comúnmente por células o proteínas presentes en las comidas. Se manifiestan con enrojecimiento y pequeñas erupciones en la piel, dolor abdominal, vómito y mareos, y hasta anafilaxia, que es una reacción alérgica grave que genera dificultad para respirar o estado de shock, situaciones que pueden ser mortales. Según el experto, por ello se debe diferenciar entre la alergia alimentaria, la intolerancia a ciertos alimentos y una intoxicación por ingesta de un alimento en mal estado, teniendo en cuenta que en los tres casos pueden presentarse problemas digestivos como vómito y diarrea.

Tres mitos sobre las alergias

1 Las alergias no se quitan Un ejemplo de que las alergias pueden quitarse son las mismas alergias alimentarias. El médico Jorge Mario Sánchez Caraballo enfatizó que la mayoría de las alergias alimentarias en los niños desaparecen durante la edad adulta, por ejemplo, entre el 40 y el 80 % de los niños alérgicos a la leche dejan de serlo en la adolescencia. Lo anterior, además, teniendo en cuenta que algunas alergias se producen debido al método de preparación del alimento.

Los alérgicos al huevo no se pueden vacunar con la triple viral o la influenza Estas vacunas se preparan en embriones de huevo, lo que genera temor en médicos y pacientes. El alergólogo señaló que actualmente con las nuevas técnicas de preparación el riesgo es nulo. «Realizamos en Medellín un estudio con 99 pacientes alérgicos al huevo, fueron vacunados y ninguno tuvo reacciones alérgicas —indicó Sánchez Caraballo—. Encontramos que la media de retrasos en la vacuna era de dos años, lo que representa un riesgo significativo para los niños. Aún se estudia este tema en la vacuna contra la fiebre amarilla».

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Contrastes de alimentos alergénicos

La Organización Mundial de la Salud ha identificado cerca de 70 alimentos causantes de reacciones alérgicas más frecuentes en el mundo. Entre estos se cuentan los cereales, los huevos, el pescado, los mariscos, la soya, la leche, los frutos secos y algunas frutas, verduras y leguminosas. El rastreo realizado por los investigadores de la Universidad de Antioquia determinó que mientras en México el tomate y el chile son los alergénicos más frecuentes, en Colombia no representan un porcentaje considerable. Y aunque en Argentina la alergia a la carne está entre las primeras de la lista, en Colombia son escasos los registros por esta causa. Actualmente, el Grupo de Alergología Clínica y Experimental, la IPS Universitaria, la Fundación Santa Fe, Instituto de Investigaciones Inmunológicas de la Universidad de Cartagena y la Clínica Valle del Lili, construyen un protocolo para la realización de un estudio fidedigno sobre los principales alimentos alergénicos del país.

3 Los alérgicos a una fruta o verdura no pueden comer ninguna Si una persona tiene una reacción alérgica a una fruta, a la naranja, por ejemplo, debe evitar consumirla, pero muy posiblemente podrá consumir otras frutas y verduras. Antes, sin embargo, es recomendable una revisión médica para que el alergólogo indique que alimentos frutas y verduras son seguras y cuáles debe evitar.


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Cinco alimentos comunes que causan alergias en Antioquia* *Según una muestra realizada por el Grupo de Alergología Clínica y Experimental de la Universidad de Antioquia y la IPS Universitaria en 300 pacientes del Antioquia, que manifestaron síntomas alérgicos luego del consumo de algún alimento.

La leche de vaca es la primera causa de alergia, sin embargo, la de cabra y otros mamíferos también son alergénicas.

Camarones

Este y otros mariscos pueden producir reacciones adversas por la ingesta o por partículas desprendidas durante la manipulación. En personas muy sensibles, los síntomas se presentan hasta por la inhalación de vapores al momento de la cocción.

Ilustraciones: Andrea Henao Jaramillo.

Leche

Trigo y maíz

El gluten es considerado uno de los principales alergénicos de los cereales. En ciertos casos la alergia se presenta por la inhalación de la harina de trigo, conocida como el «asma de los panaderos». La alergia a cereales puede confundirse con celiaquía, una enfermedad intestinal causada por la mala absorción de estos alimentos.

Independiente del alimento alergénico, la piel es el órgano más afectado. El 60 % de los pacientes presentan síntomas en la piel y gastrointestinales. De cada 10 pacientes con alergias alimentarias: 8 sufren afecciones en la piel 4 a 6 presentan problemas gastrointestinales 3 a 4 sufren afecciones respiratorias. En casos poco comunes el principal síntoma es el desmayo sin otras consecuencias. En Latinoamérica, la primera causa de anafilaxia son los medicamentos, seguida de los alimentos. Los expertos recalcan que no se deben minimizar los síntomas cutáneos para evitar un cuadro más grave de alergia.

Huevo

La alergia depende en ocasiones de su preparación. De acuerdo con el médico de la Universidad de Antioquia Jorge Mario Sánchez Caraballo, algunas personas no pueden consumir huevo frito o cocinado, mientras que si lo comen en una torta u otra receta que requiera mayor tiempo de elaboración, no presentan reacción alguna.

Alternativas de alimentación

Una persona con alergia a la leche o al huevo se priva de muchas posibilidades alimentarias que repercuten en su estado nutricional, afirmó Beatriz Estella López Marín, profesora de la Escuela de Nutrición. «Hay alimentos que no tienen el mismo aporte nutricional, pero pueden ser complementarios. Si alguien es alérgico al huevo, pero no a la leche o la carne, puede tener una dieta con proteína de alto valor biológico. El trigo puede reemplazarse por arroz, papa o yuca. La fresa puede generar reacción alérgica por los pesticidas y fertilizantes más que por el mismo aporte nutricional de la fruta; como es rica en vitamina c, se puede reemplazar por otras de la misma familia», enfatizó la nutricionista.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

El cultivo y producción de extractos de cannabis medicinal tiene luz verde en Colombia. El hecho, sin embargo, carece todavía de una ruta clara para la formación de profesionales que aporten en todo el proceso, no solo desde la medicina.

JULIANA MADRIGAL CADAVID PEDRO AMARILES MUÑOZ* Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias pedro.amariles@udea.edu.co

#ANÁLISISACADÉMICO

Formación en cannabis medicinal: un camino por recorrer en Colombia Con la promulgación de la Ley 1787 de 2016,

Colombia se ha convertido en un referente para el cultivo de cannabis medicinal y, con ello, la producción de extractos y medicamentos con este tipo de productos. Debido a esto, algunas grandes y medianas empresas estructuraron rutas científicas, legales y tecnológicas para articularse en este negocio. Igualmente, algunas multinacionales de Canadá, Estados Unidos y Europa han invertido grandes recursos en el país para la estandarización del proceso de cultivo, extracción y producción de medicamentos a base de cannabis, al igual que para la investigación y desarrollo relacionado con el tema. En esencia, de forma global, la legalización y uso de la marihuana con fines terapéuticos ha permitido el desarrollo de más investigaciones y generar evidencia de sus efectos positivos en el control de enfermedades como el cáncer, fibromialgia, esclerosis múltiple, dolor crónico, epilepsia refractaria, entre otras. En Colombia se ha otorgado licencia a algunas empresas para el cultivo y producción de extractos de cannabis medicinal, lo que ha generado un cambio en la percepción de los pacientes y los profesionales de la salud, sobre el uso terapéutico de este tipo de productos. Sin embargo, es necesario diseñar y desarrollar un programa de capacitación para los profesionales de la salud, basado en la evidencia científica disponible, que favorezca el acceso y la utilización adecuada de este recurso terapéutico en los casos donde los beneficios superen los riesgos, al igual que la generación de mayor evidencia, resultado de las respuestas a nuevas preguntas de investigación relacionadas con los resultados clínicos, económicos y humanísticos alcanzados con la utilización de cannabis medicinal en Colombia.

mayor prescripción de cannabis medicinal y de más información de los resultados en salud, también podría proyectar, al menos, dos inquietudes. La primera, la ausencia de mayor precisión del rol que cumple la empresa, debido a que la información que acompaña la noticia permite el planteamiento de dudas e incluso posibles cuestionamientos éticos, atribuidos al posible protagonismo de una empresa con intereses comerciales en el tema. Y el segundo, relacionado con la orientación exclusiva de este programa a los médicos y, por tanto, la exclusión de otros profesionales de la salud, con funciones claves en el proceso de atención de los pacientes. Es el caso de los profesionales farmacéuticos; por ejemplo el químico farmacéutico, que debido al papel

* Juliana Madrigal Cadavid es estudiante de la Maestría en Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias. Pedro Amariles es profesor titular y actual vicerrector de Extensión de la Universidad de Antioquia.

Inquietudes sobre los avances

El 12 de marzo de 2019, la Federación Médica Colombiana y la compañía canadiense Aphria, firmaron un «acuerdo de exclusividad» para desarrollar, conjuntamente, el primer currículo de formación educativa y de investigación en Colombia, en temas relacionados con el uso del cannabis medicinal, en el cual los médicos podrán capacitarse e investigar sobre su uso. Esta noticia que se aprecia positiva, debido a la necesidad de capacitación en un campo novedoso y cambiante, sumado a su efecto en una

que cumple en pro de alcanzar los mejores resultados en salud de los pacientes y promover el uso adecuado de los medicamentos, requiere de la actualización y formación sobre este tema. La formación debería estar enfocada, además del proceso de producción y control de calidad de los extractos y preparados farmacéuticos, en la dispensación, seguimiento de la eficacia del tratamiento, prevención y control de los efectos adversos, interacciones, contraindicaciones, uso en poblaciones especiales —niños, embarazadas y lactantes, adultos mayores— e información y educación para el paciente. Así mismo, debería promover la investigación multidisciplinaria para aumentar la evidencia disponible sobre los resultados en salud con la utilización terapéutica del cannabis. En este contexto, en Canadá, la Asociación Canadiense de Farmacéuticos —CPhA— está desarrollando una serie de cursos teóricos y prácticos sobre cannabis medicinal, orientados a fortalecer los conocimientos del farmacéutico para que brinde información y asesoría clínica a los pacientes, al tiempo que realice una supervisión adecuada en el manejo seguro y la administración de cannabis medicinal. Igualmente, el Colegio de Farmacéuticos de Ontario desarrolló una estrategia de cannabis para farmacias, centrada en cuatro prioridades para abordar los problemas relacionados con el cannabis y la mejor manera de atender y proteger a los pacientes.

Los cogollos, o flores de la planta femenina de cannabis (Cannabis sativa), concentran la mayor cantidad de compuestos con utilidad medicinal. Foto: Get Budding / www.unsplash.com / Imagen de uso libre.

Referencias • Lopera-Londoño C, Pino-Marín D, Ceballos M, Amariles P. Percepción de los estudiantes de los programas de Química Farmacéutica, Tecnología en Regencia de Farmacia y Medicina de la Universidad de Antioquia frente al uso terapéutico de los cannabinoides. Rev Univ Ind Santander Salud. 2018; 50: 215-23. • Ontario College of Pharmacists. A cannabis strategy for pharmacy: enhancing knowledge, protecting patients. May 16, 2018. http://www.ocpinfo.com/library/practice-related/ download/cannabis-strategy-for-pharmacy.pdf • Medical cannabis. Can Pharm J (Ott). 2018;151(4):274. doi:10.1177/1715163518779904. • FMC y Aphria firman convenio para educación e investigación sobre marihuana medicinal. Opinión y Salud.com. Edición 2594. https://www.opinionysalud.com/2019/03/12/fmc-yaphria-firman-convenio-para-educacion-e-investigacionsobre-marihuana-medicinal/ • Médicos colombianos podrán capacitarse en cannabis medicinal. Portafolio. Marzo 12 de 2019. https://www. portafolio.co/negocios/cannabis-medicinal-ya-tienecurriculo-y-comercializacion-527372.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

Unos 300 millones de personas en más de 12 países hablan swahili. Desde este año la lengua africana hace parte de la oferta de lenguas ancestrales enseñadas en la Universidad de Antioquia.

SERGIO A. RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co

#LENGUASANCESTRALES

Haraka haraka haina baraka Antes de convertirse en el rey de la selva, el pequeño Simba entendió que no debía tener miedo. De la mano de Timón y Pumba aprendió aquel lema: hakuna matata, que puede interpretarse en el español como «no te preocupes, sé feliz». La expresión —famosa gracias a la exitosa película El rey león—, proviene de la cultura swahili, originaria de la madre África. Desde este año la ancestral lengua tiene un protagonismo especial en la Universidad de Antioquia pues ahora hace parte del programa de Cátedras UdeA Diversa, promovido por la Vicerrectoría de Docencia y con el cual se busca resguardar el conocimiento pluricultural de las comunidades ancestrales del país. En esta oportunidad la deuda histórica con las raíces y la cultura afro de Colombia fueron claves para la llegada de una de las lenguas africanas más importantes. El swahili o kiswahili es una de las 14 lenguas de la cultura Bantú, originarias de las grandes etnias africanas. Este idioma, que significa «lengua de la costa», nació en la región de Zanzíbar en Tanzania, con algunas influencias del árabe y el persa. Actualmente es hablado por aproximadamente 300 millones de personas en más de 12 países. Steve Steel, coordinador del Programa de Cátedras, explicó que el swahili viene a resarcir las borraduras que han sufrido los pueblos afro, luego de que la trata trasatlántica de esclavos los hiciera sepultar sus lenguas originarias. «Vimos la oportunidad de traerla a la Universidad mediante el profesor Muganza, quien ha estado dispuesto a presentar su lengua como el alma de su cultura». Muganza Deogratias Musimbi llegó a Colombia por asuntos del destino —como él mismo lo afirma—. Mientras estudiaba un doctorado en Italia conoció a una docente chocoana, egresada de la Universidad de Antioquia, con quien se casó hace 15 años. Ahora, asumió el reto de la enseñanza del swahili en la institución. Musimbi, quien proviene de la República Democrática del Congo, es doctor en Ciencias Sociales y Análisis Económico, Matemático y Estadístico de Fenómenos Sociales. Según el profesor Musimbi, su lengua «está estrechamente vinculada a la comunidad afrodescendiente, raizal y palenquera del país. El hecho de que los colombianos aprendan el

swahili es una manera de conectarse con los ancestros que algún día lo hablaron», precisó.

Una lengua en expansión

El swahili no se aparta de algunos elementos culturales propios de sus hablantes. En el saludo los hombres acercan sus cabezas frontalmente, por la derecha y por la izquierda. Además, hay una alta carga gestual para comunicarse, según resaltó el profesor Musimbi. Sus vestidos son coloridos y tienden a cubrir todo el cuerpo, y también es característico el uso ancestral de las trenzas para esconder oro, así como el significado de los nombres en su idioma. Todos estos aspectos representan la reivindicación de una idiosincrasia propia y alejada de las imposiciones coloniales que África tuvo por parte de Europa. Gran parte de la población africana se destaca por ser políglota. En el Congo se hablan cinco idiomas, el francés como idioma oficial y 4 lenguas nacionales dictadas en la escuela, utilizadas en espacios cotidianos como el mercado, la plaza, el hogar y la aldea. Entre estas se encuentra el swahili, con vocación continental, pues es hablado en otros países de la región. Tanta ha sido la expansión del idioma que, en 2015, Tanzania se convirtió en el primer país en reemplazar el inglés por el swahili como lengua oficial de enseñanza.

17 espacios de formación ofrece UdeA Diversa: cátedras abiertas, seminarios de diversidad y cursos de lenguas ancestrales. 6 cursos de lenguas ancestrales se dictan actualmente en la Universidad de Antioquia: Swahili, Êbêra chamí, Mɨnɨka, Kriol, Wayuunaki y Gunadule. La lengua swahili también se habla en Kenia, Ruanda, Uganda, Mozambique y Somalia. La Ley 1381 de Lenguas Nativas invita a las instituciones públicas a reconocer la pluralidad lingüística del país.

Swahili para principiantes Jambo

Hola

Karibu

Bienvenido

Kwa heri Baraka

Adiós Bendiciones

¡Asante!

Gracias

Tafazalí

Por favor

¡Pole!

Disculpe

Mtu

Ser humano

Mwanamke

Mujer

Mwanaume

Hombre

Embajadora de la cultura ancestral

Según el Ministerio de Cultura, las lenguas ancestrales del país se encuentran en riesgo. Por ello es un deber para la Universidad reivindicarlas en los procesos de enseñanza y emprender acciones de revitalización. La institución cuenta con 23 lenguas nativas y es un referente en el nivel nacional e internacional por incorporar la enseñanza y aprendizaje de lenguas ancestrales. «Tenemos un factor diferenciador y es que todos los mecanismos pedagógicos para su enseñanza han sido creados con la participación directa de las comunidades, como un acercamiento respetuoso a su cultura», señaló Steel. Para el profesor Musimbi esta es una importante oportunidad pedagógica para superar reiteradas confusiones generadas con su lengua. Por ejemplo, ubuntu se ha entendido por años como un saludo, pero su verdadero significado es «humanidad». Por ahora, dice, el aporte de esta lengua al saber colombiano será transmitir la calma del hakuna matata: hacer una pausa en el camino y reconocer las raíces. Bien reza un refrán popular swahili: Haraka haraka haina baraka; o lo que es: todo lo que se hace con afán, no tiene bendición.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

¿Cómo será Antioquia en 30 años? A través de El Gran Acuerdo por Antioquia 2050, la Alma Máter de los antioqueños plantea una serie de recomendaciones y acciones en temas claves como cambio climático, administración pública y disparidades regionales en el desarrollo.

STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co

#ANÁLISISACADÉMICO

Boceto de la Anti Altibajos territoriales en desarrollo Las capacidades fiscales, financieras y administrativas, y el autorreconocimiento de los entes municipales como autoridades autónomas, son también factores que inciden en que los territorios alcancen determinados grados de desarrollo. Pero no son los únicos. Los territorios son más que zonas delimitadas geopolíticamente. Existen dimensiones, más allá de su localización, que distinguen a un territorio de otro, aunque ocupen zonas cercanas de una misma región, explicó Carlos Felipe Gaviria Garcés, integrante del Grupo de Investigación en Economía de la Salud.

«El tiempo vuela». «¡Se acabó este año!». «Hace nada que estábamos en enero…». Sí, esas expresiones son cada vez más familiares y reiterativas, gracias al frenético ritmo de nuestras sociedades. Para no ser presas de ese frenesí hay quienes optan por pausar, respirar y planear la cita amorosa, el encuentro deportivo o la visita familiar. Y si para asuntos tan concretos hacemos planes, ¿qué decir de un tema de interés público como lo es el territorio donde vivirán nuestros hijos y nietos? A través de El Gran Acuerdo por Antioquia 2050, la Universidad de Antioquia pone sobre la mesa del gobierno departamental 11 temas estratégicos para proyectar la región hacia mediados del actual siglo. La propuesta fue construida durante 2018 bajo el liderazgo del Instituto de Estudios Regionales —Iner— en articulación con

Según Gaviria Garcés, «hay diferencias sistemáticas en el acceso a la salud, la educación y la misma distribución económica en varias subregiones antioqueñas. Las zonas de periferia suelen ser más complejas y tener mayores disparidades. Aunque hablamos de un solo departamento, Antioquia tiene muchas disparidades». En ese sentido destaca los casos de Urabá y Bajo Cauca, que sobresalen por sus disparidades a diferencia del Oriente antioqueño y de los municipios con cercanía al Valle de Aburrá, que tienen mejores indicadores de desarrollo. Una de las tareas que tiene la región es mejorar los indicadores de desarrollo de las subregiones y trabajar en perspectiva de lo «glocal»: actuar localmente en función de las potencialidades de los territorios con miras a lograr un impacto global. En última instancia, esa es una premisa clave para los académicos en procura de convertir estos bocetos de la Antioquia de 2050, en una realidad.

Administración pública Un reto como el anterior se relaciona con la tendencia, en la discusión jurídica, a considerar a la naturaleza como sujeto de derechos. «Creemos que esa tendencia va a marcar una ruta para que la Administración departamental comience a replantear los procesos de planeación del ordenamiento territorial», señaló Diana Carolina Sánchez Zapata, investigadora del Grupo de Investigación en Derecho y Sociedad. La sentencia T-622 de 2016, que reconoció al río Atrato como sujeto de derechos, significó un hito que comprometió a la Gobernación a dar un tratamiento especial a ese territorio. Ahora bien, llevar a la práctica fallos semejantes es un desafío que involucra a varias instituciones, entidades y autoridades territoriales, lo cual subraya la importancia que tiene la Gobernación como coordinador e intermediador entre el Gobierno nacional y los municipios. En el marco del Estado social y democrático de derecho que trajo consigo la Constitución de 1991, las gobernaciones departamentales no son entidades superiores en jerarquía a los municipios, pues ambos disfrutan de autonomía territorial. «Todavía existe la idea errada entre las autoridades territoriales de que no es así —explicó Sánchez—. Los alcaldes a veces preguntan por qué el Departamento no hace tal o cual cosa. Si las condiciones fiscales, financieras y administrativas del municipio no lo permiten, la Gobernación sí subsidia, pero la principal acción la tiene el municipio».

La pesca en el bajo Cauca antioqueño es una actividad económica que da cuen Foto: cortesía Teresita Betancurt, profesora e investigadora del grupo Giga de la


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

ioquia del 2050 las facultades de Ingeniería, Ciencias Económicas, y Derecho y Ciencias Políticas. Treinta y cinco docentes de distintas áreas del conocimiento colaboraron para responder a la invitación que le hizo la Gobernación a la Universidad para pensar el departamento a mediano plazo. Para Guberney Muñetón Santa, docente e investigador del Iner y uno de los coordinadores del proyecto Antioquia 2050, el conocimiento que produjo dicha iniciativa es un insumo útil, por ejemplo, como material que nutrirá la apuesta por la regionalización universitaria. Los temas abordados evidencian la complejidad de la región desde varias miradas académicas. Algunos de ellos son cambio climático, administración pública y disparidades regionales en el desarrollo.

nta de las realidades económicas y ambientales de ese territorio. Universidad de Antioquia.

Panorama climático Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático —IPCC—, un aumento de 1.5 grados Centígrados (°C) en la temperatura del planeta traerá consecuencias. «Manglares, humedales y páramos, como el de Belmira —estratégicos en disponibilidad de agua y otros servicios ecosistémicos—, se verán afectados», dijo Paola Andrea Arias Gómez, jefa de la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería. Según Arias, investigadores del Grupo de Ingeniería Oceanográfica y Oceanografía de la Universidad, han identificado zonas aledañas al golfo de Urabá donde los niveles del mar han aumentado y donde hay blanqueamiento y muerte de corales. Por otra parte, en zonas de poca precipitación, el agua escasearía más, mientras que en zonas con excesos de agua esta aumentaría su flujo. Los retos para Antioquia van desde pensar alternativas de ganadería y agricultura que mejoren el uso de los suelos, hasta impulsar la reforestación en zonas estratégicas para una mayor captura de CO2. Replantear la movilidad basada en combustibles fósiles también es esencial. Con todo, John Fernando Escobar Martínez, investigador del Grupo de Investigación en Ingeniería y Gestión Ambiental —Giga—, reconoció que si los grandes productores del mundo siguen contaminando como hasta ahora, no se conseguirá mucho solo con esfuerzos locales. Por eso propone mayor educación y racionalidad para cambiar la concepción de bienestar de nuestra sociedad por una más modesta y responsable con el medioambiente.

De acuerdo con el profesor Guberney Muñetón Santa, el material construido por los investigadores para El Gran Acuerdo por Antioquia 2050 será publicado por el Iner en los próximos meses y será de acceso público. Otros de los temas estratégicos que contempló el proyecto fueron: cambio demográfico conservación de la biodiversidad diversificación de la matriz energética escasez y vulnerabilidad del recurso hídrico estructura productiva e internacionalización gobernanza naturaleza como sujeto de derechos servicios ecosistémicos.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

Profesionales en diversas áreas de la Universidad de Antioquia aportan a la construcción de paz en el ETCR Llano Grande, de Dabeiba, Antioquia. Una tarea que empezó en marzo del 2019, liderada por la Unidad Especial de Paz de la institución.

JUAN PABLO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ Periodista jpablo.fernandez@udea.edu.co

#UDEACONSTRUYEPAZ

Desandando la guerra, encontrando el perdón En el ETCR habitan aproximadamente 50 niños y jóvenes, la mayoría de ellos estudia en la institución educativa de la vereda. Foto: Juan Pablo Fernández Álvarez.

«Mirando a los ojos a Colombia pido perdón por todos esos

actos que se cometieron en esta guerra que nos trajo muerte, dolor, miseria y ese odio que se siente hacia el otro sin conocerlo. Nosotros, como excombatientes, tenemos que aceptar los señalamientos que nos satanizan, pero de corazón le digo a la sociedad: perdón». Mientras dice esas palabras, Luis Norbey Caicedo —de unos 40 años—, mira a los ojos fijamente. Sus vecinos lo llaman Manchas, una identidad que trae desde cuando era uno más en las filas de las Farc. Hoy es uno de los cerca de 200 excombatientes que buscan reintegrarse a la vida civil y que habitan en el Espacio de Territorial de Capacitación y Reincorporación —ETCR— ubicado en Dabeiba, en el Occidente antioqueño. Pese a la firma de los acuerdos de paz con las Farc, en Colombia no se respira una tranquilidad absoluta y tampoco se siente la satisfacción de lo logrado tras una guerra de más de 60 años. Aunque en la selva los fusiles se silenciaron, día a día la polarización política sigue haciendo que se confronten los colombianos. Un ambiente muy diferente, sin embargo, se percibe en el ETCR de Dabeiba. Allí, excombatientes como Manchas —acompañados por sus familias—, han consolidado una comunidad con convicciones políticas que, al igual que miles de campesinos colombianos, dedican su día a día al cuidado de cultivos y de animales. El ETCR está ubicado en la vereda Llano Grande, donde los excombatientes conviven con los campesinos que ya habitaban la zona. Una escuela, algunas casas, un kiosco, un puesto de salud y un salón comunal, entre otros espacios, conforman lo que pareciera un corregimiento que comienza a abrirse paso entre los árboles y la niebla del Cañón de Chimiadó. «Nosotros como campesinos hemos puesto de nuestra parte para apoyar a la comunidad de las Farc. Hemos socializado experiencias y trabajado juntos la tierra, apoyándonos, porque somos los campesinos quienes damos la alimentación para la humanidad. Yo apoyo esta oportunidad que se le da a las personas de las Farc para que realicen sus trabajos en el campo, ese es el granito que podemos aportar para la paz», aseguró Heriberto Graciano, habitante de la región. Al igual que Graciano, desde marzo del 2019, la Universidad de Antioquia se propuso vincularse con esta comunidad y

promover un diálogo de saberes y de experiencias en el ETCR. La apuesta de la academia es aportar a la construcción de paz en el país —especialmente en este tipo de espacios— mediante acciones pedagógicas y de intervención social.

Caminar por la paz

En diciembre del 2018 la Universidad presentó su Unidad Especial de Paz, una dependencia universitaria que busca canalizar todos los esfuerzos académicos, investigativos y de acción con las comunidades, atendiendo la invitación que quedó expuesta en los acuerdos de paz para que las instituciones de educación superior aporten al desarrollo rural. Es por esto que, después de hacer presencia en el ETCR en Anorí con el proyecto Aula Taller, la Alma Máter continúa el camino que aporta a la paz en el occidente de Antioquia. Allí, y durante dos años, la institución espera acompañar a la comunidad con saberes en las áreas de la salud, educación, cultura, agronomía y comunicaciones. «Con el proyecto “Desandando la guerra, caminando la paz” esperamos impactar desde la escuela como territorio de paz que posibilita sembrar el terreno, cultivar la tierra, los valores, la ética y la estética de la convivencia, y la educación emancipadora», contó Cristina Rengifo, coordinadora académica de la Unidad Especial de Paz de la Universidad de Antioquia. La apuesta se une a los anhelos de los excombatientes y sus familias. «Quisiera que nuestros muchachos se capaciten y aprendan más sobre las labores del campo para el sostenimiento de la comunidad —dijo Manchas—. Que se gradúen de bachilleres, que accedan a carreras y se preparen para proyectar su futuro».

@

UdeA

Profesores, investigadores y empleados de la Universidad de Antioquia visitaron durante cuatro días la comunidad del ETCR de Dabeiba.

Labores productivas

Así es el caserío

Significados de la paz

Vida animal

Camino a la escuela

Escanea el código para ver el hilo de Twitter con fotografías, testimonios y videos de «un día en el ETCR de Dabeiba».


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

La comunidad de la vereda El Águila, en el municipio de Dabeiba, padeció la crudeza del conflicto armado. Pese a las incertidumbres, sus habitantes mantienen viva la esperanza de transformación mediante la implementación de los acuerdos de paz.

CARLOS OLIMPO RESTREPO S. Periodista de Hacemos Memoria* proyectohacemosmemoriadw@udea.edu.co

#UDEACONSTRUYEPAZ

Hasta El Águila llegó la Universidad A El Águila se llega desde Dabeiba tras poco

más de una hora en carro y dos horas a lomo de mula o tres a pie, luego de 15 kilómetros que transcurren por cañones estrechos, con pasos en los que solo cabe un animal o una persona. Esta vereda limita con el Nudo del Paramillo por el norte y con la vereda Llano Grande por el occidente, lo que la convirtió en centro de combates frecuentes entre las Farc, las fuerzas militares y los paramilitares, que se incrementaron desde la década de 1990, por ser un corredor estratégico. Por eso, las 26 familias que viven allí esperaban que el proyecto de transformación en ese municipio del occidente de Antioquia —que tiene como eje el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, ubicado

en Llano Grande— les ayudara a mejorar las condiciones de vida, tras años de enfrentamientos armados, que obligaron a algunas de ellas a meterse al monte durante días y noches, para luego escapar a la cabecera y, de ahí, a Medellín —en busca de un nuevo proyecto de vida que no encontraron—, de donde emprendieron el regreso hace dos y tres años, para volver a integrarse a su tierra y a su gente. Hoy ronda la desesperanza, pues son pocos los proyectos que han recibido algún respaldo de las administraciones municipal, departamental o nacional, aunque muchos funcionarios de diversas entidades han pasado por allí en los dos años anteriores. Por eso, el cuestionamiento inicial que recibió el grupo de profesores de la Universidad de Antioquia que llegó hasta la escuela veredal el pasado 16 de marzo, más que conocer el propósito de la visita, tuvo que ver con el apoyo real que se puede dar desde el centro de educación superior a los campesinos. Darley Oquendo, presidente de la Junta de Acción Comunal de El Águila, destacó «el desorden social de la tierra» como el principal asunto para resolver allí y en comunidades vecinas. «¿Cómo traemos al Estado para que le diga a la gente cuál es el predio que les pertenece?», fue la pregunta que dejó el dirigente campesino, quien recordó el Decreto Ley 902 de 2017, expedido por el Gobierno nacional para facilitar la reforma rural

integral, uno de los puntos fundamentales del acuerdo con las Farc. Ante esto, los docentes e investigadores no tenían una respuesta clara, aunque manifestaron su disposición para buscar orientaciones con la Facultad de Derecho. La visita del grupo de universitarios fue liderada por la Unidad de Paz, dependencia de la Universidad de Antioquia que orienta las acciones de la institución en favor de la construcción de paz territorial. Hasta El Águila llegaron profesionales de las facultades de Artes, Educación, Enfermería, Medicina y Ciencias Agrarias, quienes expusieron las iniciativas que cada célula académica desarrolla desde hace meses —o incluso años— y que hoy se orientan estratégicamente desde la Unidad. Para esta zona, en concreto, se proyecta desde la Facultad de Enfermería un plan piloto de formación; este incluirá a excombatientes que ejercieron labores de enfermería durante el conflicto armado, para aprovechar su conocimiento y los saberes de las comunidades locales, y, así, fortalecer la atención en salud. La Facultad de Ciencias Agrarias —mediante sus programas de Medicina Veterinaria y Zootecnia— también pretende aprovechar su experiencia de acompañamiento en otros ETCR, para apoyar el desarrollo de proyectos como la crianza de aves de corral o cerdos. La meta es que estas y otras iniciativas, para las cuales se debe empezar a buscar financiación, empiecen a funcionar en el mediano plazo —entre uno y dos años—, con el objetivo de que las comunidades mejoren su calidad de vida y recuperen algo de la esperanza perdida sobre la implementación del acuerdo. *Hacemos Memoria es fruto de un convenio de cooperación entre la Universidad de Antioquia y la Deutsche Welle Akademie, y se enfoca en la construcción de memoria histórica desde la perspectiva del periodismo.

Una zona marcada por la guerra

Dabeiba, según registros oficiales de 2016 recopilados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi —Igac—, fue escenario de 194 «acciones de conflicto armado» entre 1990 y 2013, entre ellas dos tomas a la cabecera municipal por parte de las Farc —en 1998 y 2000—, que produjeron la muerte a cerca de un centenar de integrantes de la fuerza pública. También se registraron varias masacres ejecutadas por grupos paramilitares, de las que se destaca la de noviembre de 1997, con alrededor de 18 campesinos asesinados. Actores armados, según denuncias de organizaciones de derechos humanos, mantienen presencia en la zona y algunos de ellos tratan de atraer a sus filas a quienes están en proceso de reincorporación.

Los habitantes de El Águila dialogaron con el grupo de profesores universitarios vinculados con la Unidad de Paz de la Universidad de Antioquia. Foto: Carlos Olimpo Restrepo.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

Para inducir a los menores a la prostitución y el narcomenudeo, los grupos delincuenciales se valen de estrategias de seducción y coacción violenta. Un estudio en tres comunas de Medellín da pistas de esta grave y silenciosa problemática.

SERGIO A. RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co

#PROTECCIÓNINFANTIL

Las bandas delincuenciales y su oscuro «juego» con niños «Nos prostituimos solamente porque

Formas de engaño, la carnada de los grupos delincuenciales

no tenemos donde dormir», cuenta un joven de Medellín que a los 14 años dejó su casa y se hospedó en una residencia del centro de la ciudad. Desde entonces, para conseguir su sustento se dedicó a la prostitución. El testimonio hace parte de Ojos que no ven, un documental derivado de una investigación realizada entre la Facultad Nacional de Salud Pública —FNSP— de la Universidad de Antioquia y el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia —Sisc— de la Secretaria de Seguridad de la Alcaldía de Medellín. El estudio evidencia la complejidad de la vulneración de los derechos de niños, niñas y adolescentes a causa de la explotación sexual comercial y el uso de los menores para la venta de droga en la ciudad. Uno de los hallazgos más notables que dejó esta investigación fue un incremento en los casos registrados entre el 2013 y 2016, que pasó

de 6.8 a 21 casos por cada 100 mil menores de 18 años. Según Iván Felipe Muñoz Echeverri, doctor en Salud Pública e investigador principal, tras el uso por parte de los grupos delincuenciales «los niños y niñas sufren diferentes afectaciones en su salud física, sexual, reproductiva y mental; a nivel social pierden posibilidades para el desarrollo de sus capacidades y sus proyectos de vida se alteran», precisó el docente de la Alma Máter. La investigación se centró también en el narcomenudeo, que presentó un incremento —durante el periodo analizado— de las capturas a menores de edad por tráfico y porte de estupefacientes, pasando de 184 a 199 casos registrados por cada 100 mil menores de edad. El estudio se enfocó en tres zonas de Medellín: en la comuna 5 (Castilla), la comuna 10 (La Candelaria) y el corregimiento de San Antonio de Prado.

STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co

La atención a la población en situación de calle es un desafío. Si se trata de niños y adolescentes, el reto es aún mayor. Averiguar cómo estos conciben su vida es un paso necesario para los procesos de intervención.

Para inducir a los niños, niñas y adolescentes en actividades de explotación sexual y tráfico de drogas para fines lucrativos de las bandas criminales, estas usan estrategias de inducción que van desde la seducción, catalogada como estrategia sutil, hasta la coacción violenta. «Los grupos delincuenciales se valen de la situación socioeconómica precaria de los muchachos, ofreciéndose en el territorio como actores que favorecen las garantías de esas necesidades básicas», señaló Muñoz Echeverri. Algunas de las denominadas «formas sutiles» son estrategias de acercamiento y empatía donde los miembros de las bandas se convierten en referentes de vida, así como la participación de los menores en espacios organizados por los grupos delincuenciales, como eventos recreativos y deportivos, e incluso el patrocinio de la primera experiencia de consumo de drogas.

¿Qué dirían los niños de la calle? Usted comparte

con su pareja en una cafetería tras una extenuante jornada laboral. A sus espaldas un niño de la calle —de acasos diez años— implora, mesa por mesa, un pan o una moneda. Aunque no lo ha visto, ¿cómo imagina su vida? Su respuesta, seguramente, diferirá mucho de la del niño. De allí que investigadores de la Universidad de Antioquia recalquen que las iniciativas de atención a niños y adolescentes en situación de calle deben partir de su concepción del mundo, no de supuestos sociales. «El niño de la calle no es el típico pordiosero. Les gusta arreglarse bien, pero visten sucio si necesitan asustar o causar pena», sostuvieron Constanza Forero Pulido, investigadora del Grupo de Emergencias y Desastres, y Álvaro Giraldo Pineda, investigador del Grupo Salud y Sociedad, quienes han

trabajado conjuntamente durante 20 años con niños y adolescentes con experiencia de vida en la calle. La explicación de Forero y Giraldo es confirmada, por ejemplo, en el caso de un joven afro apodado Sombra, que los investigadores recuerdan por sus extravagantes pintas de rumba nocturna. Igual que otros adolescentes, Sombra solo halla calor en su «parche» de amigos, su único círculo. Como el suyo, muchos rostros inocentes dejan de adornar los retratos familiares para camuflarse en selvas de cemento, buscando sobreponerse a los golpes o la violación de quienes supuestamente los protegerían. Para sorpresa de los investigadores, a muchos niños no les molesta que otros denigren de su maltratador si fue su padre u otro familiar; pero si fue su madre, no toleran vituperios.

Así ocurrió con la niña cuya madre la amarró a una cama desnuda todo un día para humillarla.

Otros rasgos

La capacidad para regenerar las heridas es el escudo que la vida les dio para batallar a muerte. Más por convicción que por necesidad, su botiquín de primeros auxilios contiene solo agua y jabón azul, el mismo que quizás usted tenga en su lavadero. La serenidad con la que intervienen sus lesiones es la misma con que relatan sus experiencias sexuales. Muchos se autoreconocen como «rateros» porque venden sus cuerpos a ratos para conseguir drogas —que suele ser el eje de sus vidas—, pagar una pieza o comprar comida. Para ellos, el sexo es solo eso o, a lo sumo, un trabajo que no afecta sus relaciones románticas.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

Las formas más coactivas se valen de la fuerza o el miedo para el uso de los niños y adolescentes en fines delictivos, mediante amenazas, lesiones, desplazamiento forzado e incluso la muerte. El estudio, que presentó resultados a finales del 2018, ha permitido hablar del tema de manera académica y que otras instancias se preocupen por el asunto teniendo como finalidad la toma de decisiones al respecto. Sin embargo, este es apenas un primer precedente de una problemática de la que mucho se ha hablado, pero con pocas respuestas. Entre las finalidades esperadas está el fortalecimiento de políticas públicas y normas jurídicas que velen por la protección de los menores. Frente a esto, el profesor Muñoz Echeverri asegura que sería aventurado afirmar que se han logrado avances en la efectividad de las políticas públicas de la ciudad. El proyecto tendrá una segunda fase de investigación a partir de las problemáticas, articulados con las escuelas populares para la construcción de propuestas comunitarias y contará con la financiación del Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión —Buppe—. Por ahora, uno de los asuntos claves de la investigación es llevar a la discusión electoral de este año temas como el bienestar de la niñez, para que sean incluidos dentro de los planes futuros a partir de la discusión pública.

En esa línea, Giraldo Pineda advirtió que la sociedad alimenta mitos alrededor de los niños y adolescentes de calle. «Encontramos que son cuidadosos al extremo de que, si sus clientes no llevan condón, ellos usan dos porque creen que los que les dan en las residencias donde hacen sus ratos están infectados o rotos». Tristemente, según los investigadores, algunos clientes se obstinan en prescindir del preservativo. Cuando los niños se rehúsan, son amenazados con arma blanca y violados. Por otro lado, los investigadores concluyeron que regresar a casa no siempre es el mejor camino para un niño o joven en situación de calle. Solo contemplan esa opción cuando su vida está bajo real amenaza, pero volverán a su «parche» tan pronto como puedan para no

Formas de engaño

Según la investigación, los grupos delincuenciales organizados utilizan principalmente estas estrategias para seducir o coaccionar a los menores: Se muestran como referentes de vida y buscan el reconocimiento de los menores. Los inducen al consumo de estupefacientes. Les dan dádivas e instrumentalizan sus necesidades. Les muestran la ilegalidad como «posibilidad laboral». Usan el constreñimiento directo e indirecto. Los amenazan con el desplazamiento forzado o la muerte. Escanee con su teléfono móvil este código para ver Ojos que no ven, documental con testimonios y miradas académicas sobre la explotación de menores en Medellín.

perder su lugar en la jerarquía ni la libertad y adultez que tanto buscan. Si el «parche» no los acepta, quedarán desamparados. Los académicos recalcaron que entender a los niños es trascendental para diseñar estrategias de acompañamiento y educación sexual acertadas, más allá del uso de preservativos. «Quienes reciben a los niños callejeros en los centros de salud —agregó Giraldo Pineda— los agreden mucho o no los saben manejar, y se les van de las manos». Pero no solo el personal educativo o de salud debe evaluarse. La sociedad en general también. No pocas personas evaden a los jóvenes en situación de calle al punto de cruzar la acera para evitarlos, agravio que los investigadores califican como «la peor afrenta» para ellos.

Según el Plan Docenal: Medellín, ciudad y ruralidad de niños, niñas y adolescentes 2016/2028, «hoy no se ven tantos niños, niñas y adolescentes en calle. Durante el 2014 se registraron 71 menores de 17 años, y no se registró ninguno por debajo de los 10 años». Para Giraldo y Forero, las cifras oficiales no reflejan la realidad del problema. Ilustración: Andrea González Forero. Cortesía de los investigadores Constanza Forero Pulido y Álvaro Giraldo Pineda.


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Antes del abolicionismo del siglo XIX, millones de esclavos se liberaron mediante varias estrategias. Sobre estas y su libro ¡Nunca más esclavos! habló Aline Helg en una reciente visita a la Universidad de Antioquia.

JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co

#ANÁLISISACADÉMICO

Tres mitos sobre la esclavitud en América

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Tuvo mayor dureza en Estados Unidos

Aline Helg explicó que esa idea ha predominado porque la mayoría de películas y libros sobre la esclavitud se focalizan allí. «Muestro, al contrario, que la esclavitud existió en distintos lugares de América y el Caribe —dijo Helg—, y que fue el sistema de explotación predominante». Según dijo, con el trabajo de los esclavos se produjo el azúcar, algodón, índigo, cacao, diamantes y oro con los que se enriquecieron varios países en Europa y algunos en América.

¡Nunca más

esclavos! Esa consigna corresponde al título del más reciente libro de la investigadora suiza Aline Helg, editado por el Banco de la República y el Fondo de Cultura Económica. Es una historia comparada sobre las formas de liberación de esclavos en América y el Caribe, que comprende desde la Conquista, en el siglo XVI, hasta cuando Brasil abolió la esclavitud en 1888, siendo el último país del continente en hacerlo. Pero, según Helg, antes de los movimientos abolicionistas —incluso antes de la filosofía de la Ilustración cuando pocos blancos se atrevían a decir que la esclavitud era inhumana—, millones de esclavos, por sí mismos, dejaron de serlo; para entonces eran considerados bienes muebles ante la ley: se podían comprar, vender, arrendar, hipotecar, heredar y maltratar casi sin límites. «Mi postulado para esta investigación es que los esclavos fueron actores históricos —anotó la profesora de la Universidad de Ginebra—. No juzgué que quienes se liberaron fueron héroes mientras los que soportaron la esclavitud fueron víctimas pasivas. Al contrario, consideré que conservar la vida, construir relaciones sociales, a veces una familia o un proyecto personal, así fuera modesto, era una victoria enorme para las personas esclavizadas». En su libro ¡Nunca más esclavos!, Helg plantea tres mitos sobre la liberación de los esclavos.

Todos esclavizados

No todos los negros y afrodescendientes en América estaban esclavizados. «Desde el principio de la colonización hubo “libres de color”, a través de distintas estrategias de liberación, ya estudiadas en la historiografía, pero no de manera conjunta», aclaró Helg. Hasta mediados del siglo XIX se dio el cimarronaje: los esclavos huían y creaban palenques. Las fugas aumentaban en tiempos de guerra. Es difícil contabilizar cuántos huyeron, pero la magnitud se refleja en informes militares, legislación sobre huidas, evidencia arqueológica, anuncios de «se busca», y en los tratados entre los colonos y comunidades cimarronas. Otros esclavos obtuvieron la manumisión legal con una carta otorgada en vida por el amo, por testamento o cuando era pagado un valor establecido. Otros prestaron servicio militar para lograr la manumisión, una modalidad que existió durante la Conquista y se desarrolló en las guerras de Independencia. Pocos, sin embargo, obtuvieron su carta de libertad.

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«Me sorprendió encontrar pocas rebeliones y muchas conspiraciones», anotó Helg. La independencia de Haití, entre 1791 y 1804, fue la única insurrección victoriosa que impulsó la abolición de la esclavitud y culminó con la independencia de la primera nación negra de América. Otras rebeliones también se produjeron en el Caribe entre 1816 y 1831, en Barbados, Jamaica y Demerara, antigua región en Guyana.

Abolicionismo: gracia del poder

Fotografía tomada por Henry P. Moore en la plantación de Thomas Fenwick Drayton, en Carolina del Sur. Unos 52 esclavos trabajaban y vivían allí. La imagen muestra a los esclavos que estaban en proceso de ser liberados por el gobierno federal en 1862.

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Es un mito también, planteó Helg, pensar que fueron solamente los abolicionistas blancos, europeos y americanos, quienes terminaron con la esclavitud en cada nueva nación entre 1777 y 1888. «Muestro que, en cada caso, los esclavizados jugaron un papel crucial, antes y en el momento de las aboliciones», agregó. Hubo esclavos que promovieron la abolición a partir de los derechos fundamentales e incluso de la Biblia, y lo hicieron inspirados en los esclavos israelitas del Egipto de los faraones. Entre ellos se destacó la filósofa Phillis Wheatley, una senegalesa esclavizada a los siete años de edad y llevada a Boston, Massachusets. En este periodo, los criollos empezaron a soñar con la independencia y los esclavizados con su libertad: eran necesarios en algunas de las guerras por venir.


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Ideada por el ruso Dmitri Ivánovich Mendeléyev, la tabla periódica cumple 150 años. Más que una colorida carta para profesionales de la química, la tabla contiene hoy los elementos claves de las grandes problemáticas y soluciones de la humanidad.

MARÍA VICTORIA ALZATE CANO Profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales maria.alzate@udea.edu.co

#EFEMÉRIDECIENTÍFICA

La tabla periódica: ¡tres veces cincuentona! Hoy, cuando

la sociedad se proclama del conocimiento, caracterizada por un mundo digital y cibernético, conmemoramos los 150 años de la tabla periódica. Mediante una resolución del 20 de diciembre del 2017, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica, una forma de reconocer la importancia que tiene la química para el desarrollo de la humanidad y para los desafíos y problemáticas actuales. Algunas de esas problemáticas implican minerales como el coltán, por ejemplo, una mezcla de columbita y tantalita, a partir de la cual se obtienen niobio y tantalio, dos metales esenciales para dispositivos electrónicos compactos como teléfonos móviles, GPS, televisores plasma, entre otros. Esos dos metales también son utilizados en la fabricación de implantes de rodilla, cadera y columna. Otras problemáticas involucran al petróleo, una mezcla de hidrocarburos, del cual se obtienen más de 400 derivados, entre ellos gasolina, plásticos, lubricantes, detergentes y fertilizantes. Además, otros materiales de la tabla intervienen también en trascendentales asuntos que comprometen el precioso oro, la distinguida agua, la manipulación genética, la quimioterapia y radioterapia, o las centrales nucleares e hidroeléctricas. ¿Cómo se vinculan los materiales antes nombrados con la tabla periódica? Son evidencias del transcurrir de la conmemoración científica, de los progresos en el ámbito de lo económico, político, tecnocientífico y cultural en los últimos 150 años. El mundo de hoy debe sus avances a un enriquecimiento de la cantidad y diversidad de materiales, de las combinaciones de los elementos químicos. Tantalio, niobio, hidrocarburos, fertilizantes, entre otras, son sustancias constituidas de elementos químicos. Extraerlas o crearlas hoy —en el camino de lo digital, de la espectroscopía, de los láseres, de lo nuclear—, conlleva el dominio de teorías, propiedades, procedimientos y valores éticos del reino de los elementos, reunidos en el bello cuadro creado por Mendeléyev en 1869, que ha ido evolucionando hasta la época actual. Esa evolución inició con más de 100 casillas para 69 elementos reconocidos, y otras en blanco para ser completadas a lo largo del tiempo. Avanzamos del reconocimiento de 69 elementos en 1869 a 86 en 1915, de 92 en 1940 a 109 en 1980, hasta llegar a 118 en el 2016. Progresos que desde mediados del siglo XX se desarrollan en el mundo de lo nuclear, de los isótopos y de la creación artificial de elementos químicos. En el «continuum» del hoy, los seres humanos tenemos un compromiso global con los elementos químicos, como presente y futuro. Los ciudadanos del mundo,

al sumergirnos en los caminos de la ciencia, la tecnología y la innovación, debemos propender por el compromiso del uso responsable y de modo razonado de los elementos, una tarea que nos toca a todos. Hoy recorren al planeta las voces de no a la guerra y sí a la paz con justicia social y ambiental. En ese propósito intervienen varios cientos de materiales —metálicos, nanofibras, nucleares, radiactivos, semiconductores, nanocerámicas, alimentos, nanomedicamentos, vitaminas-proteínas y material genético, cancerígenos, plásticos, entre otros—, todos ellos, de uno u otro modo, son productos de los elementos químicos mediante la intervención humana, utilizados en la producción de artefactos tecnológicos y en múltiples actividades domésticas e industriales relacionadas con la medicina, la agroindustria, los alimentos, la construcción, las telecomunicaciones, el arte e, incluso, con la guerra. Sumergirnos en el mundo de los elementos químicos, ese que nos toca a todos, es avizorar la comprensión del cosmos, de nuestro planeta tierra y, en particular, de las sustancias y moléculas, de sus transformaciones, de sus beneficios y perjuicios, y así contribuir a hacer posible un mundo justo y digno para todos, un mundo mejor donde tecnología-ciencia-innovación y sociedad, sean calidad humana para todos.

Ilustración: Andrea Henao Jaramillo.


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Con el uso de la teoría económica ambiental se puede proteger cuencas como la del río Grande, en Antioquia, amenazada por los efectos del cambio climático y las dinámicas productivas que la contaminan.

JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co

#MEDIOAMBIENTE

¿El que (poco) paga puede contaminar? Mientras el campo entrega recursos vita-

les como el agua, a cambio recibe muy poco de las ciudades. No todos los consumidores urbanos, aunque requieren agua limpia para realizar sus actividades, están dispuestos a pagarles a los campesinos para que protejan las cuencas que garantizarían el suministro para las grandes ciudades en cuanto a cantidad y calidad. En Medellín y su área metropolitana, más del 50 % del agua llega de la cuenca del río Grande, una zona de alta montaña y páramo, rica en recursos hídricos y con potencial para la explotación minera aurífera. Allí están San Pedro de los Milagros, Entrerríos, Don Matías, Belmira y Santa Rosa de Osos, donde se producen alrededor de 2.5 millones de litros de leche diarios, cifra que representó, en el 2014, el 70 % de la producción de leche de Antioquia y el 18.5 % del país. Desde ese año, profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Alma Máter investigan cómo garantizar la provisión de agua potable en esta cuenca desde las políticas económicas ambientales. «Todos queremos bosques prístinos, pero el gran dilema es que el consumo y el estilo de vida que tenemos no es sostenible», indicó David Tobón Orozco, quien, junto a los expertos en microeconomía Carlos Molina Guerra y Carlos Andrés Vasco Correa, construyeron un modelo de equilibrio regional para representar esta compleja realidad de manera simple, asumiendo la relación entre el campo y la ciudad. Los resultados están publicados en el libro Riesgo de desabastecimiento en la provisión de agua potable en grandes ciudades y políticas económicas ambientales híbridas —disponible en internet—. La «tasa por utilización de agua» y la «tasa retributiva», que son pagos por el uso del agua y vertimiento de contaminantes, tienen cobros tan bajos que a muchos productores les sale más barato pagar por contaminar. En 2018 se pagaron cerca de 131 pesos por cada kilogramo vertido bajo el parámetro de demanda bioquímica de oxígeno —DBO—, y 56 pesos por kilogramo vertido con la medida de sólidos suspendidos totales —SST—. Estos cobros son menores a los ideales, llamados impuestos pigouvianos por los economistas, herramienta económica que desincentiva las actividades contaminantes y que se basa en la máxima del economista inglés Arthur Pigou: «El

fue pionera en tener un órgano consultivo, en que contamina, paga», que es muy distinto a el que están representados distintos actores», decir que el que paga puede contaminar. Estos señaló Giraldo Duque. impuestos tienen en cuenta el costo social de Pero los instrumentos para mitigar la polula producción, lo cual implica considerar los ción del agua no funcionan, según el profesor costos ambientales. Una herramienta como Carlos Andrés Vasco Correa. «Las normas se el modelo de equilibrio general facilita estos quedan en el papel porque las autoridades no cálculos económicos y ayudaría al diseño de siempre tienen capacidad de ejercer control». regulaciones ambientales. Estas iniciativas también requieren de «Se quiere cobrar por la polución que llega esfuerzos adicionales de las autoridades a las aguas, pero con tarifas tan bajas que ambientales ante problemáticas que a veces no retribuyen las necesidades de protección sobrepasan sus capacidades técnicas y econóde la cuenca —señaló David Tobón Orozco— micas para la vigilancia y control. además las normas no cubren todos los vertimientos, y muchas personas en vez de tirarlos a un río, los desechan en los potreros, lo cual causa contaminación por la escorrentía del suelo». La extracción, el uso intensivo de recursos y la polución agravan los efectos del cambio climático en esta cuenca, especialmente en temporadas como el fenómeno de El Niño. Sin embargo, la legislación dispone de estrategias para la protección ambiental, como la gestión del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y los pagos por servicios ambientales —dirigidos a campesinos que cuidan los bosques—, hasta el cobro de las tasas de uso mencionadas. Oscar Iván Giraldo Duque, subdirector de Gestión Ambiental de Corantioquia, apuntó que los instrumentos que disponen las corporaciones ambientales para el cuidado del agua se desprenden de la política nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico. Una política que se implementa en los planes de ordenación del recurso hídrico y en distintas actividades, como la adquisición de predios para conservación, la siembra de árboles nativos, el funcionamiento de plantas de tratamiento, la promoción de buenas prácticas agropecuarias y la participa- Trayectoria del ducto de canalización del agua que llega a Medellín y su área metropolitana ción ciudadana. «Esta cuenca desde la cuenca del río Grande. Infomapa: Mónica Valencia Arismendy.


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SARA YANETH FERNÁNDEZ MORENO Profesora Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Secretaria de Asoprudea / sara.fernandez@udea.edu.co

«Sus tiempos no son nuestros tiempos»

FRANCISCO CORTÉS RODAS Profesor del Instituto de Filosofía francisco.cortes@udea.edu.co

#UDEAOPINIÓN

«La labor de la universidad pública en Colombia: construir institucionalidad en medio de la guerra» Luz Teresa Gómez de Mantilla*

Los estamentos

de la Universidad de Antioquia asumieron la agenda académica del semestre 2018- 2, para terminar el semestre lectivo suspendido en agosto pasado para dar lugar a la movilización nacional en defensa de la educación superior y la universidad pública. El retorno va acompañado de una agenda de reflexión política y análisis de tópicos vitales para el funcionamiento de la universidad pública; el seguimiento a los acuerdos y cada uno de los puntos pactados con el Gobierno nacional; la negociación de las mesas multiestamentarias con las directivas universitarias para tratar pliegos de solicitudes de cada estamento, derivados algunos de la movilización y otros que son propios de la institución; la participación en las mesas nacionales y locales de temas específicos que nutren los acuerdos, relacionados con el Icetex, Publindex, derechos humanos, regalías, reforma al decreto 1279, entre otros; el acompañamiento a la Mesa de Negociación Nacional desde la Mesa Amplia Nacional de Profesores Universitarios, con sus corespondientes comités y planeación de los respectivos «Encuentros Nacionales de Profesores Universitarios», cuya primera cita se cumplió en la Universidad de Antioquia en septiembre pasado. Cada actividad programada reitera y recuerda que la universidad pública cumple una misión cultural, social y política ineludible cuando, además de profesionales calificados, forja ciudadanías plenas y responsables, comprometidas con el país, con la región y con el mundo. Somos 32 universidades y 31 instituciones técnicas y tecnológicas del orden nacional que tienen una ardua tarea, acercarse a ser Sistema Nacional de Educación Superior y, de alguna manera, articularse a los niveles básicos y medios para ser de verdad un sistema integrado. El compromiso de construir país pasa por la consolidación de la universidad como espacio de encuentro, ideas, debate, diferencias y perspectivas variopintas para leer la realidad nacional. La contradicción nos constituye como seres humanos; admitir y reconocer la duda y la ignorancia es el primer paso que nos autoriza a conocer, sentir y pensar la realidad y eso es lo que acontece en el aula de clases, en los pasillos de las unidades académicas, auditorios y jardineras. Estamos próximos a 200 años de república maltrecha, de democracias aparentes, de unidades fragmentadas, de guerra, de conflictos y de tensiones desde cuyo fondo somos y existimos; hemos aprendido a saber desde las tensiones, las precariedades, las insuficiencias y las carencias, y aun así seguimos siendo. Sabemos que al país le es esquivo hablar, convenir, debatir, consentir, acordar y cumplir. Quienes creen que se perdió el tiempo en la movilización se equivocan, tenemos un número significativo de mejores personas con y entre nosotros. Viene el pensar para dónde y cómo seguimos; y viene también la discusión por el Plan Nacional de Desarrollo y por cómo mantener los acuerdos en el sentido más amplio de la palabra «los acuerdos»; la vocación de ratificar la voluntad de paz territorial desde las regiones también nos acompaña y nos convoca. El Ministerio de Educación se ha apresurado a fijar reuniones, agendas, reglamentos de acuerdo con sus términos, prioridades y cronogramas. Las universidades tenemos los nuestros; pensar país y sentir país requiere pasos planeados, palabras leídas, debates avanzados, encuentros y provocaciones para seguir y pensar los temas. No hay una separación taxativa entre los saberes técnicos y los saberes políticos y prácticos, no están separados: pensamos porque sentimos, sentimos para saber, sabemos para comprender y actuamos cuando comprendemos. Bien lo decían pueblos originarios del sur de México: «sus tiempos no son nuestros tiempos». *Vicerrectora de Investigación de la Universidad Nacional de Colombia. Palabras pronunciadas en el foro «La directiva académica que la universidad pública requiere hoy», realizado el 14 de marzo de 2019 en la Universidad de Antioquia, en cumplimiento de las asambleas escalonadas acordadas por estamentos universitarios y directivas para el seguimiento de lo pactado en la Mesa de Negociación Nacional el 14 de diciembre.

La tensión entre la Constitución y el uribismo

El más grave error político del presidente Duque ha sido la objeción a

la JEP. Pone en jaque los logros del acuerdo final con las Farc y desconoce la supremacía de la Constitución al situarla —mediante las objeciones— en el mismo nivel normativo de la nueva ley que deberá crear el Congreso, generando un «choque de trenes» y una mayor división de la sociedad. En su posesión insistió que respetaría el acuerdo de paz. Pero no hay que ser un Talleyrand para saber que con la puesta en escena de las objeciones mostró su límite político. Tras bambalinas, calculando las jugadas, está Uribe. Ya soltó sus aguerridos lugartenientes: a José Obdulio, a la prosoviética Cabal, a Paloma Valencia, a Lafourie y a Acevedo, el hombre de la única verdad histórica. Estos demandan que el Centro Democrático, después de ganar el plebiscisto y las elecciones, tiene el derecho a darle vuelta a «ese maldito acuerdo», como lo llamó, en su retórica inflada, llena de nada, el grecocaldense Fernando Londoño. La discrepancia del uribismo está en el sistema de sanciones propuesto en el modelo de justicia transicional. El Centro Democrático sostiene que las penas contempladas en la JEP, que en ningún caso suponen la verdadera privación de libertad, son una mera pantomima. Sostienen así que el derecho penal, fundamento de la JEP, debe basarse en el retributivismo para así imponer penas de acuerdo con la gravedad de los crímenes, y que estas deben pagarse con cárcel. Afirman que los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad no deben participar en política, y si así fuera, permitírselo solamente tras pagar sus condenas. Defienden que los militares, si son juzgados por la JEP, deben tener una sala especial. Como escribió Kant: «Si la ley debe mantenerse como justa, es importante garantizar que aquellos que desobedecen la ley no obtengan una ventaja inequitativa sobre aquellos que obedecen voluntariamente». ¡Pero algo va de Kant a la legisladora Paloma Valencia! Esta pretensión del retributivismo, que el Centro Democrático representa con absoluta rigurosidad para las Farc, no fue la que el presidente Uribe usó en el arreglo político con los paramilitares. Allí las penas máximas, en cárcel, fueron de cinco a ocho años, por medio de una concepción restaurativa de la justicia. En el acuerdo de paz se optó por la justicia restaurativa, comprendiendo una justicia penal con sanciones establecidas en una escala de acuerdo con el reconocimiento de la responsabilidad y el compromiso con la verdad; muy diferente del sistema retributivista que prefiere el Centro Democrático. En esa fundamental diferencia está la discordia. La Corte Constitucional declaró constitucional este sistema y lo consagró en el Acto Legislativo 01 de 2017. La consecuencia de esto es que el legislador ordinario no puede cambiarlo por uno de tipo retributivista. Y si lo hiciera mediante un nuevo acto legislativo, este no tendría el efecto jurídico retributivista sobre quienes están en la JEP, como lo indicó Yesid Reyes en la Revista Semana: «Cualquier norma que, en el futuro, haga más grave la situación de las personas que deben ser investigadas y juzgadas por la JEP sería inaplicable para el acuerdo de paz con las Farc. En relación con sus miembros, habría que aplicar el principio de favorabilidad». Así que, si pretenden matar la paz porque detestan las penas restaurativas y la participación en política, tendrán que destruir las premisas básicas de nuestro sistema constitucional. Tal incertidumbre jurídica dejará como única opción la disidencia, el retorno de los excombatientes a las armas. Thomas Hobbes, en Leviatán, afirma que es necesario superar el retributivismo en el derecho penal porque, si se sostiene una equivalencia entre el mal causado y el mal que se causa con la pena, se ocasionará la guerra y la sociedad volverá al estado de naturaleza. «En la venganza —la retribución de un mal mediante otro mal— no se debe observar la magnitud del mal ocasionado sino la utilidad de cara al futuro. De aquí se deriva la prohibición de castigar con otra intención que no sea la mejora del autor o la dirección de otras personas».


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El profesor y teólogo alemán Martin Leiner ha dedicado su vida a los estudios de procesos de reconciliación en el mundo. En su visita a la Universidad de Antioquia advirtió que Colombia ha dado importantes pasos, pero que queda mucho por reflexionar sobre el tema.

JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co

#ANÁLISISACADÉMICO

Reconciliación es recordar el sufrimiento sin deseo de venganza: Martin Leiner

Martin Leiner es director del Centro Jena para Estudios de Reconciliación, en Alemania. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.

El poeta alemán Friedrich Hölderlin (1770-1843) señaló en su novela Hiperión que «la

reconciliación está en medio de la lucha». Esa idea ha inspirado al director del Centro para el Estudio de la Reconciliación de la Universidad de Jena, en Alemania, Martin Leiner, a desarrollar una perspectiva de investigación que propone acciones para transformar los conflictos y propiciar un futuro más pacífico. Leiner fue invitado, el 5 de marzo del 2019, a la cátedra abierta Hernán Henao Delgado, realizada por el Instituto de Estudios Regionales —Iner—, de la Universidad de Antioquia. El profesor alemán reflexiona en esta entrevista con Alma Mater sobre el panorama de la reconciliación en Colombia, a propósito del acuerdo de paz con las Farc.

El uso cotidiano de palabras como «paz», «guerra» o «conflicto armado» hace que perdamos de foco su significado. ¿Qué debemos entender por «reconciliación»? La reconciliación consiste en un proceso de creación de unas relaciones normales —incluso buenas relaciones—, después de atrocidades como guerras civiles, conflictos armados, genocidios o, por ejemplo, el apartheid en Sudáfrica. Representa la búsqueda de mejores relaciones, de manera que el sufrimiento no sea recordado con deseo de venganza o que las heridas queden abiertas. Y esto se puede reflejar en aspectos como la historia en libros de escuela o la manera en la que se hacen los juicios y los procesos de reparación. En el 2017, refiriéndose al proceso de paz en Colombia, usted dijo que «la reconciliación no empieza el día después del fin de una guerra». ¿Qué balance hace hoy del acuerdo de paz que se dio con las Farc? El asunto es que en medio del conflicto violento hay quienes quieren la paz y la superación

del país, y que mantienen relaciones normales con los oponentes. Se trata de un enfoque de transformación de un conflicto violento a uno democrático, en el que se puede dialogar, llegar a compromisos y encontrar formas de convivir. Conflicto y reconciliación van siempre juntos, interactuando entre ellos. En el caso colombiano se han dado grandes pasos en la búsqueda de la reconciliación con el acuerdo de paz, pero eso no significa que la violencia se haya acabado completamente, ni que hayan sido resueltos asuntos de fondo en las relaciones entre contrarios. Para muchos colombianos la firma del acuerdo era una semilla de reconciliación, pero el resultado del plebiscito por la paz en 2016, la persecución a líderes sociales y el surgimiento de grupos residuales de las Farc dan pistas de una fractura nacional muy profunda. ¿Qué hacer en ese panorama? Lo principal para seguir en el camino de la paz es que se consideren las consecuencias de que el conflicto vuelva a empezar y

preguntarse si es lo mejor para la siguiente generación o para usted mismo. ¿Es una buena opción seguir en la dirección del conflicto? Tal vez puedes congelar la violencia con medidas de seguridad, pero eso no es sostenible; lo que es sostenible es un cambio hacia una sociedad más pacífica y no violenta. «Corazones de carne y no de piedra», así nombró su reciente conferencia en la Universidad de Antioquia, ¿a qué se refiere? Esa frase es tomada del libro de Ezequiel, donde está la promesa de que Dios va a cambiar los corazones de piedra, pesados y sin vida, por corazones de carne, humanos y con sentimientos como el dolor. Es la posibilidad de ser parte de la vida. Usamos esa frase en un proyecto del Centro Jena para Estudios de Reconciliación, en el que participan israelíes, palestinos y alemanes, porque al pertenecer al Antiguo Testamento, la frase es aceptada por la tradición judía, musulmana y cristiana. Como parte de este proyecto trilateral, un grupo de estudiantes palestinos visitó el campo de concentración nazi en Auschwitz, Polonia, mientras un grupo de israelíes conoció el sufrimiento palestino en la ocupación de Cisjordania. ¿Qué tiene por aprender Colombia de las experiencias de reconciliación en Medio Oriente y Sudáfrica? De Sudáfrica, la importancia de la comisión de la verdad. Aunque fue criticada porque se esperaba mucho de ella, por ejemplo, en temas de justicia, lo que logró en tres años fue enorme porque creó un nuevo país y la gente tomó conciencia de qué había pasado. Según las encuestas, cerca del 70 % de la población blanca considera que el apartheid fue un crimen contra la humanidad, cuando antes de la comisión solo lo pensaba el 10 %. Del Medio Oriente, Colombia podría reconocer lo importante de mantener la voluntad de


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

la reconciliación. Aunque allí se lograron los acuerdos de Oslo, con una hoja de ruta para superar el conflicto entre israelíes y palestinos, hubo ataques terroristas y el proceso se detuvo. Este es un ejemplo negativo de lo que no se debe hacer, porque el conflicto se puede perpetuar a la siguiente generación. Hay que aceptar que incluso durante los procesos de paz hay violencia, pero después de ese periodo el país surge, como florecieron Sudáfrica, Ruanda, Liberia y El Salvador. En las últimas semanas se ha dado en Colombia un encendido debate sobre el deber de la memoria histórica, ¿qué implica la memoria para la reconciliación? Es muy importante ser creativo para construir lugares de la memoria, escribir libros y conmemoraciones que puedan traer reconciliación. Es importante que las víctimas tengan experiencias de expresión, porque la memoria es un proceso que está evolucionando y tiene muchas caras. No es algo que se queda congelado en un momento y la gente sigue viviendo en el pasado. ¿Qué hacer ante los que niegan el conflicto y sus consecuencias? Es importante desarrollar capacidades para que cada ciudadano pueda averiguar por sí mismo lo que pasó. Cuando yo estaba muy joven, 20 años después del régimen nazi, las personas de mi generación empezamos a preguntar a nuestros padres dónde estuvieron y qué hicieron durante la guerra. A algunos de nuestros abuelos, que habían militado en el partido, les preguntábamos cómo pudieron pensar que era una opción asesinar a seis millones de judíos. Pero la verdad no puede ser aprovechada para dividir entre la «gente buena» y la «gente mala». Tenemos la oportunidad de aprender de nuestros padres, porque todo el mundo comete errores en su vida y, a veces, errores muy graves. La educación es fundamental para promover la reconciliación en las nuevas generaciones. ¿Qué papel tiene la universidad? He visto un trabajo impresionante de la Universidad de Antioquia en acompañar experiencias y desarrollar actividades en las regiones y en las ciudades. Están haciendo investigación y transferencia del conocimiento sobre experiencias del conflicto, reconciliación y construcción de paz, que pueden ser de intercambio internacional. En el mundo, los procesos universitarios han sido similares. Por ejemplo, en Sudáfrica, la Universidad de Stellenbosch, de la que egresaron varios líderes del apartheid, tomó la decisión de abrir sus puertas a profesores y estudiantes de la comunidad negra y los demás países de África. También impulsaron proyectos de reconciliación, justicia y transformación del país. Y con iniciativas como estas, las universidades no solo transforman a la sociedad, sino también a sí mismas.

Martin Leiner estudió filosofía y teología protestante en la Universidad de Tübingen. En 1994, la Universidad de Heidelberg le otorgó el título de doctor en Teología. Trabaja en temas como historia de la ética y estudios de reconciliación. Desde el 2013 es director del Centro Jena para Estudios de Reconciliación —JCRS—, que se centra en los fundamentos teóricos de los estudios trasdisciplinarios y comparativos sobre la reconciliación.

#UDEAOPINIÓN

La hegemonía del insulto JUDITH NIETO Profesora de la Escuela de Microbiología judith.nieto@udea.edu.co

Di palabras respetuosas. (Áyax, 590)

El insulto, instalado de modo avasallante en el mundo social y político

del momento, amedrenta a quienes parecen no escapar de su condición de hundidos y sometidos al estado de odiados, pues su pasado inolvidable e imperdonable se instala en todo momento. El insulto, en tiempos como el actual y en Colombia, surge de una rabia profunda, manifiesta en el lenguaje devastador al que suelen acudir entre gritos y ultrajes quienes, al carecer de argumentos razonados, solapan su propio miedo en la ofensa proferida contra aquellos que parecen no escapar de su condición de odiados. Así, no es extraño encontrar que el ataque ofensivo toma cada vez más fuerza en los más diversos campos; el deportivo, el social y el político son los más proclives a manifestaciones en las que estas emociones ganan un terreno impensable, que a su vez es abonado por la acción inmediata y de expansión nociva alcanzada por las redes sociales. El caso protagonizado por la senadora Paloma Valencia en días pasados da cuenta no de un país polarizado, sino de una ciudadanía, definitivamente, cargada de odio. Entonces —como se lee en Contra el odio, de Carolin Emcke—: «Cualquier presencia opuesta a lo establecido incomoda», y hay que eliminarla, así sea en medio de la ofensa pública o del agravio; uno y otro, claras manifestaciones del miedo procedente de quien en nombre del «poder» se autoriza para ultrajar. Acontecimientos como este, ocurrido en el contexto del Congreso nacional, dan cuenta de la actual realidad política del país, en cuyo estandarte sobresalen las consignas del rechazo al otro, de la tolerancia «cero» con quienes son aislados, sea por color político, por lugar de procedencia, por reinserción a la vida civil, por ejercer liderazgo social, por ser viejo, por condición de género, por ser diferente… Así, ese otro es conminado al constante castigo, materializado en burlas, insidias y, principalmente, en un odio extremo y pasional capaz de anular los discursos en pro de la diversidad, paradójicamente tan bien propagados hoy. Sin lugar a dudas, el agravio es la fuerza del lenguaje político de los últimos tiempos. Pero también es una manera de reaccionar al miedo ante la presencia del extraño, del otro, que se traduce en un particular modo de mirar para catalogar a los visibles y a los invisibles, a los aceptables y a los amenazantes, a quienes por su nombre y su rostro hay que tacharlos o exponerlos a la temible agonía de la exclusión y, ojalá, de la definitiva eliminación, como bien lo estamos presenciando hoy en términos nacionales y mundiales. Por ello, se acude a la expresión insidiosa como única forma de ver desvanecer a quien no se quiere, a quien no se tolera. La violencia verbal, tan vieja como la especie, se hace cada vez más visible por obra de los medios de comunicación que nos lo cuentan todo; ser indiferentes a esta es una forma de fortalecer la idea de que la actividad crítica está soportada por el discurso del odio. Discurso que ha ganado tanta fuerza que ha llevado a pensar que estar por fuera de una agresión, como la procedente de la injuria, es estar fuera de «órbita». Al contrario, la aspiración debe ser formar y educar en la capacidad crítica basada en argumentos claros y justos, para evitar de esta manera el linchamiento salvaguardado en la imaginaria legitimidad del insulto. Así, el insulto ha penetrado en todas las esferas, desde las domésticas, hasta las políticas, sin olvidar las cotidianas y laborales, lo que muestra que vivimos en una sociedad que parece haber legitimado a cada uno de sus miembros para que tenga al alcance su cuota de ofensa. Reitero, un hecho como el que ha motivado esta columna lleva a concluir que una sociedad en la que se privilegia, y hasta se aplaude el grito y el insulto, es una sociedad anclada en el autoritarismo, una sociedad para la cual «la política ya no representa el bien público»; una sociedad cada vez más alejada de la posibilidad de construir y vivir con un espíritu democrático.


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N.º 685 · abril de 2019 · Universidad de Antioquia

Jesús Abad Colorado ha registrado, como pocos, los bárbaros alcances del conflicto armado. El fotógrafo —egresado de la Universidad de Antioquia—, expone en Bogotá, en la muestra El Testigo, más de 500 fotografías.

GABRIEL JAIME MURILLO ARANGO Profesor de la Facultad de Educación gabriel.murillo@udea.edu.co

#MEMORIA

El testigo Jesús Abad Colorado En esta hora sombría en que los enemigos agazapados de la paz de

ayer ya se aprestan a desfilar al compás del ruido de sables, se hace más imperioso que nunca salvaguardar lo que queda de memoria histórica, no solo por convicción política sino por ética pública. Ese es justamente el viaje de iniciación que podemos recorrer de la mano del fotógrafo Jesús Abad Colorado, a quien le fuera concedido el Premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura en 2018 por la serie ¿Mata que Dios perdona?, un catálogo de quince fotografías reveladoras de la iconolatría exhibida en todos los sectores de la sociedad colombiana. En el 2018 apareció también su film documental El testigo. Caín y Abel, narrado por el fotógrafo y dirigido por Kate Horne, una renombrada documentalista y productora británica, proyectado el pasado 25 de febrero, por cortesía del autor, en el Teatro Universitario Camilo Torres. Simultáneamente, durante los cinco meses recientes se expone la muestra más completa de su trabajo, con más de quinientas fotografías producidas entre los años 1992 y 2018, en el antiguo claustro de San Agustín, situado justo en medio de la Casa de Nariño y del Batallón Guardia Presidencial. La muestra se denomina, previsiblemente, El testigo. Este monumental archivo visual de la guerra en Colombia permite ver la preferencia por el blanco y el negro, justificada no exclusivamente por estética sino también por respeto, en virtud de la naturaleza misma del archivo que es, esencialmente, un catálogo del duelo de las víctimas. El uso del color se reserva solo para ocasiones que tienen que ver con el fulgor y la exuberancia de los escenarios naturales. Al contemplar esta colección de imágenes sobre la memoria de las víctimas de la guerra en Colombia, no puedo dejar de pensar en la frase de Susan Sontag: «Yo no puedo ser inocente cuando he sido testigo». En pocas palabras, la unión del compromiso ético y una visión de mundo, humanidad y política, que preside los trabajos de memoria. Se comprende así que escasean los retratos de comandantes militares o dueños del poder, en su lugar solo los de guerreros de bajo rango y muchas, muchas víctimas civiles inermes. Pero el lente de Jesús Abad no solamente va tras las huellas de las heridas de guerra en los cuerpos de las víctimas humanas, sino también de los daños ocasionados al medio ambiente, además de la destrucción del tejido social. Aquí proliferan las imágenes casi apocalípticas de bosques naturales incendiados a causa de los atentados dinamiteros contra las redes de combustible; los humedales, esteros y ríos contaminados, en ocasiones convertidos en ríos tumbas; y las del arrasamiento de las pequeñas propiedades campesinas ante el avance de los grandes latifundios. Mas también los estragos de la guerra fueron esculpidos literalmente en las pieles de la fauna silvestre y doméstica: ese perro tatuado a cuchillo en su lomo con la sigla AUC. El mismo tatuaje marcado en el brazo de una joven de dieciocho años raptada, torturada y violada a manos de este grupo paramilitar en un barrio popular de Medellín. El compromiso del artista testigo, que es la vida misma de Jesús Abad, corresponde a un oficio llevado a cuestas con la dignidad del caminante, para darles un nombre y un rostro a las víctimas de todos los poderes. Y en ello radica el valor de la fotografía como testimonio, y del periodismo y la historia cuyas narrativas buscan hacer posible que nadie pueda decir después que no supo lo que ocurrió.

Fachada del Museo Claustro de San Agustín, de la Universidad Nacional de Colombia. Hasta el 28 de abril de 2019 estará allí la exposición El testigo. Foto: cortesía Jesús Abad Colorado.


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