JUNIO MEDELLÍN 2019
LA «DEFORESTACIÓN DEL AGUA» EN EL AMAZONAS
P. 2-3
OPERACIÓN OREJINEGROS, GENÉTICA PARA LA CONSERVACIÓN
P. 8
VIGILADA MINEDUCACIÓN
ISSN 1657-4303
N.º 687
MUJERES, ¿LEJOS DE ESTAR DESOCUPADAS?
P. 14-15
DECRETO COMPLICA PENSIÓN DE INVALIDEZ PARA VÍCTIMAS DEL CONFLICTO
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P. 18
Tribugá,
Foto: cortesía @felipemesafoto
DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES
ALMAMATER@UDEA.EDU.CO
santuario natural En los últimos meses el golfo de Tribugá pasó de ser un paraíso poco conocido, a figurar en los titulares de prensa y la agenda política. El aparente respaldo del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 a la construcción de un puerto de aguas profundas allí, generó un resonado debate entre quienes promueven el proyecto como estratégico para el desarrollo económico de la región y quienes advierten el grave daño que este le haría a uno de los ecosistemas más ricos y biodiversos del país.
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N.º 687 · junio de 2019 · Universidad de Antioquia
Los bosques tropicales de la selva amazónica influyen directamente en la seguridad hídrica de Suramérica. Si su deforestación continúa, en algunas regiones del continente las lluvias disminuirán, mientras que los eventos extremos como sequías e inundaciones tendrán un mayor impacto.
JENNIFER RESTREPO DE LA PAVA Periodista jennifer.restrepo@udea.edu.co
#UDEACIENCIA
La «deforestación del agua»
en el Amazonas
La deforestación de la selva amazónica pone en riesgo
la seguridad hídrica¹ de Colombia, así como la de los nueve países de los que también hace parte. Es un ecocidio con múltiples victimarios y cómplices, que en los últimos 50 años ha cobrado el 20 % de la extensión total de la selva amazónica²; cercenando árboles para «sembrar» ganado, palma, alambres de púas, carreteras y muerte. Estudios a gran escala realizados allí desde el 2015 por científicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, indican que los bosques tropicales son un sistema «invisible» que surte y regula el agua en el continente, pues juegan un papel fundamental al recargar la humedad del aire y regular el caudal de los ríos, mitigando crecientes y liberando agua almacenada durante las sequías.
Incremento exponencial de las lluvias
El grupo de investigadores estudió qué le pasa al viento cuando fluye sobre los bosques tropicales del Amazonas. El estudio, titulado Crecimiento exponencial de la precipitación inducido por el bosque a lo largo de las líneas de viento climatológicas sobre el
Amazonas, reflejó que, cuando el viento cruza esta selva, se «recarga de humedad», y el flujo de aire se mueve por la atmósfera transportando agua por el continente suramericano. El experto en recursos hidráulicos, Juan Fernando Salazar Villegas, explicó que esas corrientes de viento son como ríos de aire. Cuando pasan sobre el bosque, se alimentan de humedad y forman las precipitaciones: lluvia, llovizna, nieve, aguanieve o granizo. Los bosques alimentan las corrientes de aire para que, «río aéreo» abajo, es decir, viento abajo, haya lluvia. Si la superficie deja de alimentar el aire, los «ríos aéreos» se pueden secar, afectando la disponibilidad del agua. Como ocurrió con el racionamiento en Colombia entre 1992 y 1993, una larga sequía le costó al país cerca de 1600 millones de dólares de la época. De acuerdo con la investigación, la lluvia se vuelve más grande a medida que la corriente del aire pasa por el bosque. Notaron que se formó una corriente de aire de más de 3000 kilómetros, mucho más larga que Colombia, la lluvia pasa de ser reducida en Brasil a ser muy alta en los Llanos Orientales colombianos. Por primera vez se evidenció que, al cruzar los bosques tropicales, las lluvias tienen un crecimiento exponencial, es decir,
El paso de las nubes por el piedemonte andino-amazónico, en el departamento de Caquetá. Foto: cortesía Luis Polo / @luispolofotografía.
Comité editorial: Elmer Gaviria Rivera · Vicerrector General Clemencia Uribe Restrepo · Secretaria General Patricia Nieto Nieto · Profesora de la Facultad de Comunicaciones Fabio Humberto Giraldo Jiménez · Profesor del Instituto de Estudios Políticos Álvaro Sanín Posada · Profesor de la Facultad de Medicina Luis Fernando Echeverri Delgado · Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
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Portada Panorámica de la comunidad Coqui, ubicada en el golfo de Tribugá, que también sería impactada por la posible construcción de un puerto de aguas profundas en la zona. Fotografía: cortesía Expedición Tribugá / @felipemesafoto. Las opiniones expresadas en ALMA MATER son responsabilidad de los autores y solo a ellos compete.
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N.º 687 · junio de 2019 · Universidad de Antioquia
2001
2018
Pérdida de cobertura arbórea. En estas imágenes se puede comparar, entre los años 2001 y 2018, la pérdida bruta de cobertura arbórea en la región que comprende la selva amazónica. «Cobertura arbórea» se define como toda vegetación de más de 5 metros de altura, y puede tratarse de bosques naturales o plantaciones dentro de una amplia gama de densidades. «Pérdida» indica la retirada o mortalidad de cobertura arbórea y puede ser debido a diversos factores, incluyendo la recolección mecánica, incendios, enfermedades o daños por tormentas. Como tal, la «pérdida» no equivale a la deforestación. Fuente: Hansen/UMD/Google/USGS/NASA, accedido a través de Global Forest Watch.
acelerado; y también que no se mantienen constantes como lo plantea una de las hipótesis de la teoría de la bomba biótica3, que relaciona los bosques y la producción de las lluvias. «Me impactó la cifra, no esperaba ese crecimiento exponencial de la lluvia durante 3000 kilómetros, es difícil imaginar un efecto a una escala tan grande», destacó Rubén Darío Molina Santamaría, investigador principal. «Hicimos muchas repeticiones y análisis del mismo experimento y el patrón de crecimiento se mantuvo como estadística, fue un estudio de datos exhaustivo pues no esperábamos que la lluvia creciera exponencialmente, es muy raro. Estábamos emocionados, aunque fuimos los primeros incrédulos», enfatizó el ingeniero, Salazar Villegas.
de deforestación que ha tenido esta zona, lo que coincide con las hipótesis que estamos planteando», recalcó Salazar Villegas. Ante esta situación, el mayor temor de los científicos es que con la pérdida del bosque se pierda esa capacidad de rregulación natural, que una cuenca como la del Amazonas no es sustituible por embalses artificiales. «Curiosamente, encontramos que la cuenca menos regulada según el análisis hidrológico, es la del río Tapajós al suroriente de la Amazonia, que tiene numerosos embalses artificiales, algo contraintuitivo», agregó Salazar. Para los investigadores, este es un ejemplo de que la capacidad de regulación natural es superior, en algunos casos, a la inducida artificialmente.
Embalses forestales
El exterminio continúa
La facultad de almacenar agua y liberarla cuando se requiera, no es propia ni exclusiva de los embalses artificiales. El estudio Las propiedades de escalamiento revelan la regulación de los caudales de los ríos en el Amazonas a través de un embalse forestal, encontró que el bosque ayuda a que tanto las crecientes como los tiempos de caudales bajos sean menos drásticos. Cerca del 30 % del territorio colombiano pertenece a la cuenca del Amazonas, por ello, los extremos hidrológicos allí —es decir sequías o inundaciones—, generan altos impactos socioeconómicos. Consistente con estos análisis, está la hipótesis de que la avalancha que ocurrió en Mocoa en el 2017 estaría relacionada con la deforestación. «La vegetación permite que el agua entre al suelo, salga de él y vaya a la atmósfera. Los bosques tropicales son excepcionalmente eficientes para controlar estos flujos de agua y con ello de los caudales extremos de los ríos. Creemos que los efectos hidrológicos extremos sobre la capital del departamento de Putumayo, serían producto de las altas tasas
Pese a ser el bosque más extenso y «pulmón» del planeta, declarado una de las siete maravillas del mundo y patrimonio de la humanidad, estos títulos no han sido suficientes para conservar los 6 millones de kilómetros cuadrados de la selva amazónica. El recién aprobado Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, permite la deforestación de 252 mil hectáreas de bosque tropical anuales en Colombia. Según Valentina Rozo, miembro del centro de estudios jurídicos y sociales, Dejusticia —en una columna de opinión publicada por Semana Sostenible el 6 de mayo del 2019—, lo planteado por el PND es un desconocimiento del actual Gobierno nacional a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que declaró a la Amazonia como sujeto de derechos y ordenó su protección inmediata y a acuerdos internacionales como el de París. Los bosques no son solo árboles, son ecosistemas complejos con miles de años de historia y evolución. «Muchos de estos procesos que se observan en bosques naturales no están en un bosque plantado, los bosques diseñados o reforestados no funcionan igual
que uno natural», enfatizó el ingeniero ambiental Rubén Molina. Los científicos advierten que si la deforestación continúa, tiene el potencial de disminuir las lluvias en la cuenca del Orinoco y los Llanos Orientales, considerados como las despensas de Colombia; así como también se presentaría una disminución en la parte alta de la cuenca del Magdalena y por ende en todo el país. Las anteriores serían las afectaciones iniciales, llegaría a la parte Andina y a las cadenas de embalses, perjudicando la generación de electricidad. Los investigadores universitarios añadieron que con su trabajo, buscan dejar evidencia científica para advertir qué pasaría si perdemos los bosques, daño que podría ser irreversible para el planeta.
La Asociación Mundial para el Agua define la seguridad hídrica como la provisión de agua —en calidad y cantidad— aceptable para la salud, la producción de bienes, servicios y los medios de subsistencia, y un nivel permisible de riesgos relacionados con el agua como inundaciones y sequías. 2 Según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza —WWF—. 3 Propuesta por el ruso Víctor Gorshkov y Anastassia Makarieva. 1
En el 2018, Colombia se ubicó entre los cinco países más afectados por la deforestación de selvas tropicales en el mundo. De acuerdo con la ONG Global Forest Watch, la pérdida de bosques primarios se incrementó en un 9 % entre 2017 y 2018, es decir, se perdieron 176 977 hectáreas, continuando una tendencia al alza que inició en el 2016. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, — Ideam—, en el Amazonas se concentra el 75 % de la deforestación en Colombia.
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Las mejores reservas de agua dulce no están río arriba o en los páramos, sino resguardadas, hace milenios, en el subsuelo. La disponibilidad y la calidad de ese recurso en América Latina es hoy un campo de investigación que propende por su cuidado.
STIVEN ARIAS HENAO Periodista stiven.arias@udea.edu.co
#RECURSOSHÍDRICOS
Salvavidas enterrados Un hombre
cargando un garrafón al hombro; otro con un balde en cada mano. Un «¡aghhhh!» quejumbroso que le sigue a la noticia de un corte de agua. Y si es en la mañana, antes de salir a trabajar, el terror ante el grifo de la ducha que solo suelta un gargareo seco. El agua, el agua… añoranza veraniega y hostilidad invernal. Para los puristas es H2O. Para algunos indígenas, deidad mitológica. Para todos, la vida. Durante los primeros años de escuela nos enseñaron el ciclo del agua. Pero a ese cuento le falta un pedazo. No es solo: «del suelo al cielo y del cielo al suelo». ¿Sabía que el 96 % del agua dulce líquida de la Tierra yace entre dos metros y dos kilómetros debajo de sus pies? Así lo explicó Teresita Betancur Vargas, investigadora del Grupo de Ingeniería y Gestión Ambiental —Giga—. En tiempos de sequía, el agua subterránea es un bono natural por preservar. Por ello, desde el 2018, este grupo de la Facultad de Ingeniería, viene trabajando con el Organismo Internacional de Energía Atómica —Oiea— en el proyecto «Integración de la hidrología isotópica en las evaluaciones nacionales de los recursos hídricos», que busca mejorar la disponibilidad y la calidad de los recursos hídricos subterráneos en América Latina, beneficiando de manera directa a Bolivia, Colombia, México y Paraguay. En realidad, «hoy tenemos la misma cantidad de agua en el planeta que la que habrá en el año 3000, o la que había en el año 1000 a. C.», explicó Betancur. Sin embargo, eso no quiere decir para nada que el preciado recurso sea ilimitado, máxime al considerar el inquietante panorama medioambiental de las futuras generaciones. Los acuíferos son claves porque la sociedad no les da tregua a las fuentes hídricas superficiales. La industrialización, la actividad agrícola a gran escala, la urbanización, y la generación de residuos y desechos: todos han dejado su implacable huella.
Reservorios milenarios
Para conocer la edad del agua subterránea tendríamos que emprender un viaje al centro de la tierra, mientras nos remontamos decenas de miles de años atrás en la corriente del tiempo con cada centímetro avanzado. Cuando la lluvia toca tierra, se encuentra con terrenos planos y pendientes, suelos impermeables y porosos, cultivos diversos y distintas condiciones. El preciado líquido se filtra y es aprovechado por las plantas. El agua que no es secuestrada por sus raíces sigue descendiendo y se almacena en los poros de las rocas.
Ilustración: cortesía del Grupo de Investigación en Ingeniería y Gestión Ambiental —Giga—.
Desde allí circula lentamente para desembocar en ríos y lagos. Los acuíferos están aislados de las nocivas condiciones atmosféricas de la superficie bajo gruesas y pesadas capas de tierra y piedra. Gracias a esto, la calidad de los reservorios subterráneos abastece al hombre con diferentes servicios ecosistémicos. Así ocurre en ciudades como Sincelejo —que según Betancur se abastece enteramente de aguas subterráneas—, Turbo o Riohacha. «La Media y la Alta Guajira son territorios semidesérticos con zonas rurales que dependen exclusivamente de aguas subterráneas. Los pozos que cavábamos hace 20 o 30 años tenían 60 metros de profundidad. Pero, por el cambio climático, hoy algunos tienen hasta 500 metros», dijo Samuel Santander Lanao Robles, subdirector de Gestión Ambiental de la Corporación Autónoma Regional de La Guajira —Corpoguajira—. Asimismo, «el sistema de riego de la caña de azúcar del Valle del Cauca —señaló Betancur— se vale de pozos de agua subterránea. En las épocas secas de diciembre y marzo, todas las plantaciones bananeras de Urabá son regadas con agua subterránea». Y añadió que en esa misma vía transitan muchas industrias
y negocios, como servicios hoteleros, lavaderos de vehículos y restaurantes. Los reservorios también contribuyen al mantenimiento de la vida en ríos y lagos. Incluso producen los denominados «servicios paisajísticos», determinando la vegetación de los suelos. Es claro: los acuíferos no son solo una parte más del ciclo del agua. Son, en esencia, el grueso del agua dulce de la que dependemos las formas de vida del planeta. Y su calidad es nuestra deuda.
La extracción de agua subterránea debe ser sostenible, es decir, no debe extraerse más de la que ingresa. La minería del agua consiste en la extracción no planificada de agua subterránea, un problema en términos de ahorro del recurso para las futuras generaciones. Las acciones del hombre que impactan negativamente los suelos —como el uso excesivo de agroquímicos— también afectan la calidad de los acuíferos.
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Por su resistencia ante cambios climáticos y ambientales, investigadores de la Universidad estudian a los tardígrados —llamados también ositos de agua—, como bioindicadores de la calidad del aire en Medellín.
JENNIFER RESTREPO DE LA PAVA Periodista jennifer.restrepo@udea.edu.co
#UDEACIENCIA
Ositos de agua para medir la calidad del aire en Medellín
Oso de agua (tardígrado), Hypsibius dujardini, micrografía electrónica de barrido. Imagen: Bob Goldstein y Vicky Madden, UNC Chapel Hill.
Al igual que su nombre, los tardígrados parecen sacados de
otro planeta. Estos enigmáticos microorganismos son considerados los deportistas extremos de la naturaleza. Hacen parte del selecto grupo de extremófilos, conocidos por sobrevivir a condiciones ambientales que podrían ser mortales para la mayoría de las especies terrestres. Los también llamados cerditos de musgo, caen en una especie de sueño cuando entran en contacto con un ambiente agreste: suspenden las actividades de sus órganos vitales y se preservan intactos, gracias a un estado llamado criptobiosis. «La criptobiosis detiene o reduce temporalmente el crecimiento, la reproducción y el inicio del envejecimiento —la senescencia— como mecanismo de protección. Están en ese reposo hasta que las condiciones favorables regresan», señaló el profesor de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Antioquia, Mario Hernán Londoño Mesa. Con muestreos en la Ciudad Universitaria de la Alma Máter y lugares aledaños, investigadores y estudiantes de Biología iniciaron las pruebas piloto del estudio para determinar si el proceso criptobiótico de los tardígrados podría ser un indicador de contaminación del aire y revelar cambios en el medio ambiente. Estos microorganismos son hidrófilos, es decir, viven en ambientes húmedos como el musgo. Por ello, los investigadores recolectaron estas plantas en algunos oasis —sitios que a pesar de estar en la ciudad son lugares verdes con fauna refugiada allí—, y en lugares con musgo expuesto a un alto flujo vehicular. «Donde hay menor acción humana encontramos entre siete y ocho especies de tardígrados, pero pocos individuos de cada una; mientras que en zonas como la avenida Ferrocarril hay máximo dos especies, pero en mayor cantidad de población. Es decir, hay menos especies en los sitios más expuestos, pero estas dominan sus microsistemas», destacó Gabriel Marín Muñoz, biólogo e investigador principal.
Ositos de agua vistos con un microscopio. Foto: cortesía Gabriel Marín Muñoz.
En la Colección Limnológica de la Universidad de Antioquia reposan ositos de agua traídos de la Isla Rey Jorg, Península de la Antártica, durante las Expediciones de Colombia a la Antártica, recolectados por el profesor Mario Londoño. Durante los estudios de los ositos de agua, investigadores de la Alma Máter encontraron nuevas especies para la isla y la Antártica, es decir, que no habían sido avistadas allí y algunas de ellas en ningún lugar del mundo. Gabriel Marín destacó que esto podría tener repercusiones de carácter biogeográfico. Resisten temperaturas de hasta -273 °C —en el sitio más frío del planeta, en los valles sobre la capa de hielo de la Antártida, es de -98 °C— y sobreviven a altas temperaturas de hasta 151 °C. Pueden vivir en años de sequía, aguantan la exposición directa al vacío, a químicos tóxicos e incluso a radiaciones ionizantes del espacio —resisten mil veces mas radiación que los humanos—. Los ositos de agua se convirtieron en astronautas en el 2007. Fueron enviados al espacio en la cápsula espacial rusa Foton-M3 —algunos en estado normal y otros en criptobiosis—, después de ser sometidos a estas condiciones extremas, volvieron sin secuelas, de hecho, durante el viaje siguieron creciendo, mudaron algunas hembras y pusieron huevos de los cuales eclosionaron tardígrados completamente normales. De acuerdo con Marín, este fue un patrón constante durante las pruebas piloto y es un indicador. «Cada especie se comporta diferente ante la contaminación. Los ositos de agua que resisten altas y bajas concentraciones de contaminantes no nos sirven, necesitamos las especies que se duermen cuando cambia el ambiente y son poco tolerantes a distintos factores contaminantes», agregó el biólogo. Una vez culminado el análisis de los microoganismos, el siguiente paso será el muestreo en toda la ciudad, en las zonas identificadas como las más y menos contaminadas de Medellín para hacer la comparación. «Usaremos la forma de la ciudad que es como una batea, para el muestreo concéntrico desde un punto máximo de contaminación que es la avenida Regional, hacia las periferias. Haremos un gradiente de contaminación, para ello, correlacionaremos la cantidad de partículas contaminantes suspendidas en el aire, con la cantidad de especies que se encuentran en distintos sectores», señaló Marín Muñoz. Estudios realizados en Argentina hace varios años, encontraron que a medida que se acercaban al sector industrial, estos animales eran más escasos en número de especies. «Esta hipótesis será nuestra brújula y guiará la investigación que iniciamos en Medellín», afirmó Gabriel Marín. El biólogo Mario Londoño explicó que el comportamiento de los cerditos de musgo, al estar expuestos a contaminación atmosférica, puede evaluarse y compararse con los indicadores de medición del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá —Siata—, para determinar la relación entre su comportamiento y la contaminación, y desarrollar un índice adicional para medir la calidad del aire en la ciudad y tal vez establecer otros sitios de alerta.
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Para los turbeños es tradicional la caza y el consumo del cangrejo azul durante Semana Santa. Jorvin Alexánder Zapata, ecólogo de zonas costeras, estudió la presión que sufre esta especie —declarada vulnerable a la extinción en 2002— en cuatro zonas costeras de Turbo.
LINA MARCELA GALLO BENÍTEZ Comunicadora Corporación Académica Ambiental comunicacionesambiental@udea.edu.co
#INVESTIGACIÓNREGIONAL
Por la conservación del cangrejo azul de Turbo En la playa, en el manglar, en los arbustos y
en el plato. El cangrejo azul ha sido abundante desde siempre, según habitantes de Turbo —municipio del Urabá antioqueño—. Hoy, sin embargo, su abundancia podría estar en riesgo. Así lo advierte una investigación de Jorvin Alexánder Zapata, ecólogo de la Universidad de Antioquia. Estos crustáceos se «alborotan» con la lluvia, se aparean, se alimentan y migran para desovar, es ahí donde los cazan fácilmente. Por ello, cada año, durante la Semana Santa, la demanda del cangrejo azul se dispara. Según Zapata, «un solo habitante de Turbo puede comer hasta 50 cangrejos durante esa semana». Su trabajo de grado, para optar al título de ecólogo de zonas costeras, buscó determinar el efecto que tuvo la caza durante la Semana Santa del 2018, en la estructura poblacional del cangrejo azul en cuatro sitios costeros: Cameru, Punta de Piedra, Cirilo y Tie. Zapata advierte que para evitar la extinción es vital conocer su estado. «Saber dónde están, cuántos hay, cómo están, cuáles son las zonas más expuestas, nos da herramientas como Universidad, y a los tomadores de decisiones de la región para protegerlo», advirtió Paula Andrea Quiceno, asesora del trabajo de grado de Jorvin y coordinadora de pregrados de la Corporación Académica Ambiental de la Universidad de Antioquia. En lugares como Cirilo, el ecólogo halló una buena cantidad de madrigueras pese a una alta erosión costera que podría afectar la abundancia de la especie en los próximos años. Otro de los sitios analizados estaba recientemente fumigado, sin vegetación de arbustos o árboles y en ninguno de los cuatro puntos se encontró manglar, lo cual obliga al cangrejo azul a desplazarse hacia los monocultivos de plátano, pastizales o potreros. Estas alteraciones ponen en riesgo a la especie pues no solo cambia el hábitat donde hacen sus madrigueras, sino que también se pierde la conectividad de aguas subterráneas y se afecta la temperatura del suelo. Colectar cangrejos muy pequeños y cazar a las hembras es otro factor de riesgo, así lo advirtieron los mismos cazadores —llamados cangrejeros—, quienes reconocen el tamaño de un cangrejo azul pequeño —10 mm— y uno grande y maduro —60 mm—.
Cangrejeros
Jorvin encontró en su estudio que los niños y jóvenes entre 13 y 17 años son los nuevos cangrejeros. Salen a cazar en horas de la tarde, dejan las trampas y regresan a la madrugada. Anteriormente se cazaba con bejuco y se colectaban hasta 200 cangrejos. Para muchos cangrejeros, ese método provocó la disminución, ya que no discriminaba el tamaño del cangrejo. Por ello, la Corporación Autónoma de Urabá —Corpourabá— prohibió su utilización. Aunque un 94 % de los encuestados —cangrejeros y pobladores— consume el cangrejo azul durante la Semana Santa, la investigación evidenció que en las zonas estudiadas no se dieron cambios en la estructura poblacional de la especie. «En las cuatro localidades que se muestrearon están relativamente protegidos de la caza», afirmó. Sin embargo, las razones para que el consumo se incremente son también culturales. En Turbo el cangrejo es vendido como afrodisiaco y su consumo está arraigado en la cultura del municipio, donde sobresale la emblemática escultura de un cangrejo azul, del artista Francisco Mármol Beltrán.
Un solo habitante de Turbo puede comer hasta 50 cangrejos en Semana Santa.
Sobre el cangrejo azul Los científicos lo conocen como Cardisoma guanhumi. Es omnívoro, pero se conoce también que puede tener comportamientos caníbales. Excava su madriguera en los manglares. Aunque las hembras depositan hasta 70 000 huevos por desove, pocas larvas sobreviven. En Colombia se registran 767 especies estimadas cangrejos, 33 se encuentran en estado de amenaza.
Mediar entre la práctica cultural y la conservación
«No podemos ir en contravía de las prácticas culturales, lo que sí podemos hacer es tomar medidas de manejo, hacer vedas, sensibilizar sobre la importancia de este crustáceo para los ecosistemas», advirtió la profesora Quiceno. Corpourabá ha realizado también varios estudios sobre la densidad poblacional del cangrejo azul y ha promovido programas de manejo y conservación. «Los habitantes han notado cómo ha disminuido el cangrejo azul en los últimos años», indicó Melissa Penagos, coordinadora del Hogar de Paso de Corpourabá. En la pasada Semana Santa, esa entidad recuperó 365 ejemplares de dicha especie, siendo la de mayores ingresos ese mes: 90 % por incautaciones, 10 % por entregas voluntarias. «La misma comunidad manifestó su inquietud ante la extracción de especímenes de forma indiscriminada para comercio ilegal y lo reportó a la Corporación». Por ello, los investigadores señalan que a menos de que se establezcan medidas de conservación, estudios biológicos y los cangrejeros se organicen, el cangrejo azul podría estar en camino a la extinción.
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El estudio de los apellidos, mediante el método isonímico, ha sido fuente de análisis de las ocupaciones territoriales y los desplazamientos. El uso de esa metodología en Antioquia, por ejemplo, ha corroborado altos índices de migración en el Bajo Cauca y Urabá.
NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co
#INVESTIGACIÓNSOCIAL
Apellidos, pistas de las migraciones humanas Gómez, López
o García… Sea cual sea nuestro apellido, somos producto de migraciones. No importa cuán lejos en el tiempo esté un antepasado extranjero, nuestra familia viene de antiguos viajeros. Estos, más allá de ayudarnos a definir quién fue el hijo de quién en el árbol genealógico, también permiten reconstruir la historia cultural y biológica de una población. A ello se refiere la isonimia, un concepto entendido como el «apareamiento de individuos con apellidos iguales», que se constituyó como un método para analizar las costumbres de las poblaciones o datos de grupos humanos aparentemente apartados. «Solo en los 125 municipios de Antioquia se han registrado 14 037 apellidos», dijo Guberney Muñetón Santa, investigador del Instituto de Estudios Regionales —Iner— de la Universidad de Antioquia. Muñetón, en conjunto con Paula Andrea Hinestroza y Santiago Gómez Cardona, publicó en 2008 el estudio denominado Procesos poblacionales en Antioquia, Colombia, a partir de relaciones de parentesco intermunicipales. Allí los investigadores definen los apellidos como «rasgos culturales que se transmiten patri o matrilinealmente a través de un mecanismo vertical comparable a la transmisión genética». La morfología de los fenómenos sociales reside en el comportamiento humano; así que las características físicas no son lo único determinado por la genética, también lo son los rasgos culturales y los procesos poblacionales. Estos, precisamente, se pueden analizar mediante del método isonímico. En Antioquia, por ejemplo, el estudio permitió identificar que algunos de los municipios con índices de migración más altos son Yondó, El Bagre, Caucasia, Turbo y Apartadó. Es decir que ese fenómeno se concentra en las regiones del Bajo Cauca y Urabá. En cambio, hay menos migraciones en la zona del centro: Belmira, Giraldo, Granada, Buriticá y El Santuario, municipios con menor intercambio poblacional. El estudio de los apellidos se basó en 2 847 702 registros de todo el departamento, —exceptuando a Medellín—, recolectados en una encuesta realizada en 2004 por el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales
Según datos de la Registraduría Nacional, entre los apellidos más comunes en Colombia se encuentran:
Infografía: Víctor M. Aristizábal Giraldo
—Sisben—, con la que se buscaba determinar la afiliación de cada habitante del departamento al régimen de salud. Una de las principales conclusiones es que la consanguinidad genética es menor en los límites territoriales. «En los departamentos de Bolívar o Córdoba y en las fronteras con Antioquia hay un coeficiente muy alto de isonimia, es decir, menor consanguinidad genética, y con ello, la hipótesis de alta migración. En el sureste está el indicador más bajo: es allí donde se establecieron las poblaciones más antiguas y las más aisladas», destacó Muñetón Santa. Una coincidencia del estudio con la literatura histórica departamental de los siglos XIX y XX, es que sus hallazgos evidencian similitudes. Los grupos humanos del Valle de Aburrá y del llamado «Oriente cercano», fijaron la colonización antioqueña hacia el Suroeste, el Norte y el Nordeste. Los municipios del «Oriente lejano» no participaron en el proceso. Los intereses económicos de las poblaciones de Urabá, relacionados con el cultivo del banano y, en el Bajo Cauca, con la consolidación de la ganadería, motivan a que haya
varios desplazamientos desde el interior del departamento hacia Urabá y el Bajo Cauca. Por ello, las distancias entre los Fernández de Murindó y los de Guarne, no es tan abismal como pareciera; en sus raíces están no solo los entramados genealógicos que en algún punto coinciden, sino una cantidad de tendencias e historias que, al volverse masivas, caracterizan a una población. El método isonímico sirve para responder preguntas sobre los rumbos y desplazamientos humanos, pero también deja abierto un amplio espectro de investigaciones relacionadas con las ocupaciones territoriales y las causas de los desplazamientos. Cuando dos o más municipios se relacionan por la similitud de sus apellidos tiene que ver con los intercambios poblacionales o con un mismo origen para ambas poblaciones. Aunque la cercanía de los municipios es una variable que aparece constantemente en las migraciones, también se ve cómo algunos apellidos predominan en zonas distantes como prueba de un interés económico, social o político en la migración.
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N.º 687 · junio de 2019 · Universidad de Antioquia
Hace tres décadas, pese a su potencial productivo y adaptabilidad, el ganado BON casi había desaparecido en Colombia. Hoy, la raza criolla gana presencia en los hatos gracias al mejoramiento genético desarrollado por universitarios y varias instituciones.
SERGIO A. RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co
#INNOVACIÓNPARAELCAMPO
Operación orejinegros, genética para la conservación Todo estaba preparado en el recinto de la Asamblea Departamental de Antioquia para el acto conmemorativo. Había una invitada especial y los asistentes querían fotografías con ella. A su entrada, los flashes de las cámaras se combinaron con los aplausos: Ordenanza —la ternera de la raza blanco orejinegro, BON—, ya estaba en el recinto. Así fue como, el 25 julio de 2018, esta raza de ganado puro pasó a ser patrimonio genético de Antioquia, un reconocimiento por su potencial productivo y arraigo en la cultura campesina. La distinción fue resultado del trabajo que viene realizando la Universidad de Antioquia en la conservación de esa raza, que hasta hace unos 30 años contaba solo con unos 1000 ejemplares en el país. Este animal —pelo blanco, piel negra y particulares orejas oscuras— ha sido el foco de estudio del grupo de Genética, Mejoramiento y Modelación Animal —GaMMA—, cuyos investigadores trabajan en su mejoramiento genético, garantizando su conservación. Mario Fernando Cerón Muñoz, coordinador de Gamma, señaló que, con las condiciones ambientales de Colombia, la BON es una raza con buenas características para la producción. «El trabajo serio de mejoramiento genético, sin perder adaptación, permite tener animales altamente productivos y longevos», advirtió el profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias. ¿Por qué es importante esta raza en el campo colombiano? Su potencial productivo es muy amplio: sirve para leche, carne y su dócil manejo lo hace un excelente animal. Sin embargo, los especialistas coinciden en que la mayor ventaja del orejinegro está en su fácil reproducción y adaptación a diversas condiciones climáticas y geográficas, sobre todo en zonas montañosas, cafeteras y con pastos no tan productivos. Según Juan Fernando Toro Tobón, director del Centro de Investigación El Nus, —entidad de Agrosavia—, en Antioquia se cuenta con aproximadamente 9500 ejemplares de BON puros y 65 ganaderías que trabajan con la raza criolla. Al rescate
En el municipio de Gómez Plata —en el Norte antioqueño y a 90 kilómetros de Medellín—, está Vegas de la Clara, una de las tres fincas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Alma Máter de los antioqueños, donde se concentra un alto número de ganado BON. En 2018, por ejemplo, uno de los ejemplares de Vegas de la Clara fue reconocido como mejor reproductor del país, seleccionado entre 5651 machos de 37 ganaderías de Colombia. La Universidad cuenta con aproximadamente 100 animales. Según el profesor Cerón, la tarea de reproducción del BON implica necesariamente un trabajo conjunto entre instituciones, por eso la alianza con instituciones como la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria —Agrosavia—, lo que permite investigación de mayor impacto.
Julián Ramírez Toro, estudiante del doctorado en Ciencias Animales en la línea de genómica, e investigador máster de Agrosavia, destacó la sinergia con esa entidad, encargada de los recursos genéticos del país, «gracias a esto venimos trabajando en una plataforma de información productiva que permita tener una buena cantidad de información para hacer las evaluaciones genéticas».
Foto: cortesía Facultad de Ciencias Agrarias.
Criollos, a multiplicarse
La aparición de ganado blanco orejinegro en Colombia se dio durante el periodo de colonización, cuando se introdujo a la región y se propagó debido a su alta capacidad de adaptación. En Antioquia se establecieron hatos dedicados a su crianza, por ello es una de las zonas del país donde más se promueve su conservación. Pese a esto, la raza se había visto enfrentada a una drástica disminución, debido a la introducción de otras razas como la brahman, lo que generó nuevos sistemas de producción. Según el coordinador del grupo Gamma, el país está modificando sus paradigmas pues, «hace unos años el paradigma era mayor producción sin importar el impacto al ambiente. Ahora se está buscando una genética más adaptada a las condiciones ambientales», precisó Cerón. Allí es donde la raza BON cobra su importancia, por ser una raza adaptada, con buena producción tanto en tierra plana como en zona montañosa. La tarea pendiente está en la reproducción a través de programas de fomento para la transferencia de embriones e inseminación artificial, permitiendo democratizar la raza y expandirla.
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En medio de un santuario natural protegido, se planea la construcción de un puerto de aguas profundas para Colombia. La promesa del desarrollo económico, pone en riesgo a cientos de especies que integran un ecosistema único, el golfo de Tribugá.
JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co
#ESPECIALTRIBUGÁ
Tribugá: ¿el desarrollo que necesita la comunidad? Kilómetros de bosque húmedo tropical bordean el golfo de Tribugá. Foto: cortesía Expedición Tribugá - @felipemesafoto.
En el norte del Pacífico colombiano está la bahía de Tribugá, en uno de los nueve corregimientos del municipio de Nuquí, Chocó. El nombre de ese lugar excepcional, vecino de la ensenada de Utría —donde cada año nacen ballenas jorobadas—, pasó en los últimos meses de ser un paraíso poco conocido, a figurar en los titulares de prensa y la agenda política. El artículo 78 del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 parece darle luz verde a la construcción, allí, de un puerto de aguas profundas. El proyecto, sin embargo, no es nuevo. Desde hace varias décadas los profetas de desarrollo económico pusieron la lupa sobre la región. El puerto, tal como se ha planteado, comprendería muelles de 3600 metros de longitud y una profundidad entre los 15 y 20 metros, para embarcaciones de hasta 200 000 toneladas; además de una zona franca y vías de conexión con el Eje Cafetero. «No es gratuito que un proyecto como este haya sido incluido en el Plan de Desarrollo. Es parte del modelo de economía extractivista vigente desde la Colonia hasta nuestros días», advirtió el doctor en Antropología y docente de la Universidad de Antioquia, Sneider Rojas Mora. De acuerdo con Rojas, un proyecto de esta envergadura transformaría las dinámicas sociales de la zona y generaría otras nuevas, producto de las migraciones de quienes lleguen Cronología del proyecto de un puerto en Tribugá
1953 Gustavo Rojas Pinilla, presidente de la época, definió la necesidad de un segundo puerto para el Pacífico colombiano, alterno al de Buenaventura.
atraídos por las oportunidades laborales y de quienes salgan expulsados por el impacto ambiental, el cambio de las actividades económicas y los cambios en la tenencia de la tierra. Para el alcalde de Nuquí, Everto López Perea, hacer un puerto merece un «análisis profundo» del impacto ambiental y en la economía del turismo. De 20 000 turistas que al año visitan Nuquí, el 40 % son extranjeros, según dijo López. «Estos proyectos no se deben hacer sin consultar a las comunidades y desde Bogotá, porque de lo contrario son procesos fallidos. Colombia no tiene un puerto que pueda ser un buen referente. Buenaventura es un desastre, y Cartagena y Tumaco tienen graves problemas». En noviembre del 2018 las comunidades de Nuquí se pronunciaron. Mediante un comunicado expresaron que el proyecto va en contravía de visiones étnicas y territoriales sobre el bienestar y el desarrollo, que se basan en la conservación del patrimonio biocultural y en estilos de vida tradicionales. «Cualquier decisión en torno a la construcción del puerto —advirtió el comunicado— debe aprender de la experiencia de planeación previa en el Pacífico colombiano, incluyendo la construcción del puerto de Buenaventura. Este, más que haber favorecido la vida de sus habitantes en el territorio, y haber fortalecido la presencia y acción del Estado social de derecho, ha generado
desigualdad, pobreza y destrucción ambiental en el Pacífico». David Murillo, integrante de Dejusticia, centro de estudios jurídicos y sociales, señaló en su columna Tribugá: ¿Puerto para qué y para quién? —publicada el 14 de mayo en El Espectador— que es una falacia asegurar que el proyecto va a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del Chocó, que no habrá daño ambiental y que es necesario un nuevo puerto en la costa del Pacífico. «Según cifras compartidas por el Fondo Mundial para la Naturaleza, —WWF—, realizar un segundo puerto en el Pacífico no tiene fundamento por las siguientes razones: (i) Los puertos de Colombia están subutilizados, solo se usan en un 45 %, y además tienen capacidad para crecer; (ii) sería más costoso construir un nuevo puerto en Tribugá —estimado en alrededor de 3 billones de pesos— que mejorar el puerto de Buenaventura —estimado en 1.6 billones de pesos aproximadamente—». Según el alcalde de Nuquí, hay debilidad en la socialización del proyecto con las comunidades y en el municipio las opiniones están divididas. Muchos no quieren el puerto, y mucho menos la carretera. Para López Perea, sería más viable la opción de la vía férrea, que permitiría controlar el acceso y traer más turistas, «la carretera sería desastrosa», afirmó.
1989
1990-1992
Se realizaron reuniones en Bahía Solano con políticos del Chocó y Caldas para construir un nuevo puerto.
Se realizaron estudios para la identificación de posibles zonas de desarrollo portuario en el Pacífico. El proyecto quedó incluido en el Consejo Nacional de Política Económica y Social del país.
1993 Se definió a Tribugá como un posible lugar para la construcción del puerto.
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NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co
#ESPECIALTRIBUGÁ
¿Sacrificar un santuario natural por un puerto? Tribugá alberga cerca de 2700 hectáreas de manglares
de ocho especies diferentes, en los que viven aves, anfibios, reptiles, crustáceos, moluscos, mamíferos y peces. Este lugar es el de mayor concentración de mangles en el Pacífico, pues confluyen en él bosques intermareales, es decir, franjas muy estrechas en las que se unen el mar y el bosque terrestre. En los últimos meses, la posible construcción de un puerto en esta zona de confluencia de la selva tropical chocoana con el mar, ha generado un encendido debate nacional. Quienes promueven el megaproyecto como un núcleo de desarrollo económico para el país, se encontraron frente a frente con las voces que aseguran que la obra no solo arrasaría con los estuarios costeros y arrecifes, sino que la construcción de dos carreteras para llegar allí desde Pereira y Nuquí, también generaría graves daños a la serranía del Baudó. «Un puerto en Tribugá no solo afecta la biodiversidad de la zona, sino que amenaza el equilibrio ecosistémico de toda la costa del Chocó», advirtió Juan Felipe Blanco Libreros, biólogo, profesor e investigador de la Universidad de Antioquia. A esta zona del norte del Pacífico chocoano corresponden 45 300 hectáreas del Parque Nacional Utría y unas 60 000 hectáreas del Distrito Regional de Manejo Integrado —DRMI—, es decir, un área protegida que custodian Codechocó y el Consejo Comunitario General Los Riscales. Dadas sus particularidades ambientales, geográficas, ecológicas y culturales, se han priorizado cerca de 114 300 hectáreas para la conservación de arrecifes de coral, litorales rocosos, playas y acantilados para la conservación de la vida silvestre.
Una región única
Los investigadores de la Universidad de Antioquia —y de otras universidades y centros de investigación— que se han acercado
Infografía: Mónica Valencia Arismendy.
Ballena jorobada cerca al Parque Nacion
2006
2008
Se creó la sociedad Arquímedes S. A. como promotora del proyecto, conformada por entes descentralizados, municipios de Risaralda, Caldas y Chocó, las cámaras de comercio de Manizales, Pereira, Chocó y Cartago, universidades y empresas privadas de Antioquia, Chocó y el Eje Cafetero.
Las comunidades buscaron ante el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible alternativas de protección para la riqueza ambiental de su territorio. Ese mismo año, Invemar señaló que los costos medioambientales del proyecto no justifican su construcción.
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nal Utría. Foto: cortesía Esteban Duque.
al golfo de Tribugá desde diversas áreas del conocimiento coinciden en una idea: lo que ya se conoce de la biodiversidad de la zona es menor que lo que se desconoce. En el caso de los mangles, esta zona del Pacífico es fuente de esperanza ante los efectos del calentamiento atmosférico y la erosión costera, «las excesivas emisiones de CO2 pueden ser compensadas por el crecimiento de los manglares, que por estar en el medio costero, no solo obtienen su materia prima de la vegetación sobre el suelo, sino de la que se conserva en su sistema radicular. Colombia es un reservorio de carbonos bajo el suelo», explicó Blanco Libreros. Tener un puerto sobre esta zona significa la remoción de cerca de 900 hectáreas de mangle, incluyendo el piñuelo —Pelliciera rhizophorae—, única especie nativa de las Américas, cuyo entramado de raíces deriva en una flor blanca o de tonalidades claras, tan exótica como frágil. «La cantidad de bosque que debe removerse para generar un puerto marítimo, no podrá recuperarse; ni siquiera intentando compensaciones. Además, la erosión costera no podría detenerse», contó Blanco Libreros, quien enfatizó en el valor del carbono como uno de los elementos más importantes de un mundo con ciudades en las que escasea el aire. El megaproyecto plantea dos fases. En la de construcción se afectarían las especies animales y vegetales de la zona. En la de operación, animales como las ballenas jorobadas, que llegan allí al proceso de parto, podrían morir a causa de los derrames de petróleo y otros contaminantes, o por efecto de las embarcaciones cargadas con miles de toneladas, que naturalmente entrarán a la zona. Las especies de la selva chocoana también corren riesgo, pues la construcción del puerto estará ligada a un sistema de carreteras para entrada y salida de mercancía, a través de la ruta Nuquí-Las Ánimas, para la cual deberán tumbarse cerca de 200 kilómetros de selva húmeda tropical, que alberga diferentes especies de anfibios, reptiles y aves, algunas amenazadas como el perrito venadero, el oso hormiguero y el águila arpía.
Desde el punto de vista botánico, en el Herbario de la Universidad de Antioquia se están estudiando 165 muestras de la vegetación de la zona, de las cuales ya se han determinado varias especies nuevas de plantas costáceas, heliconias, bromelias, magnolios y samias. Saúl Hoyos Gómez, investigador de la Universidad de Antioquia, quien acompañó el proyecto documental Expedición Tribugá, de las universidades CES y Pontificia Bolivariana, sintetizó que la construcción de este puerto es solo una manifestación de la tendencia de muchos colombianos a desconocer su verdadera riqueza: «Estamos perdiendo el país y Tribugá —quizás la zona más biodiversa de Colombia— sería la continuación de ello».
Cuna de ballenas
Alrededor de 3000 ballenas jorobadas, de las 13 000 que integran la población del Pacífico sudeste, pasan por el golfo de Tribugá anualmente para dar a luz a sus crías. No es que elijan el lugar por azar, su alta sensibilidad ante los sonidos y la exploración de lugares seguros para sus pequeñas crías determinan la decisión de tener a estas costas como lugar preferido para alumbrar a sus bebés. «La temperatura del agua y la seguridad que ofrece la geografía de las bahías de Tribugá reúne las condiciones óptimas para que los ballenatos nazcan sin tener que luchar con corrientes de agua agresivas», explicó Esteban Duque Mesa, biólogo de la Universidad de Antioquia, quien ha dedicado su vida académica a investigar sobre las ballenas. La búsqueda de espacios con baja contaminación auditiva es otro de los indicativos de armonía que causan los desplazamientos de estas ballenas jorobadas. El concepto de calidad de vida de las personas de Tribugá, guardianes de estos ecosistemas, es diferente al del habitante de la ciudad. Las comunidades costeras son conscientes de la riqueza de sus tierras y, en algunos casos, han generado un turismo sostenible. En palabras de Duque Mesa: «Es muy forzado creer que por entregar dinero a una persona va a mejorar su calidad de vida. Si las ballenas no vuelven se afectarían los ingresos de muchas familias cuya economía se ha basado en llevar a los turistas a verlas».
2014
Abril del 2017
Noviembre del 2018
Mayo del 2019
Se aprobó la creación del Distrito Regional de Manejo Integrado, DRMI, golfo de Tribugá-cabo Corrientes, gracias a la iniciativa de organizaciones independientes y consejos comunitarios para tener esta figura de protección ambiental que permite darle un uso sostenible al territorio.
La Agencia Nacional de Infraestructura se pronunció negativamente sobre la concesión, advirtiendo que no existían vías que conectaran esa zona del país con el interior.
Las comunidades de Nuquí expusieron que no quieren el proyecto durante el foro de Diálogos en torno al puerto de Tribugá, en el que participaron consejos comunitarios, mujeres, comunidades negras, cabildos indígenas, hoteleros, investigadores, pescadores, corporaciones, entre otros.
Se aprobó el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2020 que establece, en el artículo 78, la prioridad que tiene el desarrollo de la infraestructura portuaria para el Gobierno nacional.
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PEDRO LEÓN CORREA OCHOA Periodista leon.correa@udea.edu.co
#ESPECIALTRIBUGÁ
El desarrollo regional arribaría en forma de puerto El 28
de mayo de 2019 se realizó una audiencia pública sobre el puerto de Tribugá. Al Congreso de la República llegaron promotores del proyecto, representantes del Gobierno nacional, gobernantes chocoanos, parlamentarios y representantes de entidades y organizaciones que advierten las afectaciones que podría traer el puerto. William Naranjo, presidente de Arquímedes —sociedad promotora de la construcción del puerto en Tribugá—, explicó allí que la proyección de este puerto es de vieja data, desde que, en 1953, Gustavo Rojas Pinilla contrató con el almirantazgo británico estudios sobre el Pacífio colombiano. Olga Lucía Ramírez, directora de infraestructura del Ministerio de Transporte, señaló que no se puede olvidar el contexto histórico y advirtió que el recién aprobado Plan Nacional Desarrollo 2018-2022 —PND—, retomó lo planteado en los documentos del Consejo Nacional de Política Económica y Social —Conpes— de 2007, 2009 y 2013, que bajo una «Política portuaria para un país más moderno», ya venían impulsando una zona portuaria en el Pacífico norte. Ramírez explicó que el Gobierno actual acogió en su planeación esa política, que, resaltó, «viene de gobiernos anteriores». Las críticas sobre la luz verde que el PND parece darle a la construcción del puerto de Tribugá, se basan en el artículo 78, que se refiere a «concesiones portuarias sobre nuevos emplazamientos» y el «desarrollo de toda la infraestructura complementaria de accesos marítimos y terrestres». El artículo 78 quedó en el articulado aprobado por el Congreso el 2 de mayo. Sin embargo,
Foto: cortesía Ana María Gallo Benítez.
el PND está compuesto, además del articulado, por un documento base y el Plan Plurianual de Inversión —PPI—. Ni en el articulado ni en las bases se hace mención directa a Tribugá, pero en la primera versión del PPI, entregada en marzo por el Gobierno al Congreso para su debate, uno de los proyectos priorizado para Chocó hacía referencia textual a la «construcción del puerto multipropósito de Tribugá». Sin embargo, dado el debate generado, en la versión que fue aprobada el proyecto quedó nombrado como «Puerto de aguas profundas en el Pacífico Norte». Pese a esos ajustes, lo cierto es que con anterioridad el presidente Duque había manifestado la importancia que para su Gobierno tiene el puerto. «No descansaré hasta ver el corredor de Ánimas–Nuquí conectarnos con el anhelado puerto de Tribugá», publicó en su twitter el 17 de mayo del 2018, cuando aún era candidato. Ya como presidente, en el Taller Construyendo País de Quibdó, el 3 de noviembre del 2018, reiteró que «Tribugá es una de las grandes proyecciones portuarias, pero su éxito depende de la conectividad vial». Señaló también que, «en el contexto de las necesidades del departamento, el futuro de la competitividad chocoana, el futuro de la conexión del Eje Cafetero con el Pacífico con oportunidades portuarias, va a pasar sin duda por Tribugá». Precisamente, la integración regional entre Chocó y el Eje Cafetero ha sido uno de los argumentos a favor del puerto. Con ese propósito se creó, en 2006, Arquímedes, la sociedad de economía mixta promotora del proyecto,
constituida con un capital de 38 accionistas, 46 % del sector público y 54 % del privado. A esta pertenecen actualmente las gobernaciones de Chocó, Caldas y Risaralda, algunas alcaldías y varias cámaras de comercio de la región. «Del proyecto también hace parte la Sociedad Tribugá, que recoge a sociedad civil de Nuquí, Quibdó y de otros municipios —explicó durante la audiencia pública el gerente de Arquímedes, William Naranjo—. No solo reunimos entidades públicas, privadas y gremiales, sino a la sociedad de a pie; el municipio de Nuquí no solo es socio, sino que también lo son sus ciudadanos». Desde su creación, Arquímedes ha expuesto que la construcción de este puerto generaría importantes beneficios para Colombia, entre ellos mejores relaciones comerciales con mercados de Asia, la Costa Oeste de los Estados Unidos y Canadá; el fortalecimiento de la presencia en la cuenca del Pacífico y un puerto de aguas profundas más cercano al canal de Panamá. Las regiones más beneficiadas serían Antioquia y el Eje Cafetero, que, a diferencia del Valle del Cauca, Tolima y Cundinamarca, hoy tienen que recorrer más kilómetros para llevar y traer mercancías del puerto de Buenaventura. Un puerto en Tribugá acortaría distancia y bajaría el costo de los fletes. Por ahora, el pulso entre quienes temen un ecocidio y quienes ven en el puerto una oportunidad de desarrollo económico y regional, está dado. Habrá que esperar el desenlace del paso siguiente: el análisis de los estudios de impacto ambiental que deberá hacer, con lupa, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales —Anla—.
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Una urgencia psiquiátrica de un niño o un adolescente no solo exige cuidados y decisiones rápidas de sus padres. También representa un reto para el profesional de la salud que haga la valoración primaria en el servicio de urgencias.
JUAN DIEGO RESTREPO TORO Periodista juan.restrepo16@udea.edu.co
#SALUDINFANTIL
Padres y personal de salud: ¡ojo con las urgencias psiquiátricas en niños!
Foto: Zhen-hu / Unsplash
Una fuerte
caída y los gritos de dolor son, sin duda, razones suficientes para que un padre lleve a su hijo pequeño a urgencias. ¿Qué hacer, en cambio, cuando la dolencia no es por una fractura y el niño parece tener un serio trastorno en su comportamiento? Según la Encuesta Nacional de Salud Mental —ENSM— de 2015, el 48.1 % de los cuidadores de niños entre 7 y 11 años consultados manifestó haber solicitado en los últimos 12 meses atención en salud para problemas mentales de los pequeños. En el caso de los adolescentes, la cifra es de 35.2 %. Los datos, si bien no discriminan la atención por urgencias, sí evidencian el gran reto que representa hoy en el país la salud mental de niños y adolescentes. «La prevención es primordial», indicó el médico psiquiatra Hernán Darío Giraldo Castro, para quien es clave que los padres o cuidadores conozcan a sus niños, hablen con ellos, detecten cambios, busquen ayuda preventiva y, cuando se presente una urgencia, consulten rápidamente, porque no hacer nada conlleva a que los problemas se complejicen. Los niños y los adolescentes no buscan ayuda por si mismos y sufren en silencio. Estar atentos a señales sutiles y cambios permite identificar el riesgo. «Un niño está enfermo por una mezcla de condiciones biológicas, ambientales y sociales. Cuando alguien está perdiendo su potencial para ser feliz, su familia sufre. Y aunque la salud mental es esa búsqueda, la felicidad absoluta no existe», agregó Giraldo, especialista en
niños y adolescentes, e integrante del Centro de Investigaciones del Hospital Mental de Antioquia. El intento de suicidio es una de las consultas psiquiátricas más frecuentes en esta población. En las edades extremas —niñez, adolescencia y vejez—, hay mayor riesgo de que el suicidio se realice efectivamente. «Minimizar los síntomas va a posibilitar que se lleve a cabo el acto. Es tan grave en el niño que tomó el impulso porque le dio rabia en medio de una situación puntual, como en el niño que venía evaluando la posibilidad de suicidarse desde hace algún tiempo», señaló Giraldo. Según la ENSM, «la proporción de adolescentes que han intentado suicidarse con respecto a quienes han pensado en hacerlo es del 37.6 %». Los cuadros psicóticos son también una causa para ir al servicio de urgencias. Se dan cuando los pequeños se desconectan de la realidad, tienen delirios o perciben imágenes, sonidos y olores que no están presentes; lo que va unido a un cambio en el comportamiento diario. Otro motivo frecuente son los episodios de agitación psicomotora, que es cuando un paciente pierde el control de sus actos y puede ponerse agresivo contra sí mismo o los demás. Este y otros motivos de consulta pueden requerir de un manejo combinado entre el psiquiatra, el médico general y otros especialistas. Según Luis Conrado Federico Velásquez, médico especialista en Medicina de Urgencias, el personal de salud debe apegarse al protocolo
El Hospital Mental de Antioquia y la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia realizaron, el 6 y 7 de junio del 2019, el primer Congreso de Cuidado al Paciente con Trastorno Psiquiátrico. Además de profundizar sobre las urgencias psiquiátricas infantiles y del adolescente, se trataron temas como el modelo de atención y telepsiquiatría, el abordaje terapéutico de trastornos de ansiedad y la salud mental de la población víctima de violencia política. de selección y clasificación de pacientes, triaje, para definir las necesidades terapéuticas y la atención que necesitan. En este caso, tal vez una fractura podría dar un poco más de espera que una crisis de pánico. El problema es que algunos profesionales menosprecian a la salud mental, les genera temor o resistencia, y tratan a los pacientes como si estuvieran «haciendo un show», cuando en realidad estos y sus familias pasan por un mal momento. Para Hernán Darío Giraldo, «es como si la salud mental fuera la cenicienta en la clasificación general de las enfermedades, pues no es la mejor entendida en los servicios generales». Sin embargo, advirtió que sí lo es en los servicios psiquiátricos, donde no solo hay psiquiatras, sino también sicólogos y enfermeros con conocimientos específicos para atender este tipo de eventos.
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El 12.7 % de las colombianas sienten que no les alcanza el tiempo, frente a un 8.1 % de los hombres con la misma percepción. La Encuesta nacional de uso del tiempo evidenció la urgencia de políticas para estimular la corresponsabilidad con las labores domésticas.
GRUPO DE ESTUDIOS REGIONALES* Facultad de Ciencias Económicas ger@udea.edu.co
#ANÁLISIS
Mujeres, ¿lejos de estar desocupadas? ¿A qué
dedica el tiempo libre?, ¿tiene suficiente tiempo para realizar sus actividades cotidianas?, ¿cuántas horas al día dedica al ámbito laboral?, ¿cuántas al deporte?, ¿cuánto tiempo dedica a las labores del hogar? Estas preguntas, aparentemente cotidianas, no solo competen a las personas, sino también a los gobiernos. De acuerdo con el Banco Mundial, en el día a día un individuo puede dedicar su tiempo a trabajos remunerados, trabajos no remunerados y a actividades de ocio o autocuidado. El uso del tiempo en diferentes actividades, especialmente en aquellas que no son remuneradas, como las labores domésticas y de cuidados —a hijos u otras personas del núcleo familiar—, están bajo la lupa de las políticas públicas y su aporte al desarrollo económico del país. En la última Encuesta nacional del uso del tiempo —Enut—, realizada por el Dane en el año 2016, queda en evidencia que las mujeres soportan una carga total de trabajo diario superior a los hombres, no solo por ser quienes generalmente llevan a cabo las labores domésticas y de cuidados personales en el hogar, sino porque cada vez ingresan más mujeres al mercado laboral. Adicionalmente, la encuesta muestra que las mujeres en Colombia son las que más sufren de pobreza del tiempo, es decir, la insuficiencia de tiempo que perciben a la hora de llevar a
cabo todas sus actividades cotidianas. Por lo tanto, los estudios del uso del tiempo pueden dar una pista adicional sobre la desigualdad de género en cuanto a la corresponsabilidad con las labores de cuidado y del hogar.
Ni estimado ni remunerado
La valoración del trabajo no remunerado llevado a cabo al interior de los hogares permite realizar una medida más precisa de lo que produce una sociedad, debido a que históricamente este tipo de actividades han sido excluidas de las mediciones de la producción nacional. Incorporar el aporte de las actividades del cuidado deriva en una mayor comprensión de las dinámicas económicas, y aporta a un mejor análisis macroeconómico del país. Así mismo, el uso del tiempo en actividades no remuneradas visibiliza el aporte de las mujeres a la economía, lo que permite profundizar en la discusión sobre la participación de ellas en el desarrollo económico y social. En este sentido, diferentes esfuerzos a nivel nacional e internacional se han materializado para obtener una mayor y mejor información acerca de las actividades que realizan las personas en su día a día. Los objetivos de desarrollo sostenible —ODS—, por ejemplo, constituyen un esfuerzo internacional en esta materia. El objetivo cinco, que se concentra en «la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres
La Ley 1413 de 2010, la cual regula la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales, adopta los siguientes significados: Economía del cuidado: hace referencia al trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado. Esta categoría de trabajo es de fundamental importancia económica en una sociedad. Trabajo de hogar no remunerado: servicios domésticos, personales y de cuidados generados y consumidos dentro del propio hogar, por los que no se percibe retribución económica directa.
y las niñas», ha establecido la importancia de monitorear información relevante del uso del tiempo de los individuos en todos los países. De hecho, uno de sus indicadores establece la necesidad de mostrar la «proporción de tiempo dedicado a quehaceres domésticos y cuidados no remunerados, desglosada por sexo, edad y ubicación», lo que ha dado a los países una hoja de ruta para llevar a cabo diversos esfuerzos en pro de la equidad. En esta materia, Colombia ha suscrito diferentes compromisos que se ven reflejados en disposiciones normativas. Por ejemplo, la Ley 1413 de 2010 tiene como fin incluir información correspondiente a la economía del cuidado dentro del sistema de cuentas nacionales, con la intención de visibilizar la contribución de las mujeres en el desarrollo económico y social del país; así mismo, como insumo fundamental para la implementación de las políticas públicas. Derivado de estas normativas se estableció la necesidad de realizar una medición que recogiera la información más relevante sobre las actividades remuneradas y no remuneradas en la economía; por la cual nació en Colombia la Enut, realizada por el Dane en los periodos 2012-2013 y 2016-2017. En este sentido, es de resaltar que Colombia ha hecho un esfuerzo valioso al llevar a cabo dicha medición con una periodicidad más frecuente
La misma Ley considera como actividades de trabajo de hogar y de cuidado no remunerado, entre otras, las siguientes: Organización, distribución y supervisión de tareas domésticas. Preparación de alimentos. Limpieza y mantenimiento de vivienda y enseres. Limpieza y mantenimiento del vestido. Cuidado, formación e instrucción de los niños (traslado al colegio y ayuda al desarrollo de tareas escolares). El cuidado de ancianos y enfermos. Realizar las compras, pagos o trámites relacionados con el hogar. Reparaciones al interior del hogar. Servicios a la comunidad y ayudas no pagadas a otros hogares de parientes, amigos y vecinos.
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respecto a otros países de la región, e incluso países europeos, lo que ha dado información más actualizada en la materia.
El uso del tiempo de las mujeres colombianas
La Enut, que indaga por las actividades cotidianas de un individuo, recopila información relacionada con las condiciones sociales de la población y aspectos económicos. Así mismo, recolecta información sobre la fuerza laboral, dentro de la cual se incluyen actividades del hogar, especialmente aquellas realizadas por mujeres. Esta encuesta contó con una cobertura nacional de 44 999 hogares, ubicados en el total de cabeceras municipales, el total de centros poblados y las zonas rurales dispersas. No obstante, el Dane reporta estadísticas agregadas según grandes regiones y ciudades capitales: Caribe, Central, Oriental, Pacífica y San Andrés, y Bogotá. Los resultados nacionales de esta encuesta muestran los vínculos existentes entre aspectos como la pobreza del tiempo y la pobreza monetaria; así como el requerimiento de nuevas estadísticas para el mercado laboral. En efecto, la encuesta expone la desigualdad entre hombres y mujeres en el tiempo que dedican a actividades de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Esa desigualdad en la carga de trabajo afecta gravemente a la autonomía económica de las mujeres al impedir su incursión en el mercado laboral, reducir su capacidad de generar ingresos
y participar en el sistema de seguridad social; lo cual está fuertemente vinculado con la formalidad del empleo en el país (Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2018b). Los resultados de la Enut muestran que la distribución del uso del tiempo de un individuo en una u otra actividad tiene implicaciones sociales y económicas; así como que las estructuras culturales y los roles de género hacen que haya una diferencia sustancial entre ambos a la hora de realizar ciertas actividades de manera remunerada o no remunerada. Adicional a esto, debido a que son las mujeres quienes generalmente llevan a cabo las actividades del cuidado, esto representa un costo de oportunidad en cuanto a tiempo y energía, repercutiendo directamente en la reducción de oportunidades laborales. En conclusión, este tipo de encuestas muestran la disparidad en la distribución del tiempo entre hombres y mujeres y expone la importancia de la corresponsabilidad con las labores domésticas y del cuidado al interior del hogar, lo que entrega una hoja de ruta para el diseño de políticas públicas que apunten al cierre de brechas de inequidad de género, y visibilicen el trabajo no remunerado como la base del funcionamiento del sistema económico en cuanto a la reproducción de la fuerza de trabajo y su relevancia sobre el bienestar económico y social del país. *Análisis de las docentes e investigadoras Alejandra Restrepo Areiza, Ángela Milena Rojas Rivera, Liliana Gallego Duque y Yady Barrero Amortegui, integrantes de la línea de análisis económico de género en el grupo de investigación GER, de la Facultad de Ciencias Económicas.
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Gloria Moncayo Gámez, investigadora de la Universidad de Antioquia, adelanta un estudio pionero sobre cómo la gravedad de la Luna y el Sol inciden en las mareas y estas, a su vez, en la actividad sísmica en Colombia y la costa occidental de Suramérica.
NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co
#UDEACIENCIA
Mareas lunisolares, facilitadoras astronómicas de sismos Los sismos aparecen de pronto. Las paredes crujen, las lám-
principales hallazgos de este estudio es que existen anomalías de correlación entre las mareas y la sismicidad en zonas de clústeres de sismos intermedios-profundos, lo que sugiere mayor actividad sísmica en algunos momentos del mes. «Colombia tiene unas zonas de gran amenaza por estar ubicada geográficamente en el Cinturón de Fuego del Pacífico, en el que convergen tres placas: la de Nazca, la de Suramérica y la del Caribe, que generan gran actividad tectónica», explicó Moncayo Gámez, quien para este trabajo analizó cerca de 167 000 registros de la Red Sismológica Nacional de Colombia, que contienen datos sobre los movimientos que se han dado en territorio nacional en los últimos 24 años. Los datos fueron analizados a través de la plataforma tQuakes, creada por los investigadores a partir de varios programas computacionales para calcular la relación mareas-movimientos telúricos. «Esta herramienta nos permitió observar en detalle cuáles fueron los desplazamientos de la roca producidos por las mareas lunisolares a determinada hora en determinado lugar», explicó Zuluaga, también profesor de la Alma Máter de los antioqueños. Los cuerpos sólidos de nuestro sistema solar podrían tener movimientos internos e incluso temblores de diversa índole y magnitud. Este es un campo de estudio interesante pero poco abordado. Sobre la actividad sísmica de otros cuerpos celestes se tienen datos de movimientos telúricos en la Luna, registrados durante unos pocos años a partir de instrumentos que dejaron los astronautas que estuvieron en las misiones Apollo y, recientemente, se registró el primer movimiento sísmico en Marte. El estudio de estos investigadores colombianos aborda el contexto local y es extensivo a la costa occidental de Suramérica, sin embargo, las investigaciones que se han dado en otros países sugieren que la influencia de las mareas como facilitadoras de sismos es un fenómeno global.
paras se mueven, las alarmas se encienden y los gritos ensordecen. Salvar la vida no da tiempo para cuestionarse en detalle qué es lo que ocurre bajo nuestros pies, en las profundidades de la Tierra. Lo cierto es que esos tambaleos no solo son causados por las fuerzas internas del planeta, en ellos podría estar implicada también la gravedad que la Luna y el Sol ejercen sobre la Tierra. Estas fuerzas son, en gran parte, responsables del fenómeno de las mareas, que no solo se presenta en los océanos y cuerpos de agua, sino también en la parte sólida de la Tierra —conocidas como mareas terrestres—. Esa relación, aunque no los genera, podría facilitar el desencadenamiento de los temblores. Es una cadena de eventos. Primero la Luna impulsa las mareas terrestres, y estas, a su vez, inciden levemente en los desplazamientos de las rocas cercanas a las zonas de falla, haciendo que se compriman o separen. Con ello, se genera una leve presión que puede desencadenar los movimientos telúricos, cuya principal causa es la liberación de energía acumulada. «El 70 % de los temblores se originan en la corteza terrestre y tienen un carácter superficial. Existen, además, eventos intermedios-profundos —que ocurren entre 70 a 300 kilómetros de profundidad— y eventos profundos —entre 300 y 700 kilómetros de profundidad—», explicó Gloria Moncayo Gámez, investigadora principal del Estudio del efecto de las mareas en la actividad sísmica en Colombia, extensivo a la costa occidental de Suramérica. La investigadora y estudiante del doctorado en Física de la Universidad de Antioquia, advirtió que en Colombia se encuentran dos zonas con eventos intermedios-profundos: el nido sísmico de Bucaramanga y el clúster del Cauca. Casi un 16 % de los eventos intermedios—profundos en el nido de Bucaramanga, en Mesa de los Santos, podrían desencadenarse por mareas cerca al momento del perigeo, es decir, del momento de mayor cercanía de la Luna. ¿Qué es exactamente una marea? Son oscilaciones de los líquidos y sólidos terrestres que se generan principalmente por la gravedad que el Sol y la Luna ejercen. Según la fase lunar, hay «mareas vivas», que se dan entre las fases de luna llena y luna nueva; y «mareas muertas», que se dan en cuarto creciente y cuarto menguante. Este es el primer análisis de dicha índole desarrollado en el país y constituye la investigación doctoral de Moncayo Gámez, con el acompañamiento de los profesores Jorge Iván Zuluaga Callejas, asesor, y Gaspar Monsalve Mejía, coasesor. Uno de los Estructura interna de la tierra y mareas. Ilustración: cortesía Eliana Calvachi Hernández.
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La segunda edición del Atlas de Parasitología compila fotografías de casos reales y descripciones del ciclo de vida, además aporta información para mejorar los diagnósticos relacionados con 35 especies que generan enfermedades en los humanos.
ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co
#UDEACIENCIA
Un atlas para mejorar los diagnósticos de enfermedades parasitarias «Mirar a
través del lente del microscopio es una fortuna, una experiencia única. Es entender, por ejemplo, cómo la ameba va moviéndose, observar las formas de las larvas, los colores que son de otro mundo. Cuando encontrábamos una muestra con el parásito ideal, decíamos: ¡esto es para el libro!». Así detalló la profesora Martha Nelly Montoya Palacio, que fue como se realizó la segunda edición del Atlas de Parasitología, un producto editorial al que se consagró durante más de un año, acompañada por los investigadores Sonia del Pilar Agudelo López y Víctor Alfonso Gómez Calderin. Los tres se han desempeñado como investigadores y docentes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. El Atlas de Parasitología referencia parásitos intestinales obtenidos de las muestras fecales recogidas de estudios coprológicos, así como de pruebas sanguíneas con presencia de parásitos tisulares —aquellos que se hospedan en los tejidos—. Estos exámenes se realizaron en pacientes
microfotografía toma más tiempo que un registro fotográfico normal, equipos diferentes y mucha paciencia para encontrar el mejor momento del parásito». Para ambos investigadores, un plus de este trabajo es, precisamente, la calidad e imágenes de organismos obtenidos de las muestras de pacientes reales, con un banco fotográfico propio que —a diferencia de otros textos similares publicados en el país—, ilustra sobre los ciclos de vida de los parásitos y los posibles orígenes o fuentes de contagio. Esta condición, sin duda, es muy importante para que los organismos de prevención y control de salud atiendan las enfermedades parasitarias. Hasta el 2015, se consideraba a Colombia entre los 17 países con mayor número de niños en edad preescolar y escolar en riesgo de infección, según el estudio Estimación de la prevalencia de parásitos intestinales en niños de dos comunidades colombianas, publicado en el mismo año por la revista Biosalud. La segunda edición del Atlas de Parasitología está disponible para ser consultada en otros países de América Latina, donde circula a través de la Corporación para Investigaciones Biológicas, CIB, encargada de la edición. De acuerdo con Gómez Calderin, «el atlas acompaña el trabajo diagnóstico en zonas rurales, donde no hay cómo corroborar lo que se ve a través del lente del microscopio». Y agregó también que, ante todo, «es un mecanismo para corregir el error del diagnóstico en el laboratorio, porque el médico se basa en los resultados de los exámenes y quien ve en el microscopio debe generar un reporte seguro. Es educar el ojo para hacer diagnósticos precisos».
En la segunda edición del Atlas de Parasitología, los investigadores incluyeron parásitos que van en aumento en el universo microscópico, entre ellos:
Microsporidio
Aunque este microorganismo se incluyó también en la primera edición —publicada en 2011— se destaca como un ejemplo para observar por ser extremadamente pequeño y difícil de detectar, tanto que en el microscopio requiere un aumento de mil veces. Este parásito es común en pacientes con sida, a quienes produce diarreas crónicas y, antes de esta asociación con la enfermedad, se detectó en insectos y en otras especies animales, pero no en humanos. Hasta 2009 eran considerados parásitos y, gracias a la biología molecular, se clasificó como parte del grupo especial de hongos. Sin embargo, en los libros de micología o dedicados al estudio de esta tipología, que produce enfermedades en humanos, no siempre se tocan estos temas.
Dipylidium caninum
Huevo de Trichuris trichiura, conocido como Tricocéfalo. Habita en el intestino grueso. Imagen: cortesía Atlas de Parasitología.
atendidos tanto en el Laboratorio de parasitología de la Facultad de Medicina, como en el Alto Baudó y en zonas rurales de Urabá, entre otros lugares del país. Tener «listas para la foto» a 35 especies de parásitos intestinales y tisulares es complejo. «En el microscopio todo se ve precioso —comentó Gómez Calderin—, lo difícil es la calidad de la microfoto, pues hacer una
Escolex de Taenia solium, comúnmente llamada "la solitaria”. Puede medir hasta 8 metros y vive en el intestino delgado. Imagen: cortesía Atlas de Parasitología.
Ascaris lumbricoides (gusano hembra), comúnmente llamada lombriz intestinal. Se encuentran en el intestino delgado. Imagen: cortesía Atlas de Parasitología.
Esta especie de parásito, que también se conoce como «solitaria de los perros», puede ser adquirida accidentalmente por los dueños de perros y gatos, porque estos son sus hospederos, especialmente si tienen pulgas. El parásito es similar a un grano de arroz o de pepino o calabaza y se aloja en el intestino delgado. La afectación del parásito en humanos es mayor en niños y ha aumentado por el incremento de mascotas en los hogares.
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Desde el 2017, el Decreto 600 limitó y encareció el proceso mediante el cual las víctimas del conflicto armado piden que se les reconozca el derecho a la pensión de invalidez. Por vías jurídicas y acompañamiento, la Universidad busca la nulidad de esa norma.
ALEJANDRO PUERTA CALLE LEONARDO ÁLVAREZ ARANGO Periodistas / Facultad de Derecho y Ciencias Políticas boletinalderecho@udea.edu.co
#EXTENSIÓNUDEA
Decreto complica pensión de invalidez para víctimas del conflicto Raúl Alberto Arbeláez tenía 28 años cuando perdió su mano derecha, el cien por ciento de la capacidad auditiva de su oído izquierdo y el cincuenta del derecho. El domingo 27 de febrero del 2005, Raúl caminaba rumbo a su trabajo en una finca del Carmen de Viboral, en el Oriente antioqueño. Una placa plateada, sembrada en el pasto verde, llamó su atención. Ese día —cuando se convirtió en víctima de una mina antipersonal—, no llegó a trabajar. Y nunca pudo volver a hacerlo como hasta entonces. Según la Sentencia C-767 de 2014, Raúl, como quienes vieron comprometido un 50 % o más de su capacidad laboral en sucesos relacionados con el conflicto armado colombiano, tienen derecho a una pensión de invalidez subsidiada por el Sistema General de Pensiones. Ese derecho —consagrado en el artículo 10 de la Ley 100 de 1993— garantiza «el amparo
Las minas antipersonales sembradas por los grupos armados afectaron gravemente la salud de la población civil del campo colombiano. Imagen de la conmemoracion del Día Internacional para la Sensibilización sobre las Minas Antipersonal. Foto: cortesía Policía Nacional / Flickr.
contra las contingencias derivadas de la vejez, la invalidez y la muerte, mediante el reconocimiento de las pensiones y prestaciones». La norma incluye las contingencias generadas, directa o indirectamente, por el conflicto armado colombiano.
Acompañamiento universitario
El cumplimiento de la sentencia, sin embargo, no era eficaz. Por ello, en 2015 —ante la situación de vulneración y desventaja material y moral de las víctimas—, el Laboratorio de la Facultad Nacional de Salud Pública —FNSP— y el Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, formularon el proyecto «Valoración de la pérdida de capacidad laboral en personas víctimas del conflicto armado». Dicho proyecto —financiado por el Banco Universitario para Programas y Proyectos de Extensión, Buppe—, ha venido acompañando a las víctimas en la búsqueda de su pensión de invalidez. Para ello, hace la evaluación pericial con parámetros profesionales y sin costo. Hasta el 2017, era posible realizar a través de las empresas prestadoras de servicios de salud —EPS— o en Colpensiones, una evaluación que determinara el porcentaje de pérdida o merma de la capacidad laboral. Si el dictamen definía una pérdida que superara el 50 %, era posible materializar la protección del derecho irrenunciable a la seguridad social de las víctimas en situación de discapacidad y de sus sobrevivientes, resarciéndoles, en parte, la calidad de vida perdida en un conflicto del que no eran responsables. El panorama cambió con el Decreto 600 de 2017. La pensión de invalidez pasó de ser un derecho a un beneficio intransferible —la familia no puede recibirla tras la muerte del beneficiario—. Además, para acceder a dicha pensión las víctimas deben realizarse la evaluación en las Juntas Regionales de Calificación de Invalidez, y pagar por ella un salario mínimo —¡el pago de alguien que no puede trabajar!—.
Desde el 2015, el proyecto universitario ha atendido poco más de 100 víctimas con afectaciones físicas y mentales. Estas secuelas tienen como origen diversos hechos victimizantes del conflicto armado. 73 % son antioqueños. 17 % provienen de Caquetá, Chocó, Risaralda y Valle. 80.6 % son hombres proveedores del hogar. 93 % se encuentran desempleados. 80 % habitan viviendas arrendadas o prestadas. 62 % carecen de los servicios públicos básicos.
Cuando esa labor aún no era exclusiva de las Juntas regionales, el proyecto universitario respaldaba unos 300 exámenes periciales al año. Ahora, solo 20 personas pueden beneficiarse del acompañamiento de la Alma Máter, según explicó Mónica Lucía Soto Velásquez, profesora del Laboratorio de la FNSP. Por ello, desde la Facultad de Derecho se adelanta actualmente un proceso que busca la nulidad por anticonstitucionalidad del Decreto 600. Los docentes y estudiantes que promueven este reclamo, señalan que la norma representa una violación del principio de progresividad, puesto que es un retroceso en los derechos adquiridos por las víctimas. Raúl está a la espera de la respuesta a una apelación que interpuso, puesto que el primer dictamen de la Junta regional de calificación de Antioquia no tuvo en cuenta todos los exámenes médicos. De ser aceptada la apelación, deberá pagar nuevamente para acceder a un nuevo dictamen, y esperar que, por ahora, pueda recibir no una pensión, pero sí un beneficio que aliviane su economía y la de su familia.
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JUAN GUILLERMO GÓMEZ GARCÍA* Profesor de la Facultad de Comunicaciones punctumed@yahoo.com
JUDITH NIETO Profesora de la Escuela de Microbiología judith.nieto@udea.edu.co
#UDEAOPINIÓN
El corazón late mientras puede Como ya lo he consignado en otros textos, cuando he tenido que
apurar la palabra enlutada, hoy lo vuelvo a hacer; pero esta vez desde la propia letra que parece hablar: ¡morir es quedarse en silencio!.. Todo corazón late mientras puede, pero cuando dicho órgano no consigue cumplir más esa función, entonces el cuerpo donde habita empieza inmediatamente a enfriarse y a perder el color, hasta terminar acogido por el silencio. Esta vez, ese silencio guardó para siempre las palabras pronunciadas de modo alegre y amable por el abogado de oficio que fue Ramiro Tejada. No tuvo palabras durante su partida; no hubo tiempo para decirlas ni para acompañarlas del gesto histriónico, de la risa que lo hacía inconfundible, aquella que marcaba la alegría permanente del hombre de teatro que, por sus trajes, no se sabía si iba o venía del escenario. Se sabía, sí, que era Ramiro Tejada, el actor, el crítico de arte, el que aportó a la cultura de Medellín. El abogado estudioso y quien muy seguramente, por su condición artística y humanística, se preocupaba más por el hombre que por el acusado o, finalmente, el condenado. Duele saber que se fue así, sin decir adiós; pues muy seguramente, si hubiera podido, lo habría hecho… Él se habría despedido hasta de sus contertulios del restaurante La Comedia, uno de sus habituales lugares, donde lo vi por última vez el pasado 17 de abril, cuando se acercó para saludar con sus amables muestras de vida, con su espíritu siempre iluminado por su característica animosidad. Pocos días después de ese encuentro, el corazón de Ramiro Tejada ya no pudo latir más. El domingo 12 de mayo me enteré de su muerte, de la que no tuvo escapatoria, como tampoco la tendré yo, quien escribe sobre el Ramiro que ya no saludará más de beso en la mano a las mujeres ni sonreirá a sus amigos por las calles de Medellín. Sí, el corazón late mientras puede, y el corazón del teatrero que aspiró en otros tiempos a la Alcaldía de Medellín se detuvo el 11 de mayo de 2019. Ese día su vitalidad de siempre se aquietó, posiblemente acompañado del canto de los primeros versos de Si la muerte pisa mi huerto de Miguel Hernández: «Si la muerte pisa mi huerto / ¿Quién firmará que he muerto de muerte natural?». Tan insólita noticia permite especular que tal vez, allá donde esté, si es que se está después de muerto, Ramiro esté repitiendo las palabras de Beraldo —el receloso personaje de Moliére—: «Que cada uno asumiendo sus riesgos, puede creer lo que le plazca». Sin embargo, no se trata de creer, sino de confirmar que algún día el movimiento «martilleante» del corazón se detiene, y con él se detiene una vida, mas no el recuerdo de esa vida detenida. Así quedó la vida del histriónico Ramiro, a quien se le vio por última vez en la Universidad de Antioquia en un concierto sinfónico de salsa, pues él estaba en todas partes, máxime si el escenario del lugar estaba dispuesto para la alegría. Sí, se ha ido Ramiro Tejada, el actor del sombrerito; y con esa partida dejó huérfana y en silencio a su Exfanfarria Teatro. Luego de esta inesperada noticia, todos hemos quedado callados; menos sus palabras… aquellas que ahora, sin Ramiro Tejada, todavía se dicen y se repiten, incluso aquellas reservadas para el silencio hasta cuando el corazón no pueda latir más…
Sobre la universidad de la paz ¿Por qué
nuevamente preguntarse sobre la relación universidad, sociedad y paz? ¿Por qué nuevamente preguntarse sobre el sentido de los estudios universitarios, hoy, como fuente de paz social y concordia política? Porque el malestar nacional y mundial demanda respuestas o nuevas alternativas de discusión, y porque todavía confiamos en que la institución universitaria pueda dar un orden discursivo algo más sensato a las cosas que definitivamente andan mal y para peor. El malestar de la cultura que fue ya diagnosticado, en forma clásica por Freud hace un siglo, se sigue extendiendo de modo invasivo, y afecta a las esferas de la política y de la vida social, en sus múltiples dimensiones. La lastrada Colombia solo acusa y multiplica estos constantes infortunios. Si se desea resumir cuáles son las tareas del profesor universitario, estas se extienden a tantos campos diversos como se desee expandir su libre imaginación. El profesor debe enseñar con pasión y rigor, hacer amar el conocimiento en su extensa expresión, debe despertar en el estudiante la curiosidad, la sensibilidad y la pasión por las cosas del mundo histórico-cultural en general y de su disciplina académica particular. El profesor debe ganar en autoridad —cuando la autoridad en la familia, la iglesia, los sindicatos y los partidos políticos tiende a morir—, no por la evaluación que está en sus manos, sino por la proyección ideal de su actividad y personalidad en clase y fuera de ella. El profesor debe despertar la confianza comunitaria, la fe por una nueva sociedad, por la necesidad del cambio profundo a favor de nuestra gente más necesitada y sobre explotada. El profesor debe predicar la justicia, la paz, la concordia, en un país desgarrado, agriado por sus disputas insensatas y estériles, llamando a la cordura, a la razonada discusión, a la meditación por el diálogo, que es un asunto entre dos y más personas y grupos, y mucho más. Estas son, en resumen, las tareas de una universidad para la paz, tareas que se suelen obviar o dejar de lado en los estatutos internos, en las ordenanzas rectorales, en las leyes de la República, repletas de reglas frías, vacías en sus contenidos más humanos, inocuas a la hora de trabajar en conjunto, a la hora de cooperar para construir desde abajo nuestra Alma Máter. La universidad de la paz significa alentar el inconformismo juvenil y denunciar la adaptación como una ilusión malévola. Esto es lo que debemos inculcar, con nuestra práctica docente, en el más amplio sentido, los profesores universitarios: construir la paz, la democracia, la justica, dar ese giro moral y profesional de ciento ochenta grados, como ideal utópico, a nuestros estudiantes. La universidad de la paz es la universidad contra la necedad, el egoísmo, la envidia, el autoritarismo, el fanatismo, que carcomen el espíritu, que matan la razón y malversan el ser moral. Dicho en palabras inspiradas en el filósofo alemán Husserl —La crisis de la humanidad europea—, nuestro estudiante debe pasar a ser «un espectador desinteresado», «un vigía omni-abarcante del mundo», un filósofo, o más bien, «su vida adquiere a partir de ese momento receptividad para incitadoras tareas a nuevos objetos de pensamiento y a métodos nuevos…». En una línea: nuestro estudiante en la universidad se humaniza.
* Asesor de la Unidad Especial de Paz de la Universidad de Antioquia.
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La literatura de Ricardo Cano Gaviria rompe las fronteras de lo espacial y lo temporal; habita varias épocas y patrias y, así, se hace universal. El 9 de mayo del 2019 la Universidad de Antioquia le otorgó el título honoris causa de doctor en Literatura.
SELNICH VIVAS HURTADO Director Revista Universidad de Antioquia selnich.vivas@udea.edu.co
#LITERATURA
Credo en la ficción El doctorado
honoris causa en literatura otorgado por la Universidad de Antioquia a Ricardo Cano Gaviria lleva impreso en el diploma una consigna invisible: creo en el poder de la ficción. El autor de El pasajero Walter Benjamin (1989) es un creador que no hace concesiones a los editores. Tampoco al público. No concibe en su obra un trampolín en busca de la fama o las riquezas. Se sabe, más bien, un escritor de estirpe rara, que fantasea para existir. Su obra es una ficción desestabilizante y por tanto sanadora. Aquella que hace posible habitar varias épocas, varias patrias por necesidad y terapia. Aquella que permite la movilidad perpetua de un tema a otro, de un mundo imaginario a otro y de estos a mundo reales, no menos ficticios. Su literatura deforma lo espacial, lo temporal y lo cultural, porque transita por caminos distintos de lo previsible. Al hacerlo, Cano Gaviria traza un motivo de escape a las ideologías, los dogmas estéticos y los nacionalismos. Su voz no se deja encasillar dentro de las etiquetas al uso del regionalismo o de la moda. A ningún alemán se le hubiera ocurrido escribir una novela sobre el filósofo suicida en Port-Bou siguiendo la técnica del pastiche. Y lejos de esta idea atrevida estaría un escritor hispanoamericano ocupado de retratar identidades. En aquel momento y en este los críticos e historiadores de la literatura parecen defender los parentescos inamovibles del nacionalismo fervoroso. El colombiano debe escribir en colombiano para el público colombiano y sobre temas colombianos. Esos que hacen imposible aceptar que somos muchas voces y culturas al tiempo. Los aventureros de la imaginación, los Cano Gaviria, creen en la cultura universal. Ella es patrimonio de todos. El escritor no tiene por qué ser de un territorio cuando vive en vínculo directo con otros legados. Las lenguas y las culturas son nuestra oportunidad para cambiar, alterar, modificar las historias oficiales. Son nuestra oportunidad para crear el diálogo en nosotros mismos. Un diálogo que revise, que equilibre y diagnostique nuestros excesos. La fantasía dialogante también está alimentada de oficios y campos de estudio diversos. La fantasía, como los insectos y los pájaros, reparte semillas y poliniza flores y hace que la poesía sobreviva. La narración puede incluso habitar patrias lejanas, que están en el lenguaje de la pintura, de la música, del cine. La novela y el cuento se acompañan de la intuición, el rastreo, el olfato. El ensayo y los epistolarios apócrifos hacen creíble nuestra transformación en perro, en cucaracha, en árbol, en Flaubert. Subidos a las ramas de los árboles los ritmos vitales se perciben de modo cómplice. En la fantasía, así la de Cano Gaviria, nunca hemos sido sometidos. Cano Gaviria es un imaginador nato. Prefiere la literatura que descree y al tiempo potencie su condición literaria, sin olvidar la dimensión histórica. Le ha apostado a todos los frentes de la ficción: la edición, la traducción, la creación, la crítica. En unos y otros siempre ha buscado la broma literaria, la ocurrencia fantástica. La muerte del filósofo en la novela es la esperanza del lector de «caldear su propia vida tiritante junto a una muerte sobre la que lee», así aclara el exordio del pasajero Benjamin. La puerta del infierno, de otro lado, se cierra con un mitin de cucarachas en la rue Pigalle de París. En el cuento «El tren de Hadamar»
el exterminio de seres humanos durante la Segunda Guerra Mundial se conecta con los sucesos de un pueblito cualquiera en Colombia. Así mismo el siglo XIX francés puede tener entre sus maravillosos imaginadores a una admiradora de Flaubert que vive enclaustrada en Bogotá, pero que escribe cartas en francés para ejercer el poder de la ficción.
Ricardo Cano Gaviria. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
Ricardo Cano Gaviria nació en Medellín, en 1946. Se radicó en España en 1971, desde donde ha colaborado con distintos periódicos y revistas, entre ellas la Revista Universidad de Antioquia. Codirigió la revista española Hora de Poesía y fundó, en 1997, Ediciones Igitur. De su autoría son las novelas El Pasajero Walter Benjamin (1989), Una lección de abismo (1991) y el libro de relatos El hombre que rezó a Baudelaire (2007). También escribió la biografía La vida en clave de sombra de José Asunción Silva (1992) y el libro de ensayos El Buitre y el Ave Fénix, Conversaciones con Mario Vargas Llosa (1972). Textos y libros suyos han sido traducidos al portugués, italiano, francés y alemán.